Vous êtes sur la page 1sur 9

“Plantones en México: poder, resistencias y ciudadanía en la globalización.

Etnografía comparativa”.

Antes de empezar, les pido disculpa porque voy a leer mi presentación


para respetar el tiempo impartido. Espero sin embargo que el fondo y el
powerpoint compensaran el carácter menos ameno de la lectura. Les presentaré
avances de trabajo y no mi proyecto en sí, ya que estoy en tercer año de
doctorado y terminé el trabajo de campo. Ahora estoy sistematizando los datos y
archivándolos.

En preámbulo quisiera aclarar un punto importante para entender el


desarrollo de mi trabajo: después de una maestría sobre colonias paracaidistas
en Ecatepec, manejando conceptos vinculados a marginalidad, organización
sociopolítica mediante redes y cacicazgo, identidades urbanas, otredades y
cotidianidad, edifiqué mi proyecto de doctorado en Paris, a partir de las
herramientas que disponía, en particular la perspectiva habitacional. Sin
embargo, al empezar mi trabajo de campo me di cuenta que eran movilizaciones
sociales. Me enfrenté al campo sin proyecto previo. Entonces, toda la
reconstrucción del marco teórico y epistemometodológico intervino después de
la observación participante, lo que puede tener cierto fundamento teórico y
validez, aunque la práctica se complica por llevar ahora conjuntamente el
archivaje de datos y la conformación del corpus.

La meta de este trabajo es efectuar una etnografía comparativa de ocho


plantones para entender lo que son, su función social y política y su papel en el
cambio social. El desafío teórico de esta investigación consiste por una parte en
trabajar sobre un objeto original que no está considerado por la literatura, o
solamente mencionado como una subcategoría de la manifestación, y por otra
parte en pensar antropológicamente la “acción colectiva desde abajo”,
revisitando las teorías de la acción colectiva y del cambio social mediante el
estudio de lo cotidiano de los plantones y no por sus eventos o acciones
emblemáticas. Por eso, me intereso a los rituales políticos descritos por Marc
Abélès (1982), a las redes sociales modelizadas por Ulf Hannerz (Hannerz, 1983;
Grossetti, 1997), a los ambientes analizados por Caterine Reginensi (1996) y lo
cotidiano goffmaniano (1959).

