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Curso de Imagen y Oratoria

Lección 7 – Módulo III

Lección 7
Relación con el auditorio

• Entable una relación de confianza

En toda comunicación es necesaria la construcción de puentes que ayuden a mejorar este proceso. Para
que el mensaje sea escuchado, entendido y creído, hay que superar las fuerzas de la confusión y de la
distorsión, como lo hemos visto desde nuestra primera lección.

El primer puente que es imprescindible construir es el de la confianza. Al igual que cualquier


construcción exige ciertas herramientas y pasos para lograrlo. A continuación le sugerimos algunos
pasos para lograrlos:

1. Conozca a su auditorio
2. Evite ser inflexible y/o dogmático en su expresión
3. Hable con un tono de voz amigable
4. Cuide su expresión facial
5. Muestre que está allí para ofrecer una solución (un producto, una idea, un proyecto, una
sugerencia, etc.)
6. Evite expresiones “no sé que pensarán ustedes pero...”, “yo me pregunto...”, “no voy a
considerar otra opinión…”, “ustedes pueden pensar otra idea…”, etc.
7. Realice preguntas retóricas del tipo “¿Cuán convencidos estamos de esto?”, “¿qué significa
esto”, “¿Cómo podemos lograrlo”?, etc. Recuerde que las preguntas retóricas inducen al
pensamiento detenido entre ambas partes depositando la respuesta nuevamente en el orador.
Esto demuestra consideración para con el auditorio y por ende genera confianza en la
respuesta.
8. No se muestre a la defensiva. Recuerde que su auditorio es su aliado, no su enemigo.

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• Conozca a su auditorio

Antes y durante la preparación de su discurso piensen en quienes asistirán a escucharlos o bien quien
es su interlocutor. Una vez que lo sepa, estructure su discurso para provocar una respuesta positiva.

Preguntas a plantearse:
¿Cuál es la edad promedio?
¿Qué tienen en común los miembros del público?
¿Cuánto conocen sobre el tema o asunto a tratar?
¿Cuáles son las creencias, valores y por ende su actitud sobre el tema que se presentará?

Tenga siempre en cuenta los valores culturales y las opiniones de su auditorio. Piense en como un
tema delicado podría afectarlos, incluso hasta el humor que pudiera utilizar para que no resultase
ofensivo.

Obtenga más Información a través del organizador del evento, de sus colegas u otros disertantes o bien
a través de los medios locales para saber cuales son los temas actuales y quizá hasta pudiera aplicarlos
directamente en su discurso.

• Contacto visual

Hacer contacto con el auditorio significa que la mayor parte del tiempo (por no decir casi todo el
tiempo) usted mantendrá la vista en todos y en algunos miembros de su auditorio. Cuando decimos
“todos” nos referimos a que el orador tomará en cuenta las dimensiones del espacio físico, la
distribución de las butacas (sillas, etc.) y la asistencia en su totalidad.

Esto significa que no estaremos mirando fijamente nuestro bosquejo durante toda nuestra exposición,
o mirar a lo lejos como buscando la salida.

El contacto con el auditorio se puede lograr por medio de visualizar los rostros de las personas que nos
están escuchando, incluso, decir algunas breves palabras a algunas de ellas, mirarlas a los ojos, etc.
Eso sí, tengamos siempre cuidado de no hacer sentir incómodo a alguien con la mirada detenida en el.

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• Comunicación Creativa

- Cómo detectar el aburrimiento

¿Sabe usted qué es el aburrimiento? Pues, el aburrimiento es el fenómeno de alteración del tiempo,
que puede ser producido por distintos medios. Por ejemplo: una película u obra de teatro que comienza
a las seis, y transcurridas dos horas, cuando miramos el reloj, descubrimos que son las seis y veinte.

Algo similar puede suceder con un discurso o una exposición. Por ello, es fundamental, antes de
comenzar a hacer algo, conocer cuales son aquellos indicadores que nos “dicen” que “piensa” el
auditorio, que “siente” con respecto a lo que estamos diciendo.

No esperemos a que alguien bostece frente a nuestros ojos, sepamos reconocer esto antes y así
salvarnos de la monotonía total.

Estos principales indicadores son:

Postura negativa: suele reconocerse a través de que la persona está inclinada hacia atrás y con los
brazos cruzados, o con las piernas cruzadas. Sugiere resistencia a lo que se está diciendo.

