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Visibilidad y gentrificación: el caso madrileño

Rafael Jackson, Ph.D.

Departamento de Humanidades

Universidad de Puerto Rico en Mayagüez

rjackson@uprm.edu

“A great city is that which has the greatest men and women.”

Walt Whitman

La comunidad LGBTT española ha pasado por los mismos sinsabores y discriminaciones que sus semejantes en cualquier otro

país del falsamente denominado “primer mundo”. Desde hace unos años pasa por un momento dulce, respaldada por las leyes

que rigen a todos los españoles y las españolas en lo referente al Código Civil. Sin embargo, el camino fue arduo hasta llegar a

este punto, y la dictadura del general Francisco Franco significó un punto de inflexión crucial para marcar lo que debería ser el

colectivo, al igual que ocurrió en otras esferas sociales, políticas y económicas del Estado español.

Un poco de historia...

El primero de abril de 1939 el ejército nacional, dirigido por el general Franco, entra en las calles de Madrid, la capital de

España. Con este hecho comienza la dictadura franquista, cuyo fin coincide con la muerte del dictador el 20 de noviembre de

1975. Por tanto, su régimen transcurrió durante gran parte de la historia del siglo XX. Mientras el resto de los países de Europa

occidental recuperaban sus democracias tras la caída de los fascismos en 1945, España quedaba sumida en un completo

aislamiento social, político y económico1.

Por lo que respecta a las libertades, la dictadura franquista procedió a su supresión sistemática empleando para ello a sus dos

principales aliados ideológicos, la Falange y la Iglesia Católica. La censura controló toda fuente de información en los medios de

comunicación –prensa, radio y, desde 1957, televisión–, de cultura, de ocio y de divulgación –cine, teatro, literatura, música,

etcétera–. Especialmente significativo fue su papel en la educación, en la que imperó el nacional-catolicismo propugnado por

Franco desde el inicio de la Guerra Civil española. La Enciclopedia Álvarez, el principal libro de texto empleado en las escuelas

españolas de enseñanza elemental y secundaria hasta los años setenta, contenía verdaderas joyas del delirio si no fuera
porque debían ser aprendidas de memoria por todos los niños y adolescentes del país2. Entre ellas, destacan perlas como la

siguiente: «Alzamiento Nacional: fue necesario, porque solamente una reacción armada podía impedir la ruina de España»,

«Cervantes retrata a los dos tipos de hombres que ha habido, hay y habrá: Quijotes y Sanchos» o «Debemos leer periódicos

moral y políticamente sanos, dando preferencia a los artículos literarios»3.

En lo relativo a las relaciones sexuales, es lógico pensar que se primaba la heteronorma más ultraconsevadora: solo se podían

realizar dentro del matrimonio y con vistas a la reproducción. Y en este contexto la mujer sufría la misma sumisión que en el

resto de la vida cotidiana española:

La mujer sensual tiene los ojos hundidos, las mejillas descoloridas, transparentes las orejas, apuntada la barbilla, seca
la boca, sudorosas las manos, quebrado el talle, inseguro el paso y triste todo su ser. Espiritualmente, el entendimiento
se oscurece, se hace tardo a la reflexión: la voluntad pierde el dominio de sus actos y es como una barquilla a merced
de las olas: la memoria se entumece. Sólo la imaginación permanece activa, para su daño, con la representación de
imágenes lascivas, que la llenan totalmente. De la mujer sensual no se ha de esperar trabajo serio, idea grave, labor
fecunda, sentimiento limpio, ternura acogedora4.

