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PAOLO GROSSI LA PRIMERA LECCION DE DERECHO Traduccién de Clara Alvarez. Alonso Marcial Pons, Ediciones Juridicas y Sociales, 8. A. Madrid 2006 Barcelona Politopias Coleccién dirigida por José Maria Ordétiez ‘Quodan rigurosamente prohibidas, sin ta autorizaciin ceeta do los itulares cot ~Copytighs, bajo les Sancionas estabiecdas en las layes, Ja reproduocion ‘otal o parcial de esta obra por cualquier medio o procecimiento, cormprendicos lz raprogratiay el ratamienteinormaton, y la cstrbuccn de ejemplares de ella me~ santé aquler 0 préstamo pibios. '© Peole Grossi, Paolo lezione a Disito © 2005, Gius. Latoza & FiglS. p.a., Roma-Bar, Esta tracueciéa se publica de ‘acuerdo con Agencla LRoraria Eulama (Roma) © De la weduccién: Clara Atvarez Alonso © MARCIAL PONS EDICIONES JURIDICAS Y SOCIALES, S.A. POUTOPIAS ‘San Soto, 6 - 26087 MADRID B91 906 39.03 ISBN-10: 84.9768-316-5 ISBN-13: 978-36-9708-516.2 Depesitolegatv-39588-2008, Disaro de la coleccién: Manuel Estrada, Disero Grtico ‘Selecclin de objeto de cubierts: JMO. Fotografia: Carlos M. Alacro Impresién: Euecé, ICUSTRIA Grin, SL Polgono El Nogal Rio Tétar 24, 28110 Algste (Mectid) MADRID, 2008 idisimos esrudiaures florentinos EI Estado no crea Derecho, el Estado crea eyes, y Estado y leyes estin sometidas al Derecho. Erich Kaufinann Die Gleichheit vor dem Gesetz (1927) | i | PROLOGO A LA EDICION ESPASOLA.. PREMISAS INTRODUCTORIAS... 1 OH, Nw v VL VIL vu IX. INDICE CAPITULO PRIMERO QUE ES EL DERECHO? EL DERECHO ENTRE IGNORANCIA, MALENTENDIDOS E IN LLAS RAZONES HISTORICAS DE MALENTENDIDOS INCOM- PRENSIONES.. EL ENCAMINAMIENTO HACIA UNA RECUPERACION: HUMAN = DADY SOCIABILIDAD DEL DERECHO. ‘SOBRE LA GENESIS DEL DERECHO EN LA INDISTINCION DE LO KSOCIAD? sense : UNa PRIMERS RECUPERACION: EL DERECHO ES EXPRESION DE LA SOCIEDAO Y NO Et ESTADO... [UNA RECUPERACION RELEVANTE: EL DERECHO COMO «OR- DENAMIENTO> DELO «SOCIAL» . Y COMO «oasERVANCIAn: EL DERECHO COMO ORDENS~ MIENTO OBSERVADO» .. ee DE NUEVO SOBRE LA OBSERVANCIA EN EL DERECHO: ES EL. DERECHO UNA REGLA IMPERATIVA? LA CUALIDAD DE LA OBSERVANCIA EN EL DERECHOY UNA, PRECIOSA COMPARACION: DERECHOY LENGUAJE Ta M1, 4 HB Bee RE as BIBLIOGRAFIA. DERECHO ¥ LENGUAIE COMO CONIUNTOS «NSTITUCIONA- LES» .. 1 DERECHO COMO «ORDENAMIENTO JURIDICOD Y SU VOCA- CION PLURALISTA CAPITULO SEGUNDO LAVIDA DEL DERECHO UN £88020 CONCISO DE NUESTRO ITINERARIO.. Los TIEMPOS HISTORICOS DEL DERECHO. La EDAD ANT ‘GUA: EL «DERECHO ROMANO, Los TIEMPOS HISTORICOS DEL DERECHO, La Epan Mepis: EL «DERECHO COMUND Los newPos nis6c0s net. DeRECHO. La Epa MODER- [AI LA DIFERENCIACION HISTORICA ENTRE @CIVIE Lit) Y «COMMON L¥» Los Tiewros mst6nicos bet DERECHO. ALLENDELA MO. DERNIDAD HASTA LA ACTUAL UGLOBALIZACION JURIDICAD. ‘Los ESPACIOS DEL DERECHO. UN ESPACIO GEOGRAFICO: EL [LOS ESPACIOS DEL DERECHO. ESPACIOS INMATERIALES: LA, SOCIEDAD LA HISTORICIDAD DEL DERECHO Y SUS MANIFESTACIONES. LS MANIFESTACIONES DEL DERECHO. Et. DERECHO WaA- TURAL, LAS MANIFESTACIONES DEL DERECHO. La CoNSTITUCION. LAS MANIFESTACIONES DEL DERECHO. La LEY [LAS ENCARNACIONES DEL DERECHO: DOS PALABRAS PRELI- MINARES DE CLARIFICACION. ‘LAS ENCARNAGIONES DEL DERECHC LAS ENCARNACIONES DEI. DERECHO: LA “INTERPRETA- CLONAPLICACION wn UNA PRECISION CONCLUSIVA: DERECHO Y DERECHOS .. «COSTUMBRED.. Indice 3 38 a 45 48 3 60 oa 66 68 70 8 9 4 85 88 4 99 PROLOGO A LA EDICION ESPANOLA Esta traduccién es para mi un motivo de doble alegrfa: por la capa- ccidad de comprensién de mi texto en italiano por parte de una historia- dora del Derecho aguerrida y aguda como es Clara Alvarez, y por la acogida que en su coleccién Politopias ha brindado sl mismo la edito- rial Marcial Pons Ediciones Juridicas y Sociales, la cual, como he po- dido comprobar, siempre lleva a cabo su seleccién editorial infhuida por una profunda (y rara) sensibilided cultural Este librto, que ya