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Tomo I
Siglo XX
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Nuestra Historia. Manifiestos históricos de la lucha del pueblo de México por su
independencia, libertad, justicia, dignidad y soberanía.
Tomo I. El siglo XX.
1a ed., 2009
Presentación
Raquel Sosa Elízaga 7
Plan de Ayala
Emiliano Zapata. Noviembre de 1911 45
Plan de Guadalupe
Venustiano Carranza. 26 de marzo de 1913 51
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Nuestra Historia
El Artículo 3º
Francisco J. Múgica. Diciembre de 1916 59
Constitución de 1917
Congreso Constituyente. Febrero de 1917 63
Declaración de Morelia
I Conferencia Nacional de Estudiantes Democráticos
Mayo de 1963 153
Pliego petitorio
Consejo Estudiantil Universitario. Mayo de 1996 161
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Manifiesto a la Nación
Consejo Nacional de Huelga. Diciembre de 1968 167
Ideario
Partido de los Pobres. Marzo de 1973 173
Declaracion de Guadalajara
Tendencia democrática del Sindicato Único de Trabajadores
Electricistas de la República Mexicana. Abril de 1975 177
Primer congreso
Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Octubre de 1990 201
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Presentación
Desde hace dieciséis años, el gobierno de Carlos Salinas de Gortari inició una refor-
ma educativa cuyas últimas expresiones están plasmadas en la mal llamada Alianza
para la Calidad Educativa.
Como todos sabemos, esa reforma se propuso y llevó a cabo la descentralización
del sistema educativo, la reducción de recursos públicos para la educación, la aper-
tura a la privatización de escuelas normales y de universidades, la introducción de la
flexibilidad laboral y los sistemas de certificación para profesores, entre otros.
Salinas, Fox y Calderón dieron pasos importantes para que la reforma cum-
pliera su verdadero objetivo, que es someter a la educación pública a las normas, el
lenguaje y los objetivos del mercado y de las empresas. A eso le llamaron moderni-
zación educativa.
Parte importante de esa reforma fue el cambio de planes de estudio. Lo que hoy
se conoce como reforma integral de la educación básica ha tenido varios nombres,
pero significa esencialmente la introducción de las nociones de calidad, competen-
cia y certificación en las escuelas y el cambio completo de los planes y programas de
estudio para adecuarlos a estos conceptos.
Saber leer y escribir, saber contar y ejecutar órdenes son la base del “nuevo” sis-
tema educativo. Y es evidente que todo aquello en que los estudiantes puedan reco-
nocerse, con lo que puedan sentirse identificados, que tenga significado porque está
relacionado a su territorio, a su memoria, a la vida de su pueblo y de su comunidad,
no sólo sobra a esta reforma, sino que directamente estorba a sus planificadores.
Por eso es que tenemos que hacer un esfuerzo por recuperar nuestra identidad y
nuestra memoria. Este es una primera muestra de que hay otras maneras de conocer
la historia de nuestro país. Los libros Nuestra historia, en su etapa inicial, han sido
concebidos en dos tomos. El primero, trata de los acontecimientos históricos que
han marcado el siglo XX; y el segundo, de los acontecimientos que señalaron al siglo
XIX mexicano.
Sólo que los libros tienen una particularidad. No son, como los libros “oficiales”,
narraciones sin sentido ni contenido, que buscan solamente familiarizar a los estu-
diantes con el lenguaje empresarial, sino que son textos de la historia escritos por los
protagonistas de los acontecimientos históricos.
Hemos hecho una selección de manifiestos históricos de la lucha del pueblo
mexicano por su libertad, dignidad, justicia, soberanía a lo largo de dos siglos. L@s
maestr@s y estudiantes podrán conocer la obra de Morelos, Hidalgo, Juárez, Zapata,
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Nuestra Historia
Madero, Villa, Cárdenas, de los maestros, del movimiento estudiantil, de los parti-
cipantes en las luchas ferrocarrileras y en la lucha popular a través de sus propias
palabras, con el modo en que lo expresaron, en su momento, al pueblo de México.
Como toda colección de documentos, ésta es una colección limitada, que tiene
como objetivo interesar a estudiantes y profesores, a padres y madres de familia, a
integrantes de las comunidades y pueblos, en conocer y hacer suyos los valores, los
principios, la honestidad y la rectitud de quienes han luchado para hacer de México
una patria libre y con dignidad. No es la historia de los capitalistas, no es la historia
del clero, no es la historia de los mafiosos de la política.
Con la ayuda de estos textos, los lectores podrán hacer ejercicios en el aula o
en la casa para descubrir en qué circunstancias fueron escritos, pero sabrán lo que
supieron muchos antes de nosotros: cuáles fueron las razones profundas de las ac-
ciones de los hombres y mujeres que han marcado nuestra historia y, más aún, de
qué manera analizaban los grandes problemas que han aquejado a nuestra nación
desde antes de nuestra independencia.
Esto nos vincula a ellos, como tendrán ocasión de demostrarlo quienes se
acerquen a los textos, de un modo tan profundo e indeleble, que ni la mediocridad
de los textos oficiales ni las mentiras repetidas de los medios de comunicación
podrán hacer desaparecer. Por eso vale la pena el esfuerzo inmenso que ha signi-
ficado sacar adelante esta edición, con el apoyo, trabajo y patrocinio de los inte-
grantes del Comité Ejecutivo Nacional Democrático de la Coordinadora Nacional
de Trabajadores de la Educación. Si logramos su difusión, habremos hecho, al
menos un pequeño esfuerzo por evitar que el feroz neoliberalismo logre su objeti-
vo de borrarnos y borrar nuestra historia y la de todos los que dieron su vida por
transformar a México. Vale la pena.
20 de noviembre de 2009
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Presentación
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El derecho a la educación:
cómo intentan los neoliberales
destruir hasta su memoria
Cuando en 1992 lanzó el genio del mal, Carlos Salinas, la iniciativa de realizar una
reforma educativa, las piezas parecían ya perfectamente bien colocadas: en la direc-
ción del Sindicato magisterial, su incondicional Elba Esther Gordillo, quien sería la
encargada por tiempo indefinido de controlar y reprimir cualquier descontento de
los maestros; la sucesión de crisis económicas y políticas de ajuste habían dejado en
tan mal estado a las instituciones públicas, que la oferta de modernizarlas sonaba
atractiva; y para estar a tono con los tiempos, la adopción del lenguaje empresarial
de competencias y certificación parecían completamente adecuados para iniciar en
los mejores términos posibles la relación con el Banco Mundial.
Nadie nunca tuvo que explicar qué era exactamente eso que llamaban la cali-
dad educativa. Lo que era evidente era que éste sería, en adelante, el principio por
el que se regiría una política pública que daba por hecho que los programas de
gobiernos anteriores, que al menos en el discurso estaban basados en la intención
de cumplir con el derecho a una educación pública universal y gratuita, pasaban a
considerarse asuntos del pasado. Lo que a partir de entonces verdaderamente im-
portaría sería establecer un control, de abajo hacia arriba, basado en la imposición
de la obligación a los padres y madres de familia de contribuir al gasto educativo,
es decir, aportar recursos para el mantenimiento de las escuelas y la realización de
actividades escolares; y de otra parte, disolver el obstáculo que representaban los
maestros para la realización de una reforma a fondo.
De acuerdo con algunos autores, la modernización educativa significó, en los
hechos, una reducción del orden del 35% del presupuesto educativo entre 1992 y
1996. Las movilizaciones de inconformidad de los maestros, al menos los primeros
años, se orientaron a la denuncia del cacicazgo de la dirigente sindical y a exigir
mejores condiciones de trabajo y mayor salario. Todo sería canalizado (y disuelto,
de una u otra forma), en los estados. No se presentaron marchas ni conflictos por
un tiempo en la capital. La propia disidencia magisterial acarició la idea de ganar
espacios en el sindicato mediante la conquista de las secciones estatales, y no en una
disputa de orden general. Y mientras tanto, se firmaron uno tras otro los convenios
que garantizaban que el Banco Mundial tomaría control completo de todos los
niveles y del conjunto del sistema educativo del país.
La reforma avanzó, no sin cierto escándalo, cuando llegó a los libros de tex-
to gratuito. La orgullosa celebración del quinto centenario del encuentro de dos
mundos, como se dio en llamar a la conquista de América, debió ceder el paso al
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Nuestra Historia
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El desorden que han producido cerca de veinte años de gobierno neoliberal son,
seguramente, más graves que lo que los “especialistas autores de los textos” dicen
que produjeron los zapatistas (los de entonces, y los de ahora). No les importa. Lle-
gado el momento, quienes se ostentan como autoridades educativas señalaron que
el verdadero objetivo de su reforma era cambiar la composición del gasto e incre-
mentar la inversión. Eso quiere decir, fundamentalmente, que era tiempo –desde
su punto de vista- para dar un golpe maestro a la educación: asegurar que se convir-
tiera en un negocio y que ese negocio se realizara, con los menores contratiempos
posibles, a partir de los recursos públicos destinados a ese sector.
De manera que pusieron manos a la obra y nombraron a su nueva empresa:
“Alianza para la calidad educativa”. Esta vez, de lo que se trataría sería de reducir
no sólo el número de maestros contratados, incrementando el número de alumnos,
sino de modificar por completo las condiciones de su contratación, introduciendo
personal interino permanente, sujeto a las nuevas condiciones de certificación. Por
su parte, las cuotas voluntarias se tornarían obligatorias y los planes de estudio se
reorganizarían a partir de las consideraciones empresariales sobre las necesarias
competencias básicas: saber leer y escribir, saber contar y ejecutar órdenes. Todo
esto sería finamente complementado con la adquisición de computadoras, lo cual
aseguraba que no hubiera errores de transmisión de las instrucciones: gradualmen-
te, la función del maestro sería sustituida por un facilitador.
Al resto del sistema educativo se aplicó una reforma que podríamos llamar
inversa. En lugar de que los planes de estudio determinaran la certificación de los
estudiantes, ahora la certificación determina los planes de estudio. Y basados en
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Esta es la razón por la que resulta tan fundamental volver sobre nuestros pasos y
reconstruir nuestra historia, pero no para pegar los pedazos en que la dejaron los
neoliberales, sino para reencontrar el sentido verdadero y profundo que le han dado
nuestros pueblos. El conocimiento no puede ser ajeno a las preguntas y problemas
que éstos se plantean, como tampoco puede ignorar nuestros saberes, tradiciones,
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Nuestra Historia
Octubre de 2009
Raquel Sosa Elízaga
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Programa del Partido
Liberal Mexicano
Reformas constitucionales
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Nuestra Historia
Extranjeros
15. Prescribir que los extranjeros, por el solo hecho de adquirir bienes raíces,
pierden su nacionalidad primitiva y se hacen ciudadanos mexicanos.
16. Prohibir la inmigración china.
Capital y trabajo
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27. Obligar a los patronos a pagar indemnización por accidentes del trabajo.
28. Declarar nulas las deudas actuales de los jornaleros de campo para con los
amos.
29. Adoptar medidas para que los dueños de tierras no abusen de los medieros.
30. Obligar a los arrendadores de campos y casas a que indemnicen a los arren-
datarios de sus propiedades por las mejoras necesarias que dejen en ellas.
31. Prohibir a los patronos, bajo severas penas, que paguen al trabajador de
cualquier otro modo que no sea con dinero efectivo; prohibir y castigar que
se impongan multas a los trabajadores o se les hagan descuentos de su jornal
o se retarde el pago de la raya por más de una semana o se niegue al que se
separe del trabajo el pago inmediato de lo que tiene ganado; suprimir las
tiendas de raya.
32. Obligar a todas las empresas o negociaciones a no ocupar entre sus emplea-
dos y trabajadores sino una minoría de extranjeros. No permitir en ningún
caso que trabajos de la misma clase se paguen peor al mexicano que al ex-
tranjero en el mismo establecimiento, o que a los mexicanos se les pague en
otra forma que a los extranjeros.
33. Hacer obligatorio el descanso dominical.
Tierras
34. Los dueños de tierras están obligados a hacer productivas todas las que po-
sean; cualquier extensión de terreno que el poseedor deje improductiva la
recobrará el Estado y la empleará conforme a los artículos siguientes:
35. A los mexicanos residentes en el extranjero que lo soliciten los repatriará el
Gobierno pagándoles los gastos de viaje y les proporcionará tierras para su
cultivo.
36. El Estado dará tierras a quienquiera que lo solicite, sin más condición que
dedicarlas a la producción agrícola y no venderlas. Se fijará la extensión
máxima de terrenos que el Estado pueda ceder a una persona.
37. Para que este beneficio no, sólo aproveche a los pocos que tengan elementos
para el cultivo de las tierras, sino también a los pobres que carezcan de estos
elementos, el Estado creará o fomentará un Banco Agrícola que hará a los
agricultores pobres préstamos con poco rédito y redimibles a plazos.
Impuestos
38. Abolición del impuesto sobre capital moral y del de capitalización, quedan-
do encomendado al Gobierno el estudio de los mejores medios para dismi-
nuir el impuesto del timbre hasta que sea posible su completa abolición.
39. Suprimir toda contribución para capital menor de $100.00, exceptuándose
de este privilegio los templos y otros negocios que se consideran nocivos y
que no deben tener derecho á las garantías de las empresas útiles.
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40. Gravar el agio, los artículos de lujo, los vicios y aligerar de contribuciones los
artículos de primera necesidad. No permitir que los ricos ajusten igualas con
el Gobierno para pagar menos contribuciones de las que les impone la ley.
Puntos generales
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Cláusula Especial
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Llamamiento al pueblo mexicano,
dirigido desde la penitenciaria de
Monterrey, Nuevo León
Mexicanos:
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mío, que no fue para favorecer la fuga del licenciado, sino para evitar que se come-
tiesen atentados contra él por personas que no aparecían como representantes de
la autoridad, pero que de ninguna manera hubiese constituido un delito, sirvió de
pretexto para que se me redujera a prisión y después para detenerme en ella, se me
acusa de ultrajes al Primer Magistrado de la Nación, ultrajes que se encuentran en
un discurso confeccionado por el Sr. Lic. Juan R. Orcí, y que según él, pronuncié
en San Luis Potosí. Este señor me acompañó desde México, comisionado induda-
blemente para tal objeto.
Si he narrado lo anterior, es porque me creo con el deber de dar cuenta a mis
conciudadanos de todos mis actos. No es cierto que haya ultrajado al Primer Ma-
gistrado de la Nación en mi discurso de San Luis, en el cual ni siquiera me referí a
él, como lo podrán comprobar todos las que lo lean, pues fue publicado desde antes
que se me privase de mi libertad.
El atentado de que he sido víctima a la vez que se cometen atentados semejan-
tes contra mis partidarios en diversas partes de la República, es con la intención de
amedrentar a los independientes para alejarlos de las urnas electorales el 26 del ac-
tual, y lograr por medio del fraude, el triunfo de las candidaturas reeleccionistas.
Y si digo fraude, es porque desde ahora se prepara, cometiéndose por las auto-
ridades innumerables irregularidades.
Pero una elección fraudulenta, ni puede tener ningún título de legalidad, ni
puede ser aceptada por el pueblo.
Por tal motivo, recuerdo a todos los mexicanos que todo poder dimana del
pueblo, y que éste ejerza su soberanía el día de las elecciones.
Deseo, pues, que el 26 del actual, el Pueblo Mexicano en ejercicio de los dere-
chos que le reconoce la Constitución y haciendo uso de su soberanía, designe los
electores que verdaderamente lo representen y conozcan sus aspiraciones; además
de esto, recomiendo a mis partidarios que para hacer este nombramiento ajusten
sus actos a la ley, especialmente a la electoral; que respeten escrupulosamente los
derechos de mis adversarios políticos; que no vayan a suplantar ni una firma, ni a
cometer ninguna irregularidad, pues si he de llegar al poder, que sea por el voto de
la mayoría de mis conciudadanos, emitido conforme a la ley, porque en verdad ¡me
avergonzaría de llegar a él por medio del fraude!
Pero así como pretendo que mis partidarios ajusten todos sus actos a ley, es
preciso que exija igual comportamiento a nuestros adversarios políticos, aunque en
su número se encuentre comprendida la mayoría de las autoridades, pues, lo repito,
el día designado por la Constitución para las elecciones, es el día en que el pueblo,
investido de su soberanía, ejerce la autoridad suprema. El pueblo está legítima-
mente representado frente a cada casilla electoral por la mayoría de los votantes allí
reunidos; así es que ninguna autoridad puede impedirle en ese día el libre ejercicio
de sus derechos, siempre que ciña sus actos a la ley electoral.
En resumen, suplico a mis partidarios ajusten todos sus actos a la Ley y respe-
ten escrupulosamente los derechos de sus adversarios; pero que también exijan a
estos últimos el cumplimiento de la ley y los obliguen a respetarles sus derechos.
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Plan de San Luis Potosí
Los pueblos, en su esfuerzo constante porque triunfen los ideales de libertad y justi-
cia, se ven precisados en determinados momentos históricos a realizar los mayores
sacrificos.
Nuestra querida Patria ha llegado a uno de esos momentos: una tiranía que los
mexicanos no estábamos acostumbrados a sufrir, desde que conquistamos nuestra
independencia, nos oprime de tal manera, que ha llegado a hacerse intolerable.
En cambio de esta tiranía se nos ofrece la paz, pero es una paz vergonzosa para el
pueblo mexicano, porque no tiene por base el derecho, sino la fuerza; porque no
tiene por objeto el engrandecimiento y prosperidad de la Patria, sino enriquecer un
pequeño grupo que, abusando de su influencia, ha convertido los puestos públicos
en fuente de beneficios exclusivamente personales, explotando sin escrúpulos las
concesiones y contratos lucrativos.
Tanto el poder Legislativo como el Judicial están completamente supeditados
al Ejecutivo; la división de los poderes, la soberanía de los Estados, la libertad de los
Ayuntamientos y los derechos del ciudadano sólo existen escritos en nuestra Carta
Magna; pero, de hecho, en México casi puede decirse que reina constantemente la
Ley Marcial; la justicia, en vez de impartir su protección al débil, sólo sirve para
legalizar los despojos que comete el fuerte; los jueces, en vez de ser los represen-
tantes de la Justicia. son agentes del Ejecutivo, cuyos intereses sirven fielmente; las
cámaras de la Unión no tienen otra voluntad que la del Dictador; los gobernadores
de los Estados son designados por él y ellos a su vez designan e imponen de igual
manera las autoridades municipales.
De esto resulta que todo el engranaje administrativo, judicial y legislativo obe-
dece a una sola voluntad, al capricho del general Porfirio Díaz, quien en su larga
administración ha demostrado que el principal móvil que lo guía es mantenerse en
el poder y a toda costa.
Hace muchos años se siente en toda la República profundo malestar. debido
a tal régimen de Gobierno; pero el general Díaz, con gran astucia y perseverancia,
había logrado aniquilar todos los elementos independientes, de manera que no era
posible organizar ninguna clase de movimiento para quitarle el poder de que tan
mal uso hacía. El mal se agravaba constantemente, y el decidido empeño del gene-
ral Díaz de imponer a la Nación un sucesor, y siendo éste el señor Ramón Corral,
llevó ese mal a su colmo y determinó que muchos mexicanos, aunque carentes de
reconocida personalidad política, puesto que había sido imposible labrársela du-
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Plan
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bramiento sea ratificado per el Presidente Provisional tan pronto como sea
posible.
11º Las nuevas autoridades dispondrán de todos los fondos que se encuentren
en todas las oficinas públicas para los gastos ordinarios de la administración;
para los gastos de la guerra, contratarán empréstitos voluntarios o forzosos.
Estos últimos sólo con ciudadanos o instituciones nacionales. De estos em-
préstitos se llevará una cuenta escrupulosa y se otorgarán recibos en debida
forma a los interesados a fin de que al triunfar la revolución se les restituya
lo prestado.
Transitorio
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Conciudadanos:
Si os convoco para que toméis las armas y derroquéis al Gobierno del general Díaz,
no es solamente por el atentado que cometió durante las últimas elecciones, sino
para salvar a la Patria del porvenir sombrío que le espera continuando bajo su dic-
tadura y bajo el gobierno de la nefanda oligarquía científica, que sin escrúpulo y a
gran prisa están absorbiendo y dilapidando los recursos nacionales, y si permitimos
que continúe en el poder, en un plazo muy breve habrán completado su obra: habrá
llevado al pueblo a la ignominia y lo habrá envilecido; le habrán chupado todas
sus riquezas y dejado en la más absoluta miseria; habrán causado la bancarrota
de nuestra Patria, que débil, empobrecida y maniatada se encontrará inerme para
defender sus fronteras, su honor y sus instituciones.