La homosexualidad para el franquismo era una enfermedad o perversión vinculada a los hombres, puesto que las mujeres,

silenciadas en todas las esferas de la vida española, no podían ni debían dar muestras palpablemente activas de deseo. Y

como toda enfermedad, ilustres psiquiatras del régimen ingeniaron extraños métodos para remediarla. Así, se puso en boga una

cruel práctica basada en el electroshock. El paciente era conducido a una sala donde se proyectaban imágenes de mujeres y

hombres desnudos; cuando aparecía una fotografía o ilustración con hombres, entonces se le administraba una leve descarga

eléctrica en los genitales. Si aquello no resultaba suficiente ni apropiado para el presunto paciente, entonces se apostaba por su

rehabilitación cumpliendo una larga condena en cárceles comunes o en confinamientos creados al efecto. A partir de 1954 se

modificó la que se denominaba «Ley de vagos y maleantes», por la cual se permitía encarcelar a hombres a quienes se les

sorprendiera teniendo relaciones con otros hombres. Ante esta situación inhumana por denigrante, fueron muchos los hombres

que optaron por el suicidio5.

La censura también actuó en contra de la aparición del deseo contrario a la heteronorma. Así pues, los autores en los distintos

medios artísticos tuvieron que emplear la doble lectura, la sutilidad y la metáfora para manifestarlo sin ser por ello condenados

al silencio. Un caso ilustrativo lo representa Rafael de León, célebre letrista del género de canción española conocido como

tonadilla o copla. Amigo de muchos poetas de la generación del 27, algunos especialistas lo incluyen con justicia en ella por la

profundidad de sus letras y el acopio de recursos poéticos cercanos a otros integrantes como Vicente Aleixandre, Luis Cernuda

y, especialmente, Federico García Lorca. Gracias a la copla, De León podía expresar con total plenitud el deseo, el amor loco,

la perdición y la fatalidad, empleando para ello personajes femeninos transformados en sus hábiles álter egos. La cantante

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Concha Piquer se singularizó precisamente por expresar con desgarro lo que De León le componía a la medida de sus

posibilidades líricas, a sabiendas que estaba dando voz a los sentimientos más profundos de su amigo y letrista6. De entre

todas las coplas escritas para Piquer, Tatuaje (1941) ocupa un lugar de honor debido a la aparición de metáforas de sabor

lorquiano, como el blanco faro y la figura del marinero, que además es uno de los repertorios más representados en la

iconografía homoerótica:

Él vino en un barco de nombre extranjero


lo encontré en el puerto un anochecer,
cuando el blanco faro sobre los veleros
su beso de plata dejaba caer.

Era hermoso y rubio como la cerveza,


el pecho tatuado con un corazón,
en su voz amarga, había la tristeza
doliente y cansada del acordeón.

Ante este clima de represión, los gays se relacionan en algunos billares, baños públicos y parques, pues hasta el

tardofranquismo no existieron barras destinadas a dicho sector de la población española. También se reunían en fiestas

privadas, muchas de ellas organizadas por empresarios, jerarcas o hijos de jerarcas adscritos al régimen franquista. Quienes se

atrevían a convivir bajo el mismo techo debían evitar cualquier sospecha del entorno.

En 1970 se da un paso más en la represión de dicha comunidad al promulgarse la «Ley de Peligrosidad Social», por la que se

condebaba a prisión a los homosexuales por el simple hecho de serlo: bastaba cualquier comentario a las autoridades en ese

sentido para que la persona en cuestión pudiera ser denunciada y encarcelada. Coincidiendo con este endurecimiento

legislativo surgen en España las primeras asociaciones de reivindicación de los derechos de la comunidad gay y lésbica, que se

convertirían en el germen de los actuales colectivos.

Tras la muerte de Franco y la llegada de la democracia a España, en 1978 se promulga la Constitución Española. En virtud del

artículo 14: «Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento,

raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social». Ese mismo año se libera a los gays

que continuaban encarcelados y un año después se modifica la «Ley de Peligrosidad Social», suprimiendo entre otros el

supuesto de homosexualidad.

