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DIRECCIÓN GENERAL DE PREGRADO

Dirección de Formación

CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA


PROFESOR: AUGUSTO MERINO
PRIMER SEMESTRE 2010

PRIMERA UNIDAD
Clase 2: Conocimiento e inteligencia. La espiritualidad del hombre

1. En la primera clase hemos dicho que lo más propio de las capacidades del hombre, es
decir, aquello que lo distingue radicalmente de los demás seres vivos, y que podemos
constatar mediante la observación, es su conocimiento intelectual, tema que explicaremos
en esta clase.
- pero hemos dicho asimismo en la clase anterior que los animales también
conocen; por eso, tenemos que detenernos en el conocimiento de que son capaces los
animales a fin de entender bien qué es lo propio de ese conocimiento humano que
calificamos de intelectual.
a) conocimiento en los animales.
- en el conocimiento común a los animales –y nos referimos aquí
particularmente a los animales superiores- podemos distinguir dos momentos:
i) el primer momento es el contacto que tenemos todos los seres
vivos (digamos, todos los animales) con la realidad que nos rodea es mediante los sentidos
(vista, olfato, gusto, tacto, etc.):
- cuando nos enfrentamos con un objeto concreto de la
realidad, los diversos sentidos nos informan de sus cualidades organolépticas, las que nos
permiten identificarlo realizando una síntesis de esas impresiones sensoriales:
ii) el segundo momento es precisamente esta síntesis, que llamamos
una imagen, que formamos en nuestro interior a partir de los datos que por medio de los
sentidos recibimos de la cosa exterior:
- pero, cuidado: una imagen no es una especie de
fotografía, porque se trataría entonces de una imagen solamente visual; en cambio, tenemos
también imágenes sonoras, olfativas, etc.
- pues bien, la reunión de todos estos actos
cognoscitivos (olfativos, gustativos, etc.) nos da como resultado la imagen de esa cosa
material completa, con todas sus propiedades (por ejemplo, un plátano).
- hasta aquí llega el conocimiento del animal:
- cuando éste vuelve a entrar en contacto con otra cosa
exterior, la imagen interior que se ha formado (del plátano, en este caso) y que ha
almacenado en su memoria, le permite reconocerla y distinguirla de otras.

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- pero hay que añadir lo siguiente: el animal está dotado de un


instinto, fácilmente observable, que le permite apreciar si la cosa que ha visto (el plátano) le
conviene o no, o le es útil o no, por ejemplo, como alimento:
- esta capacidad del animal, que conocemos por el acto
que él realiza de comer el plátano y rechazar en cambio como alimento un zapato, se
denomina “estimativa”: el animal instintivamente “hace una estimación” de lo que le
conviene comer y de lo que no, y también de cuánto de lo que le conviene comer ha de
comer sin perjudicarse (el instinto le dice cuándo detener la ingesta).
- por eso es que los animales conocen instintivamente
lo que les es útil para su supervivencia y lo que no lo es: el “criterio” de utilidad es para
ellos el criterio decisivo de conocimiento (veremos más adelante, cuando hablemos de la
belleza y el arte, que es el único que tienen).
- los límites del conocimiento del animal, que hemos trazado
aquí, nos permite entender que éste sabe que esto o aquello le conviene (como alimento,
como bebida o como cualquier cosa útil para su supervivencia); pero no sabe qué es esto o
aquello:
- el animal no puede dar una definición de lo que es
alimento; aunque puede reconocer lo que lo alimenta, no puede tener el concepto
“abstracto” de alimento, aplicable por igual a plátanos, cocos, manzanas u otras cosas
“concretas” que lo alimentan.
b) conocimiento en el hombre:
- la observación nos revela, en cambio, que el ser humano sí puede tener el
concepto abstracto de alimento y decir, por ejemplo, “alimento es toda materia que puede
satisfacer las necesidades tróficas del organismo” o alguna otra cosa por el estilo.
- o sea, el hombre es capaz no sólo de conocer y reconocer lo que
concretamente es alimento para él, sino además de comprender lo que el alimento “es”,
independientemente de ésta o aquella cosa nutritiva que le viene bien.
- por ejemplo, con el desarrollo de la ciencia alimentaria por
exigencia de los viajes espaciales, el ser humano sabe que lo que está en este tubo es pasta
dentífrica con sabor a menta y lo que, en cambio, está en este otro tubo es un postre con
sabor a menta:
- tal cosa es posible porque el ser humano tiene el
concepto abstracto de alimento y sabe que, aunque ambas pastas tengan sabor a menta, una
es dentífrico y otra es un alimento.
- opera aquí una capacidad en el hombre que es correspondiente a la
“estimativa” del animal, y que llamamos “cogitativa” porque es el producto, en el ser
humano, del pensamiento abstracto.
- punto clave: la diferencia entre imagen y concepto:
- el término “abstracto” que hemos usado significa aquí, referido al
concepto, “separación”:
- mientras en la formación de la imagen, que también puede
ser tenida por un animal, lo que ocurre es una síntesis de informaciones o conocimientos
sensoriales, en la formación del concepto no tiene lugar una reunión de olores, sabores,
colores, etc., sino que, al contrario, todos esos datos sensoriales son “separados”, o sea, son
dejados fuera del concepto:
- en el concepto de alimento que hemos dado (“alimento es
toda materia que puede satisfacer las necesidades tróficas del organismo”) no hay
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referencia alguna a informaciones sensoriales (sabor, olor, etc.) de las que el animal puede
conocer, no obstante lo cual comprendemos perfectamente lo que el alimento es.
- esta observación nos revela que lo que el hombre conoce es lo que
una cosa “es”:
- conoce, en otras palabras, el “ser” de las cosas:
- para él, entender es “conocer el ser”.
- y antes de seguir adelante aclaremos que toda cosa que es,
en cuanto simplemente es, independientemente de si es una manzana o un auto, se
denomina un “ente”:
- “ente” es todo lo que es.

