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Energética en
Edificios
Índice
Eficiencia Energética en Edificios ............................................................................................................ 1
Objetivos del Módulo.............................................................................................................................. 1
1. El porqué de la eficiencia energética en edificación........................................................................... 2
Introducción ....................................................................................................................................... 2
El porqué de la eficiencia energética en la edificación ...................................................................... 4
Aprovechamiento solar pasivo ........................................................................................................... 5
Importancia del diseño desde el punto de vista energético .............................................................. 6
Diferencia entre confort térmico y ahorro de energía ....................................................................... 8
Conclusiones ....................................................................................................................................... 8
2. Fundamentos para el acondicionamiento térmico de edificios ......................................................... 9
Introducción al acondicionamiento térmico y ambiental .................................................................. 9
Entorno climático ............................................................................................................................... 9
Radiación solar .............................................................................................................................................. 9
Movimiento solar ........................................................................................................................................ 10
Distribución espectro-espacial de la radiación ........................................................................................... 11
Irradiancia solar sobre una superficie arbitraria ......................................................................................... 13
Radiación de onda larga ................................................................................................................... 14
Estado psicométrico de la atmósfera ............................................................................................... 14
Composición del aire. Aire seco y aire húmedo .......................................................................................... 14
Variables que definen el estado psicométrico de la atmósfera .................................................................. 15
Diagrama psicométrico ............................................................................................................................... 16
Estado térmico del suelo .................................................................................................................. 18
Viento ............................................................................................................................................... 19
Transferencia energética en edificios ............................................................................................... 19
Conducción.................................................................................................................................................. 20
Convección .................................................................................................................................................. 21
Radiación ..................................................................................................................................................... 22
Transferencia de masa ................................................................................................................................ 22
Balance energético de un edificio ............................................................................................................... 23
Confort térmico ................................................................................................................................ 27
Transferencia energética en el confort térmico.......................................................................................... 28
Estimación de confort térmico global. Pmv y ppd. ..................................................................................... 31
Carta bioclimática. ............................................................................................................................ 32
El objetivo del módulo es capacitar a los estudiantes para realizar el análisis energético de los
edificios, incorporando técnicas de eficiencia energética en los mismos. El alcance del estudio abarca
tanto los aspectos energéticos del diseño arquitectónico, como la incorporación al mismo de
sistemas solares activos de generación energética para la climatización. Por lo tanto los principales
objetivos del módulo son:
Introducción
Se entiende por Eficiencia energética en la Edificación a la adecuación del edifico al entorno para
reducir su demanda energética, así como la utilización de la energía solar para suplir los
requerimientos energéticos de los edificios en cuanto a calefacción, refrigeración e iluminación con
lo que se reduce substancialmente el consumo energético de energía convencional. Son edificios
que al reducir la demanda de energía disminuyen las emisiones de CO2 y otros agentes de polución a
la atmósfera partiendo de la utilización de la energía solar: “Edificios que energéticamente se
alimentan con el sol”.
Los objetivos que deben perseguir la eficiencia energética y la utilización de la energía solar en la
edificación son:
- Propiciar las condiciones adecuadas para conseguir edificios más eficientes desde el punto de
vista energético tanto en obra nueva como en rehabilitación de la ya existente, adecuándose al
al clima circundante y no siendo arquitectónicamente ajenos a él.
Esto se consigue haciendo uso de las técnicas arquitectónicas más favorables al clima del
emplazamiento del edificio. Diferentes aislamientos, fachadas y distribución de huecos, por ejemplo,
serán determinantes para rebajar la demanda según los requisitos y condicionantes del medio
circundante. Por otra parte, será indispensable la utilización de la energía solar de forma pasiva a
través de una arquitectura coherente energéticamente. Estas dos premisas se engloban como
Arquitectura Bioclimática. En esta arquitectura se deben tener en cuenta las técnicas naturales de
acondicionamiento desde el diseño, para obtener edificios eficientes energéticamente.
Por otra parte, la utilización de la energía solar activa se propicia con la integración de los sistemas
de energía solar para aplicaciones térmicas de calentamiento de fluidos y de producción de
electricidad usando colectores solares térmicos y módulos fotovoltaicos considerándolos como un
componente más del edificio. Esta integración debe ser considerada desde los primeros pasos del
diseño, pues esta aceptado que el desarrollo y difusión de la energía solar activa en los países
industrializados pasa por su integración en los edificios. Para estimular este desarrollo es necesario
que los arquitectos y otros técnicos de la construcción conozcan los elementos disponibles para su
integración.
La creciente preocupación social por todo lo relacionado con el ahorro energético y el Medio
Ambiente, se ve reflejado en el crecimiento que está desarrollando el sector de la energía solar en la
edificación y en el urbanismo En éste sector, la aplicación de los sistemas de transformación de la
energía solar en energía útil para la edificación presenta una amplia perspectiva de crecimiento.
Ahora bien el diseño energéticamente consciente pasa por el aprovechamiento de los recursos
naturales del lugar donde se construye. Para ello es necesario que se den las condiciones adecuadas
para que estos recursos puedan ser usados. Luego el urbanismo o mejor aún, el planeamiento
urbanístico es una condición necesaria que debe ser considerada para llegar a utilizar la energía
solar de una forma global.
En los distintos temas que a continuación se exponen se intentará explicar, lo más ampliamente
posible, los distintos modos que existen para ahorrar energía a través de una arquitectura coherente
energéticamente partiendo de los principios básicos de los fenómenos de transferencia de energía,
así como considerando los temas urbanísticos, para conseguir este tipo de arquitectura concebida
desde el diseño teniendo en cuenta las técnicas naturales de acondicionamiento y los componentes
que se utilizan en los edificios, para después poder conocer mediante simulación su
comportamiento energético y su posterior evaluación en condiciones reales de uso del edificio.
Además se expondrán otros tipos de energías renovables que deben de ser incorporadas desde los
primeros pasos del diseño del edificio, sobre todo en aplicaciones de la energía solar, ya sea en
A lo largo de los distintos temas se expondrán los modos de ahorrar energía y mantener el confort
térmico en los edificios considerando el planteamiento urbanístico, o trama urbana, teniendo en
cuenta el diseño, sin considerar el tema de confort desde el punto de vista lumínico y/o acústico.
Pues aunque se deben tener en cuenta a la hora de utilizar la iluminación natural, sobre todo en los
edificios no residenciales, y la investigación sobre iluminación natural, prevención de ruidos y otros
problemas relacionados con la acústica, es algo que se están llevando a cabo en el distintos
Organismos, la realidad es que se sale un poco del tema que nos preocupa que es, el de ahorrar
energía a través del diseño de la piel o envolvente de los edificios. Por lo tanto esos temas, de
confort lumínico y acústico se tratarán someramente en los temas de diseño de edificios solares
pasivos.
De los conceptos, modos y demás parámetros que hay que tener en cuenta en este tipo de
arquitectura, coherente desde el punto de vista energético, se dará una amplia visión a lo largo de
las distintas Unidades que forman el Temario de este curso, pero antes de nada será bueno el
exponer cuál es la situación energética actual, para saber de dónde partimos y hacia donde debemos
ir en el ahorro de energía, por lo tanto, a continuación, se hace una síntesis del gasto de energía
convencional que se produce, así como, la clasificación de estas energías en sus distintos tipos,
dando una visión del panorama energético actual y cuál es la perspectiva a futuro.
La situación heredada en la edificación de las décadas pasadas, en los que el coste del combustible
era accesible, ha conducido a la construcción de edificios en los que se valoraba casi en exclusividad
los parámetros estéticos, asumiendo que la climatización estaría cubierta por los sistemas
convencionales activos, independientemente del consumo de las toneladas equivalentes de petróleo
que eso supone. No obstante, ya en el 2008 la Agencia Internacional de la Energía, en su informe
“Perspectivas sobre tecnología energética”, definía posibles escenarios y estrategias hasta el 2050,
en el cual se indica que las mejoras de la eficiencia energética en los edificios, es una de las medidas
que representa ahorros de mayor nivel con menos costes en los escenarios analizados. Por otro lado
el precio de la energía es un factor determinante en el interés de inversiones en eficiencia
energética, por lo que puede ser oportuno la gestión y creación, en caso necesario, de instrumentos
financieros específicos.
Si bien la rehabilitación energética de los sistemas es fundamental, la mayor eficiencia se logra
disminuyendo la demanda; la energía más barata y que menos contamina es la que no se genera,
por lo que las medidas encaminadas a la reducción de la demanda mediante actuaciones
arquitectónicas sobre el edificio, es decir, la Arquitectura Bioclimática, deberá de ser el punto de
partida de toda rehabilitación.
A la hora de hablar de Arquitectura Bioclimática se está haciendo mención al aprovechamiento de
los recursos naturales adyacentes y a la adecuación del edificio al clima, incorporando de manera
importante la Energía Solar en los Edificios. De esta manera, es necesario considerar los
requerimientos térmicos y eléctricos, es decir las aplicaciones de la Energía Solar Pasiva, así como la
Estas medidas deberían contemplar el entorno no como algo hostil, si no como un aliado con el que
intercambiar energía de forma consciente. Uno de los factores determinantes, para el correcto
aprovechamiento de los recursos naturales del lugar donde se construye, es el planeamiento
urbanístico del entorno. Si se ha realizado de forma energéticamente consciente, se darán las
condiciones necesarias para favorecer el diseño bioclimático de los edificios, mientras que un
planeamiento energéticamente deficiente puede conllevar situaciones que dificulten notablemente
el aprovechamiento de los recursos naturales, tales como impedir la accesibilidad solar a los
elementos en los que este recurso es altamente necesario.
Por lo tanto, tenemos dos aspectos a considerar: el aprovechamiento solar pasivo, que se resume a
continuación, y el aprovechamiento solar activo, basado en los por sistemas solares térmicos activos,
es decir, sistemas de conversión de radiación solar en energía térmica mediante mecanismos
activos. El desarrollo tecnológico alcanzado en el colector solar de placa plana y en los sistemas de
almacenamiento ha dado lugar a una implementación en el ámbito mundial de este tipo de
tecnologías. En general la aplicación más extendida es la de producción de agua caliente sanitaria.
Una instalación solar está constituido por captador, almacenamiento y transporte de energía
(tuberías, bombas, intercambiadores).Tan importante como la correcta selección de los elementos
integrantes, es la integración de todos ellos en el sistema.
El aprovechamiento solar pasivo está íntimamente ligado con la eficiencia energética. Para conseguir
este objetivo, en lo que el ahorro de energía en los edificios se refiere, sin disminuir los niveles de
confort térmico exigidos por los individuos que los ocupan, nace un concepto más amplio que
engloba la utilización de la energía solar pasiva en los edificios, que se denomina Arquitectura
Bioclimática o, lo que es lo mismo, Arquitectura consciente desde el punto de vista energético.
Por lo que la Arquitectura Bioclimática puede definirse como aquella que optimiza sus relaciones
energéticas con el entorno medioambiental mediante su propio diseño arquitectónico. Con esta
definición se quiere ir más allá de lo que significan términos tales como “Arquitectura solar” o
“Arquitectura pasiva” que corresponden a aspectos parciales del problema global.
Aunque se conoce con el nombre de Arquitectura Bioclimática, es realmente una Arquitectura llana
y lisa, y sin ningún tipo de adjetivos, donde el clima proporciona una serie de condicionantes que
hay que tener en cuenta en el diseño arquitectónico.
Por lo tanto, la Arquitectura Bioclimática pretende sentar las bases para la realización de unos
edificios racionalmente construidos, de modo que, con un consumo mínimo de energía
convencional, se mantengan constantemente las condiciones de confort requeridas. Para ello,
deben considerarse unas estrategias de diseño que aprovechen de forma óptima las condiciones
Es evidente que esta utilización de la energía solar es la más natural e inmediata, y también la más
antigua. Por tanto, las bases de la arquitectura bioclimática deben buscarse en la arquitectura
popular. Ahora bien, la problemática ha cambiado, y la tecnología avanza descubriendo nuevos
materiales, que impulsan el desarrollo de la investigación en el campo de la edificación para
conseguir de esta manera un bajo consumo energético, sin que ello suponga un aumento en el
trabajo del diseñador.
A la hora del diseño del edificio hay que considerar los recursos naturales que pueden utilizarse
como fuentes o como sumideros de calor dependiendo de la aplicación que se desee utilizar:
calefacción o refrigeración. Se consideran como fuentes: los factores climáticos exteriores (radiación
solar, temperatura ambiente, humedad relativa y dirección y velocidad del viento) y como
sumideros: la tierra (tubos enterrados), la atmósfera y el cielo (temperatura aparente).
Este modo de utilizar la energía solar de forma pasiva es totalmente distinto a cuando se utiliza de
una forma activa para lo cual es necesaria una instalación, que puede estar o no integrada en el
diseño del edificio, la mayoría de las veces se instala después cuando el edificio ya está construido.
Por lo tanto, en resumen, en el diseño se deben considerar las técnicas solares pasivas para
conseguir un ahorro energético y un confort térmico, pero a veces con el diseño solar pasivo no se
obtienen los niveles de confort térmico a que estamos acostumbrados, pues bien esa energía
adicional que se necesita puede ser conseguida por utilización del aprovechamiento activo de la
energía solar o por sistemas convencionales. Es decir el empleo de la energía solar en forma pasiva o
activa en los edificios son dos modos complementarios de aprovechar la energía solar, la dimensión
de esta complementariedad depende de cada proyecto en concreto y así habrá edificios solo pasivos
y otros que sean pasivos y activos a la vez, cualquiera de estas características están englobadas en el
concepto de Arquitectura Bioclimática.
