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REPRESENTACIÓN

Y REFLEXIVIDAD EN
LA (AUTO)ETNOGRAFÍA
CRÍTICA:
¿VOCES O DIÁLOGOS?

Susan Street*

Si nuestras investigaciones y nuestras conceptualizaciones no fueran una


zona de mediación de la producción social de conocimiento con la construc-
ción del protagonismo popular, acaso no servirían para nada.
Jorge A. Huergo, en Nómadas 17, p. 44.

Se utilizan algunos trabajos teóricos sobre la reflexividad The author discusses a naturalist ethnography that centered
para discutir la categoría de investigación emancipatoria on legitimating teachers’ voices by depicting cultural meanings
tal como se manifestó en dos modalidades epistemológicas behind teachers’ political actions during struggles for democracy
diferentes de la investigación: la naturalista y la colabora- in México, as opposed to a (later) dialogical approach whereby
cionista o dialógica. Se relata cómo la crisis de representa- researcher and teacher activists theorize together movement
ción hizo problematizar su postura respecto a la etnografía problems, moving ethnography towards culture making and
crítica: contrasta el rescate de las voces de los maestros away from a naturalist epistemology. Emancipatory research
democráticos del magisterio mexicano, con el desarrollo de based on the ethical goodness of collaborative research by virtue
la postura de activista que pudo transformar la relación of making problematic fieldwork is contrasted with the ethical
(de separación ) entre la investigadora y los sujetos en una void of the representation of voices approach, dependent upon
tarea compartida de teorización con base en un grupo de the once-and-for-all decision of placing research at the service
discusión con activistas. Se concluye que no necesaria- of the oppressed.
mente la investigación con los sujetos sea más emancipatoria
que la investigación realizada para ellos, pero los proble- Palabras clave: Representación, reflexividad, colabo-
mas éticos son distintos. racionista, etnografía crítica.

* Especializada en Sociología de la Educación; investigadora en Política educativa, ma-


gisterio, sindicalismo, trabajo docente y luchas por la democracia. Profesora investiga-
dora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, A.C.
(CIESAS-Occidente) en Guadalajara, México. Doctora en Educación de la Universi-
dad de Harvard, 1988. E-mail: slsn@mail.udg.mx

72 NÓMADAS
Introducción ca de Nómadas18, haré breve men- tomar conciencia del desplaza-
ción de algunas de las intencio- miento del intelectual crítico
Reproduzco aquí la última fra- nalidades destacadas al respecto: ante la multiplicación de sitios
se del artículo de Jorge Huergo re-instituir el sentido crítico del inte- que reciclan la función crítica,
porque reafirma la apuesta que lectual (Huergo, 2002; 38); des- aunque dicha función ya no ten-
permea y da sentido a mis veinte mitificar el papel heroico del ga el mismo impacto que antes
años de investigación con un ac- intelectual como único productor en las injusticias que, más que
tor político mexicano, el movi- de conocimiento a la vez que re- nunca, requieren ser documenta-
miento magisterial democrático. conocer la importancia estratégi- das y denunciadas (Hopenhayn,
Después de leer los artículos en ca y política de la investigación 2002; 60).
Nómadas 17 dedicados al
tema de Investigación y
Transformaciones Sociales, La crisis de
y posicionada como etnó- representación
grafa crítica al interior de teorizada desde la
múltiples crisis que afectan reflexividad
las ciencias sociales, hago
mía la reafirmación de Voy a empezar sinteti-
Huergo porque me permite zando los límites de la na-
seguir sosteniendo una pos- rrativa que relato aquí para
tura activista1 que de otro comunicar de entrada mi
modo parecería insosteni- transitar por la investiga-
ble. En este trabajo traigo a ción cualitativa desde una
cuenta la categoría de inves- institución mexicana de
tigación emancipatoria para antropología social. En un
poderla interrogar a la luz de primer momento (a prin-
una reflexión (auto)crítica cipios de los noventa), mi
de dos modalidades episte- investigación estaba com-
mológicamente diferentes prometida con los sectores
(la naturalista y la colabo- oprimidos, puesta al servicio
racionista), que he trabaja- de los grupos más organi-
do a partir de una praxis zados y de los líderes más
inseparable de un sujeto co- lúcidos para “influir en el
lectivo subalterno2 . aumento de la capacidad
de los movimientos popu-
Encuentro que los auto- A. von Humboldt vio su trabajo en Cosmos, donde plasmó la
totalidad de la creación, como una carrera contra la muerte lares para recuperar su pro-
res de Nómadas 17 también pia historia e incorporarla
ven la manera de no renunciar al (Cubides y Durán, 2002; 16); como elemento decisivo de sus lu-
vínculo entre la investigación y los abandonar viejas concepciones del chas...” (Camacho, 1985: 14). En
sujetos populares, no obstante las intelectual orgánico e innovar estra- un segundo momento (varios años
grandes transformaciones en los tegias de investigación con los sec- más tarde), la investigación vol-
procesos socioculturales, políticos tores populares en lugar de para teó la mirada a los modos de
y económicos y, por tanto, en los ellos (Huergo, 2002; 42); asumir reflexividad y de teorización de
procesos constitutivos e identi- una actitud ética basada en la sos- los activistas magisteriales y aca-
tarios de los sujetos populares. Sin pecha de los saberes académicos démicos al interactuar sujetos e
pretender rescatar en toda su ri- inicialmente contra-hegemónicos investigadora en grupos de discu-
queza las salidas de las crisis que y posteriormente instituciona- sión para historizar la construc-
estos autores se imaginan para la lizados mientras se agudizan las ción social de la democracia del
investigación cualitativa, temáti- desigualdades (Beverly, 2002; 54); magisterio disidente.

NÓMADAS 73
Voces representando disidente en un sujeto unitario con masa que se formó como base gra-
lógicas identitarias (de una identidad única. La identidad cias al actuar pedagógico del mo-
un sujeto unitario) democrática auténtica después fue vimiento democrático.
utilizada políticamente por activis-
La primera modalidad de inves- tas en las luchas internas (de fac- En otras palabras, esta concep-
tigación creó una serie de represen- ciones) comunes a grupos de la ción de la investigación cualitati-
taciones, analizadas como voces, izquierda que buscaban hegemonizar va suponía que era éticamente
que hacían comprensibles para los al movimiento. El afán por represen- correcto (y posible) compaginar un
sectores integrados de la sociedad tar al Otro, y el papel de la investi- acuerdo ideológico con los objeti-
las luchas por la democracia que se gación como puente entre los excluidos vos políticos del actor subalterno
organizaron desde la parte del ma- y los incluidos, que me posicionaba (democratizar el sindicato nacional
gisterio mexicano que se percibía como traductora de los sentidos cul- de docentes) con los principios aca-
excluida de los beneficios que démicos que orientaban la pro-
otorgaba el Estado educador a ducción del conocimiento con
sus trabajadores. Lo emanci- base en la aplicación rigurosa de
patorio de esta investigación se la teoría fundamentada (groun-
encontraba en dos compromi- ded theory de Glaser y Strauss,
sos específicos: por una parte, 1967). Y qué mejor cuando mis
en la fidelidad hermenéutica, registros de observación partici-
esto es, en la lealtad interpreta- pativa apuntaban sustantiva-
tiva entre las categorías sociales mente a un cuadro axiológico
(y sus pautas de estructuración de tipo humanista, centrado en
epistémica) y los textos etno- la dignidad humana de los que
gráficos, y por otra parte, en la pelean por sus derechos y para
política de devolución que yo el derecho de tener derechos.
asumía activamente tanto en el
trabajo de campo como en la
difusión de los resultados ¿Mistificación o
científicos3 . emancipación?
Lo que hizo temblar este Lo que comenzaba como
planteamiento naturalista de la una intencionalidad por resca-
etnografía crítica fue mi apro- tar al sujeto, ante la tendencia
piación de la (ya generalizada) estructural de la política educa-
crisis de representación: el tiva a tratar al profesor como un
percatarme de que el costo del objeto receptor de directivas, y
uso del posicionamiento4 aca- lo que era una tarea por repre-
démico para legitimar a un su- sentar las voces, ante los meca-
Manuscrito de los Diarios de A. von Humboldt
jeto subalterno, opositor del nismos de control corporativista
gobierno-único (del Partido Revo- turales de los nativos, reproducía la y de dominación capitalista que si-
lucionario Institucional, PRI) y del separación entre sujeto y objeto de lenciaban a las bases magisteriales
régimen autoritario mexicano, era investigación. Y este planteamien- (“el movimiento fue la manera en
haber promovido una reificación de to permanecía subyacente no obs- que el maestro recuperó su voz” en
la categoría del sujeto revoluciona- tante la estrecha relación entre la palabras de un dirigente chiapa-
rio histórico en una forma social es- investigadora y quienes eran los neco), a la hora de atender las crí-
pecífica (el movimiento político de sujetos concretos de ella, maestros ticas (feministas) post-structuralista
masas), y haber abstraído los pro- que fungían como informantes, y post-colonialista, se convirtió en
cesos constitutivos contextual- otros como entrevistados, otros una construcción mistificadora en
mente específicos del actor político como observados y otros como lugar de emancipatoria. Aun cuan-

