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Introducción
En este ensayo pretendo hacer caer en la cuenta que detrás de las cosas que
parecen comunes a nuestros ojos, existen intrincados procesos así como
cantidades extraordinarias de suerte, pues al leer el excelente libro La Gran
Ilusión, te das cuenta de que no siempre lo más grande es lo más complejo y
que lo que requiere más trabajo en el universo es la formación de apenas unos
cuantos compuestos orgánicos, necesarios enormemente para la vida y aún
más para la vida inteligente, en resumen, nos enfrento a que somos un simple
producto del azar, pero sin dejar de reparar en que si comprendemos de dónde
venimos, podremos saber a dónde nos dirigimos, y si ese destino nos
desfavorece, qué es lo que podemos hacer al respecto.
Además de esto, me gustaría exhortar a la gente para que tomemos iniciativa
sobre los asuntos referentes a las nuevas investigaciones, mostrar un poco de
iniciativa no nos puede hacer daño, sobre todo en México, uno de los países
-aceptémoslo- más atrasado en materia de educación.
Bien, en el ensayo resumo y explico, apoyándome en otras publicaciones,
cómo fue que se llegó a la conclusión de que el átomo de Demócrito no es en
realidad la partícula elemental, sino que es un conjunto de varias partículas
más pequeñas, tanto, que si pudiéramos verlas a simple vista, los objetos
pequeños tendrían varias veces el tamaño de la distancia de la tierra a la luna;
y que éstas tampoco son siquiera elementales, sino unas formadas por otras
igual de pequeñas en comparación, los quarks.
Más recientemente se han creado teorías que desbancan al quark como
partícula elemental, pero no las abordo en su totalidad, sino que las menciono
superficialmente, pues ayudan a dar una mejor concepción de lo que el autor
denomina -me imagino- cariñosamente, zoológico cuántico.
La búsqueda de lo invisible
En 1913 Niels Bohr aprovechó el surgimiento de esa teoría para idear una
forma en que se acomodaban los electrones en las órbitas, bien, la energía en
cualquiera de sus formas hace que los electrones salten o se muevan de las
órbitas más próximas al núcleo hacia las más externas, los saca de su llamado
“Estado Basal”, luego, al regresar éstos a sus órbitas “normales”, liberan
energía, que siempre es electromagnética, y si esa radiación está en la longitud
de onda entre 400 y 700 nm - 1 x 10-9 metros- podemos observar la luz
característica de cada átomo en el espectroscopio. Con esta propuesta, Bohr
logró predecir los valores de frecuencia del átomo de Hidrógeno, pero no de los
átomos más complejos que éste.
Henri Becquerel y sus rayos hacen una nueva aparición el la conformación del
átomo, pues sus rayos α , que eran de la masa del núcleo del helio, parecían
tener carga positiva y cuando Rutherford pensó que formaban el núcleo, la
teoría se enfrentó con el problema de que si las partículas a eran del mismo
carácter antisocial que los electrones, obedecerían el principio de Pauli y
tenderían a separarse, formando átomos inestables, como no sucedía en la
realidad.