c) diferencias entre el conocimiento en el animal y en el hombre


- de aquí que pueda decirse que el animal “conoce” pero no
“entiende”, por lo cual su capacidad cognoscitiva tiene una doble limitación:
- primero, no conoce todos los entes, sino únicamente
aquéllos que pueden impresionar a sus sentidos (ojos, oídos, etc.); el hombre, en cambio,
aun cuando en su proceso de conocimiento parta también del dato de los sentidos, puede
conocer el “ser” de las cosas, es decir, algo que no tiene características que impresionen sus
sentidos sino que va más allá de éstos (¿de qué color es el ser? ¿cuánto pesa el ser? ¿es el
ser cuadrado o redondo?: tales características pueden ser atribuídas a las cosas concretas
que son, pero no al ser mismo; y, sin embargo, el hombre entiende cuando se le da una
definición de una cosa; definición, que no comprende característica alguna concreta, ni
visible, ni tocable, ni olible).
- segundo, esos entes que impresionan sus sentidos, el animal
no los conoce en cuanto “entes”, sino solamente en cuanto cosas concretas que puede
conocer y reconocer, sin poder saber “lo que son”, o sea, sin poder tener una definición
esencial de ellas (como veíamos, el mono puede conocer qué es un plátano y qué no; pero
no tiene el concepto de “alimento”, que es el género abstracto al que pertenece la especie
concreta “plátano”).
- en cambio, aunque el ser humano no está, en principio, limitado a
ver una sola especie de color sino que alcanza, por la vista, una cantidad de colores, puede
decirse que conoce “la esencia” del color:
- la diferencia del entendimiento humano con las facultades
sensibles estriba, pues, en que, además de conocer cualquiera de las cosas que tienen
cualidades sensibles, el entendimiento puede aprehender el “ser” de las cosas de una
manera enteramente general y abstracta:
- y ello se debe a que, mientras las facultades sensoriales, de
las cuales están dotados tanto los animales como el hombre, no pueden conocer nada que
sea abstracto, el entendimiento -que sólo posee el hombre- por ser precisamente la facultad
cognoscitiva del “ser”, es capaz de aprehender todo lo que es y también, por lo tanto, el
“ente” abstracto.
- por eso es que se puede decir que el objeto propio del entendimiento
o intelecto humano es “el ente en cuanto ente” (no el ente en cuanto zanahoria, o edificio, o
auto).
- lo que el hombre conoce lo conoce abstractamente a título de
“ente”, cualquiera sea la cosa conocida:

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- el mono, en cambio, conoce el plátano sólo en cuanto


plátano, no en cuanto “ente”, o sea, no lo conoce en cuanto “es”.

2. El elemento inmaterial en el conocimiento humano:


-de lo anterior se sigue una consecuencia de la máxima importancia:
- según decíamos en la primera clase, el método para conocer la
naturaleza de algo es el siguiente:
- a partir de la observación de sus acciones, conocemos las
capacidades de alguien para actuar, y conocida la suma de sus capacidades, podemos
conocer su naturaleza.
- aplicación de este método al caso humano:
- pues bien, observando la acción humana de conocer algo que es abstracto,
como el ente, podemos concluír que la capacidad de conocer en el hombre es también
abstracta, o sea, puede conocer cosas que no producen en él un efecto orgánica o material
por no ser ellas mismas ni orgánicas ni materiales:
- el razonamiento que nos permite llegar a esta conclusión es el
siguiente:
- una facultad que es orgánica o material no puede conocer sino lo
que es orgánico o material; el ojo, que es material, sólo puede conocer el amarillo, el rojo,
el verde, etc., pero no el “color” abstractamente considerado.
- o sea, una facultad orgánica no podría tener un objeto
abstracto; conocería sólo formas corpóreas concretas y singulares, y las captaría, por cierto,
no abstractamente según su ser, sino de una manera concreta y singular.
- de esto llegamos a la siguiente conclusión:
- sólo una facultad que no sea orgánica puede conocer lo
abstracto, que es inorgánico por cuanto hemos separado de ello todos los elementos
orgánicos (colores, sabores, olores, etc.).
- y, concluyendo con nuestro razonamiento, si el hombre tiene capacidad de
conocer algo que es inmaterial, ello significa que algo hay en su naturaleza que es
inmaterial, o sea, espiritual.
- toda concepción materialista de nuestra facultad intelectiva, como
muchas que se suelen proponer en el mundo contemporáneo, es posible únicamente por la
inadvertencia del carácter abstracto –o sea, inmaterial- del objeto de dicha facultad, es
decir, el concepto.
- y, reiteremos, si hay en el hombre una facultad inmaterial, ello nos
demuestra que en el hombre hay algo inmaterial, que es a lo que llamamos “espíritu”.
- de este modo, hemos seguido hasta aquí un procedimiento perfectamente
lógico: de la observación de las acciones realizadas, llegamos a la existencia de capacidades
de realizarlas; de la naturaleza de las acciones, llegamos a la naturaleza de las capacidades;
y de la naturaleza de éstas, llegamos a la naturaleza del ser en cuestión que las posee, en
este caso, del hombre.
- y nuestra conclusión lógica, a partir de la observación, es que en el
hombre hay algo espiritual, hay más que pura materia.
3. El elemento espiritual en el hombre.
- la idea de que hay en el hombre espíritu y que no es un ser puramente material, ha
sido objeto de grandes discusiones:
a) la postura materialista y su error
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- en el mundo contemporáneo, tan impresionado por los éxitos de la ciencia física,