Por otra parte, cuando los medios mecánicos son necesarios pudiendo ser estos solares activos, la
arquitectura bioclimática permite consumir una cantidad reducida de energía convencional.
se adaptan al clima,
se adaptan a la función (o funciones) para las que están construidas, guardando una escala
humana,
Estos puntos están interrelacionados entre sí, pudiéndose resumirse en los siguientes conceptos:
- clima
- ser humano
- economía
- naturaleza
- experiencia
Aunque son dos conceptos totalmente distintos, la realidad es que deben ser considerados
simultáneamente cuando se quiere diseñar edificios conscientes desde el punto de vista energético,
ya que puede suceder que se obtengan edificios con un gran ahorro de energía, aquellos en los que
no se pone ningún sistema ni de calefacción ni de refrigeración con los materiales convencionales de
construcción, y se deja fluctuar libremente la temperatura del edificio, en la inmensa mayoría de los
casos, como ocurre en las edificios convencionales y dependiendo de la climatología exterior, no se
consiguen temperaturas interiores dentro de los niveles de confort a que estamos acostumbrados,
ya que éstas son unas veces demasiado bajas y otras veces demasiado altas.
Por otra parte, y es lo que ocurre en la mayoría de las construcciones convencionales que existen en
la actualidad, los niveles de confort se consiguen con un gran gasto en energía convencional. Esto es
debido a que ni al arquitecto en sus diseños, ni al que ha calculado las instalaciones, ni por supuesto
al usuario cuando compra el edificio, le ha preocupado conocer la energía que va a necesitar pagar a
lo largo del tiempo que lo utilice para obtener las temperaturas de confort a las que está
acostumbrado. Haciendo hincapié en que por supuesto el confort es algo muy relativo y por ello
siempre se habla de unos niveles de confort térmicos aceptados por la mayoría, según se explicará
más detenidamente en un próximo tema.
Conclusiones
En esta introducción se ha pretendido dar una visión global de la magnitud del problema de la
utilización de la energía convencional en la edificación y cómo se puede contribuir al ahorro de
energía y considerando el confort térmico y, a la vez, disminuir la degradación del medio ambiente al
que contribuye, en distinta medida, las energías convencionales, a la vez que exponer muy
someramente cómo se puede contribuir a ello con una edificación consciente desde el punto de
vista energético. Una explicación mucho más detallada y pormenorizada se hará a lo largo de los
distintos temas que se exponen a continuación.
Los datos expuestos a partir de este punto corresponden al hemisferio norte. En caso de
encontrarse en el hemisferio sur debe cambiarse el “Sur” por el “Norte”, por ejemplo cuando se
hable de orientaciones de las fachadas.
Todos los seres vivos, en general, requieren de un hábitat adecuado para el desarrollo de sus
funciones vitales, siendo la adaptación al medio una de las características determinantes de su
subsistencia. Esta adaptación al medio implica, además de las diferentes trayectorias evolutivas
seguidas por cada especie, el desarrollo/aplicación de técnicas que posibiliten esta integración. El
hombre por su carácter homeotérmico, su notable carencia de protecciones naturales y su amplia
distribución geográfica requiere de un espacio envolvente que le permita subsistir
confortablemente.
Cualquier edificio desde la fase diseño hasta la explotación para la que fue concebido debe prever,
desde un punto de vista energético y de confort térmico, los efectos del clima sobre la evolución
termodinámica del sistema. Puesto que los elementos pasivos son parte integrante de la
construcción, cuando no la propia construcción, es necesario tener en cuenta los datos
climatológicos desde el principio de la concepción y en todas y cada una de las etapas del proyecto.
Entorno climático
Debemos considerar los edificios como sistemas termodinámicos abiertos, en situación permanente
de no-equilibrio y de paredes adiabáticas, capaces por tanto de intercambiar masa/energía con el
entorno; su estado termodinámico en cada instante es el resultado de su respuesta a las variaciones
externas/internas de su entorno. Esta situación nos lleva a la necesidad de conocer y prever en lo
posible las fluctuaciones significativas del entorno para llegar al entendimiento, predicción y/o
simulación del estado termodinámico del edificio. En las siguientes subsecciones se estudian los
parámetros físicos que determinan el entorno de un edificio.
Radiación solar
Toda la actividad atmosférica tiene como fuente energética al Sol. Su distinta distribución sobre la
superficie terrestre crea los gradientes necesarios para movilizar la atmósfera y provocar sus
intercambios con el suelo. La atmósfera, que refleja, absorbe y transmite la radiación solar recibida
hará que ésta sea menor en el suelo (en el edificio) que la recibida en su superficie exterior. Así
mismo, la radiación que incide sobre la 'piel' del edificio es en parte reflejada de nuevo hacia el
exterior, en parte transmitida hacia el interior a través de huecos y ventanas, y en parte absorbida y
transformada en energía térmica, contribuyendo de este modo al balance energético del edificio.
El conocimiento de la irradiancia solar global sobre los distintos paramentos del edificio se hace
imprescindible; sin embargo, raro será que dispongamos de datos de ésta magnitud para cualquiera
de los paramentos que podamos imaginar, siendo en consecuencia necesaria su estimación a partir
de otras magnitudes como son la irradiancia solar global y directa de las que, con suerte, sí
dispondremos.
Movimiento solar
Necesitamos referenciar las posiciones relativas de Sol y Tierra; por simplicidad adoptaremos el
modelo planetario de Ptolomeo, es decir, se supone que el Sol describe un movimiento aparente de
rotación en torno a la Tierra; esto equivale a introducir ciertas perturbaciones en la velocidad de
rotación de la Tierra.
Para cualquier punto de la superficie terrestre, el mediodía solar se define como el instante de
tiempo en que el Sol pasa por el plano meridiano del lugar, y la hora solar como el tiempo contado a
partir de este.
20
15
10
Tiempo en minutos (E)
-5
-10
-15
50 100 150 200 250 300 350
Día Juliano (n)
El análisis de la posición relativa del Sol respecto de una superficie cualquiera ligada a la Tierra
precisa la elección de un sistema de referencia; elegiremos un sistema inercial con origen en el
‘punto p’ de la superficie terrestre donde se encuentra el observador, definido por los siguientes
vectores:
u Vector unitario tangente en p al paralelo del lugar con orientación hacia el este.
La radiación, que es emitida por el Sol en todas las direcciones, es interceptada en parte por la
Tierra; si suponemos nuestro planeta situado a la distancia media del Sol (1.495 x 1011 m.) donde se
subtiende un ángulo sólido de 32' se podría afirmar que la intensidad que llega a la superficie
Figura 3. Variación de la constante solar Ics a lo largo del año (fuente: CIEMAT).
La radiación procedente del Sol está integrada por diferentes longitudes de onda, es útil pues
conocer, además de la constante solar, la distribución espectral de ésta. El espectro de radiación
incluye longitudes de onda () que van de las 0.28 a las 5 m., se suele dividir en tres regiones,
ultravioleta ( < 0.4 m.), visible (0.4 < < 0.76 m.) e infrarrojo ( > 0.76 m.). Es muy importante
destacar que aunque el pico de mayor intensidad de radiación corresponde a la zona visible (0.4
m.) la mitad de la energía solar emitida es radiación infrarroja.
A nivel del suelo podemos descomponer la radiación solar en dos tipos o componentes: radiación
solar directa, aquella que se recibe del Sol sin haber sufrido ningún cambio de dirección por
reflexión o difusión, y radiación solar difusa, la que se recibe del Sol después de haber sufrido
cambios de dirección al atravesar la atmósfera.
En la irradiancia solar global sobre una superficie arbitrariamente orientada e inclinada podemos
distinguir tres tipos de componentes representadas por las siguientes magnitudes:
Irradiancia solar directa (Ib): Irradiancia solar sobre una superficie plana normal al vector de posición
del Sol, debida a la componente directa de la radiación solar.
Irradiancia solar difusa (Id): Irradiancia solar sobre una superficie plana horizontal debida a la
componente difusa de la radiación solar.
Irradiancia solar global (Ig): Irradiancia solar sobre una superficie plana horizontal debida a las
componentes directa y difusa de la radiación solar. Está relacionada con las dos magnitudes
anteriores a través de la ecuación:
Ig = Ib cos + Id
Supuestas isótropas la irradiancia difusa del cielo y la irradiancia difusa procedente del suelo, la
irradiancia global sobre una superficie plana cualquiera viene dada por:
La radiación térmica es un proceso mediante el cual la energía calorífica pasa de un cuerpo a otro en
virtud de la diferencia de temperaturas existente entre ellos. Puede considerarse energía
electromagnética y como tal se propaga; en el caso de la radiación solar la longitud de onda queda
comprendida en el intervalo 0.28 - 5 m.
En este tema nos interesaremos especialmente el infrarrojo térmico, radiación de longitud de onda
entre 5 y 50 m. Esta energía radiante no se convierte en energía calorífica hasta que no entra en
contacto con la superficie de un cuerpo. Resulta pues inevitable absorber parte de esta energía, sin
embargo el equilibrio se restablece si tenemos en cuenta que todo cuerpo cuya temperatura sea
superior al cero absoluto emite energía radiante, siendo ésta función creciente de su temperatura.
Este balance de energía radiante absorbida/emitida se anula alcanzado el equilibrio térmico.
La radiación térmica emitida por los cuerpos a temperatura próxima a la ambiente se encuentra en
su práctica totalidad contenida dentro del infrarrojo térmico (Ley de Stefan-Boltzman), siendo éste
el mecanismo de enfriamiento de la superficie terrestre. Con relación a los edificios los aportes
radiativos de onda larga son mucho menores que los recibidos por radiación solar, debido
fundamentalmente las temperaturas de emisión que se alcanzan en éstos y las superficies que los
rodean. Las pérdidas térmicas por radiación infrarroja son, en general, menos significativas que las
derivadas de mecanismos de conducción y convección. No obstante, estos intercambios no deben
ser despreciados sobre todo en determinadas zonas áridas con cielo despejado y convenientemente
utilizados constituyen una de las más importantes técnicas de refrigeración natural (enfriamiento
radiante).
El aire atmosférico contiene gran cantidad de componentes gaseosos así como diferentes tipos de
contaminantes, en condiciones ordinarias podemos considerar que contiene un 75% de nitrógeno,
Al hablar de aire seco nos referimos a una atmósfera carente de vapor de agua y de contaminantes;
su peso molecular aparente en la escala del carbono 12 es 28.9645, y la constante de los gases de
este aire es 287.055 J/Kg.K. El aire húmedo es una mezcla de aire seco y vapor de agua; el contenido
de vapor de agua varía desde el cero hasta un máximo dependiente de las condiciones de
temperatura y presión existentes (condición de saturación). El peso molecular del agua es 18.01534
en la escala del carbono 12, la constante de los gases para el vapor de agua es 461.52 J/Kg.K.
El agua puede encontrarse de forma natural en los estados sólido, líquido y gaseoso dependiendo de
las condiciones de temperatura y presión. La saturación es un estado de equilibrio entre los estados
vapor-sólido o vapor-líquido. La presión de saturación del vapor de agua en el aire puede estimarse,
para una interfase plana entre el aire húmedo y la fase condensada, a través de la ecuación:
Humedad absoluta (mv) es la masa de vapor de agua por unidad de volumen de aire, suele
expresarse en Kg/m3.
Humedad específica (r) es el contenido de vapor de agua por unidad de masa de aire seco; se
expresa en Kg/Kg o en g/Kg según la ecuación:
r = mv / ma
donde ma representa la masa de aire seco contenida en el mismo volumen que la masa de vapor
mv.
Humedad relativa (Hr). La relación entre la cantidad de vapor contenida en el aire (mv) y la cantidad
de vapor en el aire saturado a la misma temperatura (masa de vapor saturado = ms) se denomina
humedad relativa o estado higrométrico.
Hr = mv / ms
A temperaturas ordinarias, la presión parcial del vapor de agua en el aire es tan pequeña que en
todas las aplicaciones prácticas puede aceptarse, sin un gran error, que se trata de un gas perfecto;
por esta razón, la presión parcial del vapor de agua será proporcional a la masa de vapor contenida
en la unidad de volumen, y la humedad relativa podrá expresarse como el cociente entre la presión
Hr = pv / ps
pv V = mv R T / Mv
Haciendo el mismo tratamiento para el aire, considerándolo como una mezcla de gases perfectos, la
presión parcial de aire seco (pa) vendrá dada por:
pa V = ma R T / Ma
Se denomina punto de rocío (tr) a la temperatura a la cual el vapor de agua se condensa al enfriarse
el aire, manteniendo constantes la presión y la humedad absoluta. La temperatura de rocío es una
medida de la humedad del aire, a dicha temperatura la presión de saturación del vapor de agua es la
presión parcial del vapor de agua del ambiente.
La temperatura de bulbo húmedo de una masa de aire es la temperatura que alcanzaría dicha masa
de aire en contacto con agua líquida si, a presión constante, mediante un proceso isoentálpico,
evaporásemos tanta agua líquida como se precise para llevar la masa de aire de referencia a
saturación.
Diagrama psicométrico
Se puede representar gráficamente la relación entre las temperaturas de bulbo seco y húmedo,
humedad relativa y grado de humedad de mezclas de aire y vapor de agua a una presión
determinada (generalmente a 1 atm) en los llamados diagramas psicométricos. Así pues un
diagrama psicométrico es una representación gráfica de las propiedades termodinámicas del aire
húmedo, algo de especial utilidad en aplicaciones prácticas. La selección de las coordenadas es
arbitraria, en abscisas se representa la temperatura de bulbo seco y en ordenadas la humedad
específica o, alternativamente, la presión parcial del vapor de agua; las líneas verticales son, por lo
tanto, isotermas, y las horizontales son isolíneas de contenido de humedad o de presión parcial de
vapor. Asimismo, el diagrama contiene líneas de entalpía constante y temperatura húmeda (líneas
rectas de pendiente negativa) y líneas de humedad relativa constante (líneas curvas). Mollier fue el
primero en emplear diagramas de éste tipo, con coordenadas de entalpía y humedad específica.
Uno de los intercambios energéticos entre el edificio y su entorno más destacables es el que se
produce entre el edificio y el suelo sobre el que se asienta. La diferencia de temperatura entre estos
dos sistemas produce un gradiente térmico considerable.
Viento
El viento, se genera cuando existe una diferencia de presiones entre dos puntos de la superficie
terrestre; es el resultado de la acción de cuatro fuerzas: los gradientes de presión atmosférica, la
fuerza centrífuga, la desviación de Coriolis, y las fuerzas de rozamiento. La energía que lo produce
proviene del Sol, bien directamente (calentamiento de la superficie terrestre), bien indirectamente
(condensación del vapor de agua). Se caracteriza por su velocidad y dirección; la WMO definió la
velocidad del viento como un vector tridimensional que presenta espacio-temporalmente unas
pequeñas fluctuaciones que se superponen a un flujo organizado a mayor escala.
