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The Palermo Manifest


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Schmidt, Esteban
The Palermo manifesto.-1' ed. - Buenos Aires: Emecé Editores,
2008.
184 p. ; 23x14 cm.

ISBN 978-950-04-3109-5

1. Ciencias Políticas 1.Tftulo


CDD 320

«Dios, concédeme la serenidad para aceptar


las cosas que no puedo cambiar, el valor pa-
ra cambiar las cosas que puedo cambiar y la
sabiduría para reconocer la diferencia.»

Reinhold Niebuhr, Plegaria de la Serenidad.

© 2008, Esteban Schmidt

Derechos exclusivos de edición en castellano


reservados para todo el mundo
© 2006, Emecé Editores S.A.
Independencia 1668, e 1100 ABO, Buenos Aires, Argentina
www.editorialplaneta.com.ar

Diseño de cubierta: Departamento de Arte de Editorial Planeta


l' edición: octubre de 2006
Impreso en Talleres Gráficos Leograf S.R.L.,
Rucci 406, Valentín Alsina,
en el mes de septiembre de 2006.
Oueda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares
del "Copyright", bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción
parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos
la reprografla y el tratamiento informático.

IMPRESO EN LA ARGENTINA / PRINTED IN ARGENTINA


Ouudl\ Imoho 01dnpómtn qUIl prnviono In loy 11. 7?
II1I1N U'/l1 IJ!'IO04 :110
Buenas tardes. Queríamos vivir bien cuando
nacimos; cuando crecimos, queríamos ser Suiza.
Tener nuestra tranquilidad, nuestro aburrimien-
to' nuestros electrodomésticos. Un número de-
finido de drogadictos, de pedófilos, de indesea-
bles, clasificados uno por uno, con sus códigos de
barras en los brazos, impresos debajo de los nu-
dos eternos de la BCG. También queríamos un
sistema de doble oportunidad para los más len-
tos y prosperidad para todos. Que nos pusiéra-
mos de acuerdo para resolver los problemas, a ve-
ces dándote un poco a vos y vos dándome un
poco a mí. Sin puñaladas, paisano. Usando la ca-
beza. Sin abusar, sin manipular, sin dejar lloran-
do a nadie, porque cuando el dólar está barato so-
mos los que nos reímos mucho juntos en un
hostel de Berlín.
Ahora, compañeras y compañeros, lo deci-
mos en voz alta, lo decimos en esta tribuna y sin
rodeos, nos vamos a cobrar este tremendo pija-
zo de veinticinco años, y contando, porque no
ponsables de las cosas
10 The Palermo Manifeslo Esteban Schmidt 11

tristes que van a pasarle a la patria. No era la idea varios de esos son miedos irracionales que pasan
en 10 más mínimo que todo terminara tan mal, por moral, y en la adolescencia de Alfonsín, el re-
tan asquerosamente mal. Es cierto que nos cos- zo laico democrático, el preámbulo de la Consti-
tó mucho tiempo ver esta realidad como un he- tución, sin ir más lejos. Cuando la democracia se
cho que estaba consumado en el arranque mismo. atornilló como manera de ver las cosas, nosotros
Lo que pasa es que la esperanza es un sentimien- quisimos, como nunca quisimos nada más, que
to demencial y, como la desilusión no mata, el nos fuera bien a todos.
ciclo de ilusión y desencanto puede repetirse al Ahora somos los que caminamos por las ea-
infinito. Y bueno, aunque sea inaguantable, ya 11essin apuro, somos los de las ojotas, los de los
captamos la idea. Que lo que tenga pasar pase, Hush Puppies, los de las remeras y buzos con
entonces, y si se puede elegir nos gustaría que la motivos pop y los que así lookeados, sin embar-
próxima calamidad tarde en mostrar el látigo go, nos presentamos en público con una ligera
porque no tenemos ninguna ansiedad para la turbación, como afectados por la realidad, por el
desgracia. Mil disculpas por esta pasividad que presente, tipos no del todo satisfechos, no del to-
los activistas más jóvenes juzgarán tan mal, pe- do contentos. Enojados no estamos, no quere-
ro estamos dispuestos únicamente a sacrificios mos engañar a nadie, porque el enojo es un día.
que nos mantengan integrados en el mercado No nos vamos a dormir pensando en 10 mal que
durante los años que califiquemos como compe- está todo, en lo peor que va a terminar. Si no es-
titivos, y al solo efecto de evitarnos una vejez tás demasiado mal de la cabeza, cambiás de tema.
monstruosa. Merecíamos más. Eso sí. A todo esto llamémos-
Nosotros, que nos creemos hermosos y mal- lo malestar porque no es superficial; superficial-
ditos, prácticos, modernos y generosos, sabios y mente parecemos muchachos superficiales. Re-
geniales, porque todos lo dicen, somos cínicos en soplamos cada tanto, es verdad, una vez por día,
público pero sólo para no dar tanta ventaja a y sin querer, de un modo que nos deja la cara du-
quienes no les importa absolutamente nada ni ra y tonta, que nos hace sentirnos grandes, vie-
nadie, pero en la vida cotidiana y privada cum- jos, un bufido que indica que nos embola la mor-
plimos todavía con las obligaciones laborales y t alidad y la juventud perdida, que nos pone tan
vecinales, cstaqucados por los mandatos mora- tristes que no lo podemos ni hablar. Algo así. Ya
les que m<\l11.1mOS en el catecismo de la inf.mchl, 1'10 SOIllOS (:,111 buenos como él\lI1WS. pero cuan
12 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 13

to podríamos estirar el trámite de resignación al guir enganchados en el mercado laboral sin me-
ciclo vital si algo nos tuviera encendidos. ter miedo, sin asustar a nadie, sin que digan, pe-
En otros tiempos, compañeras y compañeros, ro vos, ¿no eras contra?, con la facha y el silencio
cada vez que quisimos aportar algo, dar nuestro que nos imponemos para no perderlo todo, nos
punto de vista para tratar de ayudar, para mejo- quedamos con la leche por la marginación. ¿Pe-
rar la cosa, y que la Argentina fuera Canadá, los ro cómo es que llegamos acá?
que controlaban los presupuestos nos empujaron Las primeras rondas de rechazo que sufrimos
a la banquina para optar por la nube de alcahue- fueron a mediados de los años ochenta, con las
tes que los merodeaban y que hicieron la vista masas todavía felices por ir a votar, con los pibes
gorda tanto, tanto, que alcanzaron la inmortali- en los brazos que querían pasar al cuarto oscuro,
dad burocrática, estatal y demócrata e hicieron porque Buenos Aires fue primavera en Walnut
durante veinticinco años todo mal, todo por la Grave durante dos o tres elecciones, toda gente
mitad, o todo entero pero despacio y tarde. Gen- católica y feliz, votando, votándose, sin morbo
te criada para soportar y reproducir una vida sin en el ambiente. Elegir superaba los efectos perso-
agendas, de tiempos eternos, de chistes fáciles, nales que le trajera a cada uno, ese atardecer, un
de maltrato y abuso de poder, y convencida de la triunfo o una derrota, aunque lo cierto es que una
naturaleza inevitable de algunos modales a los cosa era hacer la cola con la enorme sonrisa de in-
que justifican con todo el dramatismo con el que feliz demócrata para el sellado del documento y
se puede hablar de política. Hay que estar ahí, vie- otra que el lunes se abrieran los ministerios para
jo, es su consigna. Un verso infernal que se com- que opináramos todos.
pra en la oficinas de apuntes de las facultades Nosotros, que estuvimos ahí desde el princi-
sociales, mal cortado con palabrería que se apren- pio, estábamos verdes. Fueron nuestros prime-
dió en la calle, en los paseos infantiles por el Mer- ros contactos con el mundo de los adultos, y nos
cado Spinetto, para proteger los tronos y a los tro- echamos la culpa por la indiferencia de las perso-
nadas sentados encima, que no hicieron mucho nalidades electas. Creímos, entonces, no saber
más que espamento y plata, porque eso es todo orno funcionaban las cosas importantes y que
lo que se ha visto. rcníamos dificultades serias para las relaciones
Nosotros, con el cmpaquctamicn personales por efecto de una mala cuna, una fa-
[uc disponemos para pasar dcsnperclbldns y 1-''' 11.1 de orluen. Nos C,lIH\LlIll1lOS mucho, Nos estu
14 Esteban Schmidt 15
The Palermo Manifesto

diamos. Nos miramos tres generaciones atrás pa- modo. Le parecía: qué barbaridad. Un radical no
ra ver cómo se había armado nuestra incompe- pudo ver que las cosas iban a ser cada vez más pe-
tencia. queñas. Que no iba a hacer falta más espacio; ni
Gobernaban los radicales. más obreros, ni más hierro. Todos esos asuntos
Era gente que habíamos visto en simultáneas materiales, todas esas materias de un Kennedy,
de ajedrez en el Parque Rivadavia durante el Pro- un Stalin o un Mao, provocaban muchísima ma-
ceso y en un recital de Piero en Atlanta, y con sus la sangre y los radicales eran compañeros que se
hijos, a fines del '83. Eran los que más se nos pa- tomaban la presión en las farmacias y hacían la
recían. Un radical podía entender que el mundo Claringrilla. y muy bien. Tenían gran familiari-
es injusto, salvaje, que está descompuesto, que dad con los asuntos graves y emotivos de todos
hay enfermedades espantosas curables pero los tiempos, como la Guerra del Peloponeso, pe-
también una superabundancia inmoral. El doc- ro por alguna extraña razón sabían menos del pre-
tor podía ver documentales, leer artículos, pero sente y se comprometían menos con los asuntos
no quería asumir al mundo como una esfera des- ardientes que les tocaban en vida. La cultura de un
graciada. Iba a decir qué barbaridad pero no iba radical se sostenía en un mundo de fascículos. Mi-
a hacer nada con la barbaridad. Interesado en las les de fascículos. Pero ni una llave inglesa. Los ra-
} relaciones personales como si el mundo se in- dicales no eran hacedores. Un radical no construía
ventara ante sus ojos y se viera obligado a dialo- una balsa ni con palitos de helado. Poca fábrica
gar con todos los sectores, un radical no dejaba en el cuero de un radical. No había siquiera me-
que lo desacomodaran con problemas demasia- moria familiar de aeromodelismo a los lados del
do grandes. Estebitsn -nos decían-, una cosa aeroparque. y después esa fuerte tendencia, ra-
por vez. dical, a ser abogado, a que les crezcan sobretodos
Un radical podía dormir, pero no recordar los desde los omóplatos, para volar de un lado a
sueños. Muchos problemas para imaginar. Enton- otro, pero con papeles y con muy pocos resulta-
ces no vio venir la telefonía celular. Si lo apretaban dos concretos.
con la hipótesis, podía entrever a un hombre con En los años noventa, con el país de remate to-
una vieja antena de televisión enganchada él su co- tal y la jornada de elecciones convertida en una
lumna vertebral, porque no mucho más que eso ut ina dolorosa, con presidentes de mesa en fu-
podía ser 1.\telefonía inal.imbrica, a por todos los pueblos con arroyo del )).\1S, por-
16 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 17

que nadie quería dedicar todo un día gratis a un de los presupuestos, asomar la cabeza por ahí, pa-
casting de ladrones y vagos, aun con ese pano- ra no empantanarnos en los suburbios del pique-
rama quisimos dar una mano para frenar la li- terismo político y el olor a goma quemada. Eso
quidación. Pensamos también que la plata por también fue lógico. A veces hay dos lógicas y las
opinar o gestionarnos tocaba. Como éramos adul- dos están bien.
tos, queríamos contratos para matar el hambre No nos abrieron la barrera cuando volvimos a
pero mediante el desempeño de alguna tarea que insistir yeso que podíamos camuflar muy bien el
resultara práctica y moral. Queríamos manejar resentimiento. ¿Qué más querrían? Se ve que al-
cosas así como la Dirección de Control Sanitario guna forma de sinceridad cotizaba. Estebitsti, vos
para que se terminasen los patys contaminados no estás muy convencido de esto, vos no me res-
de la Plaza Miserere. Se puede, dijimos. Se pue- petás, mejor lo dejamos. Te hablaban como en te-
de alejar a los compañeros pobres de las enferme- rapia. Con mucho lo.
dades terminales que se cocinan en la zona del La cuarta época en que nos autoconvoca-
vientre. mos, pasado el 2001, el inolvidable verano del
Todo el mundo gobernante y gobernado se ha- 2002, con todo el ambiente destruido, Hiroshi-

bía vuelto para entonces más o menos del pejota ma y Nagasaki made in Caballito y Flores, arran-
y para no desentonar tanto con esa clase de per- camos con unos amigos para el microcine de
sonas, aflojamos nuestras pretensiones de pun- Un Gallo para Esculapio, en Costa Rica y Uriar-
tualidad y temario para las reuniones, el prusia- te, en el barrio de Palermo, a hacer unas reunio-
nismo totalmente fuera de línea con la chantada nes frustrantes con un grupo inorgánico de ex
mediterránea en la que se crió todo el mundo. Pe- militantes políticos que iban del centro a la iz-
ro tenían gente más idónea para cumplir esas fun- quierda, toda gente muy parecida a nosotros,
ciones porque tampoco nos prestaron atención alguna bastante igual, con toda la industria
esa vez. Así que no pudimos. Y tiramos varios simbólica bien representada, para ver cómo
años haciéndonos las víctimas del realismo suda- podíamos hacer para insertarnos o mojar, co-
mericano' sin estrategias nuevas de inserción. mo se dice en el ambiente, cuando parecía que
Aunque no nos desterramos, lo que habría sido .11 fin íbamos a poder hacerla. Representar a las
lógico, porque cuando te cagan, te venzás o te vas. 111i1!'lílS y poder hacer bicn todo lo que se había

Iuvirnos que insistir en el merodeo Dar 1MI zonas hecho mal.


18 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 19

Juntamos veinte cabezas. Compañeros con y nos corrimos para descubrir otra forma de la
taras de izquierda inviables, compañeros que pobreza que es cuando, además de todo lo que se
especulaban sobre la utilidad personal de la sabe de la pobreza, una persona se vuelve social-
convocatoria, a ver si les servía, si enganchaban mente inútil.
un contrato. Una abogada que estaba en el nego- y nos condenamos a los bares, a sobrevivir
cio de los derechos humanos, de un tercer grupo, exiliados de lo que nos importa. A planear la ven-
dijo yo podría estar en el gimnasio y, sin embar- ganza. Los íbamos a pasar por arriba con un Sca-
go, estoy acá. La verdad, te lo decimos ahora, es- nia por el simple hecho de ser más inteligentes.
túpida, es que estabas ahí porque los sábados son Calculamos mal.
días largos. Días que se pueden poner monocro- Cuatrocientos kilos de café después, hilamos
máticos, si estás solita. las cuarenta mil palabras de esta tarde, pocas en
N os sentimos enseguida muy frustrados y comparación a los kilómetros de texto de odio
muy solos en el intento de reconstruir la patria. que nos monologamos caminando por Callao
Quién lo manda a uno a hacerse el personaje gra- desde Rivadavia a Córdoba después de una mar-
ve con intereses tan magnánimos. Por otra parte, cha, un acto, después de una reunión. Lo que nos
no duró nada el hiato anárquico, porque al poco permite sentenciar que las dificultades que tene-
tiempo se rearmó el elenco estable y captamos en mos para concretar nuestros proyectos, por pe-
términos absolutos que los que están a cargo son queños, por egoístas, por escandalosos que sean,
compañeros a los que le dieron otra papilla de ne- nos enseñan lo difícil que puede resultar para
nes o que armaron Rastis quemados en plena eta- otros alcanzar sus propias metas.
pa formativa. Y que lo que no es para uno, no es Digamos esto en honor de las bandas que fun-
para uno. Como en una fábula. dieron el país.
Los Asuntos Públicos son los asuntos del pú- Podríamos, entonces, ser más flexibles, más
blico de acá, de la gente conocida, de nuestros humildes, callarnos la boca. Podríamos parar acá.
compañeros de colegio y de trabajo, de hermanos N o nos anulemos tan pronto.
y padres. Había que sacarle carga moral a nuestro ontemos los detalles.
compromiso para no chocar con la realidad del uc dejamos de votar. Que se terminó para
egoísmo y la maldad de todos ellos. Entonces fue SÍl.!111 pro la escena de falsi flcar emociones los do-
que, sacándolc carga moral, nos dcsmorallz.unos, milHlOs electorales en que al'l\\IH.:.1b.\I110S p.\I'"1.,1'1
20 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 21

escuelas. Que si estaba nublado, la jornada elec- para hablar con algún verdadero contemporáneo
toral quedó opa eada, pero que si había sol, ah, suyo. Desmoralizados por el destrato, nos que-
¡qué lindo día, realmente!, línea directa con e130 damos brotados y de pie, con psicosis reivindica-
de octubre. Y hacíamos la cola como hombres tiva, viendo pasar a la gente del barrio, a nuestros
ejemplares y muy satisfechos con el mundo. To- vecinos, como si ya estuvieran todos muertos,
do nos caía bien. Clavábamos la nariz en el cartón todos con olor, todos grises, y no llegamos si-
liviano de las cajas de ravioles durante la espera, quiera a alinearnos para presentar el documento
aspirando el olor de la pasta cruda, gratificante en la 6451 masculina y entrar al cuarto oscuro
como el olor a nafta y tanto más sano, y nos de- masculino iluminado de un aula unisex adorna-
teníamos a ver cómo el paso del tiempo afectaba da con papeles afiche de colores. N os volvimos a
el cuerpo de algunos vecinos del barrio. Reflexio- casa rápido y guardamos el DNI en un cajón de la
nábamos católicamente sobre eso, sin morbo, sin cómoda. Ahí quedó. Si nos morimos de golpe y
chanchadas. Nos decíamos: Así es la vida. lo necesitan para hacer el certificado, ahí está. Lo
Un día la cola resultó demasiado larga y la avisamos por este medio. El asunto es que aban-
gente arruinada nos pareció incogible y enferma. donamos para siempre la vía electoral.
Con muchas dudas nos acercamos a la mesa 6451, Tratamos desde entonces de no pudrir el es-
masculina, y en el camino nos cruzamos con un tómago con frituras y porquerías. Bajamos rece-
compañero de la escuela primaria y secundaria tas de Internet, calculamos las proporciones de
que nos saludó como haciéndonos la gauchada. agua y de verduras. ¿Con cuántas porciones de
Ah, qué haeés, nos dijo. Y nos guiñó el ojo y nos brócoli por semana se le dice no al cáncer y sí a la
toqueteó el brazo, como si fuéramos repositores vida? Pagamos el gimnasio adelantado por todo
de Baggio. ¡Primaria y secundaria juntos! ¿Eso es un año. Quemamos grasa a full y el Body Pump,
todo? ¿Qué haeés? ¿No te copás con un abrazo? ompañeras y compañeros, la manera más rápi-
¿No querés saber nada más? No. Evidentemente da y efectiva de estar en forma, el Body Pump,
no. Nos guiñó de nuevo, dijo algo sobre el calor que es resultados, resultados, resultados, a puro
o sobre el frío y nos toqueteó el otro brazo y mi- rebote, a pura repetición con sobrepeso, nos tor-
ró de arriba abajo a la compañera que estaba con neo las piernas como si fuéramos strippcrs.
nosotros y lo siguiente fue que bajó una escalera Dios sabe que, si algo valiera la pena en serio,
.11 trote mientras se llevaba una mano al l"l_'11I1a 110 esra 1'Ía1ll0S ~:11lded lcados i\ Il
22 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 23

Éste no era el plan cuando fuimos a abuchear Que algunos de los mejores argentinos vivos su-
a Alexander Haig a la Plaza de Mayo en el '82. frimos una marginación escandalosa.
A desearle la muerte cuando pasó con el heli- El consuelo es haber zafado de la vergüenza
cóptero. de darles la razón a quienes no la tienen. Eso tam-
Nadamos también. Y tenemos un primer sa- bién es cierto. Pese a que nos dejaron afuera lue-
que muy abierto y con mucho efecto que com- go de hacer todos los gestos de interés por la
pensa la falta de potencia. Le pegamos con top, cosa pública. Desear la muerte a militares y nor-
como cualquier argentino con aspiraciones. So- teamericanos y cantar se va a acabar y van a tener
mos compañeros de la línea de base que juga- que aparecer. Y se acabó, fueron dos marchas,
mos un tenis defensivo porque es un deporte aunque no aparecieron. Un cincuenta por ciento
que no nos pertenece. Por eso lo jugamos con de efectividad.
miedo. Debíamos liderar esta comunidad. ¿O no?
Ah, y no tenemos auto. Los autos usados se Hoy somos la retaguardia. Vamos al cine en
rompen y los autos nuevos no los podemos pagar. banda negativa para no cruzarnos con nadie co-
No podemos, entonces, levantarnos y, si se nos da nocido. Yusamos gorrita de marca para dar un
la gana, encarar a leer los diarios en el Seven Ele- look Nueva York, algo cosmopolita, desafectado
ven de San Isidro. O arrancar para Quilmes. Pon- y frío. Que a nosotros la calle, la gente de la calle,
gamos que una mañana querés ir a Quilmes para los problemas de la calle, no nos rozan nunca
ver dónde desembarcaron los ingleses el 25 de ju- más. Para demostrar también que somos una ver-
nio de 1806, por lo que nos perdimos. Hay gente sión actualizada de nosotros mismos. Que so-
por el estilo. Porque si tenés los medios, te pue- mos Mercedes Benzes. Que somos el último up-
den dar ganas de muchas cosas nuevas. rade, el último update de nosotros. Que somos
Con pena, viajamos en colectivos repletos los una mac rellena de aire, unas Nike con paracaí-
domingos a mediodía para llegar tarde a un asa- das. Que somos la ultra. La minoría dentro de la
do por culpa de la barrera de la calle Mendoza. Es minoría. Los intelectuales blandos que usamos
así. El raquetero gigante marca Head, colorado y gorras dri fit. Nada que ver con los intelectuales
blanco, con que impresionamos a la indiada que solemnes. Los intelectuales con curvas, somos,
nos ve subir al zo no alcanza para disimular 10 in- los intelectuales con scrif Los que hacemos de-
disimulable: que tampoco tenemos para un taxi. porll'S pero no estamos en el negocio de parecer
24 The Palermo Manifesto
Esteban Schmidt 25

hinchas de un club. La ultraminoría absoluta, la lo miramos por Internet, que es más rápido y más
rabia. Que llore la oligarquía que nunca vio algo limpio. No tenemos ningún compromiso con la
así. Que nunca nadie vio ni verá semejante com- tradición del papel. No tenemos ningún compro-
portamiento minoritario. miso con ninguna tradición. Vinimos a inventar,
Somos increíbles, si se nos permite. Estamos a dejar una huella. Estamos en el negocio de las
que nos cogemos encima. ¿Cómo es que vivimos variedades de té, estamos en el negocio de la co-
tan bien? ¿Cómo es que comprendemos de ma- mida étnica, nos caben las religiones, las integra-
nera tan profunda el fenómeno de la vida? ¿Có- mos a nuestra creación. Nos cabe hasta Bin La-
mo es que fundimos con tanta maestría nuestra den. Por lo sacrificial de su gesto, más que nada,
clase con nuestra nación y en este territorio? Es- su errancia por distintas cuevas de Asia y esa
tamos tan excitados que no podemos pensar una convicción inalterable de llevar a fondo sus cosas
respuesta. Tomamos vinos buenos y caros para de una manera siempre creativa. Somos también
pajearnos sobre sábanas de doscientos hilos o los que no fumamos pero que alguna vez fuma-
más, pero no tomamos vino blanco, ni vino rasé, mos. No somos de los que nunca fumaron. Y so-
¡por dios, el vino rasé! Estamos en la estupidez mos los que si tenemos que dormir mucho por
del vino, pero no nos compramos decantador ni alguna razón, nos tomamos medio Alplax y no
nos lo vamos a comprar. Con cosas así somos entendemos a los que se escandalizan por cosas
muy firmes, ahora. Tenemos dogmatismos nue- así. A los que miran con cara de ¿estás bien?,
vos. No usamos decantador ni cortagota. Eso sí cuando contamos nuestras costumbres. Para que
que no. Somos la ultra. No tenemos televisor ni nos entendamos, si con esto, si con la Argentina,
miramos televisión, pero somos también los los incompetentes que controlan las operaciones
buenos tipos que no queremos humillar a nadie hicieron algo parecido a África meridional cuan-
por eso. No es que no miramos los programas de do LA IDEA ERA OTRA, tenemos que defen-
las ocho para hacer sentir mal a nuestros pares dernos como podemos. Y que nadie rebaje a ra-
por sus vidas estandarizadas y tontas, mirá, la cismo este comentario. Un abrazo a toda la gente
verdad es que no sé de qué me hablás PORQUE de color presente en este acto ya la que lea la des-
NO MIRO TELEVISIÓN. Porque tampoco lee- zrabación.
mos más diarios, porque ya sabemos todo lo que Fue muy cansad y solita
va a pasar. Si el mundo nos sorprende (011 algo, te veinte ni lferencía I
26 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 27

siendo tan invisibles como el que más haya he- quiere que los educados de cuatro generaciones
cho por evadir las responsabilidades. Hicimos lo reconozcan como par, lo inviten a sus quintas,
pequeñísimas diferencias, ridículas en la escala pero que siente culpa por la menor suerte de sus
de la inversión de tiempo y esfuerzo y ligamos el hermanos, los trabajadores.
rebote de la persecución. El mundo nunca perci- Así estamos, entonces. Apretados entre todo
bió nuestras buenas intenciones. Nos miró siem- lo que no se puede hacer y todo lo que no se pue-
pre torcido y cuando los vecinos se acercaron pa- de aguantar, sólo nos quedan los deportes y el ar-
ra hablarnos fue para perdonarnos la vida y te. Pero, ¿quién quería ser artista?, compañeros.
darnos indicaciones sanitarias. Para llamarnos la Vamos a llamar arte a la venganza. A la actitud
atención sobre el exceso de conciencia. Que así de desarrollar únicamente ideales estéticos, a re-
no tenés paz, no te dejás llegar por otra persona, novar los personajes que interpretamos, a curio-
ni bailar. Que es tan importante. Una broma que sear siempre en cosas nuevas y a desconfiar de lo
nos hacen siempre dice pará de sufrir. Las ratas que se anuncia como definitivo. Gozamos con las
llaman sufrir a cualquier cosa. caídas inevitables. No nos van a pagar nunca an-
Como no les queremos dar la razón, les pone- tigüedad pero no nos importa. Somos la ultra.
mos carita de sanos, les mostramos los callos del Somos la más linda de todas las minorías que al-
tenis en la mano derecha y les decimos cosas bien na vez alumbró la patria. Somos los que vamos
capitalistas para que no sospechen. Recitamos a restaurar el espíritu aventurero. Los que no te-
todas las marcas de ropa para deportes de invier- nemos más ganas ni tiempo para profundizar.
no que sabemos, Northlands, Alpine Skate, Co- Los compulsivos del cambio, los neurótico s que
lumbia, y les enseñamos el carnet del Hospital buscamos la quinta pata del gato. A nosotros ya
Italiano, la mejor medicina del mundo en una so- no nos convencen así nomás de morir por la pa-
la manzana de Almagro. tría grande de San Martín o Tres de Febrero.
Te queríamos beneficiar, queríamos que seas El arte es mejor plan, ahora. Más descansado.
feliz, anormal, por eso organizábamos asam- Más mediterranée.
bleas. Y porque queríamos calles con nuestro Admitamos nuestras miserias. Una vez por
nombre, compañeros. i Que las compañeras vio- día desde hace veinticinco años nos queremos ir
len la luz roja en Malabia y Estebitanl El drama de .\ vivir a Buzios o a lugares así, Nos imaginamos
alauicn bien educado pero pobre de verdad, ouc n In rnndruzada del Atlántico camlnnnd
28 The Palermo Manifesto 29

jada por un empedrado, envueltos en trajes de IlIt' valemos la pena en este país. Y por el costa-
neoprene rumbo a la playa a tirar redes para pes- lo. () escondida, una meta no menos legítima
car y cantando nace una flor, cómo me pega este mque más patética y personal: zafar. Que al me-
sol, mientras una compañera afrobrasileña se ltl se cumpla el sueño del cero kilómetro por el
queda en la cocina de la posada que administra- rerlo de la reproducción técnica y mecánica de
mos con nuestras esposas, preparándonos el de- I,IS palabras y su traducción en mercancía.
sayuno como más nos gusta. Por supuesto que queremos dejar algo, tam-
Los argentinos descubrimos Buzios. 11. Oueremos hacer los deberes que se vulga-
A las guías de turismo les gusta decir que fu 1I1l'n el jardín de infantes Amapola, donde los

Brigitte Bardot y algunos compatriotas también [uiros graban canciones, filman películas y
lo repiten. Suponen que decir que fue Brigitte lo nr.in tomates en huertas orgánicas. Un jardín
prestigia más porque van a su playa. ¡Dios!, 1 1 .In() dos mil para sus padres diseñadores del
presencia de ese lote inmenso de boludos qu 1.ls mil. Para papás que vienen con la nove-
mistifica en contra nuestra es una de las guerr I de relacionarse técnicamente con sus hijos y
secretas de la democracia. IllIl'IWS vemos las mañanas de los sábados en
nr, Racha de Armenia y Costa Rica. Las mo-
mirando el horizonte, buscándose, y los pa-
¡Ah!, pero esto que digo que arme quilom .nt.idos al sol tomando Coca Zero. Dicen
que la pendejada se enganche y salga a tirar pi 'IJls: «Ahora que son las 10 horas y en la ea-
dras, incentivada por la lectura. Pero com 17 grados le ponemos este sombrerito,
vez que dijimos no pasarán ellos pasaron, n Ida. pero no tomó ayer la media mamade-
pongamos tan locos con la política. Ahor Ih:40. entonces, le ponemos también un
somos grandes usemos racionalmente nu n en las bolitas». Y, a la tarde: «Qué con-
tiempo libre. No hacerla es de gente con pl _ ••dad, vamos a hablar con una amiga psicólo-
Aunque admitamos que hay un objetivo poi p.) p.rrn ver cómo le decimos a bobito que
moderado, cortón, en todo este pequcí Vil dos días a un congreso».

