Vous êtes sur la page 1sur 172

Demos Participativa

DEMOS PARTICIPATIVA
Revista de las Jornadas de Democracia Participativa

Publicación de la Asociación Civil Mariano Moreno


Producido por el Grupo de Estudios sobre Democracia Participativa

23 de Septiembre
Día Nacional del Politólogo/a
En memoria del Dr. Mariano Moreno

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Asociación Civil Mariano Moreno

Comisión Directiva

Presidenta: Estefanía Soledad Otero


Vicepresidenta: Elisa Bin
Secretaria: Andrea Maynard
Tesorero: Nicolás Juncal
Vocales: Adriana de Lucio y Mariano Lebret

Revisores de Cuentas: Rodrigo Borges y Jorge Baletto

Consejo Académico: Alejandro Belmonte, María Esther Martínez, Ricardo


Romero y Sylvia Ruiz Moreno.

Revista Demos Participativa

Comité Editorial: Ricardo Romero, Estefanía Soledad Otero, Elisa Bin, Andrea
Maynard, Adriana de Lucio, Nicolás Juncal, María Esther Martínez y
Rodrigo Borges.

Consejo Asesor Internacional:

• Félix Sánchez, Profesor Titular, PUCSP, San Pablo, Brasil.


• Raúl Pont, Mº Ciencia Política, Porto Alegre Brasil
• Dennis Rodgers, Investigador, London Economics School, Londres, Gran
Bretaña.
• Leonardo Avritzer, Investigador, Belo Horizonte, Programa Democracia
Participativa, UFBH, Brasil.
• Yves Cabannes, PGU-ALC, UN HABITA, UNDP.
• Alfredo Gugliano, Investigador, Universidad Federal de Pelotas, Brasil.

Consejo Asesor Nacional:

• Arturo Fernández, Universidad Nacional General San Martín.


• Tomás Varnagy, Universidad de Buenos Aires
• Virginia González Gass, Colegio Nacional de Buenos Aires
• Enrique Peruzzotti, Universidad Di Tela.
• Pablo Slavin, Universidad Nacional de Mar del Plata.
• María José Lubertino, Universidad de Buenos Aires

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 2


Demos Participativa

DEMOS PARTICIPATIVA
Revista de las Jornadas de Democracia Participativa
Publicación de la Asociación Civil Mariano Moreno
Producido por el Grupo de Estudios sobre Democracia Participativa

23 de Septiembre
Día Nacional del Politólogo/a
En memoria del Dr. Mariano Moreno

Comité Editorial:
Ricardo Romero, Estefanía Soledad Otero, Elisa Bin, Andrea Maynard,
Adriana de Lucio, Nicolás Juncal, Rodrigo Borges y María Esther Martínez

Consejo Asesor Internacional


Félix Sánchez, Raúl Pont, Dennis Rodgers, Leonardo Avritzer,
Yves Cabannes, Alfredo Gugliano

Consejo Asesor Nacional


Arturo Fernández, Tomás Varnagy, Virginia González Gass,
Enrique Peruzzotti, Pablo Slavin, María José Lubertino

Año 2, Volumen 1, Número 2, Mayo de 2009

Escriben

Estefanía Soledad Otero, Arturo Fernández, Ricardo Romero, Fabián Bosoer,


Félix Sánchez, Luis Tonelli, María José Lubertino, Cristina Bloj, Ricardo
Ivoskus, Jorge Navarro,
Francisco Nogueira, Leandro Rossi, Lorena Schefer, Ignacio Moretti, Nicolás
Juncal,
Teresa Di Scala, Carolina Zarzuri, Mariana Koen, Verónica Alvarez,
Alejandro Del Valle, Rodrigo Borges, Federico Dalponte, Adriana De Lucio,
Andrea Maynard

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

DEMOS PARTICIPATIVA
Revista de las Jornadas sobre Democracia Participativa
Publicación de la Asociación Civil Mariano Moreno
Producido por el Grupo de Estudios sobre Democracia Participativa

Comité Editorial:
Ricardo Romero, Estefanía Soledad Otero, Elisa Bin, Andrea Maynard,
Adriana de Lucio, Nicolás Juncal, María Esther Martínez y Rodrigo Borges

Consejo Asesor Internacional


Félix Sánchez, Raúl Pont, Dennis Rodgers, Leonardo Avritzer,
Yves Cabannes, Alfredo Gugliano

Consejo Asesor Nacional


Arturo Fernández, Tomás Varnagy, Virginia González Gass,
Enrique Peruzzotti, Pablo Slavin, María José Lubertino

Escriben:
Estefanía Soledad Otero, Arturo Fernández, Ricardo Romero, Fabian Bosoer, Felix Sánchez,
Luis Tonelli,
María José Lubertino, Cristina Bloj, Ricardo Ivoskus, Jorge Navarro, Francisco Nogueira,
Leandro Rossi,
Lorena Schefer, Ignacio Moretti, Nicolás Juncal, Teresa Di Scala, Carolina Zarzuri, Mariana
Koen,
Verónica Alvarez, Alejandro Del Valle, Rodrigo Borges Federico Dalponte, Adriana De Lucio,
Andrea Maynard

Año 2, Volumen 1, Número 2, Mayo de 2009


Copyright
2009, Asociación Civil Mariano Moreno
Av. Entre Ríos 488 CABA
Email: asociacionmoreno@yahoo.com.ar
web: www.asociacionmoreno.com.ar
www.asociacionmoreno.blogspot.com

Queda hecho el depósito que marca la Ley Nº 11.723


2º edición, mayo 2009
Impreso en la Argentina – Printed in Argentine
Ediciones de la Red Argentina de Ciencia Política- Asociación Civil Mariano Moreno
Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta puede ser reproducida, almacenada o
transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, mecánico, óptico de grabación o
de fotocopia sin permiso previo del Editor.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 4


Demos Participativa

En memoria del Dr. Raúl Alfonsín

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 6


Demos Participativa

Prólogo

Dr. Arturo Fernández

La Asociación Civil Mariano Moreno está constituida por un grupo de estudiantes y


graduados/as de Ciencia Política de la UBA que hace más de ocho años viene trabajando en el
estudio y la difusión de la teoría y la práctica de la Democracia Participativa. Hoy es una
organización que ha crecido tanto en el ámbito académico como en el social. Los logros que
percibo son el fortalecimiento de dicho grupo humano y el incremento de los productos de su
trabajo colectivo, los cuales los entusiasma a seguir en su tarea y merecen mi mayor elogio.

Todos los miembros de la Asociación han pasado por las aulas de la Facultad de
Ciencias Sociales. A muchos los vi en las graduaciones, algunos fueron alumnos de mi curso
de grado y otros todavía los encuentro transitando por sus pasillos. Participar de sus
iniciativas me une profesionalmente a ellos e implica un desafío que va más allá del ámbito
académico; en efecto, este grupo convoca a participar activamente en la política argentina
desde la Ciencia Política, lo cual jerarquiza la disciplina y le da sentido.

En esta Revista se refleja el esfuerzo de la Asociación por seguir investigando,


produciendo y dando a conocer ideas para el debate público; además en una publicación de
estas características se exponen algunos de los resultados de una labor constante de un proyecto
que está cerca de cumplir una década. El resultado más valioso es brindar una diversidad de
aportes en cada artículo, centrados en la idea -fuerza de Democracia, de Participación y de
Ciudadanía, tanto para nuestro país como para el continente. Desde un amplio campo de
perspectivas articuladas por el eje de la democracia participativa, se logra un espectro
abarcativo de los diferentes abordajes de la temática, a través de un interesante cruce
interdisciplinario y una mirada plural.

Este número contiene las presentaciones de intelectuales como Luis Tonelli, Félix
Sánchez, Cristina Bloj y María José Lubertino; las de representantes de gobiernos locales,
como los intendentes Ricardo Ivoskus y Francisco Nogueira; y las de jóvenes politólogos y
profesionales de otras disciplinas, debatiendo sobre la edificación de una nueva y mejor
democracia. En un momento de esperanzadoras transformaciones en América Latina, es
oportuno y casi necesario que la Ciencia Política busque nuevas conceptualizaciones adecuadas
a nuestra realidad y las ponga al servicio de las luchas por la justicia social.

Por ello me es grato seguir compartiendo con mis colegas de la Asociación Civil
Mariano Moreno su valiosa construcción de perspectivas que pretenden construir una
sociedad mejor; en ese sentido, invito a la lectura y a la difusión de su Revista, deseando
fervientemente su continuidad.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 8


Demos Participativa

Editorial
Estefanía Soledad Otero*

Este año es muy importante para todas y todos los miembros de la


Asociación Civil Mariano Moreno. En primer lugar, logramos por fin tener
nuestra propia Sede Social que tanto anhelábamos. Un espacio que la
Fundación La Vanguardia nos ha cedido muy amablemente, para realizar allí
nuestras reuniones de trabajo y diversas actividades. En segundo lugar,
Matías Oporto nos ha otorgado gratuitamente un excelente servicio de
página web, que nos permite mejorar la calidad de nuestras herramientas
de difusión. En tercer lugar, tenemos la alegría de poder continuar con el
trabajo de realizar anualmente las Jornadas sobre Democracia Participativa,
y en este sentido, en este año 2009 ya estamos por las Octavas, que no es
un dato menor para una ONG que recién ha logrado su primer
financiamiento en 2008, luego de siete años de trabajo consecutivo. Y por
eso es que agradecemos a AGENCYT por habernos otorgado dicha
colaboración.
Este número de la Revista Demos Participativa es fruto de un
esfuerzo constante y a todo pulmón. Afortunadamente, hasta ahora
cumplimos con el sueño de publicarla dos veces por semestre. Y en esta
oportunidad, presentamos varios trabajos: en primer lugar, las ponencias de
los panelistas que conformaron los dos Paneles de Invitados en las VII
Jornadas del año pasado realizadas en la Secretaría de la Gestión Pública de
la Nación. Nuestro agradecimiento especial a todos ellos: Dr. Félix Sánchez
(Universidad Católica Pontifica de San Pablo, Brasil), Dra. María José
Lubertino (Presidenta del INADI), Lic. Luis Tonelli (Revista Debate), Dra.
Cristina Bloj (Universidad Nacional de Rosario), Intendente Francisco
Nogueira (La Paz, Entre Ríos), Intendente Ricardo Ivoskus (San Martín,
Provincia de Buenos Aires) y Jorge Navarro (Secretario de Participación
Vecinal. Ciudad de Córdoba, Córdoba). Todos ellos nos han deleitado con
sus exposiciones.
Además, publicamos trabajos de investigación que se vinculan a
temáticas referidas a nuestro tema de estudio. Agradecemos cordialmente
los aportes de: Federico Dalponte (estudiante de Abogacía de la UBA),
Verónica Álvarez (Lic. en Sociología y en Ciencia Política por la Universidad
de Salamanca), Alejandro H. Del Valle (Dr. en Sociología Univ. de Barcelona
y Docente e investigador de la Universidad Nacional de Mar del Plata), Lic.
Teresa Di Scala, Lic. Carolina Zarzuri, Lic. Mariana Koen, Lic. Lorena P.
Schefer (UBA), Lic. Ignacio L. Moretti (UBA) y Lic. Leandro Rossi (Ciencia
Política UBA).
Y como siempre, publicamos trabajos de los miembros de la
Asociación que esperamos seguir contribuyendo desde nuestras ideas.
Por otro lado, queremos agradecer la documentación recopilada en la
Primera Jornada Nacional de Presupuestos Participativos, que fue cedida por
Lic. Pablo Caruso de la Secretaría de Relaciones Parlamentarias de la Nación
y a Virginia Bracco del Consejo de Presupuesto Participativo de la
Municipalidad de La Plata. En nombre de todo nuestro equipo, concluimos
este agradecimiento al Dr. Oscar González (Secretario de Relaciones

*
Presidenta Asociación Civil Mariano Moreno. Ciencia Política UBA. Investigadora del
Observatorio Local de Democracia Participativa – Facultad de Ciencias Sociales – Universidad
de Buenos Aires.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Parlamentarias de la Nación), que esperamos poder seguir trabajando y


aprendiendo mucho más de toda su experiencia política y social.
Queremos agradecer especialmente al Instituto Nacional contra la
Discriminación, la Xenofobia y el Racismo, con el cual estamos trabajando
en conjunto desde hace ya tres años consecutivos, y el cual nos permite
realizar los Talleres de Formación Ciudadana, que ya pudimos brindar en
varias ciudades del país. Con el INADI compartimos la noción de que con
más participación y más inclusión social podremos disminuir niveles de
discriminación en nuestro país.
Como Presidenta de esta Asociación no puedo dejar de agradecer a
nuestros amigos y amigas que nos vienen siguiendo desde hace mucho
tiempo y que siempre nos brindan su apoyo. Gracias a los miembros de la
Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. Gracias al Prof. Arturo
Fernández, al cual tuvimos la grata oportunidad de brindarle un homenaje y
un eterno agradecimiento, por comprender que los profesionales de la
Ciencia Política debemos tener un fuerte compromiso con la sociedad y con
nuestra realidad. Gracias a Roberto Sahakian y a Jorge Cabezas que siempre
están disponibles para colaborar en la organización de nuestras actividades
y que han tenido un rol fundamental en las Jornadas 2008.
Muchas gracias a todos las y los investigadores, estudiantes, vecinos,
funcionarios y amigos que siempre están presentes trabajando de la mano
con esta causa, fuertemente comprometidos con la construcción de la
Democracia.
No puedo olvidar a mis colegas de la Moreno. Gracias Eli Bin (nuestra
Vice), por tu experiencia coordinando el área de Capacitación. Gracias
Andre Maynard (nuestra Secretaria), por tu compromiso y solidaridad y por
tu coordinación en el área de Investigación y Producción. Gracias Nico Juncal
(nuestro Tesorero) y Rodri Borges (nuestro Revisor de Cuentas) por sus
aportes en el área de Prensa y Difusión. Gracias Adri de Lucio (nuestra
Vocal), porque a pesar de los pesares de la vida siempre, siempre estás con
nosotros y nunca bajás los brazos, coordinando el área de Relaciones
Institucionales. Gracias Mariano Lebret y Ramiro Álvarez (nuestros vocales)
por acompañar nuestros proyectos. Gracias Jorge Baletto (nuestro otro
Revisor de Cuentas) por tu apoyo y tu presencia. Gracias Ale Belmonte y
Sylvia Ruiz Moreno por conformar nuestro Consejo Académico. Y gracias
Richard Romero, que a pesar de tu labor como Director Nacional aún seguís
marcándonos el camino, coordinando el Observatorio Local de Democracia
Participativa, que gracias a eso hoy somos miembro del Jurado de la IV°
Edición de Buenas Prácticas en Democracia Participativa del Observatorio
Internacional de Democracia Participativa, con sede en Barcelona, España.
A menos de un año del Bicentenario seguimos con la plena convicción
que una verdadera Democracia Participativa –construida entre todos y
todas- es posible en el marco de una sociedad comprometida, con
conciencia ciudadana y, por sobre todas las cosas, solidaria, libre y diversa.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 10


Demos Participativa

Presentación

Lic. Ricardo Romero*

Este segundo número de Demos Participativa es la continuidad de la


convocatoria que hicimos en las VII Jornadas de Democracia Participativa,
donde nos proponíamos reflexionar sobre nuestra Democracia luego de 25
años de funcionamiento institucional, con el firme propósito de continuar
con la consolidación de un proyecto de igualdad para nuestro país, consigna
por la que bregó un eterno luchador de la Argentina, alguien que si bien
podemos criticar posiciones políticas, no podemos dejar de reconocer sus
firmes convicciones de acción y perseverante militancia política, y que al
momento de concluir con este número, nos dejó ese espíritu democratizante
y por eso dedicamos este número al Dr. Raúl Alfonsín.
De hecho, en varias intervenciones de los paneles y ponencias de las
VII Jornadas, la figura de Alfonsín estuvo presente en las líneas de reflexión,
y seguramente seguirá aportando a los escritos sobre la Democracia
argentina. Por eso, publicamos un recordatorio realizado para la Fundación
Save Democracy, por un firme colaborador del Dr. Alfonsín y amigo de la
Asociación Civil Mariano Moreno, el Lic. Fabián Bosoer, quien siempre esta
presente dando ideas y apoyando las iniciativas de nuestra asociación.
Para la reflexión sobre la Democracia, tuvimos la presencia de Félix
Sánchez, que además de ser Profesor de la Universidad Católica de San
Pablo y ex Coordinador del Presupuesto Participativo de San Pablo durante
la gestión de Marta Suplicy del Partido dos Trabalhadores, es miembro del
Observatorio Internacional de Democracia Participativa, del cual somos
miembros colaboradores a través del Observatorio Local de Democracia
Participativa y con quien trabajamos conjuntamente en promoción e
impulso de la participación ciudadana en la región. Félix Sánchez reflexionó
con nosotros sobre la importancia de la democratización en Argentina y
América Latina.
En el mismo sentido, María José Lubertino, con quien compartimos
una agenda de trabajo desde el INADI y especialmente con el Programa
Ciudades Libres de Discriminación, nos comentó sus reflexiones sobre la
importancia de evaluar el desarrollo de la Democracia 25 años después. A lo
cual se suma el aporte de Luis Tonelli, quien profundizó sobre los lazos
necesarios para una consolidación democrática.
Sobre las prácticas de Democracia Participativa, tuvimos la
presentación de Cristina Bloj, quien nos dio una visión analítica del caso
Rosarino, conjuntamente con las exposiciones prácticas de los intendentes
San Martín, Ivoskus y La Paz, Nogueira; y el secretario de Córdoba, Jorge
Navarro, quienes nos aportan sus esfuerzos por la consolidación de
prácticas democráticas en sus gobiernos locales.
Como cierre de los paneles de las VII Jornadas, se presentó un libro
con el pensamiento de Mariano Moreno sobre la Política y el Gobierno. El
cual, además de escritos de Moreno, contiene artículos de Felipe Pigna,
Ricardo Romero, Sylvia Ruiz Moreno, Horacio Sanguinetti, Arturo Roig, Hugo
Biagini y un especial de Alfredo Palacios.

*
Director del Observatorio Local de Democracia Participativa y Miembro del Consejo
Académico de la Asociación.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Se compila en este número algunos artículos que nos hicieron llegar


en la convocatoria abierta, que aportan reflexiones tanto sobre la crisis de
representación, como el trabajo de Leandro Rossi, como el descentramiento
del Estado, de Lorena Schefer e Ignacio Moretti, o la institucionalización de
la participación, de Nicolás Juncal, Teresa Di Scala, Carolina Zarzuri y
Mariana Koen. Así también, se suman las reflexiones de Verónica Álvarez
sobre la rendición de cuentas de los Presupuestos Participativos y de la
gestión social y la participación realizado por Alejandro Del Valle.
Concluyendo con dos ensayos sobre dos casos de la política
latinoamericana, el escrito de Rodrigo Borges sobre Bolivia y el de Federico
Dalponte que suma comparativamente el análisis del constitucionalismo
socialista de ambos países.
La Revista también contiene la labor de investigación del Grupo de
Estudios sobre Democracia Participativa, presentando en primer lugar las
ponencias de Estefanía Otero, quien desarrolla los desafíos de la relación
entre Estado y Sociedad Civil en los ámbitos de gestión local; la de Andrea
Maynard, quien trabaja sobre la Gestión Participativa de las Diversidades; y
de Adriana de Lucio, quien expone el proceso evolutivo de la conquista del
derecho político a la participación del movimiento de mujeres.
Y siguiendo, con los objetivos del Observatorio Local de Democracia
Participativa, se exponen las conclusiones del Primer Encuentro Nacional de
Presupuestos Participativo, conjuntamente con un resumen de las
experiencias desarrolladas en los diferentes municipios del país. El breve
reconto permite realizar una evaluación sobre la situación de las prácticas
de participación ciudadana en la planificación presupuestaria.
Con todo lo expuesto, podemos afirmar que el Segundo Número! de
Demos Participativa mantiene un contenido relevante para la construcción
de prácticas participativas en la democracia argentina, siguiendo la
continuidad de ser un espacio colectivo, plural y abierto, que se constituye
con los aportes de aquellos/as que quieren avanzar en la construcción de
éstas prácticas.
Sin duda, tenemos que agradecer a todos/as las que escribieron en
esta edición y de quienes colaboran con la Asociación en su labor cotidiana
por impulsar y promover la Democracia Participativa en nuestro país.
Esperamos mantener la continuidad de nuestro trabajo, en los
diferentes roles que asumimos, y seguramente a las puertas del
Bicentenario, estaremos reflexionando sobre las bases de la Democracia
que queremos vivir en los próximos años. En ese camino seguramente
estaremos presentes.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 12


Demos Participativa

Raúl Alfonsín. In Memoriam (1927-2009) *


Lic. Fabian Bosoer *

El enorme legado del estadista que luchó incansablemente por la


democracia
Raúl Alfonsín fue el primer presidente de Argentina elegido por el
pueblo luego de la feroz dictadura militar (1976-1983), impulsor de los
juicios contra los ex comandantes de las Juntas Militares y el Informe Nunca
Más, de la paz con Chile y los acuerdos con Brasil y la integración regional
en el Mercosur.
(Desde Buenos Aires) LA MUERTE DE RAÚL RICARDO ALFONSÍN
deja a Argentina y a América latina un poco más huérfana de estadistas,
aquella categoría política superior a la que pocos dirigentes de este país y
esta región han llegado a acceder en los tiempos contemporáneos. Ultimo
representante de una estirpe en extinción, la del políticio de raza, caudillo
de las tribunas, cultor del arte de la palabra, el argumento y la elocuencia
del lenguaje antes que la diatriba y el denuesto, sumergido en las batallas
cívicas contra el atropello y la arbirtrariedad, por el convencimiento, la
pedagogía del ejercicio de la democracia desde las bases de la sociedad en
la lucha por los derechos y la búsqueda permanente de comunes
denominadores.
“La política práctica, las tareas de gobierno y las responsabilidades
públicas no lo alejaron nunca del mundo de las ideas, de los valores y los
principios”Tuvo, además, otros singulares atributos este hombre que piloteó
la transición a la democracia en Argentina, el primer presidente elegido por
el pueblo luego de la feroz dictadura del Proceso, impulsor de los juicios
contra los ex comandantes de las Juntas Militares y el Informe Nunca Más de
la Conadep, de la paz con Chile y los acuerdos con Brasil y la integración
regional en el Mercosur.
EL POLÍTICO Y EL INTELECTUAL
La política práctica, las tareas de gobierno y las responsabilidades
públicas no lo alejaron nunca del mundo de las ideas, de los valores y los
principios. Tampoco lo alejaron de una honestidad personal e intelectual
reconocida por todos, quienes lo seguían y quienes lo criticaban. La
coyuntura no le hizo perder la búsqueda permanente de una comprensión
de los procesos históricos. El político, solía decir, no debe ser un seguidor de
encuestas, debe saber adelantarse a las opiniones y estados de ánimo de la
sociedad.
“En ese panteón latinoamericano de la gran epopeya civilista que
significó terminar con las dictaduras militares ingresa ahora Raúl Ricardo
Alfonsín”No dejó de leer, escribir y pensar, incursionando en los grandes
debates intelectuales y teóricos sobre la democracia, la relación entre la
libertad y la igualdad, los desafíos del desarrollo y la globalización. Ya en
sus últimos años, escribió un libro, Fundamentos de la República

*
Save Democracy Fundation. http://spanish.safe-democracy.org/2009/04/06/argentina-raul-
alfonsin-in-memorian-1927-2009/
*
Politólogo UBA y periodista Clarín. Es profesor de Ciencia Política y Relaciones
Internacionales en la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de Belgrano. Editorialista
y editor de opinión del Diario Clarín. Ha publicado “Generales y embajadores. Una historia de
las diplomacias paralelas en la Argentina” (Vergara, 2005) y “Malvinas, capítulo final. Guerra
y diplomacia en la Argentina” (Capital Intelectual-Claves para todos, 2007).

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Democrática, en el que plantea una revisión crítica de las diferentes teorías


y doctrinas filosóficas, teóricas y jurídico-políticas acerca de la naturaleza
del Estado y sus distintas evoluciones desde la perspectiva de los procesos
de democratización contemporáneos y latinoamericanos. Tras dejar la
presidencia, ya había escrito otros dos libros en esa línea de ideas y valores:
Democracia y consenso, y Memoria política, en los que buscó explicar el
sentido de sus acciones y decisiones en materia de derechos humanos y la
reforma constitucional.
CÓMO SUPERAR ANTAGONISMOS IRREDUCTIBLES
Raúl Alfonsín fue desde el principio hasta el final un hombre de
partido, líder de la fuerza política más antigua de la Argentina, la Unión
Cívica Radical. Pero fue también y sobre todas las cosas un político que
sentía el pulso de esas dos Argentinas que siempre pelearon: la superficial y
la profunda, peronistas y radicales, izquierdas y derechas. Concebía, por
eso, que la mayor tarea a realizar era la de superar los antagonismos
irreductibles y contener las diferencias en un marco de consensos mayores.
Tal vez por eso, las grandes frustraciones que también dejaron
huellas en su vasta trayectoria, las que signaron los fracasos en su gestión
de gobierno, y luego las derrotas y sangrías de su partido, el radicalismo,
fueron proporcionales al tamaño de sus empeños y utopías.
En su última aparición pública, al inaugurarse el busto de su persona
en el salón de los presidentes en la Casa de Gobierno, en octubre de 2008,
dejó una reflexión que sintetiza su pensamiento y su testamento político:
“Sólo la enfermedad que, en su inexorable marcha, lo fue alejando en
los últimos tiempos de un paisaje político que, de todos modos, le resultaba
ya cada vez más ajeno y difícil de entender”“Un gran pensador que hemos
seguido, Norberto Bobbio, escribió en su libro De Senectute: ‘somos
también lo que elegimos recordar’. Toda mi actividad política buscó
fortalecer la autonomía de las instituciones democráticas y fortalecer le
gobierno de la ley, para que la ley y el Estado de Derecho estuvieran
separados de cualquier personalismo. Nuestro país tuvo un talón de Aquiles:
no podíamos garantizar la alternancia democrática del gobierno. El objetivo
de toda mi vida ha sido que los hombres y mujeres que habitamos este
suelo podamos vivir, amar, trabajar y morir en democracia. Para ello era y
es necesario que además de instituciones democráticas haya demócratas,
porque sólo así las instituciones democráticas pueden sobrevivir a sus
gobernantes.
Y lo bueno de las instituciones democráticas es que no necesitan
efigies que las presidan, ni estatuas que les den su investidura. Pero si en
algún rincón de sus edificios públicos es posible evocar a aquellos hombres
y mujeres que las han presidido o que contribuyeron a defenderlas y
ponerlas en movimiento al servicio de la sociedad, bienvenido sea”.
UN LUCHADOR INCANSABLE
Ninguna adversidad podía detenerlo. Sólo la enfermedad que, en su
inexorable marcha, lo fue alejando en los últimos tiempos de un paisaje
político que, de todos modos, le resultaba ya cada vez más ajeno y difícil de
entender.
La extraordinario manifestación ciudadana durante sus honras
fúnebres, velado con los honores de presidente en ejercicio en el Congreso

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 14


Demos Participativa

Nacional y despedido con un multitudinario cortejo, que lo acompañó hasta


su última morada, se transformó en un postrero mensaje que deja hacia el
porvenir. Un bálsamo momentáneo que serenó las aguas de la encrespada
política electoral en el país de kirchneristas y antikirchneristas, versión
actual de otras tantas antinomias pasajeras y forzadas del pasado.
“Finalmente, el luchador incansable, descansa en paz. Y deja un
enorme legado”Al cabo de este breve recordatorio a manera de merecido
homenaje cabe rectificar el comienzo de esta nota. Las nuevas democracias
de América latina que echaron a andar hace tres décadas tuvieron y tienen
sus estadistas. Y tienen ya su galería de próceres: Tancredo Neves, Hernán
Siles Suazo, Wilson Ferreira Aldunate, Fernando Belaúnde Terry. En ese
panteón latinoamericano de la gran epopeya civilista que significó terminar
con las dictaduras militares ingresa ahora Raúl Ricardo Alfonsín. Finalmente,
el luchador incansable, descansa en paz. Y deja un enorme legado.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Paneles VII Jornadas de Democracia Participativa 23 de


septiembre de 2008

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 16


Demos Participativa

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

PANEL: Teoría sobre la Democracia

Félix Sánchez*

Muy buenas noches a todos y todas, gracias a todos, vamos a iniciar


aquí nuestra conversación luego que estuvimos hoy a la mañana, mejor
decir hoy al medio día, cuando tuvimos la oportunidad de participar en esta
mesa haciendo la apertura de esta reunión. Entonces el tema que nos
proponen el panel de organizadores de estas Jornadas de Democracia
Participativa, es un tema realmente muy gigante, es muy gigante por un
motivo inclusive personal, que es la democracia.
Yo sería un poco joven verdad, era la flor de la edad, no tanto como
muchos de los estudiantes que están aquí pero soy, digamos, un
participante activo un poco de esta historia, verdad. Una historia un poco
mas larga que cae en 25 años de democracia, es decir que en ese tiempo se
luchaba porque hubieran democracias en nuestros países, porque aquí
habían dictaduras, a mi me habían contado por ejemplo mis padres, mi
madre vino a vivir aquí a Floresta, donde yo nací, aquí en Buenos Aires,
habían salido perseguidos del Paraguay, de la dictadura, y luego volví al
Paraguay, estudié, era de una familia paraguaya y bueno, al final todavía
con la dictadura que duró mucho tiempo, mucho mas de lo que
imaginábamos, yo tuve que salir del Paraguay, entonces un poco yo soy un
típico caso de un ciudadano del MERCOSUR, de tanto correrme terminé en
verdad aquí y soy un típico ciudadano del MERCOSUR, y esta es un poco
una historia personal que atraviesa un poco los desafíos de la construcción
democrática en los países.
O sea, realmente yo creo que la construcción de las democracias en
nuestros países tiene un problema de raíz y que es el problema de la
democracia mas inclusiva, incluyente, la verdad es que nuestras sociedades
son sociedades muy desiguales, yo no se el caso exactamente de Buenos
Aires, mirando a Buenos Aires desde aquí y reencontrándome con ella
después de algunos años me sentí en algún lugar que no era exactamente
Latinoamérica, sino que parecía que estaba un poco, podría estar en
Barcelona, por ejemplo y es que yo creo que aquí hay una asignatura
pendiente que es la de reconocer la historia, que es la historia de cada
sector, de cada segmento social.
Yo me acuerdo aquí en Buenos Aires mismo que a nosotros, a los
paraguayos, a pesar de haber nacido aquí en Buenos Aires, es decir que soy
porteño, a los paraguayos se nos considera como a los “cabecitas negras”,
un paraguayo era alguien, no se si hasta ahora, puede ser, pero era visto
como alguien que no tenia que ver con esta prosapia bonaerense y siendo
que yo he vivido aquí en Buenos Aires uno se puede perfectamente
transferir a otras experiencias y a otros procesos, en el caso de Brasil por
ejemplo yo me acuerdo que la primera noche que pasé en Brasil, recién
llegado, exiliado, yo recuerdo que una señora me dijo fíjese que en la
habitación hay un tito mudo, y entonces yo busque debajo de la cama, atrás
de la puerta preguntándome que será el tito mudo y resulta ser que el tito
mudo era una mesa, no me había dado cuenta que el tito mudo podría ser
una mesa.
Bueno después, yo estudié otras historias y descubrí que ya
Aristóteles decía que había tres equipos de trabajo: los vocales que eran los
*
Universidad Católica Pontifica de San Pablo, Brasil. Observatorio Internacional de
Democracia Participativa.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 18


Demos Participativa

esclavos, los instrumentos semivocales que eran los animales y los


instrumentos puros que eran los movimientos, los arreos y esas cosas.
Entonces la pregunta es cual es la diferencia entre la sociedad de hoy con la
sociedad griega de tantos años atrás: ninguna. O sea, un ser humano puede
ser una mesa, y en el caso de Brasil cuantos años de esclavitud dejaron
marcas sin cubrir, a tal punto que uno puede tener un tito mudo en su casa
y no darse cuenta.
Entonces un poco todas estas historias me parece que son
importantes un poco para entender la tarea que tenemos los
latinoamericanos a la hora de plantearnos la tarea de vivir en sociedades
democráticas, por un lado ustedes perdonen me gusta contar algunas
historias que me parece pueden ser muy interesantes, es para dialogar
mejor y entendernos mejor.
A mi me invitaron hace unos 20 años a participar de la Primera
Declaración de Impacto Ambiental por causa de una construcción de una
hidroeléctrica, y para mi sorpresa, yo haciendo ese trabajo, con un equipo
de jóvenes que estábamos allí mas comprometidos, fui a descubrir que en el
lugar donde estaba esta represa, toda la gente se llamaba yamaní, todos sin
excepción se llamaban yamaní entonces por esas cosas que tiene la vida, yo
digo hay que preguntar, hay que saber y entonces descubrimos que muchos
años atrás a aquel momento el lugar había sido escenario de una gran
guerra que fue una guerra muy popular contra la implantación de una red
ferroviaria que fue cortando los territorios de los pequeños agricultores que
eran los antiguos habitantes de aquel lugar, y entonces da cuenta de la
memoria de la gente de ese lugar, es decir, yo creo que tenemos que tener
también una visión afirmativa y eso es muy importante porque yo creo que
estamos produciendo cambios que son cambios de tenor.
Para mi sorpresa el otro día yo estaba acostado mirando la televisión
y veo que se encuentra un antiguo miembro del presupuesto de la Ciudad
de San Pablo, joven, era un poblador de la calle y ahora se había
transformado en un gran autor de teatro y a tal punto que la red global de
televisión lo estaba entrevistando, entonces yo creo que hay que tener
expectativas un poco mas amplias de prever los cambios que estamos de
alguna siendo activos participes y en este sentido yo creo que esta es una
elección muy importante que esta experiencia de democracia participativa
en las ciudades está siendo muy importante porque está cambiando la
cultura democrática y la cultura política de nuestros países y de nuestros
pueblos y yo creo que eso es algo que no se apaga yo creo que son cosas
como las que descubría setenta años después haciendo esta investigación
donde la gente estaba homenajeando siendo muchos de ellos analfabetos,
gente que no había pasado por el sistema de enseñanza formal y sin
embargo gente que se reconocía en esta historia pasada viviendo una
experiencia de gran importancia.
Así que yo creo que lo que estamos haciendo como las experiencias
de presupuesto participativo, las democracias participativas, consejos
vecinales, toda esta experiencia que está marcando yo creo que
profundamente nuestras sociedades, entonces yo creo que esta es una gran
contribución que todos los que estamos en esto, estamos atendiendo.
Entonces me parece que hablar de 25 años de democracia nos da cuenta de
las perdidas que la propia constitución de la democracia y las sociedades
trajo, persecución, muerte, exilio de mucha gente. Pero yo creo que la idea
fundamental es que estamos avanzando y estamos desarrollando una
experiencia enteramente rica y que nos puede hacer vivir una sociedad
mucho mejor porque esta experiencia esta apuntando hacia un cambio muy

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

intenso, yo estoy esperanzando en todo movimiento de construcción de la


democracia veinticinco años después, muchas gracias.

Lic. Luis Tonelli*

Muy agradecido de estar aquí entre amigos por la invitación de la


Mariano Moreno, de Ricardo, un amigo realmente de tantos años así que
estoy muy agradecido y pido disculpas por haber llegado tarde pero tenía
una charla de trabajo, me perdí gran parte de la exposición de Estefanía
Otero, una exposición optimista como hay que abrir esta cuestión de la
construcción de la ciudadanía.
Yo quiero adentrarme a pensar un poquito en lo que Félix Sánchez
dijo hace un rato aquí de mostrar el lado luminoso de la luna de la
ciudadanía, y creo que mejor me pongo al otro lado, del lado oscuro, que
amenaza a la construcción de la ciudadanía y está presente. Y yo soy
optimista como Estefanía Otero, pero eso no quita que tengamos problemas
de desertización de la ciudadanía, un concepto de Hannah Arendt que me
parece muy en si mismo.
Los locus de la ciudadanía que extienden estos espacios que nos
separan años y que como todo, como lo es la naturaleza, lo que es la
entropía, no hay una acción delictiva escrita o participativa como la de Uds.,
como la de Estefanía Otero, como la de Ricardo Romero y la Mariano
Moreno, quiero decir que estamos dentro de un sistema que tiende a la
desertización, lamentablemente no podemos conformarnos con que la crisis
del neoliberalismo sea la crisis del sistema.
En última instancia la crisis era la forma en que se utilizaba, se daba
la excusa, el toque académico, de lo que consideramos que es el
capitalismo, digamos, la aptitud de unos pocos para quedarse con lo que es
de todos. Pero no quiero darle un sentido negativo, realmente cuando hay
construcción de la ciudadanía surgen los esfuerzos heroicos de los que nos
hablaba Félix o que todos Uds. protagonizan, pero a veces uno piensa que
en el plano de la sociedad en general, siendo la ciudadanía el concepto
tópico de la democracia, porque quien sino es la ciudadanía la protagonista
de la democracia, no lo son los medios, la ciudadanía es lo que da
democracia.
Pero sin embargo en esta jerga muchas veces escuchamos al hablar
de ciudadanía que se suele hablar de defensa o de preservación de la
ciudadanía, entonces ya entra, digamos, esta desertización que el sistema
manda por sobre estos locus de la democracia. Y finalmente este mismo
concepto de ciudadanía, que es un concepto pero también hasta nos da
cuenta de tiempo en el discurso político, digo ya no es noción de pueblo, es
una noción que hasta uno debe de pedir disculpas, dice “el pueblo” y uno se
sonroja, digo “el pueblo” es histórico y lo reclamamos y “el pueblo” no esta.
Ahora este “pueblo” ha sido suplantado por esta categoría, por una
categoría que en verdad nos sirve para suplir la realidad, y el problema de
esa categoría es que suple la realidad y al final termina siendo la realidad,
parecido a lo que sucedió con Tomas Hobbes cuando creo la categoría
individuo y resulta que nunca antes habíamos conocido al individuo en la
vida, yo no conozco al individuo, yo conozco a Richard, yo soy Luis Tonelli,
mi mamá y mi papá eran personas, no eran individuos y este señor Tomas
Hobbes inventó la idea de individuo, hoy tenemos una sociedad
individualista, y no una sociedad comunitaria como nos gustaría. Entonces
*
Politólogo Universidad de Buenos Aires. Periodista Revista Debate.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 20


Demos Participativa

cuidado con los consejos a la hora de construir la realidad, sigamos con las
palabras, palabritas, “parolle” como decía el jefe de Gobierno de la Ciudad,
las palabras construyen realidad, porque no tenemos una forma que pueda
servir de palabra, entonces las palabras construyen la realidad, así que
mucho cuidado con las palabras.
Bueno, entonces ciudadanía y pueblo son dos palabras que están en
retroceso, los periodistas no hablan de esto, hablan de gente, hasta los
políticos hablan de gente hoy. ¿Cuál es la diferencia? La ciudadanía es una
actor político, la gente es un agregado digamos de la interpretación que
hace un periodista de lo que es la realidad, pero la gente no es un actor
político en su naturaleza, no tiene ese objetivo, el pueblo es realista en su
visión histórica, la ciudadanía defiende sus derechos y cumple con sus
obligaciones, la gente es una cuestión abstracta muy ligado a otros dos
conceptos que ha generado la política de hoy que es “pueblo consumidor” y
“pueblo elector“, la gente tiene algo de eso, es la gente la que va y
consume, es la gente la que va y mira la tele, digo no se si se entiende, hay
algo así en las declaraciones de hoy en día y por eso esos locus de
resistencia que está dentro de la cultura y que tiene que ver con esta idea
fuerte de política, pero digo lo otro forma parte de este desierto que avanza,
esta desertización, la gente es un agregado de personas que pude ser uno o
puede ser otro, pero es un agregado.
El tema es desarmar conceptos políticos en términos de sus actos,
ciudadanía es un concepto de poder en relación al ciudadano, pero el
ciudadano que vive y se relaciona en una comunidad, la gente en cambio
no, yo puedo formar parte de este grupo o no, yo puedo ir al supermercado
o no por ejemplo, digo inclusive formar parte o no es un problema de la
gente.
Fíjense que diferente es la idea de pueblo porque ahí es mucho mas
difícil desarmar, desarmemos la noción de pueblo, uno puede decir “soy un
hijo del pueblo” encontrando esta cuestión de la paternidad que el pueblo
ejerce sobre uno, yo puedo decir “soy un integrante del pueblo”, pero yo
estoy refiriéndome al pueblo como concepto, no estoy refiriéndome al
pueblo como sujeto histórico, me refiero al pueblo de un pueblo
geográficamente situado, pero acá estamos hablando de otra cosa digo y en
este punto, en esta sustracción, que hacen de la política otros sistemas, el
sistema económico o el sistema mediático, es allí donde está la amenaza de
desertización de la política, porque un espectador deja de ser ciudadano
para mirar la política con ojos pasivos: “la política es eso que miro en la
televisión” y a veces se ve que la única realidad es la virtualidad de estos
momentos que estamos pasando e inclusive muchas veces la acción
colectiva se da cuando se enciende la lucecita verde de la cámara, la acción
colectiva hoy está destinada a impactar en la pantalla, si no está en la
pantalla no importa, así por ejemplo es mucho mas importante el trato servil
de la gendarmería sobre unos de los registros de la revuelta agraria que los
héroes que cayeron muertos en las luchas populares en la argentina incluso
en democracia, es mucho mejor el vivo y el directo, con un cronista al lado
jadiando que te esté siguiendo y exprese la exasperación y el dramatismo.
Entonces estamos en este momento en donde se redefinen las
elecciones colectivas, pero por el otro lado hay un vaciamiento del concepto
clásico político de ciudadanía dispuesto en términos de sujetos que no son
políticos, por lo tanto lo que prima entonces son modalidades antipolíticos,
lo cual no significa que desaparece la política sino que la política busca la
forma de hacer política sin decir que se hace política, entonces aparecen las

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

cruzadas éticas, entonces aparecen los que buscan realizarse derechos


universales, los que hablan de la política como si fuera una reunión de la
Condesa Chikoff. El problema es que hay que buscar el concepto y ponernos
todos de acuerdo, aunque sea con una libreta y hacer consenso con una
política mayoritaria, pero como hay que hacer consenso hay que escuchar a
todos y todos tienen que participar y hay que respetar a todos y esa es la
garantía pero “yo quiero un político”, “¡no! la mayoría es la que decide”,
salvo que sea una sociedad heterogénea pero es totalmente loco pensar
que “en la búsqueda del consenso: protesto”, entonces gobierna la minoría,
entonces todas estas consideraciones pasan a ser tan evidentes y hasta
graciosas y dramáticas en donde la política se asume como algo malo y
como medio de espectáculo.
Claramente la disputa es por la gente y dada la importancia de la
gente para los espectadores por supuesto que la disputa es entre los
medios y el poder político, claro que los medios utilizan la estrategia de la
simpatía, que significa esto: “lo que miro en la pantalla me podría pasar a
mi”. Hay una anécdota, una vez un movilero me llama y me dice “estoy en
la casa del chico que acuchillaron de 37 puñaladas” y yo digo “ah muchas
gracias, pasamos a la próxima noticia”, el hecho de un chico acuchillado
que es una noticia que nos toca el corazón porque podría ser mi hijo, en
términos estadísticos como fenómeno político interesante no existe, está el
caso de la chica que se le murió el bebé, son trescientos casos, sin embargo
hay chicos que se están muriendo de hambre en mayor cantidad, hay chicos
que se mueren de rubéola, que se mueren de epidemia, hay chicos que se
mueren de sarampión, hay chicos que se mueren de hambre en la
Argentina, sin embargo la prensa usa la cuestión de la simpatía: “me podría
pasar a mi, le podría pasar a mi hijo, le podría pasar a mi abuelo”.
Pero el Estado no tiene que ocuparse solamente de estas cuestiones,
el problema es que la gente es relativa a los medios y estos tienen parte en
los problemas sociales que son los que impactan emotivamente en
nosotros, por eso la estadística crea una digamos desrelatización porque la
estadística hace cargo al Estado, porque trata de descubrir los problemas
verdaderos a los cuales debe dedicarse el Estado y va mas allá de la
impresión de un caso cruel que me toca a mi, el Estado tiene recursos
escasos y tiene problemas estratégicos que resolver y ese uso dominado
por el espectáculo o dominado por la idea de consumo o dominado por la
segmentación social y por los medios, trae como resultado que la agenda
democrática se encuentre deformada naturalmente. Por eso, hablando de
estos problemas de la desertización de la política es muy importante
recuperar la ciudadanía.
Para terminar, uno cuando habla de la realidad argentina le aparece
por un lado esta cuestión de los medios y, realmente, es algo digamos que
podríamos etiquetar como lo posmoderno, lo virtual, lo que está en la
pantalla, somos los muchos que miramos a los pocos y los tomamos como
ejemplo, lo único que nos mantiene vivos es el “bailando por el caño”,
desde la visión de mis hijos mirando el televisor cada uno en su habitación y
comentando el mismo programa por celular, increíble!, o chateando mi hijo
con el chico del piso de abajo, yo digo “¿por qué no lo invitas a tomar la
merienda?” o no van a salir juntos a juntarse a comer algo, no.
Digo, en esta virtualidad yo puedo hacer cualquier cosa, incluso
puedo estar jugando todo el tiempo, es como el game over de los jueguitos,
lo que pasa es que en la política y en la vida real hay un fin, hay un game
over. Entonces esto es un momento, el otro momento de la política es yo

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 22


Demos Participativa

diría el momento mas tradicional de la política, la relación entre territorio y


político, que en unos casos es de exclusión, en otros casos es de
clientelismo y en otros casos es de participación. Digo tenemos fenómenos
tradicionales de la política y tenemos fenómenos posmodernos de la política
¿Qué falta en la Argentina? Los partidos políticos, desaparecieron los
partidos y entonces estamos como en una especie de psicosis y estrombosis
juntos, y ahora la política es el periodismo, es un juego de finitos, del otro
lado dicen que la política es pura batalla, pero en realidad lo que falta son
experiencias institucionalizadas de participación, de identidad y en última
instancia de lo que supongo todos nosotros estamos aquí y en particular la
Mariano Moreno con Ricardo a quien le agradezco muchísimo esta
invitación. Muchas gracias

Dra. María José Lubertino*

Para mí, recuperar la noción de que pasaron 25 años de Democracia


es, por un lado, el enfrentamiento a la cronología y al paso del tiempo y que
estamos un poco más añejos y añejas y es muy fuerte. Para mí que soy una
ex joven del ´83 y del aluvión de la Democracia, que significó la
recuperación de la misma de la mano de Alfonsín, y las ilusiones de nuestra
primavera democrática del ´83.
La verdad es que la Asociación Civil Mariano Moreno me hizo tomar
conciencia de que teníamos que empezar a reflexionar para llegar a
octubre y diciembre de manera importante celebrando estos 25 años de
Democracia. Y seguramente el INADI va a hacer una contribución
importante a esa conmemoración.
Para nosotros ya es importante en sí misma esa cifra de continuidad
democrática y, por supuesto, que en esos 25 años tuvimos de todo. Pero lo
importante es en qué medida podemos ir construyendo de manera
acumulativa y en qué medida podemos ir construyendo institucionalidad y
una Sociedad Civil que pueda estar cada vez más alerta, atenta, para
detectar situaciones anti democráticas. Y para construir en mayor
profundidad esta Democracia.
Por supuesto que recorrer estos 25 años de Democracia en su
diversidad implica reconocer las bases que se pusieron en el gobierno de
Alfonsín con toda la dificultad que significaba. Como decía Dante Caputto
que íbamos construyendo el bisturí mientras hacíamos la operación. Y la
verdad que todos los que vamos encarando proyectos de la índole que sea
en la construcción de esta institucionalidad democrática siempre tenemos la
sensación de que vamos a partir de varias circunstancias, nuevos desafíos,
siempre con la mitad del andamiaje, del instrumental construyendo a
medida que vamos transitando y navegando.
Hoy hablaba con el Secretario de Derechos Humanos de la Provincia
de Misiones de los distintos procesos de construcción y de renovación
política que se están dando en varias provincias. Algunos de la mano de
radicales, otros de la mano de peronistas, generando sinergias bastante
dinamizadoras y alternativas con cambios y recambios en la forma
gestionar e interpretar las exigencias de la Ciudadanía. Y la verdad que
cuando uno mira los medios de comunicación, o cuando lee algunos

*
Profesora DDHH. Universidad de Buenos Aires. Presidenta del Instituto Nacional contra la
Discriminación la Xenofobia y el Racismo.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

tratados o algunas reflexiones de algunos politólogos siente que está


abriendo lecturas que quedaron ancladas en el pasado.
Hace unos días tuvimos un debate con una pluralidad de mujeres de
distintos partidos políticos, y sinceramente, hay gente que fueron líderes
intelectuales y que ahora escucho y es como que estuvieran describiendo
con instrumentos del pasado nuevos procesos que se están dando que no
dan cuenta de los cambios que están sucediendo.
Entonces, todo este proceso que vivimos durante estos 25 años tiene
que ser visto como un proceso de crecimiento de la Argentina, de nuestra
Ciudadanía.
Por supuesto que para mí no es lo mismo Raúl Alfonsín que Néstor
Kirchner o Cristina Fernández de Kirchner en relación al trágico momento de
la década neoconservadora del menemismo y de algunos momentos
disyuntivos de ese momento que cambiábamos de presidente cada semana.
Me parece que estaríamos incurriendo en el error que yo acuso a
algunos de nuestros politólogos y políticos y periodistas si sólo estuviéramos
mirando quién era el Presidente, qué hacía el Parlamento, o qué pasaba en
el nivel de conducción.
Yo creo que, para analizar 25 años de Democracia, más allá de
reconocer los liderazgos que nos fueron llevando por algunos de esos
tránsitos, a veces nos retuvieron y a veces (como en el juego de la Oca) en
algunos situaciones nos volvieron al punto de partida. Pero yo creo que hay
que hacer un análisis en este cónclave de politólogos voy a apelar, como
siempre lo hago, a los marcos teóricos de José A. Romero para mirar cómo
los procesos que fueron transcurriendo en la Argentina no han ocurrido sólo
de la mano de quienes eran nuestros líderes, sino que, en realidad, es la
sociedad la que va produciendo determinados liderazgos y va librando
batallas a veces de manera inaudibles, de manera visibles, y lo que ocurre
con nuestros líderes habla de nosotros mismos. Lo que nos gusta de
nosotros y lo que no nos gustó de estos líderes en estos 25 años de
Democracia fue la sociedad Argentina, la que lo produjo, la que lo votó, la
que lo reeligió, o la que hizo cambiar de gobierno.
Entonces, nos pasa todo el tiempo con el tema de la discriminación.
La gente cree que la discriminación es una cosa que está en otro. El otro es
el que discrimina pero en realidad está ocurriendo todo el tiempo. Es como
un juego de espejos, en el cual los que discriminamos muchas veces
estamos depositando en otro todo lo que no nos gusta de nosotros mismos.
Mirar estos 25 años de Democracia significa mirar qué pasó con
nuestros líderes, qué pasó en el federalismo, en las provincias. No podemos
mirar 25 años de Buenos Aires y nada más. Mirar la Democracia significa
ver lo que pasó desde Jujuy hasta Tierra del Fuego y los procesos que se
dieron en este federalismo que excede a una Buenos Aires que a veces se
mira el ombligo.
También hay que ver el país federal, también hay que mirar los
procesos de cambio que se fueron dando, y los procesos de cambio político
y la consolidación de la Democracia no vienen de la mano de los referentes
más mediáticos que se generaron a veces desde un programa de televisión,
un programa periodístico, y esos emergentes más mediáticos de la
supuesta transparencia, del supuesto cambio político, también tuvieron
patas cortas cuando se trató de realizar cambios profundos y sostenerlos.
Nadie reniega de los medios de comunicación. Pero hay que entender
que los procesos de cambio en cada una de las provincias argentinas que se

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 24


Demos Participativa

fueron dando, se fueron dando a medida que hubo una construcción


ciudadana que estuvo condiciones de producir un nuevo momento de
desplazamiento de algunas cosas que no se querían más, y una generación
de nuevas instancias.
Hace unos días tuve un debate con Rodolfo Terragno y él cree que
soy una persona rara que tiene otras ideas respecto de la llamada crisis de
los partidos políticos. Y sí que hay una crisis, por ejemplo, en el radicalismo
más claramente explícita. En cuanto al PJ yo también creo que hay una
crisis y que todavía estamos en un debate entre distintas corrientes de
pensamiento que reivindican la tradición peronista pero que están teniendo
visiones diversas en cuanto a este gobierno, en cuanto a cómo construir
ciudadanía, y cuáles son los valores y los principios que están en juego.
De todas maneras, es interesante ver cómo en estos años de
Democracia me parece que la propia elección de Néstor Kirchner es como
un emergente esperanzador de posibilidades de cambio. Como sin podido
haber tenido vaticinios sobre cómo iba a terminar este gobierno de Néstor
Kirchner que arranca en una situación de aparente serenidad institucional,
termina realizando cambios como la renovación de la Corte, apostar a una
línea muy clara de generar empleo, inclusión en muchos aspectos. Y cómo
ahora en una vuelta de tuerca donde seguramente nuestras culturas radical
y peronista están en un momento que a veces algunos las pretendemos
hacer dialogar y otros están tan ensordecidos escuchando su discurso que
casi es un monólogo que vuelven a generar circunstancias de no
comprensión de lo que los otros dicen.
Mientras todavía estamos en un nivel de crisis de los partidos
políticos tradicionales donde algunos emergentes de esas propias
tradiciones queremos hacer dialogar a estas dos culturas nacionales y
populares que han alimentado con principios y valores nuestra historia y
queremos producir nueva sinergia que tiene que con reivindicar lo mejor de
nuestra historia, de nuestras prácticas, de nuestros valores pero a su vez
incorporar nuevos elementos, nuevos emergentes de lo que la sociedad ha
producido en estos años y que no necesariamente tienen que ver con
estas dos culturas políticas.
Parece que hay una nueva manera de mirar la política que todavía no
termina de ver de que más allá de nuestras empatías o a veces en
conversaciones de sordos en los espacios de los diálogos de las culturas
políticas suceden cosas que también son políticas.
Los partidos políticos tradicionales, el radicalismo por un lado, tiene
un problema constitutivo para poder comprender a los movimientos sociales
y su fuerte arraigo en la construcción de ciudadanía en un concepto
decimonónico valiosísimo que no incluye otras formas de construcción de
ciudadanía. Le resultaba difícil poder interactuar con procesos de
construcción de ciudadanía que no se instituyera en la lógica ciudadano-
partido político-Estado.
Estoy convencido de que Alfonsín se tuvo que ir seis meses antes del
gobierno por las cosas que no quiso hacer. Esto también habla de una
incomprensión y una falta de diálogo con el peronismo que tampoco ayudó
a sostener ese gobierno hasta el final. Y me parece que en la visión actual
de muchas figuras del peronismo, todavía hay una lectura movimientista
que impide entender nuestra cabeza más democrática de funcionamiento
institucional en el sentido tradicional que es imprescindible para una
sinergia democrática. Y también me parece que hay algunas cabezas del
peronismo cuya manera de ver los movimientos tienen que ver con los

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

movimientos tradicionales, sindicales, sociales, y a veces hay dificultad para


captar otro tipo de movimientos de la Sociedad Civil que no se instituyen
dentro de la lógica movimientista tradicional de las décadas del ´50 o los
nuevos emergentes de los movimientos sociales.
Creo que estamos en un momento intenso, donde las distintas crisis
nos colocan en una oportunidad. Me parece muy interesante para los
politólogos y politólogas ver los fenómenos que son atendibles.
Los cambios que se dieron en varias provincias donde se hizo un
pasaje de la política dicotómica tradicional (radicalismo-peronismo) a
nuevas consolidaciones que tienen que ver con dejar atrás procesos de falta
de transparencia donde hay una articulación a veces liderada por radicales
o peronistas que nos está hablando de una construcción desde la
diversidad.
Desde el INADI estamos haciendo un esfuerzo importante por
construir Gestión Participativa de Diversidades en nuestro ámbito de
competencia que es la no discriminación y la inclusión de las Diversidades.
Pero estamos trabajando muy fuerte articulando la Sociedad Civil, tanto los
movimientos sociales tradicionales como nuevos actores sociales y, sobre
todo, imaginado los nuevos actores sociales y políticos que vendrán y que
todavía no terminan de irrumpir. Cuanta tribu aparezca es bienvenida al
INADI para pensar nuevas identidades y ver cómo se valoran las
Diversidades.
Sobre todo, es muy importante el trabajo que hacemos con las
Ciudades. En Argentina, el 80% de la población vive en las Ciudades.
Nosotros estamos viendo que además del federalismo de las provincias,
tiene que haber un federalismo en las Ciudades. El mundo va a ser una red
de Ciudades. Los límites del Estado-Nación ya están borrados por muchos
aspectos, no sólo por la integración regional sino porque también hay
culturas de las Diversidades que trascienden las fronteras. Las Ciudades son
el ámbito más cercano para la protección de los Ciudadanos y las
Ciudadanas.
Lo que los Ciudadanos necesitan además de riqueza económica y del
discurso redistributista de la década del ´70 sino la felicidad. No todo se
compra con el dinero.
El gran debate de la Democracia es construir formas participativas del
respeto de las Diversidades y también construir redes de Ciudades
cuidadoras, amigables. Construir la Democracia es una tarea colectiva para
garantizar los valores tan queridos de la justicia social, la igualdad, la
fraternidad, la diversidad y la libertad.
Por último, pensemos entre todos cómo trabajaremos juntos por los
próximos 25 años de Democracia.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 26


Demos Participativa

PANEL: Reflexiones sobre experiencias de participación


ciudadana

Dra. Cristina Bloj*

Me parece que es una de las tareas que fortalecen esta línea de


pensamiento de la Democracia Participativa de, justamente, compartir las
experiencias, pero antes de compartir las experiencias, el de documentar
las experiencias, que eso es una tarea que creo que está pendiente, pese a
que los Presupuestos Participativos ya tienen en la Argentina, al menos
unos cinco años.
En el caso de Rosario, específicamente, tiene seis años. La
experiencia se lanzó en el año 2002. Pero para ordenar un poco la
exposición, se dividirá en tres partes.
Una es el concepto de emergencia en el PP porque si entendemos
esas experiencias, no como puntos omegas a los cuales se llega, sino como
procesos de construcción que requieren cierto tiempo de instalación, no sólo
a nivel político e institucional, sino social fundamentalmente, hay que
rescatar por lo menos tres cuestiones: la crisis político-institucional en el
2001 que fue altamente propiciante. En el caso de Rosario, y pienso que en
algunas otras ciudades del país, la experiencia deliberativa de las
asambleas barriales, no es casual que el primer año de implementación del
PP las emblemáticas fundantes están muy ligadas a las que fueron
reivindicadas durante todo el 2001 y 2002 por las Asambleas barriales.
Quiere decir que la gestión municipal de una u otra manera toma una
memoria social de experiencias sociales previas o simultáneas. Porque en
realidad en algunos momentos las experiencias compitieron (en el
diccionario social) por quien hegemonizaba más la participación. Si por una
vía más reglada como era el PP impulsado por una gestión o por la vía de la
“anti política” que propiciaban las asambleas barriales.
La continuidad de una gestión que se dio en la Ciudad de Rosario de
una sucesión de intendencias que si bien respondían en algunos momentos
a internas dentro de un mismo partido con algunas diferencias marcadas,
había continuidad en los proyectos. Y me refiero específicamente a los
impulsos que se dio a partir del año ´96 al proyecto de descentralización
territorial. Hay dos hechos simbólicos: la descentralización y el cambio de
orientación de la política presupuestaria. Hubo un impulso a lo que se llama
la presupuestación por programas que marca en el presupuesto general de
la Municipalidad un leve matiz que propicia este tipo de iniciativas.
Respecto de la descentralización digo que no hubiese sido posible
porque el PP no es como muchas veces se suele decir “una implementación
participativa del presupuesto municipal”, sino es una parte del presupuesto
municipal y es una parte que suele ser interpelada como reducida en
algunos casos.
Eso son algunos cambios que se fueron dando en la Ciudad. Rosario
empezó con un alto porcentaje del presupuesto municipal en los primeros
años, llegando casi al 8%, mientras que hoy está alrededor del 3%. O sea,
hoy por hoy, el PP es un monto fijo que se destina para el programa para
este dispositivo que funciona simultáneamente a lo que es el presupuesto
municipal y un monto de dinero que se divide equitativamente entre los
seis distritos descentralizados, en los cuales está dividida la Ciudad.

