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I EDUCACI ON y SOCIEDAD 23
DE LA DEMOCRATIZACION AL PROFESIONALISMO'

Mariano F. Enguita

Entre la Ley General de Educac ión de 1970 y la Ley Orgánica del Derecho
a la Educación de 1985, pasando por la Ley Orgánica del Estatuto de Centros
Docentes de 1980, una parte impo rtante de los viejos deseos de profesores, pa-
dres de alumnos y estudiantes en favor de una mayor autonomía de los centros
y una participación más democrática en su gestión , si bien sólo una parte, ha
pasado de las plataformas reivindicativas al texto de la ley. Pese a ello, los ór-
ganos de la «comunidad escolar» llevan en la mayoría de los centros una vida
mortecina, cuya inercia se interrumpe más a menudo para verlos convertirse
en escenario de agrios conflictos entre las partes, sobre todo entre profesores
y padres , que para dar lugar a una colaboración verdaderamente fructífera,
por no hablar ya de la explosión de imaginación , iniciati va e innovación con
que mucho s soñaron.
No voy a entrar aquí a analizar en detalle los cambios habidos en la regu-
lación legal de la gestión y la participación, ni sus implicaciones más genera-
les, cosa que ya he hecho en otros lugares .? Baste señalar que los órganos
colegiados formados por profesores, padres y alumnos son ahora de existen-
cia obligatoria en todos los centros no universitarios públicos y privados con-
certados, que son la inmensa mayoría, y que sus funciones son amplias y de
carácter ejecutivo. Entre ellas cabe destacar algunas de las más importantes:
elegir y revocar al director, contratar a los profesores si se trata de centros pri-
vados , aprobar la programación anual, autorizar el presupuesto, elaborar el
reglamento de régimen interior y supervisar la actividad general del centro .

I Este articulo se basa en los resultados del proy ecto de investigaci ón La participación en la
gestión de los centr os de enseñanza no universitaria, finan ciado por el Plan Region al de Investiga-
ció n de 1990 de la Co munidad de Madrid .
2 Véase Enguita , Poder y participación en el sistem a edu cativ o, Barcelon a, Pai dós , 1991.
ca p. V. Y La participación democrática en los centros de ense ñanza no univ ersitaria, cit., 1991,
mimeo .

Marian o F. Enguit a . Dpto , de Sociología III (V_ Complutense)


Educación y sociedad, 11 (1992), Madrid (pp. 23-44).
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MARIANO F" ENGU ITA EDUCA CION y SOCIEDAD
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Esto es el resultado de IIn largo proceso por el cual han ido ganando pau - ~~,,~ .0. ... o..... '" o
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L.O.O .E ., el recorrido sin duda ha sido impo rtante. El Cuadro 1 presenta los
aspectos principales de las tres leyes mencionadas (y sus disposiciones comple-
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Probablemente todos los sectores hayan salido ganando, e incluso es pos ible J.jj U ...., ]~::..9o..e ~
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ser titulares de un conjunto de derechos y garantías, de ser tratados como IIn
simple sujeto pasivo de la enseñanza a ser cons iderados como agentes activos
de Sil gestión y de estar virtualmente ausentes a contar con una presencia rele- -o
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vante en un importante elenco de decisiones . Pero no por ello es menos cierto


que el marco de gestión configurado po r la L.O.O.E. no sólo ha acordado a
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los profesores una posición prominente, sino que les ha asegurado la posib ili- u -e " u.g
dad de imponer casi en todo momento sus decisiones, incluso, llegado el caso, ..J '" ~ tlIl
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contra la volun tad de las otras partes . Ello se manifiesta claramente en la com- ~
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posición de los consejos escolares, q ue el Cuadro 11 presenta para el ámbito
de competencia del Ministerio de Educación y Ciencia. ..J ~I
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mismo por pertenecer al equipo directivo (el director y, en su caso, el jefe de o '"
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copedagógico de apoyo) y el solitario representa nte del personal de adminis- --
tración y servicios forman, por así decirlo, el bloque institucional, o más
exactamente docente . Por otra parte, los representantes de los pad res, los
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alumnos y el municipio (que raramente se presenta, este último) forman, diga- .ü' o", o'"
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mos, el bloque social o c1ientelar. Pues bien: los profesores tienen garantizada
la mayoría, sin necesidad siquiera del auxilio del personal no docente, en Io-
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dos los cent ros de enseñanza secundaria, ya que constituyen la mitad de sus c:: u "c:: '"
miembros, ampliable con sucesivos jefes de estudios sin que se alteren las
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otras partes del consejo, y cuentan en todo caso con el voto de calidad del pre- o
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sidente, que es el director, y, en los centros de dieciséis o más unidades, con


el probable apoyo del representante de l personal no docente. En los centros ~ e 8 U
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de ense ñanza básica, tienen segura la mitad de los representantes, y por ello
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Otros órganos mixtos centros subvencionados;
representantes padres y
profesores deben ser al
menos la mitad; fiscaliza
el uso de la subvención

Por el MEC o el titular. Por el MEC en los cen- Por el Consejo Escolar
Elección del director en los centros públicos y
oído el Claustro en los tros públicos y por el ti-
centros de BUP y otros tular en los privados. por éste y el titular en los
órganos en los de EOB y oídos el Claustro y el privados
FP Consejo

Por el titular Por el titular . oídos Por acuerdo entre el ti-


Contratación de profe- tular y el Consejo
sores en centros Consejo y Claustro
privados
«Asistir al director en el Aprobar el Reglamento Designar al equipo di-
Otras competencias del rectivo; revocar al di-
Consejo en los centros desarrollo de sus fun- de régimen inter ior ;
ciones» definir principios y ob- rector ; apro bar el
públicos presupuesto ; aprobar la
jetivos educativos gene-
rales; informar la programación anual ;
programación; velar aprobar el reglamento
cumplimiento normas de régimen interior; ad-
admisión; aprobar plan misión de alumnos ;
económico; resolver te- aprobación presupues-
mas disciplina; planifi-
car actividades extra-
to; resolver asuntos dis-
ciplina; act ividades t
escolares extraescolares; supervi- :::
sar la actividad general >

«Asistir al director en el Elaborar el Reglamento


del centro

Elegir representantes
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Otras competencias profesores en Consejo;
desarrollo de sus fun- de régimen interior; pro- m
Claustro
ciones» gramar actividades edu- programar activ idades
docentes; coordinar eva-
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evaluación. orientación luación. recuperación. >
y tutorías orientación y tutorías

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EOB. 5-7 u.
Preesc. 7 u.
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Preesc. 5-7 u.
EOB/Pr. 5 u.
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2X + 2 o
3X + 2
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Ed. Esp. I I 4 O 4/2 0/2 1-2 1-2 12-14


