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FORMACION DE UNA CULTURA NACIONAL INDOAMERICANA bor Jest Maria Arguedes selecciOn y prélogo de ANGEL RAMA sae yaintluno editores, sa 19 veintlung de espaiia editores, sa ‘siglo veintiuno argentina editores, sa solayolalune de clample, nes 24254 portada de teardo harte prinera edleloa, 1975 terceraedicién, 1981 © glo axl editores, 5.0 ISBN 968-23-06949 desschos seservador conform ala fey Irmpresoy leche en méxieo/printed and made in mexico INDICE ‘Criterio de la edicién Va siera em el proceso de Ia eultuen pervana Cambio de cultuza en las comunidades indigenas econémicamen- te fuertes Puquio, una cultura en proceso de cambio. Ia seligién local Evolucién de las comunidades indigenas 0 yf culeara Notas elementales sobre el arte popular reli mestiza de Huamanga Mitos quechuas poshispinicos . 1 cultura: un patrimonio dificil de colonizar un SLrtazén de ser del indigenismo en el Pert ow A ov ras ud 80.7% us. 1B 183 189, INTRODUCCION ANGEL RAMA EI novelista peruano José Marfa Arguedas ha opacado, hasta cast hacerlo desaparecer, al etndlogo peruano José Marfa Arguedas, de tal modo que este nombre, encabezando ‘un conjunto de ensayes de antropologia cultural, los cuales rotan obsesivamente sobre est tema capital de América Latina que ¢s la formacién de una cul- tura propia, mestiza y original, en que se revele la identidad pro- funda de sus pucblos, puede comportar sorpresa para muchos lee- tores de sus narraciones. No se trata, en este caso, de actividades escindidas, como es habi- tual en Ia vida intelectual del continente: de un lade 1a voeacién Iiteraria, libre, no retribuida, s6lo esporddica; del otro Ia tarea pro- fesional’ persistente y continua, destinada a cumplir Ia demanda social retribuida (lo que Mallarmé lamaba “les métiers qu’impose la société a nos poétes”) sino que una y otra se despliegan como sendas paralelas, mutuamente complementarias e intercomunicadas, nacidas ademas de un mismo impulso creador que va adecuandost a las dispares formas expresivas sin perder su unitaria fuente. No hay en este caso compartimentacién de las éreas del emocimiento, ni puede aludirse al consabido “violin” del artista, sino que pre- senciamos la construccién de una tarea intelectual como una tota- lidad de significacién, Esta se vierte a través de una pluralidad de canales, entre los que podemos reconocer al menos tres, para hablar asi de José Maria Arguedas escritos, folklorista, etnélogo; pero cual- quiera de ellos, incluido el narrativo, resultard insuficiente si con sélo sus datos pretendemos entender el sentido de la aventura in- telectual det autor. Su entera existencia adulta, desde los juveniles veinte afios cuan- Co era estudiante de la Universidad de San Marcos, en la década de Jos treinta, hasta su muerte en 1969 cuando ya habia sido profesor de esa misma Universidad, jefe de su Departamento de Etnologia fe integraba el plantel de la Universidad Agraria “La Molina” diri- giendo su Departamento de Sociologia, esté referida simultinea- mente a la literatura, al folklore y a los estudios antropolégicos, dis- te populares en el Perl", Folklore Americano INTRODUCCION or preservacién parcial de aquellos valeres, en tanto que los agru- Gesamparada: incapaces de resistir el asalto que promueve Ja cul- ture oeidental,burguesty eaptalita que wens de Lima, dene le Ios bastiones serranos, son condenados a la desintegracidn social y espiritual Perea eect En Ja obra de Arguedas abundan les testimonios sobre la desi las abundan los testimonios sobre 1a desin- egal dee arapcons dis esr ge on vivo ala defensiva durante siglos, por lo cual no pudieron deserrollar Aanticuerpos mestizos para enfrentar Ia aculturacién que, en pleno siglo xx y con los instrumentos técnicos propios de tal siglo, se des- encadena sobre ellos. Vio claramente que Tas comunidades econé- micamente fuertes (que es lo mismo que decir; aquellas que ya tenfan cumplido un proceso de mestizacién, incorporando elemen- tos de la estructura econdmica occidental) eran capaces de defen dense con posblidader de éxito, remplarando ss Viejas institu Ciones indias por otras mas modermas sin que eso acarreara pér Govt idendada,y sun pernivend cue fvjuransolulones or rales. En cambio las comunidades pobres, 0 ea las que no habian accedido a ningin grado de mestizacién, se desiategraban velox mente: Tat pin a abn nase nig lls ne pie goers sa cegaiacon’snigua’ A cada Reredero Teco iin fms Se oa de er. ae le Sorat ued, desompenar ‘en eas comunidades un cargo politico y rar Sean Gua stoperavas det abajo la onganiaciia de Ia fala, So ia erecta coin coop, peo conven a gropo hom toh un cow in sutoida, sk fess rae No denen ates 0&0 Causing que el de emia! a Patt esta comprobcion sarge se consmye el inns Je Atguedas por el mestizo y se suceden sus estudios aceren de la zona del puis en que habla pasado nfancia y adotescencia y ade registra una temprana mestizcién que habla deparado 1 armoniosa evolucién de la eultura india por absorcién del mensi- je europeo en un plano de libertad. Son esos estudios: “Puquio, tana cultura en proceso de cambio” donde se recoge una investiga- ion cumplida en 1952 y 1856 y sobre todo av “bvoucion de Jes rmunidades indigenas” que publioé en 1987 y que descriptiva: tem subiald: SEL Valle del'Mantao la dad de Hoancaye “En “La soledad céomica en Ia poesfa quechua" a ata sted, poesia quechua”, Idee, mim, 48.49, Lima, xxtt INTRODUCCION tun caso-de fusign de culturas no comprometida por la accién de las instituciones de origen colonial.” Por tiltimo un perspicaz. exar men del “arte popular religioso y la cultura mestiza de Huaman- fa", Son éstas sus mas serias investigaciones sobre el tema: un resu- men de sus conclusiones se puede encontrar en su ponencia “Cambio de cultura en las comunidades indigenas econémicamente fuertes”. ‘Sobre estas comprobaciones funds su optimismo. Como en el co- nocido texto de San Pablo, fue una resurreccién comprobada 1a que dio sustento a su fe: i caro es todavia una Debemos apuntar, sin embargo, que el caso de Mani Cx Pers Peo ee aoe fen pus ev here dleejemplo vivo para ol difil estudio de 1a diferencaciin cultural que fxinto dempre cate In sera la ova, hecho que we acentué ada fais en epoca moderna, Nes srvird también para el estudio del posible eco de fain seonion de seus que embassies represen, fan, fusién posible, puesto que en esta regidn sc ha realizado. Sin la aps- im del oo del Ato Mantaro noetra vision del Pet andinosecla an amarga y pesimista 18 i en algiin lugar se produjo la fusién, ella es posible en todat ada por Lévi-Strauss con lo cual la tarea de investigacidn acadé mica pierde su aparente gratuidad para constituirse en parte de faa “antropologia de urgencia” que motivé la polémica de Argue- las en cl XXXVIL Congreso de Americanistas: estos conocimientos fon las bases para el establecimiento de una politica de Ia cultura latinoamericana y sobre ellos se asienta la construccidn futura de xa cultura imtegrada, necesaria, gozosamente mestiza. Muchas veces se hi hecho referencia a Ia nota mestiza que signarfa a la cultura del continente, en particular por aquellos autores que pertenecen 4 ronas de formacién de pueblos nuevos (segiin la denominacién de Darey Ribeiro) como es el caso, para: 1s esis Hiterarios, de ‘Arturo Uslar Pietri, Sin embargo, esta etiquetacién no ha venido ‘acompafiada de un estudio conereto que explique en qué consiste tsa mestizacion en nuestra América, como han operado las diversas fnfluencias culturales, qué ha sido recogido de las diversas tradi- ones confluyentes ¥ qué ha sido desechado, cuales son los prin- Gipios de estas operaciones y cusl su dindmica. La historia de Ia estizacion y el estudio de sus operaciones, esti por hacerse, aur fque ya se cuenta con aportaciones ricas en el campo etnoldgico, Como los libros de Fernando Ortiz. via. sesra ee ef procera de la cutuea peruana”, Le fren, Lima, 28 de septiembre de 1358. INTRODUCCION ar A ellas pueden agregarse los ensayos de José Maria Arguedas que hhabrin de constituitse en perspicaces y utilisimos estudios de so- iologla del arte Iatinoamericano, Tal condicién no deriva de la dimensién tedrica, aunque Arguedas no dejé de utilirar con efi- ‘eacia y prudencia las ensefianzas de los maestros de Ia antropolo- gia anglosajona (Herskovits, Linton, Grinberg, Beals, ctc.), sino de una muy empiriea eapacidad para relacionar las obras de arte ‘con sus reales productores y sus reales consumidores, examinando la situacién de éstos dentro de Ia estructura social, y fijando por ultimo una asociacién entre los temas, las formas y 10s sistemas de fabricacidn del arte, para confrontarla con sus productores y sus receptores sociales. La fineza de observacién de Arguedas en este sec- tor es asombrosa y a ella puede atribuirse la felicidad de sus muchas ‘comprobaciones sobre el funcionamiento de la sociedad, los diver- 305 estratos, sus intereses y sus conflictos. Arguedas desarrollé una habilidad consumada para leer a la sociedad en las obras de arte, de tal modo que sus estudios de campo consagran mds espacio a este aspecto que a los restantes de tipo sociolégico, pudiendo me- nte los datos de naturaleza artistica interpretar al conjunto so cial. Su conocimiento del folklore y su personal trato con las for- mas artisticas, le permitié ver que ex'stia una similitud entre deter- minadas conformaciones estéticas y muy precisas cosmovisiones de Jos grupos sociales Alo largo de sus diversos estudios se ira especializando en de- tectar los rasgos mestizos del arte, a los que rendird su mejor ani. lisis en las “Notas elementales sobre el arte popular religioso y la cultura mestiza de Huamanga” (1951) con su estudio del arte del “esciltor” Joaquin Lépex.y de las transformaciones que se van in troduciendo en los “retablos” 0 "San Marcos”. EI anilisis de la evolucidn de este objeto de culto y este producto de artesania, a lo largo de la transformacién que sufre la sociedad rural peruana, y 4a participacién que en esa evolucién le cupo al mestizo, tinico apto para “realizar esta sincrética y armoniosa representacidn de simbo- los de retigiones tan diferentes y antagénicas pues oficialmente una Petseguia 2 la otra para destruirla es un modelo del andlisis so- sioligico que hubiera aprobado Arnold Hauser.’