*
Universidad Nacional de Rosario.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Los distritos territoriales en el año 2003 sufrieron subdivisiones,


construyendo áreas barriales. Que, en definitiva, no son más que
construcciones para achicar un poco el entorno de incumbencia de
determinados vecinos. Esto permite un acceso más directo. Por lo tanto,
cuando el programa se lanza, se tiene como referencia no tanto el distrito
sino las áreas barriales, que cumplen funciones en el campo social. Es un
lugar de identificación, es un espacio desde donde se han descentralizado la
actividad recreativa, los trámites administrativos del Municipio.
La experiencia o el dispositivo del PP se inscribe es un devenir, en un
proceso, o procesos –en plural- que lo hacen posible. No es una instalación
de arriba hacia abajo de una manera mecánica. Creo que eso es para
aprender también de las experiencias en curso. Ver las oportunidades para
implementar y las condiciones que se requieren en cada lugar.
Otra de las cuestiones es si estamos hablando de una Democracia
Directa cuando hablamos del PP. Yo tiendo más a utilizar la idea de
“procesos de Democracia Representativa comunitarias” (cuyo autor es Yves
Cabannes): son aquellos dispositivos que, teniendo un eje muy importante
en la deliberación, se mueven en el marco de ciertos cánones clásicos de
la Democracia Representativa. Un sistema deliberativo en sí mismo no está
sujeto a ciertas restricciones como lo está el PP, sin hacer juicio de valor.
Simplemente se marca ese ajuste conceptual que cuando nos referimos a la
experiencia es importante pensarla.
El PP se desarrolla en tres rondas. En la primera ronda hay un proceso
de elección de quienes van a hacer lo que de algún modo van a representar
a su distrito en el trabajo concreto de formulación de los proyectos. Esas
tres rondas constituyen el ciclo anual del PP, y es anual porque sigue el ciclo
de los presupuestos generales. Y se plantea con un año de antelación para
que pueda ser incluido ese capítulo “PP” dentro de la programación anual
del Municipio. Estamos pensando en el PP hoy 2008, lo estamos pensando
como presupuesto 2009: es decir, obras a ejecutar o a comenzar a ejecutar
en el ejercicio 2009.
Un tema interesante es el imperativo que se le pone a la
participación. Y es que se debe nacer, desarrollarse, votarse, etc., en el
plazo de seis meses. Es decir, esto impone algunas presiones a la
participación. Uno puede pensar que un ciclo presupuestario tiene unas
normas, unas leyes, unas regularidades. Pero a veces, cuando nos
adentramos en el campo social, no podemos pensarlo en los mismos
términos.
La presión que tiene el vecino de participar y de tomar decisiones, a
veces resulta ciertamente compulsiva y no suficientemente meditada.
Ocurría que un vecino llegaba a la asamblea fundante del año y muy
rápidamente en dos horas tenía que elegir a su delegado: tenía que elegirlo
aunque no lo conociera y en un contexto que tampoco conocía, habiendo
discutido muy brevemente qué proyectos se querían para el barrio en un
espacio muy heterogéneo (otro detalle que hay que tener en cuenta). Los PP
no son casos homogéneos sino territorios de disputa donde intervienen
también actores de distintos signos políticos, de distintas procedencias.
Incluso dentro del mismo distrito, hay mucha heterogeneidad territorial,
social, etc.
¿Puede la construcción colectiva seguir estrictamente los tiempos del
ciclo anual del presupuesto?
Se ha llegado a un pico de la participación y ahora hay un
estancamiento, es decir, hay ciertos retrocesos.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 28


Demos Participativa

Hay fluctuación de actores. Nunca se cuenta con los mismos actores


desde el comienzo al fin del ciclo.
Hay obras pendientes. El ciclo de confianza que tiene que generar un
PP (entre uno de los pactos de la Democracia Participativa), entre Sociedad
Civil y clase política. Si bien la gente no manifiesta que deja de participar
porque las obras no fueron realizadas, este aspecto surge.
La secretaría de la administración municipal no está preparada para
recibir la demanda de la población, no está preparada para el diálogo. No
sólo la formación del PP tiene que servir para los consejeros barriales (de
hecho se logra) sino tiene que tener una contrapartida a nivel institucional:
tiene que haber un aprendizaje en la gestión.
Hay resistencias políticas al PP, más allá de la voluntad política de la
gestión.
Otro punto es ver cómo se relaciona las obras que se aprueban en el
PP con algunos instrumentos más generales de política urbana o social que
tiene el Municipio. Una de las imputaciones que circulan bastante en la
Ciudadanía es que se aprueban obras que están de antemano, de algún
modo diseñadas en la Secretaría. Esto pasa mucho en el campo de
planeamiento, que es la herramienta que tiene el Municipio, planificando los
cambios que va a tener la Ciudad en mediando y largo plazo. El presupuesto
tiene efecto más bien en el corto plazo para que tenga impacto fiscal, que
de hecho lo tiene. Entonces, dentro de esa restitución del campo político y
de los nexos con la sociedad civil es importante tener en cuenta que la
participación no sea una sección. Sino que se plantee que aquello que la
gente propone legítimamente es considerado por la gestión.
En la gestión actual del PP se están proponiendo algunos cambios.
Está pensando en la generación de una Junta Consultiva para evaluar lo
hecho hasta aquí y cómo se puede proyectar a futuro.
Por fin, hay que ver la necesidad de documentar las experiencias, no
están lo suficientemente documentadas. Y generar mecanismos de
evaluación. No seguir adelante, sino pararse, si es necesario no realizar un
ciclo del PP, pero reencauzar la experiencia. Porque se corre riesgo de
estancarse o incluso de retrotraerse. Sabiendo que es una de las
experiencias más interesantes que han ocurrido en las últimas décadas de
nuestro país.

Ricardo Ivoskus*

Buenas tardes. Lo que voy a hacer es una enumeración de algunos


institutos que hemos desarrollado en estos años, en esta construcción de
experiencias participativas, desde la Gestión Municipal.
Yo, como Intendente, he asumido el cargo en diciembre de 1999. En
un Municipio que, en ese momento, era el que tenía la mayor deuda de toda
la República Argentina, con todo lo que eso significaba. Estábamos
hablando de una deuda de un poco más de 122 millones de pesos dólares.
Lo cual me impedía gestionar.
Y allí se nos ocurrió nuestra primera experiencia participativa: crear
una comisión de verificación de créditos. Cuando tanto se hablaba de la
deuda externa, de la deuda legítima, que mucho se escribió sobre eso y
poco se hizo. Nosotros, en San Martín, constituimos una comisión integrada
por representantes de instituciones o vecinos muy destacados que no
*
Intendente Municipio General San Martín. Provincia de Buenos Aires.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

tuvieran nada que ver con el Municipio. Y por el cual nosotros hicimos una
suspensión de pagos desde el día 10 de diciembre hasta que esa comisión
se expidiera sobre cada reclamo.
Esto fue un proceso que duró aproximadamente 3 años. Realmente
yo creo que para el Municipio que estaba naufragando nos ayudó
muchísimo. Y nosotros en ese lapso solamente pagábamos las nuevas
deudas que contraíamos en término. El resto no se pagó un solo centavo
mientras no se expiara la comisión. Que fue muy importante que estuviera
integrada por los miembros que nombré anteriormente.
Creo que pudimos sobrellevar la situación que estábamos viviendo
primero la crisis local que teníamos y luego la crisis nacional, en grandes
medidas por el muy bueno desempeño que tuvo esta comisión.
Posteriormente al año 2000, como no había dinero para hacer obras,
creamos una cuenta especial, de recuperación vial. Y creamos una comisión
integrada por vecinos y también por representantes de instituciones
fiscalizadores de la comisión de recuperación vial. Porque nosotros en plena
crisis, en pleno descreimiento de la sociedad, resolvimos la creación de una
tasa que significaba el 10% de la tasa ABL. Pero, ¿cómo hacíamos para
convencer a la sociedad de que ese dinero iba a utilizarse para reparar el
pavimento de las calles? Ya que era uno de los mayores problemas que
teníamos.
Y esta comisión empezó a funcionar en todos estos años de esa
cuenta que podía no haber dinero para pagar los sueldos. Pero jamás se
podría distraer un centavo de que se perdiera el objetivo que se había fijado
(y esa era la tarea de los vecinos). Fue un éxito en cuanto al funcionamiento
de la Gestión Municipal.
Un tercer caso es que San Martín tiene un fuerte perfil productivo. En
la década anterior, las empresas caían como moscas. Pero a partir de los
años 2002, 2003, yo veía que se iniciaba una fuerte recuperación. Y en 2004
decidimos crear nuestra exposición industrial, productiva. Lo que hicimos en
conjunto con todas las cámaras empresariales. Nosotros tenemos
aproximadamente 8 cámaras empresarias que se han nucleado en una
Federación: Cámara Empresarial Sanmartinense. En esta experiencia se
habían presentado casi 200 expositores y tuvimos 25 mil visitantes. Esto ha
tenido un crecimiento exponencial a través de este conjunto. Hoy, nuestra
exposición, se ha convertido en la PYME más grande de todo el país. Hace
pocos días ha terminado la quinta edición, con más de 600 expositores y en
4 días, la presencia de más de 180 mil visitantes. Y yo creo que esto es el
resultado conjunto de toda esa articulación –público-privada- en este caso,
empresarial, que hemos desarrollado en el distrito. En el mismo ámbito, la
Secretaría de Industria y Comercio, se ha creado un Consejo Asesor
Honorario integrado por los Presidentes de cada una de las Cámaras
Empresarias. De tal forma que todos los proyectos que se envían al Consejo
Deliberante, previamente requiere del consenso de la Secretaría. Lo cual
hace que una vez que se envía al Departamento Legislativo, los índices de
aprobación sean muy grandes.
De la misma manera, nosotros tenemos en funcionamiento en
relación al Plan Jefas y Jefes de Hogar, de lo que es con Consejo Económico
Social, y la reforma para los Códigos de Planeamiento Urbano y de
Edificación.
En lo que hace a las fechas patrias, todas las acciones que nosotros
desarrollamos, siempre son en conjunto con las instituciones del distrito. Por
ejemplo, el 9 de julio, si se hace en algunos de los barrios de San Martín, los

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 30


Demos Participativa

representantes de las Instituciones de ese lugar tienen que elegir una


persona que está en la organización en conjunto con nosotros y por
supuesto también en lo que es el discurso.
Otro de los aspectos, hace referencia a las plazas y los espacios
públicos y la Comisión del Arbolado Público, que está integrada por todas
las asociaciones ecologistas y representantes municipales.
Nosotros apoyamos la creación de los Foros Vecinales de Seguridad,
que también tiene relación con la provincia. Se instituyó una Mesa de
Diálogo de Seguridad, que está integrada por las autoridades del Municipio,
del Consejo Deliberante, de los Foros de Seguridad, del Poder Judicial, en
fin, de todos los organismos que están relacionados con la temática de la
seguridad.
También tenemos nuestro Presupuesto Participativo pero con algunas
diferencias respecto del caso de Rosario. Por ejemplo, cuando termina son 3
Asambleas también: en la primera es la catarsis, pero luego se va
catalizando y en la última lo que se fija es el orden de prioridades. Con la
presencia de los secretarios y subsecretarios de cada área. De tal manera
que cuando termina, se fijan los delegados y ellos vienen a la Intendencia y
presentan el acta de las obras que deben desarrollarse el año próximo y la
firman tanto el Intendente como todos los Secretarios y ellos son los
responsables de incluirlo en el Presupuesto y se crean los Grupos de
Impulso y Seguimiento, en los cuales los vecinos que están delegados son
responsables que las cosas se hagan. Las protestan surgen cuando esto no
se cumple.
Sobre el Plan Estratégico, nosotros por primera vez tenemos un Plan
Estratégico en el Partido de San Martín desde el año 2003 para pensar la
Gestión Pública a mediano y largo plazo, con avances muy importantes: se
integró el Consejo General, la Junto Ejecutiva, la Asamblea General; también
se hicieron los Grupos de Impulso y Seguimiento, un Instituto
importantísimo para que las cosas funcionen, porque las autoridades de
cada comisión no pueden ser funcionales: son vecinos encargados de
apurar a los funcionarios para que las cosas se hagan.
En materia de participación han activado este Programa
aproximadamente 160 instituciones del Distrito, que han participado en
forma activa y unas 1700 personas. Es decir, las reuniones se hacían en las
cuales participaban tanto instituciones como vecinos. O sea que esos altos
grados de participación ayudan a la concreción de las propuestas que salen
de allí. Porque en los Grupos de Impulso y Seguimiento que también existen
acá son los que determinan que no quede lo que se decide en el tramo alto.
Es una decisión del Gobierno Municipal fomentar la cultura
participativa, porque va en beneficio de todos. Cada vez que nosotros
logramos que la gente se integre a un proyecto, allí es donde se dan las
mejores realizaciones y donde muchas veces las oposiciones mezquinas se
ven truncadas por el accionar de los propios representantes de nuestra
Sociedad Civil.

Jorge Navarro*

*
Secretario de Participación Vecinal. Intendencia de la Ciudad de Córdoba. Provincia de
Córdoba.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Muchas gracias a todos y todas, traigo los saludos de nuestro


Intendente Giacomino, que me encargo participar aquí, porque él no pudo
participar por estar en este momento en Nueva York, en un encuentro
representando a muchos/as intendentes de Latinoamerica en el Foro
Paralelo de las Naciones Unidas.
También quiero agradecer a la Asociación, porque cuando fui
coordinador del Presupuesto Participativo en la Ciudad de Buenos Aires, la
asociación me ayudó muchisimo desde su acompañamiento hasta su crítica
salvaje, pero constructiva.
A su vez, es una gran satisfacción compartir este evento con uno de
los mayores militantes de la democracia participativa del continente, quien
es paraguayo, exiliado en argentina y quien fue coordinador del
Presupuesto Participativo en San Pablo y es miembro del Observatorio
Internacional de Democracia Participativa, el señor Félix Sánchez.
Me toca ser el Subsecretario de Participación Vecinal de la
Municipalidad de Córdoba, y quisiera exponer tres puntos de discusión
sobre la aplicación del Presupuesto Participativo. La primera, es sobre la
institucionalización, los compañeros del PT plantean que no hace falta una
ordenanza para la aplicación del Presupuesto Participativo, y en aquellos
años yo era un ingenuo que pensaba eso, hoy estoy convencido que como
la democracia participativa no es una proceso que viene a reemplazar la
democracia representativa sino que viene a complementarla, y como hasta
ahora no se ha inventado una democracia mejor de la que conocemos, hoy
estoy convencido que la misma debe formalizarse, porque entendemos que
el poder no es generoso, porque necesitamos fortalecer las políticas
públicas y no podemos dejar las prácticas supeditadas a los cambios de los
votos de los intendentes, por lo que sino se pierde la constancia. Con lo
cual, el reaseguro para que la gente tome decisiones esta en la legislación.
El otro punto que es necesario, así como se ve en la Ciudad de
Rosario, Córdoba ha sido pionera en la descentralización administrativa, que
tienen que ver con la mejor gobernabilidad de las democracias locales,
proceso que se viene desarrollando desde 1994, y así como en la Ciudad de
Buenos Aires existen los CGP (Centros de Gestión y Participación), allí, en
Córdoba, existen los CPC (Centros de Participación Comunal) que son 11.
Pero como todo proceso de descentralización sino se profundiza, termina
siendo sólo un proceso administrativo, donde el mantenimiento urbano
barrial no se descentraliza, por lo que debe profundizarse con la
participación, y en este sentido, los constituyentes de Córdoba en 1995
incorporaron en la Carta Orgánica las Juntas de Participación Vecinal que
permita la participación en cada uno de los CPC de las organizaciones
vecinales, donde existe una larga tradición de participación en las mismas,
donde los vecinos y vecinas de un barrio votan a los representantes de su
Comisión en la Junta de Participación Vecinal y son ellas las que gestionan
las demandas con los y las funcionarias del Municipio, y en este momento
con 440 barrios tenemos funcionando unas 250 comisiones vecinales. Pero
como la participación no se agota en esta instancia, nosotros planteamos lo
que voy a contar.
Año 1995, luego de la incorporación de las Juntas de Participación
Vecinal, han pasado 13 años, y no se reglamentaron, porque es más difícil
gobernar desde la descentralización y con participación ciudadana. El
intendente Giacomino durante el año pasado lo que hizo es enviar un
proyecto al Concejo Deliberante para la reglamentación del funcionamiento
de las Juntas de Participación Vecinal, lo que fue aprobado el 22 de abril del

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 32


Demos Participativa

2008 con el voto de casi la totalidad de las y los concejales, esto es el


oficialismo y algunos bloques de oposición. Por lo tanto, hoy luego de 13
años, existen las Juntas de Participación Vecinal, que ya tenés constituidas
10 sobre los 11 distritos y estamos a punto de conformar el que resta.
Constituidas con comisiones vecinales y organizaciones de la sociedad civil.
Al mismo tiempo, el Concejo Deliberante recibió la Ordenanza de
Presupuesto Participativo, que fue aprobada el 22 de julio pasado, porque
entendemos que la participación, así como lo entienden los compañeros de
Rosario, tiene complejidades que hay que atender.
Llegamos a su vez, a la conclusión que sin las organizaciones de la
sociedad civil no se puede motivar la participación. Pero si nos quedamos en
el ámbito de las organizaciones en las políticas públicas nos quedamos en
replicar un mecanismo de oligarquía, porque sabemos que la deslegitimidad
de la política que provocó la crisis del 2001 no tocó solamente a la clase
política, sino también a los sindicatos, a las iglesias, a los distintos
organizaciones sociales y también a los representantes de la sociedad civil.
Entonces, en un barrio que tiene 45.000 habitantes, participan 1500
personas en la elección del centro vecinal, que si bien son 19 miembros, a
los pocos meses quedan cinco.
Por lo tanto, la gente no sólo participa en los centros, sino también en
la parroquia, en los centros evangélicos, en la cooperadora de la escuela, en
las organizaciones comunitarias, en las organizaciones juveniles, en las
bibliotecas populares, en los clubes barriales, por lo tanto, integramos en las
Juntas Vecinales por partes iguales a los centros vecinales y las
organizaciones de la sociedad civil, que se incorporan en el CPC en un
Registro de Organizaciones con algunos requisitos. Los que conforman la
Asamblea de la Junta de Participación Vecinal, que elige la Mesa
Coordinadora, que según la cantidad de participantes pueden ser de seis a
dieciséis los miembros. Y luego, todos los integrantes de la Junta participan
en comisiones temáticas (salud, educación, seguridad, deporte y recreación,
juventud, adultos mayores, etc.).
Con esto que llamamos Espacio Público de Gestión Asociada entre la
Sociedad Civil y el Estado, se empieza a planificar el territorio, cumpliendo
con la Carta Orgánica Municipal, donde esta Junta tiene atribuciones, entre
otras, dar inicio al Proceso de Presupuesto Participativo de Córdoba, es la
Junta de Participación Vecinal la que realiza un diagnóstico de la situación
participativa de la población, por lo cual los miembros de la Junta recorren
los barrios de los CPC, y realizan un listado de problemas, demandas y
reclamos de los vecinos, de los centros vecinales y de las organizaciones de
la sociedad civil. Por lo tanto, se inicia el proceso con un diagnóstico de
situación participativa, teniendo presente que en Córdoba no se votan
proyectos sino que se votan soluciones a los problemas, georefenciando los
problemas en regiones más pequeñas que los Distritos de los CGC,
dependiendo la población se dividen entre dos a cuatro zonas barriales de
Presupuesto Participativo, por lo tanto, hoy existen 25 zonas barriales en
Córdoba.
Así la georeferencia del listado se realiza ya en la primer ronda de
Presupuesto Participativo, lo que denominamos la comprensión diagnóstica
vecinal, porque entendemos, para completar lo antedicho por Cristina Bloj,
creemos que esta práctica en la Junta se asemeja más a una Democracia
Comunitaria, esto es, que representantes de la sociedad civil terminan
gestionando cuestiones de la cosa pública, en el marco de la
descentralización. Además consideramos que los vecinos, que contribuyen

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

al presupuesto con su pago en la tasa municipal, tienen derecho a definir


parte del presupuesto municipal. De tal manera, ese diagnóstico baja a la
zona barrial y las vecinas y vecinos en forma voluntaria y universal, van a
discutir y decidir sobre el diagnóstico de la Junta, y allí terminan definiendo
un diagnóstico participativo zonal.
Aquí quiero aclarar, más ante Félix Sánchez aquí presente, quiero
manifestar que el Intendente Giacomino, en esta etapa, priorizando
efectividad antes que calidad, porque la Ordenanza fue aprobada
retrasadamente y se tuvo que actuar a contrareloj, fue incorporando las
propuestas de los diagnósticos al Presupuesto y tiene el compromiso de
ejecutarlo durante el año 2009, dejando el firme compromiso de mejorarlo
en los tres años de gestión que le resta.
Así, la definición de las prioridades se realizaron en los Cabildos,
retomando la figura de los procesos emancipatorios, donde los vecinos y
vecinas tienen un listado de demandas a partir del diagnóstico, y es de allí
que salen los problemas seleccionados a resolver. Donde cada uno de los
miembros de las Juntas Vecinales argumentan cuáles son los problemas que
deberían priorizarse y son las vecinas y vecinos los que definen el listado de
40 a 60 problemas que son priorizados. Luego se eligen los delegados que
son uno cada 20 participantes, con igualdad de género en la elección, con lo
cual si participan 120 personas serán tres varones y tres mujeres.
Córdoba tiene una experiencia de microplanificación participativa que
puede ser tomado como Presupuesto Participativo pero no es tal, por lo
tanto los empleados municipales están familiarizados con la planificación
barrial, por lo que se aprovecha su experiencia. Así, los y las delegadas
electas van a un Taller de Planificación en cada CPC, que dura cinco días,
donde se termina de entrecruzar las priorizaciones según la cantidad de
votos que tuvo cada problema en los Cabildos, haciendo una ponderación
entre el nivel de necesidad y la cantidad de beneficiados que el problema a
resolver puede alcanzar. Y con la presencia de secretarios, subsecretarios y
directores se van analizando los problemas para poder construir esta
ponderación.
Para cerrar, debo dar dos aclaraciones, el Presupuesto Participativo
no esta para hacer mantenimiento urbano barrial, por lo tanto no se puede
votar la reposición de luminarias, pero si la puesta de nuevas luminarias.
Tampoco pueden llevar adelante proyectos que finiquiten puestos de
trabajo u obras plurianuales o de escala ciudad, por lo tanto, en esta
instancia del Taller se termina de armar el proyecto urbanístico o social con
los técnicos y delegadas y en el último día, en base al dinero que le
corresponde a ese distrito, se termina de definir qué entre y qué no entra en
ese presupuesto que se le ha otorgado, teniendo en cuenta cómo voto la
gente en los cabildos pero también la ponderación elaborada entre los
delegados y los técnicos para tener una mirada más abarcativa que su
cuadra o su barrio.
Otra aclaración, es que siguiendo el nivel alcanzado por la
experiencia de Rosario, el Intendente incluyó en la Ordenanza que el monto
destinado de Presupuesto Participativo no puede ser menor al diez por
ciento de lo que se destina a obra pública. Por lo tanto, como el presupuesto
de Córdoba en obras públicas va a ser de 200 millones de pesos, el
Presupuesto Participativo que se asigna a este año es de 20 millones de
pesos, donde un 40% se distribuye por población y el 60% por la tasa de
necesidades básicas insatisfechas.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 34


Demos Participativa

Y por último, como tampoco tienen confianza en nosotros, así es la


sociedad civil, todas las propuestas ingresan en cada programa y proyecto
de todas las áreas de gobierno de la municipalidad, y al mismo tiempo va en
un anexo en el presupuesto municipal. Para que las y los Concejales
entiendan que esas obras no se pueden modificar y los miembros de la
Junta de Participación Vecinal tendrán que llevar adelante el control de los
mismos.
Termino diciendo, que este año en Córdoba han participado 2400
personas, y uno puede ver el vaso medio lleno o medio vacío y en
cualquiera de los dos casos tienen razón, pero entendemos que la
participación se va dando, y el Presupuesto Participativo es una Escuela de
Ciudadanía y cuanto más conciencia se tiene de los resultados de la
participación más se puede superar las arbitrariedades del poder. Muchas
gracias.

Francisco Nogueira*

Agradezco a la Asociación Civil Mariano Moreno por la capacitación


que ha realizado en La Paz. Nosotros somos un Municipio de 30 mil
habitantes, en el norte de Entre Ríos que limita con Corrientes. Somos uno
de los Departamentos con mayor población que hay en la provincia.
En diciembre de 2001 cuando fallece el Intendente, me toca asumir
ese rol, siendo antes Vice Intendente de la Ciudad. Siendo médico, estaba
por fuera del ámbito político. Y ese momento con la gran participación que
había en las Asambleas Barriales surge la posibilidad de llevar adelante el
Presupuesto Participativo, y concretamente en ese momento con el
asesoramiento de la Universidad Nacional de Entre Ríos empezamos a
trabajar. Delineamos las ocho zonas de Presupuesto Participativo. Y fue una
experiencia muy enriquecedora, legislando la ordenanza de Juntas
Comunales, las cuales llegan a 33 en la actualidad en la Ciudad.
En la gestión que siguió, el Presupuesto Participativo fue una cuestión
más formal de poner un porcentaje y con una obra pública puntual por cada
distrito, con lo cual la gente dejó un poco de participar. Y mi requerimiento a
la sociedad cuando asumí fue que el Presupuesto Participativo además de
ser una forma de participación ciudadana, fuera una forma de organización
comunitaria.
El presupuesto que teníamos para la Ciudad era de 11 millones y
ahora es de 16 millones, por una cuestión de ajuste presupuesto, con lo cual
es muy limitado el recurso que podemos dar.
Empezamos a trabajar con pocos técnicos, la presencia muy fuerte
del cuerpo de la Intendencia, los Secretarios, etc., yendo a todas las
reuniones. Lo cual no era bueno porque la gente veía al Intendente y
buscaba que le resuelva el problema de forma inmediata. No se podía
entender que era una cuestión de planificación. Entonces, se decidió realizar
una matriz de problemas, que pondera los problemas en cantidad de
población afectada, en gravedad y urgencia, y qué puede hacer cada
organización y cuáles son los problemas que están fuera del ámbito de
gobernabilidad municipal. Para eso nos capacitamos con el método de
planificación participativa y capacitamos a la gente para que estudie cómo
planificar, cómo priorizar problemas.

*
Intendente de la Ciudad de La Paz, Provincia de Entre Ríos.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

En este momento estamos con el 1% de participación. Tenemos dos


problemáticas: quien va al Presupuesto Participativo pondera mucho más
las obras públicas y dejan los problemas sociales con lo cual nosotros
formamos Consejos Barriales Sociales que trabaja la problemática social.
Hay un terrible problema de vivienda, con lo cual hacemos autoconstrucción
de viviendas, para lo cual se capacita a la gente y las madres se organizan
para dicha tarea (construcción, cuidar niños y huertas).
Por todo eso, nos había parecido importante realizar una Ordenanza
del Presupuesto Participativo, para que no sea una mera cuestión
desdibujada.
Las problemáticas de la participación tienen que ver con una faz más
sociológica que política o de participación. Estamos en una sociedad muy
mediática, muy inmediata, y que hace zapping y quiere las cosas ya y sin
compromiso. Por eso, es necesario el debate y la discusión, para que no
sean cuestiones impuestas sin sentido social.
Para comenzar, en junio, habíamos priorizado una obra en un barrio
con problemas de cloacas y avisamos cuál era el tiempo posible y real.
Entonces el 1 de septiembre empezó dicho obra. Lo cual proporciona más
confianza a la gente. Y se resuelven problemas cotidianos y las obras
mayores se presupuestan para 2009.
Los espacios de participación en general (en el Municipio, en la
Escuela, en las Fiestas de la Ciudad, etc.) es un problema de la sociedad
que se deberá trabajarlo desde abajo y organizándose para entender que
los problemas se resuelven entre todos, en la medida en que la gente vea
obras ejecutadas. Por ejemplo, ya hay 20 viviendas de autoconstrucción. Y
eso hace que la gente de acerque a los Consejos Barriales. Entonces, ya
piden formar Consejos en otros barrios para estar más cerca de la
problemática.
Un problema fundamental en los Municipios de menos de 30 mil
habitantes, es la falta de técnicos. Entonces, una misma persona desarrolla
varias actividades a la vez. Y la creación de Consejos, ayuda a que más
vecinos participen en diferentes espacios y temáticas.
Es importante de darle tiempo a los vecinos para que participen. En
materia de derechos, también hay corresponsabilidad. Entonces, también se
plantea cómo se están recaudando los impuestos, cuánto se paga por sector
y por barrio. Generalmente, el barrio con más carencia exige más, entonces
priorizamos al comienzo de la gestión un problema de agua. Para el cual se
hizo una perforación de 90 mil pesos y un problema de acceso. Entonces se
piensa luego en el próximo año.
Hay reuniones de 40 personas que participan por barrio. Y hay que
hacer reuniones seguidas porque cada área tiene problemáticas distintas y
no logran ir a un centro único de reunión.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 36


Demos Participativa

Presentación Libro: Mariano Moreno. Política y Gobierno en su


pensamiento

Ricardo Romero*

“…mis discursos no llevan otro fin que excitar


los de aquellos que poseen grandes conocimientos…”
Mariano Moreno. Sobre las miras del Congreso, 1810

Esa convocatoria a la reflexión que hacia Mariano Moreno en las miras


de un anhelado Congreso Constituyente, fue la motivación que tuvo un
grupo de jóvenes graduadas/os en Ciencia Política y otras disciplinas que al
ver la crisis de la democracia argentina en el 2001. Se inspiraron en éste
también joven jacobino, que entregó su vida a un proyecto de país, para
hacer una propuesta de cambio. Y al tomar la consigna de pensar una
nueva Democracia para una Argentina, que necesita volver a soñar,
seguimos la perseverante apelación que Mariano Moreno hacía a los
ciudadanos (hoy también a las ciudadanas), y encontramos en la gestión
pública participativa un camino a recorrer hacia ese horizonte de una
sociedad más justa e igualitaria.
Así fue que nació la Red Argentina de Ciencia Política Mariano Moreno,
que hoy está constituida en asociación civil, que intenta dar soporte teórico
y conceptual a la Democracia Participativa en nuestro país. Inspirados en los
ideales del joven de Mayo, a quien consideramos el primer politólogo
argentino, e impulsamos el 23 de septiembre, su natalicio, como Día
Nacional del/a Politólogo/a.
Esta compilación intenta dar un sustento a esa idea, a través de una
selección de textos recogidos por la Red. Que comienza con un discurso del
primer diputado socialista de América Latina, el Dr. Alfredo Palacios, quien
incentiva a la juventud a retomar los ideales de Moreno y la Revolución de
Mayo. A su vez, transcribimos una conferencia del Prof. Felipe Pigna que
ofreció en la sede de la Gran Logia Argentina de Libres y Aceptados
Masones, lugar emblemático de los cimientos de nuestro país, y donde
presentó a Mariano Moreno como primer arquitecto de la nación. También
incluimos los trabajos de Arturo Roig, Horacio Sanguinetti y Hugo Biagini,
decanos estudiosos del pensamiento político argentino, y que nos nutren
sobre la vida del joven jacobino, su relación con la filosofía y el impulso
juvenil en la historia de la época. A su vez, publicamos dos ponencias
propias, donde por un lado Sylvia Ruiz Moreno acredita sobre la politología
de Mariano Moreno y por otro, quien escribe, se exponen los aportes
teóricos a la Ciencia Política y a la Teoría Política.
Se concluye con una nutrida selección de textos de la obra de Mariano
Moreno, siguiendo un criterio cronológico, que va desde su defensa de los
derechos de los indios hasta su renuncia a los honores y el retiro del
gobierno. A veces se atribuye a Moreno una corta vida política, sin embargo,
si vemos su “Disertación Jurídica. Sobre el servicio personal de los indios en
general (1802)” podemos afirmar sobre su compromiso político desde su
formación en la Universidad de Chuquisaca. La descripción que realiza
“Sobre la invasión de Buenos Ayres por las armas inglesas (1806) y los
reclamos de “Representación de los Hacendados (1809)”, donde propone,
entre otras cosas, la liberalización del comercio y una nueva responsabilidad

*
Politólogo. UBA. Profesor Titular Colegio Nacional de Buenos Aires. Ex Presidente de la
Asociación Civil Mariano Moreno.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

fiscal, y en los cuales subyace la necesidad de independizarse del gobierno


de España y constituir una República, puede percibirse un temprano y
fuerte involucramiento en la política de su época.
Y es claro que Moreno tenía un proyecto de país, y se puede apreciar
en “Sobre las miras del Congreso (1810)” donde la redacción de una
constitución y la formación de un Estado resultan como propuesta
imperante. Pero ese Estado no podía darse de cualquier modo, debía seguir
los principios de la igualdad, tal como lo expone en el “Prólogo al Contrato
Social (1810)” y estar garantizado por la independencia del territorio,
estrategia que presenta en “Plan de Operaciones (1810)”. En lo que refiere
a la gestión, entiende la necesidad de publicar las acciones de gobierno,
argumento que sostiene en la fundación de la “La Gaceta de Buenos Ayres
(1810)”, y además propicia el compromiso de los gobernantes con los
vecinos (hoy también vecinas) a través de la “Jura de la Junta Provisoria
(1810)”.
Los pilares del Estado están en la más plena difusión de la educación,
“Fundación de la Biblioteca de Buenos Aires (1810)”, la pluralidad del
pensamiento, “Sobre la libertad de escribir (1810)” y la igualdad de todos/as
“Supresión de los honores del Presidente (1811). Y sin escaparle al debate,
publicamos el “Manifiesto de la Junta sobre el fusilamiento de Liniers y sus
cómplices (1810)” y “El primer trofeo tomado al enemigo”, donde se
pueden percibir las visiones de Mariano Moreno y la lucha emancipatoria.
Cerramos esta compilación con un breve listado bibliográfico de un
caudal trabajos académicos, políticos y periodísticos existente, y que tiende
a extenderse día a día al infinito, y esperamos que continúe.
Como vemos, la profundidad de los escritos de Mariano Moreno nos
llevó a comprenderlo como un pionero en pensar las instituciones de la
patria naciente y reconocer en él al primer politólogo argentino. Por eso,
elaboramos un proyecto para declarar el 23 de Septiembre el Día Nacional
del Politólogo/a, propuesta que fue apoyada por el y la ex diputado Mario
Cafiero y Lilia Puig de Stubrin, y retomado por el diputado Carlos Storero,
recibiendo media sanción por la Cámara de Diputados y que publicamos en
ésta edición.
Quería agradecer la colaboración de todas y todos los que se
participan de la iniciativa de recuperar a Mariano Moreno como inspiración
para la Ciencia Política Argentina, en especial a Estefanía Soledad Otero,
Adriana de Lucio, Elisa Bin, Andrea Maynard, Jorge Baletto, Nicolás Juncal,
Amilcar Cervellino, Ramiro Alvarez, Daniel Mojico, Rodrigo Borges, Analia
Ubieta y Lorena Andrenacci, algunos/as de los que participan o participaron
de iniciativas realizadas por la Red.
También debo agradecer los aportes realizados por Horacio
Sanguinetti, Arturo Roig Hugo Biagini y Sylvia Ruiz Moreno, quienes forman
parte de los escritos de ésta compilación, junto a Alfredo Palacios, que me
genera un nexo personal entre el socialismo y Mariano Moreno; junto a la
conferencia de Felipe Pigna que publicamos con el permiso de la Respetable
Logia Gran Reunión Americana.
Cumplidos 230 años de su nacimiento y cercanos al Bicentenario,
entendemos que sería oportuno reconocer a Mariano Moreno como el
primer politólogo argentino. De esta manera, es nuestra intención incentivar
la profunda lectura del pensamiento de Mariano Moreno con el fin de pensar
la realidad política y construir una sociedad donde impere el principio de
igualdad, base esencial de la Democracia. En este camino, la nueva

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 38


Demos Participativa

conducción de la Asociación Civil Mariano Moreno concentrará sus esfuerzos


y quien les habla estará presente.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 40


Demos Participativa

Artículos sobre Democracia Participativa

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 42


Demos Participativa

Crítica de la Lógica Política. Crisis de representación y retórica para


las multitudes
Leandro A. Rossi*

Este breve ensayo pretende incitar a la reflexión sobre el arte de la


política; motivar a pensar, por ejemplo, sobre la participación política en
nuestro país, en donde no-participar por los canales institucionales vigentes
es la norma establecida por derecho consuetudinario, y donde romper la ley
de la costumbre pareciera ser mucho más difícil de lo que uno pudiera
imaginar. Pensar sobre los actores políticos construidos mediáticamente e
impulsados a la conducción y liderazgo a partir de sucesos coyunturales;
así es que aparecen actores que se valen de discursos impactantes,
altisonantes y hasta agresivos para cobrar relevancia y así poder insertarse
en la escena política. Intentaremos ver como la dimensión del discurso y la
reproducción y masificación del mismo se presentan como elementos
necesarios para tales actores, y para la reproducción de este tipo de juego
político.
Todo esto se enmarca en una “lógica política” instaurada, bien
arraigada históricamente y que pareciera por momentos ocultarse y por
momentos florecer y estar a la vista de todos.
Lo que el lector encontrará a continuación es un derrotero analítico
que pretende simplemente abordar de manera sintética y desde una
perspectiva de análisis político estos elementos enunciados.
• La lógica de la confrontación absoluta
Me atrevería a decir que históricamente en la Argentina se hace
política desde una lógica fuertemente estructurada en base a la
confrontación absoluta, donde la lucha partidaria sale de la discusión de
temas de agenda política para constituir un subsistema cuasi independiente
de discusión. La lógica de la confrontación pareciera ser tal que logra
escindirse del problema en cuestión (sea cual fuere) para empezar a
discutirse a sí misma: con esto hago referencia a la discusión por la
discusión misma, al debate profundo de la política per sé, a la discusión de
diferentes formas de lo político. Pero además de ello, lo cual supongo que
no será exclusivo de nuestra picardía política criolla, la lógica se
retroalimenta a sí misma generando un círculo de discusión que se amplía,
que sube a un nuevo nivel y se vuelve cada vez más vaga y genérica pero
con la dificultad agregada de ser un juego de suma cero: hay un ganador,
hay un perdedor. La idea de consenso en este esquema es por demás
atrevida. Se convierte, dentro de esta lógica de confrontación, como un
claro e inobjetable signo de debilidad. Casi como un precepto se asume que,
Quien busca consensos es porque se encuentra en desventaja, porque se
asume disminuido y percibe la derrota. Los jugadores políticos inmersos en
esta lógica, la aceptan, la comparten, la reproducen y se guían por este tipo
de razonamientos y preceptos.
Este tipo de principios son compartidos intersubjetivamente por los
actores en cuestión, todos ellos hablan el mismo idioma, entienden a la luz
de estos lentes de interpretación los movimientos y jugadas políticas de sus
adversarios y actúan y responden en orden a la misma forma de
pensamiento. De esta manera es que se comparte un lenguaje político
común que genera condiciones de previsibilidad dentro del sistema político;
quien sale de esta lógica patea el tablero y desacomoda el acontecer
estratégico del juego. Quien sale de este lenguaje del microclima de praxis
*
Licenciado en Ciencia Política UBA. Maestrando Ciencia Política IDAES UNSAM.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

política, o es excluido por el sistema o produce un quiebre y rompe las


estructuras de dialogo establecido por las instituciones vigentes. En otros
casos, quienes pretenden hacer caso omiso a estas formas de la política se
ven imposibilitados de participar y obtener un lugar en la mesa de
discusión, y por tal motivo, prefieren adherir a esa lógica propia de la
política para poder ingresar al sistema político, aunque pagando diversos
costos1.
Esta lógica de todo o nada, de estar a favor o en contra, es una lógica
de lo absoluto, una forma de interpretación binaria, una lógica de exclusión:
o lo uno o lo otro, o a favor o en contra; el término medio aristotélico no
aplica en esta forma de concebir la política. Aquí puede verse, quizá de
manera un poco grotesca y desarticulada, el concepto de lo político
desarrollado por Carl Schmitt: la lógica de amigo-enemigo, un criterio
específicamente propio de lo político. Una lógica que termina agrupando a
todos los actores de un lado o del otro del la línea de demarcación: los que
están a favor y los que están en contra. En la teoría elaborada por Schmitt,
una decisión del soberano termina produciendo una escisión fundamental; y
es una decisión que se asume como polémica justamente porque “con ella
se establece lo político como relación amigo-enemigo, tanto hacia el
exterior, en la relación con otros pueblos o Estados, como hacia el interior,
frente a aquellos que no comparten o respetan la identidad concreta y
específica del Estado. La función de lo político, de esa decisión originaria, es
pues la de agrupar al pueblo en torno a un determinado contenido
fundamental, y defenderlo frente a los que no comparten esa identidad, ya
procedan del exterior o del interior”2.
De esta manera, las categorías de amigo-enemigo son a la política lo
que las categorías de bueno-malo son a la moral o las de bello-feo a la
estética y el arte: son los elementos en contraposición que la constituyen
como tal. Lo político se define entonces por su intensidad, la cual aparece
en la lógica de la confrontación y, donde aparece como última instancia,
pero como instancia al fin posible, el uso de la fuerza3.
Tal como afirma Schmitt, todo tema o situación puede convertirse en
una cuestión polémica, y como tal, que provoque la agrupación como
amigos o enemigos en relación a ella. Lo que sucede es que una escalada
de esta lógica política trae consigo un incremento exacerbado de la
confrontación que perjudica todo tipo de debate en búsqueda de la
construcción de consensos en vistas a la constitución de una mayoría
política estable. Este tipo de lógica tiende entender a la construcción
política por medio de la división del campo político (escisión amigo-
enemigo) y dificulta el dialogo abierto, incrementa el fervor y la radicalidad
pasional, perjudicando la participación ordenada e institucionalizada de la
población. Así, y como destaca Rafael Agapito, es que para Schmitt lo
político se comprende como “una decisión fáctica que tiene como objetivo
establecer una identidad positiva en torno a la cual se unifique al pueblo.
1
Esto suele verse en muchos casos con los partidos que se ubican a uno u otro extremo,
tanto a la izquierda o la derecha del sistema de partidos: para poder empezar a participar
como un actor dentro de un sistema previsible, se ven forzados a moderar sus discursos, sus
propuestas y recién ahí, adaptándose al sistema y lenguaje político compartido
intersubjetivamente, es que se los considera como partícipes a considerar por el resto.
2
Agapito, Rafael, Introducción a “El concepto de lo político” de Carl Schmitt, texto de 1932.
Alianza Editorial. Madrid, 1999, p.26.
3
La lógica de la confrontación y lo político entendido como confrontación en términos de
intensidad encuentra en la historia argentina ejemplos varios como podría ser el
antagonismo entre peronismo-antiperonismo o la lógica binaria entre la guerrilla y las
Fuerzas Armadas, entre otras.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 44


Demos Participativa

Para C. Schmitt no tiene relevancia el que unificar, homogeneizar, al pueblo


a partir de un determinado contenido positivo significa por principio hacer
violencia sobre la realidad social, que está constituida, también por
principio, por diferencias sociales y por individualidades diversas. Schmitt
acepta como ineludible ese momento de violencia, y asume que la
homogeneidad sólo puede mantenerse negando por la fuerza cualquier
diferencia que surja del carácter histórico y distinto de los individuos de que
se compone el pueblo”1. En síntesis, desde esta concepción, la política se
identifica con la idea de poder, y favorece que la lucha por el poder se
recrudezca con mayor virulencia y confrontación. Esto favorece un estado
de desborde dado que las instituciones no logran constituirse, en estos
casos, en los canales adecuados para hacer viable la amplia participación
de la población.
• Crisis de representación y la participación directa
Partiendo de esta lógica política, que tiende a la homogeneización y
la confrontación, podemos percibir que para lograr un debate profundo, la
sociedad (tanto civil como política) necesita valerse de instituciones fuertes,
sólidas, con prácticas transparentes y arraigadas a lo largo del tiempo con
procedimientos que faciliten la participación popular directa. Esta situación,
claro está, no es la de nuestro país. La debilidad institucional, la volatilidad
ideológica, el pragmatismo político, la falta de memoria política, el carácter
de joven democracia y el pasado autoritario, la inexperiencia en términos de
“cultura política”, la intolerancia, la corrupción, la poca legitimidad de los
organismos encargados de la representación y la ya mencionada lógica
política como transfondo de todos estos elementos, contribuyen al colapso
del sistema de representatividad política y al desborde de la participación
popular por fuera de la institucionalidad. Esto lleva a que los actores
sociales constituyan sus identidades políticas mediante la confrontación con
actores políticos opuestos (lógica amigo-enemigo) y debido a que esto se
produce en un contexto de poca credibilidad en los partidos y los
organismos encargados de la representación política, los agentes políticos
se lanzan al espacio público a ocuparlo y darse a conocer. Tal como
destacara Arendt, el espacio público se erige como espacio de aparición
para la subjetividad política de los actores en cuestión. Pero el criterio
amigo-enemigo es el que marca el grado máximo de intensidad de una
unión o una separación; es un criterio que permite la construcción de
identidad y la identificación de un “enemigo político”, el otro, una alteridad
que se nos opone y empuja a decidir, en caso de un conflicto extremo, si la
alteridad de ese extraño representa el conflicto concreto y si entonces hay
que rechazarlo o combatirlo. En este sentido, podría decirse que en el
concepto de lo político de Schmitt aparece la sombra del genio intelectual
de Rousseau, la idea de la construcción de una voluntad general se hace
presente en última instancia: concepto definido no como la simple suma de
voluntades particulares o individuales, sino como “la voluntad del cuerpo
social, que se sitúa por encima y, en ocasiones, al margen de la voluntad y
de los intereses particulares de sus miembros”2. Si bien es posible encontrar
la impronta de la influencia rousseauniana en varios pasajes de la obra de
Schmitt, la idea de una homogeneización política que niegue las diferencias
sectoriales internas para la constitución de una voluntad general por encima
de la individualidad es un ejemplo claro de ello.
1
Agapito, Rafael, Introducción a “El concepto de lo político” de Carl Schmitt, texto de 1932.
Alianza Editorial. Madrid, 1999, p.30.
2
María José Villaverde, Estudio Preliminar al “Contrato Social” de Jean-Jacques Rousseau,
Editorial Tecnos, 1988. P. XXIV.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Pero el problema de la aplicación de esta propuesta democrática


rousseauniana, es que dentro de la lógica de la confrontación, ambas
agrupaciones divididas por una decisión polémica, suelen adjudicarse
anunciar “la voz de la voluntad general” y acusar a sus “enemigos políticos”
de verbalizar la voz de los intereses particulares. A esta lucha política
discursiva, que tiende al fortalecimiento pasional y solidificación del propio
grupo en oposición a un oponente político, es decir, contribuye a construir
una propia identidad en oposición a un otro amenazante, se suma los
problemas de legitimidad que tienen las instituciones encargadas de la
representación política. Esta situación es un elemento fundamental para
que los distintos sectores que componen la sociedad civil se lancen al
espacio público a exponer sus demandas (tanto al resto de la sociedad
como al sistema político) sin que medie institución política alguna.
Cabe destacar, sin embargo, que la participación a través de canales
institucionales es cuanto menos endeble debido a la burocracia imperante
en dichas instituciones y a la falta de legitimidad, credibilidad y confianza
de las mismas. En cambio, y nuevamente, por oposición, la participación
directa aparece bañada por las cristalinas aguas de la transparencia, por el
ideal democrático originario de soberanía popular y por la legitimidad auto
constituida que supone que su voz no es más que la voz del pueblo, la
expresión pura y sin intermediaciones ni interferencias de la voluntad
general. Entonces, este proceso de legitimidad de la participación
democrática directa (en general no-institucionalizada) lleva consigo una
creciente deslegitimación de la representación política constituida
institucionalmente y hace mella en el rol del debate plural en la sociedad,
debido a la primacía de la lógica de la confrontación: como la lucha política
se ubica en el primer lugar de importancia, el debate y la discusión por
parte de los representantes queda en un segundo lugar y, como
consecuencia de ello, el acuerdo y el consentimiento también1. Una
probable salida institucional para esta situación, sería la creación de canales
institucionales de participación directa adecuados a las necesidades de
participación popular.
• El teatro de lo político y la retórica para las
multitudes
El medio en donde la voz popular se puede hacer oír sin
intermediaciones es el espacio público, el lugar donde la acción humana
tiene la más amplia publicidad posible; es ni más ni menos que el teatro de
lo político. Según Arendt, “con la palabra y acto nos insertamos en el
mundo humano, y esta inserción es como un segundo nacimiento” 2, y
destaca que nada nos obliga a ingresar en el mundo humano, es la propia
iniciativa, es el actuar, el poner algo en movimiento lo que constituye su

1
Aquí hago referencia al rol del debate y la discusión política de los representantes
constituidos para tal fin, es decir, la representación de la sociedad en los poderes del Estado,
considerando al debate no como portador de virtudes específicas, sino entendiendo que en
un sistema político de carácter representativo, la asamblea es constituida en representación
de los diversos elementos que existen en la sociedad y en base al principio de igualdad,
siendo en donde la discusión debe darse en función de producir el acuerdo y el
consentimiento. Como destaca Bernard Manin, “la discusión no constituye entonces por sí
misma el principio de decisión. Lo que confiere a una proposición un valor de decisión no es
el hecho de que sea discutida sino que obtenga el consentimiento. Sin embargo, es
necesario añadir que se trata del consentimiento de una mayoría y no del asentimiento
universal ni menos aun de la verdad” en “Los principios del gobierno representativo”, en:
Revista Sociedad nº6, Buenos Aires, 1995, p.35.
2
Arendt, Hannah, “La condición humana”, cap. V: Acción, apartado 24: La revelación del
agente en el discurso y la acción.. Paidos, 2003. p. 201.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 46


Demos Participativa

verdadero impulso. Es en este escenario donde los hombres se convierten


en actores políticos y comparten palabras y actos, y donde a partir de ellos
se producen agrupamientos políticos. Allí se produce la participación directa
de la sociedad en política. Y allí se observa la lógica política de la
confrontación y de la constitución (y fortalecimiento) de la identidad de
grupo por oposición a otro actor político amenazante. En el ámbito del
espacio público las dos dimensiones de la acción son elementos
fundamentales en la contienda política: la acción, propiamente dicha, y el
discurso, el cual se revela con una potencia sorprendente.
Las cualidades del discurso público permiten al orador explorar por
medio de diferentes mecanismos la construcción de distintos tipos de
relación y vínculo con su público-receptor. En este sentido, el buen dominio
del texto, la utilización de registros y diferentes niveles del habla, la
acentuación emotiva o analítica y un léxico adecuado a la temática en
cuestión, por un lado, y al público receptor, por otro, favorecen la
generación de una identidad común entre quien habla y quien escucha a
través de un mensaje que los une en un determinado momento. En este
sentido, la retórica, en tanto sistema de normas y recursos que se
complementan en distintos niveles en la construcción de un discurso, se
convierte en un elemento sustancial a la hora de la comunicación política en
el espacio público. El arte de hablar bien, que no significa hablar
estrictamente de manera correcta sino hablar de forma adecuada según la
situación y contexto, es una técnica fundamental para generar persuasión y
lograr la tan ansiada identificación. A tal punto es tan importante el
discurso, que las palabras utilizadas, los conceptos elaborados y los
términos repetidos a lo largo del proceso de oratoria, conforman una
estructura de lenguaje particular que genera identificación y pertenencia
entre los oyentes, y que va a tender a diferenciarse al discurso del otro
opositor. Todos los recursos del lenguaje se ponen al servicio de la
construcción de identidad de grupo en términos políticos: la metonimia, la
sinécdoque, la metáfora y hasta el lunfardo.
De esta manera, el espacio público se transforma en el amplificador
de los discursos políticos: como dice Habermas “El espacio público-político
lo hemos descrito como caja de resonancia para problemas que han de ser
elaborados por el sistema político porque no pueden ser resueltos en otra
parte”1. Desde el punto de vista de la teoría democrática, el espacio público
político tiene que percibir los problemas, identificarlos, tematizarlos y así
darles importancia a través de interpretaciones, comentarios y análisis
públicos para que alcancen tratamiento político. De esta manera, en el
espacio público se da publicidad a temas considerados importantes para la
población pero se deja la elaboración especializada al sistema político: de
esta forma se produce una imbricación entre la democracia participativa no-
institucionalizada (da a conocer los temas en el espacio de aparición a
través de la participación directa para la construcción de agenda política) y
la democracia representativa (a través de la adopción de esa agenda
impulsada por la sociedad misma).
En este sentido, los actores se valen de los medios de comunicación
para poder difundir y reproducir su discurso político: aquí entra en juego el
influjo publicístico político. De esta manera, los sectores cuyos intereses
están en consonancia con los medios masivos de comunicación se ven
favorecidos en el proceso de difusión, análisis y elaboración del discurso,

1
Habermas, Jürgen, “Facticidad y Validez”, apartado VIII: Sobre el papel de la sociedad civil y
de la opinión pública politica, punto III. Editorial Trotta. Pág. 439

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

dado que los medios, en la línea de capitalizar su poder mediático para


transformar al discurso del cual se apropian, en un discurso con poder
político que sea capaz de movilizar convicciones. El poder de penetración de
los medios de comunicación en la sociedad permite que un discurso o
temática se sostenga en la agenda de la sociedad por mucho tiempo, y por
otro lado, permite construir actores políticos a través del impulso de los
mismos medios de comunicación: surgen sujetos políticos que se valen de
un discurso que busca ser persuasivo e impactante, que pretende siempre
ser la voz de la voluntad más pura de un sector o de la sociedad entera y
que se sostiene por el apoyo sostenido de los medios masivos de
comunicación. Así, se intenta influenciar y ejercer presión al sistema político
a través de la opinión pública difundida mediáticamente, constituyendo esta
una nueva forma de participación política de fines del siglo XX y principios
del XXI.
• Consideraciones finales
Para concluir, podemos destacar que en primer lugar, una lógica de
confrontación como la destacada someramente aquí, conspira contra un
debate amplio y conciente de la sociedad civil y política y, por otro lado,
favorece el tipo de participación directa que suele desbordarse en el espacio
público. Dada esta lógica de oposición virulenta y hasta en ciertos casos
“dogmática”, la sociedad revela la necesidad de mayores espacios de
participación directa en un contexto de poca legitimidad de los órganos de
representación política como los partidos políticos. La institucionalización y
la apertura de nuevos canales de participación transparentes, dotarían de
legitimidad al instrumento. En este sentido, el desarrollo de dispositivos que
permitan una adecuada articulación y puesta en práctica de instrumentos
de democracia directa en un sistema representativo, dotaría de un aire
renovador a estructuras tradicionales que parecen obsoletas.
Por otro lado, este concepto de lo político constituido por identidades
políticas que rivalizan con diferentes intensidades, provoca un
apasionamiento político que al no estar canalizado por vías institucionales
genera incertidumbre social en tanto repercute en las conducciones política
de los organismos de representación que se revelan incapaces de generar
una respuesta rápida, acorde y seria ante la movilización que la misma
praxis política suscita. Esta suerte de “anarquía” no hace sino
retroalimentar los conceptos de amigo-enemigo y profundizar la escisión,
imposibilitando el diálogo y favoreciendo la gestación de posiciones políticas
cada vez más rígidas e intransigentes que pretenden lograr la
homogeneización social a través de la negación del otro, consiguiendo
aumentar la radicalidad de las disputas.
En este panorama se insertan los medios de comunicación masiva y
su participación política en un escenario de lucha política que varía en
intensidades. Su poder de llegada a todos los sectores de la sociedad y a
cada rincón geográfico del país, los dota de un poder de influencia
inimaginable que cada vez más y en mayor medida es capitalizado
políticamente a favor de ciertos grupos específicos. Los intereses de clase y
las preferencias políticas se traslucen en el discurso político mediatizado, ya
sea de los propios agentes políticos o a través de la opinión de los
formadores de opinión que, detrás de la pretendida neutralidad valorativa y
auto negación de su propia subjetividad, constituyen modelos de opinión
estandarizados y disciplinarios en línea con los intereses del gran capital y
en función al sistema de producción vigente. Así es como este elemento se
agrega como un ingrediente más en este complejo entramado político.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 48


Demos Participativa

Finalmente, en este complejo escenario es que la sociedad civil pide


mayor espacio para poder participar en la toma de decisiones sobre la cosa
pública, pero sin embargo, la gran mayoría sale a las calles sólo cuando sus
intereses más cercanos (principalmente la propiedad privada) se ven
severamente amenazados. Esto refleja la falta de conciencia política de los
miembros de la sociedad: que sale a hacerse oír en el espacio público por
cuestiones de defensa de la propiedad privada o sectorial pero que es más
renuente a actuar colectivamente en defensa de derechos civiles, sociales o
políticos. Profundizar los instrumentos de participación directa es,
seguramente, una de las mejores formas para modelar una sociedad más
justa y con una mayor conciencia participativa. Profundizar la participación
directa es una forma de educar políticamente a una sociedad que recién
está empezando a entender como es el funcionamiento de la democracia.

