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TEORIA MODAL

Relación entre el Estatus Emocional y Perceptivo y


Las Habilidades de Aprendizaje de los Perros Domésticos

Iain MacDonald,

Introducción:

¿Que es el Modo? (estado, condición)

Un modo es un marco operativo de consideraciones en el que el perro trabaja. Este marco


operativo le da prioridad a la relación novedad/evento en las consideraciones relevantes
del perro, en el cual opera en ese momento. Este modo es también descrito como un estado
emocional de la mente. Un modo no escucha las habilidades perceptivas del perro; en su
lugar clasifica en orden de importancia la información, para asistir la función perceptiva del
perro. Los modos frecuentemente son nombrados como manejos o instintos en la literatura
de entrenamiento canino , pero esto implica un proceso automático y reactivo que falla en
abarcar de manera completa el trabajo mental de los perros , mientras se encuentran en
este estado. Esta terminología hace muy difícil cuantificar entre el potencial innato y la
respuesta emocional. Frecuentemente se esgrime en los círculos científicos, que los
verdaderos instintos son muy raros y pueden ser mejor descritos como eslabones de
conducta que no comprendemos completamente. Existen tres modos mayores en los que el
perro trabaja: el de defensa, de presa y el social. La razón primordial para estas tres formas
de comportamiento es para asegurar la supervivencia del individuo.

¿Que es un Drive? manejo (instinto)

Este término es Frecuentemente mencionado en este artículo, y se refiere a la reactividad


potencial innata del perro en los tres modos operativos que mencionamos. Esto no implica
que el umbral es innato, de hecho es una respuesta aprendida, pero frecuentemente perros
de alto o extremo manejo tienen umbrales bajos. Este potencial innato puede ser
impactado durante periodos críticos del desarrollo del cachorro. Este impacto puede ser
positivo o negativo. Un criador puede fomentar el ejercicio de “recuperación” en sus
cachorros cuando son jóvenes (4 semanas) , tenderá a producir perros de alto manejo,
siempre y cuando exista un balance del ejercicio para que el perro no entre en la
monotonía, entonces el impacto será negativo y el manejo innato del perro será bajo. Un
criador que no fomenta estas actividades en el perro tenderá a producir perro de manejo
bajo.
El impacto en el potencial innato de los perros es (de nuevo) un mecanismo orientado a la
supervivencia. Si el perro tiene un potencial genético, y no es debidamente fomentado en
su ambiente, suele perderse o se verá impedido hasta que nos se le requiera, o al menos no
se desarrollará hasta los niveles adecuados para la supervivencia del perro. Este es un
fenómeno de adaptación natural que viene a jugar su papel en el perro. Es interesante notar
que en una investigación Suiza reciente orientada hacia el hecho de que los perros
altamente entrenables, tienen una aptitud altamente positiva para el “recobro de presa” o
por lo menos para el ejercicio de “cobro”. Esto se apoyado por esta teoría, sin embargo, no
es necesariamente cierto que un perro que tiene un alto manejo puede ser apto para el
entrenamiento por sí mismo, en su lugar si el perro es recompensado sin confusión lo
veremos como un factor contribuyente. Así mismo, perros de alto manejo son ciertamente
mas fácilmente entrenados que la contraparte.

El alto manejo puede ser muy deseable en el sentido del entrenamiento. Indicadores de alto
manejo son:

· Presa: recobro, búsqueda y posesividad, etc.


· Social: fuertemente sociable, ansiedad de separación, etc.
· Defensa: agresividad, la reactividad a los estímulos de amenaza, protectivos.

Debería ser notorio que mientras la mayoría de las competencias de trabajo son ganadas
por perros cuyos manejo puede ser descrito como extremo (y ese manejo es altamente
deseable en el nivel máximo del deporte y del trabajo canino), estos perros no son buenos
para la familia. Existe una línea delgada entre manejos extremos y conducta neurótica como
tales, un perro de manejo extremo, que no tiene la forma de utilizar su potencial innato,
fácilmente se convierte en un neurótico. Los perros de manejo extremo tiene la necesidad
patológica de trabajar de esa forma.; un fanático del recobro que ataca físicamente una
pared para obtener su juguete es un ejemplo. Este perro no será una buena mascota y la
mayoría de los criadores lo considerará de pobre temperamento. No es este el caso del
perro del alto manejo que necesita trabajar de esa forma, el entrenamiento puede
modificarlo, pero como perro es exactamente lo que se considera un buen candidato. Un
perro de detección debe operar en este nivel extremo o será menos efectivo. Este perro es
muy estable cuando se le da salida a sus necesidades innatas; de hecho, es un trabajador ,
que es capaz del proceso de destreza mientras trabaja mucho mas allá que aquellos de
manejo bajo.
La conducta neurótica ocurrirá como un potencial innato ignorado y otros factores del
ambiente intentarán modificar la conducta animal causando que el perro interne su
necesidad de manifestarse en un modo particular.
En el caso de manejos (capacidades) caninos abolidos y que aparentemente no existían,
pueden formarse y externarse pero nunca alcanzaran su máximo potencial, como podría
suceder en el cachorro que se le motivó durante las etapas críticas o adecuadas. Podemos
enseñar al perro a “recuperar y recobrar”, pero no podemos llevarlo hasta el extremo
manejo, si no nació con las aptitudes adecuadas. La habilidad del manejador juega un papel
importante, si es capaz de proveer apoyo al perro de bajo manejo (pobres aptitudes) o al
perro que tiene la motivación perdida, si puede atraerlo hasta niveles mas altos que los que
de manera potencial poseía. Estos factores ambientales hace muy difícil describir los
manejos (aptitudes o capacidades) con cualquier grado de precisión y hace la evaluación
mucho más complicada.
Los manejos (aptitudes) nunca deben ser vistos como aspectos negativos del perro, pero
definitivamente deben ser considerados cuando se elige un perro. Mucha gente es incapaz
de manejar de manera exitosa un perro de manejo extremo sin una asistencia profesional
significativa. Esta debería ser la principal razón de porque el mundo de los criadores de
perros de trabajo, debería poner particular atención en el lugar en que van a ser colocados
sus camadas. En las manos equivocadas, sus campeones se convierten en una verdadera
molestia en este ejemplo, la falta yace en los errores del manejador, no en el perro:

· en ser incapaz de manejar al perro


· en escoger un perro que rebase sus necesidades y habilidades.

Un perro versátil no necesariamente tiene que ser un perro de manejo extremo; de hecho,
el extremo manejo, si no es respaldado por una destreza excelente en el manejo y un
programa de entrenamiento equilibrado, repercutirá en contra del perro. Un perro
equilibrado y de alto manejo debería ser el objetivo de todos los criaderos, pero sobre todo
de los especializados en producir perros de trabajo en diferentes áreas.

¿Que es el Umbral del Modo?

Es el nivel de estimulación innato de manejo requerido por el perro para responder de la


forma mas apropiada, en el mejor estado emocional, así como con la mejor reacción a la
situación en que se encuentra. Ese umbral o detonador siempre se autorregula. Como
entrenadores, no podemos forzar al perro de manera externa, a adoptar un umbral para
cubrir nuestras necesidades. Como siempre, a través del trabajo de acondicionamiento que
involucra el mantenimiento de la recompensa adecuada ( la conducta deseada por el perro),
podemos enseñar al perro a regular su propio umbral para cubrir nuestras necesidades. En
el sentido estricto del trabajo, requerimos un umbral bajo para la presa (queremos que el
perro responda de manera rápida a la presa) pero dentro del marco de la obediencia
requerimos un umbral mucho más alto para mantener control durante el “heeling” (caminar
junto), ya que lo que deseamos es que el perro resista la respuesta a la presa hasta que
haya terminado, exactamente lo que queremos. En el trabajo de la mordida , requerimos
diferentes umbrales para diferentes ejercicios. El cuidar un objeto requiere de umbrales
mucho muy altos (resistencia al detonador) de defensa que en el ataque cara a cara
(detonador rápido).
Los umbrales son activados o detonados a un determinado nivel emocional del perro. Cada
uno de los tres modos (instintos) tiene un estado emocional particular que hará que el perro
responda de la manera más adecuada a la situación.
Estos estados emocionales y su detonador emocional son:

Defensa ( temor, social)


Presa ( excitación).

De particular importancia cuando valoramos la integridad de esta información, es


comprender que durante el procedimiento de doma, alteramos al perro de manera
significativa, partiendo de sus salvajes ancestros mediante el fomento y la cría selectiva de
individuos que mantienen conductas infantiles a través de su vida. También es justo decir
que los perros de manejo extremo en el área de presa, tenderán a ser detonados por los
estímulos más tradicionales. Esto puede conducir a los manejadores a tener mas grados de
dificultad en controlarlos y por esto es que estos ejemplares no deben considerarse como
buenos candidatos a mascotas familiares.

MODO DE PRESA

En este modo el perro dará mayor prioridad a eventos que son relevantes para esta forma
de ser, como lo son movimientos rápidos hacia los lados, el deseo de búsqueda, etc. Debe
ser notado nuevamente, que el modo (instinto, forma de ser) no afecta la percepción y
habilidades del perro, en vez de esto, da prioridad a lo que está sucediendo en el ambiente
que lo rodea, con relación al modo intrínseco. Un perro de presa seguirá utilizando sus
habilidades de percepción para pensar ( a su modo) durante los eventos, para conseguir los
mejores resultados que él desea (por ejemplo, la elevación y la disminución de umbrales
para los detonadores para la conducta deseada). Un perro controlará de manera voluntaria
el deseo de buscar o apresar un objeto, hasta que esté razonablemente seguro que las
oportunidades de un resultado positivo son relativamente altas. El fracaso impactará la
viabilidad de supervivencia del individuo. Este control interno es un rasgo basado en las
experiencias pasadas del individuo en cuestión. El ejemplo clásico de esta forma en el
estado salvaje, es el escape rápido de un conejo para esconderse, este mismo acto detonará
la respuesta del perro a buscarlo. Dentro del entrenamiento, el tirar un objeto es lo que
utilizamos para los ejercicios de recobro, ya sea en el entrenamiento formal o solo durante
el juego. Estos movimientos rápidos detonan la respuesta emocional del perro exactamente
de la misma manera en que lo hace los movimientos del conejo.

EL MODO SOCIAL

Es el mas común en que opera el perro. En este modo, el énfasis se coloca en la manada o
grupo del perro. Los perros poseen una necesidad innata de pertenecer a un grupo, la
domesticación no altera este requerimiento desde el momento en que el perro ha
incorporado al humano dentro del grupo. Todo el control externado por el manejador está
relacionado con un modo social. Dicho control es conseguido por el manejador mediante la
actuación como líder del grupo y exigiendo respuestas de subordinados. La complacencia,
ante estas exigencias se debe a que el perro reconoce al manejador como superior
(socialmente hablando) . La necesidad innata del perro de una seguridad de su lugar dentro
del grupo es el detonador para esta modo (comportamiento).

MODO DE DEFENSA

El modo de defensa es siempre el responsable de la agresividad, a menos que la agresión


tenga su origen en una naturaleza psicótica. Todas las formas de agresión son precipitadas
por el temor a algo; este temor no necesariamente tiene que atribuirse a una personalidad
agresiva. El temor puede sentirse cuando es amenazado el rango de un perro, un perro del
grupo en sí, el territorio, etc. El temor es algo tenebroso en el mundo del perro, y es
extremadamente estresante.
Un perro dominante, por ejemplo, cambiara de una actitud social a una de defensa, si su
jerarquía dentro del grupo se ve amenazada. No es necesariamente temor al trasgresor,
sino a la pérdida de su estatus. Es interesante notar que la mayoría de todas las formas de
agresión (no psicóticas) , observadas en la investigación canina se originan a partir del
cambio de una actitud social a una de defensa. La excepción se inicia en la agresión con
fines depredadores requerida para la adquisición de alimento. Como sea, el temor también
esta involucrado aquí, en la forma de que el perro teme a la incapacidad para alimentarse.
También puede discutirse que las preocupaciones sociales de la manada juega un papel
importante en todo esto, pero no está muy claro aún. Con esto en mente, la práctica de
entrenamiento en mordida basado en el modo de presa viene a ser cuestionable como
modelo ideal para esta actividad. Seguramente un enfoque del modo social se relacionará
más al perro y podría dar un incremento en la respuesta agresiva y también aumentará el
nivel de control del perro en los ejercicios de “fuera o suelta” (call off).

LA APLICACION DE LA TEORIA DEL MODO EN EL ADIESTRAMIENTO CANINO

Para considerar el impacto de esta teoría en como enfocar el entrenamiento canino,


deberíamos considerar en que modo debe estar el perro en el orden de que cumpla con lo
que se le ha pedido. Debemos también aceptar el hecho de que, desde el momento en que
el propósito del modo es dar prioridad a los eventos relativos a las necesidades del perro,
seria imposible para el perro, operar en dos modos de manera simultanea. Como resultado,
podemos especular que el perro es capaz de cambiar rápidamente de un modo a otro y
regresar de nuevo al inicial, según como lo requieran las prioridades de la situación,
relativas al estado emocional, para obtener el más mayor éxito en la actividad en que el
perro esta inmiscuido.
Un ejemplo de esto sería que el control del manejador logra a través del modo social. El
manejador estará utilizando la jerarquía más alta para controlar a su subordinado: el perro.
Como la acción requerida impactará la seguridad del can en el grupo (su aceptación,
posición, etc.) , responderá desde el modo de defensa o de presa al modo social, para
cumplir con la prioridad de este modo, que será relativa a la seguridad del perro dentro de
su sistema social, lo cual es mejor logrado en el modo social que con los otros dos. Debe ser
notado de manera clara que en esta área, la utilización de la fuerza puede tener un impacto
muy negativo. Si el perro reacciona por temor, no estará en el modo social; estará en el
modo de defensa. Mientras que el perro puede cumplir de esta manera, realmente no ha
aceptado la jerarquía mas alta del manejador. Esta es la razón de porque el uso de la fuerza
no es válida para dominar al perro.
Un ejemplo práctico de respuesta del cambio a modo social supeditado a la seguridad, es el
llamado “fuera” (out u off) en el ataque. Un perro que persigue un señuelo en huida esta en
el modo de presa.... cuando se acerca a este, cambia a modo de defensa con el fin de atacar,
cuando el manejador lo llama tiene que cambiar al modo social para cumplir con los deseos
de su superior por la misma razón que establecimos anteriormente. El temor al manejador
no tiene nada que ver, y no se utilizará para obtener un resultado, cuando mucho lo que
podría obtener es un perro que morderá y luego soltará, únicamente si el manejador se
encuentra lo suficientemente cerca para intervenir. De nuevo, esto no es el concepto que el
perro tiene de alta jerarquía, en vez de esto el perro está sometiéndose a una fuerza
superior (evitación). El modo de presa es responsable del juego en el perro domesticado por
razones anteriormente explicadas. Todos los juegos, sin tomar en cuenta el modo en que el
participante estaba inicialmente , se llevan a cabo en el modo de presa. El juego dentro de
un marco social y otras acciones sacan la respuesta de presa . Existe además un estudio que
actualmente se está llevando a cabo, el cual sugiere que la producción de hormonas juega
un papel importante a través del sentido del olfato. Estas acciones disparan la respuesta
emotiva de tal manera que se encontrará capacitado para tomar la conducta adecuada
como respuesta. La falla en la respuesta a este detonador provocará una respuesta de
defensa y una pelea como resultado. Este es el modo principal en el cual recompensaremos
a nuestros perros por una buena respuesta al ejercicio, ya que el perro no puede sentir
ansiedad en este modo. El modo de presa es también estimulado por el alimento. Este es el
ultimo remanente del verdadero modo de presa que quedó durante el proceso de
domesticación. Para algunos individuos esto es mucho mas fuerte que el deseo de
persecución. Sin embargo se sigue especulando, dado que nuestros perros se encuentran
bien alimentados, que el placer alimentario utilizado en el entrenamiento esta basado aun
en la excitación del perro por agradar a su líder y como tales, constituye una conducta de
juego modificada. Colocando a nuestros perros en el modo de presa al completar algún
ejercicio, claramente estaremos demostrándoles que estamos contentos con ellos. Es por
esto que los perros entrenados de esta forma son más felices en su trabajo y tienen un
incremento en la intensidad de su relación con el manejador, que con otros sistemas
institucionalizados.
Esto es algo muy cercano a poder establecer los umbrales a nuestro gusto, pero aun existe
un “llamado” del perro, el cual establece los umbrales actualmente,. Mostramos nuestro
desacuerdo si no lo hace de manera correcta reteniendo la recompensa y haciendo que
repita el ejercicio de nuevo. De esta manera el perro aprende pronto a esperar hasta que se
le permite responder, esto es verdadero control. Todos hemos visto perros que tienen
umbrales bajos y son incapaces de completar una escena dada. El manejador es incapaz de
llevar al perro al modo social en donde lo puede controlar. En estos casos, el manejador
debe fijarse en las formas en que ha podido o puede mantener al perro en ese modo
cuando la presa esta presente y a la vista. Esto se consigue de manera gradual reteniendo la
recompensa hasta que regresa al modo social, por medio de un incremento en los períodos
de tiempo. O el perro aprende a intensificar su umbral, o la recompensa no estará
disponible. Este principio es idéntico a aquel en que el perro salvaje intenta jugar con un
miembro de mayor jerarquía en la manada, donde deberá observar todas las formas
sociales aceptadas para no interferir o retar a un superior y así evitar una respuesta
correctiva por parte de él.

Esto también aclara porqué el castigo o el uso de la fuerza es inefectivo en muchos


problemas de conducta. El perro, en modo social está bajo nuestro control efectivo, o por lo
menos esta en el modo correcto para nosotros, para obtener mejor control. Si generamos
miedo en el perro, disminuimos el umbral del perro a tal punto, en que existe le riesgo de
una respuesta de defensa. Si el perro se encuentra en el modo de presa o social, y tiene un
umbral bajo para la defensa, cualquier incidente o sensación de temor puede resultar en
defensa, léase respuesta agresiva. Nosotros como manejadores hemos causado esta
situación; no es necesariamente una falta del perro. Hemos sido incapaces de comunicarnos
de manera efectiva con el perro de una manera no amenazadora. Si los entrenadores
enfrentan este problema de manera constante, en donde usan el modo de presa como
recompensa, por su concentración en el modo social, la retención de la misma es suficiente
castigo y mas importante: es comunicado de manera clara al perro.
En una circunstancia extrema, el último recurso como castigo es desterrar al perro de la
seguridad del grupo. Ningún perro está realmente confortable cuando se le aísla de sus
compañeros, ya sean humanos o perros. Esta medida convencerá al perro de manera clara
de que su comportamiento no será tolerado y si continúa así, su presencia será rechazada.
Utilizando la necesidad innata del perro de seguridad, es como deberíamos controlarlo ,
usando el modo social, reforzado por medio del juego de presa como recompensa por su
buen comportamiento. Esto es fácilmente comprendido por el perro y limita las
oportunidades de reacciones en modo de defensa. Esto se aproxima de manera directa a la
mímica utilizada por los ancestros de nuestros perros y su resultado es sobre entendido por
ellos.
Debería ser patente, que cualquier movimiento con fines correctivos únicamente son
efectivos si se aplican en el modo social. Esto es muy importante cuando el perro esta en
modo de defensa, un correctivo aplicado al perro cuando se encuentra en este modo tiene
relación con muestra de más agresión. Si el perro se somete, no quiere decir que haya
cambiado al modo social, lo que sucede es que está evadiendo la confrontación, actuando
de manera sumisa, manteniendo de manera firme el modo de defensa. La actitud posterior
inmediata mostrará de manera clara en que modo se encuentra y si el correctivo ha sido
comprendido y aceptado. Un ejemplo, es que un lobo puede ser sumiso ante un oso para
evitar la confrontación, esto no implica para el lobo aceptar que el oso es de mayor
jerarquía, simplemente que es mas grande y fuerte. Los manejadores que utilizan la fuerza
para obtener resultados de sus perros están simplemente creando el mismo escenario; el
perro evita la confrontación actuando de manera sumisa sin tomar en cuenta la
superioridad jerárquica del entrenador. Los perros en modo de presea y defensa cuando son
corregidos , necesitan comprender que esta en juego su seguridad dentro del grupo, si no lo
hacen y sienten temor pueden cambiar al modo de defensa y todo puede resultar en una
agresión. Si el perro insiste en no obedecer los comandos, es directamente atribuible a su
manera de percibir al manejador en relación a su posición jerárquica. La fuerza no mejorará
la jerarquía del manejador, pero una demostración de poder por parte de él para controlar
al perro, como el destierro, lo hará. Recuerde que en la manada salvaje si el líder
únicamente utiliza el poder físico o la agresión para controlar a los subordinados , toda la
manada actuará con agresiones y peleas, con el consecuente desgaste físico, lo cual
disminuirá su capacidad para la caza, y resultará en la muerte para la manada. Una postura
y una clara retención de las recompensas es como se obtiene el control. Como entrenadores
necesitamos seguir la corriente, no competir con ella.

RESUMEN.

La teoría del Modo permite a los entrenadores caninos a utilizar la reacción emocional del
perro de manera efectiva para educar al perro de una manera que es claramente
comprendida. La forma en la cual la información es presentada al perro y la habilidad del
manejador para manipular la reacción emocional para asegurar que el perro esté en el
mejor estado mental para recibir el proceso de la información incrementa la percepción del
perro para ser efectivamente enseñado. Esta teoría también asegura que el sistema de
recompensas requerido para el operativo de condicionamiento, sea efectivo, también claro
y nada complicado. También en el marco de acondicionamiento, incrementa de manera
significativa el establecimiento permanente de las conductas deseadas.
TEORIA MODAL

PARTE 1: SISTEMAS Y FASES DE LA TEORIA MODAL

Introducción:

La teoría modal es un marco teórico, que busca explicar hasta que punto son influenciados
el comportamiento, percepción y aprendizaje canino, por el estado emocional. O´Farrell, en
1992, hizo hincapié, en preguntarse que parte interna de la mente canina ha sido pasada
por alto como campo de la investigación científica. Esta teoría antepone el concepto de que
la reactividad emocional causa prioritización del binomio eventos/información en el
ambiente. Estas prioridades aseguran al perro toda la información, con el fin de evaluarla de
acuerdo a su estado emocional en determinado momento. El mecanismo de procesamiento
de información para la supervivencia del perro en su estado natural es una herramienta
poderosa para ser utilizada en el entrenamiento doméstico canino.
Esta teoría no considera la inteligencia canina ni de manera específica ni general. Scott y
Fuller (1965), concluyeron en este sentido, que no existe ninguna clase de habilidad que
pueda llamarse inteligencia en los perros, así como que cada tarea requiere de una
habilidad especial. Esto no implica que los perros no son inteligentes, en su lugar, apunta
hacia las dificultades de evaluación sin utilizar un parámetro humano, lo cual estaría alejado
de la realidad. Esta teoría apoya esta conclusión e intenta dirigir la pregunta de cómo a un
estimulo se le da la prioridad adecuada y como se actúa sobre el mismo.
Es antepuesto por esta teoría, que el perro tiene tres modos emocionales principales :
social, de presa y de defensa.. Los cuales son de particular interés cuando se educa un perro.
Es posible que otros modos puedan existir pero su relevancia en el aprendizaje canino sería
limitada. Se considera que existe una correlación importante entre los estados emocionales
del perro y los humanos (Fox, 1978), particularmente en el área de la reactividad excesiva u
otras expresiones emocionales de adaptación deficiente. Investigaciones importantes en
humanos han sido utilizadas para aclarar esta faceta, especialmente en situaciones en
donde ninguna investigación en perros cubre esta área. La diferencia de expresiones entre
las dos especies son notorias y debería considerarse, pero esto no se aparta del hecho de
que existe una similitud importante cuando los elementos de desarrollo de ambas especies
son tomados en consideración en las causas de conductas de mala adaptación en perros y
humanos.
Como premisa se antepone que el estado emocional de un perro tiene un impacto en su
habilidad para recibir y procesar la información. De esta manera filtra o da prioridad a la
información tomando en cuenta el modo emocional actual sobretodo durante el inicio de la
función perceptiva. No se sugiere que la función perceptiva tiene problemas, sino que este
proceso de filtrado la incrementa. Como proceso asegura que a la información importante
para el modo emocional se le está dando alta prioridad. Este proceso debería ser bien
conocido e incorporado al sistema de aprendizaje canino, ya que permitirá un mayor grado
de comunicación y comprensión entre las contrapartes canina y humana.

¿Qué es un Modo?

El modo es un marco juicios o consideraciones en el que el perro trabaja. Lo que hace es dar
prioridad al binomio novedad/evento en las consideraciones relevantes para el modo en
que el perro está trabajando en ese momento. Este modo es fácilmente descrito como un
estado emocional de la mente. Es interesante notar que el término emocional de la
literatura canina es frecuentemente visto únicamente como una reacción negativa o cuando
mucho una hiper reacción negativa que es examinada en cada detalle. O´Farrell en 1992,
menciona la emoción, únicamente en términos de excesiva reacción. Fox, en 1978, hace
notar que los centro emocionales del cerebro del perro se desarrollan durante la fase de
socialización, como lo describen Scout y Fuller en 1965. esto es de vital importancia para
esta teoría y para la cría en general, pero sigue siendo deficiente para explicar en que
emociones de la vida canina impacta. Scout y Fuller trabajaron de nuevo únicamente
considerando la emoción en base a su clasificación de alta o baja. Fogle (1990) discutió
primeramente la emoción en términos de reacción excesiva.
Estudios de la emoción, por lo menos en el sentido empírico, primeramente describirán el
concepto de reacción. Este puede ser medido y examinado, esto es también verdad en está
teoría, pero el hecho de que el perro es un ser sentimental, nunca debe perderse de vista.
Es posible y aun no probado, que las necesidades emocionales, son tan importante para el
perro como la alimentación, la reproducción, la morfología o el temperamento. Fogle (1990)
hace un comentario acerca del hecho de que los perros son seres sentimentales y que son
concientes de su propia personalidad. Este punto de vista debería ser un buen inicio para
todos aquellos que están considerando adoptar un perro y como un buen punto de partida
para la exploración seria de los estado emocionales caninos. También es un punto de inicio
si los objetivos son la práctica de entrenamiento y cría. La premisa de los doctores:
“Primero: no hacer daño”, ciertamente debería ser aplicada en la práctica de reproducción y
entrenamiento canino doméstico. Esta teoría busca utilizar la experiencia práctica del autor
para dar apoyo a las conclusiones, más que proporcionar una prueba empírica. Como
prueba de la teoría, la interpretación deberá ser abierta y subjetiva.
Nunca se hará suficiente énfasis en decir que es responsabilidad de los criadores asegurar
que todos sus cachorros se desarrollen en un ambiente que permita a los cachorros alcanzar
su máximo potencial innato a través de interacciones ambientales suficientes. Los estados
emocionales son vitales para lo seres sentimentales. Una vida sin sensaciones ni emociones
sería aburrida. Gabbard (1990) en su trabajo trata los desórdenes de personalidad de los
humanos y hace mención de esta área específicamente en su descripción de la personalidad
Narcicista. La describe como la incapacidad para sentir (apatía), como un estado de
insensibilidad, así como dificultad para comprender lo que la vida ofrece a un nivel
emocional. Este estado morboso no es coincidencia, es el resultado de disturbios en el
desarrollo durante etapas cruciales. Sería justo comparar los trabajos de Gabbard con los de
Fox (1971,1978) y Scout y Fuller (1965), en lo que se refiere a períodos de desarrollo canino.
Como comparación es un verdadero reto, aún no se investiga si existe una correlación
significativa entre las causas de disturbios emocionales en humanos como se ha visto en los
perros. Esto no es para decir que ambas especies comparten los mismos desórdenes
psicológicos, en algunos casos sucede, sería mucho mejor señalar la necesidad de asegurar
que los cachorros, tanto como a los niños, crezcan en ambiente sano y rico
(emocionalmente). Esta área de la teoría será ampliamente explicada, más adelante en este
mismo escrito.
El modo no escucha las habilidades perceptivas del perro; sino que da prioridad a la
información tal y cual, para asistir la función perceptiva del perro. Los modos, como parte
de esta teoría, son frecuentemente mencionados en la literatura canina como estados de
manejo, pero implica un proceso instintivo y automático que es incapaz de abarcar el juicio
o las consideraciones en las que el perro trabaja.Freedman, King and Elliot 1961, Scott and
Fuller 1965, Woolby 1968, Mech 1970, Fox 1971,1978, Fogle 1990, O'Farrell 1992. Dehasse
1997, Appleby 1997 y otros, han probado consistentemente más allá de cualquier duda, que
la mayor parte de la conducta enseñada como instintiva hace 50 años tiene al menos un
grado de enseñanza incluida en su adquisición. Esta terminología (el uso del término
manejo para explicar una acción que involucra percepción o enseñanza) hace muy difícil
cuantificar entre potencial innato y respuestas emocionales. Vandergeten (en
correspondencia personal) arguye que los verdaderos instintos son muy raros y que pueden
ser descritos mas bien como eslabones de conducta que no entendemos completamente
aún. El estudio mencionado anteriormente por lo menos debería dar apoyo a este dicho.
Todo esto es incapaz de definir las reacciones emocionales del perro.
Existen tres modos en los que el perro trabaja: defensa, presa y social. La razón principal de
estos tres modos de conducta es para asegurar que toda la información sea utilizadade la
mejor manera por el perro para asegurar la supervivencia del individuo. El modo no es un
sentimiento o emoción en si misma; es el marco de juicios o consideraciones en donde el
potencial innato del perro impacta el proceso de percepción. Esto se consigue por medio
defiltración y clasificación de la información por prioridades, obtenidas mediante los
sentidos, del ambiente en que se encuentra el perro. El propósito principal de este sistema
es asegurar que a la información, la cual es importante en un momento dado, se le de la
debida prioridad. En el ambiente salvaje un ejemplo muy simple, es la atracción del perro a
los movimientos rápidos de otras especies. Si el perro se encuentra de cacería, a estos
movimientos se les dará la más alta prioridad. Es una información vital que le indica al perro
la presencia de comida; le muestra que la presa existe y en muchas ocasiones que es
obtenible. En cambio, para un perro que ha comido previamente, dichos movimientos son
de poca importancia y tenderán a no provocar una respuesta activa.

En los individuos domésticos existen, y en algunos casos han sido exagerados por la
selección en la reproducción de perros, los cuales tienen altos potenciales innatos y
respuestas de bajo umbral. Un ejemplo práctico puede ser hecho una vez más, de los
movimientos rápidos utilizado arriba. Un perro que explora este ambiente será mucho más
reactivo a los movimientos que un perro que está seguro en su territorio en la presencia de
un superior, su propietario. Las necesidades sociales propias del perro le dan ha dichos
movimientos una prioridad menor, es mucho mas importante en ese momento en
particular, mantenerse junto al líder que perseguir un conejo.
Esto es debido a muchas conductas de exploración llevadas a cabo en el modo de presa., el
mismo modo que se involucra en las actividades de cacería. En tal modo el perro busca de
manera activa la evidencia de una presa la cual pueda ser exitosamente cazada y
consumida, como tal, a esta información ambiental se le da la mas alta prioridad. Este modo
puede ser reconocido como tal: una interacción ambiental. Si el perro ha sido llevado al
modo de defensa, por ejemplo, estará en busca de transgresores dentro de los limites de su
territorio, así la presencia de especies de presa, serán de poca importancia. Si el perro
explora en modo social, estará buscando miembros específicos de la manada o a toda la
manada. De nuevo, la presencia de especies de presa será de poca importancia. Cuando el
perro interactúa con un miembro de mayor jerarquía, en el caso del ejemplo dado, su
propietario, la prioridad será la obediencia y la sumisión hacia ese superior, para asegurar
su posición dentro de la estructura social.
Estas diferencias de respuestas hacia el mismo estimulo se ponen como prueba de la
existencia de los modos de operar. También es verdad que un perro, el cual se encuentra en
un modo dado, si se le dan la circunstancias correctas cambiará de modo para asimilar el
estímulo. Continuando con el mismo ejemplo, si el perro anda en busca de transgresores de
su territorio, pero se encuentra hambriento y aburrido reaccionará bien a los movimientos
rápidos de una especie de presa cambiando al modo de presa en el cual iniciara la caza. La
conducta de caza no se llevará acabo en modo de defensa como tal, mientras se mantenga
ocupado en buscar su presa, así le dará menos importancia al aroma de un transgresor y
aun a la presencia de un superior o contraparte. Este escenario se ve frecuentemente en los
perros domésticos, un perro sumiso podrá ignorar la presencia de un comando por parte de
su dueño, cuando se encuentra enfrascado en seguir a una presa. No es una expresión de
dominio, ni una incapacidad para escuchar o comprender cualquier comando que la hayan
dado, sino la prioridad relativa dada por un estímulo del ambiente al estado modo en que
se encuentra el perro. Muchos propietarios habrán experimentado este ejemplo de manera
personal .
La habilidad para interpretar en que modo se encuentra el perro debe ser considerado por
tener un impacto significativo en la habilidad para educar al perro. Si el propietario intenta
enseñar al perro a rastrear, por ejemplo, será imposible si el perro se encuentra en modo de
defensa. El aroma que quiere el entrenador que siga el perro será considerado importante
por el perro si lo percibe como la presencia de algo o alguien que esta violando si territorio.
En cuyo caso el perro se enfocará más en el aire que en seguir el rastro en el suelo, que es lo
que se desea en el rastreo. Si el aroma es el del propietario, lo cual es común al iniciar el
entrenamiento de este ejercicio, el perro le dará un grado menor de importancia, dándole
prioridad a los aromas detectados en el ambiente, los cuales no tienen nada que ver con la
defensa del territorio. La presencia de todo perro que no le sea familiar será mucho más
atractivo y lo seguirá.
Si el perro del ejemplo anterior esta en modo social, el manejador deberá ausentarse, con el
fin de que la esencia adquiera mayor relevancia y se le de prioridad. De nuevo, el rastreo
será remplazado por los aromas del aire.
Considerando los aromas ambientales como la forma más común utilizado para la
enseñanza de la búsqueda y el rescate, debería ser aceptado que tal enfoque no sería ideal
para enseñar al perro el rastreo.
Es observando la conducta del perro ante los estímulos ambientales, incluyendo su
propietario, lo que le da a este ultimo, la habilidad de interpretar en que modo esta
operando el perro a cada momento. Los ejemplos siguientes son ejemplos de los modos en
que los perros realizan ciertas acciones:
Conducta Modo Percepcion del
Estímulo
perro

Aroma del suelo rastreo Mira al propietario, muestra Social Confundido, no comprende
signos de ansiedad, etc. que es lo
que se le esta pidiendo
Rastreo de aromas en el Sigue el aroma rapidamente; presa cacería
suelo excitación; se ensancha;
explora
Rastreo de aromas en el Olisquea;mira a su alrededor; Defensa Patrullando territorio
suelo se detiene frecuentemente a
oler el aire
Camina junto al propietario Sobre exitado ; juega, salta, presa Queire jugar, juega con el
(heeling) mordisque las manos del superior
manejador
Camina junto al propietario Calmado,atento, concentrado Social Responde y obedece las
(heeling) ordenes del
superior
Camina junto al propietario Ignora; cumple, pero a duras Defensa Evitacion, temor al superior,
(heeling) penas; errores frecuentes, en no quiere
ejercicios conocidos provocar demostraciones de
dominio de
parte del propietario
Trabajo de mordida; Busqueda rápida; baja presa Es solo un juego, cuando el
ataque de cara intensidad o no muerde . señuelo no
pérdida del interes cuando el se mueve deja de ser
señuelo no se mueve atractivo. No
comprende la amenaza
Trabajo de mordida; Ataca solo cuando el señuelo Social Nada mas percibe la
ataque de cara esta cerca del manejador; no amenaza cuando
responde a la amenaza a es dirigida al grupo. Inseguro
distancia; reacciona rápido al de sus
“off” del manejador acciones, busca la reacción
del
manejador
Trabajo de mordida; Mordida fuerte y agresiva ; Defensa Entiende la amenaza y
ataque de cara no reacciona a ella.
escucha al manejador Lo considera personal
Observando la lista anterior, es muy fácil determinar en donde surgen los problemas de
comunicación entre el perro y el manejador. Si el propietario es incapaz de observar y
comprender el proceso modal, entonces veremos frecuentemente el resultado en
correctivos bajo el rótulo de mala conducta. Desafortunadamente también es un lugar
común para que el correctivo se convierta en uso de la fuerza. La realidad es que el perro se
encuentra en el modo equivocado para que se le den a los comandos la mas alta prioridad .
Es importante considerar en estos momentos, si bien se dan mayores detalles en la
descripción de los umbrales, son las emociones del perro las que directamente representan
el proceso de filtración y clasificación por prioridades. Cada modo en particular tiene una
emoción primaria, la cual causa el disparo del umbral; es así como el perro cambia de un
modo a otro. Esta emoción es el principal elemento del filtro para establecer prioridades.

Las tres emociones primarias son :

presa ........................... hambre


social...........................seguridad
defensa.........................temor.

A toda la información que el perro recibe por medio de los sentidos se le clasifica según su
prioridad, de acuerdo a la emoción que el escenario entero crea en el perro. Si el perro
siente temor, sea por si mismo, por que no consiguió alimento o por la perdida del estatus
social, se ajustará, de acuerdo al grado de intensidad de la emoción y su umbral para ese
modo, el de defensa. Da allí hasta que una de las emociones primarias provoque un cambio
en la posición del modo, el perro procesará la información con una prioridad asignada de
acuerdo a que tan relevante sea, esto para el estado de temor. El potencial innato del
manejo, queda inactivo y sujeto a como se desarrolla, el perro adoptará un curso de acción
determinado.
Un ejemplo práctico de este proceso es le perro que siente temor de otro perro. Este temor
puede ser al daño físico; a la invasión de su territorio o por muchas otras razones. Ahora el
perro, mediante el establecimiento de prioridades causadas por el miedo, le asigna mayor
grado de importancia a la información que se refiere a la amenaza. El tamaño del perro, si
está solo o acompañado y otros datos tienen prioridad, los niños jugando cerca tendrá muy
poca relevancia y como resultado apenas los notará. El manejo innato se inicia ahora para
utilizar la información que ha sido depurada, para asegurar cual será la mejor respuesta: si
el perro es grande y seguro de si mismo, peleara; si es pequeño podrá huir o actuar de
manera sumisa para evitar la pelea. Si el perro está mal adaptado y ha aprendido mediante
experiencias previas, puede atacar tan pronto como sienta miedo.
Esto sería el caso de la mordida por miedo, pero es una respuesta mal adaptada y
aprendida, el sistema modal se bloqueó en tanto se ajustaba, pero la enseñanza previa
causa mala adaptación en le proceso de percepción. Este perro piensa que el único curso de
acción a seguir para hacer que el miedo se retire es el ataque.
¿Que es un Drive (manejo, estado emocional, instinto) ?

Es un término frecuentemente mencionado en esta artículo, se refiere al reacción potencial


innata del perro en cada uno de los tres modos para un estimulo específico. Esto no implica
que el umbral o el detonador de respuesta es innato, es una respuesta aprendida, pero
frecuentemente los perros de alto o extremo manejo tienen umbrales bajos. El deseo de
operar en este modo está supeditado a las experiencias placenteras. Este potencial innato
puede ser impactado durante periodos críticos del desarrollo del cachorro (Freeman, King
and Elliot 1961, Scott and Fuller 1965, Fox1971&1978, O'Farrell 1992, Dehasse 1997 y
Appleby 1997 ). Este impacto puede ser positivo o negativo. Un criador puede fomentar el
ejercicio de “recuperación” en sus cachorros cuando son jóvenes (4 semanas, basado en
experiencias personales), tenderá a producir perros de alto manejo, siempre y cuando
exista un balance del ejercicio para que el perro no entre en la monotonía, entonces el
impacto será negativo y el manejo innato del perro será bajo. Un criador que no fomenta
estas actividades en el perro tenderá a producir perro de manejo bajo, mientras el potencial
innato eventualmente disminuye o se pierde totalmente. Scout y Fuller 1965.
El impacto en el potencial innato de los perros es (de nuevo) un mecanismo orientado a la
supervivencia. Si el perro tiene un potencial genético, y no es debidamente fomentado en
su ambiente, suele perderse o se verá impedido hasta que nos se le requiera, o al menos no
se desarrollará hasta los niveles adecuados para la supervivencia del perro, Scott and Fuller
1965. Este es un fenómeno de adaptación natural que viene a jugar su papel en el perro. Es
interesante notar (Fogle 1990) que en una investigación Suiza reciente orientada hacia el
hecho de que los perros altamente entrenables, tienen una aptitud altamente positiva para
el “recobro de presa” o por lo menos para el ejercicio de “cobro”. Esto es apoyado por esta
teoría, sin embargo, no es necesariamente cierto que un perro que tiene un alto manejo
puede ser apto para el entrenamiento por sí mismo, en su lugar si el perro es recompensado
sin confusión lo veremos como un factor contribuyente. Así mismo, perros de alto manejo
son ciertamente mas fácilmente entrenados que la contraparte, siempre y cuando la
habilidad del manejador sea suficiente para mantener el control cambiando al perro al
modo adecuado.
Deberá notarse que en cada modo existen una serie de manejos o instintos (drives). No hay
un simple instinto de presa o aún, instinto de defensa. Esta es una de las razones del porque
el autor tiene dificultad con la terminología de mucha literatura canina. Cada modo tiene un
numero de drives o manejos o instintos, que están directamente relacionados con un modo
en particular. En el modo de presa, por ejemplo, el potencial innato del perro son la
búsqueda, el aroma, ganar posesión, etc. Estos pueden y deben se considerados como
instintos. Si se considera que un perro tiene un alto instinto de presa deberá interpretarse
como el potencial innato del perro, su deseo de operar de este modo, y es alto. Esto es para
decir que los instintos innatos que se encuentran activos en el modo de presa deben ser
considerados altos. También se puede observar que dentro de un modo en particular los
instintos son mayores que otros, un perro puede disfrutar persiguiendo un objeto y tener
un bajo potencial para poseerlo. Esta situación en particular muestra un perro que tiene una
posición modal desequilibrada. Esta situación es, por mucho,el resultado de factores
ambientales; el perro ha sido motivado para perseguir, pero no para poseer. Esto pudiera
ser intencional en muchos criadores de los perros de trabajo, los cuales temen incrementar
el potencial innato de dominio en el perro ( O´Farrell 1992), o pudiera ser sin intención ( el
perro ha sido expuesto a estímulos que lo animan a perseguir, pero que nunca tuvo la
oportunidad de capturar o poseer). Este refinamiento del potencial innato es lo que se
quiere decir cuando se habla de construir o despertar los instintos del perro. El
entrenamiento refina las reacciones del perro, su habilidad para utilizar los instintos
eficientemente; el perro utiliza sus poderes de percepción para afinar el
proceso, basado en previos aprendizajes.

Ejemplos de drives (instintos) contenidos en los modos (la lista esta incompleta):
SOCIAL PRESA DEFENSA
Sentido de unidad persecución Combatividad
Dominio Posesion Agresion
Independencia Aromatización Protección

En el caso dado anteriormente de un perro con intenso deseo de persecución pero pequeña
tendencia a la posesión, el perro que ha sido enseñado a poseer, expresa su refinamiento
suprimiendo el potencial innato. El perro que no tiene experiencia en posesión no
comprende que es lo que tiene que hacer, sin la experiencia previa que lo asista en el
proceso de percepción, se confunde y no se posesiona del objeto, el refinamiento es de
nuevo, la supresión del potencial innato. En términos prácticos estos estados de confusión
frecuentemente resulta en un perro que muestra estados de ansiedad por medio de
actividades interactivas, por ejemplo, saltando alrededor del manejador. Esto es una
actividad de desplazamiento, la motivación del perro de complacer es alta, pero no tiene
una salida por muy excitado que se sienta. Entrenadores experimentados ven estas
proyecciones como un signo de motivación y baja concentración. La motivación necesita ser
disminuida y la concentración del objetivo deseado incrementada.
El alto manejo puede ser muy deseable en el sentido del entrenamiento. Indicadores de alto
manejo son:

· Presa: recobro, búsqueda y posesividad, etc.


· Social: fuertemente sociable, ansiedad de separación, etc.
· Defensa: agresividad, reactividad a los estímulos de amenaza, protectivos.

Debería ser notorio que mientras la mayoría de las competencias de trabajo son ganadaspor
perros cuyos manejo puede ser descrito como extremo (y ese manejo es altamente
deseable en el nivel máximo del deporte y del trabajo canino), estos perros no son buenos
para la familia. Existe una línea delgada entre manejos extremos y conducta neurótica,
como tales, un perro de manejo extremo, que no tiene la forma de utilizar su potencial
innato, fácilmente se convierte en un neurótico. Los perros de manejo extremo tiene la
necesidad patológica de trabajar de esa forma, un fanático del recobro que ataca
físicamente una pared para obtener su juguete es un ejemplo. Este perro no será una buena
mascota y la mayoría de los criadores lo considerará de pobre temperamento. No es este el
caso del perro del alto manejo que necesita trabajar de esa forma, el entrenamiento puede
modificarlo, pero como perro es exactamente lo que se considera un buen candidato. Un
perro de detección debe operar en este nivel extremo o será menos efectivo. Este perro es
muy estable cuando se le da salida a sus necesidades innatas; de hecho, es un trabajador,
que es capaz del proceso de destreza mientras trabaja, mucho mas allá que aquellos de
manejo bajo. La conducta neurótica ocurrirá como un potencial innato ignorado y otros
factores del ambiente intentarán modificar la conducta animal causando que el perro
interne su necesidad de manifestarse en un modo particular. En el caso de manejos
(capacidades) caninos abolidos y que aparentemente no existían, pueden formarse y
externarse pero nunca alcanzarán su máximo potencial, como podría suceder en el cachorro
que se le motivó durante las etapas críticas o adecuadas. Podemos enseñar al perro a
“recuperar y recobrar” pero no podemos llevarlo hasta el extremo manejo, si no nació con
las aptitudes adecuadas(Scott and Fuller 1965 ). Esto se consigue, de nuevo a través del
refinamiento de la aplicación del perro en sus propios instintos. El perro maduro al que se le
enseña a demostrar su potencial innato es deseable, mientras aplique esta experiencia en la
utilización de los drives o instintos suprimidos, de una manera productiva. De nuevo, esto
se consigue mediante un proceso de percepción. Investigaciones han probado mas allá de
toda duda que estos instintos innatos son impactados durante los períodos de desarrollo y
se pierden para siempre cuando se trabaja con perros maduros. En tanto el perro ha
madurado y el desarrollo se ha completado, además de construir le proceso de percepción
hemos perdido la habilidad de aprovechar el potencial con el que nació.
La habilidad del manejador juega un papel importante, si es capaz de proveer apoyo al
perro de bajo manejo (pobres aptitudes) o al perro que tiene la motivación perdida, si
puede atraerlo hasta niveles mas altos que los que de manera potencial poseía. Estos
factores ambientales hace muy difícil describir los manejos (aptitudes o capacidades) con
cualquier grado de precisión y hace la evaluación mucho más complicada. Para las personas
con experiencia la diferencia es fácil de establecer mediante la observación de la interacción
del perro con el manejador. Este crecimiento del perro y la obtención del rendimiento por
encima de su potencial innato puede ser visto como una de las razones del porque muchos
perros que tienen buen desempeño en pruebas con un excelente manejador no producen
crías capaces de competir al mismo nivel. El potencial innato simplemente no existe.; es la
habilidad del manejador, lo que ha facilitado el desempeño del perro. Esto por supuesto no
es posible cultivarlo en la reproducción.
Los manejos (aptitudes) nunca deben ser vistos como aspectos negativos del perro, pero
definitivamente deben ser considerados cuando se elige uno. Mucha gente es incapaz de
manejar de manera exitosa un perro de manejo extremo sin una asistencia profesional
significativa. Esta debería ser la principal razón de porque el mundo de los criadores de
perros de trabajo, debería poner particular atención en el lugar en que van a ser colocados
sus camadas. En las manos equivocadas, sus campeones se convierten en una verdadera
molestia . en este ejemplo, la falta yace en los errores del manejador, no en el perro:
1. En ser incapaz de manejar al perro
2. En escoger un perro que rebase sus necesidades y habilidades.
Un perro versátil no necesariamente tiene que ser un perro de manejo extremo; de hecho,
el extremo manejo, si no es respaldado por una destreza excelente en el manejo y un
programa de entrenamiento equilibrado, repercutirá en contra del perro. Un perro
equilibrado y de alto manejo debería ser el objetivo de todos los criaderos, pero sobre todo
de los especializados en producir perros de trabajo en diferentes áreas. El estado de los
instintos que contiene el modo necesitan estar equilibrados para obtener un buen
rendimiento.
También es verdad que el grado de equilibrio estará relacionado a la actividad deseada. Con
un perro de rastreo queremos un modo de presa el cual será bien desarrollado, el perro esta
motivado a seguir un aroma y tienen excelentes habilidades para olfatearlos, las cuales han
sido refinadas mediante el entrenamiento. No queremos un perro, que tratará de
posesionarse de cualquier artículo dejado en la ruta de rastreo; requerimos que el perro
señale lo encontrado, pero no que lo tome. Este escenario claramente demuestra la
habilidad del perro para refinar su engranaje de instintos (drives) dentro de un modo para
afrontar la situación. El perro está en modo de presa y así se mantendrá durante todo el
rastreo, pero habrá aprendido que los objetos dejados atrás no son para que se posesione
de ellos, así que su deseo de retenerlos será temporalmente suprimido para facilitar el
rendimiento. El perro de rastreo también ha aprendido a concentrarse en un aroma
específico ; todos los demás aromas serán clasificados como secundarios, las influencias
ambientales diferentes a los aromas serán también suprimidas, tal como seria un conejo en
huida. Esto muestra claramente la habilidad para utilizar su proceso de percepción con el fin
de manipular su propio potencial innato y así conseguir el resultado deseado.
Esta situación no debe verse como aquella en la cual la creación de un perro desequilibrado
es deseable. Un perro especialista, al cual se le requiere que realice una sola función,
frecuentemente mostrará desequilibrio en sus instintos (drives) innatos, un perro
especialista en el rastreo cuya única función es olfatear será desequilibrado. Un perro que
aparte del rastreo al mas alto nivel, pero que también está involucrado en otras actividades
no será desquilibrado, sino que utiliza su proceso repercepción para suprimir la actividad de
ciertos drives (instintos) para conseguir un resultado. Los perros policías serían un ejemplo,
son requeridos para el rastreo, para el recobro de manera obediente si es ordenado, así
como para el trabajo de mordida. Todo lo que tendrá como mínimo, un grado de utilización
del modo de presa. Una persona que busca tener un perro versátil deberá considerar que el
perro será mejor por su potencial innato si estos drives (instintos) son llevados a un
equilibrio. Tal trabajo necesita ser desarrollado durante el período crecimiento del perro.
Esto es tratado de manera detallada en la sección tres. Fox (1978), también trata el tema de
que ciertos estímulos pueden impactar a mas de un solo drive y bajo esta teoría, mas de un
modo. Esto, para proveer futuras pruebas de la habilidad del perro para suprimir instintos
(drives ) innatos para obtener un resultado. Esto añade peso al concepto de que el
entrenamiento del perro necesita ser claramente comunicado y que la falla de un ejercicio
es frecuentemente el resultado de la ambigüedad de la habilidad del manejador, así el perro
no tendrá ninguna duda acerca del que se le está requiriendo.
Los drives (instintos) no son una fuerza mística indetectable que solo los buenos perros
tienen. Todos y cada uno de los perros nace con su equipo de instintos (drives), los cuales en
virtud de su genética tendrá ciertos valores para cada uno de ellos. Esta situación se hace
más complicada mientras el ambiente y el período de desarrollo impactan sobre el
refinamiento y aún prácticamente todo el potencial innato del individuo. El perro utiliza
este período y estos eventos en su vida adulta para refinar en un futuro, la reactividad de
este potencial innato. Perros de muy buen rendimiento son aquellos que han nacido con
drives bien desarrollados y enriquecidos, así como aquellos que han sido llevados a un
equilibrio mediante la estimulación ambiental. Además han aprendido por medio e la
experiencia a hacer el mejor uso posible de su potencial innato, con el refinamiento de su
proceso de percepción. Es así como el perro debe ser evaluado con respecto a sus instintosy
no al contrario, en un estado en que el perro sea controlado por sus mismos instintos. Con
tal punto de vista no es posible tener un conocimiento de la adaptabilidad del perro y la
fuerza de su proceso de percepción. Si esta situación fuera cierta (lo cual no es apoyado por
ninguna investigación hasta la fecha), la cría de perros versátiles sería razonablemente
simple, mientras se busquen líneas que posean y produzcan altos manejos (drives). La
historia nos enseña, además de los trabajos de investigación, que esto, simplemente no es
el caso.

¿Que es el umbral del modo?.

Es el nivel de estimulación innato de manejo requerido por el perro para responder de la


forma mas apropiada, en el mejor estado emocional, así como con la mejor reacción a la
situación en que se encuentra. Ese umbral o detonador siempre se autorregula. Como
entrenadores, no podemos forzar al perro de manera externa, a adoptar un umbral para
cubrir nuestras necesidades. Fox, en 1978, sugirió que el grado con el que los umbrales son
impactados (por ejemplo: elevados o disminuidos) es con la motivación. Esto esta apoyado
por esta teoría, pero podría sugerirse que tal motivación es una respuesta emocional, que
tiene un efecto directo en la actuación de los drives innatos del perro. Para ilustrar esto,
puede decirse que entre más alto el potencial innato de un individuo, más alta será la
respuesta motivadora para el efecto estimulador como podría ser un drive. El
acondicionamiento del perro para elevar su propio umbral es conseguido alentando al perro
a permanecer en el modo requerido y recompensándolo cuando lo ha hecho, esto es
cambiarlo a modo de presa y mantenerlo asídurante la cacería. La cacería es utilizada
frecuentemente, ya que es una forma fácilmente reconocible de refuerzo positivo, que
facilita el placer del manejador en las acciones del perro en una manera tal, que el perro la
llega a reconocer. A través del acondicionamiento por medio de la retención de la
recompensa adecuada, podemos enseñar al perro a regular su propio umbral para que
cubra nuestras necesidades.
Los diferentes ejercicios de entrenamiento canino, requieren diferentes umbrales: la
obediencia le exige al perro umbrales altos. Para la presa, como se ha visto es donde
eventualmente daremos recompensas. El perro será recompensado por elevar su umbral
para la presa y regresar al modo social para facilitar nuestro control. Esto trae a colación el
tema de que cuando se entrena con el perro de mas experiencia, lo recompensaremos por
los períodos prolongados de concentración en vez de recompensarlo por el ejercicio
realizado. Es importante notar que será por la capacidad del perro para concentrarse.
Cuando se discute que las recompensas alimenticias no deberían utilizarse en el
entrenamiento, es el mismo escenario que actualmente se encuentra en discusión: las
recompensas constantes no son deseables, sin embargo, probablemente sean preferibles en
el entrenamiento con comida.
El perro es usado para que alcance la recompensa, pero por acondicionamiento operativo, si
la recompensa es constantemente administrada, en todos y cada uno de los ejercicios, el
aprendizaje será problemático. La recompensa constante para la enseñanza inicial de algún
ejercicio y la recompensa intermitente después de realizarlo facilita el aprendizaje. Este
proceso al que nos referimos es para compensar la concentración no el acto. El perro debe
mantenerse concentrado en las exigencias del manejador o la tarea hasta que el manejador
indique otra cosa. Esto se consigue elevando los umbrales de los modos deseados hasta el
punto que después de una estimulación especifica es requerida para cambiar al umbral de
otro modo.
En el trabajo de olfateo se requiere un bajo umbral (queremos que el perro cambie a modo
de presa rápidamente), pero en obediencia queremos un umbral alto para mantener el
control durante el heeling (queremos que el perro se resisita a cambiar al modo de presa,
hasta que termine lo que se le ha pedido), en el trabajo de mordida requerimos un umbral
diferente para diferentes ejercicios, cuidar un objeto requiere umbrales mucho mas altos
(para que se resisita a hacer cualquier otra cosa). Todo esto es logrado mediante el uso del
modo del juego de presa como recompensa básica para el perro. Debe ser notado que
algunos perros tienen un instinto de presa muy bajo y este juego de presa no es
verdaderamente una conducta adecuada para este individuo. Las experiencias con este
sistema han probado que la actividad del juego sigue siendo una recompensa redituable la
cual aunque sea lenta para impactar el entrenamiento del perro sigue teniendo el mismo
efecto benéfico.

Los umbrales son activados o disparados a un nivel emocional del perro. Cada uno de los
tres modos tiene un estado emocional muy particular que el perro cambiará
inmediatamente por el modo más apropiado la situación en que se encuentre. Estos estado
emocionales y sus detonadores son :
Defensa: miedo
Social: seguridad
Presa: excitación
De particular importancia cuando aseguramos la integridad de esta información, es
comprender que gracias a la presa, durante el proceso de domesticación, hemos alterado al
perro de manera significativa a la de sus ancestros salvajes, alentando y selectivamente
criando individuos que conservan conductas infantiles durante toda su vida (Fogle 1990).
Esto ha impactado de manera significativael modo de presa; así, en vez de de la verdadera
respuesta emocional al hambre, un estado de excitación/juego es ahora el detonador . Esto
apoya las observaciones, en el sentido de que del juego de tipo social, sigue teniendo efecto
en perros con bajo insntinto de presa.
Esta alteración que sucede durante la domesticación es mas comprensible cuando una
persona se da cuenta que es por medio del juego, que los perros salvajes aprenden a cazar,
socializar y a defenderse. Estas conductas no son como alguna vez se pensó : totalmente
instintivas (Fox 1978). Entonces podríamos razonar que si hemos retenido el estado infantil
a una grado mas alto, en que el perro que no tiene necesidades reales de cazar su propia
comida, podría retener un detonador infantil para tal conducta de juego durante toda sus
vida. También es justo decir que esos perros con manejo extremo en el área de la presa
tenderán además, a responder a los detonadores más tradicionales. Esto puede traer mayor
grado de dificultad en controlarlos y es por esta razón que no pueden ser buenos candidatos
para mascotas familiares.
El control puede ser difícil para algunos propietarios debido a la falta de pericia para
coordinar el umbral social. Esto se debe a un buen número de factores incluyendo el
dominio del propietario, el estado tenso en que el perro se encuentra, la fuerza de los
instintos extremos del perro, etc. El control puede y será únicamente alcanzado si el perro
puede volver al modo social. Mucha gente dominante que tiene perros de alto manejo
fracasan en el área del control porque el perro tiene desequilibrios en sus instintos (drives)
y tiene umbrales demasiado bajos para su fuerte potencial innato. Los perros de caza
podrían ser ejemplos: su modo de presa es particularmente fuerte debido al alto grado del
potencial innato que este modo abarca. Ellos operan en este modo frecuentemente y
realmente disfrutan su trabajo. En este modo a los deseos del superior, no se les da la más
alta prioridad,como resultado el seguimiento activo de la cacería por medio del olfateo y la
vista es mucho mas relevante para el perro. A estas alturas, una vez que han encontrado la
huella de la presa, estos perros son muy difíciles de controlar, si es que se pueden controlar.

Si el perro es trabajado en estado de tensión, de manera frecuente, tal como el perro policía
o el perro de seguridad, deben ser enseñados a refinar el umbral de sus modos durante sus
etapas tempranas de la vida. Esto se consigue utilizando el proceso del juego. Esta es una
área de constante debate, la cual para la que el autor, no está garantizada. O´Farrel, en
1992, es muy específico acerca de no llevar al perro a estímulos intensos de presa y nunca
fomentar la agresión en la forma de posesión. Esto puede ser considerado como: estar
jugándo seguro y como resultado, gente que ha comprado intencionalmente o no, perros de
alto manejo empezará a tener problemas. Si el perro es de alto manejo y si el perro va a ser
trabajado frecuentemente en un estado de tensión, el refinamiento del detonador social
tiene que tener lugar cuando son jóvenes y libres de estrés. Esto se facilita con el juego.
Esta utilización del juego para refinar el cambio de vuelta al modo social para adquirir
control cuando el perro es joven, también invalida la necesidad de correctivos fuertes
cuando se hacen mayores y los someten a trabajo de mordida. También frecuentemente los
entrenadores pueden alegar que la construcción de instintos de defensa en el perro joven,
siempre intensificando los ejercicios de control,limitará el potencial del perro si se les
enseña demasiado jóvenes: no existen bases que apoyen esto. De hecho debería ser
considerado, que en vez desconocer la superioridad social del manejador, los perros
entrenados de esta manera únicamente están expresando evitación y como tal, pueden
mantener el modo de defensa, lo cual resulta en una situación potencialmente peligrosa. Si
el perro, cuando es jóven se somete juegos de jaloneos y guerra con su propietario,
tenemos la habilidad para cambiar al perro al modo social mucho más rápido en tanto
mantengamos el control del juego. Esta es la llave para el éxito mientras seamos capaces de
demostrar claramente que si el perro no está de humor para jugar de acuerdo a nuestras
reglas, este divertido juego se suspende. Uno de los secretos es no permitir al perro jugar
con el juguete de entrenamiento en ningún momento si el manejador no está presente y
activamente involucrado en el juego.
Si al perro se le da libre acceso al juguete, podría inventar sus propios juegos y entonces
empezar a excluir al manejador de su juego didáctico. Esto no quiere decir que el perro no
puede tener juguetes, pero el manejador no utilizará estos juguetes para jugar con el perro.
Un único y altamente deseado juguete es utilizado por el manejador en los momentos de
juego, esto es especial para el perro y con solo mirarlo sabrá que el manejador quiere jugar
con él. Si esto lo ponemos en términos humanos es como el niño que ve a su papá con una
caja de chocolates en la mano.... se convierte en una fuente de satisfacciones para el perro,
por lo que es muy difícil comprender porqué es costumbre evitar esta interacción positiva, o
tenerle miedo o menospreciada por algunos propietarios. La mejor respuesta es tener mejor
educación del propietario del perro, en el sentido de que estos juegos deben jugarse.

RESUMEN DE LA PARTE UNO:

Un modo es un estado emocional de la mente, el cual le da prioridad a la información


recibida a través de los sentidos. Esta prioritización es para asegurar que la única
información relativa a lo que se refiere al actual estado emocional se le da la mas grande
importancia y por lo tanto los drives innatos asociados con el estado emocional darán la
habilidad para reaccionar a dicha información. El perro puede cambiar de un modo a otro,
esto se consigue a través de la activación de umbrales, los cuales son descritos como el nivel
de estímulo externo requerido para cambiarlo a un modo determinado así como el
potencial innato intrínseco de dicho modo de determinado individuo. El umbral de
estimulación requerido para el cambio a un modo es gobernado por el mismo perro y tanto
el drive innato del perro como la motivación, pueden variar.
Es a través de esta manipulación del umbral que nosotros, como entrenadores conseguimos
la concentración prolongada y la rápida respuesta al control deseado. No podemos
programar el umbral el perro, debe ser enseñado, utilizando refuerzos positivos a que auto
regule varios umbrales para conseguir el equilibrio que deseamos para los variados
ejercicios que ha aprendido.
El potencial innato del perro puede ser y es afectado por las interacciones ambientales
tempranas, particularmente durante los períodos de 3 a 14 semanas. Cada esfuerzo debe
ser hecho como criadores, para proveer de un ambiente estimulante a los cachorros y así
desarrollar de manera integra el potencial innato. Los instintos o drives no utilizados, no se
desarrollaran si este ambiente de trabajo no reestablece de manera adecuada. Mientras
que la genética juega un papel muy importante en el potencial de cualquier perro, ahora
sabemos que sin la suficiente estimulación del ambiente, los criadores desperdiciaran su
tiempo tratando de improvisar versatilidad en sus perros.
Una de las mayores razones del porqué los propietarios de perros no son capaces de
mantener el control sobre sus perros se debe a que no son capaces de diferenciar en modo
en que se encuentra el perro operando y de la falta de habilidad para cambiar al perro al
modo social. La conducta y las reacciones durante el entrenamiento, le dan al manejador
evidencias del modo en que se encuentra trabando el perro. Las acciones y las conductas
también le dan al entrenador indicaciones acerca del nivel de un umbral en particular.
Mediante la interpretación de estas conductas y la implementación de la práctica de
entrenamiento, un manejador puede alcanzar un alto nivel de comunicación con el perro y
así facilitar un mejor ambiente en el cual la enseñanza puede ser lograda.
Los modos, drives y umbrales trabajan en conjunto como un mecanismo de supervivencia
para el perro, es un proceso muy natural, el cual tiene mucha similitud a las respuestas
emocionales humanas. Como tales también tienen la habilidad de expresarse por si mismos
en formas disfuncionales o con conductas de mala adaptación. Existe evidencia muy
significativa de que los perros están expuestos a muchos desórdenes emocionales humanos.
Por esta razón, todos los manejadores deberían buscar obtener un equilibrio en los drives
innatos de sus perros y refinar los umbrales de los diferentes modos, y poder asegurar que
los niveles correctos de estimulación cambiarán al modo más conveniente y el perro pueda
cumplir con lo que se le haya pedido hacer.
Se ha especulado, que esta inhabilidad de interpretar el estado emocional del perro es una
razón importante de porque mucha gente tiene dificultades para manejar perros cuando
intentan conseguir altos niveles de entrenamiento y es una causa significativa de disturbios
emocionales en los perros domésticos.
PARTE 2: DESCRIPCION OPERATIVA DE LOS MODOS

Introducción:

Esta sección trata lo que un modo es actualmente, y sus detonadores. Para implementar
esta teoría es vital que esta sección sea claramente comprendida: Como actúan los modos
para dar prioridad a la información, el conocimiento de cada modo y la habilidad para
determinar en que modo se encuentra el perro en un momento dado, para una
comunicación efectiva. Cada uno de los tres modos tiene su particular relevancia para el
proceso de aprendizaje canino. El modo de presa es el principal compensador y reductor del
estrés; el modo social es en el cual se tiene control del perro y el modo de defensa es en el
cual se encuentra representada toda la agresión que no es de origen psicótica. Una vez que
se tiene conocimiento de la información a que se le da mayor importancia en cada modo , la
aplicación práctica de la teoría es fácil. Debemos decir también que la información que
queremos que el perro aprenda debe ser presentada de la mejor manera posible.
Desafortunadamente muchos de los métodos antiguos de entrenamiento simplemente
consisten en decirla al perro qué es lo que tiene que hacer y posteriormente forzarlo a
adoptar la conducta que queremos. Este tipo de entrenamiento no considera las habilidades
cognoscitivas o la receptividad de la información que le impartimos al perro.
Avances en el proceso educativo humano deben verse como una prueba de que
necesitamos mantener al estudiante motivado e involucrado de manera amena en el
proceso de la educación. A ninguno de nosotros nos gusta aprender algo que consideramos
aburrido o irrelevante, un perro no es diferente. Así como a los niños, la base de la
educación canina se inicia durante el período de desarrollo. En los perros, por supuesto, tal
período es mucho más corto que el de su contraparte humana, lo cual es una razón por la
cual esta etapa vital de los perros es frecuentemente pasada por alto. Todos los
manejadores tienen que procurar involucrar a sus perros en el proceso de entrenamiento;
simplemente no es suficiente esperar que el perro sea un participante pasivo. Si el perro
puede ser entrenado utilizando métodos en donde es relegado al rol de un simple
observador pasivo , deberíamos preguntarnos que tan mejor podría haber sido si lo
hubiéramos motivado e involucrado de una manera más activa. Este simple proceso es
frecuentemente utilizado para justificar métodos, que durante el transcurso del tiempo han
demostrado ser menos efectivos. El ideal de entrenamiento debería ser el de obtener el
mejor rendimiento posible del perro, y no simplemente el criterio de que el perro pase
cierta prueba.
Como se discutió en la sección previa el refinamiento de los modos, drives y umbrales,
forman el marco para una comunicación efectiva entre el perro y el manejador. Para
implementar de manera integral el proceso de refinamiento, debemos comprender que
cada uno de los modos considera lo más relevante, y los estímulos permitirán al entrenador
manipular de manera efectiva el estado emocional del perro, para asegurar el mejor estado
de aprendizaje para que aprenda el ejercicio que se desea que realice. Esta sección abarcará
en detalle cada uno de los tres principales modos, con un extenso número de ejemplos
prácticos para alcanzar nuestro objetivo. Dicha información, como la sección anterior,
deberá ser aplicada durante la etapa de desarrollo para atrincherar de manera firme los
estímulos que como manejadores instigaremos para facilitar la activación del modo que
requerimos. Como se dijo, esta sección, junto con la anterior , debe ser bien comprendida
por cualquier manejador que intente implementar este sistema educacional.

El modo de presa.

En el modo de presa el perro dará mayor prioridad a los eventos relevantes para este modo,
como los movimientos rápidos hacia los lados, el deseo de persecución, etc. Debe ser
notado, de nuevo, que el modo no afecta la habilidad cognoscitiva del perro, en vez de esto,
le da prioridad a lo que está ocurriendo en el ambiente del perro con relación al modo en
que se encuentra. Un perro en modo de presa seguirá utilizando sus habilidades
cognoscitivas para pensar a su manera, durante situaciones problemáticas para alcanzar el
mejor resultado deseado. Por ejemplo, la elevación y el descenso del umbral o el detonador
de una conducta deseada. Un perro controlará de manera voluntaria su deseo de
persecución de un objeto de presa , hasta que este razonablemente seguro que las
oportunidades de que el éxito de la persecución sean relativamente altas. El fracaso en lo
anterior podría impactar la viabilidad de supervivencia para el individuo.
Este control interno es aprendido y se basa en las experiencias particulares del individuo en
cuestión. El ejemplo clásico de este modo en el estado salvaje, es el escape rápido de un
conejo para ocultarse, detonará la respuesta de persecución en el perro. En el
entrenamiento utilizamos un objeto, el cual tiramos a lo lejos para enseñar al perro el
ejercicio de cobro, ya sea durante el entrenamiento formal o en el juego. Este movimiento
rápido detona la respuesta emocional del perro , exactamente de la misma manera que lo
hace un conejo que huye.
Fox (1978), notó que los verdaderos modos de presa en el canino doméstico, tales como el
atrapar la presa, la capacidad de matar y la ingestión, tienen un componente de aprendizaje
significativo que frecuentemente, cuando se compara con los perros híbridos u otros
cánidos, los perros domésticos demuestran una tendencia a involucrarse en actividades de
juego con especies de presa. Fogle (1990), en sinnúmero de diferentes contextos
frecuentemente menciona conductas infantiles. Esto es antepuesto por ambos, tanto por
Fox, como por Fogle, que tales conductas infantiles pueden ser , en este sentido,
específicamente cultivadas durante el proceso de domesticación. Debe ser renombrado el
drive de presa? Y llamársele drive de juego? No, mientras muchas áreas que cubren los tres
modos pueden ser impactadas en el modo de presa, aún retienen la función primaria de ser
el modo en el cual se lleva a cabo la cacería. También es justo decir que los perros que
tienen drives desde el nivel alto al extremo , son usualmente muy efectivos en las
actividades naturales de cacería.
Scot y Fuller (1965), frecuentemente hacen mención de la importancia del juego en el
desarrollo psicológico del perro. Subsecuentes investigaciones, realizadas por muchos otros,
han confirmado esta parte importantísima del desarrollo del cachorro. Existen, como
siempre, muchos malos entendidos en cuanto a qué es un juego apropiado para el canino
doméstico, en el cual se pueda involucrar su propietario. O’ Farrel (1992), sugiere que los
juegos de jaloneo y luchas debe evitarse, sobre todo si se trata de un perro dominante. Esto
no es apoyado por esta teoría , mientras el juego sea controlado por el humano, esto en
efecto, causa que el perro cambie del modo de presa al modo social, lo cual es altamente
benéfico para el tratamiento de desórdenes dominantes en el perro. Rogerson (1998),
adoptó una postura, la cual es más consistente con esta teoría, como es el uso de la posición
social para obtener control del perro en estado de tensión. Fox (1978), sugiere que durante
el juego, el perro aprende sus limitaciones físicas y mentales y aquellas de con quien juega.
Esto es fundamental para la aplicación práctica de esta teoría. Durante el juego podemos
reforzar el dominio humano sobre el perro de una manera que no es estresante ni es
forzada. La Posición de O´Farrell, es comprensible si consideramos que la mayoría de los
manejadores tienen dificultad para mantener la consistencia en las reglas que les aplican a
los perros . esto es fácil de ver, si tomamos la información de Fox y reexaminamos la
posición de O’Farrell que, si un manejador no es consistente, un perro innatamente
dominante será capaz de obtener información acerca del humano, que podrá utilizar en un
futuro reto de dominio . La falta como siempre, no es el tipo de juego, sino la consistencia
de la aplicaciones de las reglas del mismo. Pero esto no detracta el hecho de que el uso del
juego y el refinamiento subsecuente del rendimiento de los cambios de modo, siguen
siendo la mejor manera de reforzar el dominio del manejador sobre el perro.
Especialmente , hablando del perro dominante, debe ser recalcado que la corrección por un
comportamiento de juego indeseado debe ser reconvenida por parte del socio humano de
juego , ya que él es el que controla el juego. El juego/presa es la única alternativa en la que
se puede utilizar la fuerza de manera fácil y consistente para dominar al perro y así tratar el
problema de el perro dominante. Esto es tratado de manera más amplia en otra área de
esta misma sección de la teoría. O´Farrell no menciona una alternativa práctica en su
trabajo; pero sugiere que ignorar al perro debería ser método de elección para corregir
comportamientos indeseados. Simplemente esto no es práctico en la mayoría de las
situaciones con las que nos encontramos durante el entrenamiento canino. De hecho se
puede sugerir que tal actitud, si es que tiene alguna aplicación, va en detrimento de la
duración del comportamiento social y si se abusa de ella puede fomentar una actitud mas
independiente en el perro dominante. La manera más efectiva es terminar el juego y dejar
al perro solo para que considere lo que ha pasado. Esto utiliza el tratamiento de ignorar al
perro que sugiere O’Farrell , pero no es tanto que el manejador ignore al perro, que en la
practica es benéfico, además es la habilidad del manejador para terminar el juego, lo cual es
una verdadera demostración de dominio. Si esto es aplicado de manera constante frenará el
comportamiento deseado y elevará el estatus social del humano involucrado. Esto se
consigue sin la aplicación de ninguna presión sobre el perro; es su decisión: jugará bajo las
reglas del juego o su superior social no se involucrará en actividades de juego con él. La
diferencia de esta actitud y la sugerida por O’Farrell pudiera ser sutil. Según la O´Farrell , se
requiere que el perro adopte una espera pasiva y espere que su propietario lo invite a jugar
según nuestra teoría el perro puede escoger , pero no romper las reglas del juego, las cuales
han sido impuestas por su superior dominante, el perro utilizará su propias habilidades
cognoscitivas para decidirse a obedecer y a reconocer la superioridad social del manejador.
Esto no quiere decir que el perro opera en dos modos de manera simultanea. No es así, el
juego es llevado a cabo en modo de presa y el perro es cambiado de modo de presa a modo
social para ser corregido. Cuando el propietario impone reglas desde una posición de
dominio, el umbral para modo social del perro es activado.
Termina el juego y se inicia el control. Esto se refiere , de nuevo, al refinamiento de las
habilidades del perro para cambiar de modo , tal como se describió en el capítulo anterior.
Como se dijo, el perro puede cambiar a un modo y volver al modo previo de manera muy
rápida y lo hace durante el curso natural de los eventos. Finalmente acerca de este punto
Fox (1978), estableció que es mediante los comportamientos de juego que se aprende la
conducta social, por lo menos en buena parte, tanto en los perros salvajes , como en los
domésticos. Tal investigación provee un argumento muy fuerte: es mediante la estilización
y el control de los juegos que llevamos a cabo con nuestro perros en desarrollo que
alcanzamos las bases para el control de estos mismos perros. Esto imita claramente las
conductas naturales de otros grupos salvajes de canidos y como tal es fácilmente aplicada y
mucho mejor comprendida, en cuanto a conseguir un dominio social sin el uso de la fuerza.
De mayor importancia en las conductas de juego para lidiar con problemas de
comportamiento, es la pérdida de control por parte del propietario en alguna otra área, la
cual no involucra de manera directa un reto. Acciones como mantenerlo con la orden de
“off”, mientras el perro corre alejándose con el juguete sin entregarlo al manejador, tiene
mucho mayor significado para el perro al explorar las debilidades de su compañero humano
de juego. Si el perro presenta dicho comportamiento , será necesario traerlo de vuelta al
modo social , el cual será difícil que lo adopte, sobre todo si se encuentra en libertad,
debido a las mismas reglas del juego. El correctivo deberá ser el mismo: si el perro no quiere
jugar bajo las reglas de su superior , entonces el juego se detiene., pero solo hasta que el
juguete se le haya retirado al perro. Un perro que es instigador del juego, es mucho más
propenso a intentar conductas dominantes. O’Farrell (1992), reconoció este punto en su
trabajo. Si tal situación se empareja con una desmotivación a jugar cuando el socio humano
obtiene algo, como la demostración fehaciente de la estructura dominante , esto será a
favor del perro. Esta claramente demostrado que un desequilibrio en la forma en que el
perro ha sido manejado en un trabajo social serio recompensado con un una recompensa de
juego por su rendimiento exitoso es una excelente, comprensible y relevante solución,
proveyendo estos tipos de juegos , el manejador podrá mantener al perro dentro de los
límites sociales inferiores.
En el modo de presa, el perro le dará relevancia a los estímulos ambientales basándose en
la información que lo está estimulando para permanecer en este modo innato y en el grado
de desarrollo de dichos drives. Los estímulos de presa siempre terminarán en actividad, ya
sean aromas atractivos que lo impulsa a investigar en un área de búsqueda, los
movimientos rápidos de un lado a otro, los juegos de bienvenida que mantiene con un igual
o superior social. Todos los detonadores de este modo se refieren a actividad, generalmente
a un alto nivel, y a una actividad de excitación. Esto puede resultar en una situación difícil
para el manejador para obtener el control de nuevo, dando así la evidencia, a la necesidad
de establecer un umbral social bajo cuando se mantiene al perro en el modo de presa.
Frecuentemente los manejadores mencionarán que cuando sus perros ven un gato o un
conejo, no los escuchan. Esta imagen es igualmente vista en perros que tienen un alto nivel
de entrenamiento en obediencia. No es una reacción de desobediencia de parte del perro,
tampoco una falla del perro al reconocer los deseos de su superior social. Si el refinamiento
del umbral para el modo social ha sido debidamente administrado, entonces el perro
entenderá , y aun mas importante obedecerá las instrucciones que se le den. En términos
humanos, tenemos un ejemplo muy claro. Trate de platicar con una persona que este
realmente enfrascada en alguna actividad, como viendo la final de un juego, en el que
participa de manera activa. En la mayoría de los casos, lo que usted le diga, no será
comprendido o no siquiera escuchado. Esto no quiere decir que esta persona, que podría
ser su hijo o un subordinado de trabajo, falla al reconocer su superioridad. En ese momento
específico su cerebro se encuentra concentrado en un estimulo ambiental bien establecido
y lo que usted tenga que decir, especialmente si no tiene relación con la actividad en que se
encuentra concentrada la otra persona, simplemente no se le dará la suficiente prioridad
como para impactar su actividad actual.
Para un perro, el juego de presa es mucho mas atractivo que cualquier otro estímulo
ambiental. Como resultado, los perros que tienen un alto potencial en este modo,
frecuentemente tendrán umbrales muy bajos para el modo de presa y umbrales muy altos
para otros modos. El perro necesita ser traído hacia un balance y esto se consigue mediante
el juego de presa correcto, cambiando al perro al modo social frecuentemente para que
demuestre sumisión, de tal manera que el juego puede continuar.
Si miramos hacia los métodos de entrenamiento utilizados para enseñar al perro la orden
de “off” durante el ataque , en los programas de ring frances, podremos ver de manera clara
el poder que la recompensa de presa puede ofrecer. En el ejercicio mencionado el perro es
puesto en modo de presa para que efectúe la persecución. Es divertido y el perro lo hace de
manera rápida, mientras el perro se acerca al hombre de ataque, el perro cambia a modo de
defensa para llevar a cabo la agresión necesaria. A la distancia, la cual la adquiere en
segundos, el perro debe cambiar a modo social para obedecer el llamado sin haber tocado
al hombre de ataque para nada. Esta distancia frecuentemente es de 2 metros. A esta
distancia y con la rapidez en que se traslada el perro, ya tendrá el hocico abierto para dar la
primer mordida. Las reglas para el ring Francés son muy específicas, el perro debe regresar
al manejador a la misma velocidad con la que iba a atacar.
Este sistema de recompensa altamente benéfica, puede ser puesto en práctica en muchas
mas circunstancias aún cuando sean de mucha menor demanda. Al perro obediente se le
puede enseñar que su recompensa por su alta concentración en una actividad aburrida y
mundana requerida sobre todo para la adquisición de premios en obediencia, será el juego,
tan pronto como cada uno de los ejercicios especificados se den por terminados.
Cuando las pruebas de obediencia son observadas, frecuentemente se puede observar
perros, tan sobre entrenados, que sus reacciones son robóticas. Estos pobres perros han
hecho y re hecho sus ejercicios una y otra vez, recibiendo como suficiente recompensa
únicamente la acostumbrada palmadita en la cabeza. De hecho, para la mayoría de estos
perros este es el fin de la sesión, lo cual es la recompensa real. Cada vez vemos más y más
perros dispuestos a trabajar, brillantes que participan en competencias de alto nivel, con
signos de mayor placer en su actividad. Todos estos perros tienen una cosa muy importante
en común, cuando completan un ejercicio bajo la dirección de los jueces, el perro está
activamente motivado para jugar con su propietario. El propietario no solo tiene un perro
mas atento y con mucho mayor respuesta, que por cierto está utilizando su propio cerebro
para realizar los deseos del manejador, sino que también se convierte en un pasatiempo
muy agradable para ambos. Esto incrementa el comportamiento social, reduce el estrés en
ambos participantes y facilita la clase de relación que un verdadero propietario quiere con
su perro. Es difícil de comprender porqué aparte de la verdadero habito de convivencia,
siguen utilizándose otras forma menos efectivas de reforzamiento.
El pastoreo canino es otro ejemplo de trabajo de presa de alto nivel. Aquí los drives de los
perros han sido específicamente seleccionados, sin incluir la conducta de caza, es una
verdadera proeza en si misma, pero ver el nivel de control de un manejador (de alto nivel
también) que tiene sobre un perro a grandes distancias de donde se encuentra,
frecuentemente al otros lado de la manada. De nuevo, el perro en esta instancia se
encuentra operando en modo de presa , pero sigue manteniendo un umbral social bajo para
facilitar las ordenes de su superior social. Esto tendrá que ser así para coordinar al grupo de
caza con nuestros perros. No solo se espera que estos perros escuchen todos los comandos
que se sus manejadores les dan, sino que tendrían que obedecerlos al instante , pero
deberán utilizar su propio criterio y trabajar con su propia iniciativa.
El pastoreo se ha vuelto un evento popular dentro de la comunidad de las exhibiciones
caninas y los miembros de los criaderos deberán promoverlo. Las situaciones de trabajo
canino, en las cuales el uso de la fuerza es contraproducente, deberían fomentarse a
cualquier costo, ya que de esto se benefician a todos los manejadores. Usualmente solo es
verdadero el comportamiento de presa tal como la búsqueda, el rastreo, el pastoreo y todas
las clases de exhibición de este tipo, en donde el manejador no puede utilizar la fuerza para
obtener un determinado rendimiento. Obediencia, agilidad y los ejercicios de protección de
bajo nivel, pueden ser enseñados mediante el uso de la fuerza, pero si se utiliza en el campo
del modo de presa mencionados, se puede garantizar que no obtendrá un buen puntaje
para pasar la prueba.
Porque? Esta teoría antepone la proposición de que si el perro es corregido de manera
consistente con el uso de la fuerza o amenazas, será imposible para el perro mantenerse en
modo de presa . como se dijo, un perro no puede estar un dos modos a la vez en ningún
momento, de tal manera que si el perro está en constante estrés o ansiedad en materia de
su seguridad dentro del grupo, entonces se mantendrá en modo social. Las actividades
requeridas para obtener un objetivo claramente relacionado con que el perro ejercite su
propia iniciativa y procesamiento de información de su ambiente, se relacionan con el
objetivo que se la ha solicitado. Esto no se consigue si el estado emocional del perro le da
prioridad a la información de su superior social, con el fin de tratar de manera infructuosa
de no meterse en problemas. Pronto la prioridad del perro serán seguridad / grupo,
orientando la información relevante a las acciones de presa que se le han solicitado, en las
cuales debería estar ocupado y que actualmente se le están dando una prioridad menor.

El Modo Social

El modo social es el modo más común en el que el perro operará. En este modo el énfasis se
hace en el grupo al que pertenece el perro. Los perros tienen una necesidad innata a
pertenecer a un grupo, la domesticación no ha alterado este requerimiento, sino que ha
incorporado a los humanos en lo que los perro ven como manada. Freedman, King y Elliot
1961;y Scott y Fuller 1965,, demostraron que si el contacto humano es una parte del
ambiente de los cachorros desde la primer a la doceava o catorceava semana de su vida ,
interactuará socialmente con los humanos. Estudios posteriores de Woolpy 1968, Fox 1971,
1978 and Dehasse 1997 , apoyaron este concepto y añadieron que el contacto continuo es
necesario para mantener este comportamiento. Appleby (1977) antepuso la suposición de
que los criadores aún no se preocupan del daño que hacen al poner en el mercado de
mascotas, a cachorros mayores que no han tenido suficiente interacción social en un
ambiente con estímulos adecuados. Ciertamente esto parece ser el caso, a pesar de todos
los artículos publicados acerca del tema. O’Farrell (1992), sugiere que aunque el concepto
de que la interrelación de los perros es similar a la de los humanos, es muy diferente seguir
permitiendo que ocurra por malos entendidos.
Este punto en particular es uno de los que esta teoría espera señalar.
Los comentarios de Appleby (1997), acerca de la necesidad de socializar y habituar al
cachorro a varios estímulos ambientales son vitales para una verdadera y exitosa relación
con un perro. Sus trabajos le dieron peso a las posturas de investigaciones posteriores. Es
pertinente mencionar es en esta sección, aunque será posteriormente discutido en detalle.
Así como el drive de presa es impactado durante las primeras semanas de un cachorro,
también lo es el drive social. Si el perro no es expuesto a los estímulos de un ambiente
adecuado cuando es jóven los compradores del cachorro estará enfrentando un combate
que muy pocos son capaces de ganar sin la asistencia profesional. Uno de los problemas
frecuentemente encontrados es que mientras el cachorro ha recibido la apropiada
estimulación social (por ejemplo, ha estado suficiente tiempo con gente en sus semanas de
formación ) no ha sido así para una ampklia variedad de estímulos con los que tendrá que
lidiar en el mundo humano. Debe recordarse, viendo los trabajos de Mech 1970, Fox 1971 y
Zimen 1981, que esta desconfianza de los factores ambientales previamente desconocidos
es un instinto de súper vivencia de los cánidos no domesticados , que se mantiene presente
de alguna manera en nuestras especies domesticadas.
La desensibilización sistemática como se dijo anteriormente, por Appleby (1997) , es la
mejor forma de sobrellevar este rasgo genético.
Todo el control ejercido por el manejador es realizado en modo social. El control se define,
para los propósitos de esta teoría como la habilidad para cambiar la acción ambiental del
perro a través del reconocimiento de la dirección de un superior social dentro de su grupo.
Dicho control es llevado a cabo por el manejador actuando como superior social dentro del
grupo del perro y exigiéndole una respuesta de subordinado. el manejador alcanza el
cumplimiento de dicha exigencia mediante la aceptación por parte del perro como superior
social. El grupo canino es una herencia canina, no un sistema autocrático. Lockwood (1979),
en estudios sobre lobos , demostró que dentro del funcionamiento del grupo, en una
manera menos estricta, diferentes animales asumen la posición líder, dependiendo de las
actividades de la manada, esta posición es idéntica a l referida por Fox (1978), en donde las
mismas acciones fueron observadas; esto deberá reflejarse en el rol de los perros policías,
los cuales, de vez en vez toman el liderazgo o el rol dominante, en diferentes circunstancias.
Si el perro fracasa al tomar la posición de líder dominante, requerirá de un comando para
que defienda al manejador o para efectuar un arresto sin comando. No puede decirse que
dicho perro es territorial ya que el perro frecuentemente se encontrará en un terreno que
no le es familiar, así mismo se encontrará trabajando a distancias razonables de su líder. De
dicho ejemplo, podemos deducir que los caninos domesticos tienen un concepto de la
manada similar a sus ancestros salvajes. Esto puede ser un factor significativo, para explicar
como es que tantos perros propiedad de gente que siente la necesidad de controlar cada
faceta de sus vidas, se encuentra frecuentemente con la necesidad de terapias de
conductas.
Vale la pena tratar con mas detalle este punto: un perro, tal como un niño, necesita
cometer errores para aprender. La manera en que es corregirlo por su superior tiene un
efecto profundo sobre su motivación para el aprendizaje, así como en la relación con su
superior social y aún con sus iguales. Se han encontrado muchos estilos de lideres en las
investigaciones de cánidos salvajes y se ha probado que el estilo de cada líder (incluyendo la
disciplina), es constantemente aplicado y la mayoría de los perros equilibrados se
adaptarán.
Esto le da a esta teoría la explicación de porque algunos perros que son propiedad de gente
abusona, mantienen una lealtad total hacia ellos. Sin embargo, esto no es visto como la
mejor alternativa, pero esto da luz al efecto emocional tan dramático que la falta de
constancia tiene en los perros. Todo el concepto de estilos de liderazgo y correctivos se
discute de manera mas amplia en la siguiente parte de esta teoría. Para considerar la
materia social, tenemos que adquirir dominio. El potencial de dominio de un individuo tiene
por lo menos, un origen genético, Scott and Fuller 1965, Fox 1971,1978. Los factores
ambientales impactan esta predisposición innata, Fox (1978) notó que muchos cachorros
aislados, carecen de habilidades de comunicación para interactuar de manera exitosa con
otros de la misma especie y de la misma edad, y que dicha interacción frecuentemente
terminaba en agresiones. Esto es, por mucho, la misma situación en la que los humanos y
los perros desarrollan dificultades en su relación de ínter especies (incapacidad para
comunicarse). Esto apoya el punto de vista de esta teoría: para poder educar un cánido,
este deberá tener fuertes bases en el juego (vea la sección de modo de presa). Si la
comunicación no es clara, tanto en humanos como en perros se quedan con la percepción
únicamente de la intención de la otra parte. Vale la pena notar que la percepción es, para la
parte que la percibe: real. Dentro de este marco teórico la percepción del individuo afectara
su posición emocional y como resultado el modo emocional en que se encuentra. Si la
percepción del perro es que esta bajo amenaza o agresión, la evitación será la respuesta
más segura. Esto es idéntico a las reacciones encontrada por Fox en sus investigaciones
sobre el perro y otros cánidos dejados en aislamiento y que luego se les facilitó las
interacciones sociales.
La necesidad innata de seguridad de su posición dentro del grupo es el detonador
emocional para este modo. Un manejador lo consigue ejerciendo control de una manera no
forzada, lo cual, según la percepción del perro: el fracaso para cumplir puede desestabilizar
su posición y aun su permanencia en el grupo. Sin embargo, esto no se hace como amenaza;
simplemente es un hecho en la vida y así es como debe ser visto. Una amenaza es provocar
temor basándose en una reacción de defensa, esto debe evitarse en todos los perros , sobre
todo en aquellos que poseen una personalidad dominante innata. Para un perro con una
presencia altamente dominante es todo lo que se requiere. La mayoría de la gente cree que
el ser dominante incluye un grado significativo de ruido y fuerza, este no es el caso y de
hecho es , a lo mucho una reacción negativa.
O’Farrell (1992), apunta de manera muy especifica el poder que otorga la falta de contacto.
Para el perro esto es una de las cosas más dolorosas emocionalmente hablando, que puede
experimentar. En términos humanos es difícil definir un ejemplo, un cónyuge o un familiar
al que únicamente podemos llegar hasta su frío hombro. Para el perro, es mucho mayor el
efecto que siente, aunque no contiene el resentimiento que nosotros podemos sentir, si el
ejemplo se aplicara a nosotros. Evitar el contacto es insuficiente para establecer o mantener
el control.
Mientras que el uso del destierro como correctivo se ha discutido en detalle en la siguiente
sección es relevante discutir en esta como afecta al perro emocionalmente. Cuando el
destierro es llevado acabo de manera correcta y sin malicia por parte del manejador. La
regla es simple: si no trabajas bajo mis reglas, entonces no quiero estar cerca de ti. Esto
impacta de manera directa le modo social del perro. Su posición en el grupo se pone en
duda mientras continúe en es grupo. Si el manejador añade agresión para la remoción del
perro, entonces habrá una reacción de evitación social o de defensa, esto deberá evitarse.
Lo ideal es remover al perro tan pronto como rehúse de manera constante a aceptar la
posición social del manejador. Esto como se ha dicho se hace sin agresión y sin interacción
con el perro. Lo que mas tiene éxito es colocar al perro con el control de la correa sin que
usted le hable. Entonces será transportado al lugar de detención sin ningún comentario
verbal y se le deja allí. En el caso de que se repitan las faltas , entonces al perro se le da mas
tiempo de aislamiento. Tenga en mente que el aislamiento con otros perros no es
aislamiento, el perro debe ser privado de todo contacto social y la duración del
confinamiento deberá prolongarse dependiendo del perro. Por ejemplo los perros de
temperamento más violento o de naturaleza más dominante requieren de períodos de
aislamiento mas prolongados. La edad, por supuesto es un factor importante; en cachorro
jóven solamente requerirá de una hora o 2 para obtener el mismo resultado que con un
adulto, que es aislado por 24 horas. Observe que el perro manifieste signos de haber
aprendido que hizo algo mal y luego libérelo con una felicitación o con un juego social.
Cuando esto se establece a una edad temprana de la vida del cachorro, el perro aprende
que a una corrección verbal continua le sigue el destierro. Esto se consigue de una menara
rápida en la mente del cachorro ya que a esta edad, necesita al grupo para que lo provea de
protección. Como el impacto del destierro es profundo y debe monitorearse de manera
cuidadosa. El manejador deberá considerar que si el perro no comprende qué es lo que se le
está pidiendo que haga , entonces por supuesto, deberá existir la corrección adecuada, pero
en este caso el destierro tendrá un efecto negativo. No puedes castigar un perro
especialmente con un método que emocionalmente lo hace considerar que su habilidad
para mantenerse en el grupo esta en duda, cuando se trata simplemente de un caso de falta
de aprendizaje. El destierro es mejor, cuando es utilizado únicamente cuando el ejercicio
que se desea es conocido y comprendido por el perro y no cuando se le está enseñando uno
nuevo.
Trabajando los detonadores de control de la mano de los detonadores de defensa se
obtiene un perro mejor equilibrado y todo el sistema se desarrolla para responder
instantáneamente a la superioridad social del entrenador. Este trabajo deber iniciarse
durante la etapa de socialización cuando el cachorro es muy jóven y continuarlo hasta la
etapa juvenil. Intentar refinar los detonadores emocionales en perros mayores puede ser
exitoso pero carecerán de las respuesta instantánea de aquellos que fueron trabajados en
etapas mas jóvenes. La filosofía básica es que mientras el grado de estado de tensión se
incrementa surge la necesidad del detonador de control para ser capaces de de regresar al
perro inmediatamente al modo social. Jugando es como se consigue. Es en el modo de presa
en donde refinamos el detonador del modo social del perro. En este modo podemos
conseguir altos niveles de despertares que el perro encuentra muy placenteros y que no son
peligrosos para nosotros u otros y le enseña al perro claramente que solo cuando responde
a las exigencias del superior social se le permitirá continuar el juego. Si el perro es destinado
para el trabajo defensivo , una vez que el control ha sido establecido en modo de presa es
fácilmente transferido al detonador de defensa/social. Este se reforzará posteriormente
regresando de manera inmediata al de presa para facilitar el refuerzo positivo.
El establecimiento y mantenimiento de la conducta social por el manejador es lo mas
importante en el programa de educación canina. La estructura social forma la base de todo
control ejercido sobre el perro, nunca se hará suficiente hincapié en lo importante que es
que los criadores aseguren esta estructura quede bien establecida antes de que el cachorro
sea vendido y que a los nuevos propietarios se le otorgue suficiente información de cómo
acrecentar esta estructura. (vea la parte 3).