zo que hacemos esta tarde con ustedes, j 1 I'\(.~tener hijos pronto para que cazuen a
tedes! Se trata de mantenemos calícn I.lH .) eStOS monstruitos que scuuramcn
jados entre los dos mil () tres mll tl¡ heruarán.
30 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 31

En Caballito, donde arrancó nuestro sueño de No es por comparar espacios ni épocas. Si ha-
salvación de la patria, los chicos todavía recogen cemos Estocolmo contra Buenos Aires nos anu-
el Sugus que se les cayó al suelo, sin el papelito, y lamos para siempre. Dijimos Caballito porque
se lo meten en la boca. Y lo chupan para sacarle to- nos criamos en Caballito y hablamos de lo que
do el jugo y no se han muerto. No es para tanto to- nos da la gana. No por evocar boludamente el pa-
marun caramelo del piso. No es lo que se dice. Sus sado. No hay nada en el pasado, teléfonos negros
padres los toman de las orejas, o los tironean del y pesados. Bosta. El cine Moreno, las chicas pin-
brazo para cruzar Rivadavia a14900 por la mitad tadas que fumaban en la entrada del Carlos Pelle-
de cuadra, para entrar recto a las galerías. Y si los grini falso de la avenida Acoyte, el Charly, donde
nenes piden helado, compañeros, los padres no se regalaban títulos de Perito Mercantil. Y el Río
les compran. Y si la abuela se muere les dicen: ves- Rhin con sus medianoches de salchichas y chu-
tite, la abuela se murió. También hay abrazos en crut con el gordo Shuberoff y los chicos del comi-
esa zona, con los goles que se hacen los domingos té de Formosa 114.
a unos arcos armados con dos remeras en el Par- En 1980, hagamos números redondos, Caba-
que Centenario, y cierta productividad cultural llito era el Palermo de los años 2000. Y era mu-
de mirar fotos el día que entierran a la abuelita. Así cho, mucho más que Palermo. Había más plata.
la queremos recordar, soplando velas, la vieja, con Las calles Beauchef, Rosario, frente al Parque Ri-
un flashazo en la cara. vadavia, todo ese mundo de Toselli y Fuentes era
En el otro lado de la vida, acá, en los geriátri- un mundo extendidamente cheto, con cubiertos
cos de Palermo, a los ancianos también los en- de calidad, Plata Lappas, no Tramontina, y para ser
ferman de productividad. No es sólo que los po- socio del Club Italiano, para ir a sus bailes, para
nen a tejer, los vuelven alfareros a los ochenta sentarse en su restaurante de mantelería blanca y
años. Nadie se va de acá sin su cenicero de crea- mozos de toda la vida, había que cagar sangre y
lina, les dice el de la cochería. En Caballito no. oro al mismo tiempo. Mirá si vas a bautizar Beau-
Los viejos miran la calle desde una ventana con chef a la calle de un bardo decadente y triste. A
herrajes negros, sentados en sillas de mimbre esas calles se las llama Eva Perón, Saadi. Beauchef
durante mil horas hasta morirse con los labios 's de puto.
húmedos y la barba crecida. En Caballito se mi- Nuestra n Avcllancda y Acoyte y en
ra la calle por última ve •.. V1V 1HCI~()r Vluanó. dueño <.1"
32 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 33

una maderera, y a la vuelta, por Acoyte, vivían los dero disparate, contradictorio con la época, por-
Vil aplana que tenían fábrica de chocolate y dos que si una compañera era una tabla, bien podía ya
Ford Farlaines. Sus hijos iban al Mariano Acosta, en esos años incorporar detalles de terminación
la misma escuela pública donde se entrenaron en su tórax y emparejar con un modelo de yegua
Manuel Sadosky, José Luis Romero y el comen- internacional.
tarista deportivo Julio Ricardo. A la otra vuelta, Si el público del bar había cambiado para 1996,
por Hidalgo, vivía Hugo Lamónica, que integró ra algo que los propietarios sabrían mejor que
el gabinete económico de [oe y que se había mu- uno. Habrán hecho una suma y resta de tostados o
dado al primer edificio de Buenos Aires en incor- licuados de frutilla que pudo haberles dado una
porar el portero visor. Hugo tenía 3S años. Era jo- idea de quiénes se sentaban a sus mesas y de quié-
ven, era canchero y era del Proceso. Tenía la edad nes ya no. Pero en caso de que el público no hu-
de un Babasónico. biera cambiado, sí lograron que el público cam-
Todo empezó a cambiar con la híper del '89. biara con la renovación de la ropa. En sintonía se
Primero en las casas. Los azulejos que se parten armó una coreografía barriallamentable con la
y que no se cambian, el deterioro, invisible para instalación del Bingo sobre la calle Rosario, yel
la compañera y el compañero que pernoctaban descascaramiento del Sanatorio Antártida, que
ahí y luego, de a poco, mostrando la miseria para acabó mostrando una imagen dramática de hos-
afuera. Pero uno de esos años que siguieron a la pital del conurbano cuando a la vista de los pea-
híper, el ambiente se modificó de forma abrupta. tones bajaban moribundos de las ambulancias.
Si podemos especular, y acá nos damos los gus- Hubo más kioscos también, porque las com-
tos, el punto de inflexión fue cuando les cambia- pañeras y compañeros obtuvieron indemniza-
ron el vestuario a los mozos de El Coleccionista iones de los trabajos de los que fueron despedi-
y el saco té con leche, sobrio y elegante, pasó a ser los, de ENTel, de YPP, de modo que el paisaje de
un estampado floreado, tropical o coreano.' ada vereda se empobreció con carteles de mar-
No cambiaron los dueños, como tanta gente cas de golosinas, y más ·comercios minoristas.
creyó al ver la renovación. N o. Esos mismos due- Más cartclcria. Y como cuando la cosa viene muy
ños creyeron que la forma de asegurar el nczocio mal se compite por precio y vendiendo al mcnu-
era renovar el vestuario. Actuali leo cigarrillos y nspirin.'N" hay que poner cartc-
hacer bosta el concepto de hermosura, Un verda les urandcs v Vlttl08olll. A"t. hubo PANCH
34 The Palermo Manifesto I nloban Schmidt 35

la calle Beauchef. Una catamarqueñización de- Vamos a los detalles de esta vida, de una vez
senfrenada. Un abrazo enorme a todos los com- por todas. Hablemos en voz alta de la Academia
pañeros de Catamarca, desde luego, ya todos los l'laxo. Es cierto que podríamos ponernos un toa-
burritos de la precordillera. IIón y atender por el portero eléctrico a una com-
Si nuestra gente es más pobre, come más pe- pañera que nos tiene las bolas rotas y escribir a
rros calientes, yuna heladería que en los mejores p.irtir de esa imagen un relato respetable, legíti-
años cerraba todo el invierno, como la Gelateria mo, vendible en España, es verdad, es verdad, pe-
Silvio de Acoyte y Yerbal, con sus cucharitas de ro nos calienta mucho más hablar de Flaxo y no
madera y la mezcladora a la vista, terminó ven- IlOS vamos a anular por especular con viajes o
diendo cosas calientes, café al paso y churros, el premios.
cuadro completo resultó una expulsión violenta Vayan señores rubios, hablen ustedes de sus
para los ilustrados. Una represión en el Parque vidas privadas todo el tiempo, que nosotros com-
Lezica pero a delantalazos. Y El Coleccionista, prendemos muy bien que la mitad de la energía
una coqueta confitería perfectamente trasladable de la vida, la mitad de la vida o más, se va en pro-
a Milán, se había mudado de golpe a Quito. Ha- hlcmas puertas adentro, pero mucho más entre-
blemos crueldades, ¿quién carajo quería vivir en 1 cnido nos resulta a nosotros hablar en voz alta
Quito? de los asuntos comunes. Si hablar como habla-
Todos los de París, entonces. Todos los que 1110S, si escribir supone que algunos te escuchen,
oímos hablar de la rive gauche y la rive droite, por qué no les vamos a caer en la cabeza a nues-
nos tomamos el 55 en Acoyte para nunca más 1 ros contemporáneos con una tonelada de ladri-
volver y nos bajamos en esta esquina de Borges llos encima, para ver lo que nos pasa como gru-
y Paraguay donde algunos compañeros monta- po, ¿no? Con La Aldea, no con La Andrea. Muy
ron con tanta generosidad este escenario para bien el amor. Aprobado con diez. Tenemos mu-
que esta tarde digamos algunas verdades, mó- chas parejas jóvenes aquí esta tarde y nos erno-
dicas, preparatorias tal vez, de mejores y futu- GÍo!1;\n,nos gusta verlos abrazados, A nosotros,
ras verdades. Un entrenamiento para decir ver- n la ultra, nos ha llevado mucho tiempo dejamos
dades y con esta voz. llegar, pero no podemos armar una tribun
fcri
u
36 The Palermo Manifeslo I .steban Schmidl 37

mundial de las cosas de la catarsis de los asuntos pensamos ¿ah qué, mogólico? Cuando escucha-
privados. N o se nos escapa que lo que impide mos algo que suena a oficial encendemos la sie-
dormir son siempre los problemas domésticos, rra eléctrica. Y queremos sermonearlos dicién-
el cabotaje familiar, porque nadie se da máquina doles que no vayan a esos lugares a hacer el caldo
hasta las cinco de la mañana pensando en las ba- gordo, que vayan a hacerles terrorismo. Pero no
tallas que hay que dar para mejorar la distribu- decimos nada porque alguien dice antes: Hice un
ción del ingreso en Santiago del Estero. Son gus- utso en Flaxo, una maestría en Flaxo y lo dice
tos; de todos modos, estamos en democracia y muy contento, y se acercan otros invitados a la
para eso puso los muertos el peronismo, para que .ocina donde se cuchichea sobre Flaxo a pedir
unos hagan terapia en público y otros hagamos precisiones de cursillos, y entonces en ese pun-
público el trauma social. Queremos que algo se to te callás o te vas. Y en casa, solo, hace más frío.
prenda fuego, ésa es la verdad más grande. Que Compañeros: hay gente que se ha puesto de
sepan los rubios que no les va a pasar nada si qui- novia en Flaxo. Primos que viven en Córdoba que
sieran probar con otra cosa. No los van a lastimar [uieren hacer algo en Flaxo. Y mucha gente que
por decir dos o tres verdades. Nos imaginamos el no llegó a anotarse en Flaxo porque no le daban
miedo que experimentan las personas que no tu- los horarios, el presupuesto. Los resentidos por
vieron amonestaciones a la edad de las amones- falta de Flaxo en sus vidas.
taciones y que se portaron bien toda la vida. Tan- ¡Qué grande, Flaxo! Eso ya lo dice la gente en
to retaceo de la acción acrecienta el pánico a la broma.
sanción. ¿Y sabés que no? ¿Sabés que es casi gra- Todos los ministros y subsecretarios que pu-
tis? N o piensen, muchachos, en la valentía que so Flaxo. [Atención!
hay que tener para hacerla, si eso los acobarda, El senador Daniel Filmus. Factotum de Flaxo.
piensen en dar un paso adelante a ver qué hay Subsecretaria tal, cualquiera, que fue a Flaxo.
fuera de la casita que les hicieron dibujar en la Es- Directora Nacional que alguna vez coordinó
cuela del Sol. un arca de Flaxo ... ¡Y hay' que coordinar áreas de
Nosotros le metemos para adelante y habla- Flaxol, si nos disculpan la digresión.
mos de Flaxo, porque si alguien dice Flaxo en los La cadena de mails con viejos alumnos, con
cumples de la calle Guatemala a los que V.lI1lOS, lo nuc suena bien. El arma-
los otros invitados dicen ¡Ah. 1~1,a"CJ/.V nosouos ulna d
38 The Palermo Manifesto I stoban Schmidt 39

diantes, toda la cadena de la felicidad y el recono- rar el escritorio con los productos de librería que
cimiento asegurado, los cientos de correos que se venden en el MOMA, los clip s del MOMA, las
cierran diciendo gracias!, besos! lapiceras del MOMA. Alguien va a viajar en cual-
Oscurecimiento. A las diez y media de la ma- quier momento. Se retira a las seis con ideales.
ñana no está nada bien la coordinación de un Advertimos que no podemos enfrentarnos a
área. Está muy gris. No tiene ninguna gracia es- problemas legales, compañeros. No nos recla-
tar encerrada en un cubículo en el papel de mu- mcn, entonces, todos los nombres verdaderos,
jer institucionalizada. No se ha estudiado socio los de la guía. Esto es lo que hay. Si resultara in-
para armar planillas de Excel, de Flaxo. Sirve suficiente, de más está decir que se puede aban-
socialmente, eso no se puede discutir. Es una donar tanto este acto como la lectura de nuestras
presentación sólida en el Club de Amigos. Una palabras. Pero se trata de material inspirado en
tarjeta laminada en polipropileno mate con su hechos reales, si alivia. No tenemos ninguna ima-
nombre, su lugar, su dirección. Okay. Y después ginación. Todo lo que existe es todo lo que hay. Y
knock out bastante antes del gong. A las once em- 110 nos vamos a apretujar en el subte para ir a ha-

pieza a chatear con su mejor amiga de la Facultad rcr trámites con abogados al centro. Por ninguna
que vive en España, que cómo les va a las dos, y razón. Somos veteranos de una guerra perdida.
hace cuentas la coordinadora. Memoria. Le va Niuna reunión más en nuestras vidas. Esta ven-
mal. En comparación le va como el orto. A las do- r.mza módica, yadiós.
ce la oficina no le gusta. Es chica. ¿Es chica? Es
chica. El monitor de la pc es viejo. A la una, la
coordinadora se obsesiona. Como merece mucho Retomemos.
más, pide chow fan para llenarse. A las dos de la laxo en la mitología patria es hermana de Ve-
tarde la sangre le recorre las tripas y se siente una lox, ambas hijas de Xatanás.
lo ser total preparándose un Cachamai en el offi- Velox fue una financiera que murió apuñala-
ceoSus ilusiones de pantalla plana están intactas d.\ por el Banco Central y que se extraña en la city,
a las cuatro de la tarde porque la sobrevida en un por la categoría de compañeras que había en el se-
campo de concentración requiere de una espe- rorariado del nivel zcrcncial, Era un gusto pre-
ranza demencial. De última, me la compro yo, husmear el capitalis-
piensa. Quedan incólumes los d••• o. do cornpl lujos como almorzar en
40 The Palermo Manifesto Esteban Schrnidt 41

el Clark's de Sarmiento a mediodía y escapar con ni del Frepaso. Igualito a Flaxo. Que al no ser ín-
alguna de esas pibas a hacer una siesta en un bar- timos de nadie, son buenos amigos de todos y
co amarrado en CUBA. Esas bancarias ya estarán aprovechan la necesidad estatal de cuadros que
todas casadas bien, esperamos. Con nuevas ter- puedan decir de manera compleja aquello que los
minaciones en el tórax y cuentas en el extranje- maestros conocen de manera práctica. Así se ar-
ro. Qué van a ahorrar acá. ticulan relaciones de poder en el campo de la edu-
Flaxo sobrevive. Es la financiera académica de ación.
la patria. Lo ilustramos más fácil para los compañeros
Un científico social debe matar el hambre, que que se han acercado a esta esquina desde otros ba-
no lo coman los piojos, y es amigo de un mucha- rrios: Flaxo pone a los sociocientíficos por arriba
cho que participó de una ONG medio neoliberal m el escalafón jerárquico y salarial porque se su-
y que terminó de subsecretario de un gobierno pone que la ven.
popular y arregla con él una investigación sobre Es verdad que, así como la mayoría de la gen-
el tema que más le guste o el que le resulte más t e no tiene la menor idea de lo que hace en la rea-
fácil y se manda a Flaxo a que se la auspicien. El lidad diaria de su vida, los maestros tampoco.
arreglo es que le ponen el nombre institucional, Como son maestros y enseñan la tabla del cuatro
y él hace el trabajo. Y le deja un diez o un quince () cosas más difíciles como factoreo, puede pare-
por ciento de su acuerdo comercial con la subse a -rnos que ven más pero, en general, no. No tie-
la institución. Ese porcentaje se dice en inglés: non objetivos superiores a la supervivencia y
overhead. Decirlo en inglés es como caminar sal- poseen la misma falsa conciencia que cualquier
vado por la principal avenida del capitalismo. Es metalúrgico.
como ser un banana de la republic. Flaxo, compa- En los barcos a la deriva, en la lenta deriva de
ñeros, cuando no es ese rumor eléctrico que un barco, compañeras y compañeros, hablamos
pregna a nuestros amigos profesionales de la cla- Id país, hasta el último pasajero llega a tener una
se media con inmensas ganas de zafar, es el me- ide.i aproximada de qué pasó, por qué chocamos
nemóvil. y contra qué. Si fue un témpano o si lo torpedeó
y su negocio es mantenerse equidistante de Il\Thntchcr, Pero en la hora final, con el agua fría
las fuerzas en pugna. Es como Barugel y Azulay: orniéndolc las piernas, ni lo piensa. El culpable
un nczocio de baños que no el rAdiCAl, peronlsro lcs lablos blancos y .,,,
INhnn Schmidt 43
42 The Palermo Manifesto

hunde de a poquito haciéndose lugar entre res- " escalafones, son una constelación de estrellas
tos náuticos para irse al fondo donde no hay na- muertas y viciosas que ya quebraron el Estado al

da de luz. menos tres veces.


En las escuelas más o menos lo mismo. Se Los chicos por supuesto que no saben nada de
cuelga media hora la maestra detrás del vidrio su- lo que pasa ni de lo que les espera pero los padres
cio de la puerta del aula 7 a mirar el mástil del pa- i ronservan la fe en la prosperidad. Van cada tan-
Io.il establecimiento, a los actos, a buscar a los es-
tio mientras los pibes se matan y se dicen puto,
e"« ilares, y ven progresos. Pero, papis, los chicos
anteojudo, enano, gorda, culón, cuatro ojos, hi-
jo de puta, maricón, maricona, tortillera, puto de .Iprenden a escribir hasta en escuelas de Guinea
nuevo, y taconea para que bajen la voz, y la bajan, Ikuatorial. Sépanlo.
y la suben, y taconea de nuevo, y si se mira tres
veces las várices piensa en el fin, que la torpedeó
la Thatcher, y pide licencia y capaz que tiene na- La academia Flaxo fue partícipe de los últimos
da más que 45 años. ve-inticinco años de gobiernos argentinos, [par-
En la sociedad del espectáculo, además, los u-ci-pel, compañeras y compañeros, y Flaxo no
maestros tienen tanto predicamento como una rit'ne el escudo del gobierno nacional y las tarje-
las laminadas en polipropileno mate de sus coor-
cajera del Eki porque los arremolinamientos y el
respeto se corresponden siempre con la plata o di nadores de áreas no vienen con marcas de agua.
con el poder. Nunca se ha cortado el tránsito pa- -Pero, tío Antifaz, ¿cuántos subsidios, cuán-
l.l plata viajó de las cuentas ministeriales a la
ra ver pasar a una maestra, excepto en el libro Co-
razón, que está tan mal visto. Así, ninguna maes- cuenta de Flaxo?
tra firma la asistencia pensando que esto mejora, -Containers, Anteojito.
más bien lo hacen conscientes de que empeora. 1 Iagamos ahora la pregunta en la que todos los
No son tan, tan cortas, tampoco. Veinte millones invitados del cumpleaños al que fuimos anoche
de pobres en las inmediaciones escolares, un país piensan:
que no fabrica nada y depende exclusivamente ¿Qué drama hay si esta gente estudia para so-
de un precio internacional que no puede contro- lucionar los problemas de la educación argentina
lar de unos granos que no le pertenecen y los qu
I
y g.run lo que tiene que ganar un tipo que se so-
obicrnan de punta J punta del paf •• v en todo" metió ,11 deber y al estudio incesante?
44 The Palermo Manifesto I utnban Schmidt 45

Es legítimo. Está perfecto. Nos hace muy feli- u-ndente destituido Aníbal Ibarra y del matrimo-
ces que se hagan casas a su medida y se compren nio formado por Néstor Carlos y Cristina Elisa-
una hectárea a setenta kilómetros del centro pa- hct Kirchner. Una curva de veinte años asesoran-
ra hacer apicultura o para tener una huertita, que do en las alturas, decidiendo sobre escuelas,
son tan lindas. Es la única vida que tienen. ¿Có- iobre planes, sobre obras, y los alumnos apren-
mo no los vamos a entender, licenciados? den cada vez menos y son más justitos. Filmus,
Pero si hace veinte años que Flaxo pone fun- mcá culpa, loco. Algo hacés mal. No dejás pasar
cionarios nacionales y municipales de educación una. Decí: Yo ya jugué, ya erré todos los penales,
y los alumnos son cada vez más flojos ... Y si, .ihoi« que pruebe otro.
conscientes de eso, los licenciados mandan a sus Si la patria contratista se define porque una
propios hijos a escuelas privadas, la conclusión l'mpresa constructora tiene un edificio de once
es que fallan en la gestión y diagnostican en su pisos donde sientan abogados en los primeros
absoluto beneficio. Ganan la plata para los clubes d icz e ingenieros con tableros pequeños recién
Med de verano y se percatan de dónde notienen en el undécimo, captamos la idea de que el nega-
que educar a sus críos para que prosperen en la r io es llevar y traer papeles y que prorroguen ven-
vida y les paguen la parcela en el Parque Memo- cimientos y estiren plazos y cobren comisiones
rial en el futuro. Apuestan con información cla- y que, luego, un par de técnicos finalmente haga
sificada, compañeras y compañeros. Fea actitud. .ilgo, para disimular. No hay por qué, entonces,
Podrían retirarse unos años y hacer lo que ha- 110 hablar de las eminencias de Flaxo en los mis-
cemos todos cuando algo nos sale probadamente mos términos. Con el agravante de que Flaxo
mal. No hacerla más. Y no es que no queremos que vende diagnósticos. Los diagnósticos no son ca-
la gente zafe, porque para eso se estudia. Tampo- lles, no son infraestructura ni hospitales. Los
co es que Flaxo es un terciario de la Secta Moon, d iagnósticos son humo.
pero puede ser más dañino que la Secta Moon de En fin, el nacional justicialismo requiere de
la que se habla tan mal, sin saber bien por qué se técnicos para hablar de educación o de salud. No
le cae con tanta mala onda a un chino. se juegan todavía a poner al frente de esos asun-
El querido Daniel Filmus, por ejemplo, no es tos ,1 la compañera de una básica.
de la Secta Moon, pero fue funcionario de Carlos En honor de Pilmus dig.lI11OS quc hizo el sa-
Alfredo Grosso y de Carlos Saúl Mcncm, del in lflcio de ser reconocido nor 1,\población civil y
46 The Palermo Manifesto
I uíeban Schmidt 47

asomar a la calle su cara de San Bernardo. Es se- lija y corta. No de quien necesita una barba por
nador, fue ministro y por eso merece el respeto ser narigón o pelado, sino como decoración por-
de quien al menos asume el riesgo de que lo ca- que una cara simple, lavada, afeitada, diría mu-
guen a palos a la salida de un cine o terminar ju- cho menos de una persona dedicada a la ciencia
gando a la canasta en el Treinta y Tres Orientales social.
con Papaleo y Lorenzo Miguel. Hablamos de un licenciado de cincuenta años
Pero su amigo Luciano «Manteca» Di Nápoli, ron una disciplina fenomenal para el encadena-
compañeros, otro científico social extraordina- do de funciones sociales trascendentes, todas a
rio, como Daniel, ah. buena distancia de las vecinas y los vecinos, de
Manteca es de los que sólo se expone en inte- modo de lograr ser tan prestigioso como invisi-
riores. ble. Vocal de Citizen Power, director general del
Sistema Nacional de Consumos Culturales, con-
sultor de la OIT, directivo del portal Educ.ar. Un
Manteca Di Nápoli, donde quiera que estés, rurriculum que se pone entery no se tilda la má-
buenas tardes a vos también y a todos los que te quina hasta la página 70, que es cuando puede
conocen. Llegó la hora de rayarte el auto. surgir la idea de que más vale que este hombre
Lo presentamos. Di Nápoli es uruguayo de .une con locura a la patria donde fijó residencia,
nacimiento, y no perderíamos un segundo di- porque la preocupación exagerada por la suerte
ciendo de dónde es si no fuera que él mismo su- de los argentinos, si no, no se entiende.
braya su condición de uruguayo para distinguirse Es obvio que ser argentino nacido y criado no
de sus alumnos argentinos, de sus pares socio- ('S garantía de nada, pero no es lo mismo que te
lógicos argentinos y de la supuesta arrogancia ,\rruinen la vida los compatriotas a que te la arrui-
argentina, tan, tan embromada que se merece ncn los extranjeros. Esto es polémico, y es posi-
tantos chistes por parte de gente de otros paí- hlc que sea falso, cada uno puede armar su tribu-
ses sudamericanos a los que les ha ido tan, pe- nira, escribir su libro, obviamente, pero es otra
ro tan bien. legitimidad fundir a tus hermanos si sos de la fa-
Manteca es un muchacho de metro setenta, milia que si no lo soso El viejo tema musulmán de
setenta y cinco kilos bien distribuidos y barba so- qUl' In sangre no CR agu,l. Si nos funde Menem,
cialdemócrata, lo que equivale a decir que es pro nos lo canamos. :\l1nC1U~no 10 merezcamos. Ani
48 The Palermo Manifesto lntoban Schmidt 49

llaco sería nuestra guerra civil perdida. Sus habi- ·1origen que tengan, tienen que soportar algún
tantes más caracterizados son todo lo especula- bochorno público para compensar la desgracia de
dores y ventajeros que se aprende a ser en un \111 país que lo tiene todo pero que no da para

pueblo semita acostumbrado a los comerciantes mas. Que paguen los traidores.
que se transportan en camello y que cambian bol- Veinte años presentando diagnósticos, infor-
sas de sal por una palangana para lavarse las pa- mes de coyuntura, ¡todo anillado!, diapositivas
tas y que son herederos de esa negociación míti- ron el power point para enloquecer con tecnolo-
ca con el camélido que en medio del desierto le gla a las burocracias y, sin embargo, comproban-
pide cosas imposibles a su bereber para seguir (lo en cada oportunidad, en cada presentación en
adelante. los microcines, en los auditorios estatales, que el
Si los de Caballito, que somos más, y más cul- esfuerzo es en vano porque no importa, no im-
tos, perdimos las primarias con los de Anillaco, porta nada de nada lo que hayan pensado y dicho
te exiliás o te la bancás. Y cuando se pierde, hay los compañeros licenciados. Su trabajo mental
que ser hombre, hay que aguantar. Con todo el .iscsor ha sido y es, por sobre todas las cosas, apo-
enorme cariño que tenemos por la llanura uru- psicológico disfrazado de ciencia para hom-
guaya y por algunos de sus mejores hijos, es in- brcs de todas las variantes del pejota que apren-
cómodo que te baje línea alguien que está cultu- dieron a sobrevivir y a ascender sin entender las
ralmente libre de tus derrotas y tus triunfos. Sos r.izones profundas del desastre pero que son
de acá o sos de allá. Definamos eso. O elimine- muy prácticos con las consecuencias; aprovecha-
mos los controles aduaneros. Total. dores natos de las calamidades.
Los consultores informan sobre el deterioro
(le la patria pero nunca mencionan su propia res-
Sentenciemos ahora. Asesores, asesorados y ponsabilidad en la materia. No se disculpan ya
técnicos, gente activa y enérgica de todos estos medida que meten la pata agigantan su presenta-
años libres y electorales, enfermos de importan- ción respetable. Son de bronce en su imagina-
cia los sábados en el Club de Amigos, padres con- ión , pero hay que verlos aprovechar las liquida-
sultores disfrazados de granaderos y madres sub- dones en el Zara cada cambio de estación, donde
secretarias encarnando a damas mendocinas cada hacen trabajo de campo en los probadores y su-
17 de agosto en las escuelas de sus 1 \:\11 en una oiorl'\l1 dotrAl de 1:\ cortina.
50 The Palermo Manifesto I stoban Schmidt 51

iúper Cordial de Borges y Costa Rica, donde los


cruzamos siempre. Sorry la casualidad. Manteca
Di Nápoli y su señora componen un matri- -stá muy a mano desde que la Buenos Aires que
monio muy lindo, muy serio, con nene y nena. 't' puede transitar y vivir sin deprimirse se redu-
Una familia redonda, cuadrilátera, que vive en jO a cuarenta manzanas.
una casa de ocho metros con sesenta y seis cen- Tanto en las góndolas grandes como en las
tímetros de frente por cincuenta metros de fon- rhicas, el matrimonio se muestra como gente
do en la calle Gurruchaga del barrio de Palermo, práctica, solvente y sobria. Tal vez triste. Con un
el barrio salvado, diseñada por ellos mismos con Iuerte sentido de la vergüenza y culto a la ubica-
el apoyo técnico de un arquitecto, para durar co- ción.
mo matrimonio, como familia y para que la casa Los fines de semana tienen sus rutinas de
dure como creación y legado. Algo para siempre. l 1ub, la horita de tenis, la horita de sol con los
Abaj o el living, el garaj e, y un jardín de fondo con ojos cerrados, los veinte minutos para leer el li-
cañas de la India definiendo el perímetro, repo- IIra que sacó Edgardo y que es una tremenda gar-
seras y parrilla con brasero. Arriba, los cuartos y rha, con cuadros estadísticos, y reprimido hasta
un baño súper con hidro y ducha en box y todas l'11 los agradecimientos. La media hora consagra-
las fantasías de Barugel y Azulay: venecitas so- <1.\ a conocer gente nueva, porque nunca se sabe
bre cemento alisado, duchador manual, kilos de romo terminan esas historias que empiezan en
espuma en grano, un frasco de vidrio lleno de es- (11 frontón, sus derivaciones contractuales, y los
camas de jabones de colores y un ventanal que da ,11 ardeceres refrescando anécdotas, regando la
a la calle, en cuyo borde acomodan perfumes im- planta de las amistades más viejas y su continua-
portados para que se vea desde la vereda de en- ( ión en las comidas preparadas con dedicación.
frente la fila de botellitas adquiridas en las tras- Los risottos que llevan tiempo, unas verduritas
noches de los free shops. ,d wok, con algo, con croquetas de polenta, todas
Los Di Nápoli son globales, que es tan impor- .utividadcs recreativas que precalientan para una
tante. Vidas internacionales que juegan a fondo nnana de trabajo donde se hará un fuerte culto
en el]umbo, donde embolsan rarezas para las pi- tl crecimiento de la cuenta bancaria y a la propor-
cadas como aceitunas negras rellena. d. "tlI1116n. ción de ladrillos propios, y cada uno de esos días
Lo de todos los días, 10 que se venc •. lo rotlr,lI1 del -spcculundo acerca de l~ mejor manera de "pro
53
52 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt

den ser morgues rumanas los baños ministeria-


vechar l~s sábados, los domingos y los feriados,
les, mantenidos como si hubiera un pacto secre-
porque los días laborales, aunque se sacrifiquen
to de los empleados de maestranza para ir de
a una magnífica ventura económica, son una tor-
cuerpo en sus casas. Acá no caga nadie que no se
tura. Y así, compañeras y compañeros, por todo
quiera morir. Inodoros con tablas negras man-
lo que dura una vida. ¿Qué tal?
hadas de Odex y mingitorio s cariados por el sa-
Durante la semana, Manteca y señora se le-
rro, y más y más azulejos celestes y opacos y
vantan al mismo tiempo. Se miran cuando se
enciende el radio despertador con la voz de la fa- quebrados y, fuera del baño, donde puede uno
reconciliarse con lo vivo, las esquinas abando-
mosa locutora Magdalena y se dicen ya. Eso es
nadas con bollos de papel de alfajor y capucho-
muy lindo. Y no se separan hasta el centro. De-
nes mordidos de birome esperando la aspirado-
jan a los nenes en el Lycée Francais y encaran pa-
ra las oficinas del asesoramiento donde, de a 1'.1 de la próxima madrugada.
Con este panorama, un consultor, un asesor,
uno, caminan como hechizados por los largos,
l\ 11 licenciado, se manejan mucho a la distancia y
fríos y, más que nada, turbios pasillos de los mi-
v.m de cuerpo siempre en su casa. Una gran ven-
nisterios. Los Di Nápoli, que son gente perfu-
I.tj.l de la que se habla muy poco en la Argentina,
mada y bien vestida, serpentean por una cruda
escenografía de azulejos manchados de tóner, de (,(lmpañeros.
Todo es tan feo que Manteca se acostumbró
mocos viejos y anuncios de la UPCN pegados
.\ no ver. ¿Qué le vamos a reprochar? No se leen
con cinta scotch que avisan de reuniones donde
1\1 inicntos libros, mil libros, toda la cultura
habla Miguel, el delegado, y Marta, Mirtha, Sil-
via y Jorge escuchan, y fuman Le Mans largos y
musical que tiene Manteca, los viajes que hizo
por el mundo, para comerse el garrón de la po-
revuelven monedas y clip s en los bolsillos de sus
bl'l~z,\ y el odio de los trabajadores estatales.
delantales, como laboratoristas de Europa del
Este. Postales humeantes de pobreza y resenti-
ouric, Luciano Di Nápoli, de todos modos,
\IMHlo se cruza con uno de éstos, les clava un
miento que regalan estas plantillas que preparan
café para los empleados jerarquizados y que pa-
moucón. como hacen los ministros, o como si
1\(,",\:\ robar y requiriera naturalidad con el am-
san trapos a los escritorios. Y hay baños, en esos
hl('IHC para que nadie sospechar,l. Ilusionismo
pasillos, cada cien metros, y hav que adivinar
cuáles son las puertas que l
mo (.) de los nugoH '1\1(,' hablan y hahlnn y S"
54 The Palermo Manifesto
steban Schmidt
55

perdió en el aire el movimiento de las manos, y Todas las respuestas estándar que brinda el
te cagó, me cagaste, mago. pelotón de inútiles que subgobierna desde las
Estos compañeros licenciados encadenaron áreas administrativas nacionales y municipales,
contratos durante veinticinco años. Por eso les pero que Manteca soporta porque sienta el eno-
caemos encima, y porque el país está tres veces jo en otro sillón, una clave de la supervivencia, y
peor. Si fueran ganapanes, ¡qué sé io! No nos to- cuando no hay que comerse humillaciones, in-
maríamos este trabajo. Va un cuarto de siglo, y siste en la simulación de un alto rango mundial,
contando, sin dejar pasar, sin deprimirse, una una cruza de Mandela con Favaloro, en las recep-
temporada para pensar que el mundo este invier- ciones de los ministerios, de las secretarías de
no es rojo y la tierra es triangular y por eso mejor I~stado, en los sillones de cuerina, hundido, leyen-
parar, para ver qué está pasando, que es lo mejor do un libro en inglés o subrayando Amor Líqui-
que puede hacer un intelectual con su instru- (lo, depende la época, algo de divulgación que
mento y por su instrumento. O porque a lo me- pueda recomendarle al ministro, para que el otro
jor no les gusta más vivir en un mundo deforma- pueda hacerle una devolución sin que la ignoran-
do y se quieren escapar. cla lo humille.
¡Ah!, así vegetan con aires de importancia y
( 111gran habilidad para señalar que el problema
Todos los argentinos han visto peregrinar a dI' los problemas, las causas de los desastres son
Manteca por los edificios estatales desde el prin- h-mpre los demás, los llamados mogólicos y los
cipio de los tiempos y se preguntaron quién era l.ulrones. Los que sólo piensan en robar. Ylos in-
cuando sobresalió con su vestimenta sobria, su l'1l1l0S que nunca roban. La gente con problemas
pañuelo de seda al cuello y su actitud de duque, p.lr,\ el realismo. Y los que se quedaron en el pa-
de conde, de cinco tenedores, y se preguntaron ado. Los que creen que esto es Suecia. Y los que
quién se cree que es, un interrogante nacional de- rcen que esto es Bolivia o Paraguay. Son culpa-
finitivo, y les tocó escuchar cómo a él también lo bles, todos los que creen en algo. Una capacidad
afecta el promedio ambiente. Cómo se le deshi- nonumcntal, beneficiada por el vocabulario, pa-
lacha el personaje cuando le dicen: El C011l fa to no no quedar pegados. No menos funcional resul-
está, no pasó por personal, 11 I olvido para los detalles que tiene nuestra co-
P,18Ó por tcsorctia, cst.unos unidad, Iaclluado pur el hecho de que los
56 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 57

consultores viven detrás de escena. El que da la los, que queremos plantear esta tarde: ¿Cómo
cara gana más plata y le toca la historia, si le va es que terminamos comiendo pescado de río en
bien. Puede haber choques en Rivadavia y Fil- pleno Palermo Hollywood? Cómo es que estos
mus. Pero si enganchan a Daniel en una tragada personajes de gorro blanco alto, como boinas
grande, está muerto. Le vaya como le vaya al que blancas infladas, que son propietarios de come-
está en el escalafón superior, los genios del diag- dores, cocinan ahora albóndigas de pacú cuan-
nóstico zafan siempre. do comercializaron sushi con denuedo, cuando
Se encerrarán los fines de semana que hagan les pidieron sushi por teléfono durante diez
falta para hacer nuevos análisis que produzcan años, desenfrenadamente: cinco rolls, ocho ni-
más carpetas anilladas para entregar los lunes y zuiris, diecinu.eve californias, que qué me reco-
que ayuden a comprender por qué pasó lo que pa- mendás para mi novia que no le gusta el pesca-
só. Le hubiera venido bien a la patria que se pu- do, y cuya matriz son los criaderos de salmón
sieran a la sombra un año, aguantando hasta que en el Atuel y el Limay, propiedad de otros corn-
suene el celular, lo que hicimos todos. Esas cosas pañeros que jugaron al rugby en Hindú Club,
que se aprenden de chico. A dejar pasar a otro pri- «n Alumni, y a quienes les quedó ese reflejo de
mero cuando para el colectivo, aunque no se tra- romprarse jeans Wrangler y ningún otro, y que
te de una mujer embarazada o de un anciano. A osquiaron en Aspen alguna vez, y pueden decir
dejar pasar a otro, a un par, porque sí. O a decir .on autoridad que no les gustó, que Davos es
simplemente no sé. En las escuelas felicitan a J ai- mucho mejor porque no se hace barro en la ba-
mito cuando es honesto, ¿o no? '(', y que tienen este emprendimiento de salmó-
Habría sido una contribución extraordinaria Il idos en ríos finitos y translúcidos del sur, a
a la felicidad del pueblo y a la grandeza de la pa- donde se presentan con todo el equipo North-
tria. Ahora es tarde, Manteca. Tardísimo. l.inds a bancarse la helada. ¿Alguno de los pre-
intcs sabe lo que es tener un wind stopper?,
lo que es estar adentro de uno de esos chalecos
Sigamos, ahora, ¡total! Los argentinos que- ntibalas de frío? No te morís nunca. La protec-
remos soluciones, ¿no es cierto>, es lo que nos In infinita del ncoprcne cumple las normas
enseñó el platense Ricardo Balbín. Pero tcnc- ram y además brinda el control total de lo tér-
mas alauna pregunta, bastante mUQ.a uo lOS P" mico nor ancuns cien d61
58 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 59

Cómo llegan estos resta uranteursa promover quiere parecer una persona buena, la gente es más
ahora en sus menús pescados pescados en botes bien mala, para acompañar el gesto de clase, la de-
de madera en el río Uruguay por tipos que nun- mostración material de pagar una cuenta abulta-
ca leyeron la Aire y 5/01,por pescadores que tiran da, tal vez con un medio de pago electrónico que
la línea de fondo con el acompañamiento musi- demuestre que una institución prestigiosa como
cal de los Hermanos Cuesta, que serían los entre- un banco confía en él para darle crédito, y la jo-
rrianos más famosos del mundo, si es que algo así vencita, boquiabierta, le cuenta a su madre adón-
es posible, y los pescadores que son inconformis- de la llevó a comer el ejecutivo de cuentas junior
tas piden más, y mandan mensajes de texto a las de la agencia 5nackel viernes a la noche y esa ma-
radios desde sus botes porque no les resultó su- dre queda también boquiabierta porque la hija
ficiente escuchar los silbidos anticlimáticos que sale a comedores de Palermo Hollywood con mu-
ese dúo familiar y desdichado emite para cerrar hachas solventes que tienen Peugeot, y la escu-
en fade canciones que cuando se escuchan y se cha con los codos apoyados sobre el mantel chi-
identifica el lamento mestizo de negro y gringo no de la mesa de la cocina. La mira, la estudia en
enamorado y sufrido, se tiene la sensación muy HU esplendor físico juvenil, la envidia y la ama, y
viva de que en esta área del globo no se sale más l'spera de la hija que en dosis parejas caliente a los
de pobre. varones y se cuide de ellos, que no la lastimen,
Así y todo, acá en Palermo, en el mismisirno que no la caguen y que no la embaracen. Que es
downtown de la contrarrevolución, los pescados 1..111importante no tener hijos antes de estar muy,
de río han despertado una pasión desconocida muy, muy, pero muy preparada.
por la Mesopotamia, al punto que las chicas que Pero quien dice comamos pescado de río en
tienen su primera salida a Jangada, a ese comedor 1.lIlg.1daya está diciendo río Uruguay y en dos pa-
sofisticado de la calle Bonpland, quedan boquia- lild.1S pensaste en Fray Bentos, en Paysandú, en
biertas porque ese muchacho las quiere impre- I;\s tardes del café Montevideo y en Uruguay mis-
sionar con algo que no son fideos, porque iba a 1110, en el paisito de los policías honestos. Pues-
pescar con el padre a un brazo del Paraná en San tON de pie cuando decimos Uruguay, no pensa-
Antonio de Areco y está habituado a ese gusto de lS tanto en héroes futbolísticos de la infancia
río en el cuero de los pescados y la culero conrno- 1110 Antonio Alzamcndl, 1lI
ver por el lado de la memoria 01 llvnba bandcr
60 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 61

lata se le iba larga, pero que era muy respetuoso ción: leyendas de alumno aplicado, uno de los pri-
de las jerarquías en el fútbol, de las trayectorias, meros en usar con propiedad el transportador y
todo el civismo que se mama en Canelones, co- desinteresado en los juegos de manos en los re-
mo sí pensamos muy violentamente en Manteca creos. Tampoco lo vimos descender del Nicolás
Di Nápoli, el oriental más influyente de la Argen- Mihanovich por el puentecito de madera. Nos per-
tina, de lo que ha quedado. dimos el saludo de los mercantes y verlo con sus
Es así: podríamos pensar en cosas lindas y po- pantalones, su bolsito marinero y escuchar el red-
sitivas y no, pensamos en cosas feas que nos ha- tado de sus primeros golpes de nostalgia caminan-
cen enchufar la sierra eléctrica. do con el padre por la avenida Córdoba cuando re-
Un presidente uruguayo, Jorge Batlle, de ma- cordaba a los vagos que se quedaron escupiendo
dre argentina, nos había dicho algunas cosas im- finito en alguna esquina de la calle Durazno.
portantes que nos calaron hondo y nos hicieron Una elipsis de diez años: Manteca marcha
pensar: Los argentinos son ladrones del primero apurado por los pasillos de la Facultad, fina es-
al último, y Julio María Sanguinetti, Julio María, tampa, convencido de la sociología, de los pro-
nos educa siempre o, más que eso, deja nuestras medios y los abstracts. Ahí sí lo vimos. Un muy
cabezas como flamboyanes, los árboles de flores buen profesor entregado a fichar libros en tarje-
rojas que estallan en primavera y parecen pren- ti tas de cartón rectangulares en el área silenciosa
didos de fuego. Eso provoca en los argentinos le la biblioteca, yeso nos ponía muy contentos,
lectores de artículos de fondo, Julio María, desde porque no todo el mundo era chanta en ese am-
la sección de opinión de La Nación, el diario con biente. Manteca para todo el mundo. Un tipo que
algún tipo de relación culposa con el Uruguay generaba unanimidades siempre favorables. Pe-
porque ningún viejo dignatario de ningún otro 1<> a poco de andar en el sociologismo más socio-

país sudamericano y limítrofe encuentra ese es- lógico, en lo más social, en lo más podrido, en esa
pacio en medio alguno para ejercer didactismo -scribanía de la pobreza que es la sociología,
con los argentinos. Manteca empezó a conectar cada vez más firme
Pero la enorme deuda con el Uruguay se volvió on el negocio de las declaraciones que hacen los
realmente impagable el día de febrero de 1978 en -spccialistas a los medios.
que Manteca lleg6 en una carabela. De la ctap: Ocurría, y ocurre, que los diarios, las radios y
oriental del asesor tenemos muy DOCll iJ 1.\ televisión necesitan todos los días autoridades
62 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 63

que jU~tifiquen las ideas que tienen los periodis- privada con la producción de una radio, compa-
tas para contribuir a que sus lectores y oyentes se ñeros, hay que hacer algunos ajustes definitivos
queden contentos o, al menos, se queden mosca, en la forma y en el fondo.
y Manteca, con la despensa llena de razones, de Di Nápoli fue desde entonces un feroz aplau-
intuiciones y, cuándo no, de sentimientos, que didor de la cultura de masas. Pero antes de lucir-
son tan importantes en Sudamérica, se puso a se como singlista en los medios formó un gran
vender esas galletitas conformistas. En esos ca- equipo con los sociólogos cafieristas Oscar Lan-
sos, si Manteca no dice yo pienso que, dice yo ding y Alberto Quebredo. Juntos fueron dina-
siento que. Y, como dicho por radio es lo mismo, mita social, el trío eléctrico de Marcelo T. Di
todos contentos. ¿El efecto de una de esas tera- Nápoli, Quebredo y Landing puso un gravísimo
pias que formatean egos derivó a Manteca a una nfasis durante el pasaje de los años ochenta a los
sociología más práctica y rentística? Es una hipó- noventa en sobredimensionar al cómico rosari-
tesis fuerte. Lo cierto es que para la época en que no Alberto Olmedo, de quien dijeron que al mo-
el alfonsinismo agonizaba, la vida sociológica de ver el decorado durante las grabaciones de sus
Manteca empezó a asentarse en el análisis de ca- sketches de televisión rompía las condiciones de
sos como los de los gauchos correntinos que lectura. Una persona inteligente puede descom-
achuran a sus familias y que después se prenden Iionerse viendo televisión, sufrir un derrame ce-
fuego. Cuando pasan cosas así, los locutores de rebral y, por su bien, apagada; o veda y sacarle un
Radio Mitre dejan el mate a un costado y llaman mango, la opción de esta superbanda. Una aviva-
alarmados a alguien que nos pueda explicar un d,\ científica para salir de pobres y conseguir me-
poquito esto. En línea, entonces, el licenciado Di jores rutinas de fin de semana.
Nápoli. Buenos días, Di Nápoli. ¿Cuál es su reac- Así se hicieron ciencias sociales durante mu-
ción? Y el licenciado envuelve el caso hablando chos años. Decodificando todo lo que había de-

de la sociedad que lo hizo posible. Las presiones IrJS de un chiste de O lmedo o revisando las con-

del mundo moderno son impresionantes, les ex- llcioncs de recepción de cantantes de bailanta en
plica Manteca. Mucho más en Corrientes. La pro- pueblos reventados de la Mesopotamia. Acá se
ductora del programa advierte que con ese hom- iprobaron materias de una universidad que pu-
bre se puede contar. Le piden, por supuesr .mios Nobel pegando entrevistas a comen-
se quede por línea privada y para le fútbol como Enrique Macaya Márquez
64 The Palermo Manifl fl Schmidt 65

en un trabajo práctico. ¿Esto está reventado p.rró! Se la cuentan a unos argentinos de vein-
casualidad? Acá se fue a los archivos de la fí rnos y les queman la cabeza, los alucinan, por-
de Uruguay-Brasil en el mundial de fútbol nuestros chicos ven la escena, ven a Obdulio
1950, algo bien enterrado, para decir una can n 1.1 pelota debajo del brazo, y acá cuando se ve
dad de cosas indemostrable s e innecesarias sob 1.\ metáfora, se compra, es un pueblo afecto a
la construcción del relato del héroe en el capita postales. Mirad a Evita con el pelo al viento. Si
lismo tardío. Los alumnos titulaban sus mon IfII ucho hacía cien mil copias de la foto de la

grafías los de afuera son de palo, el famoso grit h.\llderada con Francisco Franco en Madrid, to-
de guerra de Obdulio Varela, líder de aquel equi- lo:: los muertos los ponía la izquierda.
po uruguayo, que en algún cuatrimestre de lo para darle marco a toda esa mitología, la pa-
años noventa, y de haber mediado la presión d 1'1;\ latinoamericana. A la vuelta de los exilios,
la popular, se habría invitado a patear corners 111I1(l1osuruguayos vinieron a cantar a Obras,
en la sede de Marcelo T. para que cinco mil estu- 11111110 no!, y el lote cantor que llegó fue de lo me-
diantes saltaran a cabecear conmovidos. 111que tenían porque no cayeron los candombe-
Uruguay siempre estuvo a mano para la refle- 11111 sino los juglares, sufridos como un gaucho
xión droga da de populismo. ¿Se habría hablado h lit'· rfano y rengo, eso sí. Vino don Alfredo Zita-
en un aula de Semiótica 1de aquel gol de cabeza IION,l, Mi corazón está mejor sitiado que mi ca-
del Beto Alonso con la pelota naranja, el dos a ce- .r. .. mi casa, más cercada que mi barrio ... mi be-
ro en la bombonera en el '86, después de un cen- t uo, cercado por mi Pueblo ... ¡aplaudamos al
tro de Alfaro? Todos los hinchas de Boca Iuniors 1111IIpañero Zitarrosa!, ¡gugleenló! ¡Bájense Gui-
se habrían mancomunado para bajarle el precio al 1,/1 /,,1 Negra! Y Viglietti también hizo la enorme
ejemplo. Para Alonso un consolador, 0000 y se uuchada de venir, con su gesta del Chueca Ma-
habrían podido decir cosas importantes, sin em- Il·1 que era ladrón, pero bueno, los chorros siern-
bargo, se habría podido plantear la situación de pl'l' están bien vistos por los artistas. Todos can-
alta complejidad lingüística que implicaba el uso 1.lIllOS como locos, emocionados, y haciendo que
aberrante del color naranja en un balón. Pero el llorábamos, para eso se tienen dieciséis años, pa-
oriental que avanza con una pelota y la pone en 1',\conmovcrsc o semi conmoverse por cualquier
el círculo central para empezar la historia de IlU" ,1 IC; en Libertador, o
vo, para no dar por perdido n esuecracular en 1.1 avenida, y
66 The Palermo Manifesto
67

adentro del estadio era el infierno más temido, y 1.1 .irmada argentina, incluso más jugado, el gran
la vuelta del exilio daba calor, la verdad. lx-r, que los retirados del Centro de Militares
Acá llegó también el panameño Rubén Blades M.I la Democracia Argentina, que nunca se mu-
y dio un reportaje a Badía en la FM donde expli- l.uon de la zona de Luis María Campos y Dorre-
có que Latinoamérica era una misma casa con íl. Las cátedras de Socio y de Ciencia Política tra-
muchas habitaciones y uno pensaba en la imagen h.lj.lron científicamente el asunto de la Suiza de
trasladada al propio hogar y nos turbaba cederle udamérica, como después lo harían con el caso
la cocina de casa a Ecuador, el propio cuarto a los h i lcno, y estuvieron varias temporadas desci-
peruanos. ¿Qué mierda tengo que hacer yo con Irnndo el hecho de que todos los uruguayos se
un peruano en la pieza? ¡Fuimos la quinta poten- pn'ocuparan por la política, tan distintos a nues-
cia mundial, Rubencito!, pensábamos a los gri- II11 gente. Había que verlos en la sala silenciosa de
tos. Pero ese tipo de argumentación contra la que Marcclo T. con los mates y los cigarrillos, la épo-
no se podía ir sin estar loco, sin ser acusado de co- .\ (In que se podía fumar.

sas horribles, de norteamericano, era el estupe- Algún complejo culposo con el Uruguay ger-
faciente oficial en esos recitales que duraron co- 111 ¡nó en Sociales, evidentemente, parecido al de
mo diez años, porque acá se volvió del exilio 1I I~lobesos mórbidos reprimidos de La Nación
como diez años seguidos, y algunos habían esta- rirados con Sanguinetti, pero más jugada
do exiliados tres años nada más, entre el77 y el nuestra intelectualidad obvia a destacar el costa-
80. Un negocio redondo. Si a algunos de nosotros do gentil y valeroso de los orientales por sobre
la crisis del 2001 nos tomó por la espalda y tuvi- 11\ ingratitud argentina y el arrugue de barrera
mos que comer arroz con huevo hasta el 2004, l' It, hacemos en la adversidad. ¿Cómo es que de-
podríamos haber vivido de víctimas hasta el '.lInos ser uruguayos? Seguramente, el comple-
2014, pero bueno, no pudo ser.
o dl' I cnerlo todo, pero no tener ganas de hacer
En esos años se hablaba maravillas también d h.!f1 ron eso. Entonces arrancabas a lumpenear
los políticos uruguayos, se elogiaba al Frent 11 v.icaciones a esos pueblitos sin luz, con vela-
Amplio, una asociación de partidos de izquierda lores. con un frío terrorífico de noche y hacías
bastante bien llevada, ya ese gran militar llama- l., .unisrad con minas que vendían panes con un
do Líber Seregni que nada que ver con los oficia nnst o y 1.1 piba se te hacfól I~ uruguaya media
les y suboficiales asesinos y ladrones del cjércit l hilHtJ ClUC no 8Q :aauantlba I'n~" v le contaba
68 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 69

que era egresada del Santa Unión, que había he- el PNUD por este tipo de cosas es un sentimien-
cho la confirmación con Jimena Hernández, y to que no se puede parar.
después entre el vino y el porro repetiste lo mis- Entonces, una imbecilidad atómica, yenfati-
mo durante diez años, diez veraneos iguales en cemos, atómica, hagamos un hongo nuclear con
la ventosa costa uruguaya, y te pasaste todo el la estupidez de la que vamos a hablar, como el
año armando las vacaciones, y entraste por un éxito de una telenovela llamada Montecristo, a
tubo en el circo de Obdulio Varela en la Facultad Manteca le va a resultar un tema perfectamente
y participaste de los panegíricos a Olmedo y conversable. Se va a ir a dormir con una hipóte-
fuiste al Rojas a la tarde a estudiar timbales, a ha- sis y a la mañana va a estar listo para tirar dos o
cer danza africana, y es increíble que este país tres puntas si lo llaman de un suplemento de es-
tenga aduana todavía, con tanto lumpenaje tan pectáculos, periodistas que saben tres nombres
y tan extendido y ya cuarentón. Porque el futu- propios de especialistas en medios y de especia-
ro de la patria ya es grupo de riesgo en los hos- listas en niñez y de psicólogos que hablan y a
pitales. quienes no les importa que los malinterpreten,
Diez años después, el mexicaneo se ha perfec- que les tomen nota mal, que donde el profesio-
cionado. La inseguridad sociológica es gigante. nal diga psicótico el cronista publique psicópa-
Hoy, cada vez que a un ciudadano lo sorprenda a y Di Nápoli dirá -ante aquello que nos puede
algo intrascendente, porque así es la vida, alguien llamar la atención sólo durante un segundo y
camina por la calle Güemes y ve un cartel que di- que no importa, no importa en absoluto- que
ce Taller de Alfarería, el tipo de carteles que hay hay una larga tradición en América latina de uti-
a determinadas alturas de la calle Güemes, y uno lización de una novela para tratar problemas fa-
se acuerda automáticamente de la escuela prima- miliares.
ria, y de los diaguitas que desarrollaron la alfare- Di Nápoli, no esperemos más para decirlo, fue
ría y es uno de esos casos en que uno dice ah, mi- uno de los cráneos detrás de los primeros Gran
rá: alfarería, y después dice bueh, alfarería ... , l Icrrnano. Tiró ideas hacia adentro de la produc-
porque no es para tanto. Pero los capitanes del ción. mientras que hacia fuera blanqueó el show
asesoramiento hacen un paper sobre estos alfa- on 1.1 indiada más pensante de la patria subra-
reros y consiguen diez lucas del PNUD y rentan yando los efectos positivos del fenómeno global
res estudiantes obedientes y armaron banda onslstcntc en encerrar desdlchaclos por tres m"
70 The Palermo Manifesto l.uloban Schmidt 71

ses, y consagrarIo como actividad culturallegíti- todo el aspecto de un líder europeo, usted es la
ma que nos permite entender lo que nos pasa co- srrcnided de la sierra para un país que quiere un
mo sociedad y proyectarnos hacia el futuro. El liclerazgo amable.
Canal no pedía tanto pero Manteca precisaba Cierto que es más fácil imaginarIo a Manteca
amortiguar en su currículo los saltos de Hobbes en el rincón del Frepaso, tirando ideas en reunio-
y Rousseau al desmonte masivo de cerebros. IH'S con el Chacha en el living del departamento

Ideotas para los diarios y revistas, provistas (It, Paraguay y Canning donde se discutieron co-
por el científico que piensa lo mediático, Mante- .IStan importantes, porque el Frente por un País
ca sirvió miles en tiempos de Gran Hermano. .iolitario parecía el brazo legislativo de la corpo-
Pesquemos la más relevante del gugleo: la tevé r.ición académica científica social, por el pasado
construye lazos con los otros. Es la más relevan- Il1.lS que nada, por los setenta, por México, por las

te. El lazo en la frase revela al sociólogo que vive (,Iledras nacionales. Pero Manteca entendió que
en Manteca. Es el equivalente al lo de los psicó- :11 cambio lo hacía más viable De la Rúa. Hay que
logos. Una hemorragia conceptual. n-conocerle a este hombre el tremendo olfato pa-
1.1 los caballos ganadores, la nariz que tiene de
onólogo electoral, y ese gran ojo para pescar
Entonces, ahí llegamos. Si se ha hecho cum- quién es el que puede viabilizar mejor los cam-
bre en el Tupungato, ¿no se aspira al Aconcagua? hios que necesita la Argentina.
Manteca paso seguido fue por la cumbre más al- Ojalá Manteca, en la hora final-esto es un
ta: la Patria. Ésta. Su táctica: el panasesoramien- rlcsco, compañeros, permítasenos desear, ver es-
to. Decir acá y contradecir allá uniendo todos sus I rcllas fugaces, cerrar los ojos y pedir-, con el pi-

talentos para aconsejar sobre cualquier cosa que l.una puesto en el geriátrico, enérgico como cual-
involucre signos. O sea, todo. quier viejo que ha tenido algo de poder, e inútil
Manteca hizo luego su aporte a la carrera de lomo cualquier anciano en pantuflas que ya no
Chupete De la Rúa cuando, desde la Municipali- I() tiene, dicte sus memorias, cuente sobre ese pe-
dad de la Ciudad de Buenos Aires, la vieja MCBA, nodo de su vida, para dejar testimonio, para con-
el abogado radical enfilaba a la candidatura pn .• t.ir qué es lo que aprcnd ió sobre la vida comuni-
sidencial. Hablándole al oído a Chupete fue qu I ;\I'i.,. llarnérnosla así, y ver de qué se pueden valer