BIBLIOGRAFÍA
• Arendt, Hannah, “Sobre la revolución”, Alianza, 2006.
• Arendt, Hannah, “La condición humana”, Paidos, 2003.
• Aristóteles, “Política” de Alianza Editorial Buenos Aires-
Madrid. Buenos Aires, 2007. Traducción, prólogo y notas a cargo de
Carlos García Gual y Aurelio Pérez Jiménez..
• Bobbio, Norberto y Viroli, Maurizio, “Diálogo en torno a la
república”, Kriterios Tusquets Editores, 2002.
• Dotti, Jorge, “El mundo de Juan Jacobo Rousseau”. Centro
editor de América Latina, Buenos Aires, 1991.
• Foucault, Michel, “Vigilar y Castigar. Nacimiento de la
prisión”. Siglo XXI Editores, ed. 5ta. Reimpresión, Buenos Aires, 2006.
• Habermas, Jürgen, “Facticidad y Validez”, Editorial Trotta.
• Habermas, Jürgen, “La inclusión del otro”, Paidos, Barcelona,
1999.
• Kymlicka, W. y Norman, W. , “El retorno del ciudadano. Una
revisión de la producción reciente en teoría de la ciudadanía”,
Cuadernos del CLAEH, nº 75, Montevideo, 1996.
• Manin, Bernard, “Los principios del gobierno representativo”,
en: Revista Sociedad nº6, Buenos Aires, 1995.
• Marx, Karl, “18 de Brumario”, Editorial Agebe. Buenos Aires.
• Maquiavelo, Nicolás, “Discursos sobre la primera década de
Tito Livio”, cap. 2: De cuántas son las repúblicas y de qué clase fue la
república romana. Alianza Editorial, Madrid.
• Peña, Javier,“Ciudadanía republicana y virtud cívica” en
Republicanismo y democracia, Bertoméu M.J., Doménech A. y A. de
Francisco ed., Miño y Dávila, Madrid, 2005.
• Rousseau, Jean-Jacques,“Discurso sobre el origen y los
fundamentos de la desigualdad entre los hombres”, Tecnos, 1998.
• Rousseau, Jean-Jacques, “El Contrato Social”, Tecnos, 1988.
• Sartori, Giovanni, “¿Qué es la democracia?”, Nueva Imagen,
México, 1997.
• Schmitt, Carl, “El concepto de lo político”, texto de 1932.
Alianza Editorial. Madrid, 1999.
• Schnapper, D., “La democracia providencial”, Homo Sapiens
Ediciones, Rosario, 2004.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 50


Demos Participativa

¿Ciudadanía a la deriva? Efectos y Lecturas sobre el


descentramiento del Estado
Lic. Lorena P. Schefer y Lic. Ignacio Moretti*
“...Nunca el mundo había sido tan desigual en las oportunidades que ofrece.
Y nunca había sido tan igualador en las costumbres que impone…”
Eduardo Galeano
1. Consideraciones Iniciales
Sin lugar a dudas, las transformaciones y mutaciones que vienen
acaeciendo en los ámbitos sociales, culturales, económicos y políticos en los
últimos decenios, vislumbran la necesidad de evaluar los conceptos y
coordenadas mediante los cuales se venía analizando dicha realidad e
interrogarnos sobre la validez explicativa de los mismos en la actualidad.
En el presente artículo se abordarán y se intentará relacionar las
diversas teorizaciones e interrogantes planteados en derredor de tres
núcleos centrales que servirán de hilos conductores en la presente lectura.
En primer lugar, se buceará en torno de la concepción clásica de ciudadanía
de T.H. Marshall, explicitando sus nudos conceptuales principales. En
segundo lugar, se encararán las lecturas del rol cumplido por el Estado-
Nación frente a las diversas reestructuraciones, fruto de los procesos de
globalización y de cambio social, haciendo hincapié en las capacidades de
dichos estos como garantes de derechos. Y por último, se explicarán las
transformaciones que se expresan ya no sólo en el Estado-Nación sino en
las formas de constitución del ciudadano en un contexto de marcada
complejidad y fragilidad.
2. Ciudadanía, Estado-Nación y Desigualdad social: Las tesis de T.H.
Marshall
En los últimos años, las Ciencias Sociales en general y la Teoría
Política en particular, han vuelto su mirada hacia la ciudadanía, apareciendo
una pluralidad de nuevas perspectivas acerca de la misma, que significan
entre otras cosas, la revisión de la teoría de T.H. Marshall 1, esbozada por
primera vez en 1949 y publicada en 1950 bajo el título “Citinzenship and
Social class”.
Para Marshall, “…la ciudadanía es aquel estatus que se concede a los
miembros de pleno derecho de una comunidad. Sus beneficiarios son
iguales en cuanto a los derechos y obligaciones que implica…”2. De esta
forma, la ciudadanía representaría el goce y propiedad de un repertorio de
derechos (y obligaciones) que la comunidad política le asigna y le garantiza,
estatus que representa un tipo de igualación.

*
Lic.Lorena P. Schefer: Licenciada en Ciencia Política (UBA) y maestranda Maestría en Ciencia
Política (IDAES-UNSAM). Docente de la Materia Sistemas Políticos Comparados de la carrera
de Historia de la Facultad de Filosofía y letras (FFyL-UBA).
Lic. Ignacio L. Moretti: Licenciado en Ciencia Política (UBA) y maestrando Maestría en Ciencia
Política (IDAES-UNSAM). Docente de la Materia Teoría Política y Social I de la carrera de
Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales (FSOC-UBA).
Ambos miembros investigadores del Proyecto UBACyT S074 a cargo del Dr. Alberto Lettieri
"Auditoria Ciudadana y fortalecimiento de la Sociedad Civil. Estudio sobre la matriz
sociopolítica de la relación entre estado y sociedad civil en Argentina y perspectivas
comparadas de participación ciudadana en el marco de la integración regional y Mercosur".
1
La tesis de T.H. Marshall es una respuesta a la tesis sostenida por Alfred Marshall en 1873
en su texto The future of working classes.
2
Marshall, T.H. y Bottomore, Tom; Ciudadanía y clase social, Alianza Editorial, Madrid, 1992,
Pág. 37.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Dicha igualdad se encuentra en continua tensión conceptual con las


desigualdades sociales generadas por las fuerzas de mercado, reeditando la
discusión sobre el conflicto entre Democracia y Capitalismo o en otros
términos, las tendencias contradictorias (como principios de organización
divergentes) de la ciudadanía como principio de igualdad y la clase social
como sistema de desigualdad.
Ahora bien, la ciudadanía en tanto principio de igualdad, coexiste con
la desigualdad social generada por el mercado. Esta coexistencia, nunca
libre de conflicto, es posible desde la mirada del autor a través de la
reducción de dicha tensión por medio de la efectiva realización de los
derechos asociados al estatus de ciudadano: “…La ciudadanía democrática
concede a las diferencias de estatus un marchamo de legitimidad, siempre
que no sean demasiado profundas…”1.
En este sentido, la “ciudadanización” o en otros términos, la
adquisición de una ciudadanía plena, supone una igualación de
oportunidades y la progresiva movilidad social ascendente que acorta las
brechas existentes en la pirámide social de manera de compatibilizar o
armonizar Democracia y Capitalismo: “…No perseguimos la igualdad
absoluta; hay límites inherentes al movimiento igualitario, pero ese
movimiento es doble. En parte opera a través de la ciudadanía, y en parte a
través del sistema económico, pero en ambos casos se trata de eliminar las
desigualdades que no podemos considerar legítimas…”2.
Este proceso de adquisición de la ciudadanía plena en términos
marshallianos, implica un proceso histórico de despliegue de 3 dimensiones
de la ciudadanía: Civil, Política y Social3, proceso que se desarrolla en forma
paralela pero donde subyace una jerarquía y progresión histórica, en tanto
cada dimensión de derechos constituye un salto cualitativo respecto de las
otras dimensiones.
Ahora bien, estos postulados han sufrido numerosas críticas desde
diferentes posiciones ideológicas y académicas4. Las mismas se
circunscriben a puntualizar: que el esquema de 3 dimensiones de la
ciudadanía es sumamente restrictivo, que posee un espíritu teleológico o
evolucionista y que se hace explícita una asimetría entre la multiplicación y
crecimiento de derechos por un lado y la limitación de los deberes por otro,
de manera tal que la noción de ciudadanía se convierte en un elemento
pasivo al focalizarse en la posesión de derechos y no en las
responsabilidades y obligaciones que los mismos acarrean.
También son numerosas las críticas de la aplicabilidad del esquema
marshallliano al escenario latinoamericano, ya que por un lado en el caso de
América Latina no hay una evolución o despliegue progresivo de derechos,
sino mixtura, yuxtaposición o avances y retrocesos de los mismos, por lo
1
Íbid, Pág. 75.
2
Ibíd., Pág. 76.
3
El elemento civil se compone de los derechos necesarios para la libertad individual
(propiedad, religión, expresión, derechos de justicia, entre otros); El elemento político
entiende el derecho a participar en el ejercicio del poder político como miembro de un cuerpo
investido de autoridad política o como elector de sus miembros; finalmente, el elemento
Social abarca el bienestar económico que permita vivir la vida de un ser civilizado conforme
a los estándares de vida de la sociedad. Véase Marshall y Bottomore, Ob. Cit., Pág. 22/23.
4
Para mayor profundización Léase Held, David; Ciudadanía y Autonomía, en La Política
Revista de Estudios sobre el Estado y la Sociedad, Vol 3, 1997, Octubre. Asimismo, para las
críticas realizadas por Anthony Giddens: A Contemporary critique of historical materialism
(1981); Profiles and critiques in social theory (1982); The constitution of society (1984).

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 52


Demos Participativa

cual se evidencia la existencia de un gran defasaje entre la consagración


formal y la efectiva aplicación de los mismos y por otro lado, el distinto tipo
de integración política de la mayoría de los países latinoamericanos
muestran un fuerte tutelaje estatal generalmente caracterizado como un
híbrido de elementos corporativistas y universalistas.
Sin embargo, el esquema marshalliano implica la consecución de un
sistema de derechos y deberes, por lo cual la ciudadanía es concebida de
manera ampliada1, no restringida al derecho político formal de la emisión
del sufragio, sino como norma de inclusividad/integración a una
determinada comunidad. Asimismo, dicha teoría hace fuerte hincapié en los
procesos de institucionalización de los derechos, poniéndose el acento ya no
en la mera formalidad de los derechos abstractos, sino en la efectiva
expresión de los mismos en instituciones que los cobijen y le den
cumplimiento. De esta manera, las instituciones funcionan como
consolidación de los derechos conquistados.
Lo antedicho evidencia la materialización de las tensiones actuales
entre ciudadanía y globalización en el Estado-Nación. En este sentido, para
Marshall la ciudadanía es por definición nacional, ya que su despliegue se
suscita cuando el Estado ha desarrollado “…un doble proceso de fusión y
separación…”2, separación de índole funcional y unidad en términos
territoriales/geográficos. De aquí que la igualdad básica que otorga la
membresía de ciudadano supone la pertenencia e identidad a un
determinado Estado-Nación, en el cual la adquisición de derechos y deberes
sólo puede hacerse inteligible cuando se ha institucionalizado una
determinada comunidad política, sus límites territoriales, una identidad y
compromiso común. De esta forma, la ciudadanía se encuentra
irremediablemente inscripta en conjunción con los conceptos de
nacionalidad, territorialidad, participación y compromiso común: “…No hay
democracia sin conciencia de pertenencia a una colectividad política (…) El
término ciudadanía se refiere directamente al Estado Nacional…”3.
De esta forma, surge la necesidad de evaluar dicha
conceptualización clásica a la luz de los agudos cambios que se vienen
operando a nivel local, regional y mundial. Así, el principal reto para estas
definiciones clásicas de la ciudadanía es su actualización y confrontación
con las condiciones cambiantes de desterritorialización e individualización.
¿Qué efectos sobre la ciudadanía, el Estado y La política tienen estos
procesos?
3. Des-solidarización, Globalización y Reflexividad Social. Breves
apuntes sobre el cambio4
“…No es necesariamente un momento de regocijo porque, solos al fin en nuestro
mundo humano, habremos de mirarnos en el espejo de la realidad histórica. Y quizás no nos
guste lo que veamos…”5 Manuel Castells –La Sociedad Red-

1
Esta afirmación se refiere al hecho de incluir dentro del concepto de ciudadanía a la
dimensión social.
2
Marshall, T.H, y Bottomore, Tom, Ob. Cit., Pág. 24.
3
Touraine, Alain; ¿Qué es la Democracia?, FCE, s/d, Pág. 99.
4
Este apartado sólo tiene la función de explicitar brevemente los desarrollos de diversos
autores respecto de los cambios que se vienen operando a nivel mundial, de manera de
posteriormente encarar como impactan estos procesos en el Estado-Nación.
5
Castells, Manuel; La Era de la Información. Economía, Sociedad y Cultura, Volumen I, La
Sociedad Red; Siglo XXI, Pàg. 514.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

En razón de lo explicado, adquiere suma relevancia, por su relación


con los conceptos de ciudadanía y de Estado Nacion, el denominado Proceso
de Globalización, el cual puede definirse como“…un proceso objetivo (…),
un proceso multidimensional, no sólo económico. Su expresión más
determinante es la interdependencia global de los mercados financieros,
permitida por las nuevas tecnología de información y comunicación, y
favorecida por las desregulación y liberalización de dichos mercados…”1.
De esta forma, la Globalización se inserta en lo que Castells ha
denominado proceso de reestructuración profunda del Capitalismo, cuyas
caras más visibles se expresan en una mayor flexibilidad en la gestión, la
descentralización e interconexión de las empresas, la intensificación de la
competencia económica global, los procesos de individualización y la
diversificación creciente en las relaciones del trabajo. Sin lugar a dudas,
estos procesos son vislumbrados como emergentes de una crisis que se
produce simultáneamente en las instituciones responsables de la cohesión
social, en las relaciones entre economía y sociedad y en los modos a través
de los cuales se forman las identidades individuales y colectivas, dando
como resultado nuevas formas de organización social, política y económica.
Este proceso de cambio social tiene como nudo central diversas
paradojas o binomios que se presentan como caras reversibles de la misma
moneda: Destradicionalización y vulnerabilidad, subjetividad e
incertidumbre. Ahora, bien siguiendo a Giddens y a Beck, se observa que la
conjunción de estos procesos de cambio social y la globalización resultan en
la emancipación de la acción, que posibilita nuevos procesos de
individualización y subjetivación. En este sentido, la dislocación de las
antiguas identidades merced a la expulsión de los hombres de las
estructuras e instituciones que los cobijaban y los dotaban de sentido al
interior de la sociedad industrial, emerge como liberación, como
emancipación del Sujeto. La individualización como autonomía hace su
aparición y la decisión se encuentra en manos de los individuos.
Esta paradoja entre libertad y vulnerabilidad, entre subjetividad e
incertidumbre, no son sino expresiones de los procesos de desvinculación y
disrupción de la sociedad industrial y re-vinculación bajo nuevas formas. En
este escenario, el Sujeto se erige como pleno actor y como tal debe signar
su accionar “autónomo” en un escenario de continua alteración del carácter
constituyente de las prácticas e identidades.
Pero estos procesos, que diversos autores observan como dato
alentador en tanto liberación y emancipación del sujeto como actor
autónomo y como soberano dotado de capacidad de agencia debido al
debilitamiento de los marcos y estructuras sociales regularizadoras,
contenedoras y normalizadoras en un sentido foucaultiano, dejan al
descubierto la otra cara de la moneda: el aumento de la fragmentación, la
vulnerabilidad y la des-solidarización.
Estos sucesos que van de la mano de la globalización implican la
emergencia de una nueva cuestión social, en tanto procesos de
desigualdad, desafiliación y exclusión. Las transformaciones en el mundo
del trabajo, en su organización, en sus relaciones y los procesos de “…
desaparición de los enmarcamientos colectivos y de los puntos de
referencia que valían para todos…”2, no son más que algunas de las causas
1
Castells, Manuel; Globalización y antiglobalización, en El País, 24 de Julio de 2001.
2
Castel, Robert; La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del salariado, Paidós,

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 54


Demos Participativa

que dan como resultado lo que Fitoussi y Rosanvallon1 indican como una
nueva era de desigualdades.
Sumado a este fenómeno de desafiliación, el proceso de individuación
provoca el debilitamiento del papel de la socialización y la ruptura de la
cohesión, emergiendo la denominada“sociedad de individuos” donde se
disuelve la experiencia común a manos de la fragmentación de experiencias
individuales. Esta fractura de las relaciones y lazos de solidaridad y
experiencia común, promueve nuevas formas de exclusión, marginación,
segmentación y aislamiento. El “Individualismo de masas” cobra presencia
en un contexto de des-institucionalización donde los hombres se ven
librados a su propia capacidad de agencia en un contexto de precariedad e
incertidumbre donde no se encuentran instancias de protección y de
confianza más allá que en la propia individualidad.
En este contexto de profundos cambios sociales y económicos se da
paso a la posibilidad de una nueva subjetividad libre de dichas ataduras,
pero al mismo tiempo, dicha fractura ocasiona procesos de des-
solidarización, aislamiento individual y pérdida de la cohesión social. Ahora
bien, ¿Qué lugar y papel le caben al accionar del Estado-Nación? ¿La noción
de ciudadanía continúa teniendo relevancia? ¿Qué sentido adquiere la
política, al interior de esta tensión entre individualismo creciente y
compromiso social?.
4. Las Encrucijadas de la Soberanía Estatal
“…en medio de las incertidumbres que hoy en día son múltiples, hay por lo menos algo en
claro: nadie puede reemplazar al Estado en la dirección de las maniobras para evitar el
naufragio, y ésta es por otra parte su función fundamental…” 2 Robert Castel –La
metamorfosis de la Cuestión Social-

Frente a esta constelación de cambios profundos, la legitimación y


soberanía del Estado-Nación es puesta en tela de juicio. Sin lugar a dudas,
el proceso de globalización diluye las fronteras establecidas que dotaban de
sentido al entramado social, político y cultural de la sociedad industrial,
demarcando al mismo tiempo nuevos límites (nuevas normas de inclusión y
exclusión, en una palabra, de igualdad y desigualdad) que desbordan y
minan constantemente la capacidad del Estado.
Esta erosión se enmarca en múltiples “encrucijdas”, las cuales serán
abordadas brevemente. La primer encrucijada o tensión se manifiesta entre
Globalización/desregulación y Estado-Nación/Regulación. Dado que la
Globalización impone por sí misma la necesidad de libre circulación y flujo
de capitales, tecnología, información y bienes, el Estado ve mermada su
capacidad de acción regulatoria: “…El Estado-Nación cada vez es más
impotente para controlar la política monetaria, decidir su presupuesto,
organizar la producción y el comercio, recabar los impuestos sobre
sociedades y cumplir sus compromisos…”3.
Pero esta tensión entre el ímpetu desregulador y la función histórica
de regulación propia del Estado, al mismo tiempo se nos presenta como una
paradoja ya que “…al mismo tiempo que la globalización tiende a erosionar

1997, Pág. 471.


1
Fitoussi, Jean Paul y Ronvallon Pierre; La nueva era de las desigualdades, Manantial, 1996,
Bs. As.
2
Castel, Robert; Ob. Cit., Pág. 478.
3
Castells, Manuel; La Era de la Información. Economía, Sociedad y Cultura. Vol. II, El Poder de
la Identidad, 1997, Siglo XXI, Pág. 282.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

la autoridad del Estado sobre su territorio, en tanto la globalización funciona


básicamente mediante la expansión de diversos mercados, requeriría de
estados dotados de la gran autoridad necesaria para mantener la
efectividad de su legalidad…”1. Lo antedicho se vislumbra como un signo
más de una lógica esquizoide que subyace a este proceso globalizador.
La segunda encrucijada puede ser denominada como socialización
global– organización territorial de la política2. Según ésta, no sólo la
globalización implica una superación de fronteras sino que significa una
creciente socialización global que origina problemas sociales, económicos y
ecológicos para los cuales el centro de imputación de demandas y exigencia
continúa siendo el Estado.
Estos problemas no sólo desbordan la forma de organización
territorialista de resolución de problemáticas sino que esta incapacidad
mina la legitimidad del Estado-Nación frente a sus ciudadanos. Este
malestar que subyace a los problemas de gobernabilidad y a la percepción
respecto de la calidad y efectividad de la democracia, sin duda es expresión
de este “retraso” entre las dinámicas y demandas sociales y la organización
política. “…¿Es realmente democrático un sistema si sus funcionarios
electos son incapaces de tomar decisiones sobre obligaciones sin tener la
aprobación de actores que están fuera de su dominio territorial?…”3
Siguiendo a Castells4, estos procesos de deslegitimación a los que
hacen frente los Estados-Nacionales, implican para sí la imperiosa necesidad
de adaptación a las nuevas pautas de comportamiento económico e
interacción social, destacando dos mecanismos principales de adaptación al
entorno. Por un lado, a través de una transferencia parcial de soberanía a
instancias supranacionales de manera de conseguir un mayor poder de
negociación y regulación de los flujos globales y por otro, por medio de la
descentralización local en pos de la búsqueda de mayor flexibilidad,
cercanía y adaptabilidad para adecuarse a los continuos cambios.
Sin embargo, estos procesos de readecuación del Estado, constituyen
una doble problemática que puede traer como consecuencia una mayor
deslegitimación y socavación del mismo. Por un lado, la transferencia de
decisiones sensibles a nivel nacional hacia instancias supranacionales
implican de hecho “…un radical déficit democrático como consecuencia de
los procesos de globalización…”5. Pero por otro lado, esta transferencia del
poder a lo local conlleva la peligrosidad de alimentar tendencias
desarticuladoras y segmentadoras: “…lo que comenzó como un proceso de
relegitimación del Estado, mediante el paso del poder nacional al local,
puede acabar profundizando la crisis de legitimación del Estado Nación y la
tribalización de la sociedad en comunidades construidas en torno a

1
O´Donnell, Guillermo; Estado, Democracia y Globalización. Algunas reflexiones generales.
En Revista Realidad Económica nº 158. Ago/Sept. 1998., Pág. 15.
2
Hein, Wolfgang; El Fin del Estado-Nación y el nuevo orden mundial. Las instituciones
políticas en perspectiva, S/d.
3
Schmitter, Philippe y Kart, Ferry; Qué es…y qué no es la Democracia; en Diamond, Larry y
Plattner, Marc (Comp.) El resurgimiento global de la Democracia, Instituto de Investigaciones
Sociales de la UNAM, Pág. 43.
4
Castells, Manuel; Entrevista intitulada Los Estados ya no pueden gobernar, sólo negociar, en
Revista Ajoblanco, Barcelona, 1999.
5
Lander, Edgardo; Democracia, Participación y Ciudadanía. Extracto ponencia de la XVIII
Asamblea General de CLACSO, Buenos Aires, 24 de Nov. de 1997.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 56


Demos Participativa

identidades primarias…”1. En este sentido, lo global y lo local 2 se vuelven


instancias que presionan, demandan y al mismo tiempo socavan el accionar
del Estado Nación.
De lo expuesto se evidencia la necesidad de redefinir el accionar y la
organización del Estado-Nación, sin caer como nos advierte Michael Mann3,
en la exageración de decretar su desaparición como sujeto político. De este
modo, las instituciones nacional-estatales siguen constituyendo el centro de
imputación de demandas y continúa regulando aspectos importantes de la
vida social, las cuales están arraigadas territorialmente.
En este nuevo escenario globalizado, el Estado Nación ha perdido su
ubicación privilegiada como única fuente de decisión y autoridad. La nueva
realidad indica la existencia de una pluralidad de actores y fuentes de
autoridad, donde el policentrismo4 es la regla. Pluralidad y multiplicación de
actores que por sí mismos implican nuevos desafíos y funciones para el
Estado-Nación, aunque no su desaparición. “…la operación de los Estados
en un sistema internacional cada vez más complejo limita su autonomía y
menoscaba su soberanía (…) al ser concebida como una facultad dividida
entre múltiples agencias –nacionales, regionales e internacionales- y
limitada por la naturaleza misma de esta pluralidad…”5.
5. Des-territorialidad y Desigualdad: Los interrogantes de la
Ciudadanía
“…No hay ciudadanía sin Estado, ni Democracia sin ciudadanía, ni Estado y Ciudadanía sin
un territorio y una población claramente delimitados…”6Guillermo O`Donnell

La pregunta central que creemos sirve como hilo conductor del actual
artículo es si el concepto de ciudadanía asociado a la Nación ha comenzado
a perder significado y si así fuera, ¿este concepto queda huérfano en el
vaivén del cambio social y el proceso de globalización?. Por esta razón, es
necesario hacer referencia a la contradicción ya manifestada entre los
procesos de desterritorialización y el fundamento territorial de la soberanía
estatal.
Para la teoría liberal clásica, el Estado Nación se estructura como el
ámbito de ejercicio de la soberanía y la participación democrática. De esta
forma, la asociación entre Democracia y Estado Nación se constituyó sobre
la base de una clara y unívoca imputación, visibilidad y relación entre los
sujetos que toman decisiones y aquellos destinatarios de las mismas. Así,
esta Democracia presuponía en última instancia, un Estado bien delimitado
y claramente identificado. Democracia, Nacionalidad y Territorialidad eran
nociones indisociables.
Sin lugar a dudas, en torno de esta asociación se estructuraron los
clivajes e identidades políticas que servían como significantes del accionar
político y de la participación ciudadana. Participación que, siguiendo a
Marshall, tenía como agente principal de las demandas de derechos, al
Estado Nación. Así, su base territorial constituía el ámbito por antonomasia
1
Castells, Manuel; Ob. Cit, Pág. 304.
2
Véase el concepto de Glocalización en manos de Elmar Alvater y Roland Robertson.
3
Mann, Michael; ¿Ha terminado la globalización con el imparable ascenso del Estado
Nacional?, s/d
4
Véase Rosenau; Turbulence in World Politics, Brighton, 1990.
5
Held, David; Cap. Nº 6: La democracia, el Estado Nación y el Orden Global II, 1995, s/d, pág.
169.
6
O`Donnell, Guillermo; Ob. Cit., Pág. 12.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

de la participación democrática. Pero con los procesos ya mencionados de


desterritorialización y de transferencia de soberanía hacia instancias
supranacionales, se diluye esta identificación a la que se hacía alusión.
Pero la erosión del concepto liberal clásico de ciudadanía por parte de
la nueva dinámica de desdibujamiento de las fronteras produce un
vaciamiento del centro de imputación de demandas y derechos, lo cual
impacta asimismo, en la calidad de las democracias. Como sostiene
Touraine, “…La Democracia se asienta sobre la responsabilidad de los
ciudadanos de un país. Si éstos no se sientes responsables de su gobierno,
porque éste ejerce su poder en un conjunto territorial que les parece
artificial o ajeno, no puede haber ni representatividad de los dirigentes ni
libre elección de éstos por los dirigidos…”1.
Sin lugar a dudas, la pérdida de exclusividad y centralidad del Estado
Nación como actor político y el paso a un “policentrismo”, resulta en una
multiplicación de centros de imputación, autoridad y decisión. Pero la
problemática específica radica en la fragilidad o no institucionalización
democrática de los mismos, ya que el término de participación democrática
se ve opacado en los ámbitos supranacionales o globales. En una palabra,
hay globalización de los mercados, de los flujos financieros, de las
comunicaciones, pero no se encuentra en el horizonte cercano una
institucionalización global de derechos que den nuevamente entidad y
centralidad a la ciudadanía y al ciudadano.
Pero la ciudadanía además se ve cuestionada ante los cambios
sociales globales que producen tendencias centrífugas de expulsión y
desigualación, ya que evidentemente los procesos de cambio social y
globalización ocasionan ganadores y perdedores y resultan en un
ahondamiento de la desigualdad, la informalización, el desempleo y la
exclusión, procesos absolutamente incompatibles tanto con la Democracia
como con la ciudadanía, que implica por sí misma una demanda creciente
de inclusión.
Así también se expresa la tensión entre la exigencia global de
competitividad y la esfera territorial de la ciudadanía, es decir, la
contradicción entre proporcionar al mercado situaciones de máxima
eficiencia y competitividad y la realización efectiva de los derechos de los
ciudadanos. De esta forma, los imperativos del mercado actúan fragilizando
y minimizando la ciudadanía donde el espacio mercantil/global es el
gerenciador de las políticas laborales y sociales produciendo la
desmaterialización, individualización y fragmentación creciente de los
mismos, sustituyendo la ciudadanía colectiva por la “…gestión privada de
riesgos…”2 y la universalidad por la focalización e individualización.
En este contexto, el Estado y su imperativo de dotación de ciudadanía
pierden relevancia a manos del riesgo de “quedarse fuera del mundo”: “…El
Estado no puede mostrarse como socialmente eficaz, porque si lo hace deja
de ser económicamente eficiente; por lo tanto, tiende a intervenir para
garantizar la eficiencia productiva de cara a salvaguardar la posición
competitiva internacional de la economía de su país, desentendiéndose de
la progresividad social de sus acciones…”3. De esta manera, las
orientaciones de los flujos económicos, cuyo principio es la maximización de

1
Touraine, Alain; Ob. Cit., Pág. 99. El subrayado es propio.
2
Alonso, Ob. Cit., Pág. 175.
3
Ibíd., Pág. 172.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 58


Demos Participativa

los beneficios privados, presionan y sojuzgan las bases normativas de la


vida democrática y la categoría de ciudadano.
Si bien, como ya fue señalado, los procesos actuales proveen la
oportunidad de una mayor capacidad de agencia emancipando al sujeto y
dotándolo de mayor autonomía, al mismo tiempo, producen efectos que al
menos distorsionan el accionar como ciudadanos y la constitución misma
como sujetos políticos.
Parece pertinente mencionar brevemente dos tópicos principales al
respecto. Por un lado, los recientemente explicitados cambios sociales
ocasionaron la erosión de las representaciones que servían de anclaje a las
identidades colectivas y dicha erosión produce una multiplicación de
adscripciones, de ámbitos de desempeño, lo cual significa que la ciudadanía
también cimenta la construcción de dicha identidad ya no sólo en el eje
dominante, central y en cierto sentido, excluyente del Estado-Nación, sino
en esta pluralidad. Pero esta multiplicación introduce la problemática acerca
de cómo articular ciudadanía e identidad en un escenario donde las
identidades se fundan en forma creciente no sólo en la pluralidad ya
mencionada sino también en la transterritorialidad.
Pero la otra cara de la moneda de esta pluralidad es la formación de
identidades poco duraderas, frágiles y de escaso anclaje. La citada debilidad
y fragilidad no sólo se expresa en la subjetivación sino también en una
concomitante erosión de los lazos organizacionales y el desdibujamiento del
anclaje institucional de los mismos. De esta forma, los diversos cambios y
mutaciones sufridos nos presentan un sujeto más autónomo, más libre pero
a la vez más débil, más frágil y sin la protección de un entramado
institucional, dado su descentramiento y declive: “…una nueva
decodificación de la ciudadanía, una ciudadanía que es de extrema
fragilidad…”1, un déficit en la constitución del propio ciudadano.
Pero este proceso de autonomización y emancipación del individuo
también se ve imbuido de una nueva sociabilidad que atenta contra esta
“constitución ciudadana” cuyo nudo se refiere a la interiorización de las
exigencias de eficiencia, productividad y competitividad. Estas nuevas
modalidades de cálculo utilitarista producen una exaltación de la
individualidad y una nueva cultura del yo, sin reparar en la constitución y
edificación de los lazos sociales o normas de reciprocidad. Esta atomización
impacta directamente sobre la definición clásica del ciudadano como status
ligado a una cierta comunidad, una conciencia o responsabilidad en torno a
un destino común, compartido y a una cierta confianza o fiabilidad respecto
del horizonte de derechos: “…teniendo en cuenta estas tendencias, si se
trata de una evolución irreversible que conducirá al predominio de un
ciudadano atomizado librado, en la opacidad social, a sus propias
decisiones, poniendo en juego sus condiciones de vida sin que los lazos
colectivos le puedan dar seguridades o aun previsiones confiables sobre el
futuro…”2.
Estas complejas transformaciones en torno de los ámbitos de
constitución de la ciudadanía, nos revela ambas caras de una misma
moneda: por un lado, un sujeto autónomo, emancipado, autor y actor de su

1
Alonso, Ob. Cit., Pág. 171.
2
Cheresky, Isidoro (Comp.); Ciudadanía, Sociedad Civil y Participación Política, Miño y Dávila
Editores, Bs. As., 2006, Pág. 77.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

propia biografía y por otro lado, un individuo aislado, sin lazos sociales e
institucionales duraderos que los provea de certidumbres y fiabilidad.
Este individuo relega su status de ciudadano para priorizar su
condición de sujeto y en particular, un sujeto-consumidor o un sujeto-
usuario. En este mismo sentido, se re-jerarquizan nuevos derechos y
demandas: “…el control de la calidad, y la atención a cliente, la defensa al
consumidor y la dignidad del usuario representan los nuevos derechos el
ciudadano consumidor…”1. De esta manera, se produce un
redimensionamiento, ensanchamiento y re-jerarquización del conjunto de
derechos lo cual complejiza sobremanera la conceptualización de la
categoría de ciudadano, ya que los impulsos de la globalización y el
acelerado cambio social no sólo implica una ampliación del repertorio de
derechos para un individuo más conciente de su propia subjetividad y
singularidad sino también un achicamiento o secundarización de los
derechos asociados al espacio público (de participación), del espacio político
por excelencia a manos de una nueva dimensión asociada al mercado. Este
escenario comprime el concepto clásico de ciudadanía, su asociación con la
Democracia y el rol de la Política: “…el rol protagónico del mercado impone
una comprensión de los individuos en tanto consumidores volcados al
ámbito privado, antes que como ciudadanos con capacidad para ejercer sus
derechos y, entonces, los lazos de solidaridad social se debilitan…”2
6. Consideraciones Finales
El presente trabajo ha tratado de hacer dialogar diversas posturas y
autores en torno a un nudo conceptual: la ciudadanía frente a los cambios
ocasionados por la Globalización y los procesos acelerados de cambio social.
Sin lugar a dudas, el punto de partida se sitúa en la visión clásica de la
ciudadanía de T.H. Marshall. Un escenario conceptual que no sólo
circunscribe determinados derechos y deberes asociados a este status de
ciudadano, sino que implica una definición específica acerca de la
inscripción estatal-territorialista de la ciudadanía, así como también acerca
de los repertorios de acción, representaciones e identidades sociales y sobre
el rol y lugar de la política.
Sin embargo, estos postulados liberales clásicos respecto de la
ciudadanía son puestos en tela de juicio desde una pluralidad de procesos y
posturas, de los cuales el carácter multidimensional de la Globalización y las
mutaciones aparejadas por el cambio social son sus principales exponentes.
Por un lado, el acelerado cambio social nos inscribe en un nuevo terreno
donde se yuxtaponen paradójicamente los procesos de emancipación y
fragmentación. El cuestionamiento y quiebre de las tradiciones, de los
enmarcamientos colectivos y certezas de la sociedad industrial nos presenta
un nuevo sujeto, el cual se caracteriza a partir de un accionar emancipado y
autónomo en tanto no constreñido por la coacción “estructural”.
Pero esta nueva subjetividad como emancipación oculta una
contracara: la extrema vulnerabilidad. La crisis del trabajo, los fenómenos
de desafiliación y de extrema exclusión de los ámbitos de desempeño nos
enfrentan a un panorama donde el individuo es arrojado fuera de las
1
Lechner, Norbert; Las condiciones de la gobernabilidad democrática en América Latina a fin
de Siglo, FLACSO, Buenos Aires, 1997, s/d.
2
Calderón, Fernando; Notas sobre la crisis de legitimidad del estado y de la democracia, en
La democracia en América Latina. Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos.
Contribuciones para el debate; Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD),
Alfaguara, 2004; Pág. 201.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 60


Demos Participativa

estructuras que lo cobijaban y donde esa emancipación se transforma en


una extrema vulnerabilidad y fragmentación de la vida social provocando
procesos de individualización y des-solidarización
Por otro lado, la Globalización pone en marcha mecanismos
económicos, sociales, políticos y culturales que escapan a la directa
regulación de los Estados Nacionales, situación que mina sus capacidades
de decisión. Esta asincronía entre procesos y problemas globales y la
territorialización de la política y la imputación de demandas por parte de la
ciudadanía ponen en entredicho la ligazón entre el ámbito de toma de
decisiones y la arena democrática de participación ciudadana.
Pero este escenario globalizado redimensiona los procesos políticos y
al mismo tiempo produce un descentramiento del Estado-Nación en
términos de una pérdida de exclusividad del mismo como sujeto político, el
cual como sujeto clásico de la política moderna y depositario de los marcos
de referencia en torno a la ciudadanía, debe insertarse en un nuevo
firmamento caracterizado por una pluralidad de ámbitos de desempeño,
donde ha perdido su posición como eje excluyente. Esto impulsa la
necesidad de repensar su lugar, sus capacidades y funciones en relación
con la definición de la ciudadanía, sin caer en los excesos de declarar su
final.
Por último, este trabajo ha intentado explicitar dos limitaciones: la
globalización y el cambio social que hacen mella sobre la conceptualización
clásica de la ciudadanía esbozada por Marshall y que vuelve imperioso un
trabajo de re-teorización. Sin quererlo quizás, se plantean más interrogantes
en relación con el presente y horizonte futuro de la Ciudadanía, El Estado-
Nación, el rol de la Política y en última instancia, el de la Democracia:“…Una
de las cuestiones fundamentales de la orientación política del presente
reside entonces en ver si se puede tolerar la idea de una sociedad carente
de centro, y si en ello se pueden percibir las condiciones para una política
democrática efectiva. O si, a la vista de la situación general del sistema
global de la sociedad, se cree, o incluso se debe, atribuir a la política una
vez más una responsabilidad global, que posiblemente pueda destruir sus
límites actuales y los laboriosos procedimientos de la formación de la
opinión democrática…”1

7. Bibliografía Consultada

 Alonso, Luis Enrique; Ciudadanía, sociedad del trabajo y Estado de


bienestar: Los derechos sociales en la era de la fragmentación, en Manuel
Ledesma (Comp.) Ciudadanía y Democracia, Editorial Pablo Iglesias, s/d.
 Beck, Ulrich; Cap. 6 Teoría de la Sociedad del Riegso, En Beriain, J.
(Comp.) Las Consecuencias perversas de la Modernidad. Modernidad,
contingencia y riesgo, Anthropos, s/d.
 Calderón, Fernando; Notas sobre la crisis de legitimidad del estado
y de la democracia, en La democracia en América Latina. Hacia una
democracia de ciudadanas y ciudadanos. Contribuciones para el debate;
Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD), Alfaguara,
2004.

1
Luhmann, Niklas; Teoría Política en el Estado de Bienestar; s/d, Capítulo 3 Fundamentos
teórico-sociales, Pág. 44.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

 Castells, Manuel; Entrevista intitulada Los Estados ya no pueden


gobernar, sólo negociar, en Revista Ajoblanco, Barcelona, 1999.
 Castells, Manuel; Globalización y antiglobalización, en El País, 24 de
Julio de 2001.
 Castells, Manuel; La Era de la Información. Economía, Sociedad y
Cultura, Volumen I, La Sociedad Red; Siglo XXI.
 Castells, Manuel; La Era de la Información. Economía, Sociedad y
Cultura. Vol. II, El Poder de la Identidad, 1997, Siglo XXI.
 Castels, Robert; La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica
del salariado, Paidós, 1997.
 Cheresky, Isidoro (Comp.); Ciudadanía, Sociedad Civil y
Participación Política, Miño y Dávila Editores, Bs. As., 2006.
 Cheresky, Isidoro; La Ciudadanía, la opinión pública y los medios de
comunicación. Ciudadanía y Política en la Argentina de los Noventa, en
Revista Ciencias Sociales Universidad Nacional de Quilmas, s/d.
 Dahrendorf, Ralf; La Cuadratura del Círculo. Bienestar económico,
cohesión social y libertad política; FEC, México, 1995.
 Fitoussi, Jean Paul y Ronvallon Pierre; La nueva era de las
desigualdades, Manantial, 1996, Bs. As.
 García Canclini; Consumidores y Ciudadanos, Grijalbo, México D.F.
1995.
 Hein, Wolfgang; El Fin del Estado-Nación y el nuevo orden mundial.
Las instituciones políticas en perspectiva, S/d.
 Held, David; Cap. Nº 6: La democracia, el Estado Nación y el Orden
Global II, 1995, s/d.
 Held, David; Ciudadanía y Autonomía, en La Política Revista de
Estudios sobre el Estado y la Sociedad, Vol 3, 1997, Octubre.
 Lander, Edgardo; Democracia, Participación y Ciudadanía. Extracto
ponencia de la XVIII Asamblea General de CLACSO, Buenos Aires, 24 de Nov.
de 1997.
 Lechner Norbert; Las Transformaciones de la Política, en Revista
Mexicana de Sociología, Vol.n°58, n°1, Enero-Marzo 1996.
 Lechner, Norbert; Las condiciones de la gobernabilidad
democrática en América Latina a fin de Siglo, FLACSO, Buenos Aires, 1997.
 Luhmann, Niklas; Teoría Política en el Estado de Bienestar; s/d.
 Mann, Michael; ¿Ha terminado la globalización con el imparable
ascenso del Estado Nacional?, s/d.
 Marshall, T.H. y Bottomore, Tom; Ciudadanía y clase social,
Alianza Editorial, Madrid, 1992.
 O´Donnell, Guillermo; Estado, Democracia y Globalización. Algunas
reflexiones generales. En Revista Realidad Económica nº 158. Ago/Sept.
1998.
 Sartori, Giovanni; Homo Videns, Alfaguara, 2005.
 Schmitter, Philippe y Kart, Ferry; Qué es…y qué no es la
Democracia; en Diamond, Larry y Plattner, Marc (Comp.) El resurgimiento
global de la Democracia, Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM
 Touraine, Alain; ¿Qué es la Democracia?, FCE, s/d.
 Touraine, Alain; Igualdad y Diversidad. Las nuevas tareas de la
Democracia, FCE, Bs. As., 1998.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 62


Demos Participativa

 Wolton, Dominique; Ferry, Jean Marc y otros; El nuevo espacio


público, Gedisa, s/d.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Institucionalización de la Participación o apatía y reacciones


violentas
Lic. Nicolás Juncal, Lic. Teresa Di Scala,
Lic. Carolina Zarzuri y Lic. Mariana Koen*

Problematización
La lógica “asamblearia” en Argentina post 2001. Su constitución,
desarrollo, evolución interna y pérdida de oportunidad histórica.
Explicar la formación de las asambleas de la C.A.B.A. durante la crisis
del 2001. Su construcción discursiva y la imposibilidad de transformar dicho
impulso en una nueva forma de hacer política en Argentina. ¿Qué se
entiende por constituirse en o participar en asamblea?¿Podían construir una
a partir varios e inconexos “reclamos”?
¿Podían darle continuidad a la trama de ligazones creadas en el
momento de crisis? Es decir, Institucionalizar el procedimiento y sus
outputs.
DE DONDE VENIMOS
A mediados de década del `90, en medio de la crisis recesiva que
sobreviene con el “efecto Tequila”, los conflictos comenzaron a adquirir
significados y características nuevas. Ya no son resistencias a la
implementación de las Reformas del Estado de corte menemista, sino las
reacciones por las consecuencias estructurales de su consolidación.
Empieza a generalizarse la percepción de que el “modelo” dejaba un tendal
de víctimas, ya no coyunturales por los costos transitorios de
implementación de las reformas, sino “estructurales” y una la configuración
de ganadores y perdedores que comenzaba a hacerse visible.
En este momento estallan graves conflictos con los trabajadores en
varios puntos del interior del país. Se produce un cambio significativo en
las características de la conflictividad: es regional, pero masiva,
fuertemente disruptiva sobre todo en materia de movilización y
violencia.
A comienzos de 1998, temiendo caer en una situación de aislamiento,
el gobierno intenta recomponer lazos con el sindicalismo, impulsa un
proyecto de ley que elimina varias figuras de la flexibilización laboral,
congela el programa de desregulación de obras sociales y se acerca a la
central opositora sindical, la CTA.
Los años `98 y `99 muestran una merma en la conflictividad de los
desocupados y menores niveles de confrontación con la dirigencia sindical,
pero surgen innovaciones inquietante en los repertorios de protesta,
por ejemplo aparecen los pedidos de los desocupados que se movilizan a
las puertas de grandes supermercados a pedir alimentos, agitando el
fantasma del saqueo y generando gran repercusión mediática. El novedoso
accionar de los desocupados se añade una incipiente predisposición a la
acción colectiva de los sectores medios urbanos. Aparecen nuevas
formas de protestas y finalmente en febrero de 1999, una gigantesca
reacción de los vecinos de Buenos Aires contra la suspensión por más de
dos semanas del servicio eléctrico que generó un verdadero caos,
antecedente de lo que ocurrirá a fines de 2001.

*
UBA

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 64


Demos Participativa

Al asumir el gobierno de Fernando De la Rúa, se encontraría con un


sindicalismo mayoritariamente reagrupado en la oposición y un movimiento
de desocupados fragmentario, pero con suficiente conocimiento de los
accesos institucionales a los recursos de los planes sociales y con una
envidiable capacidad de movilización. A pesar de estas acechanzas, el
gobierno modificará la respuesta estatal a la movilización de los
descontentos: la crisis fiscal, financiera y de vulnerabilidad externa de la
economía es encarada con un regreso inesperado a las políticas
menemistas iniciales de “no concesión activa”, con la confianza de que la
elevada legitimidad electoral alcanzada en los comicios daba sustento
suficiente para contener o enfrentar la protesta social.
El aumento de la presión impositiva y la confiscación de los depósitos
bancarios volcaron de manera contundente a las clases medias urbanas a la
protesta, mediante un recurso convertido en el icono del momento: “el
cacerolazo”. La combinación con la ola de saqueos hacia mediados de
Diciembre de 2001 precipitó la escalada de acción colectiva generalizada,
culminando en los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre de 2001, con la
caída del gobierno.
La contestación estatal de aquellos días fue completamente confusa.
Las élites políticas y las clases dominantes parecían haberse quedado sin
respuesta, vacilando entre: ¿Cómo parar la movilización de “la gente
en la calle” y su poder destituyente: Reprimir o restablecer la
confianza en las instituciones?
El regreso del peronismo al gobierno intentará rearticular una
respuesta político-estatal frente a la generalización de la
movilización no institucionalizada. Pero se evidenciaba una ausencia
de respuesta a los ahorristas y la falta de recepción de las críticas
contra la corrupción de “la clase política”. Así el intento de sustentar el
poder político con el apoyo sindical y de las clases populares movilizadas,
prescindiendo del consenso de la dirigencia política tradicional y de las
clases urbanas, organizadas en las llamadas “asambleas barriales”,
fracasó a los pocos días, sumergido por la radicalización de la movilización.
Las asambleas barriales tenían como función primordial
potenciar los reclamos de los vecinos y, a la vez, crear un espacio
en donde puedan discutirse objetivos comunes. Fue un intento de
retomar organizadamente la participación social de sectores que
habían visto decaer a sus organizaciones de la etapa anterior
(sociedades de fomento, los clubes barriales, los partidos políticos
con actividad a nivel local), a lo que se unía un fuerte descontento
con la dirigencia política y, en segundo término, la degradación
social en general. Si bien durante sus primeros meses mantuvo una
heterogeneidad masiva, poco a poco su rol se fue desvirtuando.
El advenimiento de la máxima figura política de la dirigencia
tradicional, Eduardo Duhalde, generaba una expectativa de cambios de
estrategia en materia económica, social, de actitud política frente a las
organizaciones sindicales y frente a los movimientos sociales. Durante los
primeros cuatro meses, las consecuencias del shock devaluatorio sobre el
costo de vida, junto con la crisis fiscal heredada hicieron retroceder el
escenario hacia el peor momento de aquel gobierno. Hasta medidos del
2002 el gobierno debió afrontar una colosal movilización de las capas
medias y de los desocupados, frente a los que no tenían ni respuestas

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

favorables ni actitud “negociadora”. Todos los jueves las asambleas


barriales se concentraban con varios miles de vecinos frente a Tribunales
para pedir la renuncia de la Corte Suprema. Era evidente que la estrategia
mantenida por el conjunto de los grupos de interés y factores de poder
tradicionales alineados detrás de los beneficios de la devaluación no podía
desarticular la capacidad de “veto” que emanaba de la movilización
callejera. La recomposición del poder estatal y la estabilización de la
economía permitirían satisfacer las demandas de los desocupados
por medio de la asistencia social masiva, deslegitimando las protestas
públicas y debilitando el poder de convocatoria de sus organizaciones. Pero
sin concesiones significativas, no podían garantizarse las
condiciones de gobernabilidad. La gigantesca movilización de repudio a
la represión policial aceleró cambios en el discurso ante la protesta social y
precipitó el cronograma electoral. Las elecciones del 2003
constituyeron un punto de inflexión. Esos comicios demostraron
palmariamente que el sistema político existente podría recrear una
cierta normalidad.
EL BOOM DE LA PARTICIPACIÓN ESPONTÁNEA
En aquel nuevo contexto de vulnerabilidad, desazón social y con un
Estado incapaz de responder, los individuos se vieron obligados así, a
redefinir las reglas de convivencia social y política que se habían formado a
lo largo de años de ejercicio, o no ejercicio, de la ciudadanía a fin de
poder relacionarse con el nuevo entorno. En dicho marco, partiendo de un
origen catártico, las asambleas se constituyeron como elementos
intermedios que ocupaban los espacios que el Estado dejaba vacíos. Estas
otorgaron certidumbre y contención simbólica a sus miembros, ante la
fragilidad y caía social.
Dicho proceso estableció lazos de solidaridad para dar solución a la
pauperización social y contribuyendo a la sensación de que esta condición
“compartida” devendría en una base identitaria, con el fin de conformarse
como un nuevo interlocutor válido en el mundo político.
Las asambleas partieron de la apertura de oportunidades
políticas surgidas en Diciembre de 2001, en contraposición a la década
apolítica de los ´90. Constituyeron un intento de retomar la participación
social por parte de sectores que habían quedado fuera de los círculos
corporativos que brindan los grandes Partidos, Sindicatos y el propio Estado.
Aquellos que habían visto decaer o desaparecer a sus organizaciones de
tiempos pasados (las sociedades de fomento, los clubes barriales, los
partidos políticos con militancia local), a lo que se unía un fuerte
descontento con la dirigencia política y, en segundo término, la social en
general. Tomaron los mecanismos horizontales de organización, el debate
abierto, y se orientaron hacia un fuerte acercamiento con los trabajadores
desocupados.
TIPIFICANDO...
Se pueden distinguir diversos tipos de Asambleas: Barriales,
Vecinales o Populares. Sin embargo, “la organización de cada asamblea,
más allá del barrio, poseía características similares, que podríamos
sintetizar de la siguiente manera: Ausencia de una estructura interna con
cargos permanentes, una dinámica de exposición y posterior debate
coordinado por lo general por un vecino rotativo, designado por la propia
asamblea. Además de este plenario general en el que se delibera sobre

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 66


Demos Participativa

problemáticas nacionales, pero también aquellas restringidas al barrio,


fueron surgiendo con el correr del tiempo comisiones temáticas, con el
objetivo de concretar (o intentar iniciar) las resoluciones acordadas. En
algunos casos, estas instancias llegaron a autonomizarse al punto de
constituir un colectivo con una dinámica propia con respecto a la reunión
asamblearia semanal”1.
Como señala A. Le Fur el vicio de la asamblea consiste en
sustituir con las prácticas de democracia directa los hábitos de la
democracia indirecta. Procedimientos de democracia representativa
ocuparon un espacio pensado como democracia directa. Al ocupar esos
lugares, los consagran conservando los mecanismos, los esquemas, las
tareas y las ideas de la democracia representativa. Y es en este “vicio”
operativo donde profundizaremos nuestro análisis.
Basándonos en ésta premisa, tomaremos algunas definiciones dadas
por los miembros de las Asambleas donde se observan sus principales
características compartidas2:
“La Asamblea es una forma legítima de participación democrática,
sin dirigentes ni partidos políticos, compuestas por ciudadanos en un
mismo plano de igualdad con posibilidades de opinar, escuchar y votar
para tomar decisiones de interés común. Cada Asamblea trata temas que
atañen desde su problemática barrial hasta los de interés nacional.”
“La Asamblea no es la organización de la protesta en focos de
beligerancia que impulsen una coordinación central hacia la
radicalización creciente del conflicto (...) sino que es una instancia
colectiva de decisiones libres para recuperar la República con la
renovación total de las élites, las cuales parecen demostrarse torpes y
corruptas.”
A partir de estos comentarios, podemos llegar a comprender que los
grupos que se dieron en llamar “Asamblea” intentaban, con sus acciones,
elaborar un nuevo discurso con ciertas ideas y conceptos subyacentes
aparentemente sobrentendidos por todos. Al observar la operatoria de estas
reuniones podemos extraer de ellas los principios y supuestos que regían la
re-presentación de ese “algo nuevo”.
CARACTERIZANDO EL CONCEPTO DE ASAMBLEA.
Hay un primer asambleísmo que contiene una matriz de carácter
filosófica, era un reducto de la horizontalidad; corporizaba una buena
conciencia democrática. Para estos “El mérito de la asamblea no radica
tanto en su singular hacer específico sino en su ser genérico de asamblea.
Esta recupera las potencias que se habían delegado y el mismo
poder que se corporizaba en la figura alienada del Estado recupera
ahora su verdad en la versátil potencia de las asambleas del pueblo o de la
multitud sin representantes”3.