El análisis abarca cuestiones vinculadas primero a los conflictos de vialidad


que cristalizan las discusiones sobre los plantones, por definiciones jurídicas que
oponen derechos de los ciudadanos mexicanos: por un lado los derechos de
expresión y manifestación definidos por el art. 6 y de libre reunión y de
asociación del art. 9 de la Constitución de 1917, opuestos al de libre circulación
explicitado en el art. 11. El art. 9 enuncia los propios límites de estos derechos: la
misma ley y derechos a terceros; estas organizaciones no deben de injuriar ni
amenazar a nada ni nadie, sino serán disueltas o declaradas como ilegales; y el
art. 7 menciona que no deben amenazar la “vida privada” y la “paz social”. El
carácter borroso de estos conceptos explica que interpretaciones excesivas
vuelvan estos derechos inoperantes. Algunas preguntas emergen: ¿Cómo los
discursos de seguridad e inseguridad, en particular viales, llevan a la
estigmatización y criminalización de los movimientos sociales? ¿En qué medida el
tránsito constituye un hecho social característico del contexto actual de
globalización neoliberal en la Ciudad de México? ¿Son los conflictos viales una
forma contemporánea de expresión de las violencias que estructuran el proceso
de civilización? El otro enfoque confronta los conceptos de ciudadanías, espacios
públicos y prácticas políticas, analizando por ejemplo el hecho de que los
plantones se instalan en plazas peatonales, avenidas, cruces viales y nodos de
circulación multimodal donde confluyen, se cruzan, se encuentran o se ignoran
varios grupos y clases sociales, con prácticas espaciotemporales diferenciadas
(Caldeira, 2000). Estos lugares simbólicos, centros de poder jurídico, político,
económico y mediático, son objeto de conflictos en el contexto actual de la
economía de la movilidad (Giglia y Duhau, 2007) en torno a los usos, prácticas,
representaciones e imaginarios del espacio público: ¿el derecho a manifestarse
puede infringir el derecho a trasladarse? Los transeúntes, en particular
automovilistas, se dicen “rehenes” de los plantonistas mientras estos últimos
afirman llamar la atención pública reconquistando espacios de los cuales están
excluidos. Estos conflictos socioespaciales incorporan desigualdades, en
particular entre clases medias motorizadas y clases populares pedestres (Micheli,
1993; Micheli, 1994). Así que estereotipos e imaginarios urbanos que giran en
torno a la construcción colectiva de la otredad, basada en la producción
sociohistórica del miedo (Jacobs, 1961; Rotker, 2000). Esta última traduce la
etapa contemporánea del proceso de civilización (Elias, 1987) por las formas
idóneas de expresión y catarsis de la violencia tanto física, material como
simbólica que expresa. Igualmente se puede preguntar si los plantones podrían
ser un ejercicio de “ciudadanía insurgente” (Holston, 1999; Goldstein, 2003), por
el tipo de respuestas que generan por parte del Estado – a menudo violentas,
pero siempre marcadas por la estigmatización y marginalización de los
movimientos sociales. En efecto, de estas prácticas conflictivas a veces brutales,
pero siempre ambivalentes, que rigen las relaciones entre Estado y movimientos
sociales en México, nacen culturas políticas (Varela, 1984; Castro, 2008) de
resistencia contra al proceso gradual que parte de estrategias de miedo, pasa
por exclusión (Caldeira, 2000), estigmatización, criminalización (Oemichen,
2001), hasta militarización de los movimientos. Entonces: ¿qué son los
plantones? Las herramientas heurísticas más validas son las de los movimientos
sociales (Alonso1, Touraine, Merlucci). Esto me lleva a formular mi propia
definición de los plantones que son:

 dispositivos operacionales e idóneos de movilización social en un


conflicto. Se categorizan por los sistemas políticos en donde se desarrollan
(régimen: ej. México: “liberalismo autoritario”) y sociales (México: cacicazgo,
1
“Por sus implicaciones teóricas, se utilizara el concepto de “movimientos sociales urbanos” para referirse a reivindicaciones de diferentes
clases sociales relacionadas con el consumo urbano, mientras que por “movimientos urbanos populares” se entiende únicamente aquellos que
son protagonizados por las clases subordinadas y explotadas en las ciudades”, Alonso (Jorge), Los movimientos sociales en el Valle de
México (II), Casa Chata, México, 1988, p 93: http://books.google.com/books?
id=M_wEFglo7mcC&pg=PA93&lpg=PA93&dq=movimiento+social+Jorge+Alonso+definicion&source=bl&ots=uoQiJcwCV3&sig=V0Mt
F2QmOiuR4EOi1SbYMf0W87g&hl=fr&ei=FtOjS87kGZHMsgPrq5S9BA&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=1&ved=0CAYQ6A
EwAA#v=onepage&q=&f=false
compadrazgo, cuatismo; las jerarquías de la sociedad mestiza) y las situaciones
en juego (campo de posibilidades y oportunidades, necesidades sociales
contemporáneas), las idiosincrasias de los agentes sociales involucrados (clase
social, pertenencia étnica, etc.) y la naturaleza de la reivindicación o del
reclamo (urbano, campesino, jurídico, étnico, laboral, etc.). Influyen en las
construcciones de sentido y subjetividades, identidades y cambio social
según los recursos y capacidades de agencia de los actores, las relaciones de
fuerza y las estructuras de poder así que las formas de acción recurridas
(Govoreanu, 2010). Participan de culturas políticas.

Después de estos prolegómenos teóricos y definicionales, entramos en mi


etnografía. El trabajo de campo se divide en tres partes. Primero, tres meses
dedicados al trabajo de campo entre diciembre 2007 y febrero 2008 incluidos.
Luego, entre sept. 2008 y mayo 2009, alterné clases en el CIESAS y trabajo de
campo. Cada semana efectuaba por lo menos una guardia en un plantón y
visitaba otro para un medio día o un día entero. Cuando era posible con las
clases, la estructuración de los datos de campo y los eventos de los plantones,
efectuaba otra guardia. Hubo sesiones más amplias de trabajo de campo, por
ejemplo en febrero 2009 cuando pasé una semana en Chichicuaxtla, una
comunidad de los 400P, en Veracruz, y otra vez en abril. El plantón de Molino de
las Flores, más lejos, requiere otra organización: voy allá cada cuatrimestre para
4 días mínimo. Entre septiembre 2009 y mayo 2010, el trabajo de campo se
limitó al mantenimiento de los contactos, el seguimiento de las situaciones de los
informantes y la sistematización de los datos (entrevistas o información
faltantes): por ejemplo, fui a Oaxaca 15 días para realizar entrevistas, encontrar
unos contactos que había perdido como se desconectaron de las organizaciones.
Participé en los preparativos de una Guelaguetza que ocurrió en marzo en el
Estado de México, organizada por una organización oaxaqueña de contactos
míos del plantón del ISSSTE. Entonces, poniendo conjunto las sesiones de trabajo
de campo, acumulo 7 meses (contando las sesiones previstas hasta mi regreso a
Francia a finales de mayo).

Ahora, les puedo presentar los ocho plantones tomados en cuenta,


organizados por las cuestiones generales que abarcan: el plantón del ISSSTE,
duró más de un año (marzo 2007-agosto 2008, con un despojo en mayo 2007)
por el SNTE y la CNTE, en contra de la ley de reforma del ISSSTE, concretamente
del sistema de seguro social para los servidores públicos, dejando entrever el
funcionamiento de un sindicato y las implicaciones de la reforma. Luego el
plantón hecho conjuntamente por la Asamblea de Barrios, la Organización
Nacional del Poder Popular y el Frente Popular Francisco Villa entre otros (con la
Otra Campana, Barzón Popular y grupos minoritarios en esta ocasión) luchó 17
días en diciembre 2007 frente a la Cámara de Diputados del Distrito Federal,
antes de la votación de la reforma del código financiero, pidiendo presupuesto
para la vivienda en el D.F. así que para oponerse al examen del proyecto de
reforma judicial que preveía entre otros, de legislar sobre los plantones,
limitando su derecho mediante medidas prohibitivas como la interdicción de
quedarse varios días en un lugar público y la obligación de manifestar por escrito
a la Corte de Conciliación las razones del movimiento. Obtuvieron finalmente
promesas de billones de pesos sobre 20 años cuyos programas de entrega aun
no empezaron. El plantón de la UNA fue mantenido por comunidades de la
Huaxcaleca, Estado de Puebla, que denuncian las sangrientas represiones que
sufren desde 2003, por Mario Marín, a causa del sistema de agua potable que se
