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nuevos instrumentos universitarios Historia economica de la empresa Jesus M.? Valdaliso Santiago Lopez Garcia CRITICA Barcelona ‘Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacin escrita de Jos ttulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, Ja reproduecisn fotal o parcial de esta obra por cualquier medio o ‘procedimiento, comprendidos la teprograffay el tratamiento informético, y la dstribucién de ejemplares de ella mediante alquiler co préstamo publicos. Disefo de la cuba: Luz de la Mora, Barcelona © 2000. Jess M* Valdaliso y Santiago Lopez. Garefa © 2000 dela presente eiein para Espafa y América EDITORIAL CRITICA, S.L,Corsega, 270, 08008 Barcelona ISBN: 84-8632-014-6 Depésito legal: B. 99-2000 Impreso en Espaiia 2000. — HUROPE, SL, Lima, 3 bis, 08030 Barcelona Introduccion Tema 1. Tema 2. {NDICE Prima parte, LA NATURALEZA ECONOMICA Y ESPACIAL DE LA EMPRESA La naturaleza econémica de la empresa y el empresario La 12. 13. El empresario visto por los economistas: chéroe, villa- no o indtil? . «B] negocio es el negocion: la naturaleza y las funcio- nes del empresario La naturaleza econémica de la empresa: de la empresa como «caja negra» a la empresa como centro de capa- cidades y conocimientos Bibliograffa seleccionada Fabricas y rascacielos: la evolucién de la arquitectura de las empresas 2. 23. 2.4. 22. Una taxonomia de las empresas segtin su arquitectura La adaptacién de la arquitectura a la naturaleza eco- némica de la empresa La evolucién de la arquitectura de las tical a horizontal La arquitectura comercial y la consolidacién del rasca- cielos como edificio representativo de la empresa is: de ver- Abi Bibliograffa seleccionada u 28 40 60 61 63 1 85 it 122 x HISTORIA ECONOMICA DE LA EMPRESA Tema 3. Tema 4. Tema 5. ‘SEGUNDA PaRTE. LA GENESIS DE LOS MERCADOS La naturaleza de la empresa durante el periodo de for- macién del capitalismo (c. 1300-c. 1760) : 3.1. La lenta afirmacién del capitalismo y la economia de mercado 3.2. La empresa agricola en la transici6n hacia la economia de mercado : 33. La empresa en el comercio y las Finanzas 3.4. La industria antes de la fabrica: estructuras organizati- vas y logicas diversas Bibliografia seleccionada La Revolucién industrial (c. 1760-c. 1860) (1): el mundo de los negocios y el mundo del trabajo 4.1, Nacimiento y desarrollo del sistema fabril: mercado, tecnologia, estructuras sociales y organizacién del tra- bajo 4.2. Un nuevo marco institucional (libertad para los facto- res de produccién) 43, Las empresas y el mundo de los negocios durante la Revolucién industrial: entre la familia y el contrato 4.4, Los origenes sociales y la formacién de los empresarios 4.5. Los orfgenes y la formacién de gerentes, empleados ¥ y contables 4.6, La formacién de la clase obrera y las relaciones entre trabajadores y empresarios Bibliografia seleccionada La Revolucién industrial (c. 1760-c. 1860) (II): especiali- zacién y direccién de empresa en la industria y los ser- viclos lene : : 5.1, Especializacién y direccién de empresa en el comercio yel transporte maritimo 5.2. La especializacién en el sector financiero: la hegemo- nia de las casas de banca y el surgimiento de los ban- cos sociedades anénimas. 5.3. Especializacién y diteccién de empresa en la industria 5.4. La aparicién de la «empresa moderna» en el transpor- te ferroviario y las telecomunicaciones Bibliografia seleccionada 126 137 146 159 175 177 178 186 198 201 206 208 221 223 225 230 233 240 266 Tema 6. Tema 7. Tema 8. TERCERA PARTE. LA INTEGRACION DEL MERCADO INTERNACIONAL Competencia capitalista y concentracién empresarial (c. 1870-c. 1940) (1); Ia «primera ruptura industrial en Estados Unidos, Europa y Japon 6.1. Los cambios en el mercado y en la tecnologia durante Ta Segunda Revolucién industrial 62. La lucha por el mercado (1). Las estrategias de creci- miento de las grandes empresas y sus l6gicas 6.3, La lucha por el mercado (I). De la competencia por el precio a la competencia por el producto: nicas de marketing e investigacin de mereados 6.4, La lucha por el mercado (III), Las variantes nacionales de la concentracién empresarial: trusts norteamerica- nos, carteles y konzerne alemanes, holdings briténicos, y zaibatsu japoneses 6.5. Altemativas a la gran empresa y la produccién en ‘masa: pequefias y medianas empresas (PYMEs), distri- tos industriales y «especializacién flexible» Bibliografia seleccionada Competencia capitalista y concentracién empresarial (c. 1870-c. 1940) (M1): la emergencia del capitalismo ge- rencial 5 : : 7A. La empresa y la intervencién del Estado 7.2. La empresa y su relacién con los trabajadores y sus sindicatos: orzanizacion del trabajo y relaciones labo- rales 7.3. Una estructura mas compleja y una gestién més profe- sionalizada 7.4, La tenaz persistencia de la empresa familiar Bibliograffa seleccionada EI apogeo de la gran empresa y el capitalismo serencial (c. 1945-c. 1973) 8.1. La difusion de la empresa gerencial y los sistemas norteamericanos de administracién de empresas en Europa y Japén 8.2. La expansin de Jas empresas multinacionales 8.3, La pervivencia del empresario 8.4. Las diferentes caras de la intervencién del Estado 2m 272 287 299 305 322 329 331 332 350 366 384 393 395 397 412 418, 428, INDICE xt xi HISTORIA ECONOMICA DE LA EMPRESA 8.5. El mundo de los negocios: empresarios y directivos 8.6. Los cambios en la organizaci6n del trabajo y las rela- ‘Cuarra parte, LA FORMACION DE UN MERCADO GLOBAL ‘Tema 9, La «segunda ruptura industrial: las formas de produc- cidn flexible y Ia competitividad global de las empresas desde 1973 en adelante 9.1. Las consecuencias de la incertidumbre tecnolégica, la fragmentacién de la demanda y la globalizacién del mercado 9.2. La diversidad de las formas y estrategias empresariales a finales del siglo xx 9.3. Bl papel ambivalente del Estado 9.4, Automatizacién, flexibilidad y organizacién del traba- jor gel fin del twylrismo © un taylorismo més sofisti- cado? Bibliografia seleccionada Bibliografia indice alfabético 438 444 455 462 480 503 523 565 Tema 1. LA NATURALEZA ECONOMICA DE LA EMPRESA Y EL EMPRESARIO ‘Sumani: 1.1. ELempresavio visto por los economistas: chéroe,villano o intiil? 1.2. «El negocio es el negociow: La nati raleza y las funciones del empresario. 1.3. La naturaleza econémica de la empresa: de la empresa como «caja negra» @ la empresa como centro de capacidades y conocimientos. «Uno de los mas enojosos malentendidos que surgieron de la primera edi- cidn de este libro fue que esta teorfa del desarrollo econémico olvida to- dos los factores histricos de cambio excepto uno, a saber, la personali- dad de los empresarios. Si mi modelo hubiera tenido la intencién de ser como esta objeccién sefiala, obviamente no tendria sentido. Pero no se ‘ocupa en absoluto de los factores coneretos del cambio, sino del método de funcionamiento de estos factores, del mecanismo de cambio. El ‘em- presario” es, simplemente, el protagonista del mecanismo de cambio.» 