® Al mismo tipo de pesquisa corresponden sus estudios sobre tos mites, un campo que no pudo ser desarrollado por Arguedas, la memablemente, vista la excelencia de su estudio del mito de inkarri al que consagré diversos articulos. La importancia de este ensayo vr EY mismo tema to Gesatollé ems article “Del etablo magica al retabio ‘mercantil", en El Comercio, suplementa dominical, $0 de diclembte de 1982 & xxv INTRODUCCION no radica slo en la curiosidad y riqueza significante del mito de Han ea agar incl de ns vert formulacons del mito con la estructura social de quienes lo han generado, esta- Dleciendo sistemas 2sociativos entre los mitos y las comunidades que los crean, los cuales sirven para comprender las més secretas esperanzas de éstas, pero también para desmontar los ocultos sig- hnificados que esos mitos transportan. El fin de esta investigaclon sobre el tema de Inkarri, que puede leerse en los “Mitos quechuas poshispanicos", ilustra este ejercicio libre, empirico y sutil, de los Inétodos de 1a sociologfa del arte. En Arguedas, su exponténeo ma nnejo, que nos revela la continuidad de su enlace con el pensamien- to de""Amauta”, en nada disminuyé su percepcidn y su degustacion Gel arte. De este tema podria decirse 1o mismo que él dice de su trato con las ideas socialistas: “Hasta dénde entendi el socialis- mo? No lo sé bien, Pero no maté en m{ To magico.” * El conoci- ‘miento de las raices sociales del arte, 1a carga ideolégica que trans- porta y dentro de la cual se forma, no empafié en él In emocién Extética. Conocimiento social y arte marcharon juntos, sin dafarse, complementandose y enriqueciéndose, de tal mode que sus ensayos sobre etnologia o sobre folklore se pueden (se deben) leer desde esa perspectiva integradora en que todo se funde armoniosamente, la ual sirve de modelo ala proposicién que se hace sobre ¢l destino de la América Latina. 2 No soy un aculturado...” en El rorvo de arriba y et xorro de abojo. 8 CRITERIO DE LA EDICION La recopilacién de os ensayos dispersos de José Maria Arguedas se Ja propuse a él desde 1967, fecha en que proyecté un volumen des- tinado a recoger, equilibradamente, musstras de los diversos g& nevos por él cultivados (desde el ensayo hasta la poesia en lengua quechua) entre los cuales yo encontraba estrecha afinidad y cuya reunién en una antologia mayor pensaba que habria de proporcio- nar una imagen fehaciente del autor. Arguedas colabord con inte- rs en el proyecto, sugirié los textos que consideraba més apropia- dos y aun llegé 2 proporcionar algunas copias corregidas. Su en- fermedad y su muerte postergaron el proyecto pero al mismo tiem- po robustecieron mi convencimiento de que se habia hecho ain mis hhecesario recoger su obra ensaytstica: por respeto a su admirable tmilitancia intelectual y por el interés de Ia cultura latinoameri- Con su primera esposa, Cecilia Bustamante, acordé la recopila- iss) i They ‘mo algo inferior y menospreciable, han adoptado una conducta inestable: dinamismo, agresividad, simulacion de pasividad y un no bien exclarecido tipo de aparente y contradictorio menosprecio por sus viejas tradiciones. Manifesté que los estudios etnolégicos, Por estas razones, eran de gran urgencia en ambos paises, especial. mente en el Per, porque estaban siendo olvidados muy antiguos pa trones cle conducta, de formas de expresién artistica, de técnicas agricolas, de sabiduria en todes los campos de Ia actividad humana. Hice resaltar el hecho de cémo, en los casos del Pera y Bolivia, Ja Iamada antropologia de urgencia no podia tener un objetivo 1 mitado al registro. Se trata de pueblos con yarias decenas de siglos de ejercicio de la inteligencia y de la habilidad fisica ilimitada del set humano, que en los casi cinco siglos de dominacién politica y econdmica no habian sido culturalmente avasallados; ninguno de Jos métodlos empleados para reducirlos a Ia condici6n de simples ins- trumentos tuvo éxito y se mantuvieron, durante el coloniaje mas riguroso, como un pueblo creador. Que, si se examinaba cuidado- samente la historia de los paises andinos, podia acaso comprobarse emo, hasta hoy, el pueblo autéciono mantuvo st actividad crea. dora; translormé. casi todos los materiales 0 normas que, por codi- ia 0 pot razén de método de dominio, se habia tratado de impo. netles y los que tomé voluntariamente, por conveniencia propia, fen tanto que las