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VIII Conferencia Iberoamericana de Educación. Organización de Estado
Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OIE), Portugal, junio de
1998.
1
serio y profundo sobre el problema. Pues no existen indicios de haberse
comprendido el reto --el enorme reto-- que significaba tomar seriamente al
problema educativo a partir de la tremenda crisis en que ésta se debatía como
consecuencia del cambio histórico que vivieron las sociedades a finales del
siglo XX.
2
--muy cargado-- ideológicamente. Por no existir un planteamiento global e
institucional sobre la subjetividad que quiere formarse. Es decir, qué tipo de
sujeto es o debe ser el ciudadano de la sociedad de mercado más allá de ser
pensado como parte de una utópica republica empresarial. De la republica de y
para empresarios. Republicanismo como base de una filosofía política referida
a la idea de la Sociedad Abierta o Gran Sociedad: al capitalismo en su actual
esquema de dominación global. A todo lo que equivale a un intenso proceso de
intermitentes modernizaciones sin modernidad. Por no decir a la ruptura radical
con lo que se considera es, fracasado o no, el proyecto de la modernidad2.
Ruptura con todo lo que es y ha sido la trayectoria del Humanismo y la
Ilustración en su profunda relación con la racionalidad crítica y, por lo mismo,
emancipadora. En este proceso de ruptura lo importante es doblegar a las
capacidades críticas al proyecto global de la sociedad de mercado.
2
Cfr. Habermas, Jürgen. El discurso filosófico de la modernidad. Buenos Aires. Katz.
2008. ver también, Höffe, Otfried. El proyecto político de la modernidad. México. Fondo
de Cultura Económica. 2008.
3
todo lo que respecta al problema educativo el neoliberalismo no ha tenido ni
tiene un proyecto claro para hacer frente a la cuestión educativa. Lo que se
advierte por todos sus poros es que los neoliberales no han tenido jamás una
idea clara sobre tan importante y trascendente asunto. O que este ha sido
dejado a su abandono en manos inexpertas y ambiciosas; hecho que influye y
permite la reproducción de intereses económico-políticos que --como sublime
egotismo (la libido dominandi)-- es lo característico del grueso de la caterva de
políticos en este país. Pues, como se sabe, no basta gritar a los cuatro vientos
que es urgente y necesario reformar a la educación en general destruyendo su
carácter público mediante una autoritaria y demagógica política privatizadora
que se lleva a cabo de forma abierta o velada. Haciendo con ello gala de la
importancia del nuevo valor que adquiere al absorberla al universo del libre
mercado y a la retórica de la libertad de elección. Al respecto de este proceso
de privatización Jurjo Torres escribe lo siguiente:
3
Torres, Jurjo. Educación en tiempos del neoliberalismo. Madrid. Morata. 2001. p. 41.
Para Torres la privatización se está llevando acabo bajo estos cuatro ejes principales:
1) Descentralización; 2) Privatización; 3) Credencialismo y excelencia competitiva, y;
4) Naturalización de lo individual recurriendo al innatismo. Ibidem.
4
El carácter destructivista del capitalismo neoconservador se define y
determina por este modo específico de la acción humana. Es decir, por la
capacidad y voluntad destructiva que expresa al ignorar el valor histórico de la
educación pública y de la cultura como un bien social. Por destruir todo lo que
no signifique utilidad o beneficio en sus términos. Lo que es imposible convertir
en relación monetaria. La ortodoxia neoliberal, por fuera del odio inocultable
hacia el Estado y hacia el movimiento socialista, sostiene que la educación
pública es un gasto inútil, un derroche económico que no es posible reconocer
como una inversión social por la simple razón que ésta, en términos
catalácticos, no existe. De ahí nace la oposición cataláctica de ser traducida en
bienestar y bien común. Por ser un fenómeno que es imposible traducir al
cálculo económico. Es por esto que se le identifica como un proceso o
tendencia social de carácter socialista.
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más acertada, el nepotismo, el amiguismo y el compadrazgo. Pero de lo que se
trata también es que para las subsecuentes generaciones neoliberales y en
espacial a partir de todo lo que ha sido y significado el movimiento
neoconservador, las funciones del Estado que aquí se señalan resultan ser
incomprensibles. Particularmente por dos motivos fundamentales: por suponer
que esto termina por inhibir a toda iniciativa individual y; por proponer una
imagen de la sociedad que es inaceptable en cuanto que representa el polo
opuesto de la praxeología.
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pública en el sentido de su reconocimiento como la más visible y representativa
institución de la modernidad. Destruir a los elementos socializantes y
democráticos que ha desplegado a lo largo y ancho de esta invaluable
experiencia histórica. Destruirla como idea fundadora y promotora de igualdad
y libertad. Pero sobre todo se trata de destruirla como una fuerza social e
histórica que a partir del Estado se ha convertido en uno de sus más
importantes monopolios. La educación como posible monopolio exclusivo del
Estado es así pensada como un gran obstáculo que inhibe y niega a la libertad
empresarial4. Es lo que termina por hacer de la educación un valor histórico,
social y político. Fuente irrenunciable en la formación moral, científica y crítica
de los individuos.
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de ciertos ideales que no siempre van de acuerdo con los intereses o valores
educativos de algunos grupos sociales. En especial los de mayor tradición
conservadora. El neoliberalismo termina por identificarse con el añejo
conservadurismo al no aceptar al Estado como la institución a la que le
corresponde la obligación de definir qué es lo que se debe estudiar. Pues se
sostiene que los particulares tienen este derecho. Menos aún se está de
acuerdo en, una vez desatada la fiebre privatizadora, aceptar al Estado como la
única institución responsable de otorgar títulos y reconocimientos en todo lo
que atañe en particular a los diferentes niveles de la educación formal
escolarizada. Las instituciones de educación pública (y privada) se piensan de
esta manera como impresionantes maquinarias político-burocráticas
concesionadas para un único y exclusivo objetivo: legitimar conocimientos y
habilidades convencionalmente adecuadas a los requerimientos de la
reproducción global de la sociedad. Tales instituciones resultan ser, de este
modo, apremiantes espacios de certificación.
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a dicho principio y valor. Que es, como sostenemos, irrenunciable. En particular
por la fuerza emancipadora y civilizatoria que históricamente ha proyectado.
Cataláctica y educación resultan ser el producto de un conflicto de grandes
dimensiones e implicaciones sociales y políticas. En el que las de origen
ideológico nunca se mantienen al margen. Conflicto que, por sus dimensiones,
anuncia ser en este nuevo siglo el fondo de un drama histórico de enormes
proporciones. Pero que no excluye el temperamento tragicómico que adquieren
las reformas educativas impulsadas por todo el arsenal de la ingeniería social
neoconservadora. Como no excluye, por otro lado, la práctica de medidas
autoritarias inherentes al espíritu neoconservador. Por esto, al practicar lo que
critican, las diferentes banderías neoliberales promueven un horizonte histórico
en que sólo se vislumbra un terrible camino de servidumbre. Una nueva
sociedad totalitaria en la que o se acepta la servidumbre voluntaria o se
condena al infierno del fracaso a todo aquel que no entienda, no quiera o no
pueda ingresar al paraíso del mercado. Lo que olvidan los neoliberales es que
para llegar a tan prometedor paraíso es necesario pasar antes por la
destrucción de lo que definen o entienden es el monopolio de la educación
pública. O al menos reducirlo a su mínima expresión. Cosa que significa abrir
las ya de por si amplias puertas de la exclusión, la marginación y la pobreza
social.
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principios y fundamentos de una racionalidad ilustrada que expresa su
indeclinable compromiso al señalar los modos de enajenación que produce la
moderna sociedad industrial de masas. Concretamente: el capitalismo. De este
modo, el enorme reto de la educación en general y en particular de la
educación pública, es sustraerse de los fines del mercado capitalista.
5
Pensando en otros términos lo que refleja esta forma de razonamiento es una
hipóstasis que convierte al gobernante en un tipo de ser divino o tremendamente
diabólico. Alguien quien siempre resultara tener dones o poderes extrahumanos.
Mismos que --según esta lectura del caso--, son detectados en las aducidas o
anunciadas cualidades mesiánicas entre quienes aspiran ser o son ese tipo de
gobernantes. Es esta forma de considerar las cosas las que poco aportan a la
discusión seria sobre tales asuntos. Es decir, la caracterización de un régimen político.
Es, por otro lado, un modo de racionalidad que al llevar al extremo al individualismo o
robinsonismo metodológico como un método de análisis, en el fondo termina por no
explicar nada.
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La educación como proceso emancipatorio supone la necesidad de una
conciencia crítica que al parecer hoy sólo pocos espacios de la educación
pública están dispuestos a sostener. Cosa que obliga a reflexionar seriamente
sobre cuál es el grado de dominación e implicación ideológico-política al que
puede llegar una fuerza política que, como la neoliberal, se empeña justo en
esto: suprimir por diversas vías al pensamiento crítico e emancipatorio. Pero al
no lograrlo por la coerción y por medios autoritarios, sabe que se coloca a un
paso del empleo de medios abiertamente totalitarios.
6
Sobre esta cuestión ver en esp. Wallerstein, Immanuel. Conocer el mundo. Saber el
mundo. El fin de lo aprendido. Una ciencia social para el siglo XXI . México. Siglo XXI.
2001.
11
hay contrastes considerables que en todo caso merecen ser analizados por
aparte.
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autoritarios sin eco o por medio del populismo mediático de derecha, sino en la
cuestión del gasto público destinado al rubro educativo. Lo que termina de este
modo por definir al populismo de izquierda o nacionalista y el de derecha,
mediático y cosmopolita, es que el primero cree que su legitimidad depende
del derroche de la hacienda pública mientras que el segundo se caracteriza por
su absurda tacañería en el gasto social en particular; acción que se cree es
virtud pública. De este modo, lo que agudiza la crisis de la educación no está
en la reproducción de prácticas políticas que se convierten por sí mismas en
innecesarias y vacías. El problema está hoy en el raquítico financiamiento que
se le otorga. Pretendiendo asfixiarla con tal deplorable recurso. Lo que al
perecer es la condición para revertir todo esto depende de que el Estado deje
de pensar qué es lo que se debe estudiar. Pues al parecer lo que hoy debe
hacer es, de acuerdo a la estrategia neoliberal, imponer hasta cómo hay que
estudiar. Cosa que suena exagerada. Pero que no lo es tanto si consideramos
el peso que las políticas neoliberales le otorgan al problema de la evaluación y
a la competencia como métodos efectivos en el proceso de enseñanza-
aprendizaje basados en su lógica de control social.
Por ello resulta que son ahora los nuevos ingenieros sociales o
neotecnócratas, enquistados en el poder quienes, sin contemplación alguna y
ante la carencia de un verdadero proyecto educativo nacional, deciden la
suerte de miles o millones de individuos al negarles el derecho a la educación.
Son estos nuevos ingenieros sociales quienes al identificarse plena o
parcialmente con el neoconservadurismo, sostienen que la demanda al
derecho universal a la educación simple y sencillamente les suena a
demagógica. Por ir en detrimento de lo que se afirma debe ser en esencia la
educación en este país: una práctica político-social de las elites y para las
elites. Educación de empresarios y para empresarios. Una verdadera
educación de calidad y excelencia sustentada de acuerdo a los criterios e
intereses de dichas elites. De ahí que:
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equivalente a buscar la excelencia. Pero…cuando desde la
Administración se habla de excelencia en educación, no se
refiere a excelentes servicios para el alumnado, excelentes
condiciones de trabajo para el profesorado o a unos
inmejorables recursos y óptimas estrategias de enseñanza
y aprendizaje para promover una educación con capacidad
de generar cambios sociales y democráticos en nuestras
sociedades. Por el contrario, el concepto de ―excelencia‖
obtiene su auténtico significado desde esferas de la
producción de bienes de consumo; desde modelos
gerencialistas fondistas y postfordistas, en los que los
estándares marcan los resultados del trabajo a realizar; a
partir de ahí, la excelencia traduce el grado en que el
producto final se asemeja a lo que establecían los
estándares.
`Algo que no se contempla en estas concepciones de
excelencia son las condiciones laborales, ni, en el caso de
la educación, la adecuación de los contenidos curriculares
y de recursos pedagógicos con las capacidades,
conocimientos previos, con el nivel de desarrollo de los
diferentes alumnos y alumnas, no con las condiciones
materiales y culturales en las que viven sus familias”7
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frivolidad de un cambio social en el que las elites buscan reafirmar su poder y
dominio. A su propia reproducción. Y nunca en la materialización de un
ejercicio social igualitario e incluyente. Lo que termina por no entenderse por
ser en sí una muy cuestionable paradoja, es si de lo que trata la cuestión
educativa es de formar ciudadanos o empresarios. Formar ciudadanos o
simplemente individuos capaces de competir en un orden social regido por las
inviolables leyes del mercado8. Es decir, a los criterios de toda la ideología
empresarial. Criterios que, como ya se ha dicho, termina por valer más el
patrimonio familiar, corporativo o clientelar. El nepotismo, amiguismo y
compadrazgo. Pues el mérito y el talento son ilusión.
8
Sobre tal asunto si debemos de ser sumamente claros. Lo que están implicando y han
implicado las estrategias de dominación neoliberal es, entre otras muchas cosas, la
destrucción de la ciudadanía como concepto significativo. Pensar que es posible la
reformulación de la ciudadanía a partir de la ideología y filosofía política neoliberal o,
peor aún neoconservadora, o es pecar de ingenuidad o es no entender nada del
asunto. Pues pensar al ciudadano significa pensar una forma concreta de republica y
de vida republicana referida a dos cuestiones fundamentales: la búsqueda del bien
común y la búsqueda del bienestar. Y esto, como se observa, es imposible realizarlo
incluso es su pretensión mínima o más elemental, a través del poder de los
neoliberales. De hacerlo o pretender hacerlo es caer, inevitablemente, en un juego de
simulaciones en los que la republica o el espíritu republicano sería algo sin forma ni
sustancia. Es continuar despreciando a las instituciones fundamentales de la
modernidad como lo son es este caso las que se encuentran íntimamente relacionadas
con la educación pública.
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aceptar los conocimientos que le son dados y que se producen en otras
latitudes de su realidad social. Es a esto lo que definimos como colonialismo o
colonización mental eurocentrista y pro-estadounidense. Como es lo que lleva
a ciertos filósofos mexicanos a sostener que en México y en Latinoamérica no
hay filosofía. Y si un enrome rezago científico y tecnológico. Razón de más
para quitarla de en medio comenzando con los diferentes sistemas de
bachillerato o educación media superior de la región9.