Como la componente vertical de la velocidad del viento es relativamente reducida comparada con
los componentes horizontales, en el campo en que nos movemos, en general, el viento puede
considerase como un movimiento exclusivamente horizontal (aunque en ocasiones pueden aparecer
de forma local corrientes oblicuas). Así pues, en el contexto del problema térmico que nos ocupa, el
viento queda definido como una magnitud vectorial bidimensional sobre un plano horizontal cuya
dirección se expresa en grados sexagesimales (azimut) contabilizados a partir del norte verdadero y
su módulo (también designado en la práctica como 'velocidad') en unidades del sistema
internacional (m/s).
Todos los fenómenos relacionados con el comportamiento térmico de los edificios son los
mecanismos de transferencia de calor. Estos fenómenos pueden resumirse en cuatro: conducción,
convección, radiación y transferencia de masa.
A continuación haremos un pequeño resumen de los mismos, sin llegar a una gran profundidad.
Para una ampliación de los conocimientos relacionados con estos fenómenos existen magníficos
libros de texto.
Se conoce como conducción a la transferencia de energía de una parte de un sólido a otra debido a
la diferencia de temperatura existente entre ambas partes. Es decir, si en un sólido existen dos
puntos del mismo a diferente temperatura entre ambos puntos se establece un flujo de energía
desde el punto de mayor temperatura al de menor. El valor de este flujo dependerá además de la
diferencia de temperaturas entre ambos puntos, de las características del material: conductividad,
densidad y capacidad calorífica.
Supongamos un muro de tal forma que una de sus caras está en contacto con el interior del edificio,
y la opuesta por el exterior.
T
T2
T1
Entonces se establece un perfil de temperaturas que varía de un punto a otro del sólido,
produciéndose una cesión de energía (que se traduce en un aumento de la temperatura de la parte
más fría y una disminución de la más caliente) desde el foco caliente al frío.
Hay que hacer una precisión, las temperaturas T1 y T2 marcadas en la figura anterior se refieren a
temperaturas superficiales del muro, no a la del ambiente (aire).
Para un material dado K no es constante, sino que varía con la temperatura, ahora bien, para la
mayoría de materiales y para el rango de temperaturas en que se mueve el edificio, así como las
condiciones meteorológicas, puede tomarse K como una constante sin cometer errores de
consideración.
La relación matemática que liga el flujo de energía con la diferencia de temperaturas y los materiales
es la siguiente:
dT
q Mc
dt
Convección
El flujo de energía que se establece entre un sólido a temperatura T0 y el fluido en que está inmerso
a diferente temperatura T1 es lo que se conoce como convección, existiendo un transvase de
energía desde el elemento más caliente al más frío.
En general, la temperatura del fluido se toma como independiente del sólido, es decir es la
temperatura del sólido la que variará dependiendo de la del fluido y no al contrario. Esto es cierto
cuando el fluido tiene un masa infinitamente superior al sólido (caso de la atmósfera con respecto al
edificio), pero no lo es cuando el fluido es estanco, y su masa es comparable o menor que la del
sólido (caso del aire encerrado en una habitación).
Así pues tenemos dos tratamientos muy diferentes de la convección en edificios: la exterior y la
interior. El primero únicamente afecta a la temperatura del muro, y el segundo modifica tanto la
temperatura del muro como la del aire de la habitación.
q hc *(T0 T1 )
Así como para la conductividad, densidad y capacidades caloríficas de los materiales existen
excelentes valores, para los coeficientes de convección no hay valores fiables, ya que tienen gran
dependencia de las condiciones de contorno de cada momento. Por otra parte la medida
experimental de los mismos (y quizá en esto radica su desconocimiento) es muy dificultosa,
debiendo realizarse siempre en condiciones de laboratorio, siendo muy complicado extrapolar los
resultados obtenidos a las condiciones reales.
Radiación
Este fenómeno de transferencia de energía no requiere de una conexión material entre los
elementos que intervienen para que se produzca. Entre dos cuerpos por el simple hecho de estar a
diferente temperatura se establece un flujo de energía desde el caliente al frío proporcional a la
diferencia de temperaturas a la cuarta potencia, es decir:
q F *(T04 T14 )
Este fenómeno puede llegar a ser determinante en la consecución del confort térmico en interiores,
dado que su magnitud puede ser muy grande debido a la dependencia funcional con la temperatura.
Por ello el control sobre la temperatura interior de las paredes va a ser crucial tanto en invierno
como en verano.
Transferencia de masa
Para conseguir un mejor rendimiento energético en las arquitecturas pasivas es fundamental reducir
en lo posible tanto las perdidas caloríficas en invierno como los aportes indeseados en verano.
Además, para mantener una situación de confort térmico, debemos tener en cuenta una serie de
factores que influyen de manera relevante en la consecución de este fin; como el intercambio
térmico en un edificio depende fundamentalmente de la diferencia de temperaturas entre interior y
exterior y los cambios de estado psicométrico son función también de esta diferencia, a través de
infiltraciones, podemos considerar el conjunto de parámetros meteorológicos como factores
extrínsecos al edificio. Dentro de estos factores se puede incluir también el grado de ventilación. Por
otro lado el comportamiento de los edificios frente a las condiciones externas es muy diferente de
unos a otros en función de sus características físicas y geométricas, en lo que podríamos denominar
factores intrínsecos. Para cuantificar el rendimiento energético del edificio hablaremos a partir de
ahora de nivel de pérdidas, englobando en este término tanto las perdidas energéticas (calor)
propiamente dichas como las ganancias térmicas indeseadas.
El flujo global de pérdidas de una zona es la suma de todos los flujos de pérdidas a través de todos y
cada uno de los elementos de esa zona. Existen principalmente cuatro elementos fuentes de
pérdidas en un edificio: paredes opacas, ventanas y puertas, ventilación y singularidades.
Las paredes son componentes planos en los cuales se supone que los flujos de calor son
perpendiculares a las superficies; en régimen estático el flujo de calor que atraviesa una pared, , es
función del espesor de cada capa homogénea, ei, y de la conductividad del respectivo material, i,
así como del valor de los coeficientes de intercambios superficiales de cada lado de la pared, hi y he .
Este flujo también es proporcional a la diferencia de temperatura (Ti - Te) entre ambas zonas
separadas por la pared:
i e KS Ti Te
e
1 1 1 ... 1
K hi 1 he
La conductividad térmica de un material caracteriza su capacidad para conducir el calor; los metales
son muy conductores con valores contenidos en el intervalo 10-100, los materiales de construcción
habituales (ladrillos, hormigón, ...) son razonablemente conductores y tienen conductividades entre
0.1-10 mientras que los aislantes están en el rango 0.01-0.1. El valor de una determinada propiedad
termofísica varía mucho dentro de una misma clase de material (ver TABLA 1).
Los intercambios de aire por infiltraciones o ventilación se evalúan para conocer el caudal medio de
renovación de aire; si no se dispone de otra información es corriente tomar valores convencionales
(entre .5-1.5 volúmenes habitables por hora, p.e.). El nivel de pérdidas se puede evaluar mediante la
siguiente expresión:
i e CaVr Ti Te
Las singularidades vienen inducidas por las características tridimensionales que el fenómeno de la
conducción térmica posee, así como del contacto térmico entre edificio y suelo, hecho éste que
puede repercutir de manera notable en el comportamiento térmico del edificio. Existen tablas que
proporcionan valores utilizables, a falta de mejor información, para el primer tipo de singularidades;
para el caso de contacto con el suelo aunque también existen factores correctores estos no
contemplan la contribución dinámica de este contacto, factor éste de primera importancia.
GV Ti Te
G
S o Ko
S K
v v
Ca
Vr
V V V
expresión que no tiene en cuenta la capacidad térmica del edificio, las posibles ganancias solares o
las ganancias internas, entre otras.
Así pues debemos señalar tres acciones básicas encaminadas a reducir el nivel de pérdidas de un
edificio:
Ganancia solar
La ganancia solar de un edificio resulta de la suma de las ganancias solares de todos y cada uno de
los elementos que lo componen, corregida para tener en cuenta la capacidad del edificio para
conservar esa energía. Los elementos de cerramiento exteriores son propiamente los colectores de
radiación solar, a través de los cuales se pueden conseguir las ganancias de calor por radiación.
Actualmente se utilizan distintos procedimientos pasivos que aprovechan la conversión fototérmica
de la energía solar; básicamente dos son los mecanismos principales de captación de la energía solar
en edificios corrientes:
La inercia térmica
La inercia térmica de un edificio representa la capacidad del mismo para almacenar y devolver
energía calorífica; esta característica depende de las propiedades conductivas y capacitivas de los
materiales constitutivos y de sus cantidades y distribución, y por supuesto de la naturaleza de la
excitación considerada.
C= m ci = (V ) ci = S (e ) ci
En régimen dinámico, por ejemplo una situación real de evolución libre, un muro está sometido a
oscilaciones periódicas de la temperatura exterior y radiación solar. Como resultado de estas
oscilaciones, las temperaturas interiores siguen un comportamiento que es reflejo de las exteriores,
modificadas por las características térmicas del muro; en un caso ideal en que el muro esté sometido
a una excitación de tipo periódico sinusoidal, la respuesta, transcurrido un intervalo temporal
suficiente, sigue una evolución periódica de tipo sinusoidal, amortiguada y desfasada.
En el caso de una excitación sinusoidal de temperatura, la amplitud de la onda en la cara interna del
muro es menor que la existente en su externa, reduciendo así su máximo y mínimo. El cociente
entre la amplitud de la onda interna i y la externa e de temperatura nos sirve para medir la
amortiguación :
= i / e
La relación entre la onda térmica superficial y la onda interior dependen del periodo, T, de tal modo
que un muro, de unas características determinadas, puede amortiguar una onda cuyo periodo sea
T=24 h. y sin embargo hacerlo con otra de periodo T=8760 h.
Confort térmico
Colocando a una serie de individuos en las mismas condiciones térmicas encontraremos diferencias
de parecer sobre el estado de idoneidad de la temperatura y humedad, si bien habrá una mayoría
que opinen del mismo modo. Por ello se hace necesario abandonar posiciones deterministas en
cuanto a la definición del estado ideal de confort, y hablar bien de bandas de confort, bien de
porcentajes de individuos que están en estado de confort en unas condiciones dadas.
El estado confort térmico se define como el valor nulo del balance energético establecido entre el
cuerpo humano y las condiciones exteriores que lo rodean. Es decir cuando la cantidad de energía
producida por el cuerpo humano es igual a la suma de los flujos de energía que se establecen entre
la persona y el exterior. Por tanto podría definirse, como una sensación neutra de los sentidos con
respecto a las condiciones ambientales que lo rodean.
Caminando 85-150 0
Los seres humanos tienden a mantener su temperatura entre los 36.5 a 37°C. El proceso metabólico
de los humanos está produciendo un flujo de energía que varía fundamentalmente debido a la
actividad, esta energía debe eliminarse según se produce, dado que si se produce a mayor ritmo que
se elimina se siente calor, y en el caso contrario, si se elimina más rápido que se produce, la
sensación térmica es de frío.
La sensación de confort térmico se produce debido al balance energético entre el cuerpo humano y
el entorno que lo envuelve. Por tanto para hacer un estudio riguroso del confort será necesario
plantear este balance. Es diferente la sensación de confort, al balance neutro de energía, ya que el
cuerpo actúa para igualar a cero este balance. Si la actuación de estos mecanismos es desmesurada
(excesiva sudoración o respiración) se produce un estado de disconfort térmico.
Este balance será el resultado de la diferencia entre los flujos de energía que entran en el cuerpo
humano, menos los que salen del mismo. Si el resultado de esta diferencia es positivo significará que
Es evidente que una situación de balance energético distinto de cero no puede darse de forma
continua en el tiempo, ya que esto significa un aumento (o disminución) de la temperatura del
cuerpo progresiva que nos llevaría a la muerte. Por ello los seres vivos tienen una serie de
mecanismos de regulación térmica que a continuación detallamos.
Dentro de los mecanismos de transferencia energética podemos hacer una distinción básica: los
comunes a toda la materia (radiación, convección y transmisión) y los propios de los seres vivos
(producción metabólica, sudoración y respiración).
Sudoración
Uno de los mecanismos propios de los seres vivos es la eliminación de agua, con la subsiguiente
evaporación. Mediante este proceso se eliminan 2.5 MJ por cada Kg. de agua evaporada (Gaudy
Bravo et al, 2013). En la sudoración existen dos procesos: el primero es la difusión de agua a través
de la piel (HD), y el segundo la evaporación (Hse). Por tanto el proceso completo (He) se expresará
como:
He = HD + Hse
siendo:
HD = 0.32AN(R1 s+ R2 - Pa)
con
R1 = 4.066 mb/°C y
R2 = -84.2 mb.
Respiración
El segundo proceso propio de los seres vivos es la respiración. Como en el caso anterior existen dos
subprocesos diferentes: Uno la pérdida de calor latente debido a la diferencia de concentración en
vapor de agua entre el aire ambiente y el que se expulsa del interior del cuerpo humano. El segundo
es debido al intercambio de aire a diferente temperatura.
En el primer caso:
y en el segundo:
Conducción
Es la transferencia energética que se produce desde la piel hasta la superficie exterior de la ropa.
Evidentemente depende de la resistencia térmica de la ropa, que viene caracterizada a través del
parámetro Icl, cuyos valores se dan conjuntamente con los de Fcl, en la Tabla 3.
1 Desnudo 0 1.0
Tabla 3: Valores de los coeficientes que influyen en la conducción para diferentes tipos de vestimenta.