dispone de una excelente traduecién portuguesa realizada por un capaz colega brasiletto y que, en su versién original ita- Tiana. ha alcanzado. en sus tres afios de vida, el feliz éxito de seis edi- clones, quiere conseguir un resultado culturalmente relevante: lograr que el lector, que esté absolutamente en ayunas, consiga uma percepcién del Derecho liberada de fas alteraciones y falseamientos a que lo ha s0- metido la modernidad al vincular el mismo al aparato del poder del Es- tedo y constiuirlo como una emanacién de ese poder. La recuperacién _que queda por hacer es la de sorprender el Derecho en el corazén de la sociedad, su ordenamiento y su salvamento. Y hacerla de tal modo que se quiebre su odioso cardcter de represién y coaccién y se le restituya el de set la dimensién de una civilizacién historica y su més fiel expresién. Se trata, pues, de un precioso mensaje, sobre todo en la actualidad, enun momento en el que estamos viviendo una profunda crisis del Es- tado y de Ia ley y en el que el Derecho —que hasta ayer mismo estaba recluido en el castillo (cércel) del poder— esta recuperando su socie- dad esencial y, en consecuencia, su historicidad. Deseo que a esta traduccién a la espléndida lengua de Cervantes le ‘quepa, asimismo, la suerte de aleanzar una buena fortuna. Abril de 2006. Paolo Grossi PREMISAS INTRODUCTORIAS, Est librito es fruto de tna experiencia personal. Son ya muchos los afios que han transcurrido desde que la Facultad de Derecho de Flo- rencia me oiorgé un singular privilegio: el de impatti, inmediatamen- te antes del comienzo de los cursos oficiales, algunas lecciones intro- ductorias al estudio del Derecho que sitvieran de iniciacidn elemental para los jévenes estudiantes matriculados en el primer afio de carrera. Una experiencia gratificante en extremo y queridisima para mi. Por esta razéin, cnandn los responsables de Ia editorial Laterza ce dirigiezon a mi con la finalidad de que me hiciera cargo del «Dere- cho» para su acertada y feliz serie de pequetios voliimenes dedicados una Primera leccién de.... no dudé en aceptar la propuesta a peser de sex, como lo soy, plenamente consciente de que se trataba de una ardua tarea. He optado voluntariamente por no abrumar estas paginas con inacabables citas bibliogrificas ni con ostentaciones eruditas, peto he querido conservar el caricter elemental y mayéutico de mis lec- ciones florentinas con la seguridad de que, haciéndolo asf, respondia tanto a las expectativas del editor como a las exigencias requeridas or una «matricula» en la Facultsd de Leyes, Deben, pues, presuumir- se las méltiples lecturas que el autor, con sincera humildad, ha tenido 4que llevar a cabo para escribir estas paginas y, con seguridad, a elles se debe la deseable claridad del discurso e, incluso, una buscada se- renidad eritica, no obstante la visién personal de Te que, inevitable- mente, soy portador. Paolo Cappellini, historindor que maneja con excepeional compe- ‘eneia los instrumentos de la teoria general del Derecho y del Derecho 6 Faolo Gross privado positivo, disciplinas que ha impartido conjuntamente en et me gisterio histérico-juridico, ha sido también el lector inapreciable de este experimento mio. Desde aqui le expreso mi més vivo y profimde agradecimiento, Citille in Chianti, febrero de 2003. Paolo GROSS! CAPITULO PRIMERO {QUE ES EL DERECHO? 