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Padecer este shock psicológico en el campo médico es tomado como nubes mentales
y en otros casos suele sumergirnos en profundos estados depresivos, pero al mismo al
tiempo en muchos casos fueron la consecuencia para que muchos escritores
hagan parir magníficos aportes literarios.
Por otro lado irrumpe en la personalidad lobuna del personaje la lucha constante entre
varias personalidades que dentro de sí mismo lleva cada hombre que escondemos o
exteriorizamos en determinados momentos, la reflexión entre la vida burguesa, la
guerra, la bohemia, la vida, la muerte y el suicidio es una constante en su obra. No
sólo conviven con él el lobo estepario, distintos animales que determinan su
personalidad transfigurada llevándonos a veces a la realidad dentro de una historia
que pulula entre lo ficticio y lo supuestamente real.
La vida “normal”, sus ritos habituales, cuestiones solemnes, es un lento recorrido por
las convenciones burguesas que todo hombre padece, quepar en esos márgenes
formales es difícil para Harry. En aquellos momentos solo es necesario actuar como
una buena puesta en escena, para que la sociedad nos aplauda. Tal vez por todo ello
al encontrar a su viejo amigo en la biblioteca para Harry le fue insoportable
permanecer en la casa de éste y tras improperios amables desapareció por las
curvadas calles de la ciudad no sin antes como que echándole pimienta al gusto, dejó
en claro su desprecio por la forma como el arte oficial retrataba a los Goethe de
correctos vates, escritores de casa, sobrios y buenitos.
Pero mi olfato detectó un intenso olor proletario sobre todo cuando sobre los ojos del
lector deja en manifiesto su deseo ávido por retorcerle el pescuezo a cualquier
burgués, ello al mismo tiempo es un estrangulamiento literario y ecuménico de toda la
sociedad burguesa. Este deseo que ha simple lectura puede sonar a homicida es en
realidad el deseo por violentar la circunspección burguesa ya que Harry no ama los
días buenos, sino los bohemios, cuando leo el Lobo Estepario, siento como si Harry
expresara obscenos y lunáticos deseos que alguna vez todo cerebro piensa y desearía
realizar, pero bien no lo dicen, no lo hacen o no lo escriben.
Arrancar la peluca a un ídolo, hacer polvo las catedrales, como el mismo Harry
manifiesta, su odio a esa autosatisfacción burguesa de los hombres bien, de la salud,
esa prospera y disciplinada, trivial, normal y corriente vida burguesa, de la cual no sólo
reprocha y execra sino que también se deleita y vive rodeado de ella, es como su elixir
dulce y amarga.
Diego