1
Ouviña, Hernán. Las asambleas barriales y la construcción de lo “público no estatal”: la
experiencia en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En publicación: Informe final del
concurso: Movimientos sociales y nuevos conflictos en América Latina y el Caribe. Programa
Regional de Becas CLACSO Programa Regional de Becas CLACSO, Buenos Aires, Argentina.
2003.
2
Definiciones obtenidas de la investigación realizada por Federico Rossi en “Crisis de la
República delegativa. La constitución de nuevos actores políticos en la Argentina (2001-
2003): Las Asambleas Vecinales y Populares”.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Muchos de los comentarios de los participantes, declaraciones


formales y el propio funcionamiento respondían a las máximas y principios
teóricos de las tradiciones políticas de la Antigüedad como del Iluminismo.
El hecho de impulsar una Asamblea de ciudadanos en una “Plaza
Pública”, donde todos tienen voz y voto, es característico del imaginario
político democrático. Este se remonta a los ideales griegos de la discusión
en el Ágora y a la imagen idílica de la asamblea del demos.
En este sentido, la reiterada afirmación de los grupos asamblearios
sobre su carácter de democracia directa, en donde los individuos exponen
sus posiciones a la asamblea sin mediación de representantes, tiene su
origen en el principio por el cual la resolución soberana surge del soberano
mismo. Esta situación por un lado tenía una imposibilidad física que las
prácticas griegas también lo atestiguan, en tiempo y espacio como nos
explica C. Sánchez Viamonte “... las asambleas atenienses no parecen
haber sido nunca muy numerosas (…), las tareas de este cuerpo
multitudinario no se habría cumplido ordenadamente si ellas no
hubiesen pasado por el tamiz de una prolija preparación y
elaboración antes de someterse a la discusión y votación popular”1.
Por otro lado, haciendo un salto de varios siglos en el tiempo hacia
otro tipo de democracia llegamos a los principios rousseaunianos donde la
idea es obtener una voluntad general, real y positiva, como producto del
acto deliberativo. Aquí aparece una imposibilidad lógica más allá de la
imposibilidad física de poder hacer presente la voluntad “de todos”. El
problema es cómo obtener una voluntad general, determinada y
positiva, en una situación de Asamblea abierta y permanente. El
principio que subyace en este intento es la creencia que un acuerdo racional
entre particulares llevará a o devendrá en una construcción colectiva. En
palabras de Rousseau, “Es lo que hay de común en esos diferentes
intereses lo que constituye el vínculo social, y, si no hubiera algún punto de
coincidencia en todos los intereses, no podría existir ninguna sociedad”2.
Resumiendo, tenemos la tradición democrática cuyas ideas
principales son las de la igualdad entre pares, la soberanía popular y por
otro la tradición liberal constituida por el respeto a la libertad individual y el
consenso racional. No hay entonces una relación lógica necesaria entre
estas dos tradiciones, sino solo una articulación histórica contingente.
EL MITO DE LA ASAMBLEA DE INDIVIDUOS “LIBRES E IGUALES”
Desde el enfoque de Laclau estos principios (tipo ideales-teóricos) son
impracticables o, por lo menos tienen deficiencias al momento de poner sus
objetivos en práctica, demostrándose imposibles de lograr e insostenibles
en el tiempo. Rousseau nos dice que cada individuo tenía una voluntad
particular y una general en sí mismo: “En efecto, cada individuo puede,
como hombre, tener una voluntad particular contraria o diferente a la
voluntad general, que tiene como ciudadano.”3. Una no eliminaba a la otra,
pero para lograr la voluntad general se deben omitir aquellas extremas

3
Lewkowicz, Ignacio. Sucesos argentinos: Cacerolazo y subjetividad postestatal. Pág. 135.
Editorial Piados, Buenos Aires, Argentina, 2002.
1
C. Sánchez Viamonte, Las Instituciones Políticas en la Historia Universal, Atenas, Omeba,
1962, P.131.
2
J.J. Rousseau, El contrato social, L. II, C. I
3
Idem L, I, C, VII

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 68


Demos Participativa

entre las particulares. El problema radica en que el/los puntos de


coincidencia generan un vínculo social con condiciones mínimas de
convivencia, al propugnar un mayor nivel de acuerdos y proyectos las
tensiones particulares entran en acción.
En un estado de negociación y puja permanente, de debate,
con demandas liberadas en forma constante exponían la debilidad
de una empresa (un funcionamiento asambleario permanente),
inconmensurable. Esta producción y reproducción de demandas
particulares, nunca lograrían un punto de fijación, un principio de
articulación y sin posibilidad de canalización de las demandas. Nunca se
habría podido, con ese tipo de asambleas barriales un cierto grado de
potencialidad práctica, de acción hacia la praxis política, ya que en este
sentido ellas mismas abrían las puertas a las infinitas reinterpretaciones,
imágenes de lo mismo, de “lo que se debía hacerse” o de lo que querían. En
nuestro caso, estás imágenes (reinterpretaciones) no son sino otra cosa que
demandas que surgen constantemente de los deseos de los participantes
que, en pie de igualdad y libertad, exigen prioridad y urgencia para todas
ellas. En un estado de asamblea permanente entre iguales suceden dos
cosas: cada persona no tiene porque tener solo una demanda o voluntad
particular y, al ser pares, ninguno puede exigir que su voluntad sea
jerarquizada por sobre las demás. De otra manera surgiría un “primus inter
pares” y rompería el ideal de igualdad. Aquí es donde comienza a
funcionar el mecanismo operativo del sistema de Asamblea y donde
lo idílico deja paso a lo real.
Según Laclau, la Voluntad General como entidad positiva surgida de
la deliberación pura de opiniones individuales es irreal. Alguien o algo
debe dirigir esa multitud de voces, debe articularlas en una
demanda particular que asuma la encarnación de lo universal. Ese
algo no surge como presencia positiva sino constituido simbólicamente a
partir de un “otro” y con la riesgo constante de perder fijación en la
estructura simbólica de quienes están involucrados en su construcción. Nos
referimos a aquellos que conforman un grupo, movimiento, genéricamente
“universo”, tanto desde dentro como fuera de él. Por ejemplo: Aquellos que
dan forma el “universo peronista” o al “universo asambleario”, o
“boquense”, “argentino”, “militar” etc. Dependerá tanto de la percepción de
los que están dentro como fuera de él, pero al que todos aportan para
construirlo como símbolo. Estas construcciones siempre tendrán un
algo/alguien con quien identificarse que arrastre esa potencia política en
alguna dirección..
Nosotros preferiríamos “canalizar” esas demandas y
voluntades. Es decir, Laclau es criticado porque si ese “algo” que dirige las
demandas es una persona, caemos en estructuras populistas y
demagógicas, puramente discursivas y muy peligrosas para un sistema
político si, para sostener dicha posición, utilizan los recursos materiales del
Estado o de la organización con impunidad, desvirtuando inclusive su inicial
entronización lograda por carisma o empatía. Por esto proponemos y
oponemos a este tipo de construcción, el de la institucionalización de los
mecanismos de participación, dirigidos por el Estado como agente público
no monopolizable. Logrando esto se logra aprovechar la fuerza de la
movilización social, se integra la opinión y necesidades de las mayorías al
Estado y se acerca este a los ciudadanos. Obviamente un cambio de este
tipo en la gestión de la decisión política, lleva a tocar intereses tan caros a
las estructuras políticas de hoy como es el manejo del presupuesto, la

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

rendición de cuentas, la Agenda y el Discurso político. Esto implicaría un


cambio en la cultura política tanto de la dirigencia como del público, que
debe posicionarse de allí en más como ciudadano.
EL “OTRO”, CONSTITUTIVO DE LOS “ASAMBLEARIOS”, ¿REALMENTE
EXISTIÓ?
Como señalamos en un principio: La Asamblea surgió ante el vacío
dejado por una crisis profunda, en la que el Estado no daba respuestas a
grandes grupos de la población. En este contexto la Asamblea condensó las
“potencias” del pueblo que de otra manera se encontraban alienadas en la
figura del Estado y secundariamente en el sistema de Partidos. Hasta aquí,
por todo lo expuesto, es evidente que no existía ningún tipo de exclusión
por factores sociales (raciales, económicos, generacionales, de género,
religiosos o de otro tipo). Si el movimiento asambleario surgió en los
espacios dejados por un Estado ausente, sería válido suponer que el otro
constitutivo, con quien discutir, antagonizar y autodefinirse por la negativa
sería entonces dicho Estado: burocrático, enclaustrado, lejano, corrupto y
todo otro epíteto que hoy son lugares comunes en nuestra sociedad. Sin
embargo, intentaremos demostrar que los vínculos entre las
Asambleas y el Estado tampoco constituyeron una relación
antagónica. Esto nos permitirá reforzar la presunción de que no
existía un límite a la significación y, por ende, la posibilidad de
constituirse en una identidad diferenciada. Las Asambleas no
negaban al Estado sino que buscaban la ingerencia y la
comunicación con él.
Partimos de la conceptualización que realiza Hernán Ouviña respecto
a las formas de “vinculación” de las asambleas con lo estatal. Las
generalizaremos en cinco formas (tanto de vinculación formal como
informal):
1. Reapropiación colectiva de las energías expropiadas por la forma-
Estado a la comunidad (gestión democrática de espacios y servicios
públicos, apertura de merenderos, etc.);
2. Cooptación institucional (a través, por ejemplo, de los Centros de
Gestión y Participación del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires u otras instancias estatales);
3. Represión manifiesta (como la sufrida por los vecinos de la
asamblea de Merlo), o latente (amenazas reiteradas de Eduardo Duhalde y
el Ministro del Interior Rodolfo Gabrielli, denunciando que “con asambleas
en la calle no es posible gobernar").
4. En el caso específico de las asambleas de la Capital Federal, la
relación más frecuente la establecieron con el Gobierno de la Ciudad, a
través de sus diferentes instituciones. Los Centros de Gestión y
Participación, ubicados en cada uno de los barrios, eran un referente
permanente a la hora de exigir demandas vecinales.
5. La Comisión Municipal de la Vivienda y la Secretaría de Promoción
Social, debido a sus funciones asistenciales, tendieron a recibir petitorios y
propuestas por parte de las asambleas (bolsones de alimentos, subsidios
habitacionales, etc.).
Solo podría verse una relación antagónica constitutiva, cuando
pensamos en la unidad y consenso de opinión ante ciertos personajes del

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 70


Demos Participativa

poder político de aquel momento y ante la imposibilidad de tener ingerencia


directa en el futuro de sí mismos ante el derrumbe del Estado. Abiertas las
elecciones como símbolo de continuidad institucional, de recuperación del
orden “reconocido” y ante un leve recambio de figuras políticas, la tenue
línea de identificación que poseían los asamblearios desaparece.
Por otro lado, ya transcurrido un tiempo del inicio del proceso, el
intento de algunas agrupaciones de extrema Izquierda bajo una concepción
de Vanguardia política, fue articular una cadena de actores con demandas
equivalentes, pero sin renunciar a nada de su particularidad como
Vanguardia de Izquierda. Se contradijeron al intentar verticalizar y dominar
esa potencia, pero no permitir que el momento de imbricación de los
reclamos equivalentes que buscaron movilizar fuese cualitativamente más
preponderante que su ideario particular. Al no dar este gesto de grandeza
ellos mismos no pudieron ser agentes que representaran dichas demandas.
Ambas cuestiones, la sumisión nuevamente al orden
institucional con la aceptación tácita del mismo y la aparición tardía
de un actor con posibilidades de articular, que encima no renunció
a nada de su particularidad para poder integrar mayores
demandas, resultó en un fracaso del movimiento asambleario; el
cual quedó siempre en un momento horizontal atomizado, sin
articulación tampoco con nuevas formas de Gestión Pública.
CONCLUSIÓN
El objetivo por lo que realmente se constituyeron las asambleas fue la
necesidad de cierto grado de influencia o certidumbre sobre
nuestro futuro como miembros de una sociedad, mecanismo de
inclusión profundamente política, en el sentido de sentirse
miembro de la polis, más que de realizar la politeia. Ante el primer
objetivo realizado las unidades de esta estructura buscaron “otros”
objetivos, los cuales fueron encontrados fuera de aquella estructura. La
posibilidad para dar paso a la acción, sufrió la desarticulación provocada por
las dificultades operativas propias y la poca o solo momentánea opción de
Gobiernos Locales por fomentar este tipo de participación (nula desde el
Gobierno Nacional), pero también quienes intentaron forzar ese salto
llevaron consigo ciertas particularidades irrenunciables, lo que choco
directamente con la lógica de cualquier construcción que quiera crecer en
número y en organización vertical.
Esto que concluimos está en concordancia con lo expresado con
Laclau: “Si hay una gran cantidad de demandas sociales no satisfechas, ese
mismo marco simbólico comienza a desintegrarse”. En nuestro caso puntual
la desintegración se dio por la apertura y restablecimiento de la
participación política formal, que dio como consecuencia que la frontera
simbólica se volvió mucho menos determinada, y que las equivalencias que
intervinieron en esa tenue determinación “asamblearia” operaron en
muchas direcciones diferentes. Del presente análisis, se desprende que:
Las Asambleas no lograron constituirse como una identidad ni
articularse hegemónicamente por lo que no pueden ser consideradas bajo el
concepto de representación de Laclau.
Pero más allá de ver que las herramientas analíticas propuestas por el
autor nos son útiles, puede extraerse un conclusión más práctica y más rica:
Cualquier construcción colectiva, colegiada y deliberativa debe poseer

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

cierto marco de referencia, ciertas reglas de juego, mal que pese, a la pura
idealización del Ágora. Recordemos las palabras de Sánchez Viamonte:
“...las tareas de este cuerpo multitudinario [la Asamblea del demos] no se
habría cumplido ordenadamente si ellas no hubiesen pasado por el tamiz de
una prolija preparación y elaboración antes de someterse a la discusión y
votación popular”.
Queremos decir que la respuesta está en la construcción de
institucionalidad, de lograr encauzar toda esa potencia política por
canales que logren dar operatividad y concreción a las mismas.
Quienes participen de una forma u otra, en un tema u otro y
con un método determinado, deben ser concientes que dicha
participación tiene ese método y tendrá cierto alcance y no otro.
Esas deliberaciones, para llegar a buen puerto, deberán pasar por
el tamiz institucional y deberán perder seguramente algo de
“particularidad” en el camino, y es saludable que esto suceda
porque es un indicador de generación de consensos. Lo que para
algunos serán subóptimos en el “output” de la maquinaria
institucional en lo que le toca a su participación, se convertirá en el
“input” del siguiente en participar, quizás en otro lugar, con otro
método y otro alcance y la rueda institucional reanudará otro ciclo.
De otra manera, evadiéndose o renunciando en la mitad de un
proceso, ese espíritu inicial se desvanecerá y se repetirá el análisis que
más de un extranjero repite sobre la política y los argentinos;
somos un pueblo con mucha energía política, pero poca cultura
política.
BIBLIOGRAFIA

- Laclau, E. “La Construcción del Pueblo”, capítulo II, en La Razón Populista.


Fondo de Cultura Económica, 2005.
- Laclau E. Mouffe Ch. “Hegemonia y estrategia socialista. Hacia una
radicalización de la democracia”, Siglo XXI, Madrid, 1987.
- Laclau, E. “Nuevas reflexiones sobre la revolucion de nuestro tiempo”,
Nueva Vision, Bs As, 1993.
- Laclau, E. “Emancipacion y diferencia”,Ariel, Argentina, 1996.
- Lacalu, E. “La Razón Populista”, FCE, Buenos Aires, 2005.
- Ouviña, Hernán. "Las asambleas barriales y la construcción de lo 'público
no estatal': la experiencia en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires".
CLACSO, Argentina, 2003.
- Lewkowicz, Ignacio. "Sucesos argentinos: Cacerolazo y subjetividad
postestatal". Editorial Paidos, México, 2002.
- Romero, Ricardo. “Democracia participativa, una utopía en marcha"
(comp.), Ediciones Cooperativas, Bs. As. 2004.
- Freud, Sigmund. “Psicología de las masas y análisis del yo”. Alianza
Editorial, Buenos Aires, 1994.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 72


Demos Participativa

Las cuentas claras: presupuestos participativos, gestión pública


transparente y participación ciudadana
Verónica Álvarez*

Resumen: Este trabajo tiene como objetivo realizar una aproximación al


fenómeno de los presupuestos participativos como una iniciativa que
establece un canal de participación directa de la población en la toma de
decisiones, como un instrumento de control sobre los representantes y
como un mecanismo que favorece la democratización de la administración
pública. A lo largo de la exposición se abordará la relación de los
presupuestos participativos con conceptos como el de accountability social,
reforma neo-weberiana del Estado y procesos de elaboración de políticas
públicas de tipo bottom-up. Entre otras cosas, instancias de participación
ciudadana como esta pretenden contribuir a una gestión pública más
transparente, generar incentivos para que los ciudadanos se impliquen en la
vida política de sus comunidades, contribuir a que los representantes
reciban información fluida sobre las demandas ciudadanas y facilitar la
creación de vínculos de mayor confianza entre ciudadanos y administración.
Se analizarán los casos de Porto Alegre, ejemplo paradigmático de esta
iniciativa, y Buenos Aires, para intentar identificar qué factores pueden
favorecer el éxito de un proceso de presupuesto participativo.

Palabras clave: Accountability social, gestión pública, presupuestos


participativos, Porto Alegre, Buenos Aires.

Estado democrático y administraciones públicas

El interés actual por el análisis de la calidad de la democracia ha puesto


en el centro del debate numerosas propuestas para profundizar la
concepción participativa de la democracia. A medida que el Estado ha ido
ampliando el espectro de sus funciones y sus ámbitos de regulación el
aparato burocrático ha ido creciendo. Esto ha hecho que “aumenten las
necesidades de legitimación del sistema político de tal manera que su
legitimidad y estabilidad han pasado a depender, en gran parte, de la
legitimidad de la administración” (Brugué y Gallego 2001:45). En relación
con esto, en los últimos años se han planteado numerosas propuestas en
torno a la posibilidad de democratizar la administración, abriendo cauces de
contacto cooperativo entre ésta y los ciudadanos. Al convertir el tejido
organizacional de la burocracia (especialmente en el nivel local) en una
organización inclusiva, incorporando en los procesos de toma de decisión
concretos a los actores interesados y afectados por tales decisiones, se
podrá conocer mejor la situación, se reducirán las resistencias externas que
cualquier medida estatal pudiera generar – los outputs serán consensuados
con los actores afectados- y se obtendrán mayores niveles de legitimidad.
La democratización de la administración podría tener efectos muy positivos
en el rendimiento institucional, es decir, en la capacidad de procesar y dar
respuesta efectiva a las necesidades de la sociedad (Font 1996). Putnam
(1994) logró demostrar en su estudio sobre Italia que un alto stock de
capital social facilita un buen rendimiento institucional al favorecer
interacciones cooperativas dentro del tejido social, en base a la creación y
consolidación de lazos de confianza mutua y expectativas de reciprocidad

*
Licenciada en Sociología y en Ciencia Política por la Universidad de Salamanca. Estudiante
del Máster en Ciencia Política de la Universidad de Salamanca. e-mail:
veronicaalvarez@usal.es

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

generalizada, gracias a los cuales se superarían los problemas de acción


colectiva. La participación de los ciudadanos en procesos de toma de
decisión acotados, donde las posibilidades de solución son factibles, puede
contribuir a la generación de redes de confianza y cooperación y, por ende,
a la formación de capital social ya que la vinculación de las partes afectadas
se da en un plano más horizontal – de negociación, deliberación, búsqueda
del consenso- que vertical-impositivo.
Por su parte, Joan Subirats (2001) han enfatizado la necesidad de crear,
desde las administraciones públicas, ámbitos de concertación con
asociaciones y grupos para hacer más inclusivos los procesos de
elaboración e implementación de políticas públicas. Está demostrado, según
el autor, que las muchas veces las soluciones y dificultades técnicas –
presentadas como neutrales- son en realidad excusas que enmascaran
opciones que no responden a lógicas políticas en interés de determinados
grupos. Un argumento fundamental del autor es que participación y eficacia
son complementarias: la definición compartida de los problemas aumenta la
legitimidad de las soluciones propuestas porque al abrir el debate se
socializan costes y beneficios.
En relación con lo expuesto hasta ahora, Kliksberg (1997) sostiene que el
rol del Estado debería ser el de “convocante” de la formación de
“metarredes” que integren junto a los organismos públicos, las regiones y
los municipios, a ONG, fundaciones empresariales privadas, movimientos
sindicales, organizaciones sociales religiosas, universidades, organizaciones
vecinales, etc. Esto permitiría identificar con precisión las necesidades
prioritarias, crear un flujo de información útil que puede ser clave para la
gestión, generar ideas innovadoras por parte de la comunidad y poner en
marcha mecanismos de seguimiento y evaluación continua de las políticas
implementadas, contribuyendo así, entre otras cosas, a reducir la corrupción
y el clientelismo.
Un concepto muy relacionado con las ideas hasta aquí expuestas es el de
accountability social, es decir, la capacidad de los ciudadanos de exigir
responsabilidad y rendición de cuentas a sus representantes (e incluso a
determinadas acciones de las administraciones públicas), más allá de las
citas electorales. Según el Banco Mundial (2005), este tipo de iniciativas
puede ser muy efectivo si se basa en una asociación constructiva entre la
sociedad civil y el Estado. El informe sostiene que aunque la evaluación de
la gestión pública centrada exclusivamente en el proceso (en el apego a las
normas al estilo weberiano) es insuficiente, los problemas también surgen
cuando consideramos sólo el criterio de los resultados. Por lo tanto,
debemos tener en cuenta la existencia de un dilema: la discreción que
permite a los funcionarios públicos centrarse en los resultados a veces
genera situaciones favorables a la corrupción, producto de la escasa
importancia concedida a las normas de procedimiento. Sin embargo, esto
podría cambiar si se establecen cauces a través de los cuales la ciudadanía
pudiese fiscalizar tanto los resultados (la calidad de los servicios) como los
indicadores procedimentales. La implementación de presupuestos
participativos a nivel local, objeto de estudio de este artículo,cumple con
este requisito: ofrece la oportunidad de que los ciudadanos participen en el
proceso y puedan luego ejercer vigilancia sobre el progreso en la
consecución de los resultados.
Esto, no obstante, sólo es posible si se establecen cauces continuados de
participación y diálogo con la sociedad civil y no instancias aisladas que sólo
sirven para que las autoridades se vanaglorien de su compromiso con la
participación y la democratización. Otro requisito fundamental es que la

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 74


Demos Participativa

sociedad civil conozca los recursos con los que cuenta para implicarse en la
toma de decisiones y esté dispuesta a hacer uso de los mismos. En este
nivel, las organizaciones civiles desempeñan un papel fundamental en la
tarea de educar y entrenar a los ciudadanos para que ocupen esos espacios.
De esta manera, se facilita la construcción de redes sociales contribuyan a
garantizar la continuidad y la institucionalización –al menos informal, lo cual
no siempre es malo- de estos mecanismos.
Según el informe del Banco Mundial, la agenda típica de reforma del
sector público se centra en las reformas weberianas (por ejemplo, reforma
de la carrera civil) o en medidas relacionadas con la “marketization”
(privatización de la provisión de servicios, contratos de resultados,
proliferación a veces desordenada de agencias independientes, etc.),
sumadas a la reciente tendencia a presentar alternativas asociadas con la
creación de nuevas agencias independientes pro-accountability. Según el
Banco Mundial (2005), la implementación de mecanismos de accountability
social puede ser una muy buena alternativa en países en los que existe
resistencia a las tres modalidades anteriores de reforma o en aquellos,
como en América Latina, que cuenten con una mala experiencia con ellas.
Lógicamente, algunos obstáculos se presentan en el horizonte. La larga
tradición de decisiones a puertas cerradas con la que cuentan los miembros
de las administraciones públicas y el arraigo de la cultura burocrática de
elite pueden provocar que la participación no se perciba como una
contribución sino como una amenaza a la propia autoridad. El hecho de que
los funcionarios públicos sean considerados expertos técnicos, poseedores
de un margen de acción derivado de sus conocimientos/capacidades
probadas para desempeñar sus tareas no debería obstar para que se
establecieran, en determinados ámbitos, mecanismos a través de los cuales
la ciudadanía pudiera controlar el desempeño de los miembros de la
burocracia. Por esto, es necesario no sólo concientizar a la sociedad de
manera que sea capaz de aprovechar las oportunidades que este nuevo tipo
de iniciativas le ofrece –luchando así con el hábito de delegar todo el poder
a las autoridades estatales-, sino también entrenar a representantes
políticos y funcionarios para que estén dispuestos a dialogar y trabajar junto
con los ciudadanos y las organizaciones civiles.
A lo largo del informe antes citado se ve una clara crítica al modelo
gerencialista de reforma del Estado. Según los autores, la participación
activa de la sociedad civil y el fortalecimiento del aparato del Estado no son
mutuamente excluyentes. Añaden: “This is particularly important to
emphasize today, given the thrust of much of the New Public Management
literature that proposes the devolution of state responsibilities to social
actors via the market” (p. 25). En este punto, es clave la visión que se tenga
sobre la labor del Estado: como un obstáculo al desarrollo, dispuesto a
invadir inadecuadamente el mercado y el sector público, o como un
facilitador del desarrollo, como un actor central en la provisión de bienes
públicos. En este último caso es cuando cobra sentido una accountability
más horizontal y proactiva (World Bank 2005).

Estado neo-weberiano y políticas públicas

Muchas de las iniciativas y propuestas destinadas a hacer más


transparente la administración y a incluir a la ciudadanía en ciertos ámbitos
de la gestión pública son recogidas por el modelo neo-weberiano de reforma
del estado. Esta corriente propone flexibilizar, democratizar y hacer más
participativas las agencias estatales, sin que esto vaya en detrimento del

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

“espíritu de servicio” que debería caracterizar a los funcionarios públicos


(Ferraro 2008). De esta manera, las reformas acometidas desde esta
perspectiva otorgan un lugar relevante a la creación de vínculos entre el
Estado y la sociedad civil, de manera que las administraciones públicas
adopten una nueva orientación externa, concediendo mayor atención a las
perspectivas y exigencias de los ciudadanos (así como a las contribuciones
que éstos pueden aportar en términos de mejora de la gestión). Según los
neo-weberianos, a diferencia de los partidarios de la Nueva Gerencia
Pública, esto no debe buscarse introduciendo en el sector público criterios
propios de la empresa privada, “sino mediante la creación de una cultura
profesional de calidad y servicio” (Ferraro 2008: 125, cursiva original).
Entre las propuestas que esta corriente introduce figuran mecanismos de
consulta y participación de los ciudadanos en la gestión administrativa y
una combinación entre la evaluación de la gestión centrada en los
procedimientos y una orientación hacia los resultados, aunque no articulada
en torno a mecanismos de mercado o cuasi mercado, ni al interés individual
de los burócratas en el incremento de la remuneración por rendimiento
(Ferraro 2008). De esta manera se enfatiza la importancia de reconocer que
la naturaleza y orientación de la actividad empresarial privada y del
funcionamiento de la administración pública son diferentes y que los
modelos de la primera no pueden ser extrapolados idénticamente a la
segunda. Partiendo del reconocimiento del lugar relevante que la burocracia
profesional ocupa en la elaboración e implementación de las políticas
públicas en las democracias modernas, los planteamientos de la corriente
neo-weberiana estarían en sintonía con la alternativa de abrir estos
procesos concentrados incorporando elementos de los modelos
participativos y deliberativos de democracia también al funcionamiento de
la administración. Así, los ciudadanos verían ampliada su capacidad de
influencia sobre las decisiones y, sobre todo, en la lucha por la definición de
la agenda de políticas públicas.
Este proceso parece corresponderse más con un modelo de análisis de
políticas públicas de tipo bottom-up, es decir, de abajo hacia arriba,
teniendo en cuenta las interacciones de los agentes estatales con actores
ajenos a la administración e involucrados en redes de participación en el
seno de la sociedad civil. Desde el enfoque bottom-up, favorable a un
proceso descentralizado de toma de decisiones, se resalta la posición crucial
de burócratas y ejecutores, encargados de llevar a cabo las políticas
públicas, y no exclusivamente la de quienes las formulan y transmiten. Se
reconoce la capacidad de los intereses locales y de los empleados públicos
para desviar, adaptar o hacer fracasar los programas pese al esfuerzo de la
jerarquía política y/o administrativa. Por esto se da importancia a las
interacciones entre los órganos administrativos y los sujetos externos
afectados por la política pública aplicada, ya que la débil motivación de los
funcionarios y las dificultades en la adaptación a las circunstancias por las
rigideces del propio sistema pueden obstaculizar la ejecución de las
decisiones. En su análisis sobre los presupuestos participativos en Buenos
Aires, Rodgers afirma:

Many individual local neighbourhood inhabitants engaging in the


participatory budgeting process saw in it a means of gaining access to
government bureaucrats rather than politicians, as they were
concerned to be able to talk to those who could concretely deal with
their problems. Some (enlightened) government bureaucrats also
enthusiastically embraced the process as a wonderful tool for

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 76


Demos Participativa

determining exactly what local neighbourhood inhabitants wanted


(2005: 115).

Frente a la estrategia top-down, que apuesta por reducir el número de


actores implicados y limitar la introducción de cambios, el enfoque bottom-
up plantea la necesidad de tener en cuenta el contexto más amplio en el
que se implementarán las decisiones, y la capacidad para adaptar las
políticas a las condiciones del entorno.

Democratización de la gestión pública: los presupuestos


participativos

A la luz de las nuevas propuestas que se presentan en torno a la reforma


del Estado y de nuevas concepciones sobre la gestión pública, se analizará
a continuación el caso de los presupuestos participativos (PP). Cabe
destacar que el presupuesto es probablemente la política pública que más
afecta la calidad de vida de los ciudadanos. Asimismo, debe tenerse en
cuenta que la administración y sus funcionarios tienen una labor crucial
tanto en la elaboración de los presupuestos como en su ejecución. Es por
esto que el análisis de los procesos de PP a nivel local no aborda
únicamente la existencia de nuevos mecanismos de democracia “directa”
sino también una nueva concepción de la relación de los ciudadanos con el
entramado burocrático y, por ende, con el Estado.
En primer lugar, esta nueva forma de entender las relaciones entre
sociedad y administraciones públicas comenzó haciendo hincapié en la
garantía de la transparencia en la gestión pública. El libre acceso de los
ciudadanos a la información sobre las decisiones y la puesta en marcha de
las políticas públicas se convirtió en una de las prioridades. Pineda Nebot
(2002) afirma que una iniciativa ambiciosa como la de los PP tiene que ir
precedida por la mejora del acceso a la información sobre los
condicionantes y los efectos posibles de las decisiones que los sujetos
toman a la hora de implicarse. Esta mejora debe ir acompañada de medidas
que acerquen efectivamente este recurso a la población, que hagan sus
contenidos compresibles y posibiliten discusiones sobre cuestiones con
cierta complejidad técnica, como las que se incluyen en el proceso
presupuestario. Esto garantiza la posibilidad de una participación autónoma
por parte de los diferentes actores sociales.
La apertura a la participación ciudadana en la toma de decisiones
relacionads con el presupuesto se presenta como una forma de mejorar la
eficacia de la asignación de los recursos y el control sobre la transparencia
en la gestión de los mismos, reduciendo así discrecionalidades excesivas y
las tentaciones de corrupción. Se considera que el ámbito local es una
buena esfera para comenzar a presentar alternativas de solución a
problemas que afectan a muchos países en América Latina: participación
ciudadana, rendición de cuentas y acceso a la información. Huelga decir que
es en este ámbito en el que el poder estatal está más próximo a las
personas y donde los mecanismos de participación pueden ser más directos
y representativos. Asimismo, muchas de las cuestiones que afectan más
directamente la calidad de vida cotidiana de las personas se sitúan en el
ámbito de su ciudad. Por esto, la mayoría de las oportunidades de
profundizar la democracia participativa y de transformar las relaciones entre
administración y ciudadanía se ha llevado a cabo a nivel municipal.
La Fundación Poder Ciudadano (2004) define los PP como sistemas de
formulación, seguimiento y control de ejecución del presupuesto, mediante

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

el cual la población determina, dentro del marco de un proceso deliberativo


– y en cooperación con otros actores- , dónde se harán las inversiones y
cuáles son las prioridades que van a ser desarrolladas por el gobierno. Hay
que destacar que este margen de decisión que se otorga a los ciudadanos
no se amplía, evidentemente, a la totalidad del presupuesto: en ellos
existen partidas (equipamientos, personal, departamentos) consolidadas
mediante decisiones previas sobre las que los ciudadanos casi no poseen
influencia. Dicho esto, en cada caso, el porcentaje de recursos sobre los que
los actores sociales debaten varía.
La apertura del proceso presupuestario puede reducirse al
establecimiento de instancias a través de las cuales gobierno y
administración consultan a la ciudadanía – sin que sus opiniones obliguen a
los responsables- o, como se dijo antes, puede considerarse como una
arena de co-gestión: lo consensuado por los ciudadanos es vinculante para
el diseño del presupuesto que elabora el Ejecutivo (aunque no lo es para su
aprobación en el Legislativo). Así, se permite al ciudadano opinar sobre el
gasto y el control de la actividad financiera del sector público.
Respecto a los efectos que este tipo de iniciativas puede tener sobre la
administración, según Pineda Nebot (2004), permite optimizar los recursos
escasos con los que cuentan los gobiernos locales; posibilita una mayor
congruencia entre la oferta y la demanda de servicios públicos; hace
aumentar la valoración de los ciudadanos respecto a los servicios de los
funcionarios (fruto de una interacción más cercana y cooperativa); los
técnicos tienen mayor autonomía e independencia para emitir opiniones
especializadas sobre materias técnicas (la exposición ante la sociedad los
libera de las presiones no sólo de los políticos sino también de los intereses
privados).
Sin embargo, como es de esperar, en el proceso pueden surgir algunos
obstáculos: dificultades técnicas, falta de personal preparado para explicar
con claridad el proceso presupuestario, escasa o nula costumbre de los
políticos y los empleados públicos de compartir y discutir los asuntos
públicos con los ciudadanos, quienes, por su parte, no están habituados a la
opción de opinar y menos de decidir. En relación con esto, Matías (2004)
sostiene que en ciertos ámbitos de la gestión pública la tendencia
tecnocrática es dominante, incluso invadiendo los ámbitos políticos
amparada en la condición de “verdad” que se otorga a sus capacidades y
conocimientos. El fin del tecnócrata sería, según el autor, provocar que el
poder político, que se basa supuestamente en principios de conveniencia
social, moral o el bien común, sea reemplazado o disminuido por decisiones
sustentadas en cálculos racionales. Y, se sostiene desde la Nueva Gerencia
Pública, su principal motivación sería el propio interés racional en una
mayor remuneración derivada de su rendimiento (analizado también en
términos de la eficiencia del cálculo costo-beneficio). Pese a esto, dadas las
crecientes demandas de la ciudadanía a los sectores públicos, y en el
contexto de la revalorización de los poderes locales, se cuestiona la visión
tecnocrática tradicional para resaltar la importancia de que los funcionarios
posean conocimientos y sean capaces de captar insumos del contexto al
que se refieren y en el que se llevarán a cabo las políticas públicas, y de
aprovechar el valor agregado que existe en la participación de la
comunidad. En términos generales, los técnicos implicados en políticas de
participación ciudadana en la gestión local terminan articulando sus
conocimientos académicos con los saberes comunitarios (Matías 2004).
Estas modificaciones en la actitud de los funcionarios públicos resulta
fundamental ya que “para la implementación de políticas, el espíritu público

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 78


Demos Participativa

de los servidores del Estado, su consciencia ética profesional y su


motivación desinteresada, son elementos tanto o más importantes que el
interés egoísta” (Ferraro 2008: 119).

Experiencias de PP en Porto Alegre y Buenos Aires

Según Pineda Nebot (2002), la crisis fiscal, el crecimiento urbano y la


deficiente prestación de servicios locales que se sucedieron en los años 90
en América, llevaron a muchos gobiernos a impulsar la descentralización del
nivel municipal. Además, nuevos movimientos sociales y grupos a nivel, así
como los ciudadanos, comenzaron a exigir mayor autonomía para los
gobiernos locales, en términos de gestión de los servicios pero también en
cuanto a su capacidad de financiación. En este marco se encuadran muchas
de las propuestas de profundización de la democracia participativa a nivel
local que han surgido en los últimos años. Entre ellas, las de Presupuestos
Participativos.
Para comprender cómo se está llevando a cado esta iniciativa en las
ciudades que son objeto de este trabajo, debemos tener en cuenta algunas
de las similitudes que existen entre ellas – en parte, porque la experiencia
brasileña sirvió como ejemplo para el caso bonaerense-. Tanto en Argentina
como en Brasil rige un modelo descentralizado de organización territorial
del poder, que otorga a los gobiernos locales una importante cuota de
autonomía. Además, Porto Alegre y Buenos Aires son ciudades muy
importantes dentro de sus países lo cual, a su vez, implica cierta dosis de
poder adicional. A esto se añade que los ordenamientos jurídicos que rigen
en estos dos casos contemplan las iniciativas participativas: la Constitución
brasileña aprobada tras la llegada de la democracia a finales de los ’80 pone
mucho énfasis en la descentralización y en la participación de la comunidad
en sectores tan importantes como la salud, la asistencia social y la
educación, así como en la participación directa e indirecta en la
administración pública. Por su parte, y aquí de forma más específica, en la
Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires “Se establece el
carácter participativo del presupuesto. La ley debe fijar los procedimientos
de consulta sobre las prioridades de asignación de recursos” (art. 52).
Ambas iniciativas combinan lógicas de deliberación temáticas y territoriales,
es decir, los ciudadanos participan tanto en términos de su pertenencia a
determinado barrio y las necesidades que en él perciben, como también
según su interés y preocupación en temas más amplios de la gestión de los
recursos y la prestación de servicios en la ciudad.
Frente a esto, también son muchas las diferencias que pueden hallarse
entre las experiencias de ambas ciudades. En este apartado se abordarán
cinco aspectos que pueden contribuir a comprender mejor cómo afectan
esas diferencias a la puesta en práctica de los PP y ofrecer pistas sobre
algunos elementos que pueden considerarse para mejorar su
implementación. Estos cinco factores son: el contexto de surgimiento, la
voluntad política, el proceso de formación de las preferencias, el nivel de
institucionalización/informalidad de la deliberación y la antigüedad de los
procesos.

1. Contexto de surgimiento

Una de las primeras diferencias a apuntar se refiere al contexto político y


social en el que cada una de las experiencias analizadas surgió. Esto resulta
importante ya que las condiciones iniciales pueden reflejar un determinado

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

equilibrio de poder entre las autoridades políticas y los actores sociales, así
como ofrecer algunas pistas sobre la motivación de cada uno de ellos para
involucrarse en un proyecto de PP. Esto, a su vez, afectará el compromiso
de cada una de las partes con el proyecto, así como la definición de las
líneas generales que guiarán la implementación de esa instancia de
participación y decisión.
Comenzando por el más antiguo, el ejemplo de Porto Alegre aparece en
un contexto sociopolítico muy peculiar, marcado por la transición hacia la
democracia y la aprobación de la Constitución de 1988. Existían en la
sociedad brasileña varios movimientos y grupos sociales que había luchado
contra el gobierno autoritario y que habían contribuido a la creación de
redes a nivel local. En este marco, en 1989 el Partido dos Trabalhadores
(PT) ganaba las elecciones municipales con un discurso que promovía
reiteradamente la participación de los ciudadanos en su vida comunitaria.
Por otra parte, las organizaciones comunitarias autónomas demandaron
activamente al partido ganador – con el que habían dialogado ya sobre
estos temas antes de las elecciones- que cumpliera con sus promesas y
pusiera en práctica instancias de participación abierta, que permitieran a los
ciudadanos involucrarse en la toma de decisiones (Goldfrank 2006); el
propio movimiento vecinal había propuesto el desafío de incluir entre estas
instancias de participación la elaboración del presupuesto (Blanco 2002).
Finalmente, el gobierno pactó en 1989 con estos grupos una división
regional de la ciudad en 16 regiones, sobre las cuales se articularía el
proceso participativo, lo cual contribuyó a construir esta iniciativa como un
proyecto político sólido.
A diferencia de esta postura más propositiva del PT, el caso de Buenos
Aires fue producto de unas decisiones más reactivas por parte de las
autoridades locales. La gran crisis económica, política y social que estalló a
finales del 2001 dejó claro el alto nivel de malestar que se extendía entre
los ciudadanos e inauguró una etapa de intensa movilización social y de
fuertes protestas hacia los políticos. Los acontecimientos de diciembre de
ese año habían llevado espontáneamente a muchos porteños a reunirse a
nivel local, en plazas y espacios públicos, producto de lo cual se habían
conformado las asambleas barriales, generando así más espacios de
participación y movilización. Este escenario hizo temer al entonces
intendente de la ciudad, Aníbal Ibarra, que la gobernabilidad podía verse
afectada, dada la creciente deslegitimación de las instituciones políticas a
los ojos de los ciudadanos. Es en este sentido en el que la decisión de hacer
efectiva la disposición constitucional acerca del carácter participativo de los
presupuestos puede interpretarse, más que como un verdadero compromiso
con la profundización de la participación democrática, como una forma de
canalizar, institucionalizar (y, en parte, moderar) la protesta popular y evitar
los efectos electorales negativos que se preveían hacia el futuro.

2. Voluntad política

Estimular el compromiso de los ciudadanos en la elaboración y análisis


de alternativas y situarlo en una verdadera posición de co-decisión y co-
responsabilidad implica transformar la forma tradicional de relación entre la
sociedad y el Estado, significa demostrar con gestos claros que el gobierno
está dispuesto a compartir poder y que la relación no va a sostenerse en
base a asimetrías de información preexistentes. Esto requiere el
reconocimiento de la multiplicidad de participantes y fuerzas sociales y de
la potencialidad de las redes provenientes de la sociedad civil para aportar

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 80


Demos Participativa

contribuciones valiosas a los procesos de decisión, y la voluntad de


garantizar la transparencia en la rendición de cuentas de los funcionarios
municipales y de los representantes electos. Es por esto que muchos
autores (Goldfrank 2006; Blanco 2002; Pineda 2004) han resaltado el
enorme impacto que puede tener en el desarrollo y progreso del proyecto
de PP la voluntad política de los representantes involucrados, así como los
funcionarios del gobierno municipal.
La existencia de una voluntad política relativamente sólida en términos
de intervención ciudadana en las decisiones de su comunidad se refleja en
el caso brasileño en los canales abiertos para la participación en la gestión
de algunas políticas públicas, como la sanidad o la educación, mediante
consejos y también en un discurso político favorable al control ciudadano
para evitar la corrupción y combatir el clientelismo. Incluso antes de llegar
al poder, para el PT, formación política con importante arraigo en algunos
sectores sociales, la idea de la democracia participativa y de la inclusión de
la ciudadanía eran temas muy importantes en su agenda.

Cuando ganamos las elecciones por primera vez en 1988, el Partido


de los Trabajadores tenía una consigna de que iba a gobernar de una
manera distinta, de que iba a gobernar con la participación de la
gente, con consejos populares, etc. (Raúl Pont, ex prefeito de Porto
Alegre, 2001)

Según la Declaración Política de 1979 del partido (cit. en Blanco


2002:19), el objetivo de la democracia es “conquistar la política como una
actividad propia de las masas populares que desean participar, legal y
legítimamente, de todas las esferas de poder en la sociedad, (…)
principalmente en los momentos que permiten (…) la construcción de una
nueva concepción de la democracia, con raíces en las bases de la sociedad
y sustentada por las decisiones de las mayorías”. Este compromiso
propositivo con una concepción participativa de la democracia llegó a
considerarse como una caracterísitca de “la forma petista de gobernar”
(Blanco 2002:18). Desde el principio, el impulso político del proceso de PP
contó con el fuerte liderazgo del prefeito y con una implicación activa y
protagónica del núcleo duro del gobierno y la administración municipales.
Por el contrario, como se adelantó en el apartado anterior, las razones
que llevaron a las autoridades porteñas a implementar los PP parecen haber
obedecido más a intereses partidistas o electorales. Rodgers (2004, 2005),
en un pormenorizado estudio sobre el caso de Buenos Aires ofrece múltiples
datos acerca de las estrategias políticas emprendidas por líderes del
gobierno local en relación con el proyecto de PP. Según el autor, la
movilización popular masiva que se desencadenó tras la crisis de 2001
comenzó a percibirse como una amenaza para el gobierno de Aníbal Ibarra.
Éste se vio entonces obligado a buscar nuevas alianzas y negociar al interior
de su coalición. Pese a su escepticismo, Ibarra habría cedido a los PP como
forma de calmar los ánimos de protesta y de generar redes sociales de
apoyo que le garantizaran la supervivencia electoral. Al mismo tiempo, otras
formaciones al interior de la coalición de gobierno (aunque un poco más
entusiastas sobre la iniciativa) también buscaban aprovechar esta
oportunidad para forjar una base territorial estable, por ejemplo,
“insertando” personas leales dentro de los Centros de Gestión y
Participación (CGP), instancias claves en la articulación de la
descentralización de las decisiones de la ciudad y de la relación entre el
gobierno local y los ciudadanos, que además se transformaron en las

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

entidades claves en torno a las cuales se organizó el PP. Rodgers (2005)


incluso sugiere, como prueba de su escaso interés, que Ibarra otorgó a la
Secretaría de Descentralización y Participación Ciudadana muy pocos
recursos materiales para organizar el proceso.

3. Proceso de formación de las preferencias

Teniendo en cuenta que uno de los principales aportes del PP es incluir a


los ciudadanos en el proceso de elaboración, análisis y propuesta de
alternativas para mejorar la calidad de vida en su comunidad, resulta
sumamente importante que las preferencias expresadas por éstos en sus
deliberaciones sean, en la mayor medida posible, respetadas.
En el caso de Porto Alegre Goldfrank (2006) expone que la lista de
proyectos prioritarios que arma cada asamblea distrital es respetada por el
gobierno. Una vez que los participantes de las asambleas eligen y califican
estos proyectos, los delegados votan por una lista final, y ni el alcalde ni el
consejo de presupuesto pueden modificar estas prioridades. En este
sentido, se garantiza que aquellas cuestiones que han sido acordadas por
los ciudadanos, tras debate y análisis, como de primordial importancia son
las que las autoridades deben considerar.
En el caso de Buenos Aires, la situación es algo diferente. En palabras de
Castro (2005:42):

En los diferentes niveles del proceso de PP hay prioridades barriales


que pueden llegar a ser descartadas por múltiples razones (…) En las
asambleas barriales no sólo participan los vecinos sino también los
grupos de interés, [que] procuran satisfacer su interés particular
dentro del barrio, para lo cual llevan gente a las asambleas para que
apoye y vote su prioridad.

Evidentemente, en tanto esta práctica se extiende, debilita el carácter


verdaderamente deliberativo del proceso e interfiere en la formación de
preferencias reales de los vecinos. A este debe sumarse un problema de
fondo en el caso del PP porteño, en relación con el funcionamiento de los
CGP. Sus miembros y funcionarios, en algunas ocasiones, se encuentran
subordinados a intereses políticos e incluso personales, demuestran escaso
entusiasmo y compromiso con el proceso de PP y manifiestan cierta
reticencia a ceder sus cuotas de poder. Castro (2005) señala que dentro de
las asambleas, los funcionarios encargados de conducir el proceso recurren
a cierta manipulación para desviar la discusión de asuntos que el gobierno
no desea que sean objeto de debate. Esto redunda en la desconfianza que
los vecinos manifiestan sobre el destino de sus preferencias, dudan de que
lleguen realmente a los responsables tal y como ellos las han formulado.
La forma en que se lleve a cabo la deliberación, la actitud que los actores
involucrados adopten en el proceso y la medida en que las decisiones de los
ciudadanos sean fielmente transmitidas a las autoridades es un factor
fundamental en el éxito de los PP.

4. Nivel de institucionalización/informalidad del proceso deliberativo


En este apartado nos referiremos fundamentalmente a la condición
organizativa de los actores involucrados en las deliberaciones que cimentan
el proceso participativo. Los autores, en su mayoría, destacan la
importancia que para el proyecto adquiere el hecho de que existan redes de
asociación dentro de la sociedad civil a nivel local, que actúen como base

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 82


Demos Participativa

para impulsar la implicación de los ciudadanos. No obstante, como advierte


Pineda Nebot (2004), es crucial que estas asociaciones comunitarias sean
autónomas; el favoritismo hacia determinados colectivos y la utilización del
sistema como recurso político partidista pueden llevar al fracaso este
proyecto. Por su parte, Goldfrank (2006) sostiene que mientras algunos
plantean que, para evitar la manipulación política del PP por parte de los
partidos en el poder y para garantizar la representación de actores políticos
y sociales importantes, éste debe estar formalizado por ley, otros defienden
una estructura informal y abierta, que permita la participación de individuos
o grupos sin dar privilegios a organizaciones ya existentes. El autor,
finalmente, se decanta por la idea de que menos formalidad, es decir, una
participación más espontánea suele generar más éxito.
En el caso de Porto Alegre, las asociaciones vecinales desempeñaron un
papel muy importante en el proceso de reclutamiento de los participantes y son un actor clave del
proceso. Esto no ha obstaculizado la participación espontánea de los
ciudadanos y no ha impedido que se lleven a cabo varias reformas del reglamento del Consejo de PP para mejorar el
funcionamiento del proceso
. En esta experiencia, así como en la de Buenos Aires, los
participantes han contado con la motivación suficiente como para apropiarse,
en mayor o menor medida, de los PP e intervenir, dado el poder que se les
reconoce en este sentido, para modificar las disposiciones de sus respectivos
consejos del PP en pos de sanear el proceso de deliberación o garantizar una
justa redistribución de los recursos locales.
En el caso de la experiencia porteña, dentro del Consejo del PP participan
organizaciones no gubernamentales, asociaciones sociales, movimientos
vecinales y redes socio-gubernamentales. Además, como señala Rodgers
(2005), en Buenos Aires existen identidades de barrio muy arraigadas; en
cada uno de ellos hay varias organizaciones sociales, grupos activistas,
cooperativas, etc. Si bien éstas a veces constituyen la base de los partidos
políticos tradiciones, también actúan de forma autónoma y, aunque algunos
de sus miembros promueven sus propias agendas, la participación en los PP
los lleva, en varios casos, a comprometerse realmente con la iniciativa. Esto
no impide, dadas las prácticas clientelistas que permanecen, que jefes
locales (y ciertos directores de los CGP) perciban los PP como un medio para
consolidar sus propias posiciones.
En este sentido, resulta curioso que los actuales jefes de gobierno local
tanto en Porto Alegre (José Fogaça, del Partido do Movimento Democrático
Brasileiro) como en Buenos Aires (Mauricio Macri, de la coalición Propuesta
Republicana) hayan manifestado su preferencia por procesos más
controlados e institucionalizados, por un “nuevo concepto de ‘gobernanza
solidaria local’” (Goldfrank 2006: 26) en los que las organizaciones (no
gubernamentales, profesionales y empresariales) pasan a ser las
protagonistas.

5. Antigüedad del proceso de PP

Esta es sin dudas la diferencia más evidente. Mientras que el proceso en


Porto Alegre comenzó en 1989, la primera experiencia en Buenos Aires fue
la versión piloto que se realizó en 2002, llamada Plan de Prioridades
Barriales. La primera vez que se celebraron los PP propiamente dichos fue
en 2003. ¿Qué implica esta diferencia en la antigüedad de la experiencia?
Resulta lógico asumir que a medida que un proyecto se va extendiendo en
el tiempo, los actores implicados en él van adquiriendo y afianzando
habilidades que les permiten aprovechar mejor las oportunidades. Como
parte de un aprendizaje colectivo, tanto los ciudadanos como las

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

organizaciones, los políticos y los funcionarios pueden ir construyendo una


relación más fluida y una mejor coordinación. Asimismo, el tiempo también
es favorable a la consolidación del proyecto y a la percepción del mismo por
parte de los ciudadanos como un derecho. La persistencia continuada de la
práctica de PP otorga autonomía a la iniciativa respecto a un exclusivo
(aunque como se ha sostenido en apartados anteriores, también muy
importante) voluntarismo político.
Una de las ventajas con las que cuenta Porto Alegre, es que la
considerable madurez del proyecto ha permitido que el proceso adquiera
un lugar central en las dinámicas de gobierno, y que contribuya a un
verdadero replanteamiento de las relaciones entre la administración y la
sociedad civil. Según Blanco (2002) la iniciativa de PP ha sido asumida
transversalmente en la administración y que se ha favorecido su
apropiación por parte de la ciudadanía. En cambio, el escaso tiempo que el
proyecto lleva en Buenos Aires, conlleva, por un lado, que la gente siga
desconfiando de los verdaderos resultados de su participación y, por otro,
que no se haya logrado, mediante esta iniciativa transformar sensiblemente
la relación entre gobierno/administración y ciudadanos y erosionar prácticas
clientelistas poco favorables para un proceso verdaderamente transparente
y democrático. Por otra parte, la “juventud” de los PP en Buenos Aires
impide ver aún resultados tangibles como los de Porto Alegre en términos
de aprendizaje colectivo y de mejor articulación entre los actores
implicados. De todas maneras, aquí volvemos a introducir la importancia de
la voluntad política. Cuando el proyecto llevaba dos años, los intereses
partidistas y electorales llevaron a un cambio en el responsable de la
Secretaría de Descentralización y Participación Ciudadana, lo cual implicó
que todos aquellos funcionarios que habían participado en la
implementación del PP fueron desplazados por un equipo
considerablemente inexperto (Rodgers 2005), impidiendo así aprovechar las
ventajas de la memoria institucional.

