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Francisco
de Asís
Fernández
La traición de los sueños
BIBLIOTECA
DIGITAL DE
AQUILES
JULIÁN
Muestrario de
Biblioteca Digital Poesía 55
2
La traición de los
sueños
Francisco de Asís
Fernández, Nicaragua
Edición Digital Gratuita
Coeditores:
distribuida por Internet
Fernando Ruiz Granados
Muestrario de Poesía 54
México
José Acosta Editor: Aquiles Julián, República Dominicana.
New York, EE.UU.
Pedro Camilo Primera edición: Febrero 2010
Santo Domingo, RD Santo Domingo, República Dominicana
Aníbal Rosario
New York, EE.UU. Muestrario de Poesía es una colección digital gratuita que se comparte
Milagros Hernández Chiliberti por la Internet y se dedica a promocionar la obra poética de los grandes
Venezuela
creadores, difundiéndola y fomentando nuevos lectores para ella. Los
Eduardo Gautreau de Windt derechos de autor de cada libro pertenecen a quienes han escrito los
Santo Domingo, RD
Mario Alberto Manuel Vásquez textos publicados o sus herederos, así como a los traductores y quienes
Salta, Argentina calzan con su firma los artículos. Agradecemos la benevolencia de
José Alejandro Peña permitirnos reproducir estos textos para promover e interesar a un
Estados Unidos mayor número de lectores en la riqueza de la obra del autor al que
Radhamés Reyes-Vásquez homenajeamos en la edición.
Nicaragua / Rep. Dominicana
Marta de Arévalo
Uruguay
Este e-libro es cortesía de:
Henriette Wiese
Barcelona, España
César Sánchez Beras
Massachusetts, EE.UU.
Félix Villalona
Libros de
Regalo
Santo Domingo, RD
Ángela Yanet Ferreira
Santo Domingo, RD
Cándida Figuereo EDITORA DIGITAL GRATUITA
Santo Domingo, RD
José Solórzano
Michoacán, México Sol Poniente interior 144, Apto. 3-B, Altos de Arroyo Hondo III,
Francisco A. Chiroleu Santo Domingo, D.N., República Dominicana.
Rosario, Argentina
Se autoriza la reproducción, siempre y cuando no se altere ni el
contenido ni el autor. Si se solicita, se enviarán copias en formato
PDF vía email. Para pedirlos, enviar e-mail a
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Contenido
http://www.festivaldepoesiadegranada.com/
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6
A Nicaragua nos une sobre todo Gregorio Urbano Gilbert, el mulato dominicano
que enfrentó con un revólver al U.S. Marines Corp cuando desembarcó,
soberbio, abusivo, en 1916 en mi país: República Dominicana. Luego, se exilió y
en Nicaragua estuvo bajo el mando de aquel hombre de Niquinohomo, César
Augusto Sandino, que encarnó el decoro cuando la política del Big Stick
también pisoteó la soberanía nicaragüense.
Y nos une esa pasión por la poesía, por el trabajo con la palabra. Ambos países:
Nicaragua, República Dominicana, son penosamente pobres; sin embargo, eso
no ha sido obstáculo para generar una obra poética de riqueza excepcional, con
nombres sólidos. Nicaragua dio un Rubén Darío, el renovador de la poesía y la
literatura, el enriquecedor de la lengua hispanoamericana. Y nosotros
produjimos en medio de nuestras precariedades a un Pedro Henríquez Ureña, el
ensayista excepcional, maestro de maestros.
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Nos perdimos uno del otro cuando estuvo por acá, con motivo del II Festival
Internacional de Poesía de Santo Domingo. Desde antes veníamos coordinando
este libro digital.
La antología que me envió la enriquecí con otros textos de él y sobre él, para
brindar una muestra aún más amplia de su talento.
Debo mucho a la gran poesía nicaragüense, que admiro, amo y respeto. Autores
como Salomón de la Selva, Darío, José Coronel Urtecho, Joaquín Pasos, Pablo
Antonio Cuadra, Carlos Martínez Rivas, Ernesto Cardenal, a quien tuve el honor
de saludar un día mientras transitaba por una de las Ferias del Libro
dominicanas. Muchos, valiosísimos, meritorios escritores se quedan olvidados
en los estrechos límites de sus ciudades y países porque somos sociedades
paupérrimas en que la lectura no es prioridad y los salarios no dan para libros,
ni los hábitos de reflexionar, leer, educarse y cultivar la mente y el espíritu
convienen a los que medran y nos saquean.
De ahí que animadores literarios como Francisco de Asís Fernández, que unen a
su vocación poética el amor por divulgar, compartir y enriquecer a otros con la
luz de la poesía, sean tan importantes para nuestros países. Ellos colocan la vela
de manera que alumbre lo más posible, no la esconden bajo la mesa.
El poeta, estremecido por la vida, no sólo canta sus cuitas y júbilos particulares:
también se yergue y entona una poesía cívica, doliente, el holocausto de las
esperanzas, el desengaño, la estafa de nuestros sueños.
ojo, la voz trémula, el corazón ardido, sin cejar, sin desistir, sin traicionar
también nosotros nuestros sueños. ¿De quién habla: Nicaragua, República
Dominicana, cualquier otro triste país de esta Latinoamérica agobiada por
demagogos políticos, comediantes con ínfulas de comandantes, tiranos
engolados, bandidos desfachatados, agentes encubiertos, corruptos angelicales?
Han comerciado con nuestras esperanzas, con nuestros anhelos, con nuestros
valores y principios. Sin embargo, nuestras esperanzas, anhelos, valores y
principios siguen siendo válidos. Y son los que dan sentido, coherencia y
propósito a la vida. Lo impropio es dejar que pichones de tiranos, claques de
pandilleros, demagogos inmorales, se aprovechen de ellos y nos comprometan
en sus desmanes y tropelías.
La poesía
A Gloria Gabuardi
El mito de Sísifo
Mi país se llama Sísifo y tiene 200 años de estar desesperado.
Al amanecer pregunto por las estrellas de Sísifo
y los astros me responden que desde hace muchos siglos
se deshacen en cuarzos desperdiciados en volcanes dormidos
y que los despales inmisericordes de su verde cabellera
se ven desde el cielo como cicatrices en el cuerpo de la tierra.
Mi corazón hace que mi pulso desaparezca.
Sísifo tiene dos lados: uno hacia la luz y otro que da a la oscuridad.
Entra y sale de prisión. Es prisionero y carcelero.
Es un cuerpo despojado de todo. Esta muerto y respira.
Avanza en la neblina sin saber para dónde,
con una pesada carga que lo sangra y desgarra,
con ideas rotas, quebradas, y muertas
y con una historia que no tiene milagros.
Me dieron un Sísifo con una estrella vacía,
con un manantial seco y un jardín mudo,
que hace música a la luz de la luna
con porras y cacerolas y un balde de sapos y culebras.
Un mundo feliz
Si existiera un Reino mágico solo para nosotros
donde no fuéramos prisioneros,
un universo inventado con acuarelas y palabras, cosquillas y frutas,
y el Sol dándose contra las paredes para iluminarlas;
un sistema sideral sin mujeres que lleven en el bolso el hacha y el amor,
un planeta en donde el hombre y la mujer
se dicen lo que nadie dice con el aroma de las palabras
y con guiños nutritivos;
un principio del mundo en donde los poetas escribamos poesía
sabiendo que vamos a morir
pero pensando en que somos eternos;
una luna con vida llena de pecados capitales como balcones con flores
y niñas bien hormonadas haciendo sombreros con las plumas del cuervo de Poe,
con la energía salvaje de la belleza que se escucha a sí misma.
Si no hubiera nadie para oscurecer el agua
atrapado en las cañerías entre el cielo y el infierno.
Si hubiera un Reino del día que no arroje cuerpos a la noche
para que la marea de la noche se los trague,
un Reino que no te ponga contra las cuerdas del suicida
y que a la mujer no le desprenda todas sus flores,
yo quisiera volver a nacer allí
para tener la luz de las estrellas inclinándose al sol,
una realidad detrás de la apariencia,
una naranja brillante
para poder esperar aunque tenga en contra a la esperanza.
Pero entre este mundo y el otro
está la enorme basura de la noche y del día,
atada como el bien y el mal con el hilo azul de los sueños,
y yo toco su piel y puedo sentir su vida.
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Ya exhausto y vulnerable
la suciedad que he recogido en mis 64 años
no me hace apto para cambiar el mundo.
A esta edad todo lo que propongo tiene que ser defectuoso.
Ya toque demasiadas impurezas
y llore cuando los sueños se convirtieron en pesadillas.
A esta edad uno cumple años de imperfecciones,
celebra onomásticos de mentiras y traiciones.
Cuando en la noche voy a dormirme
nada puro me llevo para alimentar los sueños.
La edad corta la vida así como el poeta corta un verso
y queda el muñon del alma sangrando en sus pedazos.
Quemaduras negras atraviesan la piel
cuando no podemos renunciar a nada porque ya no tenemos nada.
Viendo este país no podemos ser felices sin sentirnos culpables.
Estamos condenados a muerte y abrazamos con un sudor helado
como los enfermos que van a morir y no entienden su enfermedad
y buscan la manera de perdonarse.
Todo lo que tengo lo cambio por un sueño.
¿Pero dónde está ese mundo que no sea este malditamente previsible?
¿En dónde se encuentra la otra orilla que no sea esta de derrotas?
Solo tengo una procesión invisible de seres que me amaron
que desde el fondo de la escalera suben sus voces y me alcanzan,
y me hablan de poesia para completar mi vida.
Son fantasmas que cuchichean en medio de la noche,
invisibles como una palabra joven,
que no quieren que mi país sea un quetzal enjaulado,
que no quieren que me acerque al poder
para que cuando muera todos olviden mis vicios
y solo recuerden mis virtudes.
Rosa de sangre
Los humanos seguimos siendo animales
y somos los primeros en entrar al edificio en llamas.
Es que ya no queremos dejar de lastimarnos.
Machos, rudos y arrogantes, tenemos una forma peligrosa de vivir
donde no estar desesperados es la idea de la felicidad.
Somos indigentes que orinamos las flores
en un mundo que ya no tiene verdades.
19
Confesiones de mi ángel
Al poeta Ernesto Cardenal
Dice mi ángel que por eso hablamos de miedos que sugieren locuras
y comprende que vivamos marcados por las equivocaciones.
Mi ángel calla cuando digo: “a veces estoy triste pero no quiero morirme”
o cuando pienso que no quiero morirme rodeado de extraños.
Así las cosas, mi ángel no sufre penurias en mi alma, que es íntima y
melancólica.
Le hago muchas preguntas y no siempre espero respuestas.
Pero hoy me hizo una confesión que me hizo perder la fe en el hombre.
Me dijo que los ángeles no tienen tierra nativa y que su casa es el infinito,
que la tierra es la punta de una aguja en un inmenso pajar de estrellas,
que el Sol es como un grano de arena comparado con Sirio, Pollux, Arturo,
Rigel, Aldebarán, Betelgeuse, y la inmensidad inconmensurable de Antares,
que nuestro mundo no cuenta ni sirve para nada en la noche estrellada,
que el hombre no es el dueño de la creación ni el centro del universo,
que somos como una letra menuda perdida en la Biblioteca de Alejandría,
que nuestros mares, cordilleras y continentes, los países y estados,
junto al amor y el odio que nos tenemos los seis mil millones de hombres y
mujeres,
no significan nada en el Universo,
que solo somos quinientos cuarenta millones de kilómetros cuadrados,
seis mil cuatrillones de toneladas de roca,
mil trillones de toneladas de agua,
y que ni siquiera nos podemos distinguir desde los anillos de Saturno.
Me dijo que estamos solos, terriblemente solos dentro de nuestra soledad,
que somos un imperceptible puntito azul en el cielo,
que todas nuestras guerras, nuestras grandezas y nuestras miserias,
nuestra Historia, nuestro arte, nuestra poesia, nuestras pasiones,
nuestra flora y nuestra fauna, nuestras razas y nuestras religiones,
estamos en un barco a la deriva que nadie vio partir y nadie lo está esperando.
El poeta y su espejo
A mi nieta recién nacida Andrea Camila
Con mi otro yo
Hay unos pasadizos secretos entre ese desconocido del espejo
y el perro rabioso que habita mi corazón y mis arrugas.
Arrinconado, me hipnotiza y me despierta desgarrado por el llanto.
Qué esconde su tristeza muda cuando pregunta:
¿Bailaste músicas imaginarias y no existió la felicidad de tu niñez?
¿Qué sabes de la separación de tus padres y del naufragio de tu familia?
¿Quién de los dos tiene el lado tierno
y quién el lado que sale de la boca del dragón?
Los peores demonios vienen en la falta de orgullo
en la soledad frente al espejo.
Te quitan la sangre del cuerpo, te mienten, te engañan, te traicionan,
y hacen que tu corazón sea ese perro rabioso
que se gana la vida abriendo muertos sin saber adónde encaja,
y atraviesa el maldito infierno para averiguar
que la poesía prohíbe que un día se parezca a otro.
Este nuevo día me descubre que para poner a ese desconocido adentro del
espejo,
sustituyeron el vidrio con ladrillos de agua transparente
construidos con los ripios sobrantes de los inmensos aguaceros del diluvio
y los deshechos de lágrimas de las tragedias familiares.
25
El temor de la muerte
Marinero ebrio
Borrachera de medianoche
Un tanto animal y un tanto poeta
el desperdicio de mi vida me sofoca,
igual que tocar una página blanca con las manos limpias.
Quisiera dormirme como un caballo que no sabe dónde duerme
para no ver las sombras que veo en la penumbra.
¿Las veo con mis ojos o están dentro de mi?
¿Qué me reclaman, qué quieren de mi mundo?
Me tocan como un mendigo toca a mi puerta
y yo toco sus manos con miseria.
Las veo y se me hunden los ojos
y la incertidumbre me sale por la boca.
Dejo las luces encendidas toda la noche
para no verlas venir con las manos vacías extendidas.
Lo que drago en mi memoria me hiere con filos usados.
Son las costas rocosas por donde pasé siendo príncipe y mendigo,
intentando salvarme de Hiroshimas, Julietas y Ofelias.
Sueño imaginaciones y pesadillas
y no logro domar las bestias salvajes de mi memoria.
Ella aparece como un viento violento,
como un insecto tierno sobre las nubes metido en mis sueños.
Allí veo que mis amores solo se comparan a los de las películas,
pero sin el crayón oscuro sobre la cara del rencor,
sin la cara del suicida lanzada a la oscuridad.
La atmósfera de las películas de mi vida
tiene piel de fauno, incienso, pétalos, fuentes de Trevi,
un músico desquiciado traveseando las cuerdas de los ángeles
y un capitán Lamparilla arrollado en el cruce de las vías del
ferrocarril.
Pero ahora soy un cimarrón arisco en odres viejos
y le tengo miedo a la soledad y a una vejez miserable.
Ahora soy un modelo viejo del 45 descontinuado
que no quiere deshacerse de mucha basura,
ni siquiera de los malos amigos miserables,
ni de las musas ineptas,
ni de los poetastros racionales y encantadores desnudos de
virtudes.
Todos ellos son mejores que nada
en este país que tiene más fusiles que palomas.
27
Corresponsal de guerra
A la memoria de mi gran amigo,
el poeta Alvaro Urtecho.
Crimen perfecto
Pon tu mano cerca de mi corazón
que es capaz de cometer un crimen perfecto,
que es capaz de mirar hacia atrás y desear otro pasado,
haber sido sin ser y soportar lo que viene,
que es capaz de olvidar lo que amó.
La culpa de mis tropiezos y mis traspiés
la tiene mi corazón que olvida.
Alma andrajosa la mía
que deshace, en lo intimo de la noche,
todo lo que amó, sin poner fin a mi vida.
En un mundo toco el piano y en otro rompo las cuerdas.
Mi rosa es vagabunda pero es mi carcelera.
Cuando alzo los puños es cuando me doy por vencido.
Muchas islas abandonadas son mi agonía
y ya no tengo la ansiedad de perder
ni la inspiración de ganar.
¿Cómo puedo creer en mi corazón
si es capaz de olvidar pedazos de vida tan grandes,
el dulce tono que tuvo la voz de mi juventud,
el fraseo y el temperamento de sus versos?
¿Cómo puede olvidar la edad de cuando gastaba la vida
Y pagaba con versos?
Francisco de Asís era un pájaro expresivo
con el corazón descuadernado,
con una hermosa cara de tristeza y otra de alegría.
El olvido es un crimen perfecto
pero hace que las paredes de la vida se derrumben
y que el mago se quede sin pájaro oculto.
El olvido es una miserable cuerda de violín
que perturba mi sueño y no logra despertarme.
El olvido es un crimen perfecto
que hace que mi amor no haga par con mi amor propio
y deja huellas imborrables para perseguir al asesino.
Atrapado
Mi imagen al revés reflejada en el agua
y el alma separada de mi cuerpo.
El cuerpo le pertenece al espacio infinito
y el alma está prendida en el agua.
Mi alma cautiva está hundida en su interior
en un pozo de luz que le teme al vacío
y al encendido rojo, azul y dorado del sol.
29
Monólogo interior
I
Nadie es mi alma
y está estropeada por la virtud.
Me metí en una novela equivocada
y quise cosas que no eran para mí.
Me vi en el espejo cuando mi rostro perdió el sentido
y miré el sentido cuando mi rostro perdió el espejo.
Me siento viejo y estafado
por las rosas inquietas de mis pensamientos.
Ya tengo el veneno de la vejez
y el rostro me lo veo cenizo, inexplicable y misterioso.
Hubo una tormenta en la tierra y hay un olor fresco en el cielo
y solo mis pensamientos arañan y torturan a las mariposas.
¿Lo que deseamos es lo que debemos ser?
¿Lo que debemos ser es lo que somos?
La vida es un lecho de rosas sangre.
Total: la poesía que viví no me hizo escalar el Kilimanjaro
ni me arrojó a los lugares secretos del mundo.
Me perdí a mí
y quiero perder la religión
que ve los atardeceres con los ojos cerrados.
Realmente Dios trabaja de manera misteriosa y hace maravillas:
te oculta todo o te revela todo frente a tus ojos:
aquí, los humanos se transforman en animales,
30
Monólogo interior II
II
Monólogo interior IV
Monólogo interior V
La tristeza no tiene fin.
La tristeza mira por los ojos y habla por los labios,
ve sin disfraz el mundo que se realiza con lágrimas.
El dolor interior debe salir a la superficie
para que crezca como un tallo íntimo,
aunque la flor cuando se abre siempre queda presa del tallo
y con un pétalo ve el amor y con otro la tristeza.
La soledad te hace respirar igual que la tristeza.
En la soledad se tienen pensamientos primitivos y salvajes
33
Iluminaciones
I
Iluminaciones
II
Siento que con este amor secreto he sido tocada por un ángel
y que nunca tuve alas tan bellas.
Siento que nunca había vivido con tantas mentiras
y creyendo tanto en alguien hasta que parece verdad.
Esta mujer
¿Quiénes ha sido esta mujer
que ahora reconozco mía desde siempre?
Todas sus vidas anteriores me pertenecieron
y ahora me ama con la furia animal
del mar solitario.
Ostentosa y vulgar me abrió su corazón como un lirio;
extraña y misteriosa me habla en éxtasis
y sus palabras tienen poder de profecías.
Su belleza y su crueldad
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a Gioconda Belli
Mi nombre es Eva
y soy la última mujer sobre la faz de la tierra.
Destruí el mundo
y todavía no se me acaban las mentiras.
Las bombas de fósforos que iluminaron la tierra
fueron el pálido reflejo de mi lujuria.
Huelo a sangre y no sé si me gusta la sangre.
Soy adicta al riesgo desde que me regalaron el dolor.
No quise perderme de nada en la vida,
atrapé estrellas con la raíz de la mandrágora
y quedé prisionera sin poder salir del laberinto.
Tengo recuerdos que no desaparecen
y ansiedad de vivir para ampliar la memoria.
Puse lirios y flores azules en las tumbas de mis hombres
y la carga de mis penas las soporté en silencio.
No debería haberme sorprendido por la muerte de todos
porque todos ellos salieron de mis pensamientos,
igual que los caballos, los pájaros, los leopardos y las frutas.
Aparecieron al mismo tiempo que mis instintos
llamados por fantasmas obsesivos,
y con rasgos parecidos a mis gestos antiguos.
Ahora me despierto bañada en lágrimas
en el rocío de la mañana
y sospecho de la realidad más que de los sueños.
Estoy viva y de repente estoy como muerta y revivo.
El mundo que hice me da miedo.
La basura se ocupa de la basura
y me ha convertido en el preludio de la nada.
Ahora estoy presa en el cuerpo de una cualquiera
y la poesía y la ebriedad me pertenecen.
Así como hice que el Quijote pertenezca a los Molinos de Viento,
Sade al Manicomio de Charenton y el Dante a Beatriz,
yo le pertenezco al Paraíso,
a los sonidos y olores del Paraíso,
a la belleza marrón de la serpiente.
Mi corazón todavía es primitivo
y late al ritmo de los ideogramas que hice
en las cuevas de Altamira.
43
Memorial de la vida
Cuantas me amaron, ganaron.
Porque vieron el mundo con mis ojos.
Tocaron con su piel y besaron las impurezas
de un infierno terrenal de delicias.
Vieron la noche como una madrugada
y el fuego se escurrió como el hielo dentro de su boca. -,.
Se perdieron conmigo en el mundo
pero salvaron los desperdicios del alma.
La luz resplandeciente del amor
puso orden en el caos de sus vidas,
amaron las estrellas y no le temieron a la noche.
La mujer sobre su hombre en la noche
es inseparable como un gusano en un cadáver fétido
y piensa que las estrellas
son paredes del palacio del cielo,
y tímidas y ágiles como las cabras
trepan sobre su hombre
buscando el secreto de la inmortalidad,
y ven a través de la corteza de las cosas materiales,
y los asuntos del amor
los escriben con una caligrafía presuntuosa.
Con todas ellas actué el papel estelar de mi propia vida.
Ahora, persistente y turbio, espío la vida que viví.
Si me regresara sobre mis pasos
sobre el balcón de la naturaleza,
si la duda humana no se hubiera metido
en lo sobrenatural del pensamiento,
con un solo beso que me devolvieran sanaría mi alma;
un beso áspero de un amor con herrumbre.
46
A mi manera
Amé tanto en la vida y voy a desaparecer.
Estúpido y joven vi las auras de las bellezas,
pude leer murmullos en el cielo
y viví un estado alterado de la conciencia.
Como el espíritu del mundo
viví suspenso en el rocío, en el aire,
en los rayos del sol y de la luna.
Viví la fantasía de lo que podía vivir
sustituyendo la realidad,
ligero y frívolo, con la profundidad de un charco
sobre el asfalto,
con un traje puesto, otro lavándose, y otro en el armario.
Con el corazón de un animal
y colores fuertes cubriendo mi cuerpo
gocé perlas y concubinas,
alimenté un temperamento para el amor
y fui prisionero de la morbosidad de la tristeza.
La mujer piensa que el hombre
nunca sabe nada del corazón
aunque lo vea arder en montañas de llamas
rojas y flameantes
y congelar su aliento con el sonido seco de la lagrima.
El mundo sobrenatural de la pasión
es más real y atemorizante:
burla a la muerte y vence a lo invencible.
El amor y la pasión van juntos:
la pasión destruye, y el amor
lo pone a uno en su lugar, sin resentimientos,
en el suplicio de la esperanza.
No sé si la guerra que viví
fue para aferrarme a lo que amé
o para destruirlo.
Pero la diversión de la vida
acaba gruñendo y gimiendo.
La naturaleza siempre dice la verdad:
Escondidos en la locura
los poetas, como los marineros, toman la forma de tigres
alojan espíritus de antepasados muertos,
intermedian entre el cielo y la tierra,
pelean batallas en sus sueños,
y entre la perversidad y la incertidumbre
sus almas encarnadas, con preguntas confusas,
son una vela quemándose por los dos extremos.
Eso soñé que pensaba cuando moría con este cuerpo,
cuando me preparaba para volver como alma perdida
sin ninguna deuda ni espiritual ni humana
para que me vieran transparente
y oír a unos lo que sienten y a otros lo que ven.
Los poetas, como los marineros, arrojados a la soledad,
siempre tenemos cosas que contar.
