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El día que falleció Albert Einstein, el 18 de abril de 1955, Michio Kaku tenía ocho
años. "Mi profesor entró en el aula y anunció que un gran científico había muerto",
recuerda. Esa situación quedó grabada en su memoria, recorrida por la sensación
de que algo importante había ocurrido. Una imagen lo atrapó. Era la fotografía de la
mesa de trabajo del genio, donde se podía ver un manuscrito. En el epígrafe se
explicaba que aquella obra -la Teoría del Todo- era su sueño inconcluso. "Quería
saber qué había en ese libro inacabado; era como resolver el misterio de un
crimen. Así que fui a la biblioteca y empecé a leer todo lo que caía en mis manos
sobre el tema. Hoy me gano la vida con ello".
El problema, advierte Kaku, es que hace falta destruir el .:i:;:~:al original para
obtener la información que contiene y construir una copia. "Esto significa que el
capitán Kirk, de Star Trek, tiene que morir para ser teletransportado. Pero si esto
ocurriera así, habría otro capitán Kirk al otro lado de la habitación que se postularía
como el verdadero, con la misma memoria y la misma personalidad. Sin embargo, se-
ría diferente". La pregunta, entonces, es: ¿si tengo que morir para ser
teletransportado, qué ocurre con mi alma?, ¿es sólo información?
Michio Kaku es hijo de japoneses emigrados a EE.UU. Casado y con dos hijos,
su voz transmite entusiasmo. Quizá todo empezó un día de su adolescencia,
cuando cursaba el bachillerato. "Construí en el garaje un acelerador de átomos de
Kaku alaba a todos estos visionarios, con sus aciertos y errores. "Mi favorito es
Isaac Asimov. Cuando leí su trilogía de novelas de la Fundación, quedé
estupefacto. Te fuerza a pensar en cómo sería una civilización dentro de 50.000
años. La palabra imposible cambia cuando uno se las tiene que ver con una
tecnología en un escenario tan remoto".
Entonces, quizá será posible hacer realidad un Volver al futuro. "Creemos que el
tiempo es como un río, que puede acelerarse o ralentizarse. Y también contiene
trampas o remolinos. Si por culpa de estos escollos se divide en dos, entonces
tenemos una máquina del tiempo", afirma el científico estadounidense. El primero
en imaginarse una aventura que rompiera las leyes de la cronología fue,
curiosamente, el escritor español Enrique Gaspar en su novela Anacronópete,
publicada en 1887.Luego le seguiría H. G Wells con La máquina del tiempo (1895).
Pero no hay que recurrir a la ficción para conocer a un cronoviajero, si bien de muy
corto alcance.
EL AUTÉNTICO CRONOVIAJERO
LEVITACIÓN MAGNÉTICA
PRECOGNICIÓN
Referencia: Los profetas del Antiguo Testamento.
Cómo conseguirlo: Implica romper la ley causa-efecto. El físico Richard Feynman
cuestionó su inviolabilidad al sugerir que la antimateria es materia ordinaria yendo
hacia atrás en el tiempo, pero se trata sólo de una operación matemática -básica,
eso sí, para fundamentar la teoría cuántica- que no afecta a la causalidad. Cuándo:
Descartado por la física newtoniana, se acerca a lo que comúnmente se entiende
por imposibilidad, POR PABLO COLADO.
Copiado de Revista Muy interesante, Año 24 Nº 288, octubre 2009, Pág. 36-41, ed.
Televisiva Argentina S.A