Jueves, 22 de abril 2010
Sobrepasando las Tormentas (II)
Por: Pastor Hemel Jiménez
En la edición anterior vi-
mos algunos principios para
atravesar las tormentas de
la vida. Antes de continuar,
te los recuerdo: 1) Busca el
consejo divino, 2) Nunca te
guíes por las circunstancias,
y 3) Refuerza tu fe.
Sigamos pues, sobrepasan-
do las tormentas.
4. Deshazte de las cargas.
Experimenta
el poder de Dios
cada domingo en:
normas y valores...
¿Cómo emplean tus hijos el tiempo libre?
Humor Cristiano: una forma de reir, sin herir
¿Qué es lo primero que or-
dena el capitán de un barco
cuando les azota una tem-
pestad? ¡Deshacerse del
peso innecesario!. No po-
demos añadirle más tensión
a la situación almacenando
amarguras, resentimientos,
el fracaso del pasado ¡De-
bemos soltarlas! Jesucristo
dijo “Venid a mí, todos los
que estáis cansados y car-
gados, y yo os haré descan-
sar” (Mateo 11:28) No nece-
sitamos más peso inútil que
empeore las cosas; necesi-
tamos a Cristo.
5. Aprende las lecciones del
pasado.
Thomas Edison había rea-
lizado 1.600 experimentos
fallidos antes de inventar
la bombilla. Un amigo le
pregunto por qué seguía
perdiendo su tiempo sin
obtener resultados. Edison
le respondió: “Por supues-
to que estoy consiguiendo
algo ¡He aprendido 1.600
maneras de las que no fun-
ciona!”
Si has experimentado de-
rrotas anteriormente, Dios
las usará para que sepas
cómo vencer las tormentas
de hoy.
6. Mantén el buen ánimo.
A sus sesenta y siete años
Edison perdió su laborato-
rio en un incendio. Frente
al desastre dijo: “Menos mal
que en el incendio se que-
maron todos nuestros erro-
res. Ahora podemos tener
un nuevo comienzo fresco”.
Esto es poner buena cara
al mal tiempo. Pase lo que
pase nunca dejes de disfru-
tar de tu familia y de buscar
a Dios. ¡No pierdas el áni-
mo! Continuará…
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El Héroe nunca soñado
Por: Zabdiel David Rodríguez Todos alguna vez soñamos
con ser alguien importante
en la vida. Quisimos ser el
médico que descubriera la
cura a todos los males, o el
político que lograra la paz
mundial (¡Exacto! Estába-
mos soñando), o el héroe
de la ciudad, o simplemen-
te, el de nuestros hijos, lo
cual ya es bastante.
Los más valientes se han
visto a sí mismos resca-
tando personas en una ex-
plosión, o muriendo para
salvar muchas vidas. Pero
creo que nadie, ni en el
caso más extremo, ha soñado que da la vida por un criminal.
Nadie piensa en ser el héroe de un delincuente.
San Pablo escribió lo siguiente: “Difícilmente habrá quien
muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva
a morir por una persona buena. Pero Dios demuestra su
amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos
pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:7) ¡Esto
sí que es extremo!
Pablo esta resumiendo la esencia del Evangelio: Amor para
el que es indigno de amor, por pura gracia divina. ¿Te has
puesto a pensar en ti como un delincuente por el que nadie
querría morir?
No tuvimos que pisar la prisión para darnos cuenta de que
algo andaba mal con nosotros. Éramos prisioneros del pe-
cado e incapaces de salvarnos a nosotros mismos. Nuestro
destino era la muerte… A menos que Dios hiciera algo, ¡Y
lo hizo!
La muerte de Cristo (curiosamente sustituyendo a un crimi-
nal, Barrabás) y su resurrección tienen el potencial de cam-
biarnos, infundirnos nuevo aliento, generar una vida nueva
(Y darnos vida eterna después de ésta)
Todos los de este camino experimentamos esa regenera-
ción y vivimos agradecidos. Nos dimos cuenta de que lo
mejor una relación personal con Dios. Y seguramente, es lo
que tú necesitas hoy.
Es tiempo de abrir tu corazón al amor de Dios, y conocer
personalmente a Jesús, tu Salvador… tu héroe.
“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos
amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para
que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros
pecados” (1 Juan 4:10)
Centro Cristiano Internacional
Vida Nueva
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