Convección
Hc =ANFClhc(cl -a)
Radiación
Tiene especial importancia si existen focos de alta temperatura (fuego en chimeneas, exposición
directa a la radiación solar...), ya que la cantidad de energía transferida es proporcional a la
diferencia entre las potencias cuartas de las dos temperaturas. Llamando Hr a la cantidad de energía
transferida por radiación, ésta se expresa como:
siendo Fef = 0.696 para actividades sedentarias, y Fef = 0.725 en otros casos. Fcl es un factor que
depende de la vestimenta. En la Tabla 3 se dan una serie de valores para este parámetro,
conjuntamente con el de conductividad de la vestimenta (Icl). es la emisividad del cuerpo humano
que puede tomarse como 1, y es la constante de Stefan-Boltzman. Tcl, es la temperatura superficial
de la ropa, expresada en grados kelvin y Tmrt es la temperatura media radiante expresada en las
mismas unidades.
Uno de los índices más empleados es el PMV (Predicted Mean Vote) de Fanger, en la que se define
una escala de -3 a 3 según los grados que se muestran en la tabla 4
-3 -2 -1 0 1 2 3
Tabla 4: Niveles de confort, según el PMV de Fanger.
La ecuación que sitúa este parámetro en los órdenes antedichos viene dada por:
PMV = { 0.3521-0.042 + 0.032 } [(1-) - 0.32{ R1 {35.7 - 0.0275 (1-)} + R2 – Pa} – 0.42{(1-) - 58 } -
1.4 x 10-3 (35 - a) - 0.0017 (44-Pa) - 0.71Fcl { T4cl – T4mrt} - Fcl hc (cl - a)}
siendo:
El parámetro PPD (porcentaje predicho de disconfort), se calcula en base a los valores de obtenidos
del PMV a través de la relación:
PPD = 100-0.5*exp{-(0.335*PMV4+0.218*PMV2)}
Figura 10. Evolución del PPD según el valor del PMV (fuente: CIEMAT).
Esta relación se ajusta mejor que el PMV en sí mismo, y hace una estimación más realista del grado
de confort. Estima el tanto por ciento de individuos que estarían fuera de las condiciones de confort
para un valor dado del PMV.
Carta bioclimática.
Como resumen a todo lo dicho anteriormente, Givoni resume todos los resultados en una única
carta bioclimática, que dependiendo de básicamente de la temperatura y humedad exteriores,
propias de la climatología de la zona, dirige el diseño del edificio en base a potenciar una u otra
técnica pasiva. En la siguiente figura se presenta esta carta.
La numeración que corresponde a cada una de las zonas marcadas tiene el siguiente significado:
En este capítulo se repasan los fundamentos y los conceptos básicos del acondicionamiento térmico
de edificios. Para un correcto acondicionamiento, el diseño de los edificios tiene que ser adaptativo
al medio circundante, por lo que hay que tener en cuenta los principales condicionantes y variables
que influyen en el comportamiento térmico del edificio:
Viento.
Todos estos elementos influyen en la transferencia energética del edificio con el entorno, que se
establecerá según los principales mecanismos de transferencia: conducción, convección, radiación y
transferencia de masa.
Del equilibrio de estos mecanismos de transferencia se extrae el consecuente balance térmico, que
influirá enormemente en el rendimiento energético en las arquitecturas pasivas, fundamental para
reducir en lo posible tanto las perdidas caloríficas en invierno como los aportes indeseados en
verano y lograr el confort térmico de los usuarios.
Para optimizar el acondicionamiento térmico, se introduce las principales herramientas que asisten
al diseño a la hora de tener en cuenta estos parámetros, donde destaca la carta bioclimática de
Givoni.
Introducción
La energía solar presenta ventajas: es renovable, no contamina y nos llega de forma difusa, es decir,
está garantizada la distribución gratuitamente. La principal dificultad para su uso es la baja potencia
que ofrece por unidad de área, por lo que no se presenta eficiente cuanto los requerimientos
energéticos estén muy concentrados.
Este problema, lejos de serlo, es una ventaja para su uso en el acondicionamiento térmico de
edificios, ya que para resolverlo se cumplen los requisitos de distribución espacial elevado con
necesidades energéticas de baja potencia. Recuérdese que la constante solar es 1540 W/m2, y que
un valor normal en nuestras latitudes es de aproximadamente 800 W/m2 en las horas centrales del
día. Si además tenemos en cuenta que el consumo en edificios (residenciales y no residenciales)
llega a alcanzar en algunos países el 30 y 35 % de los consumos energéticos totales(dependiendo de
las zonas), estamos hablando de unos órdenes de magnitud que hacen pensar que cualquier aporte
que se haga en el ahorro energético en la edificación supondrá un importante ahorro en cifras
totales.
Otro fenómeno que se ha dado en los últimos años es el desplazamiento del máximo consumo de
energía eléctrica del invierno al verano, debido al uso, cada vez más generalizado de aparatos de
aire acondicionado, así como el empleo de formas de energía distintas a la eléctrica para la
calefacción en invierno.
Por todo lo indicado parece evidente que el aprovechamiento de los recursos naturales en el
acondicionamiento de espacios interiores es una tarea que presenta potenciales de ahorro de alto
interés.
La Termodinámica indica que el modo natural de fluir la energía es del foco caliente al foco frío. Por
tanto para que un edificio, de modo natural, reciba energía calorífica (calefacción) éste debe ser el
foco frío con respecto a algún foco caliente.
En condiciones de invierno, los alrededores del edificio están más fríos que la temperatura de
confort que deseamos alcanzar (alrededor de los 20oC). En cambio, el Sol es una estrella cuya
temperatura aparente es de 6000oC. Éste será el foco caliente.
Al contrario que en el caso de invierno, durante el verano se pretende que el foco caliente sea el
edificio; por tanto, se han de buscar focos fríos para poder eliminar la energía desde el edificio hacia
esos focos fríos.
Dependiendo del foco frío considerado se estudiará una técnica. Los focos fríos van a ser: el suelo a
una profundidad determinada, el gradiente de humedad entre el ambiente exterior y el interior, y el
cielo nocturno.
Las técnicas de refrigeración natural pueden estar dedicadas a evitar los sobrecalentamientos, o
técnicas “preventivas” como son la ventilación y el sombreamiento, o técnicas “curativas” (técnicas
que procuran realmente refrigeración) como son la refrigeración evaporativa y la refrigeración
radiativa.
Ambos tipos de medidas no sólo no son incompatibles, sino que es recomendable el uso simultáneo
a fin de optimizar la eficiencia del diseño. Las preventivas evitan que la demanda del edificio sea muy
grande y, por tanto, que sea posible cubrirla con la segunda clase de medidas o curativas.
Se debe tener presente que las técnicas de calefacción y refrigeración naturales se usarán para
alcanzar las condiciones de confort en invierno y en verano, respectivamente. El empleo de estas
técnicas ha de hacerse teniendo en cuenta que sus efectos deben anularse en la estación contraria,
pues de otro modo podrían llegar a ser contraproducentes
En la época de calefacción el problema del aprovechamiento de los recursos natural se puede dividir
en tres aspectos: captación, almacenamiento y distribución de la energía solar.
Antes de captar la energía solar, hay que tener en consideración que el edificio debe estar bien
aislado para evitar por una parte pérdidas de energía desde el interior y en segundo lugar evitar
renovaciones de aire frío desde el exterior -considerando que la ventilación es imprescindible para
alcanzar el confort en los espacios cerrados-.
En condiciones de verano estas ideas cambian drásticamente, si bien algunas de las consideraciones
siguen siendo válidas. El aislamiento correcto sigue siendo un factor fundamental, así como en
invierno evita la perdida de energía desde el interior, en verano evita la ganancia de energía desde el
exterior. Asimismo las inercias térmicas juegan un papel importante evitando que las temperaturas
interiores suban de forma alarmante, pero esta estrategia debe ir acompañada de una adecuada
ventilación nocturna que evite que el almacenamiento de energía vaya incrementándose día a día, y
que acabe produciendo una situación de disconfort continua en el tiempo.
En situación de verano las técnicas más elementales son: el control solar y las estrategias de
ventilación. Aparte de estas, existen técnicas más sofisticadas que no solo evitan el calentamiento,
sino que además producen una disminución efectiva de la temperatura del aire: técnicas
evaporativas, conductos enterrados, etc.
Las estrategias de ventilación pueden clasificarse en varios apartados: ventilación cruzada, efecto
chimenea y ventilación nocturna.
Las estrategias de ventilación nocturna son efectivas en los lugares en donde existe un considerable
salto térmico entre el día y la noche, con ellas se consigue enfriar la estructura del edificio con el fin
de evitar acumulaciones de energía.
El efecto chimenea se produce en edificios en los que la parte alta del mismo es posible
sobrecalentarla, con lo cual por la diferencia de densidades entre el aire caliente y frío se produce un
efecto de succión que acelera las renovaciones de aire desde el exterior.
Concluyendo, podemos decir que la correcta orientación de los huecos, teniendo en cuenta tanto las
ganancias solares, como las corrientes preferentes de viento, el uso de aislamiento y masas de
inercia adecuado, el diseño de protecciones tanto para las corrientes de viento desfavorables, como
para el exceso de radiación solar directa, dan unas características al edificio que lo hacen
especialmente eficiente en el aprovechamiento de los recursos naturales para la climatización
interior.
Las aplicaciones que proporciona la utilización de la energía solar pasiva son: Calefacción,
Refrigeración e Iluminación.
Calefacción
Hay que tener en cuenta la ganancia de la radiación solar, por lo tanto es determinante el vidrio y
otros materiales traslúcidos o transparentes de acristalamiento, por su elevada transmitancia a la
radiación solar (onda corta) y mínima a la radiación de onda larga (efecto invernadero). La ganancia
de la radiación solar puede ser de distintas formas:
Ganancia directa: Puede ser: captación por acristalamiento sur, absorción y acumulación en los
paramentos interiores del espacio, y percepción por convección y radiación desde los mismos. Para
optimizar su funcionamiento es recomendable un adecuado nivel de aislamiento en su
funcionamiento diurno por medio de doble acristalamiento, láminas de reducida emitancia y
carpintería que no constituya puente térmico.
Ganancia semi-directa: Es la que producen los espacios conocidos con el nombre de espacio tampón
o espacios de amortiguamiento entre el espacio exterior y el interior del edificio, dentro de los
cuales se encuentran los invernaderos y los atrios.
Ganancia separada: En este tipo existe una separación entre el espacio a calefactar y los
componentes de captación, absorción y acumulación. Su configuración es la de un colector solar de
aire, que utiliza un componente de captación y absorción que transmite el calor al aire por
convección a una masa donde se acumula el calor como son: cantos rodados, agua, etc. El calor
almacenado se transmite al espacio a calefactar por medio del aire calentado que es transmitido
directamente al aire o al componente del cerramiento.
Refrigeración
La refrigeración de edificios mediante la utilización pasiva de energía solar, es una técnica no del
todo desarrollada y surge para evitar los sobrecalentamientos o las temperaturas interiores altas
que en verano se pueden producir en ellos, generando disconfort térmico, con ausencia de sistemas
convencionales de refrigeración.
Es importante considerar los distintos agentes ambientales que favorece la transferencia energética
entre el edificio y el medio ambiente, estos son: el cielo, la atmósfera y el terreno, conocidos como
sumideros de calor según sean cada uno de ellos serán distintos los mecanismos que se deben
considerar.
Las técnicas naturales más generales para refrigeración pasiva las podemos resumir en: ventilación
natural, inercias térmicas, dispositivos de control solar y fenómenos de evaporación. Así como los
elementos de construcción integrados en el edificio que según la época del año pueden favorecer los
fenómenos de calefacción o de refrigeración, como son los patios, atrios, invernaderos, porches,
aleros, voladizos, balcones, etc.
Iluminación Natural
Consiste en proporcionar luz natural al edificio a partir de la radiación solar. La entrada de luz es una
técnica utilizada desde hace muchos años en las viviendas pero menos utilizada en edificios no
residenciales y se basa en reflejar, la luz proveniente del sol al interior, de forma que penetren o no
los rayos solares en las distintas épocas del año.
El efecto que se pretende conseguir por medio de los sistemas de iluminación natural es la adecuada
iluminación de los interiores siendo preferible la uniformidad de iluminación en toda la superficie a
la mucha iluminación con excesivos contrastes que provoquen deslumbramientos.
La transferencia de energía entre el sol y el edificio se hace a través de los fenómenos de radiación, y
entre el edificio y el aire a través del resto de los fenómenos (conducción, convección y transferencia
de masas).
Por su parte el edificio actúa como un filtro para las condiciones exteriores, de tal modo que atenúa
las variaciones que se producen en el exterior, amortiguándolas en el interior. El edificio ideal sería
aquel que una vez conseguidas las condiciones de confort fuese tan restrictivo que toda variación se
viese absolutamente amortiguada en el interior. En otras palabras aquel edificio que mantenga a lo
largo de todos los días del año la temperatura y humedad constantes. Este edificio se comportaría
como una cueva en un clima templado, por lo que siempre tendremos dos focos entre los cuales se
va a plantear el balance energético con respecto al edificio.
En periodo de calefacción, el balance va a ser positivo en relación con el sol, es decir la transferencia
de energía va a ser siempre desde el sol hacia el edifico, y negativo en relación con el aire
circundante, por lo que el edificio cederá energía al aire circundante. Por tanto el diseño del edifico
debe encaminarse a que el edificio capte la mayor energía solar posible, y ceda la mínima al
ambiente exterior.
Por lo que las estrategias en periodo de calefacción se pueden resumir en una serie de aspectos que
es necesario conocer adecuadamente para realizar un diseño energéticamente eficiente, estos son:
Propiedades ópticas de los materiales de acabado exterior con alto coeficiente de absorción
para máxima captación solar.
Materiales de construcción con elevada inercia térmica por el interior (almacenamiento para
posterior distribución durante las horas que no hay captación solar directa.
Aislamiento térmico adecuado (4-8 cm.) dependiendo de las zonas climáticas, para reducir
las pérdidas por conducción.
Protecciones móviles con aislamiento para las aperturas vidriadas, siempre por el exterior de
las mismas, con buena hermeticidad para evitar infiltraciones de aire.
Los conceptos básicos que hay que tener en cuenta en las técnicas naturales para calefacción son:
masa térmica, aislamiento, orientación.
