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DE LA CIENCIA EN MÉXICO
LA INVESTIGACIÓN MATEMÁTICA
Del conjunto de problemas apuntados podemos extraer las perspectivas que existen
para el desarrollo de la ciencia en México o, mejor todavía, formular las condiciones
necesarias que se pueden establecer para acelerar y mejorar ese desarrollo. Para eso, nos
atendremos de manera estricta a las posibilidades reales que nuestro país tiene en la
actualidad y al propósito de que semejante desenvolvimiento redunde en beneficio de la
mayoría de los mexicanos.
Si sumamos los recursos económicos de que disponen los diversos centros de
investigación científica, grandes, medianos y pequeños que ya existen y funcionan, nos
encontramos con dos hechos notables: que el total representa un tanto por ciento ínfimo
en el conjunto de las erogaciones del gasto nacional, y, en segundo lugar, que la
distribución atomizada que se ha dado a dichos recursos ha llevado a un
desaprovechamiento parcial de los mismos. De tales hechos se desprenden dos
conclusiones: a) que el monto total destinado a la investigación científica debe ser
elevado y mantenido en ascenso continuo, y 6) que este presupuesto debe ser objeto de
un estudio cuidadoso, para que su distribución se haga conforme a un plan que permita
su aprovechamiento óptimo.
Considerando la arbitrariedad y la anarquía relativas que se advierten en cuanto a los
medios creados para el desenvolvimiento de las diferentes disciplinas, lo mismo que la
carencia de un criterio racional acerca de la clase de estudios que puedan reportar
mayores beneficios, entre los que son indispensables para satisfacer las necesidades
nacionales se impone la urgencia de formular un plan general y trazar un programa de
actividades. Tanto el plan como el programa establecido para su realización son
elementos requeridos para organizar la investigación científica como un sistema
nacional que sea congruente con las exigencias de nuestro desarrollo económico y cuyos
alcances de utilidad pública sean manifiestos. Es obvio que la eficacia de tal programa y
semejante plan radica decididamente en el hecho de que se logren armonizar los trabajos
de las distintas ciencias, sin que sufra mengua alguna la libertad de investigación, que es
una condición ineludible para la existencia de la actividad científica.
La organización racional de la investigación servirá, al propio tiempo, para dar
unidad a los trabajos que se realicen dentro de una misma ciencia y conectar entre sí a
las diversas disciplinas. También fomentará la cooperación recíproca entre los
investigadores y provocará el intercambio y la mutua discusión. Por otra parte, intensifi-
cará la preparación de nuevos hombres de ciencia y resolverá el problema práctico de su
incorporación gradual a las actividades de su especialidad. Asimismo, creará los
estímulos convenientes para el fomento de la producción científica en todos sus
aspectos. Finalmente, propiciará la comunicación y el intercambio dentro del territorio
nacional, lo mismo que el contacto estrecho, la cooperación y la información oportuna
con los investigadores de los otros países del mundo, sin hacer discriminaciones ni
establecer preferencias, puesto que la universalidad de la ciencia las excluye por
completo.
Para terminar, es preciso insistir en la necesidad de que, paralelamente a las
investigaciones que se emprendan, se suscite el análisis filosófico, riguroso y
sistemático, de los resultados alcanzados; se efectúe el examen estricto de los
fundamentos en que se apoyen dichas investigaciones, para someterlos a crítica, y se
trabaje continuamente sobre los procedimientos utilizados en las diversas ciencias, para
llegar a formular los métodos generales y las modalidades particulares a que deban
sujetarse en las distintas clases de problemas planteados al conocimiento. Además, es
interesante que se realicen estudios sobre la historia de la ciencia y de la técnica, para
analizar las condiciones sociales en que se producen y las influencias que ejercen
en el desarrollo general, comprender mejor sus alcances y discernir el aspecto humanista
de la ciencia y de la técnica. Por ultimo, todas las actividades científicas deben estar
abiertas a la critica y, lo que es más, deben auspiciarla; porque en ella es en donde se
manifiesta en su excelencia el vigoroso poder creador del pensamiento humano.