1, EL DERECHO ENTRE IGNORANCIA, MALENTENDIDOS E INCOMPRENSIONES El Derecho no pertenece al mundo de los signos sensibles. El fun- do ristico que he adquirido parece confundirse con el fundo de mi ve- cino sino lo rodeo de una cerca; el edificio que es sede de la embajada de un Estado extranjero —y, por tanto, espacio extraterritorial—puc~ de parecer idéntico a los demés edificios limitrofes si una placa no dioa su situacién extraordinaria; la franja de tierra que separa la Repti- blica de Italia de los otros Estados discurriria de una manera ininterrampida sino existieran alli signos visibles que sefialan su ca~ racter limitrofe u oficiales de policia y de aduanas para el control de transecintes El Derecho confia en signos sensibles para llevar e cabo una comu- nicacién eficaz. Pero, incluso sin ellos, mi fmdo rstico, la sede de una embajada y el teritorio de un Estado son y se mantienen como realida- des caracteristicas y diferenciadas en el marco inmaterial del Derecho. Esta inmaterialidad le concede una dimensién misteriosa para al hombre eatriente, y de abt procede el primero de los motivos que ha- ccen que el Derecho aparezea rodeado por una tupida red de incom- prensiones. Una dimension misteriose, por tanto, y, también, muy de- sagradable, Desagradable, si, porque ante e! hombre corriente de hoy en dia, el Derecho se muestra bajo dos aspectos que no contribuyen en verdad a Is Piolo Gross {que sea mejor aceptado: cae sobre st por todos lados. a semejanza de tuna teja que se desprende de una cubierta sobre la cabeza de un peatén, yy le sabe a poder y a mando autoritario, evocando de manera inmedia- ta la imagen desagradabilisima det juez o del funcionario de policia y Ja subsiguiente posibitidad de sanciones y coerciones. Todo esto hace que. para el hombre de la calle, el Derecho se con- vierta en una realidad hostil, extrafa y enormemente distante de sf y de su vida, Una situacién, en todo caso, cuyo resultado es doblemen: te negativo para el eiudadano y para el Derecho porque se corre el riesgo probable de una separacién entre Derecho y sociedad y. en consecuencia, de la sparicién de un ciudadano empobreciéo —pues se le eseapa de la mano un precioso instrumento de la vida civil, de que el Derecho esté sustancialmente exiliado de la conciencia comtin y de que el jurista es decir, aquel que sabe de Derecho— se vea postergado a un rineén y sin apenas participacién en el medio cultu- zal que le rode, I LAS RAZONES HISTORICAS DE MALENTENDIDOS RP INCOMPRENSIONES, Un resultado como éste era, al menos hasta ayer, inevitable y no seré yo, desde luego, quien considere que Gnicamente se trata d= un producto de la ignorancia del hombre de la calle, colocando asi sobre su espalda una pesada carga de responsabilidad. Se trataria de algo profundamente injusto. Un resultado como éste ¢s, de hecho, uno de los resultados genetados por las opciones domi- nantes y determinantes en el escenario de la Historia juridica de Euro- pa continental durante los iltimos doscientos afios, todas ellas consoli- dadas a través de los vinculos, estrechisimos y completamente nuevos, existentes entre poder politico y Derecho, El poder politico, que en el transcurso de Ia Edad Modema se fue convirtiendo cada vez mas en Estado —es decir, en una entidad totali- zadora tendente a controlar todas las manifestaciones de lo social—, mostré un creciente interés por el Derecho y, con extremada lucidez, 10 reconocié como um pilar precioso de su misma estructurs. Un interés ‘que se incrementé tan considerablemente que, # finales del siglo xvi, tras haber desmentido decisivamente las aetitudes multiseculares que Qui esl Derwcho? 9 se hubfan conservado hasta fa clausura del Antiguo Régimen ', logis conseguir el pleno monopolio de Ia dimension ju Es, en efecto, por esos mismos aos cuando, de entre kas milti= ples mitologias * laicas inauguradas por la Revolueién de 1789, se impone con ventaja y nitidez la legislativa, La ley —esto es, la ex presidn de la voluntad del poder soberano— se identifica axiomati- camonte con la expresién de la voluntad general. convirtiéndose de este modo en el iinico instrumento productor de Derecho merecedor dle respeto y reverencia y en objeto de culto par el hecho de ser ley y no por la respetabilidad de sus contenidos. De esta manera, una vez identificada fa ley con Ja voluntad general, s2 consiguid la identitica- cidn del Derecho con la ley y se consiguid, asimismo, su completa