Orientación
Se ha dicho que el foco caliente en el caso de la calefacción pasiva es el sol, por lo que debemos
conocer adecuadamente su trayectoria en el cielo con el fin de orientar de forma óptima el edificio
para que tenga una captación máxima en invierno, sin olvidar que esta captación puede ser un
enemigo en verano y por tanto debe ser mínima en este periodo de tiempo.
captacion verano
captacion
invierno
Figura 4
Figura 12. Captación solar en función del ángulo de incidencia solar según las estaciones (fuente: CIEMAT).
Es evidente que la posición de máxima captación de energía solar es aquella que en todo momento
es perpendicular a la incidencia de los rayos solares.
Si en el hemisferio norte, la orientación sur recibe durante todo el día la radiación solar, es evidente
que la norte estará continuamente sombreada, por tanto las condiciones térmicas de esta zona
serán mucho más frías. Por tanto deben evitarse los huecos y tener un cuidado especial en la
colocación del aislamiento térmico. Por otra parte no es conveniente que sea una zona ciega, ya que
hay que prever la generación de corrientes de aire para refrigerar en verano.
Las fachadas este y oeste reciben el sol por la mañana y por la tarde (dividiendo ambos periodos a
partir del mediodía solar) respectivamente. Ambas fachadas son desfavorables en verano, ya que la
captación es muy difícil de evitar a no ser que se empleen persianas corredizas (o similares) que
obstruyan completamente la incidencia solar. Es especialmente desfavorable para el verano la
orientación oeste, ya que al ser la captación por la tarde se añade además las elevadas temperaturas
que se han alcanzado en el ambiente después de muchas horas de insolación.
Asimismo no debe olvidarse que, dependiendo de las direcciones preferentes de viento de cada
zona, los huecos deben abrirse de forma adecuada para permitir las ventilaciones en verano, y
protegerse de los vientos fríos en invierno.
Para un diseño óptimo de los huecos, aparte del tamaño y orientación, hay que instalar una buena
carpintería para evitar en la medida de lo posible las infiltraciones de aire que son un foco de
pérdidas continuo y no controlado.
En general el aislamiento del edificio debe ser el adecuado, ya que este elemento protege de los
enfriamientos en invierno y de los calentamientos en verano.
Inercia térmica
Aunque se han separado en apartados diferentes la orientación y las inercias térmicas, estas van
siempre unidas debido a que la orientación del edificio es algo que mediatiza absolutamente las
decisiones posteriores de diseño. Quiere significarse con ello, que la adecuada orientación del
edifico es crucial para obtener un aprovechamiento óptimo de los recursos naturales. Las masas de
inercia térmica almacenan el calor y posteriormente la reemiten con un cierto desfase temporal y
con una cierta atenuación, dependiendo ambos de las características de los materiales de que está
compuesta.
Las principales masas de inercia en un edificio están en los muros y suelos. Una adecuada
distribución de las masas de inercia térmica combinada con un adecuado aislamiento y una
estrategia de ventilación correcta es crucial para conseguir un edificio confortable.
Una parte de la energía transmitida hacia el interior del muro se emplea en aumentar la
temperatura del muro, con lo cual esta energía queda almacenada en el mismo. Este es el efecto de
la inercia térmica: El almacenamiento de energía mediante el aumento de temperatura de la
estructura. Cuando la onda térmica llega de una cara a otra del muro se han producido dos
fenómenos: Una amortiguación de la cantidad de energía debido a que parte de la misma se ha
empleado en aumentar la temperatura del muro, y un desfase temporal del pico de la onda térmica
el cual llega a la cara opuesta con un cierto retardo temporal.
Eligiendo adecuadamente las características del muro (conductividad, densidad, capacidad calorífica
y espesores de las distintas capas) podemos llegar a obtener desfases idóneos, p.e. 12h, con lo cual
la máxima cantidad de energía hacia el interior se produciría a las 12 de la medianoche.
Hay que considerar además que el uso de aislamiento incide directamente sobre el diseño de las
masas de inercia. Por tanto el diseño de un muro debe tener en consideración ambas fenómenos.
Debe tenerse en cuenta, que la colocación de aislamiento en un muro parte en dos zonas al mismo:
la anterior y posterior al aislamiento. Por tanto la inercia térmica que afectará a la evolución térmica
de las condiciones interiores será aquella situada entre el aislamiento y el interior, dado que la capa
aislante del muro actúa como una barrera para la energía.
Por tanto el diseño adecuado de la distribución de las masas de inercia está íntimamente ligado con
la colocación estratégica de los materiales aislantes. En términos generales debe indicarse que todas
las superficies expuestas al exterior deben ir dotadas de aislamiento, ahora bien si un muro está en
contacto con un espacio tampón (invernadero, muro Trombe, etc.) y recibiendo gran cantidad de
energía solar (orientación sur) es muy conveniente que no tenga aislamiento, y si un gran poder de
almacenamiento de energía (ladrillo macizo, hormigón, etc.).
El Efecto Invernadero
Este efecto, es la base principal para el aprovechamiento solar en invierno. Se produce al utilizar el
vidrio como componente de la construcción. Es una combinación de la ganancia solar con la inercia
térmica, aprovechando las características ópticas del vidrio.
El vidrio es transparente a la radiación de onda corta (radiación solar), mientras que es opaco a la de
onda larga (infrarrojo térmico). Al incidir la radiación solar sobre un vidrio, ésta se ve transmitida en
un porcentaje muy elevado, pasando al interior e incidiendo sobre otros elementos (paredes y suelo)
que la absorben asimismo en un porcentaje muy elevado.
Estos elementos aumentan su temperatura, emitiendo a su vez radiación de onda larga, la cual no
puede escapar debido a que el vidrio es opaco a esta longitud de onda.
Ganancia Directa.
Es el modo más sencillo para la captación solar. El elemento es la ventana, y únicamente requiere
una adecuada orientación. Se le llama ganancia directa porque no existe ningún elemento
intermedio entre la radiación solar y el espacio que se desea calentar, salvo el vidrio.
La inclinación de los vidrios es un parámetro que debe emplearse con sumo cuidado para latitudes
intermedias y bajas (como es el caso de la franja mediterránea), ya que el ángulo de incidencia solar
en verano es muy elevado, con lo cual las ganancias pueden ser excesivas y producir
sobrecalentamientos. En general es aconsejable la posición vertical, y siempre colocando
sombreamientos.
Colocar ventanas en diferentes niveles es una solución muy adecuada para iluminar y captar energía
solar en piezas del edificio que no están adosadas a la fachada sur.
Ganancia Indirecta.
Se conoce por este nombre a los componentes que entre la radiación solar y el espacio que se desea
calentar colocan elementos que almacenan y, posteriormente, distribuyen la energía. Así como en el
caso anterior, el único fenómeno de transferencia de calor que interviene la radiación, en este caso
los fenómenos que se producen son de conducción y la convección.
Todos los componentes poseen una parte masiva que almacena la energía solar captada, emitiendo
esta energía en forma de radiación térmica con un desfase temporal que depende de las
características de los materiales empleados.
Básicamente existen dos tipos de sistema: el que exclusivamente tiene un muro masivo, tras un
vidrio (el cual produce el efecto invernadero, favoreciendo la ganancia energética del muro) y los
que, además, combinan el almacenamiento con la convección introduciendo el aire caliente en el
espacio que queremos calentar.
Los diseños varían dependiendo de si se realiza sobre un muro vertical o sobre el techo, pero el
principio de funcionamiento es el mismo.
Dentro de este tipo de técnicas se incluye el invernadero adosado. Existe un componente que,
tradicionalmente, se ha usado en diseño pasivo conocido como muro Trombe en honor del
arquitecto que lo empleó por primera vez.
Este componente consiste en un muro masivo, sin aislamiento y con colores oscuros, para aumentar
la absorción de radiación solar, delante del cual se coloca un vidrio con el fin de producir el efecto
invernadero. La distancia entre el vidrio y el muro es pequeña, de manera que el volumen de aire
que se va a calentar sea a también pequeño y se alcancen temperaturas elevadas fácilmente. En la
parte inferior y superior del muro existen unas aperturas practicables de modo que bien por
convección natural, bien forzada (mediante un ventilador controlado por un termostato), exista un
paso de aire caliente desde el componente hacia el espacio habitado. A su vez, el aire que penetra
en el espacio invernadero del muro Trombe está precalentado debido a que se toma de las
condiciones interiores.
Evitar la conducción de calor a través del muro colocando, aislamiento por la cara exterior.
La necesidad de que la orientación sea al sur para que los elementos de ganancia solar sean
realmente efectivos quedará clara en el siguiente ejemplo:
Ganancia Separada
En este caso el sistema captador de la energía solar está separado físicamente del espacio que se
quiere calentar. La distribución de la energía se hace a través del aire hasta el lugar de la demanda.
Las tres técnicas tienen poco sentido por sí mismas: deben ir acompañadas de una buena calidad de
la construcción y una buena selección de los materiales empleados tanto en la construcción del
componente como en el resto del edificio.
El Vidrio
Como se observa, todas las soluciones para el aprovechamiento de la energía solar en invierno se
basan en el uso de los vidrios como elemento generador del efecto invernadero. Como el vidrio es
un elemento cuya conductividad es elevada, por ello, a la vez que potencia la captación solar,
también favorece las pérdidas térmicas por conducción, por lo tanto debe tenerse cuidado con las
dimensiones de área vidriada.
Por otro lado, la tecnología ha desarrollado una serie de vidrios cuyo comportamiento térmico es
mucho mejor que el vidrio sencillo, y que actualmente se encuentran en el mercado. Hablaremos de
los siguientes cuatro tipos genéricos:
El vidrio doble, que consiste en dos vidrios sencillos con una cámara de aire entre ambos. Dado que
el aire es un mal conductor del calor, el problema de las pérdidas por conducción se ve reducido
considerablemente, y debido a la alta transmisividad del vidrio apenas se ve afectada la ganancia
solar.
El vidrio reflectante posee un recubrimiento especial en su cara exterior de modo que refleja la
radiación solar incidente por lo que reduce sensiblemente los aportes solares al interior del edificio.
Este tipo de vidrio se ha utilizado para configurar los muros cortina que están de moda en los
edificios de oficinas, reduciendo así las demandas energéticas en refrigeración.
El vidrio absorbente, como el reflectante, tiene un recubrimiento especial que absorbe la radiación
de onda larga (infrarrojo térmico). Colocando la cara tratada por la parte interior evita pérdidas
térmicas, pues el vidrio tiene un comportamiento más parecido al de un muro desde el punto de
vista óptico. Entonces se calienta el vidrio de modo que evita las pérdidas por conducción.
El vidrio bajo emisivo. El recubrimiento de este vidrio es un material cuya emisividad es baja, por lo
que irradia y absorbe poca energía. Es un vidrio para condiciones de verano, ya que mantiene bajas
temperaturas en condiciones de alta radiación.
Lo más interesante de estos vidrios son las combinaciones que pueden hacerse usando estos
materiales especiales de recubrimiento con los vidrios dobles. Así, para un clima y edificio cuyo
El Atrio
Este elemento se trata en un apartado independiente, no porque emplee una técnica especial, sino
porque es más una estructura de bloque que de edificio individual, por otra parte es un componente
que presenta buenos resultados tanto en condiciones de invierno como de verano.
Se llama atrio a un patio interior cubierto por una superficie vidriada y que, en su parte cenital
presenta una abertura practicable de modo que debe estar cerrada en la época de calefacción y
abierta en la de refrigeración.
Un tercer fenómeno presente en ambas épocas es una fuerte estratificación de las temperaturas
entre las partes baja y alta del atrio.
Debido a la incidencia solar sobre las paredes interiores del patio, el aire se calienta y tiende a subir
ya que la densidad del aire disminuye con la temperatura. Este aire caliente tiende a permanecer en
la parte alta del atrio, con lo que se forma una estratificación de las temperaturas, disminuyendo en
la parte inferior y aumentando con la altura.
Esta misma estratificación se produce en condiciones de verano, con lo cual, al estar la parte cenital
del atrio abierta este aire sale al exterior, provocando una succión de aire desde las zonas inferiores.
Esta succión puede emplearse para provocar corrientes de aire en el interior de los edificios de
modo que produzcan mejores condiciones de confort.
Como se ha indicado anteriormente la transferencia natural del calor se produce siempre desde el
foco caliente al foco frío, y nunca a la inversa, a no ser que se incluya en el proceso una máquina
térmica que consumirá, siempre, más trabajo que la energía que produzca (2º principio de la
Termodinámica).
Por ello el problema de la refrigeración pasiva, entendido como “disminuir la temperatura del aire
en un ambiente determinado”, es un problema de difícil solución si no se añade ningún sistema
convencional de refrigeración. La refrigeración pasiva en su concepto más amplio se dedica al
desarrollo de diseños arquitectónicos que mantengan las condiciones de confort en el edificio sin
necesidad de un consumo energético en sistemas convencionales de aire acondicionado.
Todas estas técnicas se agrupan bajo el epígrafe de refrigeración gratuita (“free cooling” es la
expresión inglesa utilizada usualmente en la bibliografía). Es necesario señalar que estas técnicas son
las primeras a aplicar en un diseño consciente desde el punto de vista energético.
Ahora bien, dada la climatología o las cargas internas del edificio puede ser necesario un aporte
extra de energía para conseguir el confort térmico. Este aporte puede conseguirse a base de los aires
acondicionados usuales, o bien mediante el uso de una serie de técnicas naturales que se obtienen
buscando sumideros de energía. Es decir, lugares a donde poder disipar el calor excedente de
edificio.
El estado higrotérmico del aire exterior: evaporando agua se obtendrá aire más fresco.
La temperatura aparente del cielo nocturno que es muy baja, utilizando radiadores, usando
el agua como fluido caloportador o bien el aire.
Control solar
Se refiere al uso de diferentes tipos de protecciones solares que se emplean para evitar la incidencia
directa de la radiación sobre el edificio, o partes del mismo. Dado que la principal fuente de energía
es el sol, en verano debe procurarse que penetre la mínima cantidad de energía posible dentro del
recinto a controlar.
