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1. Quiénes integran “la clase trabajadora”? (CUESTIONES DE ENFOQUE Suele decirse que en la actualidad en Inglaterra no hay elase trabajadora, que hubo una “revolucidn sin derramamiento de sangre” que ha recucido tanto las diferencias sociales que la mayor parte de no- sotros vive en una meseta casi plana: la meseta de las clases media y media, baja. En mi opinién, esa afirmacién es verdadera, dentro de ciertos con- textos, y no quiero subestimae el aleance ni el valor de los muchos eam- bios sociales que han ocurrido recientemente. Para reconsiderar cémo afectan esos cambios la clase trabajaclora en particular, es preciso volver «leer algiin estudio social o unas pocas novelas de prineipios de siglo. Es probable que nos sorprenda cxxinto ha progresado la clase trabajadora, axinto mas poder y cudntos bienes ha adquirido, y especialmente has- 1a qué punto ha dejado de sentirse parte de “las capas inferiores” que tienten otras clases por encima de la suya, superiores, segiin se entiende hhabitualmente este término, Algo de esto sigue vigente, pero en mucho ‘menor grado. A pesar de los cambios, las actitudes se modifican mas lentamente de to que advertimos, tal como me propongo demostrar en la primera parte de este ensayo. Las actimudes cambian poco a poco, pero evidentemente hhay una gran cantidad de fuereas complejas que yeneran cambios, La ‘segunda mitad del libro trata de los modos en que se esti operando una fransformacién hacia una sociedad “sin clases” desde el punto de vista cultural Sera necesario definir mis espectiamentea qué me refiero con “hc se trbajador’, pero las eitcutades que implica defini este ermino son es problemas que las que sagen de evar el romantiamo que ta quienes abordan elena de “Tos obreros" ode “la gene comin’ tendenciasromnicas merecen ser tata en primer ig, pes tan el riesgo de exagerat las amirablescualidades de a euleura 3 de I cla trabajdora yn actual decadenca Lam to tpn ce exageraciones tienden a reforzarse mutuamente, asi el contraste parece mayor. Podemos dudar de la calidad de vida de la clase trabajadora actual, yen especial de la velocidad con la que parece deteriorarse. Pero algunas de las tentaciones que la hacen més vulnerable prosperaron s6lo porque sus miembros lograron apelar a actitudes establecidas que no eran del todo encomiables; y a pesar de que los males contemporneos que Haman ‘especialmente la atencién de un observador externo no pueden soslaya se, sus consectiencias no son siempre tan significativas como podria suge- rir un diagndstico realizado desde afuiera, aunque mis no sea porque la lase trabajadora atin conserva parte de las antiguas resistencias internas. Sin duda, esas exageraciones suelen nutrirse de una gran admiracién por el potencial de la clase trabajadora y la pena que inspira su situacién, Relacionada con este aspecto esti la esperanza excesiva de los intelectua les de clase media con una gran conciencia social. Algunos de ellos han visto durante mucho tiempo en cada obrero a una especie de Felix Holt 6 Jude el Oscuro. Quizi esto se deba a que la mayoria de los obreros que han conocido pertenecen a un grupo autoconformado poco frecuente, 6 bien, en determinacdas situaciones, se trata de hombres y mujeres jéve- nes en cursos tiniversitarios de verano, individuos excepcionales a los que las eircunstancias de sti nacimiento despojaron de la herencia intelectual que merecen y que han hecho grandes esfuerzos para gandrsela. Son ex cepcionales en el sentido de que su naturaleza no es la tipica de los inte _grantes de la clase trabajadora; su mera presencia en cursos de verano, en reuniones de sociedades eruclitas y ciclos de conferencias se debe a que se 4yen, sin una gran tensin aparente, apartan del entorno en el que se mi la mayoria de sus pares, Serian excepcionales en cualquier clase social, No revelan tanto caracteristicas de su clase como de sf mismos. De la pena ~"Qué bien estarian si..."