1.A. Schumpeter (1959) «Una empresa es, esencialmente, un recipiente de recursos cuya utiliza- cién es organizada en un marco administrativo. E, T. Penrose (1959) 1.1. EL EMPRESARIO VISTO POR LOS ECONOMISTAS: ¢HEROE, VILLANO O INUTIL? Desde el siglo xviti hasta la actualidad el debate principal entre los cconomistas en torno a la figura del empresario se ha centrado en dilucidar cual es la procedencia de sus ganancias, también deno- minadas beneficio econémico puro o beneficio empresarial. Dos han sido las preguntas clave que, a su vez, son excluyentes: la re- tribucién que obtiene el empresario, ges la misma que la de un ca- pitalista, o esta més cercana a la de un trabajador cualificado del tipo de un ejecutivo o un gerente? o, por el contrario, si su origen es intrinseco a la funcién del empresario cual es realmente la la- bor que se reiribuye? El beneficio econémico puro aparece cuan- do la suma de los precios pagados por los productos excede a la suma total de las cantidades abonadas a todos los factores pro- ductivos. El problema estriba en que si todos los factores fueron tenidos en cuenta a la hora de poner los precios a los productos, 12. LA NATURALEZA ECONOMICA DE LA EMPRESA Y EL EMPRESARIO| 1 Hoselitz (1950), pp. 194-195, 198 y 200-205; Redlich (1949); Aymard (1991), pp. 791-795; y Mathias (1991), pp. 29-31 El escolistico san Antonio de Florencia distinguia entre la industria del hombre dde negocios y la labor del abrero, George Ramsay (1800-1871) emples Ja palabra master en vez de entrepreneur. En Alema- nia el término utilizado desde finales del siglo xv para designar a un empresario ces el de witernehimer, Schumpeter (1994) Dp. 618-620. La acepcién francesa es la que ha pasado al italiano, véase Aymard (1991), y al castellano (el Diecionario Ca- sares define al empresario como «Persona que por concesién o por contrata gjecuta una obra o un servicio piblico») entonces epor qué aparece un beneficio? Hay tres argumentacio- nes en economia al respecto. La primera opina que el beneficio es una detraccién sobre el capital, la tierra o el trabajo, consecuente- mente entiende al empresario como un villano, porque su benefi- cio es puramente especulativo. La segunda infiere que no hay be- neficio puro propio del empresario, ya que lo que se retribuye es su aetuacién como capitalista, propietario de recursos o trabaja- dor, por lo tanto, la figura del empresario no es necesaria. La pre- misa que comparten estas dos explicaciones es que no ha habido ninguna produccién adicional a la esperada, La tercera sostiene que la retencién que hace el empresario premia, al menos, su ca- pacidad de anticipar la existencia de un beneficio; a partir de ese momento estaremos hablando de un héroe, porque si hubo una produccién adicional no prevista. 1.1.1, EL EMPRESARIO Y LA ASUNCIGN DEL RIESGO: CANTILLON Y SAY La palabra empresario comienza a ser usada en Francia en la épo- ca medieval, designando a los responsables de expediciones mili- tares. Hacia principios del siglo xvil ya aparecen unidos los con- ceptos de empresario e incertidumbre: el empresario es aquel que toma riesgos, pero no de cualquier entidad, la palabra se re- serva para aquellos responsables de empresas extraordinatias, como por ejemplo los grandes contratistas de obras publicas y efectos militares con la Corona, Este seré su significado més acep- tado durante los siglos xvi y xvuu. En estos casos, el empresario era el encargado de combinar los factores de produccién (para construir un edificio, o armamento) y de asumir el riesgo que la contrata levaba consigo, los dos aspectos que més tarde destaca- v4 Say, En Inglaterra, los empresarios recibieron los diversos nom- bres de undertakers, adventurers y projectors. El primero, y mas co- min, hacfa referencia originalmente a aquellos que emprendian una tarea, como la explotaci6n de una mina, una plantacién colo- nial o la construcién inmobiliaria, y luego en el siglo xvii se ex- tendié a las manufacturas; el término de adventurer se emples so- bre todo para aquellos dedicados al comercio; por tiltimo, el de projector tuvo una connotacién peyorativa de especulador:! R, Cantillon (1680-1734) es el primer autor que vincula la fun- cion empresarial al concepto de incertidumbre, separéndola cla- ramente de la provision de capital. En su Ensayo sobre la natura- leca del comercio en general (1725) sefiala que el empresario es EL EMPRESARIO VISTO POR LOS ECONOMISTAS: ¢HEROE, VILLANO 0 INOTIL? 13 aquel que compra a precios ciertos y vende a precios inciertos. La funcién empresarial, por tanto, era exclusivamente la de afrontar Ia incertidumbre y el beneficio surgfa de la diferencia entre lo previsto y lo realmente ocurrido, Para Cantillon los empresarios eran los que afrontaban el riesgo y la incertidumbre; en aquella época eran los encargados de la producci6n, circulacién e inter cambio de las mercane‘as, y se diferenciaban del principe, la tocracia terrateniente y los trabajadores dependientes.? Aunque no consta influencia alguna de Cantillon en la obra de J. B. Say (1767-1832), también este autor asocia la funci6n empresarial ala asuncién de la incertidumbre. Say consideraba el beneficio no como el interés sobre el capital —como haran los economistas cla- sicos ingleses—, sino como un premio por la asuncién de ries- gos. Pero si en las primeras ediciones de su Traité (1803) habfa asignado el beneficio al capitalista, lo transfirié en la cuarta edi- cién al empresario, estableciendo una clara distincién entre am- bos. Este tiltimo seria el responsable de la direccién y el control de Ta empresa, mientras que la funci6n del capitalista seria la de pro- porcionar el capital.’ Hoselitz sugiere que esa distincién pudo de- berse a la propia experiencia del autor, quien desde 1804 a 1812 dirigi6 una fabrica de hilados (de hecho, la cuarta edicién aparece después de esa tiltima fecha). Pero, ademas de asumir la incerti- dumbre, el empresario de Say era el principal agente de la pro- duccién, puesto que era el encargado de combinar los distintos factores productivos.* Segiin Schumpeter, Say no se dio cuenta de que su frase «combinar los factores», cuando se aplica a la gran empresa en marcha 0 a Ja organizaci6n de una nueva, denota algo més que una administracién rutinaria. Quien s{ aprecié este mati. fue H. von Mangoldt (1824-1868), que a mediados del siglo xrx ofrecié una teorfa de Ia ganancia del empresario entendida como renta de la capacidad o el talento.® 1.1.2. EL EMPRESARIO COMO CAPITALISTA: LOS ECONOMISTAS CLASICOS BRITANICOS Los economistas clasicos, con A. Smith (1723-1790) a la cabeza, re- conocieron Ia figura del empresario, pero no fueron capaces de dis- tinguir los beneficios empresariales de los beneficios del capital. Aunque a veces parecia reconocer una cierta especificidad a la fun- cién empresarial, Smith asocié, en dltima instancia, Ia figura del empresario con la del capitalista, sefialando que los beneficios em- 2. Hoselitz (1950), pp. 208.y 214; Ma- thias (1991), pp. 38:39; Aymard (1991), pp. 797-798; y Santos Redondo (1997), pp. 24-26. 3. Knight (1921), p25 4 Moselitz (1950), pp. 212-213 y 215- 216. 5 Schumpeter (1994), pp. 565, 619 y 975. 14 LA NATURALEZA ECONOMICA DE 1A EMPRESA Y EL EMPRESARIO 6 Knight (1921), pp. 23-24. Antes que Smith, los fisidcratas aban levado a cabo una identifcacion similar, Santos Redondo (1997), pp. 31-32, 7 Gonzélez (1995), pp. 14-16 8 Kirzner (1979), pp. 41-47. 9 Blaug (1986), p, 221 10 Santos Redondo (1997), pp. 38-39 y 43, Subraya este autor que a pesar de la obsesién de Smith por diferenciarse de Mandeville, el autor de la fabula de las abejas subtitulada «vicios privados, viru des pulblicass, las diferencias eran s6lo de prado, ibid, pp. 40-42, 1 Gonzélez (1995), pp, 21-22, 12_ Schumpeter (1994), pp, 618-634 y 975.980. presariales corresponderian al interés del capital invertido.