Según la hora de incidencia del Sol sobre las diferentes fachadas del edificio, tendrá mayor
relevancia su sombreamiento:
Radiación solar de sur: A medio día el Sol alcanza su máxima altura, y la temperatura ambiente está
cerca de alcanzar su máximo. Es importante proteger los huecos de la fachada sur de esta radiación.
Radiación solar de oeste: Durante el atardecer el Sol pierde altura en el cielo, entrando
perpendicularmente por los huecos de las fachadas orientadas al oeste, siendo muy deslumbrante y
molesto. El sombreamiento de estos huecos para el Sol del oeste es muy conveniente.
Existe gran cantidad de elementos de protección solar: cortinas, persianas, toldos, etc. En una
primera división se diferencian en protecciones fijas y móviles.
Las protecciones fijas forman parte de la propia estructura del edificio: retranqueos, aleros (tanto
verticales como horizontales), balcones, etc. Hay que tener especial cuidado con el diseño de estos
elementos, ya que deben proteger en verano, pero deben dejar pasar la radiación solar en invierno.
Las protecciones móviles suelen tener un control manual, dependiendo de los gustos del usuario y de
las condiciones climáticas.
Como norma general, todas las protecciones solares deben ser exteriores al vidrio de la ventana,
dado que si son interiores la radiación llega a penetrar en el espacio a controlar y se producen
sobrecalentamientos. La necesidad de protecciones exteriores hace que aumenten los problemas,
ya que deben instalarse materiales resistentes a la intemperie.
Asimismo existe una protección natural que es el uso de vegetación de hoja caduca frente a los
huecos vidriados. Este tipo de protección presenta una ventaja adicional sobre las artificiales. Al ser
la planta un ser vivo tiene un mecanismo termorregulador el cual hace que se mantenga constante
su temperatura frente a los cambios exteriores, lo cual procura, además de la protección a la
incidencia solar un suavizado de las condiciones ambientales. Es importante que la vegetación sea
de hoja caduca, porque de este modo está poblada en verano produciendo el efecto protector y en
invierno no tiene hojas dejando penetrar los rayos solares.
Por otra parte como la zona norte está sombreada continuamente, si en esta fachada se diseña un
patio o un porche que ocupe la misma, generamos un espacio completamente sombreado y con un
cierto volumen de aire que estará a menor temperatura que la del ambiente, con lo cual se
consiguen dos efectos beneficiosos: Mantener fresco el muro norte y disponer de una masa de aire a
temperatura adecuada para distribuirlo posteriormente en el interior de la vivienda. Esta
distribución se consigue usando técnicas adecuadas de ventilación.
Ventilación
La ventilación en un edificio en verano tiene varios objetivos: adecuar las condiciones ambientales a
las exigencias de confort y evacuar la energía almacenada en las masas de inercia térmica para evitar
el sobrecalentamiento paulatino del edificio.
Dentro de esta técnica de refrigeración natural podemos distinguir varios tipos: simple, cruzada,
nocturna y por efecto chimenea. De todas ellas la menos eficiente y a la vez la más fácil de utilizar es
ventilación la simple, la cual requiere de velocidades exteriores de viento elevadas, estando el hueco
muy bien orientado con respecto al sentido de esta velocidad.
Ventilación simple.
Para que este efecto sea eficiente la orientación del hueco con respecto a la dirección del viento ha
de ser coincidente, en caso contrario el efecto es muy pobre.
Si el hueco está en contacto con una zona especialmente protegida de la insolación (recuérdese los
patios abiertos o porches en la fachada norte a los que nos referíamos en el apartado anterior) el
efecto puede ser muy beneficioso, ya que el intercambio que se produce es con una masa de aire
que esta preacondicionada.
Ventilación cruzada.
Se establece este tipo de ventilación cuando existen huecos entre dos fachadas diferentes, sin que
haya obstrucciones interiores entre ambos huecos, es decir que se pueda establecer una línea
ininterrumpida entre ambas aperturas. En la figura adjunta de presenta un esquema sencillo, pero
muy ilustrativo.
En la siguiente figura se presentan el caso en el que las fachadas en que están localizados los huecos
son opuestas, con este tipo de configuración se consigue un mayor número de renovaciones de aire.
Este tipo de ventilación puede llegar a ser molesto porque la velocidad de viento interior puede ser
elevada, esto ocurre cuando la velocidad del aire es mayor que 1 m/seg. Como principal
consecuencia debemos remarcar que el diseño del edifico debe prever huecos en las fachadas para
que se pueda establecer este tipo de ventilación.
Para un correcto diseño de los huecos, y la elección de las fachadas para practicarlos, es
imprescindible conocer las direcciones preferentes de viento en la zona, así como las posibles
pantallas que van a afectar a la incidencia del viento sobre las mismas.
Ventilación nocturna.
Es evidente que durante el transcurso del día la estructura del muro se calienta debido a la
incidencia solar. Si esta energía almacenada no se elimina, el edificio irá aumentando
paulatinamente su temperatura, de modo que se hará inhabitable.
Este efecto se nota en la mayoría de los edificios convencionales: Cuando empieza la época estival el
edificio es fresco, en cambio a medida que avanza el verano el edificio va aumentando su
temperatura, llegando a darse el caso que en condiciones exteriores frescas (un día fresco de
verano, o durante la noche) el edificio tiene temperaturas fuera de los límites de confort.
La eliminación de esta energía se produce fundamentalmente por dos mecanismos: Radiación a cielo
nocturno y convección entre el aire exterior y los muros del edificio. La temperatura aparente de
cielo en una noche despejada de verano puede ser alrededor de 15 a 20oC por debajo de la
temperatura ambiente, por tanto, atendiendo a los conceptos del capítulo 1º de fundamentos, la
cantidad de energía cedida por el muro es proporcional a la diferencia de temperaturas a la 4ª
potencia, lo cual da una importante pérdida de energía por este concepto.
Efecto chimenea.
Consiste en el tiro de aire que se provoca cuando existe un gradiente térmico considerable a
diferentes alturas. Este efecto presenta una gran eficiencia en cuanto al número de renovaciones de
aire que provoca. Además es prácticamente independiente de las condiciones exteriores ya que él
mismo efecto genera las condiciones necesarias para que se produzca.
En la figura se representa un edificio en sección, en donde la parte superior está acristalada, por lo
que tiene una importante ganancia solar. Debido a esta ganancia de energía el aire sufre un
importante aumento de temperatura, lo cual se traduce en una disminución de la densidad y por
tanto tiende a subir y escapar por las aperturas superiores. Esto produce un efecto de succión desde
el exterior hacia el interior en los huecos inferiores, generando unas corrientes cruzadas de aire.
Si el aire procedente del exterior se toma de una zona preacondicionada el efecto resultante puede
ser ideal para mantener las condiciones de confort.
Figura 21. Chimenea solar experimental con inercia térmica instalada en el Laboratorio de Ensayos de
Componentes de Edificación (PSA, Almería) para caracterización energética de estos sistemas.
Dentro de este apartado se consideran una serie de técnicas que producen una bajada real de la
temperatura del aire.
Técnicas evaporativas
Los sistemas evaporativos consisten en mezclar el aire seco con agua para que al evaporarse esta
última extraiga la energía del aire y reduzca su temperatura, aumentando simultáneamente la
humedad.
Supongamos que el edificio está inmerso en un ambiente seco y muy caluroso. Si el aire con estas
características se pasa a través de una lámina de agua (paño húmedo o fuente de gotas
micronizadas,..) el aire resultante habrá sufrido una humidificación y una bajada de temperatura
proporcional a la humedad ganada. Hay que diseñar muy correctamente el dispositivo
humidificador, porque si supera el 80% de humedad relativa, las condiciones de confort pueden
verse seriamente afectadas.
El potencial de esta técnica es muy elevado, porque la cantidad de energía que absorbe el agua para
evaporarse es aproximadamente 570 cal/gramo, lo cual produce una bajada de temperatura
considerable del aire, ya que esta energía se elimina toda ella de la masa del aire.
Los sistemas directos inyectan el agua directamente en el aire a refrigerar, mientras que los
indirectos inyectan el agua para enfriar el aire que no se usará para refrigerar directamente el
a) Sistemas Directos
El sistema directo tiene más capacidad de bajar la temperatura del aire a refrigerar ya que elimina
un intercambio de calor dentro del sistema, así elimina una eficiencia que siempre será menor de 1.
Ahora bien dado que el estado de confort depende no sólo de la temperatura, sino también de la
humedad, debe tenerse cuidado de no sobrepasar los límites tolerados de humedad.
La necesidad de controlar los niveles de humedad hace que los sistemas se encarezcan debido a la
inclusión de controles automáticos. Por ello esta técnica es recomendable únicamente en climas
muy secos.
- Micronizadores de agua, de tal modo que el aire seco pasa a través del chorro de agua
pulverizada.
Estos sistemas generalmente se sitúan como una fase previa a la compresión para pre-acondicionar
el aire exterior y su eficiencia varía dependiendo:
- Del volumen total del medio poroso, distinguiendo entre la sección (S) y la anchura del
medio (L).
b) Sistemas Indirectos.
Aprovecha la totalidad del potencial de enfriamiento del aire, ya que lleva el aire hasta la saturación,
alcanzando, por tanto, la temperatura de bulbo húmedo.
El aire refrigerado para consumo en el espacio habitado puede volver a circular, ya que no se le
añade ningún contenido en agua y la eficiencia del sistema subirá de forma considerable.
En cambio, presenta la desventaja de que el aire que se refrigera por evaporación no es el que se
usa para consumo, sino que éste, a través de un intercambiador de calor, refrigera un circuito
secundario de aire que irá destinado a refrigerar el edificio.
La técnica de tubos enterrados, consiste en enterrar una serie de tubos hechos de un material con
una conductividad elevada (metálicos o de cemento) de tal modo que a través de ellos, circulará aire
que, tomado del interior del edificio pasará por los tubos, y de nuevo entrará en el edificio a una
temperatura inferior. Es necesario tomar aire del exterior para realizar las necesarias renovaciones
de aire nuevo para evitar la contaminación del aire usado.
Esto es porque el suelo presenta un gradiente térmico tal, que alrededor de los 14 m de
profundidad, la temperatura es prácticamente constante a lo largo del año, e igual a la temperatura
media anual de la zona estudiada.
Durante los meses de verano, para profundidades iguales o inferiores a 3 m la temperatura del suelo
está alrededor de los 22oC (el máximo se alcanza en octubre) por lo que es aprovechable para
producir efectos refrigerativos. Si, además, la parte del suelo en donde de se va a aplicar la técnica
está sombreada, la reducción de la temperatura a 4 m es de alrededor de 2 oC.
Además, si se realizan tratamientos especiales, como por ejemplo irrigar la zona utilizada, o dicha
zona tiene al nivel de los tubos capas freáticas, la eficiencia del sistema se ve claramente
aumentada.
De la temperatura del suelo, que será inferior cuanto más profundos estén enterrados.
Del tratamiento de la superficie exterior que contiene los tubos. Los diferentes tratamientos
son: Sombreado del espacio del suelo donde están enterrados con el fin de reducir la
temperatura a la misma profundidad. Con ello se evita la saturación del suelo alrededor de
los tubos (debido a la cesión de calor desde los tubos hacia el suelo) se pueden emplear
técnicas como la circulación de aire durante la noche o la irrigación del suelo para aumentar
contenido de humedad en el suelo.
Del caudal de aire que circula a través de los tubos (o lo que es lo mismo para un diámetro
dado la velocidad de circulación del fluido).
La eficiencia global del sistema dependerá en primer lugar del tipo de suelo bajo el que estén
enterrados los tubos; del caudal; del diámetro de los tubos y de la longitud total de los tubos.
Sistemas Radiantes
En este caso el medio frío es el cielo nocturno, cuyas temperaturas son menores que la ambiente. A
través del mecanismo de radiación, se emitirá energía desde una superficie al nivel del suelo
Está técnica presenta su máxima efectividad durante horas en las que, usualmente, el edificio no
demanda refrigeración, es decir durante la noche. Por ello se hace conveniente almacenar la
energía, la capacidad refrigeradora, para emplearla cuando el edificio lo requiera.
El valor de la temperatura de cielo depende de las condiciones atmosféricas, ya que no deben existir
elementos que absorban y emitan radiación de onda corta como son el CO2, el vapor de agua, los
aerosoles. En resumen se requiere de una atmósfera despejada (sin nubes) y clara (con pocos
contaminantes).
Por otro lado, el material de que estén constituidos los radiadores será determinante en el
rendimiento del sistema. Los radiadores pueden ser de dos clases, dependiendo del tipo de fluido
que transporta la energía: de agua y de aire.
La eficiencia de los radiadores que a su vez depende: del tipo de fluido, del diámetro de los
tubos interiores y del caudal de fluido.
Conclusiones
Así mismo, en el capítulo se repasan las aplicaciones que proporciona la utilización de la energía
solar pasiva: Calefacción, Refrigeración e Iluminación, con las principales técnicas y mecanismos para
optimizar su uso.
Este texto se centrará en los métodos de simulación de edificios, con los cuales se desglosaran las
diferentes formas de predecir teóricamente el comportamiento térmico de un diseño, bajo unas
condiciones climáticas concretas.
La finalidad última de este capítulo es dar al lector un abanico de las posibilidades existentes en este
tema, seleccionando la solución más apropiada al problema que se plantea. El objetivo es obtener
edificios mejores desde el punto de vista energético. Al disponer de un diseño optimizado, y con el
uso de materiales adecuados es posible reducir, de forma considerable, el consumo energético
manteniendo las condiciones de confort interior.
La primera pregunta que se plantea a la hora de realizar una evaluación teórica es saber qué es y
para qué sirve. Simular es representar un sistema real mediante otro más sencillo que permita
analizar sus características y predecir su comportamiento. Este procedimiento se puede emplear en
distintos campos: edificación, automovilístico, aeronáutico, ambiental, acústico, etc., mediante el
empleo de diferente software de simulación. Para ello se crea un modelo que represente el sistema
real fijando desde un principio, los objetivos y las metas que se persiguen. En base a esto, se
establecen las condiciones de contorno y las limitaciones del sistema de ecuaciones que caracterizan
el modelo.