Por lo que a mí respecta, tengo la conciencia tranquila y nadie podrá acusarme
de promover la revolución por miras personales, pues está en la conciencia na-
cional que hice todo lo posible para llegar a un arreglo pacífico y estuve dispuesto
hasta a renunciar mi candidatura siempre que el general Díaz hubiese permitido a
la Nación designar aunque fuese al Vicepresidente de la República; pero, dominado
por incomprensible orgullo y por inaudita soberbia, desoyó la voz de la Patria y
prefirió precipitarla en una revolución antes de ceder un ápice, antes de devolver al
pueblo un átomo de sus derechos, antes de cumplir, aunque fuese en las postrime-
rías de su vida, parte de las promesas que hizo en la Noria y Tuxtepec.
Él mismo justificó la presente revolución cuando dijo: “Que ningún ciudadano
se imponga y perpetúe en el ejercicio del poder y ésta será la última revolución. “
Si en el ánimo del general Díaz hubiesen pesado más los intereses de la Patria
que los sórdidos intereses de él y de sus consejeros, hubiera evitado esta revolución,
haciendo algunas concesiones al pueblo; pero ya que no lo hizo... ¡ tanto mejor!, el
cambio será más rápido y más radical, pues el pueblo mexicano, en vez de lamen-
tarse como un cobarde, aceptará como un valiente el reto, y ya que el general Díaz
pretende apoyarse en la fuerza bruta para imponerle un yugo ignominioso, el pue-
blo recurrirá a esa misma fuerza para sacudirse ese yugo, para arrojar a ese hombre
funesto del poder y para reconquistar su libertad.
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Manifiesto a la Nación
Mexicanos:
Cuando, según el Plan de San Luis Potosí, os invité a tomar las armas para reconquis-
tar las libertades y los derechos perdidos, acudisteis a mi llamado y, en seis meses,
debido a nuestro heroico esfuerzo, derrocamos al régimen dictatorial que por trein-
ta y cinco años oprimió a la patria. Hemos obtenido un triunfo completo. En lo su-
cesivo la justicia será igual lo mismo para el rico que para el pobre, para el poderoso
o para el humilde; la libertad cobijará en sus anchos pliegues a todos los mexicanos
para que, unidos fraternalmente trabajemos por el engrandecimiento de la patria.
De haberse continuado la revolución hasta el fin, hubiera sido yo quien gober-
nara el país en calidad de Presidente Provisional y quien convocara a elecciones
generales, según lo estipulado en el mismo Plan de San Luis Potosí, pero a fin de
terminar la guerra fratricida nos vimos obligados a probar que no era el triunfo
de determinadas personalidades, sino el de vigorosos principios el que deseába-
mos. Éstos han triunfado; hemos asegurado el porvenir de la República, bajo un
régimen de absoluta libertad.
El general Díaz y don Ramón Corral presentaron sus renuncias, y, aceptadas,
dejaron el poder al señor licenciado don Francisco de la Barra (sic). En vista de
esto, me pareció obrar de acuerdo con los intereses de la Patria, suspendiendo las
hostilidades y poniendo punto final a sangrienta guerra fratricida.
Tanto en los campos de batalla como en el territorio entero de la Repúbli-
ca, debe reconocerse, como legítima autoridad, al licenciado don Francisco de la
Barra, quien llegó al poder por acuerdo mutuo de ambos partidos contendientes.
Es imposible que yo siga asumiendo el cargo de Presidente Provisional, y por ese
motivo hago formal renuncia ante la Nación y ante todos mis compatriotas que me
siguieron, cuando los invité a los comicios en junio del año próximo pasado, y que
después me siguieron con las armas en la mano para reconquistar sus libertades.
Así espero que ahora todos secunden mis esfuerzos para restablecer pronta-
mente la paz y la tranquilidad de la República. Muy pronto el pueblo mexicano
disfrutará el bienestar que debe proporcionarle el nuevo régimen de gobierno que
hoy se inaugura, con la Presidencia del señor de la Barra, quien ha admitido tan alto
y honroso puesto, únicamente con la mira de servir a su Patria y de ser un inter-
mediario ante el gobierno despótico del general Díaz, y el gobierno eminentemente
Popular que resultará de las próximas elecciones generales.
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Manifiesto del Partido Liberal Mexicano
Mexicanos:
La Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano ve con simpatía vuestros es-
fuerzos para poner en práctica los altos ideales de emancipación política, económi-
ca y social, cuyo imperio sobre la tierra pondrá fin a esa ya bastante larga contienda
del hombre contra el hombre, que tiene su origen en la desigualdad de fortunas que
nace del principio de la propiedad privada.
Abolir ese principio significa el aniquilamiento de todas las instituciones políti-
cas, económicas, sociales, religiosas y morales que componen el ambiente dentro del
cual se asfixian la libre iniciativa y la libre asociación de los seres humanos que se ven
obligados, para no perecer, a entablar entre si una encarnizada competencia, de la
que salen triunfantes, no los más buenos, ni los más abnegados, ni los mejor dotados
en lo físico, en lo moral o en lo intelectual, sino los más astutos, las más egoístas, los
menos escrupulosos, los más duros de corazón, los que colocan su bienestar perso-
nal sobre cualquier consideración de humana solidaridad y de humana justicia.
Sin el principio de la propiedad privada no tiene razón de ser el gobierno, nece-
sario tan sólo para tener a raya a los desheredados en sus querellas o en sus rebeldías
contra los detentadores de la riqueza social; ni tendrá razón de ser la Iglesia, cuyo ex-
clusivo objeto es estrangular en el ser humano la innata rebeldía contra la opresión
y la explotación por la prédica de la paciencia, de la resignación y de la humildad,
acallando los gritos de los instintos más poderosos y fecundos con la práctica de
penitencias inmorales, crueles y nocivas a la salud de las personas, y, para que los
pobres no aspiren a los goces de la tierra y constituyan un peligro para los privilegios
de los ricos, prometen a los humildes, a los más resignados, a los más pacientes, un
cielo que se mece en el infinito, más allá de las estrellas que se alcanzan a ver...
Capital, Autoridad, Clero: he ahí la trinidad sombría que hace de esta bella
tierra un paraíso para los que han logrado acaparar en sus garras por la astucia,
la violencia y el crimen, el producto del sudor, de la sangre, de las lágrimas y del
sacrificio de miles de generaciones de trabajadores, y un infierno para los que con
sus brazos y su inteligencia trabajan la tierra, mueven la maquinaria, edifican las
casas, transportan los productos, quedando de esa manera dividida la humanidad
en dos clases sociales de intereses diametralmente opuestos: la clase capitalista y
la clase trabajadora; la clase que posee la tierra, la maquinaria de producción y los
medios de transportación de las riquezas, y de la clase que no cuenta más que con
sus brazos y su inteligencia para proporcionarse el sustento.
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Entre estas dos clases sociales no puede existir vinculo alguno de amistad ni de
fraternidad, porque la clase poseedora está siempre dispuesta a perpetuar el siste-
ma económico, político y social que garantiza el tranquilo disfrute de sus rapiñas,
mientras la clase trabajadora hace esfuerzos por destruir ese sistema inicuo para
instaurar un medio en el cual la tierra, las casas, la maquinaria de producción y los
medios de transportación sean de uso común.
Mexicanos: El Partido Liberal Mexicano reconoce que todo ser humano, por
el solo hecho de venir a la vida, tiene derecho a gozar de todas y cada una de las
ventajas que la civilización moderna ofrece, porque esas ventajas son el producto
del esfuerzo y del sacrificio de la clase trabajadora de todos los tiempos.
El Partido Liberal Mexicano reconoce, como necesario, el trabajo para la sub-
sistencia, y, por lo tanto, todos, con excepción de los ancianos, de los impedidos
e inútiles y de los niños, tienen que dedicarse a producir algo útil para poder dar
satisfacción a sus necesidades.
El Partido Liberal Mexicano reconoce que el llamado derecho de propiedad indi-
vidual es un derecho inicuo, porque sujeta al mayor número de seres humanos a tra-
bajar y a sufrir para la satisfacción y el ocio de un pequeño número de capitalistas.
El Partido Liberal Mexicano reconoce que la Autoridad y el Clero son el sostén
de la iniquidad Capital, y por lo tanto, la Junta Organizadora del Partido Liberal
Mexicano ha declarado solemnemente guerra a la Autoridad, guerra al Capital,
guerra al Clero.
Contra el Capital, la Autoridad y el Clero el Partido Liberal Mexicano tiene
enarbolada la bandera roja en los campos de la acción en México, donde nuestros
hermanos se baten como leones, disputando la victoria a las huestes de la burguesía
o sean: maderistas, reyistas, vazquistas, científicos, y tantas otras cuyo único propó-
sito es encumbrar a un hombre a la primera magistratura del país, para hacer nego-
cio a su sombra sin consideración alguna a la masa entera de la población de México,
y reconociendo, todas ellas, como sagrado, el derecho de propiedad individual.
En estos momentos de confusión, tan propicios para el ataque contra la opre-
sión y la explotación; en estos momentos en que la Autoridad, quebrantada, des-
equilibrada, vacilante, acometida por todos sus flancos por las fuerzas de todas las
pasiones desatadas, por la tempestad de todos los apetitos avivados por la esperan-
za de un próximo hartazgo; en estos momentos de zozobra, de angustia, de terror
para todos los privilegios, masas compactas de desheredados invaden las tierras,
queman los títulos de propiedad, ponen las manos creadoras sobre la fecunda tie-
rra y amenazan con el puño a todo lo que ayer era respetable: Autoridad y Clero;
abren el surco, esparcen la semilla y esperan, emocionados, los primeros frutos de
un trabajo libre.
Éstos son, mexicanos, los primeros resultados prácticos de la propaganda y de
la acción de los soldados del proletariado, de los generosos sostenedores de nues-
tros principios igualitarios, de nuestros hermanos que desafían toda imposición y
toda explotación con este grito de muerte para todos los de arriba y de vida y de
esperanza para todos los de abajo: ¡Viva Tierra y Libertad!
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familia toma un pedazo, además del grave peligro que se corre de caer nuevamente
en el sistema capitalista, pues no faltarán hombres astutos o que tengan hábitos
de ahorro que logren tener más que otros y puedan a la larga poder explotar a sus
semejantes; además de este grave peligro está el hecho de que si una familia trabaja
un pedazo de tierra, tendrá quetrabajar tanto o más que como se hace hoy bajo el
sistema de la propiedad individual para obtener el mismo resultado mezquino que
se obtiene actualmente; mientras que si se une la tierra y la trabajan en común los
campesinos, trabajaran menos y producirán más. Por supuesto que no ha de faltar
tierra para que cada persona pueda tener su casa y un buen solar para dedicarlos
a los usos que sean de su agrado. Lo mismo que se dice del trabajo en común de
la tierra, puede decirse del trabajo en común de la fábrica, del taller, etcétera; pero
cada quien, según su temperamento, según sus gustos, según sus inclinaciones po-
drá escoger el género de trabajo que mejor le acomode, con tal de que produzca lo
suficiente para cubrir sus necesidades y no sea una carga para la comunidad.
Obrándose de la manera apuntada, esto es, siguiendo inmediatamente a la
expropiación la organización de la producción libre ya de amos y basada en las
necesidades de los habitantes de cada región, nadie carecerá de nada a pesar del
movimiento armado, hasta que, terminado este movimiento con la desaparición
del último burgués y de la última autoridad o agente de ella, hecha pedazos la ley
sostenedora de privilegios y puesto todo en manos de los que trabajan, nos estre-
chemos todos en fraternal abrazo y celebremos con gritos de júbilo la instauración
de un sistema que garantizará a todo ser humano el pan y la libertad,
Mexicanos: Por esto es por lo que lucha el Partido Liberal Mexicano. Por esto
es por lo que derrama su sangre generosa una pléyade de héroes, que se baten bajo
la bandera roja al grito prestigioso de ¡Tierra y Libertad!
Los liberales no han dejado caer las armas a pesar de los tratados de paz del
traidor Madero con el tirano Díaz, y a pesar también, de las incitaciones de la bur-
guesía, que ha tratado de llenar de oro sus bolsillos, y esto ha sido así, porque
los liberales somos hombres convencidos de que la libertad política no aprovecha a los
pobres, sino a los cazadores de empleos, y nuestro objeto no es alcanzar em-
pleos ni distinciones, sino arrebatarlo todo de las manos de la burguesía, para que
todo quede en poder de los trabajadores.
La actividad de las diferentes banderías políticas que en estos momentos se
disputan la supremacía, para hacerla que triunfe, exactamente lo mismo que hizo el
tirano Porfirio Díaz, porque ningún hombre, por bien intencionado que sea, puede
hacer algo en favor de la clase pobre cuando se encuentra en el Poder; esa actividad
ha producido el caos que debemos aprovechar los desheredados, tomando ventajas
de las circunstancias especiales en que se encuentra el país, para poner en práctica,
sin pérdida de tiempo, sobre la marcha, los ideales sublimes del Partido Liberal
Mexicano, sin esperar a que se haga la paz para efectuar la expropiación, pues para
entonces ya se habrán agotado las existencias de efectos en las tiendas, graneros,
almacenes y otros depósitos, y como al mismo tiempo, por el estado de guerra en
que se habrá encontrado el país, la producción se habrá suspendido, el hambre
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Nuestra Historia
el delito de ser pobre; obligado a alquilar sus brazos en trabajos que no son de su
agrado; mal retribuido, despreciado por todos los que saben más que él o por los
que por dinero se creen superiores a los que nada tienen; ante la expectativa de una
vejez tristísima y de una muerte de animal despedido de la cuadra por inservible;
inquieta ante la posibilidad de quedar sin trabajo de un día para otro; obligado a ver
como enemigo aun a los mismos de su clase, porque no sabe quién de ellos será el
que vaya a alquilarse por menos de lo que él gana, es natural que en estas circuns-
tancias se desarrollen en el ser humano instintos antisociales y sean el crimen, la
prostitución, la deslealtad, los naturales frutos del viejo y odioso sistema, que que-
remos destruir hasta en sus más profundas raíces para crear uno nuevo de amor, de
igualdad, de justicia, de fraternidad, de libertad.
¡Arriba todos como un solo hombre! En las manos de todos están la tranqui-
lidad, el bienestar, la libertad, la satisfacción de todos los apetitos sanos; pero no
nos dejemos guiar por directores; que cada quien sea el amo de sí mismo; que todo
se arregle por el consentimiento mutuo de las individualidades libres. ¡Muera la
esclavitud! ¡Muera el hambre! ¡Viva Tierra y Libertad!
Mexicanos: con la mano puesta en el corazón y con nuestra conciencia tranqui-
la, os hacemos un formal y solemne llamamiento a que adoptéis, todos, hombres
y mujeres los altos ideales del Partido Liberal Mexicano. Mientras haya pobres y
ricos, gobernantes y gobernados, no habrá paz, ni es de desearse que la haya porque
esa paz estaría fundada en la desigualdad política, económica y social, de millones
de seres humanos que sufren hambre, ultrajes, prisión y muerte, mientras una pe-
queña minoría goza toda suerte de placeres y de libertades por no hacer nada.
¡A la lucha!; a expropiar con la idea del beneficio para todos y no para unos
cuantos, que esta guerra no es una guerra de bandidos, sino de hombres y mujeres
que desean que todos sean hermanos y gocen, como tales, de los bienes que nos
brinda la Naturaleza y el brazo y la inteligencia del hombre han creado, con la única
condición de dedicarse cada quien a un trabajo verdaderamente útil.
La libertad y el bienestar están al alcance de nuestras manos. El mismo esfuerzo
y el mismo sacrificio que cuesta elevar a un gobernante, esto es, un tirano, cuesta
la expropiación de los bienes que detentan los ricos. A escoger, pues: o un nuevo
gobernante, esto es, un nuevo yugo, o la expropiación salvadora y la abolición de
toda imposición religiosa, política o de cualquier otro orden.
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Plan de Ayala
Plan libertador de los hijos del Estado de Morelos, afiliados al Ejército insurgente
que defienden el cumplimiento del Plan de San Luis Potosí con las Reformas que ha
creído conveniente aumentar en beneficio de la Patria Mexicana.
Los que suscribimos, constituidos en Junta Revolucionaria para sostener y lle-
var a cabo las promesas que hizo la revolución de 20 de noviembre de 1910, próxi-
mo pasado, declaramos solemnemente ante la faz del mundo civilizado que nos
juzga y ante la Nación á que pertenecemos y amamos, los principios que hemos
formulado para acabar con la tiranía que nos oprime; y redimir á la patria de las
dictaduras que se nos imponen las cuales quedan determinadas en el siguiente
Plan
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Pueblo mexicano: apoyad con las armas en la mano este Plan, y hareis la prosperi-
dad y bienestar de la Patria.
Justicia y Ley
Ayala, Nov. 28-1911
28 de noviembre de 1911
Emiliano Zapata
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Plan de Guadalupe
Manifiesto a la Nación
PLAN
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Nuestra Historia
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Manifiesto de Francisco Villa
al pueblo de México
Al Pueblo Mexicano:
Al derrocamiento del gobierno democrático del señor Madero, obra grandiosa del
movimiento revolucionario de 1910, el pueblo mexicano se lanzó de nuevo a la
conquista de sus libertades, demostrando a la nación y al mundo entero que han
terminado para siempre en nuestro país los gobiernos impuestos por la fuerza y
que sólo aceptará y respetará a los emanados de la voluntad popular.
La palabra CONSTITUCIONALISMO grabada sobre los colores de nuestra
bandera, encierra todo el programa político de la Revolución, dentro del cual serán
resueltas sobre bases legales y por ende estables, las reformas encaminadas al mejo-
ramiento social y económico de nuestro pueblo.
Aunque el plan de Guadalupe, lanzado por el C. Venustiano Carranza, ofrecía
solamente el restablecimiento del Gobierno Constitucional, fue aceptado sin em-
bargo por los jefes revolucionarios, porque confiaban en que el Primer Jefe de la
Revolución era partidario de establecer no sólo un gobierno democrático sino las
reformas económico-sociales indispensables para asegurar el mejoramiento de las
clases desheredadas.
Desgraciadamente, los actos del señor Carranza, y sus declaraciones, engen-
draron en el ánimo de muchos revolucionarios el temor de no ver realizados los
compromisos que la revolución había contraído con el pueblo.
La División del Norte, que había sido objeto de las intrigas políticas del señor
Carranza, temiendo más que cualquiera otra que fueran defraudados los ideales
revolucionarios, propuso, de acuerdo con el Cuerpo del Ejército del Noroeste, en
las conferencias de Torreón, el establecimiento de una Convención sobre bases de-
mocráticas, para obligar al Primer Jefe a cumplir con el programa revolucionario,
garantizando el establecimiento de un gobierno democrático y las reformas nece-
sarias en beneficio del pueblo.
El señor Carranza se rehusó a aceptar la Convención sobre las bases propuestas
en el pacto de Torreón y resolvió que al entrar a la capital de la República el Ejército
Constitucionalista, convocaría a una Junta a los generales y a los gobernadores de
los Estados para estudiar los problemas políticos y sociales de la Revolución.
Si la División del Norte había perdido la confianza en el Primer Jefe, no podía
tenerla tampoco en una Junta cuyos miembros eran de hecho designados por él,
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Nuestra Historia
supuesto que él era quien tenía facultades para conferir el grado de General y para
nombrar a los gobernadores, por lo que tendría siempre una mayoría asegurada.
Al tomar posesión el señor Carranza de la ciudad de México, debido al triunfo
de las armas revolucionarias, en el que la opinión pública ahora y la historia ma-
ñana, han puesto y pondrán en el lugar que corresponde a la División del Norte,
empezaron a revelarse, de una manera fuera de toda duda, las intenciones del señor
Carranza de permanecer en el Poder un tiempo indefinido y gobernar con un ab-
solutismo que ningún gobierno había tenido en nuestra historia.
El Primer Jefe rehusó aceptar el título de Presidente Interino que, conforme
al mismo Plan de Guadalupe, le correspondía, y que lo colocaba bajo restricciones
constitucionales, conservando únicamente el de Primer Jefe del Ejército Consti-
tucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo. Varió la fórmula de la protesta cons-
titucional. No formó su gabinete de acuerdo con la Constitución, dejando a los
encargados de su administración con el carácter de Oficiales Mayores. Asumió en
su persona los tres Poderes constitucionales, suprimiendo las autoridades judicia-
les y dejando la vida y los intereses de los mexicanos al arbitrio de Jefes milita-
res, sin restricción legal alguna. Decretó reformas constitucionales de la exclusiva
competencia de las Cámaras, como la supresión del Territorio de Quintana Roo.
