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¿Qué otras cosas vislumbras en la oscura lejanía, allá en el abismo del tiempo?
William Shakespeare, La Tempestad.
llamada se abre la cortina, baja una enorme pantalla IMAX de cine y empieza la
pez que luego se aventura torpemente en tierra firme. Sus aletas se convierten
extremidades que come insectos y corretea con ojos saltones entre la alta
alargan como zancos, ahora corre mejor, puede saltar y escapar de sus
su rostro hasta tener visión tridimensional. Sus dedos crecen para poder agarrar
mejor las hojas, bayas y frutos que ahora le gustan más que los insectos. Su
completo.
Baja de los árboles y se interna en la alta hierba de la llanura. Para poder ver a
donde va, se yergue en dos patas de vez en cuando. Toma un hueso para
mejor cazador que ellos. Cambia su dieta y aprende a comer carne. Ya de pié,
del cuerpo, su cerebro crece, fabrica armas de piedra, viste con pieles, se
tambor).
Amanecer humano
verdoso. Arriba una luz blanca y cegadora. Sobre sus paredes agrietadas,
Entra decididamente a escena el narrador que nos dice con dicción impecable,
(sus gestos son amanerados, viste de frac y guantes blancos): -En los
climáticos.
kilómetros hasta llegar al mar. La fricción es tal, que las piedras arden
gigantesca ola estalla contra un farallón calcáreo del jurásico haciéndolo añicos.
Millones de aves asustadas levantan vuelo y son abatidas por la tromba de un
poderoso huracán.
mar embravecido que subía drásticamente de nivel día con día, cambian el
Dos enormes toros negros y ensangrentados se baten por una hembra. Una
fogata arde con estrépito al costado de una ruma macabra de huesos humanos
tiempo. Esas son las dramáticas circunstancias de esta nuestra primera historia
está cubierta por una burda piel de oso. Nos encontramos en una cueva, en
Krápina se rasca, camina unos pasos apoyándose sobre la parte externa de sus
piernas, sus rodillas están dobladas y su cabeza echada hacia adelante, levanta
salimos demasiado pronto de África, llegamos a Europa hace 200 mil años, nos
descender de primates herbívoros, vivíamos y moríamos a ras del suelo bajo las
reglas de los carnívoros. Teníamos los dientes muy fuertes y los usábamos
como una tercera mano. No éramos tan rápidos como el tigre, ni tan fuertes
como el oso, pero sabíamos pelear y lo hacíamos con inteligencia. Sin embargo,
memoria del hombre, hasta que nos descubrieron el siglo pasado en Alemania,
de laderas abruptas por donde discurre el río Neander, pequeño afluente del
Rin; no sin antes confundir los restos de nuestras piernas arqueadas, con los de
un cosaco mongol de la caballería rusa que se suponía llegó hasta la cueva para
está deformado en una mejilla y le falta un ojo, su brazo derecho está cercenado
arriba del codo, renguea y tiene una severa artritis en el tobillo izquierdo, lleva
espeso de hierbas curativas, dice: -La vida aquí era dura y peligrosa, éramos
vida que teníamos que llevar. Cuatro de cada cinco adultos machos teníamos
Auroch, toro gigantesco cuyo lomo llegaba más arriba de mi cabeza. Tengo 27
caníbales, otros que festejábamos ritos mortuorios durante la luna llena para
otras podredumbres.
Amanece lentamente, al fondo de la escena aparece la enorme boca de la
cueva, y casi tocándola, una hermosa vista del océano. Una brisa helada entra a
la cueva.
Shanidar se abriga más y se levanta con dificultad ayudado por la mujer y su hijo
habíamos salido. Tardamos 200 mil años en dar la vuelta y estábamos frente a
nuestro lugar de origen, nunca supimos que, con tan sólo cruzar el estrecho de
ambiente nos aniquiló (se yergue lo más que puede y mira al público con
tristeza)... muchos sostienen... que otra rama humana más evolucionada, como
disfrazado que salta como gacela (el brujo). Rodean a los tres Neandertales y
centro un enorme cráneo de oso se calcina. Al fondo vemos una tarima con el
sobreviviente de otra época lejana y futura, aún para nosotros; lleva una especie
espaldas, lo ilumina un reflector amarillo que tiene fallas eléctricas de algún tipo.
Mientras gira lentamente hacia el público, dice con voz grave y pausada: -Nueve
viviendo en cavernas... y como van las cosas, parece que volveremos otra vez a
las cavernas (La pantalla muestra su rostro increíblemente pálido, lleva la barba
crecida de varios días y las órbitas de sus ojos totalmente en blanco producto de
-Han pasado quince mil años desde que Krápina murió...hoy sabemos que
tienen el rostro pintado de azul y ocre, las mujeres llevan el pecho descubierto,
sus críos van prendidos de las mamas. Algunos comen carne, otros, frutas y
semillas silvestres. Sobre la pantalla vemos cómo unas manos tallan con gran
la sensibilidad humana.
El grupo humano extiende las palmas de las manos hasta casi tocar las llamas y
más (rayos láser dibujan en el espacio la colorida molécula del ADN que gira
niños. Se acercan con respeto a la gran pared rocosa donde vemos dibujados
(notamos que le falta una falange), rocía con cuidado el color sobre ella y dibuja
vemos a Pablo Picasso que dibuja una figura extraña con una linterna). El grupo
fondo.
Narrador (se para de nuevo): -El clima del planeta cambió por completo, los
alto, desnudo y primitivo se levanta del suelo, rápidamente una mujer se sube
encima de sus hombros, ambos alzan los brazos con los dedos separados y
recitan con voz grave y profunda (un coro de voces emiten un OOOOOOO
gutural):
gruesa y pastosa, sobre los ojos lleva colocadas dos flores blancas.
suelo en una posición obscena, otros los rodean danzando hasta formar un
las órbitas vacías y huecas de los cráneos Neandertales nos miran en silencio.
Tendrían que pasar 30 mil años más, hasta que se descubra la metafísica
alrededor de una historia humana más acumulada. (El fuego se apaga y cae el
telón).