* Esta identificacién fue adoptada por otros economistas clasicos, de Ri- cardo a Mill pasando por Marx.” Se han senalado varias explicacio- nes posibles para esta asimilacién.* En cualquier caso, la causa pa- rece residir en su nocién de equilibrio yen su propia concepcién del desarrollo econémico: Smith y luego, sobre todo, Ricardo y Marx, trataron este proceso como virtualmente automatico una vez que el capital necesario se habfa conseguido (e invertido).° Para Smith los intereses de los empresarios y los de la sociedad en general no siem- pre eran coincidentes, No obstante, el affin de éstos por mejorar de condicién, su egoismo individual, fue interpretado por Smith como uno de los factores del desarrollo econémico de la sociedad. 9 De todos los seguidores de Smith, fue J. Stuart Mill (1806-1873) quien populariz6 el término francés entrepreneur en Inglaterra— el mas consciente de la existencia de una funcién empresarial espe- cifica, pero su anélisis no difirié sustancialmente del realizado por Smith, No obstante, para Mill, el beneficio empresarial, la tasa de ga- nancia, no sélo incluja el interés sobre el capital invertido, sino tam- bién una compensacién al riesgo y la remuneracién por el tiempo y trabajo invertido por el capitalista."" La clave de que la renta del em- presario no pueda ser estudiada desde una perspectiva clasica se debe a que son unas ganancias que «no son en absoluto rendimien- tos permanentes, sino que se producen cada vez. que una decision empresarial en condiciones de incertidumbre tiene éxito..n. Las ga- nancias del empresario no son origen de ganancias constantes, las ganancias de los diferentes empresarios no se pueden igualar, «como no sea en el nivel cero».'? Bs cierto que algunas de las ganancias del empresario si pueden tender a igualarse, como por ejemplo las de- vengadas de su funcién gerencial, ya que se puede establecer un sa- Jario para ellas. Pero la ganancia derivada de la introduccién de per- feccionamientos tecnol6gicos, comerciales u organizativos en el proceso econémico no tiene nada que ver con la renta de la tierra, el salario 0 los intereses, en el sentido de que una parte de la ganancia del empresario tiene su razén de ser en lograr el aumento y mante- ner la diferencia en la ganancia entre unos y otros empresarios. 1.1.3. LA DESAPARICION DEL EMPRESARIO DE LA ECONOMIA (ORTODOXA): NEOCLASICOS Y CONTRACTUALES Aunque con un grado de imprecisién apreciable, A. Marshall (1842-1924) y J. B. Clark (1847-1938) intentaron incluir al empre- EL EMPRESARIO VISTO POR LOS ECONOMISTAS: ¢HEROE, VILLANO 0 INCTIL? sario dentro de sus modelos de crecimiento econémico. Para Marshall la empresa es uno de los agentes esenciales del desarro- lo econémico. La principal contribucién del autor inglés en este terreno fue la de distinguir como factor productivo especifico —y por tanto, susceptible de remuneracién— la capacidad organiza- dora en los negocios. La oferta de este factor de organizaci6n es- taria compuesta por la oferta de capital, de poder organizativo para administrarlo y de capacidad organizadora para combinar los insumos. El interés seria el precio del capital, el beneficio neto de organizacién constituiria el precio del segundo y la ganancia bruta de direccién el precio combinado del segundo y el tercero. Estos «beneficios» estarfan incorporados en los costes de la em- presa, y serian de orden rutinario en condiciones de equilibrio; consecuentemente, también distingue unos beneficios extraordi- narios. Marshalll sintetizaba en el empresario caracteres y retribu- ciones propias del capitalista y de trabajador cualificado (geren- te), pero no profundiz6 en las ganancias ligadas al riesgo, la incertidumbre y la innovacién, aunque dejé abierta la posibilidad de introducir ese tipo de ganancias bajo el concepto de beneficios extraordinarios, Serfa Clark quien mas tarde irfa mas lejos, equi- parando los beneficios ordinarios con la retribucién de tipo s: rial por la realizacién de un trabajo concreto de gestién, mientras que los beneficios extraordinarios —esa ganancia dindmic palabras del autor— serfan los beneficios puros propios del em- presario." La relacién que establece entre introduccién de perfec cionamientos (tecnolégicos, organizativo: sariales tiene como corolario que las ganancias del empresario no evolucionan hacia la igualacién, surgiendo asi la necesidad de cambiar los anélisis del estado estacionario y en equilibrio con el analisis dindmico, para poder introducir al empre delo de la economia capitalista. La fractura entre Marshall y Clark surge por la introduccién por parte del primero de consideraciones morales en el andlisis de la funcién empresarial, Para Marshall no habfa nada de malo en el deseo de acumular, puesto que era el simbolo del éxito en los ne- gocios. Pero, a continuacién, sefialaba que el reconocimiento so- cial de su figura dependeria de los medios empleados para ello. «La caballerosidad en los negocios incluye el espiritu del bien pii- blico», sostenfa Marshall, y segtin él correspondia al economista examinar si el empresario habfa acumulado su riqueza «con trampas, por informaciones falsas, por tratos fraudulentos 0 por medio de la destruccién leal de los competidores», en cuyo caso y beneficios empre- rio en el mo- 13 Gonzilez (1995), pp. 24-25 15 16 LA NATURALEZA ECONOMICA DE LA EMPRESA Y EL, EMPRESARIO 14 Los entrecomillados de Marshall proceden de Torrero Mafias (1996), pp. 425.428, 15 Blaug (1986), pp. 222-225, 16 Santos Redondo (1987), p.76, indica sin embargo que el esquema de Walras seré el punto de partida tanto de Knight ‘como de Schumpeter A este respecto,re- sulta interesante volver a hacer las pre- guntas que Schumpeter planteé acerca de por que la literatura sobre el empresario se desarrolls en Alemania y Estados Uni dos entre finales del siglo x0x y prineipios del 0X; «ZAcaso porque la figura del em. presario destaca en aquel momenta més en Estados Unidos y Alemania que en In- laterra o Francia? nancla por su eli nay acumclads a largo plazo, cereidumbres si6n, si el empresa” ciencin ena reduc: Mantiene gue as: capacidades para ser HHo'" ha. invertido cidn da la incerti empresa son escaaas y de canst in Gumbre’ més rut nate ‘Margliny otras. Elfruto de I acumulaciGn,y ta Bn que el empresario En ninguno, pero las El empresario permanece visto como piv ‘escuclss procede ce la plusvalia de los esl dueho dela. tecnoburocracles rasta social radicalesy neo: trabajadores pial ‘elasempress par= No admite la relacion del salario con la ‘marnitas ticipanen I exttac-productvidad marginal del trabajo, ign dela phisalia 4e los trabajadores Escuela Austia- La retribuciéa por hacer rendirs No son similares Noon similares Las capacidades del empresaro son inna a (Kiriner) potencal de estar alerta de las tas 3, por tanto, sosiaimente eases, El Sportunidades de bencicio, por “mpresario es canonizado como ereador cl conocimiento sobre como se debon explotr los fctores y por ‘cequiear el mercado, Por ser treato. Leibenstein Laretribucién se debe aumento Noon similares La actividad ratina- Excexiva penealidad de eficiencia-que proves. er Tia es asimilable a las as actividad fnnovedora