Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
En nuestros días, se olvida conscientemente citar a Jean Jaurés cuando afirmaba que el
capitalismo trae dentro de sí la guerra como la nube trae la tormenta. Y se podría añadir
que esta verdad es todavía más flagrante cuando el capitalismo toma la forma política
del fascismo. Para ceñirnos a la Segunda Guerra Mundial y a sus prolegómenos, es
incontestable que el capitalismo fascista estuvo en su origen. Mussolini atacó Etiopía y
Albania; Hitler se apoderó de Austria y de Checoslovaquia; el Japón militarista atacó
China y la Unión Soviética; Franco, ayudado por Alemania e Italia, instauró su poder
contra la República. Como última etapa, Hitler desencadenó la guerra mundial
agrediendo a Polonia.
Es en el cuadro general de esta guerra mundial donde apareció la expresión más cruda y
la más exterminadora de la explotación capitalista: aquélla de que ha sido objeto la
mano de obra de los campos de concentración nazis. Los KZ hitlerianos tenían,
originalmente, como objetivo separar del resto de la población alemana a los opositores
políticos a quienes se trataba tan duramente que un gran número de ellos murió entre
1933 y 1940. Más tarde, los SS, que eran los guardianes de los campos, se sirvieron de
sus prisioneros para ganar algún dinero haciéndoles trabajar en empresas de su
propiedad, canteras principalmente.
Imágenes de la esclavitud de la población judía en la Alemania Nazi
Desde 1942, los grandes trusts alemanes de la industria de guerra exigieron que fuera
compensada la movilización a ultranza de las fuerzas de trabajo tradicionales por una
utilización intensiva de la mano de obra de los campos de concentración. Se vio
aparecer, en el interior mismo de los campos, fábricas de armamentos diversos; y en el
exterior, en los kommandos, donde el modo de vida y de muerte no difería en nada al de
los KZ, de los que dependían, a veces eran todavía peores, empresas dependientes de
todas las ramas de la gran industria: aviación, productos químicos, metalurgia,
extracción minera, etc. Los prisioneros trabajaban día y noche. Eran esclavos que
trabajaban a voluntad. Su vida pertenecía a los SS, sin restricción ni límite.
Sin embargo, como escribió un historiador: "No hay que caer en la trampa. Los KZ
nazis y sus kommandos no han resucitado la economía antigua. Los fabricantes de V2,
de fusiles y de aviones, que empleaban presos por cientos de miles, no pertenecían a un
mundo extraño a los movimientos de capitales, a la bolsa de valores y a los balances
consolidados". [44]
No perderemos el tiempo en el tema del oro nazi robado a los judíos de Europa y que
transitó principalmente por Suiza para ser "blanqueado" y servir para la compra de
material bélico para la Wehrmacht. Aquí también, se trata de un tráfico efectuado según
las reglas capitalistas más estrictas.
Hay que remarcar que un cierto número de súbditos de estas clases fue igualmente
utilizado como mano de obra en Auschwitz y en otros campos de este género desde
finales de 1942.
Los bancos suecos, en ese mismo periodo, habrían "blanqueado" hasta 26 millones de
dólares de oro saqueado por los nazis. El banco Enskilda habría comprado a Alemania
entre el 5 y el 10% de un total de 350 a 500 millones de guilden en títulos robados a
judíos holandeses. Esta colaboración con la Alemania hitleriana salió a la luz
inmediatamente después de la guerra, y los Wallenberg vieron sus bienes congelados en
los Estados Unidos. SKF, todavía ligada a los Wallenberg, se volvió entonces hacia la
URSS, que tenía gran necesidad de cojinetes de bolas, y le acordó importantes créditos.
Al desarrollarse la Guerra Fría, los Estados Unidos hicieron suspender cualquier ayuda
a los soviéticos y amenazaron con hacer pública la colaboración de los bancos y de la
industria sueca con los nazis. Cesarani concluyó que Raoul Wallenberg fue sin duda
víctima de estas oscuras intrigas que, suministrando a Hitler material estratégico,
hicieron derramar sangre entre 1939 y 1945.
-----------------------------------------------------------
[46] El exterminio de judíos y de gitanos en las cámaras de gas revela otra lógica.