es- tatalizaeién, Pero el Estado, como veremos en algunas de las piginas siguientes, solamente es una cristalizacién de la sociedad. El Estado —incluso el asi llamado Estado democritice— siempre es un aparato de poder. una cnganizacién auroritaria y una forja de mandatos donde ei Derecho esté obviamente predeterminado. Solidisima merced a la firme base del mito de la voluntad general‘, Ia ereencia en ta virtud de la ley se ha arrastrado hasta hoy mismo sostenida, por un lado, por la astuta estra~ regia del poder politico, que no podia sino reconocer en ella un eficaz medio de gobierno de la sociedad, y, por el otro, por la molicie intelec- twal de os mismos juristas, satisfechos con su funcién formal de sacer- dotes del culto legislativo, aun cuando, en su caso, tal funcién no fuera ris que un humilde plato de lentejes. Con Ta expresion «Antiguo Régimens, traduceién de fe divulgada ancien igi francesa, se quiere designar I ivlizacién soco-econdmee- politico ju Francia antes de fa Revolueidn de 1789, Una civilizacion de estructura esterental ‘sa gue, pesar de s ya larg itinratio a teas dela moderne (iglos SV-XVIt) sist una muftnad de residuos medievalesy en l queef Derecho rodasia se fundaba todos los embalsamamientos a que habfan sido sometidas la comple}i- dad y vivacidad de la historia por los mitos, percibe las clausuras tan ‘gravemente negativas ocasionadas por les mitologias juridicas moder- nas, incluso por las que estan mas directamente relacionadas con una transformacién que hubiera requerido una mayor agilidad. Habituad> como esté a encontrar el nacimiento del Derecho en Ia incandescencia de las fuerzas sociales, culturales y econémicas, advierte el grave ries- 20 que se deriva de separar el revestimiento jutidico del flujo historieo ys en consecuencia, reducirlo a corteza reseca, privada de la viv dora linfa vital que discurre por debajo * El proceso de involucién del Derecho moderno ha sido imparable: Ja ley es un mandato, un mandato general, un mandato indiscutible, coa esa vocacién esencial tan suya de ser obedecida silenciosamente. Dz abi nace su inclinacién a consolidarse en un texto, a encerrarse en wi texto de papel donde cualquiera pueda leerla para obedecerla despué ‘enun texto que, por su naturaleza, es cerrado e inmévil y que en seguik social fo que regula disciplinadamente mi convivencia con el veeino > mis convenciones con otros hombres de negocios Pero existe otro aspecto relevantisimo que ilustra extraordinaria- mente la comparacién y ata, precisamente, al punto que nos interesa cesclarecer aqui, Se trata de la cuestién relativa a la ewalidad de la ob- servancia y. como contrapunto, de la normatividad de la regla “por ‘emplear aqui un término habitual entre los juristas—. que es similar tanto para el usuario de una regla juridica como para el de una regla line ailistica, En ambos supuestos es, en efecto, una observancia en fa que al componente de la aceptacién prevalece sobre la obediencia, Elque habla de modo correcto ¢ idéneo noo hace porobedecer uma regla, sino por la conviecién de establecer de esta guisa una eficaz rela- ccién de comunicacién con sus semejantes. Es, exactamente, el mismo arregio que e! levado a cabo por los miembros de la fila, que no lo aca- tan por obediencia, sino porgue estin convencidos del valor intrinseco de la propuesta organizativa y se auro-ordenan de acuerdo con lamisms, El uso del término «observancian quiere resaltar el hecho de que, a diferencia de lo que ocurre con la «obediencian, se produce uma acep- tacién no completamente pasiva de la regla, una aceptacién recorrida ims bien por las nervaduras psicol6gicas de las convieciones y, poe consiguiente, también de ia consciencia, En la observancia lingtifsticx y jurdica el particular est inserto en une suerte de cooperacién colec- tivaen la que el gesto de la sumisi6n se colorea de espontaneidac. cier- to, pero también se