= al elogio “Que buenos que son porque...” hay todo un abanico de mitos bueélicos y actitudes apro- batorias al estilo de la Comadre de Bath, La clase trabajadora goza, bie sicamente, de muy buena salud -segtin la vision bucslica-, mejor que la salud de las otras clases; esta en bruto, sin pulir, pero es un diamante al fin; es dura, pero vale su peso en oro; no tiene refinamiento ni aspiracio~ nes intelectuales, pero si tiene los pies en la tierra; es capaz de reirse con ganas; es franca y solidaria, La clase trabajadora tiene, asimismo, una for ma de hablar ingeniosa y mordaz, pero jamds carente de sentido comin. Las exageraciones varian en intensidad, desde el énfasis moderado que algunos grandes novelistas ponen en los aspectos pintorescos de Ia vida de la clase trabajadora hasta las tilladas fantasias de algunos escritores: populares contemporineos. Cuintos de los grandes escritores ingleses QUIENES INTEGRAN "LA CLASE-TRABAJADORA"? 43 no han exagerado, al menos una pizca, en la descripcién de aspectos picarescos de la vida de la clase trabajadora? George Eliot lo hace, por ims brillantes que sean sus observaciones acerca de los trabajadores, y cl sesgo es atin mas evidente en Hardy. Entre losescritores de nuestro tiempo, en el que tanto abunda la manipulacin consciente, hay novelis- tas populares que halagan con condescendencia a los hombres de a pie, ‘con sus gorras planas y sus vocales laxas, sus desabridas esposas con sus umbrales impecables. Buen t6pico, y divertido, ademas. Hasta un autor tan austero y en apariencia poco romdntico como George Orwell nunca perdié la costumbre de observara la clase trabajadora a través del velo de los especticulos de variedades eduardianos, Este tipo de actitudes abun- da en el estilo campechano de los columnistas del diario del domingo, los periodistas que siempre citan con admiracién el tiltimo comentario agudo de “AI, un conocido suyo del bar. En mi opinion, es necesario rechazar estos enfoques con mucha vehemencia, porque hay algo de ver dad en lo que expresan y es una pena que esa verdad se exagere como, nota de color. A.veces es conveniente tomar con cautela las interpretaciones de los. historiadores del movimiento obrero. El tema es fascinante y emotive; hay mucho material valioso sobre las aspiraciones sociales y politicas de la clase tabajadora, No obstante, no es extraiio que se leve al lector a creer que las historias pertenecen a la clase trabajadora cuando en realidad son principalmente historias de las actividades ~y de sus titiles consecuencias para casi todos los miembros de la clase~ de una minoria. Probablemente los autores no pretendan mis que eso, ylos obj importantes en si mismos. Pero a veces, cuando leo e30s libros, tengo 1a impresién de que sus autores sobrevaloran el lugar de la actividad Politica en ta vida de los trabajadores y que no siempre tienen una idea adecuada de las bases de esa vida La perspectiva de un historiador marxista de clase media reproduce on frecuencia algo de cada uno de los errores mencionados, El autor se compadece del trabajador tricionado y desvalorizado, cuyas fllas cons era gue son la consecuencia del sistema agobiante que To domina, Ad ‘ira los resabios del noble salvaje y sente nostalgia por aquellos tipos de Yerdaderamente popular, y expresa una atraccién particular por los re~ tazos de esas formas artisticas que piensa que detecta en el presente, Se fompadece yadmira “el costa Jue el Oscuto" de os wabaadores. Por 'o general, hay una mezcla de compasién y condescendencia mas alk de ‘oda apaviencia de realidad Es en algunas novelas, después de todo, donde se aprecia una idea de calidad de vida de la clase trabajadora —Hlijos y amantes, de D. H. Lawrence, centre ellas~ mas acabada que en ciertas obras de ficcién de mayor pop laridad o mas conscientemente proletarias. A su manera, lo mismo logran algunos de los estudios