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Lo primero: El contexto.
Sexualidad e Hipertensión
Las relaciones sexuales pueden ser altamente beneficiosas para los
pacientes hipertensos, pues la sensación de bienestar derivada de una
sexualidad operativa (no sólo a nivel psicológico, sino por liberación de
endorfinas) ayuda a controlar en muchos casos el problema. Por otro lado,
algunos medicamentos usados para el control de la PA pueden dificultar la
respuesta sexual, sin embargo en algunos casos es posible hacer el cambio de
tratamiento a un antihipertensivo que tenga menor efecto negativo (incluso
ningún efecto) sobre la activación y/o respuesta sexual, o utilizar medicamentos
que, sin interferir con el efecto terapéutico, puedan revertir algunos efectos
colaterales indeseables. Actualmente hay nuevos fármacos prosexuales
disponibles que pueden ser de mucha utilidad, pues estos medicamentos no
aumentan la PA. ya que su acción es facilitar la dilatación de las arterias, por lo
que más bien pueden producir un discreto descenso de la misma. En
algunos casos en los cuales no hay un adecuado control de la presión
debemos ser precavidos, pues durante la fase de excitación y meseta, se
presenta no sólo taquicardia reactiva sino que también hay hipertensión.
Sexualidad e Infarto
La relación sexual per se no es peligrosa para la salud del paciente post-
infartado, y no representa un mayor riesgo que cualquier otra actividad para el
paciente coronario en control cardiológico; De hecho el Estudio de
Investigación de Limitación del Tamaño del Infarto (Investigation of Limitation of
Infarct Size Study.2) consiguió que menos del 50% de los pacientes reporto una
actividad (cualquier actividad) como causante del Infarto. Lo peligroso es hacer
un ejercicio físico demasiado intenso para el estatus del paciente. La actividad
sexual consume aproximadamente 270 calorías/hora, lo que equivale a
caminar 3 kilómetros/hora, pedalear a 8 kilómetros por hora, jugar golf o subir
tres tramos de escaleras. Si el/la paciente post-infartado/a puede realizar este
esfuerzo físico, y mantiene un manejo adecuado de sus factores de riesgo
puede tener relaciones sexuales.
Factores de riesgo
2
Tofler GH, Stone PH, Maclure M et al. An analysis of possible triggers of acute myocardial infarction (the
MILIS study). Am J Cardiol 1990;66:22-7.
Nunca está de más mencionar los factores de riesgo comunes para ECV y DE,
que, al ser patologías derivadas de la disfunción endotelial, comparten en gran
medida causas y consecuencias:
Tabaquismo
Sedentaridad
Obesidad
Dislipidemias
Solucionando el problema
En la actualidad, los inhibidores de la PDE5 son prácticamente las
drogas de primera línea en el manejo de la DE en pacientes con ECV. Los
dispositivos de vacío y el Alprostadil inyectado en el pene o transuretral están
contraindicados en pacientes que usen Warfarina, (además de lo incómodo y
poco sensual que resulta tener que meter el pene en un tubo de plástico y
luego colocarle una banda elástica en la base, sin mencionar el inyectarse el
pene o introducirse en la uretra algo del tamaño de un grano de arroz,
empujándolo con un tubo del diámetro de un catéter de PVC), la apomorfina
no ha cubierto las expectativas iniciales, y el implante de prótesis de pene es
una opción totalmente invasiva. En este escenario los inhibidores de la PDE5
son, por tanto, la alternativa más operativa. Ahora bien, ¿Cuándo puedo y
cuándo no puedo? Por supuesto que ésta decisión debe ser tomada por el
especialista en función de la estratificación de riesgo del paciente, y teniendo
en cuenta ciertos aspectos.
Recomendaciones generales: