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¿DE QUÉ SE ALIMENTA EL HAMBRE?

SAMUEL HAUENSTEIN SWAN,


SIERD HADLEY y BERNADETTE CICHON

¿DE QUÉ SE ALIMENTA


EL HAMBRE?
EL IMPACTO DE LOS PRECIOS
DE LOS ALIMENTOS EN LA DESNUTRICIÓN
Y LA INSEGURIDAD ALIMENTARIA.
ANÁLISIS DE CAMPO

Icaria Antrazyt
SOBERANÍA ALIMENTARIA
Este libro ha sido impreso en papel 100% Amigo de los bosques, proveniente de bosques
sostenibles y con un proceso de producción de TCF (Total Clorin Free), para colaborar en una
gestión de los bosques respetuosa con el medio ambiente y económicamente sostenible.

Diseño de la cubierta: Adriana Fàbregas


Fotografía de la cubierta: Samuel Hauenstein Swan

© Samuel Hauenstein Swan, Sierd Hadley y Bernadette Cichon


© Acción contra el Hambre
Caracas, 6, 1º
28010 Madrid

Título original: Feeding hunger and insecurity. Field analysis of volatile global food
commodity prices. Food security and chil malnutrition
Traducción: Lourdes Fernández Delgado

Investigación de los estudios de caso realizada por:


Etiopía: Acción contra el Hambre Etiopía
República Centroafricana: Bernard Bauge y Mélanie Broquet
Sierra Leona: Sophie Laurence
Liberia: Caroline Broudic

© De esta edición
Icaria editorial, s. a.
Arc de Sant Cristòfol, 11-23
08003 Barcelona
www. icariaeditorial. com

Primera edición: Septiembre de 2009

ISBN: 978-84-988-120-2
Depósito legal: B-34.665-2009

Fotocomposición: Text Gràfic

Impreso en Romanyà/Valls, s. a.
Verdaguer, 1, Capellades (Barcelona)

Printed in Spain. Impreso en España. Prohibida la reproducción total o parcial.


ÍNDICE

Lista de abreviaturas 13
Resumen 15
¿Qué provocó la crisis de precios de los alimentos? 16
¿Quiénes son vulnerables? 16
¿Qué sucede cuando aumentan los precios de los
alimentos? 18
¿Qué medidas se han tomado hasta el momento? 20
¿Qué acciones son necesarias emprender? 23
Conclusión 26
Prólogo
¿Comer para vivir o vivir para comer?, Luis de Vega 27
I. Introducción 33
II. ¿Qué provocó la crisis mundial de precios de los
alimentos? 41
Factores a largo plazo 42
Factores a corto y medio plazo 47
III. Hogares en crisis: ¿quién pierde? 53
Vulnerabilidad nacional 54
Personas en situación de riesgo 58
Estudio de caso número 1: evaluación de la situación de
vulnerabilidad en la República Centroafricana y Sierra
Leona 68
IV. La crisis del hambre: ¿qué sucede cuando aumentan los
precios de los alimentos? 79
La «vieja cara» de un «nuevo hambre»: la pobreza
estacional 81
¿Cuál es la relación entre los precios de los alimentos
y la desnutrición? 87
¿Ha aumentado la desnutrición debido a los incrementos
mundiales de precios? 94
Estudio de caso número 2: precios más altos,
empeoramiento de las relaciones de intercambioy mayores
índices de desnutrición en Etiopía 97
V. Respuesta mundial a los aumentos de precios
de los alimentos: ¿qué se está haciendo? 109
La respuesta internacional 111
Las respuestas nacionales 129
Estudio de caso número 3: respuestas a la crisis alimentaria
en Monrovia (Liberia) 136
VI. ¿Qué más es necesario hacer? 147
¿Qué intervenciones se pueden poner en prácticapara
combatir el hambre? 148
¿Qué debe cambiar para garantizar el éxito de las
intervenciones? 153
La erradicación del hambre: ¿Por dónde empezamos? 166
VII. Conclusión 173
Referencias bibliográficas 179
Anexos 193
Publicaciones de «HUNGER WATCH» 201
Índice de figuras

Figura 1.1 FAO - Índices de precios de los alimentos (enero


2007–diciembre 2008) 35
Figura 1.2 Países que sufren conflictos civiles y países que
imponen restricciones a la exportación 37
Figura 2.1 Calendario de los acontecimientos más destacados
relacionados con la crisis de precios de los
alimentos 44
Figura 3.1 Porcentaje de necesidades cubiertas en kCal. para los
más pobres (situación en enero de 2008 y posibles
variaciones en caso de subida de precios del mijo y sin
aumento de ingresos) 60
Figura 3.2 Utilización prevista de los ingresos obtenidos gracias al
programa dinero por trabajo» en Níger 61
Figura 3.3 Reservas familiares de alimentos el día
de la entrevista por mes de entrevista de ocho hogares
con tierras y diecisiete sin tierras en Matlab thana,
(Bangladesh) 63
Figura 3.4 Incrementos de precios en Bangui (República
Centroafricana) entre febrero de 2007 y julio de
2008 71
Figura 3.6 Variaciones percibidas en los ingresos y gastos
familiares entre 2007 y 2008 72
Figura 3.5 Estrategias de supervivencia adoptadas en Bangui
(República Centroafricana) en septiembre de 2008
como respuesta a los aumentos de precios de los
alimentos 72
Figura 3.8 Variaciones de precios y de consumo de arroz
en Freetown 77
Figura 4.1 Porcentaje de personas desnutridas en el mundo
en desarrollo 80
Figura 4.2 Variaciones de precio del mijo en el norte
de Ghana (1988/1989) y del maíz en el distrito de
Mchinji en Malawi (2000/2001) 83
Figura 4.3 Estacionalidad de los precios de los alimentos
y la desnutrición en el norte de Ghana (1988/
1989) 85
Figura 4.4 Estacionalidad de la desnutrición, la malaria
y las precipitaciones en Níger 88
Figura 4.5 Estrategias de supervivencia empleadas por
las familias de Malawi y Ghana 89
Figura 4.6 Estrategias de supervivencia empleadas a medida que
empeorala seguridad alimentaria 91
Figura 4.7 Modelo de media-varianza de Gill 93
Figura 4.8 Mecanismos de supervivencia adoptados en cinco
países como respuesta a los aumentos de precios de los
alimentos (2008) 95
Figura 4.9 Mapa de Etiopía en el que se señalan las regiones de las
Naciones, Nacionalidades y Pueblos del Sur (SNNPR) y
la región de Somali (SRS) 99
Figura 4.10 Evolución de los precios de los alimentos básicos en la
región de las Naciones, Nacionalidades y Pueblos del
Sur (septiembre 2005 a abril 2008) 99
Figura 4.11 Evolución de las relaciones de intercambio en la
región de las Naciones, Nacionalidades y Pueblos del
Sur 101
Figura 4.12 Malnutrición aguda global en Etiopía 103
Figura 4.13 Índices de desnutrición aguda total y mortalidad de
niños menores de cinco años en tres distritos de la
región de las Naciones, Nacionalidades y Pueblos del
Sur 104
Figura 4.14 Relación de intercambio de un camello adulto vivo
frente a diversos alimentos básicos 106
Figura 5.1 Calendario de las respuestas generales
a los incrementos de precios de los alimentos 110
Figura 5.2 Necesidades operacionales del Programa Mundial de
Alimentos para 2008 121
Figura 5.3 Respuestas gubernamentales a los aumentos de precios
de los alimentos a principios de 2008 (muestra del
IFPRI de 104 países) 130
Figura 5.4 Índice de precios al consumidor en Monroviaentre
enero de 2007 y enero de 2008 137
Figura 6.1 Calendario de la respuesta a la sequía de los años 2005
y 2006 en el Cuerno de África 160
Índice de tablas

Tabla 2.1 Probables causas de la crisis mundial de precios de los


alimentos 43
Tabla 3.1 Variaciones de precios de los alimentos básicos en seis
países, confirmadas por los equipos de ACF 54
Tabla 3.2 Resultados de las encuestas sobre nutrición realizadas
por Acción contra el Hambre en Bangui 73
Tabla 3.3 Tipos de alimentos no consumidos en 2008 en
comparación con 2007 (porcentaje de población) 78
Tabla 5.1 Gasto total y per capita de parte del paquete
de 214 millones de dólares destinado a paliar los
efectos de los incrementos de precios de los alimentos
en los países objetivo (2008) 121
Tabla 6.1 Porcentaje de renta nacional bruta que los países
donantes destinan a la ayuda oficial para el desarrollo
(de mayor a menor proporción en 2007) 156
Tabla 6.2 Porcentaje de niños con peso inferior al normal
en nueve estados indios 165
Tabla 6.3 Coste aproximado del «paquete mínimo básico» para
combatir el hambre estacional en el mundo 169
Tabla 6.4 Coste de una inversión piloto para el tratamiento
de un millón de niños con desnutrición aguda
severa 171

Índice de cuadros

Cuadro 1 Mensajes principales 33


Cuadro 2 ¿Qué es la seguridad alimentaria? 60
Cuadro 3 Las consecuencias de la desnutrición durante
el embarazo 66
Cuadro 4 ¿Cómo calcula la FAO el número de personas
desnutridas? 81
Cuadro 5 Definiciones básicas de la desnutrición 85
Cuadro 6 Las dificultades de condicionar la distribución
de ayuda alimentaria 123
Cuadro 7 El hambre en el Pacto Internacional sobre Derechos
Económicos, Sociales y Culturales 158
Cuadro 8 Sistema integrado de nutrición y seguridad alimentaria
de Malawi 163

Índice de anexos
Anexo 1 Precios internacionales reales del trigo, el maíz
y el arroz desde 1960 hasta 2007 193
Anexo 2 Producción y reservas mundiales de cereales
desde 1960 193
Anexo 3 La especulación y la cobertura de futuros
en los mercados de materias primas en origen 194
Anexo 4 Reservas familiares de alimentos, distrito
de Machakos (Kenia) 195
Anexo 5 Porcentaje de pérdida y ganancia de bienestar
familiar debido a los incrementos de precios de los
alimentos en siete países 196
Anexo 6 Resumen de las acciones propuestas por el Equipo de
Tareas de Alto Nivel como parte del Marco Amplio
para la Acción 197
Anexo 7 Tipología de estados de Harriss, aplicada a
la situación de India 199
Anexo 8 La fuerza de la estrategia contra-estacional 200
TRABAJAMOS PARA LA ERRADICACIÓN
DEL HAMBRE INFANTIL

Fundada en 1979, Acción contra el Hambre es una organización inter-


nacional que tiene como compromiso salvar las vidas de los niños desnu-
tridos y sus hogares en más de 40 países de todo el mundo. Como parte
de una de las principales organizaciones en la lucha contra el hambre y
la desnutrición, nuestros equipos atienden las necesidades inmediatas de
las poblaciones cuando los alimentos escasean y ofrecen a las familias las
herramientas y el apoyo que necesitan para construir un futuro sostenible.
Todos los años, nuestros 6.000 trabajadores ayudan de forma directa en
todo el mundo a más de cuatro millones de personas que se encuentran en
situación vulnerable a recuperar su autosuficiencia y su independencia.

11
LISTA DE ABREVIATURAS

ACF Acción contra el Hambre / Action Contre la Faim / Action Against


Hunger
ALNAP Active Learning Network for Accountability and Performance in
Humanitarian Action
CAD Comité de Ayuda al Desarrollo (Development Assistance Commit-
tee)
CFS Comité de Seguridad Alimentaria Mundial de la FAO (Committee
on World Food Security)
DfID Departamento para el Desarrollo Internacional del gobierno britá-
nico (Department for International Development)
EIA Administración de Información de la Energía de Estados Unidos
(Energy Information Administration)
ECHO Departamento de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea
ENCU Unidad de coordinación de emergencias nutricionales de Etiopía
(Emegency Nutrition Coordination Unit)
FAO Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Ali-
mentación
FEWSNET Red de Sistemas de Alerta Temprana Contra la Hambruna de la
Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Famine
Early Warning Systems Network, USAID)
FIDA Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola
FMI Fondo Monetario Internacional
HDR Informe sobre Desarrollo Humano, del Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD)
IATP Instituto de Agricultura y Comercio de Estados Unidos (Institute
for Agriculture and Trade Policy)
IFPRI Instituto de Investigación de Política Alimentaria Internacional
(International Food Policy Research Institute)
LVAS Comité de Evaluación de la Vulnerabilidad de Lesotho (The Lesotho
Vulnerability Assessment Committee)
NCHS Centro Nacional de Estadísticas de la Salud de Estados Unidos
(National Centre for Health Statistics)
OCHA Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios

13
OCDE Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
ODI Instituto para el Desarrollo Exterior del Reino Unido (Overseas
Development Institute)
OIT Organización Internacional del Trabajo de las Naciones Unidas
OMM Organización Meteorológica Mundial
OMS Organización Mundial de la Salud
OPEP Organización de Países Exportadores de Petróleo
PMA Programa Mundial de Alimentos
PNUMA Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente
RIGA Proyecto Actividades Generadoras de Ingreso Rural de la FAO
SNNPR Región de las Naciones, Nacionalidades y Pueblos del Sur (Etio-
pía)
SRS Región de Somali (Etiopía)
UN SCN Comité Permanente de Nutrición del Sistema de las Naciones Unidas
(United Nations Standing Committee on Nutrition)
UNCTAD Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo
UNICEF Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia

14
RESUMEN

A finales de 2007 y principios de 2008 los precios mun-


diales de los alimentos y el petróleo se dispararon. Según
las estimaciones de la FAO los altos precios de los alimentos
han provocado el incremento del número de personas que
padecen hambre, pasando de los 850 millones de 2005 a los
963 millones actuales,* y amenazan con echar por la borda
los avances realizados en la consecución de los Objetivos de
Desarrollo del Milenio números 1 y 4. Aunque los precios
mundiales de los alimentos están disminuyendo, los pre-
cios locales han seguido aumentando o se han mantenido
elevados en la mayoría de los países vulnerables, poniendo
así a millones de personas en situación de riesgo. La crisis
alimentaria mundial provocada por el precio de los alimentos
no ha terminado.
Las advertencias llegadas desde nuestros equipos de dife-
rentes países, en el sentido de que el incremento estacional de
los índices de admisiones en programas alimentarios que se
produce cada año estaba teniendo lugar antes de lo habitual,
llevó a Acción contra el Hambre a poner en marcha una
evaluación de las repercusiones de los elevados e inestables
precios mundiales de los alimentos en las familias de la Re-
pública Centroafricana, Etiopía, Liberia y Sierra Leona. Me-

* En el momento de imprimir este informe el número de personas que padecen


hambre ha aumentado a 1.020 millones.

15
diante la integración de los resultados de nuestra evaluación
con el debate político mundial, con este informe queremos
dar respuesta a cinco preguntas básicas:

1. ¿Qué provocó la crisis de precios de los alimentos?


2. ¿Quiénes son vulnerables?
3. ¿Qué sucede cuando aumentan los precios de los alimen-
tos?
4. ¿Qué medidas se han tomado hasta el momento?
5. ¿Qué acciones son necesarias emprender?

¿Qué provocó la crisis de precios de los alimentos?


La crisis alimentaria surgió de la combinación de diversos
factores con efectos a corto, medio y largo plazo, tanto en la
oferta como en la demanda. Entre los factores a largo plazo
figuran el crecimiento de la población, la urbanización, el
aumento de las economías con rentas medias, la reducción
de las reservas, la falta de inversión en agricultura y el cambio
climático. Como factores a corto y medio plazo podemos
mencionar las insuficientes cosechas en los principales países
exportadores, el incremento de los precios del petróleo y la
producción de biocombustibles. Pese a existir un amplio
consenso sobre las causas, resulta difícil determinar su im-
portancia relativa y sus consecuencias.

¿Quiénes son vulnerables?


No todos los gobiernos, países y personas se han visto afec-
tados por igual. La vulnerabilidad depende en gran medida
de cuatro factores:

• La vulnerabilidad nacional. Los altos precios de los ali-


mentos aumentan el coste de las importaciones y afectan

16
al gasto público y la estabilidad macroeconómica, con
efectos a largo plazo en la situación de pobreza.
• El grado de repercusión de los elevados precios mundiales
en los precios nacionales. La geografía física, política y
humana pueden limitar o exacerbar las consecuencias
de los costes mundiales de los alimentos en los precios
nacionales.
• El papel de una familia como compradora o vendedora neta
de alimentos. Los aumentos de precios pueden beneficiar
a los vendedores netos de alimentos, pero la mayoría de
las familias pobres, entre ellas las de los agricultores de
«subsistencia», dependen de los mercados para alimen-
tarse durante la mayor parte del año.
• Los recursos familiares y el porcentaje de ingresos destinados
a la alimentación. Los recursos familiares amortiguan las
restricciones que los elevados precios de los alimentos
imponen a los presupuestos de las familias: los grupos
más pobres pueden llegar a dedicar más del 80% de sus
ingresos a su alimentación, por lo que se verán afectados
de manera significativa a corto y medio plazo.

Entre otros aspectos relacionados con la vulnerabi-


lidad a los aumentos y la inestabilidad de precios de los
alimentos podemos citar el momento en que se producen
los incrementos de precios en relación con las cosechas, la
susceptibilidad a la desnutrición (las mujeres y los niños
son los grupos en situación de mayor riesgo) y la margi-
nación (ya sean grupos, países o incluso regiones que son
ignorados o excluidos intencionadamente de las políticas e
intervenciones de protección social). Los casos de estudio
que resumen la investigación llevada a cabo por Acción
contra el Hambre en Bangui (República Centroafricana) y
en Freetown (Sierra Leona) investigan a fondo las dimen-
siones de la vulnerabilidad.

17
República Centroafricana: en Bangui los precios de los
alimentos aumentaron sólo de forma moderada. Aunque
no se produjo un incremento estadísticamente significativo
de los índices de desnutrición, el aumento de precios afectó
a las familias, que reaccionaron reduciendo la diversidad de
su alimentación.
Sierra Leona: la investigación realizada en Freetown pone
de manifiesto la importancia del entorno. En general, los
precios aumentaron de forma significativa, se redujeron la
diversidad de la dieta y la cantidad de alimentos, y ciertos
indicadores hablaban de una mayor desnutrición. Sin em-
bargo, los aumentos de precios, los índices de desnutrición
y las modificaciones introducidas en la dieta variaban drás-
ticamente entre los cinco lugares de la ciudad en los que se
llevó a cabo la investigación, separados entre sí sólo por unos
pocos kilómetros.

¿Qué sucede cuando aumentan los precios de los


alimentos?
Décadas de investigación y observación demuestran que una
dieta poco variada puede tener consecuencias a largo plazo en
la pobreza, la vulnerabilidad y la desnutrición. Con el término
«estacionalidad» se hace referencia a las fluctuaciones regu-
lares y estacionales de distintos aspectos relacionados con
la pobreza y el bienestar. La vulnerabilidad, los aumentos
de precios de los alimentos, los índices de morbilidad y el
gasto de energía provocado por la intensidad de las labores
agrícolas se suman durante la estación del hambre y provocan
un aumento de los índices de desnutrición.
Para hacer frente a los incrementos estacionales de los
precios de los alimentos, las familias más pobres suelen «so-
brevivir» comenzando por racionar y reducir la calidad de los
alimentos que consumen y, con frecuencia, saltándose alguna

18
comida o buscando fuentes alternativas de ingresos como la
recogida de leña. A medida que la inseguridad alimentaria se
agrava, las familias adoptan estrategias de supervivencia más
perjudiciales, como la venta de sus bienes que, cada vez más
mermados, pueden aumentar la vulnerabilidad de las familias
frente a los incrementos de precios de años posteriores, ya
que cuentan con mecanismos de supervivencia cada vez más
limitados. Existen suficientes datos que apuntan a que uno
de los factores importantes de las graves crisis alimentarias
padecidas en Níger (2005) y Malawi (2001) fue el deterioro
de los recursos familiares. La cuestión está en saber si las
familias respondieron de la misma forma a los incrementos
mundiales de precios.
Según la investigación realizada por Acción contra el
Hambre, la respuesta a esta cuestión es inequívocamente
positiva. Los resultados de los estudios de todos los países
indican que las familias redujeron el consumo de alimentos
y la variedad de la dieta. Los estudios llevados a cabo por
el Programa Mundial de Alimentos (PMA) apoyan nuestros
resultados y revelan una sorprendente similitud en las es-
trategias de supervivencia adoptadas para responder a los
aumentos de precios mundiales y estacionales.
Las repercusiones del incremento mundial de precios
en la desnutrición son menos evidentes, a pesar de que las
familias adopten estrategias de supervivencia similares. En la
República Centroafricana sólo se registraron incrementos no
significativos en los índices de desnutrición y de mortalidad
de niños menores de cinco años. Sin embargo, en Sierra
Leona y Liberia, donde no existen estadísticas longitudina-
les, los informes recogían un incremento de los índices de
desnutrición a principios de 2008, que también aumentaron
en determinadas regiones de Etiopía.
Etiopía. Los incrementos de precios de los alimentos
han provocado un significativo deterioro de la relación de

19
intercambio entre las fuentes de ingresos y los precios de los
alimentos básicos (en especial el maíz, aunque los precios del
kocho se mantuvieron estables). En la región de las Naciones,
Nacionalidades y Pueblos del Sur (conocida como SNNPR por
sus siglas en inglés) los índices de desnutrición y mortalidad
de niños menores de cinco años han aumentado de forma
dramática desde finales de 2007. No existe información
similar de la región de Somali, donde las comunidades de
pastores vendían bienes cada vez de mayor valor para poder
comprar alimentos.
Aunque el incremento mundial de precios de los alimentos
aún no ha provocado un aumento de la desnutrición en el
mundo, existen motivos de preocupación. Hogares de todos
los países destinan una parte cada vez mayor de sus ingresos
a la compra de alimentos y, para compensar sus altos precios,
reducen el consumo de aquellos de primera necesidad y la
diversidad de la dieta. Una menor variedad alimentaria da
lugar a deficiencias de micronutrientes que pueden tener
efectos adversos a largo plazo en el desarrollo físico y mental
de los niños. Las estrategias de supervivencia pueden comen-
zar a ser cada vez más escasas, con lo que la vulnerabilidad
durante la estación del hambre será mayor a medida que
las reservas de alimentos y los recursos familiares se agoten
cada vez más rápidamente. Unos mecanismos de defensa
cada vez más reducidos y una creciente vulnerabilidad a los
incrementos de precios pueden provocar el agravamiento y la
generalización de la hambruna y la inseguridad alimentaria.
La comunidad internacional debe actuar ahora para evitar
una crisis de desnutrición en el futuro.

¿Qué medidas se han tomado hasta el momento?


El aumento de precios de los alimentos desencadenó disturbios
en treinta países, atrajo la atención de los medios a principios

20
de 2008 y provocó una respuesta internacional. Hasta ahora,
la comunidad internacional se ha dedicado fundamentalmente
al debate de políticas, con el desarrollo del Marco Amplio para
la Acción y la creación de una Alianza Global en Agricultura
y Seguridad Alimentaria. Diversas organizaciones de carácter
multinacional, especialmente las Naciones Unidas y los orga-
nismos financieros internacionales, también se han mostrado
activos y son los actores con mayor poder en las políticas
relacionadas con el hambre. Los gobiernos nacionales reac-
cionaron más rápidamente que la comunidad internacional,
pero en ocasiones se vieron limitados en su capacidad para
aplicar intervenciones eficaces. En general, la respuesta a la
crisis mundial de precios de los alimentos ha llegado tarde.
El Marco Amplio para la Acción. Diseñado por el Equipo
de Tareas de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre la crisis
alimentaria mundial para establecer una estrategia común
que dé respuesta a ésta de forma coherente y coordinada. El
Marco reúne los resultados de recientes debates en torno a
la agricultura, la economía, los estudios para el desarrollo, la
seguridad alimentaria y la nutrición para ofrecer una platafor-
ma que responda de manera integral y unificada al aumento
y la inestabilidad de precios de los alimentos. Sin embargo,
el Marco carece de liderazgo y de fijación de prioridades,
no dispone de una dotación de fondos garantizada, no hace
público el proceso de seguimiento y no tiene en cuenta las
voces de los gobiernos y poblaciones afectados del Sur.
La Alianza Global en Agricultura y Seguridad Alimenta-
ria. Propuesta iniciada por Francia y el Reino Unido en la
Cumbre de Roma celebrada en junio de 2008. La Alianza
es el concepto de una nueva estructura destinada a luchar
contra el hambre y la inseguridad alimentaria, cuya prime-
ra misión será garantizar que la seguridad alimentaria siga
siendo una prioridad política mundial. Acción contra el
Hambre, Save the Children, Concern, Care International y

21
Tearfund (2008) presentaron, en una declaración conjunta,
cuatro elementos fundamentales necesarios para constituir
la Alianza Global:

• Mayor prioridad para la desnutrición.


• Financiación adecuada por parte de los donantes.
• Estrategia marcada por las necesidades con clara respon-
sabilidad mutua entre sus miembros.
• Ser la voz de la sociedad civil.

Naciones Unidas. A principios de 2008, el Programa Mun-


dial de Alimentos fue, de todos los organismos de las Nacio-
nes Unidas, el que ofreció la respuesta más eficaz debido, en
parte, a una importante reducción del poder adquisitivo en
el mercado de la ayuda alimentaria. La Organización para
la Agricultura y la Alimentación (FAO) figura además como
una de las principales instituciones que apoyan el Marco
Amplio para la Acción y el debate global en torno a la crisis
alimentaria, mientras que el Fondo Internacional para el
Desarrollo Agrícola (FIDA) solicitó una importante cantidad
de recursos económicos para revitalizar la agricultura. El
éxito del Programa Mundial de Alimentos y la ausencia del
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF )
en el debate de política global demuestran que la ayuda
alimentaria sigue siendo la única respuesta a gran escala
contra el hambre que cuenta con el apoyo de los donantes.
Es necesaria una mayor coordinación e interacción entre es-
tos organismos de las Naciones Unidas para garantizar unas
intervenciones eficaces.
Organismos financieros internacionales. El Banco Mundial
(BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) se han cen-
trado en proteger la vulnerabilidad de los países, mediante la
concesión a los gobiernos de subvenciones que tienen como
objetivo minimizar las consecuencias de la crisis en la balanza

22
comercial nacional y el gasto público. Se han concedido nue-
vos préstamos destinados a apoyar los programas de protec-
ción social y la distribución de alimentos. Aunque el Banco
Mundial se ha mostrado más flexible en sus condiciones, el
Fondo Monetario Internacional continúa reteniendo unos
fondos que son muy necesarios.
Gobiernos nacionales. Aunque en muchas ocasiones han
sido excluidos del debate global, los gobiernos nacionales
han respondido con una serie de intervenciones en los mer-
cados, la protección social y la agricultura. Las restricciones
a la exportación en numerosos países han afectado a los
precios de los alimentos en aquellos que dependen de su
importación. La creciente preocupación sobre la seguridad
alimentaria en el futuro ha llevado a muchos países con rentas
medias a arrendar o comprar vastas extensiones de terreno
en el extranjero para la producción de alimentos.
Liberia. Para dar respuesta a la crisis alimentaria el gobier-
no liberiano introdujo una serie de medidas a corto y largo
plazo, entre las que se encuentran los programas de alimen-
tación complementaria, las prohibiciones de exportación,
la fijación de un precio máximo para el arroz y la supresión
de los impuestos a la importación de arroz. Asimismo, se
celebraron negociaciones con diversos países en relación con
la concesión de ayuda financiera en especie e intervenciones
agrícolas.

¿Qué acciones son necesarias emprender?


Acción contra el Hambre apoya iniciativas destinadas a me-
jorar la agricultura, pero insiste en que el incremento de la
producción agrícola no bastará para erradicar el hambre. Es
necesario diseñar un paquete de programas para la prestación
de protección social y el tratamiento de la desnutrición que
ayuden a las comunidades que dependen de los mercados

23
para su alimentación. Estas herramientas serán más eficaces
si se aplican dentro de un marco que tenga en cuenta la esta-
cionalidad. A corto plazo, la prioridad es ampliar el alcance
del tratamiento de la desnutrición.
Intervenciones básicas de eficacia probada en la lucha contra
el hambre, como son las reservas de alimentos, el tratamiento
comunitario de la desnutrición aguda severa, los programas
de promoción del crecimiento, los programas de garantía del
empleo, las pensiones sociales, la ayuda alimentaria y las trans-
ferencias indexadas de dinero y de alimentos. Siempre que los
programas estén cuidadosamente diseñados, estas herramientas
pueden utilizarse para proteger de manera satisfactoria los me-
dios de vida y mitigar los riesgos de la desnutrición.
Si la comunidad internacional tiene la voluntad de
erradicar el hambre, es necesario introducir modificaciones
fundamentales en las actitudes políticas y en la estructura
global de las ayudas relacionadas con la desnutrición y la
pobreza en general. ¿Qué debe cambiar para llevar a cabo unas
intervenciones satisfactorias?:

• Es necesario que el hambre y la desnutrición sean consi-


deradas como una prioridad.
• Es necesario contar con más recursos económicos.
• Es necesario que quienes padecen hambre reconozcan el
derecho a la alimentación y lo hagan cumplir.
• Es necesario mejorar el seguimiento de la seguridad ali-
mentaria y la desnutrición, que debe estar vinculado con
la aplicación de las correspondientes intervenciones.
• Es necesario que las políticas sobre desnutrición sean
comprendidas, aceptadas y tenidas en cuenta en el mo-
mento de diseñar los programas.

Estos cambios no se producirán de un día para otro, pero


eso no significa que no se puedan emprender acciones de

24
inmediato. Las organizaciones no gubernamentales, los do-
nantes y los gobiernos pueden comenzar a hacer importantes
avances hacia la reducción del hambre. A medio plazo, los
grupos más importantes pueden adoptar una estrategia que
contemple los efectos de la estacionalidad en los programas
de desnutrición y seguridad alimentaria. La disponibilidad
de los recursos antes de la llegada de la estación del hambre
permitirá desplegar unas rápidas intervenciones para prote-
ger los bienes y salvar vidas. En un informe anterior, Acción
contra el Hambre estimaba que el «paquete básico mínimo»
para combatir el hambre estacional tendría un coste de entre
40.000 y 70.000 millones de dólares anuales, integrando los
tratamientos contra la desnutrición con los programas de
protección social.
Se podría donar una mayor cantidad de fondos de ma-
nera inmediata para mejorar la desnutrición. A pesar de los
avances conseguidos recientemente gracias al tratamiento
comunitario, hoy en día sólo un 9% de los niños que padecen
desnutrición aguda severa tiene acceso al tratamiento con
alimentos terapéuticos listos para su consumo (Acción contra
el Hambre y Médicos sin Fronteras, 2009). Para llegar a un
mayor número de niños de manera satisfactoria es necesario
integrar el tratamiento de la desnutrición aguda severa en la
asistencia sanitaria primaria, reforzar los sistemas sanitarios,
aumentar la disponibilidad de los alimentos terapéuticos lis-
tos para su consumo, posiblemente gracias a su producción
local, así como obtener el compromiso de los donantes de
una mayor y programada dotación de fondos. Se propone una
inversión piloto con un coste de entre 70 y 140 millones de
dólares para el tratamiento de un millón de niños en cinco
países prioritarios: Etiopía, Kenia, Malawi, Níger y Zambia.
Si se obtienen resultados positivos, esta experiencia podría
utilizarse como ejemplo para extenderla a otros países.

25
Conclusión
Pese a no haberse observado un claro y estadísticamente sig-
nificativo aumento de la desnutrición aguda en el mundo,
existen motivos de preocupación. En algunas regiones de
Etiopía la inseguridad alimentaria se está reflejando en unos
índices de desnutrición más elevados. En otras zonas, las
familias han continuado reduciendo la calidad y la cantidad
de los alimentos que consumen, como respuesta a sus eleva-
dos precios, lo que tendrá efectos adversos en su estado de
micronutrientes y afectará al desarrollo físico y mental de los
niños. Si se mantienen los altos precios de los alimentos y las
familias adoptan estrategias de supervivencia cada vez más
perjudiciales, aumentará la vulnerabilidad frente a futuros
incrementos y fluctuaciones estacionales de los precios. Es
necesario tomar medidas ahora o, de lo contrario, los altos
precios de los alimentos atraparán a millones de niños en un
espiral descendente de pobreza y desnutrición.

26
PRÓLOGO
¿COMER PARA VIVIR O VIVIR
PARA COMER?
Luis de Vega*

Cuando Braima Sanhá abrió una de las dependencias de


su casa, levantada con barro y tejada con chapa ondulada,
apareció una enorme montaña de anacardo que subía desde
el suelo hasta la altura de nuestros rostros iluminada en con-
traluz por el ventanuco de enfrente. Ante mis ojos cientos de
kilos de un fruto seco que alcanza en los supermercados del
primer mundo un precio con el que sueñan en los países
de origen.
El anacardo en bruto supone el 90% de las exportaciones
de Guinea Bissau, uno de los primeros productores pero a
su vez uno de los países más pobres del planeta. Casi toda la
producción, con un valor anual cercano a los cien millones de
dólares, es embarcada en dirección a India, donde procesada
dispara su precio antes de alcanzar los mercados americanos
y europeos.
¿Cómo es posible? pensé, si Braima me había dicho
que sobrevive con su mujer, Antonia, y sus tres hijas con
el equivalente a menos de un dólar al día. Las injustas leyes
del mercado globalizado y la inexistencia de una mínima

* Corresponsal de ABC en el Magreb.

27
estructura de Estado son la explicación de que el anacardo
no encuentre con frecuencia salida y termine podrido en
almacenes improvisados como el de Braima, en una casa en
medio de la selva cerca de Bissora.
Si no logra vender sus anacardos no puede comprar arroz,
principal integrante de la dieta local. El callejón sin salida en
el que se encuentra este inquieto agricultor, que fue emigrante
en España antes de retornar desengañado a su tierra, es sólo
uno de millones de ejemplos en África, donde dos de cada
tres personas trabajan en el campo. Tiene plantadas algunas
plataneras, cuenta con algunas cabras y cerdos y tiene, sobre
todo, muchos proyectos irrealizables por sí mismos.
«Con un tractor sería capaz de dar trabajo a cien perso-
nas. Sólo un motocultor ya nos ayudaría muchísimo», me
dice. Sus palabras están en consonancia con la opinión de
muchos expertos, que consideran el desarrollo de la agricul-
tura, no sólo a nivel de producción sino de investigación e
infraestructuras, una de las claves para aplacar el hambre de
los más desfavorecidos.
Con frecuencia he preguntado a trabajadores de dis-
tintas ONG de qué manera se le podría hacer llegar a esas
fértiles tierras de Bissora un tractor, aunque fuera viejo.
Sólo el envío costaría mucho más que la máquina en sí, es
la conclusión a la que llegamos. Yo no pierdo la esperanza.
Él tampoco.
En junio de 2008 se presentó en la cumbre de Roma un
proyecto de la ONG Alianza por una Revolución Verde en
África (AGRA) que, aliada con tres agencias de la ONU (PMA,
FAO y FIDA) y presidida por Kofi Annan, trata de dar un
empujón al pequeño agricultor africano, lo que llevaría a
reducir la incertidumbre ante las condiciones de alimentación
de una parte importante de la población más sacudida por la
crisis. La Fundación Bill y Melinda Gates aportan una parte
importante de los fondos.

28
Sorprende que a orillas del enorme río Níger, por donde
andan salpicadas las casas de barro de los vecinos de la aldea
de Kadji (Malí) frente a interminables arrozales, el hambre
pegue tan fuerte. Efectivamente Gao y otras provincias del norte
de Malí son deficitarias y en cuanto nos separamos del cauce
los cultivos prácticamente desaparecen. Más al norte, ya en
Kidal, donde el hambre afecta al 27% de la población y el
desierto impone su ley, la gente sobrevive de la ganadería
exclusivamente.
La población más desprotegida son los niños. La mal-
nutrición, empujada por la falta de higiene, es un cóctel
mortal para un sistema inmunitario aún poco desarrollado.
En Malí mueren unos 1.000 niños menores de cinco años
cada semana por causas relacionadas con esta pandemia,
según el PMA.
Pero estos menores que representan el futuro del conti-
nente, Braima Sanha y el resto de millones de personas no
pasan de ser números en las cumbres internacionales en las
que se deciden las cantidades con las que el resto del mundo
tratará de sacar a África del fango, independientemente de
que esas ayudas se hagan después efectivas o no. Algunos
piensan, sin embargo, que la realidad ha demostrado que
con el gratis total no se va a lograr nunca nada.
Uno de ellos es el analista y periodista Stephen Smith,
autor de Negrología. Por qué muere África (Editorial Debate,
2006). «¿Cómo se puede seguir creyendo, tras medio siglo
de experiencias que atestiguan lo contrario, que los «regalos»
harán la felicidad de África? Por paradójico que pueda pa-
recer, no es dinero gratuito lo que le falta al continente más
pobre, ni a sus países exportadores de petróleo, ni siquiera a
los estados que carecen de riquezas subterráneas. Lo que les
falta a unos y a otros es la capacidad de utilizarlo bien». «La
caridad no es la solución», opina Mafa Chipeta, uno de los
coordinadores de la FAO en el este de África.

29
El máximo responsable de la Agencia Española de Coope-
ración Internacional para el Desarrollo (AECID) en Marrue-
cos, Vicente Sellés, me comentaba recientemente que a pesar
de los esfuerzos presupuestarios que el Gobierno lleva a cabo
en materias como Educación (el 23% de su presupuesto) o
Salud (el 7%), el país magrebí se mantiene en el puesto 126
en el índice de desarrollo humano. ¿Por qué? Evidentemente,
«no es un problema de presupuesto sino de eficacia en su
gestión», reconoce Sellés.
No todos los países africanos son pobres, ni escasos
de recursos naturales. Los empobrecen a menudo quienes
se encuentran al frente de sus administraciones. Zimba-
bue, considerado hasta hace poco uno de los graneros del
continente, es un ejemplo demoledor. Las expropiaciones
dirigidas por el régimen de Robert Mugabe contra las
tierras de granjeros blancos han hecho descender entre
2000 y 2007 un 50% la producción. El país, gangrenado
por la corrupción y con un retroceso imparable a corto
plazo a todos los niveles, es ahora demandante de ayuda
alimentaria.
Otro ejemplo: ¿Cómo explicar que Nigeria, el país que
más petróleo produce del continente (cerca de 2,5 millones de
barriles diarios), no sea capaz de dotarse de unas infraestructu-
ras mínimas que favorecerían el despegue económico? A pesar
de que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE) prevea para los exportadores de crudo
un crecimiento del PIB en 2009 del 6,2%, la corrupción y el
mal reparto de la riqueza hacen sobre todo del delta del río
Níger un avispero permanente.
A pesar de todo, el Fondo Monetario Internacional (FMI)
calcula que serán los países petroleros los que menos sientan
la crisis, seguidos de aquellos que exportan materias primas
como el cacao, el algodón o el café. Algunos de ellos han
puesto trabas a las exportaciones para defenderse de la crisis.

30
Otros, como Kenia, relajaron los aranceles para favorecer la
llegada de productos básicos desde el exterior.
Hay que poner fin a «las restricciones y las barreras adua-
neras a las exportaciones. Esos controles alientan la subida de
los precios y afectan a las poblaciones más pobres», dijo en
Roma Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial (BM).
«El mundo necesita producir más comida. La producción
necesita crecer en un 50% para el año 2030 con el objetivo
de copar la actual demanda», añadió Ban Ki-moon, secreta-
rio general de la ONU. El director de la FAO, Jacques Diouf,
señaló que es necesario invertir 30.000 millones de dólares
al año en agricultura si se quiere empezar a ver la luz al final
del túnel del hambre.
En el polo opuesto a los que afrontan esos datos opti-
mistas del FMI hay otros como Mauritania, un país no sólo
tremendamente dependiente de las importaciones (el 70%
de lo que consume) y con una ganadería y pesca que podrían
estar más desarrolladas sino muy debilitado por las amena-
zas terroristas y la inestabilidad política casi endémica. En
Nuakchot, la capital, no se aprecia desabastecimiento en los
comercios pero sí a mucha gente que ya no tiene acceso a
determinados productos esenciales porque se han encarecido.
Al sur, el Gorgol, nombre de un afluente del río Senegal, es
de las pocas regiones que escapa al dominio del puro desierto.
Pero incluso allí el cambio climático hace de las suyas y las
inundaciones llegan a ser un problema para los arrozales.
En aldeas como Mafundu o Sinthiane Ndiakri, donde
como en muchos sitios de África el precio del arroz ha subido
al menos un 30%, los programas de Acción contra el Hambre
(ACH) tratan de desarrollar las capacidades de la población
local con los recursos con los que cuentan en su entorno
para que lleguen a ser autosuficientes. Les enseñan a cultivar
pequeños huertos alrededor de los pozos o a sacar partido de
la elaboración de bloques nutricionales que complementen

31
la dieta del ganado. Se trata de que esos habitantes coman
para vivir y no vivan para comer. En definitiva, reservar
las ayudas del «gratis total» para verdaderas situaciones de
emergencia, algo parecido a lo que pretende hacer la AGRA
de Kofi Annan.
Al otro lado del río, en tierras de Senegal, se multiplican
las declaraciones de intenciones alternadas con los enfados de
su presidente, Abdulaye Wade, que ha dicho que ya está bien
de seguir siendo tratados como «mendigos», en un mensaje
enviado de manera directa a la FAO. El suelo, que no es malo,
no parece ser el principal obstáculo para que Wade alcance
su objetivo de dejar de importar arroz, pero sobre el terreno
la falta de medios y de preparación de los campesinos se
presenta como un obstáculo insalvable por el momento y la
dieta básica seguirá siendo cara.
Pero la dolorosa subida de precios producto de la crisis es
difícil de fotografiar. El hambre en Mauritania, Senegal o en la
Guinea Bissau de los anacardos no atrae en masa a los medios
de comunicación. No hay hileras de muertos en centros de
salud ni niños famélicos de vientre hinchado comidos por
las moscas, algo que, por desgracia, funciona como nada a
la hora de vender soluciones para la hambruna.

32
I. INTRODUCCIÓN

Cuadro 1
Mensajes principales

• La crisis no se ha terminado. Aunque los precios mundiales


de los alimentos están disminuyendo, los precios locales
han seguido aumentando o se han mantenido elevados
en la mayoría de los países vulnerables, poniendo así a
millones de personas en situación de riesgo.
• A pesar de no haberse producido un claro incremento
global de la desnutrición aguda, los elevados precios han
continuado obligando a las familias a adoptar estrategias
de supervivencia para mantener el consumo de alimentos
de primera necesidad que pueden resultar perjudiciales:
la «estacionalidad» demuestra que estas prácticas pue-
den tener repercusiones a largo plazo en la pobreza, la
vulnerabilidad y la desnutrición.
• Es importante tener en cuenta el contexto: se necesitan
recursos económicos urgentemente para traducir la política
mundial en respuestas eficaces que hagan frente a las
necesidades de los más afectados y vulnerables.
• Las intervenciones deben ser coordinadas y de amplio
alcance, de forma que permitan abordar conjuntamente
la producción agrícola y la nutrición tanto a corto como a
largo plazo a escala mundial, nacional y local.

33
«Se acabó la comida barata» es la contundente conclusión
presentada por los organismos financieros internacionales
(Buntrock, 2007). Tras diez años de precios bajos, el tiempo
de los proveedores fiables de alimentos baratos llega a su fin.
A principios de 2008 los precios de los alimentos crecieron de
forma inusualmente rápida, lo que provocó disturbios en más
de treinta países (véase la figura 1.1 en la página siguiente) y
atrajo la atención de los medios, dando lugar a una situación
de pánico internacional y llamadas a la acción. Comenzaron
a publicarse informes sobre los diferentes aspectos y con-
secuencias del incremento de precios de los alimentos. La
lucha contra el hambre y la revitalización de la agricultura
resurgieron como prioridades en todo el mundo.
En el punto álgido de la «crisis» mundial de precios de los
alimentos, los de los cereales se dispararon en los mercados
internacionales: una tonelada de trigo costaba 461 dólares,
la de arroz 1.038 dólares y la de maíz 311,11 dólares (FAO
2008b). A los elevados precios de los alimentos se sumaba

34
un precio récord nominal del petróleo (que alcanzó los 147
dólares por barril), hecho que añadió mayor tensión a muchas
economías en desarrollo (Administración de Información de
la Energía de Estados Unidos, EIA, 2008). Aunque desde en-
tonces los precios han caído (véase la figura 1.1), los expertos
siguen debatiendo si los precios de los alimentos volverán o
no a recuperar sus bajos niveles anteriores (ALNAP, 2008).
Según datos recientes del Programa Mundial de Alimentos
(PMA, 2008b) los precios nacionales han seguido subiendo
en diez de los treinta y seis países más vulnerables, se han
mantenido en niveles altos en veintidós de ellos y han des-
cendido sólo en cuatro. La crisis no se ha terminado para
millones de personas pobres que pasan hambre, por lo que
debemos trabajar y esforzarnos por encontrar soluciones
inmediatamente.
El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-
moon, insiste en que los elevados precios de los alimentos
suponen una amenaza para la consecución de los Objetivos

Figura 1.1
FAO - Índices de precios de los alimentos (enero 2007–diciembre 2008)

350 FAO - Índice de precios de los

300 alimentos

250 Petróleo crudo (precio normal)


Precios indexados

200
Trigo (índice calculado sobre el
150 precio del Golfo de Estados Unidos;
precio de partida enero 2007)
100 Arroz (índice de la FAO)

50
Maíz (índice calculado sobre
0 el precio del Golfo de Estados
Ene-07
Mar-07
May-07
Jul-07
Sep-07
Nov-07
Ene-08
Mar-08
May-08
Jul-08
Sep-08
Nov-08

Unidos; precio de partida enero


2007)

Fuente: FAO 2008b; EIA 2008.

35
de Desarrollo del Milenio (Hough, 2008), y en especial los
Objetivos números 1 y 4, relativos a la erradicación de la
pobreza y el hambre extremas y la reducción de la mortalidad
infantil. Según las estimaciones de la Organización para la
Agricultura y la Alimentación (FAO, 2008d), el aumento de
los precios de los alimentos ha provocado el incremento del
número de personas que padecen hambre, pasando de los 850
millones que había en 2005 a los 963 millones actuales.1 En el
mismo sentido, el Banco Mundial (2008a) advirtió en abril de
2008 que los altos precios de los alimentos podrían provocar
que el número de personas que padecen hambre aumente
en otros 100 millones. Aunque estas cifras proporcionen
unas estimaciones correctas, se basan en macro estadísticas
y modelos económicos que no entran en detalles.
El hambre no es sólo una preocupación mundial sino tam-
bién una emergencia de carácter individual: es una violación
del derecho humano fundamental a la alimentación (véase
el Artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos). Las consecuencias de los incrementos de precios
de los alimentos en la desnutrición serán importantes. La des-
nutrición no es constante a lo largo del año, sino estacional:
se agrava durante la estación anual del hambre, cuando los
alimentos escasean, los precios suben y las lluvias dan paso
a la enfermedad y al intenso trabajo agrícola. Las adverten-
cias llegadas desde nuestros equipos de diferentes países2 en
el sentido de que el incremento estacional de los índices de
admisiones en programas alimentarios que se produce cada
año estaba teniendo lugar antes de lo habitual, llevó a Acción

1. En el momento de imprimir este informe el número de personas que


padecen hambre ha aumentado a 1.020 millones.
2. Nuestros equipos informaron de incrementos de precios excepcionalmente
rápidos registrados en Afganistán, Bangladesh, Burkina Faso, Myanmar, Chad,
Etiopía, Haití, Liberia, Mongolia, Sierra Leona, Somalia y Zimbabue.

36
Figura 1.2
Países que sufren conflictos civiles y países que imponen
restricciones a la exportación

Poblaciones hambrientas
Consecuencias de la crisis alimentaria Rusia

Conflictos o protestas Biolerus

Prohibiciones o restricciones
a la exportación Croacia Uzbekistán
Serbia

China

Egipto

Haití Mauritania Níger Yemen Bangladesh


India
Sudán
Burkina Faso
Senegal Camboya
Etiopía
Costa de Marfil Camerún Sri Lanka

Indonesia
Perú Tanzania

Bolivia
Mozambique

Argentina

Fuente: Going Hungry, 2009.

contra el Hambre a poner en marcha una evaluación de las


repercusiones de los elevados e inestables precios mundiales de
los alimentos en las familias de la República Centroafricana,
Etiopía, Liberia y Sierra Leona. Mediante la integración de
los resultados de nuestra evaluación con el debate político
mundial, con este informe queremos dar respuesta a cuatro
preguntas básicas: ¿Qué provocó la crisis de precios de los
alimentos? ¿Quiénes son vulnerables? ¿Los incrementos de
precios de los alimentos provocan un aumento de los índices
de desnutrición? ¿Qué acciones son necesarias emprender? Tres
conclusiones de este informe son de especial importancia para
los responsables políticos y los donantes internacionales:

37
1. Tras ocho años de incrementos reales de los precios,
los excepcionalmente elevados registrados a finales de
2007 y principios de 2008 fueron consecuencia de una
sucesión de diversos factores con efectos a corto, medio
y largo plazo, tanto en la oferta como en la demanda. Se
espera que los precios de los alimentos se mantengan por
encima de los precios medios de 2004 y aún tienen que
caer en muchos países en vías de desarrollo, a pesar de
haber descendido ya en los mercados internacionales de
productos básicos.
2. El contexto es fundamental. No todos los gobiernos,
países y poblaciones se han visto afectados por igual.
La vulnerabilidad de las personas depende fundamen-
talmente de su integración en el mercado global, de su
riqueza (en términos de ingresos y bienes) y de su posición
como vendedores o compradores netos de alimentos. La
vulnerabilidad no varía sólo de un país a otro, sino que
es visible incluso en áreas reducidas y localizadas.
3. A pesar de no haberse producido un claro incremento de
la desnutrición aguda en el mundo, los altos precios han
seguido obligando a las familias a adoptar estrategias de
supervivencia perjudiciales para mantener su consumo
de alimentos de primera necesidad. Estos mecanismos de
supervivencia son idénticos a los utilizados por las familias
durante la «estación del hambre». La «estacionalidad»
demuestra que estas prácticas pueden tener consecuencias
a largo plazo en la pobreza, la vulnerabilidad y la desnu-
trición.

Estas conclusiones deben tenerse en cuenta en el momen-


to de diseñar unas intervenciones adecuadas. La importancia
del contexto local obliga a organizaciones y gobiernos a no
ofrecer una respuesta única sino, por el contrario, a centrarse
en las necesidades y situaciones de vulnerabilidad específicas,

38
en la medida de lo posible. La similitud de las respuestas de
las familias a los elevados precios de los alimentos y a las
variaciones estacionales de precios son a la vez preocupantes
y esperanzadoras: en los últimos años muchas intervencio-
nes contra-estacionales han demostrado ser satisfactorias
y pueden integrarse con rapidez en los planes de acciones
nacionales e internacionales.
Hasta ahora la respuesta internacional a los aumentos y la
inestabilidad de los precios de los alimentos ha sido ineficaz.
La satisfactoria campaña puesta en marcha por el Programa
Mundial de Alimentos a principios de 2008 para compensar
el menor poder adquisitivo en el mercado internacional de
alimentos demuestra que la ayuda alimentaria sigue siendo la
única intervención a gran escala que cuenta con el apoyo de
la comunidad internacional e, irónicamente, la que depende
en mayor medida del precio mundial de los alimentos. La
comunidad internacional debe responder ahora si quiere
evitar una posible crisis de pobreza y desnutrición. Acción
contra el Hambre apremia a los donantes a proporcionar los
fondos necesarios para iniciar de inmediato una intervención
piloto que aborde todos los aspectos de los aumentos de los
precios y la desnutrición en cinco países prioritarios.

39
II. ¿QUÉ PROVOCÓ LA CRISIS MUNDIAL
DE PRECIOS DE LOS ALIMENTOS?

Los términos «crisis mundial de precios de los alimentos» o


«crisis alimentaria mundial» hacen referencia al dramático
incremento de precios de los alimentos que vivieron los mer-
cados internacionales en 2007 y 2008, y que pusieron en
riesgo la seguridad política y económica en diversos países,
al mismo tiempo que redujeron de manera significativa el
acceso a los alimentos para muchas de las personas más pobres
del mundo. En la figura 2.1 se recoge un esquema resumido
de la evolución de la crisis alimentaria desde septiembre de
2007 a enero de 2009. Sin embargo, no es justo calificar la
crisis del año pasado como repentina, ya que los precios de

41
los alimentos han venido aumentando paulatinamente desde
el año 2001.1
La crisis alimentaria surgió de la combinación de diver-
sos factores con consecuencias a corto, medio y largo plazo,
tanto en la oferta como en la demanda (véase la tabla 2.1).
Los factores estructurales a largo plazo han provocado la
paulatina reducción de las reservas desde mediados de los
años setenta y han contribuido a un gradual incremento de
los precios de los alimentos durante los últimos ocho años.
La tendencia se agravó en 2007 y 2008 debido a una serie
de factores con efectos a corto y medio plazo, entre los que
podemos mencionar el incremento de los precios del pe-
tróleo y la creciente demanda de biocombustibles. Aunque
podría citarse un mayor número de factores, son éstos los
que se tratan en este informe y demuestran la profundidad y
la complejidad de la crisis alimentaria actual. El Comité de
Desarrollo Internacional (2008) declaró que la producción
de alimentos debería aumentar en un 50% antes de 2030
para garantizar la seguridad alimentaria mundial.

Factores a largo plazo


Crecimiento de la población
A medida que la población continúe aumentando, la deman-
da de alimentos también crecerá. La población mundial se
duplicó entre 1959 y 1999 y actualmente se sitúa en unos
6.700 millones de personas (Oficina del Censo de Estados
Unidos, 2008). Si la población mundial sigue creciendo al
1,19% actual, volverá a duplicarse en un plazo de 60 años
(CIA, 2008).

1. Véase anexo 1, p. 193.

42
TABLA 2.1
PROBABLES CAUSAS DE LA CRISIS MUNDIAL
DE PRECIOS DE LOS ALIMENTOS

Largo plazo Corto plazo

Crecimiento de la población Insuficientes cosechas en


Urbanización importantes países exportadores
Aumento de las economías de (Australia y Canadá entre ellos)
rentas medias Incremento de los precios del
Mayor transparencia de los petróleo
mercados agrícolas Producción de biocombustibles
Reducción de las reservas Restricciones a la exportación
Falta de inversión en agricultura
en los países en desarrollo
Cambio climático

Demanda Oferta Demanda y oferta

Urbanización
La población mundial que vive en zonas urbanas crece a un
ritmo cuatro veces superior al de la población rural (World
Resources Institute, 2008). En 2007 la población urbana
mundial igualó a la población rural por primera vez en la his-
toria. Las políticas de desarrollo urbano que benefician a los
consumidores de las ciudades frente a los productores rurales,
como las describe Lipton (1977), fomentan unos bajos precios
al consumidor y descuidan a los productores rurales. La combi-
nación de una creciente urbanización y una dependencia cada
vez mayor del mercado mundial, junto con la desatención de
los sectores agrícolas nacionales, continuará añadiendo graves
tensiones a la seguridad alimentaria mundial.
Aumento de las economías de rentas medias
El crecimiento de la población urbana ha ido unido a la
disponibilidad de mayor riqueza y mayores ingresos por
parte de los ciudadanos de muchos países, especialmente en

43
Figura 2.1
Calendario de los acontecimientos más destacados relacionados
con la crisis de precios de los alimentos

Acontecimiento Acciones de la sociedad civil Respuestas

Sep.: la peor sequía registrada en una


generación reduce la cosecha de trigo
de verano en Australia a menos de 20
millones de toneladas.
2007

7 sep.: Vietnam, el tercer mayor


exportador de arroz del mundo,
restringe las exportaciones de arroz
para ralentizar la inflación.

1 ene.: China limita las


exportaciones de trigo, maíz y arroz.
8 feb.: la Asociación de Panadería y
Pastelería de Estados Unidos solicita
al Ministerio de Agricultura que ponga
freno a las exportaciones de trigo.
27 feb.: tres días de protestas en
Camerún debido a los altos precios de 25 feb.: el PMA anuncia un déficit
los alimentos. Mueren al menos cuatro presupuestario de 500 millones de
personas. dólares debido a los incrementos
17 mar.: India suspende todas las de precios, cifra aumentada a 755
exportaciones de arroz, excepto el millones de dólares en marzo.
basmati, y amplía la prohibición de Mar.: las autoridades filipinas
exportación a otros cultivos, entre persiguen a los acaparadores de
ellos las legumbres. arroz.
28 mar.: Vietnam amplía la prohibición
de exportación de arroz.
4 abr.: al menos tres personas mueren
en Haití en el curso de los disturbios
2008

por el aumento de precios de los


alimentos. El 12 de abril el primer
ministro se ve obligado a dimitir en un
intento de calmar las protestas.
12 abr.: en Bangladesh 10.000
trabajadores destrozan vehículos 14 abr.: el secretario general de
22 abr.: Tailandia, el principal y asaltan fábricas en demanda de la ONU, Ban Ki-moon, declara
exportador de arroz del mundo, salarios más altos para cubrir los que la crisis mundial de precios
estudia restringir la exportación de precios de los alimentos. de los alimentos ha alcanzado
este producto. Un directivo del Banco «proporciones de emergencia».
Mundial compara la medida con el 30 abr.: Tailandia anuncia la
control del petróleo por parte de la creación de la Organización de
OPEP. Países Exportadores de Arroz, con
capacidad para fijar los precios
del arroz.
2 may.: el presidente de EEUU,
George W. Bush, anuncia la
concesión de 770 millones de
dólares adicionales para ayuda
alimentaria internacional.
23 may.: el PMA alcanza su objetivo
económico de 755 millones de
dólares tras la donación de 500
millones de dólares por parte de
Arabia Saudí.
3-5 jun.: Cumbre de Alto Nivel sobre
Seguridad Alimentaria Mundial.
Compromiso de 1.200 millones de
dólares para ayuda alimentaria.
Creación de un Marco Amplio para
la Acción.
Sep. (a título informativo): la crisis
financiera estalla al declararse
la quiebra de Lehman Brothers y
eclipsa la crisis alimentaria.

26-27 ene.: Reunión de Alto Nivel en


2009

Madrid sobre Seguridad Alimentaria


para Todos.

44
China e India. El aumento de los ingresos suele ir asociado
a cambios en la dieta. Buntrock (2007) explica con claridad
que mientras que el consumo de cereales va estrechamente
ligado al crecimiento de la población, la demanda de carne se
asocia con el crecimiento económico. En China el consumo
promedio de carne por persona es actualmente un 150%
superior al de 1985; dependiendo del tipo de ganado, hacen
falta hasta ocho kilos de cereales para producir un solo kilo
de carne (Buntrock, 2007). La demanda de forraje para el
ganado ha hecho aumentar la demanda de cereales entre un 1
y un 2% anual desde la década de 1980 (Buntrock, 2007).
Reducción de las reservas
Las consecuencias a corto plazo de las escasas cosechas de
cereales recogidas en diversos países en el año 2007 (que se
explican más adelante), se vieron agravadas por una signi-
ficativa reducción de las reservas mundiales de alimentos:
actualmente, las reservas disponibles alcanzan sólo para dos
meses del consumo mundial (IATP, 2008). Las reservas mun-
diales de alimentos han venido reduciéndose desde mediados
de los años setenta2 y su caída ha sido especialmente rápida
desde que los precios se dispararon en 1995; desde entonces
las reservas han disminuido en torno a un 3,4% de promedio
anual (FAO, 2008e). Un bajo nivel de reservas implica que
incluso unas ligeras variaciones en la oferta pueden tener una
importante repercusión en los precios.
Falta de inversión en agricultura
Los cambios en los paradigmas económicos y de desarrollo
dominantes desde la década de 1970 hasta la actualidad des-
viaron la atención de los donantes de la agricultura hacia otros

2. Véase anexo 2, p. 193

45
aspectos (Dresrüsse, 1995). La contribución de la Ayuda
Oficial para el Desarrollo a la agricultura se ha reducido desde
el 18% de 1980 hasta el 4% actual (Banco Mundial, 2007).
La inversión en agricultura del Departamento de Desarro-
llo Internacional (DfID) del Reino Unido cayó desde una
cifra cercana a los 50 millones de libras hasta una cantidad
inferior a 20 millones de libras entre el período 1996/1997
y 2005/2006 (UK Food Group, 2008). La emergencia del
Consenso de Washington, los modelos de crecimiento do-
minados por el mercado y la era de las políticas de ajuste
estructural redujeron de manera significativa la capacidad
de los gobiernos para apoyar al sector agrícola y proteger a
los ciudadanos de las variaciones de precios que tenían lugar
en cada país (Dresrüsse, 1995).

Mayor especulación en los mercados de productos


agrícolas básicos
La especulación en los precios de los productos agrícolas de
primera necesidad ha aumentado tras la desregulación y la
mayor transparencia de los mercados de materias primas.3
Hoy en día no sólo es posible realizar una transacción basada
en un precio futuro acordado para una futura entrega de
productos básicos, sino también negociar estos contratos en
el mercado de futuros. Los precios del mercado de productos
alimenticios básicos son actualmente más inestables y pueden
oscilar con mayor independencia de la oferta y la demanda.
La convicción de que los crecientes precios de los alimentos
y el petróleo seguirían aumentando atrajo grandes cantidades
de dinero de los inversores, lo que provocó un aumento en
la demanda de futuros e hizo subir los precios de los alimen-
tos aún más (IFPRI, 2008c; IATP, 2008). La crisis financiera

3. Véase el anexo 3, que contiene una explicación resumida sobre la especu-


lación y los mercados de futuros, p. 194.

46
mundial está provocando la entrada de un mayor número
de fondos de alto riesgo y especuladores en los mercados de
materias primas a medida que otras modalidades de inversión
se hacen cada vez más arriesgadas (Wahl, 2008).
Cambio climático
El cambio climático es una realidad que afecta ya a los medios
de vida y la producción de alimentos. La importante sequía
que padeció Australia fue uno de los principales detonantes
de la pronunciada subida de precios que tuvo lugar en 2007
y 2008. Los cambios en las precipitaciones y las temperaturas
seguirán teniendo importantes consecuencias en la produc-
ción agraria: según el Instituto de Agricultura y Comercio de
Estados Unidos (IATP, 2008) la producción agrícola africana
que se riega con agua de lluvia puede verse reducida a la mi-
tad antes de 2020 a medida que las estaciones sean menos
previsibles. Se ha calculado que un aumento de temperatura
superior a 3º C puede provocar un incremento de precios
de los alimentos de hasta un 40% (Cohen et al., 2008). Los
altos precios de los alimentos son un recordatorio más de la
fragilidad de nuestro planeta y de los peligros a los que nos
enfrentaremos en el futuro si no se emprenden de inmediato
acciones drásticas.

Factores a corto y medio plazo


Insuficientes cosechas en importantes países exportadores
La producción insuficiente en importantes países exporta-
dores de cereales (especialmente de trigo) es citada por la
FAO (2008e) como el factor a corto plazo más importante
que provocó los incrementos de precios de los alimentos
de 2007 y 2008. Australia, Argentina y Estados Unidos su-
frieron pérdidas relacionadas con el clima que afectaron de
manera significativa al suministro mundial (IATP, 2008). La

47
producción mundial de cereales cayó un 4% en 2005 y un
7% en 2006, mientras que las de Canadá y Australia fue-
ron un 20% inferiores a lo habitual en 2007 (FAO, 2008e).
Estados Unidos aumentó posteriormente su producción de
maíz como reacción a las subidas de precios, pero otros países
no respondieron de forma similar para aumentar la oferta
(FAO, 2008e).
Incremento de los precios del petróleo
Los altos precios del petróleo fueron en gran medida cau-
santes de los incrementos de precios de los alimentos (IATP,
2008). Los precios nominales del petróleo crudo alcanzaron
sus máximos históricos en 2008, llegando a superar los 140
dólares por barril en el mes de julio. Al aumentar el precio
del petróleo aumentó también el coste de los fertilizantes a
base de nitrógeno (de un valor indexado de 118 en el año
2000 a 204 en 2006) y el coste del transporte de alimentos
(ODI, 2008).
Producción de biocombustibles
Los elevados precios del petróleo también afectaron a los
precios de los alimentos al aumentar la viabilidad de los bio-
combustibles, que reciben importantes subvenciones de la
Unión Europea y Estados Unidos en una apuesta por reducir
la dependencia del petróleo. Schmidhuber (2006) calcula
que los biocombustibles son competitivos cuando el precio
del petróleo supera los 60 dólares. La utilización de cereales
para la producción de biocombustibles aumentó en un 32%
entre el período 2006/2007 y 2007/2008: para producir
etanol se utilizaron 95 millones de toneladas de cereales en
2008, en comparación con los 72 millones y 43 millones de
toneladas métricas empleadas en 2006/2007 y 2004/2005,
respectivamente (von Braun, 2008). Las estimaciones de las
consecuencias de una mayor utilización de cereales para la

48
producción de biocombustibles varían considerablemente
(como se verá más adelante), pero son pocos los que discrepan
de que el aumento de la proporción de cereales desviados
hacia la producción de biocombustibles fue uno de los fac-
tores importantes que provocaron el acusado incremento de
precios de los alimentos a finales de 2007.
Restricciones a la exportación
El incremento de precios de los productos agrícolas básicos
han provocado que muchos gobiernos les impusieran restric-
ciones comerciales (desde nuevos impuestos sobre las cuotas
de exportación hasta prohibiciones totales a la exportación)
para garantizar la seguridad alimentaria nacional en un cli-
ma que favorece las exportaciones a gran escala. El cierre de
fronteras y la restricción de las exportaciones afecta sólo de
forma reducida a los precios locales de los alimentos y provoca
el aumento de precios en todo el mundo (Banco Mundial,
2008c). Estas medidas son el reflejo de unas políticas que
favorecen el desarrollo urbano y protegen a los consumidores
de ese entorno a expensas de los productores rurales.
Pese a existir un amplio consenso sobre las causas, el
debate sobre la magnitud e importancia relativa de cada
factor aún está abierto. El papel de los biocombustibles es
especialmente ambiguo. La Organización para la Coopera-
ción y el Desarrollo Económico (OCDE, 2008) indica que la
producción de biocombustibles explica aproximadamente
el 60% del incremento de la utilización de cereales y aceite
vegetal entre 2005 y 2007, habiéndose utilizado para ese
fin cereales originalmente destinados al consumo humano y
animal. Simon Johnson, del Fondo Monetario Internacional
(FMI), calculaba que los biocombustibles contribuyeron a
entre un 20 y un 30% del aumento mundial de precios de
los alimentos, mientras que Lipsky estimaba que esta cifra se
situaba en torno al 70% para los precios del maíz (Collins,

49
2008). El secretario de Agricultura de Estados Unidos, Ed-
gard Schafer, ofrecía una cifra más conservadora de entre un 2
y un 3% (Martin, 2008). Independientemente de cuál sea la
cifra exacta, los biocombustibles y las subvenciones concedi-
das por Europa y Estados Unidos indudablemente afectaron
a los precios mundiales de los alimentos, pero siguen siendo
sólo dos entre una gran cantidad de factores.

* * *

A pesar de las recientes declaraciones de Paul Collier (2008)


en el sentido de que las soluciones al incremento y la ines-
tabilidad de los precios de los alimentos no deben estar de-
terminadas por las causas subyacentes, la identificación de
ellas permite valorar las posibles intervenciones. Aunque las
deficiencias en la oferta a corto plazo pueden haber sido el
factor principal tras los excepcionalmente elevados precios
de 2008, debemos entender y abordar los factores a medio
y largo plazo. A medio plazo, las subvenciones a los biocom-
bustibles han tenido un papel fundamental en la subida de
precios, al provocar el desvío de recursos destinados a la pro-
ducción alimentaria, lo que indica la necesidad de revisar las
políticas sobre biocombustibles. De forma similar y a largo
plazo, la falta de inversión en agricultura ha dado lugar a una
deficiente oferta alimentaria y a la paulatina reducción de las
reservas; la comunidad internacional debe reevaluar sus prio-
ridades para prestar un mejor servicio al desarrollo agrícola
mundial y, especialmente, a los pequeños agricultores pobres,
ignorados por las políticas durante décadas. En la sección 6 de
este informe, Acción contra el Hambre presenta un conjunto
de recomendaciones necesarias para hacer frente al hambre.
Desafortunadamente, es probable que las intervenciones se
vean influidas por la actual crisis económica y financiera, lo
que puede reducir el poder adquisitivo nacional y los fon-

50
dos financieros mundiales para la ayuda que contribuirían
a mitigar los efectos de los altos precios de los alimentos en
muchos países pobres. Esto se produce en un momento en
que se necesita desesperadamente una rápida inversión para
revitalizar diversos sectores de la agricultura nacional y las
redes sociales de seguridad.
La afirmación de Collier es acertada en un aspecto funda-
mental: la desconexión entre las intervenciones que abordan
las causas de la crisis alimentaria y las necesarias para mitigar
sus efectos. Muchas de las personas pobres del mundo, espe-
cialmente en el África urbana, han estado a merced de unos
precios disparados durante los últimos años, y sin embargo,
contribuyeron muy escasamente a las presiones subyacentes
que inflaron los precios de los alimentos en todo el mundo.
Una respuesta integral debe reconocer que no todos los países
y las personas se verán afectados por igual. La intersección
de la causa y el efecto es un espacio crucial para la interven-
ción. En la sección siguiente nos preguntamos «¿Quiénes
son vulnerables?».

51
III. HOGARES EN CRISIS: ¿QUIÉN PIERDE?

Los altos precios de los alimentos no son una crisis en sí


mismos, pero su acusado aumento en el período 2007/2008
provocó inestabilidad en muchos países, crisis de inseguridad
alimentaria en los hogares y, en algunos países, desnutrición.
Los elevados precios de los alimentos no afectaron de manera
uniforme a todos los países ni a todas las personas. En la ta-
bla 3.1 se recogen algunos ejemplos de la repercusión de los
precios mundiales de los alimentos en los precios nacionales
(Bangladesh comparado con Rusia) o de la diferencia entre
las áreas rurales y urbanas (como sucedió en Mongolia).
Podría decirse que entender estas diferencias en cuanto a la
vulnerabilidad es sin duda más importante para el diseño de
unas intervenciones adecuadas que las causas enumeradas
anteriormente. En esta sección identificamos a las poblacio-

53
nes consideradas como más vulnerables a los incrementos de
precios de los alimentos.

TABLA 3.1
VARIACIONES DE PRECIOS DE LOS ALIMENTOS BÁSICOS
EN SEIS PAÍSES, CONFIRMADAS POR LOS EQUIPOS DE ACF

Área rural Área urbana

Afganistán +57 – 108% todos los alimentos


+70% precio del trigo local

Bangladesh +200% arroz

Chad* +43% incremento del sorgo +16,6% arroz


+11 – 52% sorgo

Mongolia +64% arroz +115% arroz


+200% trigo +86% trigo

Somalia +100% arroz importado


+200% sorgo local

Rusia / Cáucaso norte +2 – 6%

Todas las cifras indican variaciones de precios para el año anterior a abril de 2008.
* marzo 2008 a abril 2008.
Fuente: ACF 2008a.

Vulnerabilidad nacional
Los precios internacionales de los productos básicos han sido
históricamente inestables. Aunque los países que se han espe-
cializado en la producción de alimentos pueden beneficiarse
del clima actual (FAO, 2008e), una fuerte dependencia de
un reducido número de exportaciones agrícolas puede dar
como resultado el deterioro a largo plazo de las relaciones de
intercambio (Ocampo, 1985), por lo que es necesario profun-
dizar en la diversificación de las economías que dependen de
los recursos. Las zonas costeras con buenas infraestructuras
y dependientes de las importaciones del extranjero son más
vulnerables a las variaciones internacionales de precios de los

54
alimentos que las regiones sin salida al mar que se han mante-
nido al margen de la globalización con una escasa integración
de los mercados locales, y que los países que han hecho una
mayor inversión en agricultura. Numerosos organismos que
se ocupan de la crisis de precios de los alimentos (entre ellos
la FAO, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Interna-
cional) se han centrado en la vulnerabilidad de los países (y
fundamentalmente en su estabilidad económica), lo que ha
permitido priorizar rápidamente las intervenciones. La vul-
nerabilidad nacional afecta a los hogares principalmente en
dos aspectos básicos: 1) la pobreza y la desigualdad pueden
aumentar debido a la inestabilidad macroeconómica y 2) los
residentes en los países donde los precios mundiales de
los alimentos se trasladan directamente al mercado local ten-
drán que pagar más por sus alimentos. Especialmente impor-
tantes son las características que siguen a continuación.

Dependencia de las importaciones de alimentos


y déficits de cuenta corriente
Los países más dependientes de las importaciones de alimen-
tos y petróleo que de la producción interna de alimentos se
verán obligados a destinar una mayor parte de su producto
interior bruto y de sus presupuestos nacionales a pagar unas
facturas más elevadas que otros países con menor depen-
dencia. La utilización de fondos públicos para pagar o sub-
vencionar los alimentos importados detrae recursos de las
inversiones a largo plazo, como son los servicios sanitarios,
la educación y la agricultura. Los gobiernos se ven sometidos
a fuertes presiones para proteger la seguridad a corto plazo a
costa de las generaciones futuras.
La cuenta corriente es la suma de la balanza comercial
nacional (exportaciones menos importaciones), los ingresos
netos de los factores del exterior (rentabilidad de las inversiones
en el extranjero y remesas) y las transferencias netas (como es

55
la ayuda exterior). Las elevadas facturas por importación de
alimentos afectarán negativamente a la balanza comercial. En
los países que ya arrastran un déficit de cuenta corriente, los
altos precios de los alimentos así como las importaciones de
petróleo probablemente agravarán los actuales déficits, redu-
ciendo las reservas exteriores y afectando al endeudamiento,
los tipos de cambio y la inflación.
Gobernanza y sociedad civil
Se ha hablado muy poco sobre las formas de gobierno y la
responsabilidad de los países en la respuesta al incremento de
precios de los alimentos. Los disturbios que tuvieron lugar en
Haití en abril de 2008 demostraron que una sociedad civil que
juzga tener motivos para actuar desempeña un papel impor-
tante, en este caso en la respuesta a los altos precios, obligando
a dimitir al primer ministro Jacques Edouard Alexis después
de un «fallido» intento por hacer frente a la crisis alimentaria.
Es obligado conocer mejor las interacciones que se producen
entre el Estado y la sociedad durante la crisis de precios de
los alimentos y cabe preguntarse, por ejemplo, si algunos go-
biernos fueron más receptivos a las demandas de la población
que otros. La capacidad de los gobiernos para reaccionar a
los incrementos de precios y responder a las necesidades de
la población deben ser un aspecto fundamental a la hora de
priorizar las intervenciones. En la sección 6.2 tratamos la im-
portancia de los tipos de gobierno en relación con el hambre
y la desnutrición, utilizando para ello el ejemplo de India.

Globalización
Los puntos que acabamos de ver hacen referencia fundamen-
talmente a la vulnerabilidad nacional desde la perspectiva del
Estado como es, por ejemplo, el crecimiento macroeconómi-
co. Aunque estos puntos tienen importantes consecuencias
a largo plazo en los ciudadanos, la vulnerabilidad nacional

56
también se puede analizar con un enfoque ascendente. La
geografía humana, política y física de un país pueden afectar
de manera importante a los precios de los alimentos y los
medios de vida, tanto en el ámbito local como familiar.
Según una investigación anterior realizada en Madagascar,
la distancia que existe entre la vivienda de una familia y una
carretera tiene una fuerte correlación con la magnitud de las
variaciones estacionales de precios de los alimentos (Minten,
1999). Algunas informaciones verbales del Banco Mundial en
Ruanda indican que las infraestructuras han tenido una gran
importancia en la medida en que los altos precios internaciona-
les de los alimentos se han trasladado a los mercados nacionales,
mientras que la investigación de Acción contra el Hambre hace
también hincapié en la importancia de la integración de los
mercados y las infraestructuras. Loverage (1991) argumenta
que un mayor y mejor acceso a infraestructuras importantes,
como son las carreteras, puede permitir a los productores ob-
tener precios más altos, siempre que el sector del transporte
también reúna las condiciones adecuadas.
Las limitaciones geográficas físicas también son im-
portantes. Los países que no tienen salida al mar, como la
República Centroafricana (véase el estudio de caso 1 más
adelante), se ven menos afectados por los altos precios de los
alimentos. Esto se debe, en parte, a que su transporte por
tierra es mucho más caro que por mar. Los altos costes del
transporte por tierra provocan la subida de precios de los
alimentos y fertilizantes importados en el mercado nacional,1
lo que significa que los precios mundiales tienen un menor
peso en los precios locales, sucediendo lo mismo con sus
variaciones (Arvis et al., 2007). Unos costes de transporte
más elevados tienen además un impacto medioambiental

1. Para obtener una explicación más detallada, consultar Arvis et al., 2007.

57
«oculto». En suma, el grado de integración de la globaliza-
ción y los mercados es un factor importante que afecta a la
vulnerabilidad de las familias.
Según la FAO (2008e), los países con elevadas facturas de
importación de alimentos y energía y con grandes déficits de
cuenta corriente se encuentran en una situación de mayor
riesgo de inestabilidad macroeconómica, como consecuencia
de los altos precios de los alimentos. Asimismo, la FAO prevé
que Gambia, Jordania, Liberia, la República de Monrovia,
Mauritania, Níger y Zimbabue serán los países más vulne-
rables ante el crecimiento y la inestabilidad de los precios
mundiales de los alimentos. Este simple enfoque permitió
priorizar con rapidez las intervenciones de la FAO. Sin embar-
go, a largo plazo debe darse mayor peso a otros aspectos que
caracterizan la vulnerabilidad, entre los cuales se podría citar
una frágil sociedad civil, una forma de gobierno deficiente y
un elevado grado de globalización.

Personas en situación de riesgo


La estabilidad económica y la seguridad de un país son im-
portantes para su desarrollo a largo plazo y para el bienestar
de las personas, especialmente de las generaciones futuras.
Sin embargo, la consecuencia más grave de unos altos pre-
cios de los alimentos es la cada vez mayor incidencia de la
inseguridad alimentaria y el hambre. Los ciudadanos de
países como Gambia y Níger, con unos elevados déficits de
cuenta corriente, sufrirán a largo plazo si no se pone fin a su
fragilidad económica, pero habrá otros países que también
padecerán estas consecuencias. En los países en desarrollo, las
personas que no son compradoras netas de alimentos, las que
se encuentran en el quintil de población más empobrecido,
las que no tienen tierras, los grupos marginados y los hogares
encabezadas por mujeres serán los grupos más vulnerables

58
en aquellas regiones en las que los precios de los alimentos
sean más elevados.
Compradores netos
«Resulta tremendamente irónico que la mitad de las personas
que pasan hambre en el mundo se dedique a la agricultura»
(Devereux et al., 2008: 6). A pesar de la extendida idea de que
los campesinos tienen cubiertas sus necesidades de alimentos,
la realidad es muy diferente. Aunque el 98% de los agricultores
ruandeses son productores de legumbres, la mayoría de ellos
también son compradores (Loveridge, 1991). Incluso en años
favorables, cuando la producción debería ser suficiente para
cubrir el consumo familiar durante todo el ciclo agrícola, en
torno a una cuarta parte de toda la producción se pierde por
culpa de las plagas y la descomposición, debido a que las con-
diciones de almacenamiento no son las adecuadas (Devereux
et al., 2008). El hambre es estacional y casi todas las familias
que viven en zonas rurales deben volver a comprar alimentos
durante la estación «difícil» o del «hambre».2 En las regiones
donde los altos precios se han instalado en los mercados na-
cionales, las reservas de alimentos se agotan antes que en años
anteriores y un mayor número de hogares se ven obligadas a
comprar alimentos cada vez más pronto (ACF 2008a, Oxfam
y Save the Children, 2008). En la figura 3.1 se observa cómo
se preveía que las familias más pobres de Níger (que producen
sólo el 5% de los alimentos que necesitan y dependen de los
mercados para obtener la mitad) redujeran su consumo de
alimentos en un 17%, en el caso de que el precio del mijo
aumentara desde los 200 FCFA3 por kilo a 300 FCFA (Oxfam
y Save the Children, 2008).

2. Véase anexo 3, p. 194.


3. FCFA (Franco de la Comunidad Financiera Africana): 1 dólar estadounidense
= 422FCFA, aproximadamente

59
Figura 3.1
Porcentaje de necesidades cubiertas en kCal. para los más pobres
(situación en enero de 2008 y posibles variaciones en caso de subida
de precios del mijo y sin aumento de ingresos)

100
90 Créditos
80
Compra
70
60 Emigración (emigración
del consumo)
Porcentaje

50 Emigración (remesas en
40 especie)
30 Regalos / Comidas niños
fuera de casa
20
Intercambio por trabajo
10
Producción propia
0
Situación primer Si 1 kg. de mijo =
trimestre 2008 300 FCFA

Fuente: Oxfam y Save the Children 2008.

Cuadro 2
¿Qué es la seguridad alimentaria?
La seguridad alimentaria se define como una situación en la
que todas las familias tienen, en todo momento, un acceso
digno desde el punto de vista físico, social y económico a
alimentos inocuos y nutritivos que satisfagan sus necesidades
alimentarias y sus preferencias en cuanto a los alimentos
para una llevar una vida activa y sana.

Las familias dedican una elevada proporción de sus ingresos


a la alimentación
El porcentaje de ingresos que una familia dedica a la alimen-
tación está estrechamente relacionado con su posición como
compradora o vendedora neta de alimentos. En la figura 3.2
se observa que las mujeres de la población de Guidan Koura
(Níger) dedican cerca del 60% de sus ingresos procedentes de

60
los programas de dinero por trabajo a la alimentación. Cuanto
más elevado sea el porcentaje de gasto dedicado a la alimenta-
ción, mayor será el grado de vulnerabilidad de la familia (FAO,
2008e). El aumento de precios de los alimentos restringe aún
más los presupuestos familiares, lo que significa que las familias
deben optar por disminuir su gasto en alimentación, rebajar
la calidad o cantidad de los alimentos consumidos, reducir el
gasto en otros bienes o servicios básicos, o utilizar otros meca-
nismos de supervivencia (como se verá en la sección 4).
Figura 3.2
Utilización prevista de los ingresos obtenidos gracias al programa
dinero por trabajo» en Níger

Acontecimientos sociales
(nacimientos, bodas, fallecimientos)

Ropa, calzado

Semillas, herramientas, fertilizantes


y otros recursos agrícolas

Medicinas

Jabón y artículos para la higiene

Alimentos

Fuente: Devereux et al. 2008.

El quintil de población más empobrecido


Utilizando los datos del proyecto RIGA (Proyecto de Activi-
dades Generadoras de Ingreso Rural), la FAO (2008e) estimó
las pérdidas y ganancias de bienestar de las familias de siete
países: Bangladesh, Ghana, Guatemala, Madagascar, Malawi,
Pakistán y Vietnam.4 Según este análisis, el quintil más po-

4. Véase anexo 5, p. 196.

61
bre de las poblaciones rurales sufría pérdidas absolutas de
bienestar superiores a las de ningún otro grupo en cinco de
los siete países. En Ghana y Madagascar las familias rurales
más pobres preveían ganar dinero gracias al aumento de
precios de los alimentos, pero con un margen menor que el
de las familias más ricas. Los más pobres sufren de manera
desproporcionada porque carecen de acceso a la tierra y a
los créditos, deben destinar un mayor porcentaje de sus in-
gresos a la compra de alimentos y cuentan con menos o más
perjudiciales mecanismos de supervivencia (Devereux et al.,
2008). La dieta de las familias más pobres ya era limitada,
por lo que la menor ingestión de alimentos y energía tendrá
peores consecuencias que en los grupos más ricos con los
mismos incrementos de precios.

Los que no tienen tierras


La crisis también afecta, y mucho, a las personas que no tienen
tierras, ya que dependen casi por completo del mercado para
su alimentación, tienen un limitado acceso a las tierras y los
créditos, cuentan con pocos y más perjudiciales mecanismos
de supervivencia, poseen escasos bienes y dedican un gran
porcentaje de sus ingresos a la alimentación. Las personas
que no tienen tierras dependen del trabajo esporádico para
obtener sus ingresos, como les sucede a muchos de los agricul-
tores con pequeñas extensiones de terreno durante la estación
difícil. En la figura 3.3 podemos observar que las reservas de
alimentos de las familias de Bangladesh que no poseen tierras
son sistemáticamente inferiores que las de aquellas familias
que sí las poseen.
Se dice en ocasiones que los incrementos de precios
de los alimentos no afectarán negativamente a los medios
de vida mientras vayan acompañados del aumento de los
salarios. Sin embargo, en un informe realizado por S.
Rashid (2002) se indica que los salarios no aumentarán lo

62
suficiente como para cubrir los aumentos de precios de los
alimentos hasta pasados varios años. Según un artículo de
V. Walt (2008), los salarios de los trabajadores agrarios de
Bangladesh se duplicaron el año pasado, pero los precios
de los alimentos crecieron a un ritmo aún más rápido. De
acuerdo con los estudios realizados por Acción contra el
Hambre en la región de las Naciones, Nacionalidades y
Pueblos del Sur (SNNPR) de Etiopía, con el salario diario
de 2008 se podía comprar un 24% menos de maíz que en
el mismo período de 2007, aunque esta misma relación de
intercambio referida al kocho, el otro alimento básico, había
mejorado (véase la sección 4.4).

Figura 3.3
Reservas familiares de alimentos el día de la entrevista por mes
de entrevista de ocho hogares con tierras y diecisiete sin tierras
en Matlab thana, (Bangladesh)

14,0
Propietarios de más de 0,8 ha.
Sin tierra
12,0

10,0

8,0
Maunds*

6,0

4,0

2,0

0
Mar

Abr

May

Jun

Jul

Ago

Sept

Oct

Nov

Dec

Ene

Feb

Mes de la entrevista

*1 maund = 37,32 kg.


Fuente: Onchere y Slooff 1981.

63
Los pobres de las zonas urbanas
Los niños que viven en zonas rurales tienen dos veces más pro-
babilidades de tener un peso inferior al normal que los niños
de zonas urbanas (UNICEF, Informe sobre la infancia, junio de
2008). Sin embargo, las poblaciones urbanas pobres pueden
verse más afectadas por los aumentos de precios de los alimentos.
Los pobres que viven en zonas urbanas a veces tienen acceso a la
tierra en zonas rurales, pero generalmente dependen por com-
pleto del mercado para su alimentación (ALNAP, 2008). Según
el análisis realizado por la FAO dentro del marco del proyecto
RIGA (2008e), los grupos urbanos tenían más probabilidades
de perder su bienestar que los pobres de zonas rurales.5 Los
ciudadanos de zonas urbanas consumen más alimentos básicos
importados (como arroz o trigo) que tradicionales (como la
mandioca), tienen menos probabilidades de producir alimentos
para su consumo que sus parientes de las zonas rurales (FAO,
2008e), y obtienen sus ingresos del pequeño comercio y del
empleo ocasional (ALNAP, 2008). Sería un error suponer que
las poblaciones urbanas y rurales son independientes unas de
otras. Mousseau (2006) describe de forma elocuente cómo los
altos precios registrados en Níger durante la crisis alimentaria
de 2005 redujeron el poder adquisitivo de los consumidores
urbanos, lo que provocó una importante reducción de las re-
mesas enviadas por la población urbana a la rural.
Hogares encabezados por mujeres
Las familias encabezadas por mujeres se veían desproporcio-
nadamente afectadas. Con menos posibilidades de acceder a
la tierra y una capacidad limitada para generar ingresos, estos
hogares sufrían mayores pérdidas de bienestar o menor ganan-
cia de bienestar debido a los altos precios de los alimentos que
aquellas en las que el cabeza de familia era un hombre, tanto en

5. Véase anexo 5, p. 196.

64
las poblaciones más pobres como en el conjunto de todos los
países (FAO, 2008e). La tendencia sigue siendo significativa aun
teniendo en cuenta la excesiva representatividad de las familias
encabezadas por mujeres entre los pobres (FAO, 2008e).
Hogares afectados por el VIH y el sida
Se cree que las familias afectadas por el VIH y el sida también
son vulnerables, aunque no hay muchas pruebas de ello. Se-
gún una investigación realizada en 2008 por el LVAS y el PMA
en Lesotho, las familias que carecen de un cabeza de familia
económicamente activo, característica común de las afectadas
por el VIH, sufren como consecuencia de los aumentos de
precios de los alimentos. Las personas infectadas por el VIH
y el sida necesitan, además, ingerir una mayor cantidad de
energía. Si esta mayor demanda no queda cubierta puede
abrirse la puerta a las infecciones oportunistas y a una pro-
gresión más rápida del sida. Además, un estado nutricional
inadecuado puede dificultar la absorción de nutrientes, re-
duciéndose así la efectividad de los medicamentos (Gillespie,
2008). En opinión de este mismo autor, los altos precios de
los alimentos pueden provocar el aumento de la emigración
obligada y, con ello, el riesgo de exposición al VIH.

Las mujeres y los niños


Los niños, las mujeres embarazadas y las madres lactantes son
los grupos más vulnerables frente a la desnutrición. General-
mente, son las madres las primeras en reducir su consumo de
alimentos con el fin de poder ofrecer más comida a sus hijos
(OMS et al., 2007), una práctica que puede ser especialmente
perjudicial para las mujeres embarazadas, que tienen una ma-
yor necesidad de energía, proteínas y micronutrientes (FAO,
2001). La desnutrición durante el embarazo va asociada con
el retraso en el crecimiento intrauterino y un bajo peso en el
momento de nacer que, a su vez, conlleva un incremento de

65
la morbimortalidad infantil, partos prematuros, retrasos en el
crecimiento, un deficiente desarrollo cognitivo e inmunodefi-
ciencia en los niños (UN SCN, 2000). Existe un gran riesgo real
de que las mujeres embarazadas y los niños se vean gravemente
afectados por los altos precios de los alimentos.

Cuadro 3
Las consecuencias de la desnutrición
durante el embarazo
La reducción de la ingestión de nutrientes por parte de las
mujeres embarazadas va asociada con un aumento de la
morbimortalidad infantil, partos prematuros, retraso en el creci-
miento, un deficiente desarrollo cognitivo e inmunodeficiencia
infantil (UN SCN, 2000). Según diversos estudios llevados a cabo
para analizar el período de hambre que padeció Holanda entre
1944 y 1945, la desnutrición durante el embarazo puede tener
repercusiones adversas a largo plazo en el feto. Las conse-
cuencias de la desnutrición son diferentes según la etapa del
embarazo en la que se padece. La exposición al hambre en
el primer trimestre se refleja en un mayor número de bebés
nacidos muertos, fallecimientos neonatales, mayor riesgo de
esquizofrenia y posibles daños cerebrales (Susser y Stein,
1994). La exposición durante el segundo trimestre afecta a la
altura, ya que es entonces cuando el feto crece más rápida-
mente. Si la desnutrición coincide con el final del embarazo
puede dar lugar a un debilitamiento del feto, puesto que es en
esa etapa cuando se produce el mayor aumento de peso (Pra-
da, 1998). Los bebés nacidos de madres que padecen hambre
hacia la mitad o el final de la gestación tienen menos peso,
longitud y circunferencia de cabeza al nacer que los que la
han sufrido en etapas anteriores del embarazo (Barrer, 1998).
Son aplastantes los datos que demuestran que la desnutrición
materna, aún durante un breve período de tiempo, puede tener
graves consecuencias en la generación siguiente.

66
Hogares marginados e ignorados
Los grupos marginados no sólo se verán afectados por los
altos precios de los alimentos, sino que podrían verse discri-
minados desde el punto de vista político, ya que las medidas
de protección social y las políticas destinadas a mitigar los
efectos de los elevados precios de los alimentos suelen pasar
por alto a ciertos grupos en el momento de distribuir las
ayudas básicas. Los medios de vida de las comunidades de
pastores son considerados como primitivos y autosuficientes,
por lo que con frecuencia quedan fuera de las obligaciones
que el Estado contempla como paternalistas. Sin embargo,
estas comunidades se encontrarán en una situación de especial
riesgo ante los altos precios de los alimentos debido a una casi
total dependencia de los mercados para su alimentación (AL-
NAP, 2008). Los resultados de la investigación realizada por
Acción contra el Hambre en Etiopía entre las comunidades
de pastores revelan un deterioro de la relación de intercambio
del ganado frente al precio del maíz. Los agro-pastores practi-
can una agricultura mixta y habitualmente no se consideran
como comunidades marginadas, pero tampoco forman parte
de las categorías de pastoreo ni de agricultura, por lo que con
frecuencia quedan excluidos de las intervenciones dirigidas
a grupos específicos (ALNAP, 2008). A veces incluso se pasan
por alto países enteros, como Somalia, donde se dispone de
poca información que permita valorar las consecuencias de
la crisis alimentaria.
El grado de vulnerabilidad de cada familia frente a los au-
mentos de precios de los alimentos depende de diversos factores
particulares y nacionales, entre ellos los que acabamos de ver.
Sin embargo, no todas las personas se verán negativamente
afectadas por los altos precios de los alimentos. Los productores
netos y muchos comerciantes tendrán una buena ocasión de
mejorar sus ingresos y su bienestar, si los gobiernos evitan la
aplicación de perjudiciales políticas centradas en el consumidor.

67
Devereux et al. (2008) indican que los incrementos de precio
estacionales afectan de forma negativa a muchas personas en
Malawi, pero aumentan las rentas del grupo formado por el
20% más rico de la población, lo que parece suceder también
en el caso de los incrementos mundiales de los precios. La
cuestión de la vulnerabilidad fue objeto de una investigación
de Acción contra el Hambre en la República Centroafricana
y Sierra Leona.

Estudio de caso número 1: evaluación de la situación


de vulnerabilidad en la República Centroafricana
y Sierra Leona
Aunque ambos estudios se llevaron a cabo en entornos urba-
nos, la República Centroafricana y Sierra Leona se encuen-
tran en situaciones de vulnerabilidad muy diferentes. Ambos
países están clasificados entre los menos desarrollados del
mundo, pero la República Centroafricana carece de acceso
al mar, mientras que Sierra Leona es un país costero. Los
habitantes de Bangui, capital de la República Centroafri-
cana, dependen en gran medida de la producción nacional
para el consumo de alimentos, mientras que los residentes
en Freetown, Sierra Leona, consumen principalmente arroz
importado. Los ciudadanos de ambos países destinan una
elevada proporción de sus ingresos a su alimentación, los que
los hace especialmente vulnerables frente a los aumentos de
precios. Se desprende de la investigación de Acción contra
el Hambre en estos países que la población de la República
Centroafricana no se ha visto gravemente afectada por los
altos precios mundiales de los alimentos, mientras que sus
consecuencias en Freetown fueron notablemente diferentes
teniendo en cuenta su extensión relativamente reducida.
Aunque se ha generalizado con mucha facilidad sobre las
situaciones de vulnerabilidad, los responsables políticos

68
deben saber que la realidad sobre el terreno es diversa y
extremadamente compleja.
Bangui, República Centroafricana: un caso con diversos grados
de vulnerabilidad

Resumen
Hasta ahora, los aumentos de precios han tenido sólo mode-
radas repercusiones en Bangui. La mayoría de las personas
entrevistadas tenían la percepción de que sus ingresos y
gastos actuales no habían variado o eran mejores que los
de un año anterior, y tampoco la desnutrición parecía haber
aumentado en la ciudad. No obstante, los elevados índices
de ingresos en los centros de nutrición y la confesada re-
ducción en el consumo de alimentos por parte de muchas
hogares pueden ser causa de preocupación. La comunidad
internacional debe seguir de cerca la situación.

EXCLUIDOS Y SIN SALIDA AL MAR


La República Centroafricana ha sufrido inestabilidad crónica
desde su independencia en 1960 y es uno de los países más
pobres del mundo: su PIB per capita es de 1.240 dólares (HDR
2007) y ocupa el puesto número 171 (de un total de 177 países)
en el Índice de Desarrollo Humano. En la quinta posición de
la evaluación de vulnerabilidad de la FAO, las características de
la República Centroafricana hacen de ella un país vulnerable
que, al mismo tiempo, tiene capacidad para recuperarse frente
a los incrementos de precios de los alimentos.
La abultada factura por importación de alimentos y pe-
tróleo amenaza el ya elevado déficit presupuestario. Cerca de
la mitad de la población destina más del 80% de sus ingresos
a la alimentación, lo que provoca que hasta el menor incre-
mento de precio de los alimentos suponga una importante

69
carga para las familias. Además, la República Centroafricana
es un país azotado por los conflictos, sin salida al mar, muy
desconectado de la economía mundial y cuenta con unas
infraestructuras poco desarrolladas. La disponibilidad de
mandioca, el alimento básico más importante para el país, de-
pende en gran medida de la producción local. La evaluación
sobre nutrición y seguridad alimentaria realizada en Bangui
por Acción contra el Hambre entre agosto y septiembre de
2008 sacó a la luz diversos mensajes.

LOS PRECIOS DE LOS ALIMENTOS AUMENTAN DE FORMA


MODERADA
La República Centroafricana no es un gran importador de
alimentos, ya que los principales productos agrícolas, como
la mandioca, los cacahuetes, el maíz, el mijo y el sorgo se cul-
tivan generalmente en el propio país. Entre 1961 y 1998 la
ayuda alimentaria y las importaciones cubrieron el 21% de su
consumo de cereales (Earth Trends, 2003), cifra relativamente
baja tratándose del África Subsahariana. Aún así, los precios
aumentaron en Bangui cerca de un 20% entre abril de 2007
y julio de 2008. Los precios del petróleo aumentaron más no-
tablemente, con un porcentaje de crecimiento similar sólo en
los dos meses posteriores a abril de 2008 (véase la figura 3.4).
Los incrementos de precios observados son moderados si los
comparamos con los crecimientos a escala mundial, cercanos
a un 51% en el período de 12 meses anterior a la Cumbre de
Roma celebrada en junio de 2008 (Equipo de Tareas de Alto
Nivel, 2008), o comparados con países como Bangladesh, que
experimentó unos aumentos de precio superiores al 200%
entre 2007 y 2008. Sin embargo, los resultados del estudio
indican que el 50% de la población de la muestra dedica más
del 80% de sus ingresos a la alimentación, lo que le hace es-
pecialmente vulnerable a las variaciones de precios.

70
Figura 3.4
Incrementos de precios en Bangui (República Centroafricana)
entre febrero de 2007 y julio de 2008

27.000
26.000
25.000 Índice general
Precio indexado

24.000
Alimentos
23.000
22.000 Petróleo
21.000
20.000
19.000
18.000
17.000
Feb-07
Mar-07
Abr-07
May-07
Jun-07
Jul-07
Ago-07
Sep-07
Oct-07
Nov-07
Dic-07
Ene-08
Feb-08
Mar-08
Abr-08
May-08
Jun-08
Jul-08
Fuente: ACF 2008b.

¿REDUCCIÓN DEL CONSUMO DE ALIMENTOS CON LOS MISMOS


INGRESOS Y GASTOS?
La reacción más extendida entre las familias de Bangui ante
los incrementos de precios fue reducir el consumo de sus
alimentos preferidos, disminuir la variedad de la dieta y
consumir alimentos más baratos, seguida por la reducción
del tamaño de las raciones (véase la figura 3.5). Aunque el
consumo de alimentos básicos siga siendo el mismo en gran
medida, la ingestión de micronutrientes se reduce. En la sec-
ción 4 explicamos en detalle que este tipo de comportamiento
es común entre los grupos más pobres y puede provocar el
deterioro del estado nutricional de las personas.
En septiembre de 2008 las familias declararon hacer me-
nos comidas al día que el año anterior. Antes de la crisis, el
50% de las familias comía dos o más veces al día, mientras que
este número se había reducido a menos de la mitad después
de la crisis (actualmente un 24%). Sin embargo, cuando se
les preguntaba si su situación había cambiado en los últimos
meses, un 63% de las familias creía que los incrementos de
precios de los alimentos habían afectado moderadamente

71
Figura 3.5
Estrategias de supervivencia adoptadas en Bangui (República Centroafricana)
en septiembre de 2008 como respuesta a los aumentos de precios
de los alimentos

Preferencia a los niños

Lactancia materna

Reducir la frecuencia de las comidas

Reducir el tamaño de las raciones

Reducir la diversidad de la dieta

Reducir el consumo de alimentos preferidos


0 20 40 60 80 100
Porcentaje de población

Fuente: ACF 2008b.

a sus medios de vida (véase la figura 3.6). Sólo un 10% de


las familias entrevistadas mencionaron un descenso de sus
ingresos y un incremento del gasto, lo que puede tener im-
portantes consecuencias a largo plazo para ellas.

Figura 3.6
Variaciones percibidas en los ingresos y gastos familiares entre 2007 y 2008

13%

Ingresos y gastos sin variaciones o mejores

14% Reducción de ingresos y aumento de gastos

Reducción de ingresos
63%
Aumento de gastos
25%

Fuente: ACF 2008b.

72
INCREMENTOS NO SIGNIFICATIVOS DE LA DESNUTRICIÓN
A pesar del incremento de precio de los alimentos y la
reducción de su consumo por las familias de Bangui, la
desnutrición no se ha visto claramente afectada. En la tabla
3.2 se observa que los índices de malnutrición aguda global
(MAG), malnutrición aguda severa (MAS) y mortalidad de
niños menores de cinco años (MNM5) aumentaron de ma-
nera poco significativa entre enero de 2007 y septiembre
de 2008, aunque debido a la estacionalidad resulte difícil
comparar estas estadísticas de forma correcta. Los ingresos
en los centros de nutrición terapéutica de Acción contra
el Hambre aumentaron significativamente a principios de
2008, pero esto puede ser debido a otros motivos diferentes
del aumento de la desnutrición, como pueden ser un mejor
conocimiento de los servicios disponibles y una mayor zona
de influencia.

TABLA 3.2
RESULTADOS DE LAS ENCUESTAS SOBRE NUTRICIÓN
REALIZADAS POR ACCIÓN CONTRA EL HAMBRE EN BANGUI

Enero 2006 Enero 2007 Septiembre 2008

MAG (95% IC)* 4,7 (2,9-7,2) 5,8 (4,2-7,4) 6,2 (4,5-7,8)


MAS (95% IC)* 0,7 (0,1-2,1) 0,55 (0-1,1) 0,6 (0,2-1,1)
Retraso crecimiento (95% CI)* 29,5 (25,3-33,9) 31,5 (27,7-35,3) 30,2 (25,5-35,0)
MNM5 (95% IC)* 0,98 (0,98-0,99) 0,36 ( 0,19-0,92) 0,85 (0,13-0,97)

*Referencia del NCHS.


Fuente: encuestas de ACF.

LECCIONES APRENDIDAS EN LA REPÚBLICA CENTROAFRICANA:


ESCASAS CONSECUENCIAS INMEDIATAS CON MOTIVOS DE
PREOCUPACIÓN
El caso de la República Centroafricana ofrece diversos mensa-
jes. Un gran porcentaje de la población de Bangui considera
que su situación no ha cambiado; tampoco se registraron au-

73
mentos significativos en los índices de desnutrición, a pesar de
la reducción de la frecuencia de comidas y de la diversidad de la
dieta. Podría decirse que el aumento de precios de los alimen-
tos en todo el mundo es un elemento de menor importancia
relativa dentro de la situación de pobreza y vulnerabilidad de
la República Centroafricana, en parte debido a su aislamiento
de los mercados mundiales, sus escasas infraestructuras y una
producción nacional de alimentos razonablemente adecuada,
pero también debido a que la pobreza profundamente arraiga-
da, la deficiente gestión macroeconómica y el conflicto actual
siguen siendo preocupaciones más apremiantes. Sin embargo,
la vulnerabilidad no sólo afecta al ámbito nacional o al de la
ciudad, sino que también puede afectar a zonas determinadas
dentro de un entorno urbano.
Freetown (Sierra Leona): diferencias dentro de una misma
ciudad

Resumen
A pesar de la difícil etapa vivida a principios de 2008, parece
que en Freetown lo peor de la crisis ya ha pasado tras una
abundante cosecha. Los precios comenzaron a caer en julio y
pueden recuperar sus valores normales. No es posible sacar
conclusiones en lo que respecta a las repercusiones que
aquella etapa tendrá sobre la desnutrición, pero preocupa
que la reducción en el consumo de arroz y alimentos ricos
en micronutrientes pueda provocar un aumento de la des-
nutrición en el futuro. Además, el menor gasto en asistencia
sanitaria y escolarización pueden tener efectos perjudiciales
a largo plazo sobre el bienestar y el desarrollo.

Desde 2002 Sierra Leona se recupera de la guerra civil. Los


precios de los alimentos son una cuestión sobre todo política
y el hambre supone una amenaza para la seguridad a largo

74
plazo. La desnutrición sigue siendo muy elevada y un 27%
de los niños menores de cinco años tienen un peso inferior
al normal. Los elevados índices de inflación (por encima del
10%), de retraso en el crecimiento (37%) y de pobreza (entre
el 65 y el 75%) llevaron a la FAO a situar a Sierra Leona en
el sexto puesto en su evaluación de vulnerabilidad nacional
frente a los incrementos de precio mundiales. La evaluación
de Acción contra el Hambre se concentró en la capital, Free-
town, donde viven más de 760.000 personas, un 60% de las
cuales son menores de 25 años y un 97% dependen de los
mercados para su alimentación.
SUBEN LOS PRECIOS DEL ARROZ A MEDIDA QUE SE ACERCA
LA ESTACIÓN DEL HAMBRE
Entre enero y marzo de 2008 los precios del arroz aumen-
taron un 64%, mientras que los del petróleo lo hicieron en
cerca de un 15% entre enero y mayo. Las variaciones de
precios remitieron en el mes de julio y se esperaba su caída
a final de año, después de la abundante cosecha obtenida.
Los comentarios surgidos en los grupos de discusión habla-
ban de un aumento real de precios de los alimentos durante
los meses de abril y mayo. Los participantes en los grupos
dijeron haber sentido gran preocupación ya que la subida
de precios coincidía con el inicio de la «estación anual del
hambre», en la que aumenta la dependencia de las familias
del arroz importado debido a que el producido localmente
es más caro y más escaso antes de la cosecha. En octubre, los
participantes tenían la percepción de que el precio del arroz
se había estabilizado y comenzaba a bajar.
DIFERENTES COMPORTAMIENTOS DE LOS PRECIOS
Y LA DESNUTRICIÓN EN LA MISMA CIUDAD
No todas las áreas de la ciudad se vieron igualmente afectadas.
En Congo Water se produjo el mayor incremento de precio
del arroz en comparación con el mismo período del año

75
Figura 3.7
Mapa de las áreas analizadas en Freetown

Fuente: ACF 2008c.

anterior (un 60%, pasando de 419 leones a 680 leones6). El


análisis de los datos sobre desnutrición observados durante
el estudio muestra asimismo variaciones significativas dentro
de la ciudad, con la mayor prevalencia en Suzanne Bay (2,4%
desnutrición aguda severa y 7,8% desnutrición aguda total)
y la menor en Tengbeh Town (0% desnutrición aguda severa
y 0,6% desnutrición aguda total). Existen sospechas de que
estos porcentajes hayan aumentado debido a los altos precios
de los alimentos, pero al carecer de datos longitudinales no
es posible realizar ninguna evaluación de dichas variaciones.
Sin embargo, en la figura 3.8 se observa que las áreas que
experimentaron los aumentos de precio más importantes,
Kossoh Town y Congo Water, fueron también las zonas en
las que la población redujo en mayor medida su ración diaria
de arroz.

6. dólar = 2.920 leones (SLL).

76
Figura 3.8
Variaciones de precios y de consumo de arroz en Freetown

70
Precios del arroz
60
Consumo de arroz
50

40
Porcentaje de variación

30

20

10

-10

-20
Mumba Tengbeh Suzanne Kossoh Congo
Ridge Town Bay Town Water

Fuente: ACF 2008b.

DIETA MENOS VARIADA


El consumo de carne se vio radicalmente afectado, ya
que el 43% de las personas entrevistadas manifestaron no
consumir carne, cifra que alcanzó su punto más alto en
Kossoh Town, donde el 70% de la población redujo su
consumo a pesar de disponer de carne en el mercado local.
El consumo de otros tipos de alimentos también se vio
afectado en diferentes proporciones (véase la tabla 3.3), lo
que puede provocar un aumento de la desnutrición en los
meses y años posteriores debido a las deficiencias de micro-
nutrientes. Los altos precios de los alimentos añaden tensión
a los presupuestos familiares, obligando a restringir otros
capítulos de gastos además de la alimentación. Las familias
más pobres dejan de enviar a sus hijos a la escuela y evitan
acudir a los hospitales (en su lugar van a las farmacias) para
reducir gastos.

77
TABLA 3.3
TIPOS DE ALIMENTOS NO CONSUMIDOS EN 2008
EN COMPARACIÓN CON 2007 (PORCENTAJE DE POBLACIÓN)

Ninguno Carne Verdura Lácteos Fruta Pescado Otros Cereales/


fresco Tubérculos

Tengbeh Town 92,5 42,5 45 37,5 35 15 0 0


Suzanne Bay 30 15 10 2,5 0 2,5 10 2,5
Kossoh Town 85 70 7,5 30 10 2,5 12,5 2,5
Mamba Ridge 92,5 52,5 7,5 20 5 17,5 5 15
Congo Water 76,2 38,1 33,3 2,4 33,3 9,5 19 16,7

Total 75,2 43,6 20,8 18,3 16,8 9,4 9,4 7,4

* * *

Los diferentes grados de vulnerabilidad son evidentes en


los ámbitos regional, nacional, local, familiar e individual.
La FAO y el Programa Mundial de Alimentos han fijado la
prioridad de sus intervenciones a un nivel macro, estimando
la cantidad de alimentos disponibles para el consumo y las
debilidades económicas según datos estadísticos nacionales
aproximados. A largo plazo, las áreas prioritarias deben defi-
nirse de acuerdo con las necesidades locales y no según datos
estadísticos agregados. Aún así, caben ciertas generalizaciones.
El estudio de caso anterior puso de manifiesto una constante
disminución de la diversidad de la dieta y del consumo de
alimentos en ambos países. Aunque sus repercusiones en
la desnutrición no estaban suficientemente documentadas
ni eran estadísticamente significativas en el marco de este
estudio, el comportamiento de estas hogares puede tener
graves consecuencias. En la sección siguiente analizaremos
más detalladamente la relación que existe entre los precios
y la desnutrición.

78
IV. LA CRISIS DEL HAMBRE: ¿QUÉ
SUCEDE CUANDO AUMENTAN LOS
PRECIOS DE LOS ALIMENTOS?

Hasta 2005, sin prisa pero sin pausa, había ido reduciéndose
el número de personas desnutridas en el mundo (véase la
figura 4.1); sin embargo, después de 2005 cambió la ten-
dencia y el número de personas con desnutrición comenzó a
aumentar. Según la FAO, esta cifra creció desde 850 millones
en el período comprendido entre 2003 y 2005, hasta 923
millones en 2007 y 963 millones en 20081 debido, funda-
mentalmente, a la caída en la producción de alimentos y al
simultáneo incremento de sus precios (FAO, 2008d). Esta
cifra está calculada de acuerdo con la cantidad de alimentos
disponibles per capita y no según el consumo real (véase en el

1. En el momento de redacción de este informe, el número de personas que


padecían hambre ha aumentado a 1.020 millones.

79
cuadro 4 una explicación sobre las estimaciones de la FAO).
Aunque ofrece una cruda aproximación a las carencias en el
suministro de alimentos, la cifra ignora casi todos los aspectos
fundamentales del hambre y la desnutrición.

Figura 4.1
Porcentaje de personas desnutridas en el mundo en desarrollo

22

20
Porcentaje

18

16

14
1992
1993
1994
1995
1996

1997
1998
1999

2000
2001
2002
2003
2004

2005
2006
2007
Fuente: FAO 2008a.

Este análisis «impersonal» pasa por alto tres aspectos fun-


damentales que conforman el hambre: 1) Una estimación
uniforme no tiene en cuenta los diferentes grados de vulne-
rabilidad en función de los recursos, la posición, la salud y
la inclusión política de una familia. En la sección anterior
ya tratamos este punto. 2) El número de personas desnutri-
das no es el mismo a lo largo de todo el año. El hambre es
estacional, y por ello varía y se presenta en diferentes zonas
según el calendario agrícola. 3) El suministro de alimentos es
un mal indicador de la seguridad alimentaria y el bienestar.
Habitualmente el problema del hambre no es cuestión de
que no haya lo suficiente para comer, sino de no tener lo
suficiente para comer (Sen, 1982).

80
Amartya Sen (1982), en su innovador trabajo en el que
analizaba las hambrunas, descubrió que su origen está en la
disparidad de precios de los alimentos, que aumentan rá-
pidamente durante los períodos de crisis, al tiempo que las
familias pierden poder adquisitivo y se agotan los métodos
de supervivencia tradicionales. En esta sección analizamos las
repercusiones de los incrementos de precios en la seguridad
alimentaria y en la desnutrición abordando los dos aspectos
omitidos en el análisis anteriormente mencionado.

La «vieja cara» de un «nuevo hambre»: la pobreza


estacional
Las evidencias de las repercusiones del incremento y la ines-
tabilidad de los precios mundiales de los alimentos en las
familias son aún escasas, aunque cada vez más numerosas.
Sin embargo, aunque los precios mundiales de los alimentos
se han mantenido bajos y relativamente estables durante los
últimos diez años, no ha sucedido lo mismo con los precios
locales. La bibliografía existente sobre «estacionalidad» des-
cribe variaciones regulares, aunque impredecibles, de distin-
tos aspectos del bienestar y la pobreza, desde nacimientos
a mordeduras de serpiente, o desde producción de leche a
incidencia de la malaria.

Cuadro 4
¿Cómo calcula la FAO el número de personas
desnutridas?
La FAO calcula el número de personas desnutridas determi-
nando la disponibilidad de alimentos per capita y utiliza los
siguientes datos para estimar la cifra de población mundial
que padece hambre:

81
• Consumo medio. Esta información procede de los balan-
ces nacionales sobre alimentación y es una medida de la
disponibilidad de alimentos per capita en calorías y no del
consumo real.
• Necesidades dietéticas medias. Las necesidades dieté-
ticas medias se calculan agregando las necesidades de
los diferentes grupos de edad y sexo, a las que se añade
una cantidad que cubra a las mujeres embarazadas.
• Variación en el consumo diario de energía por persona.
Esta cifra se calcula de acuerdo con la cantidad necesaria,
el consumo y los ingresos. Se considera desnutrida a la
parte de población que consume una cantidad de energía
inferior a la cantidad promedio necesaria.
Estas estimaciones se realizan para cada país y después se
agregan para obtener una cifra total (FAO, 2003b).
Para conocer la fórmula en detalle véase FAO 2003b

Un aspecto que se repite en las discusiones en torno a


la pobreza estacional es el de las variaciones de precios. En
la figura 4.2 se observan las fluctuaciones de precios del
maíz en Malawi en el año 2000 y de los precios del mijo
en Ghana en 1988 a lo largo del calendario agrícola. Los
pobres de todo el mundo en desarrollo se enfrentan cada
año a una «estación de hambre» antes de llegar al período
de la cosecha.

[Entonces], durante la estación lluviosa, los pobres son


humillados y oprimidos una y otra vez por una terrible
combinación de escasez de comida y de dinero, elevados
precios de los alimentos, problemas físicos, trabajos du-
ros pero necesarios para la supervivencia, enfermedades
debilitantes como la diarrea y la malaria, y aislamiento

82
Figura 4.2
Variaciones de precio del mijo en el norte de Ghana (1988/1989)
y del maíz en el distrito de Mchinji en Malawi (2000/2001)

160 480
Ghana 1988
Malawi 2000
150 430

Malawi: % variación de precio del maíz


Ghana: % variación de precio del mijo

140 380

130 330

120 280

110 110

100 180

90 130

80 80
Cosecha Estación Cosecha
del hambre

Fuente: Devereux (1992) y Gobierno de Malawi (2001).

y dificultades para acceder a los servicios. Es entonces


cuando realmente pasan a ser los más pobres, los más
vulnerables, los más impotentes, los más explotados, los
más aislados y los que más sufren la escasez de alimen-
tos... es entonces cuando los pobres sufren más y tienen
más probabilidades de ser aún más pobres. (Chambers
en Devereux et al., 2008: xvi)

A las variaciones de precios de los alimentos se suman la


dificultad para acceder a créditos oficiales e instalaciones de
almacenaje, lo que obliga a las familias a vender su produc-
ción incluso en años favorables, a devolver deudas que les
resultan muy caras (con tipos de interés no oficiales superiores

83
al 200% registrados en Bangladesh y Etiopía), a pagar los
gastos escolares y de hospital y a intentar no perder una parte
importante de la cosecha debido a su descomposición y a
las plagas. Las consecuencias de la estacionalidad son espe-
cialmente notables en las regiones tropicales, caracterizadas
por una única y corta temporada anual de precipitaciones,
donde la población es rural y depende de la agricultura de
subsistencia a pequeña escala que se riega con el agua de
lluvia. La estacionalidad no es sólo un fenómeno rural, sino
que también afecta (aunque en menor medida) a las pobla-
ciones urbanas.
Dostie et al. (2002) estiman que el número de personas
que en Madagascar vive por debajo del nivel de pobreza
nacional aumenta desde nueve millones hasta alcanzar la
cifra de casi diez millones cada año en la estación del ham-
bre. La mortalidad infantil crece más de un 300% entre los
meses de mayo y junio y el punto álgido de la estación del
hambre, en los meses de diciembre y enero: el 26% de las
muertes infantiles fueron provocadas por la diarrea y el 22%
por la desnutrición (Dostie et al., 2002). Los componentes
estacionales de la pobreza son complejos y resultaría difícil
decir cuál es el factor que tiene un mayor peso. Sin embargo,
existe una clara correlación entre el aumento de precios de
los alimentos y la desnutrición aguda.2 En la figura 4.3 se
observa la prevalencia de la desnutrición tras los incrementos
de precios experimentados en Ghana en el período 1988/
1989. Mousseau y Mittal (2006: 23) concluyeron, a partir
de resultados similares en Níger, que «los altos precios de los
alimentos limitan el acceso de las personas a los alimentos y
son causa directa de la desnutrición y la muerte».

2. Véanse en el cuadro 5 las definiciones básicas de la desnutrición.

84
Figura 4.3
Estacionalidad de los precios de los alimentos y la desnutrición
en el norte de Ghana (1988/1989)

0,35 52
Desnutrición
Precio del mijo

50
Niños desnutridos (%)

Niños desnutridos (%)


0,30 48

46

0,25 44

42

0,20 40
E F M A M J J A S O N D

Fuente: Devereux 1992.

Cuadro 5
Definiciones básicas de la desnutrición
Para determinar el estado nutricional de los niños se
utilizan ciertas medidas antropométricas, como el peso y
la altura. Estas medidas se presentan como índices, co-
nocidos como peso/talla, talla/edad, o peso/edad. Estos
índices se comparan con los patrones de crecimiento y se
expresan en puntuaciones Z (desviación típica), percenti-
les o porcentajes de variación con respecto a la mediana
(Gibson, 2005). Tres son los indicadores tradicionales de
la desnutrición:

85
1. Emaciación o adelgazamiento provocado por la enfer-
medad (peso/talla)
La relación peso/talla se calcula comparando el peso del niño
con los patrones de crecimiento de un niño «normal» de la
misma altura. Se considera que un niño presenta emaciación
si la relación entre su peso y su altura es inferior a -2 puntos
Z. La emaciación es provocada por un inadecuado consumo
de alimentos, por la necesidad de ingerir una mayor cantidad
de nutrientes debido a infecciones, o por dificultades de di-
gestión y absorción. Dos términos frecuentemente utilizados
para hacer referencia a la emaciación en los niños son la
malnutrición aguda severa (MAS) y la malnutrición aguda
global (MAG).
• Desnutrición aguda severa. Se considera que un niño tiene
desnutrición severa si su relación peso/talla es inferior a
-3 puntos Z o si presenta edema (OMS et al., 2007). Los
niños con desnutrición severa están en peligro de muerte
y requieren tratamiento inmediato con alimentos terapéu-
ticos.
• Desnutrición aguda total. Incluye a todos los niños cuya
relación peso/talla es inferior a -2 puntos Z, es decir, todos
los niños con desnutrición severa y moderada.

2. Retraso en el crecimiento (talla/edad)


La relación talla/edad hace referencia al retraso en el cre-
cimiento y se considera como una medida de desnutrición
crónica. Como sucede con la emaciación, se considera que
un niño presenta retraso en el crecimiento si tiene una pun-
tuación Z inferior a -2 (Gibson, 2005).

3. Peso inferior al normal (peso/edad)


Se considera que los niños tienen un peso inferior a su edad si
su puntuación Z es inferior a -2. La medida peso/edad no nos

86
permite distinguir si un niño es bajo con un peso adecuado
a su altura, o si es alto y padece emaciación.
Aunque estas medidas permiten determinar fácilmente
el estado nutricional de una población no contemplan una
forma menos visible de la desnutrición, la provocada por la
falta de micronutrientes.
Véase Gibson 2005.

¿Cuál es la relación entre los precios de los alimentos y


la desnutrición?
Existe una clara y pronunciada correlación entre los precios
de los alimentos y los índices de desnutrición, pero no
sería correcto suponer que los aumentos de los índices de
desnutrición que se expresan en el gráfico siguiente están
provocados en su totalidad por los incrementos de precios
de los alimentos. La estación del hambre coincide gene-
ralmente con la estación de lluvias (véase la figura 4.4).
La lluvia trae consigo una elevada prevalencia de muchas
enfermedades y parásitos, como la malaria, la diarrea, el
cólera y diversas lombrices. El trabajo agrícola se intensifica
durante este período y aumenta el gasto de energía en un
momento en que los hogares de los pobres no suponen un
refugio adecuado que los proteja de la lluvia y el frío. Es
imposible llevar a cabo un análisis causal, pero un mejor
conocimiento del comportamiento y las estrategias de
supervivencia de las familias pobres durante la estación
anual del hambre, cuando los precios de los alimentos son
elevados y las fuentes de ingresos limitadas, indica que los
altos precios de los alimentos son un factor importante a
tener en cuenta para explicar los incrementos de los índices
de desnutrición que se producen todos los años.

87
Figura 4.4
Estacionalidad de la desnutrición, la malaria y las precipitaciones en Níger

8 Desnutrición aguda severa 180

7 Malaria 160
Casos de malaria y DAS

Precipitaciones (mm.)
6 Precipitaciones 140
(% del total año)

120
5
100
4
80
3
60
2 40
1 20

0 0
0 10 20 30 40 50
Período de hambre Cosecha
Semana

Fuente: FEWSNET 2008, OMS 2007, OMM 2008.

«Estrategias de supervivencia» de las familias cuando aumentan


los precios de los alimentos
«Estrategia de supervivencia» es un término duro y peyorativo
que se utiliza para hacer referencia a los métodos que ponen
en práctica las familias, prácticamente todos los años, para
sobrevivir en épocas en las que empeora la seguridad alimen-
taria. La decisión que tome una familia dependerá del grado
de escasez de alimentos (o de los incrementos de precios) y de
los recursos familiares. En la figura 4.5b se observa que el 25%
más rico de las familias de Ghana tiene menos probabilidades
de racionar los alimentos pero más probabilidades de vender
parte de sus bienes para comprar alimentos que el 25% más
pobre de las familias, que con mayor probabilidad racionará
los alimentos y buscará ayuda no oficial. Esto es debido a
que la venta de propiedades tiene una menor repercusión en
los recursos de los grupos más ricos en comparación con los
pobres. En términos absolutos el número de hogares pobres

88
de Ghana que se vieron obligadas a emplear «mecanismos
de supervivencia» fue superior al de hogares ricas.
En la figura 4.6 de la página siguiente se observa la pro-

Figura 4.5
Estrategias de supervivencia empleadas por las familias de Malawi y Ghana

(a): Malawi en 2002 y 1999

Racionamiento de alimentos

Recorte de gastos

Venta de propiedades

Endeudamiento

Emigración

2002
Ayuda no oficial 1999

0 20 40 60 80 100

(b): Ghana 1988

Racionamiento de alimentos

Recorte de gastos

Venta de propiedades

Endeudamiento

Emigración

25% más pobres


Ayuda no oficial 25% más ricos

0 20 40 60 80 100

Fuente: Devereux et al. 2008.

89
gresión genérica de las estrategias de supervivencia a medida
que aumentan los precios de los alimentos y la crisis se agrava,
aunque el orden relativo y el número de hogares que ponen
en práctica cada estrategia varía entre los distintos grupos en
función de sus ingresos, los medios de vida de las distintas
zonas y las diferentes culturas. Cuando aumentan los precios
de los alimentos, las familias más pobres suelen empezar por
racionar y reducir la calidad de los alimentos que consumen,
a veces se saltan alguna comida, o buscan fuentes alternativas
de ingresos, como la recogida de leña. A medida que la inse-
guridad alimentaria empeora, las familias adoptan estrategias
de supervivencia más perjudiciales, y comienzan a vender sus
bienes, dejan de enviar a los niños a la escuela o se endeudan
a unos altos tipos de interés. En circunstancias extremas, la
desesperación puede obligar a algunos miembros de la fa-
milia a emigrar o a recurrir a la delincuencia, la mendicidad
o la prostitución (Prentice, 2008). Según indican Devereux
et al. (2008) durante la crisis alimentaria que azotó Ghana
en los años 1988 y 1989, algunos hogares «prometieron en
matrimonio» a sus hijas a las familias de élite a cambio de
recibir por adelantado el pago por la novia.
Las consecuencias de la reducción del consumo de alimentos
Torlesse et al. (2003) observaron que en Bangladesh el nú-
mero de niños con peso inferior al normal estaba relacio-
nado con los precios del arroz, ya que aumentaba cuando
subían los precios y volvía a disminuir cuando los precios
bajaban. Según los resultados de un estudio realizado en
Lusaka, Zambia, después de la sequía de los años 2000 y
2001, cuando los precios aumentaban las familias mante-
nían inicialmente su consumo de alimentos básicos a costa
de otros alimentos más ricos en micronutrientes, como las
frutas, las verduras, la carne y los productos lácteos (Gitau
et al., 2005).

90
Figura 4.6
Estrategias de supervivencia empleadas a medida que empeora
la seguridad alimentaria

Comienzo de la crisis alimentaria

• reducción de la diversidad de la dieta

• retirada de los niños de la escuela para trabajar


Mecanismos de
supervivencia • reducción del consumo total de alimentos
reversibles • recorte del gasto sanitario

• recogida de hojas y frutos silvestres

Mecanismos de • consumo de las reservas de semillas


supervivencia • necesidad de vender el ganado
irreversibles
o perjudiciales • matanza del ganado para comer

• necesidad de vender la tierra

• prostitución
Mecanismos de • emigración a larga
supervivencia distancia
muy peligrosos

Posibles consecuencias
Desnutrición aguda
Enfermedades graves
Pobreza extrema
Muerte

Fuente: Hauenstein Swan y Vaitla 2007.

El consumo de alimentos de menor calidad, mantenido


incluso después de caer los precios, puede resultar perjudi-
cial. Los micronutrientes son fundamentales para la salud, el
crecimiento y el desarrollo humanos. La desnutrición infantil
tiene efectos adversos en el desarrollo físico y cognitivo. La
deficiencia de yodo en los niños pequeños afecta negativa-
mente a su coeficiente intelectual, mientras que la carencia de
hierro da lugar a un deficiente rendimiento mental, motor y
social (Walter et al., 2007). La anemia, que en un 50% de los
casos puede atribuirse a la carencia de hierro, afecta de forma
negativa a la productividad laboral de los adultos y aumenta el
riesgo de mortalidad materno-infantil (OMS/UNICEF, 2004).

91
La deficiencia de zinc se asocia con retraso en el crecimiento
(OMS, 2004). Los micronutrientes tienen un papel importante
en la función inmune y se ha calculado que las deficiencias de
vitamina A y zinc son responsables de unos 600.000 y 400.000
fallecimientos, respectivamente (Black, 2008).
La reducción de las propiedades frente a futuras crisis
Los efectos de los altos precios de los alimentos no siempre
se manifiestan de inmediato, sino que pueden tener con-
secuencias catastróficas en los años siguientes. El hambre
estacional es la «génesis de la hambruna». La reducción
paulatina de las propiedades puede aumentar la vulnera-
bilidad de la familia frente a los incrementos de precios,
al contar con mecanismos de supervivencia cada vez más
limitados. Gill (1991) explica la pobreza estacional en tér-
minos de un modelo de media-varianza, y distingue entre
la estacionalidad interanual y la estacionalidad intra-anual.
La estacionalidad interanual se refiere a las variaciones de
ingresos que se producen dentro de un mismo año, mientras
que la intra-anual está relacionada con variaciones de los
ingresos entre un ciclo y el siguiente.
En la figura 4.7 se combinan la estacionalidad inte-
ranual y la intra-anual con el fin de explicar que la venta de
propiedades y el endeudamiento en mercados no oficiales
para mantener la estabilidad y la seguridad alimentaria de la
familia en un año aumentan su vulnerabilidad ante los incre-
mentos de precios del año siguiente. Unas escasas cosechas
sucesivas pueden empujar a los pequeños propietarios más
allá de una estabilidad mínima crítica (marcada con una «c»),
por debajo de la cual la familia puede llegar a dividirse y sus
miembros pasar hambre. Básicamente, aunque a una escasa
cosecha le siga otra abundante, las propiedades no se habrán
restablecido por completo y la familia seguirá siendo vulnera-
ble. Es este debilitante ciclo de sufrimiento estacional lo que

92
da lugar a la pobreza crónica y puede provocar graves crisis
alimentarias (e incluso hambrunas), como las padecidas en
Malawi (2001/2002) y en Níger (2005), que tuvieron lugar
en unos años en los que las cosechas habían sido razonables
(de hecho, Malawi registró una cosecha superior a la cosecha
promedio).

Figura 4.7
Modelo de media-varianza de Gill3
Ingresos y consumo

P1
m1
P3
m3

m2
c1

c2
P2
0
Año 1 Año 2 Año 3

Fuente: Gill 1991.

3. Explicación del modelo de Gill: (m) representa los ingresos o el consumo


de alimentos medio anual de una familia en un año determinado (1, 2 o 3); el nivel
de consumo crítico (c) indica el consumo mínimo necesario para sobrevivir como
familia o como individuo. P (o trayectoria) 1, 2 y 3 ofrecen tres escenarios: (P1)
indica la variación de los ingresos y el consumo en un año «normal»; (P2) representa
cómo las sucesivas cosechas escasas de los años 1 y 2 pueden provocar la caída de
los ingresos medios por debajo del nivel crítico medio, dando lugar a la división
de la familia o la emigración de sus miembros o, en el caso de los individuos, la
muerte; (P3) indica que aunque una escasa cosecha en el año 1 vaya seguida de
otra abundante en el año 2, los ingresos medios pueden seguir siendo bajos en el
año 3, debido a que los bienes no pueden restablecerse de inmediato, poniendo a
la familia en situación de vulnerabilidad frente a futuros incrementos de precios.

93
¿Ha aumentado la desnutrición debido a los
incrementos mundiales de precios?
Según la información disponible de Bangladesh desde la dé-
cada de 1990, cuando aumentan los precios de los alimentos
aumenta también la desnutrición infantil (Hough, 2008).
Aunque resulta difícil determinar la relación empírica que
existe entre los incrementos de precios de los alimentos y la
nutrición, sin comprender plenamente todas las variables
que se entremezclan, como son los índices de morbilidad,
la diarrea o la absorción de nutrientes, el mecanismo de la
causalidad resulta evidente. Los elevados precios mundiales de
los alimentos parecen haber obligado a las familias a adoptar
estrategias de supervivencia similares a las que utilizan cuando
aumentan los precios debido a la estacionalidad. Los resul-
tados de un estudio realizado conjuntamente por el Comité
de Evaluación de la Vulnerabilidad de Lesotho (LVAC) y el
Programa Mundial de Alimentos (PMA) en 2008 indican
que el 98% de la muestra entrevistada dijo haber destinado
una mayor proporción de sus ingresos a la alimentación
que un año antes. Según la investigación llevada a cabo
por Acción contra el Hambre en Freetown (Sierra Leona),
los residentes en la ciudad habían reducido su consumo de
alimentos básicos en un 10% de promedio en comparación
con el mismo período del año anterior. Los entrevistados
declararon asimismo haber reducido su consumo de carne
de forma notable en ese año.
En la figura 4.8 se observan las estrategias de superviven-
cia empleadas por las familias de cinco países como respuesta
al aumento de precios de los alimentos. Como sucede con
el incremento estacional de precios, las estrategias más co-
múnmente adoptadas han sido las que afectan directamente
a la calidad y la cantidad de los alimentos consumidos. La
relación entre los incrementos mundiales de precios y los
índices de desnutrición no es tan clara como la que existe

94
Figura 4.8
Mecanismos de supervivencia adoptados en cinco países como respuesta
a los aumentos de precios de los alimentos (2008)

Consumo de alimentos de menor


Yemen calidad o menos preferidos
Reducción del tamaño de las
Tayikistán raciones
Reducción del número de
Pakistán comidas
Preferencia a los niños

Lesotho
Compra de alimentos a crédito

Liberia Dependencia de la ayuda de los


amigos y la familia
0 20 40 60 80 100

Porcentaje de hogares

Fuente: LVAC 2008, PMA julio 2008, FAO 2008a, Gobierno de Tayikistán 2008 y FAO 2008.

entre los aumentos estacionales de precios y la desnutrición.


Según la investigación realizada por Acción contra el Hambre
en la República Centroafricana, los incrementos observados
en los índices de desnutrición a consecuencia del aumento de
los precios no eran significativos. En Freetown tampoco eran
tan claras las repercusiones inmediatas de los incrementos de
precios en la desnutrición. Sin embargo, aunque los datos
del estudio realizado en Etiopía no indican un aumento de
los índices de desnutrición a nivel nacional o regional, en los
distritos (donde los datos eran más coherentes y completos)
sí resultaban evidentes las tendencias notablemente crecien-
tes, en correspondencia con los incrementos mundiales de
precios de los alimentos registrados entre 2007 y 2008 (véase
la sección 4.4).
Existen diversas razones por las que los aumentos de los
índices de desnutrición no se aprecian en el estudio:

• Los datos del estudio no siempre están completos o


son comparables. Con frecuencia los estudios se reali-

95
zan en diferentes áreas, por diferentes organizaciones y
con diferentes métodos. En el estudio de caso de Etiopía la
relación entre los incrementos de precios y la desnutrición
sólo se aprecia con claridad al nivel de comunidades.
• En los estudios se mide generalmente la desnutrición
infantil. Los padres de los países en desarrollo suelen
reducir su propio consumo para asegurarse de que sus
hijos están alimentados, lo que puede dar lugar a que el
aumento de los índices de desnutrición se observe más
tarde y sea más gradual.
• En los estudios sobre desnutrición suele medirse la ema-
ciación, que no es el único tipo de desnutrición que existe.
La reducción de la calidad y cantidad de alimentos como
estrategia primaria de supervivencia puede provocar la
falta de micronutrientes, un tipo de desnutrición menos
«evidente» que puede producirse antes de que se observe
la pérdida de peso. Las deficiencias de micronutrientes
tienen efectos adversos y a largo plazo en el desarrollo
físico y mental de los niños pequeños, por lo que es po-
sible que en el futuro observemos un aumento de casos
de retraso en el crecimiento.
• Es posible que los incrementos mundiales de precios de los
alimentos no vayan seguidos de un inmediato aumento
de la desnutrición. En última instancia, los aumentos
mundiales de precios de los alimentos son sólo un único
factor, mientras que no sucede lo mismo con las fluctua-
ciones estacionales de precios. Las variaciones estaciona-
les de los índices de desnutrición pueden depender en
mayor medida de otros factores estacionales que afectan
a la absorción de nutrientes, como la prevalencia de la
diarrea, las lombrices o la malaria, que de las variaciones
de precios. El elevado consumo de energía y la constante
exposición a la lluvia y la humedad en la estación lluviosa
también afectan a la salud.

96
• Las variaciones mundiales de los precios no provocan
escasez de suministro local, como suele ser el caso en el
hambre estacional, cuando las reservas de las comunida-
des son reducidas (véase el anexo 4).
• Es importante señalar que la crisis mundial de precios
puede parecer más el lento inicio de una catástrofe que
un pico estacional; esto significa que las personas podrán
tener más tiempo para adaptarse a ella, y que no se ob-
servarán aumentos en los índices de desnutrición hasta
pasados varios meses o años.

Estudio de caso número 2: precios más altos,


empeoramiento de las relaciones de intercambio
y mayores índices de desnutrición en Etiopía

Resumen

Los resultados del estudio realizado en Etiopía indican que


los elevados precios de los alimentos han provocado un
significativo empeoramiento de la relación de intercambio
entre las fuentes de ingresos y los alimentos básicos, con la
excepción del kocho. Las repercusiones de las subidas de
precios habrán dependido en gran medida de la capacidad
y buena voluntad de las familias para adaptar sus dietas y
sus fuentes de ingresos a la nueva situación: en la región de
las Naciones, Nacionalidades y Pueblos del Sur las familias
que dependen del café y cuyo alimento básico es el kocho
se habrán visto menos afectadas.
El empeoramiento de la relación de intercambio de ga-
nado por alimentos puede exacerbar la ya perjudicial prác-
tica consistente en vender las propiedades para comprar
alimentos, pues las familias se ven obligadas a vender más
o mejores bienes para mantener su consumo de alimentos.

97
Según los datos del estudio, los índices de desnutrición
y de mortalidad de niños menores de cinco años han au-
mentado en esta misma región, lo que se corresponde con
unos precios más elevados de los alimentos. En el plano
nacional no se observó ninguna variación en los índices de
desnutrición, lo que indica que la información nacional es
demasiado imprecisa como para utilizarla en el diseño de
políticas, por lo que es necesario hacer un seguimiento de
los datos desde el ámbito local.

Acción contra el Hambre analizó las repercusiones de los


incrementos de precios en dos regiones de Etiopía, la región
de las Naciones, Nacionalidades y Pueblos del Sur (SNNPR)
y la región de Somali (SRS), ambas con unos medios de vida
muy diferentes (véase la figura 4.9). La primera se carac-
teriza por sus comunidades agrícolas productoras de enset
(con el que se elabora el kocho) y maíz para el consumo de
subsistencia y café como cultivo comercial. En contraste, la
región de Somali, afectada por los conflictos, es una zona
de pastores y agro-pastores donde la población depende del
sorgo y del maíz como alimentos básicos. Ambas regiones
sufrieron la sequía de 2008 y los efectos de ésta se sumaron
a los provocados por los incrementos mundiales de precios
de los alimentos, que afectaron en gran medida al mercado
nacional.
La seguridad alimentaria y la desnutrición en la región
de las Naciones, Nacionalidades y Pueblos del Sur
El kocho, el maíz, la col y las legumbres son los cuatro ali-
mentos básicos más importantes para las poblaciones de
esta región. Aunque los precios del kocho se mantuvieron
relativamente estables, en los dos años previos al dramático
aumento de precios de principios de 2008, el precio del

98
maíz aumentó en más de un 75%, el de la col por encima
del 66% y el incremento de las alubias superó el 20% (véase
la figura 4.10).

Figura 4.9
Mapa de Etiopía en el que se señalan las regiones de las Naciones,
Nacionalidades y Pueblos del Sur (SNNPR) y la región de Somali (SRS)

Fuente: Young Lives 2008.

Figura 4.10
Evolución de los precios de los alimentos básicos en la región de las Naciones,
Nacionalidades y Pueblos del Sur (septiembre 2005 a abril 2008)

500
450
4000
Kocho (Enset)
350
ETB/Quintal

300 Maíz
250
200 Alubias
150
Col
100
50
0
Sep-05

Nov-05

Ene-06

Mar-06

May-06

Jul-06

Sep-06

Nov-06

Ene-07

Mar-07

May-07

Jul-07

Sep-07

Nov-07

Ene-08

Mar-08

Fuente: departamento de marketing de la zona de Sidama, Awassa.

99
LA SEQUÍA, LOS CULTIVOS COMERCIALES Y LOS ELEVADOS
PRECIOS DEL PETRÓLEO
Aunque la sequía que azotó a Etiopía fue probablemente el
factor que afectó en mayor medida a los precios locales de los
alimentos, los elevados precios del mercado internacional y el
creciente coste del petróleo también tuvieron unas repercu-
siones significativas. Las producciones de col y de alubias se
vieron muy mermadas, lo que provocó una enorme escasez
de suministro y un brusco incremento de precios después
de diciembre de 2007. Desde el año 2005 el precio que se
pagaba al productor de café crudo había aumentado en más
del 75% y el del café tostado en torno a un 31%, lo que dio
lugar a que las inversiones y las tierras de cultivo se dedicaran
a la producción de café en lugar de a la producción de ali-
mentos de primera necesidad. Los precios al alza del petróleo
aumentaron los costes de los insumos agrícolas, provocando
un incremento aún mayor de los precios.
UNOS INGRESOS MÁS ALTOS PUEDEN SER UNA AYUDA
Los aumentos de precios se habían paliado en parte gracias a
unos salarios más altos y a que los ingresos procedentes de las
ventas en el sector agrícola eran más elevados. En general, la
remuneración de diversas fuentes de ingresos en la región ha
mejorado desde 2005. Como se ha mencionado anteriormen-
te, los precios que se pagaban a los productores de café crudo
(el principal cultivo comercial de la zona) y de café tostado
habían aumentado de manera sustancial. A los campesinos
también se les pagaba un 34% más por sus bueyes y un 14%
más por sus ovejas en abril de 2008 en comparación con la
cantidad que recibían tres años antes. El salario diario por
el trabajo agrícola también había aumentado un 38%. Sin
embargo, aunque los ingresos hayan sido más elevados pro-
bablemente no habrán compensado totalmente los recientes
aumentos de precios.

100
EMPEORAMIENTO DE LAS RELACIONES DE INTERCAMBIO
En las figuras 4.11 a, b, c y d observamos las variaciones de
las relaciones de intercambio del café crudo frente al kocho,
del café crudo en comparación con el maíz, de los bueyes
frente al maíz y del trabajo comparado con el maíz. Aunque
los precios de los alimentos básicos habían aumentado pro-
gresivamente en la región durante los tres años anteriores
a 2008, las relaciones de intercambio aún mostraban una
tendencia favorable de las fuentes de ingresos frente a los
precios de los alimentos de primera necesidad. Los precios
del café aumentaron casi al doble entre 2006 y 2008, provo-
cando una significativa mejora de su relación de intercambio
frente al kocho. Debido a la relativa estabilidad de los precios
del kocho, también mejoraron las relaciones de intercambio
frente a numerosas fuentes de ingresos.