BUP/FP 15 u. 10+ 8 I 4 4 I 20 o +
BUP/FP 8-15 u. 1 10 + 4 I 3 2 O 12 o +
Artes y Oficios I 3-5 I O 3-5 I 10-14
Cerámica y Rest. I I 4 I O 4 I 12
Conservatorios I I 8-6-4 1 3 5-3-1 I 12-20
E. Arte Dramát. I 1 6 1 2 4 I 16
E. Danza I I 3 I 2 I I 10
E.S. Canto I 1 4 I O 4 I 12
E.O . Idiomas I 1 8-5 I 0-2 8-5 3-1 14-24

PRIVADO
Todos 9 u. 3 4 4 2 15
Todos 10 u. 2 4 4 2 14

EGB : Colegios de Educación General Básica . BUP : Institutos de Bachillerato. FP: Centros de Formación Profesional . Pr .: Pree scola r .
Ed. Esp .: Centros de Educación Especial . u.: Número de unidades . Tit: Representantes del titular . Dir: Director. JdE : Je fe de estu dios.
Pro: Representantes de los profesores . Pad : Representantes de los padres . Alu : Representantes de los alumnos. PAS: Rep resentantes
del personal de adm inistración y servicios . PPP : representantes del personal psicopedag ógico. To t : Número total de componentes del
CE . Los números separados po r un guión (1-2) indican que el número de compo nentes varía según ciertas característ icas del cent ro :
Los jefes de estudios serán uno o dos según el centro fun cione con uno o dos tumos. Los representan ta del P .A .S. serán . en ciertos
caso s. uno o dos según sean menos o más de diez los repr esentan do s. Los números separados por una barra (412. 0/2 ) indica n que
una representación aumenta a medida que disminu ye la otra. en concreto la de los padres a medida que pueden estar presente s lo s
alumnos. ....
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MARIANO F. ENGUITA
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EDUCACION y SOCIEDAD 29

la mayoría efectiva con el voto de calidad, en los de ocho o más unidades, con que se dé una fuerte identidad de intereses entre propietarios y profesores co-
análogo refuerzo del no docente en los de dieciséis o más. Sin embargo, están mo porque numerosos miembros de la familia o la orden propietaria, corno
en minoría en los de siete unidades o menos . En los de preescolar, en fin, nece- es el caso en la mayoría de los centros privados, son colocados en el centro
sitan al representante del personal no docente para alcanzar la mayoría en los como profesores), con lo cual, si sumamos su número al de los representantes
centros de ocho unidades o más y la pierden indefectiblemente en los de me- de los profesores y el director, nos encontramos de nuevo con que el profeso-
nos. En los centros de enseñanzas especiales (artísticas e idiomas), el bloque rado tiene la mayoría asegurada frente a la suma de padres, alumnos y perso-
docente cuenta con la mitad de los puestos, sin necesidad del personal de ad- nal de administración y servicios, incluso en los centros más pequeños
ministración y servicios, y por tanto con una mayoría efectiva asegurada tanto recurriendo al voto de calidad, y, contando con el representante del P.A.S.,
gracias a éste como al voto de calidad presidencial. frente a padres y alumnos en todo caso .
De manera que el cuerpo de profesores (con la ayuda de los trabajadores
no docentes, en su caso) tiene más poder cuanto más elevado es el nivel de en-
señanza en que trabajan y mayores son las dimensiones del centro, mientras La gris realidad de la participación
el bloque clientelar (con la inclusión del representante municipal, en su caso)
gana posiciones justo en el sentido contrario. Los profesores, por tanto, ven Aunque sería imposible aquí, en el espacio de un artículo, dar cuenta de-
aumentar su peso frente a todos los demás a medida que lo hacen su nivel pro- tallada de la tónica habitual de la participación en la gestión de los centros,
fesional o la edad de sus alumnos. Los alumnos, en cambio, ven aumentar el podemos presentar un resumen de las características comunes al proceso en
suyo frente a los padres con la edad, pero, sumados a éstos, lo ven disminuir nueve casos recientemente estudiados.' Parece oportuno concentrarse en las
al mismo tiempo frente a los profesores. La «profesionalidad» docente, aquí competencias legales más relevantes de los consejos -aprobar la programa-
entendida como categoría ocupacional, resulta ser un factor más determinante ción general del centro, elegir al director y gestionar los recursos
que la edad discente. económicos-, en los casos de actuación conjunta más clara de todos los sec-
En cuanto a los centros privados, la ley consigue a la vez consolidar a la tores y en los motivos más comunes de conflicto.
«comunidad escolar» frente al titular o propietario y reducir a sus demás com- La ley asigna a los consejos la tarea de «aprobar y evaluar la progra-
ponentes a una posición minoritaria frente al profesorado. La persona o enti- mación general del centro», así como «supervisar la actividad general» del
dad titular del centro cuenta sólo con dos o tres representantes directos, pero mismo. Aunque la normativa es algo confusa en este aspecto, parece claro
casi todos los demás son o pueden ser también, hasta cierto punto, sus repre- que, si bien por un lado se mantiene una clara intervención del claustro a este
sentantes indirectos . El director es nombrado por el titular a propuesta del respecto, pues le compete «programar las actividades docentes del centro»,
consejo, con lo que ha de ser una persona de confianza, y está todavía por la programación que llegue al consejo debe incluir los horarios, las activi-
llegar la noticia de algún nombramiento contra la voluntad del titular. Los dades docentes, las complementarias y la memoria administrativa. Lo mismo
profesores, en general, son contratados por acuerdo entre el consejo y el titu- reza para la memoria anual que debe aprobarse al final de cada curso escolar.
lar (no van a parar al centro con independencia de éste o de su director, como Lo que sucede realmente, sin embargo, es muy distinto. Por uno u otro
los de la enseñanza pública), lo cual significa también una relación de confian- procedimiento, la dirección del centro suele hurtar al consejo la posibilidad
za; o, si se prefiere, de dependencia. No digamos si los profesores o profesoras de discutir realmente la programación: en algunos centros se presenta simple-
son miembros de alguna orden religiosa: entonces, la jerarquía de ésta se su- mente la introducción a ésta, formada por una serie de vaguedades carentes
perpone a la estructura democrático-estamental del consejo, con lo que los re- de contenido real; en otros, se someten a discusión tan sólo los horarios, las
presentantes de los profesores en éste no serán, en realidad, y aunque se siga actividades extraescolares y/o las tutorías; en otros, en fin, se presenta el con-
el procedimiento formal previsto para su elección, sino el eco obediente de la
dirección, y aquéllos y ésta el brazo obediente de la entidad titular. Los mis-
mos representantes de los padres, en los centros privados, surgen con dema - 1 Esta sección y la siguiente son una síntesis apretada de algunos de los resultados de la in-
siada frecuencia de una Asociación montada y teledirigida, al efecto de lograr vestigación antes mencionada, Lo participación democrática... El trabajo de campo fue realizado
las subvenciones y conciertos, por el titular, o de la mano de éste pero sin ne- por Fernando Suárez Galván, Victoria Sáiz Calvo y Ana Medina Garda . Consistió en la recogida
de las actas de consejos y claustros de varios anos y otros documentos diversos. la realización de
cesidad siquiera de montar asociación alguna. entrevistas y grupos de discusión con personas de todos los sectores en cada centro y la observa-
Al mismo tiempo, es más que probable que los representantes de la enti- ción de cuantas reuniones fue posible . M.' Jesús Montes Corral colaboró en la transcripción de
dad titular sean profesores, normalmente profesores del centro (no tanto por- las entrevistas ,
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MARIANO F. ENGUITA
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EDUCACION y SOCIEDAD 31