Ha autorizado la violación de garantías otorgadas por la Constitución, entre otras,
la libertad de conciencia permitiendo a muchos gobernadores que, exagerando el
justo resentimiento del Partido Constitucionalista, contra los miembros del clero
católico que tomaron parte en el cuartelazo y en el sostenimiento de la dictadura,
supriman el culto, impongan penas por prácticas religiosas autorizadas por las leyes
y lastimen profundamente el sentimiento religioso del pueblo con actos reprobados
por la civilización y el Derecho de gentes. Por último, a la anarquía que y a existe en
la capital de la República y en la mayor parte de los gobiernos de los Estados, por los
desaciertos políticos y la falta de energía del señor Carranza, se agregará muy pronto
la miseria pública, ocasionada por la intranquilidad y falta de seguridades en las
ciudades y en los campos, y la depreciación cada vez más grande del papel moneda,
cuya última emisión de $ 130,000,000 decretada por él sin garantía ninguna, hará su
valor a un grado ínfimo y elevará a un precio fuera del alcance de las clases pobres
los artículos de primera necesidad.
Frente a una situación que amenaza comprometer el triunfo de la Revolución,
alcanzado con tanto sacrificio, arrojando al país a la anarquía y a la miseria, la Divi-
sión del Norte envió a la ciudad de México una delegación para presentar al Primer
Jefe un programa de gobierno interino que es, en resumen, el restablecimiento in-
mediato del orden constitucional por medio del sufragio electoral y la implantación
de reformas agrarias; programa firmado por el General Obregón en representación
del Cuerpo del Ejército del Noroeste y por mí en la División del Norte.
El señor Carranza rehusó a convocar inmediatamente a elecciones, determi-
nando que la Junta por él convocada para el 1o. de octubre sería la que habría de
fijar el tiempo y la forma de su celebración. Esto significaba que en último resultado
el señor Carranza sería el que fijara el tiempo y la forma de esas elecciones.
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Nuestra Historia
Conciudadanos:
Es muy doloroso para mí exigir del pueblo mexicano un nuevo sacrificio para que la
Revolución pueda definitivamente realizar sus caros ideales, pero tengo la seguridad
de que todo ciudadano honrado comprenderá que sin este último esfuerzo del pue-
blo, se derrumbaría toda la obra revolucionaria, porque habríamos derrocado una
dictadura para substituirla por otra.
El mexicano que no contribuya a dar vida a este grandioso movimiento libertario
llevará sobre su conciencia el remordimiento de no haber sabido amar a su Patria.
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Manifiesto de la Soberana Convención
Revolucionaria de Aguascalientes
Mexicanos:
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Mexicanos:
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El Artículo 3o
Señores diputados:
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una mala obra, de inconscientes, si no Pusiéramos remedio desde hoy para evitar
en lo futuro que nuestros asuntos ya no se resuelvan por medio de las armas, sino
que nuestras disensiones intestinas se resuelvan en la tribuna, en los parlamentos, por
medio del libro, por medio de la palabra, por medio del derecho, y de ninguna manera
otra vez por medio de las armas, porque aunque gloriosas las revoluciones que se
hacen por principios, no dejan de ser dolorosísimas, porque cuestan mucha sangre
y cuestan muchos intereses patrios. Sí, señores; si dejamos la libertad de enseñanza
absoluta para que tome participación en ella el clero con sus ideas rancias y retrospecti-
vas, no formaremos generaciones nuevas de hombres intelectuales y sensatos, sino que
nuestros postreros recibirán de nosotros la herencia del fanatismo, de principios in-
sanos, y surgirán más tarde otras contiendas que ensangrentarán de nuevo a la patria,
que la arruinarán y que quizá la llevarán a la pérdida total de su nacionalidad.
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Constitución de 1917
(Artículos 1º a 48)
Título primero
Capítulo i
De las Garantías Individuales
Art. 1° En los Estados Unidos Mexicanos todo individuo gozará de las garan-
tías que otorga esta Constitución, las cuales no podrán restringirse, ni
suspenderse, sino en los casos y con las condiciones que ella misma
establece.
Art. 2° Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos. Los es-
clavos del extranjero que entren al territorio nacional alcanzarán, por
ese solo hecho, su libertad y la protección de las leyes.
Art. 3° La educación que imparta el Estado —Federación, Estados, Mu
nicipios— tenderá a desarrollar armónicamente todas las facultades del
ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la patria y la conciencia
de la solidaridad internacional en la independencia y en la justicia:
I. Garantizada por el artículo 24 la libertad de creencias, el criterio que
orientará a dicha educación se mantendrá por completo ajeno a cual-
quier doctrina religiosa y, basado en los resultados del progreso cien-
tífico, luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los
fanatismos y los prejuicios. Además:
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Art. 13. Nadie puede ser juzgado por leyes privativas, ni por tribunales espe-
ciales. Ninguna persona o corporación puede tener fuero, ni gozar más
emolumentos que los que sean compensación de servicios públicos y
estén fijados por la ley. Subsiste el fuero de guerra para los delitos y
faltas contra la disciplina militar; pero los tribunales militares, en nin-
gún caso y por ningún motivo, podrán extender su jurisdicción sobre
personas que no pertenezcan al Ejército. Cuando en un delito o falta
del orden militar estuviese complicado un paisano, conocerá del caso
la autoridad civil que corresponda.
Art. 14. A ninguna ley se dará efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna.
Nadie podrá ser privado de la vida, de la libertad, o de sus propiedades,
posesiones o derechos, sino mediante juicio seguido ante los tribunales
previamente establecidos, en el que se cumplan las formalidades esen-
ciales del procedimiento y conforme a las leyes expedidas con anterio-
ridad al hecho.
En los juicios del orden criminal queda prohibido imponer, por simple
analogía y aun por mayoría de razón, pena alguna que no esté decretada
por una ley exactamente aplicable al delito de que se trata.
En los juicios del orden civil, la sentencia definitiva deberá ser conforme
a la letra, o a la interpretación jurídica de la ley, y a falta de ésta se fundará
en los principios generales del derecho.
Art. 15. No se autoriza la celebración de tratados para la extradición de reos
políticos, ni para la de aquellos delincuentes del orden común que
hayan tenido, en el país donde cometieron el delito, la condición de
esclavos; ni de convenios o tratados en virtud de los que se alteren las
garantías y derechos establecidos por esta Constitución para el hom-
bre y el ciudadano.
Art. 16. Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o
posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad com-
petente, que funde y motive la causa legal del procedimiento. No podrá
librarse ninguna orden de aprehensión o detención, a no ser por la au-
toridad judicial, sin que preceda denuncia, acusación o querella de un
hecho determinado que la ley castigue con pena corporal, y sin que estén
apoyadas aquéllas por declaración, bajo protesta, de persona digna de fe
o por otros datos que hagan probable la responsabilidad- del inculpado,
hecha excepción de los casos de flagrante delito en que cualquiera per-
sona puede aprehender al delincuente y a sus cómplices, poniéndolos
sin demora a disposición de la autoridad inmediata. Solamente en casos
urgentes, cuando no haya en el lugar ninguna autoridad judicial, tratán-
dose de delitos que se persiguen de oficio, podrá la autoridad adminis-
trativa, bajo su más estrecha responsabilidad, decretar la detención de
un acusado, poniéndolo inmediatamente a disposición de la autoridad
judicial. En toda orden de cateo, que sólo la autoridad judicial podrá ex-
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plátano, caña de azúcar, café, henequén, hule, cocotero, vid, olivo, quina,
vainilla, cacao o árboles frutales.
Se considerará pequeña propiedad ganadera la que no exceda de la su
perficie necesaria para mantener hasta quinientas cabezas de ganado ma-
yor o su equivalente en ganado menor, en los términos que fije la ley, de
acuerdo con la capacidad forrajera de los terrenos.
Cuando debido a obras de riego, drenaje o cualesquiera otras ejecuta-
das por los dueños o poseedores de una pequeña propiedad a la que se
le haya expedido certificado de inafectabilidad, se mejore la calidad de
sus tierras para la explotación agrícola o ganadera de que se trate, tal
propiedad no podrá ser objeto de afectaciones agrarias aun cuando, en
virtud de la mejoría obtenida, se rebasen los máximos señalados por
esta fracción, siempre que se reúnan los requisitos que fije la ley;
XX. Las tierras que deban ser objeto de adjudicación individual deberán
fraccionarse precisamente en el momento de ejecutar las resoluciones
presidenciales, conforme a las leyes reglamentarias;
XXI. El Congreso de la Unión y las legislaturas de los Estados, en sus res-
pectivas jurisdicciones, expedirán leyes para fijar la extensión máxima
de la propiedad rural, y para llevar a cabo el fraccionamiento de los
excedentes, de acuerdo con las siguientes bases:
a) En cada Estado, Territorio y Distrito Federal se fijará la extensión
máxima de tierra de que pueda ser dueño un solo individuo, o
sociedad legalmente constituida.
b) El excedente de la extensión fijada deberá ser fraccionado por el
propietario en el plazo que señalen las leyes locales, y las fraccio-
nes serán puestas a la venta en las condiciones que aprueben los
gobiernos, de acuerdo con las mismas leyes.
c) Si el propietario se opusiere al fraccionamiento, se llevará éste a
cabo por el Gobierno local, mediante la expropiación.
d) El valor de las fracciones será pagado por anualidades que amorticen
capital y rédito, a un tipo de interés que no exceda de 3% anual.
e) Los propietarios estarán obligados a recibir bonos de la Deuda
Agraria local para garantizar el pago de la propiedad expropiada.
Con este objeto, el Congreso de la Unión expedirá una ley facul-
tando a los Estados para crear su Deuda Agraria.
f) Ningún fraccionamiento podrá sancionarse sin que hayan queda-
do satisfechas las necesidades agrarias de los poblados inmedia-
tos. Cuando existan proyectos de fraccionamiento por ejecutar,
los expedientes agrarios serán tramitados de oficio en plazo pe-
rentorio.
g) Las leyes locales organizarán el patrimonio de familia, determinan-
do los bienes que deben constituirlo, sobre la base de que será ina-
lienable y no estará sujeto a embargo, ni a gravamen ninguno, y
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XXII. Se declaran revisables todos los contratos y concesiones hechos por los
gobiernos anteriores desde el año de 1876, que hayan traído por con-
secuencia el acaparamiento de tierras, aguas y riquezas naturales de la
nación, por una sola persona o sociedad, y se faculta al Ejecutivo de la
Unión para declararlos nulos cuando impliquen perjuicios graves para
el interés público
Art. 28. En los Estados Unidos Mexicanos no habrá monopolios, ni eastancos
de ninguna clase; ni exención de impuestos; ni prohibiciones a título
de protección a la industria; exceptuándose únicamente los relativos
a la acuñación de moneda, a los correos, telégrafos y radiotelegrafía,
a la emisión de billetes por medio de un solo banco que controlará el
Gobierno Federal, y a los privilegios que por determinado tiempo se
concedan a los autores yartistas para la reproducción de sus obras, y a
los que, para el uso exclusivo de sus inventos, se otorguen a los inven-
tores y perfeccionadores de alguna mejora.
En consecuencia, la ley castigará severamente y las autoridades
perseguirán con eficacia toda concentración o acaparamiento en una
o pocas manos de artículos de consumo necesario y que tenga por ob-
jeto obtener el alza de los precios; todo acto o procedimiento que evite
o tienda a evitar la libre concurrencia en la producción, industria o
comercio, o servicios al público; todo acuerdo o combinación, de cual-
quiera manera que se haga, de productores, industriales, comercian-
tes y empresarios de transportes o de algún otro servicio, para evitar
la competencia entre sí y obligar a los consumidores a pagar precios
exagerados; y, en general, todo lo que constituya una ventaja exclusiva
indebida a favor de una o varias personas determinadas y con perjuicio
del público en general, o de alguna clase social.
No constituyen monopolios las asociaciones de trabajadores, formadas
para proteger sus propios intereses.
Tampoco constituyen monopolios las asociaciones o sociedades coope-
rativas de productores para que, en defensa de sus intereses o del interés
general, vendan directamente en los mercados extranjeros los produc-
tos nacionales o industriales que sean la principal fuente de riqueza de
la región en que se produzcan, y que no sean artículos de primera nece-
sidad, siempre que dichas asociaciones estén bajo la vigilancia o amparo
del Gobierno Federal o de los Estados, y previa autorización que al efec-
to se obtenga de las legislaturas respectivas en cada caso. Las mismas
legislaturas, por sí o a propuesta del Ejecutivo, podrán derogar, cuando
las necesidades públicas así lo exijan, las autorizaciones concedidas para
la formación de las asociaciones de que se trata.
Art. 29. En los casos de invasión, perturbación grave de la paz pública o cual-
quiera otro que ponga a la sociedad en grande peligro o conflicto, so
lamente el Presidente de la República Mexicana, de acuerdo con el
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Nuestra Historia
Capítulo ii
De los mexicanos
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IV. Contribuir para los gastos públicos, así de la Federación como del Esta-
do y Municipio en que residan, de la manera proporcional y equitativa
que dispongan las leyes.
Art. 32. Los mexicanos serán preferidos a los extranjeros en igualdad de cir-
cunstancias, para toda clase de concesiones y para todos los empleos,
cargos o comisiones del Gobierno en que no sea indispensable la cali-
dad de ciudadano. En tiempo de paz ningún extranjero podrá servir en
el Ejército, ni en las fuerzas de policía o seguridad pública.
Para pertenecer a la Marina Nacional de Guerra o a la Fuerza Aérea,
y desempeñar cualquier cargo o comisión en ellas, se requiere ser
mexicanopor nacimiento. Esta misma calidad será indispensable en
Capitanes, Pilotos, Patrones, Maquinistas, Mecánicos y, de una mane-
ra general, para todo el personal que tripule cualquier embarcación o
aeronave que se ampare con la bandera o insignia mercante mexicana.
Será también necesaria la calidad de mexicano por nacimiento para
desempeñar los cargos de Capitán de Puerto, y todos los servicios de
practicaje y Comandante de Aeródromo, así como todas las funciones
de Agente Aduanal en la República.
Capítulo iii
De los extranjeros
Art. 33. Son extranjeros los que no posean las calidades determinadas en el artí-
culo 30. Tienen derecho a las garantías que otorga el Capítulo I, Título
Primero, de la presente Constitución; pero el Ejecutivo de la Unión
tendrá la facultad exclusiva de hacer abandonar el territorio nacional,
inmediatamente y sin necesidad de juicio previo, a todo extranjero
cuya permanencia juzgue inconveniente.
Los extranjeros no podrán, de ninguna manera, inmiscuirse en los
asuntos políticos del país.
Capítulo iv
De los ciudadanos mexicanos
Art. 34. Son ciudadanos de la República los varones y las mujeres que, teniendo
la calidad de mexicanos, reúnan, además, los siguientes requisitos:
I. Haber cumplido dieciocho años, siendo casados, o veintiuno, si no lo
son, y
II. Tener un modo honesto de vivir.
Art. 35. Son prerrogativas del ciudadano:
I. Votar en las elecciones populares;
81
Nuestra Historia
II. Poder ser votado para todos los cargos de elección popular y nom
brado para cualquier otro empleo o comisión, teniendo las calidades
que establezca la ley;
III. Asociarse para tratar los asuntos políticos del país;
IV. Tomar las armas en el Ejército o Guardia Nacional para la defensa de
la República y de sus instituciones en los términos que prescriben las
leyes, y ejercer en toda clase de negocios el derecho de petición.
Art. 36. Son obligaciones del ciudadano de la República:
I. Inscribirse en el catastro de la municipalidad, manifestando la pro
piedad que el mismo ciudadano tenga, la industria, profesión o trabajo
de que subsista: así como también inscribirse en los padrones electora-
les, en los términos que determinen las leyes;
II. Alistarse en la Guardia Nacional;
III. Votar en las elecciones populares en el distrito electoral que le co
rresponda;
IV. Desempeñar los cargos de elección popular de la Federación o de los
Estados, que en ningún caso serán gratuitos, y
V. Desempeñar los cargos concejiles del municipio donde resida, las fun
ciones electorales y las de jurado.
Art. 37.
I. La nacionalidad mexicana se pierde:
a) Por adquisición voluntaria de una nacionalidad extranjera;
b) Por aceptar o usar títulos nobiliarios que impliquen sumisión a un
Estado extranjero;
c) Por residir, siendo mexicano por naturalización, durante cinco
años continuos, en el país de su origen, y
d) Por hacerse pasar en cualquier instrumento público, siendo mexi-
cano por naturalización, como extranjero, o por obtener y usar
un pasaporte extranjero.
II. La ciudadanía mexicana se pierde:
a) Por aceptar o usar títulos nobiliarios que impliquen sumisión a un
Gobierno extranjero;
b) Por prestar voluntariamente servicios oficiales a un Gobierno
extranjero sin permiso del Congreso Federal, o de su Comisión
Permanente;
c) Por aceptar o usar condecoraciones extranjeras sin permiso del
Congreso Federal, o de su Comisión Permanente;
d) Por admitir del Gobierno de otro país títulos o funciones sin pre-
via licencia del Congreso Federal o de su Comisión Permanente,
exceptuando los títulos literarios, científicos o humanitarios que
puedan aceptarse libremente;
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Capítulo i
De la soberanía nacional y de la forma de Gobierno
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Nuestra Historia
Capítulo ii
De las partes integrantes de la Federación
y del territorio nacional
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Carta abierta de Emiliano Zapata
a Venustiano Carranza
Como ciudadano que soy, como hombre poseedor del derecho de pensar y hablar
alto, como campesino conocedor de las necesidades del pueblo humilde al que per-
tenezco, como revolucionario y caudillo de grandes multitudes, que en tal virtud y
por eso mismo he tenido oportunidad de reconocer las reconditeces del alma na-
cional y he aprendido a escudriñar en sus intimidades y conozco de sus amarguras
y de sus esperanzas; con el derecho que me da mi rebeldía de nueve años siempre
encabezando huestes formadas por indígenas y por campesinos; voy a dirigirme a
usted, C. Carranza, por vez primera y última.
No hablo al Presidente de la República, a quien no conozco, ni al político, del
que desconfío; hablo al mexicano, al hombre de sentimiento y de razón, a quien
creo imposible no conmuevan alguna vez (aunque sea un instante) las angustias
de las madres, los sufrimientos de los huérfanos, las inquietudes y las congojas de
la patria.
Voy a decir verdades amargas; pero nada expresaré a usted que no sea cierto,
justo y honradamente dicho.
Desde que en el cerebro de usted germinó la idea de hacer revolución, primero
contra Madero y después contra Huerta, cuando vió que aquél caía más pronto de lo
que había pensado; desde que concibió usted el proyecto de erigirse en jefe y director
de un movimiento que con toda malicia denominó “constitucionalista”; desde en-
tonces pensó usted, primero que nada, en encumbrarse, y para ello, se propuso usted
convertir la revolución en provecho propio y de un pequeño grupo de allegados, de
amigos o de incondicionales que lo ayudaron a usted a subir y luego lo ayudasen a dis-
frutar el botín alcanzado: es decir, riquezas, honores, negocios, banquetes, fiestas sun-
tuosas, bacanales de placer, orgías de hartamiento, de ambición de poder y de sangre.
Nunca pasó por la mente de usted que la revolución fuera benéfica a las gran-
des masas, a esa inmensa legión de oprimidos que usted y los suyos soliviantan con
sus prédicas. ¡Magnífico pretexto y brillante recurso para oprimir y para engañar!
Sin embargo, para triunfar fué preciso pregonar grandes ideales, proclamar
principios, anunciar reformas.
85
Nuestra Historia
Pero para poder evitar que la conmoción popular (peligrosa arma de dos filos)
se volviese contra el que la utilizaba y la esgrimía; para impedir que el pueblo, ya
semilibre y sintiéndose fuerte, se hiciera justicia por sí mismo, se ideó la creación de
una dictadura, a la que se dió el nombre novedoso de “dictadura revolucionaria”.
Se encontró luego la fórmula apropiada; se pronunciaron palabras sugestivas;
eran precisas, indispensables, la unidad de dirección y de impulso, la cohesión
entre los revolucionarios, la rapidez para concebir, la energía y la prontitud para
ejecutar.
Todo eso, que no podrá tener cabida en una asamblea deliberante, se otorgó
a un solo hombre, que fué usted, y desde entonces fué el único amo de las filas del
constitucionalismo.
Para hacer triunfar las reivindicaciones libertarias de la revolución, se ne-
cesitaba un dictador -se dijo entonces-. Los procedimientos autocráticos eran
inevitables para imponerse a una sociedad refractaria a los principios nuevos.