Conclusión

A la largo de este artículo se ha intentado resaltar la importancia que


tiene, en relación con los esfuerzos de profundización de la democracia,
transformar las relaciones que las administraciones públicas – una de las
facetas más presentes de la relación entre el Estado y los ciudadanos-
mantienen con la sociedad civil y los individuos. Las perspectivas aquí
presentadas favorecen la idea de que es posible conjugar mayor
participación ciudadana en la administración local con una gestión más
eficaz y democrática por parte de la misma. En consonancia con los
planteamientos neo-weberianos, la iniciativa de PP implica un acercamiento
de la burocracia hacia las necesidades y demandas de la sociedad, al
tiempo que, merced al establecimiento de mecanismos más transparentes
de control y accountability, favorecen la prestación de servicios públicos de
mejor calidad. Asimismo, dicha iniciativa se aproxima al enfoque bottom-up
de elaboración de políticas públicas, que destaca la descentralización de las
decisiones, el conocimiento del contexto en el que se implementarán las
políticas, el diálogo con las partes afectadas y las motivaciones de los
funcionarios implicados, como factores de suma importancia.
Aunque los dos casos aquí presentados responden al menos básicamente
a la misma lógica de PP algunos aspectos hacen que tanto el proceso como
los resultados en cada ciudad difieran. En primer lugar, el contexto de
surgimiento de cada uno de los procesos de PP es muy diferente: al inicio de

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 84


Demos Participativa

la trayectoria democrática de fines de los ’80 en Brasil, y tras la victoria del


PT en Porto Alegre, mientras que en Buenos Aires estuvo precedido de una
gran crisis social, económica y política que, mediante la erosión clara de la
legitimidad de los representantes, repercutió en la estabilidad y
gobernabilidad del sistema, y también a los intereses electorales de ciertos
políticos.
También el impulso de cada uno de los procesos, y la voluntad política
manifestada hacia su desarrollo, han sido considerablemente distintos. En el
caso de Porto Alegre, los prefeitos y oficiales encargados de llevar a cabo el
PP han demostrado un compromiso incluso ideológico con la apertura de
canales que permitan la participación ciudadana en la toma de decisiones.
En la experiencia porteña, en cambio, existen sospechas de que la
implementación de los PP haya respondido a otros intereses, lo cual ha
afectado el posterior progreso del proyecto.
Finalmente, la extensión en el tiempo y la continuidad y multiplicación de
las experiencias en Porto Alegre ha modificar algunas de las pautas
originales para adaptar el proceso a las nuevas necesidades de la población
y sofisticar varios aspectos del mismo gracias al aprendizaje de los actores
implicados. Además, mientras que en el caso de Buenos Aires se ve que aún
queda camino por recorrer en la dirección de cambiar las actitudes de los
funcionarios y de sentar las bases de una nueva cultura burocrática más
cercana a los ciudadanos, Porto Alegre ofrece pruebas de que, según pasan
los años, la relación entre servidores públicos y ciudadanía ha mejorado y se
ha generado un diálogo más fluido.

Bibliografía

Blanco, Ismael. 2002. “Presupuestos participativos y democracia local: una


comparación entre las experiencias brasileñas y españolas”, presentado
en el VII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y
de la Administración Pública, Lisboa, Portugal.
Brugué, Joaquim y Raquel Gallego. 2001. “¿Una administración pública
democrática?”, en Ciudadanos y decisiones públicas, editado por Joan
Font. Barcelona: Ariel. Pp. 43-58.
Castro, Martín. 2005. “Presupuesto Participativo 2004: Una mirada
desde la Teoría de Políticas Públicas”, en Democracia
Participativa, una utopía en marcha. Reflexiones, experiencias y
un análisis del caso porteño, comp. por Ricardo Romero. Buenos
Aires: Ediciones Cooperativas.
Ferraro, Agustín E. 2008. Reinventando el Estado. Hacia una administración
pública democrática, profesional y cercana al ciudadano en América
Latina. Documento inédito.
Font, Joan. 1996. “Los Núcleos de Intervención Participativa (NIP): análisis
de tres experiencias”, en Gestión y Análisis de Políticas Públicas, No. 5-6
(143 – 149).
Fundación Poder Ciudadano. 2004. Presupuesto participativo. La
experiencia de poder Ciudadano 2001-2003. Buenos Aires: Fundación
Poder Ciudadano.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Goldfrank, Benjamin. 2006. “Los procesos de ‘presupuesto participativo’ en


América Latina: éxito, fracaso y cambio”, en Revista de Ciencia Política,
Vol. 26 (2): 3-28.
Kliksberg, Bernardo. 1997. “Repensando el Estado para el desarrollo social;
más allá de convencionalismos y dogmas”, en Reforma y Democracia. No.
8.
Matías, Domingo. 2004. Presupuestos participativos y democratización.
Santo Domingo: Programa de Apoyo a la Reforma y Modernización del
Estado.
Pineda Nebot, Carmen. 2002. “Mejora de la gobernabilidad en el nivel de
gobierno local: participación de más actores en el proceso
presupuestario”, presentado en el VII Congreso Internacional del CLAD
sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Lisboa.
------. 2004. “Posibilidades y condicionamientos de los presupuestos
participativos”, en Temas para el Debate No. 113.
Pont, Raúl. 2001. “Presupuesto Participativo en Porto Alegre”, conferencia
ofrecida en el Seminario Construyendo el presupuesto participativo en el
CGP Nº 13, Buenos Aires. Disponible a diciembre de 2008 en:
http://www.presupuestoparticipativo.com/Docs/SeminarioPont.htm
Putnam Robert D., Robert Leonardi y Raffaella Y. Nanetti (1994): Making
democracy work: civic traditions in modern Italy. Princeton: Princeton
University Press.
Rodgers, Dennis. 2004. “¿Vale nada lo politizado? El presupuesto
participativo de la ciudad de Buenos Aires, 2002-03”. Documento digital
disponible a diciembre de 2008 en formato .pdf en:
www.crisisstates.com/download/argentina/chapter9.Spanish.pdf
------. 2005. “The politics of Participatory Budgeting in Buenos Aires”, en
Democracia Participativa, una utopía en marcha. Reflexiones,
experiencias y un análisis del caso porteño, compilado por Ricardo
Romero. Buenos Aires: Ediciones Cooperativas.
Subirats, Joan. 2001. “Nuevos mecanismos participativos y democracia:
promesas y amenazas”, en Ciudadanos y decisiones públicas, editado por
Joan Font. Barcelona: Ariel. Pp. 33-42.
World Bank Institute. 2005. Social Accountability in the Public Sector. A
conceptual discussion and learning module. Washington D.C.: IBRD-WB.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 86


Demos Participativa

Pluralismo de bienestar, participación ciudadana y gestión social


(Welfare Pluralism, Citizen, Participation anda Social
Managment)
Dr. Alejandro H. Del Valle*

Resumen:
La participación ciudadana y el desarrollo local se presentan en la
actualidad como un doble desafío en América latina. Por un lado, existe un
fuerte consenso sobre el rol que podrían cumplir en la profundización de
procesos democráticos y, al mismo tiempo, son mirados como una
oportunidad para el fomento de las capacidades de los actores involucrados.
No obstante, el presente artículo intenta hacer visible, a partir del análisis
del caso argentino no sólo los límites de estas propuestas sino también los
presupuestos sobre los que se fundan y, las posibles externalidades que
pueden generar.
Abstract:
Citizen participation and local development, actually, appear as a double
challenge in Latin America. On the one hand, a strong consensus exists
about the role that could have in the deepening of democratic processes
and, at the same time, they are watched as an opportunity to promote the
capacities of the involved actors. However, the present article tries to make
visible, analysing the argentinean case, the limits of these proposals and
presupposes on which are based and, the possible politicals externalities
that can generate.

I- Introducción
Durante los 80 y 90 el sector público inició un proceso re definición de
sus roles lo que supuso un aumento cuantitativo y cualitativo de las
colaboraciones entre las administraciones públicas y las organizaciones
privadas (lucrativas y no lucrativas) dando lugar a una situación que
algunos han denominado privatización del Estado (Savas, 2000).
A nivel internacional se empezó a examinar en profundidad la
relación entre lo público y lo privado, y algunos investigadores anglosajones
comenzaron a hablar de la ‘economía mixta’ (Austin, 1985), los ‘cuasi
mercados’ (LeGrand, 1991), el ‘estado en la sombra’ (Wolch, 1990), el
‘gobierno por el tercer sector’ (Salamon, 1981), el ‘estado subcontratista’
(Smith y Lipsky, 1993) o el ‘partenariado’ (partnership) público-privado
(Kramer, 1987).
En este sentido, se puede sostener que asistimos a la emergencia de
una transformación del modelo de bienestar donde la sociedad civil ha
comenzado ha tener una participación en la gestión de la política social. En
línea con las propuestas de ‘gerencia social’, muchos investigadores
comenzaron a utilizar términos como Estado relacional para referirse a la
emergencia de un estado que “…reconoce la complejidad y la
interdependencia presentes en los problemas sociales y que asume que la
resolución de los mismos solo puede abordarse contando con la
colaboración activa de la propia sociedad…” Mendoza (1995: 11). Otros, en

*
Dr. en sociología (Univ. De Barcelona), – Docente e investigador de la Universidad Nacional
de Mar del Plata. Palabras clave: PLURALISMO – BIENESTAR – PARTICIPACIÓN – DEMOCRACIA
Keywords: pluralism – welfare –participation – democracy.-

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

cambio, se han referido como elemento característico de estos cambios la


importancia y el valor que ha cobrado lo público no estatal Bresser (1997).
No obstante, en América latina, la participación ciudadana en torno a
la ejecución de políticas públicas comenzó a ser implementada
sistemáticamente como una metodología de gestión y no como un
imperativo de democratización (Del Valle, 2008: 2). Por ende, no existe
lugar para la utopía de aquellos que consideraban que ‘el auge
participativo’ es el resultado de la crisis del sistema de representación
basado en partidos y que, por lo tanto, al ser una alternativa al desencanto
y a la apatía políticas se expresaba mediante fórmulas de participación no
convencionales que conducirían (inevitablemente) a una transformación del
propio sistema político donde la democracia participativa reemplazaría o,
por lo menos, complementaría a la democracia representativa por lo que el
voluntariado podría ser visto como sustituto de la militancia política clásica .
Aunque asumamos que en el denominado ‘retorno de la sociedad
civil’ se expresa claramente la necesidad de constituir una ciudadanía
madura, participativa y deliberativa que contribuya, mediante el ejercicio de
la libertad de asociación, a la institucionalización de derechos y a la
universalización del bienestar, aún no se han analizado las consecuencias
políticas que ni los supuestos ideológicos que han permitido el incremento
de la participación de estas organizaciones en torno a la ejecución de
programas (sobre todo focalizados) y a la producción de servicios de
bienestar.
En relación a estos presupuestos ideológicos cabe recordar que, en
1982, Hayek enfatizaba sus simpatías hacia la filantropía privada a la vez
que su rechazo hacia las aspiraciones redistributivas del Estado del
Bienestar. A su juicio, el mal de nuestra época era el exceso de poder de
los parlamentos porque, a partir de coaliciones políticas, podían establecer
criterios distributivos de riqueza que alterasen la distribución que surge del
libre mercado. Afirmaba que entre los sectores público y privado debía
fortalecerse un tercer sector “independiente” basado en el voluntariado que
evite la formación de monopolios públicos y que permita la innovación
frente a necesidades nuevas que, al no ser todavía percibidas por el
conjunto de la población, sólo conciernen a minorías que el Estado no puede
atender. “…En tal supuesto, la mayor parte de los servicios hoy
prestados por los gobiernos centrales podrían ser encomendados
de nuevo a las autoridades regionales o locales que, a tales
efectos, quedarían facultadas para recaudar tributos en la cuantía
que juzgaran conveniente, si bien la distribución de la
correspondiente carga entre los distintos contribuyentes debería
quedar en todo momento sometida a la normativa al efecto
establecida por la legislatura central…” (Hayek; 1982: 247-248).
En la interpretación de Hayek la normativa no debería por ley, alterar
las distribuciones naturales del mercado. Al mismo tiempo, “…no tiene por
qué ser el gobierno central quien determine qué entes deberán
prestar los diferentes servicios; ni es desde luego aconsejable que
tenga facultades para hacerlo”. Por lo que “…las administraciones
locales, así como las regionales, quedasen por tales vías
transformadas en corporaciones de carácter cuasi-mercantil…”
(Hayek; 1982: 249-250).

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 88


Demos Participativa

Si bien esta propuesta de sociedad de bienestar es la que subyace a


los principios de reformas llevadas a cabo durante los años noventa, su
éxito ha sido escaso, a tenor de las resistencias sociales que ha encontrado
en su ejecución pero, no obstante mayor aceptación han tenido las
propuestas moderadas dirigidas a la contención del gasto público y a
brindar mayor protagonismo a la sociedad civil.
De este modo, durante la década de 1990 se han comenzado a
desarrollar un conjunto de políticas sociales en base a una reestructuración
tendiente a fomentar el denominado pluralismo de bienestar (Johnson,
1990). Por pluralismo de bienestar comprenderé al diseño institucional
donde las políticas públicas son diseñadas en base a una responsabilidad
compartida entre el Estado, el Mercado y la Iniciativa Social. Éstas políticas
se orientan hacia la extensión de los derechos sociales, su personalización y
la promoción de la participación social en su gestión. En el modelo
pluralista, el Estado posee un rol menos dominante por lo que deja de ser el
principal instrumento para dar una provisión colectiva de servicios sociales
de bienestar que pasa a ser compartida por la Iniciativa Social y el Mercado.
En línea con estas propuestas, se trata también de aumentar la
eficiencia de los servicios y la capacidad de elección de los usuarios
mediante la introducción de la lógica de mercado en los servicios públicos.
Con este fin las políticas proponen procedimientos para aumentar el papel
de la sociedad civil: los mercados internos, los denominados cheques
sociales, la autogestión y la aplicación de los modelos de ‘gerencia social’.
Dos aspectos íntimamente ligados al pluralismo del bienestar son la
descentralización y la participación. La descentralización ha implicado poner
el énfasis en el gobierno local y se tradujo en la transferencia de
competencias a los municipios en el contexto de un sistema político que
siempre se ha mostrado reacio a la descentralización de sus funciones y
toma de decisiones a la sociedad civil. No obstante, quisiera puntualizar que
en el modelo pluralista de bienestar se pretende que los ciudadanos
asuman de un modo solidario la consecución de fines públicos. En este
sentido, se produce un proceso político paradójico el Estado debería
potenciar movimientos reivindicativos hacia sí mismo y al mismo tiempo las
asociaciones deberían presionar a la Administración para que facilite los
recursos que hagan posible su existencia.
En los últimos años, la mayor parte de los argumentos tanto
académicos como políticos en favor del fortalecimiento de estas
organizaciones se vincula a que son vistas como ‘nidos’ de democracia y
espacios para el ensayo de nuevas formas de ciudadanía por lo que quedan
al descubierto, las relaciones que subyacen a las investigaciones empíricas
y los programas gubernamentales en relación a la teoría de la democracia.
Subyace a este renacer de las propuestas e investigaciones sobre la
participación ciudadana y el desarrollo local un renacimiento (aunque
ciertamente enmascarado) de la política normativa que pone en discusión la
vigencia de ciertas construcciones sociopolíticas. Por ende, se trata de
forzar dichas formas de participación dentro de las coordenadas impuestas
por la Constitución y por las representaciones del ‘deber ser’ del
ordenamiento político actual para dar formato institucional y participación
en la gestión de las políticas públicas a organizaciones que no habían sido
previstas por la Constitución ni por el propio sistema político.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Entre los sindicatos y otros grupos de interés; entre los partidos


políticos y el Congreso; a partir de los años 80 se ha reconocido un cúmulo
de organizaciones (de derechos humanos; del consumidor; de la Mujer; del
medioambiente, etc.) cuya estructura no se corresponde con ninguna de las
anteriormente existentes y, al mismo tiempo, no poseen entre sí una forma
uniforme. No obstante, se ha comprobado que son eficaces en cuanto a la
obtención de legitimidad social frente al ordenamiento político vigente. En
el caso Argentino, durante la etapa sustitutiva, el sistema sociopolítico se
apoyaba en la aparición de grandes asociaciones con afiliación voluntaria y
monopolio de representación otorgado por el estado. La capacidad de
disciplinamiento de estas organizaciones se encontraba extendida por
medio de un cúmulo de funciones administrativas que adoptaban frente a
sus afiliados. Funcionando como ‘gobiernos privados’, los sindicatos y
cámaras empresariales adoptaron funciones paraestatales de gestión y
procesamiento de la demanda y garantizaban el disciplinamiento social por
medio de otorgar identidad (incentivos simbólicos) a sus miembros que se
definían por la rama de la producción en la que estaban insertos.
El funcionamiento de estas organizaciones era un elemento político
clave para la solución de situaciones donde ni la adaptación al mercado ni la
intervención directa del estado fueran políticamente viables para dar forma
al ordenamiento social. Pero desaparecido el esquema sustitutivo;
abandonado el horizonte de la movilidad social y desarticulado el esquema
corporatista de gestión y ejecución de políticas públicas el problema se
refiere específicamente a las posibilidades que presentan las propuestas de
participación ciudadana y, en concreto, los espacios de participación
multiactoral con el objetivo de pensar sus posibilidades como alternativas
en el fortalecimiento de los procesos de democratización.
Estado, Sistema Político Y Ciudadanía participativa
Con independencia del crecimiento que experimente la participación
de las organizaciones de la sociedad civil en torno a la gestión de las
políticas públicas esto no implicó, necesariamente, un incremento en torno
a la dimensión democratizadora; es decir, en torno al procesamiento y
formulación. No obstante, en la medida que participan en la gestión,
subyace la atribución de un carácter público ‘no-político’ con lo cual, a mi
entender, surgen las dificultades que posee la teoría de la democracia para
dar una solución ‘relativamente’ realista que tienda a resolver el dilema
entre participación y representación.
Los mecanismos por medio de los que se instrumenta la participación
del tercer sector buscan posicionar a estas organizaciones como
administradoras de una política pública con lo cual se las transforma en
agentes ‘paraestatales’ de gestión a cambio de alcanzar alguna forma de
disciplinamiento social.
La verdadera miseria toda política pública consiste precisamente en
esto: se ha tomado conciencia que en contextos fragmentados las esferas
de acción social producen los efectos agregados más significativos, costosos
y conflictivos (aumentando las preocupaciones generales). Esto conduce a
que las actuales instituciones de bienestar sean incapaces de responder a la
creciente heterogeneización de la demanda por lo que se acepta que estos
conflictos terminarán acabando por fuera del ámbito de actuación de la
política pública y, por ende, de las formas tradicionales de intervención.
Estos límites se tornan evidentes a la luz de los fracasos resultantes de

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 90


Demos Participativa

diversos programas que, buscando la reinserción laboral o la salida de la


pobreza, han conseguido los resultados más contraproducentes. La
conclusión, debido a que los problemas sociales no podrán ser resueltos con
los actuales dispositivos de política pública, las nuevas medidas
‘terapéuticas’ tendrán que salir de la propia sociedad civil u otras formas de
acción comunitaria. Sin embargo, como argumenté en (Del Valle, 2004:
181): “la condición de posibilidad para que el proceso de democratización
se realice implica un cambio profundo en nuestras tradiciones y cultura
política cuyas instituciones, históricamente han visto con recelo a la
sociedad civil por lo que el estado se terminó construyendo a partir de la
Constitución y no de la sociedad”.
En Argentina, por ejemplo, la función principal que se le asignó a la
Constitución, desde esta perspectiva, fue la de controlar, dominar y
contener a las ‘fuerzas destructivas’ que podían surgir de los conflictos de
intereses dentro de la sociedad. Esta desconfianza hacia la sociedad civil se
confirma aún más por la posición institucional que le otorga a los partidos
políticos (Art. 38) que son elevados prácticamente al rol de ‘órganos de
estado’ y no de la Sociedad civil y por la fuerte posición que ocupa la Corte
Suprema de Justicia con su poder para revisar y desafiar a las leyes
parlamentarias, como de los mismos partidos políticos, hecho que reafirma
el rol asignado de ejecutores del valor sustantivo del orden Constitucional
que es equiparado al propio orden democrático.
La concepción del orden político y democrático centrado en el estado
provoca una cultura política cuyo modelo es el ciudadano con lealtad
incondicional y fidelidad absoluta a los acuerdos existentes. Por esto, no es
extraño que se llegue a sostener que la democracia es ‘una forma de vida’ o
una ‘cultura constitucional’ que debe o debiera ser promovida por medio de
dosis de educación cívica y ciudadana.
Límites y posibilidades de la participación de la sociedad civil.
A partir de los años ’90 la tradicional dicotomía estado/sociedad civil
ha ido perdiendo utilidad analítica. La causa más inmediata se vincula
directamente con el crecimiento de las propias asociaciones de la sociedad
civil que condujo a que la línea que divide los actos políticos de los privados
haya perdido nitidez. Asimismo, hacia fines de los años 80 e inicios de los
90 existió una ‘cierta sintonía’ entre el diagnóstico conservador y el
progresista respecto a cuáles habrían de ser los ámbitos de actuación de la
autoridad pública.
En términos de Gramscy se podría afirmar que, en tanto las funciones
y responsabilidades del estado se han extendido, su autoridad se devalúo y,
por ende, la estabilidad del sistema político ha dependido siempre del
ejercicio de la ‘autolimitación’ del poder público. Esta autolimitación sólo ha
sido posible en la medida que existan otras instancias que,
autososteniéndose, complementen a los ámbitos públicos de actuación sin
entrar en conflicto con las normas establecidas. Tradicionalmente, los
ejemplos de estos ámbitos ‘no-políticos’ de acción, han sido la familia, el
mercado o la comunidad por lo que muchas propuestas enfatizan la
necesidad de establecer modelos económicos y morales sobre éstos
ámbitos en un intento por restaurar los supuestos fundamentos ‘no-
políticos’ de la sociedad civil como el derecho a la propiedad, la ética del
trabajo, la familia, el mercado, etc. (Hayek, 1981: 7-10) Así, el problema de
la demanda termina siendo privatizado, es decir, circunscripto a los citados

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

ámbitos que no deben estar sujetos a la autoridad pública y, por lo tanto, la


misma no corre ningún riesgo de erosión.
En sintonía con el diagnóstico anterior, no creemos que los actuales
problemas puedan ser resueltos por medio del estatismo o el incremento de
la regulación política o; lo que es lo mismo, por la inclusión de demandas
agregadas en la agenda pública. Pero la solución que proponemos se basa
en el intento por reconstituir lo ciudadano. Es decir, transferir poder político
a las instituciones de la sociedad civil por medio de mecanismos que no se
encuentren condicionados políticamente o sea, que sean independientes de
las instituciones políticas. La creencia que subyace a este análisis es que
sólo así será posible la reconstrucción de una sociedad civil que no dependa
de la regulación, el control o la intervención estatal. Las propuestas de
desarrollo local, por ejemplo, plantean esta segunda alternativa. Es decir,
reestructurar la relación Estado / sociedad civil con el objeto de aumentar la
capacidad de influencia política de grupos sociales que no habían sido
tenidos en cuenta en el Estado de Bienestar clásico fundamentado en las
relaciones de clase y el mercado de trabajo pero sin considerar otros
factores de desigualdad como el género o la etnia, ni otras dimensiones de
lucha política como el medio ambiente, el hábitat y los valores culturales.
Esta segunda alternativa es heredera de los movimientos urbanos
aparecidos en los años setenta, y su énfasis se sitúa fundamentalmente en
la crítica al burocratismo de los sindicatos, los partidos y los servicios de
bienestar en general. No se trata de una confrontación entre la política y el
mercado, sino de una lucha entre las crecientes formas burocratizadas y el
deseo de mantener relaciones más “humanas”. La sociedad civil, en este
caso, excluye a las grandes corporaciones privadas y acoge en su seno a las
empresas familiares pequeñas y a lo que ha venido a denominarse la
“economía social”. A esta sociedad civil de pequeñas organizaciones se le
asigna un rol destacado en la provisión de servicios de bienestar pero
también y, sobre todo, en la definición y seguimiento de las políticas
sociales. La cuestión, empero, es cuanto podrán aguantar estas
organizaciones civiles las presiones hacia la denostada burocratización una
vez se especialicen como entidades prestadoras de servicios financiadas
públicamente.
Más allá de esta sintonía, se han puesto en marcha programas de
reestructuración que, a grandes rasgos coinciden en otorgar un mayor
protagonismo a la sociedad civil, tanto en lo concerniente a una mayor
confianza en la lógica mercantil como en la participación ciudadana. Estas
reformas, han seguido caminos e intensidades diferentes según los países,
por lo que resulta pertinente analizar hasta qué punto significan la
plasmación de una doctrina neoliberal de abandono de responsabilidades
públicas, o bien un mayor protagonismo de la sociedad civil bajo la
regulación y tutela del Estado que mantiene sus responsabilidades y, si es
así, qué consecuencias tiene este mayor protagonismo sobre las relaciones
entre las administraciones públicas y la iniciativa social.
Una reestructuración del estado encaminada hacia procesos de
democratización en la línea de las propuestas de desarrollo local tiene que
partir de la tesis que todo proceso de emancipación de la sociedad civil con
respecto al estado supone el proceso análogo de politización de las
instituciones de la sociedad civil. Lo interesante es que una gran parte de
las organizaciones del denominado (tercer sector) se ubican en un ámbito
intermedio entre la demanda privada y los modos políticos no

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 92


Demos Participativa

institucionalizados. Ese lugar intermedio ha sido pasado por alto en los


análisis pero, al mismo tiempo, ha sido enmascarado bajo el concepto de
organizaciones de la sociedad civil. Esto ha sido el resultado de la
aceptación acrítica de algunos de los postulados de la Teoría liberal que
considera que toda acción reviste el carácter de pública o privada.
Casualmente, muchas de las demandas de estas organizaciones tienden a
politizar temas que no pueden ser incorporados sino con mucha dificultad
dentro del universo dicotómico de la teoría liberal ya que el tipo de
demandas que exigen no son estrictamente privadas (por que pueden
constituir una preocupación legítima para otros) pero tampoco son públicas
(debido a que no son reconocidas como objeto legítimo de las instituciones
o actores políticos relevantes) sin embargo, muchas de las acciones que
realizan poseen resultados desde el punto de vista colectivo (tanto de los
actores privados como de los políticos).
En este sentido pienso que la acción colectiva de estas
organizaciones pertenece a un ámbito de política ‘no-institucional’. La
diferenciación es importante, sobretodo si consideramos que dentro del
concepto de Organizaciones de la sociedad civil se incluyen organizaciones
que impulsan demandas de tipo privado (religiosas o económicas) y otras
que se orientan a la obtención de bienes o servicios de carácter colectivo.
Una clara definición de lo que comprendo por ‘asociacionismo ciudadano’
me obliga a plantear algunas cuestiones que clarifiquen el término. Los dos
elementos que diferencian al asociacionismo ciudadano del resto de
organizaciones de la sociedad civil y que abren la posibilidad a plantearlo
como una forma ‘alternativa a la política institucional’, son que la
organización posea medios de acción legítimos y fines que puedan hacerse
extensivos a toda la comunidad.
Muchas organizaciones de la sociedad civil que poseen una matriz
religiosa o confesional pueden realizar acciones sociales o políticas pero en
la medida que poseen relaciones orgánicas con instituciones religiosas; que
sus acciones son realizadas a través de parroquias o lugares de culto, etc.
queda claro que su población no es el colectivo en general sino que
depende de la creencia o fe particular (privada) de cada uno de los
participantes. Asimismo, al estar vinculadas a éstas instituciones públicas
sus demandas son reguladas por las creencias de éstas y, en el caso de las
confesiones religiosas el ‘dogma’ las acaba por transformar en excluyentes
con lo cual, no producen resultados colectivos sino que fijan posturas
institucionales independientemente de los participantes. Otro ejemplo son
los sindicatos u organizaciones de matriz económica ya que la objeción de
los bienes o servicios que producen no son colectivos sino que benefician a
sus asociados o miembros del sector.
Las organizaciones ciudadanas se caracterizan por el esfuerzo que
realizan para ser reconocidas (no por el sistema institucional sino por la
comunidad) como actores y por poseer objetivos que, de ser alcanzados,
tendrán efectos extensibles a toda la sociedad y no solo a los miembros del
propio grupo. Así, organizaciones ambientales, de derechos humanos, de la
mujer, la discapacidad, de desarrollo social, etc. son las que claramente
pertenecen al universo de esta definición. A diferencia del conjunto de
organizaciones que integran el tercer sector, aquellas que pertenecen a lo
que denominé asociacionismo ciudadano poseen un conjunto de valores que
las ubican de manera ‘autónoma’ frente a las instituciones publico/políticas
lo que implica cierto nivel de oposición al control, dependencia y regulación
estatal.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

En relación a las formas de accionar que poseen se puede decir que


no existe un principio orgánico de diferenciación interna dentro de las
organizaciones y que, generalmente la movilización de recursos se
encamina a hacer visible una determinada demanda por medio de
mecanismos poco convencionales. Tanto la dimensión de los ‘valores’ como
las ‘formas de acción’ generan serias dificultades para llevar adelante las
formas de negociación política que podríamos definir como tradicionales. Al
carecer de principios orgánicos de organización interna no poseen un
conjunto coherente de principios e interpretaciones ideológicas de los
cuáles podrían derivar un modelo deseable de sociedad a alcanzar ni tienen
capacidad para garantizar, por medio de la organización, un control efectivo
de sus miembros debido a que se movilizan en función de un factor
movilizador que es considerado de tal valor y tan universal que se torna
innegociable.
El tipo de incentivos que poseen estas organizaciones para sus
miembros es casi exclusivamente simbólico por lo que los procesos de
autoidentificación no dependen de códigos políticos ni socioeconómicos sino
que su universo esta codificado por los temas de interés de la asociación.
Aquí es donde el problema se materializa debido a que los miembros se
movilizan en función de una ‘ética de la convicción’ a la que se subsume
cualquier ‘ética de la responsabilidad’. Casualmente, es en función de esta
última que sobreviven nuestras actuales instituciones políticas.
En las propuestas de desarrollo local, éste ‘asociacionismo ciudadano’
ha de vérselas con un cúmulo de organizaciones del tercer sector que por
fuera de dicho espacio poseen canales de gestión de demanda y recursos
por lo que cuentan con capacidad de negociación en otros. Es decir que el
desarrollo de estructuras corporatistas de gestión nos permiten suponer que
las decisiones que puedan adoptar estos espacios siempre se encontrarán
condicionadas y hasta perderán influencia frente a los procedimientos
corporatistas por lo que queda en cuestión cuál es el valor real que poseen
éstos espacios de participación ciudadana en los resultados de las
decisiones.
Pero la participación se diluye y limita dentro de los mismos espacios
de participación por medio de una serie de mecanismos que vacían de
contenido a los principios de ‘igualdad política’ que, paradójicamente,
constituyen unos de los puntos de legitimación de la participación
ciudadana ya que las propuestas se apoyan casi exclusivamente en la
dimensión procedimental de la misma de la que no se deduce la posibilidad
de influir en el resultado de la decisión adoptada ya que ésta queda acotada
a otros ámbitos (partidos, parlamentos, grupos de interés locales, etc.). Es
decir que, dentro de los espacios todas las organizaciones cuentan con el
voto pero sólo unas pocas tienen el control sobre los factores que influyen
en los resultados de procedimiento (recursos de organización).
El pluralismo de bienestar como forma de gestión ‘no-política’ cumple
con una función política: evitar la erosión de la autoridad política por medio
de evitar exponerla al agregado de demandas. Al mismo tiempo atribuye
funciones ‘paraestatales’ a las organizaciones de la sociedad civil que, en la
medida que participan en la gestión de la política pública han de vérselas
con la propia erosión de la legitimidad adquirida frente a la sociedad cada
vez que no puedan procesar demandas agregadas territorialmente. Si bien
muchas de estas organizaciones ya desde el modelo tradicional de
bienestar poseían estas funciones paraestatales (tal como los sindicatos o la

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 94


Demos Participativa

iglesia, por ejemplo), a diferencia del asociacionismo ciudadano, estas


organizaciones poseen canales de participación en la elaboración de
políticas públicas y no sólo en la gestión por lo que siempre pueden
expresar su capacidad de influencia sobre los resultados sin afectar la
dimensión procedimental. Es decir sin producir aperturas democratizadoras
dentro de los propios procesos políticos.
CONSIDERACIONES FINALES
Todavía no hemos a un debate ideológico fundamentado que se
centre en saber: primero ¿cuál ha de ser el nivel de intervención necesario
del Estado nacional y los demás niveles sub-nacionales en una sociedad
cada vez más condicionada por la economía de mercado? Y, segundo,
¿cómo se está produciendo la legitimación del poder en una sociedad
sometida a unos cambios constantes, que afectan a la estructura política,
económica, social que ha fomentado la desigualdad en favor de la
eficiencia?.
Las transformaciones ocurridas durante los años 90 supusieron el
rechazo de la sociedad del bienestar y la supresión de las políticas sociales
nacionales y distributivas y el establecimiento, por el contrario, de una
estructura social fundamentada en el principio de rivalidad y competitividad
regional, frente a la tendencia igualitaria, promovida por el Estado del
bienestar.
En los países que, durante los años noventa, desarrollaron una
política de reformas han conseguido efectivamente una reactivación
económica más rápida pero a costa de la disminución de los sistemas de
protección social y el consiguiente aumento de las diferencias sociales; en
ese escenario, lo que se comenzó a vislumbrar fue el incremento de la
conflictividad por la dualidad social.
Sin embargo, más allá de cualquier pretensión
democratizadora, las reglas fundantes en que se basan los vínculos
entre el Estado y la sociedad no han variado, porque son las
mismas en que se funda el sistema capitalista como modo de
organización social; lo que probablemente ha cambiado durante los
90, son algunos de los actores, sus estrategias y los modos de
construir hegemonía.
Por ello, la agenda estatal se representa como un "espacio
problemático" ya que allí se expresan el conjunto de cuestiones no resueltas
que afectan a uno o más de sus sectores y que, por lo tanto, constituyen el
objeto de la acción del Estado, su dominio funcional. Las políticas que el
gobierno adopta son la toma de posición de sus representantes e
instituciones frente a las diversas opciones de resolución que esas
cuestiones vigentes admiten teórica, política o materialmente.
Así, la vigencia de esas cuestiones (trabajo, pobreza, exclusión, etc),
es decir, su presencia continuada en la agenda social revela la existencia de
tensiones sociales, de conflictos no resueltos y de actores movilizados en
torno a la búsqueda de soluciones que expresen sus particulares intereses y
valores.
De aquí se desprende la inherente conflictividad del proceso de
resolución de cuestiones sociales y de la agenda que las contiene. Por ello,
el rol del Estado en cada momento histórico es la expresión político-
ideológica de esa agenda vigente, es la decantación de las tomas de

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

posición predominantes y su consecuencia: la conformación de un aparato


institucional orientado a resolverlas en el sentido elegido poniendo en
juego, para ello, los diversos recursos de poder que en cada momento está
en condiciones de movilizar.
Estas cuestiones se sintetizaron en las fórmulas "Orden y Progreso";
luego "seguridad y desarrollo", "estabilidad y crecimiento", "gobernabilidad
y productividad”, "ajuste y revolución productiva". Sin embargo, en lo
relativo a la promoción del desarrollo, el preponderante papel cumplido por
el Estado como productor de bienes y servicios, como responsable principal
del avance científico y tecnológico, como regulador del mercado laboral,
como constructor de la infraestructura material de los países o, incluso,
como interventor en el comercio exterior, dió paso a un creciente abandono
de sus funciones reguladoras y empresarias, posición que ha tendido a
favorecer al gran capital privado, nacional y transnacional. Por último,
también las funciones relativas al bienestar (salud, educación, previsión
social, vivienda) han sido prácticamente abandonadas por el Estado
nacional en cuanto a su rol como productor directo de bienes y servicios en
estas áreas, las que han sido asumidas por los estados subnacionales, la
empresa privada y las ONGs.
En consecuencia, la agenda de cuestiones socialmente
problematizadas y el papel del Estado nacional en su resolución, han sufrido
un profundo cambio en términos cuantitativos y cualitativos. La división del
trabajo entre Estado y sociedad (es decir, quién gestiona qué) presupone
una relación antecedente y otra consecuente. La primera de ellas es,
simplemente, la particular relación de poder existente entre ambos. Es
evidente que la decisión de minimizar al Estado no respondió únicamente a
las exigencias técnicas de su crisis fiscal, sino especialmente a la nueva
correlación de fuerzas que se estableció entre los grupos económicos
altamente concentrados y los representantes estatales, en un marco de
creciente globalización de las relaciones económicas y políticas.
La relación consecuente se vinculó con la distribución del excedente
económico, a través de las vinculaciones fiscales existentes entre Estado y
sociedad. Si el Estado cedió parcelas de su dominio funcional a ciertos
gestores privados o a instancias subnacionales, renunció simultáneamente a
su pretensión de obtener de la sociedad los recursos que se requerirían para
mantener las respectivas funciones dentro del ámbito estatal. En otras
palabras, a una menor intervención correspondió una menor participación
en el excedente, tanto para sostener el funcionamiento del aparato
institucional del Estado nacional, como para cumplir una función
redistributiva a la que renunció de antemano por la simultánea vigencia de
una nueva concepción sobre las responsabilidades estatales y sociales en la
gestión de lo público en el contexto de una nueva correlación de fuerzas.
De este modo, una menor presencia del Estado Nacional en la gestión
de los asuntos sociales, unida a una menor capacidad de extracción y
asignación de recursos, tendieron a debilitar aún más su posición de poder
frente a los sectores económicamente dominantes de la sociedad.
Por este motivo, a partir de 1990, el Estado Nacional comenzó a
compartir con otros actores (empresas privadas, ONGs, gobiernos locales) la
responsabilidad de producir bienes o prestar servicios (como en las áreas de
transporte, educación, salud, empleo, etc.), entrando inclusive a veces en
situaciones de competencia y de superposición de programas.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 96


Demos Participativa

Es decir, si hasta mediados de 1980 las reformas del Estado fueron,


tradicionalmente, búsquedas de mayor eficiencia en la gestión de campos
de intervención estatal cuya legitimidad normalmente no se cuestionaba; la
principal diferencia de las reformas iniciadas en la segunda mitad de los
80's, respecto de las llevadas a cabo en el pasado, es que implicaron una
reversión del ciclo histórico de expansión permanente del aparato
institucional estatal ya que, por primera vez se planteó no sólo una mayor
eficiencia en la asignación del gasto público, sino una verdadera demolición
del Estado que se ha desprendido de la totalidad de las empresas
productoras de bienes o prestadoras de servicios. Sin embargo, la
privatización no se redujo a la simple venta o transferencia de empresas
públicas al sector privado. El fenómeno ha sido mucho más abarcativo y
alcanzó aspectos menos evidentes ya que ha sido un proceso sistémico
(Feigenbaum y Hening, 1994).
En este sentido, las privatizaciones trataron de: primero, disminuir las
expectativas de la sociedad en relación con las responsabilidades del
Estado; segundo, reducir el mantenimiento y apoyo de la infraestructura por
parte del sector público y tercero, transformar el mosaico de grupos de
interés para hacerlo menos proclive a apoyar el crecimiento del aparato del
Estado y, por esto, resultó en una expansión de la esfera de las actividades
consideradas personales y privadas y un achicamiento de la esfera de
actividades consideradas como áreas legítimas del dominio y la intervención
pública.
La privatización, de este modo, produjo la deslegitimación del sector
público, socavando también su poder relativo en el juego global de las
relaciones de fuerza. La política de privatizaciones apareció como un
mecanismo mediante el cual el Estado se auto-deslegitimó, erosionando su
autoridad y permitiendo que los estratos privilegiados extiendan su
hegemonía cultural. Fue, al mismo tiempo, una reestructuración irreversible
de los acuerdos institucionales de la sociedad (legales, políticos y
económicos), que desplazó la confianza pública hacia soluciones privadas u
orientadas al mercado. El efecto fue la reasignación institucional de las
responsabilidades y la reorientación de los procesos básicos de decisión
hacia el ámbito privado. Este "desplazamiento institucional" tuvo como
correlato una transferencia de los mecanismos de control social de la
burocracia y las estructuras políticas, a las fuerzas de mercado, menos
transparentes y responsables produciendo un "desplazamiento de poder".
Por ello, los procesos de privatización han tendido a engendrar
nuevos actores con peso político considerable (el movimiento de
desocupados), desplazando a otros que exhibieron importantes cuotas de
poder en el pasado (el movimiento sindical).
Esta situación se conjugó con los procesos de descentralización que
se aceleraron por la dinámica política de la democratización, y tendieron a
empeorar la crisis organizativa del sector público y condujeron a un peor
desempeño del sector público. Las decisiones improvisadas de
transferencia de servicios y las presiones políticas, sobrecargaron
repentinamente a los gobiernos locales y estatales con tareas para las que
no estaban capacitados o no podían asumir plenamente.
Sumados sus efectos a los de la privatización, la desregulación y la
tercerización de servicios, el tamaño de la dotación del Estado nacional se
ha reducido pero junto con ello, las burocracias subnacionales han visto

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

abultadas sus dotaciones a extremos que no se compadecen con el volumen


de los servicios transferidos. De todos modos, existen sectores en los que,
aún renunciando el Estado nacional a la producción directa de bienes y
servicios, deberá continuar ejerciendo una función reguladora. Por ejemplo,
la energía, el transporte, las telecomunicaciones o el sistema financiero
deben someterse siempre a alguna forma de regulación. La importancia
social de tales actividades, el interés público involucrado, la asimetría de
posiciones entre empresas y usuarios, la dificultad de crear un mercado
plenamente abierto y transparente, las limitaciones técnicas y otros factores
así lo exigen (Ariño Ortiz, 1995).
La prescripción democratizadora ha significado en el plano funcional,
un profundo cuestionamiento a la función que históricamente ha cumplido
el estado. La frontera que separaba los dominios funcionales del Estado y la
sociedad se ha corrido, disminuyendo los ámbitos aceptados de
intervención estatal. Desde su particular concepción ideológica, el discurso
conservador (y el progresista) justificaron este nuevo "tratado de límites" en
términos puramente funcionales: se trataba que "la sociedad" recupere la
iniciativa frente a un aparato estatal parasitario e ineficiente, asumiendo o
reasumiendo tareas que en su momento le fueran expropiadas por el Estado
intervencionista.
En esta perspectiva, los alcances de la relación entre Estado y
sociedad se redujeron a un problema de fijar nuevas reglas de juego entre
ambos, a partir de un análisis "técnico" centrado en la eficacia y eficiencia
relativas de uno u otra en la gestión social mientras que, los verdaderos
"derecho habientes" han sido los grupos económicos que, lejos de conducir
a una gestión más democrática de la cosa pública, han tendido hacia la
privatización de todos los espacios públicos.
La transformación del edificio del bienestar se expresa actualmente
en la dualización de la política social y, esta se apoya en la aceptación de la
existencia de ciudadanos de primera que acceden a los servicios vía
ingresos, y ciudadanos de segunda, que lo hacen por vía de la acción
pública.
Es la emergencia de la sociedad de riesgo (Beck) donde los principios
implícitos de justicia y solidaridad sobre los que descansaba el Estado ya no
tienen vigencia y donde el carácter distribuido y aleatorio de los riesgos
amparados por el Estado, derivados a su vez de las imperfecciones del
mercado, ha sido sustituido por un Estado permanente de precarización
cuya irreversibilidad resulta casi "natural". La exclusión social, el desempleo
crónico, la marginalidad extrema aparecen, así, bajo la luz de una
certidumbre fatalista que la ideología pretende legitimar en términos de
pura eficacia económica.
Es destacable que, en este contexto, a la debilitación del estado
nacional le haya seguido la propuesta de fortalecimiento de lo local en un
contexto que, tal como mostré, no existían capacidades administrativas ni
técnicas para coordinar y conciliar reivindicaciones conflictivas. El efecto de
la descentralización fue que las políticas públicas corren el riesgo de ser
anuladas si los actores del sector privado son capaces de utilizar canales
burocráticos alternativos para garantizarse excepciones. El propio Banco
Mundial (1992) advirtió el problema, especialmente con relación a los
servicios públicos: "El fenómeno de captura de los servicios y recursos
públicos por intereses especiales relativamente estrechos es un problema

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 98


Demos Participativa

siempre presente en todos los países. Está agravado por los monopolios y a
la vez por la capacidad limitada del público de demandar y monitorear el
buen funcionamiento, especialmente porque suele ser difícil monitorear los
beneficios de los servicios públicos. Estos factores vuelven especialmente
complejas y difíciles de llevar a cabo las mejoras en accountability pública".
En relación a esto, el pluralismo de bienestar, tiende a modificar las
relaciones de fuerza existentes ya que la gestión de numerosos servicios
públicos y programas sociales por parte de las organizaciones del tercer
sector ha tendido a que las organizaciones sociales tiendan a funcionar
como grupos corporativos.
Por ello, si bien muchas reformas se han visto facilitadas por la
existencia de grandes conglomerados económicos con intereses muy
diversificados que han incrementado la dificultad de otros sectores o grupos
para organizar una oposición eficaz a esas reformas y, en otros casos,
otrora poderosos actores pudieron ser neutralizados trocando su antiguo
peso institucional por compensaciones económicas no utilizables como
recurso en la arena política, el factor más decisivo fue el elevado desempleo
y la precarización laboral que acompañaron al ajuste, y que han debilitado
la capacidad de los trabajadores, desalentado a las huelgas y a la militancia
sindical. Al respecto, por ejemplo en Argentina, los subsidios por desempleo
y los programas sociales de amplia cobertura hicieron posible la
liberalización relativamente no conflictiva.
Si embargo, luego del 2001, aquella ideología -que vió al ajuste
económico, las privatizaciones y el mercado no sólo como instrumentos sino
como modelo de la buena sociedad- descubrió que no tenía su correlato en
un Estado pro-activo, con capacidad de iniciativa, ni de resolver las
contradicciones que planteaba el modelo: ahondamiento de la brecha social,
desempleo, corrupción, etc. Por lo que ahora son los propios organismos
financieros internacionales, que impulsaron el ajuste, los que "descubrieron"
la necesidad de consolidar la capacidad de gobernabilidad, que tiene a la
vez un componente de liderazgo, iniciativa y voluntad política sustentados
en la consolidación de una cultura y una institucionalidad democráticas, y
un componente de capacidad de gestión e implementación de las políticas
adoptadas.
En este contexto, es lógico que vuelva a surgir la cuestión del
fortalecimiento del Estado junto con la cuestión de la gobernabilidad debido
a que el desafío que enfrenta nuestra sociedad es crear un sistema de
gobernabilidad que promueva, soporte y sostenga el desarrollo social,
particularmente de los sectores más pobres y marginales. Pero la cuestión
de la gobernabilidad se relaciona directamente con la dinámica social y
económica aunque los problemas que la suscitan no provienen del "exceso
de democracia" (tesis conservadora) ni del peso excesivo de las demandas
sociales (tesis neofuncionalistas), sino de la ausencia de un pacto o
coalición política estable y no maximalista.
Es evidente que en la actualidad, no resultará tan sencillo adoptar la
postura "salvadora" y autocrática que caracterizó al proceso de reformas,
donde el Ejecutivo pudo obtener plenos poderes, aún bajo reglas
formalmente democráticas, para imponer transformaciones fundamentales
ya que el escenario institucional es muy diferente. Gobiernos locales
(Estados, provincias, municipios) y poderosos conglomerados empresarios
privados proveen la casi totalidad de los servicios públicos movilizando un

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

volumen de recursos muy superior al que el gobierno nacional emplea para


asignarlos a las áreas que todavía controla. En el caso Argentino, el control
descentralizado de la gestión agravó las disparidades interregionales y
tendió a regionalizar el conflicto por lo que la lucha política tiende a
producirse en ese ámbito (Del Valle, 2007: 141).
Tras las transformaciones ocurridas en los noventa se ha producido
una transformación en las formas de construcción de hegemonía dentro de
un nuevo escenario social fragmentado. En este escenario, la
participación ciudadana tendrá que plantearse dentro de un
programa más amplio que comprenda el problema que, a mi
entender, emergerá como característico de los próximos años: la
construcción de un orden social que sea el resultado de las nuevas
formas de conflicto, negociación e intercambio cuyo elemento más
sobresaliente es el no estar apoyadas en modelos de racionalidad
preconstituidos y que tienden a movilizarse en función de una ética
de la convicción que dificulta la negociación política basada en los
modelos de consenso preestablecidos.
El modelo de consenso (creación de hegemonía) se basaba en la
importancia económica de la producción industrial, y en la organización
centralizada entre el capital y el trabajo. La situación actual ha
experimentado unos cambios considerables. El nuevo contexto de
globalización económica ha contribuido a la ruptura de la idea de
solidaridad nacional sobre la que se fundamentaba el Estado de bienestar y
los acuerdos corporativos que se gestaban bajo el horizonte de la idea de
reparto y de solidaridad intergeneracional, que eran y son el fundamento de
los sistemas de seguridad social.
La situación de clase estaba unida a una experiencia y acción
concreta dentro de un área local (la fábrica o el lugar de trabajo), y en ella
se desarrollaba la solidaridad. El nuevo contexto ha contribuido a la
disminución de este sentido de solidaridad. Actualmente, el individuo se
relaciona con la estructura de clases, no como productor sino como
consumidor. El estilo de vida se ha convertido en indicador de la clase
social a la que se pertenece, al igual que en tiempos pasados fue la posición
dentro de la estructura socio-ocupacional. La inclusión o exclusión del
mercado laboral es lo determinante. La política de protección social ha
estado dirigida principalmente a riesgos que podían ser previstos y
calculables - vejez, enfermedad, invalidez, etc. -, o que van a producirse en
un futuro próximo (jubilación). Con la nueva situación mundial aparecen
riesgos cuyas repercusiones son imprevisibles para el bienestar -deterioro
ecológico, contaminación, presiones migratorias internas y externas,
desempleo, pobreza, marginalidad-.
Actualmente estamos asistiendo al agotamiento de los modelos de
construcción de consenso que imperan tanto en las estructuras políticas
como en los grupos de presión, por ello, es inviable que en el corto plazo y
de manera realista podamos esperar la aparición de un modelo de bienestar
que tenga como meta el control del ciclo económico y el reestablecimiento
del horizonte del empleo y los ingresos.
Quisiera poner de manifiesto que el actual sistema dual de bienestar,
tal como se ha estructurado, en momentos de recesión económica, tenderá
a transformarse en un elemento activo que bloqueará la doble función de
acumulación y legitimación del gobierno. En tanto no sea aceptado que el

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 100


Demos Participativa

‘pluralismo asociativo’ tiende hacia la politización de los ‘issues’ sociales


difícilmente sea tomado en consideración el problema de la diferencia entre
reivindicaciones y capacidad de control y dirección estatal de las mismas.
La participación ciudadana puede ser analizada como una innovación
dentro de los modelos de gestión de las políticas sociales pero sus
implicaciones normativas y políticas no han sido todavía suficientemente
analizadas. Lo que no puede escapar son las diversas orientaciones
ideológicas sobre el rol que ha desempeñar el gobierno, el mercado, la
sociedad civil y las demás instituciones del bienestar.
Por otra parte el modelo pluralista, en lo referido a la manutención de
una plataforma de derechos sociales similares a los del modelo anterior se
ha mostrado ineficaz. Se puede afirmar que se ha consolidado un sistema
dual de bienestar, por un lado tenemos un sub-sistema estratificado e
integrador que incorpora al trabajador que cotiza y, por otro lado otro que
combina políticas de ‘workfare’ junto con un armado inestable de mallas de
seguridad formadas por organizaciones territoriales y de base.
Los modelos de gestión participativa conviven con el modelo
corporativo tradicional pero a diferencia de aquel, se orientan claramente
hacia el barrio/territorio o una demanda concreta. Asimismo, la
participación de las organizaciones sociales en la ejecución de los
programas no ha devenido en un incremento de la democratización de las
relaciones sociales, por el contrario “…el deterioro de las instituciones
sociales por falta de presupuesto, el aumento de las demanda social por
parte de sectores expulsados del mercado laboral y la fragmentación de las
prestaciones como resultado del nuevo modelo, se combinaron de manera
negativa generando entre otros problemas mayor clientelismo y un efecto
homogeneizador “hacia abajo” de los estándares de bienestar socialmente
aceptados…” (Clemente, 2004: 13).
En relación a esto se puede decir que la participación ciudadana no
ha logrado influir en el aumento del gasto social que entre 1995 y 2005 se
mantuvo constante mientras que la pobreza creció del 13 % a más del 30 %
durante el mismo período. Apartando la dimensión corporativa del modelo
de bienestar, si nos centramos en las áreas ‘sensibles’ considero que son
dos los conjuntos de problemas a debatir en el corto plazo.
En la actualidad, la actividad gubernamental no posee capacidad
suficiente para llegar a todas las áreas comunitarias por lo que considero
necesaria una reestructuración del modelo de gestión política donde han de
incluirse en el debate dos dimensiones asociadas al modelo pluralista: la
descentralización y la participación.
La reformulación de la ingeniería institucional ha de partir del
supuesto que las organizaciones sociales no pueden ser limitadas a agentes
de gestión de las políticas ni de las reivindicaciones sociales sino que tarde
o temprano habrán de preocuparse por la racionalidad económica. Pero
tampoco puede cargarse a éstas organizaciones con responsabilidades
económicas y políticas que, por otra parte, jamás le han sido otorgadas y
contentarlas con ocupar un lugar de integración social.
En términos normativos, la construcción de hegemonía de los
sistemas democrático liberales dan la unidad de responsabilidad social
directa y de responsabilidad económica indirecta en la acción social al
sistema político y al gobierno. Si reconocemos las falencias que presenta el

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

sistema representativo parlamentario me parece una tarea útil pensar


cuáles han de ser las condiciones que faciliten la creación de mecanismos
que tiendan a la elaboración de un modelo democrático ‘mixto’ donde la
representación y la legitimidad social puedan coexistir.
Esto implica la elaboración de un proyecto de ingeniería
constitucional que torne compatible los valores de igualdad, libertad y
autogobierno sobre los que se sostienen las propuestas de participación
ciudadana. La politización de la sociedad civil, más allá de los
corporativismos, ha dado lugar a formas inéditas de autogobierno en las
que se demanda por la calidad de vida, la descentralización y la
participación comunitaria en la toma de decisiones, por este motivo las
formas de demanda de las organizaciones de la sociedad civil tienden a
entrar en conflicto con los canales políticos que no las pueden contener
generando la sensación de “ingobernabilidad”.
En un escenario donde aparecen como variables el estado, el
mercado y las organizaciones sociales no podemos suponer que las
soluciones llegarán por medio de planificaciones basadas en esquemas
simplificados donde la multifactorialidad sea resuelta por medio de
privilegiar una sola variable. La relación entre ciudadanía y bienestar, entre
democracia y gobernabilidad, entre participación y orden público en
contextos fragmentados no podrá ser resuelta en función de principios de
homogeneidad apoyados en el supuesto de la existencia de sujetos
preconstituidos o que se pueden constituir por medio de saberes
‘preexistentes’.
El desafío político y ciudadano que tendremos que enfrentar es que
en las condiciones actuales no es posible que el estado pueda organizar una
unidad en base a algún principio de racionalidad prefigurado sino que el
problema es ordenar diferencias. En otras palabras el desafío del bienestar
no se plantea como la construcción política de una mayoría sino como el
ordenamiento de diversas minorías.
En contextos fragmentados no existen decisiones ‘óptimas’ ya que no
existen sujetos racionales con capacidad de tomar decisiones sino que
tenemos una pluralidad de sujetos que actúan conflictivamente y que,
frente al modelo de racionalidad ‘a priori’ del sistema, articulan una
racionalidad ‘a posteriori’. La democracia actual se presenta como un
pluralismo conflictivo que, en contraste con el ‘pluralismo corporativo’
marca la tensión y la lucha distributiva entre los sectores de la sociedad que
no acceden al bienestar ni por la vía el mercado y por la del orden político
establecido.
El avance de los derechos sociales y la gestión participativa, apoyado
sobre el supuesto de la conflictividad social solo será posible a condición de
la elaboración de ‘pactos’ que se basen en el compromiso de autolimitación
de los actores. Es fundamental que los actores se comprometan a que los
enfrentamientos se produzcan bajos reglas de diálogo de tal modo que la
gestión social se pueda mantener en el terreno de la política y avanzar
desde la gestión hacia la formulación y procesamiento. De otro modo, no
pretendamos cubrir bajo el argumento de la ‘innovación democratizadora’
ya que toda ‘innovación’ presupone modificaciones institucionales dentro
del sistema de representación y no, simplemente una estricta adhesión a las
normas establecidas.
BIBLIOGRAFÍA:

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 102


Demos Participativa

ARIÑO ORTIZ, Gaspar (1995) Teoría y práctica de la regulación para la


competencia (Hacia un nuevo concepto de servicio público). Mimeo,
ponencia presentada al Seminario sobre "Regulación de los Servicios
Públicos Privatizados", Buenos Aires, Universidad de Belgrano, 5 al 7 de
septiembre.
AUSTIN, D.M. AND HASENFELD, Y.(1985) A Prefatory Essay on the
Future Administration of Human Services, The Journal of Applied
Behavioral Science 21, 351-364.
BRESSER PEREIRA, L.C. (1997) Reforma del Estado en los años 90:
Lógica y Mecanismos de Control, Círculo de Montevideo, Barcelona.
CLEMENTE, Adriana.: (2004), Descentralización y desarrollo en
América latina. Las contradicciones de una ecuación incompleta,
Documento IIED-AL, Buenos Aires, mimeo.
DEL VALLE, Alejandro (2008), Pluralismo de Bienestary Estructuración
política d ela demanda social, en Revista Aposta, Vol 9, Nro. 38, Julio-
Agosto-Setiembre, Aposta Ed, Madrid.
DEL VALLE, Alejandro (2007), Estado, Ciudadanía y Bienestar: del
estado benefactor al pluralismo de Bienestar, elaleph- UNMDP,
Buenos Aires.
DEL VALLE, Alejandro (2004), Pluralismo de bienestar y gestión pública
en Derechos Sociales, Ciudadanía y Bienestar, UNMDP, Buenos Aires.
FEIGENBAUM, Harvey and HENING, Jeffrey. (1994) The political
underpinnings of privatization. A tipology. En World Politics. Vol. 46, Nº
2. Baltimore, enero.
HAYEK, Friedrich (1982), Derecho, Legislación y Libertad: el orden
político en una sociedad libre, Unión Editorial S.A., Madrid Vol. 3.
HAYEK, Friedrich (1981), Los Fundamentos Éticos de una Sociedad
Libre, Exposición en el Ciclo de Conferencias sobre Fundamentos de un
Sistema Social Libre, organizado por el Centro de Estudios Públicos,
Santiago de Chile, abril.
JOHNSON, Norman (1990), El Estado de Bienestar en transición. La
teoría y la práctica del pluralismo del bienestar, Ministerio de Trabajo
y Seguridad Social, Madrid.
KRAMER, R. AND GROSSMAN, B. (1987) Contracting for Social Services:
Process Management and Resource Dependencies, Social Service
Review 61, 32-55.
LE GRAND, J.(1991) Quasi-markets and social policy, Economic
Journal 101, 1256-67.
MENDOZA, X.(1995) Las transformaciones del sector público en las
democracias avanzadas: del Estado del bienestar al Estado
relacional, Universidad Internacional Menéndez y Pelayo,
Santander
SALAMON, L. (1981) Rethinking Public Management: Third-Party
Government and the Changing Forms of Government Action, Public
Policy 29, 255-275.
SMITH, S. AND LIPSKY, M.(1993) Nonprofits for Hire. The Welfare State
in the Age of Contracting, Massachusetts: Harvard University Press,
Cambridge
WOLCH, J. (1990) The Shadow State: Government and Voluntary
Sector in Transition, NY: The Foundation Center, New York.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 104


Demos Participativa

Artículos sobre América Latina

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 106


Demos Participativa

Revolución y contra revolución en Bolivia


Rodrigo Borges*

Hoy como nunca Bolivia esta en la mira de todos los que militan en la
izquierda en el mundo, tanta es la expectativa y las esperanzas que
despierta este proceso de cambio social. Pero el movimiento democrático
que puso en el gobierno al primer presidente indígena de Bolivia no surgió
como decía Marx como un rayo en un día sereno; Su aparición es el
emergente de luchas sociales llevadas a cabo por diversos movimientos
sociales opositores a las políticas neoliberales.
El neoliberalismo se impone en Bolivia con la derrota política del
movimiento obrero en la que se llamo “La marcha por la vida” (año 1986)
que fue una protesta de los mineros contra el desmantelamiento de la
Corporación Minera de Bolivia. Esta derrota es un punto de quiebre que
marca el fin de la hegemonía que había construido el movimiento obrero
desde la revolución de 1952, se desmorona el movimiento y comienza la
ofensiva de la Derecha. Hay a partir de aquí un corrimiento del sujeto
revolucionario de una centralidad obrera y nacional a una emergencia de un
sujeto plural vinculado a los movimientos sociales y que tiene como actor
principal al movimiento indígena y que hace de la autonomía su principal
bandera.
Este desplazamiento producto de la derrota del movimiento obrero va
produciendo varias luchas sociales de carácter defensivo por parte de la
mayoría de la población excluida por las políticas neoliberales.
Estas luchas populares son conocidas con el nombre bélico de
“guerras”. La guerra por el agua que se dio en Cochabamba en el año 2000
que fue un movimiento en contra de la privatización de la compañía estatal
de agua; la guerra por la coca en el año 2003 que fue un movimiento de los
campesinos indígenas del Chapare que defendían su tradición ancestral del
cultivo de la coca; la guerra contra el impuesto a los salarios que fue una
insurrección urbana en La Paz; la guerra del gas que reclamaba por la
nacionalización de los recursos minerales del país. Todas estas luchas
sociales de carácter defensivo tenían como núcleo aglutinador la oposición a
el modelo neoliberal. Sus participantes eran diversos, abarcaban desde una
mayoría indígena tanto urbana como rural, a sectores del movimiento
obrero que sufrieron una modificación sustancial de su condición estructural
que afectaron su identidad y su composición política y cultural; hasta
sectores de la clase media pauperizados.
En el año 2002 surge la figura política de Evo Morales el primer
Aymara candidato a presidente de la republica que llega a ballotage contra
Sánchez de Losada quien es electo presidente por la asamblea legislativa.
Esta elección se da mediante el sistema de “democracia pactada” que
implica que cuando ningún candidato saca la mayoría de los votos la
asamblea legislativa elige entre los dos candidatos más votados.
El origen de la militancia de Evo es su participación de la Central
Obrera Boliviana (COB) en los 90 desde donde se producirá una
convergencia con los dirigentes de los sindicatos cocaleros, sectores
intelectuales cuyo máximo exponente es Álvaro García Linera y

*
Licenciado en Ciencia Política UBA. Revisor de Cuentas. Asociación Civil Mariano Moreno.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

movimientos sociales. De esta confluencia de actores diversos se produce la


creación del MAS (Movimiento al Socialismo)
Las reiteradas insurrecciones populares y la falta de respuesta de las
clases dominantes bolivianas llevaron a la toma indígena de La Paz que
produjo la caída del gobierno de Sánchez de Losada en Octubre del 2003 en
un proceso que Adolfo Gilly denomina la primera revolución del siglo XXI en
América Latina.
A partir de la insurrección popular que derriba a las políticas
neoliberales y a su máximo exponente el presidente Sánchez de Losada se
produce un cambio en el imaginario de las clases populares, un
desplazamiento en el mito de “la revolución proletaria” a la insurrección
popular indígena. Este mito que estaba latente en la conciencia de las
mayorías indígenas, supone una recuperación de la memoria histórica de las
rebeliones de 1780 y 1781 de Tupaj Amaru y Tupaj Katary.
A partir de este cambio de la conciencia popular se produce un
proceso que Silvia Rivera Cusicanqui describe como una síntesis entre la
memoria larga (prehispánica y ligada a las insurrecciones indígenas) y la
memoria corta (ligada a la revolución de 1952)
Este cambio en el imaginario popular es parte de la fortaleza que
adquieren los movimientos sociales donde los obreros pasan a ser un actor
mas de un vasto frente antineoliberal, este se mantiene en base a acuerdos
mínimos acerca de las políticas de reforma radical que llevara a cabo el MAS
en caso de llegar al gobierno, la principal política es una amplia
nacionalización de los recursos naturales y el reconocimiento de las
nacionalidades indígenas presentes en Bolivia que fueron sistemáticamente
ignoradas por todos los gobiernos.
Esta larga acumulación de derrotas en el ámbito de lo político y de
acumulación de fuerza social culminara en la elección de 2005 donde Evo
Morales se convierte en el primer presidente de origen Aymara que gana las
elecciones. Esta victoria además tiene algunos condimentos que la hacen
más extraordinaria ya que gana en primera vuelta con más del 50% de los
votos.
Las primeras medidas del nuevo gobierno tienen que ver con la
nacionalización de los recursos naturales y la renegociación de los contratos
con las empresas petroleras. Esto produce fricciones con estados unidos y
con Europa que eran esperables, pero también con Brasil que sale a
defender a Petrobras. Esto se produce en la esfera de la economía.
En el ámbito político el gobierno de Evo convoca a un referéndum
para reformar la constitución y poder dar carta de ciudadanía a las
nacionalidades indígenas. El objetivo es lograr un país multicultural en
donde además del español estén presentes en el estado las lenguas de los
pueblos originarios, como el quechua, el aymara, el guarany, esto implica
un cambio no solo a nivel político sino también una transformación social y
cultural.
La correlación entre las promesas electorales y los actos de gobierno
se producen como pocas veces se ha dado en América Latina, se puede
hablar de una autentica revolución democrática.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 108


Demos Participativa

El gobierno llama a su proyecto global de nación con el ambicioso


nombre de “capitalismo andino” según el concepto ideado por el
vicepresidente Alvaro Linera.
Por supuesto que estas reformas radicales tienen que enfrentar
poderosas adversidades. Por un lado la multiplicidad de orígenes y actores
que conforman los movimientos sociales que sostienen al gobierno le dan
como ya dijimos su más importante apoyo, pero también son foco de
innumerables conflictos. Sobre todo la discusión acerca del rol del estado y
la interacción de estos mismos movimientos con este y con la política. Esta
discusión se da para decirlo en los términos de Emir Sader en la disyuntiva
de estos movimientos de mantener la autonomía como preferencia por
sobre cualquier valor o el desafío de poder generar una nueva hegemonía
Pos-neoliberal donde el papel del estado es central.
Por el otro lado además de las contradicciones internas el gobierno
debe enfrentar una oposición de derecha con una radicalidad pocas veces
vista en América Latina. Integrada en su mayoría por los sectores
directamente afectados por las reformas democráticas del gobierno de Evo,
estos sectores intentan desestabilizar el gobierno desde los medios de
comunicación y sectores financieros de la era neoliberal.
Al no poseer una influencia de carácter nacional y siendo fuertes en la
región de la medialuna integrada por los ricos departamentos de Tarija,
Pando, Beni y Santa Cruz de la Sierra, estos sectores proponen
desnaturalizando las banderas de las autonomías locales una política
separatista del gobierno nacional.
Esta avanzada de las fuerzas de la derecha política, social,
económica y cultural tiene un nivel de agresividad de quien se sabe
imposibilitado de dar un giro a la relación de fuerzas sociales y políticas
existente en Bolivia.
Se produce un fenómeno que el vicepresidente García Linera
denomina con el nombre de “empate catastrófico” donde ni la derecha
separatista se puede imponer al gobierno, ni este puede derrotar
políticamente a estos grupos de poder.
Esta derecha separatista tiene mas allá de su objetivo inmediato que
es la oposición al gobierno de Evo Morales al que califican de “populista”
muchas contradicciones, pero son parte de un fenómeno global que se
denomina la “nueva derecha”, a nivel internacional su mayores exponentes
son Silvio Berlusconi y el Partido Popular de España liderado por Aznar.
En Europa el historiador marxista Luciano Canfora la llama la “nueva
derecha post-antifascista”, utilizando el concepto y trasladándolo a la
realidad de América Latina podríamos decir que aquí se trata de una “nueva
derecha post-antipopulista”. Algo de eso se puede ver en Venezuela, en
Ecuador y en ese movimiento tan particular en Argentina que constituye la
protesta de los sectores del “campo”
Esta nueva derecha se fundamenta en una concepción de democracia
para las elites pero tiene la capacidad de movilizar a importantes sectores
de la clase media. Uno de sus temas preferidos es el de la inseguridad
urbana, pero también pueden hacer causa contra el aborto, la lucha contra
los inmigrantes ilegales, la defensa de las “instituciones” contra los avances
populistas, o la defensa de los regionalismos.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

La avanzada de esta derecha obligo a que durante el 2008 se


reuniera de emergencia el consejo de la OEA para mediar entre los
prefectos (gobernadores) separatistas y el gobierno de Evo Morales. Gracias
a esta intervención se pudo sostener al gobierno contra una clara maniobra
de desestabilización por parte de esta derecha.
El gobierno no solo pudo superar esta grave crisis lo hizo además sin
necesidad de retroceder en ninguna de las políticas publicas reformistas
que esta llevando a cabo, esto representa un caso excepcional ya que todos
los gobiernos populares que se enfrentaron a crisis parecidas tuvieron que
retroceder en sus programas de gobierno.
Si embargo no es un camino de rosas el que tiene por delante el
gobierno de Evo, la situación de empate catastrófico se mantiene y si bien
la derecha se vio obligada a retroceder en gran parte por la presión de los
países de la región liderados por Brasil que manifestaron que van a
mantener su apoyo al gobierno electo por las mayorías populares no solo no
desistió de sus objetivos, sino que da la impresión que se ha llamado a
cuarteles de invierno para poder intervenir en otra situación propicia con no
menos radicalidad y ferocidad que la producida en la ultima crisis.
El gobierno de Evo no solamente representa la forma más avanzada
de democracia política y social de la región que es impulsada por un partido
como el MAS que es mucho más que simplemente otra forma de populismo
como dicen aquellos que creen poder así desacreditarlo.
Del desarrollo y del triunfo del proyecto del MAS depende no solo el
destino de Bolivia, es además el proyecto más radical de reforma social en
América Latina y de su suerte están pendientes todos aquellos que desean
poder llevar a cabo reformas sociales y políticas. Su derrota seria no solo
una catástrofe para Bolivia sino también para los que creen que pueden
llevarse a cabo verdaderos cambio y no solamente reformas de maquillaje
que nada cambian y que terminan profundizando la derrota en la que se
encuentran muchos sectores sociales de América Latina.

Bibliografía

• Canfora Luciano, La democracia de las elites, Corriere de la Sera, 22


de agosto de 2006

• Gilly Adolfo, Bolivia una revolución del siglo XXI, Reconquista Popular,
16 de marzo de 2006

• Gilly Adolfo, La violenta, prolongada, clara revolución Boliviana, La


Jornada, 24 de diciembre de 2005

• Rada Andrés Soliz, Proceso constituyente en Bolivia:


¿Multiculturalismo o Republicanismo?, Página 12, 15 de octubre de
2007

• Sader Emir, ¿autonomia o hegemonia?, Carta Maior, 7 de julio de


2008

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 110


Demos Participativa

• Sader Emir, Bolivia el racismo separatista, www.sinpermiso.info, 4 de


mayo de 2008

• Stefanoni Pablo, Entrevista a Alvaro Garcia Linera, vicepresidente de


Bolivia, Página 12, 8 de julio de 2006

• Stefanoni Pablo, Bolivia: avanza el separatismo cruceño, Clarín, 16


mayo 2008

• Stefanoni Pablo, Masacre de campesinos en Bolivia: "Los mataban


como a chanchos", Clarín, 21 septiembre 2008

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

El constitucionalismo socialista: Bolivia y Venezuela


Federico Dalponte*

Latinoamérica se presenta ante los ojos de la historia como un todo,


como una conjunción de partículas fragmentadas por caprichos y
desavenencias impropias; se presenta entera frente a las tradiciones
comunes y los sueños entrelazados de hombres y mujeres que responden a
un mismo pasado, construyen el mismo presente y proyectan el mismo
futuro, desde el inicio de las primeras revoluciones emancipadoras a
principios del siglo XIX hasta la oleada de reformas constitucionales que
permitieron la modernización jurídica y la consolidación del sistema
democrático, pasando del mismo modo por las guerras civiles y los ciclos
dictatoriales que con frecuencia regaron de sangre estas tierras.
El último período reformista de finales del siglo XX, en pleno desarrollo
del vergonzante neoliberalismo económico de tendencia mundial, tiene sus
máximos exponentes en los casos de México (reformada en 1998), Panamá
(1994), Nicaragua (1997), Paraguay (1994), Ecuador (1998), Colombia
(1991, modificada en 1997), Perú (1993), Brasil (1998, modificada en 2000)
y Argentina (1994). Los casos de Bolivia (reformada en 1994) y Venezuela
(1999) constituyen una atipicidad palmaria en la región afirmada sobre los
innovadores procesos que atraviesan en la actualidad y que poco se
vinculan con las reformas de la década pasada; quizás el proyecto de
revolución constitucional rechazado hasta ahora por referéndum en
Venezuela en 2007 y la evolución de la carta magna boliviana en 2009 sean
sólo el principio de una nueva ola de reformismo en Latinoamérica, una
nueva ola de reformismo socialista que, por ser tal, no pretende de
momento detenerse.
El proceso de constitucionalismo originario en la otrora América
colonial tiene lugar en pleno siglo XIX y, pese a haber sido un paso decisivo
para la institucionalización de los Estados y una demostración clara de
civilidad, ha servido principalmente como afianzamiento irrebatible de la
independencia conquistada. En este proceso inicial en Latinoamérica, en el
que sin dudas se ve reflejada la experiencia estadounidense, se observa en
su máxima amplitud una constante obsesión por remarcar los alcances de la
parte orgánica, es decir, el establecimiento de un texto único y rígido en el
que se declare la forma republicana y representativa del incipiente Estado,
con un sistema presidencialista a pesar de la evidente limitación del
sufragio libre, dejando de lado excepciones, vale destacarlo, como las
monarquías mexicana y brasileña, o los peculiares procesos
independentistas de Puerto Rico y Cuba.
La necesidad y la trascendencia de este proceso que hace a la historia
jurídica de los países nada tienen que ver con las conquistas sociales del
siglo siguiente, sino que es fruto de la preocupación y la insistencia de los
sectores oligárquicos y de, por supuesto, los intelectuales vanguardistas de
la época. Allí encuentra su lógica explicación el hecho de que hayan sido
consagradas la isonomía o igualdad ante la ley, el liberalismo económico y
el sostenimiento del culto católico, a lo que debe agregarse la nómina de
derechos civiles y políticos que aseguran al hombre las condiciones o
prerrogativas mínimas con que ha de poder desenvolverse en la vida social.
Aquellos tiempos de galeras exuberantes y oligarquías promiscuas morirán,
anacrónicos, antes de ver, en décadas ulteriores, la aparición de los
derechos sociales, comúnmente llamados de segunda generación.

*
Estudiante de Derecho – UBA

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 112


Demos Participativa

Tras lo dicho, sin lugar a dudas el avance más claro hacia la


reivindicación de las históricas banderas socialistas y laboristas a través de
la vía constitucional se logró mayoritariamente hacia mediados del siglo XX,
con nítidos ejemplos como los de Argentina, Bolivia, Chile, Uruguay, Brasil,
Paraguay, Bolivia, Perú, Colombia, Venezuela, República Dominicana y
Nicaragua. Aunque, sin lugar a dudas, el modelo a seguir ha sido la
constitución social de México (1917) que, pese a sus numerosas
modificaciones, es la más antigua de América Latina y, junto con la
constitución alemana de 1919 (República de Weimar), la de mayor
relevancia para la historia del mundo. Es decir que, en definitiva, el
constitucionalismo social fue el más hermoso fruto de aquel duro parto que
significó la revolución mexicana, que mantuvo en pie de lucha al pueblo de
Emiliano Zapata y Pancho Villa durante el segundo decenio del pasado siglo.
Existe en el período mencionado y en la mayoría de los casos
señalados un evidente progreso desde la óptima laborista que, sin embargo,
no logra traspasar la enigmática muralla del formalismo, dejando pues en
letra muerta, en un mero garantismo, en un simbolismo anémico, las
múltiples conquistas sociales que hacían presumir un futuro venturoso. Un
futuro que, a la luz de los simultáneos golpes militares en la década del ´70
y el modelo neoliberal que sucumbió la dignidad de los trabajadores, no fue
para nada provechoso. El destacado catedrático y experto en derecho
laboral, Dr. Mario Ackerman, habla de la función anestésica de las normas
constitucionales que no constituyen más que una mera declaración de
buenas intenciones, señalando el esclarecedor ejemplo de la Constitución
paraguaya, que en su artículo 1º establece que “la República de Paraguay…
se constituye en un Estado social de derecho”. Un concepto que claramente
evidencia un vacío de contenido operativo.
No sería en vano mencionar, máxime si de derecho constitucional se
pretende hablar, la sustancial diferencia que existe entre una norma
operativa y una norma programática, que es, en definitiva, un buen lugar
desde el que se puede analizar el real alcance de una conquista social. La
operatividad de una norma está dada por la necesidad o no que ella tiene
de ser reglamentada para obtener un funcionamiento pleno. De nada sirve,
como puede verse a diario, que se garantice en el articulado de la carta
magna el derecho a una vivienda digna si no queda expreso el mecanismo
exacto a través del cual pueda hacerse efectivo ese derecho. Por
decantación este tipo de normas carentes de practicidad son conocidas con
el nombre de programáticas. Las normas operativas son autoaplicativas, las
programáticas no. Vale decir, entonces, que si algo ha caracterizado al
proceso de constitucionalismo social a mediados del siglo pasado es la
escasa operatividad de las normas incluidas.
Sin embargo el constitucionalismo social ha dado importantes pasos sin
los cuales sería imposible plantear hoy la posibilidad de un nuevo avance
regional hacia el constitucionalismo socialista. La sublevación normativa
que significó la introducción de derechos sociales en ordenamientos
jurídicos tradicionalmente liberales se observa claramente desde el ingreso
de principios generales del laborismo como el reconocimiento de la
existencia del derecho al trabajo, en el caso de Argentina (artículo 14 bis),
Uruguay (artículo 53), Colombia (artículo 25), Perú (artículo 22), Chile
(artículo 19, inciso 16) y Brasil (artículos 5 y 13), entre otros.
Como es fácil presumir, los avances no sólo se detuvieron en la
distinción de los principios básicos -a los cuales se podrían agregar el
principio de igualdad de oportunidades, la irrenunciabilidad, la

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

interpretación pro operario y demás- sino que han sido consagrados


numerosos derechos individuales y colectivos, aunque siempre con la
misma fatalidad jurídica de verse rehenes de las posteriores
reglamentaciones que, en muchos casos, nunca terminaron de llegar. De
esta oleada laborista también datan institutos como la jornada ordinaria de
ocho horas diarias, el descanso semanal y anual remunerado, la protección
contra el despido sin justa causa, el salario mínimo, vital y móvil, la
prohibición del embargo, compensación o descuento del salario mínimo, el
pago del salario en moneda de curso legal, la participación en las ganancias
de las empresas, la retribución del trabajo nocturno superior al diurno, el
adicional por jornada extraordinaria, la prohibición de trabajar más de tres
horas extras por día, la prohibición del trabajo nocturno, peligroso o
insalubre para los menos de 18 años, la participación en el control de la
producción y la colaboración en la dirección de las empresas, la
organización sindical libre y democrática, el derecho a huelga, la
negociación colectiva, etcétera.
Pocas dudas pueden caber hoy sobre la posibilidad que se abre en
Latinoamérica para ponerse a la vanguardia, como sucedió con el
constitucionalismo social mexicano, de una nueva ola reformista que
implique efectivizar los medios que procuren alcanzar la equidad y la
justicia sobre el gran acuerdo que presume toda carta magna. Quizás sea
éste el momento histórico preciso en que un quiebre de una grandeza
equiparable sólo con los más puros anhelos de hombres como Salvador
Allende pueda llevarse a cabo de una vez y para siempre. No son estos los
tiempos de las grandes reformas impuestas por grupos armados, sino de las
grandes reformas consensuadas en repúblicas democráticas, con acuerdos
sociales de envergadura nacional que pretenden simplemente asegurarle a
las generaciones venideras las instituciones necesarias para consolidar una
vida plena, con oportunidades iguales para todos y con la justicia social
como pilar fundamental.
Este proceso cuenta hoy con dos exponentes substanciales que, por
ser tales, son hoy receptores de críticas que por malintencionadas
obnubilan el fundamental principio de autodeterminación de los pueblos.
Los bolivianos y los venezolanos decidirán, entonces, su futuro conforme a
sus propios intereses y darán sus constituciones testimonio del profundo
proceso de transformación que atraviesan los pueblos libres de
Latinoamérica.
Esta historia, que es también la historia de la vanguardia, se inicia -al
menos en este análisis- en el año 2007 cuando el Presidente de la hermana
República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, sometió a referéndum un
revolucionario proyecto que implicaba la reforma general del Estado y un
avance hacia el socialismo a través de un gran acuerdo nacional. El
proyecto en cuestión, que fuera objeto de feroces críticas por parte de la
prensa internacional, quedó a un punto porcentual de su aprobación. La
historia la escriben los pueblos. No fue aquella la oportunidad para que el
proyecto socialista hiciera pie en la sociedad venezolana, aunque no es
menos cierto que el modelo de Estado propuesto merece la mayor de las
atenciones, máxime si se lo entiende como antecedente inmediato a la
exitosa reforma boliviana y, por supuesto, de las que podrán venir en el
futuro.
Existen dos aspectos fundamentales por los cuales el mencionado
apelativo de exitosa no es una exageración respecto a la reforma
constitucional llevada a cabo por el Presidente Evo Morales en Bolivia,

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 114


Demos Participativa

dejando de lado, claro está, que el éxito aludido se presenta entero y sin
fisuras con sólo mencionar la abrumadora mayoría que respaldó al proyecto
en el referéndum convocado a tal efecto. Decíamos, pues, que existen dos
aspectos que deben destacarse: el primero es el profundo sentido de
reivindicación histórica que resulta de las normas pro indigenistas
introducidas al texto constitucional, y el segundo es la enorme carga de
derechos de primera, segunda y tercera generación que confluyen en una
verdadera garantía para el desarrollo de la vida en sociedad.
La historia de Bolivia es la misma historia que, con matices propios, se
repite en cada país de Latinoamérica. Esta región fue tradicionalmente
ocupada por habitantes que subsistían en su gran mayoría gracias al cultivo
de la papa, el algodón, el maíz, y de, fundamentalmente, la coca como
principal fuente de riquezas; aunque bien es cierto que la historia
económica de Bolivia jamás podría ser entendida sin comprender el alcance
de la tragedia de Potosí como símbolo de un pasado de riqueza saqueada y
un presente de miseria ineludible. Los hombres y mujeres de Bolivia que
con sus manos sostienen a una economía boliviana víctima forzosa del
saqueo colonial capitalista y de la división internacional del trabajo -que, al
decir de Eduardo Galeano, consiste simplemente en que unos países se
especializan en ganar y otros en perder- son en un 57% de origen quechua
y aymará, mientras que un 25% son fruto del mestizaje y en escasa minoría
se encuentran los habitantes de origen europeo, arrojando como
esclarecedor dato un total de casi treinta y cinco grupos étnicos lingüísticos
distintos conviviendo sobre los mismos 1.100.000 km² de tierra boliviana.
En tal sentido ha de comprenderse que las reivindicaciones
indigenistas que se integran en el nuevo texto legal no constituyen una
casualidad y que, si bien es cierto que hoy las constituciones
latinoamericanas contemplan desde el reconocimiento expreso de los
derechos de los pueblos originarios sobre ciertas tierras hasta la adopción
de las lenguas nativas como oficiales, la realidad y el alcance del proceso
reformista en Bolivia son de una mayor complejidad y envergadura.
El avance hacia el socialismo indigenista en Bolivia desencadena la
coexistencia de naciones en un mismo territorio, conviviendo así el pueblo
originario campesino con una tradición histórica previa a la invasión colonial
española y la posterior nación típicamente occidental que se forja al calor
del mestizaje. Es decir que se admite en el texto constitucional, y en favor
de ello se legisla, un desdoblamiento de la idea doctrinaria de la Nación-
Estado.
Las naciones y pueblos indígena originario campesinos gozan del
derecho “a que sus instituciones sean parte de la estructura general del
Estado”. Este dato, que podría parecer simplemente ilustrativo o de una
relevancia que no supera el mero garantismo, se torna de una notoriedad
innegable con la irrupción de Evo Morales en la política central boliviana. El
destacado escritor, jurista, periodista y profesor Fernando Sabsay pone de
relieve una distinción quizás hasta ahora poco contemplada. Sabsay señala
que existen características propias que diferencian al indianismo del
indigenismo, en tanto que el primero se basa en una categorización
subjetiva surgida de las necesidades ancestrales del -mal llamado- indio que
lucha desde la marginalidad y la exclusión por no perder su condición de tal,
el segundo tiene una clara referencia hacia el devenir histórico y político,
por lo que la organización como movimiento refleja también una
participación activa sobre los destinos del Estado. A las claras surgen

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

entonces las diferencias entre una constitución liberal-garantista y una


social-indigenista.
Tradicionalmente ha existido en las constituciones de Latinoamérica
una fuerte tendencia al reconocimiento de derechos y al garantismo frente
a los incipientes reclamos de los pueblos indígenas. El artículo 84 de la
Constitución de la República de Ecuador menciona algunas de las
prerrogativas reconocidas, contemplando no mucho más que la garantía de
“mantener, desarrollar y fortalecer su identidad y tradiciones en lo
espiritual, cultural, lingüístico, social, político y económico (inc. 1);
conservar la propiedad imprescriptible de las tierras comunitarias, que
serán inalienables, inembargables e indivisibles, salvo la facultad del Estado
para declarar su utilidad pública (inc. 2); ser consultados sobre planes y
programas de prospección y explotación de recursos no renovables que se
hallen en sus tierras y que puedan afectarlos ambiental o culturalmente
(inc. 5)”, entre otras. El artículo 64 de la Constitución paraguaya señala que
“los pueblos indígenas tienen derecho a la propiedad comunitaria de la
tierra, en extensión y calidad suficientes para la conservación y el desarrollo
de sus formas peculiares de vida”. Del mismo modo, la Constitución
peruana reconoce la pluralidad étnica y cultural del país (art. 2) y la
oficialidad de las lenguas aborígenes en las zonas donde ellas predominen
(art. 48). Respecto al Poder Judicial, avanza en el artículo 149 sobre el
reconocimiento a las autoridades de las Comunidades Campesinas y Nativas
para “ejercer funciones jurisdiccionales dentro de su ámbito territorial de
conformidad con el derecho consuetudinario”, aunque con los límites y la
coordinación establecidas por la ley.
Si bien es cierta la abundancia de mero garantismo en los países
latinoamericanos, no debe dejarse de reconocer el caso de la Constitución
de Colombia que, pese a no evidenciarse un fuerte avance del indigenismo
en la participación de los destinos del Estado ni la disipación de una fuerte
cultura occidental-liberal como base política tradicional, ha dado lugar al
crecimiento de la participación activa en la vida institucional nacional.
En el Senado colombiano, señala el artículo 171 de su Carta Magna,
“habrá un número adicional de dos senadores elegidos en circunscripción
nacional especial por comunidades indígenas”. “Los representantes de las
comunidades indígenas que aspiran integrar el Senado de la República
deberán haber ejercido un cargo de autoridad tradicional en su respectiva
comunidad, o haber sido líder de una organización indígena”. Este principio
de la democracia formal reposa sobra la base de las entidades territoriales
-departamentos, distritos, municipios y territorios indígenas-, que son
acreedoras de representación geográfica en los cuerpos parlamentarios,
como así también les es reconocido el derecho a gobernarse por
autoridades propias, administrar sus recursos y establecer los tributos
necesarios para el cumplimiento de sus funciones (art. 287).
El socialismo indigenista de Bolivia no sólo resume otra entidad, sino
que genera efectos distintos. El proceso de Bolivia es en verdad una
revolución. El sentido exacto de estas palabras poco proclives a la simpatía
de cierta clase tradicionalmente dominante en toda América se desprende
no sólo de un reconocimiento formal del dominio ancestral indígena, del
derecho a su libre determinación, a la autonomía, al autogobierno y al
reconocimiento de sus instituciones, sino que también es fruto del avance
del indigenismo como organización estatal soberana y ya no como inquilinos
en tierras ajenas.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 116


Demos Participativa

Es en el artículo 30 del proyecto constitucional impulsado gracias al


liderazgo de Evo Morales, aprobado por referéndum y promulgado el pasado
7 de febrero donde son plasmados los derechos mínimos con que cuentan
las colectividades indígenas, desde el respeto a su libre desarrollo social,
económico y cultural, hasta el reconocimiento de la titulación legal colectiva
sobre sus tierras y territorios, el derecho a que sus instituciones formen
parte de la estructura general del Estado con intervención en sus órganos e
instituciones, el derecho a la propiedad intelectual colectiva de sus saberes
y ciencias, a una educación intracultural, intercultural y plurilingüe, al uso y
aprovechamiento exclusivo de los recursos naturales renovables existentes
en su territorio, entre otras tantas prerrogativas que forman parte de una
larga lista.
Se hace referencia en el texto constitucional a un nuevo concepto
doctrinario que debiese comenzar a desplazar lentamente la idea de una
democracia representativa dando así lugar a otra de carácter participativa.
Desde este aspecto es notorio el énfasis que han puesto las vanguardias
socialistas de Venezuela y Bolivia para procurar los medios necesarios que
aseguren una mayor y más directa participación cívica. Se intenta procurar
la conformación de espacios deliberativos que aseguren una relación directa
entre los representados y las resoluciones. Si bien Bolivia ha decidido
legislar en favor de la participación cívica en general, ya sea a través de los
medios semidirectos tradicionales -referéndum, consulta previa, iniciativa
popular, revocatoria de mandato- como otros de carácter deliberativo
directo -cabildo, asamblea-, es imperioso destacar el establecimiento de la
democracia comunitaria, en la que “por medio de la elección, designación o
nominación de autoridades y representantes por normas y procedimientos
propios de las naciones y pueblos indígena originario campesinos” (art. 11,
inc. 2) se proyecta la autonomía y la correspondiente participación cívica
indigenista.
Para la consumación del ideal de autonomía de los pueblos indígenas
en Bolivia fue necesario reconfigurar la organización territorial de modo que
permitiera la coexistencia de “departamentos, provincias, municipios y
territorios indígena originario campesinos” (art. 269). En este sentido se ha
debido legislar resolviendo la histórica conflictividad latente que siempre
contrapuso a la propiedad privada con la función social de la propiedad. El
Estado, anuncia el artículo 394, inciso III, “reconoce, protege y garantiza la
propiedad comunitaria o colectiva, que comprende el territorio indígena
originario campesino, las comunidades interculturales originarias y las
comunidades campesinas”, y en ello encuentra fundamento para declarar a
la propiedad colectiva como “indivisible, imprescriptible, inembargable,
inalienable e irreversible”, estableciendo también la no sujeción “al pago de
impuestos a la propiedad agraria”.
El Estado Social de Derecho Plurinacional Comunitario de Bolivia se ha
decidido en favor de limitar la propiedad privada sobre la tierra conforme a
los límites y fines sociales tenidos en mira. De este modo se prohíbe “la
obtención de renta fundiaria generada por el uso especulativo de la renta”
(art. 395, inc. III), como así también la adquisición de tierras estatales por
parte de personas físicas o jurídicas de origen extranjero (art. 396, inc. II);
se establece la regulación por parte del Estado del “mercado de tierras,
evitando la acumulación en superficies mayores a las reconocidas por la
ley” (art. 396, inc. I). La idea de una función social de la propiedad ha
llevado a la Asamblea Constituyente a determinar la prohibición del
latifundio y la doble titulación (art. 398), por interpretarse la existencia de

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

un desaprovechamiento sustentable de la tierra y por ser contrarios al


interés colectivo. El trabajo, sentencia el artículo 397, inc. I, “es la fuente
fundamental para la adquisición y conservación de la propiedad agraria, de
modo tal que las propiedades deben “cumplir con la función social o con la
función económica social para salvaguardar su derecho, de acuerdo a la
naturaleza de la propiedad”.
Sobre esta plataforma revolucionaria avanza al galope la autonomía de
los pueblos indígenas. A partir del artículo 289 se regula el mencionado
principio que, al decir del texto constitucional boliviano, “consiste en el
autogobierno como ejercicio de la libre determinación de las naciones y los
pueblos indígena originario campesinos”. De este modo se repara una de las
más antiguas injusticias que ha presenciado el mundo; de este modo los
descendientes de los masacrados que han escrito su historia con sangre
frente a la invasión colonialista se realzan nuevamente gracias a la libertad
recuperada, a la reconstrucción de la identidad perdida y a la convivencia
bajo normativas propias. El real alcance de la autonomía está garantizado
por el ejercicio del autogobierno “de acuerdo a sus normas, instituciones,
autoridades y procedimientos, conforme a sus atribuciones y competencias,
en armonía con la Constitución y la Ley”, por lo que cada gobierno indígena
originario campesino deberá elaborar “su Estatuto, de acuerdo a sus normas
y procedimientos propios”.
La dosis de indigenismo que ha caracterizado al proceso revolucionario
de Evo Morales en Bolivia es un novedoso aditamento para un socialismo
democrático que es muchas veces incomprendido. Latinoamérica tiene, por
las características propias que hacen a su historia, una necesidad
infatigable de encontrar una nueva senda que le devuelva su dignidad
frente al mundo. América Latina deberá ser lo que deba ser -parafraseando
a José de San Martín- porque de otro modo no será nada, o en forma más
clara, será lo que los países centrales quieren que sea. Anuncia el
preámbulo de la Constitución boliviana: “Dejamos en el pasado el Estado
colonial, republicano y neoliberal. Asumimos el reto histórico de construir
colectivamente el Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional
Comunitario, que integra y articula los propósitos de avanzar hacia una
Bolivia democrática, productiva, portadora e inspiradora de la paz,
comprometida con el desarrollo integral y con la libre determinación de los
pueblos. Nosotros, mujeres y hombres, a través de la Asamblea
Constituyente y con el poder originario del pueblo, manifestamos nuestro
compromiso con la unidad e integridad del país. Cumpliendo el mandato de
nuestros pueblos, con la fortaleza de nuestra Pachamama y gracias a Dios,
refundamos Bolivia."
El reformismo socialista que inunda el relieve boliviano se alza -aún
más allá del indigenismo- sobre la base de la reforma agraria, la
reformulación del concepto de propiedad, la ampliación de los derechos
sociales, la decisiva intervención del Estado sobre la dirección de la
economía, entre otros avances. Si bien existe una infinidad de puntos afines
entre ambos textos, el infructuoso proyecto constitucional de Venezuela
asume características propias que lo hacen acreedor de un análisis
particular, en primer lugar porque la composición social de Bolivia proyecta
un indigenismo inaplicable en tierras venezolanas y, en segundo lugar,
porque el reformismo impulsado por Hugo Chávez pretendía reconfigurar la
matriz política orgánica y no sólo la síntesis económica de un Estado.
El proyecto venezolano abunda en declaraciones dogmáticas, dentro
de las que se destaca la responsabilidad atribuida al Estado de promover

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 118


Demos Participativa

“como política social, la participación protagónica del pueblo, restituyéndole


el poder y creando las mejores condiciones para la construcción de una
Democracia Socialista” (art. 158). Tales condiciones, al menos desde la
parte dogmática del texto analizado, son impulsadas por un rol estatal con
pretendidas intenciones de ampliar el alcance de su soberanía y su
protagonismo dentro del marco regulador de la economía.
En este sentido el artículo 113 le encarga al Estado la adopción de
todas las medidas necesarias para evitar los efectos nocivos y restrictivos
que surgen de la conformación de monopolios. Consecuentemente podrán
ser reservados al Estado la explotación de los recursos naturales o la
ejecución de servicios públicos que sean considerados estratégicos o vitales
para el desarrollo social en forma justa y equitativa. A este concepto, el
artículo 302 agrega que “el Estado se reserva por razones de soberanía,
desarrollo e interés nacional, las actividades de exploración y explotación de
la hidrocarburos líquidos, sólidos y gaseosos, así como su recolección,
transporte y almacenamiento iniciales y las obras que estas actividades
requieran”. Resulta claro que la soberanía y el control sobre la tierra es una
constante preocupación en tanto se busque demarcar la dirección de la
economía. Tal como fue señalado en el caso de Bolivia -con un extenso
desarrollo- el proyecto bolivariano garantizaría la función y el uso social del
suelo urbano, como así también se prohibiría toda acción especulativa
respecto a la renta de la tierra y el latifundio por ser contrario al interés
colectivo, lo que sería sancionado con el traslado de la propiedad a manos
del Estado, o bien a empresas públicas, cooperativas, comunidades u
organizaciones sociales capaces de administrar y hacer productivas las
tierras, según rezan en perfecta armonía los reformados artículos 18 y 307.
Es decir, existen en las constituciones socialistas un doble juego de
garantía-acción que implica una permanente intervención estatal para ser el
garante y el ejecutor de las prerrogativas aseguradas. De esta forma, por
ejemplo, el derecho asegurado en la ley fundamental boliviana en el que “el
Estado tiene la obligación de garantizar la seguridad alimentaria, a través
de una alimentación sana, adecuada y suficiente para toda la población”
(art. 16, inc. II) jamás podría llevarse a cabo sin un control efectivo que
impida la acción especulativa y la improductividad de las tierras.
Venezuela hoy es sinónimo indiscutido de transformación. Los cambios
introducidos durante la última década, pese a lo dicho, no alcanzan siquiera
para ser comparados ínfimamente con los revolucionarios cambios que
hubiese implicado la aprobación del proyecto socialista venezolano en 2007.
Incluso los avances en la parte dogmática en la que se destacan la
reformulación de los alcances de la propiedad (art. 115), la soberanía
estatal y el uso de las tierras (art. 18 y 113), la autonomía universitaria (art.
109), la reestructuración del sistema penitenciario como elemento
resocializador (art. 272), la visión integradora latinoamericanista (art. 153),
la reducción de la jornada laboral (art. 90), no pueden ser analizados
comparativamente con la parte orgánica, que lógicamente sólo puede ser
reformulada a través de la vía constitucional.
Lo cierto es que la introducción del novedoso concepto de Poder
Popular como una de las divisiones territoriales del poder público implica en
sí misma una revolución. El desarrollo de alternativas en los órganos
tradicionales del Estado que permitan una más profunda injerencia de la
ciudadanía en los asuntos de interés común tiene como efecto inmediato el
crecimiento de la participación cívica y, consecuentemente, una evolución
hacia ese ideal utópico que es el retorno a la vieja idea de democracia

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

directa. “El pueblo es el depositario de la soberanía y la ejerce directamente


a través del Poder Popular. Éste no nace del sufragio ni de elección alguna,
sino de la condición de los grupos humanos organizados como base de la
población” (art. 136).
Es difícil realizar un completo desarrollo de la idea de Poder Popular
teniendo en cuenta la imposibilidad de visualizar en la práctica este nuevo
instituto. No obstante, los medios de participación, en base al desarrollo de
formas de agregación comunitaria político-territorial, propenden a la
constitución de modalidades de autogobierno y diversas expresiones de
democracia directa. Para ello se establece que las comunas, conformadas
por comunidades que constituyen “el núcleo territorial básico e indivisible
del Estado Socialista Venezolano” (art. 16), sean las bases sociales sobre las
que se sustente el poder ciudadano primario. Explica el art. 136 que “el
Poder Popular se expresa constituyendo las comunidades, las comunas y el
autogobierno de las ciudades”, a través de -según reza el art. 70- “los
medios de participación y protagonismo del pueblo, en ejercicio directo de
su soberanía y para la construcción del socialismo”.
Estos múltiples medios de participación a los que se hace referencia
pueden ser agrupados de manera gráfica en cuatro grupos. En el primero se
encuentra el mecanismo básico de decisión de toda democracia moderna
dado por la elección de cargos públicos para la designación de
representantes y el consecuente ejercicio indirecto de la autoridad del
pueblo; en el segundo hallamos a los mecanismos de democracia
semidirecta, entre los que se contemplan al referéndum, la consulta
popular, la revocatoria de mandato y las iniciativas legislativas; en tercer
lugar deben mencionarse los medios de participación propios de ámbitos
territoriales limitados, en los que un cabildo abierto o una asamblea de
ciudadanos puedan elucubrar una decisión vinculante y seriamente
consensuada; por último, el aludido artículo hace referencia a los Consejos
comunales del Poder Popular, entre los que se mencionan los consejos de
trabajadores, los consejos estudiantiles, los consejos campesinos, los
consejos artesanales, los consejos de pescadores, los consejos deportivos,
los consejos de la juventud, los consejos de adultos mayores, los consejos
de mujeres, y los consejos de personas con discapacidad, entre otros. El
artículo 70 se refiere finalmente a una serie de medios que impulsan el
protagonismo de los ciudadanos, aunque debiéndose recurrir
inexorablemente a leyes reglamentarias que haga viables tales alternativas;
así es que se menciona “la gestión democrática de los trabajadores y
trabajadoras de cualquier empresa de propiedad social directa o indirecta,
la autogestión comunal, las organizaciones financieras y microfinancieras
comunales, las cooperativas de propiedad comunal, las cajas de ahorro
comunales, las redes de productores libres asociados, el trabajo voluntario,
las empresas comunitarias y demás formas asociativas constituidas para
desarrollar los valores de la mutua cooperación y la solidaridad socialista”.
Pareciera imposible negarse a observar el avance que a través de la
senda democrática está dando el socialismo. Es aquel mismo socialismo
pacifista, tan pacifista como terminantemente antiimperialista, que diese
vida a los sueños de Allende, pero despertando también los más puros
anhelos sandinistas, sanmartinianos, boliviarianos y guevaristas. Es el
socialismo que avanza sobre los grandes acuerdos nacionales sentados
sobre la base constitucional, es el socialismo del respaldo popular constante
en las calles y en las urnas, es el socialismo de los pueblos indígenas, es el
socialismo en el que conviven la propiedad privada y las formas

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 120


Demos Participativa

comunitarias de producción, es el socialismo de los mecanismos directos de


participación cívica, es el socialismo del reformismo agrario, es el socialismo
de la soberanía sobre los recursos naturales y los servicios públicos
estratégicos, es, definitivamente, el socialismo del siglo XXI.
Woodrow Wilson, presidente norteamericano desde 1913 y actor
destacado de la Primer Guerra mundial, decía que “un país es poseído y
dominado por el capital que en él se haya invertido”. Estas orillas del mundo
han transitado una historia de esclavitud que, con su pobreza, continúan
aportando a la riqueza de los países tradicionalmente dominantes. Y
mientras la tragedia latinoamericana continúe siendo funcional a un sistema
económico internacional que días tras día extiende la brecha entre los
dueños de los medios de producción y sus sirvientes las posibilidades de
que las tierras de San Martín y Bolívar tuerzan en su favor la propia historia
no parecen ser muchas. Los procesos revolucionarios de Bolivia y Venezuela
sólo pueden ser comprendidos en este contexto y con esta historia; sólo
pueden ser comprendidos tras haber sido privatizada la explotación de los
hidrocarburos, tras haber sido vendida a manos extranjeras la mayor parte
de las tierras, tras haber sido invadidos por empresas multinacionales que
tan pronto como se forman los monopolios han sembrado el desempleo y la
desesperación, tras haber soportado dictaduras y planes neoliberales…, tan
sólo así pueden ser entendidos los procesos de reivindicación
latinoamericana.
Un vanguardista artículo dentro del proyecto constitucional de
Venezuela declara que “la República promoverá la integración, la
Confederación y la unión de América Latina y el Caribe a objeto de
configurar un gran bloque regional de poder político, económico y social.
Para el logro de este objetivo el Estado privilegiará la estructuración de
nuevos modelos de integración y unión en nuestro continente, que permitan
la creación de un espacio geopolítico, dentro del cual los pueblos y
gobiernos de nuestra América vayan construyendo un solo proyecto
Grannacional, al que Simón Bolívar llamó Una Nación de Repúblicas”. Será
en definitiva el tiempo el que señale si los pueblos de América Latina han
comenzado o no a despertarse para reescribir la historia tras padecer más
de cinco siglos de dominación. Si así fuere, más temprano que tarde, al
decir de Salvador Allende, se abrirán las grandes alamedas por donde pase
el hombre libre para construir una sociedad mejor.
El enfoque ideológico que recubre toda esta nueva ola de reformismo
constitucional tiene la energía y el vigor necesarios para contagiar a los
pueblos hermanos de Latinoamérica como ya ha sucedido, tal se ha visto,
en otras épocas en esta región. De modo tal que, así como sucedió con la
experiencia estadounidense para sentar las bases del constitucionalismo
originario en los países de la incipiente América emancipada o con la
Constitución mexicana para que el constitucionalismo social eche sus raíces
en todo el mundo, quizás los ejemplos de Bolivia y Venezuela sean en el
futuro factores decisivos, banderas de lucha, utopías no tan lejanas por las
que puedan luchar los jóvenes de Latinoamérica.
“La utopía está en el horizonte. Me acerco dos pasos y ella se aleja dos
pasos. Camino diez pasos y el horizonte se desplaza diez pasos más allá. A
pesar de que camine, no la alcanzaré nunca. ¿Para qué sirve la utopía? Sirve
para eso: para caminar” (Eduardo Galeano).

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Bibliografía:

- Ackerman, Mario; El constitucionalismo social en Latinoamérica; Revista


Latinoamericana de Derecho Social, 2005.

- Galeano, Eduardo; Las venas abiertas de América Latina; Editorial


Catálogos; Buenos Aires, 1984.

- Gros Espiell, Héctor; El constitucionalismo latinoamericano y la


codificación en el siglo XIX; Anuario iberoamericano de justicia
constitucional, 2002.

- Sabsay, Fernando L.; Las brasas aún arden. Indigenismo e indianismo en


América Latina; Librería Histórica; Buenos Aires, 2004.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 122


Demos Participativa

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Grupo de Estudios sobre Democrocracia Participativa

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 124


Demos Participativa

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Rol de los Gobiernos Locales ante la Globalización y desafíos para la


construcción de una Democracia Participativa. Análisis de la
relación entre Sociedad Civil y Estado en el ámbito de una
espera públcia no estatal.
Estefanía Soledad Otero*

Introducción
La presente ponencia tiene el objetivo principal de hallar desde la
disciplina de la Ciencia Política y desde la práctica política una clara
definición acerca de los ejes y sujetos sociales que incluye la construcción
de una Democracia Participativa, como idea superadora a la Democracia
Representativa en el marco de una crisis institucional que todavía no se ha
resuelto. Para ello, es necesario estudiar y combinar nuevas formas de
relacionar a la Sociedad Civil y al Estado en el ámbito de una Esfera Pública
No Estatal.
En ese sentido, este trabajo se propone analizar las concepciones de
algunos autores acerca de qué es Sociedad Civil y qué función cumple tanto
ella como el Estado en la Democracia Participativa. Además, es importante
tener en cuenta el estudio de mecanismos de participación ciudadana,
impulsados y promovidos desde el Estado en pos de generar nuevas
instancias de resolución por parte de la Ciudadanía, así como también
evaluar proyectos y emprendimientos de la Sociedad Civil que también
fomenten mayor participación.
La Democracia Participativa es un proceso social de construcción
permanente que no sólo necesita voluntad política y buena predisposición,
sino también de redes sociales/asociativismo que fortalezcan la Sociedad
Civil y expandan a ésta a toda la Sociedad. Y además de un clima propicio
para el desenvolvimiento de ello y siempre teniendo en cuenta el contexto
social de cada sociedad.
Por último, se intentará concluir en un nuevo eje de análisis que torno
a qué es la Gestión Pública Participativa, en contradicción a la idea de
Gobernabilidad y “Gobernanza” (vocablo utilizado en Brasil). La idea surge a
partir de la necesidad de repensar no sólo la Democracia sino también qué
tipo de forma de gestión se vincula a esa Democracia.
Hoy en día, muchas ideas centran el accionar político de los
Gobiernos Locales (Intendencias, Municipios, etc.) más allá del Estado
Central. Qué nivel de competencias tienen para lograr un mayor desarrollo
local y social es importante para comprender hasta qué punto pueden
actuar en el ámbito de la gestión pública participativa, ya que no es
suficiente con gobernar, sino también resulta indispensable la participación
ciudadana en el debate, la consulta y la resolución dentro de las decisiones
de las políticas públicas.
El nuevo rol que juegan los gobiernos locales en la configuración de la
globalización incentiva emprender una conceptualización sobre los
elementos más importantes que provoca la irrupción de ciudades globales,
destacando el juego del gobierno local y, especialmente, dilucidando los
desafíos y perspectivas abiertas a partir de ésta nueva fase.
Hablando de lo local

*
Estudiante de Ciencia Política – UBA – Presidenta de la Asociación Civil Mariano Moreno.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 126


Demos Participativa

Si pensamos en las ciudades inclusivas del siglo XXI, el municipalismo


tradicional ya no es suficiente para avanzar en los procesos modernos y
democráticos de descentralización y administración que satisfagan
adecuadamente todos los campos de intereses generales, tanto políticos
como sociales. Por lo tanto, el gobierno local hoy por hoy es el actor político
capaz de responder a esos cambios, tanto por su capacidad de proximidad
con la población que abarca como por la legitimación de la autonomía local
que contribuye protegiendo la capacidad de autoorganización, de poseer
competencias y disponibilidad de recursos propios.1
Para poder llevar a cabo esta tarea, algunos autores plantean nuevas
formas de gestionar desde los gobiernos locales. Una de las metodologías
es la nueva gestión pública que a través de una “revolución silenciosa”
busca tornar más flexible y eficiente a la administración, contra la
burocracia, el clientelismo y la ineficiencia.2 Dentro de la gestión pública,
los gobiernos tienen como rol innovador la construcción de nuevas agendas
locales que determinan renovados conjuntos de políticas públicas, como ser
la modernización tecnológica, el desarrollo científico, la cuestión ambiental,
la identidad cultural, la globalización e integración3, además de las
temáticas clásicas como educación, salud, servicios públicos, entre otros.
Esta modernización e innovación de la gestión pública implica,
además de la competitividad, la inclusión de un planeamiento estratégico
que incorpore gestión de programas y proyectos, es decir, desarrollar una
función gerencial de actividades continuada para poder tener una visión y
misión claras y específicas acerca de la ciudad.4
Este rol del gobierno local incluye no solamente renovaciones en su
forma de gestionar lo público (considerando al Presupuesto Participativo
como mecanismo innovador de participación ciudadana adquisición real por
parte de la población del poder de decisión sobre cuestiones públicas), sino
que también articula sus vínculos con otras administraciones públicas,
agentes económicos, organizaciones de la sociedad civil, medios de
comunicación, entre otros.5 En la actualidad, los gobiernos locales no
pueden hacer oídos sordos a la necesidad de interactuar con todos los
sectores de la sociedad que lo rodean (también podemos denominar a este
punto como principio de subsidiariedad6). Algunos autores plantean que en
el nuevo rol de los gobiernos locales resulta indispensable la participación
activa tanto de agentes públicos como privados en busca de un consenso
mayor que estimule la marcha continuada de proyectos, iniciativas,
cooperaciones, etc.7
Por otro lado, es interesante resaltar tres principios de articulación
que cada gobierno local ejerce a saber:

1
Borja, Jordi y Castells, Manuel. Local y Global. La gestión de las ciudades en la era de la
información. Taurus. Barcelona, 1997 / Cap. V – Pág. 150, 151.
2
Assies, Willem. La descentralización en perspectiva. Pág. 8
3
Schweinheim, Guillermo. Competitividad, agendas locales, gestión municipal y
competencias gerenciales públicas en contextos de modernización. Pág. 5, 6.
4
Ídem. Pág. 7
5
Borja, Jordi y Castells, Manuel. Local y Global. La gestión de las ciudades en la era de la
información. Taurus. Barcelona, 1997 / Cap. V – Pág. 139
6
“(…) las decisiones sean adoptadas en el nivel más próximo posible al ciudadano, en la
medida que se aseguren la transparencia y la eficacia de la acción de los poderes públicos”.
Iturburu, Mónica. Municipios argentinos. Publicaciones del INAP.
7
Borja, Jordi y Castells, Manuel. Local y Global. La gestión de las ciudades en la era de la
información. Taurus. Barcelona, 1997 / Cap. V – Pág. 143

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

• Conectividad: es el vínculo que cada gobierno local debe tener con


los circuitos de comunicación, telecomunicación y sistemas de
información, tanto a nivel local, regional, nacional y global.
• Innovación: o sea, la capacidad de cada gobierno local para generar
nuevos conocimientos, aplicados a la actividad económica,
obteniendo información estratégica.