Hacia la visibilidad

La promulgación de leyes favorables y la derogación de otras desfavorables no dieron lugar a la inmediata aceptación de la

comunidad LGBTT por parte de la sociedad española. Hubo que llegar a la década de 1990 para que esta situación se fuera
3
transformando paulatinamente. En ese sentido, la visibilidad de muchos miembros de dicha comunidad pertenecientes al mundo

de la cultura y del espectáculo resulto crucial, además de su aparición respetuosa en importantes obras de ficción. Entre los

principales factores que ayudaron a la visibilidad positiva de la comunidad LGBTT destacan los siguientes:

1. La «salida del clóset» de muchos españoles famosos, principalmente hombres, desde mediados de los años noventa.

La revista Zero, orientada al público gay, ha actuado como portavoz de esa tendencia dedicando portadas a los

hombres gays que han decidido manifestar abiertamente su homosexualidad. Destaca entre ellos el caso de Jesús

Vázquez, uno de los profesionales más respetados y queridos en la televisión española. En dicha cubierta aparecía

con una corona de espinas en la cabeza para manifestar así el via crucis por el que se había visto obligado a pasar

tras el escándalo del caso «Arny»7. Además de Vázquez, también han realizado su particular coming out otras

celebridades, como el director Alejandro Amenábar, el escritor Álvaro Pombo o el juez Grande-Marlaska.

2. La aparición de personajes LGBTT en los medios culturales y de difusión española desde finales de los años setenta.

Destacan los cómics de la detective transexual Anarcoma, realizado por Nazario (1979) y Manuel no está solo, de

Rodrigo (1983-1984), en el que se desarrolla una breve historia de amor entre dos bears. En pintura, la obra de

Guillermo Pérez Villalta está llena de referencias homoeróticas. Películas de los años setenta traen a primer plano

dicha cuestión: es legendaria la proyección de Mi querida señorita (dirigida por Jaime de Armiñán), primera en tratar el

transgénero nada menos que en 1971, o el travestismo en Un hombre llamado Flor de Otoño, de Pedro Olea (1978).

Pedro Almodóvar representa quizá la mejor aproximación a la temática queer, arrastrando las influencias underground

al circuito del mainstream con películas como La ley del deseo (1985), Todo sobre mi madre (1999) y, más

recientemente, La mala educación (2004). Las sit-com televisivas han apostado igualmente por incluir personajes

LGBTT vistos desde una óptica real. Entre ellos, destaca el personaje Mauri, interpretado por Luis Merlo, en Aquí no

hay quien viva (Antena 3, 2003-2006) y el de Diana, interpretado por Anabel Alonso, en Siete vidas (Tele 5, 2000-

2006).

3. La aparición en el mercado de la editorial Berkana, dirigida por Mili Hernández, una de las militantes LGBTT más

veteranas en el Estado, y de revistas gay-oriented, como Shangay y la ya mencionada Zero.

4. La inclusión de una serie de líderes en los colectivos LGBTT con poder dialéctico y carisma mediático. Destacan entre

ellos, Boti G. Rodrigo, Beatriz Gimeno y Pedro Zerolo.

5. Los colectivos LGBTT españoles. Su labor, voluntaria y sin ánimo de lucro, se puede resumir en los puntos siguientes:

defensa de los derechos de la comunidad, asesoría psicológica y legal, grupos de trabajo (HIV, educación,
4
inmigración, asuntos religiosos, ayuda a padres ante la salida del clóset de sus hijos), información en vivo o a través

de consulta telefónica anónima.

6. La creciente popularidad del desfile del Orgullo Gay, principalmente en Madrid, con una afluencia masiva de público

de cualquier orientación sexual. El desfile cuenta con dos partes bien diferenciadas: la reivindicativa, en la que los

distintos colectivos del Estado se manifiestan por los derechos de la comunidad LGBTT, y la lúdica, compuesta por

carrozas con actuaciones de personajes anónimos y famosos, y sufragadas por distintas compañías del mundo del

espéctaculo y de la empresa privada8.