vieron obligados de construir ellos mismos frente a la inercia del Estado de
proveerles el servicio desde 1997. Una vez realizado y generador de beneficios,
hasta construir una cooperativa de pan, el gobierno del Estado intentó
despojarlos en 2005, a lo cual se opusieron. Desde allí, sufren episodios repetidos
de violencia, uno particularmente sangriento en 2006. Por eso, instalan un
plantón en el D.F. a partir de 2007 y se quedó, a pesar de varios desalojos y
madruguetes (21.02.08), hasta principios del 2009. Desde la movilización
alrededor del último madruguete, ya no sufren violencias en el D.F. pero el
plantón no resuelve su situación en Puebla y agrava sus problemas económicos.
En el transcurso de este periodo, Mario Marín fue acusado en instancias
internacionales de participar en redes de pornografía infantil en el marco del
caso Lydia Cacho y absuelto de los cargos. Este caso permite tocar la cuestión
indígena y los mecanismos políticos, en sus idiosincrasias mexicanas. El plantón
del Colectivo de trabajadores del Cafetlan se mantuvo en el centro de Tlalpan, en
la esquina de la calle Victoria, entre mayo 2007 y el 1er de noviembre del 2008,
pasando de 24 miembros a 12. Se oponían al cierre fraudulento de la Cafetería
en la cual trabajaban algunos desde 2004, e indignas condiciones de trabajo
(cierre no avisado, última quincena no pagada, rompimiento de los códigos
laborales, etc.). El plantón de Molino de las Flores, vinculado al anterior mediante
redes de la Otra Campana y su constelación de 200 agrupaciones, se dice en
apoyo de los encarcelados de Atenco. Lo interesante aquí, más allá del
neozapatismo y de la represión policiaca en particular de comunidades
campesinas, son las recurrentes restructuraciones del plantón que fue instalado y
sostenido por varias organizaciones, entre las cuales el Frente de Pueblos en
Defensa de la Tierra y la Otra Campaña. Se quedó en mano de ésta última por
disensiones intestinas que finalmente lo dejó por conflictos con las poblaciones
de Atenco, al anterior (FPDT). Esto me permite abarcar disensiones y
divergencias internas a los plantones difícilmente visibles generalmente. El caso
del Bazar D’Rubio en la calle Lieja, cerca del parque Chapultepec, es aun más
complicado: una plaza comercial fue construida en el marco de un programa
social de la delegación Cuauhtémoc de ayuda a familias de pequeños ingresos
(jóvenes parejas, familias numerosas, parejas de la tercera edad). Desde su
apertura en el 2000, la administración de la plaza fue atribuida a una sucursal del
grupo Casa Saba2. Durante varios años, se van degradando las relaciones entre
los comerciantes y los gerentes de la plaza, por el aumento de los cargos de
mantenimiento cuando, según los vendedores, el estado de la plaza se deteriora.
Después de varios episodios de violencia, enfrentamientos y el principio de un
proceso legal, la delegación cierra la plaza. El plantón y el proceso legal siguieron
hasta mayo 2009 cuando el plantón fue despojado por la delegación

