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Esta enseanza, arraigada en la sagrada Escritura y desarrollada por la sagrada Tradicin, encuentra expresin en la
doctrina del concilio de Trento, segn la cual el sacramento de la confirmacin imprime en el alma un signo espiritual
indeleble: el carcter (cf. DS 1609), que es precisamente el signo impreso por Jesucristo en el cristiano con el sello de
su Espritu.
4. Este don especfico conferido por el sacramento de la confirmacin capacita a los fieles para desempear su funcin
proftica de testimonio de la fe. El confirmado explica santo Toms recibe el poder de profesar pblicamente la fe
cristiana, como en virtud de un cargo oficial (quasi ex officio) (Summa Theol., III, q. 72, a. 5, ad 2; cf. Catecismo de la
Iglesia catlica, n. 1305). Y el Vaticano II, ilustrando en la Lumen gentium la ndole sagrada y orgnica de la comunidad
sacerdotal, subraya que el sacramento de la confirmacin los une ms ntimamente a la Iglesia y los enriquece con una
fuerza especial del Espritu Santo. De esta manera se comprometen mucho ms, como autnticos testigos de Cristo, a
extender y defender la fe con sus palabras y sus obras (n. 11).
El bautizado que, con plena y madura conciencia, recibe el sacramento de la confirmacin, declara solemnemente ante
la Iglesia, sostenido por la gracia de Dios, su disponibilidad a dejarse penetrar, de modo siempre nuevo y cada vez ms
profundo, por el Espritu de Dios, a fin de llegar a ser testigo de Cristo Seor.
5. Esta disponibilidad, gracias al Espritu Santo que penetra y colma su corazn, se extiende hasta el martirio, como lo
demuestra la ininterrumpida cadena de testigos cristianos que, desde los albores del cristianismo hasta nuestro siglo, no
han temido sacrificar su vida terrena por amor a Jesucristo. El martirio escribe el Catecismo de la Iglesia catlica es
el supremo testimonio de la verdad de la fe; designa un testimonio que llega hasta la muerte. El mrtir da testimonio de
Cristo, muerto y resucitado, al cual est unido por la caridad (n. 2473).
En el umbral del tercer milenio, invoquemos el don del Parclito para reavivar la eficacia de gracia del sello espiritual
impreso en nosotros en el sacramento de la confirmacin. Nuestra vida, animada por el Espritu, difundir el perfume
de Cristo (2 Co 2, 15) hasta los ltimos confines de la tierra.