La historia de nuestras vidas adquiere vida propia,
llenamos de agua las cuencas de las manos
para revelar las verdades ocultas.
Los poetas y los marineros
alojados en la hermosura de nuevos mitos
aman a todas y a todo al mismo tiempo,
y, como los adultos, solo pueden elegir
entre lo malo y lo peor.
Cada quien pone el titulo de su vida
con fantasías y nostalgias,
y con versos de un lenguaje olvidado.
Los poetas y los marineros sueñan despiertos
en las canteras, en la vida que habitan los espíritus dentro de los espejos,
en los árboles de corales envueltos en las profundidades submarinas
para pintar pájaros y flores,
y al hombre que sabe lo que le hace falta
pero nunca sabe dónde encontrarlo
y solo es un sombrero impresionista a punto de florecer
que quiere acercar la ilusión a la realidad
para saber de qué están hechos los terrores privados
y el sol tenue que ilumina los valles de la memoria.
Como en el alba queda el ropón ensangrentado de la novia
dejo primaveras y cabras, campanas, voces y lirios,
existencias egoístas y visiones que no son de fiar.
Me da miedo envejecer y me mato por aferrarme a la vida,
porque mi vida, como el espejo,
dice y desdice, escribe y borra, construye y destruye,
afirma y niega.
49
Mi amor a la vida
Mi amor por la vida es una rosa gigante
con penas vivas y penas muertas,
con la vanidad de la flor, desnuda y sensual,
y la ingenuidad humana
que tiene vacas olvidadas en el cielo.
Mi amor a la vida
tiene la majestad celestial de una mariposa encantada
que le tiene miedo a la inestabilidad de la vida,
que sabe que el amor es una venganza
sin pasado, sin futuro, y se pierde en sus pensamientos,
que se posa en una roca ígnea de piedra y acero
y camina entre las opacidades del alba
y siente que la ciudad bulle con los vivos y con los muertos.
Mi amor a la vida que ha vivido muchas vidas en esta vida
es un libro que tiene las páginas pegadas unas a otras
por los amores que me arrancaron el cerebro,
que me dejaron expresiones deprimidas y gestos reprimidos.
La fábula y la fama de mi amor a la vida
tienen las aristas y el fulgor de los asteroides
que son escombros cósmicos
que sobraron de la construcción de los planetas.
La flora y la fauna de mi amor a la vida
son más fuertes que el hielo
que permaneció sólido por más de 100 millones de años,
pueden vivir el deshielo y las inundaciones,
pueden sobrevivir invadidas por el misterio del diluvio
con el castigo y el perdón,
y siempre quedan intimidadas cuando desentierran mi alma.
El poeta y el amor
En el abanico de Gloria.
El amor me disminuye.
Es imperfecto y efímero como el Paraíso Terrenal.
El poeta es un ciego sin bastón
que se alivia con el llanto lastimoso
cuando se asoma en su soledad al abismo del amor.
El poeta se oculta tras la dignidad,
se entrena para ignorar el dolor
y sus poemas lo cambian de piel y de sueños terribles.
El amor es una locura temporal
que hace crecer las rosas y le miente a la mentira
pero le tiene aversión a la dicha.
Entre la esperanza y el horror
para el poeta hay cardos marinos y aguaceros radiantes
cuando el cuerpo deja de ser enemigo del espíritu.
El poeta enamorado vive de sueños y muere de realidades.
Encuentra la muerte brutal y melancólica
precipitadamente, con la rudeza de la muerte natural
y el modo antiguo de las flores.
Crimen y castigo
A Gloria
Retablo de la noche
A mi amigo Miguel d´Escoto
En la noche estrellada
Mi mujer y yo muchas noches salimos a pescar estrellas.
Las pescamos en el fondo del cielo
con unos versos largos y tensos
que las hacen bajar hasta las palmas de las manos de Gloria
para que ella las convierta en sombras ahumadas
para acentuar la forma de sus ojos,
el dulce luminoso de sus ojos.
56
“En Mayo las palabras caen en los surcos./ En Mayo comienzan a conjugarse los
verbos”, escribió nuestro gran poeta Pablo Antonio Cuadra. Si yo tuviera que
darle el nombre de un mes a Chichí , lo nombraría mayo, lo llamaría lluvia que
hace crecer milagros. Porque la creación y realización del Festival Internacional
de Poesía de Granada, es un milagro.
Verdaderamente milagroso que aquella idea lucia, que por años salpicó
conversaciones y largas noches de bohemia entre poetas, haya saltado más allá
59
Para un país tan pobre como el nuestro donde el precio de los libros es
prohibitivo y las bibliotecas muy limitadas, tener la oportunidad de escuchar de
viva voz a los poetas más reconocidos del mundo, es una bendición que sin lugar
a dudas va teniendo un impacto de insondables dimensiones en la cultura de
nuestro pueblo.
El inicio de este siglo XXI estará marcado para siempre por las huellas de este
hombre que parece haber llegado a la tierra para cantar la gloria de la ciudad
que lo escuchó balbucear su primera orquídea infantil que devino en salvaje.