9
A simple vista esto puede parecer el problema central que motiva la ya muy
ampliamente inquietud neoliberal y neoconservadora de suprimir la enseñanza de la
filosofía en este nivel escolar. Pero desde otra óptica y considerando la enorme
complejidad del asunto o problema de la universidad pública en particular en los países
del Tercer Mundo, lo que todo esto revela es que estas instituciones deben
desempeñar un papel trocal y subsidiario en el actual procesos de producción del
conocimiento científico. Es decir, estas instituciones, nuestras instituciones, no deben
competir con las universidades o centros de desarrollo científico y tecnológico de los
países centrales. Como tales, es decir como instituciones reproductoras y
consumidoras del conocimiento que se produce y genera en los países centrales,
incluyendo entre estos conocimientos a los que se producen incluso en el campo
filosófico, la universidad publica del Tercer Mundo debe remitirse, bajo la actual forma
de desarrollo de la cooperación social o en el actual proceso por el que atraviesa la
configuración de la división internacional del trabajo, a producir y garantizar una fuerza
de trabajo dócil y de ser posible, domesticada pero altamente calificada, para ser
empleada según los requerimientos de las grandes trasnacionales. Los famosos pero
inaceptables recortes al presupuesto de la universidad pública así como a la ciencia, la
tecnología, las artes y el cine nacional se explican a partir de esto: que la competencia
es una ideología que conforma a un sistema de dominación en la que no es necesario
que participen nuevos agentes. Pues éstos pueden romper el actual esquema de
acumulación capitalista. Y al parecer a nuestros vecinos del norte no les interesa tener
una potencia económica en lo que consideran es su traspatio.
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que no se pueda criticar o juzgar un orden social basado en la explotación y la
jerarquía como lo es el que establece e impone la sociedad neoliberal.
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A partir del debate sobre el problema de la Modernidad y de la crisis que enfrenta
desde finales del siglo XX, existen diferentes denominaciones que tratan de determinar
cuál ha sido su sentido y cuál es su actual condición. Entre ellas encontramos la de
Patxi Lanceros quien la define y caracteriza como cansada. Lanzaros, Patxi. La
modernidad cansada. Madrid. Libertarias. 1994. ―Hoy, --dice este filósofo de la
universidad de Deusto (Bilbao), España--, nuestra modernidad cansada mira
melancólicamente hacia el pasado, hacia aquel tiempo de lozanía en el que fue capaz
de excitar a Europa. Cabe complacerse de detenerse en la contemplación, cabe la
añoranza. Es posible pasar revista y tomar nota de aquellos extremos del proyecto
ilustrado que no se han cumplido. Cabe hablar de Ilustración incompleta o inacabada.
El sino de la filosofía de este tiempo indigente será entonces guardar celosamente los
tesoros del pasado, gestionar discretamente la vieja herencia, los ya escasos haberes
del proyecto moderno‖. Ibidem. p. 30.
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Pero lo importante del caso es que a pesar de todo esto y de ese mundo
en el que se pretende incluso naturalizar la desesperanza al sostener que no
existen otras alternativas, seguimos en el mismo pensando que la voluminosa
masa de conocimientos que a diario se generan y que son socializados por
diferentes medios formales e informales, no quedan reducidos al campo de una
neutralidad pura como es lo que se pretende que sea ésta: santo y seña de la
época. Y urgente necesidad de pactar con un tiempo presente en el que no
pude haber espacio ni tiempo para la crítica. Necesariamente todo esto merece
una lectura más seria que la simple inquietud de no querer identificarse y
comprometerse con la formulación de ciertos valores ético-políticos. En
especial los que reclama la modernidad como una filosofía político-social que
nace de la necesidad de establecer un serio y profundo compromiso ético-
político con el otro. Como una filosofía o como una concepción del mundo y de
la vida que no se empantana o engolosina con el filisteísmo o en la filantropía.
En un simple humanismo denunciativo. Menos aún cuando éstas son
incapaces de ocultar su carácter instrumental. Pero que tampoco tiene interés
en que el intelectual recobre su papel protagónico formulando consignas
exclusivas para la protesta callejera.
11
―la modernidad nació, sin embargo, con proverbial tendencia al desacato. El primer
gesto moderno es inconformista y revolucionario, se complace en la destrucción del
orden antiguo y pretende instaurar uno nuevo. En ese gesto totalizador,
omniabarcante, se concilian lo racional y lo irracional, el proyecto y la esperanza, el
programa y el sueño. No se puede entender lo moderno haciendo caso omiso de esa
complicidad inicial, abstrayendo el elemento programático y reparando meramente en
sus logros y fracasos. En su apoteosis inaugural, en su ulterior desarrollo y en su actual
crisis, la modernidad es síntesis (incompleta) de razón y pasión. Lanzaros, Patxi. Op.
cit. p. 38.
18
entre quienes la instrumentalizan desde las atalayas del poder. Lo que debe
extrañar es que esto haya ocurrido de manera bastante tardía una vez que se
plantea que tal problema era y es una necesidad del autoritarismo o
totalitarismo neoliberal. Esta es una cuestión estratégica irrenunciable. Como
es también lo que refleja la extralimitación del poder que –curiosamente--
ocurre en tiempos de crisis y decadencia de un determinado sistema de
dominación. Tal y como fue, por ejemplo, el caso de la decadencia del Imperio
romano.
12
Norris, Cochrane, Charles. Cristianismo y cultura clásica. México. Fondo de Cultura
Económica. 1992. p. 165.
19
sido hasta este momento la enseñanza de la filosofía orientada a la formación y
educación crítica de los jóvenes. Lo que devela esta posición visceral es la
voracidad de un poder que cree que no tiene freno alguno.
20
intricado laberinto de la burocracia política. De realizar su egotismo bien
entendido. Dicho esto es comprensible porque para cualquier fuerza político-
social en el poder o que espire a él es necesario que, en lo que respecta a la
cuestión educativa, formule continuamente los términos de su eventual
hegemonía. Pero sobre todo al tipo de intelectual que cree que debe ser el
principal agente y soporte de todo el edificio social. Particularmente en todo lo
que atañe a la reproducción del mismo. De esta forma es importante decir que
aunque no lo crean los neoliberales por los motivos que sean, seguir educando
a los jóvenes con la lectura de Platón, seguir enseñando a filosofar con Platón
y su imperecedera República imaginaria, es muy saludable para nuestra
sociedad en la que se cree debe seguir los pasos de la república empresarial.
Es decir, la vida pública en la comunidad política pero sin política. Una
república sin espíritu republicano. Una ciudadanía sin sentido de comunidad.
Sin virtudes ni principios republicanos. Sin amor a la patria y sin proyecto de
nación.
5. ¿Qué ocurrió?
13
La famosa Declaración de Bolonia fue firmada por los Ministros de educación de la
Unión Europea en 1999. A partir de esa fecha da inicio toda una campaña y toda una
estrategia global tendiente a convertir a la universidad pública en empresa mercantil.
La resistencia a dicho proyecto ha sido la razón de múltiples protestas estudiantiles
pero que no han logrado, hasta donde se sabe, frenar el sentido de dicho proyecto de
conversión educativa. Por su importancia es la crítica al mismo el centro de esta
guerrilla intelectual abierta por el neoliberalismo.