Figura 4.11
Evolución de las relaciones de intercambio en la región de las Naciones,
Nacionalidades y Pueblos del Sur
a: café frente a kocho b: café frente a maíz
2005 2006 2007 2008 2009 2005 2006 2007 2008 2009
400 2,50 400 1,60 Relación de intercambio
Relación de intercambio

1,40
300 2,00 300 1,20
1,50 1,00
Precio
Precio

200 200 0,80


1,00 0,60
100 0,50 100 0,40
0,20
0 0 0 0,00
2006 2007 2008 2006 2007 2008
Café crudo Kocho Café crudo Maíz
Café crudo / Kocho Relación de Café crudo / Maíz Relación de
intercambio café intercambio café
crudo / kocho crudo / maíz
c: venta de bueyes frente a maíz d: salario diario frente a maíz
2005 2006 2007 2008 2009 2005 2006 2007 2008 2009
2.500 12 12 7
Relación de intercambio

Relación de intercambio

2.000 10 10 6
8 8 5
Precio

1.500 4
Precio

6 6
1.000 3
4 4 2
500 2 2 1
0 0 0 0
2006 2007 2008 2006 2007 2008
Venta de ganado (bueyes) Maíz Salario diario Maíz (kg.)
Venta de ganado (bueyes) / Relación de Salario diario / Maíz Relación de
maíz intercambio intercambio salario
bueyes / maíz diario / maíz

Fuente: ACF 2008c.

101
Sin embargo, en el caso del maíz no se observaron unas
tendencias similares. A partir de 2007 los incrementos de
los precios del café crudo, de los bueyes y del salario pagado
por el trabajo agrícola como fuentes de ingresos quedaron
minimizados debido el disparado coste del maíz. Con una
determinada cantidad de café crudo se podía comprar un 3%
menos de maíz que en 2007; los ingresos procedentes de la
venta de esa misma cantidad de café crudo sólo cubrían un
77% del coste de los bueyes y un 76% del salario de un día
de trabajo en comparación con 2007. El grado de repercu-
sión en el bienestar de las familias dependerá, por tanto, de
su fuente de ingresos más importante, de su alimento básico
principal y de su capacidad o voluntad para cambiar el con-
sumo de maíz por el de kocho. Los cultivadores de café y las
poblaciones que dependen del kocho como alimento básico
tienen más probabilidades de haberse visto menos afectados
por los aumentos de precio de los alimentos que los grupos
que dependen de la venta de su ganado o de su trabajo, así
como aquellos cuya dieta está compuesta fundamentalmente
por el maíz o el arroz.
AUMENTO DE LA DESNUTRICIÓN A MEDIDA QUE EMPEORA
LA DIETA
Los incrementos de precios provocaron el deterioro generalizado
de la calidad de la dieta. Al principio el consumo de alimentos
ricos en micronutrientes de alta calidad se redujo mientras que
el consumo de alimentos básicos se mantuvo más o menos es-
table. En el caso de Etiopía es probable que las familias hayan
cambiado su alimento básico, sustituyendo cereales más caros,
como el maíz, por otros alimentos más económicos y de menor
calidad, como el kocho, que contiene menos vitamina A y tiene
una menor densidad proteica (Abebe, 2006).
Con el fin de determinar si estos cambios provocaron un
incremento de los índices de desnutrición en el país en general,

102
representamos en la figura 4.12 los resultados de los estudios
realizados en los cinco años anteriores. Esta representación
de los datos a nivel nacional no muestra incrementos de los
índices de desnutrición. Sin embargo, la información corres-
pondiente a tres distritos de la región muestra que los índices
de desnutrición y mortalidad de niños menores de cinco años
crecieron entre finales de 2007 y principios de 2008 (véase la
figura 4.13), coincidiendo con el aumento de precios nacional
y mundial. Aunque los datos fueron escogidos en razón de su
regularidad y grado de exactitud,4 no podemos concluir que
estos incrementos fueran ocasionados fundamentalmente por
los altos precios de los alimentos. Aún así, estos gráficos no de-
ben descartarse por el escaso número de observaciones que las

Figura 4.12
Malnutrición aguda global en Etiopía

35

30

25
MAG (%)

20

15

10

0
Ene-03

Jun-03

Ene-04

Jun-04

Ene-05

Jun-05

Ene-06

Jun-06

Ene-07

Jun-07

Ene-08

Jun-08

Fuente: Biblioteca de estudios de ENCU.

4. Los distritos seleccionados representaban el conjunto más completo de


estudios realizados en la región de las Naciones, Nacionalidades y Pueblos del Sur.
Debemos indicar que estos estudios fueron realizados por diferentes organizaciones
no gubernamentales y que algunas de las variaciones pueden deberse a cambios
estacionales.

103
componen sino, por el contrario, dar lugar a nuevas preguntas
sobre las consecuencias que los elevados e inestables precios
mundiales de los alimentos tienen en el estado nutricional y
cómo podemos identificarlas. La información nacional, tal y
como la utilizan la FAO y el Programa Mundial de Alimentos,
pueden no ofrecer una imagen adecuada de la realidad a la que
se enfrentan las personas más afectadas.

Figura 4.13
Índices de desnutrición aguda total y mortalidad de niños
menores de cinco años en tres distritos de la región
de las Naciones, Nacionalidades y Pueblos del Sur

25 Damot Weyde/Wolayita

Offa/Wolayita
20
Boricha/Sidama
15
MAG (%)

10

0
Ago-03

Feb-04

Ago-04

Feb-05

Ago-05

Feb-06

Ago-06

Feb-07

Ago-07

Feb-08

2,5 Damot Weyde/Wolayita


Índice de mortalidad de niños

Offa/Wolayita
(mortalidad / 10.000/día)

2,0
menores de 5 años

Boricha/Sidama
1,5

1,0

0,5

0
Ago-03

Feb-04

Ago-04

Feb-05

Ago-05

Feb-06

Ago-06

Feb-07

Ago-07

Feb-08

Fuente: biblioteca de estudios de ENCU.

104
Señales de aviso desde el estado regional de Somali
No disponíamos de información suficiente que mostrara las
tendencias específicas de la región de Somali en cuanto a des-
nutrición y mortalidad de niños menores de cinco años, pero
los informes sobre seguridad alimentaria eran alarmantes.
La población de la región está formada fundamentalmente
por pastores y agro-pastores que obtienen sus ingresos de
la venta de su ganado así como del comercio de artículos
menores, habitualmente la leña. Los principales alimentos
básicos que se consumen en la región, el sorgo y el maíz, se
producen localmente; a éstos les siguen el maíz de importa-
ción, el azúcar y la pasta. Como sucede en la región de las
Naciones, Nacionalidades y Pueblos del Sur, los precios de
los alimentos de primera necesidad aumentaron de forma
significativa a lo largo de los últimos años, por lo que las re-
laciones de intercambio de las principales fuentes de ingresos
de los habitantes de la región de Somali están empeorando
notablemente frente al valor de los alimentos básicos.
Los elevados precios internacionales de los cereales y los
exagerados precios del petróleo en la región parecen haber
influido en el aumento de los precios locales. Sin embargo,
la sequía, los conflictos y la restricción del comercio trans-
fronterizo con Somalia en 2007 siguen siendo los factores
que más afectan a los incrementos de precios de los alimentos
de producción local.
En la figura 4.14 se observa que con el dinero obtenido
por la venta de un camello adulto vivo en marzo de 2008
se podía comprar una cantidad significativamente menor
de productos locales que un año antes. Sin embargo, estas
diferencias son apenas inexistentes cuando se compara el
valor del camello frente a los alimentos importados, el arroz,
el azúcar y la pasta. Las relaciones de intercambio referidas
a una oveja también muestran un patrón similar, mientras
que el valor de venta de una cabra era menor incluso frente

105
a los alimentos importados. Las relaciones de intercambio
del ganado suelen mostrar una clara estacionalidad en la re-
gión de Somali: empeoran pasado el mes de abril y vuelven
a mejorar en noviembre, pero en 2007 no se recuperaron de
su punto bajo estacional (de agosto a octubre) debido a la
combinación de los aumentos de precios de los alimentos y
las escasas precipitaciones.
El empeoramiento de las relaciones de intercambio está
exacerbando la ya perjudicial práctica que consiste en ven-
der las propiedades para comprar alimentos. Durante las
entrevistas semi-estructuradas realizadas a pastores, éstos
dijeron estar vendiendo más bienes o bienes de mayor valor
para garantizarse unos ingresos que les permitieran comprar
alimentos en cantidad suficiente. Con la venta de su mejor
oveja antes podrían haber comprado 25 kg de azúcar y 25
kg de cereales: hoy en día se ven obligados a elegir entre uno
de los dos productos.

Figura 4.14
Relación de intercambio de un camello adulto vivo
frente a diversos alimentos básicos

3.000
Camello frente
a sorgo local
Relación de intercambio

2.500 (1 kg)
Camello frente
2.000 a maíz local
(1 kg)
1.500 Camello frente
a arroz importado
1.000 (1 kg)
Camello frente
500 a azúcar
(1 kg)
Camello frente
0
a pasta
Nov-06
Dic-06
Ene-07
Feb-07
Mar-07
Abr-07
May-07
Jun-07
Jul-07
Ago-07
Sep-07
Oct-07
Nov-07
Dic-07
Ene-08
Feb-08
Mar-08

(1 paquete)

Fuente: ACF 2008d.

106
Además de sacar a la luz la significativa merma de
propiedades de los pastores de la región de las Naciones,
Nacionalidades y Pueblos del Sur en 2008, Acción contra el
Hambre observó que las personas más ricas ofrecían créditos
no oficiales, a unos tipos de interés superiores al 100%, que
las familias más pobres empleaban en educación y sanidad,
así como en cubrir los costes adicionales de los alimentos.
Los resultados de una evaluación de la seguridad alimenta-
ria en Achem (Nepal), llevada a cabo por Acción contra el
Hambre en 2008, fueron similares. En esta región se discri-
minaba a las castas más bajas y con frecuencia les resultaba
difícil devolver los préstamos, por lo que les cargaban tipos
de interés más altos que a las castas superiores. La deuda es
un aspecto importante de la vulnerabilidad, que sigue sien-
do difícil de medir y controlar, por lo que debe hacerse un
mayor esfuerzo por incluirla en las futuras evaluaciones de
seguridad alimentaria.

* * *

La combinación de unos altos precios de los alimentos con


el paternalismo y la desnutrición se ha convertido en uno de
los pilares de discusión de la estacionalidad y actualmente
adquiere relevancia en el contexto de los elevados precios
mundiales de los alimentos. Los hechos observados en Etio-
pía demuestran que los incrementos y la inestabilidad de los
precios de los alimentos han tenido consecuencias adversas
en las relaciones de intercambio tanto en las zonas agrícolas
como de pastoreo. Los datos de la investigación realizada en
la región de las Naciones, Nacionalidades y Pueblos del Sur
indican que los índices de desnutrición también aumenta-
ron durante este período. Aquí no es posible establecer una
relación concreta, pero aumentan las pruebas que indican
que los elevados precios de los alimentos, tanto nacionales

107
como mundiales, pueden tener un peso importante en la
desnutrición aguda.
Este año, hogares de todo el mundo dedican una mayor
parte de sus ingresos a la alimentación, y se ven obligadas a
reducir el consumo de alimentos básicos y a reducir la diver-
sidad de la dieta, como respuesta a los aumentos de precios
de los alimentos. Las estrategias de supervivencia pueden
comenzar a agotarse, por lo que la vulnerabilidad en la próxi-
ma estación del hambre será mayor al consumirse con más
rapidez los bienes y las reservas. El modelo de media-varianza
de Gill indica que esta es una situación precaria y los hechos
observados en Níger y Malawi indican que la reducción de
las reservas y la mayor vulnerabilidad a los incrementos de
precios pueden provocar una grave inseguridad alimentaria
y una hambruna generalizadas. La comunidad internacional
debe estar preparada para reaccionar en caso de que emerja
una crisis de desnutrición.

108
V. RESPUESTA MUNDIAL
A LOS AUMENTOS DE PRECIOS
DE LOS ALIMENTOS: ¿QUÉ SE ESTÁ
HACIENDO?

La figura 5.1 representa los momentos en que las diferentes


partes implicadas han reaccionado ante la escalada de precios
de los alimentos: las zonas sombreadas indican los períodos
de mayor actividad. Aunque cada una de las partes actuó en
momentos diferentes dependiendo del país y el contexto, en
la mayoría de las zonas se siguió esta progresión. La socie-
dad civil1 fue la primera en reaccionar, a veces con violentas
protestas que atrajeron gran atención de los medios y que

1. En este informe se define a la sociedad civil en un sentido amplio como el


colectivo de actores civiles, entre los que se encuentran no sólo los sindicatos, las
organizaciones de agricultores y las organizaciones comunitarias, sino también el
público en general en el caso de las protestas organizadas (violentas o pacíficas).

109
obligaron a los gobiernos nacionales a tomar medidas preci-
pitadas: éstos en algunos casos impusieron restricciones a la
exportación poco planificadas (véase el anexo 6). La creciente
atención de los medios, las amenazas a la seguridad política y
económica en algunos países (especialmente Haití) y la pre-
sión a la que se veían sometidos los presupuestos dedicados
a la ayuda alimentaria provocaron finalmente la respuesta
de los organismos internacionales (el Programa Mundial de
Alimentos y el Banco Mundial fueron de los primeros en
reaccionar) y, más tarde, de los donantes. Una primera pre-
ocupación de Acción contra el Hambre, que veremos en más
detalle en la sección 6, es que la respuesta de los donantes
estuviera condicionada por las presiones políticas, en lugar

Figura 5.1
Calendario de las respuestas generales a los incrementos de precios
de los alimentos

Atención de los medios


Precio indexado

Actuación civil colectiva

Intervención gubernamental

Debate de política global

Financiación de
los donantes

2007 2008

Índice de precios de la FAO

Petróleo crudo (precio normal)

Trigo (índice calculado sobre el precio del Golfo de Estados Unidos; precio de partida enero 2007)

Arroz (índice de la FAO)

Maíz (índice calculado sobre el precio del Golfo de Estados Unidos; precio de partida enero 2007)

Fuente: FAO 2008b; EIA 2008.

110
de estar diseñada de acuerdo con la información que llegaba
desde los observadores del Sur. Un año después, poco se ha
avanzado en la dirección de encontrar una solución efectiva
al problema del hambre. En esta sección ofrecemos una des-
cripción general de las respuestas a los aumentos de precios
de los alimentos tanto a nivel mundial como nacional, así
como nuestro análisis y valoración apoyados por un estudio
de caso sobre las intervenciones en Monrovia (Liberia).

La respuesta internacional
Como en anteriores crisis de hambre, la respuesta interna-
cional ha sido reactiva y tardía y ha estado condicionada por
la atención mediática. Las actuaciones se han producido
fundamentalmente de dos formas: por un lado, mediante
el intento de coordinar la ayuda y las políticas mundiales,
concretamente a través del Marco Amplio para la Acción y la
Alianza Global en Agricultura y Seguridad Alimentaria y, por
otro lado, mediante intervenciones de las Naciones Unidas y
los organismos financieros internacionales. Las organizaciones
no gubernamentales también han desempeñado un papel, pero
su capacidad de reacción se ha visto limitada por la falta de
financiación adecuada, problema menor para las agencias de las
Naciones Unidas y los organismos financieros internacionales.
Por esa razón, este informe se centra en el análisis y la valoración
de las actuaciones de los organismos internacionales.
Equipo de Tareas de Alto Nivel y el Marco Amplio
para la Acción
En abril de 2008 el Comité Ejecutivo de las Naciones Unidas
creó el Equipo de Tareas de Alto Nivel sobre la crisis alimentaria
mundial, formado por los directores ejecutivos de las agencias
especializadas, fondos y programas de las Naciones Unidas, las
instituciones de Bretton Woods y la Organización Mundial

111
del Comercio, con el objetivo de diseñar una estrategia común
que diera respuesta a la crisis alimentaria mundial de forma
coherente y coordinada. El borrador del Marco Amplio para
la Acción fue presentado los días 3 a 5 de junio de 2008 en la
Conferencia de Alto Nivel sobre Seguridad Alimentaria Mun-
dial ante una audiencia que representaba a 181 países, entre
los que se encontraban 42 jefes de estado y de gobierno, 100
ministros de alto nivel y 60 organizaciones no gubernamen-
tales y de la sociedad civil. El definitivo Marco Amplio para
la Acción es un «instrumento para definir la posición común
de los miembros del Equipo de Tareas de Alto Nivel sobre las
acciones propuestas para: 1) responder a las actuales amenazas
y oportunidades derivadas del incremento de los precios de los
alimentos; 2) introducir cambios en las políticas para evitar que
se produzcan en el futuro crisis alimentarias y 3) contribuir a la
seguridad alimentaria y nutricional a escala nacional, regional
y mundial» (Equipo de Tareas de Alto Nivel 2008: vii).
La fortaleza del Marco Amplio para la Acción reside
en su carácter multidisciplinario, su enfoque centrado en
los resultados y su voluntad de incluir a todas las partes. El
Marco supone la realización de un importante esfuerzo des-
tinado a proporcionar una respuesta integral a los elevados
e inestables precios mundiales de los alimentos, en el que se
unen debates y experiencias recientes en los campos de la
economía, la sanidad, la seguridad alimentaria, la nutrición, la
gobernanza, la agricultura, el cambio climático y el desarrollo
sostenible, entre otros. Es fundamental poner el énfasis en
encontrar soluciones tanto a largo plazo como a las necesi-
dades inmediatas, así como incrementar el apoyo al derecho
a la alimentación, la centralización de la investigación y el
desarrollo tecnológicos y la mejora de los sistemas mundiales
y nacionales de control de la seguridad alimentaria.

2. Véase la p. 21 del documento y anexo 7 en p. 199.

112
Aunque el Marco supone un importante avance en un
intento por coordinar estrategias a tenor de lo establecido en
la Declaración de París de 2005 sobre la Eficacia de la Ayuda al
Desarrollo, tiende un puente para unir la tradicional división
entre ayuda y desarrollo, y vuelve a traer al hambre al primer
plano del discurso sobre el desarrollo, sus directrices están lejos
de ser novedosas al proponer la revisión o la ampliación de
las operaciones existentes. Esto no supone en sí mismo una
crítica al Marco, siempre que la ampliación de los programas
ya existentes esté justificada por los satisfactorios resultados de
éstos. Sin embargo, el Marco no establece prioridades y carece
de liderazgo claro, de financiación garantizada y del estable-
cimiento de unos procesos de control, al mismo tiempo que
limita la participación y la «soberanía» nacionales.
PRIORIDADES
El Marco Amplio para la Acción fija cuatro prioridades
inmediatas: dar respuesta a las necesidades de ayuda ali-
mentaria y de mayor protección social; distribuir recursos
y otras ayudas agrícolas; influir en las políticas a corto y
largo plazo; y responder a las demandas de apoyo. Pocas
novedades encontramos en esta declaración, en la que las
intervenciones propuestas para combatir el hambre a corto
plazo se centran fundamentalmente en la ayuda alimentaria.
El hecho de abogar por una rápida organización del sistema
de ayuda alimentaria pasa por alto otros tratamientos más
eficaces de la desnutrición, así como la necesidad de disponer
de recursos listos para su utilización antes de la llegada de la
estación del hambre.
LIDERAZGO
El Marco Amplio para la Acción demanda liderazgo a todos
los niveles e incide especialmente en el liderazgo nacional. Se
pide a los gobiernos del Sur que ataquen el problema de la

113
inseguridad alimentaria y la desnutrición con el apoyo de una
asociación coordinada entre un amplio grupo de partes impli-
cadas, entre las que se incluyen organizaciones multilaterales,
organizaciones no gubernamentales nacionales e internacio-
nales y organizaciones comunitarias. En esta recomendación
no existe un claro liderazgo a escala mundial y podría decirse
que el Programa Mundial de Alimentos y la FAO detentan
el mayor control a costa de los gobiernos nacionales. Sin un
liderazgo claro, parece poco probable que se pueda llegar a
ofrecer una respuesta coordinada y directa.

FINANCIACIÓN
El Equipo de Tareas de Alto Nivel estima que será necesario
contar con entre 25.000 y 40.000 millones de dólares anuales
para abordar todos los aspectos de la inseguridad alimentaria
a escala mundial: un tercio de esa cantidad se dedicaría a la
ayuda inmediata y el resto se invertiría en garantizar la recu-
peración a largo plazo; la mitad se destinaría a la agricultura
y la otra mitad a la protección social. Esta estimación parece
extremadamente conservadora. En un informe anterior,
Acción contra el Hambre calculaba entre 37.000 y 70.000
millones de dólares la cantidad necesaria para combatir el
hambre estacional en todo el mundo (como se explica en la
sección 6), cifra en la que no se incluyen las intervenciones
agrícolas. La financiación sigue siendo una limitación im-
portante para todas las iniciativas destinadas a combatir la
desnutrición y la inseguridad alimentaria.

PROCESOS DE CONTROL
El Marco Amplio para la Acción guarda silencio en cuanto
a la forma de controlar la respuesta y aboga por un sistema
de control interno utilizando los numerosos sistemas ya en
funcionamiento para hacer un seguimiento de la desnutrición
y la seguridad alimentaria. A este respecto se plantean tres

114
cuestiones (la primera y la segunda se verán más detallada-
mente en la sección 6):

1. Necesidad de indicadores adecuados. Cuestiones como


la mejora de la producción agrícola, el acceso a los mer-
cados, la liberalización del comercio y el acceso a los
alimentos son todas vitales para resolver la crisis mundial
de seguridad alimentaria, pero si el Marco va a centrar
sus actuaciones en los grupos vulnerables, la nutrición
deberá ser el principal indicador del éxito o el fracaso de
la política.
2. Necesidad de mejorar y conectar los procedimientos de
control existentes con los procesos de toma de decisiones.
3. Necesidad de un sistema de control externo que garantice
el cumplimiento de los compromisos por las partes impli-
cadas. La Alianza contra el Hambre y otros organismos
contemplan un importante papel de las organizaciones no
gubernamentales como vínculo de unión entre el marco
global y su aplicación en el ámbito local.

Un control eficaz no será garantía del cumplimiento ni


del éxito de las intervenciones, pero es esencial si queremos
progresar realmente en el alivio de esta forma de pobreza.
Se requieren compromisos concretos, y la falta de voluntad
política sigue siendo el mayor impedimento para la erradi-
cación del hambre.
PARTICIPACIÓN Y SOBERANÍA
En primer lugar, deben agradecerse al Equipo de Tareas de
Alto Nivel sus esfuerzos por hacer del Marco Amplio para la
Acción un proceso de amplio alcance. Sin embargo, el Marco
sólo tendrá éxito si garantiza la creación de una plataforma
que incluya la responsabilidad, la «soberanía» y la partici-
pación en todos los niveles de planificación, aplicación y

115
control. Hasta la fecha, el debate político en torno al Marco
Amplio para la Acción ha sido marcadamente lateral, dictado
por las agencias de las Naciones Unidas y los organismos
financieros internacionales, sin la participación significativa
de los países afectados. De hecho, muchos gobiernos aún
tienen que dar su respaldo al Marco. Uno de sus puntos
fundamentales es impulsar un mayor apoyo a los pequeños
agricultores, aunque su voz no se escucha en los procesos de
deliberación. La cuestión que se plantea es si la comunidad
internacional respaldará y reconocerá el obligado cumpli-
miento del derecho a la alimentación.

El Marco Amplio para la Acción tiene el objetivo de ser


un catalizador de la acción, proporcionando a los gobier-
nos, los organismos y las organizaciones internacionales y
regionales y a los grupos de la sociedad civil una amplia
variedad de políticas y actuaciones entre las que elegir las
respuestas más adecuadas. (Equipo de Trabajo de Alto
Nivel, 2008: vii)

Acción contra el Hambre mantiene una postura escéptica


y al mismo tiempo abierta. El Marco supone una aproxima-
ción integral y de alta calidad para hacer frente a los elevados
e inestables precios mundiales de los alimentos y describe lo
que se debe hacer para abordar las necesidades a corto y largo
plazo. Sin embargo, la existencia de numerosas ambigüeda-
des en el texto del documento y la falta de claro liderazgo y
apoyo amenazan con desperdiciar la oportunidad de hacer
frente de manera efectiva a la desnutrición y la inseguridad
alimentaria, en un entorno en el que el apoyo político decae
a medida que la crisis financiera continúa afectando a las
economías de los países donantes. El hambre debe seguir
formando parte de las estrategias y es una cuestión a la que
se debe dar prioridad.

116
La Alianza Global en Agricultura y Seguridad Alimentaria
Inicialmente propuesta por Francia y el Reino Unido en la
Cumbre de Roma celebrada en junio de 2008 y respaldada
por el G8 un mes después, la Alianza Global en Agricultura
y Seguridad Alimentaria sigue siendo un concepto: una aso-
ciación que reúna a los gobiernos de los países en desarrollo, a
los organismos multilaterales, las universidades, los institutos
de investigación, las organizaciones no gubernamentales, de
agricultores y de la sociedad civil, las fundaciones privadas,
el sector privado y otras instituciones para promover una
respuesta unificada a la crisis de seguridad alimentaria mun-
dial (FAO/CFS, 2008). Se conocerán más detalles, esperamos,
sobre la forma que adoptará la Alianza tras la reunión de alto
nivel sobre «Seguridad Alimentaria para Todos» que tendrá
lugar en Madrid a finales de enero (a la que se hace referencia
como la Reunión de Madrid). En su estado actual, la Alianza
supone una nueva estructura para combatir el hambre y la
inseguridad alimentaria, cuya primera misión será garantizar
que la seguridad alimentaria en todo el mundo sigue siendo
una prioridad política mundial. Las funciones que se espera
tenga la Alianza son las siguientes:

• favorecer la coordinación eficaz de los diferentes actores;


• abordar una emergente política mundial;
• reformar las instituciones políticas en la medida en que
sea necesario;
• garantizar que los países en desarrollo apoyen plenamente
las estrategias y las intervenciones.

La ambigüedad en torno a los potenciales objetivos, estruc-


tura y métodos de la Alianza dificulta la emisión de una valora-
ción sobre el posible impacto de la institución. En este sentido
Acción contra el Hambre se plantea, sobre todo, preguntas:
¿En qué ámbito se centrará la Alianza? ¿Será un instrumento

117
nacional o mundial para hacer frente a la inseguridad alimen-
taria y la desnutrición? ¿Quién la va a liderar? ¿Qué relación
habrá entre la Alianza y el Marco Amplio para la Acción? Más
concretamente, ¿aquella respaldará a éste? ¿Cuánto tiempo
durará la Alianza? ¿Conseguirá resultados reales?
Acción contra el Hambre, Save the Children, Concern,
Care International y Tearfund (2008) articularon, en una
declaración conjunta, cuatro elementos fundamentales ne-
cesarios para constituir la Alianza Global en Agricultura y
Seguridad Alimentaria:

1. La Alianza debe dar prioridad a la desnutrición junto con


la seguridad alimentaria y la agricultura, como se esta-
blece en el Marco Amplio para la Acción, especificando
objetivos concretos relacionados con la nutrición. Si bien
la seguridad alimentaria y la desnutrición están estrecha-
mente unidas, la garantía de acceso a alimentos de calidad
adecuada no evitará la desnutrición y, concretamente, las
deficiencias de micronutrientes.
2. Los donantes deben comprometerse a aportar los fondos
adicionales necesarios que permitan el pleno y eficaz fun-
cionamiento de la Alianza. Hasta ahora, la dotación de
fondos ha sido relativamente menor que la estimación
facilitada por el Marco Amplio para la Acción e inferior
a los cálculos elaborados por Acción contra el Hambre.
3. La Alianza debe guiarse por la Declaración de París sobre
la eficacia de la ayuda al desarrollo y hacer todo lo posible
por conseguir la responsabilidad mutua entre los donantes
y sus socios. Es fundamental que las decisiones que tome
el nuevo organismo estén orientadas hacia las necesidades
y no controladas por los donantes.
4. Debe oírse la voz de la sociedad civil dentro de la Alianza.
Las actuales propuestas no reconocen el papel fundamen-
tal que la sociedad civil (tanto a escala mundial como

118
nacional) puede desempeñar para dar voz a los que pasan
necesidades y aumentar su independencia de los donantes
y los gobiernos. En última instancia, la legitimidad de la
Alianza Global en Agricultura y Seguridad Alimentaria
dependerá de la inclusión significativa de los diferentes
actores que forman parte de la sociedad civil.

El Comité de Desarrollo Internacional (2008: 38) cita


las palabras de Lawrence Haddad, director del Instituto
de Estudios para el Desarrollo de la Universidad de Sus-
sex (Reino Unido): «Aunque con excepciones, muy pocas
iniciativas verdaderamente conjuntas logran trascender las
luchas institucionales por acaparar los recursos y la atención
mediática». Acción contra el Hambre apoya la consecución
de una mayor coordinación de la ayuda, y al mismo tiempo
declara que existe una necesidad real de un liderazgo fuerte
y singular y un apoyo político comprometido y sostenido
para luchar contra la inseguridad alimentaria y el hambre.
Esto aplica tanto al Marco Amplio para la Acción como a
la Alianza Global en Agricultura y Seguridad Alimentaria.
La Reunión de Madrid aportará alguna luz en este sentido,
pero resulta difícil imaginar cómo otra «asociación» global
será capaz de cubrir las necesidades con resultados deseados
en un plazo de tiempo razonable.
Las Naciones Unidas
Cuatro agencias dentro de la vasta red de las Naciones Unidas
guardan relación con este debate. El Programa Mundial de
Alimentos (PMA) fue el primero en reaccionar a los incrementos
de precios de los alimentos. La Organización de las Naciones
Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Fondo
Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA) obtuvieron
cada vez más reconocimiento como partícipes importantes
en la seguridad alimentaria mundial del futuro. Por último,

119
el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF )
ha demostrado a lo largo de los años su liderazgo en el trata-
miento de la desnutrición infantil, un grupo vulnerable que
no es contemplado por la ayuda alimentaria general.
PROGRAMA MUNDIAL DE ALIMENTOS
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha liderado la
campaña contra los aumentos de precios de los alimentos.
Sus operaciones están muy centradas en la ayuda alimentaria,
pero también cuenta con proyectos dirigidos a la desnutrición
y la seguridad alimentaria a más largo plazo. Acción contra el
Hambre se une al Comité Internacional de Desarrollo (2008)
al expresar su agradecimiento al PMA por su rápida y positiva
reacción ante el acusado aumento de precios de los alimentos de
finales de 2007 y principios de 2008. De todos los organismos
de las Naciones Unidas, el Programa Mundial de Alimentos es
el que ha ofrecido una respuesta más rápida y eficaz.
Tras una satisfactoria campaña para conseguir 755
millones de dólares en fondos adicionales, necesarios para
compensar la reducción de poder adquisitivo de la organi-
zación debido a los incrementos de precios de los alimentos
y del petróleo a principios de 2008, el presupuesto total del
Programa Mundial de Alimentos ascendía a 6.000 millones
de dólares, el más elevado de todos los grupos de ayuda hu-
manitaria. Una donación extraordinaria de 500 millones de
dólares por parte de Arabia Saudita proporcionó un superávit
de 214 millones de dólares que fue asignado específicamente
a abordar la crisis alimentaria. En la tabla 5.1 se resume el
detalle de la asignación por países de 104 millones del total
de 214 millones de dólares dirigidos a las poblaciones más
afectadas por los incrementos de precios de los alimentos. En
la figura 5.2 observamos el éxito de la estrategia de recauda-
ción de fondos del PMA, así como la continua convergencia
entre las necesidades y los fondos movilizados.

120
TABLA 5.1
GASTO TOTAL Y PER CAPITA DE PARTE DEL PAQUETE
DE 214 MILLONES DE DÓLARES DESTINADO A PALIAR
LOS EFECTOS DE LOS INCREMENTOS DE PRECIOS
DE LOS ALIMENTOS EN LOS PAÍSES OBJETIVO (2008)

País Per capita (en dólares) Asignación total (en dólares)

Yibuti 34,25 5.000.000


Ghana 15,81 3.400.000
Guinea 17,09 10.000.000
Haití 3,20 8.000.000
Liberia 45,45 10.000.000
Mauritania 10,91 6.000.000
Mozambique 31,25 5.000.000
Nepal 4,62 6.000.000
Pakistán 7,14 20.000.000
Palestina 16,67 2.000.000
Senegal 11,11 6.000.000
Tayikistán 10,00 10.000.000
Uganda 15,72 2.500.000
Yemen 9,88 10.000.000

Fuente: Naciones Unidas 2008b.

Figura 5.2
Necesidades operacionales del Programa Mundial de Alimentos para 2008

97
89 90
81 83
77 79
Miles de millones de dólares

74 74 5,7 5,7
70 5,5
5,1
4,8 4,9 4,9
4,4 Beneficiarios
4,3 4,4 totales (en
3,9 3,9 millones)
3,6
3,3 Necesidades
3,1
2,3 2,4 Movilizado
2,1
1,7

0,9

Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oc

Fuente: PMA 2008d.

121
Estas cifras dan peso a dos observaciones importantes:
En primer lugar, incluso el mayor actor mundial en materia
de ayuda humanitaria no puede hacer frente más que a un
porcentaje reducido de las necesidades reales. La FAO estimaba
en 923 millones el número de personas que padecían hambre
en 2007. Ese año, la asistencia humanitaria del Programa
Mundial de Alimentos llegó a 86,1 millones de personas en
80 países. A pesar de la ingente suma donada, en particular
por Arabia Saudita, el PMA sólo tiene capacidad para atender a
97 millones (aproximadamente un 10%) de todas las personas
que pasan hambre en el mundo, que actualmente se aproxi-
man a 963 millones. Por tanto, aunque la diferencia entre los
fondos solicitados y los movilizados es reducida, el desfase
entre el número total de beneficiarios y el número estimado
de personas que pasan hambre es inaceptable.
En segundo lugar, la ayuda alimentaria sigue siendo la única
intervención a gran escala que aborda el problema del hambre y
que cuenta con el respaldo y el apoyo (financiero y político) de
la comunidad internacional de donantes. La ayuda alimentaria
es eficaz sólo en determinados tipos de hambre y sólo tiene
efectos directos en la desnutrición aguda, que ha ido aumen-
tando en algunos países (como vimos en el estudio de caso de
Etiopía). Acción contra el Hambre anima al Programa Mundial
de Alimentos a dar una mejor respuesta a la desnutrición aguda
severa mejorando la calidad de la ayuda alimentaria y replan-
teando tratamientos dirigidos a la desnutrición, o a desarrollar
intervenciones de «doble vía» que aborden simultáneamente la
seguridad alimentaria y la desnutrición, en colaboración con la
FAO, UNICEF y la Organización Mundial de la Salud.

Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura


y la Alimentación
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y
la Alimentación (FAO) ha sido también otro actor importante

122
en la respuesta mundial a los incrementos y la inestabilidad
de los precios mundiales de los alimentos, proporcionando 59
millones de dólares a los gobiernos de los países más afectados
y, especialmente, a las regiones que se estaban preparando para
la temporada de siembra o ya la habían iniciado. Las interven-
ciones se hicieron generalmente en forma de distribución de
recursos agrícolas y ayuda técnica. La FAO ha solicitado 1.700
millones de dólares para cubrir su Iniciativa sobre el Aumento
de Precios de los Alimentos (UN, 2008b).

Cuadro 6
Las dificultades de condicionar la distribución de ayu-
da alimentaria
Acción contra el Hambre no es una agencia de control,
sino una organización no gubernamental que se preocupa
fundamentalmente por la desnutrición infantil. Sin embargo,
los informes que llegan de los países en desarrollo siguen
poniendo de relieve los peligros de la dependencia de la
ayuda alimentaria. Sin tener en cuenta las implicaciones eco-
nómicas y sociales de la ayuda alimentaria a gran escala,
las actuales prácticas consistentes en suministrar la mayor
parte de la ayuda alimentaria en especie y condicionar las
donaciones en efectivo es algo que resulta vergonzoso.
En abril de 2007 Estados Unidos donó 20 millones de
dólares para las intervenciones de alimentación escolar en
Malawi del Programa Mundial de Alimentos. Esta cantidad
debería ser utilizada a lo largo de tres años, con la condición
de que la donación en efectivo se empleara en comprar una
mezcla de maíz y soja estadounidense, un alimento enri-
quecido que se utiliza habitualmente en las distribuciones
de emergencia de alimentos. Debido a las restricciones
legales de Estados Unidos, toda la ayuda alimentaria debe
ser envasada por empresas estadounidenses y su 75%

123
debe llevarse a su destino en medios de transporte estado-
unidenses. Aunque la diferencia de coste de la mezcla de
maíz y soja en origen entre Estados Unidos y Malawi es sólo
marginal, cuando la ayuda alimentaria llegó a Malawi tenía
un coste de 812 dólares por tonelada, en comparación con
los 320 dólares por tonelada de la mezcla de producción
local. Los costes administrativos y de transportes suponen
una cantidad sustancialmente superior al coste real de la
ayuda alimentaria.
En resumen, con el dinero empleado en comprar la mez-
cla de maíz y soja estadounidense podría haberse alimentado
a 2,5 veces más niños en Malawi, si se hubiera empleado en
adquirir alimentos enriquecidos de producción local.

Fuente: Renton 2007.

FONDO INTERNACIONAL PARA EL DESARROLLO AGRÍCOLA


El presidente del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrí-
cola (FIDA) anunció la intención de proporcionar 200 millo-
nes de dólares para su inmediata inyección en agricultura en
todos los países en los que el FIDA trabaja en la actualidad. En
el mes de septiembre, los donantes sólo habían comprome-
tido 50 millones de dólares. Los préstamos y subvenciones
movilizados se utilizan para apoyar a los agricultores locales
a impulsar la producción de alimentos básicos mediante la
compra de insumos agrícolas y la distribución de semillas,
entre otras actividades. Con la ayuda técnica del FIDA se está
intentando mejorar además el desarrollo sostenible de las
prácticas agrícolas (ONU, 2008b).
FONDO DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA INFANCIA
En abril de 2008, su directora ejecutiva, Ann Venemann,
anunció que UNICEF (2008a) sigue de cerca la situación nu-

124
tricional y las repercusiones de los aumentos de precios de los
alimentos en las mujeres y los niños. La prioridad de UNICEF
en el actual clima de inestabilidad y aumento de precios de
los alimentos es ayudar a los niños que ya están desnutridos
y evitar el empeoramiento de la situación nutricional de las
poblaciones afectadas (2008a).
La agencia ha asignado una cantidad adicional de 50
millones de dólares a programas en 41 países en desarrollo
en los que la desnutrición supone una grave amenaza para los
niños y otros grupos vulnerables (ALNAP, 2008). Por ejem-
plo, UNICEF en Mozambique recibió 3 millones de dólares
adicionales para intentar ampliar los programas nutricionales
y atender las crecientes necesidades de los niños en la actual
situación de aumentos de precios de los alimentos (UNICEF,
2008c). Se pusieron en marcha nuevos programas nutriciona-
les para proporcionar alimentación complementaria a niños
menores de cinco años en el centro y sur de Somalia, donde
los altos precios se unieron a los devastadores efectos de la
sequía que afectó a la zona y al empeoramiento del conflicto
(UNICEF, 2008d).
La coordinación entre las agencias de las Naciones Unidas
en el diseño de intervenciones destinadas a paliar los efectos
de los elevados precios de los alimentos es de primordial
importancia. Deben evitarse las superposiciones entre el
Programa Mundial de Alimentos y la FAO y entre ésta y el
Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola. Esto no
quiere decir, como indicó el Departamento para el Desarrollo
Internacional del gobierno británico (DfID) en su momento
(International Development Committee 2008), que el Progra-
ma Mundial de Alimentos deba centrarse en las necesidades
y la ayuda humanitaria inmediatas y dejar que sea la FAO
quien se haga cargo de la seguridad y la desnutrición a largo
plazo. Es prioritaria la necesidad de establecer un puente que
una la ayuda con el desarrollo, pero el hecho de que diversas

125
agencias de las Naciones Unidas compitan por los mismos
recursos y atiendan las mismas necesidades resulta ineficaz
y frena el progreso.
Debe establecerse una única estrategia. En este sentido, es
preocupante la ausencia de UNICEF de los debates mundiales
en torno a la inestabilidad y el aumento de precios de los ali-
mentos en todo el mundo. Los conocimientos y la experiencia
de UNICEF, el principal organismo de las Naciones Unidas
que se ocupa de la desnutrición infantil, serán fundamentales
a la hora de diseñar una respuesta integral y eficaz a la crisis
mundial de hambre.

Los organismos financieros internacionales


La influencia y los presupuestos de los organismos financieros
internacionales hacen de ellos unos actores con gran poder a
la hora de dar respuesta a la inestabilidad y los incrementos
de precios de los alimentos. Es importante la capacidad que
tienen estos organismos para facilitar, de forma inmediata,
préstamos blandos destinados a estabilizar las economías
cuyas relaciones de intercambio se han visto debilitadas y a
ampliar la protección social a los ciudadanos vulnerables que
viven en áreas gravemente afectadas por los incrementos de
precios. El Banco Mundial y el Fondo Monetario Interna-
cional tienen el poder para actuar como amortiguadores de
las consecuencias a largo plazo de los elevados precios de los
alimentos en la pobreza y el desarrollo.
BANCO MUNDIAL
El Banco Mundial (también conocido por su denominación
oficial de Banco Internacional para la Reconstrucción y el
Desarrollo) puso en marcha actividades urgentes para valorar
las necesidades de 40 países en desarrollo y destinó 1.200 mi-
llones de dólares a un recién creado Programa para hacer frente
a la crisis mundial de alimentos (que no debe confundirse con

126
la Alianza Global) para «proporcionar ayuda urgente a los
países más débiles, pobres y afectados». Se reservó un primer
paquete de 200 millones de dólares para subvenciones a los
países más pobres del mundo, cantidad que ya ha comenzado
a distribuirse. Además, se concedieron préstamos por valor
de entre 100 y 200 millones de dólares a países gravemente
afectados como Bangladesh y Burundi. A largo plazo, el Banco
acordó aumentar el apoyo a la agricultura, pasando de 4.000
millones a 6.000 millones de dólares, y duplicar los préstamos
a la agricultura en África, que alcanzarán los 800 millones de
dólares en 2009. Se han facilitado préstamos a la inversión
para la compra de recursos agrícolas, la financiación de redes
de seguridad y la compensación por pérdidas de ingresos como
consecuencia de la reducción de impuestos.
Según Molina y Muchhala (2008), las señales son posi-
tivas. En el marco del Programa del Banco Mundial se han
aprobado nuevas operaciones, fundamentalmente en forma
de subvenciones, sólo con ligeras condiciones. Los fondos
añadidos a préstamos anteriores del Banco Mundial no tienen
condiciones adicionales, aunque las ligadas al préstamo inicial
se mantienen sin posibilidad de exención. Los préstamos
a la inversión no están condicionados, pero sí vinculados
a directivas para la adquisición de bienes y servicios y en
algunos casos incluyen sugerencias de modificaciones de la
política gubernamental. Sin embargo, caben pocas posibi-
lidades de que los gobiernos nacionales apliquen políticas
agrícolas internas.
FONDO MONETARIO INTERNACIONAL
El Fondo Monetario Internacional (FMI) elaboró la evalua-
ción más exhaustiva de las posibles consecuencias macroeco-
nómicas de los aumentos de precios de los alimentos en un
estudio realizado en 146 países. Las recetas del Fondo Mone-
tario Internacional eran marcadamente neoliberales y urgían

127
a los estados a eliminar ciertas intervenciones en los merca-
dos, como los subsidios, y a proteger a los ciudadanos de las
repercusiones que sobre los medios de vida podían derivarse
de la inversión en redes de seguridad social (Eurodad, 2008).
El FMI ofreció también ayuda financiera a diversos países de
rentas bajas en forma de subvenciones destinadas a reducir las
diferencias en la balanza de pagos. Asimismo, concedió ayuda
adicional a través del Servicio para el crecimiento y la lucha
contra la pobreza, mediante el cual el FMI ofrece préstamos
a los países de reducidos ingresos a bajo interés. El Servicio
para shocks exógenos, creado en 2005 para facilitar ayuda
rápida y accesible tras repentinas alteraciones provocadas por
factores externos, también se ha utilizado por primera vez
desde su creación (Molina y Muchhala, 2008).
De forma alarmante, el director gerente del FMI, Domi-
nique Strauss-Kahn, convenció a los líderes del G8 que «la
inflación debe ser la mayor preocupación de los responsables
políticos que se enfrentan a los incrementos de precios de los
alimentos y del petróleo». Preocupa profundamente a Acción
contra el Hambre que la seguridad alimentaria y la nutrición
no sean consideradas como la prioridad principal. En diver-
sas publicaciones de Eurodad (2008) y Molina y Muchhala
(2008) también se ha criticado esta afirmación.

1. El FMI sólo ha concedido más préstamos a sus «clientes»


actuales.
2. Se ha relajado el establecimiento de condiciones sobre
el déficit fiscal para permitir a los gobiernos nacionales
aumentar el gasto en alimentos. Es poco probable que
esto suponga un cambio permanente en las estrategias de
préstamos.
3. El Servicio para shocks exógenos no se puso en marcha
con la suficiente rapidez: su actuación se retrasó desde
junio hasta mediados de septiembre.

128
4. Sólo el primer 25% de los fondos concedidos por el
Servicio para shocks exógenos no está condicionado. El
resto está sujeto a las mismas directrices que los préstamos
concedidos por el Servicio para el crecimiento y la lucha
contra la pobreza del Fondo Monetario Internacional.

Debe sacarse mayor partido a la privilegiada posición del


Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional: ambos
organismos deben hacer un mayor esfuerzo por apoyar las
intervenciones gubernamentales de los países del Sur que
protegen a las familias vulnerables, a la vez que ofrecer reco-
mendaciones con respecto a aquellas que pueden provocar
perjuicios mayores.

Las respuestas nacionales


La atención prestada al Programa Mundial de Alimentos, al
Marco Amplio para la Acción, al Equipo de Tareas de Alto
Nivel y a otras instituciones similares están distrayendo la
atención del papel desempeñado por los gobiernos naciona-
les de los países en desarrollo. Con frecuencia, las respuestas
nacionales y locales al incremento y la inestabilidad de los
precios mundiales de los alimentos han estado ausentes de
las recientes conversaciones. Sin embargo, las amenazas a la
seguridad económica y política dieron lugar a que los gobier-
nos nacionales fueran mucho más reactivos a los aumentos de
precios que la comunidad de desarrollo internacional (en la
figura 5.3 observamos la categorización de las intervenciones
realizadas a principios de 2008 por 104 países). Aunque los
gobiernos han sido más sensibles a las demandas de los afec-
tados que los organismos donantes, muchos de los países más
perjudicados no contaban con los fondos ni con la capacidad
necesarios para poner en marcha respuestas eficaces; citemos
como ejemplo a países como Lesotho, Eritrea y Gambia, que

129
habían experimentado un descenso sustancial en su balanza
comercial (Banco Mundial, 2008c). Las respuestas nacionales
se dividen fundamentalmente en tres categorías: intervenciones
en los mercados, protección social y agricultura.

Ampliación de la protección social

Figura 5.3
Respuestas gubernamentales a los aumentos de precios de los alimentos
a principios de 2008 (muestra del IFPRI de 104 países)
80

70

60
Número de países

50

40

30

20

10

0
Restricciones Liberalizaciones Subvenciones a
comerciales comerciales los consumidores
Intervenciones Protección social Aumento de la oferta
en los mercados agrícola

Fuente: IFPRI 2008a.

Algunos países respondieron a los incrementos de precios


de los alimentos ampliando o adaptando sus programas de
protección social, como son los programas de dinero por
trabajo o alimentos. En febrero de 2008, por ejemplo, el
gobierno de Etiopía aumentó en un 33% los salarios del
mayor programa nacional de intercambio de dinero por
trabajo, como respuesta al 23% de aumento de precios de
los alimentos (Banco Mundial, 2008c). De forma similar,
Bangladesh expandió su programa de alimentos por traba-

130
jo para paliar los efectos de los incrementos de precios de
los alimentos y los «desastres naturales» (Banco Mundial,
2008c: 3). Varios países ampliaron también sus programas
de alimentación escolar: Sudáfrica, por ejemplo, aumentó su
presupuesto para el programa nacional de nutrición escolar
(Banco Mundial, 2008c), mientras que Liberia reintrodujo
la alimentación escolar en las áreas urbanas con la ayuda
del Programa Mundial de Alimentos.
Los países que adoptan respuestas de protección social
a los aumentos de precios de los alimentos son dignos de
elogio, pero al mismo tiempo existen ciertos riesgos con
este tipo de intervenciones a baja escala. Los programas de
nutrición escolar a veces no cubren la desnutrición de los
niños no matriculados en la escuela (especialmente de niños
muy pequeños que están muy afectados por la desnutrición)
e ignoran a las familias vulnerables en las que no hay niños.
Los programas de dinero por trabajo no son adecuados para
los ancianos, cuyas necesidades rara vez son reconocidas, y
pueden provocar una mayor inflación de los precios de los
alimentos en zonas donde no es posible aumentar la oferta
a través de la producción o el comercio. Las transferencias
monetarias no indexadas también se verán devaluadas en
términos reales cuando los precios suban. La clave para el
éxito de cualquier intervención de este tipo es su meticulosa
elaboración: las organizaciones no gubernamentales con
experiencia en protección social tienen la responsabilidad
de ayudar a los gobiernos nacionales. En la sección 6 ofre-
cemos recomendaciones adicionales relativas a la protección
social.
Intervenciones en los mercados
Los gobiernos han fomentado las intervenciones en los
mercados como reacción a las presiones de los aumentos
de precios de los alimentos, principalmente porque son

131
fácilmente ejecutables y tienen una elevada visibilidad. Es-
tas intervenciones fueron fundamentalmente de tres tipos:
reducción de los impuestos a la importación de alimentos,
actuaciones sobre los precios de los alimentos nacionales
mediante la introducción de subvenciones a los alimentos o
fijación de precios máximos, y la imposición de restricciones
a la exportación.
MODIFICACIÓN DE LOS IMPUESTOS A LA IMPORTACIÓN Y LA
EXPORTACIÓN
De los 58 países analizados por el Banco Mundial (2008c) a
principios de 2008, en 24 de ellos se observaron reducciones
de los impuestos a la importación y sobre el valor añadido.
La FAO (2008c) indica que los aranceles sobre los cereales
se situaban en un promedio cercano al 8% en los 60 países
analizados, lo que significa que incluso la eliminación de
estos impuestos tiene limitadas repercusiones en los precios.
Es difícil que las reducciones de impuestos puedan volver a
incrementarse, lo que provocará una reducción significativa
de los ingresos de los gobiernos. Sin embargo, el manteni-
miento de elevados aranceles sobre los alimentos para pro-
teger la producción nacional, como viene haciendo Filipinas
(Banco Mundial, 2008c), supone una tensión adicional en
los presupuestos y medios de vida de las familias pobres,
al provocar un aumento de los precios. Deben ponerse en
práctica modificaciones más selectivas de los impuestos para
proteger a los consumidores sin comprometer la oportunidad
de los productores de beneficiarse de unos precios altos.

SUBVENCIONES Y PRECIOS MÁXIMOS


Algunos gobiernos, como los de Yemen y Pakistán, decidie-
ron subvencionar alimentos concretos, en el primer caso a
través del suministro de trigo subvencionado en algunos
mercados y, en el segundo, mediante el establecimiento de

132
un sistema de tarjeta de racionamiento (Banco Mundial,
2008c). Otros países, como Marruecos y Liberia, reaccio-
naron imponiendo un precio máximo de venta para deter-
minados artículos (Banco Mundial, 2008c). La subvención
de alimentos y la imposición de precios máximos puede ser
perjudicial y dar lugar a una brecha entre el precio econó-
mico de un artículo según dictan la oferta y la demanda y
su precio real. Aunque su intención sea proteger a los con-
sumidores, estas intervenciones pueden reducir los precios
que se pagan a los productores y con ello desfavorecer la
producción local de alimentos.

RESTRICCIONES A LA EXPORTACIÓN
De los 104 países analizados por el IFPRI (2008a), 30 de
ellos impusieron restricciones a la exportación a principios
de 2008, con el fin de proteger la seguridad alimentaria
nacional: aumentaron los impuestos a la exportación, o li-
mitaron e incluso llegaron a prohibirla. Entre estos países se
encuentran varios importantes exportadores de alimentos,
como India y China, donde se prohibió la exportación de
arroz (entre otros productos). Internamente, las prohibiciones
a la exportación y los elevados aranceles sobre la exportación
«tienen un reducido impacto en los precios nacionales y un
importante efecto negativo en las ganancias de los produc-
tores y exportadores nacionales [al eliminar los incentivos
del mercado para fomentar la producción de alimentos]»
(Banco Mundial, 2008c: 4). Mientras que unos ligeros
incrementos de los impuestos sobre la exportación pueden
ayudar a mantener las ventas de los alimentos nacionales y
mejorar la balanza fiscal y la estabilidad macroeconómica de
los gobiernos, las restricciones a la exportación pueden tener
importantes repercusiones en los precios de los alimentos
en países que dependen de su importación. Los analistas de
Acción contra el Hambre en Liberia y Sierra Leona indicaron

133
que ambos países se enfrentaban al empeoramiento de sus
relaciones de intercambio y a una subida de precios de los ali-
mentos nacionales debido a las restricciones a la exportación
de arroz impuestas por China. Deben tomarse más medidas
que disuadan a los gobiernos de imponer intervenciones en
los mercados potencialmente perjudiciales y a muy corto
plazo, que agravan los efectos de los aumentos de precios de
los alimentos en otros países y limitan la producción local
de alimentos.
Fomento de la producción agrícola
A largo plazo, la producción agrícola debe aumentar para
cubrir las necesidades de la población mundial. Muchas de las
intervenciones en los mercados mencionadas anteriormente
suprimen los estímulos naturales del mercado y favorecen
el aumento de la oferta de alimentos. Sin embargo, algunos
países ya han tomado medidas para impulsar la producción
nacional de alimentos, bien aumentando el presupuesto
del ministerio de agricultura, o bien facilitando semillas y
fertilizantes subvencionados. Medidas como la mejora de
las infraestructuras que conecten el mercado nacional con
el mundial, sistemas más efectivos de gestión de riesgos y
la mejora de los sistemas de información de los mercados
desempeñarán un papel importante en la recuperación de la
seguridad alimentaria local y mundial. Es necesario dedicar
más esfuerzos a encontrar un método adecuado que permita
difundir la investigación actualizada en agricultura entre los
campesinos de los países en desarrollo.

La carrera por las tierras de cultivo


La subida de precios de los alimentos ha llevado a numerosos
países con rentas medias y altas a arrendar o comprar tierras
de cultivo en otros países más pobres con la intención de
enviar su producción a sus propios mercados nacionales,

134
en un intento de proteger la seguridad alimentaria nacional
(Borger, 2008). En 2007 China adquirió 1,24 millones de
hectáreas de tierras en Filipinas. En 2008 el gobierno sur-
coreano hizo públicos sus planes para hacerse con 690.000
hectáreas de tierra cultivable en Sudán y recientemente ha
apoyado a Daewoo Logistics en su negociación para arren-
dar, durante 99 años, 1,3 millones de hectáreas de tierra en
el oeste de Madagascar (Borger, 2008). China, Corea del
Sur y Arabia Saudita son actualmente los mayores inversores
pero otros países, como los Emiratos Árabes Unidos, Japón,
Egipto, Libia, Qatar, Kuwait e India, están haciendo avan-
ces similares, especialmente en África y el Sudeste asiático
(Borger, 2008).
Generalmente, los países más pobres se han visto obli-
gados por organismos bilaterales y multilaterales a atraer
inversión extranjera, pero en el actual clima político existe
un aire de incertidumbre en torno a estos acuerdos. Cier-
tamente existe el peligro de que los grupos marginados y
los agricultores pobres con escaso acceso a la tierra pierdan
aún más, con la posibilidad del estallido de protestas. En
Laos, las élites más ricas han vendido grandes extensiones de
terreno, para fines agrícolas y forestales, a inversores extran-
jeros a precios inferiores a los del mercado. Los pequeños
agricultores, que se vieron obligados a abandonar sus tierras
a cambio de una compensación mínima, han comenzado
a rebelarse en ciertas regiones mediante la quema de plan-
taciones y maquinaria (MacKinnon, 2008). La inversión
extranjera es considerada como necesaria para el desarrollo
económico, pero puede tener efectos contraproducentes, al
crear dependencia y provocar desigualdades. Es necesario
dedicar más esfuerzos para apoyar el control de los grupos
de la sociedad civil e influir en la forma en que se negocian
las inversiones nacionales.

135
Estudio de caso número 3: respuestas a la crisis
alimentaria en Monrovia (Liberia)
La investigación realizada en Liberia en nombre de Acción
contra el Hambre ofrece una visión más localizada de las
respuestas a la crisis mundial de precios de los alimentos. La
economía liberiana se ha visto gravemente afectada por las
dos guerras civiles libradas entre 1989 y 2003. El petróleo
y los alimentos suponen los capítulos más importantes en
las importaciones de Liberia y representan el 25 y el 24%,
respectivamente, de las importaciones totales (el arroz supone
un 65% de las importaciones de alimentos). Esta dependencia
ha provocado el aumento gradual del déficit comercial de
Liberia desde 2005 a medida que aumentaban los precios
mundiales: en este período, el petróleo aumentó un 37% y
los alimentos un 280%.
A pesar de su gran potencial (en algunas áreas se po-
drían obtener hasta tres cosechas al año), la producción de
alimentos nunca se ha desarrollado realmente, con lo que la
producción local no es competitiva. Las redes de transporte
son escasas, limitan la comercialización de la producción local
y obligan a las poblaciones costeras urbanas a depender cada
vez más de las importaciones de alimentos. El 92% del arroz
que se consume en las zonas urbanas de Liberia es importado,
lo que provoca que la población sea muy vulnerable a los
cambios de precios mundiales de los alimentos, como se ha
observado en los dos últimos años.
DRÁSTICO AUMENTO DE LOS PRECIOS DEL PETRÓLEO Y LOS
ALIMENTOS
En Monrovia, el coste de los alimentos básicos ha venido
aumentando desde 2006, con un incremento de precios más
pronunciado a partir de finales de 2007, y ha afectado al arroz,
la mandioca, el aceite de palma, el aceite vegetal, el pescado y
la carne. Según cálculos del Banco Central de Liberia, el índice

136
de inflación de los alimentos en 2007 era cercano al 19%, al
10% para los artículos importados y al 26% para los productos
locales (véase la figura 5.4).
En 2008 la inflación de los productos alimenticios fue
superior a la de 2007. El arroz importado es el principal ali-
mento básico para la mayoría de los ciudadanos de Monrovia,
seguido de la mandioca, pero su oferta fue limitada a principios
de 2008 y los precios aumentaron en un 33% en los primeros
meses del año. La dependencia de la importación de arroz ha
provocado que el mercado de Monrovia sea más sensible a las
variaciones externas de los precios y la oferta. Las restricciones
comerciales impuestas al arroz por India y China limitaron
significativamente las importaciones de arroz en Liberia, al
aumentar el coste de la tonelada importada desde 400 dólares
en octubre de 2007 hasta más de 1.000 dólares a mediados
de 2008 y contribuyendo así a la subida de precios nacionales

Figura 5.4
Índice de precios al consumidor en Monrovia
entre enero de 2007 y enero de 2008

170
Productos alimenticios
160 nacionales

Alimentos y bebidas
150
no alcohólicas
Índice de precios

140 Productos alimenticios


importados
130
Índice general

120

110

100
Ene-07

Feb-07

Mar-07

Abr-07

May-07

Jun-07

Jul-07

Ago-07

Sep-07

Oct-07

Nov-07

Dic-07

Ene-08

Fuente: Banco Central de Liberia – FAO.

137
experimentada en la estación difícil anual. En Monrovia se
pueden encontrar, por lo general, cuatro tipos de arroz: el
precocido estadounidense, el precocido chino, el arroz chino
de mantequilla y el arroz blanco indio de grano largo, con
diferentes calidades, preferencias y precios.
Asimismo, subieron los precios de otros alimentos im-
portantes. El aceite de palma, el aceite comestible preferido
en Liberia, registró el mayor incremento de precio de todos
los productos alimenticios. El precio de la mandioca también
aumentó de manera significativa a principios de 2008 debido
a la introducción de este producto en la dieta en sustitución
del arroz, lo que provocó un aumento de su demanda. El
precio del pescado, la principal fuente de proteínas de los
ciudadanos de Monrovia, también creció debido al incre-
mento de los costes de transporte.
Otros factores nacionales y regionales también afectaron
a los costes de los alimentos en Monrovia. El comercio trans-
fronterizo, por ejemplo, puede haber afectado a los precios
nacionales, aunque su volumen y repercusiones exactas no
se conocen. Los precios del arroz local aumentaron debido
a la escasa capacidad de almacenaje: en 2007, se perdió el
19% de las reservas almacenadas tras la cosecha. Las deficien-
tes infraestructuras provocan el aumento de precios de los
productos locales y limitan su distribución, creando bolsas
de inseguridad. La oferta se ve reducida, además, por su
escasa rentabilidad para los agricultores en Liberia, quienes
cambian la agricultura de subsistencia por los precios más
altos que obtienen en concesiones de contratos durante la
estación seca y la producción de cultivos comerciales en la
temporada de cultivo.
ESCASAS REPERCUSIONES EN LAS FAMILIAS
El estudio realizado en Liberia fue el primero llevado a cabo
por Acción contra el Hambre en 2008, pero no permitió

138
determinar las repercusiones concretas del incremento de
precio de los alimentos en las familias de zonas urbanas. Sin
embargo, algunas evidencias anecdóticas observadas indican
que el excepcionalmente alto coste de los alimentos afectaba
con más fuerza a los más pobres, limitando la diversidad de
la dieta y afectando a los presupuestos familiares, con efectos
perjudiciales en la nutrición y los medios de vida. Destacamos
a continuación algunas de nuestras observaciones.
Los más pobres son los que más sufren. Las familias pobres
no pudieron acumular reservas de alimentos cuando los
precios eran más reducidos y ahora se encuentran en una
situación especialmente vulnerable frente a la inflación y
la inestabilidad de los precios. Estos hogares sólo pueden
permitirse comprar alimentos en pequeñas cantidades y,
por tanto, se ven obligados a adquirirlos regularmente en el
mercado. El arroz suele venderse por tazas, procedimiento
que escapa al precio máximo impuesto por el mercado (que
veremos más adelante). El resultado es que los pobres son
más vulnerables frente a futuros aumentos de precios, pueden
comprar menos cantidad de alimentos y deben pagarlos a un
precio más elevado.
Menor diversidad de la dieta. Se observó que el consumo
de proteínas se redujo significativamente durante el período
del estudio. El aumento de los precios del arroz obligó a las
familias a dedicar una mayor parte de su presupuesto alimen-
ticio a comprar arroz a expensas de la carne y el pescado. A
ello se unió el aumento de precio de éstos como consecuencia
de la subida de precio del petróleo y, por tanto, de los costes
de transporte. Las consecuencias a largo plazo de los incre-
mentos de precios en el desarrollo infantil y la desnutrición
crónica pueden ser significativas.
Reducción de la renta familiar. Los comerciantes de artí-
culos menores carecen por lo general de capital circulante,
por lo que dependen de las compras a crédito a los mayoristas

139
para mantener sus medios de vida, teniendo que devolver
los créditos día a día. Varias mujeres declararon en las entre-
vistas que no podían permitirse invertir en el capital inicial
para sus microempresas, lo que les obligaba a abandonar su
negocio.
Mayor demanda de trabajo infantil. Aunque la extensión
o el impacto de esta práctica es imposible de cuantificar, en
las entrevistas surgió que algunos hogares dependían de la
creciente participación de los niños en actividades generado-
ras de ingresos como «mecanismo de supervivencia» debido
a los elevados costes de la vida.
LA COMUNIDAD INTERNACIONAL LLEGA TARDE
Durante la evaluación, Acción contra el Hambre observó las
respuestas de otros organismos internacionales a los rápidos
aumentos de precios de los alimentos. El Programa Mun-
dial de Alimentos y el Banco Mundial, como hemos visto
anteriormente, fueron los más relevantes durante la crisis,
mientras que la Unión Europea y las organizaciones no gu-
bernamentales con sede en Liberia también comenzaron a
reformar sus políticas y estrategias. A pesar de los rápidos au-
mentos de precios al inicio de la estación del hambre, fueron
pocas las acciones que la comunidad internacional presente
en Monrovia puso en marcha antes de julio de 2008.
En junio de 2008 el Programa Mundial de Alimentos
inició una evaluación de las consecuencias de los aumentos
de precios en Liberia, en colaboración con varios ministerios y
actores implicados en la seguridad alimentaria. Las frecuentes
interrupciones en el suministro limitaron la capacidad del
Programa Mundial de Alimentos hasta septiembre, cuando
se ampliaron los programas de alimentación escolar. La FAO
también estaba presente y ayudaba al Ministerio de Agricul-
tura en la distribución de semillas a los agricultores, aunque
esta iniciativa parecía una maniobra política para apoyar la

140
iniciativa de «regreso al campo» que explicamos en la sección
siguiente.
El Banco Mundial asignó una partida de 10 millones
de dólares para responder al incremento de precios, que se
dedicó a la respuesta de emergencia dirigida a las familias
vulnerables, a la alimentación escolar y a los programas de
salud materno-infantil. El Banco Mundial (2008b) propone
un programa de emergencia que se centra en medidas des-
tinadas a: 1) ayudar al Gobierno a frenar las consecuencias
de la inflación de los alimentos en los más vulnerables; 2)
emprender acciones en el lado de la oferta que alivien los
efectos de la crisis a medio y largo plazo; 3) apoyar medidas
políticas para mejorar la eficiencia de los mercados, estabi-
lizar los precios y llegar mejor a los más pobres. Para ello se
proponen estos tres componentes:
• Apoyo presupuestario a las reformas de las políticas sobre
precios de los alimentos.
• Apoyo a los programas sociales de redes de seguridad.
• Intervenciones para fomentar la producción agrícola.
La Unión Europea, a través del Departamento de Ayuda
Humanitaria de la Comisión Europea (ECHO), había previsto
financiar la respuesta de emergencia para el segundo semestre
de 2008 apoyando las acciones destinadas al tratamiento de
la desnutrición aguda moderada y severa, y a la distribución
de alimentos puestas en marcha por el Programa Mundial de
Alimentos. En la fecha en que Acción contra el Hambre fi-
nalizó su evaluación, las organizaciones no gubernamentales
residentes en el país aún no habían adaptado su estrategia
operacional a la crisis alimentaria actual, aunque ya se habían
previsto algunos análisis. Esto se debe, en parte, a que mu-
chas organizaciones no gubernamentales habían abandonado
la respuesta de emergencia y, por tanto, discontinuado sus
actividades en Monrovia.

141
LAS RESPUESTAS DEL GOBIERNO LIBERIANO
Para combatir la subida de precios de los alimentos, el go-
bierno de Liberia introdujo una serie de medidas a corto y
largo plazo, que iban desde la aplicación de programas de
dinero por alimentos y de alimentación complementaria
hasta las prohibiciones a la importación, la fijación de un
precio máximo para el arroz, la suspensión de los impuestos
de importación sobre el arroz, negociaciones con diferentes
países para conseguir apoyo financiero en especie, negocia-
ciones con China para reanudar las exportaciones de arroz a
Liberia, e intervenciones agrícolas.
Entre estas últimas se incluía el incremento del presu-
puesto nacional asignado a la agricultura desde un 3,4%
en el período 2007/2008 hasta un 6,8% en el año fiscal
2008/2009 y la iniciativa de «regreso al campo», lanzada a
finales de junio de 2008, que animaba a la población urbana
a trabajar en granjas de zonas rurales. Es probable que resulte
difícil convencer a los jóvenes urbanitas a invertir su futuro
en la agricultura, dadas las ventajas que presenta la vida en
la ciudad, como son unas mayores oportunidades de trabajo,
unos mejores servicios sanitarios y educativos y el fácil acceso
a los mercados.
El gobierno estableció también un precio máximo para el
arroz de 30 dólares al por mayor y de 31 dólares al por menor
por cada 50 kilos. Sin embargo, en los mercados no oficiales
escasamente regulados el arroz suele venderse por «tazas»,
con lo que el precio equivalente del arroz estadounidense
precocido vendido por tazas era de 50 dólares por 50 kilos en
el momento del estudio. Las familias más pobres no podían
permitirse pagar el coste de un saco de 50 kilos, por lo que
tenían que pagar un precio más alto que los consumidores
ricos que lo compraban en grandes cantidades.
La suspensión por parte del gobierno del impuesto de 2,1
dólares por bolsa de arroz importado puede haber beneficiado

142
a los consumidores, pero puede provocar efectos adversos a
largo plazo. La eliminación del impuesto sobre la importa-
ción le costará a Liberia 6 millones de dólares al año, lo que
provocará recortes en los gastos del gobierno o el aumento
del déficit presupuestario, con importantes consecuencias
para el desarrollo.

RECOMENDACIONES DE ACCIÓN CONTRA EL HAMBRE PARA


LIBERIA
El gobierno liberiano ha tomado medidas para proteger a
parte de sus ciudadanos de los incrementos de precios de los
alimentos y fomentar la producción de alimentos nacionales,
pero éstas no han cubierto por completo las necesidades de
la población afectada. Por tanto, Acción contra el Hambre
propone una serie de intervenciones adicionales a corto,
medio y largo plazo.
A corto plazo, Acción contra el Hambre recomienda au-
mentar la capacidad para hacer frente a la desnutrición incre-
mentando la supervisión por parte del Ministerio de Sanidad
y haciendo extensivo el tratamiento de la desnutrición aguda
a través de los centros de nutrición. Actividades dirigidas a
los grupos en mayor situación de riesgo de desnutrición,
como el suministro diario de alimentos hidratados para los
niños menores de tres años y los bonos de dinero en efectivo
o alimentos para las mujeres embarazadas y en período de
lactancia, podrían apoyar estas iniciativas. Asimismo deben
hacerse esfuerzos por mejorar el poder adquisitivo de los
grupos pobres y vulnerables mediante la entrega de dinero
en efectivo.
A medio y largo plazo, las políticas deben centrarse en
mejorar la variedad de la dieta de las familias pobres apoyando
el cultivo de vegetales en los entornos urbanos y sus alrededo-
res o proporcionando programas de garantía de empleo para
aumentar los ingresos. Urge sobremanera que el gobierno

143
persiga una mayor independencia del mercado internacional
en lo que respecta a la alimentación básica, especialmente en
el entorno urbano de Monrovia. Se pueden cultivar las tierras
inundadas, se deben mejorar las instalaciones para el almace-
naje de alimentos y desarrollar las infraestructuras. Asimismo
es necesaria una mayor regulación de los precios del arroz
para evitar las deficiencias de suministro en los mercados que
favorecen las variaciones estacionales de precios. Por último,
el gobierno debe fomentar la producción agrícola a pequeña
escala aumentando el poder de negociación de los pequeños
propietarios, apoyando a las cooperativas comunitarias e in-
tegrando los mercados dentro del país.