Modo de Defensa

El modo de defensa es siempre el responsable de la agresión ( a menos que tal agresión sea
de naturaleza psicótica). Todas las formas de agresión son provocadas por el temor a algo;
este temor no necesita ser directamente atribuido a una agresión personal. El miedo puede
ser sentido si la posición del perro dentro del grupo se ve amenazado, si algún miembro del
grupo esta siendo amenazado o el territorio del grupo es amenazado, etc. El miedo es una
palabra negra en el mundo canino, debe ser bien recalcado que el miedo no necesariamente
es producido por la seguridad personal del perro. También, cuando se trata de un desorden
agresivo, el tratamiento deberá tomarse en cuenta la definición de miedo que se le dará al
criador , si esta consideración no es hecha será muy difícil obtener el interés de de los
criadores en el tratamiento. O’Farrell (1992), plantea este punto y otros cuando se discute la
participación de los clientes con sus perros. Un perro dominante , por ejemplo, cambiara de
modo social al de defensa en cualquier momento en que su posición dentro del grupo se
encuentre amenazada, ya que se trata del temor a la perdida de su posición. Las
consideraciones del cliente acerca del miedo por otro lado: si el perro está demostrando
una agresión inapropiada, la cual no es psicótica, la causa de tal agresión será una respuesta
basada en miedo.
Es interesante notar que casi todas las formas de agresiones no psicóticas observadas en las
investigaciones caninas derivan en el cambio del modo social al modo de defensa. La
excepción sigue siendo la agresión depredadora requerida para la adquisición de comida,
aun aquí , el miedo continúa siendo un elemento ya que el perro teme no ser capaz de
comer. También puede ser argüido que la preocupación social del grupo juega un papel
también, pero esto queda no muy claro. Con esto en mente viene a colación la práctica del
trabajo de mordida con una base de presa como una modelo ideal de educación en esta
actividad. Esta posición es apoyada por una investigación que demostró que mientras las
conductas de presa y agresión tienen distintos y separados motivadores, ciertas variables
pueden afectar a ambos modos de igual manera o por lo menos en una dirección similar.
Seguramente utilizando el modo social, el perro lo relacionará mejor y dará una respuesta
agresiva incrementada y así utilizar el nivel de control sobre el perro durante los ejercicios
de “off”. De esta manera , la confusión mencionada por Fox puede ser evitada e improvisar
los aspectos de seguridad.
Fogle 1990, O'Farrell 1992, y otros, frecuentemente declararon que una agresión
inapropiada es la razón mas común que un perro sea traído al especialista para terapia de
comportamiento. Es interesante notar que una respuesta desproporcionada no se aprecia
en los estudios de cánidos salvajes. Mech 1970, Fox 1971, Lockwood 1979 y Zimen (1981),
todos hacen considerables referencias a los comportamientos agresivos en lobos tanto en
situaciones sociales como de defensa. La ausencia de tal conducta con alguien cerca , en
cualquier parte en cánidos salvajes podría sugerir tanto una predisposición innata, como un
mecanismo de defensa freudiano. Esta teoría considera que se trata de un mecanismo de
defensa , que es mas frecuente detonando en perros que tienen un potencial innato muy
alto. La posición de Freud es que tal conducta es reaccionaria y diseñada para aliviar la
ansiedad. Esto podría corresponder a la posición de Fox (1978), acerca del conflicto interno
de los cánidos mencionado anteriormente. Aún no hay trabajos que puedan tratar este
aspecto. Lorernz (1966) y Fogle (1990) señalan la agresión y la sobre reacción como iguales,
pero aún fracasan al considerarlas dentro de un marco Froidiano. O´Farrell (1992) aborda el
tema en gran detalle también pero falla al considerar el proceso como una acción para
reducir la ansiedad. Se ha postulado aquí que tal incapacidad para considerar el modelo
froidiano es al menos, parcialmente responsable de una razonable y pobre prognosis del
tratamiento de dicho desorden.
Para considerar el modelo Froidiano en el sentido canino, tenemos que aceptar que todas
las agresiones (no psicóticas) son motivada por miedo. El temor , mientras es una emoción
tanto normal como saludable , también incrementa los niveles de ansiedad. Siendo
responsable del buen funcionamiento del grupo es muy estresante.
Si a esto le añadimos la falta de constancia del liderazgo del manejador, los niveles de
ansiedad se incrementarán en el perro. Esto quiere decir que un perro que es forzado a
tomar el liderazgo en un situación determinada percibirá defectos en el manejador humano
y si en otras ocasiones es forzado a tomar la posición de subordinado , sufrirá de conflictos
internos significativos. De manera superficial esto pudiera parecer corresponder con las
observaciones de Lockwood (1979) en lobos. Pero no es el caso. Las transiciones fluidas que
muestran los lobos están basadas en beneficios mutuos. La situaciones en una relación
canina / humana no es de mutuo consentimiento sino de un liderazgo defectuoso llevado a
cabo por el humano. Esta situación fuerza al perro a aceptar la responsabilidad para
sobrevivir, pero desde el punto de vista canino está bajo amenaza. La diferencia implicada
aquí, es que una es por consentimiento , comparada con la otra que es forzada por la
necesidad de súper vivencia.
Como se estableció anteriormente, una agresión de dominio deberá ser vista como una
reacción de temor. El perro se encuentra temeroso por la seguridad y funcionalidad de la
manada. Si el perro ha adquirido la posición dominante , también temerá por la pérdida de
su posición social. También se encontrará temeroso de los métodos correctivos utilizados
por su propietario , así como temeroso de tomar la responsabilidad del grupo. Todo esto se
combina para crear un conflicto en el perro como lo señala fox (1978). Si este desorden es
tratado de manera primaria, incrementando el nivel de dominio humano, en algunos casos
se podrán solucionar, pero las recaídas son frecuentes. Esta falta de constancia se refleja en
los trabajos publicados de O ´Farrell (1992), Campbell (1975) y Fogle (1990).

Los tratamientos exitosos , únicamente se obtienen cuando el humano involucrado en la


vida del perro es capaz de liberar al perro de la ansiedad de una manera más productiva o
educando al perro con métodos que alivien la ansiedad, lo cual es mas aceptable
socialmente hablando. Para conseguir esto, el propietario necesita comprender sus propios
obligaciones como líder del grupo. El propietario deberá ejercitar un mayor grado de
liderazgo constante; la comunicación entre él y el perro deberá ser mejorada y enfatizada,
un relativo y razonable correctivo debe ser implementado y al perro deberá enseñársele
cuales son sus responsabilidades actuales en relación al grupo. La experiencia con esta
teoría , ha demostrado que los propietarios bien capacitados pueden mantener resultados
permanentes en cada caso. En las etapas iniciales los propietarios deben asegurarse de no
colocarse en situaciones ambientales en donde su control podría verse debilitado, pero una
vez que las posiciones sociales han sido firmemente establecidas los eventos de la vida
normal no tienen impacto en la permanencia de la terapia.
También es necesario hacer notar el significado de cual tratamiento de desensibilización se
ha subestimado. Los perros que temen los estímulos ambientales son beneficiados por la
desensibilización (Appleby, 1998). El problema más común asociado con esto, es el grado de
ansiedad que el perro sufre durante la desensibilización. Si el perro es altamente ansioso al
momento de este proceso no tendrá efecto benéficos y se incrementarán las conductas
defensivas. Un ejemplo sería el perro que teme al gentío, si el perro es forzado
constantemente a enfrentar situación de conglomerados su miedo a estas situaciones se
incrementará, ya que no existe una salida real para la ansiedad. Existe además una
posibilidad definitiva de que la relación social entre el perro y el manejador se deteriore
durante este proceso.
Un perro que se encuentra bajo la influencia del miedo, tiene que ser aliviado de este temor
hasta un grado tal en donde el funcionamiento cognoscitivo no sea bloqueado, de tal
manera que pueda desarrollar un significado más racional al bajar su ansiedad. Los
manejadores frecuentemente refuerzan la conducta de evitación durante la
desensibilización. (Fogel 1990, O'Farrell 1992). Cuando el perro muestra una respuesta de
evitación disfuncional, el error más común del manejador, es tratar de calmar y tranquilizar
al perro. Esto nunca debe hacerse ya que en la perspectiva del perro acerca del líder, éste
está aprobando la conducta exhibida. En las especies salvajes, el líder del grupo ignorará tal
conducta de forma total y los manejadores humanos deberán imitar esta conducta. Si el
manejador no padece ansiedad debido a los estímulos ambientales y adopta una actitud de
indiferencia, entonces el perro tendría la habilidad para asumir que como el líder es el
responsable del bienestar del grupo, él no se encuentra bajo ninguna amenaza. Esto
parecería muy difícil de alcanzar , para algunos manejadores, pero es un ejemplo claro de
cómo el perro utiliza sus propias habilidades de percepción para lidiar con conductas
disfuncionales.
La dificultad en la rectificación de una reactividad defensiva excesiva está en la necesidad
del manejador de leer el estado emocional del perro y de evaluar el nivel de ansiedad del
mismo. La evaluación del nivel de ansiedad, se aprecia mejor si se buscan signos de bloqueo
en el funcionamiento de la percepción. Si el perro esta fracasando para reconocer
comandos conocidos y aún la posición social del manejador, entonces sería justo decir que
un desequilibrio químico está en efecto, bloqueando de manera exitosa la función
cognoscitiva.
Cuando esto ocurre es vital para el perro mantener su nivel de ansiedad bajo, esto también
será buen indicador de que los altos niveles de estímulos han permitido de manera exitosa
completar el entrenamiento de desensibilización. Si por otro lado, el perro se mantiene
evitando pero sigue teniendo respuesta, se puede asumir que el nivel correcto de estímulo
se a conseguido para facilitar el trabajo de desensibilización.
Una vez que se a conseguido el nivel correcto de estímulo, el nivel de ansiedad en el perro
necesita ser reducido. De nuevo, el juego de presa es el mas efectivo. Si el perro se
concentra en el juego de presa con su superior, no experimentará ansiedad y se demostrará
de manera clara para el perro, que su manejador, su superior social , no considera al
estímulo de naturaleza temible. Esto tiene un beneficio de reducción masiva de ansiedad y
cuando se aplica de manera exitosa permite una rápida desensibilización. Los perros, como
los humanos, no jugarán en situaciones en las que se encuentren bajo amenaza, así que
lógicamente, si con el estímulo presente se es capaz de jugar, entonces el estímulo no es
importante.
Si el perro ha sido sobre estimulado, el perro deberá retirarse hasta que su función
cognoscitiva se desbloquee. Cuando se logra esto la información anterior se aplica y con el
tiempo, la distancia entre el estímulo y el perro se reducirá bajo una constante vigilancia
por parte del manejador , para mantener el nivel de ansiedad del perro dentro de los límites
en que su función cognoscitiva siga funcionando.
La comprensión de los manejadores de que no es la situación temible la que debe tratarse,
sino el estado de ansiedad resultante , es una situación que creemos, tendrá que mejorarse
mientras mas entrenadores adopten metodologías que constantemente evalúen la función
cognoscitiva del perro. Esto es en referencia al daño que muchas personas bien
intencionadas provocan, creyendo que la mejor manera de abordar la ansiedad es rodearse
de los estímulos temibles, debe notarse también, que en algunos casos este tratamiento es
exitoso pero en términos prácticos ha hecho mas daño que bien, y ha resultado en el
cambio de la conducta de defensiva de evitación a la agresión. La falta en estos casos no es
el perro, ya que no puede escapar a la temible situación, sino que debido a su propia súper
vivencia, adopta una posición más y más agresiva, con la esperanza de que haciendo esto,
sea dejado en paz o se pueda crear una vía de escape.
Toda esta situación es frecuentemente mal interpretada como de pobre temperamento. Los
perros con umbrales bajos de defensa no son de temperamento pobre, sino que son
pobremente manejados por gente que no comprende que los detonadores emocionales del
perro están desequilibrados y que el perro se encuentra buscando una reducción a su
ansiedad. Cuando a esta situación se le permite continuar, una respuesta mas permanente o
de mala adaptación se establecerá , lo cual es similar a la del perro genéticamente
temeroso. Dehasse (1997) ha escrito se manera extensa que en su opinión el temor es una
respuesta aprendida, que tiene muy poca relación genética. Esto es discutido por la mayoría
de las investigaciones constantemente, pero sería justo decir que el verdadero miedo
genético es un evento rarísimo y que en la inmensa mayoría de los casos, las situaciones
ambientales significativas son las que han reforzado el temor del perro. Estas influencias en
la opinión de Dehasse, incluyen material materno impreso de “diques” de temor excesivo,
que han sido dados como razón para la aparición de líneas de miedo. Otras investigaciones
sacan a relucir este punto, sería por los mejores intereses de los criadores, asegurarse que
sin importar los atributos deseables, las perra que muestren excesiva reacción , sean
removidas de los programas de crianza. Si tal línea era de vital importancia , entonces
únicamente los machos deben ser incluidos en dichos programas ya que no tienen la
oportunidad de imprimir estas conductas en la progenie.
TEORIA MODAL

PARTE 3: IMPLEMENTACION DEL SISTEMA MODAL

Introducción:

En esta sección buscaremos explicar los roles básicos y necesidades de las partes de la
relación perro/humano. Consideración del perro, sus experiencias tempranas y el potencial
innato son requisitos para asegurar que esta teoría sea efectiva en la educación de los
perros. Ningún método trabajará en todos los perros. El sistema modal mas que un método,
es un sistema. Permite el uso de métodos tradicionales para que sean ajustados al perro de
manera individual y así obtener las respuestas y conductas deseadas. Mientras que los
métodos tradicionales siguen siendo utilizados, la teoría modal los utiliza para obtener
mayores resultados debido al incremento de habilidades de comunicación entre el perro y
su manejador. Cuando consideramos al propietario, el énfasis se hará en usted y en como lo
percibe el perro, esta es la manera en que aseguramos que una comunicación es efectiva,
técnicas de ansiedad reducida y el establecimiento de una estructura social con su perro.
Todos los criadores están urgidos de familiarizarse con la investigación hecha acerca del
desarrollo canino. Este escrito no es el foro correcto para tratarlo en detalle, pero esto no
disminuye su importancia. El proceso de educación canina se inicia tan pronto como los
sentidos del perro empiezan a operar. El perro nace con dos sentidos operando . el tacto y
el olfato, esto quiere decir que el impacto del ambiente del perro iniciará su interacción con
su potencial innato desde el día en que nace. La mayoría de los criadores, para detrimento
del perro, pasan por alto este aspecto. Los sentidos posteriores, se inician con el sonido y la
vista, y despiertan entre la segunda y tercer semana, en ese preciso momento es de vital
importancia que los perros empiecen a experimentar estímulos, en estas mismas áreas. Esto
no se consigue de manera adecuada en el ambiente de la perrera, si no existe una
aportación importante por parte del criador. Fox, en 1978, hizo una extensa investigación al
respecto y realizó sugerencias acerca del mínimo estimulo que debe introducirse en el
perro. La experiencia práctica del autor sugiere que debe utilizarse un mayor y variado
estímulo para conseguir el máximo potencial.
Literatura de fácil lectura está disponible y específicamente recomendada: Fox 1971
Understanding Your Dog (Entendiendo a su perro) ; Fogle 1990 The Dog's Mind (la mente del
perro) y OFarrell 1992 Problem Dog (El perro problema).
La actitud del propietario después de que el perro ha sido adoptado es también de gran
importancia. Todos los propietarios interactúan con sus perros de diferente manera y
tendrán, como mínimo, un grado de expectación de cómo serán. Puede ser que quieran
enseñar a su perro a posar, a trabajar o simplemente que sea un perro de compañía
familiar. Estas expectativas jugarán un papel importantísimo en como será la interacción
con sus mascotas y el resultado afectará el desarrollo de la personalidad del perro, algunas
veces para bien y otras no tanto. Esto enfatiza la necesidad de cuidar la elección del perro
adecuado para el propósito que se tiene en mente para él, cuándo crezca. También debe
apuntarse que frecuentemente los propietarios aplican un grado alto de presión en el
cachorro para conseguir ciertas funciones, en etapas demasiado tempranas. Este grado de
presión frecuentemente tiene el efecto opuesto.
La interacción entre el perro jóven y el propietario podrá ser muy colorida según las
experiencias del cachorro con la actitud del propietario. Este sistema espera llevar esas
variables a un equilibrio para minimizar el estrés en ambas partes y para maximizar el
rendimiento del aprendizaje y el desarrollo potencial.

El perro jóven:

Como se estableció anteriormente, mucho del marco del que el perro construye sus
patrones de conducta se desarrollan entre la doceava y 24va semana de la vida del perro.
Aplleby en 1977, estableció que desafortunadamente muchos criadores aún menosprecian
la importancia de este período de vida en los cachorros a pesar de los trabajos de Freeman,
King y Elliot 1961, Scott y Fuller 1965, Fox 1971 y 1978, O'Farrell 1989 y 1992 y Dehasse
1997. Para resumir este trabajo existen 3 fases de desarrollo principales, pero dependiendo
de la investigación existen otras etapas de transición:

Neonatal: del nacimiento a las 3 semanas.


Socialización: de las 3 a las 12 semanas.
Juvenil: de las 12 semanas a la madurez.

Fogle, en 1990, hizo hincapié ante los criadores acerca del valor de estas investigaciones,
haciendo referencia específica a Fox (1971) y como el desarrollo cerebral es impactado por
el ambiente en que el cachorro crece. Fox encontró que el EEG (encefalograma) demostró
que los cachorros expuestos a estrés suave en al etapa neonatal y de socialización
maduraron con más rapidez (mentalmente), hubo mejoras en el sistema adrenal/pituitario
y fueron mejores para resolver problemas en su vida posterior. Mas allá, Fogle, estableció
que los cachorros que fueron sometidos a estrés menor en el período neonatal tienen un
crecimiento corporal mucho más rápido, una reducción en la hiper reactividad emocional y
posiblemente un incremento en la resistencia para ciertos padecimientos. Esta hiper
reactividad emocional es lo que esta teoría describe como umbrales bajos y
desequilibrados.
Fox desarrolló una serie de estímulos incluyendo el tacto, fluctuaciones en la temperatura,
chasquidos así como trabajo balanceado. Todos los criadores deberían estar de acuerdo en
este trabajo, ya que intenta encontrar los niveles óptimos de estrés para mejorar el
desarrollo. Fox también encontró que el estrés excesivo tiene un efecto negativo en el
desarrollo. En otras palabras, sabemos mediante investigaciones semejantes a las de Fox y
otros, que el cachorro tiene un sentido de tacto incompleto al momento de nacer y un
sentido del olfato bien desarrollado. Esto sugiere que manejarlo a una edad temprana tiene
beneficios definitivos para el desarrollo del proceso. Las cortas y frecuentes exposiciones al
frío es también otro estrés, que ha demostrado ser benéfico en cachorros muy jóvenes. En
el mundo salvaje, la perra deja el nido para alimentarse y/o para descansar dejando a los
cachorros expuestos al frío. Podemos asistir este proceso en nuestro perros domésticos con
el uso de una bandeja de metal. Cada cachorro es removido y colocado en una superficie
fría por cortos períodos (30 segundos); este proceso puede ser repetido cada segundo día
por el mismo período, para incrementarlo conforme el cachorro crece. Debe establecerse
que esta no será, ni la única forma, ni la única ocasión en que el cachorro será manejado, ya
que podría formarse una asociación no placentera.
El desarrollo del olfato puede iniciarse al momento de nacer. El cachorro es expuesto a una
gran variedad de aromas especialmente durante las primeras semanas, cuando los otros
sentidos aún no empiezan a trabajar. Como práctica, tiene un impacto benéfico en el
desarrollo de la personalidad del cachorro. Los perros son animales de olfato; es sin ninguna
duda su sentido mas desarrollado y como resultado, jugará un rol muy importante en el
ambiente de percepción del perro. Es por esta razón que entre más podamos exponer al
cachorro en esta área, mejor se ajustará a situaciones no familiares en etapas posteriores
de su vida. Por supuesto, debe ser una práctica balanceada de manera razonable, el autor
ha encontrado que la introducción a un aroma diferente cada día es suficiente para lograr el
efecto benéfico. Estos aromas deberán ser de origen orgánico y de cosas con las que el
perro tendrá contacto posteriormente. Este trabajo debe ser siempre placentero para el
cachorro. El aroma es presentado con un algodón, el cual ha sido saturado previamente con
el aroma, y es colocado directamente frente a la nariz. No deberá tener contacto con el
receptáculo del aroma y no deberá contenerse. Una caricia placentera por parte del
manejador es aceptable. El rango de aromas que puede utilizarse es basto: varios aromas
humanos. Flores, pasto, otros perros, estiércol de otros animales, etc.
Entre la segunda y las tercer semana, los otros sentidos empiezan a aparecer y a
desarrollarse impactando el desarrollo del cachorro. En esta etapa los estímulos sonoros y
visuales deben añadirse al trabajo de los otros sentidos mencionados. Es importante
mencionar que esto es adicional y no reemplaza en ningún momento el trabajo previo. Fox,
en 1978 y Farell en 1989, hicieron referencia específica a repentinos y agudos estímulos
auditivos, así como visuales mediante flashazos. Se sugiere que estos estímulos deben ser
de corta duración (de 30 a 60 segundos); y que deberán ser adicionales a los que el cachorro
experimenta durante el proceso normal del día. Cuando es posible, deberán aplicarse
mientras el cachorro no perciba la presencia del criador y evitar así que lo identifique como
agente causal directo. No es recomendada la presencia de estímulos cuando el cachorro no
es observado, pero tampoco es deseable que asocien el arribo del criador con diferentes o
posibles fluctuaciones de estrés en el ambiente. Todos los estímulos que pueden ser
directamente asociados con la presencia de los criadores, deberán ser de naturaleza
placentera para reforzar la relación entre humano y perro.
El estimulo auditivo puede ser algo tan simple como un clicker de los utilizados para
entrenamiento. Esto es altamente benéfico si el refuerzo positivo del clicker puede ser
establecido a esta temprana edad de la vida y si este método de entrenamiento es utilizado
posteriormente en el perro. Si el perro aprende a esta edad que este ruido es una fuente de
experiencia placentera , es muy fácil incorporarlo en el programa entrenamiento mas tarde.
De esta manera el ruido del clicker se convierte de manera clásica en el mismo modo que lo
hizo Pavlov (1927) . En la practica el clicker es un buen principio para iniciar el estímulo
auditivo, pero de ninguna manera deberá considerarse como el único estímulo deseado.
Como todos los estímulos añadidos al ambiente del cachorro debe iniciarse de manera
gradual e incrementarlo de manera lenta y a su debido tiempo, para concluir toda clase de
estímulos con los que el perro se encontrará durante su vida normal, o mas bien a la vida a
la que el perro estará destinado. Este punto en particular es muy importante cuando se
pretende alcanzar experiencias tempranas para las expectativas del propietario en el rol
futro del cachorro. En el caso del trabajo de perro policía debe ser expuesto a una gran
variedad y rangos de estímulos que posiblemente invoque una respuesta de temor en un
animal que no ha sido sometido a ellos. Esta temprana y sistemática desensibilización
afinará la reactividad del perro tan temprano en su vida que será mucho menos reactivo
para los mismos estímulos mas tarde, durante su vida.
Los estímulos visuales pueden iniciarse con luz estroboscópica, las cuales (sugiere Fox), y
luego progresar hacia otros tipos, como rápidos objetos en movimiento, objetos de colores
fuertes y largos y/o raros objetos. De nuevo, este trabajo debe iniciarse de manera lenta,
con incrementos paulatinos en intensidad y duración, hasta que el cachorro se desensibilice
a dichos estímulos.
Al momento que el perro cumple las 4 semanas, tal enriquecimiento de su ambiente puede
ahora combinarse con mas de los olores caninos. el uso de césped o ramas de árboles,
activarán los receptores visuales, auditivos y olfativos así como lo hará otros objetos
comunes en el promedio de los hogares. La televisión es también muy útil, ya que provee
sonido y destellos de luz en las imágenes. Se expondrá al cachorro a estos estímulos por
lapsos de 5 a 10 minutos diariamente, con lo cual será suficiente. Se advierte que dicha
estimulación debe hacerse en cachorros, que son aislados por ellos mismos, así como
cuando ellos están con sus compañeros de camada. Observaciones de los cachorros como
individuos y como grupo darán al criador fuertes indicaciones del desarrollo de las
caracteristicas comportamentales, de tal forma que se pueda asistir en proporcionar los
cachorros adecuados, a las necesidades de los propietarios apropiados.
Durante la quinta semana, el motor de la coordinación ha sido desarrollado, ahora podrá
someterse a otros estímulos que son de una naturaleza más complicada. El uso de la
escalera inclinada que se utiliza en los ejercicios de agilidad, es muy útil aquí, ya que
incrementará la confianza del cachorro así como su coordinación de movimientos.
Utensilios como rampas, caminadoras, sube y bajas y todas las cosas por el etilo, pueden
usarse. No es recomendable incluir saltos, ya que el desarrollo óseo del cachorro no es lo
suficientemente maduro para acomodarse a la caída. Una base inestable es altamente útil y
puede ser tan simple como una lona fijada a un marco, esto es perfectamente seguro , pero
se mueve y requiere un constante balance para mantener el equilibrio. El autor está de
acuerdo con Fox (1978) en que es benéfico para el cachorro ser expuestos a un estímulo,
que impacte su percepción profunda. El uso de una malla de cables para que camine en ella
en una plataforma elevada, lo facilita.
A las 8 semanas deberá haber sido expuesto virtualmente a todas las influencias que se
espera, podrá encontrar al llegar a su nueva casa. Muchos criadores también se anotan un
“buen punto” al no exponer a los cachorros a gente extraña , hasta que no se le han
aplicado todas la vacunas. Esto es un gran error, ya que a estas alturas, los períodos de
acoplamiento del cachorro concluyeron, y a menos que la familia del criador sea muy
grande, es como si no hubieran tenido suficiente exposición con gente, para poder
establecer la relación con sus nuevos propietarios. El mejor compromiso es que después
que han recibido sus vacunas iniciales, empiecen la socialización con gente que no sea de la
familia, de la manera más frecuente posible. Es durante el período de sociabilización cuando
la mayoría de los cachorros son llevados a sus nuevos hogares. Mientras esto es definido
como un período crítico en el desarrollo de los perros existen muchas facetas que necesitan
ser tratadas. En este preciso momento en que el cachorro es llevado a su nuevo hogar, el
nuevo propietario estará a merced de lo que el criador haya hecho; pero llegando el
cachorro al hogar el proceso de desarrollo estará ahora bajo control efectivo. Appeby
(1997), define el proceso de sociabilización: en donde el animal aprende como reconocer e
interactuar con las especies con las que cohabitará. Esta es una buena definición y funciona
muy bien cuando se habla de la sociabilización de su cachorro. Experiencias de
sociabilización no deben limitarse a humanos o perros, debe incluir otras especies con la
cuales se espera tendría que vivir o tolerar, al mismo tiempo que la sociabilización, como se
definió, tenderemos a introducir al cachorro a los estímulos ambientales. Esto se refiere
tanto al trabajo ambiental como a la habituación. Appleby define esto como: el proceso por
medio del cual un animal se acostumbra a un estímulo ambiental no amenazador y aprende
a ignorarlo. Pero primeramente, antes de iniciar el trabajo, es vital que el propietario
comprenda que es lo que ocurre en la mente del perro.
Fox (1971) sugiere que en el momento en que los cachorros son colocados en sus nuevos
hogares, el miedo natural de sus viejos ancestros, viene a entrar en juego. Si el modelo
salvaje fue considerado como una incomprendida adaptación, como cachorro temeroso en
el mundo salvaje no sobreviviría. Siendo sospechoso todo lo nuevo en el ambiente, es una
necesidad de sobrevivencia, esta misma necesidad esta presente de manera innata en el
perro doméstico. A través de la desensibilización sistemática el perro es capaz para
distinguir entre el estímulo ambiental que lo que amenaza y el que no lo hace. La situación
ideal es en donde, mediante el criador se inicia un plan sistemático de desensibilización y
los detalles de este plan es traspasado al nuevo propietario para continuarlo.
Desafortunadamente esto es muy raro, y el nuevo propietario empezará con un pequeño
consejo y cualquier error tendrá resultados a largo plazo.
Woolpy 1968 y Fox 1978 también hicieron resaltar que si este sistema de desensibilización
no se continua durante la etapa juvenil, la regresión a una mayor desconfianza puede
ocurrir. Considerando la gran cantidad de investigación hechas en esta área con resultados
similares, puede declararse que si no se tiene la atención de proveer un ambiente
estimulante en los períodos críticos y en el juvenil, queda la pequeñísima probabilidad de
producir/poseer un perro que sea capaz de tolerar el estrés y usar las habilidades
perceptivas para resolver un problema de manera exitosa cuando alcance la madurez. Es
importante que estos trabajos sean claramente comprendidos, y de nuevo: a los criadores
les urge leer estudios científicos específicos en esta área para que adquieran, a través de las
investigaciones, un conocimiento de causa. Finalmente Dehasse (1997), indicó que el miedo
genético es un escenario raro, en la mayoría de los casos un ambiente privado de
estimulación y/o impresión maternal es la causa probable.
Una solución funcional para el nuevo propietario es que deberá introducir gradualmente al
perro en todas la situaciones que espera encontrará, en su percepción de cual va ser el
futuro del perro. Esto se sigue haciendo gradualmente e incrementando paulatinamente la
exposición al estímulo. El nuevo propietario debe empezar a leer el estado emocional del
perro y asegurarse de que el perro, en lo posible, nunca sea expuesto a una excesiva
estimulación, la cual no pueda asimilar emocionalmente. Un excelente indicador de un
perro que se siente ansioso o estresado, es que no juega con una persona conocida
mientras siga presente el estímulo.
El perro que experimente estrés o ansiedad significativa es incapaz de funcionar
perceptivamente mientras duren esas dos condiciones. Esto se debe a un desequilibrio
químico cerebral, cuya función es la transmisión cerebral.
Los altos niveles de excitación inducen un estado similar. Estas funciones fisiológicas
proveerán pruebas de porque los aspectos ambientales como los descritos necesitan ser
etiquetados como prioridades.