• Flexibilidad: es decir, la capacidad interna y la autonomía externa de


las instituciones locales para negociar sus intereses.1
Hablando de lo global.
No solamente es importante rescatar el nuevo rol de los gobiernos
locales al interior de las ciudades, sino además saber cuál es el ámbito en el
cual se insertan a nivel nacional e internacional.
La globalización provoca nuevos marcos de inserción de los gobiernos
locales. Autores como Sassen plantean que las “…ciudades funcionan
actualmente como puntos de mando en la organización de la economía
mundial (…). Estas metrópolis han llegado a concentrar unos recursos tan
inmensos (…) que lo que se plantea es la posibilidad de un nuevo tipo de
urbanización, de una nueva ciudad: la ciudad global”.2 La interacción a nivel
mundial de las ciudades globales ha favorecido una nueva organización de
las ciudades conectadas entre sí, como ser las eurociudades, las
megaciudades, las mercociudades; todas ellas favoreciendo la red de
ciudades.
De esta forma, tanto el fortalecimiento de los gobiernos locales como
la interconexión a nivel mundial de las ciudades son un proceso en el cual la
globalización y la localización se identifican como las fuerzas motoras del
desarrollo urbano del siglo XXI.3
En este sentido, es tal la importancia de las ciudades que cada vez
más adquieren nuevos protagonismos, siendo ellas mismas y sus gobiernos
locales centros de decisiones y de políticas innovadoras, siempre
relacionándose al Estado Nacional, al resto de las ciudades nacionales e
internacionales. La pregunta que cabe aquí realizar es: ¿hasta dónde llega
la capacidad hoy en día del Estado de abarcar su funcionamiento?
Entonces, hoy la ciudad ya no sería una esfera encerrada en sí
misma, sin capacidad de acción política, económica y cultural, sino
conectada en forma novedosa con el mundo que la rodea. De ello hablamos
cuando nos referimos a lo local con lo global.4
Además de los nuevos roles de las ciudades y sus gobiernos locales,
cabe mencionar brevemente el proceso de metropolización que caracteriza
a las áreas metropolitanas. Existe dentro del proceso mencionado, una gran
complejidad en las interdependencias sociales, económicas, ambientales y
político-administrativas dentro de los territorios locales. Es decir, cada vez
más las áreas metropolitanas tomaron conciencia del potencial de crear
iniciativas de despegue de las múltiples partes directamente tendentes a

1
Borja, Jordi y Castells, Manuel. Local y Global. La gestión de las ciudades en la era de la
información. Taurus. Barcelona, 1997 / Cap. 1 Pág. 33
2
Sassen, Saskia. La ciudad global. Princeton University Press. 1991 Pág. 41 y 42.
3
Iturburu, Mónica. Municipios argentinos. Publicaciones del INAP. Pág. 22
4
Ídem. Pág. 23

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 128


Demos Participativa

crear competitividad territorial y, de esa manera, aprovechar los activos


locales dentro del área metropolitana para favorecer al desarrollo
endógeno.1
Desafíos y Perspectivas en el Siglo XXI.
Desde hace varios años se viene desarrollando un procedimiento en
el cual los gobiernos locales se insertan en pos de cumplimentar con los
desafíos que los Estados Nacionales ya no pueden sostener. En este sentido,
cabe mencionar los tres conceptos que hacen a este desarrollo y cuáles son
las perspectivas para los gobiernos locales.
Globalización y Economía Global: mediante este fenómeno que
incluye nuevas revoluciones y paradigmas de la información, las tendencias
en la actualidad apuntan cada vez más a la formación de las megaciudades,
desde las cuales se ubican los puntos de conexión del sistema mundial de la
comunicación, la cultura, el poder político, la economía global, la
concentración de la urbanización, etc. Así, los gobiernos locales deberán
tener en cuenta que la competitividad será una cuestión de mayor
productividad, que la fiscalidad local debe adecuarse a sus objetivos y que
deben actuar mancomunadamente a escala nacional es internacional.2
Descentralización: si bien muchos gobiernos locales utilizan el
método de la desconcentración administrativa, la descentralización es un
mecanismo más complejo de organización territorial, política y social de la
ciudad, y no solamente una cuestión de tecnicismo. En este sentido, los
gobiernos locales deberán permitir que la descentralización renueve la
gestión pública priorizando las necesidades de los sectores populares.3
Democratización: como se sabe, el espacio pública es el lugar de la
convivencia, del respecto por lo común, por lo compartido. La ciudadanía
tiene una fuerte impronta dentro del desarrollo de la democratización en las
sociedades. La ciudadanía supone igualdad en el acceso a derechos, y no
necesariamente homogeneidad. Así, los derechos deben garantizar todas
las diferencias culturales, y los gobiernos locales ser los garantes que
amplíen y fomenten la ciudadanización democrática. 4
A modo de conclusión, podríamos decir que los conceptos de
globalización y economía global, descentralización y democratización, están
fuertemente imbricados a la relación de lo Global y lo Local, donde los
gobiernos municipales deben encarar nuevas dinámicas de gestión en el
cuál estos principios son insoslayables.
Sociedad Civil y Estado: elementos para una Esfera Pública No
Estatal.
Existe una discusión acerca de si el Estado es quien debe impulsar la
participación mediante mecanismos participativos y de autogestión (gestión
pública participativa), o si el Estado debe gestionar la participación

1
Klink, Jeroen. “Perspectivas recientes sobre la organización metropolitana. Funciones y
gobernabilidad” en Cuadrado Roura, Juan; Guell, José y Rojas, Eduardo. Gobernar
las metrópolis. Washington, 2003.
2
Borja, Jordi y Castells, Manuel. Local y Global. La gestión de las ciudades en la era de la
información. Taurus. Barcelona, 1997 / Cap. 1y 2 Pág. 32, 33, 50 y 51
3
Assies, Willem. La descentralización en perspectiva. Pág. 6
4
Borja, Jordi. “Ciudadanía y Globalización” en Documentos de Políticas Sociales. Cuaderno
N° 29. GCBA, 2001 Pág. 114

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

mediante reglamentos obligados a cumplir por la ciudadanía (gestión de la


participación).
La posición que se desarrollará en este trabajo estará referida a la
idea de gestión pública participativa. Pero antes resulta necesario indagar
en este apartado acerca de la forma de intervención tanto de la Sociedad
Civil como del Estado/Gobierno dentro de una esfera pública no estatal.
Según Baiocchi, esfera pública no estatal “es una instancia de
discusión pública y no individual”1, lo cual permite analizar el nivel de
debate, la solución de conflictos, las reglas y procedimientos, los
participantes, el interés general, etc. O sea, es el espacio de interacción
social.2
A lo anterior, le sigue aclarar que en esa esfera pública no estatal no
suele participar el grueso de la población, porque justamente el nivel de
participación ciudadana depende mucho de cada contexto social en cada
ciudad. Por eso también vale aclarar que son las redes sociales, o sea las
ONG y demás OSC junto con los ciudadanos independientes, los partidos
políticos, las asociaciones privadas que se involucran, etc, los que forman la
Sociedad Civil; ciudadanos formadores de ciudadanía. El resto de la
sociedad vive tras su situación personal.
Por lo tanto, es la Sociedad Civil uno de los elementos constitutivos
dentro de esa esfera pública no estatal la que hace política y participa
activamente.
Para citar un ejemplo, vale recordar el estallido social del año 2001 en
la Argentina. Ese estallido social (en parte provocado políticamente y en
parte por reacción voluntaria) reunió a los vecinos en asambleas populares
en los barrios a fin de pensar nuevas alternativas para enfrentar lo que se
venía.
Sobre esas asambleas, Pablo Rieznik dice que “la impresión
dominante (…) es que la causa decisiva que explica el levantamiento
popular (…) es la brecha abierta entre representantes y representados. Las
propias Asambleas, entonces, plantearían inclusive una salida superadora a
tal contradicción al abrir el pasaje de una democracia representativa a una
participativa, en la cual el signo dominante sería la horizontalidad de la
relación entre sus protagonistas, así como la recreación entre ellos de lazos
de solidaridad y confraternización humana” 3

Otro de los elementos constitutivos es el Estado. Desde el punto de


vista que venimos analizando, el Estado no puede ser un mero garante de la
Sociedad Civil sino más bien un impulsor de prácticas y mecanismos que
contribuyan desde el ámbito de las políticas públicas a fortalecer, promover
y concientizar sobre la participación de la Sociedad en su totalidad. O sea,
romper el límite del nivel de ciudadanos participativos para ampliar la
esfera pública no estatal.
1
Baiocchi, Gianpaolo. Emergent Public Spheres: Talking Politics in Participatory Gobernance.
University of Massachusetts, Amherst.
2
Esa discusión pública puede organizarse a través de asambleas, foros, plenarios,
comisiones, etc.
3
Rieznik, Pablo. ¿Qué son las Asambleas Populares? Razón y Revolución, Nro. 10, primavera
de 2002, pág. 1 reedición electrónica:
http://www.razonyrevolucion.org/textos/revryr/luchadeclases/ryr10-15-rieznik.pdf

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 130


Demos Participativa

Si bien la Sociedad Civil también debe contribuir con sus prácticas


democráticas y cotidianas a involucrar más gente, es el Estado quien, con
sus recursos, debe ampliar el espectro de participación ciudadana.
Impulsar mecanismos de participación equivale a decir pensar
instancias de consulta, debate y resolución (como circuito constante) para
incentivar a los ciudadanos a participar de programas y actividades públicas
con el objeto de que ellos mismos sean quienes decidan la orientación y el
destino de las medidas económicas, sociales y políticas.
Justamente, la esfera pública no estatal (Sociedad Civil + Estado)
promueve la participación en el marco de las decisiones acerca de las
políticas públicas, de aquello que aqueja a todo el mundo, a lo compartido.
Y el Estado debe tener una fuerte presencia allí.
Por lo tanto, estas cuestiones nos llevan a pensar en por qué surge la
necesidad de repensar algunos conceptos que han existido siempre. Por qué
es necesaria la participación ciudadana y por qué son necesarios
mecanismos de participación impulsados desde el Estado (todo ello: gestión
pública participativa).
Y una de las razones es la crisis de representación política e
institucional que se viene dando hace tiempo. El representante no
representa y la ciudadanía se vuelve necesariamente activa. A partir de ello
surge “una transformación de la autoridad estatal y la emergencia de una
estrategia de ciudadanía en la que tanto la problemática de la participación
ciudadana como la de la descentralización tendrán un lugar central” 1
Este análisis se puede estudiar mucho mejor empíricamente en casos
de gobiernos locales, por ejemplo, el caso de Porto Alegre, Brasil, y la
instalación del Presupuesto Participativo como nueva forma de gobernar.
Gestión Pública Participativa: una nueva forma de gobernar.
Si bien el concepto que se busca desarrollar es muy amplio para
finalizar su alcance en este trabajo, es inevitable para el campo de la
Ciencia Política proponer ideas que contribuyan a pensar en una forma
alternativa de manejar y decidir sobre los recursos que cuenta cualquier
erario público.
En el apartado anterior, se había mencionado descriptivamente la
constitución de una esfera pública no estatal, en la cual se vinculan y
relacionan tanto la Sociedad Civil como el Estado.
Ahora bien. Surgen muchos interrogantes a la hora de estudiar de
qué forma (herramientas, mecanismos, campañas, discursos, reformas,
etc.) la gestión de un gobierno puede transformarse en el marco de una
Democracia Participativa, más allá de la transparencia y el control cívico.

En principio, se deberían tener en cuenta ciertos elementos que


contribuyan a fortalecer un ámbito propicio para el ejercicio de la gestión
pública participativa.
Es necesario que los habitantes dejen de tener un rol pasivo y de
beneficiarios para ser verdaderos ciudadanos, y generar la participación en

1
Landau, Matías. “Cuando la autoridad estatal de constituye en una cuestión” pág. 56 en
Política y participación ciudadana. Ed. Miño y Dávida Editores, 2008

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

proyectos en el marco de la Sociedad Civil. Porque las condiciones y el clima


alrededor del ejercicio ciudadano son los hechos que definen los límites y el
potencial de participación así como la efectividad de las iniciativas
desarrolladas.1
Una gestión pública participativa precisa cinco conceptos para
relacionar y desarrollar: redes sociales, recursos, comunicación, información
y negociación.2
Siguiendo la misma línea, y siempre teniendo en cuenta el ámbito de
la esfera pública no estatal, la gestión pública participativa “convoca a la
ciudadanía a discutir y elaborar las prioridades presupuestarias de la
gestión pública, a través de diversas instancias participativas, como
asambleas, foros, comisiones, etc, y de alcances consultivos, deliberativos e
incluso resolutivos en el presupuesto...”3
Por último, es importante mencionar algunos casos de aplicación del
Presupuesto Participativo como primera práctica trascendente a nivel
global, que nació en Porto Alegre a fines de los `80 y se extendió no sólo por
América Latina sino por toda Europa.
Presupuesto Participativo: construyendo ciudadanía
El Presupuesto Participativo es una herramienta básica y fundamental
para el desarrollo de la Democracia Participativa, y una nueva forma de
hacer gestión pública.
Así, Romero nos dice “el Presupuesto Participativo es un proceso que
permite una radicalización democrática, donde los ciudadanos no delegan la
gestión pública, participando desde un espacio público no estatal en las
decisiones políticas del Estado. Esto abre paso a mecanismos de consulta
como los plebiscitos, referéndums, consultas populares, audiencias
públicas, tribunas populares, etc. Esa es la base para la construcción de una
Democracia Participativa”. 4
Nació en Porto Alegre, en 1989 cuando el PT llega al poder en
vísperas de repensar el rol del Estado y de la Sociedad Civil. Más allá de su
estrategia de atrapar a ciertos sectores de la población, se convierte en una
maravillosa herramienta de construcción social, cultural, económica y
política.
Además del caso porteño, rosarino, colombiano (donde la instalación
del Presupuesto Participativo logró disminuir los niveles de violencia por la
inclusión en el proceso de sectores marginados), etc., es interesante
mencionar casos más alejados de nuestro continente, para demostrar que
es una práctica mundial.
Giovanni Allegretti y Carsten Herzbergcreen que el Presupuesto
Participativo “se trata de experimentos concebidos para involucrar a los

1
William, Reuben. Civic engagement for development. Creating an enabling environment for
civic engagement in development: a world bank perspective. Noviembre, 2000.
2
Ídem.
3
Romero, Ricardo. Presupuesto Participativa en Rosario y Buenos Aires: visiones sobre su
aplicación. Trabajo presentado en la Conferencia Mundial sobre el Desarrollo de las Ciudades,
Porto Alegre, Brasil. 2008
4
Romero, Ricardo (Comp.) “Presupuesto Participativo Porteño en el contexto
latinoamericano” en Democracia Participativa, una utopía en marcha. Reflexiones,
experiencias y un análisis del caso porteño. Red Argentina de Ciencia Política Mariano
Moreno. Ed. Cooperativas. 2004

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 132


Demos Participativa

ciudadanos en la construcción de las prioridades de gasto de las


administraciones públicas mediante la organización de ciclos anuales de
reuniones públicas y el suministro de otras herramientas de apoyo al
perfeccionamiento paulatino de las opciones que se incluirán en los
documentos de planificación” 1
Los autores mencionan en su investigación caso de ciudades
europeas con Prepuesto Participativo:
 Francia (Saint Denis, Bobigny, Morsang-sur-Orge, etc.)
 Alemania (Vlotho, Umstadt, Emsdetten, Esslingen,
Rheinstetten, etc.)
 Nueva Zelanda (Christchurch, etc.)
 España (Cataluña, Andalucía, Barcelona, Albacete, Córdoba,
Sevilla, etc.)
 Italia (Nápoles, Venecia, Roma, Milán, Vimercate, Inzago, etc.)
Cada uno de esas ciudades ha ido aplicando su propio Presupuesto
Participativo, según la población, el liderazgo político, el contexto histórico,
la situación económica, etc.
En el contexto latinoamericano, los casos más salientes son:
 Brasil (Porto Alegre, São Paulo, Mato Grosso do Sul, Acre, Rio de
Janeiro, Belem, Belo Horizonte, Concordia, Constantina, Gravataí,
etc.).
 Argentina (Buenos Aires, Rosario, Resistencia, Río Cuarto, La Plata,
Chascomús, Morón, etc.)
 Uruguay (Montevideo, etc)
 Ecuador (Quito, etc)
 Colombia (Medellín, etc)
 Otros.
Democracia Participativa: una forma de vivir
En el intento de contribuir con aportes desde la Ciencia Política, la
Democracia Participativa se presenta como un proyecto alternativo a la
situación actual, de crisis del sistema político, institucional.
Existen dos posiciones al respecto: algunos sostienen que la
representación ya no alcanza para satisfacer las necedades de la población
y hacer política desde la concepción del gobierno como representante del
pueblo, y no como gobierno del pueblo. Que las instituciones políticas
hicieron crisis y son poco confiables. Que la población se convirtió en mero
espectador de lo que sucede en el espacio político.
Entonces, la Democracia Participativa resulta ser una alternativa
superadora a la Democracia Representativa, en la cual la ciudadanía es la
nueva protagonista de las decisiones públicas.

1
Allegretti, Giovanni y Herzberg, Carsten. El retorno de las carabelas: los presupuestos
participativos de Latinoamérica en el contexto europeo.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Otros sostienen que no hay crisis de representación sino de


participación. El punto es que los niveles de información, de educación, de
interés, etc, por parte de la ciudadanía han superado las instancias de
participación clásicas. Uno de los fenómenos que contribuyen a esto es el
avance de la globalización y los medios de comunicación.
Por lo tanto, la misma ciudadanía es la que exige mayor participación
e interés en los asuntos públicos. No hay crisis por no representación, sino
por rupturas y surgimientos en la política y la sociedad. “(…) nos
encontraríamos ante una crisis generada por cambios en los ciudadanos y
en la política y que supone ante todo nuevos retos y oportunidades, que
deben y pueden ser superados con una mayor implicación de la
ciudadanía”. 1
En definitiva, y teniendo en cuenta las dos concepciones, el resultado
que se puede obtener es que al menos es indispensable repensar y
reflexionar acera del rol de la ciudadanía y del Estado.
Sociedad Civil y Estado, en el ámbito de una Esfera Pública No
Estatal, con una nueva forma de gobernar en la Gestión Pública
Participativa, con mecanismos de participación ciudadana como el
Presupuesto Participativo, todo ello englobado en la Democracia
Participativa como una nueva forma de vivir, nos hace pensar que algunas
maneras de hacer política y de gobernar ya no alcanzan (o no son
suficientes) para salir de las crisis generalizadas.
Bibliografía utilizada para el presenta trabajo

 Allegretti, Giovanni y Herzberg, Carsten. El retorno de las carabelas:


los presupuestos participativos de Latinoamérica en el contexto
europeo.
 Baiocchi, Gianpaolo. Emergent Public Spheres: Talking Politics in
Participatory Gobernance. University of Massachusetts, Amherst.
 Font, Joan. Participación ciudadana y decisiones públicas: conceptos,
experiencias y metodologías.
 Landau, Matías. “Cuando la autoridad estatal de constituye en una
cuestión” en Política y participación ciudadana. Ed. Miño y Dávida
Editores, 2008

 Rieznik, Pablo. ¿Qué son las Asambleas Populares? Razón y


Revolución, Nro. 10, primavera de 2002, reedición electrónica:

 http://www.razonyrevolucion.org/textos/revryr/luchadeclases/ryr10-
15-rieznik.pdf
 Romero, Ricardo (Comp.) “Presupuesto Participativo Porteño en el
contexto latinoamericano” en Democracia Participativa, una utopía
en marcha. Reflexiones, experiencias y un análisis del caso porteño.
Red Argentina de Ciencia Política Mariano Moreno. Ed. Cooperativas.
2004
 Romero, Ricardo. Presupuesto Participativa en Rosario y Buenos
Aires: visiones sobre su aplicación. Trabajo presentado en la

1
Font, Joan. Participación ciudadana y decisiones públicas: conceptos, experiencias y
metodologías.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 134


Demos Participativa

Conferencia Mundial sobre el Desarrollo de las Ciudades, Porto


Alegre, Brasil. 2008
 William, Reuben. Civic engagement for development. Creating an
enabling environment for civic engagement in development: a world
bank perspective. Noviembre, 2000.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Una visión renovada para los municipios: la Gestión Participativa de


las Diversidades

Lic. Andrea Maynard*

En los últimos años, el concepto de democracia representativa se ha


ido transformando, desarrollándose instrumentos que ayudan a hacer de
ella una renovada forma de gestión pública, que plantea nuevas formas de
articulación entre la sociedad civil y el Estado en la búsqueda de
fortalecimiento del sistema democrático.
En este contexto, el gobierno local debe jugar un papel importante
como agente de desarrollo estratégico que impulse y trabaje para la
construcción de ciudadanía, un concepto que es clave en la formulación de
políticas públicas. Esa relación entre Estado y sociedad civil, evoluciona y se
transforma desde la gestión. La Gestión Participativa para el desarrollo local
es entendida como el saber hacer de las municipalidades y las
organizaciones locales. Es un proceso dinámico, donde los diferentes
actores locales, públicos y privados articulan sus intereses alrededor de un
objetivo común.
Uno de los instrumentos por excelencia es el Presupuesto
Participativo. Este a su vez es un proceso y un instrumento. En tanto
proceso, se define como un conjunto de acciones y tareas que involucran a
los actores políticos, sociales y económicos en la definición de objetivos y
acciones para el desarrollo local. Como instrumento, constituye un marco
conceptual que facilita la concertación para la toma de decisiones. Si
hablamos de procesos, quienes lo conducen deben ser capaces de
determinar las fases que vayan mostrando en el tiempo resultados
concretos ante la población.
Cada vez más gobiernos locales apuestan a la gestión participativa.
La participación de la población en las diferentes etapas de un proceso de
elaboración y gestión presupuestaria, legitima las acciones de la
municipalidad y fortalece las capacidades de los actores. Un Presupuesto
Participativo en la Ciudad realizado de manera tal que se convierta en un
Plan de la Ciudad y no solo en una política pública del municipio, constituye
el eje articulador que deberá facilitar la construcción de objetivos comunes,
garantizando la sostenibilidad del proceso y reafirmando las identidades
locales. Sin embargo, existen una serie de elementos para la gestión
democrática local que no sólo dependen del espacio local, sino de su
articulación con espacios mayores que lo contienen, es decir con la ciudad y
con el país.
Una democracia de calidad es aquella que gestiona la complejidad,
sumando a las personas en las decisiones a través de un buen proceso de
deliberación. La participación ciudadana no es una alternativa a la
representación sino una condición necesaria para que nuestros
representantes gobiernen con excelencia. La organización de la democracia
del futuro pasa por aprovechar al máximo la oportunidad de lo local. En
suma, una democracia de calidad requiere ciudadanos y ciudadanas
informados, activos, responsables, y una sociedad civil dinámica y plural.
Creemos en una ciudadanía activa, crítica y responsable que aumentará la
calidad democrática de nuestro proyecto de ciudad.

*
Licenciada en Ciencia Política UBA. Secretaria de la Asociación Civil Mariano Moreno.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 136


Demos Participativa

La puesta en marcha del Presupuesto Participativo constituye una


nueva etapa de protagonismo social con la intervención directa de la
comunidad en el establecimiento de las prioridades en cada barrio y la
definición del destino de parte de los recursos públicos. El presupuesto
participativo ha sido definido como un espacio público no estatal, en el cual
el gobierno y la sociedad se reúnen para ponerse de acuerdo acerca de
cómo trasladar las prioridades de los/as ciudadanos/as hacia la agenda de
las políticas públicas, además de poner en manos de los/as ciudadanos/as
un canal de control sobre el uso que el gobierno da a los recursos públicos.

Situaciones a tener en cuenta


A partir de la experiencia del presupuesto participativo de Porto
Alegre en Brasil, que comenzó en 1989, es posible identificar algunos
aspectos comunes en la implementación de esta modalidad de participación
pública:
• La participación del ciudadano/a debe estar garantizada, sin
necesidad de pertenecer a ninguna organización particular que lo
represente.
• La metodología se debe adaptar a las normas legales y
conductas sociales de cada región en particular. Esto implica, por un
lado, la necesidad de una regulación legal que establezca quiénes son
los actores políticos de la consulta, las fechas del año en que deben
realizarse, el efecto de las opiniones vertidas por los consultados, etc.;
pero por otro lado, que el procedimiento sea informal, con la
flexibilidad suficiente para permitir que cada comunidad o región lo
adapte a sus características propias, y que también se vaya
modificando a través del tiempo.
• La apertura del proceso de participación debe ser amplia en
cuanto a los temas, abarcando desde cómo se deben gastar los
recursos del Estado hasta las diferentes formas de financiamiento de
dicho gasto, con recursos genuinos o por vía de deuda pública.
• La participación ciudadana debe comprender, también, el
control de la gestión y la rendición de cuentas.
• En principio, las opiniones vertidas en el proceso de
presupuesto participativo no son vinculantes para el decisor, si bien
debe establecerse para el mismo la obligatoriedad de fundamentar las
razones por las que se aparta de lo manifestado en las diferentes
consultas públicas.
En los momentos actuales, en los sistemas representativos, la idea de
democracia estrecha sus limites y parece reducirse cada vez mas al
pluralismo de unas candidaturas sometidas a la libre elección y al respeto
de algunas reglas de juego, pero con el papel determinante, en el proceso
de elección de los gobernantes, de lo que Sartori ha definido como
videopolitica (Sartori, G.: La opinión teledirigida. CLAVES de Razón Práctica,
nº 73. Enero-Febrero 1998).
Con todo, parece evidente que un régimen así connotado es más
oligárquico que democrático y, con razón, puede ser acusado de establecer

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

las condiciones institucionales para el mantenimiento o el fortalecimiento


del poder de las elites dirigentes, económicas, políticas o mediáticas y de
favorecer la unión del poder político y el dinero. Pero, un régimen privado
de principios igualitarios, o en la medida en que éstas elites se alejen de los
deseos políticos de los/as ciudadanos/as solo puede provocar la formación
de un contrasistema político, generalmente autoritario.
Si la fuente de legitimidad de los gobernantes en un sistema
democrático representativo radica en el consentimiento de la mayoría de los
ciudadanos a someterse a las decisiones de aquellos, el alejamiento y
relativo descrédito de los representantes y la baja participación electoral es
la base del problema de gobernabilidad.
Es por todo esto que creemos de gran importancia la implementación
inmediata de las Gestiones Participativas en los municipios, dado que son
los espacios de transformación por excelencia, en tanto crea una relación de
proximidad entre los y las ciudadanos y ciudadanas, y es en donde se
instalan y desarrollan las individualidades y las características que los
grupos que integran la ciudad produciéndose y constituyéndose
propiamente.
Breve reseña del origen de las Democracias Participativas.
La idea y puesta en práctica del Orçamento Participativo (OP) nace a
partir de 1989 en el gobierno municipal de la ciudad de Porto Alegre (Brasil),
liderado por el Partido de los Trabajadores (PT), aunque pronto se extiende
a diversos gobiernos locales de ése país y de otros países latinoamericanos
como Montevideo y Buenos Aires.
La institucionalización de esta instancia política ha sido el objeto de
creciente interés fuera de las estrictas fronteras donde se desarrolla, por lo
que por ejemplo fue seleccionado por el programa de Gestión Urbana de la
ONU como una de las veintidós mejores prácticas de gestión pública e
incluida como una de las recomendaciones de la Declaración Final de la
Asamblea Mundial de Ciudades y Autoridades Locales.
En las dos últimas décadas se desarrollaron varias experiencias en el
mundo, a nivel local y en el ámbito de las intendencias con miras a la
descentralización, a lograr una mayor proximidad entre gobierno y
comunidad, a la planificación participativa, al rescate del espacio público
como esfera importante de la vida social, etc. En muchas de ellas la
cuestión presupuestaria fue objeto de preocupación, propuestas y acciones,
permitiendo afirmar que de cierta forma la idea de Presupuesto Participativo
estuvo siempre presente. Varias de esas experiencias se constituyeron en
ejemplos de un nuevo modo de gobernar. Entre ellas cabe citar a Bolonia
(Italia), Barcelona (España), Yokohama (Japón), Ontario (Canadá), Portland,
Auburn y el Estado de Minessota (EE.UU.).
Más recientemente, y de manera más directamente relacionada con
el Presupuesto Participativo, se están generando nuevas experiencias. En
Paraguay, por ejemplo, las ciudades de Asunción (desde 1995) y Villa Elisa
(1997) adoptaron la práctica de Audiencias Públicas de Presupuesto, con el
apoyo y asesoramiento de organismos norteamericanos interesados en
combatir la corrupción en el sector público. El 20 de enero de 1999, un
grupo de periodistas franceses llegó a Porto Alegre para producir textos y
videos sobre la experiencia de esa capital, que serán difundidos en Europa

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 138


Demos Participativa

para ampliar la visibilidad internacional de una práctica premiada por la


ONU en 1996.
Debe señalarse que de la lectura de los informes y análisis de las
experiencias internacionales se desprende una gran diferencia de abordaje
con relación a las prácticas brasileñas (y tal vez latinoamericanas). En los
países desarrollados, con sociedades ricas y constituidas por ciudadanos
más familiarizados con la democracia, con gobiernos dotados de
burocracias profesionales, la concepción que rige las innovaciones es
básicamente liberal: el objetivo es asignar mejor los recursos, evitando el
derroche y la corrupción. En Brasil, país pobre, con una alta concentración
del ingreso, recién salido de una dictadura militar y luchando con el
problema del subdesarrollo, el argumento central en defensa de nuevas
maneras de gestionar los recursos públicos recae sobre la importancia de
desprivatizar el Estado y reformular las prácticas del poder público,
introduciendo prácticas democráticas y transparentes en una relación
históricamente populista y paternalista.
La Gestión Participativa de las Diversidades.
El Presupuesto Participativo parte de la constatación de que las
ciudades modernas son actores políticos, donde el gobierno local debe ser
un gobierno “promotor”, es decir, debe hacer, emprender, intervenir y no
sólo “administrar” servicios. La propia actividad del gobierno local puede
contribuir a segmentar y dividir aún mas la sociedad, aumentando sus
diferencias sociales, o puede actuar en un sentido diametralmente opuesto.
A partir de ahí sus promotores se cuestionan acerca de cómo y cuales
son las experiencias que pueden llevar a cabo en la ciudad. La puesta en
marcha no debe abarcar solamente el otorgamiento de incentivos de
participación popular de manera más o menos espontánea, asegurar
realizaciones materiales en la ciudad, etc. Sino que también deberá incluir
el avance cualitativo de las diversidades en la ciudad de la democracia.
De tal modo, el horizonte está puesto en la conformación de un nuevo
centro de decisión que democratice la acción política e integre a los
ciudadanos a un nuevo “espacio público”. A su vez, este nuevo centro de
decisión, que incide directamente sobre el carácter y la oportunidad de las
inversiones públicas, se presenta también como la oportunidad de generar
redistribución de renta y contribuir a la socialización de la política.
A raíz de la experiencia del Prespuespto Participativo, hay un cierto
tipo de respuesta a la llamada “crisis del Estado”, en tanto ésta no ha tenido
lugar solamente en la fragilidad de las instituciones públicas para dar
respuestas materiales a las demandas de sectores importantes de la
sociedad, sino que también lo hace en al profundización de su no
transparencia e impermeabilidad para hacer frente a una realidad que se
fragmenta y produce incesantemente nuevos conflictos y nuevos
movimientos, los cuales se constituyen alrededor de nuevas identidades y
buscan crear alternativas para contraponerse al asilamiento.
La desestructuración del modo de vida moderno, deriva de al
desestructuración del mundo fabril tradicional – típico de la revolución
industrial – y la consecuente destrucción de la modalidad de clases que
aquella encerraba, constituiría el ejemplo paradigmático de todo ello. La
fragmentación de las relaciones que se producen en las nuevas sociedades
postindustirales acelerarían la impotencia burocrática del Estado que ya no

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

conseguiría relegitimarse ante los ciudadanos, en esta situación si la


previsibilidad del voto cada cuatro años, que es al mismo tiempo, la fuerza y
la debilidad de la representación, siempre confirió un trazo de insuficiencia
a la legitimidad de los mecanismos de la democracia formal, hoy la hace
mucho mas, porque la complejidad, la fluidez y la dinámica del tejido social
exige una permanente confirmación de la legitimidad del poder.
El objetivo debe ponerse entonces en permitir que cada ciudadano
pueda intervenir en la creación de las políticas públicas y decisiones que
involucran a las temáticas de su ciudad, incluyendo las demandas de los
grupos vulnerados, en su conformación y desarrollo específico local. Esto
permitiría el desarrollo y conformación de sociedades modernas con mayor
estructuración que otorgaría una construcción democrática mas sólida. La
propia crisis de la representación política, parece que determina la
conveniencia de disponer de un tejido social organizado y dinámico que
corrija las insuficiencias y deficiencias de las instituciones públicas y amplíe
los espacios públicos democráticos.
El desarrollo de la experiencia del presupuesto participativo favorece
un nuevo tipo de cultura política, especialmente entre los sectores mas
vulnerados de la población y fomenta las redes sociales de confianza y
solidaridad, es decir supone un incremento del capital social. Asimismo,
genera una recalificación de la democracia en el espacio público local al
reforzar el carácter deliberativo de la decisión sobre los asuntos públicos y
posibilitar la institucionalización de la democracia deliberativa. Representa
también la construcción de una nueva dimensión de ciudadanía.
Conclusiones.
En el contexto mundial actual las ciudades juegan, en su conjunto, un
papel vital para sus países. En la medida que éstas estén preparadas o no
para hacer frente a los numerosos cambios del mercado, que le permitan a
su vez poder enfrentarse en ventaja a la competencia creciente entre ellas,
se podrá hablar de un mayor o menor desarrollo.
La idea sería centrarse en la búsqueda de una herramienta que ayude
a gestionar las ciudades de forma tal que sean capaces de integrar en sus
planes y estrategias a todos los actores intervinientes, que puedan ayudar a
resolver los problemas de las ciudades.
Se plantea la necesidad entonces de adoptar desde la gestión
prácticas diferenciadas de gestión municipal de las diversidades, en las que
el ingrediente innovador anunciado consiste en la apertura de canales y
mecanismos de participación popular en el proceso de asignación de los
recursos públicos de las municipalidades. Tales prácticas deberán promover
mejoras en el nivel de eficiencia de las asignaciones (al forzar la
planificación y la transparencia de las decisiones sobre gastos) y, al mismo
tiempo, favorecer el surgimiento de un patrón de relación entre el poder
público municipal y los ciudadanos que amplía y ayuda a consolidar la
convivencia democrática.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 140


Demos Participativa

El proceso de lucha de las mujeres para la conquista de su derecho


político al sufragio y su participación en el espacio público
Lic. Adriana de Lucio*

A las americanas del Sud


… “Americanas: os ruego por la patria que desea ser libre, imitéis
estos ejemplos de heroísmo, y coadyuvéis a esta obra con vuestros
esfuerzos: mostrad el interés que tenéis en la suerte futura de vuestros
hijos, que sin duda serán desgraciados, si la América no es libre: y mientras
el soldado sacrifica su vida, el magistrado su quietud, y el político se
desvela por la salud pública, haced resonar por todas partes el eco patético
de vuestra voz, repitiendo la viva exclamación que hacía en nuestra época
una peruana sensible: ¡¡¡LIBERTAD, LIBERTAD sagrada, yo seguiré tus pasos
hasta el sepulcro mismo!!!, y al lado de los héroes de la patria mostrará el
bello sexo de la América del Sud el interés con que desea ver espirar el
último tirano, o rendir el supremo aliento antes que ver frustrado el voto de
las almas fuertes”. Bernardo de Monteagudo Gaceta de Buenos Aires,
diciembre 20 de 1811
Antecedentes de la Ley 13.010
Hacia fines del siglo XIX, las sufragistas anglosajonas demandaron la
igualdad del derecho de sufragio, como lo habían logrado los varones como
producto del proceso de industrialización. Ellas, como ellos, eran
trabajadoras, operarias en las incipientes fábricas. En nuestro país, las
primeras lideresas, aparecen hacia el comienzo del siglo durante la gesta
independentista. Posteriormente Juana Manuela Gorriti, Eduarda Mansilla,
Albina Van Praet de Sala entre otras, presentan las demandas
representativas de las mujeres de clase media y alta, su discurso no llegó a
las mujeres de las clases populares. Ellas veían al hombre como a un igual,
un complemento, no a un adversario o enemigo. En ese período, en muchos
países, las primeras generaciones de mujeres universitarias, algunas
devenidas en dirigentas o militantes ejercieron funciones de liderazgo,
entre ellas, Cecilia Grierson, Elvira Rawson de Dellepiane, Elvira López y
Alicia Moreau de Justo en Argentina. Los partidos socialistas, en general,
tuvieron una actitud más abierta hacia las mujeres y algunos se
pronunciaron por la igualdad de derechos desde el siglo XIX, tal como hizo
el partido socialista argentino, que facilitó a varias mujeres, en distintas
instancias, su ascenso a puestos de dirigencia, como fueron los casos de
Gabriela Laperriere de Coni y Alicia Moreau de Justo, quien llegó a ser su
Presidenta. Pero lo cierto es que, los partidos políticos fueron y continúan
siendo espacios concentrados en manos de los hombres, resabio de la
división de tareas y esferas entre mujeres y varones, las mujeres fueron
conminadas al espacio privado, los hombres detentan su poder en la esfera
pública. La inserción de la mujer en la vida institucional argentina es
producto del voto femenino, a partir de la sanción de la ley 13010, en
septiembre de 1947, alentada por el peronismo desde su campaña electoral
de 1946. No fue el primer proyecto para otorgar derechos políticos a la
mujer. En 1927, en San Juan, el gobernador Cantoni, otorgó el voto
femenino por ley, y en 1934, la Dra. Ema Acosta accedió a una diputación.
Antes de 1947 fueron presentadas varias iniciativas que no resultaron
exitosas. Entre ellas, la del Dr. Alfredo Palacios en 1915, basado en estudios
de la Dra. Dellepiane, de la agrupación femenina "Juana Manuela Gorriti",

*
Licenciada en Ciencia Política UBA. Comisión Directiva. Asociación Civil Mariano Moreno.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

que solicitaba los derechos civiles de la mujer, y las frustradas iniciativas


de 1919, 1922, 1925 y 1929. En 1926, la ley 11357 derogó las
disposiciones de las Siete Partidas y las Leyes de Toro, impuestas por los
españoles en el Nuevo Mundo, que habían reglado las relaciones entre
ambos sexos durante 400 años. La Ley Sáenz Peña en 1912, decretó la
obligatoriedad del sufragio universal, pero sólo habilitaba el voto de los
varones. Numerosas asociaciones reclamaron desde entonces el derecho al
voto, entre ellas la Asociación Pro Derechos de la Mujer (1918) conducida
por Elvira Rawson de Dellepiane, en la que participaron maestras,
profesionales, filósofas, más allá de sectarismos políticos, el Partido
Feminista Nacional, dirigido por la Dra. Julieta Lanteri de Renshaw, quien
intenta enrolarse y se presenta como candidata a diputada en el simulacro
de elecciones de 1920, el mismo día en que se realizó el comicio para elegir
diputados nacionales. En los escrutinios femeninos que, no se sumaron a los
totales, ganaron los socialistas. En 1932 surgen la Asociación Argentina del
Sufragio Femenino y las Damas Patricias, que reunieron más de cien mil
firmas de adhesión a su pedido de sufragio femenino, no alcanzaron la
meta, tampoco lo logra el Consejo de Mujeres de la República Argentina. En
1936, Victoria Ocampo conduce la Unión de Mujeres Argentinas junto a
María Rosa Oliver y Susana Larguía, un desacuerdo con las mujeres
comunistas determina su renuncia en 1938. Éstas articulaban el feminismo
y la lucha por los derechos políticos con la lucha de clases, Victoria Ocampo
consideraba que la política debía estar al servicio de la lucha feminista. En
algunos países latinoamericanos el sufragio femenino fue el resultado de
manipulaciones demagógicas, en otros, es la culminación de largas luchas
libradas por las mujeres. En 1929 Ecuador fue el primer país
latinoamericano que le dio el voto a las mujeres, seguido por Brasil y
Uruguay en 1932, Cuba en 1934, Argentina en 1947, la mayoría lo hizo en
los ’40 y ’50, el último, fue Paraguay en 1961.
Sanción de la Ley 13.010
Alicia Moreau de Justo fue una de las más esclarecidas luchadoras
políticas por los derechos de la mujer, en 1919 redactó los objetivos de la
Unión Feminista Nacional, pero se opuso en 1947 a la sanción de la ley
13.010 de sufragio femenino, por considerarla una maniobra oportunista
del régimen peronista. Para la mujer común de aquellos tiempos, la política
era "cosa de hombres" y la miraba con indiferencia. Cuando en 1947 el
proyecto del voto femenino fue presentado en el Congreso Nacional hubo
voces a favor y en contra. Apocalípticas críticas sugerían que el sufragio de
las mujeres implicaría el abandono del hogar e incomodidades por su
condición femenina. En septiembre de 1947 se sancionó la ley 13010 por la
presión y el interés especial de Perón y Eva Duarte. El voto femenino
permitió la inserción de las mujeres en la vida institucional argentina. Se
realizó un censo nacional para relevar la cantidad de mujeres que
integrarían el padrón electoral, la introducción de la Libreta Cívica las
habilitó para emitir su voto. Las nuevas ciudadanas estrenaron su derecho
político en las elecciones presidenciales de noviembre de 1951. Las
mujeres de las clases populares concurrieron a las urnas por adhesión e
identificación con Eva, quien, enferma, votó en su cama en el Policlínico de
Avellaneda. La sanción de la ley 13010 satisfizo el deseo de las
organizaciones feministas y de mujeres, aunque no significó, la adquisición
de conciencia política, tampoco modificó sus condiciones de vida. La ley
originó la creación de la Rama Femenina del Partido Peronista que
pretendió convertirse en un organismo autónomo, de y para mujeres.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 142


Demos Participativa

Facilitó la incorporación de candidatas mujeres en las listas de diputados y


senadores. Fue el único partido que las presentó en las elecciones de 1951,
6 senadoras y 15 diputadas accedieron a sus bancas. Hasta entonces las
mujeres no habían tenido el derecho a elegir ni a ser elegidas. Este
movimiento pretendió liberar a la mujer al proporcionarles el acceso a los
derechos políticos, no lo logró porque la estructura de los partidos políticos
es autoritaria y machista. El sufragio femenino amplió el caudal electoral de
Perón, quien gozaba del apoyo en las clases populares por sus políticas de
inclusión social. Las mujeres votaron al peronismo por la dependencia de las
opiniones masculinas, por su falta de cultura política y en respuesta al
pedido de Eva para que votaran por Perón. El Partido Peronista Femenino
fue oficialmente creado el 26 de julio de 1949. Las delegadas afiliaban,
adoctrinaban, brindaban elementos para mejorar el nivel de vida de las
mujeres. Las diputadas accedieron a sus bancas el 4 de junio de 1952. La
conservadora revolución de septiembre de 1955 provocó el temor de las
mujeres a la pérdida de los derechos políticos adquiridos. El nuevo régimen
pretendió que las mujeres volvieran a la pasividad, pero los medios de
comunicación y las circunstancias internacionales enviaban mensajes para
incrementar la participación de las mujeres en el espacio público. En 1956
se creó la Asociación por los Derechos de la Mujer cuyo objetivo fue la
equiparación efectiva entre ambos sexos, en el orden político, económico,
social y cultural de acuerdo a los postulados de la Carta de las Naciones
Unidas y la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
En 1974 María Estela Martínez de Perón, accedió a la Presidencia de
la Nación por la muerte de su esposo, el Presidente Juan Domingo Perón. En
1976 fue derrocada. Como respuesta a las atrocidades de la dictadura
militar, surgió un grupo de mujeres sin preparación política, quienes
conformaron el único movimiento de resistencia. El 30 de abril de 1977,
formaron “Madres de Plaza de Mayo". Esta agrupación representó el quiebre
más importante en el rol de la mujer en las últimas décadas, generando un
nuevo tipo de liderazgo femenino en la Argentina. La vuelta de la
democracia en 1983, resultado de la derrota argentina en la Guerra de las
Malvinas, desbordó a la ciudadanía hacia la participación. Los distintos
partidos políticos incluyeron mujeres en cargos legislativos e institucionales.
Cuando el presidente Raúl Alfonsín creó la CONADEP, Comisión Nacional por
la Desaparición de Personas, incluyó a mujeres entre los notables.
Estatus político de las mujeres.
Al salir de las dictaduras, las mujeres asumieron que sus derechos no
eran respetados ni siquiera en democracia. El sistema político, los sistemas
electorales, la organización y estructura de los partidos políticos, sus
liderazgos eran impermeables a su presencia y protagonismo y boicotearon
las acciones positivas para su efectiva participación en el espacio político y
la generación de una masa crítica considerable, capaz de revertir la
situación de vulnerabilidad del colectivo de mujeres. En democracia, en
1983, las mujeres protestaron contra la discriminación de género.
Construyeron un movimiento de mujeres con capacidad de presión sobre el
Estado para el logro de los objetivos de género. Se aliaron para acceder a
los ámbitos de toma de decisión para la construcción de relaciones de
igualdad, para alcanzar la paridad real. Las leyes regulan el derecho,
reproducen usos y costumbres sociales, benefician y perjudican sectores,
expresan la brecha entre la igualdad formal, sustentada en constituciones y
leyes y la desigualdad real en la vida cotidiana. Sólo la convicción colectiva
produce nuevas prácticas sociales. Las crisis de participación y

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

representación padecidas por los partidos políticos, agrietaron el casi


monolítico sistema de representación androcéntrico haciendo lugar a la
lucha de las mujeres por su derecho a tener derechos dentro de un proceso
de ampliación de la democracia. Los movimientos sociales y ciudadanos
llenaron el vacío de liderazgo político que dejaron los partidos tradicionales.
Esta ola democrática permitió a las mujeres votantes, expresar y
desempeñar sus propias preferencias políticas (no las de sus maridos).
Aparecen en este nuevo escenario democrático como votantes con poder de
decisión, como líderes políticas y como organizadoras políticas de
movimientos sociales.
La lucha por la ley de cuotas para la inclusión de un piso mínimo del
30% de mujeres en las listas de candidatos nacionales a diputados, llevó
cerca de 7 años de dura lucha. Participación implica inclusión efectiva de los
actores sociales en el sistema político, en la representación y en la adopción
de decisiones. La inclusión de las mujeres en los espacios públicos visualiza
el giro hacia la “feminización de la política”, tendencia que en Latinoamérica
pareciera ser permanente. Cuatro factores alientan el crecimiento del
liderazgo político femenino: 1- tendencia en la preferencia de los votantes
favorable a las mujeres 2- transición demográfica 3- compromiso de la
comunidad internacional, reflejada en la Declaración de los Objetivos de
Desarrollo del Milenio, firmada por los líderes mundiales en el año 2000 y 4-
la crisis política de la región abre espacios para la participación de la mujer
en la política. La participación femenina en distintos espacios sociopolíticos
nacionales, durante los últimos años, creó nuevas representaciones de lo
femenino en el imaginario colectivo, resignificando los papeles tradicionales
contribuyendo a la ciudadanización de las mujeres y a la democratización
de la familia y la sociedad.
La participación efectiva de la mujer en la esfera pública es un
fenómeno relativamente reciente en el continente latinoamericano. En la
década de los ’90 la representación de las mujeres ingresó en la agenda
política de los gobiernos. Hubo importantes avances en favor de una
representación equitativa por razón de género pero persisten obstáculos
político-electorales que dificultan la inclusión de la mujer en los puestos de
toma de decisiones.
Argentina fue el primer país del subcontinente que implementó la ley
de cupos. Diversos factores coadyuvaron al logro de la sanción de la Ley
24.012, de cupos en 1991. Fueron el clima democrático, el rol clave
desarrollado por algunos sectores de mujeres durante la dictadura, el
ingreso masivo de las mujeres a los partidos políticos, convirtiéndose en el
grueso de la militancia. Esa movilización facilitó los contactos entre
diferentes fracciones de mujeres, políticas, de organizaciones sociales y
otros ámbitos quienes descubrieron intereses y reivindicaciones comunes
permitiendo la eliminación de prejuicios mutuos. La Ley Nº 24.012 fue
aprobada por la fuerte presión de las mujeres políticas quienes contaron
con el apoyo del heterogéneo movimiento de mujeres, articulado por
encima de diferencias en un momento de profunda crisis económica y, en
ese explosivo contexto, la demanda de la ley de cupos, aparecía como un
tema menor, como “un capricho de las chicas”. En la discusión
parlamentaria se apreció la heterogeneidad de las posiciones, muchas de
ellas conservadoras o demagógicas. La jurisprudencia relacionada a las
acciones positivas era contradictoria, media biblioteca consideraba que
respondía al espíritu constitucional de real igualdad de oportunidades, para
la otra, rompía ese mismo principio de igualdad. Frente a estas

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 144


Demos Participativa

disquisiciones, el poder ejecutivo dictó una reglamentación que especificaba


como ejecutar el ordenamiento en cada caso, acorde al número de bancas a
cubrir.
El sistema de cuotas es un mecanismo clave para la promoción y el
acceso real de las mujeres al mundo de la política y la reducción de
asimetrías de género en la representación política. Las cuotas en el
continente aumentaron considerablemente la presencia de mujeres en los
parlamentos, partiendo de un promedio del 9% en 1990 en la Cámara Baja,
llegando al 15% en el año 2003 y en el Senado, pasaron del 5% en 1990
al 12.6% en el 2003. Un adelanto general en las capacidades y
oportunidades para las mujeres generaron cambios de actitud acerca de la
participación de las mujeres en la política, así como la consolidación de
instituciones democráticas en la mayoría de los países crearon un clima
favorable para que ellas accedieran a puestos de poder. Hoy las mujeres
representan alrededor del 13 % de los miembros de las dos cámaras en
América Latina, incluyendo a América del Norte y el Caribe, la cifra asciende
al 15.4 %, cuando a principios de los ’90 el porcentaje era del 10%. Doce
países latinoamericanos adoptaron las leyes de cuotas facilitando la
participación de candidatas mujeres en las elecciones nacionales. En
promedio, las cuotas incrementaron en 5 puntos el porcentaje de la
participación femenina en el Congreso. Mujeres de diferentes partidos y
orientaciones ideológicas construyeron alianzas políticas para atender los
problemas que afectan al colectivo. En Argentina, el porcentaje femenino en
la Cámara de Diputados llega al 27%, en Paraguay es del 3%. La diversidad
de las instituciones electorales propias de cada país produce variaciones
enormes propiciando o limitando el éxito de las leyes de cuotas.
Las mujeres y la década de los ’90.
La existencia de mujeres en puestos de toma de decisión no produce
necesariamente cambios en las leyes y políticas a favor de sus congéneres.
El cambio exige una presencia femenina que tenga real poder más allá de
un título o un puesto. Los años ’90 testimonian el progreso logrado por el
liderazgo femenino en América Latina, efecto de las leyes de cuotas que
facilitaron una mayor presencia de mujeres en los diversos ámbitos de la
actividad política. En Argentina, el 27 % de mujeres en la Cámara de
Diputados aparece como la más alta proporción de Latinoamérica, en el año
1991, apenas alcanzaban al 6 %. En los ´90 la participación de las mujeres
en los consejos legislativos municipales y estatales se incrementó en
muchos países, pero su acceso a las más altos niveles ejecutivos, alcaldes/
intendentes y gobernadores, continúa bajo.
Las cuotas actúan como una punta de lanza para provocar
transformaciones culturales profundas y ampliar el proceso de
democratización e inclusión social. Evaluada la grosera subrepresentación
de las mujeres en el legislativo cuando conforman el 52% del padrón
electoral llevó a muchas mujeres a pensar estrategias de empoderamiento
colectivo de género y, en noviembre de 1989, la senadora Margarita
Malharro de Torres representante de la UCR de Mendoza, presentó un
proyecto de reforma del Código Electoral, imperativo para todos los partidos
políticos, los cuales debían integrar un mínimo del 30% de mujeres en sus
listas de candidatos electivos con posibilidades de ser electas. Días
después, un grupo de diputadas de diferentes partidos presentaron un
proyecto similar por el cual ninguna lista partidaria podría incluir más del
70% de personas del mismo sexo, alternando 2 candidatos de un sexo con

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

1 del otro. El proyecto fue recibido con beneplácito por las mujeres de los
partidos quienes veían en él, el instrumento para superar su postergación.
En septiembre de 1990 el proyecto de Malharro de Torres fue debatido en
la Cámara de Senadores y aprobado por abrumadora mayoría, con la
oposición de 2 senadores del PJ, revirtiendo un inicio desfavorable, dado que
el dictamen de comisiones había sido negativo. Cuentan sus allegadas que,
cuando la ley fue finalmente sancionada, la Senadora Malharro expresó “no
saben lo que hicieron”.
La movilización de las mujeres, su abrumadora presencia en el recinto
y la presión que ejercieron desde los palcos, dieron vuelta la votación de
aquellos senadores que originalmente se habían opuesto al proyecto. Dicha
participación expresó la fuerza del colectivo de mujeres, desconocida hasta
entonces, dando origen al inicio de un trabajo posterior articulado y
transversal de las mujeres de todos los partidos políticos, quienes
comenzaron a bregar por los intereses inherentes al género, poniéndolos, a
veces, por encima de la lealtad y obligaciones partidarias. Posteriormente
fundaron la Red de Feministas Políticas, que tuvo una destacada
participación en el Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, que
se desarrolló en San Bernardo, Pcia. de Bs. As., Argentina, evento que
permitió publicitar y sensibilizar las temáticas de género a un nivel masivo y
público.
El 6 de noviembre de 1991, 2 años exactos después de su
presentación, la ley fue sancionada en Diputados. La ley era mejorable, pero
las mujeres privilegiaron su rápida sanción sobre una potencial calidad y/o
indefinida postergación. Llamativamente los polos del espectro político, la
Unión de Centro Democrático y el Movimiento al Socialismo votaron en
contra. Fue clave el compromiso del presidente Menem para la sanción de la
ley de cupos, ordenó a sus representantes que dieran quórum. En 1992
Menem firmó el Decreto Reglamentario de la Ley 24.012 que determinaba
el lugar de las candidatas mujeres en las listas, fue un avance importante
pero no afectó la praxis partidaria tradicional.
En la elección de Diputados Nacionales de 1993 se implementó la
Ley de Cuotas por primera vez. Muy pocas listas respetaron el cupo
femenino. Los partidos violaron la ley en todos los distritos y la Justicia
Electoral no reconocía que las cuotas fueran de orden público. Los partidos
políticos aceptaron el 30% de participación femenina en la conformación de
las listas, pero, no en la representación efectiva, las mujeres estaban en la
cola de las listas y como suplentes. Llegado el momento de ejecutar la ley,
todos los partidos presentaron resistencias. En todas las provincias, las
violaciones eran sistemáticas y reiteradas. Las impugnaciones y las
acciones judiciales simultáneas presentadas por las mujeres resultaron una
práctica novedosa y desesperada para lograr el cumplimiento de la ley. Las
victorias y los rechazos dependían de las apreciaciones y discrecionalidad
de los tribunales electorales locales. Las únicas que podían impugnar
legalmente esos atropellos, eran las propias víctimas, las candidatas. Ante
este estado de situación, las mujeres se organizaron. Se comunicaron con
todas las candidatas de todos los partidos que violaban la ley, en todos los
distritos. Presentaron operativos simultáneos en contra de 213 listas en
todo el país. Se armó una solidaria red de información con datos precisos
sobre las listas de los partidos políticos. Las candidatas presentaron
amparos preventivos, fueron rechazados en la totalidad de los casos por los
jueces electorales, quienes, tampoco oficializaron las listas y las devolvieron
a los partidos políticos, para que las rehicieran de acuerdo a la ley. Así

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 146


Demos Participativa

surgieron los primeros fallos de los tribunales y de la Corte Suprema, dando


a la Ley 24.012, el carácter de orden público.
Argentina fue el primer país de la región en implementar las cuotas
en 1991. Entre 1991 y el 2000, 12 países latinoamericanos, lo imitaron. En
mayo de 1995, las legisladoras de la región se reunieron en el Parlamento
Latinoamericano (PARLATINO) en San Pablo, Brasil, para discutir la
experiencia de las cuotas en Argentina y en otras partes del mundo. Estas
leyes deben su aprobación, en ciertos casos, al apoyo brindado por algunos
Jefes de Estado.
En el año 1995 la reforma constitucional habilitó un marco legal,
jurídico y político insoslayable. Todas las listas presentaron mujeres, al
menos en cada tercer lugar. En la elección de 1997 las mujeres fueron
integradas a las listas de candidatos para brindar una imagen más limpia y
transparente de la política, de los políticos y los partidos, debido al alto nivel
de cuestionamiento a los mismos, la profundización de la brecha entre
representantes y representados, la percepción de altos niveles de
corrupción, la defensa corporativa de intereses particulares en oposición a
los intereses generales de la población.
Debido a los “baches” en la ley de cupos original y la presión de las
mujeres, en el 2001, el presidente De la Rúa dictó el Decreto Nacional
1246/2000 reglamentando nuevamente la Ley 24.012, solucionando dudas,
mejorando su redacción y decidiendo sobre la primera elección de 3
senadores por provincia. El art 12 establecía un piso mínimo del 30% de
mujeres. Aquellas que ocupan cargos públicos tienen la enorme
responsabilidad de revertir la histórica discriminación que padece el
colectivo de las mujeres. Una democracia sin la efectiva participación de la
mujer es una democracia incompleta, inacabada, porque vulnera uno de los
principios constitucionales básicos, el derecho a la igualdad y a la no
discriminación por razón de sexo. La pobreza y la desigualdad están
íntimamente relacionadas con las mujeres, en el subcontinente y en el país,
aunque, en la actualidad, las mujeres son más educadas, tienen más años
de estudio que los varones. Si se mantiene esta tendencia y cambia la
percepción sobre el rol de la mujer en la sociedad, superando los
tradicionales patrones culturales excluyentes, la brecha existente entre
hombres y mujeres podrá reducirse paulatinamente.
El perfil del liderazgo de las mujeres está cambiando.
En el pasado, la mayoría de las mujeres que alcanzaban puestos de
poder eran las esposas, viudas, hijas o hermanas de hombres prominentes.
Sus carreras políticas estaban atadas a las reputaciones de los parientes y
no siempre a sus propios méritos. Su función dentro de la política era el rol
de agentes de sus parientes. Hacia finales de los ’90 una cantidad
importante de mujeres en la política proviene de familias políticas, pero, un
número cada vez mayor logró insertarse y avanzar por sus propios méritos.
Nunca antes se había visto tantas mujeres en puestos de liderazgo
como ahora, sin embargo los más altos círculos del poder continúan siendo
un dominio masculino. El techo de cristal, la cima del poder, sólo se abre
ocasionalmente para incorporar una que otra mujer, siempre que no
perturbe el rol hegemónico de los hombres, no genere problemas y no
intente cambiar el statu quo al interior de los partidos, en cuanto a las
relaciones de género.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Este siglo XXI es en América Latina, la era de las mujeres líderes. El


sistema de cuotas promovió el acceso real de las mujeres al mundo de la
política y redujo la tradicional asimetría de género en la representación
política. Los acuerdos internacionales y la Cuarta Conferencia Mundial
sobre la Mujer de la O.N.U., celebrada en Beijing en 1995, marcó un punto
de inflexión en la materia.
¿Está el pueblo argentino en condiciones de ser gobernado por una
mujer? Resultan innegables los avances logrados por las mujeres en la vida
pública, aunque no ha logrado todavía un plano de paridad con el hombre.
Las causas son múltiples, la tradición heredada, la cultura política
tradicional, el prejuicio, el sistema patriarcal, dominante y hegemónico, en
los ámbitos privado y público.
En las elecciones de junio de 2007 en la Ciudad de Bs. As., varias
mujeres compitieron en las elecciones para los cargos de Jefe y Vicejefe de
Gobierno y legisladores, varias de ellas encabezaron, secundaron y
participaron en las listas de los partidos, pero, los temas de género no
figuran en la mayoría de las agendas políticas, aunque hay candidatas con
ideas y propuestas. El 51,9 % de mujeres y el 48,1 % de los varones del
padrón optaron entre 18 fórmulas para el ejecutivo y 22 listas para la
Legislatura. Tres mujeres aspiraron a ocupar la Jefatura de Gobierno, 6
disputaron la vicejefatura porteña. A las mujeres les resulta complicado
participar en política y conciliar esa actividad con las demandas familiares,
aunque también sucede en algunas profesiones que requieren mucha
dedicación.
La campaña electoral presidencial 2007 propuso una innovación en el
sistema político argentino, por primera vez 3 mujeres compitieron por el
ejecutivo nacional, 2 de ellas, con importantes posibilidades de acceder a la
primera magistratura. La fragmentación de la hegemonía, dejó a la vista a
caudillos en competencia por el poder incapaces de formar una alianza,
liberando espacio a la emergencia de mujeres como candidatas. La
ciudadanía manifiesta “desinterés” por la política tradicional, pero no
cuestiona las candidaturas femeninas. Las 2 candidatas con mayores
posibilidades representan la política clásica, utilizan los mismos procederes
y estrategias que los varones, por lo que no habría un voto decisivo de
género. Cristina Fernández de Kirchner es percibida como la ‘esposa de…’,
quien llega a la candidatura porque ‘su marido’ la ubica, más allá de sus
capacidades particulares, personifica la continuación del modelo. Explicita
que no es feminista, quiere el poder, sin cuestionamientos de género. Su
forma de operar reproduce los patrones masculinos. Quiere ejercer el poder
y que se le reconozca. Elisa Carrió siempre mantuvo una posición opositora,
en algunos momentos usa su condición de mujer para expresar que está
planteando algo diferente. Ambas intentan que su género no sea un
impedimento para llegar al poder. La campaña electoral está “feminizada”
por el sólo hecho de tener candidatas mujeres con preparación intelectual y
experiencia para ejercer el poder. En esta competencia se presentaron 3
mujeres entre 14 candidatos a la presidencia de la Nación. La oposición
fragmentada y debilitada incrementó sus posibilidades de ganar la carrera
por la presidencia permitiendo que Argentina tenga por primera vez una
presidenta mujer electa, un acontecimiento sin precedentes, exceptuando el
gobierno de María Estela Martínez de Perón.
En las listas cerradas y bloqueadas, el/la elector/a vota por una lista
de candidatos/as definida por el partido y no se puede alterar el orden

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 148


Demos Participativa

interno de la misma. Los escaños obtenidos se distribuyen siguiendo el


orden preestablecido por el partido. Este modelo, siempre que asegure una
distribución coherente por razón de género, favorece la inclusión de las
mujeres en las legislaturas. Facilitan el objetivo de los cupos mínimos para
favorecer la representación femenina.
Bibliografía.

