Hay un monesterio de monjasenPadua, alcual solatenercargodeservirendecir
las misas y en confesarunreligiosotenidopor hombredemuchasletrasydebuena vida aconteci que tiniendo este buen padre muy estrecha familiaridad con las seoras monjas y confesndolas muchas veces, las cinco dellas, y por ventura no haba otras tantas en el monesterio, se emprearon dl. Descubierta la cosa, el bueno del fraile quisiera huir, mas no supo. Y as el Obispo le mand prender. El triste, a la hora que se vio preso, confes cmo,inducido por tentacin deldiablo, haba cado en aquel pecado de manera que el Obispo estaba my determinado a castigalle gravemente mas porque este fraileerahombre dedotrinatena muchos amigos los cualestodosprocuraron con diligenciadevalerleentangrandeafrenta entre los otros acord de ir miser MarcoAntonioal Obispo a ver sipodra alcanzar algn perdn para el triste del religioso. El Obispo estaba recio y no quera por manera alguna escuchalle pero l, no embargante esto, todava porfiaba, desculpando al malhechor con el aparejo del lugar, con la flaquezahumana y con otrasmuchascosasenfin,niporesoelObispoqueraablandarse,sinoquedeca:
Yo no lo har por ms que vos digis, porque desto yo hede darcuentaa
Dios.
Ytrasesto,despusdemuchasrplicas,dixoalcabo:
Y qu responder yo a Dios el da del juicio cuando me dixere: Rndeme
cuentasdetuadministracin?
RespondientoncesmiserMarcoAntonio:
Seor, podris responderle aquello que dice el Evangelio: Seor, me diste