2
Ficha personal disponible; para una vista de las diferentes actividades, pueden visitar la página
Web del Grupo en el URL: http://www.casasaba.com/
supuestamente para rehacer las banquetas. En septiembre 2009, la plaza está
destruida. El proceso legal sigue su curso. Para terminar, los dos últimos
plantones presentan la condición campesina mediante perspectivas diferentes:
Antorcha Campesina es una asociación civil partidaria, cercana oficialmente al
PRI, compuesta por maestros e ingenieros, dispone de infraestructuras
importantes, hasta una universidad. Su ideología esta abundantemente
presentada mediante su página Web y actividades de comunicación. Cuando los
400 Pueblos son compuestos exclusivamente de campesinos, excepto los
asesores políticos, Cesar del Ángel y Marco Antonio del Ángel, hijo del primero,
que son políticos del PRI del Estado de Veracruz. No tienen la difusión de los
anteriores, a todo lo contrario sufren de descredito mediático y desprecio social,
viviendo en comunidades sin luz ni sistema de drenaje, como en Chichicuaxtla
donde pude hacer trabajo de campo – concedo que en Martinez de la Torre
tienen drenaje y luz aunque las mujeres del movimientos viven en Chichicuaxtla.

Esto me lleva a presentarles algunas de mis tipologías, repartidas primero


según el tipo de cuestión abarcada por los plantones, si se trata de un problema
estructural o coyuntural. Se pueden dar cuenta por ejemplo que la mayoría se
inscribe en una temática general y permanente en México y sólo los plantones de
Molino de las Flores, del Cafetlan y del Bazar son plantones vinculados a una
situación coyuntural. Otra tipología los clasifica según su organización interna y
externa, es decir en el segundo caso según sus relaciones con el sistema político.
Aparecen, en cuanto a la organización interna, plantones corporativistas como
los del CNTE o de Antorcha campesina, plantones asociativos, generalmente
constituidos como asociación civil, como Asamblea de Barrios, la APPO y también
el plantón de Molino de las Flores a pesar de su discurso anarquista y subalterno;
por fin, se encuentran plantones organizados según el modelo cooperativo, como
Cafetlan y la UNA, que no tienen presidente o jefe, sino una organización
repartida entre cargos necesarios al funcionamiento del grupo, como un porta-
voz para la UNA y comisiones para Cafetlan. En cuanto a la organización externa,
los plantones se reparten entre plantones institucionalizados, es decir que tienen
fuertes relaciones con los otros actores del sistema político y que llevan a cabo
acciones cortas pero con rápida respuesta política (AB, AC, CNTE), otros que son
oficiales, en particular mediante el estatus de asociación civil pero que consiguen
poca respuesta política (400P, MF, Bazar) y plantones alternativos que proponen
otros modos de relaciones a las autoridades (Cafetlan, UNA). La tercera tipología
presentada aquí se ancla en las prácticas y estrategias espaciotemporales de los
plantones que se pueden dividir entre plantones fijos (que se plantan en un lugar
hasta obtener una respuesta política o ser despojados), plantones recurrentes
(que regresan regularmente para defender una o varias causas) y puntuales (se
plantan para un tiempo corto con una meta puntual). Otra tipología se basa en
los artículos constitucionales reivindicados por cada plantón, mostrando por
ejemplo que los 400 P y la UNA reclaman el respeto del art. 27 en cuanto a la
propiedad del agua y de los recursos naturales, en propiedades ejidales.