Bou, Marc. 2007. La participación de las mujeres en la política. El caso de


América Latina www.iigc.org
Control Ciudadano. La construcción de ICC de género en América Latina.
www.socwatch.org
Escudero, Carolina. Poder de género en Artemisa 24.10.2007
Fuster Retali, José. 2.000. El cambio de rol de la mujer en la sociedad
argentina a partir de la obtención del voto femenino. Ponencia presentada
en el Congreso Europeo de Hispanoamericanistas, Universidad de Varsovia.
Guzmán, Virginia. 2001. La institucionalidad de género en el estado:
Nuevas perspectivas de análisis 32 Mujer y desarrollo CEPAL. Santiago de
Chile, marzo de 2001Htun, Mala N. “Subiendo los primeros escalones” en
Perspectivas, Publicación Trimestral Internacional de ISIS Nº 20 octubre-
diciembre 2000
Lubertino, María José. 2003. Pioneras en las cuotas. La experiencia
argentina y su futuro, en La aplicación de las cuotas: experiencias
latinoamericanas. Informe del taller. Lima, febrero 2003. IADE. International
Institute for Democracy and Electoral Assistance.
Monteagudo, Bernardo de. Agenda de Reflexión Nº 452 3/07/ 2008 El
bello sexo y la libertad americana Fuente: Escritos políticos. Recopilados y
ordenados por Mariano A. Pelliza, Buenos Aires, La Cultura Argentina, 1916
Navarro, Marysa.”El legado de las pioneras” en Perspectivas, Publicación
Trimestral Internacional de ISIS Nº 20 octubre- diciembre 2000
Otero, Luis María. “Política en clave femenina” en Artemisa 24.10.2007
Valdés Echenique, Teresa ¿Revancha de los barones o nuevo pacto
social? Columna Publicada en La Nación Columna Publicada en Diario de la
Sociedad Civil
Waigandt, Alejandra. Candidatas 2007: P olíticas en clave de género en
Artemisa 30.5.2007

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Observatorio Local de Democrocracia Participativa

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 150


Demos Participativa

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

*
1° Encuentro Nacional de Presupuestos Participativos

Conclusiones

Los días 12, 13 y 14 de diciembre del año 2008 se realizó el Primer


Encuentro Nacional de Presupuestos Participativos en La Plata, provincia de
Buenos Aires. En él se decidió de forma participativa que la ciudad de
Córdoba será la sede el año próximo. También se acordó cómo será la
metodología y el contenido del Segundo Encuentro Nacional de
Presupuestos Participativos en el 2009. Asimismo, entre todos los presentes
se decidió la creación de la red de Presupuestos Participativos de la
República Argentina.

La organización estuvo a cargo del Consejo de Presupuesto


Participativo de la Municipalidad de la Plata junto con la Secretaría de
Relaciones Parlamentarias de la Jefatura de Gabinete de Ministros de la
Nación.

El 1er ENPP fue declarado de interés nacional por la Presidencia de la


Nación (Resolución Nº 1338 / 2008); Declarado de interés por la Honorable
Cámara de Diputados de la Nación (Resolución 6089/2008); y Declarado de
interés municipal por el Concejo Deliberante (Decreto Nº 174 / 2008).

Las localidades que estuvieron presentes en el encuentro y están


ejecutando el Presupuesto Participativo son: La Plata, Bella Vista,
Corrientes; Comodoro Rivadavia; Chubut; Córdoba capital; Godoy Cruz;
Mendoza; Rosario, Santa Fe; de la provincia de Buenos Aires: Campana,
Gral. San Martín, San Miguel, Necochea, San Fernando y Morón.

Aquellas que estuvieron presentes y proyectan implementarlo son -de


la provincia de Buenos Aires-: Berisso, Las Flores, Tres Arroyos y Mar de Ajó.
De otras provincias: Concordia, Entre Ríos; y Rawson, Chubut.

Muchas localidades no pudieron asistir al Encuentro por diversos


motivos: El Huecú, Neuquén; Gral. Pueyrredón, Buenos Aires; Resistencia,
Chaco; Santa Fe; Río Grande, Tierra del Fuego; San Fernando del Valle de
Catamarca y San Carlos de Bariloche, Río Negro. Entre quienes proyectan
implementar el PP y no estuvieron presentes, se encuentran: El Calafate,
Santa Cruz; Ushuaia, Tierra del Fuego; Santa Lucía, San Juan. Además,
Zárate, Bahía Blanca, Exaltación de la Cruz y Junín, de la provincia de
Buenos Aires.

Las actividades comenzaron el día martes 9 de diciembre con la


inauguración de la Muestra Exhibición de algunas de las Experiencias de PP,
en la galería del Centro Cultural Islas Malvinas. El evento contó con la
presencia del Intendente Municipal Pablo Bruera y del Secretario del
Consejo de Presupuesto Participativo, Carlos Alberto Sortino.

El día viernes 12 se realizó el acto de apertura del Primer Encuentro


Nacional de PP, en el Salón Dorado de la Municipalidad de La Plata, a las
*
Agradecemos del Dr. Oscar González; Secretario de Relaciones Parlamentarias, Jefatura de
Gabinete de Ministros y al Lic. Pablo Caruso, Presidente de la Red Argentina de Presupuestos
Participativos.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 152


Demos Participativa

11:30 hs, con la presencia del Intendente Pablo Bruera, el Secretario del
CPP, Carlos Sortino, el Secretario de Relaciones Parlamentarias de la
Jefatura de Gabinete de Ministros de la Nación, Oscar González, el
Presidente del Partido de los Trabajadores de Río Grande do Sul, Olivio
Dutra, y el Senador de la República Oriental del Uruguay, Arq. Mariano
Arana.

Las actividades del encuentro consistieron en la realización de una


muestra, conferencias, ponencias, mesas redondas y talleres.

La primera jornada del Encuentro Nacional se inició en el Salón


Auditorio del Centro Cultural Islas Malvinas, con la Conferencia del Arq.
Mariano Arana y finalizó con la del mentor del Presupuesto Participativo,
Olivio Dutra.

Además expusieron: El Secretario del CPP, Carlos Sortino,


Municipalidad de La Plata, Jefe del Dpto. de Coordinación de PP de la
Municipalidad de Campana. José Abel Perdomo. El Sec. de Participación
Ciudadana y descentralización de la Municipalidad de Comodoro Rivadavia,
Lic. Hugo Plunkett, y la Directora Gral. de PP de esa ciudad, Lic. Amelia
Carrizo. La Administradora General del PP, Ema Silvia Vega, y el encargado
del área de Relaciones Institucionales del PP Córdoba, Carlos Hipólito
Quinteros. La Concejal, Andrea Perestiuk, y el Coordinador Operativo del PP,
Leonardo Herrera, de Necochea. De la Municipalidad de Gral. San Martín, el
Sec. de Economía y Hacienda, Daniel Abruzzese y la Directora de
Capacitación / Coord. Gral. PP, Sra. Mariana Iorio.

El cierre artístico estuvo a cargo de la Orquesta Municipal de Tango


Ciudad de la Plata, en el patio del Centro Cultural.

El día sábado 13, dieron su conferencia por la mañana: la Mag. Silvia


Vilanova, Coordinadora del Programa “Municalidad” y el Sr. Eric Calcagno,
Senador Nacional por la Provincia de Buenos Aires.

Además, por la tarde, disertaron Alejandro Rofman, Doctor en


Ciencias Económicas y Ricardo Romero, Politólogo orientado en Estado,
Administración y Políticas Públicas.

Por otro lado, disertó el Abogado Guillermo Torremare, Jefe de


Asesores de la Sec. de Relaciones Parlamentarias de la Jefatura de Gabinete
de Ministros de la Nación, quien expuso sobre “Los tratados Internacionales
de Derechos Humanos y el PP”, y Alejandro Pérez Acotto, investigador de la
Universidad Nacional de Gral. Sarmiento, quien realizó un balance sobre la
situación actual de las ciudades argentinas con Presupuesto Participativo.

También expusieron sus experiencias de PP: Directora de


Organizaciones y Participación Comunitaria de la Municipalidad de Morón,
María José Parra. El Secretario de Planificación y Coordinación del PP en San
Fernando, Lic. Diego Rossi. Junto al Subsecretario de Recursos Humanos,
Capacitación y Participación Ciudadana, el Sr. Pablo País; El Secretario
Ejecutivo del PP en San Miguel, Enrique Emiliani. El Secretario de
Planeamiento Municipal, Daniel Oscar Rossi y el Coordinador de PP en Bella
Vista, Rafael Alfredo Beltrán. La Coordinadora del Centro de Mediación de

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Godoy Cruz, Dra. Paola Arcana. El Director de Distrito Sudoeste, Gerardo


Griecco, del PP de la ciudad de Rosario. El Coordinador Técnico del PP de la
Municipalidad de Rosario, Pablo Torricella.

El domingo 14 se realizó una puesta en común entre todos los


participantes, en donde se evaluó y reflexionó sobre lo ocurrido en el Primer
Encuentro Nacional de Presupuestos Participativos. En este sentido se
subrayó la importancia del encuentro y se agradeció la iniciativa de la
Municipalidad de la Plata. Se resaltó la calidad de los conferencistas y se
acordó realizar un segundo encuentro en Córdoba durante la primera
quincena de diciembre de 2009.

Asimismo, se hizo hincapié en la importancia de modificar la


metodología de trabajo, agregando talleres que permitan brindar más
protagonismo y participación a todos los que concurran al encuentro; lo que
además contribuirá a la profundización de algunos temas, tales como la
mayor participación del estado provincial y nacional en las experiencias de
PP, la ejecución de los proyectos, las dificultades en el proceso de PP, cómo
hacer para alcanzar una mayor participación de los ciudadanos y de qué
forma lograr su permanencia.

Entre otras cuestiones, estos ítems se presentaron como un problema


común entre los participantes.

También se sugirió mejorar la calidad de las presentaciones, de modo


que sean legibles en pantalla grande para quienes estén presenciando la
disertación.

Por otro lado, se resolvió la creación de una red de Presupuestos


Participativos, con el fin de que todos los municipios (tanto quienes están
ejecutando el PP, como aquellos que proyectan implementarlo) puedan
estar en contacto. Establecer redes de ayuda mutua, intercambio de
información y de experiencias.

En este sentido, se decidió la creación de una página web, que pueda


ser el portal de la red, en donde se encuentre contenida toda la información
de los municipios, donde todos puedan aportar e intercambiar datos y
experiencias.

Para ambos aspectos, la Secretaría de Relaciones Parlamentarias de


la Jefatura de Gabinete de Ministros, se ofreció como coordinadora, en
conjunto con el/los municipios que estén dispuestos a ayudar en esta tarea.

En una segunda etapa, los participantes se dividieron en dos grupos


de trabajo: uno dedicado a pensar los contenidos y la metodología del
próximo encuentro y el otro a planificar la concreción de la red de PP de la
Rep. Argentina y la página web.

En el primer caso se decidió:

Que se opte como metodología el taller (y se realicen talleres


simultáneos) que permitan debatir y discutir con mayor profundidad las

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 154


Demos Participativa

cuestiones del PP;


Que se promuevan los espacios informales de encuentro; que se cuente con
un programa más espaciado y que permita más tiempo para preguntas y se
mantenga la calidad de los conferencistas latinoamericanos y globales (que
contextualicen).

Que el lugar físico del Encuentro así como el alojamiento cuente con
rampas y/o ascensores.

Con respecto al contenido: Talleres con los siguientes ejes temáticos:

1. PARTICIPACIÓN: Calidad y cantidad. Estrategias de


convocatoria. Retención de los participantes. Cuestiones
de género y edad.

2. RELACIÓN ENTRE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS Y EL PP.

3. EJECUCIÓN DE LAS OBRAS. Formas de descentralización.


Estructura de decisión municipal.

4. FORMACIÓN / CAPACITACIÓN. Mapa jurídico de los


municipios.

5. MARCO CONTEXTUAL / MACRO DEL PP.

6. LIMITACIONES- OBSTÁCULOS- “FRACASOS”.

7. CREACIÓN DE OBSERVATORIO DE PP.

En el segundo caso· CONFORMACION DE LA RED: podrían formar


parte de la misma todos los municipios que se encuentren en la ejecución
del PP, pero además todos aquellos que estén en vías de implementarlo o
proyecten hacerlo. Asimismo, se recalcó la necesidad de que formen parte,
o se esté en contacto permanente con algunas ONG´s y universidades
nacionales (quienes se encuentran acompañando y asesorando a diferentes
municipios en sus PP).

· MARCO LEGAL DE LA RED: El Lic. Pablo Caruso, en representación de La


Jefatura de Gabinete de Ministros de La Nación, se comprometió a averiguar
sobre el marco legal para la conformación de una red que sea reconocida
formalmente por el Estado Nacional y que reciba su ayuda.

· TOMA DE DECISIONES EN LA RED: la toma de decisiones será conjunta, con


la participación de todos los municipios que formen parte de ella, para
decisiones de índole macro y micro, es decir, decisiones que vayan desde la
modificación del sitio web, como para cuestiones de financiamiento y
auspicio.

· FINANCIACIÓN DE LA RED: además de la posible ayuda del Estado


Nacional, podría recibir apoyo de organizaciones afines, nacionales e
internacionales para las actividades que se organicen, etc. siempre y

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

cuando NO se les permita a las mismas, tener incidencia sobre ningún


aspecto relacionado con la red.

· FUNCIONAMIENTO: establecer una coordinación rotativa de la red y


de la página web. La información se centralizaría en la Jefatura de Gabinete
de Ministros de La Nación, pero además, uno de los municipios (durante un
período determinado de tiempo, podría ser el mismo municipio que asuma
la organización del Encuentro Nacional de ese año) ayudaría en esta
coordinación, tomando a cargo ciertas tareas, entre otras cosas, se
encargaría de recabar información y de distribuirla entre los miembros, de
la actualización de la página web, del envío de newsletters, etc.

CREACIÓN DE PÁGINA WEB v DESTINATARIOS: por un lado, serían los


municipios miembros de la red y aquellos que estuvieran interesados en
formar parte de la misma; y por otro lado, los ciudadanos en general. Se
acordó que ambos espacios, dentro del sitio web, deben estar bien
diferenciados.

La página debe ser dinámica y actualizarse frecuentemente. v


CONTENIDOS:

Quiénes somos desarrollo de las experiencias de PP: que exista un link


(mapa de la Rep. Argentina señalando los municipios con PP) en donde se
detalle cada experiencia y la dirección de contacto con la misma (se
establecerán diferentes criterios para el desarrollo de este espacio).
Matriz comparativa de las experiencias de PP: partiendo de la investigación
realizada por la Universidad Nacional de General Sarmiento y expuesta en el
encuentro. Foros de discusión de acuerdo a los diferentes destinatarios.
Difusión de los eventos y de los cronogramas de actividades de los PP, de
los diferentes municipios. Publicaciones de artículos, investigaciones, etc.
Relacionadas con el PP: además este espacio estaría destinado a estar en
contacto con las universidades.

El cierre del encuentro estuvo a cargo del Secretario del Consejo de


Presupuesto Participativo de la Municipalidad de La Plata, el Sr. Carlos
Sortino y del Asesor de la Secretaría de Relaciones Parlamentarias de la
Jefatura de Gabinete de Ministros de la Nación, el Lic. Pablo Caruso, quienes
realizaron los agradecimientos y reflexiones finales.

El “broche de oro” del encuentro, tuvo como protagonista a la


organización Culebrón Timbal, miembro del Movimiento por la Carta
Popular, que forma parte activa en el Presupuesto Participativo de la
Municipalidad de San Miguel, provincia de Buenos Aires. Sus integrantes
brindaron a todos los presentes una divertida representación en la que los
vecinos de un barrio se organizaban para resolver sus necesidades, a través
del PP.

Asimismo, se informa que el próximo 20 de febrero, en el auditorio


del edificio de Jefatura de Gabinete Nacional, la Secretaría de
Relaciones Parlamentarias de la Nación (A cargo del Dr. Oscar
Gonzalez), en conjunto con la Secretaria de Asuntos Municipales del
Ministerio del Interior y los municipios que han participado del

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 156


Demos Participativa

Encuentron Nacional, realizara la primera reunión constitutiva de la


Red Argentina de Presupuestos Participativos.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Experiencias de Presupuesto Participativo*

Municipalidad de Rosario / Pcia. Santa Fe


El Presupuesto Participativo en la ciudad de Rosario, se desarrolla
desde el año 2002.
Participan los vecinos y vecinas de la ciudad con decisión vinculante,
eligiendo proyectos urbanos y sociales.
Primera Ronda: más de 50 asambleas barriales en toda la ciudad,
donde los vecinos y vecinas realizan propuestas. Se eligen los consejeros
barriales. (marzo-abril)
Consejo Participativo de distrito: ámbito donde los consejeros
electos transforman en proyectos todas las propuestas viables y factibles.
Los consejeros realizan capacitaciones y trabajan conjuntamente con
personal técnico del municipio. (mayo-setiembre)
Segunda Ronda de elección de proyectos: Jornada única de
votación en las que los vecinas y vecinas priorizan los proyectos para su
distrito. Los proyectos más votados, hasta cubrir el monto asignado a cada
distrito, se incluyen en el Tomo del Presupuesto para su ejecución al año
siguiente. (Noviembre)
Tercera Ronda: Reunión donde se realiza un balance de los
proyectos que se ejecutaron en el año y se da a conocer la nueva lista de
proyectos a ejecutar. (Diciembre)

Municipalidad de Morón / Pcia. Buenos Aires


El Presupuesto Participativo Morón, comenzó en el año 2006 en
el marco de la profundización del proceso de descentralización
municipal. Es una iniciativa que se encuadra en una modalidad de
administración de lo público que hace eje en el acceso a la información,
la transparencia y la rendición de cuentas.
Con la puesta en marcha del PP, el gobierno local y la comunidad
moronense dialogan y llegan a acuerdos respecto de cómo invertir
los recursos públicos locales, a partir de una metodología que combina
la participación directa de la población en asambleas y a través del voto de
proyectos.
De este modo, el PP en Morón es una herramienta de gran relevancia
para trabajar en pos de procesos de desarrollo con inclusión social y
para la mejora de las prácticas institucionales de nuestra
democracia, entendiendo que la calidad democrática y la justicia social son
los pilares sobre los cuales construir una sociedad mejor para todos y
todas.

Municipalidad de La Plata / Pcia. Buenos Aires

*
Agradecemos la información brindada por la Municipalidad de La Plata, a su Intendente Dr.
Pablo Bruera y especialmente a Carlos Sortino y Virgnia Bracco de la Coordinación del
Presupuesto Participativo, quienes brindaron las reseñas.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 158


Demos Participativa

El Presupuesto Participativo 2008 se realizó de abril a junio y


participaron 1300; decidieron 59 proyectos a ejecutar con 7,2 millones de
pesos.
En el de 2009, de agosto a noviembre, participaron 1500 vecinos y se
duplicó el presupuesto a 14 millones.
El PP cuenta con asambleas barriales, abiertas a todo habitante del
territorio mayor de 16 años, que definen sus necesidades (diagnóstico) y
orden de prioridades (proyectos).
Las asambleas regionales actúan como síntesis y organizadoras del
proceso. Durante los encuentros se concensuaron 79 proyectos por el 30
por ciento del presupuesto, mecanismo que tenía como condición la
presencia de 50 personas como mínimo en una asamblea.
En la asamblea comunal se exponen los proyectos de todas las
barriales y se convoca a consulta popular, donde se votan, en este año,
entre 301 proyectos. La misma, está abierta a todos los habitantes del
municipio.

Municipalidad de Córdoba/ Pcia. Córdoba


Programa de Presupuesto Participativo, implica poner en valor la
participación vecinal, entendida ésta como participación efectiva en la toma
de decisiones y ejecución de las acciones resultantes.
El programa tiene por objetivo fortalecer la capacidad de los gobiernos
locales para promover y articular la participación de la comunidad y lograr
una resolución efectiva y eficiente de los problemas a los que estas se
enfrentan, mediante una mayor movilización de los recursos locales y
externos, públicos y privados, sobre los que tiene control, o a los que tiene
acceso dicha comunidad.
Para lograr este objetivo, se propone incorporar a representantes de la
comunidad en el proceso de identificación y priorización de problemas, así
como en la búsqueda de solución. Tal involucramiento se logra mediante el
desarrollo de un proceso de planificación participativa que ha sido usado
con éxito en diversas ciudades de Argentina y resto del mundo.
La metodología de trabajo articula la participación de los actores
gubernamentales y comunitarios y facilita el desarrollo de un proceso de
toma de decisiones consensuado orientado al abordaje y a la resolución de
problemas urbanos mediante acciones rápidas y de carácter cooperativo.
Municipalidad de Campana

A través de Asambleas Vecinales por las cuales funcionarios de


gobierno recorren los Barrios de Campana, especialmente el Coordinador
del Presupuesto Participativo, Lic. Abel Perdomo y funcionarios como el
Secretario de Gobierno Dr. Federico Stamponi; el secretario de Obras
Públicas Arq. Claudio Rodríguez; y el director Integral de Inspección Fabio
Lambertucci.
Los y las vecinas discuten proyectos sobre la base de partida
presupuestaria que se asigna a la Asamblea Vecinal y se ejecuta bajo
acuerdos de trabajo, por el cual los proyectos reciben las cuotas del
presupuesto asignado.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Municipalidad de Santa Fe/ Pcia. Santa Fe


El trabajo describe el proceso de formulación, implementación y
evaluación del Presupuesto Participativo en la ciudad de Santa Fe como un
mecanismo de participación, vinculación y articulación con las distintas
redes y organizaciones sociales asentadas en el territorio y como un
posibilitante de espacios de interacción, cercanía e involucramiento entre el
municipio y los vecinos alrededor de proyectos a priorizar en cada barrio.
Esta iniciativa forma parte de un conjunto de estrategias
participativas impulsadas por el gobierno local a partir de la creciente
"localización de las demandas" y que tienen por finalidad articular de una
forma más eficaz la relación Estado-Sociedad.
Municipalidad de San Fernando / Pcia. Buenos Aires
El Presupuesto Participativo de San Fernando es una experiencia de
participación ciudadana, que revaloriza las Jornadas de Consulta y
Participación, que -desde 1998- han permitido actualizar la agenda de
gobierno para toda la ciudad.
Se trata de la primera experiencia de estas características en la
Región Metropolitana Norte. A través del Presupuesto Participativo, los
vecinos de San Fernando decidieron directamente de qué manera utilizar o
invertir una parte de los recursos públicos del Presupuesto de Gastos 2009
($ 1.500.000). Organizados por Asambleas Zonales, los sanfernandinos que
participaron pudieron proponer y priorizar las obras de mantenimiento, las
refacciones, los servicios o campañas de bien público, que consideran
necesarias para el barrio donde residen.
En 2008, se presentaron 77 ideas para mejorar la ciudad y sus
barrios. Con el trabajo de los vecinos, esas ideas se transformaron en 20
proyectos, que fueron puestos a consideración de la comunidad en comicios
abiertos por zonas.
Municipalidad de Godoy Cruz / Pcia. Mendoza
En Godoy Cruz se aplica el Presupuesto Participativo desde el año
2002, momento en el cual el contexto económico, social e institucional del
país se encontraba marcado por la gran crisis de fines del año 2001.
De allí que el un objetivo fundamental de la gestión fue la
reconstitución del vínculo con la sociedad civil, advirtiéndose en esta
herramienta una instancia significativa para fortalecer la comunicación con
la comunidad y la priorización de sus necesidades en la elaboración de
políticas públicas.
Al principio de la experiencia, la participación de la comunidad fue
escasa, y los vecinos encontraron en estas instancias, espacios para
expresar su desconfianza y sus reclamos, más que para la expresión de
necesidades concretas y propuestas de solución.
No obstante, continuó aplicándose la herramienta, se realizaron
diversas acciones para fortalecer la participación de la comunidad a través
de programas de capacitación y difusión, con lo que hemos logrado
incrementar cuali y cuantitativamente la participación de los vecinos en el
Presupuesto Participativo Municipal. Sin embargo, es importante considerar
que no hemos logrado obtener aún el nivel de participación que

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 160


Demos Participativa

consideramos óptimo desde la gestión, por lo que seguimos estudiando y


rediseñando las instancias de participación y difusión de las mismas.
Finalmente es importante destacar que en el Presupuesto que se
elaboró el año pasado para este año, el 6% del mismo contempló los
programas y proyectos que fueron propuestos por la comunidad.
Municipalidad de San Martín

El presupuesto participativo de San Martín estrenó en 2008 una


nueva metodología que incluye 3 asambleas en los barrios.
La 1º asamblea es de apertura hacia al Barrio, efectuándose un
diagnóstico participativo y el acuerdo en torno a las prioridades zonales.
En las 2 reuniones siguientes se apunta a consolidar la participación
involucrando a la ciudadanía en el diseño de un proyecto que ellos acuerden
y generen. Además, se establecen las líneas generales de trabajo a futuro.
Aquí participan también funcionarios municipales a los efectos de asistir
técnicamente a los participantes.
Existe un cuarto momento de Implementación y seguimiento, sin
formato de taller, que es el que permite monitorear todo el proceso y
mantener el vínculo con los vecinos.
Cabe mencionar que se conformó un Comité de Seguimiento con
representantes de cada secretaría con rango no menor a director, a los
efectos de comprometer a todo el Ejecutivo con el Programa.

Municipalidad de Resistencia / Prov. Chaco


La reglamentación del PP en Resistencia, se estableció en el año 2000
con la aprobación de la Carta Orgánica.
El municipio, definió y delimitó cuatro zonas de la ciudad para poner
en marcha el Presupuesto Participativo. Se realizan Talleres divididos en
subcomisiones, en donde los vecinos eligen cinco (5) actividades en cada
una de las zonas, para ser priorizadas en el Presupuesto General de Gastos.
Las Secretarías competentes contemplan la viabilidad política, técnica
y económica de las problemáticas, mientras que el Departamento Ejecutivo
establece las partidas y montos para el PP.
Se efectúan dos tipos de reuniones: Primera y Segunda ronda de
Jornadas Participativas de zona y Asamblea General de Comisiones
promotoras de Zona.
Este sistema combina la democracia representativa con la
participativa, siendo una herramienta que democratiza, enriquece y legitima
las decisiones que toman nuestros gobernantes, involucrando a la
ciudadanía como verdadero sujeto de derecho a la participación en las
decisiones públicas, y es prioritario difundirlo y concientizar a la población
sobre la necesidad de que las propuestas sean realizables y no meras
utopías imposibles de alcanzar en los municipios del interior de nuestro
país.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Municipalidad de Comodoro Rivadavia/ Pcia. Chubut


Entre los meses de marzo y mayo en la ciudad de Comodoro
Rivadavia se desarrolló el Ciclo de Prioridades Barriales 2008.
El proceso reunió a lo largo de seis reuniones a diversas
organizaciones de la sociedad civil, como ser Asociaciones vecinales, Club
Deportivos, Cooperadoras Escolares, Iglesias, entre otros que elaboraron y
decidieron sobre los proyectos barriales.
Se organizaron once áreas que incluyeron de tres a cinco barrios,
agrupados a partir de variables tales como historia, conectividad,
proximidad.
Finalizando el ciclo se consensuaron 99 proyectos en su mayoría de
obra pública.
Durante el período julio - noviembre se trabajó en el Presupuesto
Participativo 2009, en este caso se conformó el área 12 que integró al
sector sub rural.
La convocatoria fue abierta y la propuesta metodológica similar,
destacando como modificación la elección de proyectos por votación.
Se aprobaron 124 proyectos de diversa tipología.
Municipalidad de Bella Vista/ Pcia. Corrientes
El objetivo específico del Programa Municipal de Presupuesto
Participativo y Desarrollo Local para Bella Vista es el de formular una
agenda de proyectos con metodología participativa, los cuales puedan ser
ponderados por los propios vecinos, y asignar un presupuesto específico
para realizar en el transcurso del año los proyectos con mayor consenso.
En términos específicos, podemos decir que los beneficios para el gobierno
municipal son:
- Mejor asignación de los recursos municipales, a partir de un mayor ajuste
con la demanda.
- Mayor transparencia en la asignación de los fondos públicos, ya que la
tarea implica la discusión de la factibilidad legal y económica de las
propuestas.
- Más oportunidades de contacto con el vecino, fortaleciendo así la relación
pública del municipio.

De la misma manera, podemos encontrar beneficios específicos para el


vecino:
- Un nuevo espacio en dónde llevar propuestas y contar con la colaboración
necesaria para elaborarlas.
- Un recurso económico, sólo aplicable a proyectos con repercusión en el
desarrollo local.
- El conocimiento de otros actores, con los que puede celebrar alianzas y
tener más posibilidades de concretar su propuesta.
En términos más generales, la comunidad toda también tiene beneficios con
la implementación de estas prácticas:
- Una mejor identificación de propuestas basadas en las necesidades
sentidas de la comunidad y con impacto en los factores de desarrollo que el
gobierno desea impulsar o reducir.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 162


Demos Participativa

- Un aumento sensible del compromiso entre funcionarios y vecinos que se


materializa como capital social a futuro una mejora sustancial en la
eficiencia (buen uso de los recursos) y eficacia (cumplimiento de los
objetivos)

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Asociación Civil Mariano Moreno

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 164


Demos Participativa

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Asociación Civil Mariano Moreno

La Asociación Civil Mariano Moreno constituye un espacio para la


reflexión y articulación de propuestas vinculadas al desarrollo de la
Democracia Participativa. Creada por graduados de la Universidad de
Buenos Aires, la Asociación aspira a establecer las bases de una comunidad
académica y profesional con miras a fortalecer la participación ciudadana.

Se trata de un ámbito de participación plural, abierto a todos aquellos


que compartan los principios democráticos y la idea de una ciencia política,
y disciplinas afines, comprometida con su sociedad y su época, desde el
análisis teórico y la aplicación técnica del conocimiento político.
Considerando esas premisas fue elegido el nombre de la Asociación,
que rinde homenaje a Mariano Moreno. Su obra plasmada en la acción
revolucionaria de Mayo y en sus escritos políticos representa para los
fundadores de la Asociación, el modelo del intelectual que analiza la política
de su tiempo y participa en la transformación de las instituciones y las
prácticas, ofreciendo sus habilidades al servicio de la realización de los
principios que fundan su pensamiento.
La fuerza de sus convicciones, la osadía de su juventud y la lucidez de
su intelecto ilustrado, nos impulsan a reconocer en Mariano Moreno, al
primer politólogo argentino, y seguir orgullosamente la estela de su
trayectoria como fuente de inspiración para nuestras acciones.

Trayectoria de la Red Argentina de Ciencia Política Mariano Moreno de


la Asociación Civil Mariano Moreno.

La Asociación Civil Mariano Moreno impulsa una serie de proyectos a fin


de cumplir con sus objetivos.
Red Argentina de Ciencia Política
Es un espacio de reflexión y construcción de una visión alternativa del
pensar de la política. http://www.redmarianomoreno.com.ar/
Día Nacional del Politólogo
La Asociación Civil Mariano Moreno impulsa la sanción del 23 de Septiembre
como Día Nacional del Politólogo/a en reconocimiento al Dr. Mariano Moreno
como primer argentino en reflexionar lo político.
http://www.dianacionaldelpolitologo.s5.com/
Jornadas Democracia Participativa
Las Jornadas sobre Democracia Participativa son un espacio de reflexión,
debate y construcción de elementos teóricos, conceptuales, técnicos y
prácticos de nuevas formas de participación ciudadana que permitan la
radicalización democrática de la república.
http://www.demosparticipativa.com.ar/

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 166


Demos Participativa

Grupo de Estudios sobre Democracia Participativa


En el marco de los Proyectos de Reconocimiento Institucional de la Facultad
de Ciencias Sociales de la UBA, desarrollamos una investigación Democracia
Participativa en el Estado Porteño. Análisis teórico, conceptual y empírico de
los institutos de participación ciudadana en la Ciudad de Buenos Aires en el
contexto latinoamericano. Res. N° 606/6 C.D.F.C.S. UBA.
http://www.ciudadparticipativa.com.ar/

Entre las diferentes publicaciones se puede ver:


Textos por la Red Argentina de Ciencia Política de la Asociación Civil
Mariano Moreno: Presupuesto Participativo Porteño 2002-2006. Ricardo
Romero, Edic. Cooperativas Bs. As. 2007.Buenos Aires Ciudad Participativa.
Ricardo Romero (comp.) Edic. Cooperativas Bs. As., 2006.Presupuesto
Participativo Porteño 2002-2005. Ricardo Romero, Edic. Cooperativas Bs. As.,
2006. Comunicación y Cultura para la Democracia Participativa. Lorena
Andrenacci. Edic. Cooperativas, Bs. As., 2005. Democracia Participativa. Una
utopía en marcha, Ricardo Romero, Compilador, Edic. Cooperativas, Bs. As.,
2005.Un nuevo contrato social. Ediciones Cooperativas, Bs. As., 2004. En
colaboración con Raúl Pont.
http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/libros/gedep.pdf
Formación en Gestión Pública Participativa
Este curso intenta introducir a los ciudadanos y ciudadanas en el
conocimiento de una herramienta de gestión participativa. A su vez, frente a
los cambios que sufrieron las Democracias contemporáneas y la crisis que
enfrentan, se intenta comprender el rol que cumple el Presupuesto
Participativo en Buenos Aires y Rosario.
http://www.cursogestionparticipativa.s5.com/

Jornadas sobre Democracia Participativa, realizadas anualmente


todos los 23 de septiembre, en honor al nacimiento del Dr. Mariano
Moreno (1778-1811).

 VII Jornadas: "Democracia, 25 años después. Reflexiones y Desafíos


para una
Ciudadanía Participativa". Sede: Secretaría de la Gestión Pública del
Gobierno de la Nación. 2008. Para este año participaron figuras
internacionales como Félix Sanchez (PUCSP), y figuras nacionales como Luis
Tonelli (Revista Debate), María José Lubertino (INADI), Cristina Bloj (UNR),
Francisco Nogueira (Int. de La Paz, Entre Ríos), Ivoskus (Int. de San Martín,
Prov. de Buenos Aires), Novarro (Sub. Secretario de Participación
Ciudadana, Córdoba Capital) entre otros. Contamos con la presencia de 100
personas y 30 ponentes.

 VI Jornadas: “Democracia y participación popular en América latina.


Construcciones y perspectivas”. Sede: Facultad de Ciencias Sociales,
UBA. 2007
Para este año, estuvieron como invitados Carlos Moreira (FLACSO -
Uruguay), Isabel Rauber (UN Habana – Cuba), Diego Raus (UNLanús – UBA),
entre otros. Se realizaron Talleres con presentación de ponencias con los
siguientes ejes centrales: Reflexiones teóricas sobre la Democracia
Participativa, transformaciones de la participación popular en el escenario
latinoamericano, perspectivas de la participación popular y construcción de
la Democracia Participativa por los Jóvenes.

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

La Jornada contó con la presencia de 100 personas, entre ellas ponentes,


participantes, expositores e invitados especiales.

 V Jornadas: "Construyendo la Democracia Participativa. Experiencias


y propuestas de la Sociedad Civil y el Estado". Sede: Manzana de las
Luces. 2006
En esta oportunidad, se analizaron las prácticas desarrolladas por la
Sociedad Civil y el Estado a fin de buscar en la praxis cotidiana las bases de
construcción de la Democracia Participativa, invitando a exponer las
experiencias y reflexiones en ese encuentro. Esta actividad, como las
anteriores, se desarrolló el 23 de Septiembre en el marco del Día Nacional
del Politólogo. Participaron Carolina Gallardo (Asociativismo Ciudadano-
GCABA), David Escobar (Vinculación Ciudadana-FD-UBA), Arturo Fernández
(Presidente SAAP), Silvia La Ruffa (Diputada Comisión Descentralización y
Participación Ciudadana-LCABA), Horacio Cao (Universidad de Buenos
Aires), Diana Maffia (Instituto Hannat Arendt), Eduardo Rinesi (Universidad
de Buenos Aires), Roberto Zampani (Municipio Rosario). Se presentaron 20
ponencias, 10 experiencias y participaron 100 personas.

 IV Jornadas: "Democracia Participativa una utopía en marcha". Sede:


Solar de Nacimiento de Mariano Moreno. 2005
El evento contó con una dinámica de exposición de ponencias y
experiencias sobre Democracia Participativa. Se avanzó en el análisis de la
praxis de la Democracia Participativa desde su aspecto Teórico y Práctico.
Se avanzó en el análisis tanto de su forma de construcción como de su
particular desarrollo en Argentina y América Latina.
Participaron: Mario Toer (Ciencia Política UBA), Mabel Hoyos (Ciencia Política
UBA), Verónica Gómez (Directora. GCBA) y Edgardo Condeza (MCDC-Chile).
Se presentaron 20 ponencias y participaron 110 personas.

 III Jornadas: "Otra Ciencia Política es posible" Sede: Biblioteca


Nacional. 2004
En el marco de reflexión sobre alteridades, se realizó un diagnóstico crítico
de la construcción teórica de la Ciencia Política y las reformas
institucionales que se limitan a cambiar el juego representativo.
Participaron: Horacio González (Biblioteca Nacional), Rubén Dri (Filosofía
Política UBA), Héctor Poggiese (Redes PP-GA-FLACSO), Dora Molina
(Finanzas Públicas UBA), Jorge Ferronato (Historia UBA), Alejandro Horowicz
(Pensamiento Político Argentino-UBA) Enrique Vázquez (Periodista), Ema
Cibotti (Historia UBA), Horacio Tarcus (UBA) y Marcelo Frondizi (sobrino de
Silvio Frondizi). Se presentaron 15 ponencias y participaron 160 personas.

 II Jornadas: "Propuestas de Participación y radicalización democrática"


Sede: Colegio Nacional de Buenos Aires. 2003
Durante su desarrollo se evaluaron diferentes experiencias de Presupuesto
Participativo en Argentina, concentrándose en el caso de la Ciudad de
Buenos Aires. Participaron de este encuentro los brasileños: Félix Sánchez
(Coordinador del OP-San Pablo) y André Pasos (GAPLAN-POA), además de
Jorge Navarro (Buenos Aires), Horacio Girardi (Rosario), Eduardo Cantero
(Río Cuarto) y Ricardo Cuccovillo (Avellaneda). Se presentaron 20 ponencias
y estuvieron presentes unas 150 personas.

 I Jornadas: "Crisis de Representación y nuevas formas de


Participación" Sede: Facultad de Medicina, UBA. 2002

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 168


Demos Participativa

Se impulsó desde el Foro Social Mundial a la Democracia Participativa como


un pilar para recuperar la Democracia Argentina. Así, en el Foro Temático de
2002: “Crisis neoliberal en Argentina”, se organizaron las Iº Jornadas. En ese
encuentro participaron figuras brasileñas como Eduardo Mancuso (Sec. RRII-
Pref. Porto Alegre) y Neodi Saretta (Prefeito de Concordia). Además de
Tomás Várnagy (Director Ciencia Política UBA), Jorge Dobal (IDEP-CTA), Elisa
Bin (Red Argentina de Ciencia Política Mariano Moreno) y Ricardo Romero
(Red Celso Daniel por el Presupuesto Participativo). Se presentaron 10
ponencias y aproximadamente hubo más de 100 participantes.

Publicaciones e Investigaciones

 Presupuesto Participativo Porteño 2002-2006. Ricardo Romero, Edic.


Cooperativas Bs. As. 2007.
 Buenos Aires Ciudad Participativa. Ricardo Romero (comp.) Edic.
Cooperativas Bs. As., 2006.
 Presupuesto Participativo Porteño 2002-2005. Ricardo Romero, Edic.
Cooperativas Bs. As., 2006.
 Comunicación y Cultura para la Democracia Participativa. Lorena
Andrenacci. Edic. Cooperativas, Bs. As., 2005.
 Democracia Participativa. Una utopía en marcha. Ricardo Romero,
Compilador, Edic. Cooperativas, Bs. As., 2005.
 Un nuevo contrato social. Ediciones Cooperativas, Bs. As., 2004. En
colaboración con Raúl Pont.

Seminarios con tutorías ofrecidos en forma presencial y virtual


 Curso Gestión Participativa www.cursogestionparticipativa.s5.com
En el marco del Programa de Formación Ciudadana para la Gestión
Participativa, este curso intenta introducir a los ciudadanos y ciudadanas en
el conocimiento de una herramienta de gestión participativa. A su vez,
frente a los cambios que sufrieron las Democracias contemporáneas y la
crisis que enfrentan, se intenta comprender el rol que cumple el
Presupuesto Participativo en la búsqueda de revertir este proceso.
En este sentido, se presenta en primer término el concepto de Democracia
Participativa para luego desarrollar mecanismos de participación popular a
partir del estudio del caso del Presupuesto Participativo de Porto Alegre y
sus derivaciones de aplicación tanto a nivel local como estadual.
Concluyendo con un estudio de diferentes casos nacionales, especialmente
los casos de Ciudad de Buenos Aires, Rosario y Morón.

 Curso Ciudad Participativa www.cursogestioncomunal.s5.com


En el marco del Programa de Formación Ciudadana para la Gestión
Participativa, este curso intenta introducir a los ciudadanos y ciudadanas en
el conocimiento de la Descentralización de la gestión Pública. Ante las
nuevas tendencias de gestión de proximidad, se intenta analizar a las
Comunas Porteñas como un Mecanismo de Democracia Participativa.
En este sentido, se presenta en primer término los diferentes aspectos que
hacen referencia a las dinámicas de Descentralización, concentrándose en
analizar, en segundo lugar, algunos casos emblemáticos, como Barcelona,
Montevideo y Rosario. A su vez, se analizará el marco normativo de la

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

Ciudad de Buenos Aires y las estructuras y avances de la descentralización


porteña.

Lugares donde fueron desarrollados los Seminarios

 Municipalidad de Chamical, La Rioja.


 Municipalidad de La Rioja, La Rioja.
 Municipalidad de General Pico. La Pampa.
 Municipalidad de La Paz, Entre Ríos.
 Carrera de Ciencia Política. Facultad de Ciencias Sociales UBA.
 Secretaría de Extensión. Facultad de Ciencias Económicas UBA.
 Escuela para la Participación Ciudadana. Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires.
 Escuela N° 17. D.E. 20 “Carlos Morel”.
 Fundación Francisco de Miranda.
 Otros.

Convenios y Asesorías

 Secretaría de Relaciones Parlamentarias. Jefatura de Gabinete de


Ministros. Gobierno Nacional.
 Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo.
 Observatorio Internacional de Democracia Participativa. España.
 Instituto de Sociología y Política. Universidad Federal de Pelotas.
Brasil.

Sede de la Asociación

Av. Entre Ríos 488 / Ciudad Autónoma de Buenos Aires


Teléfonos
011-15-4097-1157 // 011-15-6460-9498
Fax
011-4682-5014

Comunicación Personal

Estefanía Soledad Otero – Presidenta de la Asoc. Civil Mariano Moreno


estefaníaotero_86@yahoo.com.ar
4682-5014

www.redmarianomoreno.com.ar
www.asociacionmoreno.com.ar
redmarianomoreno@yahoo.com.ar
asociacionmoreno@yahoo.com.ar

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 170


Demos Participativa

Índice

Asociación Civil Mariano Moreno....................................................................................2


DEMOS PARTICIPATIVA..........................................................................................4
Prólogo ..........................................................................................................................7
Dr. Arturo Fernández.....................................................................................................7
Editorial.........................................................................................................................9
Presentación.................................................................................................................11
Raúl Alfonsín. In Memoriam (1927-2009) .................................................................13
EL POLÍTICO Y EL INTELECTUAL...................................................................13
CÓMO SUPERAR ANTAGONISMOS IRREDUCTIBLES.................................14
UN LUCHADOR INCANSABLE..........................................................................14
Paneles VII Jornadas de Democracia Participativa 23 de septiembre de 2008...........16
PANEL: Teoría sobre la Democracia..........................................................................18
PANEL: Reflexiones sobre experiencias de participación ciudadana.........................27
Presentación Libro: Mariano Moreno. Política y Gobierno en su pensamiento..........37
Artículos sobre Democracia Participativa...................................................................41
Crítica de la Lógica Política. Crisis de representación y retórica para las multitudes.43
¿Ciudadanía a la deriva? Efectos y Lecturas sobre el descentramiento del Estado.....51
Institucionalización de la Participación o apatía y reacciones violentas.....................64
TIPIFICANDO................................................................................................................66
EL MITO DE LA ASAMBLEA DE INDIVIDUOS “LIBRES E IGUALES”...............68
Las cuentas claras: presupuestos participativos, gestión pública transparente y
participación ciudadana...............................................................................................73
Castro, Martín. 2005. “Presupuesto Participativo 2004: Una mirada desde la Teoría
de Políticas Públicas”, en Democracia Participativa, una utopía en marcha.
Reflexiones, experiencias y un análisis del caso porteño, comp. por Ricardo Romero.
Buenos Aires: Ediciones Cooperativas........................................................................85
Pluralismo de bienestar, participación ciudadana y gestión social (Welfare Pluralism,
Citizen, Participation anda Social Managment)..........................................................87
Dr. en sociología (Univ. De Barcelona), – Docente e investigador de la Universidad
Nacional de Mar del Plata. Palabras clave: PLURALISMO – BIENESTAR –
PARTICIPACIÓN – DEMOCRACIA Keywords: pluralism – welfare –participation –
democracy.-.....................................................................................................................87
Resumen: ........................................................................................................................87
La participación ciudadana y el desarrollo local se presentan en la actualidad como un
doble desafío en América latina. Por un lado, existe un fuerte consenso sobre el rol que
podrían cumplir en la profundización de procesos democráticos y, al mismo tiempo, son
mirados como una oportunidad para el fomento de las capacidades de los actores
involucrados. No obstante, el presente artículo intenta hacer visible, a partir del análisis
del caso argentino no sólo los límites de estas propuestas sino también los presupuestos
sobre los que se fundan y, las posibles externalidades que pueden generar. .................87
Abstract: ..........................................................................................................................87
Citizen participation and local development, actually, appear as a double challenge in
Latin America. On the one hand, a strong consensus exists about the role that could
have in the deepening of democratic processes and, at the same time, they are watched
as an opportunity to promote the capacities of the involved actors. However, the
present article tries to make visible, analysing the argentinean case, the limits of these
proposals and presupposes on which are based and, the possible politicals externalities
that can generate..............................................................................................................87

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009


Democracia 25 años después

I- Introducción.................................................................................................................87
Estado, Sistema Político Y Ciudadanía participativa......................................................90
Artículos sobre América Latina.................................................................................105
Revolución y contra revolución en Bolivia...............................................................107
El constitucionalismo socialista: Bolivia y Venezuela..............................................112
Grupo de Estudios sobre Democrocracia Participativa.............................................124
Rol de los Gobiernos Locales ante la Globalización y desafíos para la construcción de
una Democracia Participativa. Análisis de la relación entre Sociedad Civil y Estado
en el ámbito de una espera públcia no estatal............................................................126
..................................................................................................................................135
Una visión renovada para los municipios: la Gestión Participativa de las Diversidades
...................................................................................................................................136
El proceso de lucha de las mujeres para la conquista de su derecho político al sufragio
y su participación en el espacio público....................................................................141
Observatorio Local de Democrocracia Participativa.................................................150
1° Encuentro Nacional de Presupuestos Participativos ............................................152
Experiencias de Presupuesto Participativo................................................................158
Asociación Civil Mariano Moreno............................................................................164
Asociación Civil Mariano Moreno............................................................................166
Red Argentina de Ciencia Política.........................................................................166
Es un espacio de reflexión y construcción de una visión alternativa del pensar de la
política. http://www.redmarianomoreno.com.ar/..................................................166
Día Nacional del Politólogo..................................................................................166
Jornadas Democracia Participativa........................................................................166
Grupo de Estudios sobre Democracia Participativa..............................................167
Formación en Gestión Pública Participativa.........................................................167

Año 2 / Volumen 1 / Número 2 / Mayo 2009 172

Vous aimerez peut-être aussi