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La huelga general de 1916


en la ciudad de México
CARLOS A. QUIÑONES AGUILAR*

I. El contexto ron los maestros, choferes y panaderos del Distrito


Una de las consecuencias de la Revolución mexica- Federal; les siguieron los trabajadores de la compa-
na fue el desquiciamiento de la economía nacional. ñía petrolera El Aguila y el Sindicato de Trabajado-
De 1910 a 1916 la guerra ocasionó el desplo- res Textileros. Para diciembre, los mineros de El
me de la producción agrícola e industrial. A ello se Oro, en el Estado de México, tomaron las instalacio-
sumó la crisis monetaria. Cada una de las facciones nes, y los tranviarios y electricistas de Guadalajara
revolucionarias emitía y hacía valer su propio papel comenzaron su huelga. En 1916 pararon los tra-
moneda en las regiones que dominaba; esta actitud bajadores de los puertos de Veracruz y Tampico;
provocó un exceso de circulante y, por ende, la de- también lo hicieron los mineros y tipógrafos de Pa-
preciación de su valor en oro. A mediados de mayo chuca y los empleados de comercio de la ciudad de
de 1916 existían veinte tipos diferentes de papel mo- México.
neda; el “Veracruz” era el de mayor circulación. Conforme la situación económica empeoraba, la
En la segunda mitad de 1915, el movimiento mayoría de los demandantes exigían el pago de sus
constitucionalista, a través de su brazo militar, el salarios en oro, debido a que los precios de los ali-
ejército constitucionalista, logró derrotar a la Di- mentos en el mercado, además de ser elevados, eran
visión del Norte, encabezada por Francisco Villa, y establecidos por los comerciantes con esa base.
controlar a los zapatistas en el sur. La devaluación del papel moneda marcó la ruptu-
Al mismo tiempo, la Casa del Obrero Mundial ra de la alianza entre la clase trabajadora y los cons-
(COM), que era la organización sindical más impor- titucionalistas.
tante del momento, constituía –bajo el amparo de El 19 de enero de 1916 el general Pablo González
las tropas carrancistas, a las que había apoyado con declaró: “hay obreros intransigentes que piensan: la
los Batallones Rojos en su lucha contra los demás revolución somos nosotros […] ¡No! La revolución
ejércitos revolucionarios, el de Villa principalmen- no es ni puede ser el patrimonio de un solo grupo. Si
te– sindicatos en varias ciudades de la República. la revolución ha combatido la tiranía capitalista no
Así, la escasez de alimentos de primera necesi- puede sancionar la tiranía proletaria, y esta tiranía es
dad, el constante aumento de los precios de éstos, a la que pretenden llegar los obreros, especialmente
los irrisorios salarios de los trabajadores –que además los de la Casa del Obrero, que no satisfecha con las
eran pagados con billetes devaluados– y el crecien- concesiones recibidas y los beneficios conquistados
te desempleo, provocaron el aumento del costo de multiplican y exageran sus demandas”. A finales del
vida. mes, con su tropa, desalojó a los activistas sindicales
Por lo anterior, durante la segunda mitad de 1915 de la Casa de los Azulejos, sede de la COM.
y la primera de 1916 se produjo una intensa olea- El 1º de febrero del año mencionado, el presiden-
da de huelgas obreras: en el verano de 1915 inicia- te Venustiano Carranza giró instrucciones a los go-
bernadores de los estados para que detuvieran a las
delegaciones de la COM. Para el día 4 ya había sido
* Profesor de la Universidad Obrera de México. aprehendida una decena de sus dirigentes.

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Los obreros no tardaron en responder; en el puer-


to de Veracruz, del 5 al 17 de marzo de 1916, a ini-
ciativa de la Federación de Sindicatos Obreros del
Distrito Federal (FSODF), representantes de varias
agrupaciones celebraron el Congreso Obrero Nacio-
nal con el fin de “coordinar la organización, propa-
ganda y reivindicaciones de la clase obrera del país”.
De éste surgió la Confederación del Trabajo de la
Región Mexicana (CTRM). Esta organización adop-
tó en sus principios fundamentales la lucha de clases
y la acción directa como táctica de combate. No obs-
tante, nunca funcionó.

