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1. Introduccin.
La expresin Filosofa Latinoamericana presenta algunos problemas, pues
ella no agota el universo filosfico de Amrica Latina y el adjetivo utilizado
merece una reflexin histrico-cultural.
En relacin al primer tema, se ha llamado Filosofa Latinoamericana a un
movimiento que se desarrolla entre los aos 50 y 70 del siglo XX, con dos
corrientes distintas: Filosofa de la Liberacin e Historicismo. Al mismo tiempo
se dan en nuestro subcontinente otras posiciones filosficas, interpretaciones o
adaptaciones de tendencias europeas, como el heideggerismo o el marxismo,
mientras que la Filosofa Latinoamericana trata cuestiones de nuestra historia,
sociedad y cultura. A partir de las dcadas del 80 y 90, otros pensadores
interesados en estos asuntos, han producido crticas a dicho movimiento, de
manera que tampoco se los puede llamar filsofos latinoamericanos.
El presente ensayo acoge estas crticas, pero no las considera rupturas sino
continuaciones de algunas tesis de la Filosofa Latinoamericana en su versin
coherentemente historicista.
Respecto al segundo tema, se puede realizar un anlisis histrico del nombre
Amrica Latina, para llegar a la conclusin de que no se debe utilizar
ingenuamente, como si fuera el nico posible, ni siquiera el mejor. En su libro
Teora y crtica del pensamiento latinoamericano Arturo Andrs Roig seala
que hacer hincapi en la latinidad es dar importancia a lo adjetivo ms que a lo
sustantivo, al colonizador ms que al colonizado, como si en el momento de la
conquista Amrica hubiera sido un continente sin contenido.
Adems, el filsofo argentino muestra que el nfasis en lo latino es un
fenmeno ideolgico de la segunda mitad del siglo XIX. Por un lado, la
expresin Amrica Latina manifiesta la rebelda de nuestro subcontinente
hacia Estados Unidos, invasor de Mxico en esos aos y en consecuencia, una
subestimacin coyuntural de lo sajn, como la que se encuentra en forma
paradigmtica en el Ariel de Rod del ao 1900. Por otro lado, coincide con el
panlatinismo promovido por la Francia de Napolen III, justificacin ideolgica
de su voluntad expansionista, de la cual es buen ejemplo el gobierno del
emperador Maximiliano en el pas azteca.
En aquel momento se vuelve notoria la diferencia de intereses geopolticos
entre Estados Unidos y nuestra Amrica, como la llama Jos Mart, por
cubano muy consciente de este problema. Es, pues, una coyuntura histrica la