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do, sin duda, mis escritos contribu- Ahora bien, la crisis de repre- vidad se vuelve autorreflexividad
yeron a la memoria histórica de este sentación dirige la crítica no sola- y la etnografía, autoetnografía
actor político colectivo, la investi- mente a las formas que tienen los (Reed-Danahay, 1997). Los post-
gación también creó un sujeto sujetos de representarse, sino tam- estructuralistas han enfatizado la
transcrito y traducido, ajeno al su- bién y fundamentalmente a los mis- importancia de la reflexividad
jeto realmente existente en la medi- mos investigadores, en tanto como una preocupación por cul-
da de la des-contextualización de intérpretes de narrativas estructu- tivar una habilidad para interrogar
las categorías. radas no solamente por intereses las representaciones que construi-
institucionales específicos (y por mos 6 . Una política de reflexividad sig-
Mi investigación sobre la identi- clase, género y raza), sino sobre nifica... tomar una posición
dad democrática de los maestros todo porque las interpretaciones respecto a los paradigmas de pen-
chiapanecos había sucumbido a al- son filtradas por sus propios even- samiento y de praxis que han con-
gunas de las trampas que se han formado la indagación en las
detectado en estudios antro- ciencias humanas, negociando
pológicos sobre la identidad la heterogeneidad compleja de
(Gitlin y Russell, 1994: 191). A discursos y prácticas. Esta ha-
posteriori, reconozco haber bilidad por establecer y man-
concebido la identidad de los tener un diálogo aceptable con
maestros como si ésta fuera un los lectores... implica tomar de-
evento en lugar de tomarla cisiones sobre cuál política
como una serie de narrativas discursiva seguir, cuál régimen
sobre los eventos (Scott, 1992), de verdad adoptar, cuál másca-
por lo que se descuidó la distin- ra metodológica asumir. (La-
ción entre la identidad y la ac- ther, 1994: 39)
tuación (performance) del
sujeto. Precisamente porque Pero es importante darse
tanto investigadores como su- cuenta de que una reflexividad
jetos investigados utilizan las metodológica que se basa en la
historias de vida para fines te- examinación (auto-crítica) de
rapéuticos, Andy Convery cómo la investigación cualitita-
(1997) recomienda vigilar que tiva construye la realidad que
no se privilegie la narrativa objetiviza, es muy diferente de
como un medio referencial, una reflexividad radical, tal como
para conocer algún objeto, a lo entiende Michael Lynch
costa de ignorar la narrativa (2000: 33), desde la que se nie-
como un medio para la actua- ga la objetividad y se preocupa
ción (performance), con discur- por explicitar las preconcep-
sos identitarios implícitos 5 . ciones profundas presentes en
Manuscrito de los Diarios de A. von Humboldt
Como recuerda Mariam Fraser cualquier análisis de las repre-
(1999: 120) en su contribución a tos psíquicos, la mayoría de las ve- sentaciones construidas. En esta
una discusión sobre la teoría de ces inconscientes (Figlio, 1988). discusión aparentemente intermina-
performativity de Judith Butler, las Alice J. Pitt (1998: 551) postula ble, la reflexividad, que se vuelve
luchas de los sectores populares no que, por esto, el problema de la una estrategia para escribir textos
escapan a las dinámicas de re- representación es el problema de se convierte en una ética en sí mis-
presentación, ya que las luchas son la autorrepresentación; por ello ma, y por tanto, en un criterio para
también por crear representacio- también Michael Herzfeld (1997: una investigación emancipatoria. Es
nes o por resignificar representa- 181) ha definido la etnografía decir, la incorporación de esta
ciones estigmatizantes construidas como “la realización social del yo”. reflexividad a la investigación
históricamente. Es en este punto donde la reflexi- interioriza la política de devolución