y In dal gestor Casson [La retrbuci6n se debe ala coordi. Noson similares Establoce alguna re- Las capacdades empresarals son inna racion que hace de los recursos Tacton tas 28 LA NATURALEZA ECONOMICA DE LA EMPRESA Y EL EMPRESARIO 1.2, «EL NEGOCIO ES EL NEGOCIO»: LA NATURALEZA Y LAS FUNCIONES DEL EMPRESARIO El presente apartado esta dedicado a entender el comportamiento econémico de aquellos individuos que calificamos como empresa- ios, Para conseguir este objetivo primero es necesario sefialar y describir cules son sus caracteristicas esenciales y, segundo, de- bemos averiguar si entre estas caracteristicas existen relaciones causales de unas sobre otras, es decir, si deben darse unas para que se desarrollen otras. Como se sintetiza en el cuadro 1.2 y se expondra con mas detalle en las paginas siguientes, la naturaleza Cuadro 1.2. Caracteristicas del empresario Caraecteristicas © Ascendencla —_Implicaciones Orden de prelacién —comportamientos __Definieton_ intelectual para Ia empre Prerrequisitos 1. Acumulador | Quiere todo el mereado, stodo el mun- Marx. Busqueda del_monopolio dos Veblen, (presion yio innovacion) ‘Bxtraceidn de la eplusvaliae Marglin Sindieatos 2, Coordinador y repeti- Eliminacién continua, con éxita, de Say, «Mano visible» ‘dor de actividades y costes de transacsion Coase, (la empresa como sustitato ‘ransacclones, Intemalizacion de actividades y tran- Williamson, ‘del mercado) ‘saceiones Casson Pauta de 3. Guiarse por el princl- Gestionar con el minimo eoste Baumol, CContabilidad y administra comportamiento pio de exclusidn-despil:(reduiccion de ineficiencia interna) —_Laibenstein ida farro (amoralidad) Moralidad = f (del mercado y las nor Supervision del trabajo ‘mas). EI negocio es el negocio Gerencia Funciones empresarales:productivas, Grupos de presion (bis- Jmproductivas y destrucivas ‘queda de rentas) 4, Bstar alerts frente a «Estar la que salts Kirznes, Consejo de Administracion las oportunidades” Racionalidad limitada Leibenstein Estudios de mercado (mar keting) Departamento de public cad 5. Regie por la mfxima Beneficio puro por descubrimientos Kirzner Departamento juridico (pro ‘de equien lo descubre Validez de los diferentes derechos de selo queda» propiedad teceign de marcas, for- rmulas, procssos de: rechos) 6, Reductor de incert- Preverel futuro, renovacion de factores ‘dumbre produetivos, amortizacin y deprecia- én, 7. Promotor de innova- El empresario apica Ia naturaleza crea ‘iones (emprendedor) tiva de los individuos para transfor. rmarla en Innovaciones econémicas ‘say, Knight Schumpeter Veblen Alta deccién y prospectiva CContabilidad de capital Ingenieria, centros do i vestigacion, contratacion de creativos Intangibles EL «NEGOCIO ES EL NEGOCIO®: LA NATURALEZA Y LAS FUNCIONES DEL EN del empresario es siempre polifacética y multifuncional, depen- diendo el cardcter y/o la funcién predominante en cada caso con- creto del mercado y las normas de la sociedad (las reglas del jue- g0). El orden en que se enumeran las caracteristicas establece una prelacién —orden de prelacion de la columna primera— entre aquellos rasgos del empresario que son prerrequisitos, pautas de comportamiento y potencialidades). Al cuadro se le han afiadido otras tres columnas. La primera es la de definiciones para facilitar Ja comprensién de la caracteristica, La segunda hace referencia a los autores principales y, la tercera, indica algunas de las implica- ciones que los comportamientos presentes en el empresario ten- drain en la estructura y evolucién de la empresa (algo que se iré viendo en los temas siguientes). En la economfa capitalista de mercado toda persona, poten- cialmente, puede convertirse en empresario; de hecho, siempre que vamos al mercado a comprar hay alguna oportunidad que aprovechar, como pueda ser la derivada de descubrir las diferen- cias entre los precios de los mismos productos en distintos pues- tos. Sin embargo, convertir las oportunidades descubiertas en rea- lidades empresariales depende de tres factores: 1. Las preferencias de cada individuo. Aunque segin Kirzner toda persona en algtin momento toma decisiones empresariales, no por ello todos deseamos hacernos empresarios. Tal y como in- dicara Say para el empresario y Coase para la empresa (véase apartado 1.3.3), empresario y empresa son mecanismos de coor- dinacién de bienes y factores de produccién. Pero, ademés, para que surja el empresario es nec presarial (por ejemplo, producir un bien o comprar en el mercado de forma ventajosa) se repita varias veces (repeticién de activi- dades y transacciones), y en cada una de las repeticiones se ten- ga el objetivo de ir reduciendo los costes de produccién y transac- cidn. Para Marglin, incluso hay una condicién previa que es el deseo de acumulacién, debido a que el sistema capitalista favo- rece que este deseo o preferencia sea satisfecho empresarialmen- te, cuando un individuo encuentra la posibilidad de enriquecerse internalizando las transacciones y/o extrayendo el esfuerzo de los asalariados (plusvalfa). 2. Las facilidades y obstdculos que las areglas del juego» vigen- tes oftezcan y/o interpongan a las personas para realizar actividades empresariales (entendiendo por «reglas del juego» el conjunto de normas, instituciones y leyes en que se basa uma economia). Un UNIVERSIDAD DE LOS ANDES 30 LA NATURALEZA ECONOMICA DE LA EMPRESA Y EL EMPRESARIO 56 Baumol (1993), p. 92. Murphy; Shleifer y Vishny (1991) han desarrollado tun modelo similaz: No existe en castlla- no un término exacto para definir wentre- preneurships 57 BI concepto descubrimiento. debe entenderse en este apartado en st sent do mas amplio posible, como todo aquel proceso mediante el cual el empresario aumenta o acelera la produccién, 58 Baumol (1993), pp. 28-31 aspecto particularmente importante es la seguridad (0 inseguri- dad) de los derechos de propiedad (sobre los recursos y los cono- cimientos), y la existencia o no de reglas aleatorias, imprevisibles ylo arbitrarias en este sentido. Son las normas, instituciones y le ‘yes, por encima de las preferencias individuales, las que determi- nan el calibre de la funcién empresarial en la sociedad, tanto en lo referente a su cantidad y calidad como a su moralidad, de forma y manera que podemos encontrarnos desde sociedades donde hay muchos empresarios, eficientes e intachables, hasta comunidades donde los empresarios son pocos, destructivos y criminales, con el consiguiente perjuicio para el crecimiento econémico.% 3. Laexistencia de grupos empresariales de presién o empresas que creen barreras de entrada y salida, Los factores dos y tres estéin presentes en el cuadro 1.2 ligados a la caracterfstica de guiarse por el principio de exclusién del des- pilfarro, epor qué? Para saber cual es la naturaleza econémica del empresario (es decir, la manera de actuar de forma empresarial presente en los individuos) y la capacidad de una sociedad para desarrollarla (lo que hemos dado en llamar anteriormente el cali- bre de la «empresarialidad» de una sociedad) necesitamos cono- cer y poner en relacién dos conceptos que estén presentes en todo comportamiento empresarial y que forman la pauta de comporta- miento: el principio de exclusién del despilfarro (Baumol) y la maxima de quien lo descubre se lo queda (Kirzner). El principio de exclusién del despilfarro defendido por Bau- mol sostiene que el empresario, en todas sus acciones econémi- cas, se gufa por el razonamiento de que siempre debe optar por aquella decisién cuya puesta en préctica cueste menos, tanto si es en el terreno de la produccién como en el de la negociacién o la comercializacién. Por tanto, lo que hasta Baumol se habia deno- minado como instinto empresarial queda reducido a un compor- tamiento que se gufa por la maxima de la exclusién del despil- farro, y explica la moralidad del empresario y su racionalidad.’ 