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todo lo que ocurrió en esto que queda como una simple escaramuza
intelectual, se tuvo que recular con lo que se antojaba era una decisión
indeclinable y, peor aún, inatacable. Pero si es cierto que esta decisión
obedece a un mandato superior, a las impositivas medidas económico-políticas
de los organismos internacionales como el FMI, BM o la OCDE, lo que se tiene
es un panorama de alerta. Pues es bastante seguro que se insistirá en esto
hasta no lograr satisfacer plenamente los fines de esta estrategia global de
conversión educativa. El medio de lograrlo es expulsando a la molesta filosofía
y a sus inseparables compañeras: la política, la ética, la historia y la literatura14.
14
Es muy importante decir esto: en este reciente conflicto la acción oportuna del
Observatorio Filosófico así como del Circulo Mexicano de Profesores de Filosofía y la
Asociación Filosófica de México jugaron un papel de gran relevancia. Debemos
agradecer a todos los colegas y amigos que estuvieron involucrados directamente en
este proceso su entusiasmo indeclinable y oportuno. Hace falta mucho para analizar en
verdad qué ocurrió pero por el momento nos conformamos con decir que este triunfo
se lo debemos en particular al Observatorio Filosófico.
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valores y principios igualitarios. Producto de una subjetividad crítica que
considera a la libertad de elección como una filosofía banal en la que resulta
que la libertad individual se determina por la balanza de pago de cada quien y
no como un largo proceso de construcción y reconstrucción de la vida en
sociedad. O incluso como una invención del individuo en base a un proyecto
solidario con todos sus semejantes quienes son objeto de la injusticia y
desigualdad social que priva en esta sociedad. Al descubrimiento de su
vocación y compromiso social. El drama de la modernidad queda así definido
como un eterno conflicto entre libertarios e igualitarios. En una concepción
histórica de signos definitivamente irreductibles. Mismo que hasta hoy la
educación pública ha querido superar al ser pensada como tal vez el único
espacio institucional con el que se quiere limitar a los impresionantes niveles de
desigualdad social que genera la sociedad industrial de masas. De alguna
manera la función de la educación pública dependía de la capacidad para
amortiguar el conflicto de la estratificación social. Al brindar una vía de
movilidad social. Es decir, al mostrar qué es verdaderamente una sociedad
abierta. Una sociedad radicalmente liberal en el sentido de la negación y
supresión de los privilegios sostenidos a través de la riqueza patrimonial o
corporativa. Del infame amiguismo, compadrazgo, nepotismo y clientelismo.
Pues recordemos que las virtudes y habilidades políticas y públicas de muchos
de los funcionarios que emprendieron este intento de suprimir a la filosofía de
la educación media superior, parten y se mantienen por su amistad con el
Presidente de la República. Quien, como se sabe ampliamente, lleva por origen
el sello indeleble de la ilegitimidad.
23
la educación privada: que no convierte a nadie en alguien superior por el simple
hecho de gozar de una posición económica privilegiada con respecto a la
inmensa mayoría de la población.
Al no ser posible esto por las razones expuestas y por muchas otras, la
estrategia neoliberal ha consistido en convertir a la educación pública en un
espacio deplorable. Y en no pocas excepciones, miserable. Cosa que se
agudiza mediante la confusión que existe hoy en todo el amplio espectro
educativo. La confusión es acompañada por un insoportable y cínico
autoritarismo de parte de las autoridades responsables de responder a los
problemas que plantea el proceso educativo en cada una de sus
particularidades. Confusión que permite convertir en virtud el dulce fare niente,
hasta la ausencia de un verdadero proyecto de reforma educativa a nivel
nacional. Un proyecto que no mida a los individuos por su capacidad o
posibilidad de pago. Por su relativo potencial crediticio. Pero que tampoco los
convierta en deudores eternos de su proyecto de vida. De su elección como
práctica de la libertad en una sociedad libre que respeta, apoya y protege a
dicha elección. Pero vale decir, lo que a los neoliberales les interesa es que los
individuos tengan deudas y no dudas.
24
conocimiento humano. La esperada agresividad del autoritarismo neoliberal es
más sensible en todo lo que implica el problema del gasto en educación. La
cuestión aquí es, por lo que señala la experiencia, que los neoliberales
consideran que el gasto en asuntos militares es más importante para el
sostenimiento del mercado que el gasto en educación. Gasto que va desde el
totalitario Plan de Seguridad Nacional por el Imperio Americano hasta el
combate al terrorismo y la lucha contra el narcotráfico. Este es un razonamiento
y argumento bastante extendido que en general explica los motivos de la
inaceptable oposición al gasto en educación15.
15
¿Por qué ocurre esto? ―La respuesta –como observan Paul Baran y Paul Sweezy-- es
sencilla: el sistema educativo, tal y como está constituido actualmente, es un elemento
decisivo en la constelación de privilegios y prerrogativas de las cuales el principal
beneficiario es la oligarquía adinerada…El sistema educativo no es un conjunto
homogéneo. Consta de dos partes, una para la oligarquía y otro para el resto de la
población. La parte que sirve a la oligarquía es ampliamente financiada. Es un privilegio
y una insignia de posición social pasar por ella. Y el hecho mismo de que sirve sólo a
una pequeña parte de la población es precisamente su característica mas precisa y
mas celosamente guardada. Esta es la causa de que cualquier intento de generalizar
sus beneficios esté destinada a ser combatido tenazmente por la oligarquía. Quizá ésta
es también la razón fundamental de la fuerte oposición a la expansión de programas de
ayuda federal a la educación…El igualitarismo de la ideología capitalista es una fuerza
que no debe descartarse con ligereza. A la gente se la enseña, desde la niñez y por
todos los medios concebibles, que todos tienen iguales oportunidades y que las
desigualdades que saltan a la vista no son el resultado de instituciones injusta, sino de
sus dotes naturales superiores…Toda sociedad de clases viable debe presentar un
método por medio del cual pueden ser seleccionados los cerebros y talentos de las
clases bajas usados por, o integrados a las clases altas…El ideal de oportunidades
para todos podría realizarse solo mediante la abolición de privilegios de las clases altas
y no poniendo estos privilegios a disposición de grupos selectos de las clases bajas.
Esto sencillamente fortalece la estructura de clase inyectando sangre nueva a las
clases altas y despojando a las clases bajas de sus dirigentes naturales‖. Op. cit. pp.
137-9. Como es, por otro lado, sostener a las elites y sus pretensiones aristocratizantes
bajo un régimen de simulación democrática.
16
Sin la pretensión de abrir aquí un nuevo debate, entendemos por retórica no al arte
de la persuasión, sino a la capacidad de develar discursivamente al mundo en sus
relaciones y en su complejidad. En este sentido lo que se comprende por filosofía no es
25
como se sabe, la derrota y abandono de la búsqueda de sabiduría. Quedando
libre el camino a la ciencia moderna como única fuerza que ofrece una
importante garantía moral e intelectual para el conocimiento objetivo del mundo
externo en su doble modalidad: como mundo natural y como mundo social. Si a
partir del arribo de la ciencia moderna el mundo es cómo es, eso es otra
cuestión. Que tiene que ver mucho, en efecto, con el ideal moderno de
convertir al hombre en amo y señor de la naturaleza. Un principio ontológico de
múltiples significaciones filosóficas que se reducen hoy a una crítica referida al
problema de la devastación ecológica o a lo que ya se observo anteriormente:
al problema de la irresponsabilidad que distingue a la sociedad de consumo
actual, a la sociedad opulenta, que es redimensionada al difundir en esos
valores a la sociedad de mercado como una sociedad sin limites en la
búsqueda del beneficio económico.
