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GIPUZKOA
JOSE ZUFIAURRE GOYA
El nombre ge nrico q ue se da en
euskera al casero vasco es baserri- , Todos ellos tienen su nom bre,
qu e se les puso cua ndo fuero n construid os, y qu e en el lenguaje coloqui al sustituye al ape llido de sus morador es, an tep on i ndol es aqul
cuando se les nombra, como Otaoko Santiago , Muruazpiko Juan,
que quieren decir: Santiago el de
Otano - y Juan el de Muruazpi- .
La existencia de algn determ inante tras el nombre del caser o denota
la de rivac in de edificac iones anteriores o su situaci n con resp ecto a
otros de algn posible agrupam iento: berria, nuevo; zaarra, antiguo;
- qoikoa-, el de arriba; azpik oa- , el
de abajo , etctera.
Aunqu e muchas veces la orientaci n de su fachada principal viene
algo cond icionada por la de la pendiente del terreno, se proc ura qu e estn orientados hacia donde sale el
sol, deb ido a que el viento que procede de aque lla direccin es el me-
Bajo cubierta.
Teilatupea.
Karrua.
edad. Todas ellas son de tipo espiritual, ya que difcilmente puede protegerse un edificio aislado en la ladera del monte.
Para proteger la casa de la tormenta que amenaza, se echa al fuego una
hoja de laurel, de la rama que se bendijo en la iglesia el Domingo de Ramos y que se conserva en la casa
durante todo el ao, se echa por la
ventana una aspersin de agua bendita haciendo forma de cruz y se reza
una oracin. En algunas casas tambin encienden una vela.
En la puerta de entrada se coloca
anualmente una flor de cardo silvestre llamada Eguzki lora" o flor del
Sol.
En algunos establos tienen la estampa de San Antonio para que proteja a los animales.
Tambin he visto colgar del marco
interior de la ventana de la cocina un
manojo de flores de organo , que se
recogen una vez al ao el da de San
Lorenzo.
En casi todos los caseros se pueden ver pequeas cruces de madera
en los dinteles de las puertas de entrada, en la misma puerta y en los
marcos de algunas ventanas. Son
para proteger la casa del fuego , rayos y otras desgracias , y tamb in se
colocaban hasta hace pocos aos,
sujetas en una vara clavada en el
suelo , en los campos sembrados
para protegerlos de pedriscos y tempestades . Las haca y renovaba todos los aos el cabeza de familia con
ramitas del laurel antes citado .