1.2.1, LA MORALIDAD DEL EMPRESARIO El principio de Baumol permite entender que la percepcién del beneficio por parte del empresario no debe ligarse a su moralidad como ciudadano. El empresario tiene, ante cualguier decision ‘econémica que tome, el imperativo superior de no despilfarrar, y EL @NEGOCIO ES EL NEGOCIO»: LA NATURALEZA Y LAS FUNCIONES DEL EMPRESARIO. 31 este imperativo no puede estar en funcién de su opinién como persona de lo que es moral o inmoral. La moralidad del empresa- rio se sintetiza en la consabida frase «el negocio es el negocio» Son las normas, instituciones y leyes de la sociedad en la que viva Jas que harén del principio de exclusién del despilfarro una virtud ‘oun crimen (cuadro 1.2). La falta de escripulos que puede deri- varse de aquel principio puede que no sea una conducta muy no- ble e incluso llegar a ser realmente repugnante en ciertas circuns- tancias, pero la einmoralidad> de un empresario s6lo puede definirse hist6ricamente, a partir de la transgresion de los limites que determinen las normas, instituciones y leyes de la sociedad en Ja que acttia; jamas desde un modelo ético 0 moral aprioristico (que considera a los empresarios como intrinsecamente virtuosos © perversos). Debemos tener presente que para Baumol los empresarios son caquellas personas con ingenio y creatividad para encontrar los cauces que acrecientan su propia riqueza, poder y prestigio»; por Jo tanto, no figura entre sus preocupaciones centrales si el alcan- ce de esas metas comporta ademas un enriquecimiento de la so- ciedad (una linea de pensamiento que arranca de Marx y Veblen, frente a la de autores como Kirzner), Esa es la razén por la que Baumol puede incluir entre las funciones empresariales (ver cua- dro 1.2) no sélo las productivas,® sino también las improducti- vas —que benefician al empresario a costa de la sociedad— y las destructivas —que empeoran la situacién de ambos y eliminan recursos—.! El que predominen unas u otras estaré, para Bau- mol, en funcién de las reglas del juego, las normas y leyes que ri- gen los beneficios relativos de cada actividad empresarial y el fun- cionamiento de la economia en su conjunto. Elconcepto de moralidad empresarial que se desprende del mo- delo de Baumol es muy ttil para analizar el fenémeno de los llama- dos «mercados politizados», donde los empresarios emplean recur- sos en obtener ventajas o buscar rentas (rent-seeking) en la érbita del Estado (concesi6n de un servicio, monopolio, subvencién, esta- blecimiento de un arancel y exencién de impuestos) (cohumna de implicaciones del cuadro 1.2). Los costes de los recursos empleados y de las decisiones distorsionadas son «costes de influencia» que suelen tener consecuencias improductivas (aunque en algunos ca- sos sean destructivas y en otros, menos, incluso productivas). Ol- son ha destacado que, en las sociedades contemporéneas, los indi- viduos y las empresas tienden a agruparse, formando grupos de presién con la finalidad de obtener del Estado ventajas particulares 59 Baumol (1993), pp. 97-98. Sobre Baumol, véase Torres (1997), pp. 63-70. George Soros sefala recientemente la dis: tincién entre Ia amoralidad del empresa rio yla moralidad del ciudadano: -Porque creo que el mercado es amoral, como em presario quiero ser un competidor con éxito en esos mercadlos. Al mismo tiempo, reconozco que soy también tn ser huma- no y un miembro de la sociedad que debe preocuparse por las cuestiones morales, Pero si permito que las consideraciones morales influyan en mis decisiones de in- versién, seria un pésimo competidor Yen rningain’caso influiria en los resultados, porque habré alguien que ocuparé mi lu: ‘gar a un precio solo escasamente diferen- tes, Soros y Madrick (1999), pp. 48-49, {60 Alonso y Torres (1995) y Torres (1997) han precisado mejor un aspecto no dema- siado tratado por Baumol, el relacionado con las funciones empresariales producti- vas, Siguiendo a Binks y Vale, sefialan que cexisttfan tres tipos de enuevas combina- clones», en el sentido schurmpeteriano del término: la descrita por Schumpeter, que cen sintesis consiste en una actividad into- vadora Ia actividad empresarial asignado- ra 0 reasignadora —de acuerdo con los presupuestos de la Escuela Austriaca— de empresatios que responden a los cambios due se operan en los mercads y aprove- chan las nuevas oportunidades a que dan lugar; y por Gime, la actividad empresa vial dirigida « mejorar la eficiencia interna de la empresa —eficiencia organizativa—, encl sentido dado por Leibenstein. Corres: pondliendo a cada una de las actividades escritas habria otros tants tipos de em [presarios: heroicos, asignadores y mejora- ores. Binks y Vale (1990), pp. 40-44, 61 La descripeién del empresario como depredador quedaria en Baumol como tn ‘empresario que se muove entre tareas itn productivas y destructivas. Por el cont rio, para Kizzner es incuestionable que el cempresario siempre aumenta el tamafio dela tarta a reparts, azén por la cual no admite que un empresario pueda ser des tructivo, esto siempre quedaré como un problema de indefinicion de los derechos de propiedad en el mercado. Segiin este autor, la justicia 0 moralidad no esté en el sistema capitaista o en el empresario, sino en la forma e instauracién preceden. te de los derechos de propiedad cuando se inici historicamente el capitalism, 32 LA NATURALEZA ECONOMICA DE LA EMPRESA Y EL EMPRESARIO| 62 Véase Olson (1986) para una aplica- eign concreta a Europa Occidental des pués de la Segunda Guerra Mundial 63 Baumol (1993), capitulo 3. 64 Milgrom y Roberts han_sefalado gue las conductas buscadoras de rentas y los costes de influencia también existen dentro de las empresas, Milgrom y Ro- bert (1993), pp. 316-333. a costa del resto de los ciudadanos. Para Olson, no habré paises que logren una organizacién simétrica de todos los grupos con un interés en comtin y que, por lo tanto, obtengan resultados éptimos a través de una negociacién global. En lineas generales, las organi: zaciones y las coaliciones de intereses especificos reducen la efi- ciencia y la renta global de las sociedades en que acttian, y consti- tuyen un factor de divisién en la vida politica. Disminuye el incentivo para producir y aumenta el incentivo para pelear por una mayor participacién en el producto social. Olson defiende como mejor solucién para el desarrollo econémico la no intervencién del Estado, dejando que las reglas del mercado libre acttien como re- guladores. Sin embargo, Baumol ha demostrado cémo la accion nica del mercado puede conducir a resultados perversos y cémo la mano visible del Gobierno puede mejorar el producto social. Sin in- tervencién del Estado, la industria (las empresas) nunca va a preo- cuparse por el interés general, sino por el particular: Lo relevante del modelo de Baumol es su énfasis en las reglas del juego, que son Jas que determinan el nivel y la oferta de capacidades empresaria- les en un pafs, y no explicaciones psicolégicas o culturales.