sociolégicos sobre la vida de los trabajadores que se han escrito en los titimos veinte aiios. Es0s libros producen la mis- ma impresién compleja y claustrofobica que la vida de los trabajadores puede dejar en un observador que quiere conocerla en sus aspectos mas. concretos. Me reficro a la impresin de estar inmerso en un bosque inter- ‘minable con sus més minimos detalles, distinto y similara la vez; una gran ‘masa de rostros, hiibitos y actos sin demasiada importancia aparente. La ia al mismo tiempo, pues sefiala la expansiva, impresi6n es correcta y ett ‘multitudinaria ¢ infinitamente deuallada naturaleza de la vida de la clase trabajadlora y el sentido a veces deprimente para alguien que no perte- nece a ella~ de una inmensa uniformidad, de ser siempre parte de una mulitud enorme y bulliciosa, cuyos ‘08 son todos parecidos hasta los aspectos mas importantes o personales, Pienso que la impresiGn es ‘asi nos lleva a crearnos una imagen de la clase trabajadora s6lo a partir de los datos estadlisticos provistos por algunos de es0s trabajos so- ciolégicos, como la cantidad de personas que hacen tal cosa y las que no hacen tal otra o el porcentaje que dice creer en Dios o piensa que el amor: libre “esta bien a su manera”. Un estudio sociolégico puede servir 0 no, pero esti claro que tenemos que ver mis alla de las costumbres y las afir- maciones, y watar de comprender qué significan (quiz quieran decir lo. contrario de lo que parece) e identificar las distintas presiones emotivas, que hay detrs de las frases idiomaticas y los rituales. Un autor que pertenece a la clase trabajadora tendra sus propias ten« taciones para equivocarse, que serin algo distintas pero no menos ert6= reas quie las de un escritor de otra clase social. Yo soy miembro de la clase: trabajadora y me siento cerca y lejos de ella al mismo tiempo. Dentro de algunos aiios, supongo que esta relacién dual no me resultara tan clara, pero seguramente afectard lo que diga. Quiza me ayude a propor cionar tna visién mas exacta de la vida de la clase trabajadora desde la experiencia personal y a evitar algunos de los riesgos de interpretacién ‘errénea que puede tener una persona ajena a mi clase. Pero la pertenen= cia también tae aparejados sus propios peligros. Creo que los cambios que presento en la segunda parte de este ensayo podrian llevar a la clase trabajadora a perder, culturalmente, mucho de lo que era valioso y @ ganar menos de lo que su nueva situaci6n deberia haber permitido. En Ta medida en que puedo ser objetivo, eso es lo que pienso, Aun asi, duran UENES INTEGRAN “LA CLASE TRABAJADORA"? 45 te la eseritura tuve que resistirme constantemente a una fuerte presién interna para que lo antiguo se viera mucho mas admirable y lo nuevo ms condenable que lo que el estudio consciente de la evidencia me permitia justificar. Es probable que cierta nostalgia estuiera tiflendo de antemano la evidencia. Hice cuanto pude para eliminar el efecto. En las dos partes del libro he descubierto en mf una tendencia -por- que el tema forma parte de mis origenes y de mi vida a criticar sin argumentos los rasgos que no aprucho en Ia clase trabajadora, Esa ten- lencia se relaciona con la imperiosa necesidad de enterrar los propios fantasmas; en el peor de los casos, a veces es tentador menospreciar la clase a la que uno pertenece por la ambigitedad de la postura personal ante ella. Por otro lado, he observado una tendencia a sobrevalorar las ficas que apruebo en la clase trabajadora y, por lo tanto, a caer imentalismo, en una visiGn ronuintica de mis origenes, como si “zL0 ve? A pesar de todo, caracteri en else inconscientemente le dijera a mi interlocutor sa infancia es mejor que la suya” E] autor debe hacer frente a esos peligros durante la escritura, mien- tras intenta descubrir qué es lo que en realidad tiene para decir. Creo que es muy poco probable que tenga éxito en la empresa, Los lectores, en cambio, estén