II. El inicio
Debido a la cada vez más difícil situación económica
y a la intransigencia del gobierno, el 18 de mayo
la FSODF notificó a los patrones e industriales que
a partir del día 22 los salarios debían ser pagados en
oro o su equivalente en papel moneda de curso legal,
en virtud de que los sueldos eran insuficientes por
Primer Comité de Huelga: sentados, Esther Torres y Ausencio Venegas;
“la fluctuación constante del valor del papel moneda de pie, Timoteo García y Luis Harris.
Veracruz con relación al tipo de oro nacional”, que
era la base de las transacciones comerciales. La Fe-
deración daba un plazo de setenta y dos horas para suspender la huelga, ya que éste les prometió cele-
que se le contestara la demanda. brar una reunión con los comerciantes y los patrones
Como no hubo respuesta, el 22 de mayo los elec- para resolver el problema. Ésta se efectuó al día si-
tricistas, tranviarios, empleados de comercio y traba- guiente.
jadores de otras fábricas del Distrito Federal suspen- Los patrones propusieron pagar los sueldos con
dieron actividades. Ese mismo día, en una junta con billetes infalsificables, que para ese momento se va-
el general Benjamín Hill, comandante militar de la luaban a veinte centavos oro por peso. Las amenazas
plaza, los representantes de la FSODF accedieron a de Hill y un “hipotético voto de calidad suyo que
hizo efectivo para desempatar una votación de los
trabajadores” dieron la victoria a la propuesta pa-
tronal.
La FSODF reinició su lucha reivindicadora
debido a la rápida devaluación del papel moneda
infalsificable y al incumplimiento de la promesa del
general Hill (la de fijar los precios de los productos
de primera necesidad en billetes infalsificables y no
en oro), entre otras circunstancias. En julio de 1916
su consejo federal decidió ir a huelga general. Como
medida precautoria se designaron tres comités de
huelga, esto “a sabiendas que en el régimen actual
es procedimiento obligado encarcelar a los dirigentes
obreros, cuando ejercitan actos en defensa de sus de-
rechos e intereses”.
En sesión secreta, el 30 de julio, los integran-
Papel moneda circulante en esa época, síntoma de la tes de los tres comités de huelga acordaron el paro
inestabilidad económica reinante. general de labores para el 31 a las cuatro de la maña-

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Una vez en Palacio Nacional, Carranza presidente, quien les dijo que Carranza invitaba al
comité de huelga a ir a Palacio Nacional, “para bus-
le preguntó: “¿Por qué se han ido a car la forma de resolver sus peticiones”.
huelga? Son unos cínicos, traidores a la Sin medir el peligro, César Pandelo, Casimiro del
patria, y no merecen ni ser cintareados Valle, Alfredo Pérez Medina, Federico Rocha, Ti-
moteo García, Ausencio Venegas, Leonardo Her-
[…] sino ser arrojados de mi presencia a nández, Angela Inclán, Reinaldo Cervantes Torres y
patadas”. Ordenó encarcelarlos y Esther Torres –quienes formaban el primer comité
abrirles proceso por el delito de traición de huelga– acompañaron a Murillo. Una vez en Pa-
lacio Nacional, Carranza le preguntó: “¿Por qué se
a la patria, para que en consejo de han ido a huelga? Son unos cínicos, traidores a la pa-
guerra fueran juzgados en términos de tria, y no merecen ni ser cintareados […] sino ser
arrojados de mi presencia a patadas”. Ordenó encar-
la ley del 25 de enero de 1862
celarlos y abrirles proceso por el delito de traición a
la patria, para que en consejo de guerra fueran juzga-
na. Ernesto Velasco, dirigente de los electricistas, dos en términos de la ley del 25 de enero de 1862.
debería permanecer oculto; giraría instrucciones de Sólo habían transcurrido diez minutos desde la
reanudar el servicio de energía eléctrica cuando las salida del comité de huelga en compañía de Murillo,
demandas fueran atendidas. cuando la policía montada irrumpió en el salón Star,
El 22 de julio de 1916 apareció publicado en va- disolvió la asamblea y clausuró el local.
rios periódicos de la ciudad de México un documen- Casi al mismo tiempo, pero en Palacio Nacional,
to de la FSODF, en el que se exigía lo siguiente: después de ser apresados los miembros del comité de
• Salarios de los trabajadores en oro nacional, huelga, Carranza ordenó al ejército que patrullara la
“con sujeción a las tarifas del año de 1914”. ciudad para evitar que se formaran grupos de obre-
Aumento de 50%, “entendiéndose que esos ros; también ordenó que clausurara la nueva sede de
sueldos serán por ocho horas de trabajo y en la la COM (en Bucareli 59) y que ocupara las instala-
inteligencia que en ningún caso habrá sueldos ciones de las plantas de energía eléctrica Necaxa,
menores a un peso oro nacional”. Nonoalco y La Verónica.
• Ningún trabajador que diera su apoyo al movi-
miento debería ser despedido. 1 de agosto:
• “En caso de separación de alguno o algunos Con el fin de provocar la claudicación de los trabaja-
compañeros o en caso de clausura del estableci- dores, Carranza decretó la Ley Marcial.
miento en que trabajen [se les debería abonar] En el transcurso del día el Ejército encontró el es-
el sueldo correspondiente a tres meses”. condite de Ernesto Velasco. Después de ser deteni-
• Ninguna fábrica debería dejar de trabajar sin do, por la noche fue conducido ante César López de
existir de por medio “un convenio previo entre Lara, gobernador del Distrito Federal, quien con en-
obreros y patrones”. Esto es, que injustificada- gaños y amenazas lo obligó a mandar la orden de rea-
mente las empresas no debían cerrar ni despedir nudación del servicio de energía eléctrica.
trabajadores.
2 de agosto:
III. El desarrollo, la represión y el desenlace Una columna desfiló por varias avenidas de la ciu-
Para doblegar a los obreros, Venustiano Carranza dad de México; se detuvo en la Plaza de la Constitu-
optó por la represión. ción, el Hemiciclo a Juárez y el Jardín de San Fer-
Cerca de las 9:30 horas del 31 de julio, a unas ho- nando; en cada uno de estos sitios, después de tocar
ras de iniciada la huelga, cuando el comité de la el himno nacional y presentar armas, el teniente co-
FSODF hacía del conocimiento de los trabajadores ronel Miguel Ángel Peralta dio lectura al bando de
–reunidos para ese fin en el salón Star, sede del Ley Marcial.
SME– las resoluciones tomadas en la sesión secreta Ante las escasas oportunidades de triunfo, y debi-
del día anterior, llegó Gerardo Murillo, vocero del do a que ya se había reestablecido el servicio de elec-

