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NO ESTOY BUSCANDO A DIOS EN LA RADIO

¿Entonces dónde? por Alfredo Calzadilla


Este texto tiene vínculos a materiales colocados en Internet ,indicados en azul y subrayados.
Reescrito sobre la charla presentada en el Foro Evangelización y Pastoral en los Medios de Comunicación,
realizada en la Universidad Católica Andrés Bello Guayana.

En aquellos tiempos, se dice, que los griegos tenían una palabra muy bonita que era la voz “hereje”;
algunos la traducen como “elección”. El “hereje” era aquella persona que pensaba distinto a los demás,
por “elección” propia, me imagino. Lamentablemente, en manos de nuestra iglesia católica, fuimos
manoseando este vocablo aplicándoselo como algo negativo ante quienes se les ocurría diferir y pensar
algo distinto a lo que establecía dogma católico, hasta que ahora la mayoría de las personas la usan para
calificarle a alguien de “blasfemo”. Por eso comenzaría rescatando el significado de esta palabra “hereje”,
como lo es el pensar distinto. Porque de repente por aquí habrá que ser un poco hereje al usar la radio
para una tarea como la de “dar la buena noticia”, cosa que los griegos llamarían “evangelizar”.
Paso siguiente, hacemos un simulacro de “auto-hipnosis”: si no es su caso, haga de cuenta que a partir de
esta línea usted es un católico como cualquiera, de esos que no tienen más compromiso que pedir cuando
hay necesidad, “Dios ayúdame que estoy en problemas”, “Dios ayúdame a pasar el examen” “Dios
ayúdame a sacarme el kino esta semana pa’ irme a Margarita esta Semana Santa”, por ejemplo. ¿Listo?
Entonces imaginamos que estamos en casa, arreglando la sala de aquí para allá, o preparando la comida; o
estamos en el carro camino al trabajo, o llevando a los chamos al colegio; o estamos en el trabajo,
revisando papeles, escribiendo un informe administrativo; cosas en las que generalmente estamos cuando
prendemos la radio. Total que estamos pasando las emisoras a ver qué encontramos (permítame pasar el
dial por usted, haciendo CLICK). ¿Con cuál programa se quedaría?1
No vamos a caer en calificar cual es mejor o peor. Solo anotemos en este
momento que nos encontramos dos modelos de asumir la radio (y me atrevería
a generalizar que “los medios”) en nuestro trabajo pastoral o de
evangelización. El primero es un modelo que llamaremos “mágico-religioso”,
y no de gratis. En éste la nota es transmitir lo sagrado, lo que no se discute;
cobra fuerza aquí el rito establecido, la cosa se convierte en una mudanza del
templo a la cabina de radio. En este modelo entran las transmisiones de misas
(algunas hacen un buen intento de ser radiofónicas; por el otro lado hay
quienes trasladan los equipos móviles a las iglesias y los transmiten tal cual,
con momentos de silencio incluidos, nada radiofónicos por cierto), también los
rosarios, momentos de oración. En mayor o menor grado, en estos formatos la
comunicación es vertical, por ponerlo así. No hay mayor interlocución, ni
Resucita a Lázaro en “Jesús de discusión. Los rituales son tradicionalistas, así que la cosa es así porque así es.
Nazareth” de Franco Zefirelli Tan sencillo. El locutor habla (la mayor de las veces un cura, o una persona
laica muy ligada a la parroquia), el oyente… oye. Diríamos que hablamos de un modelo de comunicación
para gente convencida, que participan de estos rituales también “fuera” de la radio.

Al segundo le podríamos llamar un modelo “humano-cristiano”, le apunta


más a modelos de vida más cotidianos, y definitivamente más posibles de
imitar. La base no es lo que Jesús hizo de extraordinario y “milagroso”,
sino en lo sencillo de la vivencia del mensaje que nos dejó: amarnos unos a
otros. Este es más abierto a un público no necesariamente convencido de un
ritual en las alturas, y busca una realidad más en la tierra. Es tan abierto,
que ni siquiera está dirigido a católicos o evangélicos confesos, porque es
un ejemplo real a seguir y no una religión en la cual anotarse. Ojo, que
hasta ahora solo visualizamos modelos. No calificamos cuál es mejor o
peor, bueno o malo. Sin embargo sí podemos confrontar algunas realidades
y modelos de comunicación, a ver en qué modelo nos anotamos:
Aquí me referiré a cifras de Ciudad Guayana, pero la realidad no cambia
tanto en otros lugares (ya dirá usted). Por lo menos aquí, de cada 10 “El Moreno” de Un Tal Jesús,
de José Ignacio López Vigil