* Recuadro 1.1, Reglas del juego, conducta empresarial y «mercados politizados». Espafia en el primer tercio del siglo xx: los casos de Ramén de la Sota y Horacio Echevarrieta Ramén de la Sota y Horacio Echevarrieta fueron sin duda dos de los empresarios més destacados en Espafia en el primer tercio del siglo xx. El primero comenz6 sus negocios en la minerfa del hierro y el transporte maritimo en el ditimo cuarto del siglo xrx, diversificando sus negocios ha- cia sectores relacionados como la construccién naval, los seguros, la ban- ca y la siderometalurgia, entre otras actividades. A diferencia de Sota, Echevarrieta continda la tradicién empresarial de su padre, quien al mo- rir en 1903 Ie deja la direcei6n de sus negocios mineros (en Vizcaya, Mur- cia y Teruel) ¢ inmobiliarios. A partir de esa base inicial se introdujo en numerosos negocios: astilleros, construccién de saltos de agua, transpor~ te aéreo, petréleo, madera, cemento, edificacién de inmuebles, ferrocarri- les, ete. in contraste con Sota, su estrategia conjunta ser més de diver- sificacién que de integracién vertical Sota y Echevarrieta comienzan su actividad empresarial en 1881 y 1903, respectivamente, y la terminan en visperas de la Guerra Civil, Du- rante este lapso de tiempo Espafia tuvo tres regimenes politicos, la Res- tauracién monérquica hasta 1923 (una democracia restringida), la Dicta- dura de Primo de Rivera entre 1923 y 1929 y, tras un aflo mas de reinado EL aNEGOCIO ES EL NEGOCIO»: LA NATURALEZA Y LAS FUNCIONES DEL EMPRESARIO. 33 de Alfonso XIII, la Segunda Reptiblica. Salvando las diferencias que se dieron entre los tres regimenes, todos ellos compartieron una caracteris- tica comtin, la debilidad del Estado frente a las presiones de los intereses ‘econ6micos particulares. En ese marco, los empresarios pusieron en pprictica politicas de «captura del Estados, de basqueda de rentas me- diante la estrategia de presin sobre el poder politico para obtener privi- legios, proteccién, subvenciones 0 exenciones diversas para sus negocios (actividades improductivas). . de la Sota participé de forma destacada en varias asociaciones em- presariales de su época, cuyo objetivo fundamental fue ejercer sobre el Estado la influencia necesaria para que éste pusiera en practica politicas concretas que les beneficiasen, Presidié y controlé la Asociacién de Na- vieros de Bilbao durante la mayor parte de su existencia y participé de forma activa en el Circulo Minero y la Camara de Comercio de Bilbao. ‘Ademés, mantuvo conexiones estrechas con algunos miembros de la Ad- ministracién, quizés la més destacable era la asignacién mensual que pa- gaba al Ministro de Fomento en 1914 y antiguo fiscal del Supremo J. Ugarte, a sueldo de Sota desde principios de siglo xx. H. Echevarrieta, por su parte, también estuvo presente (él directamente o sus agentes) en. précticamente todas las asociaciones de empresarios de aquellos sectores, cen los que tenfa intereses: carbén, madera, construccién naval, minerfa, propiedad inmobiliaria, etc, Pero la actividad de estos grupos s6lo cubria una parte de sus necesidades para con la Administraci6n. El alcance y las caracterfsticas de sus negocios —en los afios veinte, sobre todo— le leva ron a crear su propia red de influencias gracias a la cual pudo desenvol- verse de forma independiente en sus relaciones con el Estado, Esta acti- vidad fue levada a cabo mediante tres vias: su amistad personal con altas personalidades de los diferentes regimenes, Alfonso XIII y Primo de Ri vera incluidos; la «contratacién» como directores de muchas de sus ini- ciativas empresariales de altos cargos de la Administracién Pablica (que continuaban en ellos a pesar de trabajar para Echevarrieta) como el Di- rector General de Montes en sus negocios de maderas, el secretario del Ministro de Marina en los asuntos navales, ete.; por tiltimo, poniendo en némina a individuos con altas responsabilidades politicas, el més lama- tivo de todos ellos el Ministro de Fomento a la altura de 1918. Quiere esto decir que Sota y Echevarrieta se concentraron exclusivamente en ac- tividades buscadoras de rentas, y por lo tanto improductivas? Antes que nada, conviene advertir que resulta complicado hallar ejemplos de las funciones empresariales de Baumol en su estado puro en los negocios de estos empresarios, Ello se debe a que en la inmensa mayoria de ellos apa- recen de forma simulténea varias de las funciones baumolianas. Algunas de sus actividades podrian ser calificadas como innovadoras: 34 LA NATURALEZA ECONOMICA DE LA EMPRESA Y EL EMPRESARIO ‘ambos fueron pioneros en varios sectores que estan surgiendo en Espafia cen el primer tercio del siglo x0s, como la hidroelectricidad, las teleco- ‘municaciones, el petréleo y la aviacion civil en el caso de Echevarrieta, 0 Ja construccién naval y la electricidad en el caso de Sota. Los negocios mineros podrian ser calificados como actividades productivas. Se desa- rrollaron en condiciones de competencia mas 0 menos abierta, sin el re- curso a subvenciones o proteccién. Pero, gcOmo calificar a la actividad empresarial invertida en denuncias mineras luego no explotadas o falli- das; 0 el fracaso completo de Echevarrieta en crear una fabrica metalir- ica en Sevilla? En principio, cabria definirlas como improductivas, aun- ‘que también es cierto que hubo algunas ganancias (salarios, proveedores, etcétera), La cuestién se complica con aquellos negocios que sobrevivie- ron largo tiempo gracias al apoyo, Ia subvencién o la proteccién estatal. En principio, estas empresas serfan ejemplos de actividades improducti- vas —en cuanto, por ejemplo, que gracias al arancel oa Ja subvencién desvian rentas de los consumidores a la empresa—, pero conviene no olvidar que pudieron tener externalidades positivas: sobre el empleo (so Ciales), sobre el desarrollo de la propia empresa 0 sector que acaba con- virtigndose en competitive (econémicas), sobre Ia innovacién porque gracias a Ia tecnologia importada y la proteccién acaba realizando inno- vaciones (tecnol6gicas), Los pagos a politicos y periodistas, el mantenimiento de una red de in- fluencias, a participacién en grupos de presién serfan algunos de los cos- tes de influencia de aquellas actividades improductivas. Ahora bien, ¢del éxito de estas politicas no podrfan derivarse en algunas ocasiones conse- ccuencias positivas para la econom{a en su conjunto como las descritas en el pérrafo anterior? No puede olvidarse, ademas, que la Espafia de la Res- tauracién y, en lineas generales, la de todo el primer tercio del siglo xx puede calificarse como una sociedad donde las reglas del juego favorecen las estrategias de biisqueda de rentas. En este sentido, Sota y Echevarrie- ta no despilfarraron recursos en el pago a politicos, porque éste era un coste (de influencia) asumido por todos los empresarios. Furnt: Elaborado a partir de Torres (1996) y Diaz Morlén (1999), 1.2.2, LA RACIONALIDAD DEL EMPRESARIO| El principio de la exclusin del despilfarro pone en entredicho el fundamento de la microeconomfa segtin el cual el empresario se guia por la ebtisqueda del maximo beneficio al minimo coste». Sélo se puede buscar el maximo beneficio cuando se conoce todo EL «NEGOCIO ES EL NEGOCIO»: LA NATURALEZA Y LAS FUNCIONES DEL EMPRESARIO 35 Jo que ocurriré en el futuro (informacion perfecta), lo cual es im- posible debido a que nuestra racionalidad es limitada.