Di Nápoli hizo su casa. Diciéndole: Usted ticn lo SiU,lll en el camino del


72 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 73

Que cuente en sus mémoires sobre el armado en el escenario del Hotel Panamericano, parado
del sueño del cambio con Chupete. Esos prime- sobre esas alfombras que se hunden como arena
ros programas de televisión a los que lo acompa- blanda, exaltado, dijo, con una gran sonrisa: Es-
ñó y en que lo energizaba antes de salir al aire con tamos muy contentos y desató los aplausos y el
palabritas al oído. Diga, Fernando: Vaya ser el griterío de una muchedumbre vividora. Estamos.
candidato y golpee la mesa con el puño. Va a ver Primera persona del plural. ¿Estamos quiénes,
que los convence. Butter, Los Chalchaleros o Los Olimareños?
y que cuente que no abandonó los otros pues- Porque una vez le pidieron su impresión so-
tos de la feria. Que le dijo sí a la política, tan aso- bre aquella historia tremenda del avión urugua-
ciada a la historia grande, y sí al business acadé- yo caído en la cordillera y de los 16 muchachos
mico, tan prestigioso e inocuo, y sí también a la lue se comieron a sus amigos para matar el ham-
cultura popular con la que se hacen tantos ami- bre. Todos habríamos hecho lo mismo pero les
gos y se mejoran tanto los ingresos. tocó a los uruguayos experimentar costillas de
gaucho, lo que permite sentenciar que en mate-
ria de asado los uruguayos efectivamente saben
Después pasaron todas las cosas difíciles que más, porque llevaron a fondo la experiencia de las
pasaron y de las que ya hablaremos después, to- carnes rojas. Te regalo sacar la pajita más larga,
dos vimos las fotos, los documentales, las esta- pero la cosa es que Manteca había sido convoca-
dísticas, y haciendo otra elipsis violenta, varios do por el diario Clarín para opinar como sociólo-
muertos después, tantos pobres después, y tan- go, y como oriental, en el treinta aniversario del
tos nuevos burros escolares agregados a las cuen- .iccidente. Manteca no pudo decir que no y tiró
tas nacionales, Manteca se puso al hombro una una punta. Dijo Di Nápoli que los tugbiers, al ser
nueva campaña electoral, la de Daniel Filmus pa- ricos, no pudieron ser tomados por uruguayos
ra intendente de la Ciudad en 2007, pero acá no Islcnsrncn te por el resto de los uruguayos.
se guardó nada, acá asumió también la vocería de Sabrá dios si es verdad, pero parece importan-
su candidatura el día del cierre de la primera vuel- Ie el análisis. Porque es como hablar al revés. Se-
ta. El hombre de las bambalinas, del asesora- rla: esta esquina de Paraguay y Borgcs no es una
miento en las sombras, se transformó en el por- [uin«, es una encrucijada. [Claro] Manteca el
te psrole ante la prensa. Ante cincuenta cámaras, 1l'111" el luuar común PUl' al CUJI todos nodrín
74 The Palermo Manifesto I uíeban Schmidt
75

mas creer que los uruguayos están orgullosos de Es hermoso igual que la gente salte de territorio
sus muchachos del avión, por la proeza y por la en territorio y es conmovedor cuando alguien na-
repercusión internacional y concluye con que los rido en otro país llega a Ezeiza y conecta con nues-
16 sobrevivientes merecen un lugar mejor en la t ras hermosas costumbres y se hace argentino y la

memoria de nosotros, los uruguayos. mayoría ya se ha muerto pero esos italianos que sa-
Manteca dijo nosotros los uruguayos. Y es 111m en la televisión y hablaban bien de la Argenti-

importante que señalemos que esto no es Garba- 11,\ y se ponían a llorar con Pinky y está bien, don

rino donde el nosotros se emplea para formatear Viltorio, llore que hace bien, eran prueba contun-
empleados y que se convenzan de ponerse la ca- dc·nte, evidencia de desprendimiento y entrega.
miseta, que sientan la presión de laburar en Gar- I\SOS herreros y zapa teros se despidieron un día de
barino, el orgullo de electro domesticar a las com- liS parientes, de sus hermanos en Calabria, salu-

pañeras y compañeros, pero en donde un día dllroO con un pañuelo blanco a la familia a la que
cualquiera de enero renuncian porque le compra- nunca más iban a ver, y ese lienzo lo lloraron hasta
ron el pase los de Grupo Márquez, precio y pres- q 111' se hicieron lunares de honguitos grises y pe-
tigio, sin ir más lejos, y reinventan el nosotros ll.in permiso para decir nosotros. La diversidad es
con otros patrones. La Argentina no es un quin- Ifl mejor de la Argentina. Ah, no.

cho, Lucianito. La Argentina no es el Grupo Már- Otra cosa es que te usen el país de tela. Eso es
quez, aunque contiene al Grupo Márquez. ¡Ay! nuilcrable.
Les pido a las compañeras que no me agarren, L.IS cosas como son: este hombre avanzó so-
que me dejen decir esto también: que bastante hre nuestra soberanía nacional, ya nadie le im-
compañeros murieron en las guerras de la Inde- pOli (') en lo más mínimo en ese salón de ese ho-

pendencia para tener que dejar pasar el agravi 1l,1 porque esto ya no importa más. Acá hicimos
del camuflaje y el cambio súbito de nacionalidad. 1.'1 Vuelta de Obligado, compañeras y compañe-
Mucho pudor si los disfraces de Isidoro y Patoru • ,'11 Ircntamos las invasiones inglesas, lo que

zú te van a servir para conseguir contratos y con thl.uuo» recién, ¿y hoy no le podés pedir a un
vertirte en un partisano ilegítimo que qui uuua que se comporte. a un ñato que habla tu
aplastar a unos pobres infelices que mucho m 11:\. que te puede entender lo que le decís,
genuinamente que él pueden decirse nosot ndo estás cnrcrrnndo tI tu país. porque gentil
ruullosa y sinceramente. nosot ros. 10.\ }MloÑ y tiene 1;'1 cxpo
76 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 77

tativa de seguir sacándole leche hasta el retiro? lo maternal con lo gaucho, con lo familiar, con la
No que se vaya, ¿eh?, que se quede, que se que- felicidad del recreo o el fin de la cosecha, siempre
de, que se queden todos, y que laburen, eso nos un paisano, siempre una vaca flaca en las publi-
gusta, pero comportensé, muchachos. Pero co- cidades, pero después no te los dejan pasar por la
mo no se los piden quienes los emplean, enton- aduana porque está prohibido el tráfico interna-
ces los muchachos no se comportan, y algunos cional y privado de harinas, veinte minutos de
tenemos que hacernos cargo de estos discursos y avión, hijo de puta, les decimos los argentinos
enfrentar consiguiente mente la persecución. desubicados, agrandados, y se los abollamos en
A todos nos consta el odio de los uruguayos. la cara, se los pisamos, para que no se los coman
Quién no ha soñado alguna vez, compañeras y ellos, que es lo que querían, cuando nos dan su
compañeros, con un uruguayo entregándonos a clase oriental de modales. Los uruguayos creen
los nazis, y que después de vendernos vienen a que tienen que temer a los argentinos y odiarlos
hacerse los amigos porque quieren hablar con al- por agrandados, por cancheros, cosas así, pero es-
guien en su lengua materna en el pabellón de ta gente es cortona, porque no ha visto nunca un
Auschwitz, porque no entienden un porongo lo croata, evidentemente. ¿Sabés, uruguayo, desde
que hablan los muchachos de la SS y porque ex- dónde habla un croata? Desde un cohete, loco.
trañan a la madre. Están completamente dados vuelta de ego. Se
consideran superbananas y, que sepamos, los
croatas no llegaron a la luna, no descubrieron la
En Uruguay se contribuye mucho a nuestra vacuna contra la polio. Quien entre a Wikipedia
educación cívica internacional cuando en el Ae- y escriba Croacia en el search, verá que el sistema
ropuerto de Carrasca nos palpan de pies a cabe- le devuelve: quilombo, quilombo, quilombo. N o
za para ver si llevamos en los bolsillos o engan- hay ninguna razón para la soberbia en los Balca-
chados en las medias los Alfajores Portezuela, nos. Tampoco en el Río de la Plata.
masacotes de harina que son un orgullo oriental La torcida amistad rioplatense entre argentinos
y que con denuedo quieren que compremos ape- y uruguayos tiene sus escenarios operísticos en las.
lando a estrategias de márketing que se valen d 1'.lrrilla8 uruguaY,18 de Buenos Aires que se distin-

esas jactancias tristes, provincianas, acerca de qu iuen por los platos típicos 11fl1l-!uayo8y por la dife-
fabricar alfajorcs es una expresión de 1., cruza el rencla en el asado, que en 1.\antluua B,md.1 Oricn
78 The Palermo Manifesto
Esteban Schmidt 79
tal se hace con leña o muerte y que, por eso, es mu- nista, joven en los setenta y adulto reventado en
chísimo mejor. El parrillerismo uruguayo se ex- los noventa, siempre obligado al acento justicie-
tiende por toda la ciudad para atender a la colonia ro en sus intervenciones, cuando lo único a lo
de uruguayos y a todos los porteños que creen que que aspira en serio es a hacerle justicia a un asa-
queda bien ir a un restaurante de esa colectividad. do con leña, para maternizarse en un comedor y
y en Palermo por supuesto que hay parrillas uru- confirmar con el estómago lleno, con la felicidad
guayastambién, ¡cómo no va a haber], para probar del provecho, la panza redondeada y el meteoris-
el ancho de banda que tiene el internacionalismo mo de los chivitos, una vez más, una noche más,
gastronómico que desarrollamos en los años que que: Uruguay es lo que está bien y que la Argen-
gobernó Menem. Yeso que Uruguay tiene una gas- tina es lo que está mal. Que los argentinos somos
tronomía bastante extraña. Una gastronomía dis- mierda y que los uruguayos cosen disfraces para
cutible porque «elChivito», que es la Tour Eiffel del el tablado y pegan lentejuelas en antifaces de tres
Uruguay, es un sándwich nomás. colores, con lo que haya mano, orillando la nos-
En una parrilla uruguaya comen todos los sa- talgia sin caer en el precipicio de la repetición, co-
tisfechos y también comen todos los tristes, to- mo hacemos los argentinos. Los uruguayos ha-
dos los que odian a la Argentina, aunque sean ar- cen sentir a los argentinos del tamaño al que han
gentinos. En una parrilla uruguaya come, sin ir decidido reducirse. Que ser uruguayo prepara
más lejos, algún viejo columnista de Péginsr'iz, mejor a la sociedad para lidiar con sus limitacio-
uno con antigüedad, sufrido y populista, uno que nes y para encontrar al mismo tiempo los recur-
seguramente está en el negocio de parecer hincha sos para hacerse otra. Alegre carnaval quiere
de fútbol, para no dar la nota de ser solamente de lecir cosas muy distintas a uno y otro lado del
izquierda, para no parecer un Pepe Soriano de La manchón de agua. Desorden e irresponsabilidad
Patagonia Rebelde, tan torturado, tan que ni vi- del argentino, mirada agridulce, desencantada
no, ni pasiones, sólo la lucha, cruel y tanta. pero despierta en la otra. Si los militares argenti-
La Celeste -así se llama el restaurant urugua- IlOS inventaron la maldad, los militares urugua-
yo de Palermo, el color de la bandera en el nom- yos siguieron una moda. Como que no les quedó
bre, un país que salió machito pero no agresivo, otr.i. Y, claro, cuando se trata de cosas buenas, el
y nadie que use remeras celestes va al psicólogo Jruguay las inventa y los argentinos ni siquiera
es uno de los comedores posibles para ese colum 1.\1'1 pueden imir
80 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 81

El Pégins /rz, después de su primera etapa hu- uruguayo está habilitado para decirlo y enseñar-
morística, irresponsable, de niño con disritmia nos. Obdulio, Julio María, Manteca. Y ha escrito
cerebral e hiperactivo, en estado de burla per- sobre todo 10 que tenemos que aprender de Uru-
manente a nuestra gente, a nuestros diputados y guay, de su izquierda, de su derecha, de sus tam-
a nuestros curas, y que armaba dicotomía s que beros y de su policía caminera. Todo lo que es in-
eran viejísimas para cuando las hacían, a finales discutible dentro de su triste círculo de confianza.
de los ochenta, entre norteamericanos y france- y el subrayado que hacen a la gran importancia
ses, o entre el cine y la televisión, se salteó la ado- que los uruguayos dan a la política, como si todo
lescencia, la madurez, toda la cosa productiva de lo trascendente se jugara en una votación.
los cuarenta años para volverse uruguayo y tris- Con el desprecio a su propia patria, manifes-
tísimo. Pégine/iz se celestizó y se puso un traje tado entre otras cosas en la mistificación, en la
negro como los de Don Alfredo y largó una pa- exaltación no dialéctica de los vecinos macanu-
yada inacabable, de novenas y rosarios. A sufrir dos, leen el menú del restaurante para terminar
siempre por los mismos sufrimientos, nunca un encargando otro platillo uruguayo, que es caso
sufrimiento nuevo, los nuevos no valen, y cuan- testigo en congresos de gastroenterología: el cho-
do quieren festejar algo, ponerse contentos, ce- to. Pobres países. Los niños se matan de risa cuan-
lebrar la vida, festejan corners en sus primeras do el padre le dice al mozo dame choto y admiran
planas cuando gana un frente, todo tipo de fren- al padre por algo completamente lateral. ¡Cómo es
te, cualquier cosa que contribuya a la metáfora, a papá! Y este momento que es mágico en la edu-
la alegoría de lo que pudo haber sido esto si la Ar- ación de los pibes, donde se pasa amor de una
gentina fuera, en fin, como es el Uruguay y como generación a otra, con pocas palabras, comiendo,
son los uruguayos. y callando cuando llega el garcon, es un crimen,
El columnista reventado del Página, encorva- pensamos nosotros esta tarde, desplegarlo por
do, se junta con sus hijos a comer en La Celeste ran poca cosa, por un jueguito simple de palabras
porque Uruguay, además de todo, es familia, no que contribuye además a la mistificación culina-
es cabaret, y habla íntimamente con ellos. Es de ria del Uruguay.
los columnistas que no se privan de destacar la Los chicos del columnista aprendieron a co-
lección que los uruguayos dan siempre a los ar- 11H.'1' de todo, también variedades uruguayas.
gentinos, porque los argentinos son mierda y ti n lcmncrneute que ríencn que dar L!.1'.1
\

82 Esteban Schmidt 83
The Palermo Manifesto

cias a dios todos los días porque no hicieron na- Esa pared de la polémica sería como el espa-
da aún para tener esa vida acomodada, y merecer- cio para el diálogo internacional que tiene el res-
la. Que estos chicos no sientan q~e se les debe, taurante, el guiño a los que van a comer que son
¡por favor!, como sus padres sienten que la patria argentinos en su mayoría, toda la inmensa mi-
les debe, y por eso es que se ensañan tanto, en noría uruguayista, compañeros argentinos que
cuanto se da la más mínima oportunidad, y por odian a la Argentina, nietos fallados y resentidos
eso medran también, merodean la AFIP, el Con- de inmigrantes. Pero es un diálogo mediante el
greso, para ligar un contrato para la señora, por- abuso de confianza y la violencia psicológica.
que esto no sólo no importa más, sino que nun- Porque aunque es cierto que hay una inmen-
ca importó. No odien a la patria, chicos. No sa cantidad de familias forras que se dan vuelta
aprendan eso de papá. Están sentados en un res- en el comedor cuando ven la frase debajo del cua-
taurante y están muy bien, tienen buen color, po- dro del cantor y ríen, la verdad es que hay que ha-
drían dejar la Coca por la mitad, si quisieran, o cerse mucho el distraído para no ofenderse. El
pedir dos y pedir postre y después no comerlo. rincón de la polémica fue creado para que todo el
¿Saben cuántos chicos van a restaurantes? río de la plata ría al mismo tiempo pero la falta a
En La Celeste, el odio está servido. La mani- la verdad es grosera. Es puro titeo, puro teite de
festación más desgraciada en el comedor es el cómo te [arreo si entrás a mi casa. Pero así no es
cuadro con la estampa sonriente de Carlos Gar- el amor. Se le puede decir maricón a un hermano
del, el cantante, enmarcada y colgada de una pa- n los almuerzos familiares, pero a tu hermano
red que divide el salón al que los patrones le pu- no le gusta que le digas maricón delante de nin-
sieron una chapa de madera debajo con la ún primo. Es una agresión mínima pero a tu
sentencia: «Elrincón de la polémica». hermano le alcanza y le sobra para sentirse mal,
y no. No se puede ser tan loser. y entonces no lo hagas, porque es abuso de po-
El tedioso pleito uruguayo para lograr qu der, amparado en que tu hermano no reacciona
Gardelles pertenezca es mucho más doloro si hay visitas. No es una manifestación amorosa.
que la celebración de un córner, es como ser feli Amen en serio, uruguayos. No verdugueen a sus
por haber visto de lejos un auto caro, es de p vecinos, a sus hermanos. Digan que Cardel es
dedor grosso, de pibe con anteojos hundido en 1 II~mcé,"l,que es lo que está probado. Y acepten que
miseria de un hogar con padres alcohólicos. anl.\b.\ M i lsucnos AireN querido ''. Lo de 1,,\1',1
11
<,

84 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 85

red es un chiste muy corto que no aguanta ni en Algunos de los jornalistas de los diarios viven
provincias. Pusimos cuatro premios Nobel, los esos días la enorme distinción de trabajar en un
argentinos, dueños de La Celeste, Borges era ar- medio importante e ingresan al hotel como si
gentino, descubrimos Buzios, descubrimos a fueran gente notable que no tiene que comerse el
Bergman. ¿Por qué la envidia, muchachos? enorme bochorno de hacer puerta con los movi-
En fin. Algo así no termina bien. Todos lo sa- leros. Y, pobres, estos periodistas gráficos que in-
bemos y casi todos lo callan. Nosotros, aunque gresan creen que pasan al Hyatt, al Caesar, al Hil-
sea tarde, tendremos nuestra semana de home- ton, como consecuencia de su posición de clase
naje. Porque la verdad paga en algún momento, y de su habilidad para pelear una entrevista, un
rubios. Pero requiere de una paciencia desco- off the record, un esfuerzo imaginario que nece-
munal. sitan sobreactuar ante sus jefes para obtener fran-
cos yviajes, aunque la más grande verdad de la vi-
da y de sus vidas es que el noventa por ciento de
Compañeros, ustedes los que tienen televisor, la información que reciben y de las entrevistas
los que consumen noticias en serie, saben que que logran fueron todas fríamente calculadas por
entre una primera y segunda vuelta electoral se quienes las sirven.
viven semanas intensas, como las previas a un Así, como producto de un cálculo publici-
mundial de fútbol, como las semanas previas a tario, fue que la periodista Camila Infante del
los sports de los colegios bilingües. Son esas se- diario La Nación consiguió una entrevista im-
manas en que se instalan los movileros en las portante. Y entró al hotel como si fuera una
puertas de los hoteles, llamados bunker s electo- persona que puede pagar un hotel internacio-
rales, y entran y salen los candidatos cada vez qu nal, muy, muy orgullosa, y a paso de yegua se-
tienen que decir algo o cada vez que sólo tienen gura, ninguneando a los botones. Compañeros,
que entrar y salir. Que de repente llega un aut .amila Infante ingresó al Hotel Panamericana
negro con un ministro, que de repente llega un para encontrarse en el café del lobby con Man-
delegación de turistas chinos, que de repente 1 leca Di N 5.poli y haccrle un reportaje cuyo re-
rece que baja el candidato, pero el que baja en rea ult.ado puede ir a los anales del blanqueo de
lidad es el masajista oficial del spa del hotel. y, ircs. Escribió la crouistn:
era el masajista y se vuelve a estudios centrales,
86 The Palermo Manifesto 87
Esteban Schmidt

Manteca Di Nápoli es sociólogo y director de tión pública con un cargo que depende del Mi-
Flaxo. Trabaja ad honórem en la campaña de Fil- nisterio de Educación de la Nación, como direc-
mus y es su asesor de confianza, su amigo. No es tor del portal Educ.ar. Ese puesto, por el que no
político ni tiene aspiraciones de serio, pero está a cobra, 10 obliga apresentar todos los años su de-
disposición del ministro cada vez que lo necesi- claración jurada de bienes. «Hasta ahí llego. No
ta. ¿Qué hace?, se pregunta el artículo. Se respon- quiero cargos ni nada que se le parezca. Yo me
de: Va al despacho de Filmus en el Ministerio de quedo fuera del gobierno», se ataja Di Nápoli.
Educación, le prepara mate y (do saca de la cam-
paña», (¡essa!) Esto es: lo distrae con conversacio- Bueno. ¿Se llega a ver el dramón que es para
nes ajenas a la política. Entre ellos dos, después el país que estas cosas se publiquen y que esta
de que Filmus entró en el ballotage, salió la idea gente exista?
del eslogan «Nada es imposible», con el que el Camilita es una piba bárbara. Buena hija, bue-
candidato busca aún posicionarse en la pelea por na nieta, llora en los velorios. Una chica con sus
la segunda vuelta. ideas sobre cómo hay que vivir y con sus mistifi-
caciones bien asentadas, como todo el mundo.
y escribió también: Egresada de la Universidad de Palermo, pudo te-
ner la escena de los birretes al aire, que la univer-
Ambos tienen muchas cosas en común. Los sidad pública retacea, el día de su graduación co-
dos son sociólogos, los dos pasaron por Flaxo, los mo periodista, y al regreso de la ceremonia de
dos son hinchas de San Lorenzo. «Nuestra amis- colación, los papás le prepararon una fiesta en el
tad trasciende la coyuntura política», sostienen. hogar familiar de Villa Devoto con catering de
Los servicios de Di Nápoli al lado del ministro se Alfredo Schuster. Al terminar el secundario, a to-
remontan al gobierno de lbsrte en la ciudad. Allí dos en la casa de Camila les pareció que la UBA
colaboró en la gestión de Filmus en la Secretaría ira muy desorganizada y que el CBC es un año
de Educación porteña. Buscó darle «visibilidad perdido. Punto sobre el que Camila no pudo de-
pública» a la administración. Su especialidad fu -ir ni que sí ni que no. Y se anotó en la UP. Se
siempre ayudar a Filmus a comunicar, algo que presentó una mañana en el edificio de la calle
los allegados al ministro reconocen que le cuesta Mario Bravo, crUZÓ los molinctes y dijo al gUl1r-
más de la cuenta. Di Nápoli s610 s C' 8111116.11.1 I!L'S lln: C/u/t'do 8c.'" llccliC)cJ/.e¡t.l, .Jdóndl.· L'S? Y si en
Esteban Schmidt 89
88 The Palermo Manifesto

una universidad privada pagás las cuotas, se te ne su trabajo. Y quiere que volver al diario, su
conceden casi todos los deseos. Un día los argen- equivalente a volver al cuartel general durante
tinos van a tener que hablar de esto, si queda al- una guerra, regresar al quirófano a intercambiar
guien con quien hablar. un corazón, ayude a dignificar la terrible luca y
Es una piba mona, Camila, eso no se puede media que gana, que no alcanza ni para las pintu-
negar, aunque sin entrar en la categoría vedette ritas ni las cremas que hay que tener para mante-
porque sus partes se alargan más de lo que se re- nerse en el mercado, presentable, y así retener a
dondean. Es alta, pero no un fenómeno de circo Marcos, o ir por algo mejor, un Juan Marcos.
de alta, y linda. Guapa, según parámetros inter- En el artículo que compartimos, Camilita di-
nacionales. Bonita. Como fue bonita Graciela Bor- ce que la historia de Manteca con Filmus se re-
ges, como fue bonita Anne Baxter. ¿Se entendió? monta al gobierno de Ibarra. ¡Se remonta y ve-
Todos los dientes. Se pinta los labios de manera terinaria! Se conocían de mucho antes. Estos
contundente y se delinea los ojos para ir a traba- señores ya le habían vendido humo al padre La-
jar. En contra, mucho hueso en la cara, que le ha- dislao durante la administración de Juan Manuel
ce una quijada como de rugbier, yuna sérieuse de Rosas. Le dijeron en el confesionario: no pa-
tremenda que le quita sensualidad cuando hace rezcas tan enamorado, gallego, te van a hacer bo-
cafés con la gente a la que llama fuentes en los ba- leta. Y dice Camila, en otra parte del artículo que
res de los hoteles internacionales y a quienes les Manteca no quiere, ni cerca, que le ofrezcan un
marca la distancia sexual porque ella ya tiene un cargo en el futuro gobierno porteño, omitiendo,
novio que se llama Marcos. compañeros, que no querer lo que no le van a po-
y registra en su memoria los cuentos que le der ofrecer porque no van a ganar no es una ne-
hacen las fuentes para que ella escriba. Camilita ativa tan macha como no querer lo que van a
compone, en esas instancias, el perfil más profe- querer que quiera si ganan. Ojalá Camila haya po-
sional que puede que es aquel donde ya se pres- iido seguir la secuencia. Es mucho menos heroi-
cinde de anotador y se habla con los políticos co- co, mucho menos desinteresado, si es ésa la idea
mo si fueran pares, como si ambos fueran gent que Manteca quiso dar y que ella tradujo como
de negocios. Cuando les dice tengo que volver al revelación. Tampoco presentó el hecho extraño
diario, Camila conmueve porque le añade a su ju le que haya hombres que prefieran la trastienda
ventud el componente de gesta que cree que ti" le la hlstori.; siendo que l,nMLl~lIltanto su interés
90 The Palermo Manifesto 91
Esteban Schmidt

por los asuntos públicos y que se rehúsen luego La última mano inocente que Camila le dio a
a asumir responsabilidades de Estado. Los cere- Manteca, tan mal pagada por ese llamado aclara-
bros de los cronistas no tienen cien gigas de ram torio a sus jefes, fue cuando dijo algo que él le
para componer tantos escenarios, siempre hay contó pero que la periodista puso con sus propias
problemas de espacio en los diarios, además, y palabras, porque seguramente a ella le gusta es-
Manteca no llamó cuando vio el diario impreso cribir, porque están las chicas que se anotan para
para advertirles a los editores sobre estas faltas en periodistas porque les gusta escribir. Camila es-
el artículo. cribió:
Llamó por otra cosa: para aclarar que él no ha-
bía sido director de Flaxo. Ah, eso no. Leemos, Hoy Di Nápoli se divierte viendo una y otra
compañeros, en el diario del día siguiente: vez la disputa televisiva francesa y dice que los
políticos argentinos son civilizados al lado de los
Luciano Di Nápoli, asesor del candidato Da- europeos.
niel Filmus, aclaró ayer 10 siguiente a raíz de una
nota publicada en La Nación: «No soy, ni fui Los que no son de aquí ni de allá la pasan bár-
nunca, director de Flaxo. La directora de nuestra baro con lo de todos lados.
institución, desde hace muchos años, es la licen-
ciada Daniela Lusqui. Yo ocupo el cargo de coor-
dinador del proyecto Comunicación de la insti- Pero, ay, con todas estas ventajas que el profe-
tución». sor ya tenía sobre la prensa, traducidas en notas tan
favorables, sintió de todos modos el impulso de
Menos mal que lo aclaró. Una suerte, además, humillar a Camila con ese llamado aclaratorio, co-
que escribieran institución dos veces en el mis- mo otro día sintió la necesidad de hacerse el gua-
mo párrafo del comunicado, porque si no nadie po con integrantes del cuerpo de movileros, la sec-
creía que era una institución. Pobre Camila co- ión más plebeya de periodistilandia. Manteca
miéndose el garrón de rectificar algo que pudo intuyó un día que había margen para levantar el
haber chequeado y qué escalofrío cuando se le perfil. abandonar el escondite, y que eso le saliera
proyecto Comunicación, sin la preposición y con atís. Fue entonces que se presentó como vocero
la mayúscula. [ucll ircn t 0.'1 y,
92 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 93

días antes de la segunda vuelta, se puso loco cuan- be re contra sonar. Y se puso loco, Manteca, de una
do el muchacho de una radio interrogó a Filmus manera innecesaria, pero que se ha hecho común
sobre qué le parecía que unos militantes de Que- entre los personajes que viven en estos medios
bracho escracharan el hotel donde el filmusismo caminos entre la academia y la política. Piratas del
había armado su carpa. asfalto democrático. Empujó al movilero. ¿Te das
A Filmus, la demostración de Quebracho cuenta? Cargado el acento de das. Como si le di-
primero le pareció una barbaridad, después le jera te das cuenta que sos un mogólico, un pobre
pareció que estamos en democracia y después infeliz de traje barato trabajando para patrones
no le pareció nada de nada. Todo en un minuto. que acuerdan cosas millonarias con los míos, 10-
Pero a Manteca, ¡para qué! Le dijo a Daniel aho- ser, tremendo loser, tipito arruinado, perdido.
ra te alcanzo, y cuando se desarmó la montone- ¿No querés darte una vuelta por el dentista a que
rita de reporteros y se apagaron los micrófonos, te haga una limpieza?
le preguntó al movilero que había hablado si es- Qué novedad, Manteca, que los periodistas
taba loco, que si no se daba cuenta, y le pregun- son ignorantes. Que este país está destruido tam-
tó, además, si tenía idea. Manteca se había trans- bién en ese ambiente. Pero es un poco fuerte que
formado en un retirado de la prefectura naval científicos sociales que degluten penes de cual-
argentina que acosa a un chico que no es suyo quier animal del pejota al que le tocó la caram-
por escupir sobre el sendero de una plaza. ¿Te bola de gobernar este país, científicos que van a
das cuenta que está fuera de lugar tu pregunta? reuniones imposibles, que se ríen de chistes re-
En este país te retan con preguntas. Y te reta tardados, que se ven forzados a compartir intimi-
cualquiera. Manteca le habló de profesionalidad, dades para las que no estaban ni avisados, ni dis-
también. Y de ubicación. puestos, como un pase, o el prólogo de un garche
Quebracho, que lo sepa la posteridad, es una de un diputado nacional del pejota con una dipu-
agrupación de muchachos infiltrados por la po- Iada provincial del pejota, se la pasen burlando a
licía que rompen vidrieras dos o tres veces po los periodistas de las radios. Pobrecitos los mo-
año para asegurarle a la propia policía la retención vilcros. Con sus trajes viejos. Los mismos que
de divisiones de defensa de la democracia qu usaron para casarse diez años antes y que siguen
implican mucha plata y viajes para capacítaciór •. usando porque nunca más pudieron ahorrar pa-
Una cadena de la felicidad que a Di Nápoli le d 1';\ otro porque algulen, Manteca, fundió el país.
94 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 95