en una posicién mis ventajosa, como los que escuchan las palabras de Marlow en Bl corazén de las tnieblas, le Conrad: “Por cier~ 0, aqui ustedes ven mas que yo. Me ven a mi" El lector ve lo que el autor ha querido decir y también, por el tono 0 el Enfasis inconsciente, entre otras cosas, conoce al hombre que ha escrito eltexto, UN Estozo DE DEFINICION Cuando tuve que decidir quiénes conformarian “la clase trabajadora” para Jos fines de este ensayo, mi problema, segtin mi percepcidn, era el siguien- Xe: las publicaciones populares de las cuales recopilé la mayor parte del Material no tienen infhencia sélo en los grupos de la clase trabajadora fie conozco bien; de hecho, como tienden a ser publicaciones “sin case ioc todas Pero para analzarcémo aectan ests ublicaciones Ia seats y Para citar a vaguedad que sete acomplia tos comentarios Pore a gente comin” ra necesato define un objeto acotado. As, tome {it Brupo bastante homogénco dentro dela case trabjadora y até de ‘ar la atmésfera o la calidad de sus vidas mediante la descripcién del en- 46 LA CULTURA OBRERA EN LA SOCIEDAD DE MASAS. tomo y las actitudles, En este contexto puede apreciarse cémo las ideas mu- cho mas difundlidas de las publicaciones masivas se vinculan con actitudes _ comtinmente aceptaclas, emo modifican esas acttudes y ¢6mo encuentran resistencia, A menos que esté equivocado, la actitudes que describo en la primera parte son comunes a muchos otros grupos que forman parte de “la gente comin” y otorgan mayor relevancia al andlisis. En particular, muchas de las actitudes que presento como pertenecientes a la “clase traba- jadora” pueden atsibuitse también a lo que suele cenominarse “clase medi baja", No sé emo puede evitarse este solapamiento, y espero que el lector sienta, como yo, que esto no invalica mis principales argumentos. I contexto y Ia evidencia respecto de las acttudles se basan en mi ex- perieneia personal en tina zona wbana del norte de Inglaterra, en una infancia wanscussida en las décadas dle 1920 y 1980, y en un contacto posterior casi continuo, aunque diferente. Los miembros de la clase wabajadora, como ya lo he expresado, quiza xno se sientan parte de un grupo “inferior”, como era el caso una o dos generaciones atris. No obstante, los grupos que tengo en mente atin conservan en gran medida una sensacién de pertenencia a un grupo propio, sin que esto implique necesariamente que se sientan inferiores u ‘oxgullosos; pereiben que son “clase trabajadora” por as cosas que adic ran 0 que rechazan, en términos de “pertenencia’. La distineidn no tiene un aleance amplio, pero es importante; quiza puedan ariadirse otras, sin {que ninguna sea definitiva, aunque cada una de ellas contr dfinicion tenga la exactiud necesar La “clase wabajadora” descripta en este libro vive en Hunslet (Leeds), Ancoats (Manchester), Brightside y Attercliffe (She field) y cerca de Hessle y Holderness Road (Hull). Mi contacto mis AMuido se establece con quienes residen en las largas hileras de casas api fiadas y humeantes de Leeds. Tienen sus zonas reconocibles dentro de la ciudad. En casi todas las ciudades, los estilos de construccién de sus viviendas son muy caracteristicos: en algunos Tugares los fondos de las ssas comparten wna medianera; en otros, hay hileras de casas con patios colindantes en el fondo, Normalmente las casas son alquiladas. Cada vez hay mts personas de clase trabajaelora que se mudan a viviendas de cons twuccién reciente, pero no me parece que hasta ahora esto afecte mis principales puntos de vista sobre sus actitudes. f La mayoria de los trabajadores que residen en esas zonas son a riados que cobran por semana y casi todos tienen una tinica fuente ingresos, Algunos trabajan por su cuenta; por ejemplo, tienen una te cayos clientes pertenecen, culturalmente, a su mismo grupo, o pres {QUIENES INTEGRAN "LA GLASE TRAMYADORA"? 