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tricidad, los trabajadores iniciaron el regreso a sus


actividades.
Por la tarde, el general Álvaro Obregón, ministro
de Guerra, en reunión secreta recomendó a José Ba-
rragán Hernández, secretario general de la FSODF,
“dada la difícil situación en la que están los líderes
obreros apresados, y para terminar con la represión”,
suspender temporalmente toda actividad tanto de la
COM como de la FSODF. Más tarde, en asamblea,
el segundo comité de huelga llevó a efecto la pro-
puesta de Obregón. El tercer comité fue innecesario.

11 de agosto:
Apoyado en las conclusiones del agente del Ministe-
rio Público, coronel Antonio Villalobos, el consejo
de guerra absolvió del delito de rebelión a todos los
miembros del primer comité de huelga, a Ernesto
Velasco y a Luis Harris, operador de la planta distri-
buidora de electricidad Nonoalco. La Comandancia
Militar de la Plaza, por órdenes de Carranza, nulificó
el veredicto.
El 26 de agosto de 1916 inició el consejo de gue-
rra extraordinario. Después de trece horas de de- Anuncio de la Ley Marcial que desencadenaría
la represión del gobierno.
liberaciones, el dictamen fue absolutorio para once
de los inculpados; solamente a Ernesto Velasco se le
culpó de “complicidad en el delito de rebelión y, por
lo mismo [se le declaró] reo de la pena de muerte”.
En abril de 1917, debido a las constantes protestas Fuentes
de varias organizaciones sindicales le fue conmutada Araiza, Luis, Historia del movimiento obrero, México, Casa del Obrero
Mundial, 1975, t. IV, p. 142.
la sentencia por veinte años de prisión; en febrero de Clark, Marjorie Ruth, La organización obrera en México, México, Era,
1918 fue liberado. 1988, p. 41.
Córdoba, Arnaldo, La ideología de la revolución mexicana, México, Era,
Después de la derrota el sector obrero tuvo que 1982, p. 212.
enfrentar las cada vez más duras condiciones de la Gilly, Adolfo, La revolución interrumpida, México, El Caballito, 1982,
precaria situación económica nacional –desempleo p. 214.
Hart, John M., El anarquismo y la clase obrera mexicana (1860-1931),
e inflación galopantes–, desde una postura en la México, Siglo XXI, 1980, pp. 190-191.
que la desmovilización, la indiferencia, la apatía y, Richmond, Douglas, La lucha nacionalista de Venustiano Carranza
(1893-1920), México, FCE, 1986, p. 186.
principalmente, la desorganización, fueron las carac- Ruiz, Ramón Eduardo, La Revolución mexicana y el movimiento obrero
terísticas. (1911-1923), México, Era, 1987, p. 81.
Villaseñor, José y Juan Leal, En la Revolución (1910-1917), México,
En el transcurso de los siguientes meses reinó en Siglo XXI/IIS-UNAM, (La Clase Obrera en la Historia de México, 5),
la atmósfera laboral la confusión. Las agrupaciones 1988, p. 374.
Carr, Barry, El movimiento obrero y la política en México (1910-1929),
obreras se mostraron vacilantes al pasar de “protes- México, Era, 1984, pp. 72-75.
tas coléricas” a “humildes peticiones”. Sus exigen- González Casanova, Pablo, En el primer gobierno constitucional
cias las hacían en “formas primarias y carentes de (1917-1920), México, Siglo XXI/IIS-UNAM, (La Clase Obrera en la
Historia de México, 6), 1980, pp. 13-38.
malicia”; llegaron incluso a escribirle al presidente Gilly, Adolfo, op. cit., pp. 215-216.
Carranza, “como si quisieran convencerlo de su arre- Villaseñor, José y Juan Leal, op. cit., pp. 377-379.
“La huelga general de 1916 a través de la prensa”, en Historia Obrera,
pentimiento, sus razones o hasta de su filosofía”. julio 1977, n. 9, p. 24.
Todo esto acompañado de la pauperización a la que Gil Olivo, Ramón, “Los electricistas en la huelga general de 1916”, en
Plural, julio 1978, n. 82, p. 62.
los trabajadores y sus familias continuaron siendo so- Musacchio, Humberto, Diccionario enciclopédico de México, t. II, Méxi-
metidos. < co, Andrés León editor, 1944, p. 857.

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