y esas pibas que no tienen trajes pero tienen go-


mas redondas, jóvenes y un registro exagerado
de su capacidad de seducción, que sacan los pe- Un caso dramático de criminalización del pe-
chos de gira a esos acontecimientos en represen- riodismo ya se había dado en los inicios del Fre-
tación de una radio de Quilmes y ponen toda la paso cuando habían sido reclutados para cambiar
esperanza en que la monitoree el gerente de no- el país tipos como Tomasito Blód, miembro de la
ticias de un canal de cable para que le dé la opor- segunda línea del mantequismo. El licenciado
tunidad de poder un día hablar frente a cámara, Blod y la señora de Blod, una joven psicóloga de
sobre el clima o sobre nada. modales locos que había establecido un toque de
Manteca jugó una bola más cuando se hizo el queda en su casa, un límite nocturno para recibir
guapo. Abandonó su cueva del asesoramiento y llamados, tipo pensionado marcial, una de las ex-
se exhibió para cagar a pedos a esta generación de travagancias que adquirieron los argentinos que
movileros que ya no serán sus clientes en Flaxo y viajaron al exterior en los años noventa y que pa-
en ninguno de los otros ocho sellos de goma en saron algún tiempo haciendo fellowships en paí-
los que arma su cifra mensual. Como sí podían ses anglosajones con ese tipo de costumbres,
serIo diez años antes cuando los movileros com- habían enganchado respectivos contratos en la
praban sus trajes en Modart. Los pibes éstos son ámara de Diputados y de Senadores. Y los dos,
flojos. No sólo los trajes gastados. ¿Les han visto junto a su línea de negocios académica, fuerte y
los ojitos tristes cuando ponen en punta el graba- bien renta da por el boom de los posgrados, arma-
dor para salir al aire? Son compañeros comunica- ron otra línea de asesoramiento a legisladores del
dores recluta dos en estratos cada vez menos am- Frepaso que los ayudó a vivir bien, vestir en Baby
biciosos de la comunidad y con la escolaridad en .otton a los gordos y no en el Once, y a disfrutar
decadencia. Otro cuadro que le debe recontraso- de las enormes ventajas que tienen estos trabajos
nar a Manteca. Y también a Daniel. Además, ¿tu .iscsores, que son sin horarios y que al encarar de
vida cómo es? A la piba de La Nación le dijiste pa- una u otra manera asuntos importantes de la hu-
ra hacerte el simpático y el antipolítico que a Fil manidad les permiten ir por ahí, moralizando.
mus le ibas a cebar mate y lo sacabas de la cam M irado con el mejor espíritu, con la mayor dis-
ña, siguiendo la línea: hablar de política es malo y t ancia, con el mayor grado de hu ma 11 idad d ispo-
hablar de fútbol es bueno. No tenés derecho, nlblc, no se puede entender la concentraclón aje
96 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 97

drecística que Tomás le puso a una causa lidera- que obviamente implicaba doscientos años de
da por ese compañero solitario, inconsistente y teoría política. Les daban un café, como cuando
anal llamado Chacha Álvarez. El tipo estudió en el Día Nacional del Preso el oficial peniten-
mucho, le puso cara de ojete a cientos de estu- ciario tiene que ser amable con el penado, por-
diantes y publicó sus libros. Obviamente la Ar- que tampoco es que la entrevista con Tomás era
gentina no debería perdérselo si quiere conseguir una actividad social con reglas de etiqueta esta-
el investment grade, pero Blod no debería perder blecidas. Hacía mucho ruido la taza cuando la se-
la lectura fina de aquellas escenas que pasamos a cretaria la apoyaba sobre la mesa con desdén, con
proyectar, a proyectarte, Tomasito, a recordarte, descuido. Porque hablar con Blod era hablar con
si es que aún vivís en territorio nacional, porque Patton en una carpa del norte de África. Y los
un pueblo que olvida su pasado puede repetirlo. imbéciles no se daban cuenta. Todo tenía la ló-
Tomasito se sentaba en una oficina de la ex gica de la trascendencia y de lo urgente. Y Toma-
Caja de Ahorro que tenía habilitada la senadora sito se iba a tomar el tiempo con los imbéciles
Meijide, que era la esperanza, la fija, para que la pero dando a entender, con cara de orto, con las
Argentina retornara el curso de la Revolución de respuestas largas pero secas, que él no tenía
Mayo pero en 1998, y bajaba línea a periodistas mucho tiempo porque en Estados Unidos las
que querían chimentos internos del Frepaso, que ffice hours de los teachers son con una agen-
era el partido de moda, lo que se entiende técni- la muy precisa, y porque mantener seriedad en
camente como una noticia según parámetros in- un país donde se respetad semáforo sólo por ca-
ternacionales, y que más que Partido era un Es- sualidad le había llevado treinta años de produc-
pacio, un flash party, todas esas cosas se decían, ción y porque si las cosas se extienden, además,
y tanta novedad en el léxico periodístico político si se salen de agenda, la conciencia también pue-
implicaba una duplicación en el esfuerzo de los de salirse de agenda, y el inconsciente puede
cronistas. que ordene hacer un paneo por las gomas de las
El trato que les daban a los chicos de los dia- redactoras, por los dientes podridos de los co-
rios a los que sentaban y les daban clase de cons- lumnistas, hasta puede, el inconsciente, llegar a
titución de las identidades políticas partía de la ordenar que Blod cuente una historia de su vida
base de que eran débiles mentales, y que no iban priv.ula de asesor y ahí chau, .lhí se va a arrepen-
a entender del todo bien 10 que se les hablaba, tir toda la vida de no h¡¡b~rN~ quedado apretado
98 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 99

en un formato, que es como se sobrevive. Sin ron a fuerza de malas interpretaciones que con su
abrirse, sin mostrar debilidades. propia imbecilidad técnica y con los cuidados que
Una vez asegurada la expresión grave, Tomás pusieron para mantenerse flotando en las inme-
les contaba con absoluta solemnidad todo lo que diaciones del pejota, aunque se tratara, en este ca-
había aprendido en la Facultad, más todo lo que so, de espacios o de partidos espaciales tan, tan
él mismo ya había resuelto científicamente sobre interesantes como el Frepaso. El jornalista deja
la historia argentina. La violenta decepción para huellas con sus artículos, pero los consultores no.
el jung Blod es que después de la clase los mon- Hacen un libro cada tres años, que sin duda es al-
guis le preguntaban si el flaco Rodil iba a ser el go más sólido, una investigación sobre el pasado,
primer diputado en provincia, y Tomasito, y to- pero siempre sobre algo donde ellos no tuvieron
dos los Tomasitos de entonces, se ponían locos nada que ver. Sobre lo que hicieron no dicen na-
por esa tendencia de los periodistas a hacer banal da. Se alistan para perseguir y aniquilar a quienes
algo que era, sin dudas, sensacional, que era EL pongan en riesgo sus comodidades, marcando
FREPASO, EL CHACHO, ESA MUJER, a poner muy bien la cancha para quedar del lado correc-
todo en los términos circunstanciales de una can- to, donde no te comen los piojos. La sacan bara-
didatura. Quiso ser un business muy emotivo el ta, compañeros. Nadie les da un bife bien dado,
Frepaso con su pretensión salvadora de la patria. excepto, modestamente, nosotros, esta tarde. Los
Lástima la realidad. chicos de los diarios, en cambio, podían perder el
Los Tomasitos tampoco escribieron sobre su empleo y ser la nada misma en cuanto se gasta-
experiencia. Manteca hizo verdadera escuela, ran la indemnización, podían terminar vendien-
también por eso hay que rayarle el auto, por co- do ensaladas de frutas o cobrando casa por casa
merse la experiencia, por no contar la propia his- las cuotas del ACA. Digámoslo en honor de los
toria para que le sirva a quienes lo siguen en el ca- tristes trabajadores de prensa.
mino de la vida, como dicen los paredones del El esquema macartista sobre la prensa sobre-
Cementerio de la Chacarita. El periodista, en sus vivió. El cuidado que los asesores tienen sobre su
razonamientos binarios, a la larga la vio mejor, propia base material determina la superestructu-
¡no era tan difícil!, pero los vivos del asesora ra idcolózica. Lo de siempre. Una de las tareas dia-
miento creen que la destrucción de lodo ha tcni s la injuria aguda y sistemática,
do más que ver con 10 que 101 oarludlNlMi hiele ílcu ~poli l ÍC' a, " 1''''
100 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt
101

periodistas que escucharon en la radio esa maña- soldaditos de la prensa se encargan de la repro-
na, a los que leyeron en los diarios también esa ducción del lugar común con fuerte asiento en la
mañana, por servir discursos en los medios de verdad, pero rara vez lo integran en el proceso
comunicación que no contribuyen,~ especial- global de la política, en la big picture, como se di-
mente irritante, para ellos, es aquel discurso ge- ce en América. El denuncismo periodístico es
neralista cuyo resumen es que los políticos son cualunque, no sirve para entender nada, no sirve
ladrones y que emplean más tiempo en hacer ne- para enmendar, para mejorar, sólo ha servido pa-
gocios que en hacer el trabajo que la comunidad ra dar ideas de cómo perpetuar el saqueo, ha sido
les encargó. Naturalmente, compañeros, lo del una tarea de media training para los funcionarios,
robo es verdad, y naturalmente que los periodis- pero negar el robo también es cualunque. Negar
tas no tienen la menor idea de lo que hablan cuan- el afano, el saqueo generalizado, es cualquier co-
do señalan eso. N o pueden llegar a imaginar la es- sa. Por eso es que atrapados entre la tentación de
cena exacta en que se concreta el llamado robo, la denuncia y la participación en el coro negador
repiten sobre la base de una generalización públi- no sabemos adónde ir y entonces vamos por to-
ca, pero, eso sí, con fuerte asiento en la verdad de dos, Harry Chinaski. Tienen razón los consulto-
la vida, con fuerte anclaje en las postales que en- res: en determinados niveles de responsabilidad
tregan los hombres que un día tuvieron un Ci- pública hay que cuidarse mucho de no desalentar
troén 3CV y que dos años después tuvieron una al público respecto de la importancia de la demo-
Fuego. Los hombres que un día manejaban un cracia. Sí. El locutor de una radio tiene que ser
Duna blanco y cuatro años después se subieron a muy medido para no darles herramientas a los
una Pathfinder negra propia y pusieron los cam- 1()lpistas. Sí. En caso de que haya uno vivo y con
bios de alta, siendo que la lotería la ganan pocos, .iirc. No hay. Los antipolíticos subrayan el robo.
que nadie escuchó el estruendo de los corchos en Sí. Pero no hablan de los temas estructurales. No.
el departamento del legislador, del director nacio- Porque no todos los conflictos de la vida pública
nal, del subsecretario el día que zafó, porque n tienen que ver con que si los tipos roban. Seguro.
ganó la lotería, al menos no la de los números, 1 Nuestra patria asesora defiende las institu-
del gordo de Navidad, pero se sacaron la lotería, ioncs, [cómo no 1.15 va a defender! Y sobre el
se la sacaron, porque acá el ascenso social se t tsunt» de los robos. de IJ llamada corrupción,
minó en 1975, ¿no que se terminó, Manteca? 1 ¡lIC es para
102 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 103

todo público y niega que los funcionarios y re- cer guita a costa de la verdad de las cosas. De sus
presentantes delincan como si fu'€-raun com- padres heredaron sólo el elitismo que ejercen de
portamiento estructural, generalizado, aunque una manera aberrante, no para marcar un desti-
conceden que una minoría es chorra. Y una res- no, un curso próspero para toda la comunidad,
puesta triple x, para los connaisseurs del oficio, sino para dejar en claro lo de uno, lo de ellos. Di-
donde se justifica el afano en razones secretísi- cen la mía para hablar de la plata y hacer guita pa-
mas de la ciencia política, que son seguidas por ra hablar de un trabajo. Son los más serios de to-
auditorios reducidos de excitados estudiantes dos. Menos mal que son ellos y no otros los que
avanzados de esa especialidad, encantados por firman los contratos. Una fuerte necesidad de
lo complicado y denso que es el mundo de lo contención por la tierra, por la Pachamama tie-
público al que acceden con sus conocimientos nen, y ni un solo día de aventura, ni uno. Así
y por su vecindad social con los dirigentes. Y marchan lentamente al Parque Memorial traccio-
que los distinguen de las masas, que es tan re- nadas por sus esposas con toques de queda, con
confortante, que por cierto no entienden un po- las que casualmente se casaron, para cumplir una
rango de qué se trata todo, que sólo sufren los meta casi de salvación, bautismal, de borramien-
mundos complicados y densos y nada más. Y to del pecado original que fue alguna entrega vi-
los profesores subrayan con miradas intrigan- tal de los padres a una experiencia colectiva y fa-
tes: ¿no, que es denso? Algunas cosas ... , ni las llida. Y el tema de la plata, ah, tan robada de los
querrían saber ... ¡Pero los estudiantes de poli- libritos de autoayuda que formatean egos y que
cienciología quieren saber, profesores! Quieren establecen la cadena garche, plata, remo y golf co-
estar parados donde están ustedes. Viendo cho- mo reveladores de salud mental y calidad de vi-
rear y esperando a que caiga una moneda, para la. ¡Qué cultos son los asesores!
tentarse, aunque más no sea. Pero cómo llegamos a que estos compañeros
Estos cientistas educados en los años ochen- de la intelectualidad se nos desvíen tanto, corn-
ta, estos mantequistas auténticos, ortodoxos, no pañeros. Peor: ¿Cómo llegamos a comer pescado
estuvieron en la guerrilla, ni en la ESMA, no hay de río pobre cuando comíamos bien cortaditos y
en ellos una recuperación del tiempo o el dincr crudos pescados de ríos copados del sur? Eso es
perdido en la cárcel o en el exilio mexicano, p un misterio sudamericano, el misterio de la Ar-
huele a vcnaanza su brutalidad capitalista, su 11.1 ntina oue fue del salmó» .\1 surubí.
The Palermo Manifesto
104 Esteban Schmidt 105

enfermeras sin horario reclutadas por un santo,


veinticinco horas de vocación asistente. Y van a
y puede empeorar, todavía. Mirá si dios exis- hacer falta escritores y muralistas para la catarsis
te. Mirá si dios existe y es un tremendo turro que colectiva. Nunca más no fue nunca más.
te tira una repetición de la plaga egipcia de los sa- Tomás Blód, un hombre de bien que ha dado
pitos pero sobre la avenida Córdoba, y de un sa- tantas clases en la universidad pública, que ha
que, en una sola lluvia, arroja esta vez cien mil orina do en sus baños horrendos, no tiene tanta
enanito s verdes del Frente Grande, la precuela culpa como sus contratistas. Digamosló. En su
del Frepaso, que empiezan a destrozar capots, te- tiempo quiso hacer algo con su tiempo, y perdió
chos, los paragüitas amarillos de los escolares, y el tiempo, que es lo más seguro que le puede pa-
después a patear las calles de la ciudad, y a trabar, sar a cualquiera.
por deporte, por costumbre, todas las puertas de
emergencia de todos los locales bailables, a ha-
blar en lenguas sobre cambiar la política, y se su- Hablemos de cosas más amables, ahora. No se
ben a colectivos en el Once, y se ponen pelucas crean que no cansa esta oratoria, como no nos
con rulos y te dicen que otro país es posible, y lo creemos ni ahí que no canse escuchada. Por eso
llevan en andas al Chacha Álvarez, que remonta e les propuso que vinieran con reposeras y gra-
en las encuestas ... , ahhh. Y vuelven a la actividad cias al cielo hicieron caso, la mayoría está bien
oficial con la misma esperanza de hacer un fan- acomodada. Vemos gente que va al baño pero que
gote de plata pero sin poner el cuerpo, no a lo vuelve. No hay uno de esos desagotes lentos de
Menem, más de caté, aunque con el mismo ham- público que deprimen tanto mientras uno avan-
bre de futones y toallones robados en los hoteles ",,1 con su discurso.
de la Isla Margarita. Pueden hacer falta más so- Vamos a hablar de zonas cálidas en la memo-
ciopolitólogos para entender, para entendernos, ri.i. De la caída libre del 2002, por ejemplo. Cuan-
¡y enfermeras! No olvidemos a las enfermera do el que tenía media pata agarrada de una pro-
que vamos a necesitar para los lastimados, par piedad, de una base de operaciones para aguantar
los ahogados por el humo. La próxima genera l.:UI1 arroz y huevo, puede decir hoy que ése fue
ción de enfermeras, para la próxima gcncraci 1111 tiempo dificil pero hermoso. Complicado de
de cnaníros verdes, tienen que ser de las 10 pllcar, nero cstuvlmos .lht Con todo destruí
106 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 107

do, nadie esperaba nada de nosotros y nosotros ayer fuimos a Palermo, y que es donde todos más
tampoco, ni de nosotros ni de nadie. Vivimos en o menos quieren vivir a fin de cuentas, no por
el grado cero de la mala sangre. Rematamos un idiotas, sino porque luce próspero y seguro,
Clío y con la plata tiramos un año y medio sin cuando pocas cosas lucen prósperas y seguras,
perder la cordura ni hacer cualquier cosa para con tan bajo Índice de siniestralidad en las calles,
aguantar, porque una crisis te puede volver loco. y donde hay tantos locales comerciales bonitos.
Fueron días extraordinarios de menús ejecutivos El barrio donde la ilusión del dinero empuja a las
a nueve pesos con cincuenta por lo que daban vecinas y los vecinos a los dentistas a corregir de-
una sopa de entrada, un ojo de bife con ensalada formaciones, a los gimnasios a corregir deforma-
y un postre vigilante espolvoreado con azúcar ciones y a los psicólogos a corregir deformacio-
impalpable. Con toda la decoración y el emplata- nes, para estar bien preparados para ganar más y
miento. Los mejores aprendizajes de la década gastar mejor.
del noventa. Y café, que en este país nunca se le Sobre cómo debe ser un ghetto, uno también
ha negado a nadie, y en jarrita, que quedaba tan tiene sus ideas. Uno puede pensarlo todo, si se
bien, y que se volvió la más grande ilusión ópti- pone a pensar. A nosotros, a la ultra, nos gustan
ca del mundo para los clientes de bar que pagan los ghetto s sobrios, con madera, con sillones, con
más por la misma dosis porque nuestra gente libros y con luz de lámparas de pie con tulipas de
asumió el jarrita como ascenso social. Los com- tela blanca. Un poco de recato por todo lo que se
pañeros se agarran de donde pueden. perdió. N o nos gusta el Bar Seis. El Bar Seis es la
Para el 2002, Manteca visitaba la Librería del dictadura. No nos gustan los ghetto s que son tan
Mármol ubicada en el primer piso de Un Gallo impenetrables y desconfiados como el Batallón
para Esculapio en Costa Rica y Uriarte, el bar re- 1. En el Seis sobre la calle Armenia hay que re-

presentativo de lo que esperábamos que fuera Pa- servar y hay que tolerar a una yegua en la puerta
lermo cuando se empezó a armar el ghetto de los que te dice buenas tardes o buenas noches. O
que se salvaron en una zona de la ciudad bastan- buenas tardes o buenas noches, pero con sorna,
te arbolada, con casas bajas y talleres mecánicos. .ii te intuye demasiado ratón. Demasiado pobre.
Este Palermo al que las parejas jóvenes de otr BlIel1.1S P,UJ. vos, conchuda, yo vengo a un bar, no
barrios de la ciudad visitan los sábados para con lo compliques con di~I()~()s rctontos de CÚI110 les
rar los dominaos en los almuerzos Iarnillare» qu 1(,' cuántos son. SOnlON todo» los que pOd.l
"- \

Esteban Schmidt 109


108 The Palermo Manifesto

mas, la puta que te parió. Todos los que nos po- márketing gastronómico dirigiendo la operación
damos amar al mismo tiempo. Y nos va como el del restaurante. Las formas resultaron bastante
orto porque no tenemos ni para auto ni para ta- caseras, sacrificiales, a golpes de celular a los pro-
xi, pero no nos va tan mal como a vos que tenés veedores. Una psicóloga judía y su marido gita-
que laburar de portera. No te vamos a engañar. no ganaron muchísimo dinero con el Malas Ar-
El Gallo, en cambio, fue el alfonsinismo. El tes de Honduras y Serrano, frente al Taller, un
país que se quiso abrazar con Olof Palme. Al- espacio con dispenser de jabón líquido en el toi-
guien podría decir que fue el Frepaso porque iban lette, una clara ideología antibacterial y profilác-
muchos psicólogos. Pero no. No. De esto sabe- tica que, aquí se prueba, puede ir acompañada del
mos un montón. El Frepaso fue y es El Taller, el amor a la renta. En el exterior cemento alisado y
bar pionero de la placita Serrano, que sobrevive en el interior, ladrillos a la vista y muebles de
con su ubicación única y cuya característica cen- campo; atendiendo las mesas, las mozas de Kiev
tral es el desinterés de los dueños por la higiene y la primera generación de mozas madres solte-
del local. Un bar famoso que no tuvo nunca ja- ras y hippies chics, lo que convertía a los patro-
bón en los baños. Una pulpería donde los propie- nes casi en padres fundadores del Palermo del
tarios no pudieron, en veinte años, reflexionar que se habla con tanto entusiasmo en los diarios.
sobre las ventajas de enjabonarse antes de comer. Así, parados en un éxito de público y ventas,
El Taller es la posdictadura, es la vuelta de Méxi- fueron por el reciclado de una esquina gigante, a
co. Si yo estuve preso o si yo me banqué el olor a pocas cuadras, donde en mejores tiempos de la
humedad de los monoblocs del DF vos te jodés. patria hubo una fábrica, a la que quisieron trans-
La vocación enferma de los que agarraron la ma- formar en un bar y restaurante más lindo que Ma-
nija vitalicia por adherir de jóvenes a alguna or- las Artes. Más distinguido y con chef. Y lo logra-
ganización político-militar, aunque sólo hayan ron. Lo llamaron Un Gallo para Esculapio por
estado cuatro minutos y medio en una reunion aquella anécdota que dice que Sócrates minutos
donde sólo se encendieron cigarrillos. .mtes de morir le dijo a Critón «No te olvides de
El Gallo exageró un poco con el nombre pa dar un gallo a Esculapio». Esculapio era el dios de
complacer a la audiencia palermitana que cree t las curaciones y se le ofrecía ordinariamente un
ner una cultura superior a la mcd ia nacional allo en gratitud cuando un en formo se sanaba.
la media mundial. Pero no había un manual <.1 •• El asunto es que Sócrares mudó de todos modos,
'.

110 The Palermo Manifesto 111


Esteban Schmidt

por lo tanto se considera que esa frase tiene un que recuperar en moneda nacional. Por llamarla
metamensaje, como aquella de los de afuera son de alguna manera. Tampoco se podía modificar
de palo. En fin, lograron la distinción pero les fue demasiado la apariencia del negocio, en el que
mal. Las dos cosas. predominaban elementos nobles como la made-
Al año empezó una rotación loca de accionis- ra y el hierro.
tas. Fue un partido de damas en cámara rápida la Con el nuevo patrón mejoró mucho la aten-
evolución de la sociedad comercial hasta que un ción. Un mismo público, que no iba a gastar mu-
muchacho que arrancó de mozo a los dieciséis cho más, fue mejor servido por un batallón de
años y que pegó el salto a la patronal antes de los mozos metedores reclutados en restaurantes de
treinta, un autodidacta de la renta con cejas tu- la zona de Tribunales. Una recepcionista con su-
pidas, se hizo cargo. Este patrón miraba el cielo plementos de siliconas en el tórax te recibía
un domingo a las doce y le decía a sus empleados abriéndote limpiamente la puerta y te conducía a
cuántas milanesas de menús infantiles iban a la mesa. Pero cuando captaba que alguien era un
embocar, y siempre acertaba. Huevo más, huevo cliente ya tradicional de la casa, suspendía el ex-
menos. Pero el asunto es que Palermo no era Ciu- ceso de amabilidad porque pasar de cliente reco-
dad del Este, un pueblo de tránsito con elenco s nocido a desconocido total en un bar puede ser
rotativos. Una vez que se arma un activo de clien- uno de los más grandes golpes que reciba un
tes, relacionado con un activo inmodificable de hombre. y ella captaba esas sutilezas.
vecinos, éstos terminan definiendo lo que podés El filósofo esloveno Slavoj Zizek, que vio las
esperar como clientela de tu bar. No se puede obvias ventajas de vivir en la capital de un impe-
cambiar demasiado a los habitués una vez que rio que nunca fue, con la moneda destruida,
acostumbraste a la audiencia a determinada ima- mientras cobraba regalías europeas de su obra,
gen. Porque los que quieras echar van a tardar hizo en el Esculapio sus primeras salidas con una
en abandonarte, en captar el mensaje. Y los que esposa argentina que tuvo Y que era periodista y
quieras atraer, van a demorar en distinguir que modelo y rubia y todo eso, y pidió Heinekens en
les estás hablando a ellos. Y en esa transición te las mesas redonditas del bistró que supervisaban
podés comer tres meses pésimos de facturación. Daniel y Claudio. los viejos dueños del Bárbaro
Un muy mal año el 2002 para esos experimen- de Tres Sargento». Con la p1.lt.ade su viejo ncgo-
tos. Mucho más si invertiste en dólares y b temas ompraron nronledade« Cilla Vl'ntos.l cos
112 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 113

ta argentina y con el otro pedazo guardado se el horizonte argentino y veían más cercana la
proletarizaron en Un Gallo para seguir haciendo oportunidad de un trainee en agencias de publi-
lo de toda la vida pero liberados del esfuerzo pa- cidad o chances laborales en la Legislatura bonae-
tronal. Conscientes además de que el canuto de rense. No dieron a tiempo de irse ofendidos a
plata los liberaba de los horribles pensamientos Barcelona porque en las aduanas europeas se pu-
que tiene un gil trabajador. Cobraban un sueldo, sieron cada vez más botones. Lástima para todos.
y usaban todavía sus chombas de patrones y re- Luis del Mármol, el librero alto y de barba, el
lojeaban las mesas desde lejos y educaban con librero vestido íntegramente de negro que tiene
mucha tranquilidad a las generaciones de mozos Buenos Aires, negras también las botas que usa
que hicieron grande a Palermo, los reclutados en hasta en verano, había construido en la planta al-
Tribunales, por sobre todo, que trabajaban por- ta de Un Gallo unas bibliotecas preciosas para su
que había algo importante para mantener en ca- librería, que ocupaban tres paredes largas, todas
sa, hijos o padres incapacitados. Mozos entrena- pintadas con Venier de caoba, un barniz que de-
dos para la locura, para la guerra, que ya habían cora tan dignamente todo lo que se refiere al pa-
servido tantas mesas tantos mediodías que po- norama cultural. Había que ver al malogrado Elio
dían dar de comer o preparar una huida de Sai- Rossi, un cordobés con tiradores y periodista de-
gón. Con la misma frialdad. En una hora. Desta- portivo, preocupadísimo en general por casi to-
. quemos a estos abnegados, porque sus ingresos do lo que se refiere a las jugadas de pelota para-
sufrían la erosión del ejército de reserva consti- da, que llevaba a sus conquistas a mirar libros,
tuido por los artistas que empezaron a dejar sus ¡cómo revoleaba los ojos!, ¡cómo se le ponían los
curriculums a los encargados de los restós, de los hombros duritos y el pecho se le iba hacia arriba
bistrós, y que eran los que se pusieron a trabajar de su metro sesenta! Incrédulo como un peón ru-
con una bandeja para costear estudios de timba- ral ante la inmensidad de la cultura. La cultura
les, de acrobacia y más que nada de fotografía, y que es como el Morumbí, les comentaba a sus
que lo hicieron todo el tiempo mal. Recostadas novias de Deportea. Y que antes de ir a comer a
sobre la barra, las chicas que también estudiaban La Cantina de David y cruzarse con tipos sensa-
acrobacia y circo se miraban las uñas y maldecían ionales como el árbitro internacional Juan Bava
al que pedía leche dcscrcmada. Y lo fueron ha- y confundirse con él en un abrazo, no dejaba de
ciendo peor a medida que se despcjab., dl\ pcste .. unprarse un par de IibWH. N.ul.\ de Font.marro
114 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 115

sa, porque El Negro, que era un copado, UN TI- pregunten si un día vamos a poder pagar la deu-
PAZO, Del Mármol te lo vende, te dice que está da externa? No, papá. Un Gallo para Esculapio
disponible, pero también te dice: flaco, ¿no leís- fue el agujero negro de la fama, porque ahí todos
te a Gombrowicz?, el Ferdydurke, ahhh, ahhhh- fuimos famosos alguna vez y nadie fastidiaba a
hh. Por lo tanto, Elio se compraba algo más a mi- nadie, ni te miraban de más. En cuanto se reco-
tad de camino, como Sostiene Pereira, para noce al famoso se lo niega y el segundo extra que
complacer a Luis y complacerse y complacerla. duró el reconocimiento y que el famoso detec-
¡Qué escritura! Sostiene acá, sostiene allá, sostie- tó, se lo compensa dedicando, a la vista de todos,
ne siempre. ¡Cómo son estos tan os! un segundo igual a mirar al repartidor de Coca
Se ha visto también al periodista económico que entró por la puerta de servicio, para que el
Marcelo Bonelli en trámites similares, pero ajus- famoso vea que vos mirás así y que no lo reco-
tando sus compras a sus posibilidades reales o a nocés una mierda, porque sería admitir que mi-
su idea de si. Nunca un libro amarillo de Anagra- rás televisión y que tenés una idea formada so-
ma. Compraba más que nada novedades en la bre él, y mirar televisión es una desgracia. Todos
Librería del Mármol, la librería que aborrece las lo sabemos.
novedades y el márketing editorial, y era, a lo y entre todos los clientes notables, claro,
mejor, la distancia con el famoso lo que inhibía Manteca, que en el 2002 podía darse el lujo de
a Luis de dar más consejos. O directamente creía mirar en los catálogos españoles que Del Már-
que no valía la pena, porque para Luisito el no- mol, especializado en las ciencias sociales im-
venta por ciento de la humanidad, aun la que en- presas en España, el librero más completo de to-
tra a una librería, es irrecuperable. Como sea, pa- los los que trabajaron en Gandhi, ¡qué grande
ra tipos como Bonelli, con diez horas diarias de iandhil, ponía a disposición para que los pu-
exposición en cable y radio, la notoriedad es la dientes miraran, y encargaran, y Luisito aguan-
salvación durante la semana y un inconvenien- LIra un poco más en su posición delicada de li-
te los findes, y un domingo, como lo vimos a Bo- brero independiente. Manteca podía comprar,
nelli, porque fue un domingo de vuelta de la pese <113 él 1, libros caros, y los que aguantábamos
cancha, con su camiseta de Racing debajo de la toda 1.1tarde en Un c;,1110 con un café 10 veíamos,
campera, ¿iba él ir el señor Boncllí a Cúspide del 01110 se ve desde ),1 colcctura de Panamcr icana
Villauc Rccolcr.i ti que lo cholu lcon P, ¿.\ que ) , los qlll' t icncn c.uníoncta y van pOI' 1.\vi.i r.ipi-
116 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt
117