En otros términos, la fórmula de la política llamada constitucionalista, fué
esta: “Para establecer la libertad hay que valerse del despotismo.”
Sobre estos sofismas se fundó la autoridad de usted, el absolutismo y la omni-
potencia de usted.
¿Cómo y de qué forma ha hecho usted uso de esos exorbitantes poderes, que
habían de traer el triunfo de los principios?
Aquí es preciso, para no pecar de ligero, analizar con calma y pasar revista retros-
pectiva a los hechos desarrollados durante la ya bien larga dominación de usted.
En el terreno económico y hacendario, la gestión no puede haber sido más
funesta.
Bancos saqueados; imposiciones de papel moneda, una, dos o tres veces, para
luego desconocer, con mengua de la República, los billetes emitidos; el comercio
desorganizado por estas fluctuaciones monetarias; la industria y las empresas de
todo género, agonizando bajo el peso de contribuciones exorbitantes, casi confis-
catorias; la agricultura y la minería pereciendo por falta de garantías y de seguridad
en las comunicaciones; la gente humilde y trabajadora, reducida a la miseria, al
hambre, a las privaciones de toda especie, por la paralización del trabajo, por la
carestía de los víveres, por la insoportable elevación del costo de la vida.
En materia agraria, las haciendas cedidas o arrendadas a los generales favoritos;
los antiguos latifundios de la alta burguesía, reemplazados en no pocos casos, por
modernos terratenientes que gastan charreteras, kepí y pistola al cinto; los pueblos
burlados en sus esperanzas.
Ni los ejidos se devuelven a los pueblos, que en su inmensa mayoría continúan
despojados; ni las tierras se reparten entre la gente de trabajo, entre los campesinos
pobres y verdaderamente necesitados.
En materia obrera, con intrigas, con sobornos, con maniobras disolventes, y ape-
lando a la corrupción de los líderes, se han logrado la desorganización y la muerte
efectiva de los sindicatos -única defensa, principal baluarte del proletariado en las
luchas que tiene que emprender por su mejoramiento.
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To m o I . E l s i g l o x x
La mayor parte de los sindicatos sólo existen de nombre; los asociados han per-
dido la fe en sus antiguos directores, y los más conscientes, los que valen, se han
dispersado llenos de desaliento.
Hoy se trata, al parecer, de infundirles vida nueva, pero con miras políticas (como
siempre) y bajo la corruptora sombra del poder oficial. Acabamos de ver mítines obre-
ros presididos y “patrocinados” (!) por un gobernador de provincia bien conocido
como uno de los servidores incondicionales de usted.
Y ya que se trata de combinaciones de orden político, asomémonos al terreno
de la política, en el que usted ha desplegado todo su arte, toda su voluntad y toda
su experiencia.
¿Existe el libre sufragio? ¡Mentira! En la mayoría, por no decir en la totalidad de
los Estados, los gobernadores han sido impuestos por el centro; en el Congreso de la
Unión figuran como diputados y senadores creaturas del Ejecutivo y en las eleccio-
nes municipales los escándalos han rebasado los límites de lo tolerable y aun de lo
verosímil.
En materia electoral, ha imitado usted con maestría y en muchos casos supe-
rado a su antiguo jefe Porfirio Díaz.
Pero ¿qué digo? En algunos Estados no se ha creído necesario tomarse siquiera
la molestia de hacer elecciones. Allí siguen imperando gobernadores militares im-
puestos por el Ejecutivo Federal que usted representa, y allí continúan los horrores,
los abusos, los inauditos crímenes y atropellos del período preconstitucional.
Por eso decía yo al principio de esta carta, que usted llamó con toda malicia, al
movimiento emanado del Plan de Guadalupe, revolución constitucionalista, siendo
así que en el propósito y en la conciencia de usted estaba el violar a cada paso y sis-
temáticamente la Constitución.
No puede darse, en efecto, nada más anticonstitucional que el gobierno de usted; en
su origen, en su fondo, en sus detalles, en sus tendencias.
Usted gobierna saliéndose de los límites fijados al Ejecutivo por la Constitu-
ción: usted no necesita de presupuestos aprobados por las Cámaras; usted establece
y deroga impuestos y aranceles; usted usa de facultades discrecionales en Guerra, en
Hacienda y en Gobernación; usted da consignas, impone gobernadores y diputados,
se niega a informar a las Cámaras; protege al pretorianismo y ha instaurado en el
país, desde el comienzo de la era “constitucional” hasta la fecha, una mezcla híbrida
de gobierno militar y de gobierno civil, que de civil no tiene más que el nombre.
La soldadesca llamada constitucionalista se ha convertido en el azote de las pobla-
ciones y de las campiñas. Según confesión de los más altos jefes de usted (nada menos
que el secretario de Guerra, José Agustín Castro), la revolución se extiende y nuevos
rebeldes aparecen cada día, en gran parte debido a los excesos y desmanes de jefes sin
honor y carentes de todo escrúpulo, que, olvidando su carácter de guardianes del or-
den, son los primeros en trastornarlo con sus crímenes y sus actos de vandalismo.
Esa soldadesca, en los campos, roba semillas, ganados y animales de labranza;
en los poblados pequeños, incendia o saquea los hogares de los humildes, y en
las grandes poblaciones especula en grande escala con los cereales y semovientes
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Nuestra Historia
robados, comete asesinatos a la luz del día, asalta automóviles y efectúa plagios en
la vía pública, a la hora de mayor circulación, en las principales avenidas, y lleva
su audacia hasta constituir temibles bandas de malhechores que allanan las ricas
moradas, hacen acopio de alhajas y objetos preciosos, y organizan la industria del
robo a la alta escuela y con procedimientos novísimos, como lo ha hecho ya la céle-
bre maffia del “automóvil gris”, cuyas feroces hazañas permanecen impunes hasta
la fecha, por ser directores y principales cómplices personas allegadas a usted o de
prominente posición en el ejército, hasta donde no puede llegar la acción de un
Gobierno que se dice representante de la legalidad y del orden.
Y, sin embargo, usted acaudilló a todos esos hombres; usted, su Primer Jefe;
usted sigue siendo el responsable ante la ley y ante la opinión civilizada, de la marcha
de la administración y de la conducta del ejército, y sobre usted recaen esas manchas
y a usted salpica ese lodo.
¡Con cuánta razón los gobiernos extranjeros no tienen confianza en el de usted,
y con qué justo motivo el de Francia se ha negado a recibir al enviado constitucio-
nalista, considerándolo como el representante de una facción y no como el funcio-
nario de un gobierno!
Las naciones extranjeras recuerdan la conducta de usted durante el período
del gran conflicto guerrero, y no tienen para usted sino recelos, desconfianza y
hostilidad.
Usted protestó ser neutral, y se condujo como furioso germanizante; permitió
y azuzó la propaganda contra las potencias aliadas, protegió el espionaje alemán,
obstruccionó y perjudicó el capital, los intereses y las finanzas de los extranjeros
hostiles al káiser.
Usted, con sus desaciertos y tortuosidades, con sus pasos en falso y sus desleal-
tades en la diplomacia, es la causa de que México se vea privado de todo apoyo por
parte de las potencias triunfadoras, y si alguna complicación internacional sobrevie-
ne, usted será el único culpable.
Usted ha orillado a nuestro país a la ruina en lo económico, en lo financiero, en
lo político y en el orden internacional.
La política de usted ha fracasado ruidosamente.
Usted ofreció y anunció que por medio de un régimen dictatorial que disfra-
zó con el nombre de Primera Jefatura, haría la paz en la República, mantendría
la cohesión entre los revolucionarios, consolidaría el triunfo de los principios de
reforma.
La paz no se ha hecho, ni se hará nunca con los procedimientos que usted em-
plea y con el desprestigio que sobre usted pesa. Los revolucionarios, los de la facción
constitucionalista, los que usted ofreció unir, están cada vez más desunidos: así lo
confesó usted en su último manifiesto, y en cuanto a los ideales revolucionarios, ya-
cen maltrechos, destrozados, escarnecidos y vilipendiados por los mismos hombres
que ofrecieron llevarlos a la cumbre.
Nadie cree ya en usted, ni en sus dotes de pacificador, ni en sus tamaños como
político y como gobernante.
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To m o I . E l s i g l o x x
Emiliano Zapata
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Plan de Agua Prieta
Considerando:
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Nuestra Historia
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To m o I . E l s i g l o x x
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Plan sexenal para
el periodo presidencial 1934-1940
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Nuestra Historia
Diciembre de 1933
Partido Nacional Revolucionario
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Mensaje al Congreso de la Unión
al tomar posesión de la primera
magistratura del país
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Nuestra Historia
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To m o I . E l s i g l o x x
Problema agrario
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Nuestra Historia
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To m o I . E l s i g l o x x
radica el más sincero entusiasmo por el sufragio y las más grandes pasiones por la
identidad de los electores con los candidatos; de donde puede inferirse que en ese
inmenso número de pequeños poblados se encuentra el medio más propicio para
iniciar el descontento de los ciudadanos si ven burlada su fuerza numérica o des-
virtuada su tendencia localista.
El Partido Nacional Revolucionario fue creado como estatuto político de la
Revolución para organizar y respetar el voto de las masas, voto que, orientado en
el sentido de sus necesidades, represente una doctrina nacional para la evolución
cultural y económica del pueblo.
Y a garantizar este ejercicio electoral se encaminará el esfuerzo de nuestro par-
tido, a fin de que los obreros y los campesinos entiendan y palpen que representa
para ellos una función, algo más que la elemental del votante, el hecho de inscri-
birse en el padrón de su municipio, entre las filas de una agrupación encaminada a
cuidar que las clases obreras y campesinas cuenten con facilidades que garanticen
la pureza del voto emitido y a vigilar que los ciudadanos elevados al poder cumplan
con las obligaciones contraídas con el mismo pueblo.
En la magnitud del problema educacional de un país que durante centurias no
mereció de los distintos regímenes que en él imperaban sino una egoísta y limitada
atención, hay tres hechos iniciados por la Revolución Mexicana que revelan el en-
tusiasmo con que se ha arrogado esta cuestión trascendental por todos los revolu-
cionarios y por los gobernantes que han surgido del nuevo régimen.
101
Nuestra Historia
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To m o I . E l s i g l o x x
decidido de sus conquistas, sino con progreso positivo del orden material que eleve
su bienestar y su decoro y con nuevas ideas que fortifiquen su espíritu, dándole
funciones sociales y disciplinas más de acuerdo con sus características de institu-
ción humana esencialmente constituida para proteger y salvaguardar el desenvol-
vimiento económico, intelectual y moral del pueblo.
En esta virtud, sus alojamientos y hospitales, escuelas y haberes, serán motivo
de honda preocupación por parte de mi gobierno.
Multiplicaremos por todas las zonas del país las escuelas, internados para los
hijos del ejército, a efecto de relevar a la tropa de la obligación trascendente que tiene
de educar a sus hijos y que se ve imposibilitada de verificarlo, debido a la frecuente
movilidad de sus cuerpos.
Haremos que el ejército obtenga como beneficio que la ley de disciplina del ejérci-
to y la armada y la ordenanza general del ejército abroguen todas aquellas disposicio-
nes que prohíben al subalterno (soldado, clase y oficial) recurrir libremente ante sus
superiores jerárquicos y otra autoridad competente, haciendo representaciones en pro
de su mejoramiento personal o para exponer quejas contra sus superiores inmediatos
por lesiones recibidas en sus intereses privados o en su dignidad de hombres.
Pero hay algo más importante para los componentes de la institución armada y
que, viendo sus intereses vitales, me propongo atender desde luego y es: la imposi-
bilidad material en que se encuentran gobierno y miembros del ejército de otorgar
y alcanzar ascensos, matando así el progreso moral del instituto y las más legítimas y
naturales aspiraciones de sus componentes. Plétora de oficiales que nos lega pri-
mero la Revolución y que han aumentado más tarde las luchas de facción cuando
habíamos logrado constituirnos, son la causa primordial de este problema que año
con año ha venido agudizando las progresivas reducciones a las corporaciones mi-
litares que en distintos períodos del gobierno se han verificado y que seguramente
nosotros también nos veremos obligados a verificar, obedeciendo a circunstancias y
condiciones económicas o políticas del país, de incontrastable acción y por lo mismo,
serán inusitados los recursos para obtener el remedio.
Tenemos que llevar el personal de oficiales y jefes excedentes en el ejército a
otras dependencias de la administración, seleccionando a los mejor capacitados
para que los servicios públicos no sufran menoscabo alguno en su funcionamiento
y conservando para el personal desplazado sus derechos de antigüedad y sus consi-
deraciones militares para el caso de que el servicio de su rama exija su retorno.
Nuestro ejército seguirá identificándose con los núcleos obreros y campesinos
en sus actividades sociales y en las diferentes fases de su lucha de clases; ambos gru-
pos proletarios son la matriz de donde toma el ejército nacional sus más valiosos
elementos y, unidos campesinos y obreros, constituyen las reservas de energía con
que se renueva constantemente la fuerza nacional de cuyas fuentes han de brotar
muy pronto nuevos grupos de milicias locales que, constituyendo la benemérita
guardia nacional, asuma los múltiples servicios de seguridad regional, que hoy
gravitan sobre el ejército de línea, para que este pueda disponer de suficientes ele-
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Nuestra Historia
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To m o I . E l s i g l o x x
Todos los auspicios nos son favorables: inspirados en las necesidades de nuestro
pueblo; apoyado en la ley y en nuestro partido, y con el más hondo propósito de me-
recer en todo instante la confianza de las clases trabajadoras, llego a la presidencia
del país invocando de todo el pueblo que me ha elevado a un puesto de tan grande
responsabilidad, su cooperación entusiasta y su fé en los destinos de la República.
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Discurso del Presidente de la República
a los trabajadores del país
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Nuestra Historia
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To m o I . E l s i g l o x x
conocen quiénes están empeñados en esa perversa aventura: son los hombres que ya
han cumplido su misión histórica. Ya el pueblo sabe lo que pudieron hacer, ya sabe
lo que dieron de sí. No les queda a éstos más que reconocer que son las generaciones
nuevas, los hombres nuevos, los que tienen que venir a desplazarlos de los puestos
públicos de orden oficial y social, para que las masas puedan recibir el beneficio de
orientaciones producidas por hombres que no estén gastados, por hombres que no
se hayan acostumbrado al halago, al poder o a la comodidad.
Por eso es, trabajadores organizados, pueblo todo de México, que el gobierno
de mi cargo no ha tenido necesidad de usar medidas drásticas, porque sabe per
fectamente bien que la fuerza organizada del país, que la fuerza de los trabajadores,
que la fuerza moral que representamos nos da la suficiente base para poder reprimir
a estos elementos que han venido hoy únicamente con una finalidad personalista. Por
eso mi gobierno viene recomendando a todos los sectores de la República que estén
tranquilos, que guarden serenidad, que mantengan su confianza en que la respon-
sabilidad que yo tengo como jefe del Ejecutivo Federal sigue en pie velando por los
intereses de toda la nación, y especialmente por los intereses de la clase trabajadora.
Ya en Puebla, en alguna ocasión, llamé a estas asambleas “Tribunal Popular”,
considerándolas capacitadas para juzgar a todos los hombres públicos en sus dis
tintas responsabilidades y en sus diversas actuaciones. Ahora repito a ustedes lo
que en aquella vez expresé: que sean los trabajadores, que sean los grupos orga
nizados, que sea el pueblo de México, los que vengan a señalar con índice de fuego
todo el mal, todo el daño que intencionalmente se haga o se trate de hacer en per-
juicio de los intereses nacionales. Cabe repetir también que necesitamos ante todo
honestidad en los servicios públicos y es oportuno señalar en esta vez, que para
poder mantener la unidad del pueblo mexicano, es indispensable gobernar con el
ejemplo, ser sinceros con nuestras convicciones y cumplir celosamente con el pro-
grama administrativo que se ofreció al país. Si los componentes de mi gobierno —y
yo mismo en lo personal— a la sombra del puesto que desempeñamos llegáramos
a efectuar negocios particulares con detrimento de los intereses de la nación, que
sea este tribunal del pueblo el que se encargue de señalar su nombre para que ese
individuo vaya a la calle. Y si, al terminar mi misión al frente de la presidencia de la
República, algunos de los funcionarios o empleados del gobierno, yo inclusive, he-
mos sacado de las arcas del erario cantidades mayores de las que nos corresponden
por concepto de sueldos, entonces, en 1940, cuando el pueblo trabajador de México
esté más organizado, seguramente que no se detendrá para posesionarse de todas
las propiedades y de todo aquello que hayamos robado a la nación.
Soy el primero en lamentar que estos vigorosos esfuerzos de ustedes se estén
gastando contra una acometida politica, cuando debiéramos todos dedicar nuestro
tiempo a la labor constructiva; pero que entienda el pueblo mexicano, que lo en
tiendan los países extranjeros, que nosotros no hemos llamado a la puerta: es el
enemigo el que ha venido a tratar nuevamente de lanzarnos a la calle.
Deploro también que se denigre a los hombres que estuvieron al frente de las
masas, que desempeñaron ayer un puesto de gran responsabilidad, que sus nom-
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Nuestra Historia
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To m o I . E l s i g l o x x
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Decreto de expropiación
de los bienes de las compañías petroleras
Considerando. Que es del dominio público que las empresas petroleras que operan
en el país y que fueron condenadas a implantar nuevas condiciones de trabajo por el
Grupo Número 7 de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje el 18 de diciembre
último, expresaron su negativa a aceptar el laudo pronunciado, no obstante de haber
sido reconocida su constitucionalidad por ejecutoria de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, sin aducir como razones de dicha negativa otra que la de una supuesta in-
capacidad económica, lo que trajo como consecuencia necesaria la aplicación de la
fracción XXI del artículo 123 de la Constitución General de la República en el sentido
de que la autoridad respectiva declarara rotos los contratos de trabajo derivados del
mencionado laudo.
DECRETO
113
Nuestra Historia
18 de marzo de 1938
114
Los trabajadores ante la crisis
del sistema ferroviario
115
Nuestra Historia
olvidar que sólo un país en el mundo tiene tarifas tan bajas como las de México; que
en Estados Unidos el transporte ferroviario cobra un promedio de 10.78 centavos
por cada kilómetro que se mueve una tonelada.
Esto contrasta con los 7.4 centavos que, como promedio, cobran los ferrocarriles
Nacionales por tonelada-kilómetro. Y, desde luego, tiene gran diferencia con los 5.95
centavos que se cobró por tonelada-kilómetro a las empresas mineras norteamerica-
nas durante el mes de junio de 1958.
Es decir que, a pesar de tener un sistema ferroviario mucho más atrasado que el de
Estados Unidos, nos damos el lujo de cobrar apenas dos tercios, en promedio de lo que
cobran los ferrocarriles estadunidenses, y menos de la mitad en el arrastre de minerales.
(No es ocioso informar a este respecto que, mientras las empresas mineras norte-
americanas y sus abogados claman porque en México se sostengan las ruinosas tarifas
actuales, las compañías estadunidenses que manejan ferrocarriles en América Latina
cobran tarifas elevadísimas que llegan a representar hasta el 25 por ciento de los pro-
ductos transportados).
Los precios de los materiales necesarios a los ferrocarriles han aumentado nota-
blemente durante los últimos años – especialmente por las sucesivas devaluaciones
del peso -, los costos de operación igualmente; los ferrocarriles afrontan gastos ma-
yores en general, pero las tarifas reales son muy inferiores a las de 1949, año en que se
produjo un alza general de tarifas. Si se tratara de mantener las tarifas reales tomando
como base 1949, actualmente la tonelada-Kilómetro debería cobrarse a 9.9 centavos,
pero, como quedó señalado antes, la empresa sólo recibe 7.49 centavos.
El pretexto
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To m o I . E l s i g l o x x
¿Es necesario subrayar que las bajas tarifas ferrocarrileras se sostienen no para
abaratar la vida, sino para favorecer el enriquecimiento ilícito de especuladores de
toda laya, en particular extranjeros?
¿Es necesario aportar más pruebas de que la política tarifaria de los ferrocarri-
les tiene un contenido antipopular, puesto que, para favorecer a un grupo de espe-
culadores, pone en grave peligro a la industria que es, o debería ser, patrimonio de
todo el pueblo y elemento fundamental para el desarrollo de México?
Pero si grave es el hecho de que usen las tarifas de privilegio para enriquecer a los
agricultores nylon y a intermediarios y especuladores del mismo apellido, todavía es
peor que los monopolios mineros norteamericanos - American Smelting, American
Metal, Peñoles y Anaconda, Copper Co.- disfruten de tarifas más bajas aún para el
arrastre de minerales.