26
signada a su ambiente social de acuerdo a sus relaciones patrimoniales y
corporativas. Si carece de ellas, peor para él. En todo caso lo que significa esta
información es convertir al otro en un medio para la satisfacción individual de
las propias necesidades y deseos. En un medio para cualquier fin relacionado
con el beneficio y su metamorfosis en dinero y propiedad. En otros términos, de
lo que se trata es educar con base a una nueva mentalidad configurando un
nuevo sentido común en el que el éxito individual depende, como se ha dicho,
de la capacidad y cuidado de la balanza individual de pago y capacidad de
crédito. Es simple praxeología como principio de la razón cataláctica. Pero
lograr este objetivo o fin del proyecto neoliberal significa destruir y superar
inercias históricas que tiene que ver con antiguas formas de comprender y
hacer las cosas.
Pero cabe señalar que desde sus más remotos orígenes humanos la
cualidad intrínseca del conocimiento humano radica en el potencial socializante
27
y democrático que posee. De ahí porque se resiste en ser otra vulgar
mercancía al servicio del mejor postor. Y hay que decirlo por su importancia, el
copyright y las patentes son, por su naturaleza, las medidas más antiliberales
que existen. Vulgar exégesis de prácticas monopólicas.
28
7. Un islote socialista.
17
Friedman, Milton y Rose. Libertad de elegir. Op. cit. p. 216.
29
dispendio que implica tal gasto. Que a la par de sostener a una impresionante y
pesada burocracia ociosa e ineficiente, destina esos recursos a un sector que
debe saber sostenerse por sus propios medios en vez de fomentar el
igualitarismo socialista. Pero tal ahorro no tiene ningún fundamento por fuera
de lo que aquí se insiste que es parte de una estrategia política que sirve para
reforzar el modo de dominación neoliberal. Una dominación que ha llegado al
absurdo de afirmar que si los pobres ahorran más, es posible suprimir el déficit
fiscal provocado por los “altos y costosos subsidios” que son destinados, por
diversos métodos y medios, a las clases y sectores socialmente desprotegidos
y marginados. Así, un modo extraordinario de ahorro es que tales sectores
sociales dejen de estudiar o reclamar más recursos estatales para este fin.
Pues, a fin de cuentas, gran parte de ese enorme enjambre de hombres y
mujeres resultará ser --social y económicamente-- inútil a los fines del mercado.
30
forma o una apatía o una crítica radical a todo lo que en tal sentido implica hoy
la evaluación. Pues los evaluadores no son evaluados. Existe, por tanto, una
velada oposición a la evaluación sobre todo cuando es sumamente arbitraria y
manejada por instancias ajenas a la rutina cotidiana de la institución
educativa18. Justo por no ser el conocimiento algo que se pueda medir por
unidades monetarias --por ser una cualidad intrínseca del hombre y en cierto
modo proporcional a la experiencia de vida, subjetividad, interés y proyección
de un modo de vida en la circunstancia específica de cada individuo, es decir,
un modo de ejercicio de la libre elección--, la evaluación, en su pretensión
radical o normativa, se enfrenta, por un lado, a las más profundas fuerzas
vitales de la sociedad y, por otro, a una racionalidad crítica que no deja de
juzgarla por sus inocultables excesos. Generando en ella, en la evaluación, un
desconcierto que es comprensible en por sí mismo. Pero sobre todo por las
formas de simulación que propone. Si el futuro de la sociedad depende del
conocimiento al parecer lo que los individuos deben hacer es ajustar su modo y
estilo de vida a lo que viene resultando ser el conocimiento correcto. Deben
aprender a pensar correctamente. Esto significa, como ya se ha dicho, que
tengas deudas y no dudas. Significa someter a la sociedad a criterios
autoritarios y antidemocráticos. Que estudien lo que se debe estudiar y no lo
que quieren estudiar. Que la sociedad del conocimiento necesite científicos e
ingenieros en diversas especialidades, nadie lo duda. Pero también necesitará
humanistas y artistas. Una considerable cantidad de individuos apasionados en
conocer y dar a conocer, a enseñar, aquello que se piensa es innecesario o
inútil por no ser parte del cálculo económico o por no poder ser reducido a
mezquinas proporciones monetarias. La no aceptación de este islote socialista
parte de la incapacidad de la mentalidad neoliberal de comprender al mundo y
18
―…Los controles finales se transforman en el mecanismo que permite disimular las
prescripciones implícitas. El Estado legisla en todas las esferas, y por tanto en
educación, no perdiendo de vista el modelo económico que promueve: diseña un marco
que trata de evitar ―desviaciones‖ en el trabajo escolar y va realizando un seguimiento
con cierta invisibilidad, de modo que pueda llegar a exigir que el profesorado trabaje
―productivamente‖, sin mayores contrapartidas. Si antes había más controles en los
procesos, ahora éstos se circunscriben a los productos, a controlar si los
conocimientos y destrezas del alumnado son demandados por las necesidades del
mercado; si los equipos docentes cumplen los requerimientos que el Estado hace
públicos en sus órdenes y decretos ministeriales. El profesorado pasa a someterse a
evaluaciones de su trabajo sobre la base de criterios que unilateralmente decide el
Estado, sin participación ni de docentes, ni de sus organizaciones sindicales y/o
profesionales‖. Torres, J. op. cit. pp. 57-8.
31
al hombre más allá del cálculo económico. A sus métodos de estadística y de
cuantificación. Si la educación pública pero sobre todo la universidad pública
resultan ser a los ojos de esta mentalidad cuestionables, tal cosa es por la
sencilla razón de que no ha sido posible ajustarlas a la vulgaridad del cálculo
económico.
19
En el caso mexicano la formación de los nuevos ingenieros del sistema social
mexicano paso a depender de la educación pública superior. Jugando la Universidad
Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional en particular, un papel
de gran trascendencia. Papel que fue seguido después al abrirse nuevos espacios en la
educación superior en la provincia y en la ciudad de México como fue el caso de la
Universidad Autónoma Metropolitana en sus tres unidades: Atzcapotzalco, Iztapalapa y
Xochimilco. Sobre este proceso histórico de la educación pública superior ver en
especial las importantes aportaciones de Roderic A. Camp. Los intelectuales y el
Estado en el México del Siglo XX. México. Fondo de Cultura Económica. 1995.
32
indeclinables tendencias socialistas. Por expresar una mentalidad inadecuada
a la sociedad del mercado. Es bajo los parámetros y condiciones en que se
promueve la educación pública que al interior de la universidad pública y en
general en las instituciones de educación superior, se produce lo que para los
neoliberales ha sido el fatal divorcio entre el intelectual con la iniciativa privada.
Con el empresario privado. Divorcio que se hizo extensible al estudiante y al
profesor universitario.
20
Ibidem. pp. 46-8.