da. El país se desangraba, no había ni plata, se co- Terminada la crisis del 2001, en el 2004, lo
merciaba con cartones de Bingo bautizados con que siguió en el Estanciero nacional fue que la
nombres de colectividades indígenas. No tenía- economía volvió a crecer, que aumentó el em-
mos precio. Los techos de las casas de nuestros pleo, nos hizo felices la vuelta de media porque
vecinos de Remedios de Escalada presentaban no hay nada peor que estar en la lona mucho
escoriaciones que no van a poder arreglar hasta tiempo y no hay nada mejor que levantarse de
el año 2108 y Manteca de Gran Hermano, de Fla- la lona y saber que el que te volteó se las picó. Pe-
xo, de Grosso, de Ibarra, de De la Rúa, de Filmus, ro se puso mucho más difícil que antes el tema
de Kirchner, de San Martín, de Rosas y de todos de los mozos, por obsesionarnos con un oficio,
los que saquen número, miraba terrenos, pro- con el oficio con el que más horas interactuamos
piedades. Y miraba libros. Propiedades y libros. desde que nos condenamos a los bares, a vivir
Catálogos y clasificados. Esos días son como un cxiliados de lo que nos importa. Los mozos pro-
sueño en nuestra memoria porque no habremos fesionales continuaron trabajando muy bien en
dado dos vueltas en bicicleta alrededor de la restaurantes tradicionales y los chicos que estu-
manzana que el consultor oriental ya había le- diaban foto o timbales pasaron a conseguir pa-
vantado su fortificación en la cuadra soñada de santias en diarios, revistas y productoras de pu-
la manzana ideal de Palermo. blicidad, por lo tanto hubo que raspar duro en el
y es obvio que todos quisiéramos tener una ran Buenos Aires para armar la nueva nómina
casa dibujada por nosotros, con parrilla con bra- de gastronómicos amateurs para los comedores
sero, para hacer los carbones con leña, porque el de Palermo. Y resultaron más abnegados que sus
asado es con leña o será un asado argentino, ma- predecesores, hay que decirlo, nada creídos en el
lo. ¡Cómo no! Quisiéramos. Leeríamos durante sentido de esto no es lo mío, lo mío es el trabajo
un mes las revistas Livingy House and Organs y ('11 el taller de Kartún, pero el déficit de la escue-

contrataríamos a pibas lindas e inteligentes d L\ de la democracia produjo que vinieran con


zona norte que sepan de colores y que se sepan problemas de retención, de memoria bah, aun-
qué va con qué, y dónde, y nos digan cuánto que memoria está muy relacionada a los milita-
usando la palabra honorarios. res por lo que digamos que este colectivo de rno-
os no retiene. y par.\ 1.1 dcsui .•icla de ellos S"
mulilplícaron los P¡¡Ü
118
The Palermo Manifest
I.steban Schmidt 119
común o Cachamai, ahora es un festival de sa-
un autopropulsado, un hijo de su propio Big Banu.
quitos y no se acuerdan, loco, no se acuerdan.
Les dijiste jengibre,jengibre, la concha de tu ma- El misterio de una persona más en la Tierra qu
dre. No es tan difícil, tres sílabas, como manza- resolvió ser de una manera y no de otra. Los sie-
na, como Unexco. le superagentes del mal con los que nuestra ima-
zinación se va a dormir muerta de miedo no se
reunieron en el Sheraton para ver cómo discipli-
.Que vengan a reprimir, compañeros. nar mejor el mercado de jovencitos. Los guaso-
nes se juntan menos de lo que uno cree. Lo que
Somos tan curiosos, somos tan habladores,
hubo fue la inmaculada concepción de un pibe
pensamos tan mal de todo que no 10 podemos
parar. En todos estos años dando vueltas a las lánguido, musical, de un Jesús de Levi's de vein-
tidós años, que vino con los evangelios escritos y
mismas manzanas del mismo barrio desde nues-
tro retiro de los asuntos graves hemos visto mu- una altísima fidelidad con la época. Todo de fá-
chas cosas que nos han irritado pero pocas como brica. Lisandro no se especializó en domestica-
ción de corazones jóvenes. No subrayó apuntes
el Festival Good Mourning, una de las pocas ac-
tividades sobre las que Flaxo y Manteca no son con resalta dar en las bibliotecas nacionales. Por
responsables y cuyo verdadero führer no pasó lo tanto no hubo progresión formativa, un ladri-
por Flaxo ni por la puerta, y no siente tampoco la llo sobre un ladrillo sobre un ladrillo que diera
falta de Flaxo en su vida. Hablamos de un joven como resultado este éxito anual. Lo sintió, her-
manos. Lisandro fue invadido por el deseo de or-
muy delgado llamado Lisandro, que todos los
zanizar eventos. Sintió todos estos años un lla-
años organiza con fanatismo emprendedor un
mado a cortar las calles Armenia y Costa Rica con
show consistente en la conexión eléctrica de sin-
,1pOyO policial para una gran exhibición de reme-
tetizadores y la exhibición de disfraces en carpas
de campaña alrededor de una plaza. ras y collares con música electrónica de fondo.
Lisandro es delgado. Lisandro mide como una
Con cosas así, los compañeros nos pregunta-
banqueta alta de bar. Lisandro tiene una cara con
mos qué hay detrás y quiénes están detrás. Por-
que no nacimos ayer y sabemos que el mundo ángulos y piel aceitunada, como se dice de la piel
está lleno de culpables. La respuesta <JlI~ les po le los COI11¡Xü'Icros del medio de Oriente. Su ac-
demos dar i1csr.i hOJ",l es qlle NADl E. I./foMnd/'o" ión está complot arncnte por delante de su cucr-
pu.N torna en CUCI'll.l HU dimensión cuando
120
The Palermo Manita r IIloban Schmidt
se lo escucha vender el producto festival dura dona de distribución mientras que t,ll
te todo el año que le lleva producirlo. Cuando 1'1capitalismo con forma de circo, por l., f I('NI
sienta con los de Bensimon para que sean spon quera de la compra y venta, la feria de ,11\'f~I'Il¡H
sors principales y caguen a Levi's, o con los de L vidades, el acontecimiento textil y musical.
vi's para que caguen a Bensimon. O con los del La experiencia es una tortura para cualquier
restaurante vietnamita para que caguen al res .ilrna sensible y cómo dimensionar, queridos
taurante tailandés, y que los del Vietcong colo- rompañeros, el perjuicio en la sensibilidad y en
quen cuatro anafes, con cuatro woks, con och (" talante de fans de bandas llamadas Mar, Fan-
palitos y veinte cañas secas para decorar la carpa I asmagoria, Victoria Mil, que prueban con soni-
junto a todos los ideogramas que hagan falta en dos un festival, un barrio, una época, que revien-
el toldo para convencer sobre lo profundamen- Ia de personas, que dan vueltas pop alrededor de
te asiático del emprendimiento, ahhh, y el acei- 1.\ plaza, con escalas en cada carpa con espejos pa-
te de soya para fritar tronquitos de verduras e in- ra probarse casitas.
vadir el ambiente con un olor intolerable. Casi N osotros pasamos por ahí cada año, también,
no se lo recuerda a Lisandro para un identikít, tal ¿cómo no vamos a pasar? Si el ruidito mercantil y
la confianza con la que habla. Te pasó por arribo. las comidas regionales de Palermo ya son como la
como la hormiga atómica. Cualquier persona que leche de mamá. Quién, en su sano juicio y encon-
hable como habla él, con su desmesura, con su Irándose tan cerca como estamos nosotros hoy, en
desenfreno, sería desterrado o degollado pero es- la esquina del bar El Pingüino, en diagonal con la
te loco, que se realiza como emprendedor y so- casa de Pipo Pescador, ¿remember a Pipo?, que se
brevive, logra que, en un mismo día, un jefe de .icaba de asomar a su balcón y nos hace, ahora mis-
policía, un intendente y veinte mil pibes hagan mo, el gesto del volante, con su inmensa sonrisa,
lo que él dice.
un abrazo Pipo, gracias por sumarte ... Quién, en-
Su padre, egresado de una ENET con el ofici tonces, no se daría una vuelta a mirar bien de cer-
de carpintero, créase o no, ya era un hombre del C.l aquello que luce próspero, que no se parece a un
comercio que fabricaba y vendía cosas que no ha- piquete, a la pobreza o a la muerte.
cen falta, siempre presente lo dinástico en los Sin embargo, el infinito dolor en el pecho que
emprendedores. Pero no había llegado tan lejos. nos produce el crnprcndlmicnto de I.isandro.
Era un fabricante contenido en su luzar de 1.\ ea POI' qué. Soi
122 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 123

Uno odia a los que son más jóvenes. A la gen- apuradas en [anio, o a Punta del Diablo, con muy
te que te va a sobrevivir. Algo por dentro pasa, al- buenos culos de bailar, más que del Body Pump,
go que no tiene nombre te deja helado mirando gomas propias, y excelentes dentaduras. Ya va a
una pared. Castiguémonos, si el malestar es cul- llegar la hora del homenaje público a institucio-
pa nuestra. También digamos que la manera en nes pasadas a retiro como Sanidad Escolar, ¡en
que nuestra pendejada, nuestros sobrevivientes, Saavedra 15!,que en los años del Proceso y de Al-
se regalan a la lógica mercantil es enfermante. fonsín funcionó bien, excelente, porque hubo
Que no se les ocurre nunca nada en relación a mucha y muy buena medicina preventiva en las
servir al prójimo al mismo tiempo que se com- escuelas y en los jardines de infantes de la 6ª, 7ª,
placen. Que no 10 decimos católicamente. Habla- li, 18ª, 19ª y 20ª, las parroquias o secciones elec-
mos nomás de ser gauchos con los que tienen torales (para los que no son radicales y nunca co-
menos. No queremos que estén enojados ni que nocieron auno) donde se armó el grueso de la
prendan fuego gomas en Malabia y Cabrera, que masa que asiste al Good Mourning.
afea el ambiente y espanta minas. Cada año, los ecos del Festival llegan hasta la
¿Y por qué no lo organizan ustedes?, nos pre- altura de este palco, en Paraguay y Borges, donde
guntaría Lisandro si viniera a polemizar esta tar- los tachas de basura desbordan por culpa de nues-
de, a darnos la batalla conceptual. t ra juventud que se sobrehidrata para depurarse,
Porque estamos retirados, Lisa. La puesta en para cumplir la fantasía mineral de ser tan claros
escena militante ya la hicimos. y fríos como un río de deshielo. Para ser acuama-
Me preguntan a mis espaldas por el nivel d nos licuados, mojados, hombres paridas el día de
las hembras del Good Mourning. «Hablá de las 1,\ creación por un renacuajo mujer, y vestidos con
minas, pastan, me dicen. ¡Frívolos! Muchos s remeras, lo más trascendente del circo de Lisan-
preguntan eso y, okay, vamos a satisfacer la de- dro, porque buen culo también tenía Cleopatra y
manda. Informamos a los compañeros que hay, hoy son cuatro huesos polvorientos.
cada año, un promedio de compañeras que po- Las remeras tienen estampados con significa-
demos clavar en 7,80, por tirar un número. clón y en caso de que el estampado no sea gracio-
básico de convenio para un acontecimiento au 'O, chistoso, será de izquierda, pero para vestir a
piciado por Levi's y Asatej, Pibas con mucho 1 .iluuicn que sostiene su vida gracia» a la televisión
yccto de viaje a Cabo Polonio conversado a 1 tal o nrnblcntcs h.ll\~l de: cdlllc.uucs, I l.iy
124 The Palermo Manifeslo Esteban Schmidl 125

remeras con la cara de Kitano, el japonés, tan bien los discursos de las plazas, mañana mendigás
visto, remeras con seis caritas cosidas del enano amor en comités salteños. Decimos esto porque
Arnold, remeras con el mapa estampado de ese hubo un tiempo, los años ochenta, donde en la
gol famoso a los ingleses en el pecho, el dibujo de planta superior de la confitería Kalif de Rivada-
la cancha vista desde arriba y el recorrido repre- via e Hidalgo se veneraban las mesas de billar.
sentado con línea de puntos que hizo el padre de Eran templos sin tiempo, esos salones, y uno pa-
Diego Sinagra hasta meterla, si se nos permite, y saba el dedo por la felpa y la felpa verde inglés an-
provocar el relato del barrilete cósmico, que se tes de la invasión de mesas de pool, de la corea-
encuentra estampado, precisamente, en letra nización del billar, elevaba la condición de ratón
cursiva, en la espalda de la remera. de cualquiera que probara carambolas, y cedía
Se descubre en la rotación anual por el Good nobleza a quien llevara un apellido de mitad de
Mourning, la aparición de marcas alternativas co- tabla. Y todo a cuatro cuadras de tu casa, a cien
mo Vida de Perros que tiene una tipografía que metros de la estación Acoyte del subte A, y lo po-
elude a lo veterinario comercial, un rubro tan in- días pagar. Podías quedarte toda la tarde, un día
fluido por las formas de huesos y de salchichas. de lluvia, en esas alturas.
Se trata más bien de una Vida de Onda. Que no Queremos dar un ejemplo: la cancha de Ferro
deja de ser una vida guau, pero bastante más por tuvo el mejor césped de toda la historia del fút-
el lado de lo esotérico. Y casi todos los que bor- bol argentino, de Alumni para acá, donde sea que
dean la plaza en cada Good Mourning atienden estemos, y Horacio García Blanco, compañeras y
sus percheros con los ojitos caídos de la tristeza ompañeros -nuestro recuerdo para él, un tipo
que da saber que se es mortal, en el negocio Ta que murió de tristeza por toda la mosca que le
de la plaza Serrano y Cortázar, un lugar donde las quedó atrapada en el corralito-, fue quien dijo
mesas de pool fueron cubiertas de collares, ani- ti na vez sobre esa cancha, por Radio Rivadavia y

llitos y aros y adonde se puede ir cada fin de se- para todo el país, José María, este campo es un bi-
mana a frotarse en los pasillos con gente que s llar. Ése es el ejemplo.
nos parece tanto. Estos agravios a 10 mejor de la humanidad se
Nada es sagrado mucho tiempo. Ayer fuisr cometen en Tazz pero también en Fábrica de Ba-
un dictador respetado, hoy estas preso por gen n.11lJS, un Espacio, como se llama en Palcrrno a
cidio; hoy sos el héroe que recita el preámbulo en las COMaS lncxpllcables, IY ,,1 Jll'cp.'Rol, que en
126 I sleban Schmidt 127
The Palermo Manitast,

tiempos previos al Mercado Central era un ma Que un párrafo emotivo ya escribieron y que'
duradero de bananas. Que no es un espacio ta cuando están tristes se van a L'Eclipse du Livre a
noble como una mesa de billar, pero un madura t ipear poemas porque un día alguien los va a ha-

dero también fue algo imponente y respetabl •.., cer canciones, a grabar, a samplear, a pinchar o a
En tiempos mejores, los compañeros podíamo hacer de goma.
asomar la cabeza y ver cien mil bananas verde
colgando, en espera del verde amarelo, que la
dejara listas para el corretaje por las fruterías d ¡Ah, L'Eclipsel
la patria. Ahora cuelgan de esos percheros reme- Cuando los argentinos escolarizados piensan,
ras con dibujitos de Mao. Un compañero dicta- lila de las cosas lindas en las que piensan es en
dor, compañeros textiles, aunque un dictado .scribir, yo tendría que escribir, dicen muchos ar- '
vistoso, no se les va a negar. entinos, y piensan que cuando van a las librerías
Los diseños son más y más re1ecturas de la in- que tienen bares, escribir allí puede ser una bue-
dustria del entretenimiento, igual que las marcas na combinación. O claramente una mersada, si
poderosas que se asientan en los shoppings, só- no se tiene tendencia a pensar en cosas lindas.
lo que la muchachada de Airborn no arriesga Depende de qué se escriba, además. Levanta el ar-
plotteando una remera con la imagen de Kitano ~entino la vista de la computadora y mira las gón-
porque la mayoría de compañeras y compañeros lolas de libros, ese horizonte de estantes con lo-
que pasean por el Alto Palermo no entienden sus mos multicolores, la escena ambientada de la
películas, pero a quienes se les puede vender al- misma materia que lo ocupa. Eso está bien. No-
guna con la estampa ganadora, violenta y canche- sotros no vamos a decir que nos imaginamos el
ra de Tarantino. Que se entiende mucho más. Un paraíso bajo la forma de una biblioteca porque a
grande, Quentin, verdaderamente, todos esos la ultra nos gustan mucho más las series de tevé
chistes con ametralladoras. que los libros y, además, porque el motorcito
Cientos de miles.ds remeras con mensaje en perno que tenemos encendido nos hace pedir
el maduradero y en Tazz. Con un significado im- pcndcjas a los gritos para que nos acompañen en
portante para los superhéroes palermitanos. Su ualquicr paraíso que se oferte. Y que vengan sin
perhéroes sensibles, integrados, deportistas libros. Pero no está mal un espacio rodeado con
musicales y que cada tanto pintal volúmenes do lodo tipo. libros de cocina, de jar-
Esteban Schmidt 12
128 The Palermo Manifesto

nen con frases estampadas, no hay fotos de Sara


dines interiores y novelas. Un lugar donde se
Facio a vendedores de dulce de leche metiendo la
pueda escribir, leer y hacer la amistad. Trabajar,
cuchara con satisfacción de inmigrante en las in-
no. Dios libre y guarde a gente como nosotros de
mediaciones de las cajas. Los chinos son compa-
semejante cosa. Bajo las circunstancias de vivir
ñeros prácticos y muy seguros respecto de lo que
en un país reventado, algo así es un paraíso.
esperan del negocio. Por eso no perdonan los
Si te desconcentrás de lo que estás leyendo,
centavos. Demuestran que el tremendo sacrifi-
si perdés el hilo de lo que estás escribiendo te
cio de la migración y el horario animal de aten-
podés acercar a las mesas de novedades a sola-
ción valen cada moneda, ni una menos.
pear, a mirar las fotitos de los escritores, a leer la
Muy distinto al espectáculo sentimental que
página de los agradecimientos. Un mundo per-
se monta en L'Eclipse para estimular la compra,
fecto. La desgracia, compañeras y compañeros,
que encuentra en sus patrones el matiz contra-
es que nadie va a sentirse cómodo haciéndolo en
dictorio del profundo malestar que les generan
la librería L'Eclipse de la calle Bonpland. La so-
los clientes que miran libros y dudan, escriben y
ciedad comercial que la gobierna se va a indis-
dudan. Ninguna manifestación del accionar pa-
poner si presiente que los clientes quieren hacer
tronallibrero en L'Eclipse tiene la delicadeza o la
cuatro cosas en una misma sesión. Escribir, leer,
pasión del que gusta de algo en serio. Seteados
tomar café y mirar novedades. Estebitan, una
por su educación a la prolijidad, al orden de las
cosa por vez.
uentas, a la conversación liviana en los cócteles
La sociedad de la librería conformada por Na-
anuales de las editoriales, nada que los embarre,
talio Green y Amanda Frutigrán, la señora
logran que el negocio prospere, aunque prospe-
Amanda, tiene una gran unidad filosófica en la
re sin amor. Quedan a salvo en el lugar común del
desconfianza hacia los clientes, muy parecida a la
oficio noble, ¡libreros!, que unta de humanidad
que tienen los chinos de los autoservicios con
1.1 crudeza de los vínculos permanentes que esta-
aquellos a quienes no conocen. Pese a la falta d
blecen y que encubre la inevitable tristeza que
cordialidad, los chinos no venden nada más qu
provoca el velo mercantil aplicado sobre cual-
lo que venden, no se hacen los chinos poetas ni
quier materia. En L'Eclipsc, los libros.
los sensibles mandarines. Si sonríen, gastan ener-
!\ las compañeras y .l los compañeros nos gus-
gía y muy pocas veces agradecen la compra. R
1(\ 1.\iclc.•, de que hl1yalibrl'ros y de que existan ofi
zulan la pasión. Y los paquetes de a
130 The Palermo Manifesto
Esteban Schmidt 131

cios, cuando todo lo viejo deja de existir y todo


cosas que mueven la estantería y estos autosu-
lo nuevo prescinde de la gestión humana y de las
ficientes con su sangre fría de pato, de pato de
subjetividades. Obvio. Pero un mito así, se aco- granja inmaculado que no sirve ni para alimen-
moda bien con otro, que presenta al robo de li-
tar a sacrificados peones rurales en una navidad,
bros como una bella arte, comportamiento sobre
patos cobardes, obedientes, en hilera, siguien-
el que siempre se hacen artículos celebratorios en
do a la pata mayor, a la señora Amanda, el cisne
los suplementos culturales. Así, el personal de
polvoriento que comanda con su mirada anti-
L'Eclipse considera ladrón a cualquiera que ingre-
gua de siete generaciones de odio el bunker,
se al local. Se parte de la base de que los van a ro-
pierden el tiempo en una colección mental de
bar. Los propietarios y sus seis empleados niños,
sellos antiguos. Pobre país.
jovencitos de veinte, blanquitos, perfumados, Cuando se cruza el arco que le hace pi pi pi a
hermafroditas, apostados cada cuatro metros so-
los ladrones y se entra al salón, se huele el odio
bre el salón, miran con una ventanita del ojo pe-
en el cerebro de la señora Amanda y su mirada
ro miran, evocan a su Mengele imaginario, si no nos sigue de una punta a la otra del negocio y to-
les gustás, y se ponen pendientes de la mochila do parece indicar que dice, ah, me usás de ofici-
de los compañeros visitantes. Es imposible adi- na. Pero ... ¿sabés que no, frutillitas? ¿Sabés que
vinar quiénes les gustan, quienes pasan el filtro
da la casualidad de que hay gente que hace lo que
psicológico que les permite decir, en este mun- le gusta? Un visitante esporádico de la librería re-
do de culpables, que ese no nos va a robar.
cibe el filo de las miradas policíacas de los propie-
Son muy especiales los dueños y sus niños tarios y quien va todos los días también es vícti-
cantores: venden libros, podrían influir en la ma de la paranoia porque puede tratarse de un
prosa de una época, pero coleccionan estampi-
enemigo consolidado, encubierto en la repeti-
llas en sus corazones. Son el silencio de la fila-
ción. Son patrones sin paz, consagrados a la fac-
telia, son la prolijidad en el uso de la pincita pa- turación ya formatear un ambiente literario sa-
ra retirar el Franco de una peseta de adentro de
tisfecho, cuyo altar es un enorme libro de visitas
una taza con agua. Shh, chicos mirando sellos
llamado Los Visitantes Ilustres donde los habi-
en el otro cuarto. Qué bien que se portan. En la tués caracterizados dejan escritas oraciones zon-
ultra pensamos que hay libros que gritan, que ""S. Un libro spccisl, cxtro lsrg», de sesenta por
hay gente nerviosa que ha escrito. como lo ta centímetro. forrado de l~na gris tejida y
132 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 133

con botones minúsculos, como de scarpines, mas a reproducir para salvar a las futuras genera-
blancos pero brillantes como lentejuelas, que ciones -que apenas cuenten con este manifesto
conforman las letras del título y dan pasto para para acercarse al pasado- de la estupidez lisa y
los contreras que lo llaman Los Visitantes Boto- llana. Sólo vamos a recuperar algunos nombres
nes o Los Botones Ilustres, y que es exhibido so- propios de ese enjambre, para entendernos aho-
bre la parte superior de un monolito de cedro ra. El del comediante de la televisión, Máximo
macizo tallado y lustrado de un metro de altura, Dominicani, que juega con el nombre del negocio
y protegido por una campana de vidrio y, abier- de una manera muy original: un Eclipse que no es
to, obvio, siempre abierto en una página distin- de luna. Y el del Premio Nacional de Literatura Po-
ta, a un costado del patio andaluz de L'Eclipse, pular, y residente permanente en la Ciudad de Vi-
afectado por una potente luz cenital. Escritores lla Gesell, Carlitos Azabache, que pegotéo arena
y cómicos de la televisión, en su mayoría, son for- con plasticola en el libro, algo que sorprendió a
zados por Green para que, en un minuto, ya con Green, que lo molestó, digamosló, que lo irritó,
un pie fuera del negocio, escriban algo inspirador pero que luego lo alegró, jeje, cuando cambió la
en la página en blanco, ¡esssa!, de Los Visitantes perspectiva, cuando Green se puso otro sombre-
Ilustres sobre su paso por L'Eclipse, estación ro para pensar, y pudo celebrar el cambio de tex-
obligada del calvario cultural porteño. Y claro, la tura en una de las páginas del altar de la patria de
ceremonia nerviosa de levantar la campana, el yo los escritores y comediantes. Al libro, uno lo po-
afectado de Frutigrán siguiendo la operación des- ne en un monolito y después ya no es más de
de la caja y Green reclamando cuidado, cuidado, uno, les dijo Green a los hermafroditas cuando
cuidado, mi emorrir, a los hermafroditas, que reunidos por Frutigrán para hacer el balance de
sueñan con la campana, que ya han llevado el la jornada, cinco minutos después de cerrar, ha-
problema de la campana al psicólogo, con que se en la oración final alrededor de la caja, circuns-
astilla, con que se rompe para siempre, con la tancia rutinaria en que también se revisan los
desgracia de los clientes registrando las imperfoc- pcndings, como llama Amanda a lo que hay que
ciones del servicio y con que Green los cuelga d hacer el lunes ni bien abramos. Compañeros,
las bolas del techo. Y el techo es alto, doctor. Az.ibache definió una Iornadita con una biro-
La mayoría de esos saludos escritos a los apu me sobre la página en blanco del libro monumcn-
roncs, para complacer, parten el alma, No los v tal v untó plastlccla dentro y luego espolvoreó
135
Esteban Schmidt
134 The Palermo Manifesto
por cuestiones de salud, porque necesitás aisla-
la arena que sacó de uno de los bolsillos de su ca-
miento para tus redacciones, porque estás loco o
zadora, como el Sai Baba, encima del pegote y lue-
porque vos la ves, todo bien. Los periodistas son
go sí, su marca de autor, la que esperaba Green, al
más o menos fronterizos, como ya se ha dicho, y
redactar tres palabras simples, ¡pero qué palabras!,
se agarran de lo que pueden para darle forma a un
desde la vills ... , con los puntos suspensivos que
artículo, pero la jactancia geselina nos parte al
nos dan tanta intriga a los escolarizados. Bús-
medio. Callateló. Practiquemos un poco:
quenlo, lo encontrarán, compañeras y compañe-
-¿Dónde estuviste, Carlitos?
ros, página 73 de Los Visitantes Ilustres, la atrac-
-Por ahí.
ción de la calle Bonpland, y nos entenderemos
Eso es una respuesta sobria.
todavía más, porque ese fue el punto, el mojón
Nos va la vida en contradecir sandeces, com-
exacto en que las bolas de este orador dijeron bas-
pañeros. Por eso insistimos: creerse la última Co-
ta y pidieron que no se las recargue más, y que se
ca Cola del desierto porque tomás un café en el
las apoye sobre una tabla de silicona enfriada, por-
Bar Nostalgias de la avenida 3, en temporada ba-
que a la ultra, a esta minoría que sólo es leal con el
ja, con Serrar como fondo musical, es decadente
futuro, le cuesta, nos cuesta, mucho entender es-
y peligroso para la Nación. Con cien gestos simi-
ta jactancia de la vida artística en Villa Gesell, en
lares que hagan otros actores importantes de la
los médanos, como les gusta decir a sus apólogos
vida argentina, cerremos el país antes que llegue
para estetizar, para fundir lo geológico con lo poé-
la noche, clausuremos esta epopeya torcida, pon-
tico. Como quien dice montaña de mocos. Para
gamos las banderitas de remate de Kanmar en los
precisar: si un compañero dice yo escribo, bueno,
puestos fronterizos.
está bien, no pasa nada, vos también vas a tener
Ojalá nos equivoquemos y este hermanito
novia, querido, quedate tranquilo, pasamos a es
perdido de la costa atlántica nos mate con sus
compañero al vastísimo padrón de compañeros
ideas y su prosa, embriagadora, pongámosle que
con los que tenemos que compartir incómoda-
sea, pero mientras tanto coloquemos las balizas,
mente este mundo y ya está. Ahora el que va a es-
l ,\1 como indican las normas, antes y después del
cribir a tallado ... ¡Bueno! Atención. ¡Y si dond
Polo Crear ivo Gescll donde hay un viento dramá-
vas a escribir es a Gesell ... !
tico en 1,\ playa, un viento del demonio, un vien-
Si la muchachada que te hace reportajes qui
to que arrnsn v nnllllstlol. v boliches sobre la ,W"
re destacar que estás en la Vill
136 The Palermo Manifesto
Esteban Schmidt 137

nida tres, que son más tristes que la derrota en Como se ve, nada de donde agarrarse en caso
Malvinas, si es que hubo algo más triste. de angustia en L'Eclipse. La frialdad patronal, la
Tánger está a cuatro horas de avión de París, gelidez de los psiquiátricos, la calidad de la mú-
muchachos. Eso hace Tánger a Tánger. Y porque sica ambiente, siempre PERFE)lTA, y el libro de
hace diez mil años que está ahí y porque tienen visitas cubierto de falsedades. Un campo de con-
comidas típicas. Lo mejor de Gesell es cuando no centración también es así, sepamosló. El alambre
hay un alma en la calle y parece un pueblo desier- de púa es invisible pero uno es habitado por ma-
to. Lo mejor, en realidad, es cuando no existe. nifestaciones que no ayudan a la memoria ni a
Salvemos a la patria de la mentira de los méda- hacer historia. Una librería también puede ser
nos, compañeros queridos. La arena se pegotea una fábrica de soledad y desconexión. Merecía-
en las bananas, en los sándwiches. No le hace bien mos más. Tal vez Green no sea un negado o un
a nadie. atormentado como un primer sobrevuelo a su ac-
En el libro de visitas, apenas se salvan los di- ción y expresión pudiera hacer suponer y haya
bujantes, con la reproducción de sus personajes hecho cursos de management de librerías con los
reconocibles que, si lo pensamos, deben resultar- nazis de esta época y tenga el goce loco del dine-
les tan fáciles de hacer como poner el pulgar con ro y todo el resto, lo cultural, el soy librero, sea la
tinta en un papel secante. Salen mejor parados puesta en escena del comerciante convencido del
que los escritores, obligados a improvisar y no a comercio, y no un desajuste. Veremos. O no ve-
reproducir sus mejores frases, pero un día tam- remos, porque tuvimos que abandonar esa Var-
bién caerá la furia sobre estos sinvergüenzas del sovia aria cuando un día sacamos la computa-
lápiz y la tinta china. dora del bolso y al agacharnos para enchufarla
Uno es más permeable a la ilusión de los dibu- vimos una cinta marrón que tapaba los agujeri-
jantes porque no sabe dibujar. Quedás embaraza- tos de la corriente alterna con una oración pega-
do del artista, y además muchos de ellos tienen es ta arriba dirigida al global market: do not use.
gesto del silencio y la timidez, que potencian al Es que más allá de la angustia que les provoca
máximo para no decir nada que los deje como ta- \1 posible robo de volúmenes, hubo un día, algo,
rados. Pero qué pasaría si uno aprende a dibujar, s que los propietarios de L'Eclipsc no pudieron
resulta que una vez que tenés el molde, dibujar ti" comprender y con lo que no supieron qué hacer.
ne la complejidad de desmontar un flan. No cstuvleron prcparadoe pM.l el wi ny para I
138 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 139