El análisis de un edificio mediante estos programas de simulación permite, desde las primeras
etapas de diseño y previamente a la construcción del mismo, predecir su comportamiento
energético. Esta metodología ofrece la posibilidad de valorar diferentes posibilidades de
construcción del edificio bajo unas condiciones climáticas concretas, optimizando el diseño más
eficiente. También facilita los análisis de sensibilidad para evaluar los parámetros más influyentes en
el edificio.
la convección interna entre las superficies interiores y el aire interior (convección natural
debida al calentamiento del aire por alguna fuente de calor)
la radiación solar, o radiación de onda corta, que suele ser una ganancia para el edificio y
la radiación de onda larga de las paredes exteriores al cielo, edificios circundantes y suelo,
así como entre las paredes interiores en función de sus temperaturas.
Todos estos intercambios de calor están acoplados en el edificio y no pueden calcularse de forma
independiente. Adicionalmente, los procesos de intercambio térmico dependen del tiempo, debido
a las fluctuaciones de las excitaciones tanto externas como internas, por lo que ecuaciones del
modelo deben considerar la dependencia temporal. Para poder tener en consideración estos
aspectos se utilizan programas de simulación dinámica de edificios, como TRNSYS, DOE-2,
EnergyPlus o Lider.
La función matemática que describe al modelo físico se construye en base a sistemas de ecuaciones
acopladas, definiendo sus condiciones de contorno. Los modelos se diferencian entre sí,
básicamente, en el modo de resolver estos sistemas de ecuaciones, empleando diferentes formas de
definición del sistema y usando diferentes métodos numéricos de resolución de las ecuaciones.
Dentro de las múltiples clasificaciones que pueden hacerse se ha optado por dividir los modelos de
simulación en tres grupos: estáticos, de correlación y dinámicos, cubriendo así los tres niveles de
complejidad que se presentan en la literatura.
Los métodos estáticos son los que adoptan las hipótesis más restrictivas en cuanto al campo de
aplicación del modelo, así como a la cantidad y fiabilidad de los resultados obtenidos. Los más
usados son el método de grados-día que permite evaluar la carga térmica de los edificios y optimizar
el diseño de la envolvente, y el método bin, que se emplea cuando alguno de los parámetros que
definen el cálculo del consumo energético en un edificio, no pueda garantizar un valor constante.
El principal error que comente este modelo, agravado en verano, es que considera un
acondicionamiento constante y continuo de los edificios. Este problema lo soluciona el método
estático de intervalos (método bin), donde se realiza un cálculo similar, pero teniendo en cuenta
tantos intervalos como situaciones diferentes se presenten. Se obtendrían n ecuaciones diferentes,
una para cada intervalo. El consumo total vendría definido por la suma de todos los intervalos
considerados.
Los métodos de correlación se basan en simplificaciones obtenidas a partir del estudio sistemático
de diversos fenómenos, utilizando, generalmente, como fuente de información los métodos más
detallados de simulación energética de edificios (métodos dinámicos). Asimismo hacen uso de leyes
empíricas sencillas que tienen un carácter general. Este tipo de programas (PASSPORT, CEV...)
funcionan aceptablemente en condiciones de calefacción pero para los periodos de refrigeración
presentan serias deficiencias. Esto se debe a que es difícil extrapolar el tratamiento de la ventilación
a leyes de correlación sencillas, asimismo el efecto de la inercia térmica es crítico en condiciones de
verano.
Los métodos de simulación dinámicos son los que mayor complejidad presentan ya que requieren
una definición exhaustiva del edificio y una resolución a tiempos de paso cortos del sistema de
ecuaciones planteado (normalmente de una hora). Todos ellos necesitan la entrada de una cantidad
considerable de información y por tanto, su manejo es complicado.
Existen múltiples programas validados para calcular, de manera dinámica, la respuesta energética
del edificio. Dentro de los programas más representativos se encuentran: energy+, DOE,
desarrollados por el Departamento de Energía de EEUU; ESP-r desarrollado por varios grupos de
trabajo de la Comisión de la Unión Europea, TRNSYS, desarrollado por la universidad de Wisconsin,
PASSPORT+, LIDER de aplicación oficial en España, etc. Estos programas incluyen en sus cálculos una
gran cantidad de subrutinas que permiten analizar componentes especiales y sistemas.
Códigos como el S3PAS, PASSPORT+, TRNSYS, usan una técnica mixta entre los dos métodos
dinámicos explicados, plantean la ecuación de balance de energía y representan los elementos
constitutivos del edificio (muros, techo, ventanas...) a través de funciones de transferencia que
utilizan posteriormente para resolver instantáneamente los sistemas de ecuaciones. Este método
presenta ventajas de tiempo de cálculo, y además permite popularizar los métodos debido a que
pueden ejecutarse en un PC.
Figura 23. Interfaz gráfica del programa ESP-r. Figura 24. Interfaz gráfica del programa Lider.
La definición geométrica, constructiva y operacional del edificio y sus sistemas, para lo cual
los modelos de simulación han desarrollado un software específico para edificios.
El bloque de resolución de las ecuaciones (el modelo de simulación propiamente dicho) diferencia la
calidad entre unos modelos y otros. El hecho de que unos se usen más que otros se deben a la
sencillez en la introducción de los datos de entrada y a que el análisis de resultados proporcione las
salidas requeridas.
Establecer las metas y delimitar los límites que se quieren obtener tras la simulación del
sistema.
Los resultados obtenidos por los modelos de simulación deben ser comprobados y verificados para
demostrar su fiabilidad y para estudiar las posibilidades de perfeccionar su implementación. El
primer paso es comprobar la fiabilidad del modelo matemática y físicamente, dando resultados
coherentes. Posteriormente se debería validar empíricamente, verificando la bondad del modelo
teórico implementado en los programas con el análisis experimental del mismo sistema. Para ello se
comparan los resultados obtenidos con ambas metodologías.
La mejora de la calidad de los edificios desde el punto de vista energético no es una tarea
estéril, ya que el potencial de ahorro de energía convencional que presenta es muy grande, y
dado que se aplica de forma masiva este ahorro puede llegar a ser realmente espectacular.
El potencial de ahorro que representa el uso de este tipo de herramientas es muy elevado.
Para el cumplimiento real del ahorro estimado, es necesario no solo que el diseñador
proyecte adecuadamente, sino que el ejecutor de la obra lo realice conforme a proyecto.
Para garantizar el ahorro obtenido teóricamente será necesario estimular normativas que
fuercen a una buena calidad de la construcción. En este sentido la monitorización se revela
como una poderosa herramienta para determinar los ahorros producidos, así como la
calidad de la construcción.
Metodología de la monitorización.
Para obtener resultados fiables de una campaña experimental es necesario cuidar ciertos detalles,
con el fin de que las medidas no sean una mera constatación cualitativa de la evolución térmica de
las condiciones interiores. Por ello es necesario plantear una serie de pasos sistemáticos que
permitan obtener una serie de datos útiles.
Conocimiento previo.
Para ello será necesario tener datos fiables del clima de la zona, realizar un examen visual de la zona
con el fin de conocer el emplazamiento real y evitar aquello que pueda modificar las condiciones
climáticas generales de la zona y disponer del proyecto de ejecución del arquitecto para extraer las
medidas y composición de muros, ventanas, techo, suelo, distribución interior, etc.
Todos estos detalles son necesarios para realizar un ANÁLISIS DE SENSIBILIDAD para:
Buscar los parámetros constructivos que hacen más eficiente el comportamiento energético
(tamaño de protectores solares, espesor de aislamiento, etc.) .
- los flujos más relevantes de energía (conductivos, infiltraciones, radiativos,...) y así plantear
los experimentos y medidas adecuados para conocer estos flujos.
- las variables que son irrelevantes al comportamiento del edificio y pueden obviarse su
medida, ahorrando con ello esfuerzo humano.
Una vez conocida la respuesta térmica del edificio bajo diferentes condiciones y determinados
cuales son los flujos energéticos críticos, se puede definir qué tipo de experimentos así como
cuantas variables y con qué precisión y frecuencia deben medirse.
En condiciones normales el diseño del experimento debe resolver las siguientes cuestiones:
Qué medidas se van almacenar (medias solamente, o bien además máximas, mínimas,
desviación típica, etc.)
Posteriormente se instalan los sensores y se pone en marcha la campaña de medidas ejecutando los
experimentos prediseñados. El almacenar de forma muy racional los datos es crítico para una
correcta evaluación posterior.
Inicialmente se debe hacer la depuración de los datos, eliminando los erróneos y rellenando los
huecos de modo que se obtengan series temporales lo más largas posibles.
El comportamiento del sistema está determinado por una serie de variables de entrada. Estas
entradas producen unas salidas que son función de las mismas. En el caso de un edificio, podemos
considerar como entrada la potencia de calefacción y como salida la temperatura del aire.
A la hora de analizar los valores de las variables registradas se realizan diferentes análisis: estudio de
las condiciones de confort en el interior mediante balances térmicos y comparación con los
consumos energéticos, evaluación de las condiciones térmicas en los días tipo, caracterización
energética del edificio mediante modelos estáticos y dinámicos. Cada uno de estos modelos produce
información diferente pero complementaria, que será más o menos interesante según la
información que se desee obtener.
Modelos estáticos
Con este tipo de modelo, a partir de la medida de las temperaturas interior y exterior, el consumo
en energía auxiliar y la radiación solar, podemos obtener el coeficiente global de pérdidas efectivo y
la apertura solar efectiva, características del edificio que nos permiten dar una estimación de la
calidad constructiva (UA) y de la calidad de diseño pasivo en cuanto al aprovechamiento de energía
solar (As).
Apertura Solar Efectiva, el término efectivo se refiere a la cantidad de energía solar que
contribuye a la carga del espacio en calentar pero sin por ello causar recalentamiento en el
sistema.
Coeficiente global de pérdidas con el exterior y con el interior del propio edificio.
Son más completos y más complejos y con ellos se puede analizar el edificio con más profundidad
pero se necesitan muchos más datos y conocer mejor el comportamiento experimental del edificio.
Conclusiones
Las monitorizaciones efectuadas sirven no solo para evaluar el ahorro energético producido
debido al aprovechamiento de la energía solar, sino también para caracterizar el edificio y
hacerlo comparable con otros, así como para deducir si se ha construido de acuerdo con las
especificaciones del proyecto, puede servir pues como herramienta empírica de certificación
de la calidad del edificio.
La intuición en el diseño debe estar apoyada por cálculos para el correcto dimensionado de
los componentes del edificio, en otro caso se pueden cometer errores importantes. El uso
de códigos de simulación es de gran ayuda en esta fase.
Con metodologías bien definidas y contrastadas, la monitorización puede ser un arma muy
eficaz contra la construcción defectuosa, ya que se pueden obtener características básicas
del edificio a través de una experimentación sencilla y de fácil aplicación, pudiendo
contrastarse las especificaciones del constructor, promotor o diseñador frente a las reales.
Introducción
En muchas ocasiones, cuando se piensa en dotar a un edificio de sistemas de energía solar, ya sea
térmica o fotovoltaica, estas instalaciones se entienden como un valor añadido al edificio. Y aunque
es positivo que se considere a la energía solar como un valor añadido, es decir, algo que aporta valor
pero sin lo cual el edificio seguirá siendo el mismo. El concepto de integración arquitectónica, por el
contrario pretende que, al menos, los elementos exteriores de la instalación (captadores térmicos y
módulos fotovoltaicos) sean considerados como un elemento constructivo más dentro del edificio.
Esto implicaría que la energía solar se incluya desde los primeros momentos de la concepción del
edificio, y de la misma forma que un arquitecto se plantea elegir entre una cubierta terminada con
pizarra u hormigón, puede considerar utilizar módulos fotovoltaicos o captadores térmicos.
Ahora bien, igual que con cualquier otro materia constructivo hay que tener en cuenta sus efectos
sobre el edificio, especialmente en el balance energético del mismo, cálculo de cargas, etc.
La integración debe considerar al sistema solar como un componente más del edificio, pero es un
componente que genera energía de forma activa, y por tanto debe integrarse también con los
sistemas convencionales.
Diseñar los sistemas solares activos como una parte más del sistema convencional.
Cada sistema solar, al igual que cada edificio, debe ser estudiado individualmente. Existen tantas
soluciones como instalaciones, aunque hay pautas generales que son de aplicación común.
Existen condicionantes que combinados dan a cada obra la singularidad de la hablábamos, y que han
de ser analizados en cada caso. Por su importancia, cabe destacar el clima y la accesibilidad solar
Entorno
Por ejemplo, si el lugar donde se va a realizar la instalación es una zona fría con importantes
precipitaciones de nieve, la integración horizontal sobre cubierta plana probablemente no será la
mejor de las opciones, ya que al cubrirse de nieve los elementos de captación se reducirán
notablemente los periodos del año con producción aceptable.
Por el contrario la integración en fachada evitaría este problema, a la vez que podría tener efectos
beneficiosos sobre el confort interno. Por otro lado la cantidad de radiación incidente en fachada
vertical también se reduce frente a otras inclinaciones.
Lo que sí es común a todos los casos es que el sur geográfico es la orientación privilegiada para la
captación solar, aunque como veremos posteriormente, desviaciones del sur puro tampoco tienen
efectos dramáticos en todos los casos.
La accesibilidad solar es sin duda otro de los condicionantes fundamentales para el diseño. Si no está
garantizado un mínimo de acceso solar, se pierde el propósito de la instalación de sistemas solares.
Otro análisis será el por qué se carece de la posibilidad de recibir el sol, si es por factores internos o
por factores externos, en muchos casos dependientes de un entorno urbano que se ha concebido
pensando más en el aprovechamiento del espacio que en el de hacer ese espacio habitable.
Edificio
También es importante hacer un estudio de las sombras arrojadas por todos los elementos del
edificio. En ocasiones puede encontrarse con situaciones en las que cornisas, casetas, torres de
refrigeración, etc., arrojan sombras sobre los captadores solares durante la mayor parte del año.
Más incongruente, si cabe, es ver filas de captadores que se sombrean unos a otros.