NÓMADAS 75
que se solía plantear para con los orgánico y mi perspectiva crítico- el terreno futuro (de una sociedad
sujetos: ahora se privilegian los diá- emancipatoria. más justa) de uso del producto cien-
logos imaginarios entre la escritora tífico y los compromisos posibles
de narraciones y los posibles lecto- gracias a la afinidad identitaria (li-
res de los textos. Sin embargo, este Diálogos inventados y berar a los oprimidos), y pasa a ge-
posicionamiento de salir de los rela- el rescate de una ética nerar, en el presente, espacios de
tos y re-escribir a los personajes y los relacional desde el reflexión y teorización compartida
escenarios y las acciones (St. Pierre, trabajo de campo que definen el proceso mismo de
1997: 280) no parece muy pro- investigación. A riesgo de simplifi-
metedor. Se me ha hecho muy difí- Una primera respuesta fue mo- car mi tránsito, diría que se trató
cil llevar a cabo una política de dificar mi postura de voces a una de de sustituir una ética político-
reescritura, tanto porque se hace activista y concebir la etnografía en identitaria macro a una ética
poco factible re-contextualizar las términos dialógicos y colabora- relacional y procesual micro.
categorías una vez abstraídas de sus cionistas. La nueva postura supon-
procesos socio-históricos, como dría dejar atrás el rescate, a través Asumir la postura activista me
porque la reflexividad parece de la labor interpretativa, de (la permitió manejar abiertamente tan-
empujarme demasiado hacia el gé- pluralidad de) las voces y pasar a to mis creencias político-ideológi-
nero de la autobiografía (que, concebir la etnografía como un cas como las expectativas concretas
como arguye Lynch, puede o no proceso de creación de cultura de la investigación: se trataba de
resultar de interés a otros), aleján- (Mannheim and Tedlock, 1995: 3). explicar por qué el movimiento de-
dome de los problemas de las lu- Implicaba teorizar juntos la inves- mocrático magisterial había creado
chas populares. tigadora y los sujetos, a través de formas elitistas de democracia y por
conversaciones políticamente sensibles qué no había generado procesos de
Debo agregar también que una (Fine, 1994: 17), las condiciones reforma escolar y propuestas pro-
reflexividad sin límites (a la críti- para la producción del conocimien- piamente pedagógicas alternativas
ca post-modernista) parecería re- to tal como se dan en las luchas por (a las del Estado capitalista). Pero
forzar las múltiples brechas abiertas cambiar el mundo (Roman, 1992: el factor importante que puso las
entre la investigación y los movi- 558)7 . Aquí la categoría de inves- condiciones dialógicas es que este
mientos populares promovidas por tigación emancipatoria también problema era un problema compar-
la neo-liberalización de las ciencias cambiaría de forma y de fondo: deja tido, es decir, uno que preocupaba
sociales en los países de- a los activistas del actor
pendientes y periféricos. subalterno, por lo que pude
Tiene razón Néstor García interesarlos en participar
Canclini (1991: 63) en en- en un seminario de discu-
fatizar la importancia de sión8 . Si bien nos interesa-
tomar en cuenta cómo las ba explicar los procesos de
relaciones de poder que democratización del Sindi-
estructuran las institucio- cato Nacional de los Tra-
nes académicas afectan las bajadores de la Educación
definiciones teóricas y (SNTE) que había prota-
epistemológicas que toma- gonizado el movimiento
mos a la hora del trabajo democrático, poco a poco
de campo. Mi problema, nos percatamos de que ha-
entonces, era cómo amino- bíamos creado una plata-
rar la violencia representati- forma para compartir y
va (Said, 2002: 21) y la comparar perspectivas, teo-
sobre-reflexividad que ha- rías en uso, construcciones,
bían subvertido mi posicio- en fin, modos de teorizac-
“¡... y mide catorce metros de circunferencia!” Hoy estos
namiento de intelectual grandes vegetales han caído. De: Vues des cordillères ión que nos permitían