voracidad inalámbrica de las masas palermitanas. las mesas podían ser zonas liberadas al propio cri-
Cuando muchos compañeros llegamos con nues- terio' a la inteligencia y a la libertad. No te jodía na-
tras máquinas a trabajar a la tarde, casi toda gen- die ni perdías plata pero no te pudiste aguantar el
te de bien, más que nada compañeros que están desafío al verosímil mercantil de tu local. Y lo hi-
en el negocio de los medios, plebeyos que escri- ciste' demostraste autoridad y lo arruinaste. Pusis-
ben artículos sencillos, llenos de chistes y golpes te cinta adhesiva arriba de los enchufes. Eso fue.
bajos, y otros más importantes que laburan en la Do not use, nos dijiste a todos en un cartel escrito
tele, que hacen guiones, y también los turistas a mano con marcador negro y en inglés, porque si
que se acercaron con su modestia visitante, aun- algo te pone orgulloso es que haya tantos turistas
que en Palermo son la primera minoría. Y se hi- que visiten tu local. Pedí ahora que te dejen pasar
zo rutina, como todo se hace rutina si funciona. a los reservados de Cocodrilo para completar el
Ir, sentarse y enchufar las computadoras. Uno s combo del vaquero conservador.
levanta a la mañana y a la hora de trabajar decís: Compañeras, para que lo puedan ver, el libre-
un día más en la tierra. Y elegís el territorio qu ro se agachó y personalmente cortó con sus dien-
conecte con tus mejores tradiciones. tes la dura cinta de embalar para tapiar los 220
Con esa disposición, muchísimas tardes, s voltios que no se le niegan a nadie, porque la ge-
armó una onda artística en la librería, un ritmo d neración de energía está subsidiada por todo el
tipeo articulado entre todas las mesas, gente con- pueblo argentino que no lee ni escribe. Desde en-
centrada leyendo y escribiendo, dándose el go- tonces, sólo pudieron sobrevivir en L'Eclipse los
ce de llenar aquello que está vacío y sintiéndos que tienen computadora s blancas, extranjeros
acompañados por el eco. El paraíso posible en el con baterías de larga duración, y gente rica insos-
barrio salvado del país destruido. Pero qué bárba- pechada de subversión. Los que tenemos com-
ro, Green, vos mismo habilitaste el sistema en tu pus negras, y aportábamos un poco de densidad
negocio, te sentiste tremendamente poronga ins al lugar con las baterías que recalientan, debimos
talando el router, lo tech que soy contemplando 1, partir. Lástima, una librería tan moderna, tan que
hileiits de luces verdes que tintinean, librero ti sale en los diarios.
¿qué más puedo darle a mi época? Y tuviste qu Taclcada nuestra v luntad, les preguntamos a
demostrar mando cuando los clientes se indep las malas moza , por oué el cambio de
dizaron mínimarncnte. Cuando resolvieron ou l. N
140 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 141

los cables. Una frase que nos conmocionó y nos Dejamos de ir a L'Eclipse, entonces, en cuanto
taponó el cerebro de cera. La hilera de palabras, la los cables empezaron a molestar a Natalio Green
oración «a Natalio ... » empezó a darnos vueltas y quedamos a salvo, justo a tiempo, porque en
como un cometa por dentro de la cabeza, un car- la ciudad florecieron los espacios con wi fi, en
naval carioca del sinsentido que rebotaba contra espera del wi fi universal, libre y obligatorio.
los parietales y la corteza de la nuca, y no la pasa- N os quedó clarísimo que las próximas guerras
mos bien ese rato, el ruido infernal de una reso- civiles van a ser por los enchufes y que vamos a
nancia magnética, la confusión infinita, el miedo tirar tiros para el lado de los que quieren poner
a la desconocido, al soldado amenazante con un y no sacar. Lo de siempre, compañeras y com-
Kalashnikov y que nos habla en sueños en un pañeros.
idioma que no podemos comprender, a Natalio Fuimos entonces por calor y amor a otro lado,
no le gustan los cables, ¡ah!, la sentencia puso a y por seguridad. Porque lo único que nos retenía,
trabajar en doble turno a la fábrica de cerumen que en ese lugar siniestro, donde la nobleza y el pres-
protege nuestras orejas de lo peor del mundo ex- tigio de los libros encubre la cría del proceso y el
terior. Es una librería, 50S librero, Creen, tenés un individualismo pesado, la persecución del dife-
área para talleres de expresión, presentás libros rente y la impronta mercantil que excede por
sentado en banquetas altas alrededor de mesas d mucho los términos de la renta para ser una for-
bistró, y la frase para sacarte gente de encima es ma de relacionarse con los demás, era la distan-
que no te gustan los cables ... Si nos decís, Green, ia de la puerta de calle en que nos ubicábamos,
que no te gustan las personas, te entendemo lo cual hacía imposible que nos robaran la compu-
mejor. Te creemos. Que a tu socia, que a la seño- t adora personal. Como en tantos países, la agen-
ra Amanda Frutigrán le gustan menos que a vos la y la geografía personal termina dibujada por
también te creemos. Nos habíamos dado cuenta. los ladrones de todo tipo. Por otra parte, las mo-
Es obvio que a los dueños no le gustan varias e z.ts, empleados y propietarios maleducados nos
sas empezando por las palabras fuertes y las p el icron la medida de lo que puede esperarse de
sonalidades marcadas, los clientes que quieren determinados ambientes.
más que clientes, porque son mucho más que es Nuestro exilio de L'Eclipse tuvo también la
De ahí el éxito de la librería, ala mayoría d at.isfacción de no habcrlcs comprado nunca un
compradores tampoco les zustan. le parados y rzrtl
142 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 143

tis, y fulminamos cada día a los propietarios con márketing de coiffeurs donde les enseñan a
la misma expresión de qué pobre mogólico que multiplicar la facturación con tarritos de geles
50S, con que ellos nos querían espantar a noso- para turritas y giles.
tros. Pagamos, eso no lo pudimos evitar, miles de Por eso, o a cuenta de nada, queremos apro-
cafés a un López que tiene la concesión del bar de vechar esta tarde para reivindicar a la ucraniana
la librería y que extendió sus dominios gastronó- que atiende el kiosco de golosinas de esta esqui-
micos al buffet de una torre country pero que na de Paraguay y Borges y que mira cada tanto a
nunca supo cómo despedir al trío de mozas de- ver qué estamos haciendo, de qué se trata esta
mentes que le espantaban clientes en L'Eclipse y manifestación, y no sabe bien, aunque ha visto
que quedaron liberadas con nuestra partida de cosas más confusas en las playas de Odessa, en
prestar un servicio que tiene el requerimiento las orillas del Mar Negro, y a quien le compramos
universal de la amabilidad y el respeto. Con esas los caramelos ácidos antes de salir a dar la pelea
ideas nunca pudieron encajar. cada día. El suyo es un kiosco sin nombre, que
APLAUSOS PARA MÍ pese a la extraordinaria ubicación cambia cons-
tantemente de locatario porque a nadie le ter-
mina yendo como corresponde. Ridículo. Un
Es que hay cosas que son pura ubicación, kiosco enyetado en pleno centro de la contrarre-
compañeros, ubicación catastral. Un peluque- volución. Le fue mal a diez comerciantes, todos
ro retardado pone su negocio de tres metro amateurs, y, entre ellos, a la inolvidable Chuchi
cuadrados sobre la calle Borges y le pone de nom- del programa de televisión Petardos.
bre Palermo Crines y pasa a ser un peluquer Nos gustaría decirles esta tarde el nombre
palermitano. Catastro y lengua. Y si le pegás u propio de la Chuchi para que la gugleen y sepan
tiro en la frente al peluquero, por forro, va a s de qué estamos hablando, pero la gugliamos no-
el mismo cadáver en la morgue que el de cual sotros toda la mañana, pusimos Chuchi + Petar-
quier mono al que maten en Ciudadela para losy otras opciones, y no saltó su nombre ni su
barle la bici. Y el tipo sintiéndose un banana foto, y es como si la Chuchi no hubiera existi-
la calle Borges, hojeando la revista de Falabcll do, como si fuera Juana Morcira, y es sorpren-
y tratando de embocarte una crema para el dente lo poco que hay escrito en Internet sobre
lo en medio del 1meior show tclevlslvo do toda lit historin J
144 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt

gentina. Y cuando la Chuchi estuvo a cargo del por el kiosco después, llévense algo qUl' 11"
comando del kiosco, cuando la Chuchi nos pi- ten, que la ucraniana sienta esta tribuna y nuo
dió una tarde de niebla muy baja si podíamos tra presencia de esta tarde, en esta esquina, como
cambiarle monedas y nosotros corrimos como una bendición y no como una amenaza. Estos in-
chita s para conseguirle novecientas monedas y migrantes rubios, inesperados, del siglo XXI, ha-
media, era el año dos mil, el año de la serenidad cen la entrega grande, el sacrificio, ya sus nietos
de la sierra prometida por Manteca a Chupete, se encargarán de dilapidarIo, si les va bien. Haría-
el año en que el elenco completo de Petardos vi- mos bien en testimoniarle nuestra gratitud.
no a fumar a esta cuadra, la tarde de la inaugu-
ración, a hacerle el aguante a la Chuchi. No los
vamos a olvidar. Un sentimiento que es tan contradictorio con el
Con un lomo más vencido que el de aquella que nos inspira don Luciano Di Nápoli, a quien pa-
predecesora, desarraigada por culpa de Cher- recía que sí, pero la realidad es que no, que no lo
nobyl, de los comunistas y de las mafias, ucrania- habíamos olvidado. Lo habíamos puesto a descan-
na estoica de tempranas cincuenta que nos mira sar. y ahora sí, tal vez exageremos al decir que su
y ahora mismo nos sonríe trata de hacer funcio- vínculo, tu vínculo, Luciano, querido Manteca, con
nar la máquina de un mísero kiosco sudamerica- la televisión es el más grande ejemplo de lealtad y
no. y la mañana que siguió al último Good Mour- consagración a un objeto de trabajo que hoy por
ning, la encontró al pie de su cañón vendiendo a hoy esté disponible en el mercado tras la desapari-
un ritmo de pueblo chico, pintada grotescamen- ción física del último luthier. Será, entre ustedes,
te con sombra azul para sus ojos verdes, los labios hombre y máquina, hasta que la muerte los separe,
bien rojos, un domingo a las diez lookeada com aunque un entierro conjunto, merecidamente ofi-
para un casamiento, sólo para vender, con toda 1 ciado por Jimmy Swaggart, redondearía con justi-
dignidad posible, cigarrillos y caramelos Fuma- cia tu existencia, Manteca, y quién te dice un deu-
dor. Le pone huevo, litros de huevos rotos de da lo no recite en la inhumación unitaria:
el vuelto, y siempre firme para pedir cambio, da
ra y amable para agradecer, interesada en cl lun De 1.1 tole nazca Ull rosal blanco,
fardo de los taxistas, orgullosa de su csfu le Msntcc« UI1 osnino olbor;
mandamos un abrazo desde esta tribun .,'" •• , 111
146 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 147

los dos se van a juntar; cuelas, el show de las ancianas en los lugares de
las ramitas que se alcanzan, votación que no pueden subir las escaleras y en-
fuertes abrazos se dan, tonces los fiscales les bajan las urnas a la planta
y las que no se alcanzaban, baja y les arman una cortinita humana para que
no dejan de suspirar ... las compañeras ancianas elijan libremente, sufra-
guen secretamente, y aplaudamos todos conmo-
o un barroco superbeautiful. vidos por la ancianidad, por el mariage de vejez y
votos, y bueno, ese reverb sesga todos los domin-
Alma a quien todo un dios prisión ha sido, gos de elecciones, todos los ambientes en los que
venas que humor a tanto fuego han dado, se mueven las personas afectadas por el amor a la
medulas que han gloriosamente ardido: comunidad, las que vieron El acorazado Potem-
su cuerpo dejarán no su cuidado; kin y la entendieron.
serán ceniza, mas tendrán sentido; Pero vida pública, compañeros, hubo siem-
polvo serán, mas polvo enamorado. pre, y esto es vida pública diez mil años después
de que le dieron la palabra a Bu-Bu para que di-
¡Había que verlos juntos, posteridadl, como jera lo que pensaba sobre la calefacción y sobre
los vimos nosotros a Manteca y al Señor Televi- la humedad de cimiento en la cueva en la que
sor en el piso 16 del Panamericano el mismísimo vivían cuatrocientos maloliente s sin depilar.
domingo de invierno de la segunda vuelta elec- Basta de reverb. Mariconeemos la próxima vez
toral de una elección que consagró un intenden- que pase algo importante, cuando expropie-
te más para la ciudad de Buenos Aires. Había un mos, cuando la riqueza deje de heredarse. Diez
gran alboroto alrededor de Di Nápoli, imaginaos, mil años después un hombre perfumado y de
un cierre de jornada comicial, todo el reverb épi- barba prolijísima se encontraba sentado a la vis-
co de esos días en los modales de las compañeras ta de todos en un hotel internacional al cierre
y los compañeros, todos más franeleros que nun- de una jornada de elecciones y el detalle del in-
ca, más amables que nunca, contagiados de la épi- significante hecho público es que ese hombre,
ca electoral desde la mañana en que se toparon que ese cuerpo, no descansó, no paró un minu-
con la policía más simpática del mundo que ha to de la interpretación del signo televisivo. Man-
bilitaba dobles filas en las proximidades de las es teca Di Nápoli era el horno sapicns que sabe por
148 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 149

qué te reís, por qué te reís de verdad, que sabe tos de una boca de urna que indicaba que en Vi-
qué hay detrás de todo lo que está adelante, que lla Pueyrredón había sido muy votado por jubi-
sabe sobre la polifuncionalidad de las palabras, lados y Filmus no sabía si eso era bueno o malo
sobre cómo fue que el payaso Firulete expresó para su vida o para la vida de sus hijos, porque pa-
durante los setenta, pongámosle, el legado de ra la vida de esos viejos era técnicamente igual.
los disparates que se hablaban en el living de Sin hacer trabajo de campo y a ojo, Filmus podía
Mariquita Sánchez de Thompson, de aquel sol- estimar que lo habían votado con la misma ex-
dado ebrio que hizo por primera vez en aquel pectativa con la que se cambia de canal de televi-
salón una de las preguntas más importantes de sión después de los ochenta años, a ver si te mo-
la histeria argentina: ¿Qué pasó? Estirando la rís mirando el trece o mirando el once, y asomaba
o corno un papa frita, parado en una silla. ¿Qué cada tanto Danielito su cabeza contenta y despei-
pachóoooooo? nada, porque nunca hace tanto tiempo del viaje
Manteca frente a la tele esa tardecita era La de egresados a Bariloche, a ver el ambiente.
lección de Anatomía de Rembrandt, era El jar- Pero resulta que el ballotage lo ganó Macri y
dín de las delicias de El Basca, cielo, infierno y que el televisor proyectaba un festejo que se ha-
todo el puterío que hay en el medio de ese tríp- cía en otro salón, por un triunfo que le pertenecía
tico, y era también como uno de esos médicos entero a otros consultores. Los consejos de Man-
del SAME que auscultan a un caído en el comba- teca no fueron suficientes, o no sirvieron para na-
te de la calle y a cielo abierto bajo el control de da. Era una conclusión posible. Trabajador prác-
los peatones. El zumbido del electrodoméstico tico al fin, reprimió la incomodidad de la derrota
más conmovedor competía con el murmullo de para que no se le transparentara en la cara, y con-
un ambiente cargado de compañeros dirigentes tinuó el trámite de permanecer entre sus capita-
nacionales y municipales esperando la nada, por- listas, empleadores y amigos, desempeñando el
que el resultado ya estaba puesto, esperando es- papel del científico abnegado, o del médico de
perar, esperando seguir esperando, que es en l ambulancias, y permaneció sentado en una silla
que consisten esas tardecitas de domingos el, .•• estilo Luis XV de almohadones forrados en pana
cionarios. En el piso donde operaba Mant bordó, como los del subte O, con el culo asesor
también estaba Danielito Filrnus, el candidar bien para atrás, como se enseña en las clases de
alojado en uno de los cuartos, recibiendo los el " serie
150 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 151

pantalón escocés y lucir tan prolijo, tan próspe- vestidos con una campera de polar cerrada has-
ro, tan golfista, con el semblante en paz, como ta el cuello y un solo auricular del mp3 en la ore-
dopado, sin las marcas de excitación propias del ja derecha y hablándole al aire como hombres de
reverb, que sí dominaban las expresiones de los seguridad, diciendo me copiás porque yo, que-
funcionarios y de los compañeros dirigentes y rido, no te copié. Ese piso tapiado de guardaes-
presidentes de básicas, aquellos más dedicados paldas y códigos digitales resultó tan infiltrable
propiamente a la política, al business de la repre- como el Movimiento Todos por la Patria. Podía-
sentación, y que tienen todos los huevos puestos mos haberle puesto cianuro en el juguito a todos
en una sola canasta. Con su pelo bien cortado y los presentes de esa noche justicialista y no pa-
su barba como una jota que lo presentaba tan ele- saba nada, nos acostábamos escuchando las no-
gante a Manteca, tan sobrio, era un verdadero ticias del misterioso envenenamiento pero, en
cuadro. Una pintura digna de esos compañeros fin, no lo hicimos, somos valientes pero no te-
plásticos que se pasaron la vida bocetando a los merarios y, más importante que eso, estamos en
monarcas en otros siglos. el negocio de convencer sin intoxicar a nadie.
Desde esa tarde, una derrota quedaba asen- ¿Haremos bien?
tada en su resumen vital, por lo que su acción Luego de saludar con énfasis a compañeros
debió concentrarse en la sobrevida como consul- que no pensaban saludarnos porque objetiva-
tor de una paliza y en la realización del trámit mente no nos conocen pero que al ser saludados
lingüístico para convertirla en empate o triunfo. con énfasis nos devolvieron un saludo enfático
Ya lo suyo, entonces, a la meditación sobre el por las dudas, nos sentamos al lado de Manteca
festejo macrista. Estábamos ahí, compañero .... , en otra silla Luis XV, como un compañero justi-
atención. Pasamos todos los controles de segu- cialista más, como el compañero justicialista que
ridad del hotel diciendo guten nacht a los cría todos tenemos dentro, y vimos junto a él la tele-
dos de sombrerito alto apostados en el ingr visión. Dicho con más justeza: estudiamos la te-
desde la calle, los granaderos de los cinco est levisión. Porque un televidente común, que no
llas, y buenas noches y buen provecho, a los cu estudia la televisión, habría dicho que los macris-
todios peronistas que nos palpaban de asp ras quc aparecieron en la telc saltando, cantando,
al descender en el piso dieciséis. Mirarn icndo y mirando a cámara estaban felices, con-
chas películas, así que emcrgimos del pictóricos. porque cuando se ~,\Il,l, se fos-
152 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 153

teja y se mira a cámara, como cuando se pierde se trimonial, algo del orden del carnaval de los po-
hace todo el papelería que exige la Dirección Na- bres, la fiesta que compensa el yugo. Y en el caso
cional Electoral pero sin sobreactuar, sin mirar a de esta tarde electoral, por haberle ganado a unos
cámara, sirviendo unos gracias muy amables a los tipos que en términos materialistas históricos
movileros y retirándose con el espíritu de la vida han sido y serán siempre sus empleados. No da.
tiene tantas cosas más. Nosotros, los que estamos No se festeja ganarle a la servidumbre. Pero par-
en la ultra-ultraminoría, podíamos ver más que te de la experiencia mundial es que todas las per-
un televidente ordinario, obviamente. Tanto que sonas quieren sentirse pares de los demás si los
Manteca nos estudió de reojo, cuidando mucho sientan en el mismo living porque así la pinta, la
la forma de no te estoy mirando porque acá el mi- guita y el triunfo resaltan mejor. En este festejo
rada soy yo. Yo miro la tele, ustedes me miran a electoral, los muchachos en camisa bien abierta
mí que miro la tele y yo no miro a nadie. Pero y húmeda, con el jefe rico en el centro, saltando
sentimos, Butter, tus ojos hundiéndose en nues- sobre el hit Arde la ciudad, conjugaban también
tras sienes, y no te devolvimos la mirada en ese con esos espectáculos en los que se despide al no-
momento y tampoco te explicamos nada. No avi- vio de la libertad de la soltería. Algo bien exage-
vamos giles, compañeros. Nosotros vimos so- rado que sólo puede darse por bueno en esas fies-
breactuación absoluta en el macrismo, una des- tas, si no se es demasiado cínico. Lo cual es muy
compostura adolescente por un triunfo que no difícil.
era para tanto, que no era inverosímil, como lo Y, a más festejo en el CASI imaginario, más
quisieron presentar. Porque la gente rica y de de- concentración de Manteca en su Panamericana
recha no festeja tanto. Brindan con una sonrisa, real. En cierto momento puso cara de quinta a
unas palmadas, for he's ajolly good fellow, com- fondo y fue por el apaggeamiento, como decía
pañeros. Es gente que gana todos los días. Ganar [acques Cousteau, con el televisor. Habría de ver
es el tipo de cosas que les suelen pasar. Lo que s profundo y lejos con sus ojos clavados en la tele
veía era un disparate absoluto: treinta chetos ha- y el torso adelantado hacia el aparato. Nos inte-
ciendo un pago descontrolado sobre un escena rrogamos silenciosamente: ¿Por dónde andarías,
rio, como de fiesta de casamiento en el salón Vi Manteca? ¿Qué teoría nueva se cocinaba en esa
toria Aguirre del CASI, donde los ricos o cuasi rheza cornunicóloza? NI nosotros.uuc te sczui-
ricos simulan, cada fin de semana de ritual J m
154 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 155

bamos tan cerca, pudimos adivinarte la elucu- prueba la campera a ver cómo le queda ?Todos los
bración. Mirá cómo construye lazos Macri. Upa, argentinos nos merecemos un barco, todos soña-
ahí se le hizo pelota uno. Se te escapaban algu- mos con el timón de madera de roble lustrado ha-
nas intuiciones pQr los ojos como las tiritas de ciendo la travesía Punta- Floripa, o vestidos de
télex que enloquecían al general Perón en su blanco con dos tremendas putas en la cubierta.
cuarto de máquinas de Puerta de Hierro. Eras Todos queremos lo mismo, y sólo cien tipos lo
como un sismólogo pegado a un sismómetro un pueden tener. La puta que los parió a esos cien.
24 de diciembre, o un 24 de marzo, que también Lo náutico, entonces, en Manteca y en tantas
es feriado. Todos de jada, y vos controlando que otras eminencias, muy universalizado, como si
los volcanes o las usinas nucleares de movileros hubiera una regata a la salida de estos hoteles, y
no arruinen la fiesta. No eras cualquier ratón que las prendas Lacoste en el Canca Gullo, en Patri-
mira televisión, uno de los que al mirarla n cia Vaca Narvaja, dos ex montos importantes.
piensa en nada, porque la misma naturaleza del Nadie se pone inocentemente una chomba con
medio, el mantra más efectivo del mundo, anula la cocodrilito verde. Nunca jamás. Menos que me-
. .
smapsis. nos un ex monto que la va a vestir en tanto ex
monto. ¿Qué les quieren decir a sus contempo-
ráneos? No se sabe bien, pero no es bueno segu-
Compañeros, ya hablamos del pantalón esco ro. Si se la ponen en el club, mantienen un status
cés, de la vocación de golfista implicada en el en la confitería. Es como parecer sano, un socio
pantalón escocés de Manteca, hablemos de su COl activo que no es leproso, que no perdió, que no
misa de algodón y seda blanca también y, m se lo están comiendo los piojos y que todavía pa-
que nada, de aquello que lo abrigaba, de la cam a con la Gold. Pero en el Hotel Panamericana, al
pera azul de J. Cabot, esa marca que evoca el ierre de una jornada electoral con toda esa mu-
píritu náutico que tenemos todos los argentin hachada reunida que vive de lo mismo que vos,
nacidos o por opción, y que cuando vemos u '5 un gesto que dice no sólo que sos sano, sino

velerito que sirve de símbolo para una pilcha d que los podés enfermar a todos.
mas como un hecho, cuando caminamos por 1 ¡Pipo! Miren a Pipo, compañeros. ¡Qué mons-
shoppings, que nos dirigen la palabra. Scñ lruo! Abre los brazos. ahora. v me sonríe a la
ríor, usted, el de /.1 pii« (.'11 UI'.lC1WUJ, pero 1'-'
156 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt

estás yendo a la mierda, Estebitan. Y me pasan francés. René Lacoste y Francia no suenan tan,
un papelito con la pregunta: pero che, ¿cómo tan jodidos como Estados Unidos y Banana Re-
querés que se vistan? No, no tenemos propues- publico Lacoste tiene un outlet en la calle Loyo-
tas, no tenemos soluciones. Y no es gracioso. la, además. No nos engañemos con eso. Aunque
Mil perdones. Nosotros ya fuimos, Pipo, agarrá las marcas son importantes, compañeros, por-
el volante de nuevo. Por nosotros que no se vis- que son atributos de poder: no sos un pendejo,
tan, que no salgan de la casa nunca más, que se no sos un loser, no sos una gorda que va a la bá-
hagan nebulizaciones con Raid líquido. Si tu- sica por el plato de lentejas. Marca la cancha. Yo
viéramos propuestas no estaríamos acá reuni- me visto con Tommy Hilfiger y vos con mierda
dos dándonos calor, no habríamos cortado el del Once.
tránsito de prepo, habríamos pedido los permi- Pero no todos los escenarios de la política son
sos a la municipalidad y a la comisaría. Estaría- tan fifís. Los encuentros innecesarios entre diri-
mos haciendo guita con lo poco que sabemos o gencia y masa, los llamados actos, piden mucho
usando con mucho mejor criterio el tiempo li- menos. Esos encierros en Parque Norte ¡con ce-
bre. Nos estamos haciendo el aguante sin verun nal, con trompetas y discursos, abrazos y mano-
mango. En fin, suponemos que lo primero que tazos, calor, sudor y la cortina de humo de los
los tipos del pejota piensan es que no hay que Benson apenas exigen ellookeode los gatos cua-
llamar la atención con el outfit. Entonces no rentones sentados en las mesas cercanas al esce-
caen de jogging, ni le dejan la bici a los del valet nario que se enfundan en jeans de marca con ta-
parking para subir al salón de los festejos mos- lle de señora o en jeans de Ricky Sarkany -una
trando la cara encendida por el esfuerzo del pe- marca creada por un titán de la zapatería pero que
daleo. Se entiende. Se esmeran en mantene es impropia para actividades de espera como la
una facha promedio, partiendo de la base de Le- del Panamericano- en los que se embute, por
gacy o Kevingston como piso sanitario textil. ejemplo, la señora esposa del campeón de boxeo
Pero el que quiere la manija en serio, el que es- Jorge Locomotora Castro, el arquetipo de hem-
tá jugando en serio, se tiene que disfrazar pro- bra fan de grandes valores justicialistas, como Fil-
medio + 1, promedio + 2. O más. Lacoste es pr mus ahora o López Rega antes. Tienen que decir
medio + 1. Una variante de ropa tilinga son ch.'Ricky, si les preguntan, compañeros, ésa
fuerte respaldo entre nuestra indiada 1 nda, de Rickv v va OJ.ll~. va se entendió to
158 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 159

do. Pero ésos son actos grandes, están los actos la pileta antes que te llamen a comer. Algo que no
chicos, los actos peronistas organizados por las se puede tener en cuenta. Que no se puede hablar
pequeñas porongas justicialistas. ¿Hablamos de de derrotas con esos guarismos, en esos contex-
un Pacha Velasco? Hablemos, por qué no. El Pa- tos. Encarado con buena voluntad comparativa,
cha, ¡lo hemos vistol, jean y camisa Levi's, la Le- una derrota así es digerible. Cuando tenés tiem-
vi's blanca, compañeros, diciendo compañeras y po y plata, además, digerís todo. Si algún gesto
compañeros, a cientos de compañeras desdenta- decepcionado se desprendió esa noche de la cara
das y compañeros descamisados y rentados en la de algún compañero dirigente nacional o muni-
tribuna de Castro Barros 75, la Federación de cipal fue siempre compensado por el abrazo de
Box, vestidos con lo que les sobra a los patrones, quienes le reconocían haberlo intentado. El am-
los compañeros comparsa que socializan y se en- biente además facilita determinadas lecturas. En
novian en las infernales e infinitas horas de mi- un hotel cinco estrellas, ganás siempre. Por eso
cra justicialistas, durante esas esperas revelado- los eligen.
ras del drama de la pobreza en donde no se tien El Panamericana es muy caro pero no es una
el menor control del propio cuerpo, del propi cosa de locos. Digámoslo. Es un edificio simplo-
deseo, donde las cosas son como se den ese día, te, básico en su arquitectura, todo recto y para
y ese día es el acto, y la elite dirigencial se acomo- arriba, ubicado en el centro de Buenos Aires, a
da parada y adelante, de perfil al escenario, con la una cuadra del Obelisco, cuando ya nadie más
ropa de venir del ministerio o de venir de casa quiere ir al centro de ninguna ciudad del mundo,
después de una siesta. excepto los centros de París o de Londres, porque
todos los otros centros del mundo están compro-
metidos de basura, de pobres y de putas. Pero con
En el hotel, los empleadores de Manteca ad ..• el verso infernal del Teatro Colón, la Plaza de Ma-
más de cancheros y navales resolvieron que d yo y su proximidad con La Boca y Caminito, que
bían presentarse con alegría pese a la derrota. L son dos cuadras chotas con chapas de colores, di-
doctrina oficial fue que un ballotage es como ju amosló también porque un día los argentinos
gar un cabeza. Y que perder seis a cuatro, n vamos a tener que hablar de esto, ya le aseguras-
como perder ocho a dos. Seis a cuatro es un ) te un día no perdido a los turistas que leen guías
tido de playa parejo. Un partido de watcrpol rnormoncs que erran por el mundo
160 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 161