clases 0 castas dominantes se habjan comportado como sectores predominantemente imitadores de las metrépolis co- lonizadoras. Siguiendo el pensamiento de un antropélogo norteamericano alli presente, en la Mesa, sostuvo que el estudio de estos pueblos debia hhacerse con la posibilidad de que, en el caudal de sus creaciones de toda especie y de todos los tiempos, la cultura occidental podria encontrar en América, fuentes de inspiracién para orientarse clla risia, especialmente en sus versiones o estilos nacionales. Como resultado de ia intervencién de Cémara Barbachano y de Ia mia surgi, entonces, una inesperada polémica con otro profesor norteamericano. ‘Objeté ef “nacionatismo” de Cémara Barbachano y mi ‘indige- nismo”. Afirmé que el “indigenismo” no trataba sino de tomar ven: tajas para los indios y consideré al nacionalismo mexicano como algo excesivo. Pero no fueron éstos los tinicos arguimentos que de- sencadenaron la polémica, sino Ia enérgica seguridad con que este profesor expresé su conviceién de cémo Ia cultura “occidental” se impondria con todos sus caracteres “feos” y “crueles”. Nuestra cul- tara es “fea” dijo, empleando su castellano defectuoso pero muy hicidamente expresivo—, muestra cultura es cruel, pero ella avanza in que nadie pueda contenerla. Los nacionalismos serdn poca re- sistencia; el indigenismo es s6lo una forma politica de sacar ven- tajas para los indios... Usted (se dirigié a mi) pertenece a nues tra cultura “fea”... Le respondi inmediatamente que “no perte- necia por entero a esa cultura, pues era un bilingtie quechua”. No dejé de causar cierta tensién la forma algo inusitadamente ‘enlitica con que este distinguido antropélogo sostuvo una tesis que daba tacitamente por excluicas las posibilidades de que las cultu- ras indigenas del Perd, México 0 Bolivia influyeran sobre Ia la- mada “vicidental” criells, como habfan influldo evidentemente, Jo argo de la historia. En mi réplica, hice constar que me habia sentado a la mesa con Ja decisién y el estado de Animo caracteristico: de quien, habiendo egresado de alguna universidad, ha de considerar con otros espe- cialistas un tema controvertible; es decir, descarnado de toda con- tingencia subjetiva, El caso del estudio de la cultura quechua era evidentemente tan urgente como el de una tribu amazénica, pero sus proyecciones dentro de la sociedad nacional del Peri 0 Bolivia no podian dejar de ser mucho més importantes. Y esta afirmacién Ja hacfa no como “indigenista” sino como un estudioso de las cien- cias sociales, Puse a la consideracién de tos colegas que, una cul- tura superviviente a pesar de los varios siglos de vasallaje absoluto de sus portadores, bien podia ofrecer valores y elementos que siguie- ran influyendo y acaso convendria que persistieran, por lo mismo que la cultura de los grupos dominantes tenis, sin duda, rasgos y caracteristicas “feas” y “crueles”. Y de eso trataremos en este bre- vyisimo trabajo con el que he de acompafiar a Fernando de Szyszlo y Francisco Miré Quesada en el presente folleto, dedicadc a expo- nner algunas notas sobre Ta cultura Jatinoamericana y su destino, Creo no hacer una afirmacién subversiva, ni mucho menos nue- va u original, cuando sostengo que Latinoamérica esta siendo dispu- tada por las grandes potencias mundialmente dominantes y que perteneceinos, en la distribucién mas o menos estable y ms o me- nos concertada que de los paises de oriente y occidente se ha efec- tuado, a la esfera de predominio de los Estados Unidos y de Europa occidental. Asimismo, no es nada nuevo afirmar —lo hacen todos los dias en centenares de publicaciones intelectuales de las més diversas tendencias— que las grandes empresas 0 contorcios occi- demtales dan un trato muy desigual a los palses latinoamericanos, conducta “normal” en las relaciones entre vecinos pobres y ricos. Desearia a este respecto citar una anécdota: an 16 ak cuurunas rarmivowo omen pe cotowman | 14 cuLrUR: ARNON DUGH:DE cOLONZAR Un auki.(sacerdote) de la comunidad de Puquio (Ayacucho) nos ‘Giplicaba que el campesino recibia muchos del dios. Wama- zi-(montafia); que sin la proteccién del Wamani, el comunero de | Paquio caerfa’ en el desamparo. Le pregunié, entonces, cémo era posible que si el Wamani cra tan bondadoso, exigiera a los comu- neros le entregaran ofrendas cruentas todos los afios. El auki me- dité un instante y me contest: “Todas Io: derosos son bravos y| caprichosos, asf como ¢3 bravo y caprichoso el hombre eo aT au | | ene mucho dinero. V ellos, Ios porleussos, lan establecido Ue one |) Vinxdo se puede ganar su voluntad.” |) rer aasce tne pe de que, en Ia actial Fineos,-cuaTquterased su origen, logren el avasallamiento cultural de sus principales nii- i eleor incigenas-apesar de 1e-dominadiéar politica econdmica to Hieran_aisladas y en condiciones de “inferioridad”. Esie hecho constitula una veiitaja para la colonizacion. Sq_ha