tenido de la programación como un conjunto de decisiones -no de públicos o no se concede toda la subvención solicitada a los privados, o cuan-
propuestas- ya tomadas por el claustro o la dirección, limitándose la discu- do hay que reclamar recursos o actuaciones extraordinarios para llevar a cabo
sión a aspectos marginales. una obra, colocar un semáforo a la puerta del centro u otras cuestiones simila-
La elección del director es puramente protocolaria. Por lo general, cuan- res. Entonces se produce una unidad militante en el consejo, y las resoluciones
do se presenta una candidatura ante el consejo ya ha sido aprobada previa- reivindicativas de éste van acompañadas de cartas de los padres a la Adminis-
mente por el claustro. Esto puede suceder de manera formal, reflejándose en tración correspondiente. visitas a las autoridades, etc. El director o el titular
las actas de este órgano, o simplemente informal. Aun siendo padres yalum- casi nunca van a pedir solos, y, en los casos más graves, es a los padres -a
nos minoría en el consejo, la presentación de dos o más candidaturas les daría las madres. para ser exactos- a quienes corresponde manifestarse y utilizar
un peso decisivo en la elección, y es justamente esta posibilidad la que es cui- otras formas de presión . En cierto modo, puede decirse que los padres de
dadosamente evitada mediante el filtro previo del claustro, que carece de cual- alumnos actúan como la infantería del pequeño ejército escolar.
quier fundamento legal. En los nueve centros de nuestra investigación, sólo Lo segundo, mucho más frecuente, ocurre cuando los profesores quieren
se presentó un caso de aparición de dos candidatos, debido a un fuerte desa- acortar el horario, se niegan a organizar directamente actividades extraescola-
cuerdo entre los profesores. La poca disposición general a asumir tareas de res, ponen obstáculos a actividades directamente organizadas por los padres,
dirección facilita mucho más este mecanismo. Otra importante competencia se lavan las manos respecto a las funciones de custodia (cuidar el comedor,
nominal del consejo en los centros privados, la contratación de los profesores, vigilar la llegada del transporte, etc.) o reciben críticas o, simplemente, de-
es habitualmente delegada en los representantes de éstos y del titular , y resul- mandas de información que, a su entender, entran en lo que consideran su
tarla conflictivo no hacerlo así. parcela de competencia profesional exclusiva : la organización de la actividad
En cuanto a la gestión económica, las posibilidades reales de decisión son docente. la evaluación de los alumnos o la valoración de alguna actuación in-
limitadas, ya que el presupuesto llega a los centros organizado por partidas dividual (de un profesor). Este es el motivo de los conflictos más agrios, que
estancas. Sin embargo, el ámbito de autonomía de los centros tampoco da lu- en algunos casos llegan al enfrentamiento casi absoluto entre el profesorado
gar a un ejercicio visible de competencias por el consejo. Las cuentas son (generalmente encabezado por la dirección) y los representantes de los padres
aprobadas rutinariamente, sin que jamás se discutan prioridades y casi nunca (desigualmente secundados, pero no cuestionados, por sus representados). Es-
propuestas alternativas . La actuación de los representantes de los padres y los tos conflictos son mucho más frecuentes en los centros públicos, donde los
alumnos se limita a escuchar unas cuentas que se aprueban sin discusión, habi - profesores se sienten amparados por su condición de funcionarios, que en los
tualmente en escasos minutos . Los únicos recursos económicos cuyo empleo privados, donde la autonomía de éstos es menor y los titulares no quieren ni
es objeto de cierta atención son los especialmente aportados por los padres pa- pueden ignorar la función de simple custodia que, además de otras, esperan
ra actividades extraescolares, etc. los padres que desempeñen las escuelas.
¿En qué utilizan su tiempo, entonces, los consejos? Fuera de la aproba-
I ción rutinaria de la programación y la memoria, el candidato único a director
o las cuentas, dedican más su tiempo a la discusión de las actividades extraes-
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colares y servicios complementarios, la petición de recursos a la Administra-

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ción -dos puntos sobre los que luego volveremos-, las cuestiones de
disciplina y diversas quejas de los padres sobre los suspensos. las tutorías y
otras cuestiones. Episódicamente. la dirección, el claustro o algún profesor
La actitud de los sectores Implicados

De ninguno de los sectores llamados a participar en los órganos de ges-


1 presentan la propuesta de incorporarse a talo cual programa, sencillamente tión puede decirse que se sienta entusiasmado por la posibilidad ni por sus re-
1 porque la convocatoria hace preceptivo el informe del consejo. En los centros sultados. En el representante municipal y el del personal no docente no vale
privados, un capítulo importante es la aportación de fondos por parte de los siquiera la pena detenerse: el primero raramente asiste al consejo, mientras el
padres para actividades extraescolares y complementarias, que a menudo tiene segundo se presenta como cumpliendo una obligación, no participa en sus de-
1 el carácter de una cuota encubierta. Esta rutina se rompe en dos tipos de oca- bates y vota regularmente con la dirección. Los alumnos participan masiva-
siones: cuando todos los sectores forman una piña para reclamar recursos pú- mente en las elecciones, pero confían poco en la efectividad de su
blicos y cuando se enfrentan entre sí por el ámbito de sus competencias y sus representación y suelen limitarse a presentar largas listas de pedidos triviales
responsabilidades . en el turno de ruegos y preguntas. La actitud de padres y profesores merece
Lo primero sucede, por ejemplo, cuando se cierran aulas en los centros ser tratada con algo más de detalle.
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32 MARIANO F. ENGUITA EDUCAC IO N y SOC IE DA D


