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COMENTARIO
Lc 2,1 Lucas es el nico escritor de los Evangelios que relaciona los
acontecimientos que narra con la historia mundial. Su obra se diriga
especialmente a una audiencia griega, la que estaba interesada y
familiarizada con la situacin poltica. Palestina viva bajo el gobierno
del Imperio Romano; Augusto Csar, el primer emperador romano,
estaba a su cargo. Las autoridades romanas consideradas dioses, se
erguan en contraste rgido con el beb del pesebre, que en realidad
era Dios hecho carne.
Lc 2,1 El censo romano se llevaba a cabo como una ayuda al
reclutamiento militar o la recaudacin de impuestos. Los judos no
tenan que servir en el ejrcito romano, pero no podan evitar pagar
los impuestos. El decreto de Augusto Csar sali en el tiempo de Dios
y de acuerdo a su plan perfecto para traer a su Hijo al mundo.
Lc 2,4 Dios controla toda la historia. Por el decreto de Augusto Csar,
Jess naci en el pueblo profetizado (Miqueas 5,2) a pesar de que
sus padres no vivan all.
Lc 2,4 Jos y Mara eran descendientes del rey David. El Antiguo
Testamento est lleno de profecas que anuncian que el Mesas
nacera de la lnea real de David (vanse, por ejemplo, Isaas 11,1;
Jeremas 33,15; Ezequiel 37,24; Oseas 3,5).
Lc 2,3-6 El gobierno forz a Jos a recorrer una larga distancia solo
para pagar su impuesto. Su prometida, que tena que ir con l, iba a
tener su beb en cualquier momento. Pero cuando llegaron a Beln,
no hallaron lugar donde hospedarse. Cuando hacemos la voluntad de
Dios, no tenemos la garanta de que llevaremos una vida cmoda; se
nos ha prometido que an lo incmodo tiene significado en el plan de
Dios.
Lc 2,7 Esta mencin del pesebre es la base de la creencia tradicional
de que Jess naci en un establo. A menudo, los establos eran
cuevas con depsitos cavados en las paredes rocosas (pesebres) para
dar de comer a los animales. A pesar de lo que se dibuja en las
tarjetas populares de Navidad, los alrededores eran oscuros y sucios.
Esta no era la atmsfera que los judos esperaban para el nacimiento
del Rey Mesas. Pensaban que el Mesas prometido nacera en un
ambiente real. No debemos limitar a Dios con nuestras expectativas.
l obra donde se necesita, en la oscuridad del pecado y en lo sucio
del mundo.