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Passage au crible
Por un análisis transnacional de la arena mundial
Contexto histórico
Desde 1872 Gustave Moynier - uno de los fundadores de la Cruz Roja - evocaba la perspectiva
de una jurisdicción universal. Después de la Primera Guerra Mundial, la idea resurgió cuando se trató
de juzgar al Kaiser, pero no tuvo ningún resultado frente al rechazo de los Países Bajos de entregar a
Guillermo II. Finalmente, en 1945, la exterminación de varios millones de personas por los nazis y los
crímenes de guerra cometidos por los japoneses dieron lugar al establecimiento del Tribunal Militar
Internacional de Nuremberg y del Tribunal de Tokio en 1946. Sin embargo, estas jurisdicciones
desaparecieron una vez logrado su objetivo. El proyecto se suspendió después durante medio-siglo,
a causa de la Guerra Fría, debido a la incapacidad de los Estados para codificar los crímenes y
ponerse de acuerdo sobre una definición común de la agresión. Ciertamente en los años noventa, la
ONU instauró los TIP (Tribunales Internacionales Temporales): 1) el Tribunal Penal Internacional
para la ex Yugoslavia (TPIY) en 1993, 2) el Tribunal Penal Internacional para Ruanda (TPIR) en 1994 y
3) el Tribunal Especial para Sierra Leone (TSSL), en el 2002. Pero estos últimos poseían y poseen aún
hoy en día competencias estrictamente limitadas (rationae loci y rationae temporis) ya que se trata
de simples instancias ad hoc.
Por lo tanto, la CPI es la primera jurisdicción internacional permanente que viene al mundo.
Está regida por el Estatuto de Roma, adoptado el 17 de julio de 1998 por 120 Estados. Este
documento entró en vigor en el 2002, cuando las 60 ratificaciones requeridas fueron adquiridas.
Institución independiente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y de los Estados, la CPI
goza del beneficio de una legitimidad reforzada.
Si en un futuro próximo la Corte tiene la posibilidad de investigar en Guinea, incluso
incriminar, juzgar y sancionar a sus gobernantes, es porque este país se encuentra entre los 110
Estados asociados a la CPI. Si no hubiera sido el caso, habría sido necesario que el Consejo de
Seguridad - cuyas resoluciones son de carácter forzoso para todos sus miembros - atribuyera la
situación al procurador o que Conakry aceptara explícitamente la competencia de la Corte.
Desde su creación, la CPI ya ha abierto procedimientos de este tipo, especialmente en
Afganistán, Colombia, Costa de Marfil, Kenia y Palestina. Sin embargo, esta etapa no significa que
se diligenciará una investigación ulterior para determinar si el crimen contra la humanidad - cuya
definición precisa se encuentra suministrada por el artículo 7 del Estatuto de Roma - está
constituido. Desde luego, el procurador de la CPI dispone de total competencia, pero es también
necesario que la justicia del Estado respectivo haya declarado su rechazo manifiesto de actuar
contra los autores de los crímenes imputados, o que haya reconocido no estar en condiciones de
hacerlo. Señalemos al respecto que, en virtud del principio de complementariedad, la CPI tiene
simplemente tendencia a completar los sistemas nacionales de justicia penal y no substituirse a
éstos.
Marco teórico
Mencionemos dos lineamientos importantes :
1. La autoridad de una jurisdicción internacional dueña de poderes supranacionales, cuyas decisiones
se imponen por consiguiente a los Estados asociados y restringen de esta manera sus soberanías.
2. Desde un punto de vista más global, esta autoridad traduce un lento y profundo movimiento de
judicialización de las Relaciones Internacionales, a través del decreto de normas y de la instauración de
mecanismos que permitan luchar contra la impunidad. Es testigo de este movimiento el poderoso
ascenso del Derecho Internacional Público, cuya fuerza perentoria no cesa de aumentar.
Análisis
A pesar que la CPI emana de un acuerdo interestatal, su creación le debe mucho a las ONG
humanitarias, organizadas en una coalición internacional. En efecto, éstas últimas jugaron un papel
absolutamente capital en su génesis, al no cesar de obrar durante muchos años frente a la desconfianza
general, incluso frente a los impedimentos de los Estados. Por otra parte, las ONG demostraron tener
una gran iniciativa de redacción que se encuentra esencialmente avalada por el Estatuto. Sobre este
tema, recalquemos que los principios fundamentales actualmente defendidos por la CPI confirman en
gran medida una disgregación de la Razón de Estado. Por ello, las ONG continúan desplegando su
capacidad de alerta y ejerciendo con sumo cuidado una incesante vigilia normativa. Para esto las ONG
intervienen tanto en el ámbito de las víctimas, como en las opiniones públicas; su objetivo esencial es el
de siempre prevenir toda agresión, pasividad o instrumentalización de la CPI. Respecto a la represión que
se desarrolla actualmente en Guinea, la FIDH (Federación Internacional de Derechos Humanos) lanzó,
por ejemplo, su propia investigación de campo y convocó a Francia y a los Estados Unidos a “reaccionar
con firmeza”. De hecho, la lucha contra la impunidad denota desde ahora una división del trabajo entre la
CPI, las ONG y los Estados, formando de esta manera una configuración inédita. Pero por ahora la CPI
evalúa y analiza las informaciones recogidas, con el fin de determinar si los abusos cometidos en Conakry
hacen parte de su competencia. Cumplido el plazo, la CPI puede entonces una vez más, decidir acusar
dirigentes, incluso un jefe de Estado, como fue el caso con el presidente de Sudán, Omar El Béchir.
Referencias
Cassese Antonio, Violence et droit dans un monde divisé, Paris, PUF, 1990.
Delmas-Marty Mireille, Cassese Antonio (Ed.), Juridictions nationales et crimes internationaux, Paris, PUF, 2002.
Delmas-Marty Mireille, Fronza Emanuela, Lambert Abdelgawad Elisabeth, Les Sources du droit international pénal : L´expérience des Tribunaux Pénaux
Internationaux et le Statut de la Cour Pénale Internationale, Paris, Société de Législation Comparée, 2005.
Garapon Antoine, Des Crimes qu´on ne peut ni punir, ni pardonner : pour une justice internationale, Paris, Odile Jacob, 2002. /