33
Los padres participan poco en la Asociación . Se afili a una proporción im- Por otra parte, la idea de la participación que tiene la mayoría del pr ofe -
portante de ellos, en parte porque hacerlo suele ofrecer algunas ventajas a la so rado co incide poco co n la del discurso ofi cial. Para aquél, la participación
hora de que sus hijos tomen parte en las actividades extraescolares , pero apenas del alumnado debe ser sobre todo un servicio (ocuparse de tareas menores, po-
un puñado acude a las reuniones. En cuanto a la participación en las elecciones, co agradables y subordinadas, como limpiar la pizarra, llevar el parte de asis-
el porcentaje es muy bajo, generalmente menor del diez por ciento, salvo en el ten cia o anotar a los revoltosos) y un a prendizaje (primero vot ar en orden y
caso excepcional de que haya un fuerte enfrentamiento con el profesorado o luego mirar cómo gestionan sus mayores). En cua nto a la de los padres, debe
entre los padres mismos (y, aun entonces, no siempre). Sus motivos son hetero- consistir antes que nada en apoyar colectivamente al profesorado cuando se
géneos : preocupación por la en señanza, militancia pol ítica, deseo de mostrar le solicite (pre stando su apoyo personal y aportando recurso s cu ando se le re-
a sus hijos que se ocupan de ellos, experiencias anteriores de conflictos indivi- quiera, para acciones internas, y actuando como emi sarios en las reiv indica.
duales con el centro , ganas de hacer algo, esperanzas de conseguir un mejor tra- ciones externas) y, por encima de todo, en colaborar indiv idualmente con el
to individual o apoyo a la dirección. En general, no tienen la menor pretensión do cente. Esta última opinión se manifiesta hasta la saciedad, y refleja el deseo
de controlar las actividades propiamente docentes, y si la tienen se la guardan . nada oculto de que los padres de los alumnos actúen como la pr olongación
Su intervención se centra sobre todo en la organización de las actividades ex- de la mano del docente fuera de los muros de la escuela : de ahí la pintoresca
traescolares y los servicios complementarios, y, si algún motivo puede llevarles pero frecuente propuesta de poner en pie una «escuela de padres». En el fon-
a poner en cuestión la actividad del centro, seguramente entrará dentro del am- do, el en señante aspira a que el padre lo secunde como al pediatra: oyendo
plio apartado de la función de custodia: el comedor y otros servicios, las activi- respetuosamente sus consejos y aplicando su s prescripciones a pies juntillas .
dades, la jornada y, a caballo con lo específicamente docente, las tutorías (que Esto nos lleva a un tercer punto: aunque el profesorado no se opone fron -
son la ventanilla dedicada a ellos en el centro). Por lo común, son conscientes talmente a la idea de la participación, quizá porque un par de deceni os de
de su posición minoritaria, no se consideran capacitados para opinar sobre transición política lo han imbuido de su discurso, en el fondo se siente ofendi-
cuestiones pedagógicas (excepto para quejarse cuando abundan los suspensos), do por ser la única profesión ante la cual se reconocen funciones de control
rehuyen cualquier tensión con el profesorado, temen sus posibles represalias, y gestión a la clientela. Este male star se intensifica enormemente cuando los
confían básic amente en su actuación y apenas aspiran a que su presencia en los padres pretenden que asuma funciones de custodia o aventuran opiniones so-
órganos asegure cierto entendimiento y les permita hacer sugerencias y prestar bre su labor, y se confunde con el ya creado por la convicción de que la socie-
su concurso a algunas actividades. dad no recompensa económicamente su trabajo ni aprecia su labor, así co mo
La actitud de los profesores es la que ahora más nos interesa. En princi- el correspondiente a la incongruencia de status típica de cualquier grupo que
pio, al menos en el plano del discurso, todos suscriben la idea de la participa- se considera en una posición muy alta en unas dimensiones (en este caso , su
ción . A renglón seguido, la mayoría se queja de que la L.O.D.E. ha restado titulación universitaria y la noble función de educar) y muy baja en otras (su
competencias al claustro para dárselas al consejo . Esta queja resultará curiosa remuneración y su prestigio social) .
para cualquiera que examine esta ley y las anteriores, pues las competencias Resultado de esto es una actitud a menudo nada interesada u hostil ante
del claustro no han hecho sino aumentar y reforzarse . Sin embargo, puede en - los consejos escolares. La participación en las elecciones es alta, pero la dispo-
tenderse en un sentido no literal. Por un lado, aunque la L.G.E. y la sición a formar parte es muy baja . Aunque no faltan los profesores que acu -
L.O .E.C.E . otorgaban menos competencias a los claustros, no es menos cier- den a ellos con la idea de que son necesarios, o que desde ahí se puede y se
to que todavía acordaban menos a los padres, los alumnos y los órganos en debe mejorar el centro, son más los que lo hacen frecuentemente a pedido de
que éstos estaban presentes, de manera que los profesores no se engañan en la dirección (que tal vez tenga problemas con una parte del clau stro), para
cuanto que ven acercárseles al resto de la «comunidad escolar» , Por otro lado, conseguir recursos para su área de trabajo o, sencillamente, porque hay que
a pesar de que las leyes dieran pocos cometidos explícitos al claustro, el peque- llenar el puesto y les toca la china (el refrendo del co nsejo es necesario form al-
ño tamaño de las plantillas docentes en cada centro, la nece sidad para cual- mente para muchas decisiones).
quier autoridad de lograr un cierto consentimiento en el profesorado y el Otro efecto es una considerable cerrazón co rpo rativa . Aunque los profe-
hecho de que el director y otros cargos fueran unos profesores más, conver- sores puedan ver con malos ojos las actuaciones de algunos de sus cornpañe-
tían al claustro en un poder de hecho; en medío de un cierto vacío legal y ante ros, compartir críticas hechas por padres o alumnos o co nsidera r aceptables
cualquier dejación de responsabilidades por parte de la Administración, el sus propuestas, se pre sentan ante ellos como un bloque compacto y, llegado
claustro se beneficiaba, por decirlo de algún modo, de una notable vis atracti- el momento, apli can sin piedad el rodillo de la mayoría. Cualquier crítica sus-
va: formal o informalmente, ejercía competencias por defecto. cita una indignación unánime, los fallos son obviados, la d isciplina ha de ser
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)4 MARIANO F. ENGUITA
EDU CACJ ON y SOCIE DA D
35
mantenida a toda costa, las competencias y prerrogativas defendidas hasta el
fin. La mayoría de los asuntos importantes que pasan por el consejo han sido trínseco de estos documentos era muy desigual, mezclando planteamien tos
antes discutidos en el claustro, y sus decisiones funcionan de hecho como un maximalistas con sugerencias de andar por casa y propuestas que fueron y son
mandato para los profesores miembros de aquél. El director, por otra parte, objeto de un amplio interés social con ocurrencias más o menos rocamboles-
actúa siempre como un amortiguador entre los padres y alumnos y el profeso- cas, tuvieron la virtud, al menos en relación a un puñado de cuestiones esen-
rado : el consejo, que con frecuencia felicita al profesorado por cualquier co- ciales, de sintetizar el estado de opinión del momento entre importantes
sa, jamás amonesta como tal, sino que es el director el encargado de decir a sectores del profesorado y de otros colectivos implicados o, como mínimo, in-
talo cual profesor que existe talo cual problema. Más que el brazo ejecutivo teresados . Una de estas cuestiones, sin lugar a dudas, era la gestión democráti-
del consejo (en el ámbito de sus competencias), el director es el portavoz del ca de la enseñanza. Vale la pena detenernos en lo que los principales de estos
profe sorado y el mediador entre este colectivo (que es el suyo) y el órgano má- documentos decían.
ximo. El co nsejo , en suma, no act úa en realidad como un órgano de decisión, El más popular de ellos, «Una Alternativa para la En señan za», fue apro-
sino más bien como una mesa de concertación entre dos partes: el profesorado bado por la Junta General del Colegio de Doctores y Licenciados en Filosofí a
y el público del centro, pero co n la peculiaridad de que, llegado el caso, preva- y Letras y en Ciencias del distrito universitario de Madrid en enero de 1976.
lece siempre la posición del primero. En el apartado dedicado a la «Gestión Demo crática», afirmaba:

(...) La marcha interna de los centros de enseñanza, en lo referente a la


Lo que el viento se llevó aplicaciónconcreta de las normas generales, contratación y selección de pero
sonal, control de los fondos económicos. dirección pedagógica. etc.. correrá
Decenios (por no decir siglos) de organización jerárquica y autoritaria de a cargo de los profesores, alumnos y padres de una manera democrát íca.i
la educación en un contexto de au sencia de libertades generaron en todos los
sectores implicados en la marcha del sistema educativo una demanda de es-
tructuras parti cipativas que les permitieran tener una voz sobre los objet ivos Unos meses después se celebraban en Alcobendas, Madrid, las Primeras
y el proceso de su trabajo (1os enseñantes), las condiciones de escolarización Jornadas de Estudios sobre la enseñanza , donde el Colegio de Doctores y Li-
de sus hijos (1os padres) y los procesos de aprendizaje y la vida en las aulas cenciados presentaría una ponencia que desarrollaba, entre otros, el punto re-
lativo a la gestión democrática de los centros .
(los alumnos)." Los últimos años de la dictadura fueron testigos de una ex-
plosión de los pronunciamientos y las movilizaciones reivindicativas entre los
profe sores, los padres y los alumnos de mayor edad . Desde luego, no todos El órgano de gestión estará integrado por el Claustro (formado por do-
desempeñaron el mismo papel. Mientras los profesores fueron los principales centes y no docentes), representación de la Asociación de Alumnos y de la
impulsores de alternativas globales a la organización vigente de la enseñanza, Asociación de Padres.
los padres hicieron sentir su presencia más discretamente a través de pequeños (...) La linea educativa, que comprende la fijación de objetivos genera.
les, métodos, contenidos y programas, debe ser elaborada por el Organo
movimientos y del apoyo al profesorado, y los alumnos se manifestaron espo- Gestor, ajustándose al marco que, primero de forma amplia establece el Es-
rádica e irregularmente. Pero, aunque el protagonismo fuera principalmente tado, y luego de forma más concreta. los órganos públicos representativos
de los profesores , como correspondía a su mayor y más estable implicación de las Nacionalidades y regiones .é
ya sus mejores condiciones para la movilización, todo discurría como si éstos
fueran los portavoces de los intereses más generales de la comunidad escolar.
Expresión de esto fue la recurrencia de la demanda de una gestión demo- El segundo documento en importancia, «Por una Nueva Escuela Públi -
crática de los centros do centes y del sistema educativo en los diversos docu - ca», declaración de la Escola d'Estiu de Barcelona, conoció dos versione s
mentos que, en su momento, la segunda mitad de la década de los setenta, aprobadas por sucesivas asambleas. En la primera, la de la X Escola d'Estiu,
de 1975, se decía :
fueron genéricamente conocidos como las «alternativas». Aunque el valor in-

, Esta sección y la siguiente est án lomadas, con leves mod ificaci ones . del capit ulo último de
La participación dem ocrática...• cil. ~ Citado en V. Bozal, Una alternativa para la ense ñanza, Madrid, Centropress, 1977. p. 126.
6lbid., p . 291.
, 36
..~ ~._.;;. il::iJ'

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MARIANO F. ENGU IT A EDUCAC ION y SOCIEDAD 37

La dirección educativa del centro compete al conjunto de los enseñantes El claustro de profesores , así como (los) padres de alumnos, habrán de
del mismo. La función coordinadora y ejecutiva tiene que recaer sobre uno participar en la gestión de los centros. (... )9
o más enseñantes, elegidos democráticamente por un periodo determinado
y revocables. Hubo otras tomas de posición , por supuesto, y no todas en la misma lí-
Los padres tienen que intervenir en el control de los resultados de la es- nea. Entre las opuestas a las aquí recogidas, hay que destacar necesariamente
cuela, así como en la aplicación correcta de los fondos económicos asigna-
dos. En dicho control participarán también los alumnos, según su edad, y la de la Comisión de Enseñanza de la Conferencia Episcopal, inspiradora de
diversos documentos posteriores de la F.E.R.E .,la C.E.C.E., la CONCAPA
el personal no docente.
Para que los intereses personales que inevitablemente tiene el padre res- y otras entidades vinculadas a la enseñanza privada en general y católica en
pecto a la escuela no parcialicen excesivamentesu gestión de control, interesa particular. Señalemos de la primera de ellas, simplemente, que, aun bajo los
arbitrar la participación de aquellas entidades representativas que están obje- principios generales de la libertad de creación de centros y el derecho preferen-
tivamente interesadas en el funcionamiento de la escuela: sindicatos, asocia- te de los padres a elegir el tipo de educación de sus hijos, se aceptaba la partici-
ciones de vecinos, etc. 1 pación de todos los sectores, siempre y cuando respetaran el carácter propio
de cada centro.
Un año más tarde, la asamblea general de la XI Escola d'Estiu presentaba
una formulación algo más concreta y con mejor sintaxis: (... ) La libertad docente y de expresión de los profesores, como la parti-
cipación de éstos en todo el proceso educativo, deben ejercerse en el respeto
La gestión del centro debe recaer en un Consejo de Escuela, máximo or- objetivo a la conciencia personal del alumno y al proyecto educativo de la
ganismo de representación y de decisión, formado por representantes de los escuéla que los padres han elegido para sus hijos.
maestros, del personal no docente (con funciones educativas Yadministrati- Es necesario (...) conseguir que (la) organización académica yeconómi-
vas), de la Asociación de Padres, de los alumnos -según su edad- y de las ca (de los centros docentes dependientes de la iglesia) se inspire en los princi-
demás fuerzas sociales representativas del lugar en que radica el centro, que pios de:
estén objetivamente interesadas en el funcionamiento de la escuela (sindica- - participación activa de los diversos sectores de la comunidad educati-
tos, asociación de vecinos, etc.). va, en la orientación del centro docente, siempre dentro de la fidelidad al ca-
Las competencias de este organismo serán de tipo económico, organiza- rácter católico de la institución educativa y de su proyecto educativo. (...)10
tivo y de definición de las lineas generales de la pedagogía del centro, tenien-
do en cuenta el medio en el que se sitúa la escuela. (... ) Pero el hilo que conduce a la Ley Orgánica del Derecho a la Educación
El Claustro de Escuela, constituido por la totalidad de los enseñantes no procede del episcopado, sino de las «alternativas» mencionadas . Todas ellas
del centro y el personal no docente con funciones educativas, tiene como ta- invocaban a los tres principales sectores implicados en la educación, y ninguna
rea primordial la elaboración de las propuestas pedagógicas y metodológi-
cas, que deben ser aprobadas por el Consejo de Escuela. El Claustro concretará llegaba a concretar sobre la composición de los órganos desde los que se unifi-
y aplicará las decisiones de este Consejo .f caría su intervención. Las alternativas de Madrid y Valencia se limitaban a afir-
maciones generales, aunque la de Madrid asignaba a todos la «dirección
Un tercer pronunciamiento relevante fue el del Colegio de Doctores y Li- pedagógica», primero, y la «linea educativa», después, entendiendo ésta de una
cenciados del distrito universitario de Valencia, «Una Alternativa para la En- manera bastante generosa, que incluía «objetivos generales , métodos, conte-
señanza en el Pais Valenciano. Anteproyecto.» Esta, que no abordaba nidos y programas» .
sistemáticamente la gestión de los centros, reclamaba en forma dispersa, no Los documentos de la Escola d'Estiu, por el contrario, reflejaban una ac-
titud notablemente menos favorable hacia los padres. En el primero de ellos,
obstante, en pasajes distintos:
dirección, coordinación y ejecución se asignaban a los enseñantes, mientras
La participación de los alumnos en la gestión de la clase, de centro o para los padres, el personal no docente y, en su caso, los alumnos, quedaba
a nivel más global, a través de sus organizaciones propias, es un indudable el control económico y de los resultados. Sobre los padres todavía se presenta-
derecho (...). ba otra cautela: como se les consideraba demasiado particularistas, se propo-