Claro que le ha sido encontradizo dar gloria a su ciudad natal, pues él mismo
tiene su provisión de Gloria permanente, al lado de esa Gloria que es médula
espinal de sus proyectos, su Gloria Gabuardi, con todos sus latidos al unísono
del corazón exuberante de Chichí.
Creo que los de aquí y allá y del más allá, el día de hoy y gracias a la decisión de
la Alcaldía de Granada, conformamos una cadena de espíritus felices. Desde
aquí diviso rostros complacidos y siento como una gran sonrisa celeste, una
soberbia insinuación de brisa. Enrique Fernández Morales y sus compañeros de
eternidades, saben que hay quien cuida su sueño:
Una vez más Quico: duerme tranquilo, que tu hijo Francisco le ha dado aliento a
tu sueño y lo lleva con su luz y su aurora por el planeta entero, en traje de verso,
60
Estimo más que justa esta declaratoria, desde luego que quienes conocemos y
apreciamos a Chichí, sabemos que es granadino hasta los tuétanos y poeta de
altas calidades, que no contento con pulsar su propia lira ha tenido la feliz y
exitosa iniciativa de traer a esta ciudad, cada año, en Festivales Internacionales,
a más de un centenar de portaliras, que hacen de Granada un destino cultural y
la transforman, en esos días, en la capital mundial de la poesía.
A esta media docena de títulos debe sumarse Espejo del artista (2005), cuyos
poemas enriquecen su obra interior e irradian una luz transmitida de uno a otro
libro –sostiene su prologuista Edwin Yllescas, con quien comparto las
especificidades que observa: “los placeres y roñerías del hombre y la mujer, la
vida cumplida de la manera que se pudo, el escarnio de la pasión como Eros, y
menos que Eros, el sarcasmo de los Sueños Grandes y los Sueños Pequeños; la
muerte como nada y menos que nada; el rostro de la esperanza y la
desesperanza, del afecto y el desafecto, de la negación y la afirmación, de la
maldad y la virtud igualmente malignas; las verrugas de la voluntad
inseparables de sus flaquezas; la fascinación y la repugnancia en un solo átomo;
la mordacidad, la risa y la sorna”. Es decir: el contenido de un sentimiento
nuevo y renovador en la poesía de Nicaragua a partir de Darío y Salomón de la
Selva.
Prosas Profanas son, en este siglo XXI, una presencia que arrebata las
mentes, inquieta sensaciones y provoca vida perdurable. Los poderes
bajo los que se escribieron estos poemas pasaron y sobrevivió la
poesía. El mundo es de ese tamaño: las dimensiones de la poesía. La
poesía vive la época y el canto la evoca. Todo lo demás fue comparsa
que permitió la marcha triunfante con claros clarines de la poesía.
Francisco de Asís Fernández es hijo de un tiempo lejano que no
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Elogio de la Poesía
Por Francisco de Asís Fernández
Los Poetas viven con el Corazón, los sueños y las pesadillas: Con esas
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Son como los niños que hablan con sus juguetes y como los juguetes
que se encariñan con sus dueños. La belleza de las palabras es lo
primero que descubre el hombre y el poeta encuentra cómo
transformarlas hasta que pide misericordia, porque la vida, entonces,
empieza a girar como si fuera un error sobre su propio eje donde
termina y empieza la verdad de la mentira. Toda la verdad del mundo
esta hecha con palabras. Las Historias de la verdad y de la mentira
están hechas con palabras y los arqueólogos de las palabras hacen
calas en el lenguaje para saber como vivían y pensaban en todos los
pasados el hombre y la mujer cuando se decían la verdad y cuando se
decían la mentira.
Los grandes amantes y las grandes amantes, los grandes traidores y las
grandes traidoras, las sabandijas de la Historia, la abnegación y las
perversidades vienen en el relato oral que sobrevivió al paraíso
terrenal, y que fue salvado por los más fuertes en el proceso natural de
selección de las especies y rescatado del Diluvio Universal y
distribuido en el mundo después de la Babel de los sueños del hombre
de alcanzar el cielo y la perfección. El relato oral vive ahora impreso en
el nido de papel en donde duermen y sueñan los poetas. Porque hay
que reconocer, también, que los poetas dormimos en un nido de papel
porque somos los seres mas desamparados, más desprotegidos del
orbe cristiano, musulmán, ateo y chiíta. Somos los eternos
damnificados de los terremotos y tempestades que provocan las
pasiones de la realidad y las ficciones.
alterada y vive lo que no viven los demás. Pasa que siempre encuentra
la piedra bruta del dolor y para cantar su miseria baja, como el
minero, a la profundidad de su espíritu para encontrar la palabra que
relata su tragedia.