Postura interesada: Estas personas sonríen o asientan con la cabeza. Puede estar inclinada hacia
adelante, el ceño ligeramente fruncido por la concentración. Los dedos entrelazados indican seriedad.
También el apoyar la barbilla en los nudillos indica interés por aprender. La disposición de las piernas
indica atención.

Postura neutral: En su expresión facial se puede observar la ausencia de una opinión formada, la
barbilla apoyada en la mano indica concentración. Las piernas cruzadas pueden a su vez indicar una
actitud contemplativa.

Postura de consentimiento: La postura relajada de las manos, las piernas paralelas y la expresión
sincera del rostro indican un acuerdo total con lo expuesto.

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Muchas personas reafirman el lenguaje corporal toqueteando sus objetos, como lentes, lapiceras,
relojes, pendientes. Mirar el reloj puede indicar aburrimiento e incluso impaciencia, mientras que
morder un bolígrafo o los lentes sugiere una actitud reflexiva. Algo positivo: si alguien está sentado
sin moverse y no presenta ninguno de estos vicios, suele ser un indicio de un interés y un acuerdo total
con lo que se dice.

De todas maneras no se desespere. Con la experiencia podrá notar fácilmente cuando un auditorio se
encuentra aburrido o interesado, lo percibirá en el ambiente. Ahora, ¿Qué puede hacer si nota que
verdaderamente el auditorio se muestra falto de interés? En éste caso deberá improvisar, y puede
hacerlo de varias maneras:

- Utilizando una ilustración no programada que pueda llamar la atención.


- Una pregunta retórica o no, esta puede hacer que su auditorio reaccione y se introduzca nuevamente
en su discurso.
- Sorpréndalos con algo novedoso, creativo.
- Adelántese con la utilización de los medios audiovisuales ya que éstos suelen romper, por lo general,
con esa atmósfera creada.

- Uso de ilustraciones

Las ilustraciones estimulan el interés y hacen que se destaquen las ideas importantes. Estimulan los
pensamientos y hace más fácil entender nuevas ideas. Las ilustraciones correctamente seleccionadas
combinan el atractivo intelectual con el impacto emocional. El resultado es que el mensaje se
comunica a la mente de una manera única, imposible con simples declaraciones de hechos. Pero esto
solo se logra si las ilustraciones son adecuadas a su material.

La ilustración que es sencilla se recuerda con mayor facilidad. Esto se logra aplicando terminología
entendible, fácil de explicar. Utilice cosas fáciles para explicar cosas difíciles.

Suministre siempre la aplicación de la ilustración, de otra manera carecerá de sentido y confundirá a su


auditorio. Destaque el valor de la ilustración en comparación con los puntos principales de su discurso,
de manera que éstos se destaquen.

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Es importante, además, que las ilustraciones se adecuen a su auditorio. Para ello deberá pensar en ellos
a la hora de elegir su ilustración. Por ejemplo, si su público está compuesto en su mayoría por jóvenes
universitarios, utilice ilustraciones que se adecuen a ellos, que puedan captar su interés. Otro aspecto a
tener en cuenta, además de la edad es el sexo de su público. Las ilustraciones no deberían ofender a
ninguna persona. De hecho, si tienen alguna duda de que esto pudiera pasar, no las usen. Las
ilustraciones deben ser de buen gusto y sacadas de situaciones familiares o locales. Ejemplo: sucesos
del país o localidad. A continuación veremos algunos tipos de ilustraciones.

Tipos de ilustraciones:

- Ilustraciones basadas en la vida cotidiana: A través del discurso se representa mentalmente una
situación imaginaria de la vida cotidiana donde se evidencia cierto comportamiento que contribuye al
argumento del discurso. (Ej. Dos personas ante la compra de un producto).

- Ilustraciones basadas en la naturaleza: A través del discurso se genera cierta analogía con
ciertos procesos naturales o comportamientos animales que sirvan como ejemplo para el sustento del
argumento o bien contribuyendo a la incorporación del mismo. (Ej.: ciclo de lluvia -para un proceso de
mejora-, comportamiento de las hormigas -como analogía para el trabajo en equipo-, etc.)

- Ilustraciones basadas en recursos literarios: Leyendas, cuentos, fábulas, parábolas, etc.