como castigo y que terminan en complejos habi- del Jockey Club cuando circunvalan la manija
tacionales como ése. No se les ocurre una idea a grande, que es casi siempre. Se portan bien, cui-
los turistas, pero tampoco a los dueños del hotel, dan los modales. En el Panamericana, los besos
que tiene el mismo olor a limpio de cualquier ho- entre los hombres fueron tal vez el mayor exce-
tel del mundo. A su favor, sólo el penthouse su- so de esa noche sin excesos aunque la práctica ya
pervidriado que da a la Avenida 9 de julio, que es esté tan legitimada. Por el lado de las chicas, los
la avenida, de lo poco mostrable de la ciudad en gestos varoniles dieron la nota. Ay, esa forma en
los folletos turísticos con planos aéreos, porque que las mujeres cierran los celulares con tapita,
el resto de Buenos Aires es demasiado local, de- como si cada llamada que terminan bruscamen-
masiado pobretón. Andá a sacar una foto de Naz- te les hubiera sobrado. Y el siguiente llamado
ca, de Boyacá. A ver quién viene a conocer. En las también les sobra. Si las mirás durante una hora,
alturas, en la cumbre más alta del Panamericana, les sobran todos los llamados. Las tapitas, las cas-
se yergue una de esas piscinas interiores, tan tañuelas, se escuchan desde cien metros. Las chi-
usuales en las películas porno de buen presu- cas dirigentas tienen la vista poniendo proa,
puesto, con una barra de tragos y de sushi aten- siempre. Una mujer en esos ambientes no duda.
dida por dos compañeros que se hacen los que No agacha la cabeza con melancolía. No mira pa-
trabajan en otro planeta. Que no deberían estar ra atrás ni para los costados. No usa pollera. No
ahí. Los pasajeros también hacen que son de otro parece de levante, ni muestra ninguna debilidad
planeta. Embajadores de la galaxia Orión, que de mujer. No histeriquea para que se la pongan
hoy les toca en esa pileta, y mañana en una de Ve- un poquito, sino para que no se la pongan ni un
necia. Todos, tristemente, son de esta pequeña poquito. No se aparta para fumar un pucho sola,
roca. Hay que mandarles un mensajito de texto no aparece pintada grotescamente, pero tampo-
con las coordenadas reales. co con la cara lavada para regalarle sus imperfec-
De regreso al piso justicialista, la misma pos ciones al enemigo. Tampoco establece diálogos
intergaláctica de los turistas pero en los compa inútiles con el personal doméstico del hotel, con
ñeros dirigentes. Aunque el mito originario del botones. Esos gastos de energía que los cornpa-
pejota son los pobres metiendo la pata en la fuen- ncros hombres se pueden permitir porque no pa-
te de la Plaza de Mayo, los muchachos pcronista .,,1 nada. no pierden rinda, y capaz que aprenden

on aspiraciones tratan de observar los modal un montón


162 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 163

Ninguna autoridad nacional ni municipal se da la vida, de la muerte que llega tan rápido, que
pegó tampoco a la barra de agua, coca y juguito. sorprende a los descamisados camino al hospital,
En honor de nuestra dirigencia, hay que decir y luego durito y frío ocho días el compañero
que el alcohol se guarda en la parte inferior del muerto en la heladera del nosocomio porque na-
mueble. Acá nadie se hace el macho del tequila. die encuentra el documento, porque no estaba en
Nadie va a hacer el papel embarazoso, vergon- la cómoda, y no estaba en la mesa de luz, porque
zoso, de parecer borracho. Se puede sostener en la casa de mierda en la que tiene que vivir un
cualquier deshonor menos el de hacer papelo- descamisado no hay cómodas ni mesas de luz y
nes, por trastabillar o patinar con la lengua. En ya no está este muerto para buscar el documen-
la política, el pedo es algo privado y una de las to que prueba que era una persona.
consecuencias de esta represión es que todos
quieren terminar las reuniones rápido para sa-
lir a comer. Manteca decodificaba. ¿Qué decodificarías
Manteca, que pidió Tangpara mantenerse en- dicotiledón, dinosaurio del siglo digital? A las
chufado al medio masivo, concentrado toda la nueve de la noche, con los codos en las rodillas,
noche, no se levantó ni a mear, una clave para so- Di Nápoli era el pensador de Rodin, la cara más
brevivir, en estado de captación de los mensajes dura que el óleo untado en bastidores. Todos los
secretoS escondidos en los diálogos dramáticos votos se habían contado dos veces, era una derro-
que sostenían los movileros con los locutores lla- ta clara, pero el tipo seguía regalando su imagen
mados de piso, que sonaban tan parecidos a los abnegada para que todos registren que Di Nápo-
que sostienen cuando hay un incendio, o cuan- li le saca a la tele toda la leche que resulte benefi-
do hay una toma de rehenes o cuando hay lluvias ciosa para el business. Y que los gordos del peje-
bíblicas. Ah, las lluvias torrenciales que inundan ta piensen, cuando lo ven, que Manteca si no es
Buenos Aires, Palermo, Belgrano y las villas, de un genio es, al menos, un actorazo. Alcón, el hi-
las que se habla tan poco cuando llueve, del ba- jo de puta.
rro, de las neumonías de nuestros queridos des- Es que los del pejota han visto en los hogares
camisados, de los pozos negros que rcbalsan y el de su niñez muchas escenas torcidas, mucha co-
las moscas y de los mosquitos del día después, de sa podrida, mucha madre paseándose en corpi-
las cucarachas de todos los ,U;\S, dé lilH ratas de l ño por 01 living, y velorios laruos rcz.ulo» con
Esteban Schmidt
164 The Palermo Manifesto

anís. Lo han vivido pero no lo han pensado a fon- gital estrellas de cinco puntas sobro el mlnlword
do. El componente bruto que los ha enmarcado, de seis puntas, dibuja paralelogramos y p.II';\I(\1
el encierro antiintelectual en esos hogares, por- pípedos, triángulos, que hay tanta variedad, d\l
que el peronismo no se trata sólo de ser pobre, rante el tiempo que la secretaria Susana confirma
compañeros, el desconocimiento acerca de qué el pago con su patrón por el interno, realizando
y cómo es pensar, qué y cómo es trabajar de pen- la pregunta ¿le pago a Di Nápoli?, y luego con el
sar, los predispone a pagarles a estos muchachos personal administrativo de tesorería, a quienes
del asesoramiento, sin mayores auditorías ni les dice te mando a Di Nápoli, y Di Nápoli se in-
controles de calidad. Piensan que el doctor la sa- comoda, le da cáncer en un minuto, golpea con el
be lunga, que el doctor tiene la medicina, las cu- lapicito la pantallita, se siente un pelotudito, por-
ritas y hasta la habilidad para hacer los sándwi- que no es un paquetito ni un mandadito, es un
ches que hacen falta para pasar un día de campo; científico de la putísima madre que lo parió a él y
a nadie más que a él. Y de Flaxo, Susanita, no de
saben también que el doctor no gana una guerra,
no desembarca en Normandía, no maneja un la UP, no de la UB.
Susanita: ¿cuántos genios viste revisando
jeep por un camino de arena, saben que a lo me-
jor es puto, que a lo mejor un montón de cosas, Palms mientras les hacés la gauchada del cobro?
pero que sigue siendo el doctor. En esos hogares ¿A cuántos viste sacar la Mont Blanc y darle la
vueltita a la corona y hacer dibujitos de Popeye
donde se armó este grueso dirigencial que nos
conduce al horno, su presencia de doctor da con- en la Citanova?
Susana es de las compañeras que dice sé con
fianza. Entonces, por el interno dicen: Garpale
Susana. los bueyes que aro. N o porque sepa aquello que
y Manteca tiene que hacerse el Favaloro con
desmiente la ciencia del tipo al que debe gestio-
Susana para pasar dignamente los cinco minu- nade el cheque, sino porque ve pasar cinco, diez,
tos que Susana se toma, mientras se le enfría el veinte lucas y piensa que la hija de su hermana
Marta, que le faltan tres materias en la Univer-
té de jazmín, para anotar los datos que inicien el
trámite administrativo del cobro, y no queda sidad Intcrarnericana, que sabe mucho de compu-
tación, también te hace un power point, y bueh ...
igualado con los motoqueros que llevan y traen
paquetes y que se someten a la misma noria.
Es muy triste todo Ella es tan leal. .. , se ha he-
Manteca revisa la palrn, dibuja con cl lapicito di ho tanto 1.\boluda Tallto ... Manteca no quin
166 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt 16

re saber nada, hace cuentas regresivas y practica cuchan y sonríen. Agachan la cabeza con pena o
rombos, octaedros, puntos suspensivos. La doc- la suben con alegría, depende lo que les pidan. Es-
torea a Susana. y si Manteca, como pudo haber- tamos tan contentos ... Es importante que sus pa-
lo hecho Lisandro, viniera esta tarde a darnos la trones no los vean como competencia sino como
batalla conceptual, capaz que nos diría: Mirá, si una asistencia imprescindible. Y los imitan todo
me enseñás la fórmula para aguantar ese tiempo lo que haga falta para complacerlos. Y no escati-
muerto, te la compro. La respuesta es que lo va- man afecto porque cuando las cosas son tan es-
mos a pensar, Manteiga. y hasta que te la venda- pectaculares como lo es el peronismo, algo tan
mos, aguantá el odio sordo de la mina que garpa emotivo, tan soleado, cuando son tantas las ex-
y después hacete el frío chequeando el depósito pectativas, compañeras y compañeros, los abra-
por Internet, que te sale tan bien. zos aunque sean sin saltitos, sin grititos, son muy
cálidos. En la Facultad, nadie se abraza como en-
demoniado cuando aprueba un examen, y fue un
Di Nápoli tampoco se cruza de andarivel. No logro tremendo aprobar psicopato o sociología
opina de política, aunque entienda. Manteca se sistemática, pero después de una elección donde
esfuerza a fondo en ciertas ocasiones para no ha- saliste segundo, y perdiste con Macri, te abrazás.
blar de más. Como esas concentraciones menta- y te abrazás porque al menos lo intentaste. En la
les que hacemos los cristianos para no acabar de- política te abrazás mucho.
masiado pronto. En el caso de Manteca, para no Manteca, si estás escuchando esta tarde, si al-
decir nunca la verdad. ¿Nunca la verdad, Mante- guien te mandó un mensajito de texto y viniste
ca? Y para no cuestionar decisiones. Para estos a chusmear, aunque sea camuflado, vamos a con-
cuadros del asesoramiento, el límite es Ausch- tar que te abrazaste con Tito Bacman, loco. Es-
witz, y ahora nadie te arma un Auschwitz, así tábamos ahí. Escuchamos el abrazo. ¡Con Tito
que es infinito el campo de lo políticamente to- Bacman! Un consultor totalmente ea coliche,
lerable. Es cuestión de no calentarse. De tener fir- que ni la caretea diez minutos por el lado de la
me la agenda privada y el ojo en las futuras pose- ciencia. Anteojos montados al aire, bigotito de
siones que los liberen en algún momento de esta joyero, un molar bañado en oro que se le ve
runfla que gobierna, que se parece tanto a la .111 uando cacarea las risas que él tampoco le niega
tcriory tanto a la próxima. Mientras, esperan, 1\ 11 nadie, y J. quien desde diez kilómetros se le .1<.1-
178 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt

neceremos con las rodillas pegadas al pecho mi- fuera de nuestras posibilidades la organización
rando las olas, como hacen las chicas rubias y ri- de la cadena de la felicidad obrero-estudiantil que
cas en los atardeceres de Punta con las que no es- pare el despelote. N o nos manden los mails que
taría nada mal hacer una alianza táctica. pidan sacrificios. Vamos a ser buena gente con las
Los que van a fracasar pronto, los que a lo me- víctimas, como siempre lo fuimos, pero la salva-
jor van a morir pronto, los que se ríen de lo mis- ción nacional se la dejamos a los más chicos. Que
mo que nosotros pero no lloran por lo mismo no sabrán qué hacer con eso, pero al menos tie-
que nosotros, nos van a saludar desde los colec- nen más tiempo para perder.
tivos y nosotros les vamos a mover las manitas
como hacen las Reinas de la Vendimia, un poqui-
to para allá y un poquito para acá, lentísimo, y con N os vamos ahora, no digan que no. Pipo es-
esa sonrisa pava tan tradicional. Les vamos a ha- tá cansado, bajó los brazos. Soltaste el volante,
cer la V de la derrota también. Pobre gente, fo- Pipo. Si el país choca es tu culpa. Pipo Pescador
rreados de nuevo por los que tuvieron mejores estrelló a la Argentina. ¡Qué me decís! Las com-
oportunidades. pañeras me quieren llevar a casa, vamos, gordo,
Cómo nos gustaría despedirnos esta tarde di- vamos, Estebitan, me dicen, y yo estoy fundi-
ciéndoles que un día vamos a hacer una escalera do, que es lo más determinante, porque soy el fo-
con los huesos de todos estos personajes, los ase- rro que se expone, que se arriesga por la gloria o
sores y sus asesorados, para bajar del cielo a to- por el campo de concentración. No teman uste-
dos los que se comieron el garrón de haber sido des a las sanciones por haber participado de esta
gobernados por gente así. Diciéndoles, compa- charla abierta. Ahora se puede pasar por curioso
ñeros, ¡qué escalerita que vamos a hacer! Que y que te crean.
tiemblen los flaxos, los asesores, que pidan asi- Piquenselá, también. A sus casas o a Buzios.
los, corran, putas. Pero de los dos mil o tres mil y un día la seguimos allá. O acá mismo, si nos va
tipos que hacemos diferencia en este país, con t..- bien, lo cual es difícil.
da la furia somos sólo doscientos los que pod ..- Si uno piensa en Buzios una vez por día para
mas arriesgarlo todo. Ésa es la verdad. Y hay qu ,1 retiro, compañeras y compañeros, es porque
tener mucha convicción, lo cual es imposible. No ,lIgo profundo detectamos sobre nucst re>territo-
es posible tener mucha convicción. Lásti uy rio madre que luce que nuestra Imneiu.iclóu no"
168 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt

vierte la picardía, su misión todo servicio, su Mecha y su sonrisa inyectada en la cara con p.,
condición de hombre para propósitos generales. ralizante, Di Nápoli, su cara de smiley. Un abra-
Y, sin embargo, abrazaste a Tito como si fuera zo de quienes no se garchan ni se garcharán. De-
Pierre Bourdieu, como si fuera Habermas pero jemos eso claro, en su honor, y a los efectos de
con tetas y con el labio leporino operado. Él tam- sus resúmenes vitales. Un abrazo de quienes
bién te abrazó como si te quisiera, y esperando descargan su sexualidad en la consultaría, don-
concretamente que no te mueras nunca. Y los de duele mucho menos todo. Un abrazo de vol-
dos se burlaron de Miguel Ángel Toma. Ahhhh, vimos del exilio en el '84. Yo pensé que vos ... Y
suspiraron indignados. Faltó que se llevaran la ese abrazo largo.
manito a la boca como dos viejas tortas reprimi- Pero era Filmus contra Macri, compañeros, en
das cuando vieron a Miguel Ángel hacer decla- un país reventado. ¡Veinticinco años después del
raciones triunfales en el festejo de Macri. ¿ Vis- proceso, loco! ¡O processo acabou, porra! ¡No era
te? Pobre país, ¿no? Sí, sí. Qué cagada que no para tanto! Bájenle un cambio a la intensidad. Pe-
ganaste vos, Tito. ¡Lo que nos espera, Manteca! ro ésos eran sus sentimientos. Hay que respetar
¡Y qué te va a esperar, Tito l, más que escuchar todos los sentimientos con todo lo que nos cos-
esa voz interior que llegará, que llegará y diga: tó la democracia. Por otra parte, estos profesio-
¡camouflagem! Y pegar el salto, bien ornamen- nales exitosos en un día triunfal, ¿qué iban a ha-
tal, empujado por esa voz y por algún cambio de cer?, más que complacerse por estar ahí. Al
paradigma a mano que te justifique. menos por conseguir la victoria módica de haber-
Ahora, si podemos salvar del fuego un abra- lo intentado. ¡Ahh! Esos días que luchamos con-
zo de esa noche de derrota dulce, hagámoslo con tra Macri ... ¡Qué días en la memoria ... ! Los días
el abrazo que se dieron Manteca y Mercedes en que sirvieron sus libras de carne mental a una
Marcó del Pont, una economista de eterna son- causa justa y correcta. Pero bueno, digamos una
risa infantil, como de haberse hecho caca a los verdad más, ¡justo y correcto no es lo mismo!
tres años y que, desde entonces, no pudo parar Una banana en el culo te queda justa, Merceditas,
de sonreír para empaquetar a los adultos y que pero no es correcto ni ahí. Sabelo. Mándenle un
no la revoleen por los aires por sucia, por beba mail, compañeras.
asquerosa. Mercedes y Manteca se abrazaron du
rante dos sczundos. Y qué intensidad asesora,
1'/1
170 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt

Relatadas todas estas circunstancias, y admi- compañeros, porque da cáncer y dolor de cabeza.
tiendo que hay muchas más que quedarán para y porque quedarse clavado en el dilema de hacer
otra tarde, porque hay para mil y una tardes, o no, decir o no, te convierte en un hombre sin
compañeras y compañeros, siempre nos pregun- función, sin misión, en un hombre castrado y
tamos si habrá otras formas de tener una casa quieto, útil finalmente a los miserables que nos
hermosa con una hamaca en el fondo colgando exigen que seamos más cuidadosos con lo que
de dos manzanos, el cero kilómetro, y viajar, y decimos. Para los compañeros adocenados, tal
pasar por los free shops, sin regalarnos a causas vez para muchos de ustedes, compañeros, es una
que cuando no son estúpidas, son innobles. To- exigencia muy difícil cumplir la meta de dar la
mando en cuenta, además, que éste no es un país propia visión del mundo, aquello de entrar, con-
meritocrático como el Uruguay. tar la historia y salir, como decía Céline, un abra-
Manteca resolvió el problema haciendo la op- zo a Céline, porque si a los empleos generalmen-
ción histórica por la cultura de masas y el nego- te espantosos que tienen, que son para producir
cio de hablarle a la gente del pejota y de los cana- nada, se agrega el tiempo que consumen en el su-
les en las orejas, aunque sin renunciar a lo que es permercado, las horas frente a la televisión, Yto-
en el otro fondo de sí, un buen profesor, en el po- dos los cuidados preventivos implicados en la sa-
co tiempo libre que le queda cuando no asesora. lud, el deporte y la alimentación, les quedan diez
Porque las personas no son unidimensionales. Ni minutos por día para algo extra, para algo pro-
él, ni nosotros, y por eso perdonémosle un poco ductivo y gratuito, para dar la visión y contar la
la vida también, porque a lo mejor lo que más nos historia. Menos mal que si llegan a viejos, si no
irrita de los demás es lo que menos podemos ver revientan antes y viven en los barrios correctos
en nosotros mismos. cuentan con esos repechajes productivos en los
Por eso es que pensamos mucho antes de su- asilos.
birnos a este escenario con nuestros apuntes, so- Como vimos ese cuadro, nos alentamos a
bre el sentido profundo de brindar un discurso pensar en ¿por qué no? ¿Por qué no hacerla? y
cáustico y doloroso que no da esperanzas, tan ahora que ya está hecho, nos podemos dar el lu-
amparados, tan cómodos en la legitimidad públi- jo de ser piadosos, que no cuesta nada y que es
ca del prestigio que otorga hacerse el vivo. Pen- tan justo como ser impiadoso cuando se 10 es en
samos mucho, pero resolvimos no rcprimirno .., nombre de p.ll.,hl'aj.¡ mavorcs corno [us: ir ia ,
172 The Palermo Manifesto Esteban Schmidt

za a inventarnos padres con los que pelear. No


igualdad, verdad. Ésas. Por piedad con Manteca,
nos pongamos tan fundamentalistas con un mu-
con Lisandro, con Tomasito, con Camilita, con
chacho que tuVO el proyecto de salir de pobre en
Danielito, con la Coordinadora de Área de Flaxo,
Uruguay Y se rajó a la primera Nueva York que
prisionera sin nombre en un cárcel sin número,
tuvo a la vista el día de claridad que se calzó los
y con el millón y medio de reventados a los que
catalejos Y avistó el Kavannagh desde una playa
representan en nuestra pobre imaginación, diga-
mos algunas verdades sobre nosotros para resti- de Montevideo.
Si es por ponernos botones, Perón estuvo die-
tuirnos al campo de los mortales, para hacerles
ciocho años sin trabajar Y no decimos nada. Más
notar además que desde ahí hablamos, desde el
que eso, hoy, en pleno siglo XXI, en pleno Paler-
departamento de al lado.
rno, nos metemos en la bañera caliente cuando vol-
Confesemos entonces que si Nicole Neu-
vemos del club y hacemos una inmersión con sa-
mann le debiera una fortuna a la AFIP, la cogería-
les y gotitas de melisa y nos acompañamos con la
mos mucho, mucho, mucho, mucho, mucho,
voz cascada del ex secretario de Trabajo Y Previ-
mucho, mucho. Que arrancaríamos a las diez de
sión que sale de los parlantes de la notebook a la
la mañana untándola íntegramente con aceite de
que apoyamos en la tapa del inodoro. Nada de
garchar y le haríamos veintitrés agujeritos como
Coldplay ni mariconadas así. Las compañeras que
a José Ignacio Rucci, dios lo tenga en su gloria,
aparecen repentinamente a enjabonarnos no lo
hasta acabarle en el orto a las diez de la noche, con
entienden. Les parece raro. ¡Estebitan, qué per-
la pija morada y el SAME en la puerta de casa.
sonaje que 50S! Prefieren música y velas de colo-
Sorry. Dígannos machistas, dígannos enfermi-
res sobre la tapa blanca, porque la música es algo
tos, pero no podemos mentir sobre esto. La re-
más clásico para echarse al agua a recibir un bau-
contragarcharíamos aunque Nicole sea mala per-
tismo cálido y un enjabonamiento. Concedemos
sona, aunque tenga esclavos o aunque sea nazi.
siempre con la vela. Pero no entregamos al Gene-
Entonces, si no decimos Muerte a Nicole, en
caso que la piba tenga un malentendido tributa- ral. Una vez más: Perón o muerte.
El primer trabajador nos habla en el baño os-
rio o cualquier tipo de confusión ideológica, no
uro anaranjado por el pabilo encendido m ien-
digamos Muerte a Manteca, por las arbitraricda-
eras liquidamos a sorbos un vaso de Chivas nena
des de las que somos capaces los machos compe
le hlelo .'llOy.1l1o en 1.1j.1honcr,1. Cierto1 ve'/.. una
titivos, o por alguna falla de origen que nos fucr
Esteban Schmidt
174 The Palermo Manifesto
Es verdad que uno espera más de las pcr« m"
nochecita en el agua caliente después de una cla-
y, por eso, todo este malestar y la reunión l\" ..
se muy fuerte de Body Pump donde se hizo par-
ta tarde, incluso la atención inesperada de Pipo,
ticular énfasis en el trabajo de cuadríceps y geme-
nuestras palabras, de quien por prejuicio ospcrá-
los, mientras las compañeras nos preparaban la
bamos menos. Tenemos un estándar muy alto.
comida y el general hablaba de la importancia
Muy demente. Recibimos muy buena educación
de la persuasión desde la compu, pensamos:
pero para desarrollarnos en el país equivocado, al
Estuviste dieciocho años sin lsburet, Pocho. No
que por otra parte no podemos dejar de amar. Ésa
limpiaste casas en Suecia, no 1umpeneaste en
es nuestra tesis. En un contexto, además, donde
complejos ha bitaciona1es del DF, como otros com-
hay compañeros que no esperan nada de otros
pañeros exilisdos. Dieciocho años viviendo de
compañeros. Que no esperan más que la simple-
tus ahorros de coronel, de los huevos de las dos
za, superficialidad Y traición con la que se presen-
gallinas que te dejó tu mamá en Lobos antes de
tan al mundo. Los que siempre dicen: Green, un
morir. Y, sin embargo, no nos importa nada. Es-
fenómeno. Manteca, un fenómeno. y nunca ex-
cuchamos su voz, sus lecciones cancheras y no
plican por qué. ¡Pónganle texto a las consignas,
hay reproches de ningún tipo con él. ¡Y fundó la
muchachos! y para que alguien les parezca un
Triple Al
idiota, un tipo que gasta oxígeno sin compensar
Y machaquemos con que no somos tan mora- ,\
a la humanidad, ¡uuuu!, lo que tiene que pasar, lo
les con nosotros mismos. Jugamos al tenis ocho
que tienen que haberles hecho.
horas por semana, corremos durante tres, nada-
mos durante dos, hacemos Pump los sábados y
todavía nos queda tiempo para masajes y para pa-
y todavía falta una cagada grande, ¿no?, o
seos por el Jumbo a embolsar delicatessen. Y nos
ustedes no escuchan unos ruiditos amenazan-
echamos colonia y buscamos por todo Buenos
tes fuera de campo, una pava que silba, un ex-
Aires las tiritas que se compraban en el gobierno
traño que llama y no dice ni hola ni nada, que
de Menem para quitarnos de un tirón los puntos
respira agitado, ¡no es paranoia!, algo grande ea-
negros de la nariz. No nos pongamos, entonces,
rninJ hacia nosotroS y mueve las baldosas, una
tan estrictos con un intelectual que hace veinti-
mcnaz-i psicológica a la paz. que nos dice jeje,
cinco años que sobrevive hablando gansadas pa-
~UIl"IIIU~lrá. No hemos visto nada, tod,wía. '1'0
ra complacer.
176
The Palermo Manifesto Esteban Schmidt

dos lo sabemos. Ésta es la teología del quilom- a apagar la tele, la van a apagar, quién diría, y van .,
bo: Oscurece, dios pone play y se va a Pachá. saltar sobre la cama, sobre los colchones Iibcr.ido:
Deja de futuro un viento fanático que levanta en las piezas, como si fuera la caminata lunar ti"
polvo, que levanta papeles de alfajores y los ha- la felicidad más grande del mundo. Así será el fin
ce girar locos en el aire.
del mundo. Palermo cubierto de bosta y celebra-
Ya van a ver, compañeros, cuando haya rnisi- ciones en el postergado sur.
les en las villas. Cuando los alambres de púa de Nosotros, la ultra, la más hermosa de todas
los campos nos quemen como un segelín. Cuan- las minorías que alguna vez dio este país, la más
do no alcance la bailanta para parar el quilombo. postergada, la más raleada, vamos a salir a la ca-
Cuando el chancho que transmite cumbia por te- lle al primer murmullo inesperado, con el celu-
levisión y que maneja cinco palabras menos por lar cargado a full, para comentar los infortunio s
trimestre se clave en doscientas. Andá a enten- con quienes queden dentro del área de alcance
derte. Las nenitas del tercer cordón candidatas a y con un rompevientos que si les digo la marca
strippers del país del bicentenario bailarán bajo se mueren. K Way, el que se hace bollito, shhh.
las bombitas de luz que cuelgan de los techos de Nos vamos a sentar contemplativos, como un
los cuartos pobres y de repente la que va a bailar compañero con Alzheimer, sobre una reposera
es la tierra y van a enloquecer las cintas de los taiwanesa y verde del Easy que tiene el agujero
gimnasios, que dirán que los Compañeros no para enchufar la botellita de agua mineral, cui-
quemaron ninguna caloría. Va a ser tremendo. dando que nuestros dedos no toquen la vereda
Es fácil hacerse el apocalíptico pero digamos escupida y servida por los Goldens que pasean
en nuestro honor que no dan los números. Sumen por la calle Paraguay, los perros oficiales del ba-
los pobres, sumen los egoísmos y la fatalidad geo- rrio, y aspirando el olor a pasto mojado de una
política. Un entierro lento pero eterno, sin pau- lluvia lejana que trae siempre el viento del Apo-
sas. Los valores de las propiedades de la zona nor- calipsis.
te se van a hundir también y los resentidos de Vamos a mirar pasar el caos, lookeados como
Flores y Barracas van a abrir sus botellas de Du para una batalla campal, con una remera blanca
de Saint Remy para festejar el final de un mundo :lealgodón -lo que se llama un básico- debajo
al que no saltaron a tiempo, le van a guiñar el ojo al le la campera, zapatillas para correr y bcrrnudas,
cuadríto de San Jorge que tienen en la cocina y VJn 11.1-1
180 The Palermo Manifesto

invada los sueños con deseos de errancia. Si uno


es tan apegado a lo intuitivo para las cosas priva-
das, por qué no con esto. Querer borrarse a Bu-
zios, a echar la lona en la Ioáo Fernandes para
siempre, no es sólo una tilinguería. ¡Andá a en-
vejecer en Nazca y Rivadavia! No se puede espe-
rar a ser totalmente sabio, a que te cuelguen las
El autor agradece a: Santiago Llach, Mercedes
pieles del pecho para definir el entorno ideal don-
Güiraldes, Mariana Cesario, Sol Prieto, Martín
de desplegar todas las condiciones, todas nues- Sivak, Amalia Sanz, Huili Raffo, Ernesto Se-
tras posibilidades como hombres. mán, Sergio Criscolo, Gabriel Puricelli, Paola Lu-
Nos vamos. Me voy. Si puedo elegir, prefiero cantis, Victoria Melián, Ignacio Usandivaras.
que no me esperen para decirme cosas persona-
les cuando baje los escalones, ni para dejarme te-
léfonos ni direcciones de mail. No me agradez-
can nada. Veo alguna gente conmovida que me
mira, como si me debiera algo. Veo a compañe-
ros que me quieren acercar a sus hijos para que
los bese. No sigan hombres, compañeros, sigan
ideas. No me niego a que dejen una moneda, si
les parece bien, si consideran justo que el compa-
ñero orador se dé una buena cena con las compa-
ñeras después de este esfuerzo.
Aprovechemos, entonces, que esta tarde cita
tiene un viento suave y cálido para perdernos.

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