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CADA TANTO EN ESTE PAS VUELVE, casi siempre bien evidenciado, el problema
extremo de derechos humanos que viven los reclusos del pas: el de los
condenados, s, pero tambin el de los que estn a la espera (incluso durante
una dcada) de que un juez penal les resuelva su situacin jurdica.
Por: El Espectador
Ir a una crcel, ms que ser un castigo legal, se convierte en muchos casos en
una tortura: o mejor, y ms acertado, en un estado de cosa inconstitucional,
como declar la Corte en 1998.
Si bien esa sentencia (T-153/98) se centraba, sobre todo, en el tema del
hacinamiento, muchos son los estudios que ponen sobre el papel los otros
problemas: los derechos recortados (a veces nulos) de salud y trabajo, los
pocos espacios de esparcimiento que existen en el interior, y, en general, una
carencia de garantas mnimas aseguradas. En las crceles, segn lo que
sabemos del derecho que las rige, prima el principio de sujecin: la crcel, para
los reclusos, es el Estado. Y si bien algunas libertades son recortadas, otras
deben garantizarse. Eso ltimo es, justamente, lo que no sucede.
La mdula de todo, sin embargo, sigue siendo el hacinamiento. Estas lneas
han dicho en repetidas ocasiones que la solucin a ese problema no es
solamente la construccin de ms cupos y de otros centros reclusorios: esa es,
apenas, una medida paliativa. El diagnstico debe ser ms global: el
hacinamiento se da por un excesivo uso de las penas altas, ineficacia de la
justicia a la hora de impartirlas (datos del Ministerio de Justicia indican que el
30% de las personas que habitan estos centros no tienen una condena en
firme) y un uso desmedido de figuras como la detencin preventiva, que
debera ser la excepcin y no la regla. Dicho en cristiano: un uso sobreestimado
de la crcel.
El Gobierno, de nuevo, piensa presentar un paquete acorde con esta realidad.
Su desarrollo se basa en cinco puntos: un sistema de salud para los centros
penitenciarios, la entrega de 12.000 cupos carcelarios, la construccin de
centros reclusorios mediante la asociacin con el sector privado, la creacin de
una agencia de empleo para los reclusos que trabajen o estudien durante el
cumplimiento intramuros de su pena y medidas, consensuadas con el
Congreso, contra el populismo punitivo.
El plan de salud, pensamos, es algo obligado que haca bastante falta desde
hace mucho tiempo. Y son necesarios, asimismo, la construccin de ms
crceles y el asegurar un centro de trabajo o educacin. En cuanto a las