33
económico. La conocida práctica empresarial de no incluir en la nomina de sus
empleados a profesionistas egresados de la universidad pública, a parte de
deleznable, refleja el pobre interés de mantener una mínima coherencia con el
principio de competencia. La naturalización de la marginación y discriminación
–justo por ser flagrante violación a los Derechos Humanos-- se entiende aquí
como un hecho natural por aceptar que es el empresario o el empleador quien
decide quién trabaja en la empresa. O que es el funcionario público quien
decide quién trabaja en el Estado. Pero esto debe ser inaceptable. Pues no se
espera que el empresario o que el funcionario sean dadivosos mecenas. Que
ejerzan la beneficencia o benevolencia como virtud. Favoreciendo de este
modo a quien en sus extravíos opto por estudiar lo que no debe estudiar. O,
peor, que estudia o estudió donde no debía: en la universidad pública.
34
La cuestión educativa es, como se ha comentado, un asunto de enorme
complejidad que, por lo mismo, no merece quedar en una concepción
económica anclada en el siglo XIX. No es más un asunto decimonónico. La
cuestión hoy es otra y muy diferente. Que depende de dos cuestiones
fundamentales: 1) la capacidad del sistema educativo para adaptarlo o
flexibilizarlo de acuerdo a la dinámica en cómo se produce el conocimiento
humano, el cual corre a un paso agigantado en el que toda forma de educación
institucional y formal queda al margen y rezagada, y; 2) la capacidad que
muestre para ser adaptado y asimilado a las exigencias económicas de las
transnacionales. Pues el empresario particular es de algún modo otro pretérito
y, por lo mismo, cada vez figura menos importante para el sentido hacia donde
se desplaza la competencia del mercado.
Las cosas del mundo han cambiado drásticamente desde los tiempos
del bienestar. Este es sin duda un duro dato de la realidad que tiene que ser
confrontado sin añoranzas. Pero si reconsiderando la urgencia de replantear el
problema de la educación pública bajo la perspectiva de una nueva coyuntura
histórica en la que no existe nada escrito. Esta es una tarea imprescindible
35
para todos aquellos que están hoy involucrados en el proceso educativo en
cualquiera de sus niveles. Una tarea irrenunciable en cuanto todo apunta a que
en este futuro inmediato las condiciones actuales de la educación pública
serán agravadas. Aquí la corrupción que en ella impera no es una cuestión
pasajera o trivial. Es un problema estructural que tiende a extenderse y que
forma ya parte sustantiva de la ilegitimidad por la que atraviesa el sistema
político mexicano. Es verdad, en este conocido proceso de ilegitimidad existen
culpables. Pero decir que toda la educación se ha prestado a un juego de
disimulos, no conduce a nada. Pues se sostiene que son los estudiantes
quienes no muestran interés alguno por el estudio. O que maestros y
profesores simulan enseñar. Que son los padres de familia y autoridades
quienes no influyen en los valores del educando. O simplemente se afirma que
el fracaso educativo es producto de un Estado fallido. Discutir todo esto es, sin
lugar a dudas, muy importante y necesario en cuanto que refleja, querámoslo o
no, la descomposición y deterioro de todo el tejido social. Cosa de suyo
sumamente preocupante. Pero concluyamos rápidamente en algo para evitar
algunas discusiones innecesarias. Si se cree que estamos frente a un Estado
fallido, entonces, lo que hay que cambiar es al Estado. En especial a sus
políticas educativas que son conducidas, por lo que se aprecia, por un
impresionante número de funcionarios y líderes sindicales que no muestran
tener la más mínima idea del problema. Contentándose a mantener un puesto
público, y por tanto, ciertos privilegios, a costa de los que sea. Transformar
este estado de cosas es atacar al problema de raíz. Es lo que se ha pretendido
hacer desde hace buen tiempo y mucho antes de que los neoliberales
asentaran sus reales en el poder. Desde mucho antes de que se avocaran a
agudizar la crisis educativa que se traduce en crisis social. En innecesaria
crisis cultural e histórica. En una situación histórica en la que las
recomendaciones de la UNESCO, por ejemplo, sobre el nivel deseable del PIB
destinado al gasto en educación, se presentan como inútiles padres nuestros.
Ineficaces plegarias cargadas de impotentes lamentos ante el extraordinario
cinismo que muestran las clases y elites en el poder. Pero transformar tal
estado de cosas ha resultado ser una empresa más que titánica.
36
9. Competencia e instituciones zombis.
37
redefinir la viabilidad de la modernidad bajo una coyuntura como es la que
plantea al mundo la reciente crisis económica. Esta enésima crisis del
capitalismo. Pero si lo que pone en cuestión la crisis es a la metamorfosis de
los valores, lo que se piensa es que nunca está en nuestras manos determinar
hacia dónde éstos saldrán disparados una vez que de nueva cuenta nos
encontremos arrojados a la penuria de la incertidumbre que abre este nuevo
ciclo histórico. Cosa que no lleva a invalidar los ecos de la serie de reclamos
político-sociales y económicos en los procesos de la actual lucha ideológico-
política. Existe, en efecto, un fuerte y extendido reclamo moral y político.
Mismo que es visto como motivo de consenso dada las dimensiones que en
momentos alcanza la protesta y rebeldía social en amplios y heterogéneos
sectores sociales.
38
que se desprende de dicha diferenciación. Una vez hecho
esto, podemos suponer fundamentalmente que los
problemas a los que nos enfrentamos se revelarán –y
harán sociológicamente fructíferos – nuevos modos de
ver la realidad, un plus de empiría, cuestiones de calado
estructural, nuevas líneas de conflicto…‖21.
39
es el insistente deseo por parte del neoconservadurismo de convertir a la
educación media en particular en un campo de experimentación de su
ingeniería y constructivismo social. Mismo que es reducible a su pobre idea
sobre del eficientismo deshumanizado.
22
Gómez, Ricardo. Op. cit. p. 124.
23
―Los seguidores de la propuesta popperiana de la ingeniería social, aunque no hayan
sido ella la intención consciente de Popper, legitiman el reemplazo de la política por la
ingeniería social. Lo hacen mediante la excusa de que ello es científico-racional, pues
está propuesto desde una racionalidad que se supone científica e instrumental a los
fines impuestos, que no se discuten críticamente, sino que se los enmascara como
irrelevantes de ser discutidos…Esta actitud acerca de la tradición es tan extrema que
Popper afirma que el ―sapere aude‖ (atrévete a saber) propuesto por Kant como
representativo de la Ilustración, es inaceptable porque supondría que las tradiciones
son inadecuadas‖. Ibidem. p. 122.
40
reflexiva. Se confrontan dos modos de comprensión del mundo, dos filosofías
de la vida y de la acción humana que son irreductibles una vez que ha sido
anunciada una nueva fase de la lucha ideológico-política. O que ha sido ésta
transferida a lo que von Mises y von Hayek consideran es la causa de “luchas
sangrientas por el control de los métodos pedagógicos”24 en aquellas
sociedades con graves conflictos políticos, étnicos o con gran desigualdad
económica. Al no identificarse con dicha consigna, para la ingeniería neoliberal
lo mejor es convertir al bachillerato en la más prestigiada institución zombi de
todo el sistema educativo. O, en su defecto, reducirla aún más a lo que se
podría definir como la extensión de la ideología del control burocrático al
bachillerato. Lo que esto significa es que quien no sea neoliberal o no se ajuste
a tal sistema de dominación y control social, no tiene espacio en el sistema
educativo25. Al sofisticado sistema de control que debe dar por resultado
allanar el camino para realizar del mejor modo su idea de la educación basada
en la competencia. Logrando con ello evitar que en las universidades públicas -
--una vez que se reconoce lo difícil y complejo que resulta su privatización--,
ingresen los indeseables. Entendiendo por tales no sólo quienes son parte de
los sectores más marginados sino sobre todo aquellos que optan por hacer de
la razón no una simple virtud praxeológica, si es que estas existen, pero si un
modo de ser o estilo de vida. Es decir, un instrumento crítico para la
comprensión de su propio ethos histórico-social.
24
Hayek, FL. p. 402.
25
Siguiendo a Franz Hinkelammert quien, al criticar el modo en cómo se concibe a la
ciencia en la sociedad de mercado, acuña el concepto de ―ideología del control
burocrático‖. Concepto que lo hacemos extensivo al campo educativo al generar,
desde el ministerio de educación, políticas en las que lo importante no es la educación
como tal, sino la política educativa que imponen los ingenieros sociales, en este caso al
bachillerato nacional. Política en la que lo más importante es sujetar todo a los criterios
burocráticos sobre los educativos. Ver Hinkelammer, Franz. Op. cit.
41
través de los individuos que la conforman a ese cuerpo colectivo que es capaz
de realizar una determinada acción social o política. En el caso de los
neoliberales en general es a partir de uno de sus principales mentores, Ludwig
von Mises, que la posición respecto al problema de la sociedad de masas en la
moderna sociedad industrial mantiene esta tónica:
26
Mises, L. Soc. p. 527.
42
es el miedo a su liberación. A una liberación que es más significativa si pasa
por los principios de una educación crítica e ilustrada. Pero, en una democracia
como la nuestra en la que todo termina por ser disimulo, las masas no están
para pensar pero si para votar correctamente. Es decir, a favor de quienes las
oprimen. Cosa que comprende sofisticados argumentos que van desde el voto
útil hasta intensas campañas mediáticas en busca del voto nulo. Pero en todo
caso lo que se observa en este tipo de posicionamientos ideológico-políticos es
un muy criticable desprecio hacia las masas. Razón por la cual, según esto,
merecen ser tachadas como un rebaño de ignorantes y fanáticos
pendencieros. De vándalos sin educación alguna. Que no merecen ser
educados más allá del nivel elemental o básico.
Elevar el nivel de vida y cultural de las masas por medio del Estado es
poner en crisis a los valores de la civilización occidental sustentados por el
libre mercado. Por todo esto: para toda concepción antiintelectual o profunda y
radicalmente elitista y de inocultables signos racistas, será renuente a toda
crítica racional e ilustrada. Como a toda expresión de un radical compromiso
ético-político con el otro. De ahí que lo mejor es reducir a la enseñanza estatal
a esto: a la reproducción de un rebaño de ignorantes pero funcionales a los
fines de la reproducción global de las relaciones de producción capitalistas. A
la producción de individuos que deben ser capaces de pensar correctamente.
Recordemos que para una filosofía de la vida como la neoliberal en todas sus
expresiones y ramificaciones, la educación que imparte el Estado es pensada
como la principal causa de que el colectivismo y el igualitarismo hayan
adquirido tales dimensiones al interior de la sociedad capitalista27. Que se haya
convertido en medio y espacio para la promoción y difusión del socialismo. En
27
―El colectivismo de hoy –sostiene von Mises--- no saca su fuerza de una necesidad
interna del pensamiento científico moderno, sino de la voluntad política de una época
favorable al misticismo y al romanticismo. Los movimientos intelectuales son la
rebelión del pensamiento contra la inercia, de lo más selecto contra las masas, rebelión
de quienes son fuertes porque es fuerte su espíritu, contra aquellos que únicamente
sienten con la multitud y con la horda y que sólo tienen significación porque cuentan en
gran número. El colectivismo es lo contrario: es el arma de quienes desean matar el
espíritu y el pensamiento. Es este ―nuevo ídolo‖, el más glacial de los monstruos
glaciales, lo incumba el Estado‖. Mises. L. Soc. p. 52.
43
un ámbito permanente de agitación igualitaria. Que permite la influencia
omnipresente de los intelectuales proclives al socialismo28
Lo que se debe tomar muy enserio es que a partir del arribo del poder
neoliberal se ha producido un importante y preocupante desplazamiento de la
universidad pública como formadora de cuadros para la administración y
función pública. Este de suyo interesante fenómeno el cual por cierto líneas
arriba ya se ha comentado en cierto modo, se extendía también al campo de lo
28
Ver en esp. Hayek, F. FL y EFPE.
44
privado. Pues se ve en la universidad a una institución que por su propia
naturaleza debe ser proveedora de recursos humanos. Concretamente: el
papel de la universidad consiste en formar capital humano. La política
neoliberal ha consistido, como bien sabemos, en transferir esta
responsabilidad a la universidad privada pero sin los resultados esperados
dados sus rudimentarios niveles de excelencia. Lo drástico del caso es que
una vez que los funcionarios públicos son cuadros formados de acuerdo a la
mentalidad neoliberal y, paradójicamente antiestatista, son quienes asumen
como cruzada propia la sistemática eliminación de la inteligencia. De este
modo su compromiso como sabios planificadores de la libertad es mostrar que:
―no es difícil privar de independencia de pensamiento a la gran mayoría.
Pero también hay que silenciar a la minoría que conservará una
inclinación a la crítica‖29.
29
Hayek, F. CS. p. 198.
30
―La competencia, al contrario, es elemento de la cooperación social. Constituye el
principio ordenador de la sociedad. Desde el punto de vista social, la lucha y la
competencia son diametralmente opuestas‖. Mises. L. Soc. p. 324.
45
progreso científico y tecnológico, y en cuanto al concepto económico de
empresario31.
46
gasto y no una inversión social. Lo que se sostiene es que la categoría de
inversión social no existe ni es parte del léxico cataláctico. No puede serlo por
la razón de que como tal --para el neoliberalismo-- niega la posibilidad de la
competencia como ejercicio de la libertad entre individuos. La inversión en
educación pública significa concretamente competencia desleal. Una acción
política que al interferir entre los intereses del mercado suprime al empresario
al no poder éste determinar el empleo que debe darse a los factores de la
producción y, en general, al desarrollo económico. Pues quien los determina
es, hipotéticamente, el político o gobernante omnipresente. Un individuo quien
posiblemente ha sido influenciado por algún filósofo a través de su ideología:
Por ello sostiene Mises que:
34
Ib. p. 263.
47
consumidores determinar la misión que cada persona
haya de desempeñar en la sociedad. Comprando o
dejando de comprar, los consumidores señalan la
respectiva posición social de la gente. Tal supremacía no
resulta menoscabada pro privilegio alguno concedido a
nadie en cuanto productor…Pero competencia no
significa que cualquiera puede enriquecerse simplemente
a base de imitar lo que los demás hacen. Significa, en
cambio, oportunidad para servir a los consumidores de
un modo mejor o más barato, oportunidad que no han de
poder enervar quienes vean sus intereses perjudicados
por la aparición del innovador…la función social de la
competencia cataláctica, en cambio, no estriba en decidir
quién es el más listo, recompensándole con títulos y
medallas. Lo único que se desea es garantizar la mejor
satisfacción posible de los consumidores, dadas las
específicas circunstancias económicas concurrentes‖35.