9 Ibid.. pp . 111, 113.


7 llnd., p . t81 . /Otu«. pp . 240, 252-253.
g lbid., pp . 272-273.
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EDUCAC ION y SOCIEDA D


MARIANO F. ENUUlTA 39

CENTROS CON MENOS DE 400 C ENT ROS CO N 400


nía, no se sa be bien si corno contrapeso o corno alternativa, la intervención ALUMNOS
de diver sas entidades ciudadanas «objetivamente interesadas» en la escuela. ALUMNOS O MAS
En la segunda versión de la declaración se evitaba ya toda referencia negativa Director Director
a los padres, aunque se mantenía el co ntra peso ciudadano, y se apostaba por Jefe de Estudios Jefe de Estudios
un órgano máximo con presencia de todos los sectores, el consejo, responsa- 5 representantes de los profesores 6 representantes de los profesores
ble de las «líneas gener ales de la pedagogía del centro» y la aprobación de las 6 representantes de los padres 8 representantes de los padres
«propuesta pedagógicas y metodológicas» presentadas por el claustro, el cual, 1-3 representantes de los alumnos 2-4 representantes de los alumnos
a su vez, debía «co ncretar y aplican) las decisiones de aquél. I representante del P.A.S. I representante del P .A .S.
Es patente que la agregación de profesores, padres, alumnos y otros en I representante del municipio I representante del municip io
un órgano máximo, cualquiera que fuese la denominación de éste, no decía
nada sobre su peso respectivo. Sin embargo, parece razonable que debiera in-
terpretar se en un sentido que excluye el sometimiento de todos los demás sec-
tores a sólo uno de ellos , concretamente al profesorado. Por otra parte, las De haberse mantenido esta propuesta, los representantes de los profeso-
atribuciones de competencias, aunque vagas, eran amplias. Incluso respecto res habrlan sido minoría en todos los consejos; incluso con la adición del re-
al documento más remiso a la intervención de los otros, el de la X Escola d'Es- presentante del personal de administración y servicios lo habrían sido en la
tiu , debe hacerse notar que la crítica a los padres se basaba en su particularis- mayor parte de ellos, aunque en algunos, muy pocos (los de E.G .B ., con me-
mo (el peso de sus «intereses personales»), de modo que se reprochaba a los nos de cuatrocientos alumnos y con P .A .S.), habrían sumado la mitad y, con
padres lo que se les pide ahora: que vengan de uno en uno y sin otra cosa que el voto de calidad atribuido por la Ley de Procedimiento Administrativo al
su hijo en la cabeza . director y presidente del órgano (por otra parte, a elegir sin mayoría de profe-
La iglesia era má s inequívoca: toda participación debería subordinarse al sores), una mayoría de derecho . Eso si: una «minoría mayoritaria» frente a
respecto del carácter propio del centro, fijado por su creador (su propietario) la que habría resultado altamente improbable un bloque de todos los demás
y ratificado por los padres al elegirlo para sus hijos. Podría decirse que lo que representantes, lo cual habría sido también un acicate para la búsqueda de fór-
ha traído consigo la L.O .D .E . ha sido una aplicación laica de la propuesta ecle- mulas de consenso.
siásti ca. La mayoría de los profesores en los consejos escolares, así como la Pero la sangre no llegó al río . Montañas de pronunciamientos a favor de
desviación deJacto hacia el claustro de alguna de sus más importantes compe- la participación de todos los sectores apenas parieron una fórmula llamada a
tencias, coloca a los padres y alumnos en una situación en la que pueden parti- reforzar el poder de los profesores frente a todos los demás sectores en liza :
cipar, pero siempre dentro del respeto al «proyecto educativo», la «orientación por un lado, la Administración y los titulares de los centros, que perdieron
del centro» o el «carácter» del mismo determinados por el profesorado, que la competencias (tampoco muchas, todo hay que decirlo) asignadas a los con-
es quien domina claramente la situación. sejos; por otro, los alumnos y los padres, que fueron embutidos en unos órga-
Que semejante variante no era, ni mucho menos, la concreción necesaria nos en los que estaban condenados a ser minoría, de competencias confusas
de la línea de defensa de la gestión democrática asumida por los partidos de y frente a un profesorado que, después de todo, conservaba la autonomía en
la izquierda y por buena parte de las organizaciones de la enseñanza, es algo el aula y la espada de la evaluación .
que quedó patente en un amago de ley que casi nadie recuerda. En el debate
parlamentario sobre la L.O .E.C.E., sin ir más lejos, el Grupo Socialista, que
no tardaría mucho en ser mayoría en el Congreso de los Diputados y aprobar
con sus votos la L.O .D .E., propuso la siguiente composición para los conse-
jos de los centros públicos", según se tratara de centros con mayor o menor De la democratización al profesionalismo
número de alumnos y de educación general básica o enseñanzas medias (esto
último sólo hacía variar el número de representantes de los alumnos, mayor
La crítica de las ofertas y los mecanismos de participación dirige habitual-
en el segundo caso) : mente sus dardos contra esa entidad, omnipresente e inaprehensible a la vez,
que solemos llamar «sistema». Todo mecanismo de participación nace marca-
11 Véase R. Feito , La parti cipación de los padres en el control y gestión de la enseñan za, te-
do por la sospecha de ser, antes que nada, instrumento de integración .
sis doctor al inédita, Univer sidad Co mplutense, Opt o. Sociologia 111, 1991, pp . 205·206 .
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MARIANO F. ENGUITA EDUCACION y SOCIEDAD 41