Hablamos de una narración de un suceso fingido de carácter simbólico del que se deduce, por
comparación o semejanza, una verdad importante o hasta una enseñanza moral. Dicho suceso, aunque
es fingido, resulta verosímil y contribuye a la transmisión del mensaje.

- Ingenio y humor

El trabajo de los actores es difícil. El actor que es famoso por su ingenio puede hacer reír a su público
(si ésta se encuentra dispuesta a ello) con cosas que en sí no tienen demasiada gracia. Parte de la
habilidad de todo orador consiste en dejar que su audiencia intuya lo que se avecina... en llevarla
habitualmente hacia el clímax... en prepararla para que reaccione de la forma deseada.

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El orador ingenioso siempre cuenta con la predisposición del público. Tan pronto como llega al
escenario, al estrado o al micrófono, mueve la cabeza o realiza otro gesto conocido, el auditorio
comienza ya a retozar de risa. Si empieza a hablar refiriéndose a su suegra, contando un chiste
conocido, o simplemente incluye alguna frase tópica, el público se “muere” de la risa.

Pero comente esto con algún humorista famoso, y se dará cuenta enseguida del cuidado con que
prepara sus chistes más “espontáneos”; este humorista asegurará que el público (cualquier público) es
enormemente voluble e impredecible, y que incluso las anécdotas o chistes mejor hilvanados pueden
“desconocerse” en cualquier momento. Entonces comprenderá, si no lo sabe ya, que una de las
habilidades más difíciles de adquirir es la de hacer reír al auditorio. Si el camino ese presenta para los
humoristas más experimentados, para el principiante es lógicamente, mucho más difícil.

La falta de sentido del humor constituye siempre una desventaja para la persona que habla en público.
Una observación ingeniosa casi siempre gana el aprecio del público. Cuanto más largo es el discurso,
más importante será el “touch” (toque) humorístico. Cuanto más serio es el problema tratado, más
necesario será solazar un poco al auditorio con rasgos de ingenio a la vez discretos y elegantes.

El humor debe adaptarse al público y a la ocasión, y esto es especialmente importante en el caso del
humor verde, grosero o vulgar. Nunca hay excusa para lo obsceno. Aún así, un toque picante hace a
veces más sabrosa las comidas. ¿En qué circunstancias?. Pues, usted debe juzgar por sí mismo cada
ocasión. En caso de duda, lo mejor es evitar el humor verde.

Lo mismo sucede cuando para con anécdotas o chistes relacionados con dialectos o peculiaridades
locales. Puede bromearse con el acento de los miembros de una comunidad o con la forma de ser de
otra, pero por lo general, hay que evitar las imitaciones en tono de burla. Las únicas personas que
pueden bromear sobre estas cuestiones, sin correr riesgos innecesarios, son precisamente las que
pertenecen al grupo satirizado.

Los judíos, los escoceses, los chinos o los negros se pueden divertir con historias relacionadas con
ellos, pero lo harán sobre todo cuando son ellos mismos quienes las cuentan.

El sadismo siempre es desagradable, de tal forma que hasta la más mínima insinuación en este sentido
resultará dañina. Las minorías pueden considerarse a sí mismas como objeto de broma, pero la gracia
se pierde cuando las sátiras proceden de otras bocas distintas de la suya.

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La mejor forma de adaptar el sentido del humor a cada ocasión es captar los aspectos jocosos del
ambiente y del público presente. ¿Cómo se consigue comunicar estos aspectos? Veamos algunas
posibilidades.

En primer lugar, hay que dar la impresión de que se tiene una absoluta confianza en uno mismo. Es un
error decir: “quería contarles una historia sobre...”, y narrarla a continuación con inseguridad y caso
excusándose por ello. Tiene que creer en su propio sentido del humor, pues de lo contrario nunca
podrá provocar la risa de su auditorio.

Esta confianza en uno mismo debe mantenerse siempre, incluso cuando se está ante las puertas del
fracaso. No se preocupe si la gente no se ríe con alguno de sus chistes. Haga como si no hubiera
pretendido ser graciosos y continúe con seguridad. O, por el contrario, enfréntese a la situación y ríase
de si mismo.

