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El viaje a la felicidad

Punset
¿Qué es la felicidad?
Esta es la difícil tarea que nos plantea el periodista-escritor en su última nov
ela. Es la pregunta más apropiada si tenemos en cuenta el mundo acelerado en el
que vivimos, la agustia existencial a la que nos enfrentamos cada uno de los día
s, el strees, la ansiedad, intentamos sobrevivir pero no sabemos cómo y nos perd
emos con gran facilidad.
Punset divide el libro en diferentes capítulo dejando para el final el capítulo
que da "la respuesta" a la eterna pregunta: ¿Cómo llegar a tener la felicidad? V
a desgajando a lo largo de los anteriores capítulos desde diferentes puntos de v
ista: el científico, el sociológico,el tecnológico, la antropología y la lógica,
la dificultad del hombre moderno para alcanzar la FELICIDAD. Ya no necesitamos
a los demás, la competitividad nos arrastra en forma de espiral y nos impide dis
frutar de nosotros, de los demás y del entorno en donde estamos. Dentro de una s
ociedad competitiva no tiene cabida la FELICIDAD, pero sí el ANSIA Y LA AÑORANZA
DE LA MISMA. De aquí que este sea el siglo del stress, la ansiedad, los transto
rnos depresivos....
Es un gran libro que te hace pensar mucho sobre el por qué, aunque luego sigamos
siendo igual que las amebas.
-
El título de este libro apela a los sentimientos, ya que es una frase bonita que
nos transmite connotaciones positivas, sin embargo en su interior lo que encont
ramos es más parecido a un libro de ciencia, que al final es de lo que se trata,
de demostrar científicamente como la felicidad se transmite a través de estímul
os que producen descargas en nuestro cerebro y nos producen sensación de bienest
ar. Algo tan subjetivo como la felicidad y que llevamos siglo tratando de alcanz
ar, resulta que se trataba sólo de un estado emocional activado por el sistema l
ímbico, nada más y nada menos. Además de otros factores sociales y culturales qu
e arrastramos desde nuestro nacimiento. EL viaje de la felicidad es un viaje apa
sionante de la ciencia y del saber humano que nos acerca un poco más a ser diose
s y a conocer el porqué de nuestra existencia. Ésta muy bien investigar y aprend
er los significados de todo lo que nos rodea y buscar las explicaciones al porqu
é de lo que a los humanos, seres complejos, nos preocupa. Pero me gustaría queda
rme con la afirmaciones que Eduardo Punset deja escritas en sus libro transmitid
os por otros autores a los que también les ha movido el afán de conocer en qué c
onsiste “eso” de la felicidad, y es que “la felicidad no está al final del camin
o, sino que la felicidad es el camino”, o como diría Albert Schwaitzer, médico y
pacifista, premio Nobel de la Paz en 1954: “La felicidad no es más que una mala
memoria y una buena salud”.
-
En esta breve pero rotunda frase puede resumirse el contenido de la última obra
literaria de Eduardo Punset; a caballo entre la investigación científica y el en
sayo filosófico, El Viaje a la Felicidad va más allá del mero manual de auto-ayu
da, tan célebre en estos tiempos de estrés, de prisas, de materialismo exacerbad
o, de búsquedas espirituales y, hay que reconocerlo, de proliferación de una cul
tura de masas de usar y tirar, que engulle productos claramente comerciales de m
anera impulsiva sin apenas criterio crítico, sin digerir, sin procesar... En res
umidas cuentas, de una sociedad que ya no se rebana los sesos por asuntos no mun
danos por falta de tiempo, o, simplemente, por falta de interés.
Carpe diem, vive el día a día sin complicarte la existencia, no pienses, vive el
presente, comsume. Parece que nos repite el Big Brother oculto detrás de la val
la publicitaria, de las ondas de la radio, de las pantallas del televisor, del o
rdenador, del cine, de la consola de videojuegos, del teléfono móvil... Vivimos
en la sociedad de la información, sí, pero al mismo tiempo con unos niveles de i
ncomunicación y soledad humanas como nunca se ha visto. La gente habla cada vez
menos; aburren los tediosos discursos, y es normal, no hay tiempo, estamos demas
iados ocupados chateando a cientos o a miles de kilómetros del sofá, mandando sm
s por cualquier nimiedad o seleccionando el programa favorito entre miles de can
ales de televisión...
Centrándonos en el libro, me consuela pensar que todavía somos muchos los que di
vagamos, los que dejamos volar los pensamientos más allá de programas de reality
-basura, de best-sellers sobre el recién descubierto supuesto lado oscuro de rel
igiones y personajes históricos, de eventos deportivos efímeros o de cuestiones
políticas interminables; más allá del pan y circo de los romanos: por lo menos n
uestros ilustres antepasados representaban obras de teatro en aquellos trágicos
recintos, les daban otra utilidad más instructiva.
Al igual que los altos jerarcas del nazismo alemán, que podían deleitarse con un
a ópera de Wagner al mismo tiempo que gaseaban a millones de inocentes víctimas.
Lo sanguinario y lo sutil, unidos, tan cerca lo uno de lo otro; qué curioso, qué
contradictorio...
Como dice Punset en el libro citando unos recientes estudios científicos, la dif
erencia entre el amor y el odio es tan nimia que la pulsión es tan similar en un
a persona que experimenta un orgasmo o un terrible dolor de muelas.
Qué extraña paradoja, la distancia entre el amor y el odio no es tan lejana; por
eso, las guerras entre hermanos, la violencia conyugal, los infanticidios...
¿Cómo se puede explicar sino la opresión del fuerte hacia seres de su propia san
gre?
Se sufre para traer una criatura a este mundo, más para educarlo y criarlo, es d
ecir, se pierde un tiempo precioso en formarlo y protegerlo; el ser humano es el
único que mata por el placer de hacerlo, da igual los motivos: nos movemos por
las pasiones, buenas o malas, es lo que nos diferencias de los demás mamíferos.
No me extraña pues el reciente deseo de pretender igualar a los primates a la ca
tegoría de humanos: muchas veces me he maravillado el delicado lazo de unión est
ablecida entre madre y cría, la ternura desprendida por la primera, la respuesta
afectuosa de la segunda.
Y yo me pregunto, ¿son los animales, en su generalidad, los seres irracionales,
los mismos que protegen a su prole con uñas y dientes? Otra incongruencia. No sé
si nos compensa dejar aflorar nuestros más bajos instintos...
En este interesantísimo libro se nos ofrecen cuestiones antropológicas como ésta
s, amparados siempre en estudios científicos para explicar los motivos de la des
azón humana desde fuera, de los condicionantes externos que nos hacen ser desgra
ciados: el ansia por poseer el dominio del poder político, el constante bombarde
o de los medios de comunicación instándonos a consumir, a ser más guapos y perfe
ctos, mensajes que defienden unos prototipos ideales. Y por esto mismo, irreales
e imposibles... causa de muchas enfermedades mentales, frustraciones y envidias
.
Pero, como dice el título, entre sus páginas hay lugar para la esperanza, para m
ejorar nuestro entorno empezando por nosotros mismos y lo/s que nos rodea.
La felicidad depende de nosotros y es tan relativa como distintos somos unos de
otro; aquí radica la parte más espiritual... con unas sencillas pautas se nos ab
re el camino a la conciencia, a la convivencia, al amor, enterrando, al mismo ti
empo, nuestros miedos y cargas biológicas, además de los pensamientos erróneos q
ue repetimos sin cesar y que provienen de nuestra más tierna infancia.
En resumidas cuentas, una pequeña gran obra para disfrutar leyendo y aprendiendo
, para cambiar y crecer

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