40

Y, aunque habría que explicar entonces por qué unos la piden cuando no la subprivilegiados tratan de ejercer un «cierre de usurpación», hacia arriba, que
tienen y otros la niegan mientras pueden, es dc justicia reconocer que es muy se basa comúnmcnte en prácticas «de solidaridad» (i.e. de movilización con-
probable que así sea. En el caso de los centros de enseñanza, que es el que IIOS junta y reclamación del apoyo de otros sectores, apoyándose en el mayor nú-
ocupa, no cabe duda de que profesores, padres y alumnos se han visto llama- mero). La mayoría de los grupos, según Parkin, no ejercen solamente un tipo
dos a intervenir en un espacio institucional del que sólo dominan una parte de cierre, sino alguna combinación de ambos, a lo que denomina «cierre
de las claves, permaneciendo las otras, en general las más importantes, en ma- dual».
nos de la Administración Y de los titulares de los centros privados. En mi opinión, este último punto tiene un gran valor, pues incide en algo
Sin embargo, por muy cierto que sea esto, la insistencia monocorde en que cuesta aceptar a otras teorías sobre las clases o la estratificación sociales:
ello sólo puede llevarnos a ignorar que, además de estructuras, sistemas, nor- que muchos grupos son a la vez explotados y explotadores, sujetos al mismo
mas, etc., existen actores sociales, grupos, prácticas. Si hubiera que resumir tiempo de privilegios y desventajas, etc., aunque casi ninguno sea ambas cosas
este trabajo en una única conclusión, sería precisamente ésta: que lo que ve- en el mismo grado. Todo lo demás me parece inaceptable: la teoría es, como
mos suceder en el ámbito de la participación en la gestión de los centros de decla Hegel del Absoluto de Fichte, una noche en la que todos los gatos son
enseñanza es, sobre todo y en primer lugar, el resultado de estrategias grupa- pardos . Por más que todas puedan ser objeto de crítica, o merezcan la aten-
les, de los comportamientos de los actores, de prácticas que no están normati- ción social, las relaciones de clase, que son impersonales e implican por sí mis-
vamente dictadas. En una palabra: el factor que determina la suerte de la mas explotación económica, no pueden ser metidas en el mismo saco con las
participación de todos, profesores, padres y alumnos, consiste, en lo esencial, relaciones de prívilegío basadas en el sexo o la etnia (o la edad, ignorada por
en los intereses y las prácticas colectivos de los profesores. Parkin), que conciernen a características adscritas de los individuos y no im-
Atrapado en la trampa de todas las semiprofesiones, el profesorado trata plican por sí mismas explotación (en una sociedad abierta), si bien pesan enor-
de defender y mejorar su posición de grupo frente a sus empleadores (la Ad- memente sobre las desiguales oportunidades de cada cual de convertirse en
ministración y los propietarios de centros privados) y frente a su público (los explotador, explotado o ni una cosa ni otra. Por lo demás, lo que Parkin de-
alumnos y sus padres o madres) . Se enfrenta así, por un lado, al «autoritaris- nomina «cierre de usurpación», ni es tal cierre, pues consiste precisamente en
mo», el «ordenancismo», etc., de la Administración, frente a la cual reclama abrir lo que estaba cerrado para la mayoría, ni usurpa nada, a no ser que se
una mayor autonomía de los centros; por otro, a los padres como «comprado- adopte la perspectiva de María Antonieta.
res» de enseñanza o como celosos «propietarios» de sus hijos, ante los cuales Pero era necesario este paréntesis, porque los términos de Parkin vienen
reclama una mayor autonomía para sí mismo . Y, en un hábil juego de equili- como anillo al dedo para explicar el caso del profesorado (y, por extensión, el
brios, se apoya en la Administración contra los padres y en éstos contra aqué- de la mayoría de las profesiones liberales y las «serniprofesiones»). Sólo que,
lla, o por lo menos lo intenta . en el sentido en que aquí se utiliza, el cierre no se refiere al acceso a recompen-
Aquí bien podríamos aplicar, aunque transformado, el concepto de «cie- sas materiales sino a la delimitación de ámbitos de competencia: no es una prác-
rre social», y más concretamente de «cierre dual», del sociólogo inglés Frank tica económica, sino política. Si, donde Parkin coloca las oportunidades
Parkin!", si bien para ello deberemos permitirnos un excursus. Este autor to- económicas, ponemos las «políticas», o sea las competencias, la capacidad de
ma el término «cierre social» de Weber, alterando su contenido, para englo- decidir, la teoría parece hecha a la medida. (Por supuesto que, tras sus oportu-
bar bajo el mismo todo un conjunto de prácticas «explotadoras» (en un nidades políticas, el profesorado persigue también, como cualquier otro grupo,
sentido también weberiano: que producen una distribución desigual de las oportunidades económicas: la diferencia estriba en que los grupos que no tienen
oportunidades vitales) como las que utilizan los que poseen un capital econó- pretensiones profesionales reclaman simplemente recompensas económicas,
mico o cultural contra los que carecen de él, los hombres contra las mujeres mientras los grupos que sí las tienen querrían verlas venir asociadas a las políti-
o las mayorías étnicas contra las minorlas. Según Parkin, los grupos privile- cas y simbólicas, pero sin necesidad de pedirlas de manera expresa).
giados ejercen un «cierre de exclusión», hacia abajo, que se apoya por lo gene- En el campo de la gestión de la enseñanza, lo que los profesores necesitan
ral cn prácticas «legalistas» (pues para algo son ellos quienes han hecho la ley, «usurpar» son las competencias que mantienen en sus manos la Administra-
o quienes resultan más favorecidos por la misma) . En respuesta, los grupos ción y los propietarios de centros; y a quienes necesitan «excluir» es a los pa-
dres y a los alumnos de las competencias que, individual o colectivamente,
están en sus propias manos (las del profesorado) . En la jerga propia todo esto
12 Véase su obra Marxismo Y teoria de clases: Una critica burguesa. Madrid. Espasa-Calpe, tiene un nombre específico y original. Lo que Parkin llamaría «usurpaci ón»,
1984 .
en el sistema educativo español se llama «democratización», «descentraliza-
,
42
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MARIANO F. ENGU IT A
••
EDUC AC IO N y SOCIEDAD 43