La elección del momento y la forma más oportuna es de suma importancia. Esto significa que el
chiste, la observación ingeniosa o el golpe humorístico deben estar bien situados en relación con el
auditorio. Pero esa elección significa, sobre todo, que el chiste debe contarse con el ritmo adecuado,
con el énfasis correcto y con las pausas apropiadas...

Escuche con atención a un humorista de categoría. Buena parte de la efectividad de sus chistes se debe
a su oportunidad: sabe cuándo hay que esperar y cuándo hay que darse prisa. Estudie a los maestros e
imítelos.

Algunos oradores tienen un cuaderno con los chistes, observaciones o anécdotas humorísticas que han
contado con éxito alguna vez y que, por tanto, no querrían olvidar. Se puede conseguir una buena
reserva de recursos humorísticos anotando los chistes más afortunados en el dorso de la cara del menú
o en una página de la agenda. Además, con estos apuntes también puede conseguirse el efecto
contrario, evitando el grave error de contar la misma historieta dos veces seguidas ante idéntico
público.

El propósito de los chistes es que los demás se rían con ellos. Si se ríe usted de sus propios chistes,
éstos perderán efectividad ante su auditorio.

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Los mejores chistes y anécdotas humorísticas concluyen con una chispa jocosa. La risa se va
acumulando y el público se contiene para soltar la carcajada en el último momento. No obstante, si la
historia comienza con desenlace inesperado, el éxito será total.

• Obtenga el reconocimiento de su auditorio

Claves que los ayudarán a obtener el reconocimiento del auditorio:

1. Manifieste confianza al hablar. Entable una relación


2. Piense siempre en su auditorio (ya sea como un todo, como así también en cada uno de ellos) a la
hora de preparar su discurso.
3. Sea animado, utilice cualidad de conversar. Exprésese bien.
4. Sorpréndalos con su creatividad.
5. Imparta valor. Muestre el importante valor de su material a través de los beneficios que se pueden
obtener al aplicarlo.
6. Responda a sus preguntas, dudas, y permita que se expresen abiertamente.
7. Escúchelos.
8. Esté dispuestos a recibir a todos aquellos que después de la presentación deseen acercárseles.
9. Muéstrese halagado con modestia cuando alguien lo felicita, pero también interésese en aquellos
que le sugieren o incluso puedan criticarlo constructivamente.
10. Entre en su “mundo” . Para entender que significa esto lea el artículo bibliográfico de Anthony
Robbins “La magia de la relación” anexado a este Módulo.

• Cómo responder preguntas del auditorio

Veamos a continuación algunas consideraciones para responder preguntas de auditorio. Recuerde que
esta sección puede considerarse como una segunda oportunidad para transmitir su mensaje, no para
evaluarlo.

1. Escuche atentamente todas las preguntas y repítalas en voz alta. Asegúrese de entender la pregunta
correctamente.

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2. Responda directamente. Mire directamente a quien realiza la pregunta. Dé respuestas simples y


claras. Si la respuesta demanda una larga explicación, esté de acuerdo en discutir el tema luego de
finalizada la exposición con todos aquellos que estén interesados.
3. Haga referencia a su discurso. Cuando sea posible dirija la respuesta hacia algún punto de su
discurso. Utilice esa pregunta para reforzar o aclarar algún punto de su presentación, y agradezca
por ello.
4. Anticípese. Realice una lista de las posibles preguntas o desafíos que pudiera encontrarse durante
y después de su exposición.
5. Sea amigable. Mantenga siempre un temperamento templado. Una buena exposición oral crea
siempre un ambiente de confianza. Cuando la persona que pregunta resulta sarcástica u hostil
responda como si este fuera un amigo. Cualquier intento de “aplacar” a su sarcástico interlocutor,
será “mal visto” por su auditorio, quién se pondrá del lado de este.
6. Trate las preguntas de su interlocutor como preguntas separadas. Divídalas y respóndalas por
separado.
7. Nunca apoye sus manos en su cintura o apunte con el dedo a alguien. Estos gestos pueden tomarse
como sinónimo de amenaza o desafío.
8. Busque aliados en su auditorio. Para responder una pregunta que no desea responder, busque la
respuesta en ellos mismos o bien en algún miembro de su auditorio. Realice una pregunta que de
lugar a la respuesta buscada.
9. Concluya inteligentemente. Prepare algún cierre apropiado que resuma el mensaje inicial que
intentó transmitir con su exposición.

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