1
El primer programa es El Santo Rosario, producido por un grupo crisitano de base en Radio Fe y Alegría Tucupita, en Venezuela.
El segundo es el Show de Dante, que produce el pastor evangélico Dante Gebel especialmente para un público juvenil, desde
Argentina.
personas 8 son oyentes de radio2. ¿Podemos pensar en la proporción de gente que es fiel a los servicios
religiosos y actividades de nuestras parroquias? Podemos hacer el ejercicio. Aquí en Guayana, durante un
Foro de Pastoral y Medios realizado en la UCAB Guayana, un público de sacerdotes y laicos
comprometidos asomaba un número de 10.000 a 50.000 personas (de una población oficial de 800 mil
habitantes, aproximadamente3)… inclinándonos optimistamente hacia esta última cifra, serían solo 6
personas de cada cien los que acuden fielmente a las actividades religiosas… frente a 80 de cada cien que
escuchan radio. ¿le suena parecido? Hacia donde voy es: si la mayoría de la población no “busca a Dios”
en las parroquias, ¿qué nos hace pensar que lo están buscando en la radio, en nuestros programas (donde
empleamos casi las mismas estrategias que usamos en las iglesias)? Tal vez, así como el público pareciera
hacerlo, podríamos diferenciar también los espacios radiofónicos de los religiosos, porque la CABINA de
la emisora no es el TEMPLO de la parroquia, como muchos productores de programas de evangelización
y pastoral suelen pensar. Haga el intento usted en estas fotos, y consiga 10 semejanzas:
TEMPLO CABINA

Entonces, en un modelo básico de comunicación como el que vemos abajo, habría que pensar primero
cuál sería esta retroalimentación deseada: podría ser ¿mantener a los pocos cautivos que ya tengo con mi
programa? O de repente ¿sumar cuantos más se pueda y que se identifiquen con nuestro mensaje
evangelizador?

EMISOR mensaje RECEPTOR

RETROALIMENTACIÓN

Y como dice López Vigil, para una buena retroalimentación es bueno que escuchemos antes a nuestro
receptor, para saber cuáles son sus búsquedas, sus códigos, y así construir nuestros mensajes de manera
que sean coincidentes y que nuestra propuesta comunicacional evangelizadora tenga al una garantía de
identificación4. Para entenderlo gráficamente, permitamos la herejía de voltear este modelo:

RECEPTOR mensaje EMISOR

RETROALIMENTACIÓN
Mensaje

2
Sondeo de Audiencia 2004. Realizado por el Instituto Radiofónico Fe y Alegría, y avalado por el Departamento de Estadísticas de
la Universidad del Zulia.
3
Según cifras del último Censo Nacional.
4
Ojo, que no digo que cambiemos el fondo de nuestro mensaje. Se trata de tener más cuidado en la forma y los elementos que
usamos para construirlos, como intentamos proponer aquí. Y de que nuestra “evangelización” no sea producto de lo que
“nosotros creemos” –casi ciegamente- que el público necesita.
Ese primer ejercicio de escuchar al público que fue el sondeo de audiencia de Fe y Alegría de 2004,
resulta que de aquellas 8 personas que escuchaban radio lo que buscaban era ENTRETENERSE (todas las
8). Además 3 de estas personas quieren INFORMARSE. Y solo una de las ocho quiere EDUCARSE5.
A modo muy general, lo del entretenimiento lo pudiéramos traducir en música de moda, locutoras y
locutores simpáticos y cómplices de sus audiencias, y tener un espacio para comunicarme con otras
personas (con mensajes de texto, emails, dedicatorias, felicitaciones y demás ejemplos).
Entonces, vamos por partes. ¿Qué hacemos con la música? Listo, pongamos en nuestros espacios y
programaciones canciones de iglesia que han grabado bien guapachosas, o en estudios profesionales, la
Hermana Gloria por ejemplo, o Marcos Witt (que es evangélico, pero ha logrado poner una canción de
adoración en el top ten del Record Report venezolano el año pasado con su tema “Yo te busco”, y en todo
caso habla del mismo Dios que nosotros). Pero no es suficiente, porque tampoco esa es la música que
buscan los oyentes. Podríamos intentar sacar de contexto algunas canciones de artistas comerciales que
pegan bastante en el gusto de las audiencias y sobre todo de los jóvenes a ver qué pasa. ¿sería
descabellado escuchar “Tal Vez” de Ricky Martin en la Misa Radiofónica? Podría funcionar si la lectura
habla de las relaciones entre las parejas. ¿Pondría usted “Amor” de Amigos Invisibles? No le parece que
dice algo muy parecido a la carta de Pablo sobre el amor? (“amor para los hispanos, amor para los
franceses, amor en cualquier idioma siempre significa lo mismo”). Cuando hablemos del Apocalipsis
podría sonar “Octavo Día” de Shakira… o “Mal Bicho” de los Fabulosos Cadillacs… o hasta la obvia “A
Dios le Pido” de Juanes para las peticiones.
Y eso era en la Misa Radiofónica, porque en nuestros programas de pastoral, podríamos ser aún más
osados. ¿Qué les parece que pongamos algunos reggaetones que tanto pegan? Hay unos de Vico C muy
buenos y que sus letras tienen temas candentes para reflexionar. Pero también podemos poner los que nos
escandalizan (y no solo reggaetones). A veces también podemos sacarles provechos por contravalores. En
vez de condenarlos, veamos qué temas nos plantea. Podríamos alimentar discusiones, disparar debates. La
cosa es hacer bien la selección y tener claridad en cómo orientamos la discusión.
Tocamos el punto de la complicidad de los locutores. La regla es ponernos al mismo nivel, ni
sermoneadores, ni “venidos-a-menos”. Con buen ánimo y sobre todo con buen humor. Y es algo que con
frecuencia borramos de nuestros espacios pastorales ¿Por qué? De repente tenemos la idea (porque lo
hemos visto en esas películas clásicas) que Dios no se ríe, ni Jesús. Pero si nosotros somos “imagen y
semejanza de Dios” y nosotros nos la pasamos echando broma todo el tiempo… ¿no será que somos así
porque el mismísimo Dios es así de echador de broma? Vamos a ver el caso de Jesús: No compara el
Reino de Dios con un monasterio de clausura, lo hace con un banquete de bodas, que es algo divertido y
la gente se ríe mucho en esas fiestas. Y es más, cuando Jesús convierte el agua lo que sale es vino para
que siga la fiesta, y no agua bendita.
En el caso de Dios, aunque parece más complicado, podemos encontrar rasgos de un tipo de buen humor
también. Tan buen humor tiene que cuando matan a Jesús, en vez de acabar con la humanidad como
Sodoma y Gomorra, ¡lo que hace es resucitarlo! ¿no les parece que eso es tener muy buen humor? Y
Jesús que no se queda atrás, no se le ocurre otra idea mejor que aparecérseles de repente a los apóstoles
que estaban escondidos y muertos de miedo: “¡Epa! ¿Me buscaban?” Menudo susto se habrán llevado,
como para tener una cámara escondida. Entonces, sintámonos libres para reírnos con nuestros oyentes,
echemos chistes (hay unos buenísimos que nos pueden dinamizar los programas), y hay chistes bíblicos
que no son ofensivos, y que por el contrario nos servirían para poner en perspectiva otras cosas6. Y si
usted no es de echar chistes, no se preocupe, que tampoco es la única vía del humor. Con un tono relajado
y sonriente se vale también.
Otra idea, creando complicidad, es rescatar nuestras propias vivencias, cosas con las que nos podemos
identificar más fácilmente. ¿Por qué la gente se identifica más rápido y sufre más con la protagonista de la