Ejemplos: en 1955, los Ferrocarriles Nacionales movieron 2 117 millones de to-
neladas-kilómetro de productos agrícolas y 3 271 millones de toneladas-kilómetro
de productos minerales; ambos renglones, a pesar de la enorme diferencia de to-
nelaje transportado, produjeron cada uno ingresos por 133 millones de pesos a las
líneas nacionales. En 1957 se obtuvieron 172 millones de pesos por el transporte de
2 482 millones de toneladas-kilómetro de productos agrícolas, y sólo 176 millones
por 3 197 millones de toneladas-kilómetro de productos minerales.
El año pasado obtuvimos este dato: en 839 kilómetros de recorrido el con-
centrado de minerales de fierro pagó 527.35 por tonelada; el maíz $42.85 y la papa
$81.65. Mientras las pérdidas por productos agrícolas transportados fueron en pro-
medio de 2.3 centavos por tonelada-kilómetro en el mes de junio pasado, los
productos minerales sustraían a la economía de los Ferrocarriles 3.9 centavos.
Las devaluaciones monetarias han constituido en materia de tarifas auténticos
regalos a las empresas mineras, al no elevarse aquellas en la misma proporción en
que disminuía el valor del peso. Un ejemplo: cuando una empresa pagaba 86.50 de
flete en marzo de 1954, su erogación equivalía a 10 dólares; en abril, después de la
devaluación, la misma compañía pagaba solamente 6.92 dolares. La utilidad extra de
las empresas por este concepto fue de 602 millones de pesos en 1956.
Pretexto similar
En este caso, cuando se habla de aumentar las tarifas, los opositores exclaman: “¡Ale-
jaréis a los inversionistas! ¡Las empresas se retirarán o bajarán su producción!”
Mentira. Las empresas, con sus ganancias, soportarían sin problema el aumen-
to de tarifas. Los números hablan claro y según ellos de 1900 a 1949 las empresas
tuvieron ingresos de 14 200 millones de pesos; de ellos 5 130 correspondieron a
ganancias; 3 100 a salarios; 2 850 a impuestos y 1 140 a transportes. Por otro lado,
el informe de 195 del Banco de México registra utilidades de las empresas mineras
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Nuestra Historia
por 232.5 millones. Finalmente hay que decir que las estadísticas revelan un conti-
nuo incremento de las ganancias a expensas de los salarios y del transporte.
Y sin embargo, además de las tarifas, ya no de privilegio sino de regalo, que las
empresas disfrutan, todavía reciben canonjías. En relación con esto mencionaremos
un hecho escandaloso —que denunciamos ante todo el pueblo—, demostrativo de
las prácticas contrarias a la nación que siguen los gerentes de las líneas nacionales.
La Compañía Minera San Francisco Mines of Mexico Limited solicitó can-
celación de sus adeudos por renta de carros, que datan de septiembre de 1957 y
ascienden a $ 230 670, y en el colmo del descaro pidió que ya no se le cobre esa
renta. Amorós aceptó la solicitud aunque no firmó los documentos, pero el actual
gerente, Benjamín Méndez, ya dictó acuerdo en el sentido que pedía la empresa.
Esos acuerdos de los gerentes, contrarios al interés nacional y que sólo tienden
a aumentar la exportación de ganancias de las compañías extranjeras, son atracos
que debieran ser castigados con energía.
¿Es necesario ofrecer más pruebas de que la política tarifaria en el renglón de
minerales sirve exclusivamente para beneficiar a las empresas extranjeras, dilapi-
dando los recursos de una empresa que es, o debiera ser, patrimonio del pueblo?
¿Qué otro nombre que el de antipatriótica cuadra a esta política?
A la vista de los hechos anteriores, los trabajadores ferrocarrileros, conscien-
tes de nuestro deber patriótico, presentamos las siguientes proposiciones:
118
Programa
Movimiento de Liberación Nacional
Soberanía nacional
119
Nuestra Historia
Que el pleno ejercicio de la soberanía nacional cubre dos aspectos: uno interno
o nacional y otro exterior. El Movimiento de Liberación Nacional resuelve:
I. Soberanía interna
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To m o I . E l s i g l o x x
Considerando:
Que es un principio de derecho, universalmente aceptado en la comunidad interna-
cional de las naciones, el principio de la igualdad jurídica de los estados.
Que el principio de autodeterminación de los pueblos para darse la forma de
gobierno que deseen es un derecho emanado directamente del ejercicio de la sobe-
ranía nacional.
Que como derecho correlativo del anterior, surge el principio de no intervención
por parte de cualquier potencia o grupo de Estados en la vida de los gobiernos que los
pueblos, en uso de sus derechos soberanos, se van dando.
Que, del respeto y estricto cumplimiento de los principios anteriormente ex-
presados, depende la vida pacífica y ordenada de la comunidad internacional.
El Movimiento de Liberación Nacional resuelve:
121
Nuestra Historia
Considerando:
Que el imperialismo norteamericano es la principal fuerza que detiene y altera el
desarrollo progresivo de nuestro pueblo, que explota sus riquezas naturales y su
fuerza de trabajo, se apodera de las ramas principales de la economía nacional, con-
trola el comercio exterior, reprime las luchas populares, ejerce presiones por medio
de las actividades de su representación diplomática, la cual dirige las maniobras de
las fuerzas más reaccionarias y antipatrióticas —enmascaradas bajo el disfraz del
anticomunismo— e influye, también, en aspectos fundamentales de la orientación
cultural y el desarrollo técnico del país.
El Movimiento de Liberación Nacional considera que es un deber y un derecho
del pueblo mexicano:
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To m o I . E l s i g l o x x
123
Nuestra Historia
Considerando:
Que con flagrante violación de las garantías individuales, particularmente aquellas
consignadas en los artículos 6, 7, 9 y 14 de nuestra Constitución, y los correspon-
dientes preceptos de la Declaración universal de los derechos del hombre, promulgada por
la ONU y adoptada oficialmente por México, han venido instaurándose procesos
penales contra dirigentes politicos y sindicales, periodistas, viejos revolucionarios
y aún precursores de la revolución de 1910, con un claro propósito de represión
política.
Que el instrumento seudoespecífico para lograr esos objetivos, a que recurren
tanto las autoridades federales como estatales, lo constituyen los llamados “delitos
de disolución social” previstos por el artículo 145 del Código Penal para el distrito y
territorios federales, en materia del fuero común, y para toda la república en materia
federal.
Que esto es asi, porque el texto de esa norma vuelve directamente negatorias no
sólo las garantías de referencia, sino otros derechos constitucionales (de huelga, de
actividades políticas y sindicales, etcétera), además de que su vaguedad y profusión
de términos permite que se aplique caprichosamente contra cualquier persona.
Que estos atentados anticonstitucionales y contra los derechos del hombre,
afectan a sectores cada vez más amplios de la sociedad mexicana.
Que la represión política señalada es, precisamente, la que perturba la paz y
el orden públicos, que la legislación sobre “delitos de disolución social” pretende
preservar.
Que los actuales presos políticos, en su gran mayoría han permanecido más
de dos años en las prisiones sin que se hayan dictado los fallos definitivos a que
obliga nuestra carta magna, en el plazo de un año, además de que son objeto de
un trato ilegal e inhumano, por sus carceleros.
Que la represión antidemocrática y concretamente el empleo de los “delitos
de disolución social” sirven a los intereses de los enemigos internos y externos de
nuestro pueblo.
El Movimiento de Liberación Nacional resuelve:
124
To m o I . E l s i g l o x x
Considerando:
Que por haber acumulado las grandes potencias armamento atómico suficiente para
destruir toda forma de vida sobre la Tierra, la violación al principio de autodetermina
ción de los pueblos es, en nuestros días, no sólo incompatible con el derecho interna-
cional, con la carta de las Naciones Unidas y con la paz mundial, sino que constituye
una amenaza real y concreta para toda la humanidad.
Que por tener América Latina raíces históricas, étnicas y culturales semejantes,
por tener problemas socioeconómicos análogos, por tener idénticos objetivos de
soberanía y desarrollo, la intervención directa o indirecta de un país cualquiera en
perjuicio de un gobierno constituido de América Latina, como en el caso del gobier-
no revolucionario de Cuba, aparte de contrariar el derecho internacional, deforma el
desarrollo económico, político, social y cultural de los demás países latinoamerica-
nos, lesiona su soberanía y ofende la dignidad de sus pueblos.
Que por ser México, un pais de vieja cultura en el continente y una nación
gravemente dañada por el imperialismo de Estados Unidos, a los mexicanos co-
rresponde una responsabilidad histórica y continental cuando el imperialismo nor-
teamericano amenaza el desarrollo y la paz de América Latina.
Que por concordar las relaciones de la revolución cubana con las aspiraciones y
luchas del pueblo mexicano en favor de la reforma agraria, de la diversificación del
comercio exterior, de la alfabetización y de la educación, en defensa de la cultura
nacional en contra del imperialismo, de las fuerzas antinacionales y de las fuerzas
de la reacción, interesa a todos los mexicanos conocer y defender a la revolución
cubana.
El Movimiento de Liberación Nacional resuelve:
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Nuestra Historia
Considerando:
Que los objetivos de un verdadero desarrollo económico deben ser elevar el nivel
de vida de las grandes masas populares y fortalecer la independencia económica de
la nación.
Que, dado el rápido crecimiento de la población mexicana, es indispensable
acelerar el ritmo de aumento de la producción nacional.
Que la velocidad del proceso de desarrollo no sólo depende del volumen y
canalización de la inversión pública y privada, sino de la medida en que se logre
transformar la economía del país y superar los obstáculos de diversa naturaleza
que entorpecen el progreso económico y social.
Que la política económica seguida durante los últimos altos ha hecho recaer
desproporcionalmente sobre los tra‑ bajadores del campo y la ciudad el peso del
desarrollo económico.
Que en las actuales condiciones del país no es posible ni conveniente hacer
descansar el ritmo y la proyección social del desarrollo económico en las activida-
des que los particulares realizan con fines de lucro, y que sólo la acción decidida del
Estado puede acelerar el crecimiento en favor de las mayorías y afirmar la indepen-
dencia económica nacional.
Que para elevar el nivel de vida del pueblo es indispensable lograr un reparto
justo del ingreso nacional y en general de la riqueza social.
Que la independencia económica es condición indispensable para la indepen-
dencia política de la nación, y que sólo ha de lograrse a través de una lucha de todas
las fuerzas democráticas y patrióticas contra el imperialismo.
Que el imperialismo no sólo opera desde el exterior, sino que cuenta con pode-
rosos aliados dentro de la república.
El Movimiento de Liberación Nacional resuelve luchar porque:
1. El Estado adopte una activa política de promoción del desarrollo eco-
nómico regional y nacional, que descanse en los principios siguientes:
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Nuestra Historia
Nacionalización
Considerando:
Que el control y el pleno disfrute de los recursos naturales y de las actividades de
mayor importancia económica y social, son esenciales para el logro de un desarro-
llo nacional independiente.
Que muchos de tales recursos y actividades se encuentran en poder de empresas
y monopolios extranjeros, cuya penetración es creciente.
Que los intereses de los monopolios internacionales son contrarios al anhe-
lo de independencia económica, al progreso social y al desarrollo democrático de
nuestro país.
Que el funcionamiento de las empresas nacionalizadas ha sido desvirtuado con
frecuencia, subordinándolo a intereses particulares y desvinculándolo del resto de
la política económica.
El Movimiento de Liberación Nacional decide luchar por una política que res-
ponda a los propósitos siguientes:
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To m o I . E l s i g l o x x
6. Evitar toda asociación con el capital extranjero, que constituya una for-
ma de penetración del imperialismo en la economía mexicana.
7. Prohibir el otorgamiento de concesiones para la explotación de recursos
básicos por parte de extranjeros en las industrias nacionalizadas y, en los
términos de la ley reglamentaria del articulo 27 constitucional en materia
de petróleo, limitar la contratación con particulares en estas industrias a
la realización de obras y a la prestación de servicios auxiliares.
8. Rescatar las propiedades que se hallan en poder de extranjeros a lo lar-
go de los litorales y las fronteras, en contra de lo dispuesto por la Cons-
titución de la república.
9. Asegurar la explotación del mar territorial y de la plataforma continen-
tal de la nación exclusivamente por mexicanos, y combatir y sancionar
toda forma de piratería o de aprovechamiento de los mismos por parte
de extranjeros. La explotación de la industria petrolera nacionalizada
debe abarcar la plataforma continental.
10. Combatir la tesis conforme a la cual los buenos negocios deben quedar
en manos de particulares y las inversiones ruinosas deben ser absorbi-
das por el Estado, a costa de los intereses generales del pueblo.
11. Lograr que las empresas nacionalizadas se sujeten a los principios si-
guientes:
a) Subordinar su funcionamiento al interés general.
b) Prevenir y sancionar severamente la deshonestidad administrati-
va, y suprimir los elevados sueldos y gratificaciones, así como los
gastos dispendiosos de los altos funcionarios.
c) Evitar la burocratización.
d) Asegurar que la designación de funcionarios a los cargos directi-
vos se haga de acuerdo con su capacidad y experiencia técnica, y
no por consideraciones políticas circunstanciales.
e) Alcanzar los más altos niveles de organización, eficiencia técnica
y productividad.
f) Abastecerse de preferencia en el mercado nacional y en particular
en las propias empresas estatales.
g) Mejorar la calidad de la producción.
h) Fijar precios razonables a sus productos que les permitan operar
costeablemente y obtener los recursos indispensables para hacer
frente a sus necesidades reales de capitalización.
i) Respetar la autonomia y la libertad de los sindicatos a que perte-
nezcan sus trabajadores y mantener una política de altos salarios.
j) Asegurar, en los consejos de administración, la representación de
sus trabajadores.
k) Defender resuelta y lealmente el patrimonio de la nación.
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Nuestra Historia
Reforma agraria
Considerando:
Que México no podrá alcanzar el pleno goce de sus libertades ni el nivel de vida hu-
mano a que tiene derecho, de acuerdo con los progresos de la ciencia, sin la realiza
ción previa de una reforma agraria integral.
Que la reforma agraria para ser integral requiere primordialmente de la distri-
bución equivalente de toda la tierra agrícola entre quienes la trabajan, así como de
la organización, la asistencia técnica y financiera a la producción, su distribución y
consumo, asegurando el beneficio del trabajo a quienes lo realizan y afirmando una
continua elevación de sus niveles de vida.
Que para llevar a cabo dicha reforma es fundamental que el campesino goce de
libertad y determine su propio destino.
Que la reforma agraria en nuestro país no sólo es el fruto de la lucha de los
campesinos por poseer la tierra que cultivan, sino una exigencia politica surgida del
ideario de la revolución de 1910, un principio elevado a la categoría constitucional
desde 1917 y un requisito básico de la transformación económica, social y politica
de la república.
Que esta misma reforma agraria no ha llegado hasta ahora a consumarse, ni
menos a ser integral, y que exige la defensa de lo que hasta ahora se ha logrado y la
de los campesinos que aún carecen de tierra donde aplicar su fuerza de trabajo.
Que las resoluciones de la Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Na-
cional, la Emancipación Económica y la Paz, destacan la importancia de la implan-
tación de una reforma agraria integral y que ésta es esencialmente un proceso con-
dicionado por factores económicos, sociales y políticos, cuya realización depende
de la independencia, organización y responsabilidad, de la iniciativa y combativi-
dad de la propia clase campesina y del apoyo que ésta encuentre en la clase obrera
y en los demás grupos trabajadores y progresistas.
El Movimiento de Liberación Nacional resuelve luchar por los siguientes ob-
jetivos:
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Industrialización
Considerando:
Que el desarrollo industrial debe ser el medio para aprovechar y beneficiar las ma-
terias primas producidas por la agricultura, la pesca, la industria petrolera y la mi
nería nacionales, y alcanzar grados mayores de integración económica.
Que la industrialización auténticamente nacional permitirá consolidar la inde-
pendencia económica del país, obtener términos más satisfactorios en el intercam-
bio comercial con otras naciones y reducir el efecto de las fluctuaciones impuestas
por las potencias imperialistas en la demanda y los precios de nuestros productos
de exportación.
Que el desarrollo industrial debe ser el medio principal para elevar el volumen de
ocupación, aumentar los salarios y prestaciones de las masas trabajadoras y diversifi
car e incrementar la producción nacional.
Que el incipiente crecimiento industrial de México se debe en primer término
al sacrificio impuesto al pueblo trabajador, y en segundo lugar a la intervención del
Estado que produce directamente bienes y servicios fundamentales, y fomenta y
financia nuevas actividades con recursos del pueblo.
Que además de la peligrosa y creciente inversión de empresas extranjeras en la
industria, la subordinación técnica de las empresas mexicanas comprende inclusi-
ve a las industrias nacionalizadas.
Que la falta de una auténtica política de desarrollo industrial ha dado lugar a
la creación de industrias innecesarias, a la aparición de grandes plantas junto a pe-
queñas empresas, a la falta de inversiones en campos fundamentales, al despilfarro
de recursos y a la concentración de industrias en unas cuantas regiones.
El Movimiento de Liberación Nacional resuelve luchar por los siguientes objetivos:
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Nuestra Historia
Considerando:
Que para acelerar el desarrollo económico de México es preciso aumentar sustan-
cialmente el monto absoluto y relativo de la inversión nacional.
Que el aumento de la inversión no debe traducirse en la reducción de la capa-
cidad de consumo ni en el abastecimiento de los ya muy bajos niveles de vida de
los sectores populares.
Que la aceleración del desarrollo económico y en particular del incremento
de los recursos destinados a fines socialmente productivos debe descansar en la
distribución de la riqueza y el ingreso nacionales, a través de medidas que reduzcan
el consumo suntuario o superfluo de las minorías que viven en condiciones privi-
legiadas.
Que la utilización de recursos financieros internacionales debe ser complemen-
taria a la movilización y el mejor aprovechamiento de los recursos internos, y que
los empréstitos e inversiones del exterior sólo deben admitirse cuando realmente
contribuyan al progreso económico y social del país y no entrañen limitaciones o
presiones de cualquier naturaleza.
Que para lograr lo anterior y asegurar un desarrollo económico más rápido e
independiente, es preciso formular una política financiera, que además de asegurar
un mejor aprovechamiento de los recursos disponibles, responda cabalmente a los
intereses de la nación.
El Movimiento de Liberación Nacional resuelve luchar por los siguientes ob-
jetivos:
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6. Adoptar una política fiscal y para el manejo de la deuda pública, que res-
ponda los siguientes principios fundamentales:
a) Acelerar el desarrollo y afirmar la independencia económica de
la nación.
b) Lograr un mejor reparto del ingreso nacional y de la riqueza social.
c) Hacer depender crecientemente los ingresos del estado del au-
mento de impuestos directos que graven a los sectores sociales
cuyos niveles de vida son más altos.
d) Liberar de gravámenes a los asalariados o pequeños productores
independientes cuyos ingresos apenas les permitan satisfacer sus
necesidades más apremiantes.
e) Decretar altos impuestos al consumo de artículos suntuarios.
f) Combatir y sancionar enérgicamente la evasión en el pago de los
tributos, así como la inmoralidad en la administración fiscal.
g) Lograr más justa y adecuada distribución de los ingresos fiscales
entre el gobierno federal, los estados y los municipios.
h) Abandonar el otorgamiento de excenciones y subsidios que se
traduzcan en ventajas o privilegios injustificados para ciertos
empresarios o inversionistas, y abolir toda exención a empresas
extranjeras.
i) Esforzarse para que los programas de obras y servicios públicos
se financien, en la mayor medida posible, a través del sistema tri-
butario.
j) Manejar la deuda del gobierno de manera que la colocación de
los valores del Estado no se traduzca en presiones inflacionarias
que influyan desfavorablemente sobre los precios y el nivel de
vida del pueblo.
k) Obligar a los bancos, las instituciones de seguros y finanzas y
otros inversionistas, y absorber mayores inversiones en valores
públicos y a estimular el desarrollo del mercado de valores.
l) Aplicar los ingresos públicos exclusivamente en obras y servicios
del mayor interés social, eliminando todos aquellos de carácter
suntuario o no necesario para la comunidad.
m) Mejorar los sistemas de elaboración y control del presupuesto
del gobierno federal, a fin de que la política financiera del Estado
contribuya más eficazmente al desarrollo económico del país.