p dido demostrar mo, ne Aciualmente, en Guatemala, los sacerdotes indios “ofician” dentro e los mismos templos catélicos; en cl caso citado de los aukis de Ja comunidad de Puquio, estos sacerdotes, que sacrifican lamas y ovejas durante el culto al dios Wamani, Wevan por insignia una eruz adornada de flores de kantuta, Pero la actual realidad de los paises latinoamericanos es inversa. ¥ no somos nosotros quienes Io decimos por primera vez. Es un hecho “natural”, como habria afirmado incluso el auki de Puquio, en el trato entre vecinos y atm hermanos de poderfo muy diferente. [Lat potencias que dominan econémica y polfcamente a los pil ses d€biles intentan. lar tal Hania la_aplicacion den" proteso: de-colotivacién cultural. Por medio. del ainéae Ia. television, de la radi ién, de millones de publicaciones, se trat decondicionar Ig wueblo latinoamericano, Esta gran See aa ae eet Mayentesy poderososenire Tos socis Ia tinoamericanos de los grandes consorcios, porque tales socios estin ya, no dizemos “colonizados”, sino identificados con los intereses , por tanto, con el tipo de vida, con las preferencias y conceptos respecto del bien y del mal, de Io bello y de Io feo, de lo conve- niente ¢ inconveniente. Constituyen una extensién de los niicleos que tratan de “colonizar” a los paises sobre los cuales ejercen un casi pleno dominio econémico y politico, ta de demostrar la imposibili:fj nia. sult ~ Los escritores y artistas latinoamericanos més representatives. har soguido,.en cambio xn-destino inversot de la in més o me 1 igi tals casos oi 9 Matio Varies Tie oie ieee ‘Los pafses latinoamericanos sustentados una tradicién ena tilenls, como Méxicn Pon Bale 6 Conon rene dlr, an lograde nuthir a sus mel foridototal-de-esta | tadicién que no es slo india sino qué contiéne una confluencia ofiginalaina de lementor pechiqitens j eernienciar Genes han realizado la hazafia de hacer obras que son ahora parte del pa- trimonio universal del arte humano, como Vallejo u Orozeo, tra. bajaron con el total de estos materiales, viviéndolos y manejéndolos con sabidusia e inspracin malar En pater oars Arsene (= © Brasil, el escritor y el artista han alcanzado el nivel de lag Jobras de los autores occidemales y contempordneos. Ya no son “cod | Wonizabtes”. sce tipo universal. Por consecuencia de este proceso se com ‘sidera que abr igarse de la vinculacién secular con sus propias tradiciones nacionales, con su arte popular, con su arte tipico o eriollo; convertirlo de ese modo en un ente influendable, tal_ modo sstanda ser_previsi- | Wiles Brecalciladas. Como toda empresa antihumana, no tiene &ta | “las garantias deT éxito y mucho mieno¥ en” paises como-el Pert, don de los propios instrumentos que fortalecen la dominacién ccond- | mica y politica determinan inevitablemente la apertura de nuevos canales para Ja difusién mas vasta de las expresiones de la cul. tara tradicional y de su influencia nacionalizante, 7 Sin embargo, los gerentes de las | de material destinado @ Ta. estan ‘mags HO tin desanimados. Han ganado lienicla en las chides 7 “Estas urbescrepentinas, Como Lia, son por eso, campos de lucha inlehiza, Se “ittodernizan’”y-deben “imodernilzarse™”'@ toda marcha} por lavthisma razén de que en veinte aiios multiplican sir poblit ‘con aluviones humanos de origen campesino, que, asentados en Ia idad padecen de desconcierto y estin semidesgarrados aunque Pujantes y agresivos. ¥, ya que hemos citado a Lima que es un mu: sco completo del trance en que se encuentra el hombre que debe saltar uno o dos siglos de evolucién en una o dos décadas, podemos afirmar que 1a masa algo desconcertada al tiempo de ingresar en la urbe, encuentra pronto su lugar en ella, su punto de apoyo para asentarse en la ciudad y modificarla, Encuentra tal punto de apoyo en sus propias tradiciones antiguas, organizindose conforme a ellas y ddndoles nuevas formas y funciones; manteniendo una corriente viva, hilateral, entre la urbe y las viejaz comunidades rurales de Jas cuales emigraron. La antigua danza, la antigua fiesta, los anti- guos simbolos se renuevan en Ia urbe latinoamericana, negindose 2 si mismos primero y transforméndose luego. Sobre este sector convulsionado-lanzan sus rellectores y sus ins trumentos altamente especializados los colonizadores ultramoder- nos. Pero, las culturas Ienta y fatigosamente crtadas por el hom bre en su triunfal lucha contra los elementos y la muerte no son facilmente avasallables. Los ms recientes censos parecen demostrar que, por ejemplo, en el Peri, Ia lengua quechua, en lugar de ex- tinguirse, se fortalece, gana prestigio: y ya es evidente paca todos que 12 miisica andina, predominantemente indigena, alcanza_un grado de difusién inversa a la prevista hace unos cuarenta afio’, Cuando constitufa una vergiemza y una aventura interpretarla pi blicamente en la capital; que el vals criollo ha conquistado todos los circulos