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Exemplo XI en El Conde Lucanor, versin de Jorge Luis Borges en La Historia Universal del la
Infamia, en Antologa de la Literatura Fantstica, Borges, Bioy Casares y Ocampo compiladores,
Hermes, Mxico, 1987, pp. 221-224.
buenas nuevas llegaran a su casa. Luego le pidi el decanazgo vacante para uno de sus
hijos. El Obispo le hizo saber que haba reservado el decanazgo para su propio hermano,
pero que haba determinado favorecerlo y que partiesen juntos para Santiago. Fueron
para Santiago los tres, donde los recibieron con honores. A los seis meses el Obispo
recibi mandaderos del Papa, que le ofreca el Arzobispado de Tolosa, dejando en sus
manos el nombramiento del sucesor. Cuando don Illn supo esto, le record la antigua
promesa y le pidi este ttulo para su hijo. El Arzobispo le hizo saber que haba
reservado el obispado para su propio to, hermano de su padre, pero que haba
determinado favorecerlo y que partiesen junto para Tolosa. Don Illn tuvo que asentir.
Fueron para Tolosa los tres, donde los recibieron con honores y misas. A los dos
aos el Arzobispo recibi mandaderos del Papa, que le ofrecan el capelo de Cardenal,
dejando en sus manos el nombramiento del sucesor. Cuando don Illn supo esto le
record la antigua promesa y le pidi ese ttulo para su hijo. El Cardenal le hizo saber
que haba reservado el Arzobispado para su propio to, hermano de su madre, pero que
haba determinado favorecerlo y que partiesen juntos para Roma. Don Illn tuvo que
asentir. Fueron para Roma los tres, donde los recibieron con honores y misas y
procesiones. A los cuatro aos muri el Papa y el Cardenal fue elegido para el Papado
por todos los dems. Cuando don Illn supo esto, bes los pies de Su Santidad, le
record la antigua promesa y le pidi el Cardenalato para su hijo. El Papa lo amenaz
con la crcel, dicindole que bien saba l que no era ms que un brujo y que en Toledo
haba sido profesor de artes mgicas. El miserable don Illn dijo que iba a volver
Espaa y le pidi algo para comer durante el camino. El Papa no accedi. Entonces don
La sirvienta
se present y don Illn le dijo que las asara. A estas palabras, el Papa volvi a hallarse
en la celda subterrnea, solamente den de Santiago, y tan avergonzado de su ingratitud
que no atinaba a disculparse. Don Illn dijo que bastaba con esa prueba, le neg su parte
de las perdices y lo acompa hasta la calle, donde le dese feliz viaje y lo despidi con
gran cortesa.