® Por consiguiente, la primera parte del axioma (cbuscar el maximo be- neficio ...») queda invalidada, permancciendo s6lo la segunda par- te («... al mfnimo coste»), es decir, actuar en toda ocasi6n tratan- do de excluir el despilfarro. Para que el empresario pueda buscar el beneficio realmente debe adelantarse a los acontecimientos fu- turos e intentar dominarlos de alguna manera. Es decir, debe re- ducir la incertidumbre. Pero, ¢c6mo relacionar Ia exclusion del despilfarro con la reduccién de la incertidumbre que es una po- tencialidad? La forma de hacerlo es incluyendo la caracteristica fundamental que Kirzner otorga al empresario: estar alerta fren- tea cualquier ocasi6n de lograr excluir el despilfarro (cuadro 1.2). El empresario, al permanecer constantemente alerta para exeluir el despilfarro, se sittia en la mejor posicién posible, y lo hace de forma permanente, para descubrir ocasiones de hacer negocio, de re- ducir costes, de explorar nuevas formas de organizacién y de uti- lizar innovaciones. Con estas acciones el empresario reduce la in- certidumbre a corto, y Jo que es més importante por su potencia- lidad, a medio y a largo plazo. Moderar la incertidumbre augura la posibilidad de recibir be- neficios en el futuro, pero para que esos posibles beneficios sean recogidos por el empresario debe haber una norma permanente (pasada, actual y futura) que le aseguren que realmente seré due- fio de los potenciales beneficios futuros por los que esta trabajan- do actualmente, Cul es esa norma que asegura la recompensa y actia como un incentivo para estar alerta? Segtin Kirzner el estar alerta es una consecuencia légica de una norma fundamental del capitalismo: «quien lo descubre se lo queda». Independiente- mente de que el producto, la idea o el invento hayan sido produci- dos, pensados y reconocidos por cualquier individuo, el verdadero derecho de propiedad sobre ellos reside en la persona (empresa- rio) que descubre cémo sacarles el rendimiento econémico. La re- compensa de estar alerta para descubrir posibles reducciones de costes e innovaciones se basa en la norma citada y supone el be- neficio puro del empresario. Al igual que Schumpeter, podriamos decir que en realidad lo que est haciendo el empresario es trans- formar el invento en innovacién, y que esta transformacién es dig- na de ser retribuida con el beneficio puro, pero, zqué conducta le leva a innovar, a convertirse en un promotor de innovaciones también llamado emprendedor (ver cuadro 1.2)? Para responder esta tiltima pregunta hay que establecer, primero, la diferencia 65 Como indica Kirzner (1995, p. 75), tempresario no se enfrenta a situaciones futuras partiendo de una situacién de in- formacién imperfecta sino de ignorancia absoluta, 36 LA NATURALEZA ECONOMICA DE LA EMPRESA Y EL EMPRESARIO 66 Para entender a esencia de los pro- cesos de depreciacién en la economia es Inevitable reconecer Tas aportaciones trascendentales para la teoria realizadas por GeorgesctrRoegen (1996), entre el principio de exclusién del despilfarro y el concepto de cos- te de oportunidad y, segundo, entender que detrés del principio de exclusi6n del despilfarro est, en iiltima instancia, Ia certidumbre por parte del empresario de que todo se deteriora con el tiempo, de que las maquinas, y en su conjunto todo el capital instalado y el capital humano, se deprecian 0 se desgastan, de que hay que amortizar al maximo posible sin saber si se podr4, o si se tendré que sustituir lo instalado y formado por otras instalaciones més modernas y personas con cualificacién diferente (cuadro 1.2, co- Tuma tercera, fila sexta). El principio de exclusion del despilfarro tiende a interpretarse como una variacién del concepto de coste de oportunidad. Por ejemplo, cl empresario, ante la alternativa de invertir su dinero en su empresa que rinde al 4 por 100 (con unos costes de salida del 2 por 100 si la cierra) y un depésito bancario al 7 por 100, optara por Jo segundo, ya que mantener la empresa tiene un coste de oportu- nidad estimado en ese 1 por 100 menos de rentabilidad del capital invertido, Nadie dudarfa en ver esta decisién basada en el coste de oportunidad como una exclusién del despilfarro. ¢Cual es la dife- rencia? Eista reside en la distinta nocién del tiempo en la que se ba- san ambos conceptos. El empresario y su empresa son unas insti- tuciones de sutiles fronteras entre el negocio de un dia —tiempo discreto— y el negocio continuo —tiempo continuo—. El concepto de coste de oportunidad sirve para explicar decisiones aisladas en el tiempo (discretas), que se toman en situaciones de baja incertidum- bre. Pero lo que distingue precisamente al empresario es su capaci- dad para buscar nuevas oportunidades (estar alerta), caracterizadas por una elevada incertidumbre (en las que la ignorancia es absoluta sobre el futuro), y su competencia para rebajarla descubriendo las formas de reducir costes, promoviendo innovaciones y previendo la sustitucién de los activos depreciados. Literalmente, si el empresa- rio se guiara por el principio del coste de oportunidad perderia el tiempo (el futuro), se dedicaria a negociar con sus activos presente como si éstos nunca se deterioraran. Por el contrario, el principio de - exclusién del despilfarro le mantiene alerta para encontrar miilti- ples ocasiones y operaciones que le permiten obtener beneficios (g; nando tiempo frente a la incertidumbre y la depreciacién, eliminan- do riesgos y estando preparado para los propios cambios que él pone en marcha y que terminarén afectando a toda la economia). El tiempo existe, y las decisiones que el empresario ha adopta- do en una etapa anterior influyen en las que puede tomar ahora. Siguiendo con el ejemplo anterior, la decision de desinvertir en la EL «NEGOCIO ES EL NEGOCIO9: LA NATURALEZA Y LAS FUNCIONES DEL EMPRESARIO 37 empresa para adquirir activos financieros no es tan sencilla, El empresario dispone de unos activos fijos (planta, maquinas y asa- lariados) fruto de sus inversiones y contratos anteriores, cuya ven- ta ylo renegociacién pueden ser o no ser factibles en el mercado, y tener unos costes determinados (sunk costs —costes de salida aso- ciados a la suspensi6n de pagos y la comisién de liquidaci6n y a la fuerte depreciacién que sufren sus activos—). Esa consideracién, junto a muchas otras menos cuantificables, puede explicar que el empresario opte por sacrificar beneficios a corto plazo por una potencial utilidad a largo plazo derivada de reinvertir sus benefi- cios en la empresa (en aquellas lineas de negocio con una rentabi- lidad superior a la media, abandonando otras menos rentables, 0 en aquellas con una rentabilidad inferior con objetivo de mejorar- las) y/o intente aumentar su poder sobre el mercado. A. Carnegie, presidente de la U. S. Steel Co., exponfa un planteamiento similar a finales del siglo 2x: ‘Tal y como se reali laciones donde se han invertido cinco o diez millones de délares y con mi- les de trabajadores, al fabricante le cuesta mucho menos incurrir en pér- didas por tonelada o por yarda que comprobar su produccién... Aunque continuar produciendo puede ser costoso, el fabricante sabe demasiado bien que la suspensi6n seria la