El propietario:

Como interactúa el propietario con el perro, es de vital importancia para crear una relación
fuerte y duradera. Cuando el cachorro llega a su nuevo hogar una de las primeras cosas que
se necesita definir es como lo vamos a controlar (recompensar y disciplinar).
Frecuentemente es visto como un problema común, el ver perros con conductas
disfuncionales mas tarde, durante sus vida. Esta teoría tiene algunas duras y rápidas reglas
de conducta, una de ellas es que el propietario deberá utilizar lo menos posible de fuerza
para obtener una respuesta deseada de parte del perro, y cuando se le corrija por conductas
indeseables. El control ha sido definido como la habilidad para cambiar la acción del
comportamiento. Las bases del control se basa en la relación establecida entre el perro y el
humano.
Estudios muy someros se han realizado acerca de este tema., posiblemente debido a la
insuficiente cantidad de trabajo hecho sobre el desarrollo temprano del perro. Esto es una
lástima, pero debería ser, por supuesto obviamente el siguiente paso a seguir. En estudios
en humanos, la parentela parece tener un significado relevante para la relación
perro/humano. Izard (1991), sugirió que existen tres tipos de relaciones:
· La seguridad y el cariño.
· Ansiosa con evitación.
· Ansiosa con resistencia.
El exámen detallado de este estudio revela distintas similitudes en cada tipo de conducta
exhibida por los perros. La experiencia practica apoya de manera aparente una
transposición directa de esta investigación humana y la terapia conductual canina. En
resumen, patrones de conducta idénticos a aquellos mencionados por cada tipo de relación,
han sido vistos frecuentemente por las mismas razones en la terapia conductual canina.
Los individuos cariñosos y seguros buscan el confort de los propietarios cuando lo necesitan,
pero están más inclinados a explorar sus ambientes, muestran menos ansiedad cuando son
dejados solos y aparentan estar felices con el regreso del propietario. Un individuo ansioso
con tendencia a la evitación, son relativamente menos afectivos, muestran muy poca o
nada de ansiedad cuando son dejados solos y muestran una respuesta pequeña con el
regreso del propietario. Es obvio, con los ejemplos dados, que los más conveniente son los
individuos seguros y cariñosos. Estos individuos vienen de hogares en los que los
propietarios son responsables y sensibles a las necesidades del perro. Esto no es igual, de
ninguna manera, a darles todo lo que desean. Ser responsable en el sentido canino es que
en momentos de necesidad el propietario está allí para dar apoyo.
Dinneen and Stevenson-Hinde 19, sugiere que los individuos seguros y cariñosos han sido
expuestos al afecto, a la resolución de problemas conductuales sin conflictos, los cuales han
inculcado el sentido de la confianza y la seguridad. Los otros, menos deseables, demuestran
un alto grado de desobediencia y resistencia a la autoridad debido a problemas de conducta
resueltos de manera conflictiva, lo que ha fomentado falta de confianza y seguridad. Esta
investigación muestra un significado relevante para el proceso de la relación humano/perro.
Baumrid (1977), observo una disciplina familiar y el efecto que tiene sobre las relaciones
sociales en el desarrollo del niño. Tres tipos de disciplina fueron identificados:

Autoritativo

Autoritario

Permisivo.

Esto también tiene su importancia para la relación perro /humano y en la práctica se ha


demostrado que se puede polarizar algunos temas humanos a los temas caninos/humanos.

El control autoritario es considerado el reforzamiento de estándares de conducta con un


énfasis en la obediencia y con el uso de castigos y medidas forzosas para conseguir una
conducta apropiada. El control autoritativo dirige la conducta en una manera mas
razonable. El control firme es ejercido intentando convencer con la razón, el porque la
disciplina es requerida. El control permisivo intenta consultar las reglas, en vez de
requerirlas para aplicarlas.
Los hogares autoritarios típicamente producen perros sumisos en tanto son jóvenes, pero se
vuelven rebeldes y agresivos cuando crecen, vulnerables al estrés, malhumorados, con
bajos umbrales de defensa. Los hogares permisivos tienden a producir individuos exigentes,
rebeldes, impulsivos, dominantes y agresivos. El hogar autoritativo fomentan cooperación,
confianza en si mismo y perros amigables, los cuales toleran bien el estrés. En adición a
estos estilos, el trabajo de Patterson, Stouthamer-Loeber 1984, encontró, en estudios
humanos que los padres tipo Autoritarios y Permisivos exageran los efectos negativos, si
son también fríos y distantes hacia sus hijos.
En términos prácticos, en referencia a la relación canina/humana, el control autoritario es el
que existe en la mayoría de los viejos métodos de entrenamiento canino. Si el
entrenamiento utiliza el correctivo físico constantemente será justo decir que dichos
métodos son autoritarios. El control autoritativo es el que encontramos en los métodos de
entrenamiento actuales, en donde la fuerza se utiliza en una mínima expresión y el perro es
guiado a través de un proceso de aprendizaje opuesto al uso de la fuerza. El control pasivo
es donde los propietarios le hace muy poca o ninguna demanda al perro y se le deja
comportarse como quiera. El uso de estos tipos de sistemas tienen la desventaja al suponer
que el propietario será consistente en ejercer a un solo tipo de control. Frecuentemente
este no es el caso, de todos los factores a los que encara un propietario, el tema de ser
consistentes con sus enfoques para el perro y su conducta, deben mantenerse en mente.
Este punto se discute en le trabajo de O´Farrell, 1992.
Independientemente del tipo de control, la consistencia permite la adaptación del perro.
Los caninos son altamente adaptables, pero la constante necesidad de adaptarse para cada
reacción, le acarreará un nivel de ansiedad mayor. Esto se manifiesta por si mismo de
diferentes maneras, pero es justo decir que en la terapia para modificación de conductas la
mayoría de los casos en donde se requirió ayuda profesional, se ha observado un grado de
inconsistencia significativo, por parte del manejador. Esto se convierte en un serio problema
cuando se trata de un perro dominante innato. El perro dominante no obedecerá un líder
que es inconsistente. Pensamos que existen dos razones para esto:
1. el perro detectará la inconsistencia del líder, en este sentido, tambien detectara las
debilidades, la cuales explotará mas tarde, ante cualquier reto del líder.
2. tendrá la percepción de que la manada, como institución, estará en juego, así que un
perro dominante buscara destituir al líder inconsistente, con el fin de asegurar la sobre
vivencia del grupo.
Este segundo punto debe ser tomado como el punto de vista del perro, en realidad el hogar
en sí no estará en peligro inmediato, pero para el perro el grupo es tan fuerte como su líder.
El mayor problema en intentar explicar esto al propietario del perro es que frecuentemente
toma esto como un insulto del perro hacia él mismo, simplemente no es el caso.
El implemento del sistema de la teoría modal, requiere de que el propietario adopte una
actitud autoritativa constante. La fuerza se mantendrá en una mínima expresión y la
comunicación deberá ser concisa y efectiva, en lo posible. Un perro seguro y cariñoso que
opera bajo este control suele ser el objetivo de todos los manejadores. Esto facilita que bajo
estas optimas circunstancias, el perro podrá utilizar sus habilidades perceptivas dentro de
un marco de especies. Desarrollará habilidades para soportar el estrés y como resultado
obtendrá mejor consistencia para resolver sus tareas. En consecuencia, el perro será menos
propenso a acciones de conductas disfuncionales.

Otra consideración es lo que el propietario proyecta emocionalmente al perro. Este


fenómeno es tratado por O ´Farrell (1992). Los propietarios generalmente proyectan sus
sentimientos en sus perros, esto se refiere a un bien conocido proceso psicológico en donde
los sentimientos de un individuo se le atribuyen a otro, un ejemplo clásico fue resaltado por
una investigación de O’Farrell en donde se encontró que los propietarios de perros con
hijos, tienden a ser menos afectivos con sus perros, en comparación con la gente que no
tiene hijos y vive sola. Se arguye que el propietario del perro se proyecta en algún grado en
sus perros, esto es lo que hace a nuestro perros verse especiales, este tipo de proyección es
llamado generalmente como una identificación por proyección. Esta proyección tiene su
forma extrema, por lo que es demasiado frecuente ver propietarios en las exposiciones:
cuando el dueño del perro siente que perdió, cuando debió haber ganado. Un interesante
trabajo de O´Farrell, y que sale en apoyo a lo anterior, menciona el mismo fenómeno es
visto en los concursos en donde participan niños. Esta es una identificación por proyección a
un nivel disfuncional; el propietario exagera en su mente los atributos de sus mascotas a un
nivel totalmente irreal.
La identificación proyectiva es básicamente un proceso muy útil, provee a los propietarios
de una inmensa satisfacción en las actividades que realizan con sus perros, cuando en
realidad son aburridas, repetitivas y en algunos casos aparentemente sin objetivo. El
propietario siente que en obediencia, los perros realizan sus ejercicios con el fin de
complacerlos, creen que se identifican en como su perro se siente, este podría ser el caso,
pero sería difícil probarlo más allá de la duda razonable. En donde ocurren los problemas
con la proyección es cuando el “proyector” asume de manera errónea los sentimientos del
otro individuo. Esto es fácilmente posible en las proyecciones que suceden entre especies,
ya que estas conductas observadas llegan a ser muy engañosas. Un perro que se detiene
frente a un niño que llora es frecuentemente idealizado como una expresión de conducta
protectora, en realidad es una expresión de dominio por parte del perro. Si el amo de dicho
perro considera este comportamiento como deseable, podrían resultar en serios problemas
cuando el perro, en su mente, empiece a conducirse de una manera en que no reconozca la
jerarquía del niño.
O´Farrell es un psicólogo clínico y encontró que las experiencias tempranas en la propia vida
de los propietarios, impactan de manera muy significativa la forma en que idealizan a sus
perros. Los que tienen experiencias tempranas que no son precisamente deseables, tienen
una mayor incidencia de idealización en sus perros. Los perros vienen a ser un sustituto de
lo que ellos hubiera querido cuando niños, por ejemplo si su padre era frío y alejado, su
perro macho será el sustituto de la relación que ellos hubieran querido tener con su padre.
Afortunadamente, la mayoría de los perros, especialmente los que crecieron en un
ambiente enriquecido pueden lidiar con la realidad distorsionada que proyectan sus
dueños. Pero no siempre es el caso. El autor ha visto la incidencia de agresiones dominantes
en perros de la sociedad moderna que es, por lo menos, parcialmente causada por la
idealización disfuncional.
Si el propietario tiene una percepción distorsionada de las acciones del perro, el refuerzo de
conductas dominantes pueden reforzarse fácilmente, a través de las interacciones; si
ponemos esto dentro de un escenario, tendremos que el reto al líder por el perro, es los que
más frecuentemente ocurre. En la experiencia práctica de los autores, en muchas ocasiones
los propietarios toleran por mucho la conducta agresiva, describiéndola como un rasgo de la
personalidad del perro: “así es él”, “tiene sus pequeños juegos” o “está de mal humor el día
de hoy” , todas son expresiones escuchadas por el autor de propietarios que claramente
tienen una percepción distorsionada de lo que su perro está haciendo. El famoso veterinario
(James Herriot) en uno de sus libros describe dos terroríficos terriers (west highland) que
atacan al veterinario cada vez que viene a visitarlos y cómo los propietarios piensan que
dicho comportamiento, es una manifestación de amor y juego. Mientras que esta
experiencia puede ser fascinante en la literatura, en la realidad definitivamente no lo es. En
la práctica dichas distorsiones son mas frecuentemente vistas en pequeños razas,
afortunadamente. Una manifestación como la descrita por Herriot sería mucho menos
divertida si las hicieran dos San Bernardos o cualquier otra raza grande.
Pero dentro del contexto de esta teoría, los perros que manifiestan estas conductas deben
experimentar miedo para mostrar agresión. Difícilmente puede ser considerado como una
forma aceptable de vida para estos perros y como resultado no deberían ser condenados o
minimizado su comportamiento debido a su talla corta. El hecho es que, sería muy raro el
caso en que un perro pequeño sea etiquetado como peligroso y forzado a vivir en
confinamiento o con el bozal puesto. Esto podría ocurrir en el caso de un niño seriamente
lesionado por la agresión del perro. Así, tal perro tiene probablemente manifestaciones
frecuentes de agresión o aun más, haber atacado a un adulto, pero es pasado por alto y no
ser motivo de preocupación, ya que el daño fue muy pequeño o no hubo daño. Si la misma
situación sucediera en una raza grande de guardia, entonces habría un gran escándalo
publico, si las medidas necesarias de seguridad no son tomadas, para que no vuelva a
ocurrir dicho incidente. Esta falta de consideraciones no toman en cuenta la responsabilidad
del propietario por el daño que le están haciendo a sus perros debido a su proyección
disfuncional.

La interacción propietario /perro.

La base de esta interacción es la comunicación. Sin una comunicación efectiva la relación


social no puede utilizarse para ejercer control. Abrantes (1986), escribió de manera extensa,
la manera en que los perros se comunican. Los humanos son primariamente comunicadores
verbales; tenemos un lenguaje, que nos permite expresarnos con los de nuestra propia
especie. Los perros, por supuesto, no comprenden el idioma humano, el medio primario por
el cual se comunican los perros es la forma visual y el lenguaje corporal. Frecuentemente un
propietario considerará que el perro entiende lo que se le dice, esto no puede ser apoyado
con ninguna evidencia empírica. A su vez, los perros han aprendido mediante la observación
de su propietario lo que insinúa. Como esta teoría busca utilizar los estado emocionales del
perro para modificar su conducta, al lenguaje corporal del perro se le da un grado mayor de
importancia en este escrito.
Los humanos necesitamos desarrollar la habilidad de leer las señales que los perros nos
envían con su cuerpo, para tener una mayor comprensión del proceso perceptivo canino.
No hay ninguna duda de que los perros intentan comunicarse con sus propietarios, son
animales sociales en donde las habilidades de comunicación son importantes para la
supervivencia de la especie. Scott and Fuller 1965, Mech 1970, Fox 1971 and 1978, Fox and
Cohen 1977,Zimen 1981 y Fogle 1990, todos hacen específicas referencias a la capacidad de
la comunicación canina. Estas referencias publicadas proveen mucho mas detalles de los
contenidos en este contexto y como tal, este papel se limita por si mismo, por lo que se ve.
En Todas y cada una de las ocasiones en que el propietario interactúa con el perro, ambas
partes intentan la comunicación. Frecuentemente cuando los perros empiezan a entrenarse
los propietarios esperan resultados robóticos, lo cual no le hace justicia al perro.
Considerando lo que se ha sido escrito, un mejor inicio es inmiscuir al perro en actividades
mediante las cuales el perro mismo esté utilizando sus propias habilidades perceptivas para
trabajar, para resolver problemas de entrenamiento y adquirir el comportamiento deseado.
Dentro de esta teoría los aspectos más importantes son estar atentos de las señales para el
cambio de modo, ser capaces de percibir las intenciones de algunas conductas caninas,
todos, como indicadores del modo en que el perro esta operando o si está experimentando
estrés.
Todas y cada una de las sesiones de entrenamiento,deberá ser una ocasión de diversión
para el perro. Si lo forzamos a entrenar únicamente lograremos mayor resistencia y la
aplicación de esta teoría será imposible. Previo al inicio de la educación, el perro debe
alcanzar un estado receptivo y relajado. Los perros expresan su estado de una manera muy
variada y la familiarización con el individuo en cuestión se requiere para la identificación de
su estado anímico. La mayoría de los perros mostrarán atención hacia sus manejadores,
moviendo la cola, una expresión facial de alerta y un estado general de excitación y
expectación. Esto debe ser percibido como un intenso estado de modo social y el cambio a
modo de presa es inminente. Esto se debe al uso que el perro hace del juego para establecer
una estructura social sin la necesidad de utilizar constantemente la agresión.
La dificultad es que la mayoría de los ejercicios de entrenamiento requieren que el perro
mantenga un modo social, para propósitos de control y guía. El propietario debe establecer
que mientras esta actividad va a ser divertida, su mascota debe estar bajo control. Esto es
facilitado utilizando correcciones verbales en cuanto el perro esté cambiando a modo de
presa o perdiendo concentración. O´Farrell (1992), hace referencias específicas de las
manifestaciones de dominio por la interacción inicial con el propietario. Esta información es
ciertamente relevante en este aspecto. Un perro que, cuando se encuentra bajo obediencia
y se requiere que se mantenga en modo social y continuamente intenta iniciar un juego,
está expresando domino. Esto se basa en la presunción de que el entrenamiento de
habituación y la sociabilización ha sido trabajado, o pudiera ser un simple estado de sobre
excitación y aún ansiedad. También vale la pena probar y ver si el perro es de aquellos que
siempre buscan el juego; un perro que siempre quiere jugar escogiendo él: tiempo y lugar,
es claramente dominante. Si el perro, sin embargo, esta siempre dispuesto a jugar, se trata
más bien de una reacción de excitación.
Únicamente el propietario se encuentra en posición de diferenciar entre las tres
posibilidades dadas. Si el perro ya tiene algo de entrenamiento y particularmente cuando el
perro conoce los ejercicios, entonces la causa es una postura dominante. En este caso el
propietario deberá comunicarle efectivamente al perro quien está cargo. En muchas
circunstancias, siguiendo los consejos de alguien como O´Farrell (1992), tendremos el
resultado deseado. El consejo es que el propietario debe ignorar al perro hasta que haya
completado el comando. En términos prácticos ordenarle que se siente en frente ha
probado ser lo más efectivo y es un ejercicio, que es fácilmente completado por un perro en
cualquier nivel de entrenamiento. El manejador simplemente se mueve hacia atrás
ordenándole al perro que venga. Cuando el perro lo hace se le ordena que se siente . si el
perro no se sienta el manejador dará una corrección verbal y se moverá hacia atrás de
nuevo, ordenándole de nuevo que venga y se siente. Algunas repeticiones de lo anterior,
generalmente son suficientes para que el perro cumpla.
El propietario puede estar seguro de que tal acción por parte del perro, es un signo claro de
que se encuentra en modo social. No excite al perro durante este estado, calmadamente y
de manera silenciosa felicite al perro, mantenga la concentración en usted, si el perro
rompe el comando inicie desde el principio moviéndose hacia atrás y llamando al perro a
que se siente frente a usted. De particular importancia es que el propietario no busque
castigar al perro por desobediencia, en la práctica, la mayor parte de la gente tiene
dificultad para aceptarlo. En su percepción el perro está ignorando los derechos que tiene
como superior y es frecuentemente el caso, pero para ganar control utilizando la fuerza en
la mayoría de los casos, es muy poco productivo desde el momento en que el perro está
evadiendo la confrontación mas que aceptando la jerarquía superior del su manejador. Un
perro puede adquirir esto y mantenerse en modo social pero su el castigo inspira miedo en
el perro, entonces el perro cambiará al modo de defensa y el verdadero control no se
obtendrá.
Este ejercicio es el primero que se le debe enseñar al perro en el entrenamiento. Y debe ser
sembrado en los cachorros jóvenes ( hasta de 8 semanas). Esto le da al propietario la
habilidad de atraer la atención del perro y recuperar el control cuando se ha perdido. Es
frecuentemente visto cuando un perro ha sido entrenado bajo esta metodología, que si el
perro llega a confundirse, asumirá la posición de sentado frente al manejador. Si esto pasa,
el propietario deberá tomar los pasos para asegurarse que el perro entiende que es lo que
se le esta empezando a pedir para no ser castigado. Se ha convertido en una acción que
intenta comunicar un estado de emoción, no es desobediencia; esto demuestra que el perro
esta utilizando sus propias habilidades de percepción para tratar de encontrar una solución.
El propietario debe observar de manera cuidadosa sus propias habilidades de comunicación
y hacer los ajustes para obtener la comprensión del perro en cuestión. Un derribo en la
comunicación tal como se describió, es frecuentemente visto con manejadores que tienen
mas de dos perros. Usualmente solo tienen uno, el cual es entrenado de manera muy
exitosa y asume que todos los perros serán capaces de entender el proceso de la educación
exactamente de la misma manera. No permiten la existencia de la individualidad de cada
perro. Todas las investigaciones enlistadas en este documento, indican claramente que los
perros son individuos que poseen, como el humano: carácter y temperamento individuales.
Entonces, es vital que todos los programas sean continuamente revisados en sus
fundamentos , así como una comprensión en la observación del perro como individuo,
cuando se inicia su entrenamiento.
Si cuando el manejador se mueve hacia delante , el perro brinca, este ejercicio debe
repetirse hasta que se mueva de manera más controlada. Nunca exagere; si el perro esta
trabajado en este ejercicio, las acciones se volverán aburridas y robóticas, esto no es
deseable; queremos que el pero este alegre y atento, pero controlado. El sentado enfrente
facilita una apacible demostración de dominio por parte del manejador y es muy raro que
se convierta en una reacción de defensa, aún en perros altamente dominantes. En el caso
de perros muy ansioso o excitables , estos requieren mantener la calma y la concentración,
lo que facilita refuerzos positivos de una conducta deseada. En el caso de un perro joven o
cualquier pero nuevo, sin tomaren cuneta la edad, las sesiones deben ser cortas. 5 a 10
minutos de cualquier ejercicio en particular es el tiempo máximo, en que esperamos el
perro se encuentre concentrado. Es mejor cometer errores en un corto tiempo, que esperar
la conducta esperada y trabajar al pero demasiado tiempo.