La etnografía me llevó a formar posteriormente el corpus que les voy a


presentar. Por una parte, el corpus etnográfico disponible después del trabajo de
campo, comprende abundantes apuntes (cuadernos, diarios de campo)
archivados esencialmente pero no sólo, según estas tres categorías presentadas
en el powerpoint (observación/observación participante, Discursos e ideologías,
acontecimientos). Luego los textos acumulados en el campo, se disocian entre
propagandas y otros textos regalados por los plantonistas. Igualmente dispongo
de materiales visuales: 40 horas de videograbación, divididas entre observación,
a veces participantes, y entrevistas (formales e informales), así que 1658 fotos,
cuyas 1607 saqué yo y 51 fueron regaladas. Un límite mayor del trabajo de
campo fue el artículo 33 de la Constitución, que estipula que “los extranjeros no
podrán de ninguna manera inmiscuirse en los asuntos políticos del país”. Lo que
aprendí a mis expensas durante los primeros meses de trabajo de campo por
concertadores hacia los movimientos sociales así que por Judiciales: no podía
cargar mantas ni escandir eslóganes y tenía que marcar mi postura invesgativa
durante las acciones de los plantonistas con quien trabajaba, por ejemplo
manteniéndome al margen de las marchas y acciones emblemáticas, con
cámara. El corpus bibliográfico se compone de seis ramas principales. El trabajo
hemerográfico, hecho recientemente, enumera dos cientos ocurrencias de las
palabras “plantón”, “plantones” en la base de datos de la hemeroteca nacional
entre 1722 y 1980, mostrando como esta palabra española deriva de un uso
militar, el plantón militar, y el campo agrícola, explicando en parte la metáfora
cíclica de los plantones, para pasar en el lenguaje común para designar una
pérdida de tiempo, ser catalogado en ensayos de buenas modalidades, desde el
siglo XIX para empezar a designar acciones de movimientos sociales desde el
principio del siglo XX (1903), para llegar a una criminalización de los
movimientos sociales en los ochenta. Presenté aquí cuatro nociones centrales
que, obviamente, no son las únicas que analizo sin embargo estas me permiten
articular los demás conceptos y jerarquizar mi argumentación. Los movimientos
sociales son considerados tanto en sus dimensiones identitarias que de acción
colectiva, como elemento de cultura política y me ayudo de etnografías y tesis
publicadas sobre este tema. La globalización está considerada aquí como
fenómeno vinculado al capitalismo neoliberal que dirige hacia la fragmentación
de las identidades sociales (Harvey, 2003). Mas que contexto, está considerada
aquí como un discurso civilizatorio de dominación y no como una norma
epistemológica o un paradigma histórico (Holston, 1989; Pérez Negrete, 2007).
Estas formas de sociabilidades vinculadas a las movilidades contemporáneas
interrogan los criterios de ciudadanía: ésta se vuelve plural, arbitraria, basada
sobre criterios socioeconómicos, en particular sobre el criterio de posesión de un
automóvil y aparecen ciudadanías del miedo según la pertenencia a estereotipos
de seguridad o inseguridad (Mucchielli, 2002). La ciudadanía no son sólo
prácticas sino también representaciones. Son reivindicaciones (Isin & Turner,
2002), maneras de negociar la integración en la ciudadanía formal y de
redefinirla (Werbner, 2002; Englund & Nyamnjoh, 2003; Kabeer, 2005). También
son mecanismos de reconocimiento (minoridades), usos populares y extensión de
modelos políticos y económicos, por ejemplo aquí una adaptación de categorías
políticas al modelo neoliberal. La ciudadanía es plural más o menos autónomas
de la ciudadanía formal, el Edo no tiene el monopolio de las definiciones o
existen registros de ciudadanía que estructuran ciertas relaciones al Edo, que sea
sobre el modo de la ignorancia, integración o critica, pero también estructuran
las relaciones políticas, sociales y culturales, definiendo los comportamientos,
valores, objetos y formas del bien común que son integrables en un proyecto
político. => Las definiciones son duales con por una parte los procesos de
(re)organización de las identidades a una escala dada y por otra parte son formas
de (re)inversión de la memoria colectiva. Son narrativas, voces adentro del
Estado y a su lado. México, es a la vez la Ciudad de México, esencialmente
automóvil como lo pueden ver en el mapa, muchos lugares perderían su sentido
sin coches. Ciudad que se quiere global, con un centro histórico vitrina (Leal,
2007) y sus segregaciones socioespaciales (Caldeira, 2000). Pero también es el
sistema político, caracterizado por las retoricas de “transición” que disfrazan el
actual liberalismo autoritario, y una sociedad mestiza basada sobre la
jerarquización racial a pesar del codeo espacial. Para terminar, el marco
epistemometodológico es parte importante de mi tesis por el objeto mismo que
ancla en la antropología de los movimientos sociales, jugando con las relaciones
de poder y las resistencias, espacios públicos, movilizaciones y Estados. De la
antropología militante, deriva los necesarios acentos reflexivos para mi trabajo:
¿En qué medida una etnografía en un entorno activista requiere participación
activa del investigador y en qué medida este compromiso militante a la vez
enriquece el entendimiento y peligra la credibilidad de la investigación? Las
teorías de semiótica social son a la vez herramientas teóricas de análisis (¿los
plantones como texto?) y armas metodológicas para entender la polifonía de
narrativas y las formas de objetivación de la realidad (Rodríguez Saldaña, 2008:
22-24) que rodean los plantones. También el situacionismo aparece importante
para entender lo pequeño, lo cotidiano de las movilizaciones sociales, su carácter
efímero y flexible, mediante por ejemplo “entrevistas fugaces” durante la
situación de plantón con los plantonistas, vecinos y usuarios de la ciudad. El
carácter estético de la antropología esta recalcado aquí por el interés y uso de
materiales visuales, sin embargo se considera como inmanente a la antropología
misma que usa de recurso literarios y demás para convencer a sus auditorios.