hace objetivo. Se trata de una conclusién que no puede ser desmentida en un pla- no fisiolégico. Es en el patolégico donde se advierten diferenciacio- nes: en el orden juridico, las sanciones son, en ocasiones, enérgicas perentorias, Hegando al extremo de amenazar con Is mulidad * de un acto o penalizando a una persona. Pero esto afecta —es pertinente que lo reealquemos—a la patologia de lo juridico, Es decir de Is carga imperativa de la regia * La auseneia de observancia de los comportamientos prevstos por una norms pam que un acto tanga validez encuentra una reaceign inmediata en el orden juriics {queen caso ms grave. prevédrectamente ta nulidad de ese act. He aqutun germ | | sQuéesel Derecho? be ‘Aan mas. Un lector ya no tan principiante que recuerde los abun- antes parlamentos que muchos juristas han hecho, y hacen, acerea dlel términoseoncepte «sancién»., y que recuerde, asimismo, los acres y encamizados debates doctrinales al respecto, se asombrara cle que fen nuestras paginas no nos hayamos pronunciado al respecto. ;Desa- tencién? glgnorancia? El motivo es mucho més simple y estd conte- nido en el que acabamos de precisar. La asi denominada wsancién» ~-definida como la medida Hevada a cabo para asegurar Ia observan- cia o, loque es lo mismo. para castigar Ia inobservancia— es solamen- {eum expediente extraio a la estructura del Derecho, a su dimensién fi- siolbgica. Con demasiada frecuencia nos destumbramos por todo euanto sucede en el Estado —que es un ordenamiento autoritario—, donde el Derecho se deforma en mandatos y donde el acontecimiento terrible de ta sancién es una suerte de apéadice normal del mandato, tan normal como para hacer de ella una parte integrante del mismo. Pero se trata s6lo de un apéndice que, ademas, tiene como objeto un su- eso absolutamente hipotético: la posibilidad de la inobservancia. ‘Todas las precisiones que hemos realizado acerca de la sancién son, a nuestro parecer, aplicables atin en mayor medida a la coaccidn, esto es, la fuerza fisica efectuada por un ordenamienta autoritario po- seedor de una gran efectividad para realizar la represién de la inobser- vancia—como sucede, por ejemplo, con la privacidn de libertad de un sujeto y su subsiguiente reclusién carcelaria. X. DERECHOY LENGUAJE COMO CONJUNTOS «INSTITUCIONALES», A este respecto, lingtiistas y juristas —o, para ser més exactos, al= _gunos juristas— se refieren al lenguaje y al Derecho como conjuntos institucionales *. ¥ puesto que aqui entra en juego una nocién —la de lo que fo asara, El que quire redaetar un tastamento grivado, clas mado atest ‘tent oldgrafon, debe hacerlo de una forma eserit autogratay irnario Else pre- ‘endiera limiters a una declrscin verbal pra etablecer su hima votuntad ‘asra ese testamento, como se expone en al texto, le nulida, Enel plano ji ‘como si jams hubiera exist, ® nize los juristas es suficiente recordar a Santi Romano, al que ya hemnos men- ineficiencia de los Estados, a la formacién y desarrollo de Derechos paralelos al Derecho oficial de origen estatal, los cuales llevan apare- Jados ia invencién de nuevos institutos juridicos mas cualiticados pars ‘ordenar la nueva economia y la nueva iScnica. Son éstos unos canales dle impulso privado, que discurren autnomos, que establecen sus pro- pias teglas y que vienen a parar en una justiciaprivada, Aceste respecto, la asf llamada alobalizacién juridica “,con sus va- lores positives y negativos, es un fenémeno que ha de contemplarse con atencién porque se esté agigantando y lo hard més todavia en un préximo futuro. Sometida al enfoque que hemos adoptado en nuestras paginas, la globalizacién se nos muestra como un vitalisimo ordena- imiento privado. Asi pues, existe, hoy mas que ayer, un universo juridico recorride [por tensiones pluralistas y que esta fragmentado en una ereciente phi- ‘alidad de ordenamientos juridicos, cada uno de los cuales pretende te- ner su propia originalidad —es decir. un origen independiente y no de- rivado— y, por consiguiente, autonomia propia. 