El juego deberá ser siempre después de cada sesión de entrenamiento. Esto ya se dijo
previamente, tiene beneficios en la relación social entre le manejador y el perro, así mismo
hace todo el proceso de entrenamiento más divertido para el perro en cuestión. Si el perro
es propenso a aburrirse fácilmente, entonces la sesión de juego debe incluirse como
recompensa por su concentración. Esto tendría que hacerse con mucho cuidado, ya que si el
perro se sobre excita, su función perceptiva se bloqueará tanto, como si estuviera en un
estado ansioso.
De nuevo, el equilibrio químico cerebral reduce el funcionamiento perceptivo, lo que traerá
un aprendizaje con resultados pobre. Debe ser resaltado, que mientras el efecto en el
rendimiento de aprendizaje es similar, el detrimento del aprendizaje con rendimiento
optimo es totalmente diferente al desequilibrio químico y los dos deben siempre
diferenciarse, ya que las solución es muy diferente, cuando lo que se busca rectificar los
problemas de entrenamiento.
El juego mencionado durante las sesiones de entrenamiento, generalmente se hacen de
manera constante cuando se trabaja con perro jóvenes, pero ocasionalmente perros
mayores necesitarán tener su mal humor disipado durante una sesión de entrenamiento, el
juego es la mejor manera para lograrlo. Esta utilización del juego generalmente es a corto
plazo para el perro adulto, a menos que haya sido sobre entrenado continuamente,
mediante el concepto entero de que el entrenamiento es percibido por el perro como
repetitivo y aburrido. En estos casos la utilización del juego y una estructura menos rígida
en el programa de entrenamiento volverá a traer la actitud positiva del perro, así como
incrementar el rendimiento del trabajo. Esto es debido al incremento de motivación; los
perros, como la gente son propensos a aprender si se sienten motivados. Cuando vemos el
grado de repetición involucrado en la mayoría de los ejercicios que les pedimos a los perros
que hagan, las acciones por si mismas difícilmente pueden ser consideradas estimulantes o
motivadoras. Trabajando por periodos cortos y utilizando una estructura de entrenamiento
mas variada, el perro permanecerá estimulado y motivado, como resultado tendremos un
aprendizaje optimo.
Este punto es particularmente relevante para todos aquellos que buscan participar en
competencias de obediencia. Estas competencias, por su naturaleza, no son estimulantes y
si repetitivas. En el nivel bajo de clases encontramos una proporción mayor de perros que
trabajan felizmente y expresan la deseada actitud en su trabajo-. Ciertamente el trabajo no
es el estándar visto en las clases de mas alto nivel, pero la actitud de los perros es
usualmente mejor. La naturaleza repetitiva del entrenamiento , es la razón de que muchos
perros que compiten en los mas altos niveles, aparentan ser robóticas y generalmente
desinteresados en lo que están haciendo. El ideal del manejador debe ser mejorar el
rendimiento del trabajo del perro, sin reducir la actitud de disposición positiva. El juego y un
programa variado es la mejor manera de conseguirlo. Esto se vuelve mas importante
cuando vemos las áreas en estas clases de alto nivel donde los perros cometen errores, lo
cual resulta en un puntaje bajo. En la mayoría de los casos vistos por el autor, debería haber
sido menos probable cometer errores si su motivación para trabajar no hubiera un
entrenamiento tan minucioso.
Los errores que se cometen durante el heeling a este nivel, son un ejemplo. El perro esta
aburrido así que se queda atrás o es fácilmente distraído, el resultado es un trabajo
descuidado. Muchos entrenadores entonces intentan arreglar el problema incrementando
la cantidad de trabajo en el heeling o trabajar al perro de manera intensa en este mismo
ejercicio, esto es fatal! Mientras no se den cuenta de que es lo que está pasando y porqué el
perro está cometiendo errores. El desprecio del perro a los ejercicios repetitivos requeridos
difícilmente mejorarán incrementando las repeticiones o aplicando un grado mayor de
fuerza cuando se corrigen los errores.
El perro se encuentra aun aburrido y ahora tendrá aun mas experiencias no placenteras
para reafirmar porqué el entrenamiento o el rastreo ya no son divertidos. La respuesta es
afrontar todo el problema de aburrimiento haciendo el proceso completo mas estimulante
e interesante, esto incrementará la motivación del perro y mejorará su rendimiento.
Un programa que tenga variedad, tenderá a producir perros más entusiastas en su trabajo y
como resultado un aprendizaje muy motivado. Han aprendido que durante el
entrenamiento suceden cosas emocionantes. Esto se reforzará durante el curso de sus
labores. Un entrenador incorpora agilidad, rastreo, búsqueda o aún trabajo de protección
en su programa de entrenamiento, aun cuando trabaja con perros jóvenes, ya que estos son
mas propensos a producir el trabajo ético deseado. Si el perro policía fuera tomado como
ejemplo de lo que dijimos anteriormente, veremos que es verdad. El perro policía
generalmente trabaja hasta 12 horas diarias por turno, esto implica grandes instintos de
heeling de mucha más larga duración que las que requieren las competencias. Si el perro
pierde concentración, el policía que lo maneja podría resultar seriamente lesionado o
perder una pista importante; como resultado es imperativo que los perros sean capaces de
funcionar en ambas, en su habilidad para cumplir las órdenes, así en retener su propio
proceso perceptivo para resolver los problemas con que se encuentre . La variedad en el
programa de entrenamiento de un perro policía es uno de los factores mas importantes que
puedan mejorar la aburrida y repetitiva tarea sin desmotivarse, han sido condicionados
para esperar que algo más divertido suceda pronto.
Otra consideración es el manejador. Situaciones competitivas son por su naturaleza
estresantes; usted y el perro serán calificados. Muchos manejadores proyectan esta
ansiedad en sus perros y el efecto recae en el rendimiento del perro. El trabajo de policía es
muy estresante pero el manejador sabe que aun si se trata de una situación de vida o
muerte, están allí para proveer apoyo a sus perros y mantenerlos en óptima eficiencia. Este
punto es olvidado en la escena de la competencia, cuando un error cometido por el perro es
visto por el manejador como una pequeña deficiencia de sus propias habilidades. En su
esfuerzo por obtener el rendimiento perfecto olvida que su perro es un ser sensible y que
tiene sentimientos que necesitan ser considerados. Sienten enojo por el triste error que el
perro ha cometido; su lenguaje corporal expresa este enojo de manera muy clara para el
perro. El perro reacciona con miedo hacia el manejador y todo lo logrado se pierde. El perro
no puede comprender que se debe a que se separó mucho durante el heeling, en la tercera
vuelta del manejador. Esta es la razón del porque los perros policías son evaluados por su
efectividad y no por la belleza de su rendimiento. Ningún policía quiere ser arrastrado por
su perro cuando caminan juntos entre una multitud, pero si el perro no se encuentra en la
posición exacta requerida durante un concurso a nadie le importará. El énfasis está en la
funcionalidad.
Las competencias de obediencia no permiten esto, el perro es juzgado por la precisión de su
trabajo. El secreto esta en que mientras el perro de obediencia tiene que ser más preciso en
su trabajo, únicamente tiene que mantener la concentración intensa de una actividad
aburrida y repetitiva por un periodo de tiempo muy corto. Si los competidores observan a
sus perros en el ring y luego miran la cantidad de tiempo en que realmente están
trabajando para un solo ejercicio, tendrán una buena idea del tiempo máximo que deben
dedicar a un único ejercicio sin que se rompa la concentración, con una interacción mas
divertida. Esto hace una farsa de la hora y pico que duran las sesiones de práctica de
muchos clubes de entrenamiento. Acorte la sesión, añada juego y un contacto social
placentero por el mismo tiempo que se le dedicó a cada ejercicio entre cada ejercicio y
recompense al perro por su concentración tanto como a usted mismo por hacer la acción
correcta. Evalúe al perro y considere el nivel de motivación en que se encuentra y visualice
formas para hacer el entrenamiento interesante.
La interacción ente el perro y el manejador debe mantenerse siempre como una experiencia
placentera. El perro necesita saber que mientras lo que esta haciendo es aburrido y
repetitivo, cosas divertidas sucederán siempre junto a su manejador. Para facilitar esto, en
un concurso, el manejador necesita hacer buen uso de los descansos entre los ejercicios
asegurándose de que el perro reciba un contacto social placentero, el cual se requiere para
conservar el estado emocional que está influyendo de manera positiva en su rendimiento.
Cuando termine su turno en el ring, un juego que se extienda durante el mismo tiempo en
que estuvo activo debe llevarse acabo. De esta manera el perro sabrá de manera clara, que
su superior social está feliz con él y este refuerzo positivo de esta experiencia placentera
con el propietario debe ser conseguida. El beneficio adicional para los competidores es que
esta clase de entrenamiento mantiene al perro mas concentrado en su manejador, están
esperando ansiosamente cambiar al modo de presa, el cual es más placentero y divertido.
Para asegurarse de que no se perderá la “tan importante” invitación a jugar, observarán al
manejador muy de cerca y sus movimientos serán mucho mas animados.

TEORIA MODAL
PARTE 4: APLICACIONES DE LA PRÁCTICA EDUCACIÓN MODAL
Introducción:
El rendimiento de una enseñanza óptima, requiere de un grado de motivación así como una
clara comprensión de la comunicación entre maestro y alumno. O´Farrell (1992), sugiere
que un perro no necesita estar dentro de un marco mental para aprender, esto es correcto,
ya que el perro es capaz de aprender bajo una gran variedad de circunstancias y estados
emocionales, pero también hay que considerar el trabajo de Eysenk (1999), quien antepone
el rol de la motivación y su efecto positivo en el aprendizaje en humanos. Esta posición,
incluye rendimiento de aprendizaje asociado con un alto grado de motivación y es apoyado
fuertemente por el trabajo de Fox (1978) en perro y otros canidos. Esta teoría, en su forma
más básica, se provee como sistema de educación.
Utiliza las necesidades sociales del perro para establecer y mantener el control; utiliza los
instintos naturales de presa en una forma infantil de juego Fox (1978), como primer
motivador / reforzador .
El propósito de esta sección es, antes que nada, dar detalles sobre como en la práctica, el
entrenador puede proporcionar información al perro, motivarlo y recompensarlo y si es
necesario corregirlo. Las tres áreas se entrelazan para facilitar el aprendizaje.
El entrenamiento del perro se consigue utilizando la teoría del aprendizaje de
acondicionamiento operativo.
Mientras que esto es el ideal, en la práctica un perro puede aprender en el sentido clásico
del condicionamiento, si esta disponible para el perro, anulará el ejercicio condicionante
que se intenta enseñar. Este punto debe ser claramente comprendido, de tal manera que
pueda reconocer cuándo el objetivo del entrenamiento puede ser entendido por el perro y
no encontrarnos mediante aprendizaje con una conducta totalmente diferente y que puede
ser indeseable. Esto se trata de manera completa en la primer parte de este documento. Es
bueno considerar que el aprendizaje por medio de la observación se da en los cánidos
salvajes, y que los caninos domésticos también son capaces de aprender por este mismo
medio. Si este es el caso, entonces muchos objetivos (conductas de entrenamiento) pueden
ser enseñadas a los cachorros simplemente dejando que observen a un adulto que muestra
la conducta deseada. Este factor aún esta en pañales dentro de la investigación, pero como
tal es un campo altamente creíble y materia de futuras investigaciones.
El uso del castigo en el entrenamiento, probablemente es la herramienta educativa menos
utilizada. Los entrenadores necesitan comprender cuando castigar y como, por medio del
castigo se le hace saber al perro que se ha equivocado, de manera concisa, sin provocar
estado de ansiedad o miedo. En esta sección serán tratados los métodos correctivos así
como las señales visuales que el perro muestra para indicar estados de ansiedad o miedo.

Comunicación del objetivo del entrenamiento.