76 NÓMADAS
objetivar las narrativas fundamen- no fueron para compartir informa- supone- lo emancipatorio se en-
talmente políticas que operaban al ción tanto como fueron para cuentra precisamente en los fines
interior del sujeto democrático contrastar interpretaciones y con- últimos de la investigación a favor
magisterial. Y empezamos a cues- cepciones. Una política de devo- de los sectores desfavorecidos. No fue
tionar las nociones y los conceptos lución (que supone la separación así en la investigación de activista:
que más circulaban entre nosotros entre investigador y sujetos inves- en el seminario fue posible entablar
(democracia popular, poder popular, tigados) en este contexto poco sen- relaciones de respeto entre los par-
democracia de base), a socializar de- tido tenía al interior del seminario, ticipantes y crear una especie de
terminadas lecturas teóricas, y a aunque siguió vigente al exterior, ética de trabajo, en buena parte
desarrollar discusiones conceptua- como una comunicación de los re- porque evitamos jerarquizar los es-
les sobre las categorías sociales y las sultados hacia otros activistas y pacios y los términos del debate.
culturas políticas del movimiento hacia las bases de otros contingentes
democrático. La terminología de del movimiento democrático
Michele Fine de conversaciones po- magisterial. Reflexión final
líticamente sensibles resulta adecua-
da en el sentido de que la estrategia Mientras en la investigación de No obstante, hay que decir que
metodológica no dependía de la voces yo como investigadora apro- el seminario funcionó un poco
relación entre el entrevistador y el vechaba con frecuencia la postura como un laboratorio de experimen-
entrevistado, sino que todos los neutral para evitar expresar mis tación ya que, por más equitativo
participantes fuimos simultánea- propios puntos de vista (tanto para que haya sido el proceso de cons-
mente intérpretes y narradores, teó- no contaminar lo que era propio del trucción de las narrativas opo-
ricos y analistas; el saber académico Otro, como para respetar a mis in- sicionales, las relaciones y los
se mezclaba con el saber activista. formantes), el posicionamiento de posicionamientos sociales allá afue-
neutralidad me implicaba olvidar ra permanecían desiguales social y
La investigadora que antes era toda una serie de cuestiones éticas culturalmente. Pertenecer a la aca-
vocera de un movimiento disidente, que se manifiestan en cualquier tra- demia no es lo mismo que pertene-
ahora solo podía hablar de la expe- bajo de campo. Según Deyhle, et cer al magisterio. En otras palabras,
riencia propia (de analista del mo- al. (1992: 612), los enfoques críti- nuestros mundos institucionales
vimiento), formulaba argumentos cos tienden a abstraer lo ético fue- mantenían enormes distancias en
políticos y teorizaba a la par de los ra del texto etnográfico porque -se términos de distinciones simbólicas
participantes del (a la Bourdieu) y
seminario; y esos recompensas eco-
participantes, su- nómicas, una des-
jetos de la inves- igualdad que no
tigación, no eran podía ser abre-
informantes que viada por un acto
ofrecían informa- de voluntad (que
ción privilegiada realmente eran
al investigador, años de trabajo
sino que eran los por construir un
sujetos de la posicionamiento
reflexividad en- pro-movimien-
tendida como los to), ni por una
que teorizaban las ética comunica-
condiciones de tiva y dialógica
producción de las construida en el
luchas por la de- seminario. Aquí
mocracia. Los diá- hay que recono-
logos, entonces, Humboldt y Bonpland en el Orinoco cer una de las