Todos estos factores ayudaron a la modificación del Artículo 44 del Código Civil en 2005, bajo el gobierno del PSOE dirigido por

José Luis Rodríguez Zapatero. En él se estipula: «El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio conforme a las

disposiciones de este Código. El matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos cuando ambos contrayentes sean del mismo

o de diferente sexo».

Gentrificación y visibilidad: el barrio de Chueca

Chueca forma parte del casco histórico de Madrid. Limitado por las calles Gran Vía, Paseo de Recoletos, Fernando VI, San

Mateo y Fuencarral, de la transición a la democracia se fue convirtiendo en el barrio LGBTT de la capital española9. Hacia los

años ochenta el barrio pasó por su época de mayor peligrosidad y degradación urbana, convertido en lugar de prostitución

femenina y de comercio de todo tipo de drogas. Había en él, no obstante, un par de locales gays, con el célebre Café Figueroa

a la cabeza, que influyeron en la visita al barrio por el público gay.

Ello repercutió en dos factores importantes. Por una parte, comienzan a proliferar negocios orientados al público LGBTT y,

especialmente, gay. Por otra, varios miembros de la población LGBTT se trasladan al barrio rentando apartamentos viejos o

comprando otros rehabilitados y reformados. Además de barras, en Chueca se instalan restaurantes de categoría, como Divina

La Cocina, El Armario o Bazaar, tiendas de diseño como Düoh o Natura, y ropa de diseño, entre las cuales destaca Custo

Barcelona; todos ellos presentan un look quizá demasiado dependiente del modelo neoyorquino. Ello provoca que la población

heterosexual comience a frecuentar Chueca al convertirse en zona de referencia de ocio, diseño y diversión a escala nacional e

internacional.

Los nuevos inquilinos, pertenecientes en su mayoría a la comunidad LGBTT, adecentaron Chueca y encontraron con ello la

empatía con los habitantes más antiguos del barrio10. Así se manifiesta un residente gay: «Chueca lo hemos sacado adelante

los propios habitantes. Cuando yo llegué, los locales estaban cerrados o a punto de cerrar y la mayoría de los edificios
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semivacíos. Había demasiada inseguridad. Ahora las casas están más cuidadas porque al llegar gente nueva, las comunidades

de vecinos han podido afrontar la rehabilitación de sus edificios»11. Sin embargo, no todo son bendiciones en este cambio de

óptica. Mili Hernández, propietaria de la editorial y librería Berkana, introduce un factor político-económico muy interesante en la

relación entre inquilinos e inmobiliarias: «El barrio era propiedad de un grupo de arruinados a los que los gays hemos convertido

en millonarios –señala Hernández–. Les hemos salvado la vida a esos tipos, que son, además de tremendos especuladores,

grandes homófobos»12.

Nos enfrentamos, pues, a uno más de los procesos de gentrificación urbana de la segunda mitad del siglo XX. Resulta curioso

que, como en otros tantos lugares, la comunidad LGBTT haya sido responsable de la transformación desde un lugar marginal y

peligroso a otro trendy, deseado por los consumidores y empresarios de todas las orientaciones sexuales. Este hecho nos

enfrenta a dos hipótesis de futuro si queremos aventurarnos en explicar cuál sería la evolución del barrio de Chueca. Puede que

la próxima revolución sea la protagonizada por las mujeres, con una presencia más visible. Ahora bien, podría ocurrir igual que

en otros barrios de importantes ciudades, como Greenwich Village en Nueva York, Soho en Londres o South Beach en Miami,

esto es, que la población LGBTT abandone paulatinamente el barrio debido a la afluencia masiva de población heterosexual y a

un desorbitado aumento de los precios inmobiliarios. Un ejemplo de ello lo tenemos en la calle Fuencarral. Situada en el

corazón del barrio de Chueca, en ella estuvo localizado durante muchos años el colectivo COGAM; sin embargo,

progresivamente se ha ido transformando en una calle straight sin ningún signo LGBTT evidente, a no ser por los modelos

vanguardistas que lucen los maniquíes en las numerosas tiendas de diseño exclusivo.