socizles, habiendo sido, en el mismo periodo vergon- zante de la miisica andina, patrimonio de los barrios marginales de Lima; que la misica y damzas costefias de origen negro siguen el mismo curso de afirmacién ¢ influencia masivas. Los instrumentos mids eficaces por medio de los cuales se intenta condicionar Ia mentalidad de las masas y desarraigarlas de su tra- icidn singularizante, nacionalista (la radio, la T.V., etc}, se con vierten en vehiculos poderosos de traimisién y de contagio, de afir- macién de Io upico, de lo incolonizable. El creador tradicional y el creador que domina los medios de expresién “occidentales* man- tienen, asl, un vinculo profundo no avasallable para bien del des- tino de sus propias naciones y de las mismas naciones donde se han organizado los grandes consorcios, muchos de los cuales parecen haber olvidado que el hombre tiene de veras alma y ella muy raras veces es negociable. Lima, noviembre de 1966. RAZON DE SER DEL INDIGENISMO EN EL PERU La revista Mercurio Peruano, considerada como el érgano de ex: presién del liberalismo y el nacionalismo durante las u:tima déca- das del virreinato y que cumplié una eficaz y valiente tarea de di- valgacién ideolégica, afirmaba en el afio.de 1792, editorialmente, fen una nota critica a la carta de un lector: “La legislacion conocis le cortedad no séio de las ideas sino de espiritu del indio y su ge- nnio Imbécil y para igualar de algiin modo’ esta cortedad le conce- ig. sabiamente Jas exenciones y proteccién de que se trata...". Unas lineas después expresaba la repugnancia biologica que a estos intelectuales precursores de la independencia les producian el pue- blo nativo, al que describen de este modo: “Tiene el cabello grue so, negro, lacio; la fremté estrecha y calzada; los ojos pequeiios, tur- y mohino, la nariz ancha y aventada, Ja barba escasa y lam- pifia... el sudor fétido, por cuyo olor son hallados por los poden- cos como por el suyo los moros en la casta de Granada” Puede considerarse este concepto como muy préximo al de Jinés de Sepiilveda, que en los primeros tiempos del descubrimiento y conquista del Peri y México sostuvo que los indios carecian de alma y que, por tanto, bien podrian ser clasificados en la categoria de bestias y tratados como tales, EI historiador chileno Rolando Nellafe que ha estudiado los si- silos xvt y xvi del virreinato peruano con mayor detenimiento que otros, especialmente en lo que se refiere a Jos problemas sociales, parece haber comprobado que en las primeras ocho décadas de la Colonia fueron exterminados unos siete millones de indios en el Peri, algo asf como el 70% de la poblacién total del Imperio in- caico. La Hamada generacién del 900, dominada por tes investigado- res sociales y maestros universitarios que tuvieron una dominante influencia en la formacién ideoldgica de la juventud y en Ia orien- tacién del pensamiento en el Pert, funda las corrientes modernas ‘contrapuestas a Tas ideas respecto del indio: José de la Riva Agie- ro y Victor A, Belaiinde crean el denominado posteriormente his panismo, de otra parte, con el arquedlogo Julio G. Tello se inicia el indigenismo. Riva Agilero y Belatinde pertenecen a la aristocracia eiolla. Riva ”n (089) 190 RAZON DE SER DEL INDIGENISMG EN EL PERO Agiicro, que era descendiente de una vieja familia muy linajuda, icanaé a ser legalmente reconocido por el rey de Espafta como el nde de Aulestia”; Belainde forma parte de una familia de alta alcurnia de la ciudad de Arequipa. Tello procede de una modes. tsima familia de campesinos, racialmente indios, de un pusblo ai dino def depar je Lima, Riva Agiicro se inieié brillanteinente como hisloriador y Belatine de como pensador, ensayista y fildsofo. Durante su juventud am: lus xe proclaman liberales y centran su preocupacidn en problemas sta pallicoe cx “recupicracion del Per, Iiego” dela derrota cata guerra con Chile (1879-1884), los predcups. “Amboy rare perio le E Ta dia euro.” zi; tiempo en que se gesta el pais modemo. Analizan la historia ideza” del Imperio iiicaico, pero no se ocupan das os “derechos coristitucionales” -¥a en la madurez, tanto Riva Agitero como Belatinde aceptaban las calificacién de “hispanistas”. Re cL valor hu restr. como el de un producto social forjado daranie el cclonial y-conr dominio de Tos valores hitspdnicos eine lor cus se califica al catolicismmg como a sunsing “Riva Agiiero-es exbe su yifathioso estudio sobre Incr Carcilizo, el md. exccleo representante del mestizaje, Garcilaso es interpretado por Riva Agilero como un simbolo del.mestizaje imperial: es excelso porque esel fruto del crucé de dos razasexrel-plaiio imds elevado: él de la ar'stocracia; y Garcilaso, el inca catélico, defiende y magnifica las virtudes del régimen imperial incaico. Unas cuatro déeadas mis tarde un continuador de Riva Agiiero, Rail Porras, historiador ‘hispanista como su maestro, lanzard un