Por otra parte, a la hora de realizar el diseño de un edificio, muy pocos arquitectos tienen en cuenta
la posibilidad de incluir un sistema solar como parte de las instalaciones, lo que conlleva que en caso
de desear su posterior instalación por parte de los usuarios, haya que adecuar la colocación de los
colectores a un inmueble que no ha sido diseñado para ello, lo que complica su realización. Muchos
de estos problemas podrían solucionarse con la realización de una preinstalación en la fase de
construcción.
La práctica más habitual es la instalación de los sistemas con el edificio terminado, superponiendo
capas, en vez de realizar el proyecto de arquitectura y energías alternativas de forma paralela y
consecutiva. Como consecuencia la configuración arquitectónica la imagen urbana son alteradas, a la
vez de provocarse un sobrecosto debido a la superposición de capas.
Por lo tanto, no sólo existen limitaciones técnicas, uno de los factores más importante es la estética.
Por muy eficiente energéticamente que sea una instalación solar, si no se busca un resultado
estético de la misma es difícil que sea llevada a cabo. Además deben buscarse soluciones
económicamente factibles, de forma que al ahorro energético puede en algunos casos sumarse el de
la sustitución de materiales convencionales.
El uso de los elementos de captación solar como sombreamiento permite actuar sobre las
necesidades de refrigeración del edificio, a la vez de jugar con la luz de las diferentes zonas, por
ejemplo evitando los deslumbramientos producidos por la incidencia directa de la radiación,
consiguiendo espacios de iluminación natural difusa mucho más adecuados para lugares de trabajo.
La situación óptima es poder diseñar la cubierta con las características más adecuadas para la
instalación. Al poder dar al campo de colectores la orientación e inclinación idóneas, se consiguen
resultados energéticos óptimos. Si los captadores o módulos se montan horizontalmente sobre una
cubierta plana habrá que analizar y solucionar los problemas que podrían ocasionarse por la
acumulación de agua o nieve sobre ellos.
Cuando los módulos o los captadores están integrados en la envolvente del edificio hay que tener en
cuenta el estrés térmico que sufrirán a lo largo de su vida, y tomar las medidas oportunas (juntas de
dilatación, etc.)
Térmica 2.50E+03
Fotovoltaica
2.00E+03
1.50E+03
1.00E+03
5.00E+02
0.00E+00
1 12 23 34 45 56 67 78 89 100 111 122 133 144 155 166 177 188 199 210 221 232 243 254 265 276 287 298 309 320 331 342 353 364
Es muy importante tener en cuenta el fin de la instalación, no es lo mismo una central fotovoltaica
exclusivamente diseñada para conseguir el máximo de producción, que un edificio cuyo fin
primordial es que lo habiten personas. Lo que sí es importante en ambos casos es un correcto
dimensionado y un cálculo estricto de los sistemas.
Para la integración de sistemas fotovoltaicos existen una variada gama de productos, desde el
módulo opaco que puede encontrarse con diferentes tipos de marcos o colores de células, módulos
semitransparentes de diferentes tecnologías, o incluso tejas fotovoltaicas.
Para conseguir dispositivos fotovoltaicos con valores de corriente y tensión acordes con las
necesidades de generación de la mayor parte de las aplicaciones, las células se agrupan en módulos,
conectándose entre sí en serie y /o paralelo. En el módulo, además, las células van protegidas
eléctrica y mecánicamente y de los efectos de la intemperie, al ir insertadas en un material
encapsulante (comúnmente un polímero transparente llamado EVA o etilen-vinil-acetato), y
cubiertas por un vidrio de baja absorción en la cara anterior y otro polímero aislante de la humedad
Aunque existen módulos de muy diferentes tipos, uno corriente de silicio cristalino podría estar
constituido por entre 30 y 36 células de un tamaño entre 0.1 y 0.5 cm2 conectadas en serie y tendría
una potencia pico entorno a los 50 o 60 Wp.
Dependiendo de la aplicación y los criterios de diseño, se elegirá el tipo adecuado de módulo, puede
optarse por distintas tecnologías de módulos atendiendo a criterios de diseño, precio o espacio
disponible.
Si se opta por la tecnología cristalina, las células que componen el módulo serán totalmente opacas,
pudiendo jugar con la transparencia y el color del encapsulante de la cara posterior de las células y el
espaciado entre ellas. En muchas aplicaciones es corriente que el fabricante atienda a las peticiones
de los arquitectos, que pueden diseñar los módulos para su integración en edificios u otras
construcciones.
Figura 31. Dos edificios con módulos PV semitransparentes en fachada (fuente: proyecto ARFRISOL,
CIEMAT).
Una de las opciones son las instalaciones conectadas a red, en las que se obtienen ingresos
derivados de la venta de la energía generada. El otro tipo de instalaciones son los sistemas aislados,
en los que se genera energía para autoconsumo. Habitualmente, estas instalaciones suelen incluir un
subsistema de acumulación, y el lugar de su instalación ha de ser planificado a la hora de diseñar el
edificio, de la misma forma que se prevé el cuarto de calderas.
Existen diferentes tipos de captadores solares, pero los más utilizados son los captadores solares de
placa plana y los de tubo de vacío. Dado que la mayoría de metros cuadrados que se instalan
actualmente son del primer tipo, nos centraremos en estos, aunque la mayoría de las ideas que se
recogen en éste documento son aplicables al resto de modelos de captador.
Un captador solar es un elemento sencillo, pero que debe de soportar unas condiciones de trabajo
muy duras (climatología, cambios de temperatura drásticos, etc.) y garantizar una duración en el
tiempo mayor a los diez años, para que puedan ser amortizados y se consiga una rentabilidad del
sistema. Los captadores de alta eficiencia son más complejos y el mercado al cual van destinados
más reducido.
Los materiales más utilizados como aislantes del absorbente suelen ser fibra de vidrio y lana de
roca. Ambos aguantan altas temperatura, teniendo la lana de roca menor conductividad. En la
práctica se utiliza una lámina impermeabilizante entre el absorbente y el aislamiento para evitar la
humedad, además suele ser de tipo reflexivo (lámina de aluminio) para disminuir las pérdidas de
radiación en caso de existir una pequeña cámara de aire entre absorbente y aislante.
Menor peso
Ventajas Menor frágilidad
Menor conductividad térmica
Plásticos
Coef. de dilatación lineal elevado Mala
resistencia a la temperaturas
Inconvenientes
Inestabilidad química
Deterioro frente a la rad. ultravioleta
La caja debe ser rígida, resistente a la corrosión en condiciones exteriores, y contemplar protección
contra las dilataciones provocadas por variaciones de temperatura. Los materiales más utilizados
son el aluminio y el acero galvanizado, aunque también se utilizan otros como el acero inoxidable,
plásticos, madera y en diseños especiales, los propios de la construcción del edificio (hormigón o
ladrillos).
Hay que tener en cuenta que integrar sistemas activos en la envolvente del edificio puede influir
sobre las condiciones de confort del mismo. En ocasiones las consecuencias pueden ser positivas
para unos usos y negativas para otros.
Un ejemplo puede darse con la integración de captadores solares planos en la fachada de un edificio
de viviendas. En éste caso tendremos como parte del cerramiento un sistema activo que puede
alcanzar temperaturas de 70-80C en operación, y bastante superiores en parada. Ésta situación
puede contribuir a cubrir parte de la demanda de calefacción, pero sin duda aumentara la de
refrigeración.
Un análisis de los resultados mediante el balance energético del edificio nos permitirá conocer cuál
es el resultado de la integración, y adoptar las medidas que sean necesarias. Si el incremento de
Las aplicaciones donde se pueden utilizar la energía solar térmica han aumentado con el paso del
tiempo y de la eficacia de los captadores. Al principio sólo era utilizado para calentar agua de uso
sanitario, pero cada vez más se utilizan como sistema de calefacción, en piscinas (donde el
rendimiento de las instalaciones solares es excelente) o en un campo más novedoso como el de la
refrigeración solar. Existen otras aplicaciones de los sistemas solares térmicos utilizados en procesos
productivos y agrícolas pero en el presente tema se centrará en aquellas que se puedan encontrar
un edificio residencial o de oficinas.
La aplicación más conocida e implantada para los sistemas solares térmicos es el calentamiento del
agua sanitaria (ACS) necesaria en los edificios. La temperatura a la que se requiere el ACS entorno a
los 45C es óptima para conseguir un buen rendimiento de los captadores solares. El uso anual de
esta aplicación nos obliga a utilizar aquellos captadores que trabajen bien durante todo el año
(pocas perdidas) a una temperatura de trabajo del fluido caloportador de unos 60C. Los CP son los
más utilizados para estas aplicaciones, solo recurriendo a captadores más eficientes cuando las
condiciones climáticas son muy adversas.
Existen gran variedad de configuraciones en función de las aplicaciones concretas y del tamaño de la
instalación:
En la calefacción se puede optar por dos sistemas, en primer lugar utilizarlo como precalentamiento
de un sistema convencional que utilice un fluido de transporte del calor (fan-coil, radiadores
convencionales) o utilizar todo el potencial del sistema solar térmico con la instalación de un suelo
radiante.
El suelo radiante utiliza agua a baja temperatura (entre 35C a 45C), lo cual lo hace ideal para los
sistemas solares térmicos. Éste es un sistema de calefacción que utiliza para la distribución de calor,
tubos de polietileno reticulado empotradas en la capa de mortero que se halla bajo el suelo de una
edificación por la que circula agua caliente. El calor del agua se transmite al suelo a través de las
tuberías, y el suelo a su vez cede calor al ambiente.
Al disponer de una gran superficie de radiación, la temperatura del agua es mucho menor que en el
caso de radiadores donde la superficie caliente es mucho menor.
La temperatura de impulsión del circuito del suelo radiante es de 42C y la de retorno 34C. La
radiación emitida al ambiente interior del edificio está entorno a los 60W/m2, dependiendo de las
condiciones de temperatura interior.
El suelo radiante es el sistema de calefacción que mejor se ajusta con las condiciones de
bienestar térmico establecidas en el RITE en su ITE 02.2.1, con relación al gradiente térmico
según la altura y velocidad de circulación del aire.
Hay que tener en cuenta que en caso de instalaciones mixtas de calefacción y ACS, debe darse
prioridad a la producción de ACS sobre la calefacción.
Una piscina descubierta no calentada tiene un ciclo anual de temperatura que varía según el clima y
la ubicación geográfica, en la mayor parte de los casos, la actividad de las piscinas descubiertas se
limita solamente a los tres meses de verano. Calentando el agua con una instalación solar se puede
alargar la utilización hasta cinco o seis meses. En éste caso se utilizan principalmente captadores de
polipropileno sin cubierta transparente por los que circula el agua de la piscina ya que las pérdidas
son pequeñas debido a la temperatura del fluido caloportador (inferior a 28C), y las condiciones
climáticas muy benignas cuando es requerido el uso de la piscina.
Instalaciones solares parecidas se pueden utilizar también para calentar las piscinas cubiertas.
Obviamente, ya que las piscinas cubiertas se utilizan todo el año, es necesario que el sistema solar
vaya siempre acompañado por un sistema de calentamiento tradicional o se utilicen captadores
solares de mayor eficiencia como los CPP.
Para la circulación del fluido a través de los captadores puede utilizarse la bomba de la depuradora o
disponer de otra exclusivamente para el lazo solar. El uso de la bomba de la depuradora abarata la
instalación, pero implica que la bomba esté funcionando aunque no sea necesaria la depuración del
agua, mientras que una bomba independiente para el sistema solar suele necesitar una menor
potencia y por tanto menor consumo.
Otra posibilidad es acoplar la piscina como otra aplicación a un sistema solar térmico utilizado para
ACS y calefacción. Esta posibilidad es muy interesante ya que el sistema podría utilizar el
calentamiento de la piscina como seguridad para evitar el sobrecalentamiento en los meses de
mayor radiación solar y menores pérdidas.
En general es un sistema que se complementa muy bien con las necesidades de refrigeración, pues
cuando mayor es la necesidad de refrigeración, mayor es la radiación solar que se dispone. Su
utilización de forma generalizada, permitiría durante los meses de verano reducir las puntas de
consumo que tantos problemas generan a las redes de distribución eléctrica.
La máquina de absorción es una bomba de calor, es decir, es un equipo que permite traspasar el
calor desde una fuente a baja temperatura a otra fuente a mayor temperatura con un pequeño
consumo de energía adicional. Con estos sistemas se enfría una zona (interior de un edificio)
retirando el calor a otra que esté a mayor temperatura (exterior del edificio). En la máquina de
absorción un absorbente químico (LiBr) y un generador térmico reemplazan la función del
compresor por una bomba para proporcionar el cambio de presión. Al prescindir del compresor, el
consumo eléctrico desciende de manera importante.
Bromuro de litio – agua: bromuro de litio como sustancia absorbente, y agua como
refrigerante.
La temperatura de activación de la absorción en los sistemas de simple efecto está entre los 80C y
95C. El coeficiente de rendimiento de una máquina de absorción es de un 0.7, es decir que la
energía de refrigeración útil es de un 70% de la obtenida mediante el sistema solar térmico.
Las máquinas de absorción requieren de un sistema para disipar al exterior el calor absorbido por la
disolución refrigerante-absorbente. La disipación se puede producir mediante una torre de
refrigeración, mediante cesión de calor a suelo (tubos enterrados) o por cesión de calor a una
piscina. Existen también modelos de pequeña potencia que disipan el calor mediante aerotermos.
Conclusiones
Las técnicas naturales de acondicionamiento de edificios suponen un gran ahorro energético, pero
generalmente no logran por sí solas alcanzar los requerimientos de confort establecidos como
estándares. Para alcanzar estos requerimientos, se puede recurrir a sistemas convencionales de
suministro energético o, como se plantea en el presente capítulo, se pueden integrar sistemas
solares activos en los edificios.
La integración debe considerar al sistema solar como un componente más del edificio, pero es un
componente que genera energía de forma activa, y por tanto debe integrarse también con los
sistemas convencionales. Para integrar estos elementos y sistemas, Los objetivos por tanto han de
ser:
Diseñar los sistemas solares activos como una parte más del sistema convencional.
Para conocer mejor estos sistemas, se describen en detalle los módulos fotovoltaicos y los
captadores solares térmicos, así como sus principales aplicaciones.
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