5 Sobre la misma, ef mis adelane p. 63, CAPITULO SEGUNDO LA VIDA DEL DERECHO 1, UN ESBOZO CONCISO DE NUESTRO ITINERARIO Si el Derecho esti llamado a ordenar la Historia humana. entonces cambién se debe dar por descontado que porta en si mismo una precio- sa vocacién para encarnarse en la experiencia historica, hasta el extre- mmo de llegar a convertirse en una dimension mseparsbie de [a misma. Y en la medida que es trama de la experiencia, el Derecho vive su pro= pia vida profindamente insertado en el tejido social, econémico y po- Ittice, Coneebir el Derecho como control social, 0 Io que es to mismo, ‘como poder y mandato, haria de nosotros unos seres exclusivamente sensibles y atentos al contenido del mandato y, por consiguiente, total- mente indiferentes a esa vida. En su lugar, el camino que hemos elegi- do nos condiuce por otta direceién, seguros como estamos de que se tr- ta de una trarna experimental —es decir, conectada a la experiencia— continuada pero en constante renovacién. Jamas es el Derecho una nube que se desplaza sobre un paisaje his- ‘rico, Bs el paisaje mismo o, si se quiere, su componente tipico y fun- damental, Esta es la raz6n por la que debe saldar cuentas con rempos y espacios muy diversos que. a su vez, tendrin diversas manifestaciones en conformidad a las diversas exigencias de los climas histéricos en los que se sumerge; manifestaciones que serin interpretadas y aplicadas ‘hasta que Hleguen a convertise en un tejido hist6rico conereto. Génesis, manifestacién, interpretacién, aplicacién: todo esto es Derecho, cual realidad encarnada en Ia Historia. Génesis y aplicacién 4 Paolo Grossi son momentos —el primero y el postrero del proceso juridico— inso- patables de un procedimiento exquisitamente unitatio, Se trata de una verdad tan elemental que el lector prineipiante, por sentido comin, puede considerarla pleondstica a causa de su obvie~ dad, Pero més que para el ingenuo novicio —inmune todavia a los, prejuicios—, el autor de! librto fa incluye pensando en esta ocasién ‘en Sus colegas juristas, y probablemente para los mas doctos de entre ellos, contaminados muy @ menudo por esos prejuicios. Una sinrazén del moderno cientifico del Derecho consiste, en efecto, en olvidar con demasiada frecuencia que la aplicacin de la ley es creacién juridica en no menor medida que su promulgacién. Mas adelante tendremos la oportunidad de referirnos a esta cuesti6n para su mayor esolareci- mento Nuestro itinerario, dedicado a esbozar los principales —y también sucintos— rasgos de la vida del Derecho, se articularé en el siguiente recorrido: después de haber puntualizado los tiempos histéricos mis sobresalientes del Derecho a través de un enfoque que nos seri de fan provecho para proseguir sabiamente nuestro andlisis del presente smunea debemos olvidar que el Derecho es quiz el modo mis fide- ddigno que una sociedad tiene para vivir su propia Historia— y después 4c haber analizado su despliegue por muy diversos espacios durante el pasado, el presente y el futuro, nos detendremos finalmente en a con~ sideraciin de los modos y los instrumentos merced a los cuales el De~ recho se convierte en tejido histérico, Recurriremos para ello a un and lisis comparativo —vertial y horizontal—, pues éste ese nico medio através del cual podemos restimir su identidad a ese tenue punto den- ‘wo de una larga linea que es el Derecho vigente y actual. Es,en efecto, tinicamente merced a la comparacion temporal/espa~ cial, es decir, ampliando nuestra mirada y ensanchando nuestro pecko, como conseguiremos alcanzar los tres resultados que pretende este li- brito y a los cuales aspira nuestro principiante: comprensién del pre- sente, percibir el significado de la linea en la que esté situado el pre- sente, y de la que es solamente un