7. Adoptar una política monetaria sujeta a los principios siguientes:
a) Mantener absoluta independencia respecto al Fondo Moneta-
rio Internacional y no aceptar ninguna recomendación o pre-
sión del mismo que pueda lesionar en cualquier forma los inte-
reses del país.
b) Regular volumen de moneda y otros medios de pago de acuerdo
con las condiciones económicas y financieras, las necesidades de
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Considerando:
Que el comercio exterior puede y debe ser un factor de estímulo al desarrollo eco-
nómico nacional.
Que los desequilibrios de la balanza comercial y de pagos obedecen a defectos
estructurales de la economía mexicana y sobre todo a la presión que el imperialismo
norteamericano ejerce sobre nuestro país.
Que a fin de que el comercio exterior contribuya a acelerar el desarrollo econó-
mico de México es preciso adoptar una política independiente, que amplíe al máxi-
mo las posibilidades de diversificación de productos y mercados y haga posible el
mejoramiento de las relaciones del intercambio.
Que la creciente y anárquica salida de capitales nacionales y de utilidad de em-
presas extranjeras retarda el desarrollo económico nacional, da lugar a graves des-
ajustes en la balanza de pagos, y es factor decisivo de las devaluaciones monetarias.
El Movimiento de Liberación Nacional resuelve:
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Considerando:
Que los sectores populares siguen viviendo en México en condiciones precarias y a
menudo verdaderamente miserables.
Que la elevación del nivel de vida de los campesinos, obreros y amplios grupos
de la clase media no sólo se justifica en atención a razones sociales y humanitarias,
sino El ocaso de los mitos que es indispensable para ampliar los causes del progreso
económico de la nación.
Que la tesis según la cual no es posible el rápido aumento en el nivel de vida de
las masas es una tesis falsa, reaccionaria y antipatriótica.
Que para elevar el nivel de vida del pueblo es menester revisar a fondo toda la
política económica nacional, respetar inflexiblemente los derechos de los trabaja-
dores y ampliar las prestaciones a favor de los mismos.
Que los servicios sociales, prestaciones y seguros deben integrarse en un solo
sistema nacional que abarque a todo el pueblo, absorbiendo los diferentes orga-
nismos que operan en forma fraccionada para grupos específicos de la población,
y reservando la acción asistencial para aquellos grupos que no hayan alcanzado
todavía derechos contractuales.
El Movimiento de Liberación Nacional resuelve luchar por los objetivos si-
guientes:
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Nuestra Historia
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18. Asegurar la rápida elevación del nivel higiénico del país, en los esta-
blecimientos de servicio público, en la producción y distribución de
alimentos, en los lugares de trabajo y en los hogares.
19. Combatir la desnutrición, mediante la ampliación del consumo de ali-
mentos básicos e intensificar la venta de alimentos que forman parte
reducida en la dieta actual del pueblo de México, como los productos
marítimos, haciéndolos llegar a los consumidores a bajo precio, regu-
larmente y con una calidad adecuada.
20. Proteger a los pequeños comerciantes y productores que desempeñan
una función útil, ampliando el crédito a su disposición y facilitando su
organización.
21. Asegurar que las comunidades indígenas ejerzan todos sus derechos
e impulsar la organización para la producción y distribución de sus
productos.
22. Promover la unidad y la estrecha alianza de los trabajadores entre sí y
con las demás fuerzas democráticas y populares del país.
Cultura y educación
Considerando:
Que el desenvolvimiento educativo y cultural de nuestro pueblo es indispensable
para lograr la soberanía nacional y la emancipación económica.
Que el bajo nivel de vida de los sectores populares y la condición social de los
mismos impide el acceso a la educación.
Que el fanatismo y el imperialismo son dos grandes obstáculos para la eleva-
ción del nivel cultural del pueblo.
Que la penetración imperialista y la acción de fuerzas retardatarias empeñadas
en mantener su hegemonía económica y la pretensión del clero político de volver
las cosas en el país a la situación liquidada por la reforma, son factores fundamen-
tales que deforman y desvían la educación nacional.
El Movimiento de Liberación Nacional resuelve:
1. Auspiciar la creación de un comité de promoción y defensa de la cultu-
ra nacional y la educación popular.
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Investigación científica
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7. Luchar para que los medios de difusión no sean utilizados con fines
antinacionales y antipopulares, principalmente con los siguientes ob-
jetivos:
a) Desenmascarar y combatir por todos los medios la acción des-
orientadora y antinacional de la prensa pro imperialista y de las
agencias extranjeras que nutren sus servicios informativos; apo
yar, en cambio, todo esfuerzo en favor de una prensa veraz y al
servicio de los intereses populares.
b) Propugnar porque se reglamente la actividad de la radio y la tele-
visión, y porque los programas tengan un contenido educativo y
despierten el interés por los valores auténticos del arte y el saber
nacionales.
c) Combatir la nociva difusión de las llamadas “tiras cómicas” y
“cuadernos de muñequitos” así como en general de la caricatura
política y todas las expresiones plásticas aplicadas a la prensa y a
la publicidad que tengan un carácter belicista, pro-imperialista,
antipopular o estupidizante y que tiendan a deformar la mentali-
dad pública.
d) Luchar porque la cinematografía nacional contenga el mensaje
de arte y cultura que despierte el interés y contribuya a formar en
el público de otros países la imagen real del pueblo mexicano.
e) Ampliar con la acción de todos los medios de difusión para que
sirvan como vehículos de comprensión y acercamiento a todos
los habitantes del país.
8. Contrarrestar la influencia del imperialismo y la consecuente corrup-
ción y el envilecimiento de la cultura nacional, sobre todo en la región
fronteriza con Estados Unidos y en las localidades que reciben una co-
rriente mayor de turismo.
9. Preservar del saqueo y la destrucción el patrimonio artístico y arqueológi-
co de México y fomentar la fundación de colecciones artísticas y arqueo-
lógicas debidamente reglamentadas.
10. Estimular el auténtico folklore nacional y repudiar en cambio, su mis-
tificación y comercialización.
11. Propiciar el acercamiento, el intercambio de experiencias y la orga-
nización de los artistas e intelectuales sobre la base de defender sus
intereses comunes y de impulsar y multiplicar las obras de creación,
respetando las ideas estéticas y las concepciones de cada quien y su
derecho a expresarlas.
12. Luchar para que se cumplan los reglamentos orgánicos de los Institu-
tos Nacionales de Bellas Artes, de Antropología e Historia y de la inves-
tigación científica, en cuanto garanticen la preservación y el desarrollo
de la cultura nacional.
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13. Pugnar porque el Estado organice una red de escuelas de arte y activida-
des culturales y formule un sistema de becas que abarque a la mayoría de
aquellas personas que manifiesten talento artístico.
Educación indígena
1. Estudiar los problemas económicos y sociales que afectan a los indí-
genas a fin de encauzarlos y ayudar a resolverlos, respecto a las expre-
siones culturales propias de dichas comunidades. Para ello se requiere
conocer:
a) Las condiciones geográficas y económicas en que viven.
b) Las formas de vida política propias: costumbres, relaciones cultu-
rales, producción artística, artesanías, comercio, tradiciones, etc.
c) La organización del trabajo y formas de explotación que sufren.
2. Atraer antropólogos, etnólogos y otros especialistas del movimiento,
para que orienten los planes de preservación y fomento de las culturas
indígenas.
Agosto de 1961
Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Narciso Bassols,
Heberto Castillo, Ignacio García Téllez, Eli de Gortari,
Alonso Aguilar, Enrique González Pedrero,
Francisco López Cámara, Luis Villoro, Carlos Fuentes,
entre otros.
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Declaración de Morelia
Las grandes luchas libradas por los estudiantes y el pueblo contra los enemigos del
progreso, han estremecido el país en los últimos años. La creciente agudización de la
situación económica que padecen las masas populares ha provocado graves conflic-
tos en los que participan combativamente obreros y campesinos con el fin de lograr
un régimen más democrático y resolver sus propias necesidades.
En estas luchas del pueblo, los estudiantes han aportado su decidida colabo-
ración. A consecuencia de la penetración del imperialismo norteamericano la si-
tuación se agrava cada día; el país se encuentra en un trágico estancamiento de su
economía.
En la última década, el movimiento estudiantil ha sido probado a través de im-
portantes hechos significativos: la heroica huelga de la Escuela de Agricultura “An-
tonio Narro” de Saltillo, Coahuila, contra el punto cuarto del Plan Truman; durante
los años 56 y 57 los estudiantes del Politécnico, los de la Universidad Nacional y los
de las Normales Rurales, combatieron por la defensa de los servicios asistenciales y
con ello defendieron las bases y garantías de la educación popular; la lucha sostenida
en 58-59 por los estudiantes de México, Puebla y Monterrey contra el alza de los
153
Nuestra Historia
Las principales luchas estudiantiles en la última década no han sido sino reflejo de
una profunda crisis en la educación, crisis que se acentúa por las embestidas reac-
cionarias y gobiernistas contra todo vestigio de educación popular y científica.
A los estudiantes nos afectan profundamente las medidas antipopulares, anties-
tudiantiles y antidemocráticas que el gobierno lleva adelante en materia educativa.
Por lo tanto, los estudiantes democráticos del país, fijamos ahora nuestra posición
ante tan grave problema.
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Nuestra Historia
como Demetrio Vallejo y Valentín Campa; las salvajes represiones de que son ob
jeto las organizaciones democráticas y las manifestaciones populares; la persecución
y encarcelamiento de líderes estudiantiles
Por tanto, nosotros, estudiantes salidos con grandes esfuerzos de las capas ne-
cesitadas de la población, entendemos claramente que sólo en estrecha solidaridad
con las luchas que el pueblo libra para mejorar sus condiciones de vida, podrán es-
tablecerse firmemente las condiciones generales para lograr una educación fincada
en les intereses populares. Por eso estamos por la Reforma Agraria Radical, por la
democracia e independencia de los sindicatos, así como con los movimientos rei-
vindicadores que libra el pueblo trabajador contra la explotación de los monopolios
internacionales y sus cómplices criollos; en una palabra, con el movimiento general
que libere a nuestro pueblo de las ataduras que lo agobian. Los objetivos del pueblo
son los nuestros. Y nuestros objetivos en la educación son los de él. Nuestra solida-
ridad en la lucha por sus reivindicaciones es indeclinable y la condición de nuestro
triunfo es contar con la solidaridad de las clases trabajadoras del país.
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Pliego petitorio
Mayo de 1966
Consejo Estudiantil Universitario
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Nueva provocación contra la libertad
y la democracia
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Nuestra Historia
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de Mérida 186 a tomar posesión de ellas, ya que hasta ahora no ha sido dictada dis-
posición judicial alguna que prohíba la actividad del Partido Comunista Mexicano.
Pero en lugar de hacer entrega de las oficinas, los agentes policiacos sucedieron a
aprehender los y ahora aparecen entre los “instigadores” de los sucesos del viernes.
No nos cabe la menor duda de que la arbitrariedad policiaca que sigue la línea del
anticomunismo de oficio, podrá acomodar los hechos a su arbitrio. Pero ello no
cambiará la realidad, de la que fueron testigos decenas de miles de estudiantes y
ciudadanos que vivieron y sufrieron el ataque de los “guardianes del orden”
Cueto y Mendiolea tienen, como prueba de su acusación contra el PCM, la
presencia de militantes de nuestro Partido en las filas de los manifestantes del vier-
nes. No lo ocultamos. Los miembros del PCM apoyan tanto la demanda de que
sean destituidos Cueto y Mendiolea como la conmemoración del aniversario del
asalto al cuartel Montada. Pero ello no exime a los jefes policiacos y a quienes con
ellos planearon la provocación del día 26 de toda la responsabilidad por todo lo
sucedido.
Por lo anterior el Presidium del Comité Central del Partido Comunista Mexi-
cano demanda:
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Manifiesto a la Nación
Durante los últimos meses de 1968, el país se ha visto sacudido por la protesta de
miles de estudiantes que a través de la demanda de solución de un pliego petitorio
que consta de seis puntos cuestionan ante el mundo la imagen que de México la
clase dominante ha pretendido crear y en la que presentan como rasgos esenciales
la paz, la estabilidad y la riqueza.
El movimiento estudiantil de julio ha surgido como resultado de viejos pro-
blemas planteados a un régimen que los ignora, los niega o que pretendiendo re-
solverlos, en realidad sólo consigue agravarlos y ha evidenciado ante el mundo la
situación de miseria y falta de libertades políticas en las que viven la mayoría de los
mexicanos.
Efectivamente, este movimiento es expresión de las profundas desigualdades
en la distribución del ingreso, consecuencia de la concentración en unas pocas
manos de la riqueza generada por el pueblo, de la cada día más creciente depen-
dencia de la economía mexicana al imperialismo norteamericano, revelado en el
crecimiento vertiginoso de las inversiones extranjeras; de una política de desarrollo
que favorece esencialmente al capital privado, propiciando vastos desequilibrios
regionales, beneficiando exclusivamente los intereses de una clase por medio de
un sistema impositivo que ampara a los grandes capitales y que va en detrimento
de quien sólo posee su salario como fuente de vida; de la irresponsabilidad de un
gobierno que elude actuar en beneficio de las grandes mayorías de campesinos y
obreros, quienes aún no encuentran satisfechas sus necesidades vitales de alimen-
tación, vestido y vivienda.
En resumen, las decisiones políticas y económicas del gobierno mexicano re-
presentan los intereses de una clase, propician y amparan la explotación de las de-
más y crean un marco de irracionalidad en el que los problemas socioeconómicos
del pueblo hallan sólo una relativa solución.
Así, los jóvenes campesinos, obreros y estudiantes no tienen acceso a perspecti-
vas dignas de vida, pues las fuentes de trabajo se crean en beneficio de intereses par-
ticulares y no de la colectividad, dándose entonces, por ejemplo, la paradoja de una
sociedad que crea técnicos y profesionales a quienes no ofrece empleo y que, además,
no crea aquellos técnicos que necesita y los trae del extranjero. Así los jóvenes viven
escuchando las halagadoras palabras de quienes les ofrecen el futuro del país, pero les
niega sistemáticamente toda oportunidad de ser un presente actuante y partícipe de
las decisiones, provocando en ellos la necesidad de transformar esta sociedad.
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sectores productivos de nuestra sociedad, los que con su trabajo dominan y trans-
forman a la naturaleza así en la ciudad como en el campo.
Los estudiantes nos aliaremos de manera definitiva con estos sectores que ob-
jetivamente están destinados a promover los cambios verdaderamente revolucio-
narios que nuestra patria requiere. La organización estudiantil debe concluir nece-
sariamente en la organización popular que oponiéndose a las trabas que frenan el
desarrollo histórico de México convierta en realidad el lema de nuestro movimien-
to: Libertades Democráticas.
El gobierno mexicano debe tomar muy en cuenta que ante la obstrucción siste-
mática y reiterada que de los canales democráticos realiza, no puede pedir actitudes
eternamente pasivas y sumisas y que las vías que siga el pueblo de México para el lo-
gro de una auténtica democracia estarán esencialmente determinadas por la posición
que se asuma frente a las exigencias de reivindicaciones populares que se aproxima.
Sin embargo, cualquiera que sea la vía todo mexicano luchador por la democracia
actuará con la responsabilidad que la historia le confiera.
Venceremos
Diciembre de 1968.
Consejo Nacional de Huelga.
171
Ideario
Al pueblo de México
A todos los trabajadores
El Partido de los Pobres, organismo que ha nacido de las entrañas más profundas
del pueblo mexicano y que día a día se templa, se consolida y desarrolla en la lucha
y en la guerra revolucionaria armada de los explotados contra los explotadores,
expone en forma general los objetivos esenciales que fundamentan su razón de ser,
su conducta y acción.
Nuestros principios y objetivos esenciales son:
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Nuestra Historia
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Para alcanzar y lograr los objetivos señalados, los trabajadores tienen que librar
y inevitablemente una guerra a muerte irreconciliable contra laburguesía, contra
los imperialistas, se hace necesario desarrollar, profundizar y generalizar la guerra
de movimiento y decisiones rápidas y extender la guerra de guerrillas a todo el país.
175
Nuestra Historia
La guerra de guerrillas llevará a todo el pueblo a formas cada vez más superiores de
lucha, hasta la insurrección general y la toma del poder, hasta destruir a la burgue-
sía y sepultarla junto con su sistema capitalista, explotador y opresor.
Las condiciones históricas, económicas, políticas y sociales necesarias para or-
ganizar y desarrollar la revolución socialista en nuestro país, están dadas. La tarea
inmediata de los explotados es agruparse en organizaciones clandestinas armadas
y actuar. La teoría y la práctica revolucionaria tendrán que crear y generar la or-
ganización general revolucionaria de vanguardia, política y militarmente capaz de
dirigir la guerra y coordinar las acciones revolucionarias.
La práctica revolucionaria consecuente tendrá que definir y unir a los revolucio-
narios y separarlos de los oportunistas, renegados, traidores y agentes de la burguesía
en el seno del movimiento revolucionario.
Llamamos a todos los trabajadores a unirse, a organizarse, armarse y luchar
contra la burguesía y contra todos los medios e instrumentos de que se valen para
explotar y mantener su dominio.
Llamamos a los obreros a liquidar política y físicamente al charrismo sindical,
a tomar las fábricas, transformarlas en centros insurreccionales y luchar por sus
objetivos históricos.
Llamamos al campesinado pobre a tomar por la fuerza de las armas las hacien-
das y las tierras en poder de los capitalistas del campo e integrarse consecuente-
mente a la lucha armada.
Llamamos al estudiantado combativo y a la intelectualidad revolucionaria a
convertir las escuelas y centros de trabajo en trinchera de combate por la revolu-
ción socialista.
Llamamos a todo el pueblo a combatir a los ricos capitalistas, dondequiera que
éstos se encuentren, atacar sus riquezas y sus bienes y destrozar sus fuerzas policiaco-
militares y su sistema explotador y opresor.
El deber de todo revolucionario es hacer la revolución con las armas en la mano:
Vencer o morir.
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Declaracion de Guadalajara
Está librándose en el gremio electricista una lucha de vida o muerte por la demo-
cracia sindical, por la unidad de todos los trabajadores de nuestra rama, por la
integración, reestructuración y reorientación de la industria eléctrica nacionaliza-
da, para que sirva a los intereses mayoritarios de México. Es una lucha ya antigua.
Unas veces se ha desenvuelto sin espectacularidad, pero en otras se ha manifestado
con indispensables batallas abiertas. En los últimos meses, esa lucha, la misma, ha
alcanzado una extraordinaria agudeza. Nadie puede negar que ha sido prolongado,
paciente y sincero el esfuerzo de la corriente democrática de los electricistas para
lograr los objetivos mencionados sin desatar conflictos desgarradores ni caer en
situaciones que pudieran lesionar la industria eléctrica, una industria patrimonial
del pueblo mexicano. Finalmente, no ha podido evitarse que aquellos que han he-
cho de la industria estatal y del sindicato verdaderos botines particulares, salieran
rabiosamente en defensa de sus fortunas mal habidas, de sus canonjías y privile-
gios, empleando contra nosotros los mismos métodos arteros que les han permiti-
do elevarse a los puestos que ocupan y actuar luego a su antojo. Estos señores han
demostrado, y lo demuestran ahora, que están dispuestos a llegar a todo, sin que
ningún escrúpulo los limite, en su desesperado intento por conservar —obviamen-
te por encima de los más altos intereses del país— el sistema de rapiña capitalista
e inmovilismo obrero que ha conducido a una profunda crisis, de la que urge salir,
no sólo a la industria eléctrica, sino al conjunto de la economía nacional. Nuestro
deber, por consiguiente, es plantearnos esta nueva fase de la lucha de acuerdo con
las condiciones reales que la explican y determinan.
El pueblo de México conoce los hechos. Hemos informado ampliamente,
puesto que nada tenemos que ocultar, sobre nuestra conducta y nuestras finalida-
des. Llevamos adelante la movilización de los electricistas mexicanos con banderas
claras y limpias; si a esa movilización se suman, cada vez en mayor número, otros
trabajadores y otros sectores populares, es porque ellos entienden, como lo enten-
demos todos, que están librándose batallas decisivas no sólo en interés de los elec-
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Nuestra Historia
tricistas, sino en el de todas las masas mexicanas, batallas decisivas para el progreso
de México, para alcanzar la plena emancipación nacional frente al imperialismo,
desarrollar al país en la independencia y conquistar para todos la vida digna y justa
a que tenemos derecho tras largos siglos de explotación y luchas desventajosas.
Es muy claro que existe una relación íntima entre la desmovilización obrera
y popular, impuesta con la camisa de fuerza del charrismo y el caciquismo, y la
política desarrollista que ha facilitado el saqueo del país por el imperialismo y sus
socios dependientes, así como la transformación equívoca del patrimonio nacional
en fuente de acumulación privada.