estudio injurioso y panfle. tano contra el cronista indio Felipe Guamin Poma de Ayala, que en un libro de mil paginas escritas en un castellano “barbaro”, salpicado de frases quechuas ¢ ilustrado con centenares de dibujos, hoy universalmente famosos, denuncia el despiadado trato que s daa los indios y su destruccién fisica; no le libra a Guamin Poma de Ja indignacién de los “hispanistas”, ni el hecho de proclamarse hunildemente fidelista, y‘catdlico embargo, la contribucién de Riva Agiiero y Belatinde al es otal eel Pont er mporanie: No eels ‘esperarse mas de elles. El'reconacimiento de los_valores_positivos del mestizo, aun fue sé hiciera.con el propésito de demostrar que tales. valores fue Zon posibles por lo que en ellos Habla de hispanico, constituye un., Paw adelante, y, “aun Ta declaraci6n enfitica de convencimiento RAZON DE SER DEL INDIGENISMO EN EL PERO de Ia grandera del Imperioincsico, a pesar ‘Kida a Ta delensa de los regimenes autocréticos a No mucho mis tarde, Riva Agilero se declara francamente pare tidario del fascismo, lo cual no ocurre con Belatinde, El hispanismo se caracteriza por Ja afirmacién dela superiori- dare eae ee a" peetoatar ePer contemparanes ya nator ey indies Oe oa Proclama la _grandeza,del Ywiperio incites" peto" tendencloxnente por far Ge Informations én_nativa actual con el tal Lasperi n junidades indigenas, ‘qj ad,_no_menos del 5097, de lz poblaciow del-Pert dea antigua th tura precolombina del pal Ey la polllex millnte Iara as son comersadoreroe tres dereeha'} por eso, nangur de mr hhera implicita, cofisagrany"el estado” de serviduinbre-de~lor Tndios. El arqueélogo “Indio” alcanad a ser un ideo logo politico y probablements no pretendié tal cosa. Trabajador de energla extraordinaria_y con una mediana formacién cientitica, aunque excepcional pata su época, Tello se dedicé al descubri miento, el estudio y la divulgacidn de los restos arqueoldgicos de 1a antigtiedad peruana. Asombré al mundo con la éxhibicién de la textilerie de Paracas que él descubrié. Los tejidos de Paracas-cons- situyen la muestra mds perfecta de la habilidad humana en esta es. pecialidad y contienen la, descripcién todavia no suficientemente Interpretada, de la imagen de todos los dioses preincaicos, de las practicas religiosas y de los ornamentos y earacteristicas del mundo idgico de ese tiempo; todo esté bellamente expuesto en telas bor. dadas a colores en una corriente de imagenes que forman un cau- dal que estremece al espectador, cualquiera que sea el grado de su La monumental obra de Tello guarda cierta semejanza eon la de Riva Agiero y Belainde, en cuanto exalta los ya indiscutidos va. lores de Ia antigiiedad: peruana; existe, en cambio, una diferencia clara, una contraposicién en la actitud: Tello se proclama indio, con_orgulio aparentemente sincero; Tell Feabe con evidinte Fe jo eT haley ta pubticacton ‘We la Obra de Guamin Pom de Ayala. Considera’la “Nueva Crénica y Buen Gobierno” conio el ‘més importante para el estudio de la Colonia y del Im- Beplest Lee es 192 RAZON DE SER DEL INDIGENISMO EN EL PERU perio, mientras sus contemporéneos, a quienes nos hexos referido, guardan silencio y Porras califica al cronista como 2 un indio re. sentido y um autor “folklérico”. EL INDIGENISMO ANTIMISPANSTA ¥ LOS GONTINUADORES DEL. TISPANISMO NOVECENTISTA José Carlos Mariétegui, a quien el partido comunista considera su Tundador, inicié ta edicién de la revista “Amauta” en 1926, a st vuelta de Europa, Ya habia publicado una serie de articulos en una revista limefia con el titulo de “Peruanicemos el Pert, El propio titulo de Ja revista, nombre de los educadores incaicos, estaba fi. jando su posicidn. Maridtegui tavo el suficiente talento y ascenden. ‘ia personal como para no convertir su revista en el drgano de ex: Presion de una secta. Acogié a todos los escritores y artistas de alto ‘© mediano valor; estimulé la creaciOn artistica; fue el primero en demostrar la excepcional categoria estética de un poeta conside. rado “puro”, como Eguren; alenté con igual cntusiasmo a otro poeta muy joven, entonces, y que ha permanecido puro, en el me- jor sentido de la palabra, a Martin Addn, y al smismo tiempo y con el mismo interés a toda una legién de poetas que se proclamarian indigenistas. Dos fuentes principales tiene el pensamiento y la accién de Ma- ridtegui y es la repercusién de su obra: la Revolucién mexicana y la Revolucion soviética. Despliega una energia no igualada; alcanza ante los dirigentes obreros un ascendiente y una influencia equi- valente a las que logra entre los intelectuales, Y radicaliza a uns y otros, cuando encuentra el terreno preparado. Funda la Confede racién de Trabajadores del Perit ¢ inicia el estudio integtal del Peri con su libro Siete ensayos de interpretacién de la realidad peruana, Maridtegui no disponta de informacién sobre 1a cultura indige- na o india; no se la habia estudiado, ni