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Estamos de lleno en la era Messi. La prensa, los aficionados, los mejores técnicos de
Europa y hasta jugadores del rival histórico del Barça ya han reconocido que Lionel es el
mejor futbolista del planeta y sin discusión el jugador del momento. De todos modos, ¿qué
tendría que suceder para que el argentino continuase en la cresta de la ola durante un largo
periodo de tiempo en contraste y a diferencia de la mayoría de tronistas históricos en este
deporte?
Mucho se ha dicho de todos los reyes caídos en el fútbol, pero aparte de los años de
esplendor que cada uno de esos jugadores nos han brindado, también se nos ha ofrecido
información de primer orden acerca de
qué motivos les condujeron a naufragar
en sus carreras (dejando de lado las
incontrolables), información sobre ¿qué
pasó? para que transcurrido “poco
tiempo” terminasen devorados por los
“leones”.
Pero no debe ser nada fácil permanecer en ese trono durante mucho tiempo y gestionar
todas esas influencias depredadoras. Yo creo que Leo, al igual que el resto de la gente en sus
profesiones, debería aprender a prevenirse de lo que a otros les ha sucedido si es que desea
cambiar las estadísticas de los talentosos caídos. Pienso que cada persona debería
reflexionar sobre el método a seguir para prevenirse y no ser devorados. Voy con mi
propuesta.
1. Ilusionarse con los Sueños. Si deseas seguir en lo alto de tu profesión, como mínimo
y para empezar, debes soñar con permanecer más tiempo en ese lugar. Una de las
características que nos distinguen a los adultos de los niños es que nosotros buscamos
muchos argumentos para no soñar, porque si no sueño y no me ilusiono (si no lo
intento), no puedo frustrarme. Opino que nada debiera impedir al argentino seguir
soñando con alcanzar algo grande, algo más allá de lo que ya ha alcanzado. Opino que
Leo debiera pararse un momento a pensar sobre qué cosas le harían realmente feliz
alcanzar en su profesión. Si el objetivo de “la pulga” es ir a más, no le queda otra que
soñar con algo que realmente le ilusione alcanzar. Si no sueña, se cae.
2. Ilusionarse con los planes. Como decía aquel, los sueños, sueños son. No te hacen
cambiar pero te posibilitan cambiar. Es más, por mucho que el lenguaje popular lo
indique, los sueños no mueven montañas. Necesitamos de los sueños para definir
grandes metas, para contemplar objetivos que nos emocionen, pero son nuestros actos
los que harán que los conquistemos. Aclarado esto, entiendo que los sueños hay que
convertirlos en una guía que nos permita visionar lo que deseamos lograr (objetivos) y
en el conjunto de cosas que tendremos que hacer para alcanzar lo que deseamos.
3. Trascender para hacer. Hemos soñado en algo que nos ilusiona y hemos creado un
plan realista para alcanzarlo. Es cierto que estos sueños sobre el papel garantizan esa
dosis de ilusión que nos lleva a emprender la hazaña (nos ilusiona porque lo vemos),
pero también es cierto que lo que hará que los alcancemos será el que nada nos corte
el camino.
La tercera consigna pregona que siempre debe haber algo detrás de cada meta, algo
que explique por qué hago lo que hago. Si no existe una razón de peso, abandonaré.
Lograr el objetivo debería representar algo además del logro cosechado. La clave
emocional de un sueño no está en el logro de aquello en lo que sueño, sino en lo que
ese logro supondrá, lo que ese logro me posibilitará después (fama, dinero, felicidad,
ayudar a los demás, sentimiento de orgullo… o lo que sea).
Existe una ley universal “desconocida” que dicta que si no mejoras es que estás
empeorando. Consciente y lejos de lo que mucha gente piensa, yo sostengo que no existen
“mesetas” en el rendimiento de las personas. Como en el amor o con la luna, el rendimiento si
no crece, mengua.
Ojalá Messi tenga claro lo que pretende y ojalá le ilusione lo que esos logros le
proporcionarán. Ojalá alguien le enseñe que precisa reconocer sus “leones” ahora que está en
la cresta de la ola. Pero sobre todo, ojalá que Leo tenga claro que para seguir mucho tiempo
considerado el mejor no debe dejarse atrapar por ninguna de esas fieras que le acechan, sino
que deberá ponerles freno soñando, planificando, y como no, trascendiendo.
Juancho Armental
Psicólogo del rendimiento y consultor de RRHH
http://www.juanchoarmental.blogspot.com