* * *

En 2008, durante un breve período de tiempo, las protestas


violentas y las amenazas a la seguridad nacional redujeron el
poder adquisitivo de las organizaciones no gubernamentales
de ayuda y atrajeron la atención de los medios, propulsando
el hambre y la seguridad alimentaria a los primeros puestos
de las estrategias para el desarrollo. Al aumentar la atención
en torno a los precios de los alimentos, la Organización de
las Naciones Unidas puso en marcha el Equipo de Tareas
de Alto Nivel y más tarde la Cumbre de Roma, que dieron
como resultado un Marco Amplio para la Acción y la pro-
puesta de una Alianza Global en Agricultura y Seguridad
Alimentaria. El Marco Amplio para la Acción supone un
esfuerzo por coordinar y centrar la respuesta a los elevados
e inestables precios de los alimentos a corto, medio y largo
plazo. Está por ver si la nueva Alianza Global apoyará el
enfoque integral presentado en el Marco Amplio para la Ac-
ción; existe la preocupación de que el debate y la aplicación
de las políticas sigan estando bajo el control de las agencias
mundiales en lugar de depender de las necesidades locales

144
y nacionales. ¿Podrá una nueva Alianza Global ofrecer real-
mente resultados concretos? Acción contra el Hambre sigue
siendo manteniendo su postura de escepticismo, y al mismo
tiempo de apertura.
El Programa Mundial de Alimentos fue la más compe-
tente de todas las agencias de las Naciones Unidas durante
este período y obtuvo una cantidad importante de fondos
para apoyar sus operaciones a principios de 2008. A pesar
de ello, el presupuesto del Programa Mundial de Alimentos
sólo aumentó en una pequeña proporción en términos reales,
resultado hecho público más tarde, tras los compromisos de
Roma, que no se tradujeron en financiación real. Los pre-
cios internacionales de los alimentos pueden estar cayendo
actualmente, pero los nacionales siguen siendo altos: la crisis
alimentaria no se ha terminado. Incluso en zonas donde los
índices de desnutrición no aumentaron de forma drástica,
como fue el caso de Etiopía, la investigación de Acción contra
el Hambre mostró una disminución constante de la variedad
de la dieta y del consumo total de alimentos entre los hogares
pobres afectados por los elevados costes de los alimentos,
lo que tendrá repercusiones a largo plazo en la seguridad
alimentaria y la pobreza. La comunidad internacional debe
mantenerse vigilante y continuar dando prioridad a la des-
nutrición y la seguridad alimentaria. En la sección siguiente
analizamos lo que se puede hacer para erradicar el hambre.

145
VI. ¿QUÉ MÁS ES NECESARIO HACER?

Los aumentos de precios de los alimentos en todo el mun-


do no tienen una sola causa y tampoco afectan a todas las
personas por igual. Una respuesta efectiva debe tener un
amplio alcance, ser multidisciplinaria y actuar en todos los
ámbitos: debe abordar tanto las causas como los efectos, pa-
sados, presentes y futuros. El Marco Amplio para la Acción
reúne algunos de los últimos debates en torno a la agricultu-
ra, la economía, los estudios para el desarrollo, la seguridad
alimentaria y la desnutrición para crear una plataforma que
permita ofrecer una respuesta pluridimensional y unificada.
Además, ha provocado el necesario retorno de la agricultura
y el hambre a la primera línea de la agenda internacional para
el desarrollo. No obstante, la desnutrición aguda severa es

147
erróneamente considerada, en mayor medida que cualquier
otra enfermedad, como un síntoma de crisis y sólo se trata en
casos de respuesta de emergencia: es fundamental cambiar esa
actitud para aliviar el hambre en todo el mundo. Basándonos
en casi cincuenta años de experiencia en la lucha contra la
inseguridad alimentaria y la desnutrición aguda en el terreno,
en esta sección planteamos una serie de recomendaciones
que pueden formar parte de una respuesta mundial a la crisis
actual y amortiguar las que puedan producirse en el futuro.
Describimos brevemente diversas herramientas de eficacia
probada utilizadas para hacer frente a la desnutrición aguda
y la inseguridad alimentaria, indicamos qué acciones son ne-
cesarias para crear un entorno en el que estas intervenciones
se puedan aplicar de manera más eficaz, y nos preguntamos
qué se puede hacer para extender de forma inmediata el
tratamiento de la desnutrición aguda severa.

¿Qué intervenciones se pueden poner en práctica


para combatir el hambre?
Aliviar el hambre no será una tarea fácil y sigue siendo, po-
siblemente, el mayor reto humanitario al que se enfrenta la
comunidad internacional para el desarrollo. El Marco Amplio
para la Acción ha avanzado en la consecución de una estrate-
gia integrada para mejorar la seguridad alimentaria mundial
y eliminar el hambre. La mejora de la producción agrícola y
el apoyo a los pequeños agricultores son fundamentales para
garantizar que todo el mundo tiene lo suficiente para comer, y
pueden ofrecer, además, oportunidades para favorecer el cre-
cimiento de los pobres. Acción contra el Hambre apoya esas
iniciativas, pero insiste en que el incremento de la producción
alimentaria no será suficiente para erradicar el hambre, y en
especial la desnutrición. También es necesario contar con un
conjunto de programas de protección social y tratamiento de

148
la desnutrición. Algunas intervenciones de eficacia probada
en la lucha contra el hambre son las siguientes:

• Reservas de alimentos.
• Tratamiento comunitario de la desnutrición aguda
severa.
• Programas de promoción del crecimiento.
• Programas de garantía de empleo.
• Pensiones sociales.
• Ayuda alimentaria.
• Transferencias de alimentos y monetarias indexadas.

RESERVAS DE ALIMENTOS
Las escasas reservas de alimentos agravaron las consecuencias
de la caída en el suministro de cereales a finales de 2007.
Las reservas mundiales de cereales son las más bajas de los
últimos 30 años y deben incrementarse para compensar po-
sibles producciones insuficientes en el futuro. Las reservas de
alimentos pueden ser físicas o virtuales y operar en los ámbitos
mundial, regional, nacional o local. En diversas ocasiones,
los programas de ajuste estructural del Fondo Monetario
Internacional y del Banco Mundial han requerido a diversos
países, como Malawi, que abandonaran las reservas nacionales
de alimentos y pasaran a depender del comercio internacional
para proteger la seguridad alimentaria nacional. Los conse-
jos agrícolas nacionales compraban habitualmente alimentos
básicos durante la estación posterior a la cosecha a un precio
fijo y vendían las reservas al mismo precio durante la estación
del hambre, cuando los precios suelen ser altos. A pesar de
que las reservas nacionales de alimentos resultaban a veces
ineficaces y sus administradores corruptos, estos programas
mejoraron la seguridad alimentaria. La propuesta de Acción
contra el Hambre es que las reservas regionales de cereales,
gestionadas por organismos regionales, sean consideradas

149
tanto una forma de regulación del mercado, como una pla-
taforma para la respuesta de emergencia.
TRATAMIENTO COMUNITARIO DE LA DESNUTRICIÓN AGUDA
SEVERA
El tratamiento de la desnutrición aguda severa ha mejo-
rado últimamente al trasladarse desde los hospitales a la
comunidad. Los niños que padecen desnutrición severa sin
complicaciones pueden recibir tratamiento en la comunidad
con alimentos listos para su utilización. Sólo los niños que
presentan complicaciones (como anorexia o edema extenso)
reciben tratamiento en régimen hospitalario. La estrategia
de tratamiento comunitario ha aumentado drásticamente la
cobertura de los programas para el tratamiento de la desnutri-
ción y facilita la extensión de los mismos (OMS et al., 2007).
El tratamiento comunitario debe ser un pilar importante
dentro de cualquier programa de protección social que tenga
como objetivo el hambre o la desnutrición.
PROGRAMAS DE PROMOCIÓN DEL CRECIMIENTO
Los programas de promoción del crecimiento están diri-
gidos a niños en edad preescolar y a mujeres embarazadas
y en período de lactancia. En estos programas se inclu-
yen diversos aspectos como el control del crecimiento, la
atención prenatal, la promoción de la lactancia materna,
la educación para la salud, la higiene y la nutrición, así
como la alimentación complementaria de las mujeres em-
barazadas, las madres en período de lactancia y los niños
en edad preescolar (Devereux et al., 2008). Los programas
de promoción del crecimiento, mediante los cuales se ha
reducido la desnutrición en 1 o 2 puntos porcentuales cada
año, evitarían que todos los años varios millones de niños
sucumbieran a la desnutrición si se aplicaran en todo el
mundo (Devereux et al., 2008).

150
PROGRAMAS DE GARANTÍA DE EMPLEO
Con el trabajo como principal bien del que disponen muchas
hogares pobres, especialmente durante la estación del ham-
bre, los programas de empleo proporcionan una fuente de
ingresos (o de alimentos) en una época en que resulta difícil
encontrar trabajo. El más amplio programa nacional de em-
pleo lo encontramos en India, donde a todos los ciudadanos
se les garantizan 100 días de trabajo por un salario mínimo.
Esta forma de protección social sólo resulta efectiva cuando
los gobiernos son capaces de ofrecer trabajo para responder
a las demandas de las familias. El Programa Nacional de
Garantía de Empleo Rural ha demostrado que un activo
poder judicial que apoye el derecho a la información puede
ser una condición necesaria para crear un efectivo sistema
nacional de empleo. India ofrece un modelo que puede ser
adaptado a programas del mismo tipo y aplicarse en gran
número de países.
PENSIONES SOCIALES
Las pensiones sociales son transferencias regulares no con-
dicionadas de dinero en efectivo que se ofrecen a todos los
ciudadanos de más edad o sólo a determinados grupos de
población (Devereux et al., 2008). En diversos países en los
que se han introducido las pensiones sociales, entre ellos
Brasil, Bostwana, Mauricio, Lesotho, Nepal y Sudáfrica, han
mejorado las condiciones de vida de las personas mayores y
de sus hogares. En Sudáfrica, los niños de las familias que
reciben pensiones sociales tienen más probabilidades de ir
a la escuela (Edmonds, 2006). Estas pensiones son viables
y están al alcance de los países de rentas bajas. Según las
estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo
(OIT, 2008), el coste de proporcionar pensiones universales
básicas a los ancianos y los discapacitados en determinados
países, como Burkina Faso, Etiopía, Kenia y Nepal, tendría

151
un coste de entre el 1,1 y el 1,5% del producto interior bruto
anual. En otros países, como Camerún, Guinea e India, los
costes serían inferiores al 1% del producto interior bruto,
si bien estos costes se incrementarán a medida que aumen-
ten la longevidad y la edad promedio de la población. Los
futuros programas deben atender también a las madres en
período de lactancia con el fin de permitirles amamantar a
sus hijos.
AYUDA ALIMENTARIA
Aunque se necesitan medios alternativos para hacer frente a la
desnutrición aguda severa, la ayuda alimentaria sigue siendo
una importante intervención contra el hambre. Musopole
(2004), de Action Aid en Malawi, explica claramente cómo
la ayuda alimentaria, cuando se gestiona adecuadamente,
puede reducir la dependencia de los pequeños agricultores
del trabajo ocasional como fuente de ingresos o alimentos
durante la estación del hambre y dejarles tiempo libre para
cultivar sus propias cosechas. Aún así, la ayuda alimentaria
es una respuesta a corto plazo, predominante en regiones
con una importante escasez de suministro de alimentos o
una deficiente distribución.

TRANSFERENCIAS DE ALIMENTOS Y MONETARIAS INDEXADAS


Las transferencias monetarias y de alimentos permiten reducir
el riesgo de desnutrición a medio y largo plazo. Un ejem-
plo de este tipo de programas de protección social es el de
trabajo por alimentos, que proporciona unos determinados
productos a cambio de realizar un trabajo, habitualmente en
la construcción de carreteras locales u otras infraestructuras.
Los participantes en estos programas de transferencia a veces
prefieren recibir dinero en efectivo en lugar de alimentos,
ya que de esa forma no sólo pueden cubrir sus necesidades
alimentarias, si no también de otro tipo: son los receptores de

152
este tipo de «ayuda» quienes deciden cómo percibirla. El pro-
blema de las transferencias monetarias es que los precios de
los alimentos varían a lo largo de las estaciones, lo que afecta
al poder adquisitivo obtenido mediante estos programas. Para
proteger los ingresos de los participantes, las transferencias
pueden ser indexadas, lo que quiere decir que el dinero en
efectivo recibido está vinculado a los precios de los alimentos.
Un ejemplo de ello es el proyecto que se aplica en Malawi,
denominado Food and Cash Transfers (FACT, que podría
traducirse por Transferencias Monetarias y de Alimentos),
en el que se hace un seguimiento de los mercados durante la
estación del hambre, y la cantidad de alimentos transferida a
las familias se ajusta de acuerdo con las variaciones de precios
(Devereux et al., 2008).
Estas herramientas han demostrado dar buenos resulta-
dos en algunos países y se están convirtiendo en prácticas
establecidas entre algunos gobiernos y organizaciones para
el «desarrollo». Cada vez se conocen más las fortalezas y de-
bilidades de estas intervenciones y sus costes. Se necesitará
una combinación de estas herramientas para garantizar una
satisfactoria respuesta a las consecuencias del aumento y la
inestabilidad de los precios de los alimentos y, de forma más
general, para hacer frente a la desnutrición.

¿Qué debe cambiar para garantizar el éxito de las


intervenciones?
Aunque las intervenciones que acabamos de mencionar han
demostrado dar buenos resultados en determinados contex-
tos, es poco probable que sean efectivas si no se adaptan con-
venientemente a cada país. Las intervenciones son un medio
para conseguir un fin y no un fin en sí mismas: el éxito vendrá
marcado por la reducción de la desnutrición y la mejora de
la seguridad alimentaria. Para mejorar los resultados de estas

153
intervenciones deberán abordarse diversas cuestiones, entre
las que figuran las siguientes:

• El hambre y la desnutrición en el mundo deben ser una


prioridad.
• Los recursos destinados a su aplicación deben aumen-
tar.
• Las personas que padecen hambre deben conocer y hacer
cumplir el derecho a la alimentación.
• La supervisión de la seguridad alimentaria y la desnutri-
ción deben mejorar y estar vinculadas a su aplicación.
• Los principios de la desnutrición deben ser entendidos,
aceptados e incluidos en el diseño de las políticas.

Dar prioridad a la reducción del hambre y la desnutrición


Hasta fechas recientes, el Departamento para el Desarrollo
Internacional del Gobierno británico (DfID) carecía «tanto de
una política específica como de unos objetivos mensurables
para evaluar los progresos en la reducción de la desnutrición»
(International Development Committee, 2008). La percep-
ción actual de la Alianza Global se centra fundamentalmente
en la producción de alimentos y en la agricultura, y no en
la desnutrición, lo que demuestra que incluso en el clima
actual la desnutrición es considerada como una prioridad de
segundo orden. Los dobles raseros aplicados recientemente
por los países del Norte al reaccionar a la crisis alimentaria
mundial y la simultánea crisis financiera son asombrosos, lo
que nos da idea de la importancia política de la pobreza y la
desnutrición. Sólo Estados Unidos negoció un plan de rescate
de 700.000 millones de dólares en cuestión de semanas si-
guiendo un mandato poco definido, mientras que la cantidad
de 40.000 millones de dólares anuales necesarios para hacer
frente a la crisis alimentaria (según estimaciones del Marco
Amplio para la Acción) ha sido virtualmente ignorada: Es-

154
tados Unidos sólo se comprometió a donar una cantidad de
1.900 millones de dólares al Programa Mundial de Alimentos
en 2008 (PMA, 2008d). Si estas actitudes persisten, es poco
probable que la comunidad internacional haga importantes
avances en reducir la desnutrición e incluso en poner freno
a la pobreza.

Ofrecer más recursos económicos


La falta de voluntad política limita los recursos en el momento
en que son más necesarios. El Programa Mundial de Alimen-
tos estima que hay casi 1.000 millones de personas que no
tienen lo suficiente para comer, pero sólo tiene la capacidad
para prestar ayuda a un 10% de ellas. Deben ponerse encima
de la mesa dos preguntas: ¿De dónde procederán los fondos
necesarios? ¿Qué repercusiones tendrá en otros sectores, como
la educación y la sanidad?
La preocupación de los gobiernos del Norte por la crisis
financiera actual puede dificultar la movilización de recursos
financieros adicionales. En la conferencia de seguimiento
de Doha sobre desarrollo financiero, celebrada en 2008, se
volvió a urgir a los gobiernos donantes para que asignaran el
objetivo previamente acordado del 0,7% de la renta nacional
bruta (RNB) para ayuda oficial al desarrollo antes de 2015 y
que aumentaran las contribuciones voluntarias al sistema de
desarrollo de las Naciones Unidas (ONU, 2008a). En la tabla
6.1 se observa que, mientras que algunos países sobrepasaron
lo solicitado, muchos donantes importantes, entre los que se
encuentran Alemania, el Reino Unido y Estados Unidos, aún
están muy por debajo del objetivo de 2015, y que algunos
países incluso han reducido ese porcentaje desde 2006.
Asimismo, existe una creciente demanda de moviliza-
ción de recursos locales, especialmente mediante reformas
fiscales, que son un aspecto fundamental de la construcción
del estado. Se han hecho importantes progresos en África,

155
donde la aplicación de las políticas de desarrollo consiguió
la movilización de recursos nacionales. Además, es necesario
crear modernas e innovadoras fuentes de financiación, como
por ejemplo la International Financing Facility for Immuni-
sation y el impuesto solidario en los billetes de líneas aéreas,
que proporcionan fondos para la compra de fármacos contra
el sida, la tuberculosis y la malaria por parte de UNITAID
(ONU, 2008a).

TABLA 6.1
PORCENTAJE DE RENTA NACIONAL BRUTA QUE LOS PAÍSES
DONANTES DESTINAN A LA AYUDA OFICIAL PARA EL
DESARROLLO (DE MAYOR A MENOR PROPORCIÓN EN 2007

2006 2007

1 Noruega 0,89 0,95


2 Suecia 1,02 0,93
3 Luxemburgo 0,9 0,91
4 Holanda 0,81 0,81
5 Dinamarca 0,8 0,81
6 Irlanda 0,54 0,55
7 Austria 0,47 0,5
8 Bélgica 0,5 0,43
13 Alemania 0,36 0,37
14 Reino Unido 0,51 0,36
21 Estados Unidos 0,18 0,16

Países no incluidos en G7 0,51 0,51


CAD-UE 0,43 0,39
G7 0,27 0,23

Fuente: OCDE 2008a.

Reconocer el obligado derecho a la alimentación


«La aplicación de los programas, independientemente del
grado de corrección de su diseño técnico, fracasará si no se
produce un cambio fundamental en las obligaciones políticas
con respecto al hambre» (Devereux et al., 2008: 104). El

156
obligado derecho a la alimentación a escala nacional y mun-
dial (y posiblemente también a escala operacional) es quizá
el mecanismo más potente para garantizar que se cumplan
los compromisos para acabar con el hambre.
No existe un declarado derecho universal a la alimenta-
ción, pero algunas organizaciones internacionales pueden
poner los cimientos para conseguir que ese derecho se
introduzca en todo el mundo. El artículo 25 de la Decla-
ración Universal de los Derechos Humanos (ONU, 1948),
los artículos 1 y 11 del Pacto Internacional sobre Derechos
Económicos, Sociales y Culturales (ACNUR, 1966) y los artí-
culos 24 y 27 de la Convención sobre los Derechos del Niño
(ACNUR, 1989) ya incluyen algunas disposiciones que pueden
interpretarse como un derecho a la alimentación. El Con-
venio Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y
Culturales va más allá del derecho a no padecer hambre, al
demandar una reforma del sistema alimentario mundial, al
tiempo que da respaldo legal a las llamadas a una distribución
más equitativa de las reservas mundiales de alimentos.
Aunque el Marco Amplio para la Acción también reclama
el derecho a la alimentación, los acuerdos sobre derechos hu-
manos han tenido tradicionalmente muy buenas intenciones,
que en realidad se han quedado en poco. La Organización
Mundial del Comercio sigue siendo el único organismo a
escala mundial capaz de imponer las sanciones adecuadas
que obliguen a cumplir de forma apropiada los tratados
internacionales. Sin una amenaza creíble, no se cumple
este derecho humano fundamental. En última instancia, las
declaraciones internacionales de derechos deben convertirse
en leyes nacionales. Sólo en aquellos estados que pueden ser
presionados por sus ciudadanos, habrá posibilidades de que
quienes pasan hambre reclamen el derecho a la alimentación.
Podemos empezar por aprender del Programa de Garantía de
Empleo Rural Nacional de India, que permite a los ciudada-

157
nos reclamar al gobierno 100 días de trabajo al año a cambio
de un salario mínimo. Hay mucho camino por andar, pero
el potencial es enorme.

Cuadro 7
El hambre en el Pacto Internacional sobre Derechos
Económicos, Sociales y Culturales
Artículo 11.1: Los estados partes en el presente Pacto
reconocen el derecho de toda persona a un nivel de vida
adecuado para sí y su familia, incluso alimentación, vestido
y vivienda adecuados, y a una mejora continua de las con-
diciones de existencia.
Artículo 11.2: Los estados partes en el presente Pacto,
reconociendo el derecho fundamental de toda persona a es-
tar protegida contra el hambre, adoptarán, individualmente y
mediante la cooperación internacional, las medidas, incluidos
los programas concretos, que se necesitan para:
a) Mejorar los métodos de producción, conservación y dis-
tribución de alimentos mediante la plena utilización de
los conocimientos técnicos y científicos, la divulgación
de principios sobre nutrición y el perfeccionamiento o la
reforma de los regímenes agrarios de modo que se logren
la explotación y la utilización más eficaces de las riquezas
naturales.
b) Asegurar una distribución equitativa de los alimentos
mundiales en relación con las necesidades, teniendo en
cuenta los problemas que se plantean tanto a los países
que importan productos alimenticios como a los que los
exportan.
Fuente: Renton 2007.

158
Mejorar los procesos de supervisión y su relación con la puesta
en práctica de las acciones
Como observamos anteriormente en la figura 5.1, existe un
considerable retraso entre el momento en que se produce el
aumento de precio de los alimentos y la respuesta interna-
cional, una de las características de muchas intervenciones
contra el hambre. En la figura 6.1 vemos que se repite el
mismo patrón en la respuesta a la sequía padecida en los años
2005 y 2006 en el Cuerno de África. La evaluación de Acción
contra el Hambre en Liberia permitió observar que aunque
los precios de los alimentos afectaban a los medios de vida
ya a principios de 2008, el Programa Mundial de Alimentos
no comenzó sus operaciones hasta el mes de septiembre. Es
fundamental que para combatir el hambre, y especialmente
la desnutrición aguda, cambiemos esta actitud reactiva y
sensible a los medios. Para poder reaccionar con prontitud
a las emergencias y aplicar las intervenciones adecuadas es
necesario contar con un buen sistema de supervisión, que
debe reunir las siguientes características:

• Recogida de datos conjunta sobre desnutrición y seguridad


alimentaria. Tradicionalmente el análisis y el seguimiento
de la seguridad alimentaria y la desnutrición se habían
llevado a cabo por separado. Existe una estrecha relación
entre ambas y esto debe quedar reflejado cuando se analice
la situación.
• Realización de análisis no sólo políticos y sociales, sino tam-
bién económicos y antropológicos. La situación política y
social puede ser extremadamente importante para la se-
guridad alimentaria y la desnutrición, especialmente en
la identificación de los grupos vulnerables, que pueden
sufrir de exclusión o conflictos políticos o sociales.
• Combinación de análisis micro y macro. La combinación
de los datos macro obtenidos vía satélite sobre precipi-

159
taciones y biomasa con el control a nivel micro de la nu-
trición y la seguridad alimentaria ofrece la más completa
visión espacial del hambre, necesaria para centrarnos en
los grupos relevantes y puntos conflictivos. Acción con-
tra el Hambre y el Centro de Estudios Espaciales de la
Biosfera están desarrollando actualmente este sistema de
supervisión en Malí.
• Mantenimiento de la supervisión durante todo el año.
Muchos programas nacionales de supervisión se realizan
sólo una vez al año, por lo que no controlan los cambios
estacionales en las condiciones de bienestar y, por tanto,
ofrecen una imagen incompleta de la seguridad alimen-
taria. Es necesario mantener un control constante para
poder aplicar respuestas rápidas y adecuadas a las crisis
alimentarias.

Además, los procesos de evaluación y la toma de de-


cisiones deben estar más estrechamente relacionados. Una

Figura 6.1
Calendario de la respuesta a la sequía de los años 2005 y 2006
en el Cuerno de África

Oct Nov Dic Ene Feb Mar Abr May

Prevención temprana

Margen de oportunidd para emprender acciones preventivas

Declaración de emergencia del Gobierno de Kenia

Evoluciones de diferentes organismos

Llamadas a la financiación

Intervenciones sobre los medios de vida por parte de organismos con


planificación a largo plazo
La respuesta de
emergencia alcanza
su plena capacidad
Fuente: ODI 2006.

160
respuesta tardía refleja, en primer lugar, una ruptura entre
la evaluación y la aplicación, que no siempre es el resultado
de una información deficiente, aunque depende de los casos.
Por ejemplo los boletines emitidos por la Red del Sistema de
Prevención Temprana de las Hambrunas (FEWS NET) desde
Etiopía han venido reflejando el constante aumento de pre-
cios de los alimentos desde principios de 2004 e indicaban
que en la estación posterior a la cosecha los precios no caían
tanto como se podía esperar. Darcy, Anderson y Majid, del
Instituto para el Desarrollo Exterior (ODI, 2007), indican
diversas áreas de mejora de la relación entre la recogida de
información y la toma de decisiones:

• Simplificar las evaluaciones. Los análisis deben ser menos


complicados y menos técnicos, de forma que las perso-
nas que no son expertas en la materia y en especial los
líderes de proyecto se comprometan con el proceso de
evaluación.
• Mejorar la circulación interna de observaciones y comen-
tarios. Al igual que sucede en la mayoría de los sistemas
burocráticos, es necesario que las observaciones y comen-
tarios procedentes del ámbito operacional fluyan mejor
dentro de la organización con el fin de garantizar que
quienes diseñan las políticas y toman las decisiones estén
correctamente informados de la realidad de la aplicación
de los programas y sus consecuencias.
• Incrementar los procesos de evaluación, los presupuestos y la
toma de decisiones, favoreciendo la transparencia. La trans-
parencia es fundamental a la hora de establecer buenas
relaciones con los donantes, que quieren asegurarse del
buen uso de los fondos. La realización de evaluaciones
públicas de forma regular puede facilitar este proceso.
• Presentar claras prioridades operacionales. Una fijación de
prioridades clara, sin caer en una definición arbitraria de

161
sus términos, puede ayudar a que los donantes colaboren
económicamente con mayor rapidez.
• Armonizar la toma de decisiones de los donantes. La tenden-
cia de los donantes a donar fondos en función del frenesí
mediático es un importante obstáculo para las respuestas
de emergencia y da lugar a repentinos aumentos de gas-
tos no siempre bien gestionados, al retraso en la puesta
en marcha de las intervenciones o a la falta de respaldo
financiero dependiendo del interés y la cobertura de los
medios. Unos mecanismos de financiación conjunta
podrían ayudar a paliar este problema.
• Acción contra el Hambre añade a éstas una recomenda-
ción adicional: aumentar la flexibilidad presupuestaria.
El hecho de destinar presupuestos para un determinado
conjunto de prioridades sobre otras puede provocar que
esos fondos queden «atrapados» y retrasar las acciones de
respuesta. De forma similar, los donantes deben facilitar
la ayuda con cierta flexibilidad. La rígida costumbre de
Estados Unidos de donar grandes cantidades de ayuda
en especie limita el potencial éxito de cualquier interven-
ción.

Para garantizar la puesta en marcha de las acciones de


respuesta en el momento oportuno en futuras crisis es funda-
mental proporcionar una información correcta, actualizada y
adecuada, de forma tal que influya directamente en los pro-
cesos de toma de decisiones de los donantes y los gobiernos.
Una hambruna en el país A no debe tener prioridad sobre
una catástrofe similar en el país B, simplemente porque los
medios u otros grupos de presión supongan una amenaza de
mayor calibre para la legitimidad de una institución. No es
posible ignorar el hambre.

162
Cuadro 8
Sistema integrado de nutrición y seguridad alimentaria
de Malawi

El sistema integrado de seguimiento de la nutrición y la


seguridad alimentaria de Malawi, que cuenta con el apoyo
de Acción contra el Hambre, proporciona mensualmente un
índice de estrés alimentario en el que se combinan ocho
variables:

1. Porcentaje de hogares con muy escasas reservas de


alimentos básicos.
2. Porcentaje de hogares que se enfrentan a una importante
falta de alimentos básicos a largo plazo.
3. Porcentaje de hogares con ingresos inferiores a MK1.000
(4,63 euros) al mes.
4. Porcentaje de hogares con dificultades para encontrar
empleo ganyu (trabajo estacional).
5. Porcentaje de hogares que comen tres veces al día.
6. Porcentaje de hogares que no han comido alimentos
básicos durante todo un día.
7. Porcentaje de hogares que no comieron cacahuetes o
legumbres el día anterior.
8. Porcentaje de hogares que han sufrido escasez de ali-
mentos durante el mes.

El índice de seguridad alimentaria va unido a una serie


de datos mensuales sobre el peso y la estatura de los niños
que asisten a las clínicas dependientes del gobierno para el
control del crecimiento.

Fuente: Devereux et al., 2008.

163
Aceptar y entender las políticas de desnutrición
Una buena gestión es importante para reducir la desnutrición.
Las organizaciones no gubernamentales, las organizaciones
bilaterales y los gobiernos deben trabajar más para abordar
las políticas relacionadas con el hambre y para reformar las
instituciones de forma adecuada. Todd Benson (2008), del
Instituto de Investigación de Política Alimentaria Interna-
cional (IFPRI), habla de las dificultades de crear una estrategia
nacional para combatir el hambre. Basándose en las eviden-
cias de Ghana, Mozambique, Nigeria y Uganda, Benson
ofrece seis razones por las que las políticas de nutrición no
son una prioridad para los países en desarrollo.

1. La desnutrición no supone una amenaza para la legitimi-


dad de un Estado o gobierno. Con frecuencia se citan las
amenazas internas a la legitimidad y las amenazas externas
a la soberanía como condiciones necesarias para un estado
del desarrollo.
2. Los responsables políticos de las altas esferas rara vez
proceden de un entorno relacionado con la nutrición,
por lo que no siempre conocen todos los costes y factores
determinantes de la desnutrición.
3. El hambre y la nutrición no se ciñen a un solo sector,
como es el caso de la sanidad o la educación, sino que
atañen a varios ministerios que compiten por conseguir
los recursos.
4. Las intervenciones sobre nutrición se aplican habitual-
mente mediante mandatos sectoriales existentes, lo que
provoca que los objetivos y resultados relacionados con la
nutrición sean considerados como una segunda prioridad.
Por ejemplo, la provisión de agua es más un problema
logístico que un problema sanitario.
5. La sociedad civil generalmente no se manifiesta sobre la
desnutrición en los países en desarrollo.

164
La composición o la actitud de un Estado también puede
influir en la calidad de las intervenciones sobre nutrición. El
análisis que veremos a continuación fue realizado por Neha
Koli sobre India, país donde los avances hacia la reducción
de la desnutrición fueron diferentes en cada Estado, como
se demuestra en la tabla 6.2.
La clasificación de los estados en un rango que va desde
clientelistas a programáticos, como propone Harriss (2005),
demuestra inmediatamente que los más programáticos ob-
tienen mejores resultados en relación con los índices de
desnutrición (véase una explicación básica en el anexo 8).
Haddad (2007) indica que los estados de tipo 1 destinaron
más recursos a programas que afectan a la nutrición, mientras
que Brendenkamp et al. (2005) afima que dichos estados
fueron capaces de aplicar el programa nacional de desarrollo
integral infantil de manera más eficaz. Las políticas parecen

TABLA 6.2
PORCENTAJE DE NIÑOS CON PESO INFERIOR AL NORMAL
EN NUEVE ESTADOS INDIOS

Tipo Estado Años


1974-1979 1988-1990 1991-1992 1995-1997 1998-1999

Tipo 1 Kerala 68 43 40 26 28
Programático Tamil Nadu 68 61 57 40 38
Bengala
Occidental N.D. N.D. 64 N.D. 45

Tipo 2 Andhra
Intermedio Pradesh 73 65 57 56 41
Gujarat 73 69 66 62 49
Karnataka 72 70 65 54 46
Maharashtra 76 64 71 58 N.D.

Tipo 3 Madhya
Clientelista Pradesh 70 65 N.D. N.D. 58
Orissa 72 71 64 57 56

Fuente: OMS (2008) y Harriss (2005).

165
tener un peso importante en la desnutrición y, si es posible
establecer una relación causa-efecto, pueden ser un impor-
tante argumento para mejorar la representación de los grupos
que se encuentran en desventaja en el gobierno local, quizá a
pesar de contar con sistemas de cuotas como en Tamil Nadu
(Harriss-White, 2004). Esto puede ser una condición nece-
saria, aunque no suficiente, para aplicar efectivas campañas
y políticas que favorezcan la nutrición.
Las políticas y los responsables políticos seguirán siendo
los mayores impedimentos para erradicar el hambre. Tanto en
el ámbito mundial, como nacional y local, las políticas afectan
negativamente a las actuaciones para combatir la desnutrición
y la inseguridad alimentaria, limitando los recursos, quitando
prioridad a la nutrición, protegiendo las estrategias y estruc-
turas de poder existentes y forzando a los distintos grupos a
competir más que a cooperar. Entender y reformar la economía
política de la desnutrición supone un reto importante para la
comunidad mundial, que debe ser resuelto de inmediato.

La erradicación del hambre: ¿Por dónde empezamos?


El cambio no se producirá de un día para otro. Las recomen-
daciones y las herramientas que hemos visto hasta aquí son
sólo una parte de un conjunto más amplio de intervenciones
necesarias para hacer frente a la seguridad alimentaria y la des-
nutrición en todo el mundo. Aún estamos lejos de conseguir
un mecanismo que permita el cumplimiento del derecho a la
alimentación. En primer lugar, los donantes, los gobiernos y
otras partes comprometidas con la desnutrición y la seguridad
alimentaria deben adoptar una estrategia estacional frente
al hambre. En segundo lugar, debe ampliarse el alcance del
tratamiento de la desnutrición aguda severa. Acción contra el
Hambre proporciona unas crudas estimaciones de los costes
asociados con los cambios propuestos.