1 Para el régimen de Franco se recomienda la biografía de Paul PRESTON (1994): Franco: A Biography. Fontana Press, London. La visita a
Madrid en 1959 de Ike Eisenhower, presidente en aquel momento de EUA, supuso el comienzo de una colaboración que dilataría la existencia
del régimen hasta la muerte del dictador. Según este acuerdo, EUA se comprometió a ayudar económicamente al régimen a cambio de que
Franco permitiera la instalación de bases militares estadounidenses en suelo español (Madrid, Zaragoza, Rota...).

2 Una excelente crítica a los valores y saberes de la Enciclopedia Álvarez en Andrés SOPEÑA (1994): El florido pensil: memoria de la escuela
nacional-católica. Grijalbo-Mondadori, Barcelona.

3 Citas incluidas en http://perso.wanadoo.es/meacuerdo/talcomoeramos.htm. Consultada en enero de 2008.

4 Cita incluida en http://www.lasmalaslenguas.es/2007/11/21/las-esclavas-del-franquismo. Consultada en diciembre de 2007.

5 De entre los muchos estudios publicados sobre este asunto, recomendamos los siguientes: Arturo ARNALTE (2003): Redada de violetas. La
represión de los homosexuales durante el franquismo. Esfera, Madrid; R. M. MÉRIDA (comp, 2008): Diàlegs gais, lesbians, queer. Edicions de
la Universitat de Lleida, Lleida.

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6 De León y Piquer se conocieron en el camerino de ella. Cuando él, que iba vestido con uniforme militar, cruzó la puerta, la tonadillera le
preguntó sin tapujos si él era gay, a lo cual le preguntó sorprendido: «¿Y cómo lo ha adivinado?». «Por el modo que en que usted lleva puesta
la gorra», le replicó ella sin dar importancia al asunto. Esta anécdota la recogía la propia Piquer en el programa Cantares, dirigido por Lauren
Postigo (RTVE, 1978).

7 Zero, número 16, 2000. Em 1995, el caso «Arny» conmociona a España. Se culpabiliza a 49 hombres, casi todos ellos famosos, de inducir a
menores a la prostitución en una barra de Sevilla con el nombre que da título al proceso. El juicio es largo y en él se va viendo que los testigos
incurren en contradicciones en las declaraciones. Esto, añadido a la falta de pruebas, lleva a que sean declarados inocentes y se condene a
varios de los testigos y al dueño del local. Así pues, ha pasado a la historia como una más de las tantas «cazas de brujas» contra
profesionales famosos de orientación homosexual.

8 La progresión numérica del desfile ha sido impresionante en los últimos años. En 2004 se cifró en torno a los 500,000 participantes; en 2005,
se duplicó a un millón; en 2006, se estimó alrededor de 1,500,000, y en 2007 subió hasta los dos millones.

9 Una de las mejores descripciones de la evolución del barrio se encuentra en Bernardo E. VEKSLER (2005): Del Barquillo a Chueca.
Transformación y glamour de un barrio madrileño. Editorial Vision Net, Madrid.

10 «Había droga y gente vomitando por todas partes. Aquí enfrente paraban los autos para comprar heroína. Los homosexuales son
educados... Ellos le han dado la vida al barrio». http://www.laverdad.es/murcia/prensa/20070625/sociedad/chueca-oasis_20070625.html

11 http://www.20minutos.es/noticia/48675/0/barrios/chueca/madrid/. Consultado en enero de 2008.

12 http://www.elcomerciodigital.com/prensa/20070626/sociedad/chueca-oasis_20070626.html. Por poner cifras a estas especulaciones


económicas: un apartamento en la calle Pelayo de 495 p2, $392,224; un apartamento en la calle Alonso Martínez de 1,570 p2, $2,051,000; un
apartamento viejo de 538 p2 que necesita reforma en la calle San Bartolomé, $401,800. Cifras consultadas en diciembre de 2007.

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