él tuvo oportunidad ni tiempo para hacerlo; no se conocia, y es probable que atin en estos dias no se conozca mejor, la cultura incaica, sobre la que existe uuna bibliografia cuantiosisima, sobre el modo de ser de la pobla- ciGn campesina indigena actual, Se han hecho pocos estudios acerca de las comunidades y existe una tendencia pragmatista perturba- dora entre algunos de los antropélogos que se dedican a esta tarea. Los descubrimientos hechos por el hombre antiguo, acerca de 1a naturaleza humana y las leyes que rigen el mundo externo, per RAZON DE SER DEL INDIGENISMO EN EL PERO 193 tmitieron a los incas organizar una sociedad de alto nivel en cuanto a Ta técnica que hizo posible la abundancia de bienes y un sistema federal en cuanto a las creencias religiosas, las artes y las formas de recreacién; todo este conjunto sistematirado en un orden poll tico estricto y de tanta eficacia que el hombre antiguo peruano trabajé, sin considerar el trabajo como una desventura, mucho més que en ningin tiempo y tanto como el que mis en el mundo. De ese modo dominé sna naturalera agresiva, atemorizante, aparen temente invencible, majestuosa y tiema, Convirtié abismos en jar dines, (Wo estamos haciendo poesia sino exponiendo un hecho his ‘rico comprobado y universalmente difundido) irrigé desiertes construyd millares de kilémetros de caminos excelentes, Cuando este pueblo cae bajo la dominacién de los expaiio'es s cémodamente explotado. Hoy mismo los indios que pertenecen a Jas ‘haciendas, en ciertas zonas del sur andino, se. prosternan ante el patron para besarle los pies, La Iglesia jugé un papel muy portante en la imposicidn y conservacién de la mansedumbre que permite, incluso hoy, la destruccidn lsica impune de los indios de hacienda, Una caudalosa, bella, modsladora literatura quechua re- ligiosa cat6lica rige todavia Ja conducta de los indios: proclama el dolor, la obediencia y aun la muerte como un supremo bien, Yo he escuchado a predicadores franciscanos, en una haciendo de Apu Himac, afirmar desde el pilpito de Ia iglesia dorada del feudo, que ¢l patrén es el representante de Dios en la Tierra y lo que el pa: tr6n hace no debe discutirse sino recibirse como una disposicién sagrada, Pero durante el largo periodo colonial, el pueblo nativo asimilé uuna ingente cantidad de elementos de la cultura hispanica, aparte de Jos que las autoridades les impusieron. Ocurtié lo que sucle su ceder cuando un pucblo de cultura ce alto nivel es dominado por otra: tiene Ia flexibilidad y poder suficiente como para defender su integridad y aun desarrollarla, mediante la toma de elementos Hibremente clegidos o impuestos. A todos los transforma, Hacia 1960, un médico espao! no pudo reconocer un arpa de hechura in- digena en un teatro popular de a ciudad de Lima; creyé que se trataba de un instrumento distinto, Los espatioles y sus descendien- tes, rodeados por la masa indigena que a todo lo largo det pais habla una sola lengua, y aislados por gigantes montafias y abriga- dos por ellas en el fondo de angostos vatles de prodigiosa hermo- sura, se indigenizan mucho mas de Jo que hasta ahora se ha des- cubierto, Sega el.censo de 1940, en el departamento de Apurimac, de una poblacién total de 216 248 hablan quechua 215 333; en Aya 14 RAZON DE SER DEL INDIGENISMO EN EL PERO cucho, de 299769 hablan quechua 296968; y en el Cuzco, de 411298 Son quechua hablantes 403 954. ‘Sin embargo ambas culturas, la criolla y la india, se mantienen profundamente diferenciadas en su médula y evolucionan parale- Jamente. Sobre la base de los materiales de la doctrina y cosmogo. nia catdlicas, los pueblos nativos crean mitos cosmogénicos por incaicos. Ast, para los indios de la hacienda Vicos hubo dos huma- nidades: una barbara, de individuos descomunalmente fuertes que icieron caminar las piedras arresndolae con szotes para constrnit grandes monumentos liticos; esta humanidad, que era antropéfa- Ba, fue ereada por el dios Adavena, Pero Adavena violé a una mu. jer muy bella, cuando Ia vio prefiada, In arrojé de su casa. Esa ‘mujer fue la Virgen Maria y el hijo que nacié de ella, Téete Ma- fiuco (Padre Manuel, el niflo Manuelito, o sea Jesds). Téete Mafiu- ro destruyé la humanidad barbara mediante una uvia de fuego y creé la humanidad actual, fisicamente mis débil pero “con mis pensamiento”. Téete Mafiuco'es ya siempre joven (desventurads- mente), porque cada afio muere un dia viernes y resucita el sibado. El cielo es exactamente como la tierra poblada por las criaturas acchas por Téete Mafiuco; la diferencia consiste sinicamente en que alla Jos indios se convierten en sefores, y, los que en este mundo son sefiores todepoderoses, en el cielo hacen de indios, pero para toda Ja cternidad. El mito de Inkarri es todavia mis interesante, fue creado por los indies libres de la comunidad de Puquio, sus

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