47 un servicio a la comunidad remendando zapatos, cortando el pelo, ven diendo productos de almacén o ropa usada, 0 arregiando bieicletas. Es diicildistinguir a unos wabajadores de otros por la camtidad de dinero «que ganan, pues las variaciones son enormes; por ejemplo, la mayoria de los obreros methirgicos, que son definitivamefne integrantes de clase tabajadora, ganan mas que muchos docentes, que no lo son. Pero podriamos afirmar que para la mayoria de las familias que describo aqui tan ingreso principal de 9 6 10 libras semanales, comanco como base el valor de la moneda en 1954, serfa lo normal La mayoria fue edueada en lo que hoy se denomina “escuela secu daria moderna”, pero que todavia se conoce como escuela “elemental” En cuanto a su ocupacién, normalmente son obreros, calificados 6 no, 0 sans, y quiz se han formado como aprendices. En este colectivo de limites amplios se incluyen peones y jornaleros,trabajadores de transpor- te piblico 0 privado, hombres y mujeres jovenes con trabajos rutinarios en fibrica,y trabajadorescaliticados, desde plomeros hasta obreros que realizan tareas complejas en el imbito dela industiia pesada. Los capa ces también forman parte del grupo, pero tos empleados de oficina y de grandes tiendas, aunque pueden vivir en los mismos barrios que los an ser considerados como miembros de la clase media baja. Como este es un ensayo sobre cambio cultural, mi criterio principal nicién seran aquellos rasgos menos tangibles de la vida de la clase twabajadora, EI habla es un elemento muy revelador, en particular las fra ses de uso corriente, Las maneras de hablar, el uso de dialectos, acenton banos revelan mas ain, Esti la vor cascada pero cilia emmitida a través de dientes postizos de tamaiio muy parejo de algunas Imujeres de mas de 40 aos. Los comediantes imitan esa forma ce hablar Para representar un alma quc, sin ilusiones ni quejas, esti donde debe Hallet tambien avorrenea que he od tans eee, y aden Ia barrios del tipo de los que he mencionado, entre las mujeres més toseas Hels clas raajadoras una vor que as ase rabajadoras mis “respet ®? consideran “comin”. Lamentablemente, mi conocimiento de las Ae iones tingistics no aeanza para realizar un anisms profunclo manera de hablar Produccién en masa de ropa ha reducido ls lferencias inmediatas deg {8S pero no tanto como muchos creen. Una mulitud que sale ines del centro un sabado a la noche puede parecer uniform ler vista, pero bastard la mirada de un expert rde clase “epee Ja mirada dl perto —una mujer de clase dificuliades ‘bre que presten atencién a la vestimenta~ para catalogar a las personas que los rodean, 48 LA CULTURA OBRERA EN 1A SOCIEDAD DE MASAS tre ls miles de otros elementos de la vida diaria que, como veremos ais adelante, ayudan a distinguir la vida caracteristica de la clase traba- Jjadora, se encuentran el habito de comprar en cuotas o el hecho de que desde siempre casi todos los trabajadores han solicitado certificados al ‘édiico local para justificarfaltas en el trabajo. Definir a la clase trabajadora grosso modo no significa que haya que olidar las mtiliples diferencias, los tonos sutiles y las distinciones de clase entre sus miembros. Los habitantes de una zona determinada per ciben los diversos grados de prestigio de las distntas calles. ¥ dentro de cada calle hay complejas diferencias de nivel entre las casas: esta vivienda es mejor porque la cocina esti separada o al fondo, tiene patio y el alqui- Jer cuesta 9 peniques mas por semana, Hay diferencias de grado entre los habitantes: a esta familia le va bien porque el marido es obrero calificado yen la obra estan tomando gente; la mujer sabe administrar el dinero y buena ama de casa, mientras que la de enfrente, en cambio, es muy pe- +e70sa; estos han vivido en Hunslet durante generaciones y pertenecen a la aristocracia del barrio. Hasta cierto punto, también hay una jerarquia de especializacién en todos los grupos.! Se sabe que ese hombre tiene algo de “académico” y cen su casa hay