cual invocaban el apoyo de alumnos y padres y recurrí an a «tácticas de solidari -


ci ón» , «autonomía de los centros», etc. ; lo que el soció logo inglés denomina- dad », es decir, a la movilización al margen de los cauces legales, por lo demás
ría «exclu sión », aq uí lo denominamos «pro fesio nalizaci ón» , «dignificación» , poco apreciables. Hoy en día, cuando la ley reconoce, aunque sea con resultados
«reconocimiento de la labor docente» y otras cosas por el estilo . El Cuad ro no muy espectaculares, a padres y alumnos la capacidad de intervenir en la ges-
111 pre senta gráficamente esta idea, y el Cuadro IV sintetiza el dualismo inhe - tión de los centros docentes. los profesores recurren frente a éstos a «tácticas le-
rente a la actuación social del colectivo docente. galistas». aplicando su mayoría en los consejos, enredando a los representantes
de los demás sectores en una jerga que no conocen. provocando que se estrellen
frente a mecanismos burocráticos y/o de lento funcionamiento, etc.
CUADRO 111 El mismo cambio puede registrarse en términos de identidad. Hace no mu-
cho más de un decenio, maestros y profesores se veían a sí mismos como «traba-
LA DOBLE PUGNA, O CIERRE DUAL, DE LA PROFESION DOCENTE jadores de la enseñanzan'I: hoy. en cambio, se consideran profesionales. Esta
variación en los términos del discurso no es casual. por supuesto: representa el
(Administr ación) . ORGANIZACIONES (Titulares) paso del deseo de identificarse con el resto de los trabajadores al intento de dife-
renciarse de ellos. Con independencia de que esto corresponda má o menos ade-

11
Demanda de
democratización
cuadamente al cambio de tono político registrado por nuestra sociedad, podemos
también interpretarlo de otro modo: mientras el problema fundamental de los
profesores fue el de arrancar competencias a la Administración y los propieta-
rios, vale decir la «democratización» de la enseñanza, la petición de solidaridad
que se dirigía a los padres y los alumnos, sobre todo a los primeros. se veía favo-
(cierre de usurpación) recida por la identificación con ellos dentro de una categoría común, la de «tra-
bajadores»; cuando el problema pasó a ser la defensa de viejas o nuevas

11
PROFESORADO
competencias frente a los padres. o incluso arrebatarles algunas de sus prerrogati-
vas sobre sus propios hijos , se hizo necesario buscar una identidad que situara
al grupo por encima de su público. la del «profesional».

CUADRO IV

II
Demanda de
profesionalización
LOS PROFESORES ANTE LAS ORGANIZACIONES Y EL PUBLICO
Organizaciones Clientela

(cierre de exclu sión) Interlocutores Admón. y propietarios Padres y alumnos


Que pretenden Autoridad Participación
Discurso profesores Democratización Profesionalidad

(Alumnos)
II
CLIENTELA (Padres)
Que busca
Con apoyo de
Para obtener
Como defensa contra
Descentralización
Padres y alumnos
Autonomía
Descualificación
Tecnocratización
Admón. y propietarios
Competencias exclusivas
Pérdida de estatus
Autoimagen asociada Trabajadores Profesionales
La historia reciente del movimiento de enseñantes da consistencia a esta
hipótesis. En los últimos años sesenta, los setenta y los primeros ochenta,
13 Todav ía se llama as' la revista del más potente de sus sindicato s. Según este mismo indica-
frente a la dictadura y frente a los gobiernos de la derecha celosos de mantener dor , el otro gran sindicato es más profesi onal y, en el mismo sentido , más modern o : [Nuestra
la autoridad de la Administración, la iglesia y los empresarios de la enseñanza, escuela!
los enseñantes reclamaban la democratización del sistema educativo, para lo
fl
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44 MARIANO f. ENGU ITA

En cierto modo, en el reconocimiento o no de la necesidad de que la ense-


ñanza sea el resultado de un consenso entre los profesores, de un lado, y los
alumnos y los padres , de otro, y no precisamente mediante la aquie scencia de
éstos ante las decisiones de aquéllos sino mediante la codecisión por parte de
unos y otros, estriba la diferencia entre que el sistema educativo sea un servi-
cio público o, simplemente, una agencia pública (aunque parcialmente en ma-
nos privadas) . En el primer caso, el papel de los enseñantes seria poner su
saber científico o humanístico, técnico y profesional al servicio de objet ivos
fijados en parte por la sociedad global y en parte por la comunidad escolar
de la que ellos mismos son un componente, pero sólo uno . En el segundo, su
posición sería la de un agente de la autoridad (con estatuto de funcionario o
con una relación contractual con su empleador, tanto da) que, por sí mismo
o como parte de una jerarquía, y con o contra la voluntad de los administra-
dos, decide por éstos qué necesitan y cómo satisfacer sus necesidades .
La pregunta pendiente es obvia: ¿es posible otra relación entre los ense-
ñantes y su público, en particular los padres de alumnos'?, 0, formulándola
de otra manera: ¿debe la profesionalidad de los docentes, necesariamente, tra-
ducirse en una desposesión de padres y alumnos'? Creo que puede responderse
claramente que sí a la primera pregunta: es posible, si bien difícil; y que no
a la segunda: no necesariamente, aunque sí probablemente. La profesionaliza-
ción del docente no debe venir de la definición de un campo formal de compe-
tencias exclusivas, sino del logro de un conjunto real de capacidades,
conocimientos, técnicas y formas de saber hacer que le permitan dominar inte-
lectualmente su actividad. Si el criterio del docente llega a predominar, habrá
de ser porque es aceptado como mejor por los otros sectores involucrados en
la educación, no porque sea impuesto con la mayoría en los órganos de ges-
tión o por procedimientos menos ortodoxos. Podríamos afirmar que los do-
centes se muestran tanto más celosos de sus competencias formales cuanto
menos seguros están de sus capacidades reales . Por fortuna , también un sector
de entre ellos está más por la tarea de convencer que por la de vencer.
En el plano organizacional, esto significa que es preciso, o bien modificar
la composición de los consejos escolares, dando mayor peso en ellos a alum-
nos y/o padres (según las edades de aquéllos), lo cual exigirla cambiar la ley,
o bien, lo que no requeriría tal medida, exigir mayorías cualificadas para deci-
dir sobre las cuestiones más importantes, de modo que se forzara el consenso
entre las partes. Lo mejor sería una combinación de ambas cosas: reforzar la
presencia de padres y alumnos y exigir mayorías cualificadas, de manera que
no se pudiera dar tampoco una situación simétricamente contraria a la actual,
con los profes ores sometidos a un rodillo de padres y alumnos. Y, en todo ca-
so, asegurars e, mediante campañas de información y un empleo adecuado de
las facultades inspectoras de la Administración, de que los consejos escolares
desempe ñen efectivamente todas sus competencias.

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