Para considerar el impacto de la Teoría Modal en como abordar el entrenamiento del perro,
deberemos considerar en que modo debe estar el perro para que cumpla con lo que le
hemos pedido. Entonces también aceptaremos como un hecho, que desde que el propósito
de los modos es clasificar por prioridades eventos relativos con las necesidades del perro,
sería imposible para el perro operar en 2 modos de manera simultanea.
Como resultado podemos especular que el perro es capaz de cambiar rápidamente de un
modo a otro y regresar de nuevo al inicio, según sea requerido por las prioridades de la
situación, relativas a su reacciones emocionales, para así obtener el mas alto grado de éxito,
para la actividad que esté realizando.
Un ejemplo de esto sería cuando el manejador consigue el control a través del modo social.
El manejador está utilizando su posición mas alta dentro de la jerarquía para controlar al
perro subordinado, como previamente se estableció. Como la acción impactará la seguridad
del perro dentro del grupo (su aceptación, su posición, etc.), el perro cambiará del modo de
presa o defensa (cualquiera) al modo social para cumplir; la prioridad en este modo es
proporcionar todo lo relativo a la seguridad del perro dentro del sistema social, de una
manera más importante que los otros dos modos. Esto le corresponde por su puesto al
perro:
1. reconocer la superioridad del manejador dentro del grupo
2. el perro percibe que una desobediencia al comando de su superior tendrá un efecto en su
seguridad (la del perro) dentro de la manada.
Debe resaltarse de manera clara que es un área en donde el uso de la fuerza tendrá un
efecto muy negativo. Si el perro reacciona con miedo no estará en modo social, estará en el
modo de defensa. Mientras el perro puede obedecer con miedo, no quiere decir que acepte
la posición alta del manejador. Esta es la razón del porqué la fuerza no es una forma segura
para alcanzar el dominio en un perro. Si el umbral del proceso de cambio es considerado,
debemos asegurarnos que el perro entiende que la obediencia al manejador debe ser su
mayor prioridad. Aquí es donde la mayor parte de los manejadores fracasan.
Es muy fácil utilizar nuestra fuerza, que es superior, para obtener un comportamiento
deseado, pero es muy dudoso que en dichas circunstancias, el perro haya aprendido algo, o
por lo menos nada que sea benéfico, en todo caso habrá aprendido que su superior es más
fuerte que él y probablemente esto resulte en un arrebato de agresividad posteriormente.
Esta es la situación que el perro percibe. Existe la posibilidad de que el perro no entienda
completamente qué es lo que se le está pidiendo que haga; y cuando su acción erronea
causada por la confusión provoque la ira de su entrenador, habrá aprendido mediante un
clásico acondicionamiento que cuando se confunde, su manejador se enoja y aplica toda su
fuerza. No es una situación ideal, los manejadores deben ejercer el domino con un mínimo
de fuerza. Esto se obtiene poniendo en práctica la teoría modal. Si la seguridad es el
detonador principal para cambiar a modo social, entonces debemos asegurarnos de que el
perro entienda claramente que el contacto cercano a nosotros es un privilegio y no un
derecho, como la comida y el agua para beber. El autor está de acuerdo que alguno
entrenadores utilizan las bases de la vida como la comida y el agua, como herramienta de
entrenamiento, esta práctica es inhumana y no debe ser fomentada.
Esto se consigue de manera más fácil quitando al perro de su presencia o ignorando su
presencia cuando no obedece un comando conocido. El énfasis esta en “conocido”, esto en
el caso de que el perro esta empezando a ser enseñado un nuevo ejercicio, entonces se
ganará muy poco o nada con castigar una mala acción. El hecho es que, no es que el perro
sea desobediente, es simplemente que no entiende que es lo que usted quiere; esta
simplificación muestra claramente que el castigo en estas circunstancias no deja nada
productivo.
¿Esto no cuestiona las metodologías de entrenamiento antiguas, que requieren
correcciones mientras se enseña el ejercicio del heeling (caminar junto) justamente desde el
inicio? Ante esta circunstancia, seguramente no hemos enseñado al perro nada de valor,
mas que nosotros mismos, como una raza propensa a los arrebatos de violencia y uso de la
fuerza física para obtener lo que queremos de los subordinados.
Un ejemplo práctico de cambio a modo social como resultado de la seguridad social en un
sentido de entrenamiento, es el llamado y el “off” (deja, quieto) del ataque, tal y como es
practicado en ring Francés o Belga. (al perro se le ordena que busque un humano que está
huyendo, cuando es comandado por el manejador justamente antes de tener contacto con
el sujeto, frena el ataque y regresa al manejador con la misma velocidad con la que se
arrancó) un perro que persigue un señuelo que huye está en modo de presa mientras se
acerca, cambia a modo de defensa para atacar; cuando el manejador lo llama, tiene que
cambiar a modo social para cumplir con los deseos de su superior por las mismas razones
establecidas anteriormente. El miedo al manejador no tiene nada que ver con esto y no
debiera ser utilizado para obtener algún resultado, cuando mucho lo único que conseguirá
es un perro que muerda, y que soltará únicamente cuando el manejador este presente para
intervenir. De nuevo, esto no es que el perro esté conciente de la alta jerarquía de la
autoridad, sino que el perro le está cediendo ante una fuerza mayor (evitación).
Estos umbrales bajos están firmemente establecidos por métodos de manejo que
promueven la relación entre el perro, el manejador y luego utiliza la abstención del
manejador o la falta de atención como un potencial castigo. Considere que una persona
tiene otra persona especial en sus vida, esta persona siempre esta ahí para compartir los
buenos tiempos, es tan constante en su afirmación de la relación, que le ha dado apoyo y
ánimos durante los tiempos difíciles, además, ha participado activamente en la celebración
de otros sucesos. Aquí tiene usted una descripción fiel de lo que el perro percibe de usted
para que sea una relación perfecta con un superior social. Ahora considere el efecto
emocional en el supuesto de que debido a sus propias acciones, esta persona de manera
repentina retire todo el apoyo emocional y se vuelva indiferente o en el peor de los casos
abandone al sujeto. El mundo del sujeto a sido cambiado de manera efectiva, ninguna
fuerza se utilizó y únicamente el miedo generado o la pérdida de seguridad es lo que lastima
los otros sentimientos.
En términos humanos, consideremos que si una persona siente la pérdida, como un
sentimiento tan profundo que enferma psicológicamente, se clasificará como dependiente.
Pero en el perro este efecto es normal y es benéfico.
Son emocionalmente diferentes al humano y requieren un grado mucho mayor de cohesión
con la manada, para que el grupo funcione de manera eficiente. Ellos dependen unos de
otros para mantener su posición dentro de la estructura social del grupo, como resultado,
su sobrevivencia está vinculada de manera directa a la cohesión de la manada. Así, lo que
provoca la acción del superior social en el sujeto canino es que recupere el terreno perdido,
se rehaga y se redima ante los ojos del líder. En la práctica, en perros entrenados bajo esta
metodología, vemos un incremento en el esfuerzo para obedecer las instrucciones del
manejador para de evitar la sensación de soledad. Haciendo esto, el perro se apropia de los
comandos, trata diferentes respuestas de conducta, todo lo cual es realizado a un ritmo
acelerado. Cuando el perro exhibe esta clase de respuestas, un buen líder escucha el estado
de ansiedad a través de unas directivas tranquilas y cuando la conducta deseada es
obtenida, expresará su apreciación por el esfuerzo realizado. El sujeto no será despojado de
su seguridad y se le ha mostrado de manera clara que no hay resentimientos como
consecuencia de sus actos. Otro efecto positivo ante los ojos del perro, es que existe una
expresión acentuada de elogio y atención por parte del superior, en esta percepción la
posición del perro dentro del grupo, posiblemente de mayor importancia en el campo de la
educación, es que no hay una ansiedad persistente, como resultado, el perro sabe que a
condición de que los deseos del líder sean llevados a cabo, el acontecimiento se repetirá.
Esto no debe implicar que el perro amenazado de esta manera, nunca más desobedecerá, lo
hará y sería tonto considerarlo de otra manera. El beneficio de esto es que la desobediencia
puede ser corregida de manera clara comprensible, de tal forma que todas las partes
comprenden sin la necesidad de utilizar la fuerza física. Esta es objetivo principal de todo
manejador que quiera tener control sobre sus perro. Debe ser obvio, después de leer el
texto anterior que la evaluación detallada de la reactividad emocional del perro deber ser
prioritaria ante cualquier intento serio de educación. El autor pretende realizar futuras
investigaciones en el área, con la creencia firme de que sin un sistema sencillo para la
evaluación de los umbrales innatos y la reactividad emocional, se dificulta mucho presentar
la información de manera adecuada. Se considera que las 16 tipos de personalidades
propuestas por Jung (1932), proveerán la mejor plataforma desde la cual clasificar las
variadas combinaciones de umbrales y la reactividad emocional. Jung estableció de manera
especifica que las variables polares dentro de cada tipo ocurrirán, así que aún cuando esta
investigación sea completada persistirá la confianza en el manejador en identificar los
umbrales y la reactividad potencial de cada perro en particular y ajustar el método de
entrenamiento mas adecuado para el individuo canino.
El concepto de que el umbral para el modo social es una medida precisa de que tan
fácilmente el perro puede ser controlado ha sido ya antepuesta. Un perro con un bajo
umbral será fácilmente controlado por cualquiera que el perro sienta que es superior dentro
del grupo. Esto no es tan bueno como se ve a primera vista. Si el perro con umbral bajo
también posee altos y extremos instintos (drives), en este modo fácilmente entrara en un
estado de ansiedad. La razón es que el perro necesita sentirse seguro dentro del grupo y
cualquier cosa que ponga en peligro dicha sensación, provocará ansiedad. Esto se debe a
que los instintos extremos causan necesidades patológicas en el perro. Un par de este tipo
de perros con manejo inconsistente y el resultado será un perro ansioso y miedoso que
mostrará reacciones de evitación con un posible cambio hacia su potencial de defensa y
umbral bajo de defensa. Si el potencial innato no es tan alto (moderados o altos instintos o
drives), entonces el perro se mantendrá controlable y sin ser propenso a la ansiedad, al
contrario del perro antes mencionado. Un perro con drive extremo (social) con un
moderado o alto umbral requerirá un manejador mentalmente mas fuerte y dominante
para detonar de manera efectiva los umbrales; lo que sucede es que los perros con esta
combinación son más difíciles de controlar. Un potencial instinto social (drive) extremo, con
un umbral extremo,nunca ha sido encontrado dentro de las investigaciones. Es razonable
considerar que dicha combinación sería altamente dominante y muy difícil de controlar.
Un perro con un instinto social (drive) con un umbral extremo será muy dominante, y
requerirá manejo especial ya que el umbral extremo será muy duro de accionar. Lo mismo
será verdad para perros con moderado o bajo instinto (social) que tengan un umbral
extremo. Pero los tres ejemplos dados requieren diferentes enfoques. Un perro con bajo
instinto social (drive) no responderá de manera efectiva al destierro, como el de moderado
y alto instinto social (drive), la necesidad de pertenecer al grupo no es tan alta, por lo que
este tipo de perros serán mucho mas independientes. Los individuos de instintos sociales
altos, aun necesitan formar parte del grupo y serán muy sociales cuando el umbral sea
alcanzado, el perros de bajo drive, no lo hará. El perro de moderado instinto quedará entre
los dos ejemplos dados.
También se ha establecido que el impacto de experiencias tempranas también sucede en los
niveles de umbral, así como en otras muchas interacciones durante la vida de los perros. Lo
que ha sido frecuentemente visto en aplicaciones prácticas es que los estímulos causan un
nivel muy alto en la respuesta emocional en perros, los cuales regresan a los niveles de su
umbral innato hasta que el estimulo es retirado. Con esto no queremos negar la necesidad
de trabajar al perro para enseñarle a que sea capaz de elevar y bajar sus propios umbrales,
pero si es otra variante que debe ser considerada por el manejador. Un ejemplo, si tiene
usted un perro con un instinto social muy alto que posee un umbral innato muy bajo,
debería trabajarlo para que eleve el umbral social en áreas de trabajo, en donde el
manejador no es la más alta prioridad, el rastreo es un buen ejemplo. Un perro con instintos
(drives) muy extremos y un umbral bajo no trabajará de manera confortable a mas de 15
metros de distancia del manejador, a menos que también tenga instintos muy extremos de
presa y un umbral bajo para la lo mismo (lo cual nunca ha sido visto y además sería
incompatible). Para mantener a este perro en el rastro de manera efectiva debe enseñársele
a elevar su umbral social. Pero si el estímulo presente,tiene un efecto tan profundo que lo
hace dudar de su seguridad, entonces debería, mientras este estimulo exista, revertir a su
umbral original bajo, para el modo social. Esto, mientras los manejadores puedan y enseñen
al perro a elevar su umbral, no podemos alterar la reactividad del perro, hasta el punto en
que un umbral bajo pueda convertirse en un umbral extremo o alto en cualquier
circunstancia. Estos potenciales innatos de posicionar el umbral aun necesita tomarse en
consideración cuando se maneje un perro o aun en las cría de perros.
Todo tipo o posición modal impactará en el rendimiento del aprendizaje para elevar el
umbral. Por ejemplo, un perro con altos drives sociales con un umbral bajo, puede ser
enseñado a elevar el umbral hasta el nivel necesario para que complete el trabajo de
rastreo sujeto a su nivel de instinto y umbral de presa. Si los umbrales de presa son bajos,
será difícil que el perro trabaje efectivamente en el rastreo; instintos moderados de presa
no permitirán que el rastreo sea enseñado. Perros con altos drives serán más aptos para
alcanzar la enseñanza que los perros con moderados o extremos drives. Los umbrales para
el modo de presa tienen impacto también; entre mas bajo el umbral, el perro funcionara
mejor y existirá poca probabilidad de un cambio al modo social . Esto es para decir que el
perro con un umbral bajo para la presa no requiere mucha motivación para cambiar al
modo de presa y así trabajar; esto deriva en su propio placer para el trabajo; entre más alto
el umbral, el perro no trabajará tan bien, ya que es capaz de mantener su umbral
(aprendido) para el drive social. El estimulo ambiental tendrá así, un mayor efecto en el
perro y tenderá concentrarse en que hace lo correcto. Esto detona la necesidad del perro de
seguridad y engrana el umbral social cambiando al perro al modo social. El resultado final es
que el perro está en el modo equivocado para que sea capaz de completar el objetivo, que
en este caso es el rastro.
El ejemplo anterior contribuye a considerar el potencial de defensa y de los umbrales. Si el
perro mencionado tiene altos instintos de defensa con un umbral bajo, será mas reactivo
para cambiar a l modo social o de defensa, depende del si el estímulo provoca inseguridad o
miedo. Si el perro tiene drives de defensa bajos y un umbral bajo, mirará al manejador cada
vez que se sienta inseguro o sienta miedo, provocando el cambio a modo dedefensa; el
perro tiene un potencial innato bajo en este modo; esto crea desconcierto lo cual cambiara
al perro a un modo social. La conducta será la evitación, lo cual es atribuida a que el perro
empieza a sentir miedo y así aprende a iniciar el modo de defensa. Esto puede acarrear
otros problemas: si el entrenador intenta cambiarlo al modo social para ganar control, el
perro ya esta en este modo y cualquier incremento por parte del manejador para tratar de
afirmar su posición aumentará la evitación ya que el perro siente aun más inseguridad. En
resumen, si un perro tiene umbrales bajos de manera innata, el entrenamiento puede
enseñarle al perro a elevarlos. Estos umbrales aprendidos, los sostendrá el perro siempre y
cuando se mantengan en un nivel más alto que los umbrales, no solo del modo que se desea
en que el perro opere, sino manteniendo el modo al mismo tiempo, y que los drives innatos
del modo requerido para el trabajo que se lleva acabo, no sean significativamente mas
bajos que el drive innato del modo, que tiene los umbrales elevados mediante el
aprendizaje. Esto se aplica en los tres modos. Este ejemplo trata de apuntar hacia que tan
imperativo es que el manejador aprenda a leer el estado emocional del perro y sin
proyectarse, reconozca el potencial innato y pueda seguir los cambios con objetividad. Los
perros son animales complejos y los humanos somos muy afortunados porque los perros
son mucho mas comunicativos visualmente que nosotros; los manejadores deben aprender
que es lo que el perro está expresando tanto con su lenguaje corporal, como con la
expresión facial. Esta información es luego considerada, comparándola con la posición del
modo innato y así tener la certeza de lo que el perro está sintiendo. Únicamente de esta
manera, los entrenadores estarán en posición de asegurar que toda la información es
transmitida al perro en el momento mas oportuno y de la manera mas comprensiva. El
modo de presa es responsable del juego en el perro domesticado por las razones expuestas
anteriormente. Todos los juegos, sin importar el modo en que el participante estaba
anteriormente, se convierte en modo de presa. El juego dentro de una sistema social y otras
acciones requieren de una respuesta en modo de presa.
Existe además, un estudio, que actualmente se está llevando a cabo, el cual sugiere que la
producción de hormonas juega un papel importante, mediante el sentido del olfato.
Vandergeten (comunicación personal), pero este parece que no tendrá éxito, ya que ha
fracasado al no poder observar de manera minuciosa las cambios de expresión tanto
faciales, como corporales. Estas acciones disparan la respuesta emocional de tal forma que
el perro es capaz de encargarse de la correcta respuesta conductual. El fracaso al responder
a tal detonador puede convertirse en respuesta de defensa, lo cual puede resultar en una
pelea. Este es el modo primario con el cual buscaremos que nuestro perro complete los
ejercicios, ya que no lo logrará mientras sienta ansiedad en este modo. La ansiedad, como
se explico es creada mediante un conflicto, cuando el perro no se siente seguro de lo que se
le está pidiendo, hasta aquí, la ansiedad solo puede ser expresada cuando esta en el modo
social. El modo de presa también es detonado por la comida. Este es el ultimo remanente
del verdadero modo de presa que ha quedado después del proceso de la domesticación.
Para algunos individuos esta parte del deseo de presa es mucho mas fuerte que el deseo de
persecución. Puede ser especulado que gracias a esto, nuestros perros se alimentan de
manera adecuada, el gusto que le tienen a la comida que utilizamos en el entrenamiento se
basa en la excitación que siente el perro al complacer al líder del grupo y como tal,
constituye una conducta modificada de juego. Cambiando a nuestros perros al modo de
presa al termino de un ejercicio, les mostramos en términos claros a que estamos contentos
con ellos. Esta falta de confusión es la razón de porque los perros entrenados de esta
manera estan mas comodos en su trabajo y han logrado establecer una mejor relación, que
los que fueron entrenados mediante otros sistemas institucionalizados.
El modo de presa tiene mucho más que ofrecer que la simple búsqueda de recompensas.
Puede ser utilizado para motivar a un perro a que complete una determinada acción, como
medio para reducir la ansiedad y para elevar otros umbrales, este modo es de gran
importancia cuando consideramos como comunicar de manera efectiva los objetivos al
perro. Así, los manejadores deben tener mucho cuidado para evaluar el potencial de presa
de los perros, así como sus umbrales innatos para este modo.
Un perro con drives de presa extremos y bajos umbrales necesitara muy poco para entrar
en juego de presa, perseguir la pelota o buscar la comida. Además serán fáciles de
entrenarlos en el rastreo, cobro y tendrán un deseo natural para perseguir ganado, pero
usualmente serán muy difíciles de controlar en obediencia o mantenerlos calmados o
callados. Si estos mismos perros tienen además un drive social alto y un bajo umbral para
este modo, frecuentemente será objeto de reacciones de ansiedad. Esto se debe a que
ambos modos tienen un umbral bajo y como resultado, a la necesidad que tienen estos
perros de complacer a su superior. Tales reacciones son fácilmente controladas
asegurándonos de que el perro comprende que el manejador quiere jugar. El rastreo con
estos perros requiere de un manejo cuidadoso, si el entrenador permite que la guía con la
correa se convierta en provocaciones (tensión de shock) el perro empezará a sentir ansiedad
mientras experimenta un conflicto entre la conducta de presa (rastreo) y el deseo de
complacer al manejador (al interpretar la tensión de la correa como correctivo). En esta
situación el manejador debe trabajar en incrementar el detonador social recompensando al
perro por mantener su concentración en el modo de presa. Si añadimos un drive alto de
defensa y un bajo umbral veremos de nuevo un problema multifacético ya que ocurre el
mismo shock por tensión, si el manejador es particularmente dominante y el perro recibe el
shock de tensión, es muy posible que el perro cambie del modo de presa al modo de
defensa mientras siente miedo. Esta situación requiere un manejo cuidadoso ya que el
entrenador debe asegurarse de que la respuesta de miedo no sea recompensada. Ante esto,
debe animar al perro de manera silenciosa a que vuelva al rastreo y no intentar confortar
físicamente al perro.
Si el perro se presenta con un drive de presa moderado o bajo, durante el entrenamiento,
requerirá de una destreza muy particular y paciencia por parte del manejador para sacar sus
habilidades de trabajo. Para el promedio de manejadores el perro necesitará tener
cualquier umbral para el drive bajo de presa y este umbral deberá mantenerse más bajo
que los otros dos modos. El entrenador usualmente iniciará con un ejercicio en modo social
de obediencia y después lo recompensará con un juego libre. Este generalmente se consigue
permitiéndole al perro correr libremente en un área cerrada e incentivándolo a que lo
persiga alejándose de él. Si hubiera algunos objetos en la misma área en donde el
entrenador se pueda esconder sería mejor, ya que la habilidad de buscar es una conducta
del modo de presa. Después de varias sesiones, estos perros empiezan a exhibir conductas
de presa como el olfateo. Si este perro tiene un drive social alto con un umbral bajo el
manejador tendrá una pequeña dificultad para controlar el “off” teniendo cuidado de no
forcejear mucho con la correa y tener luego una respuesta de incitación y ansiedad. Entre
más alto el umbral social, mas difícil será controlar al perro, pero contrariamente, en la
práctica hemos encontrado que entre más alto el umbral social mas rápido veremos una
elevación del umbral bajo de presa. Dicho esto, el autor ha entrenado varios perros tanto
con un alto potencial social y un bajo potencial de presa; esto lo ha logrado usando un
contacto social como última recompensa para el perro., pero requiere reacciones muy
rápidas y a tiempo para obtener los mismos resultados obtenidos mediante el uso de
conductas de presa como recompensa. La ansiedad sigue siendo un problema en este tipo
de perros y puede deberse al bloqueo del potencial de presa.
De nuevo, el modo de defensa jugará su parte; si este modo tiene un umbral bajo
acompañado de un alto potencial innato, entonces las reacciones de miedo son mas
comunes en la parte inicial del entrenamiento. Estas reacciones no deben ser
recompensadas y serán definitivamente ignoradas por el manejador debiendo ir seguidas
de un juego de escondidas con el manejador. Si el manejador ha perseguido al perro y como
resultado el perro presento una reacción de temor, deberá invertir los roles y dejar que el
perro lo persiga a él; esto cambia al perro al modo de presa y el juego continúa. Deben
tenerse cuidado para evitar tanto como sea posible, los cambios a modo de defensa durante
el juego, pero si el perro tiene un umbral bajo de defensa, seguramente esto ocurrirá. Es
importante hacer notar que el juego no debe detenerse únicamente porque el perro tuvo
reacciones de miedo, sino simplemente bajarle el tono un poco, siendo un poco menos
vigoroso en los abordamientos e invirtiendo rápidamente los roles al primer signo de
miedo. Esto con el tiempo incrementará el umbral para el modo de defensa. Mientras el
perro vaya entendiendo que su miedo es injustificado.
Cuando se evalúa el potencial de presa y los umbrales de un perro, el manejador debe
tomar en cuenta que el potencial innato puede quedar bloqueado y generalmente sucede,
tanto por reacciones de miedo como de ansiedad. Si un perro demuestra claramente
ansiedad cuando el manejador intenta involucrarlo en un juego y no existe indicios de que
entiende o no tienen ningún interés en las conductas de presa, la razón mas frecuente es
que el perro tiene altos o extremos drives sociales y un umbral social bajo. Esto puede ser el
resultado de las experiencias tempranas del perro (en el caso de un adulto) o de su tipo
innato. Cualquiera que sea la razón, el método indicado anteriormente reducirá la ansiedad
y permitirá la evaluación detallada del potencial de presa, pero es un proceso largo y no
será, ni con un entrenamiento intensivo rápidamente corregido el problema. Esta
resistencia a las conductas de presa frecuentemente se ven en el adulto que ha cambiado
de hogar; obviamente tienen que adaptarse con el manejador antes de que se sientan
seguros y hasta que esto suceda estará más enfocado a los objetivos de seguridad. Si la
situación continúa y el perro sigue sin mostrar conductas de presa, entonces podrá deberse
a respuestas aprendidas.
Un ejemplo de esto es un perro adulto que ha convivido con un numero de perros y luego es
reubicado en un hogar en donde él es el único perro. Lo más frecuente es que el perro haya
ocupado lugares importantes dentro de la jerarquías del grupo y tenga conductas de perro
omega o beta ( los perros omegas pertenecen a la jerarquía más baja dentro de la manada y
no tienen ninguna aspiración al liderazgo, los perros beta son perros que no fueron capaces
e alcanzar el liderazgo pero tienen un rol de dominio). Los perros beta se reponen
rápidamente ya que son lideres naturales que han sido suprimidos; tienen una tendencia a
no tener un umbral social demasiado bajo que constantemente se incrementa después de
un período tiempo razonable . El perro omega usualmente tienen un umbral social bajo y
altos drives sociales; sufren de un nivel más alto de ansiedad cuando se encuentran en una
posición beta (es el único perro responsable para los propietarios). El tiempo remediará la
mayor parte de esta ansiedad, pero los manejadores deberán ser cuidadosos en no tratar de
hacer mucho en poco tiempo.
El entrenamiento de agilidad ha sido encontrado de utilidad para asistir a perros de
umbrales sociales bajos durante su recuperación de la ansiedad, ya que deben vencer su
ansiedad para dominar los aparatos y luego mientras incrementan su velocidad el efecto
resulta en juego, lo que le permite cambiar a modo de presa. Es además un área en donde
los manejadores son muy específicos en los que les piden a los perros y tienden a mostrarles
lo que ellos quieren y no solo a ordenar que sea realizado algo. Una vez en modo de presa
empiezan a construir confianza no solamente en ellos mismos, sino en la relación con el
manejador. Estos deben mantenerse en una posición de antelación mientras manejan la
ansiedad del perro durante un curso de agilidad. Si el entrenador se detiene para corregir
un problema, los perros tienden a reaccionar con mas ansiedad mientras perciben la
atención del manejador como intimidatorio. En la práctica, la utilización de movimiento
continuo promete resultados extremos con los perros muy ansiosos; ya sea que el perro
utilice su potencial de presa para reducir su ansiedad o simplemente que el superior este
permitiendo al subordinado seguirlo sin resistencia, es algo que no se sabe hasta ahora.
Es importante destacar que mientras el perro puede operar únicamente en un solo modo a
la vez, las influencias sobre el perro que este en cierto modo, pueden afectar el umbral de
otro modo mediante la autorregulación por el perro mismo. No implica que un modo u otro
es consistentemente mas importante uno que otro para el perro, sino que un perro controla
el umbral de cada modo para adaptarlo a las circunstancias que estén ocurriendo de
manera individual y a su potencial innato. En obediencia, el ejercicio de heeling utiliza el
modo social para incrementar el umbral para la respuesta de presa. El perro esta en modo
social, porque el manejador ha obtenido una respuesta de obediencia cuando le pidió que
hiciera algo. El objetivo del perro es terminar cada acción solicitada por su superior,
sabiendo que la competencia exitosa tendrá su recompensa en forma de juego de presa o
de algún bocadillo. Esto nos permite mantener al perro concentrado en el objetivo que nos
ocupe hasta que indiquemos lo contrario al término del ejercicio deseado. Si el objeto de
presa, como el juguete de cobro es utilizado como motivador para la respuesta del perro,
utilizamos el modo social, el cual es nuestra posición jerárquica en relación al perro, para
que el perro suspenda el cambio a modo de presa al tratar de jugar, hasta que liberemos al
perro, tirándole el objeto hacia él. En estas circunstancias el perro debe elevar su umbral
para alcanzar el resultado deseado por el superior, antes de empezar a ser capaz de cambiar
al modo de presa y jugar con el juguete en la forma que el desee. Esto es copiando el
método utilizado por los superiores del grupo para detener al mas jóven, los perros de
rango bajo, de estropear el acecho a una presa.
Esto se parece mucho a programar los umbrales como lo hemos venido haciendo, pero
continua siendo un llamado al criterio del perro, el cual seguirá programando sus umbrales.
Mostramos nuestro desacuerdo si se equivocan mediante la retensión de la recompensa y
haciendo que el perro vuelva a repetir el ejercicio de nuevo.
De esta manera el perro aprende pronto a esperar a que se le permita cambiar; este es el
verdadero control. Todos hemos visto perros que tienen umbrales bajos incapaces de
terminar lo que se les ordena. El manejador es incapaz de cambiar al perro al modo social
en donde puede controlarlo. En estos casos el manejador debe buscar la manera de
mantener al perro en modo social cuando la presa está a la vista. Esto se consigue de
manera muy gradual reteniendo la recompensa del perro hasta que se mantenga en modo
social (mostrando calma y respuestas de conducta correctas), por períodos de tiempo que
se irán incrementando gradualmente. Los perro aprenden a intensificar sus umbrales o la
recompensa no estará disponible. De nuevo, este principio es idéntico al que el perro utiliza
en su estado salvaje, intentando obtener juego con un superior de la manada; debe
observar todas las formas sociales de manera correcta para que el de mayor jerarquía no se
sienta retado y responda de una manera agresiva como corrección. Frecuentemente el
modo de presa es utilizado como tratamiento de perros que tienen problema de conducta.
El modo de presa es, como ya se dijo, un modo libre de estrés; permite interacciones de
diversión entre el perro y el manejador; usualmente involucra niveles de actividad tanto
mentales como físicos o una combinación de ambos que sirve para aliviar el aburrimiento o
como sustituto de actividades; además es utilizado para controlar las respuestas de
ansiedad y temor, en los perros descritos anteriormente. Todos los criadores caninos
deberían asegurar que el potencial de presa de sus perros sea completamente alcanzado.
Tristemente este no es el caso y el autor atribuye esta falla a la destrucción de muchos
perros basada en razones conductuales.
En defensa de los criadores, es verdad que los perros con altos y extremos drives de presa
con bajos umbrales, son difíciles de manejar sobretodo en las competencias de
conformación; pero esto es asunto de ellos, deberán incrementar sus destrezas de manejo y
de aprendizaje para producir perros equilibrados, así la situación será corregida sin causar
problemas de conducta, tan frecuentemente vista en los perros modernos.
También es verdad que para mantener este equilibrio cuando el criador tiene 10 o 20 perros
o más, será un trabajo de tiempo completo, pero esto fue elección del mismo criador al
tener tantos perros, deberían aceptar la responsabilidad por el bienestar mental de los que
están a su cargo. El no permitir que los perros disminuyan su nivel de estrés no es ético, lo
mismo sucede si no se les brinda un ambiente estimulante con una amplia oportunidad de
manifestar conductas de presa. Este punto bien puede ser una de las principales causas del
incremento tan significativo en perros que son llevados al especialista para terapia
conductual y del incremento en las diferencias entre las líneas de perros de trabajo y de
exposición de los mismo criadores. Los criadores, para las exposiciones crean perros con
drives de presa bajos para su fácil manejo, pero al hacerlo, en realidad han logrado perros
desequilibrados, también es verdad que los criaderos de perros altamente especializados
han creado el desequilibrio contrario, en donde si el perro no esta constantemente
trabajando ( en un mundo en donde estas oportunidades se reducen de manera rápida) es
sujeto de desórdenes de conducta. No es la intención de este documento decir cual de los
extremos es correcto o erróneo, sin que mientras el criador ha especializado a sus perros
para satisfacer su propias demandas, el resultado han sido perros desequilibrados, que en
promedio los hace muy pobres como mascota familiar. El secreto para los criadores es
conseguir un perro equilibrado y para alcanzarlo, actualmente son las personas más
apropiadas para poseer esta raza en cuestión.
Las prácticas crianza canina modernas son objeto de justa crítica en este documento,
particularmente en el aspecto de someter a los cachorros al estrés. En esta área, deberían
utilizarse los juguetes fabricados como presas, los cuales son usados generalmente, cuando
la conducta ha ido más allá de lo normal. Los juguetes son auto recompensas
(condicionamiento clásico) y tienen mucho que ofrecer al criador canino. Varios de estos
objetos tienen la habilidad de contener alimento y liberarlo mientras el perro juega con él
en dosis pequeñas o graduales. Estos son ideales para el alivio del estrés y además ofrecen
un efecto secundario, con el cual se puede asegurar que los cachorros que producen
desarrollen drive de presa razonable, manteniendo bajo el umbral innato. El juguete
recompensa la conducta del perro de manera intermitente, es muy resistente y duradero. Es
dudoso que este equipo reemplace un bien estructurado programa de enseñanza temprana,
pero cuando es incorporado como parte de dicho programa, por ejemplo, como
continuación de la estimulación del drive de presa cuando el criador es incapaz de poner a
los cachorros en este tipo de juego, pareciera tener un alto y positivo beneficio en el perro y
en el desarrollo de sus drives.
Los perros con un umbral social bajo y que son sujetos de ansiedad deberán ser siempre
criados con este medio, para que reduzcan su ansiedad ellos mismos. Esto puede ser uno de
los juguetes mencionados o pudiera ser un perro, preferentemente de un rango social bajo,
con el que pueda jugar. Los perros ansiosos que son criados solos y sin los medios
adecuados para reducir la ansiedad tienden a exhibir una fluctuación muy variada de
respuestas cuando el manejador se acerca al lugar de confinamiento, que van desde
manifestaciones de alegria extrema hasta la huida patológica como la máxima expresión de
su ansiedad al momento de que se le aborda. El uso práctico de los juguetes que
mencionamos resulta en una respuesta de conducta mas positiva al arribo del propietario, y
esta es considerada para ilustrar que la reducción de la ansiedad/estrés se obtiene mejor
durante el modo de presa.

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