ruina.? actualmente la manufactura, en enormes insta- Adviértase que el modelo de empresa/empresario que se deriva de uno (coste de oportunidad) y otro (exclusién del despilfarro) principio es radicalmente distinto. Una persona que sélo quisiera realizar un solo objeto y venderlo una sola vez, por ejemplo el fa- bricante de un coche, serfa un empresario para la teorfa neoclasi ca, puesto que ese fabricante compra insumos —minimizando costes— y vende tn producto —maximizando beneficios, en fun- cién de la oferta y la demanda vende el coche— (y mafiana sera otro dia), En este tipo de situaciones el individuo puede guiarse por el principio del coste de oportunidad, Pero, ges suficiente con realizar esa funci6n una sola vez para tener un empresario, o una empresa? Si introducimos el tiempo (mafana es la continuacién de hoy) y pensamos en el coche mimero cien, entonces nos hare- mos otras preguntas ademds de las anteriores: cémo se da a cono- cer el fabricante, cuantas veces ha expuesto sus coches, esté al dia de Ia moda o los nuevos materiales, se ha especializado en un tipo de coche concreto, cémo compra sus componentes, fabrica todas las partes o sdlo las monta, tiene un representante o un agente, 67 Perelman (1997), pp. 128-129. Como se verd en los temas 8y 9de este libro, las criss estructurales del siglo 2x han pro ducido cambios tan radicales que mu: cchas empresas no han sido capaces de calibrar el grado de depreciacion de sus activos, 38 LA NATURALEZA ECONOMICA DE LA EMPRESA Y EL EMPRESARIO cuando tiene que sustituir a un trabajador agotado 0 a una mé- quina obsoleta. Todas estas preguntas son las implicaciones que aparecen en la cohumna quinta del cuadro 1.2, y su resolucién esta ligada a que el empresario se gufe por el principio de exclusién del despilfarro, no por el del coste de oportunidad. Recuadro 1.2. Qué diferencia existe entre Ford y un cascarrabias chatarrero tacaiio? El principio de exclusién del despilfarro frente ala maximizacién del beneficio y la minimizacién de los costes Cuentan que Ford bajaba con regularidad a la linea de montaje y los talle- res de su empresa y vigilaba sila tuerca mas pequefia se colocaba, silo ha- cfan correctamente, si se cafan involuntariamente y sila perdian, Ademas, visitaba los desguaces de coches donde preguntaba qué piezas de sus co- ches se revendfan, La sola existencia de un cigttefial o una ballesta de se~ gunda mano le enfurecfa, ¢Acaso Ie iba la vida en ello? No tenia Ford la empresa mas moderna, productiva y eficaz del mundo? Por qué un multi- millonario empresario hacfa aquellas cosas?No deberia de dedicar todo su tiempo a concebir nuevos mercados, modelos de fébricas y productos? ¢No incurvia en un tremendo coste de oportunidad malgastando su tiempo y capacidad en algo tan nimio? ¥ sin embargo, en aquellas excentricidades ciertamente le iba la vida, porque Ford sélo estaba siguiendo el principio fundamental de todo empresario, el de la exclusién del despilfarro. Ford sabfa cudl era la pieza de su modelo T que menos duraba. Esa pie- zano se podia mejorar, dependia de factores como la fatiga del material in- herente al tipo de aleacién y la forma que debfa tener: Cuando esa pieza se rompia el coche estaba, en lo que se referfa a Ford, consumido. Asf que la vida titil de todas las demas piezas no debia ser muy superior ala de la més débil, de lo contrario estarian trabajando para otro negocio (el del vende~ dor de segunda mano 0 el del desguace), {Qué mayor despilfarro podia darse en el negocio diario que regalar el esfuerzo de uno para que otros lo vendieran? En estas condiciones, gpor dénde empezar a atajar el problema del despilfarro del dia a dia? Se trataba de encontrar las piezas esenciales y con mayor valor afiadido que més durasen. A continuacién, debfan redi sefiarse para que su vida y resistencia se acercaran a la de la pieza menos robusta, Para encontrar y modificar las piezas més tenaces habia que gas- tar tiempo y dinero; por lo tanto, no quedaba més remedio que, una vez detectadas y reformadas, producirlas cada vez. en mayor cantidad reba- jando su coste de produccién (desde esta perspectiva la produccién por medio de la cadena de montaje no s6lo era una consecuencia de la biis- queda de economtas de escala, sino también un efecto de la exclusion del EL &NEGOCIO ES EL NEGOCIO»: LA NATURALEZA Y LAS FUNCIONES DEL EMPRESARIO 39 despilfarro). Mientras tanto, también habia que seguir investigando en la, pieza més endeble para hacerla mas duradera, aunque el esfuerzo rayase Ia investigacién basica en, pongamos por ejemplo, quimica de aleaciones. De lo contrario, otro fabricante lo conseguirfa y transformaria el negocio, de los coches (de vender coches con una duracién media de diez. afios, unas prestaciones de movilidad X —néimero de km recorridos a ¥ veloc dad— a un precio Z, se pasarfa a vender coches con una duracién de 15 afios, unas prestaciones X +n a un precio Z~n). EL beneficio de Ford radicaba en un incierto equilibrio a Ia hora de no despilfarrar tiempo y dinero en una opcién (cempeorar» las piezas ro- bustas) u otra (mejorar las piezas débiles) en funcién una de la otra, Lite- ralmente, Ford tenfa metido el modelo T en evolucién constante (por me- dio de la recombinaciGn de factores) en la cabeza en forma de parémetros de debilidad y robustez. Saba que, en esencia, ésa era su funcién y la cla- ve de su negocio, Pero el riesgo era alto, porque su limitada racionalidad Ie obligaba a concentrarse en un solo modelo representativo del compro miso més favorable entre robustez y debilidad que su empresa podia fa- bricar a lo largo de un perfodo de tiempo y ofreciendo determinadas pres- taciones, Con esta estrategia Ford reduefa la incertidumbre del dia a dia, pero comprometia seriamente su futuro a medio plazo, especialmen- te en Jo referente a los cambios de gusto por parté de los consumidores. En su racionalidad limitada no habfa mucho més lugar para las varia- ciones de modelos, ni siquiera habia espacio para pensar en un comprador tipo diferente al del modelo T. De ah algunos de sus estrepitosos fracasos y despilfarros, como la construccién de la planta en Alemania en el perio- do de entreguerras cuya capacidad productiva sélo fue empleada en un 13 por 100, frente a la General Motors. Ahora bien, Ford crefa que su estrate- gia de exclusion del despilfarro a largo plazo siempre mantendria viva a la empresa (reduccién de la incertidumbre a largo plazo), porque pensén- dolo bien, ¢qué mayor despilfarro puede haber que desaparezca el negocio? ‘Sin embargo, ¢sabemos realmente cual es el negocio de la empresa Ford? El negocio de Ford era doble. Por una parte se trataba de explotar un ‘modelo mientras la restricei6n de la pieza més débil permaneciera (es el negocio del dia a dia, del corto plazo), para htego sustituirlo por otro mo- delo, siempre y cuando se haya dado un salto cualitativo en la mejora de la pieza més débil (el negocio de diez en diez. afios, de largo plazo). El si- suiente modelo T volvera a ser explotado reduciendo cada vez mas la d racién de sus piezas robustas, hasta cl préximo salto cualitativo en la pie~ za més débil y vuelta a empezar. Entre medias, el riesgo de perder cuota de mercado a medio plazo se iba ampliando. Fuente: Dawkins (1996). Véase también el apartado 7.3 de este libro.

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