Esa política no ha sido y no es más que una desviación del rumbo fundamental
que dieron a la nación su gesta revolucionaria de 1910-17 y las grandes huelgas,
movilizaciones de masas y decretos nacionalizadores del luminoso periodo histórico
presidido por Lázaro Cárdenas. El México contemporáneo no se explicaría sin la po-
lítica nacionalizadora de empresas básicas. La extensa noche colonial que envolvió al
país, determinó un hecho histórico que es preciso comprender cabalmente: cuando
México se encontraba apenas en los inicios del desarrollo capitalista, ya en el mundo
se daba el primer gran auge del capital financiero internacional, de las que hoy se
llaman, eufemísticamente, empresas transnacionales, que no son sino consorcios
imperialistas. Frente a esas potencias económicas que extendían sus tentáculos por
el mundo entero, nuestros capitalistas nativos se encontraban en evidente desven-
taja. Podían, es cierto, explotar empresas pequeñas; pero aquéllas que constituyen
la base, por un lado, y la vanguardia, por otro, de la economía (es decir, petróleo,
electricidad, ferrocarriles, industria pesada), requerían recursos de capital en tan
grandes volúmenes, que la burguesía mexicana fue incapaz de aportarlos. Fue así
como estas empresas fundamentales cayeron en manos del imperialismo.
Y se llegó al punto en que el país estuvo en serio peligro de convenirse en mero
apéndice imperial, en tierra de conquista para fuerzas económicas y no necesaria-
mente militares. Pero las profundas contradicciones que estos hechos generaron
en la entraña misma de México, pusieron a las masas en pie de guerra, y así la Re-
volución Mexicana planteó un camino propio para el desarrollo nacional, camino
legitimado y refrendado en los dos grandes auges revolucionarios de 1910-17 y
de 1934-40. Ante la inexistencia de una burguesía nacional con el vigor necesario
para enfrentarse al imperialismo y explotar los recursos del país, y contando asi-
mismo con el arraigado sentimiento nacionalista (antiimperialista) de las masas de
obreros, campesinos y pueblo pobre, el Estado nacional-revolucionario, el Estado
surgido de una insurrección por la tierra y por el rescate de los recursos naturales,
tenía que actuar como principal gestor económico, o haría traición a su origen y a
su misión La Revolución Mexicana, varias veces frenada, no borró al imperialismo
de nuestra realidad, pero consiguió arrebatarle importantísimos recursos básicos,
varias industrias estratégicas dentro del marco general de la economía. El país se
recuperó a sí mismo. Las nacionalizaciones y el sistema ejidal rescataron no sólo
riquezas que eran nuestras por legítimo derecho, sino, lo que es invaluable, la sobe-
ranía y la dignidad de la nación.
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Nuestra Historia
rigido contra los trabajadores electricistas y contra los dirigentes democráticos del
SUTERM, como ha sido la CFE la que ha pagado, con dinero del pueblo, los gastos
de los supuestos “delegados”, o sea de los mismos canallas a los que ha habilitado
como lidercillos en ese maridaje.
Los recursos nacionales dilapidados en tan innobles tareas, protegen negocios
sin cuento Encubren el contratismo de todo tipo, desde el que entrega a compa-
ñías constructoras fantasmales las obras de la CFE hasta el que firma compromisos
antinacionales con monopolios imperialistas como la General Electric. De esos re-
cursos se nutre una cáfila de líderes falsos que impiden la revisión de los libros por
parte de los trabajadores y el control de los obreros sobre la administración. Son
recursos para la complicidad con el derroche, la corrupción y el bandidaje, para el
disimulo de la irresponsabilidad y la ineptitud. El charrismo es, pues, la primera
línea de defensa de todo un sistema que ahoga los intereses nacionales.
En realidad, cada sector de la clase obrera, cada sector del pueblo, pueden ofre-
cer sus propios testimonios. Lo están haciendo al enfrentar, en numerosas luchas
concretas, los abrumadores —por su número— problemas similares que hieren
profundamente a la nación. Lo mismo en las batallas por la autodeterminación
obrera que en las que se libran por aumentos de salarios; lo mismo en el diario
combate campesino que en los afanes de educación popular, en todos los frentes
de esta enorme obra revolucionaria que está cambiando el rumbo de México, se
expresan miles y miles de ejemplos de todo cuanto hay que transformar. Que eso
puede hacerse, lo demuestran las pequeñas y grandes victorias, las nuestras y las
de otros pueblos, como los de Indochina, que están venciendo, ya sin posibilidad de
vuelta atrás, al imperialismo y sus títeres.
La discusión sobre el rumbo que ha de seguir el país, se produce ahora en cir-
cunstancias cruciales: las de la sucesión presidencial. En efecto, ante la proximidad
de la designación del candidato a la Presidencia de la República, está intensificán-
dose el conflicto que estremece a la nación y queda muy claramente planteada la
siguiente disyuntiva: si una sólida alianza popular revolucionaria ha de reencauzar
a México por la vía del nacionalismo revolucionario y garantizar así su progreso
y su genuina vida soberana, o si el imperialismo y sus agentes podrán, aprove-
chando la coyuntura política que se avecina, crear las condiciones de confusión y
violencia que les permitan imponer el rumbo de la subordinación y aun sus formas
pinochetistas. La actividad febril de Fidel Velázquez y su camarilla está enmarcada
precisamente por los planes contrarrevolucionarios del imperialismo. Porque el
charrismo no es sólo robo de cuotas, venta de contratos o persecución de obreros.
Como lo muestran los hechos que ya hemos expuesto, el charrismo ha devenido
una estructura política básica del imperialismo, de la burguesía subsidiaria y de los
funcionarios corruptos que cambian traicioneramente el patrimonio nacional por
un plato de lentejas. El charrismo, íntimamente entrelazado con aparatos de espio-
naje y provocación como la ORIT, brazo sindical de la CIA, es una de las fuerzas
que el imperialismo ha destacado en nuestro suelo para servirse de ellas según sus
designios.
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¡Compañeros trabajadores!
¡Pueblo de México!
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crisis económica, social y política en que hoy se encuentra sumida la nación. Salir de
esta crisis, y de los evidentes peligros que implica, sólo será posible sobre la base
de un movimiento obrero renovado.
Se impone, pues, como tarea política nacional de primera importancia, el res-
cate de las organizaciones obreras y su reestructuración sobre nuevas bases. A par-
tir de los avances logrados en casi un siglo de lucha, es imperativo conquistar ahora
la organización proletaria unitaria, fincada en sindicatos nacionales de industria,
democráticos y con independencia política.
Los sindicatos nacionales de industria ya existentes, no deben ser desmem-
brados, sino que dentro de ellos es preciso conquistar la democracia e impulsar su
reestructuración para que funcionen como verdaderos sindicatos unitarios. Aque-
llos sindicatos de cada rama que actualmente tienen estructura de sindicatos de
empresa, deben incorporarse a los sindicatos nacionales de industria ya existentes.
Asimismo, hay que crear sindicatos industriales en las ramas en que aún no los
haya. Los electricistas, precisamente por ello, luchamos por nuestra unidad democrá-
tica, por un sindicato único en la rama.
Sin embargo, dentro de los grandes sindicatos por rama industrial la democra-
cia no sería posible sin una autonomía relativa de las secciones dentro de la unidad
combativa del sindicato industrial. La autonomía relativa debe consistir, primor-
dialmente, en la administración del interés profesional de los agremiados, el derecho
de cada sección a contar con cuotas, locales y periódicos propios, y en la celebración
de asambleas seccionales en las que se puedan discutir los problemas generales del
sindicato y de la clase y no sólo problemas locales. Las secciones, para que puedan
funcionar eficazmente, deben constituirse por lugar o centro de trabajo —o, en ge-
neral, por cercanía geográfica—, y no por oficio o especialidad, ya que esto último
debilita la unidad, llegando a enfrentar los intereses de las distintas especialidades
entre sí o a dejar que cada especialidad luche separadamente por sus demandas, que
aparecen como si sólo a ella afectaran. Los estatutos del SUTERM, en este sentido,
representan un avance fundamental, a pesar del intento charro de pisotearlos.
La autonomía relativa de las secciones en los sindicatos industriales no implica
que cada sección actúe por su cuenta, sino al contrario. Debe haber una actividad
sindical unitaria en cada movimiento general, y solidaridad con los movimientos
locales. Cuando un sindicato industrial contrata con varias empresas, hay que pe-
lear por un contrato tipo para la rama, que contenga las condiciones laborales gene-
rales obligatorias para todas las empresas de la rama y a partir de las cuales puedan
establecerse las particularidades de cada sección. Todos los contratos deben expirar
en la misma fecha, para permitir la lucha por su revisión en forma conjunta. Así se
puede llegar, en breve plazo, a la celebración de Contratos-ley y Contratos únicos
para toda una rama industrial.
El avance de las luchas obreras permitirá que todos los trabajadores queden
agrupados en sindicatos industriales nacionales, con la perspectiva de constituir
al fin una Central Única de Trabajadores, democrática, revolucionaria e indepen-
diente de los patrones y del gobierno.
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Debe crearse sin demora el Seguro del Desempleo, con fuertes cuotas pagadas
por la patronal y con aportaciones del Estado.
7) Educación popular y revolucionaria. La burguesía trata de aprovechar la en-
señanza y la educación para difundir su ideología y para capacitar mano de obra
barata y formar hombres al servicio de la explotación, desde técnicos, profesionis-
tas y obreros calificados, hasta ideólogos y represores. Apoyándonos en la expe-
riencia de la educación socialista durante el cardenismo, así como en las múltiples
enseñanzas que ofrecen las naciones que han iniciado un proceso de reconstruc-
ción socialista de la sociedad, debemos pugnar porque se capacite para el trabajo,
pero con una orientación popular y revolucionaria, mediante sistemas educativos y
programas de estudio que ayuden a entender los problemas del país y del mundo
y la forma de resolverlos. Asimismo, es preciso luchar por el acceso de las masas a
la educación en todos los niveles. Las escuelas deben ser gobernadas democrática-
mente, con intervención popular.
8) Vivienda obrera. Congelación de rentas. Municipalización, del transporte co-
lectivo. Servicios municipales para todos. Faltan millones de viviendas. Para atender
este problema, es preciso que el -Estado no dependa de industriales voraces, de aca-
paradores de varilla y cemento, de especuladores con terrenos. Independientemen-
te de que en los contratos colectivos pueda hacerse valer la obligación que tienen
los patrones, por ley, de proporcionar viviendas a sus trabajadores, siempre que
éstos sean más de 100, se requieren soluciones de fondo: expropiación de terrenos
por causas de utilidad pública, y construcción masiva de viviendas por una empresa
estatal constructora como la que existe para construir escuelas (CAPFCE), misma
que cuente con una industria también estatal de cemento, varilla, etcétera.
Lo anterior debe ser complementado con la congelación de todas las rentas, con
la municipalización del transporte urbano y con programas de urbanización que do-
ten de agua, luz, drenaje y todos los servicios municipales a las colonias proletarias.
Comités de barrio deben exigir y vigilar el cumplimiento de estas demandas.
9) Colectivización agraria. Fin del latifundismo, derogación del derecho de am-
paro a terratenientes. Nacionalización del crédito, del transporte de carga, de la ma-
quinaria agrícola. Planificación de la agricultura. Supresión de intermediarios. En
México, como en todos los países productores de materias primas, la cantidad de
habitantes dedicados a las actividades agrícolas es muy grande. Además de los mi-
llones de jornaleros agrícolas, indiscutiblemente proletarios, existen millones de
ejidatarios y miles de pequeños propietarios. Su participación política es indispen-
sable para imponer la reorientación revolucionaria del país. Y la aguda crisis por
la que atraviesa la producción de alimentos y materias primas pone de manifiesto
la necesidad de que obreros y campesinos, en firme alianza, busquemos nuevas
formas de explotación de la tierra y sus productos. Se trata de una cuestión socio-
política, y sólo secundariamente técnica.
Es indispensable acabar con todos los latifundios y organizar la colectiviza-
ción de los ejidos, como pasos firmes hacia la creación de combinados agrícolas
e industriales. Ese es el único camino por el que pueden resolverse los problemas
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sector estatal requiere su integración por rama industrial, para eliminar duplicida-
des, reducir el burocratismo y la corrupción y aumentar su capacidad productiva.
Eso implica nacionalizar los pasos de la producción de los que dependa la empresa
estatal y que aún estén en manos privadas, así como formar combinados y planifi-
car su funcionamiento. Incluye, también, la necesidad de una política nacional de
electricidad, y energética en general, instrumentada mediante una administración
nacional de energéticos. Urge eliminar la corrupción, el burocratismo, el despil-
farro, las “aviadurías”, el exceso de empleados de confianza, los altos sueldos de
los funcionarios. Urge, finalmente, el desarrollo de la industria pesada estatal para
ir eliminando la dependencia en lo que se refiere a partes, equipos y tecnología
respecto de las empresas transnacionales y del imperialismo en general. De modo
especial, se plantea como tarea apremiante la expropiación de la maquinaria agrí-
cola y de las fábricas de aparatos eléctricos y electrónicos, que venden al Estado a
precios superiores al valor comercial.
12) Fiscalización obrera. La reorientación del sector estatal de la economía se-
ría imposible con sólo tomar medidas administrativas o burocráticas. No basta
nombrar funcionarios honestos ni multiplicar los inspectores. Es imprescindible la
participación democrática de los propios trabajadores en el control sobre los admi-
nistradores: controlar gastos, nóminas, contratos, planes de desarrollo, etcétera. En
ese proceso, los obreros van recuperando su personalidad e iniciativa, su poder de
decisión sobre la producción que ellos mismos realizan. La democratización de la
gestión del sector estatal es impostergable. Los electricistas debernos hacer efectivas
las cláusulas del Contrato Único que nos dan facultades de control, y ampliarlas.
La misma fiscalización debe ejercerse en las empresas privadas. Ya se mencionó
el papel de la vigilancia obrera para combatir la especulación, pero también se trata
de evitar evasiones de impuestos, boicots, sustracción ilícita de ganancias del país o
transferencias de fondos de las filiales de las empresas imperialistas a sus matrices,
cierres arbitrarios de departamentos, quiebras fraudulentas, maniobras especulati-
vas. La intervención fiscalizadora de los trabajadores en nombre y representación
de toda la sociedad, debe extenderse, con este criterio, a todas las ramas de la activi-
dad económica, como elemento básico de la democracia revolucionaria.
Las formas de participación van desde la denuncia pública de irregularidades
descubiertas, hasta la formación de comités permanentes de control sobre admi-
nistradores o empresarios. En todo caso, debe cuidarse de que no se vea compro-
metida la independencia de la clase obrera, y ésta resulte colocada a la cola de una
política no proletaria.
¡Compañeros trabajadores!
¡Pueblo de México!
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mexicanos que dieron su vida siguiendo a Villa y Zapata, de los trabajadores que
hicieron las primeras huelgas mexicanas, de Lázaro Cárdenas, tiene y tendrá su
continuidad en nuestra lucha y en nuestra inevitable victoria.
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Llamamiento al pueblo de México
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de nuestra vida social, las ideas, los elementos y las condiciones para el cambio de
régimen, que en la legalidad y en el ejercicio de las libertades, construya la nueva
legitimidad».
A este llamado respondieron positivamente la diversidad de fuerzas políticas
que unieron sus esfuerzos en la pasada elección.
Miles de ciudadanos, mujeres y hombres de todo el país, se han sumado a la
iniciativa de crear una organización política nueva, expresión de la pluralidad de
quienes coincidimos el 6 de julio, que tome como compromiso impulsar el proyec-
to nacional de la Revolución Mexicana.
La misma respuesta han dado los miembros del Partido Verde, de Fuerzas
Progresistas, el Consejo Nacional Obrero y Campesino de México, Organización
Revolucionaria Punto Crítico, Partido Liberal, Movimiento al Socialismo, Grupo
Poliforum, de la Asamblea de Barrios, Asociación Cívica Nacional Revolucionaria,
Consejo Nacional Cardenista, Convergencia Democrática y OIR-Línea de Masas.
La participación de sus integrantes en la formación de nuestro partido de
hecho se está dando ya. A lo largo de años de lucha se han conformado valiosos
equipos de trabajo, que tienen una experiencia acumulada que hoy en conjunto
debemos aprovechar.
El Partido Socialdemócrata ha decidido conservar su condición actual, mante-
niendo su actitud de alentar la creación de nuevas organizaciones políticas, dejando
en libertad a sus miembros para participar en el partido al que damos nacimiento y
expresando ya su voluntad de mantener con él una estrecha unidad en la acción.
El Partido Auténtico de la Revolución Mexicana expresó respecto al llamado
para crear un partido nuevo, el 14 de octubre: considerando la propuesta lanzada
por el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas de intentar la creación de un nuevo institu-
to político con características que se identifiquen con el ideal que fuera sustento del
movimiento armado de 1910 y con la Constitución de 1917 y tomando en cuenta
las fundamentales coincidencias que entre su proyecto y nuestros documentos bá-
sicos: programa de acción, declaración de principios y estatutos, existen, estamos
abiertos al diálogo y a la concertación de esfuerzos, en busca de la unidad.
“Con estas orientaciones ideológicas, los parmistas del país atendemos el lla-
mado de Cuauhtémoc Cárdenas, quien convoca a las fuerzas nacionalistas y re-
volucionarias a consolidar la unidad. Manifestamos nuestra voluntad íntegra de
luchar junto con él hasta encontrar la forma idónea, para organizarnos en beneficio
de México...”
Agradezco al Partido Auténtico de la Revolución Mexicana y a sus dirigentes
la confianza que me expresan y su respuesta al llamado que hemos hecho. Iniciare-
mos de inmediato el diálogo con nuestros compañeros y amigos del PARM y estoy
cierto, como fuimos capaces de hacerlo desde el 14 de octubre de 1987 hasta hoy,
que seremos capaces nuevamente de concertar nuestros esfuerzos para seguir tra-
bajando juntos por llevar a la práctica el proyecto nacional de nuestra Revolución.
Desde el primer momento el Partido Mexicano Socialista acogió con simpatía
y entusiasmo la idea de contribuir a consolidar el partido que nació el 6 de julio.
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Dio ya los primeros pasos estatutarios que permiten a sus miembros participar en
esta nueva edificación política, por la vía de la afiliación individual, que mantienen
así la vocación unitaria que permitió los acuerdos del 7 de junio y fortalece desde
entonces la acción conjunta de las fuerzas democráticas del país. En unos meses,
de acuerdo a sus normas, celebrará el Congreso nacional que podrá aprobar la di-
solución del partido.
El Partido Popular Socialista y el Partido del Frente Cardenista de Reconstruc-
ción Nacional han decidido, por sus respectivos compromisos con los programas y
proyectos políticos que sostienen, mantener sus actuales condiciones de organización
y coincidir en el Frente Democrático Nacional con el partido que estamos creando.
Ahí seguirá dándose, cada vez más fuerte, la acción unitaria, solidaria y decidida en
favor de las mejores causas del país.
Tenemos por delante un intenso trabajo y una trascendental tarea: construir el
partido de la democracia, de la Revolución Mexicana, de la unidad patriótica, de las
reivindicaciones nacionales y populares, de la constitucionalidad y del progreso; el
partido donde tengan cabida, sin exclusiones ni vetos, los millones de mexicanos
no organizados, los miembros de los agrupamientos políticos y sociales que no mi-
litan partidariamente y los integrantes de los partidos con registro que por decisión
estatutaria y nacional decidan acompañarnos en este esfuerzo.
Será un partido plural, como plurales fueron las participaciones políticas que
condujeron a los resultados del 6 de julio, donde se respeten y reconozcan las di-
ferentes corrientes de pensamiento,’ que deben tener garantizados canales abiertos
para expresarse y actuar, un partido donde circulen las ideas y receptivo a la crítica,
una organización donde no existan estructuras ni aparatos, más allá de los previstos
estatutariamente, que se maneje internamente con una democracia transparente, un
partido, como queremos a la nación, no alineado en bloques, independiente de toda
organización internacional y que mantenga al mismo tiempo relaciones de amistad
con los partidos que luchan por la democracia, el ejercicio pleno de las soberanías
nacionales y la colaboración internacional sobre bases de equidad.
Vamos a coincidir y a convivir, como lo hemos venido haciendo en esta lucha,
pero ahora en un agrupamiento que nos dé unidad orgánica, quienes tenemos dife-
rentes formaciones filosóficas y políticas, distintos orígenes políticos o partidarios
y hemos seguido rutas muy diversas en la actuación pública.