No hay la menor duda que esta digamos versión canónica del concepto
de competencia adolece de una grave ingenuidad al ser llevada a la sociedad
de mercado realmente existente. No tanto porque el consumidor, antes rey y
soberano, haya sido bajado a esta realidad. Sino porque simplemente no
permite hacer compresible la realidad. Es una anteojera ideológica que se
presta a la más descarada simulación. Pues lo que se oculta es el sentido que
adquiere la competencia al ser llevada a la educación: la competencia como
método de control social y como sistema o marco de legitimidad de la
marginación y exclusión social. La competencia al interior del sistema escolar
es sofisticado sistema para la naturalización de la injusticia en las sociedades
de mercado. Una ocurrente idea que naciendo en el Reino Unido se ha
extendido como plaga por el mundo buscando siempre convertir a los
estudiantes en referentes necesarios para la eficiencia económica36.
Ahora bien, a todo esto cabe la pregunta sobre la relación entre este
método o sistema de control social y la intención de hacer de la universidad
35
pp. 334-6.
36
―Competencia y resultados –afirma Ronald Barnett-- son términos bosquejados en el
Reino Unido por el National Council for Vocational Qualifications (NCVQ). Este marco
conceptual, planteado en principio como base para la sistematización de la educación
del grupo de 16 a 19 años, se está extendiendo ahora a la educación superior. Barnett,
Ronald. Los límites de la competencia. El conocimiento, la educación superior y la
sociedad. Barcelona. Gedisa. 2001. p. 108.
48
pública un bien escaso. La respuesta es simple y ésta la basamos en una
preocupación de Bill Gates quien, como se sabe ampliamente, es actualmente
el hombre más rico del planeta. Gates plantea la cuestión en estos términos,
citamos de memoria: “no tiene caso invertir en la educación de un joven que se
ira a trabajar a otro lado”. Tal vez en el complejo sistema corporativo de este
personaje se tengan miles de trabajadores educados y formados en diferentes
países pero que emigran a los lugares en los que es posible encontrar trabajo
de acuerdo a varias condiciones, como son, por ejemplo: empleo, salarios
elevados o aceptables y condiciones de vida que no existen en sus países de
origen. El problema aquí es cómo es posible la competencia en un circuito
cerrado como es el de la educación. Sobre todo cuando se viola el principio
sustancial de la competencia cataláctica. Es decir, se parte de un sistema de
competencia inducida. Cuando ésta es y debe ser, por su propia naturaleza,
espontánea. La clave para la compresión del asunto está en las siguientes
cuestiones que han abordado con gran interés los nuevos ingenieros
neoliberales dedicados ahora a los problemas de la educación pública.
49
control social aplicado al proceso educativo. Pero que debe mostrar su eficacia
de acuerdo a la forma en cómo el currículo se convierte en el qué y el cómo de
dicho proceso. La esperada adquisición de habilidades sustituye de este modo
a la compresión y permite, en contra parte, que éstas sean trasferibles en
cualquier ámbito del mercado global. Cosa que por cierto y por su
especificidad, es muy difícil de lograr en la fastidiosa filosofía37. Menos aún
cuando se afirma y sostiene que la filosofía no forma parte del mercado según
la doctrina o evangelio neoliberal. El papel de las universidades del Tercer
Mundo es, como ya se ha observado anteriormente, formar parte del
“consenso” de tal conjunto de habilidades transferibles. Son y deben ser por
ello hoy junto con el sistema nacional de educación media superior, empresas
públicas que es mejor sostener como subsidiarias de las corporaciones
transnacionales localizadas en los países industrializados. Como tales su
misión es generar una fuerza de trabajo altamente calificada y flexible a la que
es preferible no dar trabajo o que no encuentra trabajo en las naciones
subdesarrolladas. Así:
37
Al respecto Ronald Bernett escribe: ―El término ―transferibilidad‖ podría referirse a
las habilidades académicas de mayor nivel, como el análisis, la argumentación, la
recolección de evidencias, la comunicación escrita y el establecimiento de relaciones
de dominios cognitivos. El término podría sugerir que hay habilidades académicas que
trascienden el contexto de la disciplina. En este caso, implicaría la existencia de
habilidades metadisciplinarias.
`Sin embargo, este término ha pasado a referirse a la segunda forma de
transferibilidad. Casi invariablemente se lo utiliza para caracterizar aquellas
capacidades que se consideran evidentes en distintos contextos de trabajo. A través
de habilidades personales transferibles, los egresados adquirirán la capacidad para
adaptarse a los cambios en los mercados mundiales, la economía y el mercado de
trabajo‖. Ibidem. p. 97.
50
que la ubicación se encuentra dentro de esta
constelación‖38.
De este modo una de las cuestiones que han sido más debatibles y que
han provocado mayor polémica es el modo en cómo desde el poder se
adoptan y sostienen políticas como es la de reducir el gasto en educación y
desarrollo científico y tecnológico. Es evidente que este tipo de políticas
afectan muy considerablemente al salario de los trabajadores que,
independientemente del lugar que ocupan en el proceso educativo, resultan
inaceptables. El sobado argumento que se da por parte de los responsables en
aplicar dichas políticas es --por fuera del modo en cómo las crisis de la era
neoliberal han afectado los salarios en referencia a la capacidad adquisitiva de
los mismos--, que no existen condiciones ni recursos económicos suficientes
para sostener la demanda de incremento salarial y de empleo para este sector.
Se sigue de este modo el ya famoso mito del que se ha hablado anteriormente:
que los recursos son escasos e insuficientes para mantener un aparato de tan
grandes proporciones. Sin embargo, no es esto lo que ocurre cuando estas
38
Ib. p. 135.
39
De acuerdo con von Mises la filosofía del éxito individual se caracteriza por ser: ―el
único criterio para enjuiciar la acción humana es si resulta o no capaz de conseguir los
fines que el hombre persigue con su actuar‖. Mises, L. op. cit. p. 232. En el sentido de
que los fines deben ser cuantificados sobre referencias monetarias o materiales, el
fracaso se convierte, por este sistema económico y por una institución con las
características señaladas, en la cosa mejor repartida del mundo. Pues el éxito es, como
en las competencias deportivas, cuestión de unos cuantos.
51
políticas se diversifican en varios sentidos. Como por ejemplo, manteniendo
una absurda disparidad en el salario de la alta burocracia y de los educadores.
O bien, por políticas de estímulos a través de la instrumentalización de
sistemas y métodos de competencia y evaluación. Pero lo que resalta
invariablemente es que, independientemente del sistema instrumentalizado, la
alta burocracia es la que vive y depende de un sistema de privilegios obtenidos
y sostenidos gracias, no a la competencia cataláctica, sino por una rígida y
obediente lealtad política. Los límites de la competencia cataláctica son los que
define este sistema de lealtades y compensaciones que ocurren y hacen
posible la existencia de una burocracia siempre dócil y al servicio del
gobernante omnipresente. Es decir, la competencia es para los otros y no para
tal burocracia. Pues ella es necesaria para sostener un sistema de poder como
es el que nos rige. Es el enjambre de esos individuos los que, de acuerdo a
Lewis Coser, constituyen una de las más representativas instituciones voraces
de la modernidad40. Son simples camarillas de poder que se sirven del mismo
para imponer en este caso su particular visión del mundo. Son quienes
imponen qué estudiar.
40
Coser, Lewis. Las instituciones voraces. México. Fondo de Cultura Económica. 1978.
52