tomos de enciclopedias que nos presta cuando necesita ‘mos consultar algo; otro es bueno escribiendo y suele ayudar a los demas a llenar formularios; aquel otro es particularmente “habilidoso”, sabe ‘wabajar la madera y el metal, y repara cualquier desperfecto; esa mujer ces una excelente costurera y la llaman para ocasiones especiales. Se trata de servicios comunitarios antes que servicios profesionales, aunque algue nos de los trabajacores tengan un empleo en el que se dedican a la misma tarea durante el dia, Ese tipo de especializaciéa, sin embargo, parecia estar desapareciendo en los grandes distritos obreros de las ciudades ya 1 profesor Ass Briges, que conoce de cerca los pequeiioscentros urbanos dé ‘West Riding, me hizo notar exe apecto, Yo me inelio a pensar que la ida de a clase rabajadora puede tener mae dignid en esas poblaciones que eM las grandes cudades. Muchos tabajadores, hombres ymajeres, son aresanos caliicados dentro de mente, dentro de la industria text) Dini, que exista la ensacion de que for tuabajadres de varia industsias pesidas toc Briggs erce que ta clase trabpdora de ex zona: se muda mus que la de Las ciudades.Quizis esto se dba a ensacion de que Finalmente haan “encontrado a haga « personae de los grandes barrios obrevos dle las etudades. ‘Biss’ y “mis nuevas" responde a una intencidn de claridad y no implica {QUIENES INTEGRAN “IA CLASE'TRABAJADORN"? 49 cuando yo era nifio. Un amigo que conoce bien los distritos obreros mas seducidos de West Riding (Keighley, Bingley y Heckmondwike, po ejem- plo) piensa que alli todavia se conserva, Asi y todo, se pueden hacer generalizaciones acercat de las actitudes sin qui esto suponga que absolutamente todos los integrantes de la clase tra bajadora crean o hagan tal 0 cual cosa en relacién con el trabajo, el casa- rmiento o la religién, (Quiza deba afiadir aqui que mi experiencia proviene de zonas mayormente protestantes.) Con las generalizaciones que apare- cen en este libro quiero representar las cosas que los miembros de la clase trabajadora suponen que debe creerse hacerse en relacidn con ciertos temas, Escribo principalmente sobre la mayoria que toma la vida taleomo viene; sobre algunos dirigentes sindicales que, cuando se quejan de la falta de interés en su movimiento, se refieren a “la gran masa apatica”, sobre lo que los compositores de canciones llaman, a modo de cumplido, “lagente del pueblo”; sobre lo que la clase trabajadora describe, con més sobriedad, como “el hombre de la calle”. Dentro de esa mayoria existe, por supaesto, ‘un amplio abanico de actitudes, pero aun asi hay un mticleo que represen. taa una gran cantidad de personas. Por ese motivo, en este libro dejo de lado a las minorias dentro de la clase trabajadora que tienen un interés particular, o un interés en la pol tica'o la religisn, o que buscan mejorar su situacién. Y no lo hago porque subestime su valor, sino porque los publicistas de masas no se dlrigen Principalmente a los grupos de personas con esas caracteristicas. Tempo €0'me ocupo en especial de las distintas actitudes, porque mi intencién ‘Ro es realizar un aniliss completo de la vida de la clase trabajadora sino /hacer hincapié en aquellos elementos explotados (como suelo decir) por os publicists de masas. Ast, determinados ipos de individuos -Ios cue se ‘espetan a si mismos, los que intentan progresar, entre otros, si bien tie: ‘en su espacio, no reciben la misma atencién que otros, como los toleran- ‘50 los que insisten en la necesidad de pasarlo bien mientras se pueda. {a divisign bastante rigurosa que establezco entre actitudes “mis ant tau atcesiin cronolégica estita, Evidentemente, un elemento tan sti Aime # Actitud no puede atribuise a toda una generacién o una década, Mo® Fagos de las que se deniominan aettudes “mas antiguas’ han exis- HFante mucho tiempo; forman parte de la vida de “Ia gente comin”

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