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En la encarnacin, en la
vida terrena, en la muerte y
resurreccin del Hijo de
Dios, se abre
definitivamente la puerta
entre Dios y el Hombre,
entre el cielo y la tierra
Pre-supuestos teolgicos:
El Dios de Jess es un Dios que se vaca
de s mismo.
El Dios de Jess es un Dios que se ha
humanizado.
El Dios de Jess es un Dios al que se le
encuentra en cada ser humano
Cfr. J.M. Castillo
JESS ES MODELO DE SER HUMANO PLENO E
INTEGRO.
El conocimiento de Dios
se ha hecho en Jess
visin de un ser humano.
El Dios que se nos da a
conocer en Jess, slo
se hace presente en
forma de esclavo. Dios
en Jess ha renunciado
a toda grandeza, a toda
majestad, a toda
expresin de poder.
Cristo es la hermosura
mxima que podemos reflejar
Qu
actitudes en mi
vida diaria la imagen de
Jess?
J.M. Castillo
La solidaridad de Cristo
desciende hasta el infierno de la
condicin contradictoria de la
evolucin. En Jess padece toda
la fuerza del mal humano y
csmico. Decir como lo hace el
credo que descendi a los
infiernos es expresar la realidad
cruel de la muerte, de la soledad
y del desamparo humanos
(Cfr. Heb. 5,2.7-9) L. Boff
Sostengo adems que los sufrimientos del tiempo presente son cosa de nada
comparados con la gloria que va a revelarse reflejada en nosotros.
De hecho, la humanidad camina impaciente aguardando a que se revele lo que es ser hijos de Dios;
porque, an sometida al fracaso (no por su gusto, sino por aqul que la someti),
esta misma humanidad abriga una esperanza:
que se ver liberada de la esclavitud a la decadencia,
para alcanzar la libertad y la gloria de los hijos de Dios.
Sabemos bien que hasta el presente
la humanidad entera sigue lanzando un gemido universal con los dolores de su parto.
Ms an: incluso nosotros, que poseemos el Espritu como primicia,
gemimos en lo ntimo a la espera de la plena condicin de hijos,
del rescate de nuestro ser, pues con esta esperanza nos salvaron.
Ahora bien, esperanza de lo que se ve ya no es esperanza; quin espera lo que ya ve?.
En cambio, si esperamos algo que no vemos, necesitamos constancia para aguardar.
Pero, adems,
precisamente el Espritu acude en auxilio de nuestra debilidad:
nosotros no sabemos a ciencia cierta lo que debemos pedir,
pero el Espritu en persona intercede por nosotros con gemidos sin palabras;
y aqul que escruta el corazn conoce la intencin del Espritu,
porque ste intercede por los consagrados como Dios quiere.
Rom. 8,18-30
QU ES LA GRACIA?