Dar este paso para fundar el partido de todos, a la vista de la nación, debe
significar para todos mantener congruencia ideológica, política y con nuestros an-
tecedentes y trayectorias; debe re‑
presentar también un paso en ascenso al apreciar objetivamente la realidad
nacional y llegar a la conclusión que sólo en la coincidencia, en el respeto a nuestras
diferencias y en la unidad de acción seremos capaces de vencer los obstáculos que
hoy se oponen al progreso democrático de México y a la igualdad, ante la ley y en
la práctica, de todos los mexicanos.
La base de nuestro entendimiento está en que todos estamos convencidos que
hoy, para superar los problemas que el país y el pueblo enfrentan y para asegurar
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Nuestra Historia
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Nuestra Historia
ber sido muchos más y también muchos menos. Pudimos convocar para reunirnos
en otra ciudad del país. En cualquier caso, sabemos que no están aquí muchos que
podían habernos acompañado, si se hubiera dado otro diseño a este acto. Siempre
hubieran faltado compañeros.
Los que estamos aquí somos un grupo tan representativo o tan falto de repre-
sentación como cualquier otro que se hubiera reunido. Había que empezar y eso es
hoy lo único importante.
Voy a someter a su consideración el texto de un llamamiento que de apro-
barse podemos firmar los presentes. Si están de acuerdo, ese texto puede quedar
abierto a la firma de las mujeres y los hombres que quieran acompañarnos en esta
empresa. Quienes lo suscribieran de aquí a que celebremos la convención nacional
constitutiva, serían considerados fundadores del Partido de la Revolución Demo-
crática, con el que el pueblo formará gobierno y transformará democráticamente
a la nación.
21 de octubre de 1988
Cuauhtémoc Cárdenas
200
Primer Congreso
Extracto
Introducción
La lucha sindical es también una lucha política es decir, cuando vamos a la defensa
real de nuestros intereses ya sean económicos, políticos, laborales e ideológicas nos
enfrentamos como gremio sector, bloque o clase social a un poder que detenta una
clase dominante con la cual somos antagónicos e irreconciliables; los sindicatos
surgieron por la necesidad de contar con una organización que cohesionara a los
trabajadores para luchar por la defensa de sus intereses.
La lucha Sindical es Clasista y no como nos la interpretan las élites de control
sindical que afirman y llevan a sus agremiados a encerrarse en los marcos de su
sindicato y no rebasando las normas legaloides burguesas. El carácter original del
sindicato lo define como una organización de combate, fuera del control legal, con
independencia política y orgánica de la burguesía y su estado, que unidos solida-
riamente con otros sindicatos u organizaciones estarán creando su propio poder
y enfrentándose como clase social. Por eso defendemos y reindicamos la practica
sindical en su carácter original.
En la actualidad el régimen ha impulsado un reordenamiento corporativo de
los sindicatos; esto es, está adecuándolos a su política modernizadora aplazando a
viejos líderes por otros, sobre todo a los que ya no son útiles por que están despres-
tigiados ante las masas o porque representan un serio obstáculo para la concreción
de su proyecto modernizador en el terreno económico, social y político, mante-
niendo en lo fundamental la estructura corporativa de los sindicatos.
201
Nuestra Historia
2. Las camarillas que se han adueñado del a Dirección del SNTE, sin el
consenso de las bases lo han convertido en una trampolín político y de
usufructo personal.
3. Estas camarillas subordinadas al Estado reprimen a la clase traba-
jadora con la suspensión de salarios, cambios arbitrarios, despidos,
etc., e inclusive llegan al asesinato haciendo uso de las fuerzas repre-
sivas y manipulando medios de comunicación.
4. El charrismo sindical es el instrumento utilizado por el Estado para
controlar y someter ideológicas política y orgánicamente a los trabaja-
dores y la relación entre estos dos se expresa a través de prebendas que
el Estado otorga a sus fieles servidoras para la defensa de sus intereses.
5. Las contradicciones que se dan SEP charros del SNTE. No son antagó-
nicas sino por cuota de poder que en ocasiones confundan al magis-
terio nacional dando la apariencia que existe diferencia de principios.
Cuando estos sólo son de forma, los cuales no se resuelven por medios
de las cuales no se resuelven por medio de la lucha de clases sino a
través de preguntas que el Estado otorga a sus fieles servidores para la
defensa de sus intereses.
6. El charrismo como sindicato con practicas corporativas; soslaya los
problemas o intereses de las bases y utiliza los eventos sindicales (Asam-
bleas delegaciones, congresos estatales y nacionales).
7. Los charros con el afán de frenar el ascenso en la lucha. Con una amplia
participación de las bases en la toma de decisiones y por no poder se he-
gemonía utiliza todas las instancias, recursos que se encuentra, tanto en
los delante su política vertical y antidemocrática.
8. Con la caída de Carlos Jonguitud Barrios no se logra romper totalmen-
te con la estructura de Vanguardia Revolucionarla ya que sigue exis-
tiendo con fuerza en algunas secciones del país y tan solo han cambia-
do de nombre llamándose institucionales para entrar a la modernidad
salinista en el SNTE por Elba Esther Gordillo.
9. Actualmente el charrismo ha cambiado su discurso pero su práctica si-
gue siendo la misma abriendo las puertas a grupos o corrientes que se
identifican con ellos y sin representación ni consenso de las bases, im-
pulsa la lucha por los espacios políticos compartiendo el poder con los
charros reforzando el proyecto salinista.
10. Al interior del SNTE encontramos dos posiciones politicas sindicales
con sus objetivos de clase bien definidos: La del charrismo, que apoya
al Estado burgués mexicano y como consecuencia trata de tener en-
cajonado en su política entreguista corporativa, al magisterio y hace
de lado los problemas particulares de cada sección y los generales del
magisterio. La que se aglutina en la CNTE y que hace suyas las reivin-
dicaciones inmediatas y mediatas de los trabajadores de la educación,
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To m o I . E l s i g l o x x
Conclusiones.
1. Impugnar los actuales estatutos del SNTE recuperación de principios y
Reglamento general de Asambleas.
2. No asistir al Congreso Nacional convocado por el CEN del SNTE como
rechazo a la propuesta de reforma estatutaria por no haber, consulta
previa a las bases.
3. Elaborar un nuevo proyecto de Estatutos, Declaración de Principios y
reglamentos General de Asamblea que responda a los intereses de los
trabajadores de la educación.
Alternativas.
1. Nombrar una comisión que elabore un proyecto de Estatutos. Declaración
de principios y programas que responde a los intereses de las bases y plan-
tea el tipo de sindicato a que aspiramos un auténtico sindicato de clase.
2. Difundir ese proyecto en forma masiva para discusión y análisis por las
bases.
3. Convocar a un evento estatal primero y luego nacional para su aproba-
ción a impulsos y que sea retomado y reconocido por todos los traba-
jadores de la Educación.
4. Que el nuevo proyecto comprenda a todos los trabajadores de la edu-
cación sin distingos en la consecución de los beneficios económicos y
prestaciones sociales.
203
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204
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205
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Caracterización de la cnte
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Principios
207
Nuestra Historia
208
To m o I . E l s i g l o x x
Programa
Resolutivo especial
Táctica
La CNTE debe establecer mecanismo que garanticen la plana solidaridad entre los
trabajadores de la educación y demás trabajadores del país.
La CNTE debe impulsarla formación de Frentes Regionales y Estatales con
miras a formar un gran frente Nacional para enfrentar la políticas antipopular del
Estado.
La CNTE reconoce la lucha de todos los Frentes del mundo por lograr una
sociedad más justa: por lo que debe establecer vínculos estrechos con sindicatos y
organizaciones de otros países.
La CNTE debe realizar acciones nacionales coordinadas, demandas conjuntas
y negociaciones unitarias.
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Nuestra Historia
La CNTE debe mantener por sobre todas las cosas la Unidad en la acción y la
tácticas de Movilización-Negociación-movilización.
La CNTE utilizara las formas de lucha posible siempre y cuando estas sean
resultado de las consultas de base.
La CNTE por su mismo carácter de movimiento de masas que lucha por con-
quistar el SNTE y ante los embates del gobierno y los charros con diferentes medios
que van desde la cooptación hasta el asesinato de militantes del movimiento demo-
crático ha aplicado por esa misma circunstancia diferentes tácticas que corresponde
necesariamente a la correlación de fuerzas en las secciones a nivel nacional. Por eso
debe quedar claro que no puede existir una táctica única y para todo momento den-
tro de la CNTE sin embargo en la historia en la CNTE se han ampliado tácticas que
aunque se asumen por algunos contingentes como particulares afectan el desarrollo
de la CNTE en lo general.
En cuanto a las carteras ostentan Juan González Meza y Gabriel Aguilar Ortega
la CNTE ratifica su decisión de no aceptar ninguna representación dentro del CEN
del SNTE .y por lo tanto a lo tanto ellos no la representan en esa instancia.
Resolutivo especial
Ante la situación muy concreta por la que atraviesa la CNTE y ante la definición
de que los charros pudieran avanzar con la presencia de alguno de los militantes
de la CNTE en el CEN, se propone que sean las bases de cada sección, bajo un
mecanismo y un documento sección, bajo un mecanismo y un documento espe-
cifico que instrumente la Comisión Permanente quienes decidan y hagan llegar a
la asamblea nacional su posición respecto a si perjudica o ayude en este momen-
to permanecer en el CEN y la resolución que la CNTE debe tomar en su caso.
Las decisiones de bases deberían presentarse a más tardar en diciembre de 1990.
Estrategia
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Primera declaración
de la Selva Lacandona
Al pueblo de México:
Hermanos mexicanos:
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Nuestra Historia
Primero. Avanzar hacia la capital del país venciendo al ejército federal mexicano,
protegiendo en su avance liberador a la población civil y permitiendo
a los pueblos liberados elegir, libre y democráticamente, a sus propias
autoridades administrativas.
Segundo. Respetar la vida de los prisioneros y entregar a los heridos a la Cruz
Roja Internacional para su atención médica.
Tercero. Iniciar juicios sumarios contra los soldados del ejército federal mexica-
no y la policía política que hayan recibido cursos y que hayan sido ase-
sorados, entrenados, o pagados por extranjeros, sea dentro de nuestra
nación o fuera de ella, acusados de traición a la Patria, y contra todos
aquellos que repriman y maltraten a la población civil y roben o aten-
ten contra los bienes del pueblo.
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To m o I . E l s i g l o x x
Cuarto. Formar nuevas filas con todos aquellos mexicanos que manifiesten su-
marse a nuestra justa lucha, incluídos aquellos que, siendo soldados
enemigos, se entreguen sin combatir a nuestras fuerzas y juren respon-
der a ls órdenes de esta Comandancia General del EJÉRCITO ZAPA-
TISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL.
Quinto. Pedir la rendición incondiconal de los cuarteles enemigos antes de en-
tablar los combates.
Sexto. Suspender el saqueo de nuestras riquezas naturales en los lugares con-
trolados por el EZLN.
INTÉGRATE A LA FUERZAS
INSURGENTES DEL EJERCITO ZAPATISTA
DE LIBERACIÓN NACIONAL
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¿De qué nos van a perdonar?
Señores:
Debo empezar por unas disculpas (“mal comienzo”, decía mi abuela). Por un error
en muestro Departamento de Prensa y Propaganda, la carta anterior (de fecha 13
de enero de 1994) omitió al semanario nacional Proceso entre los destinatarios.
Espero que este error sea comprendido por los de Proceso y reciban esta misiva sin
rencor, resquemor y re-etcétera.
Bien, me dirijo a ustedes para solicitarles atentamente la difusión de los comu-
nicados adjuntos del CCRI-CG del EZLN. En ellos se refieren a reiteradas violacio-
nes al cese al fuego por parte de las tropas federales, a la iniciativa de ley de amnistía
del ejecutivo federal y al desempeño del señor Camacho Solís como Comisionado
para la paz y la reconciliación en Chiapas.
Creo que ya deben haber llegado a sus manos los documentos que enviamos el
13 de enero de los corrientes. Ignoro qué reacciones suscitarán estos documentos ni
cuál será la respuesta del gobierno federal a nuestros planteamientos, así que no me
referiré a ellos. Hasta el día de hoy, 18 de enero de 1994, sólo hemos tenido cono-
cimiento de la formalización del “perdón” que ofrece el gobierno federal a nuestras
fuerzas. ¿De qué tenemos que pedir perdón? ¿De qué nos van a perdonar? ¿De no
morirnos de hambre? ¿De no callarnos en nuestra miseria? ¿De no haber aceptado
humildemente la gigantesca carga histórica de desprecio y abandono? ¿De habernos
levantado en armas cuando encontramos todos los otros caminos cerrados? ¿De
no habernos atenido al Código Penal de Chiapas, el más absurdo y represivo del
que se tenga memoria? ¿De haber demostrado al resto del país y al mundo entero
que la dignidad humana vive aún y está en sus habitantes más empobrecidos? ¿De
habernos preparado bien y a conciencia antes de iniciar? ¿De haber llevado fusiles al
combate, en lugar de arcos y flechas? ¿De haber aprendido a pelear antes de hacerlo?
¿De ser mexicanos todos? ¿De ser mayoritariamente indígenas? ¿De llamar al pue-
blo mexicano todo a luchar de todas las formas posibles, por lo que les pertenece?
¿De luchar por libertad, democracia y justicia? ¿De no seguir los patrones de las
guerrillas anteriores? ¿De no rendirnos? ¿De no vendernos? ¿De no traicionarnos?
¿Quién tiene que pedir perdón y quién puede otorgarlo? ¿Los que, durante
años y años, se sentaron ante una mesa llena y se saciaron mientras con nosotros
se sentaba la muerte, tan cotidiana, tan nuestra que acabamos por dejar de tenerle
miedo? ¿Los que nos llenaron las bolsas y el alma de declaraciones y promesas?
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Nuestra Historia
18 de enero de 1994
Subcomandante Insurgente Marcos
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Los sentimientos de la nación
Preámbulo
Han transcurrido 183 años desde que el gran patriota José María Morelos dictó los
Sentimientos de la Nación, puntos básicos para redactar la constitución Política de
un país que quería surgir a la vida independiente y soberana.
Durante esos años, aquellos sentimientos han sido reconocidos como precep-
tos fundacionales de México y, aunque no todos conservan su vigencia, la mayoría
sigue siendo aspiración y guía de los mexicanos.
El tributo que hay que rendir a Morelos no consiste sólo en reconocer su figura
histórica, sino también en pugnar para que las aspiraciones de justicia y democra-
cia, presentes en nuestra patria desde antes del surgimiento del movimiento de in-
dependencia, se conviertan en realidad cotidiana. Desde Chilpancingo, hoy capital
del Estado de Guerrero, sede inicial del Congreso de Anáhuac, y al rendir de tal for-
ma un homenaje a quienes iniciaron el movimiento de independencia de México y
ofrendaron su vida en pos de la democracia y la justicia, exponemos ante el país las
presentes notas para una nueva carta constitucional mexicana, unos sentimientos
de la nación, producto de la experiencia y la lucha de tantas generaciones que han
hecho esfuerzos para conquistar aquellos anhelos fundacionales de nuestra patria y
para avanzar hacia nuevos derechos y libertades.
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Nuestra Historia
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To m o I . E l s i g l o x x
las nuevas leyes sobre prensa y otros medios sea juzgada en tribunales
ordinarios y la autoridad administrativa carezca de poder para sancio-
nar definitivamente transgresiones legales o revocar concesiones. Que
la propaganda electoral en medios concesionados sea gratuita y se pros-
criba la pagada. Que las comunicaciones vía satélite estén bajo el control
de la nación a través de la ley. Que nunca más existan archivos guber-
namentales secretos y que todos ellos se abran a la consulta pública.
Que el Estado asuma la responsabilidad de garantizar la libre creación y
difusión del arte y la cultura.
9º Que los ayuntamientos sean producto de la voluntad popular y sólo que-
den bajo el control de los ciudadanos. Que el cabildo sea el parlamento
del pueblo, sesione en público y se abra a las propuestas de los habitantes
del municipio. Que el presidente municipal acate en todo la decisión ma-
yoritaria del ayuntamiento, integrado éste mediante reglas de pluralidad
y proporcionalidad. Que se eleven las facultades de los ayuntamientos
en materia fiscal y libre utilización de los recursos municipales, aumen-
tando las participaciones de los municipios al 20 %, por lo menos, de la
recaudación nacional, cuya entrega debe ser oportuna e incondicional.
Que el gobierno municipal colegiado promueva el desarrollo social. Que
las comunidades, dentro de los municipios, tengan también su propio
consejo de representantes, elegido democráticamente, con capacidad ad-
ministrativa y política.
10º Que se reconozcan en la ley y en la práctica los derechos de los indíge-
nas y de los pueblos indios, y que éstos gocen de especial representación
en las legislaturas de todos los niveles. Que se permita la creación de
órganos autónomos de gobierno en regiones donde tienen su asiento
los pueblos indios sobre la base de la participación igualitaria de todos,
independientemente del orden étnico de cada ciudadano, en el marco
de los derechos humanos, el sistema democrático y las leyes del país.
11º Que el Estado garantice, a través de la Constitución que todos los
mexicanos tengan condiciones de vida digna, sin que el derecho social
quede supeditado a decisiones gubernamentales y mucho menos a dic-
tados de organismos transnacionales o gobiernos extranjeros. Que el
derecho social sólo pueda ser modificado mediante consulta popular.
Que todos los mexicanos, por serlo, tengan derecho a la educación, la
salud, la vivienda y la pensión digna de retiro por enfermedad y edad
avanzada. Y que el Estado, en sus diversos niveles, se encargue de obte-
ner la cooperación equitativa, proporcional y justa de toda la sociedad
para hacer efectivo el derecho social.
12º Que la mujer goce de verdadera igualdad a través de leyes que garanticen
el pleno ejercicio de sus derechos y de su participación en la vida social,
económica y política del país. Que todo niño, por el sólo hecho de serlo,
goce de educación, esparcimiento, salud y alimentación, independiente-
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Nuestra Historia
mente de la condición social de sus padres. Que los jóvenes puedan for-
marse en el estudio, el deporte y el esparcimiento colectivo sin limitacio-
nes impuestas por el Estado o los particulares.
13º Que el salario sea suficiente para garantizar el sostenimiento familiar
y se reconozca la capacidad productiva del trabajo. Que se instaure el
verdadero salario mínimo y que éste sea determinado mediante decre-
to legislativo. Que los tribunales del trabajo sean integrados por jueces
imparciales, pertenecientes al poder judicial, y nunca más el gobierno
asuma funciones de juez y parte en materia laboral. Que la libertad
sindical de los trabajadores sea una de las libertades fundamentales de
todos los mexicanos y que el trabajo se aprecie y respete como una de
las funciones vitales del individuo en la sociedad.
14º Que la ley y el gobierno impidan la usura y promuevan la salvación de
las empresas y particulares arruinados por deudas. Que se establezca
una moratoria temporal de embargos por causa de insolvencia com-
probada. Que los recursos públicos no se usen para garantizar el cobro
de altas e injustas tasas de interés y que éstas sean reguladas por la ley
para impedir, tanto la expropiación del ahorro como el cobro desme-
surado de réditos.
15º Que cada quien pague impuestos según su riqueza e ingreso y que se
acaben las exenciones y prebendas fiscales, para que el erario sea sufi-
ciente a efecto de sufragar los gastos que requiere la sociedad, redistribuir
el ingreso y combatir la pobreza. Que se impulse el ahorro interno y se
garantice la utilización productiva del mismo, combatiendo la especula-
ción, la ganancia fácil y la concentración y centralización del capital y la
producción. Que sean buenas las leyes para perseguir los monopolios y
las tendencias monopólicas.
16º Que adquiera prioridad estratégica el fomento de las actividades pro-
ductivas y la creación de empleos, respaldándose a los sectores privado
y social. Que el Estado asuma la responsabilidad de apoyar a la pequeña
y mediana empresa a través del crédito, la desregulación administra-
tiva y el trato fiscal adecuado. Que cada campesino, asociado o inde-
pendiente, tenga el crédito necesario para producir y que los precios de
sus productos sean justos para evitar las transferencias de riqueza del
campo a la ciudad y lograr la autosuficiencia alimentaria del país. Que
la producción agrícola cuente con procesos industriales en las mismas
regiones y se suprima la intermediación innecesaria.
17º Que se respete la posesión y usufructo de la tierra de ejidos y comunida-
des. Que se promueva la libre asociación de los campesinos para que la
tierra rinda más. Que se evite el neolatifundismo y se persiga toda forma
de expoliación de los productores rurales. Que el obrero agrícola tenga
todos sus derechos garantizados por la ley y respetados por el gobierno,
los patronos y los tribunales.
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Mexicanas, mexicanos:
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