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Para el Amor:
quien haba hecho el mal. Descubierta la persona, si estaba cerca era mandada a llamar en
presencia del nacanga, quien la reprenda por lo hecho. Hay que decir que aun cuando en realidad el
acusado de haber hecho la brujera fuese inocente, este aceptaba la culpabilidad, pues de acuerdo a
su propia conviccin, el etuho nunca se equivocaba y es que entre algunos de estos pueblos exista
un fuerte e invariable arraigo en la creencia como verdad infalible de lo que deca el hechicero, el
brujo, o fetichista. Lo que deca el mukulukano o el nacanga era sagrado, aun cuando no se ajustase
a la verdad. El fanatismo a veces era tan grande que uno poda asumir la responsabilidad de algo
por el solo hecho de haber sido visto as por uno de ellos.