telenovela que con los personajes modelo de la Biblia? Porque la primera se parece más a uno: pasan
trabajo, la roban en la calle, pasa trabajo, le quitan al novio, se le pierden los reales, tiene ilusiones, quiere
echar pa’lante. En cambio Moisés separa en dos las aguas del Mar Rojo… Elías sube al cielo en un carro
de caballos de fuego… ¡El mismo Jesucristo camina sobre las aguas! ¿Cuándo voy a ser yo como ellos?
Difícil. Ojo, que no digo que debamos expulsarlos de nuestras prédicas radiofónicas, pero busquemos
ejemplos más cotidianos, como el de Abraham Lincoln que escuchamos en el programa del inicio. O no
5
Esta separación es tradicionalmente metodológica. En la universidad hablan de estos términos como “funciones de los medios de
comunicación” metiendo en el saco del entretenimiento a programas de variedades, novelas, concursos, programación infantil,
deportes; en el saco informativo, a los noticieros, programas de opinión; y en el educativo a programas culturales o de difusión de
contenidos académicos o campañas de formación ciudadana-muy escasos además-. Pero estamos claros que la información
también educa y está obligada a ser entretenida, pues nadie se queda pegado a un informativo aburrido.
6
Pueden visitar esta página en Internet con la mayor colección de chistes cristianos que he conseguido. Hay de todo tipo. La página
es: http://www.claramente.com/chistes.htm
nos vayamos tan lejos. Rescatemos la historia de nuestra gente del barrio y cómo hacen para salir
adelante, alcanzar esas pequeñas y grandes metas del día a día. Eso era lo que hacía Jesús, hablaba del
samaritano, de la prostituta… que no eran precisamente personajes de la Torá judía.
Otra forma de hacernos más cómplices de nuestros oyentes es abriendo el diálogo. Y abrirlo hacia temas
picantes, interesantes, que planteen (incluso) dudas y cuestionamientos. Pero sin agarres de antemano. Por
ejemplo, en nuestro programa de hoy “vamos a hablar de cómo caes en pecado mortal si no vas a misa
todos los domingos”… En este ejemplo hay un juicio adelantado en el que no hay diálogo posible, porque
ya desde el título del programa estoy lanzando la conclusión. Pero qué tal si el tema se propone así: “Si
Jesús no iba todos los sábados al templo, ¿por qué yo estoy en pecado mortal?” Estamos hablando ya en
otros términos; por un lado parto desde la perspectiva de un oyente que no va a la misa todos los
domingos (uno de esos 75 de cada cien que veíamos al hablar del publico que escucha radio pero que no
va a la parroquia), y que posiblemente piense eso. Luego queda discutirlo y argumentarlo en el desarrollo
del programa, quién sabe si descubrimos que no estamos en pecado mortal por eso… ¿o sí? Jesús hacía lo
mismo. Cuando le llevaron a la adúltera para que la apedrearan no dijo “¡No la apedreen!”. Al contrario,
abrió el diálogo “El que esté libre de pecados que lance la primera piedra”, y la gente entiende (porque
pudieron apedrearla igual).
Y cuando abramos el diálogo, hagámoslo claramente, con lenguaje sencillo que todo el mundo entienda,
con cosas y palabras concretas. Lo que López Vigil propone como “lenguaje activo”. Sería una bonita
tarea traducirle a la gente toda esa jerga mágico-religiosa: Transustanciación, el Sacramento de Nuestra
Fe… por ejemplo, ¿con qué se comen esas cosas? ¿qué significan en nuestra vida diaria con el prójimo?
Siguiendo con el ejemplo del mismo Jesús, cuando levantó a Lázaro no lanzó un hechizo en nombre de la
“magnificencia divina de la providencia”. La cosa fue tan sencilla como “Levántate y anda”, y así nomás
Lázaro se levantó. Si evitamos refugiarnos en esos discursos llenos de divinidad y de cosas abstractas a
los que la mayoría moverá la cabeza diciendo “umjú, ajá, sí sí…” pero que no puyan a nadie porque no le
pasan a nadie.
Por supuesto, en todo esto hay que hacer mano de todos los formatos posibles: chistes, sociodramas,
reportajes, concursos, parodias, debates, noticias… y pare de contar. Todo es posible en la radio. Esto
nos plantearía un uso de los medios partiendo más del gran público a captar que desde mi doctrina de fe
(vuelvo a los 2 modelos del principio), y que ahí de repente la experiencia de Pablo puede ser inspiradora,
pues se hizo griego con los griegos, judío con los judíos… se hizo todo a todos para salvarlos a todos… y
no solo a sus discípulos. O como solemos traducirlo en círculos jesuitas, “entrar con la de ellos, para salir
con la nuestra”.
Y para que esta terapia no se extienda tanto más, al contar hasta tres este escrito se acaba y continuará
usted en el apasionante mundo de llevar la buena noticia en nuestras emisoras de radio. 1… 2… 3
clap.

Gracias por los comentarios y orientaciones de:


Jorge Gorostiza, radialista y publicista argentino.
P. José Martínez de Toda, S.J. Coordinador de Red de Medios Jesuitas en AL.
José I. López Vigil, Coordinador de Radialistas.net

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