Pero su nombre está ligado no sólo a una larga tradición de promoción del arte y
la poesía en Nicaragua, heredada de su padre, el poeta y teatrista Enrique
Fernández Morales, sino también al ejercicio directo y a la profesión pasional de
la poesía. Sus inicios como poeta, que se remontan a los albores de la década
sesenta del siglo veinte, lo revelaron como un poeta de impetuosa e inocente
rebeldía juvenil, que si bien fue vista como un tanto frívola, también fue
saludada por la crítica, incluso por uno de los escritores más cáusticos y agudos
de su propia generación, como lo fue Beltrán Morales.
Esa primera poesía suya, contenida sobre todo en sus libros primerizos, “En el
cambio de estaciones” (1962) y “A principio de cuentas” (1968), era una especie
de celebración de la juventud, y destilaba cierta despreocupación o desfachatez
ante las gravedades de la vida. Por eso era, como bien lo apunta la crítica de la
época, tan fresca y hasta cierto punto inocente.
Fueron probablemente las mismas razones por las que emprendió el trabajo
(literariamente generoso, por cierto, y raro entre nosotros) de compilar una
“Antología de la poesía política nicaragüense”, que tuvo dos ediciones, una en
México, en 1978, y otra en Managua, en 1986; esta última con un tiraje de tres
mil ejemplares que fueron ampliamente distribuidos en Nicaragua.
Publicaciones:
Muestrario de Poesía
1. La eternidad y un día y otros poemas / Roberto Sosa 30. El adivinador de hojas y otros poemas / Odysseas
2. El verbo nos ampare y otros poemas / Hugo Lindo Elytis
3. Canto de guerra de las cosas y otros poemas / Joaquín 31. Las ventajas de aprender y otros poemas / Kenneth
Pasos Rexroth
4. Habitante del milagro y otros poemas / Eduardo 32. Nunca de ti, ciudad y otros poemas / Czeslaw
Carranza Milosz
5. Propiedad del recuerdo y otros poemas / Franklin Mieses 33. El barco en llamas y otros poemas / Jaroslav
Burgos Seifert
6. Poesía vertical (selección) / Roberto Juarroz 34. Uno escribe en el viento y otros poemas / Gonzalo
7. Para vivir mañana y otros poemas / Washington Rojas
Delgado. 35. El animal que llora y otros poemas / Antonio
8. Haikus / Matsuo Basho Gamoneda
9. La última tarde en esta tierra y otros poemas / Mahmud 36. Los andamios del mundo y otros poemas / Ledo
Darwish Ivo
10. Elegía sin nombre y otros poemas / Emilio Ballagas 37. Dominican Style y otros poemas / Alexis Gómez
11. Carta del exiliado y otros poemas / Ezra Pound Rosa
12. Unidos por las manos y otros poemas / Carlos 38. Poesía francesa actual / Muestra de 40 autores
Drummond de Andrade 39. Número equivocado y otros poemas / Wislawa
13. Oda a nadie y otros poemas / Hans Magnus Szymborska
Enzersberger 40. Desde la república de la conciencia y otros poemas
14. Entender el rugido del tigre / Aimé Césaire / Seamus Heaney
15. Poesía árabe / Antología de 16 poetas árabes 41. La tierra giró para acercarnos y otros poemas /
contemporáneos Eugenio Montejo
16. Voy a nombrar las cosas y otros poemas / Eliseo Diego 42. Secreto de familia y otros poemas / Blanca Varela
17. Muero de sed ante la fuente y otros poemas / Tom 43. Tal vez no era pensar y otros poemas / Idea Vilariño
Raworth 44. Bajo la alta luz inmerso y otros poemas / Mariano
18. Estoy de pie en un sueño y otros poemas / Ana Istarú Brull
19. Señal de identidad y otros poemas / Norberto James 45. Las ocupaciones nocturnas / Jorge Enrique Adoum
Rawlings 46. La gruta de las palabras y otros poemas / Vladimir
20. Puedo sentirla viniendo de lejos / Derek Walcott Holan
21. Epístola a los poetas que vendrán / Manuel Scorza 47. La vida nada más, la sola vida y otros poemas /
22. Antología de Spoon River / Edgar Lee Masters Gastón Baquero
23. Beso para la Mujer de Lot y otros poemas / Carlos 48. El futuro empezó ayer / Luis Cardoza y Aragón
Martínez Rivas 49. Los errores necesarios y otros poemas / Joaquín
24. Antología esencial / Joseph Brodsky Giannuzzi
25. El hombre al margen y otros poemas / Heberto Padilla 50. Jardín de Piedra / Fernando Ruiz Granados
26. Réquiem y otros poemas / Ana Ajmátova 51. Hablar desde la inseguridad / Rafael Cadenas
27. La novia mecánica y otros poemas / Jerome 52. El hombre acorralado y otros poemas / Luis Alfredo
Rothenberg Torres
28. La lengua de las cosas y otros poemas / José Emilio 53. Territorios Extraños /José Acosta
Pacheco 54. Cuadernos de Voronezh / Osip Mandelstam
29. La tierra baldía y otros poemas / T.S. Eliot 55. La traición de los sueños / Francisco de Asís
Fernández
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Colección
Muestrario de
Poesía
2010