166
Adopción de una estrategia estacional frente al hambre
Nuestras observaciones en la República Centroafricana, Libe-
ria y Sierra Leona demuestran que los incrementos mundiales
de precios de los alimentos se tradujeron también en aumen-
tos de precios a escala nacional y obligaron a las familias a
adoptar perjudiciales mecanismos de supervivencia, como la
restricción del consumo de alimentos, la venta de propieda-
des e incluso el abandono escolar de los niños. La reducción
de la calidad y la cantidad de alimentos consumidos puede
dar lugar a la desnutrición, como parece haber sucedido en
Etiopía y posiblemente también en Sierra Leona y Liberia
(aunque estas afirmaciones deben tomarse con precaución).
Estas conductas son sistemática y sorprendentemente simila-
res a las empleadas durante la temporada anual de hambre, lo
que indica que muchas de las intervenciones que se utilizan
para hacer frente a la desnutrición e inseguridad alimentaria
de carácter estacional pueden utilizarse para minimizar (y
preferiblemente, evitar) el sufrimiento de las familias.
DISPOSICIÓN DE RECURSOS CON ANTELACIÓN
El hambre no es constante a lo largo del año, sino que sufre
variaciones estacionales, según la disponibilidad y el precio
de los alimentos. Aunque los donantes, los gobiernos y las
organizaciones no gubernamentales suelen adoptar estrategias
uniformes y reactivas para el tratamiento de la desnutrición,
la seguridad alimentaria y la pobreza están presentes durante
todo el año. Los procesos presupuestarios y de financiación
también ignoran la realidad estacional a la que se enfrentan
las «hogares objetivo». Las intervenciones de ayuda reactivas
son lentas, ineficaces y, con frecuencia, están motivadas por
cuestiones políticas, como se puede ver en el contexto de la
crisis mundial de precios de los alimentos y la hambruna
que en los años 2005 y 2006 afectó al Cuerno de África y la
grave crisis alimentaria de Níger. Acción contra el Hambre

167
propone que los recursos destinados a la alimentación com-
plementaria, como son la ayuda alimentaria y los alimentos
terapéuticos ricos en nutrientes, se dispongan con antelación
a la llegada de la estación del hambre de forma regular y
transparente. Junto con unos sistemas de vigilancia eficaces,
capaces de sacar a la luz los primeros signos de una crisis de
hambre, la disposición anticipada de los tratamientos per-
mitirá una rápida intervención ante la crisis y la salvación de
cientos de miles de vidas.
EL COSTE DE UN PAQUETE «MÍNIMO BÁSICO»
En una publicación anterior, Acción contra el Hambre ha-
blaba de un «paquete mínimo básico» para proteger a los
pobres frente al hambre estacional en aquellas zonas en las
que la atención sanitaria no tiene una amplia cobertura. El
coste de este paquete se puede observar en la tabla 6.3 (véase
Devereux et al., 2008). Se necesitan aproximadamente entre
40.000 y 70.000 millones de dólares anuales para poner en
marcha una combinación de cuatro programas de protección
social en todo el mundo. Estos programas son el tratamiento
comunitario de la desnutrición, los programas de garantía de
empleo, las pensiones sociales y la promoción del crecimien-
to infantil. Serán necesarios más recursos económicos para
erradicar el hambre, pero estos programas permiten frenar
el aumento de la vulnerabilidad de las familias frente a la
desnutrición. El tratamiento comunitario de la desnutrición
y la promoción del crecimiento infantil protegen a los niños
de la desnutrición aguda severa y los programas de garantía
de empleo proporcionan a las familias ingresos o alimentos
durante la estación del hambre, mientras que las pensiones
sociales protegen a los que no pueden trabajar (como los
ancianos y los discapacitados).

168
TABLA 6.3
COSTE APROXIMADO DEL «PAQUETE MÍNIMO BÁSICO» PARA
COMBATIR EL HAMBRE ESTACIONAL EN EL MUNDO

Tipo de intervención Costes anuales

Estimación baja Estimación alta


(miles de millones (miles de millones
de dólares) de dólares)

1. Tratamiento comunitario de la desnutrición1 1,69 3,28


2. Programas de garantía de empleo 20,40 36,72
3. Pensiones sociales 8,20 16,61
4. Promoción del crecimiento infantil 5,20 10,12

TOTAL 35,49 66,73

1. Esta cifra se basa en la cantidad de productos alimenticios terapéuticos (alimentos


listos para su consumo y F100) necesarios para el tratamiento de todos los casos de
desnutrición aguda severa y en el consumo total estimado en 2008.

Fuente: Devereux et al., 2008.

La estrategia estacional puede ir más allá de la mera


disposición anticipada de los recursos. Las intervenciones
relacionadas con la capacidad económica de las familias, la
sanidad y la educación, que protegen el poder adquisitivo,
preservan los ingresos y proporcionan alimentos, así como
las que abordan el problema de la emigración obligada,
tienen todas importantes componentes estacionales y se
beneficiarían de un paquete similar de recursos y finan-
ciación. La estacionalidad ha quedado al margen de las
conversaciones sobre gobernabilidad y desarrollo durante
demasiado tiempo y ya es hora de que recupere el lugar
que le corresponde.
Ampliación de los tratamientos contra la desnutrición
Una prioridad especial para Acción contra el Hambre es la
ampliación de los tratamientos para la desnutrición aguda
severa. A pesar de haber mejorado su cobertura a través de

169
las estrategias para el tratamiento comunitario, Médicos
sin Fronteras ha calculado que sólo el 9% de los niños con
desnutrición severa tuvieron acceso al tratamiento con ali-
mentos terapéuticos listos para su consumo en 2007 (ACF y
MSF, 2009). Para ampliar su alcance de forma satisfactoria
será necesario integrar el tratamiento de la desnutrición
aguda severa en la atención sanitaria primaria, reforzar los
sistemas sanitarios, aumentar la disponibilidad de los ali-
mentos terapéuticos listos para su consumo, posiblemente
mediante su producción local, así como obtener el com-
promiso de los donantes de una financiación mayor y más
predecible.
Acción contra el Hambre propone una inversión pilo-
to de entre 68 y 140 millones de dólares, que permitiría
tratar a un millón de niños en cinco países considerados
prioritarios (Etiopía, Kenia, Malawi, Níger y Zambia).
Aunque en estos países sólo hay una pequeña proporción
de los niños desnutridos de todo el mundo, si los resultados
fueran satisfactorios, la ampliación de los tratamientos en
estos países podría utilizarse como ejemplo para llevarla a
cabo en otros.
Cerca del 75% de los fondos se utilizarían para los pro-
gramas de tratamiento comunitario, capítulo que incluye
el coste de la producción y compra de todos los alimentos
terapéuticos, mientras que el 25% restante se destinaría a
crear instalaciones para el tratamiento nutricional en régimen
hospitalario. Con estos recursos podrían salvarse las vidas
de un millón de niños y se evitarían la enfermedad grave y
el retraso permanente en el crecimiento en cientos de miles
de ellos, todo con un coste de sólo entre 70 y 140 dólares
por niño.

* * *

170
TABLA 6.4
COSTE DE UNA INVERSIÓN PILOTO PARA EL TRATAMIENTO DE UN
MILLÓN DE NIÑOS CON DESNUTRICIÓN AGUDA SEVERA

Número aproximado Porcentaje de Coste aproximado Coste aproximado


de niños menores niños menores del tratamiento del tratamiento
de cinco años con de cinco años con Estimación BAJA Estimación ALTA
desnutrición aguda desnutrición aguda (dólares) (dólares)
severa severa

Etiopía 656.171 4,7% 44.619.644 88.346.895


Kenia 130.259 2,4% 8.857.607 17.538.061
Malawi 74.153 3,2% 5.042.390 9.983.933
Níger 104.753 4,3% 7.123.215 14.103.966
Zambia 43.718 2,3% 2.972.847 5.886.291

Total 1.009.054 3,9% 68.615.703 135.859.145

Hacen falta más esfuerzos para crear unos servicios sanita-


rios de calidad que estén disponibles durante todo el año en
muchos países en desarrollo, única solución permanente a
la desnutrición aguda severa. Sin embargo, estos sistemas e
instituciones no se construyen de un día para otro y la ayuda
exterior es con frecuencia la única respuesta viable a corto
y medio plazo para combatir el hambre. Las intervenciones
contra-estacionales proporcionan diversas herramientas de
eficacia probada que pueden ayudar a frenar la desnutrición
y la inseguridad alimentaria, pero la estacionalidad también
permite adaptar los procesos de presupuestos y diseño de
proyectos. La disposición de recursos con antelación a la
llegada de la estación anual del hambre no es más que un
ejemplo de la forma en que una estrategia orientada hacia
la estacionalidad puede salvar unas vidas que con nuestras
actuales estrategias no es posible salvar. La crisis alimentaria
ha demostrado que las organizaciones y los gobiernos deben
ser más conscientes de los efectos de la globalización y la rela-
ción entre lo global y lo local en épocas de crisis. La voluntad

171
política y la influencia de las políticas en la financiación y el
diseño de las intervenciones siguen siendo los impedimentos
más importantes para erradicar el hambre. Para responder a
ello, Acción contra el Hambre ofrece no sólo una valoración
de intervenciones concretas que permitirán a la comunidad
internacional avanzar enormemente hacia la consecución de
los Objetivos de Desarrollo del Milenio números 1 y 4, sino
también una evaluación del sufrimiento humano. En todo
caso, ¿cuánto vale la vida de un niño?

172
VII. CONCLUSIÓN

Los datos de Etiopía indican que el aumento de precios de


los alimentos se ha visto reflejado en el mercado nacional:
las relaciones de intercambio se han deteriorado y han au-
mentado la desnutrición y los índices de mortalidad entre
niños menores de cinco años. Sin embargo, no todos los
países se han visto afectados por igual. Las observaciones en
la República Centroafricana revelan sólo ligeros incrementos
de precios y aumentos de la desnutrición no significativos
desde el punto de vista estadístico. Según los resultados de
nuestra investigación realizada en Sierra Leona, incluso en
Freetown, la capital del país, los precios y las reacciones de
las familias fueron diversos. Como ya ha sucedido en muchas
crisis de hambre de la región, la respuesta a la actual crisis de

173
seguridad alimentaria ha sido deficiente: la investigación de
Acción contra el Hambre en Liberia identificó numerosos
errores en las respuestas nacionales a los aumentos de precios
y al incremento de los índices de desnutrición.
A pesar de no haberse producido un claro aumento de los
índices de desnutrición en todo el mundo, el incremento y la
inestabilidad de precios de los alimentos han tenido un cons-
tante impacto negativo en la calidad y la cantidad de alimentos
que consumen las familias pobres. La disminución de la calidad
de la dieta puede provocar deficiencias de micronutrientes, que
van asociadas con la mortalidad materna, así como perjudicar
al desarrollo físico y mental de los niños. La falta de apoyo
por parte de los gobiernos y la comunidad internacional ha
supuesto que cada vez más personas sacrifiquen su bienestar
futuro a costa de la supervivencia inmediata, al adoptar perju-
diciales estrategias de supervivencia para mantener el consumo
de alimentos básicos. Estas prácticas tendrán consecuencias a
largo plazo en la pobreza, la vulnerabilidad y la desnutrición.
El hambre estacional es la génesis del hambre. La situación
que aquí se ha presentado nos ha permitido asomarnos a la
compleja relación que existe entre los elevados e imprevisibles
precios del mercado mundial y la desnutrición al nivel más
bajo. Las sorprendentes similitudes entre las reacciones de
las familias ante las variaciones de precios que se producen
a escala mundial y las variaciones de precios estacionales son
preocupantes, pero al mismo tiempo dan pie al optimismo, ya
que las intervenciones contra-estacionales han ido mejorando
y pueden ser la base de unas adecuadas intervenciones para
combatir el hambre.
Hasta ahora, la respuesta internacional a la crisis alimenta-
ria ha sido demasiado escasa y ha llegado demasiado tarde. El
debate mundial se ha centrado en la productividad agrícola,
en la vulnerabilidad de los estados y en nuevas arquitecturas
para la ayuda, pero demasiado poco en el hambre y la desnu-

174
trición. La voluntad política se ha desvanecido desde que co-
menzó la crisis financiera. Tras la Conferencia de Alto Nivel, los
líderes mundiales prometieron tan sólo una cantidad de 12.300
millones de dólares para hacer frente a la crisis alimentaria, ni
siquiera la mitad de los 25.000 a 40.000 millones necesarios,
y hasta la fecha sólo han donado 1.000 millones de dólares:
el menor índice de fondos materializados frente a fondos
prometidos de ningún llamamiento mundial en la historia
reciente. Esta decepcionante suma de fondos materializados
da una idea, de nuevo, de que el hambre es contemplada
como parte del contexto y no merece una atención específica
o una mayor prioridad. Hacen falta importantes reformas
que impulsen a los gobiernos y a los donantes a abordar la
cuestión del hambre de forma estratégica en lugar de hacerlo
simplemente en el terreno moral.
La reciente creación de la Alianza Global en Agricultura y
Seguridad Alimentaria ha inyectado nueva vida al debate en
torno a la seguridad alimentaria y la nutrición. El concepto
de la Alianza Global y la aplicación del Marco Amplio para
la Acción deben ser juzgados, en última instancia, de acuerdo
con su respuesta a las necesidades y al contexto específicos
de cada país. La definición y el diseño de las estrategias na-
cionales y mundiales deben implicar a una gran cantidad
de partes interesadas, especialmente grupos de la sociedad
civil. Debemos revisar estrategias e intereses organizacionales
concretos del pasado para ofrecer un plan de acción integral
y no un parche de iniciativas inconexas con escasas repercu-
siones potenciales.
La eficacia de las intervenciones dependerá en gran medi-
da de que cuenten con una financiación adecuada y de la crea-
ción de organismos nacionales de coordinación que informen
a los líderes y responsables políticos de la carga que el hambre
y la desnutrición suponen para el desarrollo. La comunidad
internacional necesita superar la miserable competición por

175
los recursos y concentrarse en las necesidades y derechos de
todos los ciudadanos. Es necesario emprender importantes
reformas antes de poder erradicar el hambre. Debemos tratar
de diseñar mecanismos que obliguen a cumplir el derecho a
la alimentación desde la escala más baja a la más alta y vin-
cular la vigilancia con la toma de decisiones. La comunidad
internacional debe desarrollar una relación de responsabilidad
fuerte y mutua con los gobiernos nacionales y todos los ciu-
dadanos del Sur. Por encima de todo, la nutrición debe ser
una prioridad y un principio indicativo del desarrollo, para
lo que debe contar con recursos económicos que permitan
conseguir unos objetivos claros y ambiciosos.
El éxito del Programa Mundial de Alimentos al conseguir
su objetivo de 755 millones de dólares en fondos adicionales,
demuestra que la ayuda alimentaria sigue siendo la única
intervención integral y a gran escala que la comunidad in-
ternacional está dispuesta a apoyar. Aunque Acción contra
el Hambre celebra las intervenciones agrícolas y la ayuda
alimentaria, éstas no son suficientes. Existen gran cantidad
de herramientas de eficacia probada que son más efectivas
para la protección de los medios de vida y el tratamiento de
la desnutrición que la ayuda alimentaria. Los donantes, los
gobiernos, las organizaciones no gubernamentales y otros
grupos que persiguen reducir la pobreza pueden realizar
importantes avances si adoptan una estrategia estacional.
La disposición de recursos antes de la llegada de la estación
anual del hambre puede salvar miles de vidas, con un pequeño
coste fiscal adicional. Acción contra el Hambre calcula que
una cifra de entre 38.000 y 70.000 millones de dólares anua-
les permitiría la puesta en marcha de un «paquete mínimo
básico» (Devereux et al., 2008: 110) para combatir de manera
efectiva el hambre estacional en todo el mundo.
En el contexto actual, la ampliación de los tratamientos
para la desnutrición debe ser una prioridad principal. Las

176
personas con desnutrición severa corren el riesgo de morir y
necesitan recibir tratamiento con alimentos terapéuticos. A
pesar del potencial de las recientes mejoras en el tratamiento
de la desnutrición severa, especialmente el tratamiento comu-
nitario y los alimentos terapéuticos listos para su consumo,
sólo un 5% de los niños con desnutrición severa reciben
tratamiento. Una inversión piloto en cinco países prioritarios
para tratar a un millón de niños desnutridos costaría sólo
entre 70 y 150 millones de dólares, en torno a 100 dólares
por niño, y proporcionaría un aprendizaje fundamental para
la aplicación de intervenciones similares en otros países.
Los tres casos de estudio ilustran la importancia de
las diferencias locales y, por tanto, la necesidad de ofrecer
respuestas adaptadas a cada entorno. Si queremos avanzar
realmente hacia la consecución de los Objetivos de Desarro-
llo del Milenio números 1 y 4, debemos reflexionar sobre la
incapacidad de iniciativas anteriores, destinadas a abordar el
problema del hambre, para impulsar la concienciación y crear
un marco para el diálogo político que reúna a la sociedad ci-
vil, las organizaciones no gubernamentales y los responsables
políticos nacionales e internacionales. La crisis financiera, el
cese de las protestas, disturbios y actos violentos locales, así
como el descenso de los precios mundiales de los alimentos
han provocado que muchos actores desvíen su atención hacia
otras prioridades. Sería una irresponsabilidad por parte de los
gobiernos nacionales y la comunidad internacional asumir
que esta crisis fue un acontecimiento excepcional y esperar
la llegada de la siguiente. Sin embargo, el hecho de no en-
tender todos los aspectos de la crisis alimentaria mundial no
evitará que se repita en el futuro: si no se emprenden acciones
ahora, los aumentos de precios de los alimentos atraparán a
millones de niños en una espiral descendente de pobreza y
desnutrición.

177
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191
ANEXOS

Anexo 1
Precios internacionales reales del trigo, el maíz y el arroz
desde 1960 hasta 2007

1.600
1.400 Trigo, Estados Unidos, n.º 2
Hard Red Winter (proteína
1.200
ordinaria), FOB Golfo
Precio indexado

1.000
Maíz, Estados Unidos,
800 amarillo n.º 3,FOB Golfo
600
400 Arroz, Tailandia, blanco,
5% grano partido, precios
200 nominales, FOB Bangkok
0
1960
1962
1964
1966
1968
1970
1972
1974
1976
1978
1980
1982
1984
1986
1988
1990
1992
1994
1996
1998
2000
2002
2004
2006
2008

Fuente: datos de UNCTAD deflactados, de acuerdo con el deflactor del PIB de EEUU
indicado por Steve Wiggins (2008).

Anexo 2
Producción y reservas mundiales de cereales desde 1960

2.500 40%
Producción total de cereales 1,1% anual
2.300
2.100 Proporción de reservas para 35%
Toneladas métricas

1.900 consumo: maíz, arroz, trigo

1.700 2,8% anual 30%


1.500
1.300 25%
1.100
900 20%
700
500 15%
1961
1963
1965
1967
1969
1971
1973
1975
1977
1979
1981
1983
1985
1987
1989
1991
1993
1995
1997
1999
2001
2003
2005

Fuente: Wiggins 2008.

193
Anexo 3
La especulación y la cobertura de futuros en los mercados
de materias primas en origen

Resulta imposible explicar aquí detalladamente las consecuencias


de la especulación en los incrementos de precios de los alimentos
que se han producido en los tres o cuatro últimos años. Para ello,
véase IFPRI (2008c). Sin embargo, es importante conocer alguna
información básica.
El mercado de materias primas opera de forma similar al
mercado de valores, con la diferencia de que las materias primas
podrían comercializarse, mientras que los valores pueden, en teoría,
conservarse por tiempo indefinido.
El precio de contado es el precio actual de las materias pri-
mas físicas en el mercado. El precio de futuro es el precio de una
materia prima que se entregará en un momento X según acuerden
todas las partes implicadas.
Un agricultor puede formalizar un contrato de futuros con un
operador, mediante el cual el agricultor acuerda entregar 100 bus-
hels de trigo a un precio de 10 dólares por bushel en 2010, un año
más tarde. Lo que ambas partes están haciendo, fundamentalmente,
es apostar en el mercado, estimando el precio que tendrá el trigo
un año después. (Es este tipo de contrato el que se negocia en el
mercado de futuros y no el cereal en sí mismo). Si un mes más
tarde el precio aumenta a 11 dólares por bushel, el agricultor habrá
perdido 1 dólar por bushel y el operador habrá ganado 1 dólar por
bushel. Esto se explica porque el agricultor no podría vender su
producción por un dólar más y el operador tendría que pagar un
dólar más si se materializara la operación al precio del mercado
de ese momento.
Los precios en los mercados al contado siguen a los precios en
los mercados de futuros porque cuando se realiza la transacción
final ambos son iguales. En este ejemplo, si suponemos que el precio
al contado en el momento de la firma del contrato se cierra a 11
dólares por bushel, el agricultor pierde 100 dólares en su cuenta de
débito y el operador gana 100 dólares en su cuenta de crédito.
El operador puede entonces comprar el trigo en el mercado
al contado pagando 1.100 dólares por los 100 bushels pero, al
tener un crédito de 100 dólares, sólo pagará 1.000 dólares por los
100 bushels, a razón de 10 dólares por bushel. El agricultor vende
su producción en el mismo mercado a 1.100 dólares, pero sus
ganancias se ven absorbidas por las pérdidas en el mercado de

194
futuros, por lo que sólo percibirá 1.000 dólares. Este proceso se
conoce como cobertura de futuros. En realidad, los especuladores
no tienen intención de entregar o recibir las materias primas, pero
negocian contratos de futuros con la esperanza de obtener bene-
ficios del mercado.
Dado que el precio de contado sigue al precio de los futuros,
los precios de los alimentos dependen tanto de las previsiones de
los precios como de la oferta y la demanda. Esto significa que los
precios sobrepasan las limitaciones de la oferta y la demanda y se
hacen más inestables. La situación se complica más cuando los
grandes inversores son capaces de retener grandes reservas y, de
esa forma, controlar los precios y el momento en que las primas de
riesgo provocan un incremento aún mayor de los precios de las ma-
terias primas. Esta combinación de cobertura de futuros e influencia
en los precios del mercado fue lo que provocó los incrementos de
precios que se produjeron entre 2005 y 2008.

Fuentes: Wahl 2008, Investopedia 2008, Third World Network 2008.

Anexo 4
Reservas familiares de alimentos, distrito de Machakos (Kenia)
120
N.º de hogares con reservas de alimentos en el hogar

Suficientes
alimentos

100

80

Línea media
60
de alimentos

40
Escasez

20

0
J J A S O N D E F M A M
Meses
Fuente: Onchere y Sloof 1981.

El eje vertical representa el número de hogares (de una muestra total de 119) que dijeron tener
alimentos de reserva (maíz, legumbres, gandul) para cada uno de los meses representados
en el eje horizontal. La «línea media» es una forma de separar los meses en los que puede
haber escasez de alimentos. Representa la media aritmética anual del número de hogares
que dijeron contar con alimentos de reserva. El eje horizontal comienza en junio, el mes en
el que empieza la cosecha de los cultivos después de la temporada de lluvias (legumbres),
a la que sigue el maíz en julio y el gandul en agosto (Chambers 1981: 43).

195
Anexo 5
Porcentaje de pérdida y ganancia de bienestar familiar debido
a los incrementos de precios de los alimentos en siete países
Entorno rural
2,5

2,0

1,5
Porcentaje de variación del bienestar

1,0

0,5

0,0

-0,5

-1,0

-1,5

-2,0

-2,5

-3,0
Bangladesh Pakistán Vietnam Guatemala Ghana Madagascar Malawi

Entorno urbano
0,0
Porcentaje de variación del bienestar

-0,5

-1,0

-1,5

-2,0

-2,5

-3,0
Bangladesh Pakistán Vietnam Guatemala Ghana Madagascar Malawi

Quintiles de gasto per capita 1 (más pobre) 2 3 4 5 Todos

Análisis realizado con datos de RIGA. Fuente: FAO 2008e.

196
Anexo 6
Resumen de las acciones propuestas por el Equipo de Tareas de Alto Nivel
como parte del Marco Amplio para la Acción
Objetivo Acción Organización
multilateral
responsable

Mejorar la • Proteger las necesidades de consumo FMI, OCAH, ACNUR,


accesibilidad y básicas de las personas pobres. UNICEF, Banco
ampliar el alcance • Aumentar el apoyo nutricional. Mundial, PMA, OMS
de la ayuda • Apoyar el tratamiento de la desnutrición.
alimentaria de • Fomentar la alimentación escolar.
emergencia, de • Ajustar las pensiones y otros programas
las intervenciones de protección social ya existentes.
nutricionales y • Permitir la libre circulación de la ayuda.
de las redes de • Analizar la creación de reservas de
seguridad alimentos con fines humanitarios.
Fomentar la • Proporcionar redes de seguridad de FAO, FIDA, Banco
producción de mejoren la productividad. Mundial, PMA
alimentos por parte • Rehabilitar las infraestructuras rurales y
de los pequeños agrícolas.
agricultores • Reducir las pérdidas posteriores a las
cosechas y mejorar las reservas en las
comunidades.
• Eliminar los obstáculos artificiales que
dificultan el comercio nacional.
• Mejorar los servicios veterinarios.
Ajustar las • Estudiar las opciones disponibles en FMI, UNCTAD, PNUD,
políticas fiscales materia de política comercial y fiscal. Banco Mundial, OMC
y comerciales • Utilizar las reservas estratégicas de
cereales para reducir los precios.
• Evitar los subsidios generalizados a los
alimentos.
• Minimizar el recurso a las restricciones a
la exportación.
• Reducir las restricciones impuestas sobre
el uso de las reservas.
• Reducir los aranceles que se aplican a las
importaciones.
• Mejorar la eficiencia de la facilitación del
comercio.
• Reducir temporalmente el IVA y otros
impuestos.
Gestionar las • Contener la inflación estructural y las FMI, Banco Mundial
repercusiones expectativas de inflación.
macroeconómicas • Valorar sus repercusiones en la balanza
de pagos.
• Movilizar apoyos externos para financiar
las importaciones adicionales de
alimentos.
• Garantizar unos niveles adecuados de
reservas de divisas.
• Valorar económicamente todas las
medidas fiscales de respuesta a la crisis
alimentaria.
(continúa)

197
Anexo 6 (continuación)

Objetivo Acción Organización


multilateral
responsable

Ampliar los • Fortalecer la capacidad de diseñar FMI, PNUD, PNUMA,


sistemas de y aplicar políticas y programas de ACNUR, UNICEF,
protección social protección social. Banco Mundial, PMA
• Avanzar hacia programas más eficientes.
• Identificar alternativas a la ayuda
incondicional.
• Mejorar la calidad y la variedad de los
alimentos.

Apoyar el • Mejorar el marco político propicio para FAO, FIDA, UNCTAD,


crecimiento dicho apoyo. PNUD, PNUMA,
sostenido de la • Estimular las inversiones públicas y Banco Mundial
producción de privadas en agricultura.
alimentos de • Garantizar un acceso seguro a los recursos
los pequeños naturales (la tierra, el agua y la biodiversidad)
agricultores y a una mejor gestión de ellos.
• Invertir en investigación agrícola.
• Mejorar las infraestructuras rurales.
• Garantizar el acceso sostenido a unos
mercados competitivos, transparentes y
orientados al sector privado.
• Respaldar el desarrollo de las
organizaciones de productores.
• Fortalecer el acceso de los pequeños
agricultores y otros agentes de la cadena
alimentaria a los instrumentos financieros
y de gestión del riesgo.

Mejorar los • Reducir o eliminar las distorsiones que UNCTAD, Banco


mercados experimenta el comercio agrícola en los Mundial, OMS, OMC
internacionales países de ingresos altos.
de alimentos • Aplicar la «ayuda para el comercio».
• Fortalecer la vigilancia de los mercados
para limitar la especulación.
• Crear capacidad para que los mercados
puedan responder mejor a las necesidades
de los países de ingresos más bajos.
• Apoyar el intercambio de reservas a
escala regional o mundial.

Alcanzar un • Preparar un marco común de referencia. FAO, FMI, UNCTAD,


consenso sobre • Desarrollar directrices y medidas de PNUD, PNUMA, Banco
los biocombustibles protección en materia de biocombustibles. Mundial
• Volver a evaluar los objetivos en materia
de biocombustibles, así como los
subsidios que se conceden y las tarifas
que se aplican.
• Facilitar las inversiones privadas para la
producción de biocombustibles.
• Fomentar la investigación y el desarrollo,
el intercambio de conocimientos y la
capacitación.
(continúa)

198
Anexo 6 (continuación)
Objetivo Acción Organización
multilateral
responsable

Reforzar los • Establecer sistemas de información FAO, FMI, PNUMA,


sistemas mejor coordinados. ACNUR, UNICEF,
mundiales de • Llevar a cabo evaluaciones y Banco Mundial, PMA,
información y supervisiones completas. OMS
seguimiento • Efectuar análisis de impacto.
• Realizar evaluaciones sanitarias y
nutricionales.
• Analizar las opciones políticas y los
enfoques programáticos disponibles.
• Revisar los planes de contingencia y los
sistemas de alerta temprana.

Fuente: Equipo de Tareas de Alto Nivel 2008.

Anexo 7
Tipología de estados de Harriss, aplicada a la situación de India

Aunque las definiciones varían, cuando se trata de movilizar al


electorado, el clientelismo se basa en el intercambio de votos por
bienes privados, mientras que las políticas programáticas dependen
de la capacidad de un partido político para atraer votos mediante
la provisión de bienes y servicios a la esfera pública o colectiva.
Harriss (2005) distingue tres tipos de estados:
Los estados de tipo 1 se caracterizan por tener una impor-
tante representación de las castas inferiores. Son aquellos en los
que el Partido del Congreso perdió su posición de dominio en el
sistema bipartidista en una primera fase: estos estados son más
programáticos.
Los estados de tipo 2 se sitúan en una posición intermedia
entre los clientelistas y los programáticos y están dominados por
la clase media. Son aquellos en los que el Partido del Congreso
perdió su ventaja, pero aún forma parte de un acuerdo estable
bipartidista.
Los estados de tipo 3 son clientelistas, dominados por las
castas superiores y funcionan como un sistema bipartidista con
una gran influencia del Partido del Congreso.
Para obtener una explicación más completa, consultar Harriss
2005.

199
Anexo 8
La fuerza de la estrategia contra-estacional

Evita endeudamiento
y ventas en
condiciones extremas

salarios más
Ingresos Protección de
altos
propiedades

escasez poder de más barato


de trabajo negociación que recuperar
propiedades

reducir PAQUETE MÍNIMO


OMD 1 y 2 emigración ESENCIAL PARA Rentable
extrema HACER FRENTE AL
HAMBRE ESTACIONAL

reduce
gastos de
emergencia
Alimentos
(en situaciones Evita la
críticas de hambruna
hambre)
OMD 4
reducir
mortalidad
infantil

OMD 3, 5 y 6

200
PUBLICACIONES DE «HUNGER WATCH»

El hambre estacional: la lucha silenciosa por los alimentos en el


mundo rural más empobrecido (2008)
Documento sobre el hambre en tres países (India, Malawi y
Níger), analiza el problema de la estacionalidad y las razones por
las que el mundo no reacciona ante una crisis que sabemos conti-
nuará produciéndose año tras año. A través de historias personales
y datos nacionales se muestra la magnitud del hambre estacional,
provocada por ciclos anuales en los que las reservas de alimentos se
reducen, los precios aumentan y los ingresos son escasos. Este tipo
de hambre, que pasa inadvertido, empuja a millones de niños al
borde de la inanición, retrasa su desarrollo de forma permanente,
debilita su sistema inmunitario y abre la puerta a diversas enferme-
dades mortales.
Escrito y editado por Stephen Devereux, Bapu Vaitla y Samuel
Hauenstein Swan. Prólogo escrito por Robert Chambers. Publicado
en 2008 por Icaria Editorial, Barcelona.
ISBN 978849888030, 184 páginas.

El hambre injusta: una crónica reciente de la lucha por los


alimentos y la dignidad (2007)
El primer informe del Observatorio del Hambre (Hunger Watch)
de Acción contra el Hambre presenta, en un lenguaje al alcance de
todos, un análisis de las causas y las consecuencias de la desnutrición
en todo el mundo. Este informe, en el que se combina un análisis

201
exhaustivo con testimonios personales de hogares que luchan por salir
adelante, evalúa las causas subyacentes del hambre en diversos países
de África. Crítica impactante de las instituciones locales, los gobiernos
nacionales, las agencias internacionales y los factores socioeconómi-
cos, que actúan en complicidad para la persistencia del hambre en
el mundo, este informe sostiene que el fin de la desnutrición es algo
absolutamente posible si existe suficiente voluntad política.
Escrito y editado por Samuel Hauenstein Swan y Bapu Vaitla.
Publicado en 2007 por Icaria Editorial, Barcelona.
ISBN 978847426936, 136 páginas.

Voces invisibles: testimonios de sida y hambre en Zambia


(2007)
Este informe analiza las consecuencias sociales y económicas
del VIH y el sida en las familias afectadas por la enfermedad. En él
se destaca el hecho de que la enfermedad no puede seguir siendo
considerada como un problema médico exclusivamente. Mediante la
realización de entrevistas en profundidad, durante la realización del
proyecto se dialogó con veinte hogares de cuatro áreas de Zambia.
Las historias que se incluyen en este informe son crónicas dolorosas
de personas que se las ingenian para hacer frente a dificultades como
encontrar alimentos, agua y atención sanitaria para sus hogares.
Escrito y editado por Natalie Duck. Publicado en 2007 por la
Red Internacional Acción contra el Hambre y CINDI.
84 páginas.

Hunger and HIV: From Food Crisis to Integrated Care (2007)


Como parte de las acciones humanitarias emprendidas para
hacer frente a la pandemia del sida, Acción contra el Hambre trabaja
para reducir las repercusiones del VIH y el sida en las comunidades
vulnerables. El VIH ha complicado el tratamiento de la desnutrición
severa, lo que dificulta la aplicación de las estrategias tradicionales y
requiere fuertes inversiones en investigación sobre el terreno. Esta
publicación supone una contribución importante para entender los
vínculos del VIH y el sida con el hambre, destacando la importante
investigación realizada por Acción contra el Hambre en Malawi.

202
Escrito por Claire de Menezes, Susan Thurstans, Pamela
Fergusson y Nynke Nutma. Prólogo escrito por Anne Nesbitt, ex
catedrática asociada del Departamento de Sanidad Comunitaria de
la Universidad de Malawi.
Fotos de Susana Vera. Editado por Samuel Hauenstein Swan.
Publicado en 2007 por la Red Internacional Acción contra el
Hambre.
ISBN 978-0-955773-1-8, 73 páginas. Disponible sólo en
formato pdf.

Water and HIV: Working for Positive Solutions (2007)


Este informe presenta una imagen real de las necesidades de agua
y saneamiento de las personas y hogares afectadas por el VIH y el sida
en Zambia. Estas necesidades se centran especialmente en términos
de cantidad de agua y acceso a ella y diseño de instalaciones. En torno
a 40 millones de personas de todo el mundo están infectadas por el
virus, cifra que se multiplica enormemente si contamos a todas las
personas afectadas. Sin embargo, las instalaciones y servicios sani-
tarios y de agua son tremendamente escasos tanto en zonas rurales
como urbanas de África y Asia. No obstante, como se señala en este
informe, la investigación y el trabajo de campo realizados de forma
continua por Acción contra el Hambre ofrecen diversas soluciones
rentables y de eficacia probada.
Escrito por Jennifer Organ. Prólogo escrito por Ben Fawcett.
Publicado en 2007 por la Red Internacional Acción contra el
Hambre.
33 páginas.

Women and Hunger: Women Play a Central Role in the Fight


Against Hunger (2006)
Las mujeres de todo el mundo desempeñan múltiples funciones
en la comunidad, el sector productivo y la familia. Por tanto, las
mujeres son partícipes fundamentales en la lucha por acabar con el
hambre. Las agencias deben tener en cuenta esta realidad a la hora
de diseñar sus programas humanitarios. Acción contra el Hambre
analiza cuestiones como la educación, la nutrición y las relaciones

203
de género desde la perspectiva de las mujeres. En este informe se
reúnen diversos trabajos de investigación y de campo para crear una
visión completa de las dificultades a las que se enfrentan las mujeres
en diversas partes del mundo.
Escrito por Samuel Hauenstein Swan. Publicado en 2006 por
la Red Internacional Acción contra el Hambre.
84 páginas.

204
RED INTERNACIONAL
ACCIÓN CONTRA EL HAMBRE
(ACF INTERNATIONAL)

Acción contra el Hambre - España


C/. Caracas, 6, 1
28010 Madrid
Tel.: +34 91 391 5300
Fax: +34 91 391 5301
www.accioncontraelhambre.org

Action Against Hunger – USA


247 West 37th Street, 10th Floor
New York, NY, USA 10018
Tel.: +1 (212) 967-7800, Toll free: +1 (877) 777-1420
Fax: +1 (212) 967-5480
E-mail: info@actionagainsthunger.org

Action Against Hunger – UK


161-163 Greenwich High Road
Greenwich, London, SE10 8JA
Tel.: +44 208 293 6190
Registered Charity No. 1047501
www.actionagainsthunger.org.uk

Action contre la Faim – France


4, rue Niepce
75662 Paris Cedex 14
Tel.: +33 (0)1 43 35 88 88
Fax: +33 (0)1 43 35 88 00
www.actioncontrelafaim.org

Action contre la Faim - Canada


7105 Rue St-Hubert, Bureau 105
H2S 2N1 Montréal, Québec, Canada
Tel.: (514) 279-4876
Fax: (514) 279-5136
Email: info@actioncontrelafaim.ca

205

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