punto, y capacidad de dirigir la constriceién del futur. Lavi del Derecho 5 Hl, LOS TIEMPOS HISTORICOS DEL DERECHO. LA EDAD ANTIGUA: EL «DERECHO ROMANO» Después de haber leido con atencién tas paginas precedentes, el prineipiante posee ahora Ia elemental certeza de que el Derecho es tan viejo como el mundo. Los etnélogos, y en particular los cultivadores de In etnologia juridica, nos han hecho conocer a través de sus trabajos de campo las costumbres mis diferentes, las mis primitivs, las més em borionarias y hasta las relativas a microorganizaciones sociales de indo- le tribal No cabe duda que también eso es Derecho, pues en todos los casos se tata siempre de ordenamientos observados. Sin embargo, debemnos aliadir en seguida que, puesto que la fuente de su disciplina organizat va es el uso —el cual siempre permanece anclado en una dimension @Primitva» an el sentido que conceden al término antopéloges y etndlages. Una civilizscion en la que existe una rlaciba desproporcionada entre cosms y hort bre, y en fa que los sujetos se confanden con la natraloza hasta el extrema de estar to- talmente condicionades por ta misma. Son los hechos, exactamente ls hechos feno- ngnicos, tos protagonist y ta es [a razén por la que ms adelante en el texto, 62 Inblard de experiencia juries Ft. —— a vida del Derecho a Las lineas esenciales de este paisaje juridico no se modificaron cuando, en el transcurso del segundo Medioevo —o sea, desde finales uel siglo xt en adelante, cuando tiene lugar un nuevo florecimiento de ta dimensién cultural pero se mantiene la ausencia estatal—, a inter- pretacién del tejido consuctudinario pasé a las manos de los hombres ‘e ciencia que ensefiaban en las recién nacidas universidades. En la sociedad europea se oper, asimismo, una transformacién: la agratia y estitica se sustituyé por otra dindmica y con abundancia de telaciones comerciales, cuya compleja y animada estructura no era susceptible de ser ordenada por hechos consuetudinarios particu- Jares. Se hacian, pues, necesarias categorias generales para ordenat la rueva complejidad: si el legislador —que continuaba siendo muy marginal— no estaba en condiciones de offecerias a través de sus normas generates, esa labor correspondia, y de hecho correspondid, ala naciente, pero muy vigorosa, ciencia juridica, en especial la uni- versitaria No desprecié esta Gltima el viejo material consuetudinario de los siglos precedentes sino que se hizo portadora del mismo y otorgé auto- ridad a su propia obra mediante Ia asuncién, como el mas prestigioso de sus fundamentos, de las antiguas fuentes romanes, alas que aftadié 40s principios y las reglas que la Igiesia romana haba elaborado a tra- vés de un trabajo secular y que, precisamente por esos siglos, la misma Iglesia estaba definiendo y consolidando, Por encima det difuso ger- ‘minar de las costumbres, ia eiencia juridiea del Medioevo tardio cred una intrépida vestimenta interpretativa para la que, desde luego, no fueron limites los innumerables espacios politicos en los que estaba di- vvidida Europa: los estatutos y las costumbres locales siguieron convi- viendo con un Derecho cientifico universal que servia para interpretar integrar la insuficiencia de los Derechos particulares. El pluralismo juridico de fa edad intermedia —pluralismo efecti- vo, debido a la ausencia de obstruccionistas sujetos politicos estata- les—permitidy faclits la corvivencia ere estos dos estatos, el infe- rior, integrado por los asf lamados fura propria—es decir, el Derecho de las autonomias locales—y el superior, que representaba el jus co- mmune. Este, en efecto, era comiin por doble titulo: por su proyeccién _geogrifica, que era comiin a todas las tierras civilizadas —realizando asi una suerte de unidad jurfdica europea—, y porque consttuia la ab- sorci6n de la sabiduris jurfdiea romana y canénica,

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