Algunas conclusiones etnográficas

- Los plantones, con sus lonas de colores en el centro capitalino de México,


son vistos como formas contemporáneas de movilización social, reivindicada
desde los plantones de la revolución mexicana de 1910 (Pazos, 1997).
Contrariamente a las acusaciones, no bloquean el transito vial, como se instalan
en plazas peatonales o banquetas, a fuera de las vías de circulación. Lo que la
etnografía comprueba es que son los mismos transeúntes pedestres o
motorizados que se detienen, que sea para sacarles fotos, echar la plática con los
plantonistas, y retroceden o bloquean el tránsito de los otros usuarios de las vías
públicas.

- Lo que muestra la fuerza de las narrativas despreciativas de los medios de


comunicación sobre los plantones, en colusión con intereses políticos: de
catástrofe vial, a plaga socioeconómica, representan lo negativo de las masas,
como los malos olores –entre los orines y la acumulación de basuras- o lo apático
y paralizante de la acción colectiva –con la retorica de los rehenes- que traspasan
en los imaginarios de los usuarios de la Ciudad de México quienes podrían
solidarizarse a las causas defendidas por los plantonistas pero que se oponen a
ellos por las agresiones que perciben en su cotidiano.
- Lo que lleva a tomar en cuenta las consecuencias de un Estado achicado,
que no protege lo suficiente a los ciudadanos que se sienten agredidos por
cualquier cambio en su cotidiano, en un contexto de democracia formal donde
las prácticas autoritarias que existen de facto están negadas de jure.
- Los discursos y narrativas dan cuenta de un descredito endémico de las
elites e instituciones políticas que podrían explicar la “pasividad electoral”
mexicana, pero esta idea que sigue haciendo cierto consenso me parece errónea
aunque me falten argumentos para formular otra explicación (por ej. formas
sincréticas e idiosincrásicas de participación civil desde la colonia o hasta épocas
prehispánicas en el Valle de México).

- La observación participante comprueba la existencia de una viva cultura


política local contrariamente a una presupuesta pasividad, que se expresa
mediante diversos tipos de acciones como la creación de asociaciones civiles, de
comités o consejos de vecinos o de trabajadores, asambleas de vecindad, etc.:
existe en cada colonia alguna organización susceptible de hacer un plantón para
hacer respetar la ley y defender sus intereses – mostrando aquí que el reclamo
de justicia no es antagónico con intereses particulares de los sujetos por la
corrupción, las practicas clientelares y entonces la falta de aplicación de los
textos legales.

- Este estudio pone de realce muy claramente la elección del camino por el
ejercicio de una ciudadanía electoral (ej.: IFE, criticable pero intento
transparencia electoral) relacionada con la nacionalidad y las buenas costumbres
(ver la perdida de la ciudadanía por la condición de indigente, art. 38 fracc. IV
Constitución; después de haber sido condicionada por receta fiscal entre otros
criterios) en lugar de dar prioridad al ejercicio de los derechos políticos.

- La no definición de derechos sociales, que fueron mencionados en la


Constitución pero no definidos porque se consideró que la sociedad tenía que
definirlos según sus necesidades mediantes códigos civiles, explica la existencia
de un régimen político formal que no incluye derechos sociales; entonces la
ciudadanía esta de alguna forma privatizada: múltiples definiciones están
provistas por el sector privado (según la capacidad y tipos de consumo; las
movilidades), además de las ciudadanías clasistas y racistas, vinculadas al
legado colonial de la ideología mestiza.

- Más allá de estas prácticas micro, locales, vinculadas a lo cotidiano, como


lo son también las redes sociales, las prácticas diarias, que constituyen el tejido,
el entramado de los movimientos sociales, éstos hablan de estructuras de
resistencia civil, por ejemplo: las marchas blancas contra a la violencia, que
serian en México una respuesta a la violencia institucional vinculada, entre otros,
al narcotráfico (Astorga, 2005).
- De los 8 plantones que pude estudiar, 4 están financiados o apoyados
directamente o indirectamente por el Partido Revolucionario Institucional, él que
dirigió el país durante 70 años. Esto me lleva a formular la hipótesis de que
constituyen en el D.F., ganado desde hace mas de una década (1997) por el PRD,
una estrategia política del PRI (etnografía 2007-2009) para descreditar el
gobierno perredista – entonces de izquierda – quién por ideología no puede
romper violentamente los movimientos sociales. A esta estrategia, el gobierno
perredista del DF, encabezado por Marcelo Ebrard y caracterizado por su política
económica neoliberal – contesta por prácticas paulatinas para enmudar los
plantones mediante políticas demagogas retomando el derecho al esparcimiento
del D.F. (art. 44), es decir la obligación del Edo a proveer los espacios necesarios
para sus habitantes: tanto de alojamiento, recreo, comercio, etc. Así, el Zócalo
capitalino ya no es disponible como lo fue en 2006 para las marchas y acciones
en contra de lo que fue llamado “El Fraude” electoral, sino esta perpetuamente
ocupado por espectáculos de luz y sonido como el del Día de Independencia, una
pista de hielo en diciembre y enero, una expo gigante de fotografías, etc. En este
mismo momento, está ocupado por una exposición de fotografías titulada
“México en tus sentidos”, en el marco del bicentenario de la Independencia.

Vous aimerez peut-être aussi