NÓMADAS 77
precondiciones para este proceso querida, pero ojalá esa dosis depen- construido donde la educación pública
requiere ser defendida ante las múltiples
colaborativo: mi aceptación de la da más de los sujetos populares que ofensivas de la Derecha. Por esto
forma social del movimiento polí- de la investigadora. Goodson recomienda no suponer que
tico de masas. Mi posicionamiento proyectos colaborativos sean, por defini-
no me permitía -de hecho nadie ción, progresistas o emancipatorios, pues
pueden justificar el pragmatismo que
desde dentro puede poner en duda mantiene al profesor en un terreno de
la unidad política del movimiento Citas pura práctica. Más bien enfatiza en re-
sin arriesgar la expulsión-, cuestio- inscribir la misión teórica en todo el pro-
ceso de investigación.
nar la política del movimiento (su 1 En este trabajo retomo la distinción que
hace Michele Fine (1994: 17) de las pos- 5 “Las narrativas de profesores no pueden
manera de concebir la acción polí- ser exentas de una indagación crítica; son
turas (stances) posibles de asumir por cada
tica), aun cuando muchos activis- investigador, ya sea expresamente o un aspecto de la actuación práctica del
tas reconocían los cambios en lo detectables a partir de la presencia del maestro. Sugiero que, si los investigado-
autor en el texto: la neutral o de tercera res fueran a confrontar a los maestros
político, en los antagonismos de la narradores (storytellers) con la evidencia
persona (ventriloquy) en la que la inves-
sociedad (para apoyarme en la dis- tigadora se posiciona como vehículo de de cómo se hacen las formulaciones
tinción de C. Mouffe). A la hora transmisión sin voz propia; la narrativa identitarias a través de estrategias narra-
de ser una investigación para un (voces) en la que se busca activamente tivas, algo de la comodidad en la relación
interpretar las voces representadas como entre el profesor y el etnógrafo crítico
determinado sujeto, aun cuando se elaboraciones de los sentidos culturales; pudiera desaparecer, a la vez que la resul-
realiza con personas vinculadas a ese y la activista donde la intencionalidad tante de-construcción colaborativa de
sujeto, no se podía evitar que di- disruptiva, transformadora de la investi- estas narrativas podría capacitarlos a ex-
gación involucra expresamente algún plorar la gestión de la identidad profesio-
cha investigación fuera posicionada nal e instruirnos en cómo y por qué las
planteamiento político.
dentro de una lógica de acumula- subjetividades docentes...(se teorizan en
2 Este trabajo sigue una línea de reflexión discurso).” (Convery, 1997; 145)
ción de poder para tomar el Estado, que se convirtió en artículo publicado
justo en el momento de emergen- por primera vez en Street, 1999, seguido 6 Para una discusión importante del femi-
cia de otra lógica de anti-poder por una ponencia (Street, 2000). El an- nismo post-estructuralista, ver el núme-
tecedente más inmediato se encuentra ro temático coordinado por Elizabeth St.
(Holloway, 2002), momento mar- Pierre del International Journal of Qualita-
en una ponencia intitulada “The Perils
cado por el levantamiento del and possibilities of ethnographic research tive Studies in Education, volumen 10,
Ejército Zapatista de Liberación Na- as dialogic construction; ‘emancipatory número 3, julio-septiembre de 1997.
cional (EZLN) en el Estado de research praxis’ and teacher narratives” 7 Donna Haraway (1991: 157) habla de
presentada en el X Inter-American construir posicionamientos revoluciona-
Chiapas en 1994. Symposium on Ethnographic and rios, entendidos como “epistemologías que
Qualitative Research in Education que son los logros de la gente comprometida
No debe sorprendernos que la tuvo lugar en la Universidad de Nuevo con cambiar el mundo... (lo que) ha sido
Mexico, Albuquerque, Nuevo México, parte del proceso que demuestra los lími-
reflexividad no haya solucionado E.E.U.U. en octubre del 2002. tes de la identificación”.
los problemas de representación,
3 Además de los textos académicos (ver 8 Participaron en el Seminario doce acti-
aunque ha permitido experimentar Street, 1994; 1996), difundí los resulta- vistas de varios Estados de la República
otras formas de asumir la investiga- dos en periódicos y revistas de circula- (Jalisco, Michoacán, Estado de Méxi-
ción emancipatoria en sus aspectos ción nacional. co, Distrito Federal); se celebraron ocho
sesiones de cinco horas cada una, entre
políticos y éticos. La investigación 4 Ivor Goodson (1999: 279) habla de una
1994 y 1994. Produjimos un texto co-
dialógica, tal como la he realizado crisis de posicionalidad (positionality)
para referirse al hecho de que, como in- lectivo (escrito por la investigadora)
hasta la fecha, tampoco me ha lle- vestigadores, hemos sido reposicionados que fue reescrito por todos y presentado
vado a trascender totalmente la et- ante los problemas (educativos), así como en varias sesiones con otros grupos de
también los maestros a los que estudia- activistas de la CNTE. (Ver Street,
nografía representativa, pues no es 1997).
mos. La desregulación del capital
difícil imaginar las narrativas de los globalmente y la reestructuración pro-
activistas como formas de autorre- ductiva de las relaciones sociales de pro-
presentación, producidas dialógi- ducción ha re-posicionado lo público de
tal manera que ahora las condiciones para
camente y no desde la separación
sujeto-objeto. No obstante, la in-
realizar la etnografía crítica se han modi-
ficado. Lo que antes era un mundo siendo
Bibliografía
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la educación podían dialogar con los fun- BEVERLY, John, “La persistencia del subal-
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