que se refiere a realidades puramente materiales, se ha hecho cada vez más común la
actitud de negar realidad a todo lo que no pueda ser conocido mediante el método de la
física, que reposa en los datos que nos dan nuestros sentidos o de los que, a partir de éstos,
podemos conocer indirectamente (no todo en la realidad física es observable; por ejemplo,
los rayos infrarrojos).
- de ahí que, no siendo el espíritu humano susceptible de observación ni
mensura directa o indirecta, se niegue su existencia.
- el error en que incurre esta postura es suponer que la inteligencia humana sólo
puede conocer lo que es material:
- es cierto, por una parte, que todo conocimiento de cualquier tipo en el
hombre, comienza, como ya hemos dicho, con el dato proporcionado por algún sentido (lo
cual nos es común con el resto de los animales); pero el conocimiento humano no se
detiene ahí.
- y es cierto, también, que la ciencia física se queda exclusivamente en ese
nivel de lo material de lo que es material, concreto y mensurable, ya que es lo material lo
único que le interesa, y su método está pensado para conocer sólo cosas materiales.
- pero precisamente por tal característica de la ciencia, ésta no podría jamás ni
afirmar ni negar la existencia de cosas inmateriales, como el espíritu humano:
- su propio método le impide pronunciarse al respecto, ya sea
afirmando o negando.
- el conocimiento de cosas inmateriales, como el “ser” de las cosas, es algo,
pues, que es propio de otras formas de conocimiento:
- concretamente, es propio del conocimiento filosófico, que es el que
estamos ejercitando aquí:
- conviene, por lo tanto, tener presente –aunque sea un tema en el que
no nos corresponde entrar en este curso- que no hay sólo una forma de conocimiento, la
propia de la ciencia, sino que hay varias otras, por lo que el que la ciencia no sea capaz de
conocer algo no significa que ello no pueda ser conocido por alguna otra vía.
b) la postura que afirma la existencia del espíritu en el hombre
- como hemos visto en el numeral 2 anterior, la afirmación de la existencia de
espíritu en el hombre es consecuencia simplemente de la observación de las acciones
cognnoscitivas de que el hombre es capaz.
- es, en concreto, consecuencia de la observación de que el hombre conoce
mediante conceptos.
- aunque hay también otras vías para afirmar la existencia en el hombre de espíritu,
nosotros hemos seguido ésta. Pues, bien:
- ¿qué implicancias tiene el que haya en el hombre eso inmaterial que llamamos
espíritu o alma?
- implicancias de la existencia de espíritu en el hombre:
- la existencia de espiritu en el ser humano tiene varias implicancias, de las
cuales en este curso abordaremos sólo dos: primero, el espíritu de cada ser humano no
muere; segundo, el hombre presenta una diferencia radical respecto de los demás seres
materiales vivos u organismos, por lo que no puede ser tratado del mismo modo que
cualquiera de éstos:
- esta segunda implicancia la abordaremos en la clase 6; ahora
veremos sólo el tema de la inmortalidad del espíritu.
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- la inmortalidad del espíritu humano


- para abordar este punto necesitamos, primero, tener un concepto aunque sea
rudimentario de lo que es la vida y de lo que es la muerte.
- a) concepto de vida
- aunque no sea posible, en el breve espacio de que disponemos aquí, entrar en una
explicación detallada de lo que es la vida, sí podemos tener una idea de lo que ella es
prestando atención a lo que ella hace posible, lo cual es perfectamente observable:
- en efecto, decimos que algo está vivo cuando realiza, al menos, ciertas
operaciones básicas, como alimentarse, crecer y reproducirse.
- y la posibilidad de realizar tales operaciones depende de que las partes
materiales que forman a ese “algo” estén organizadas y se mantengan en un determinado
orden:
- así, mientras esa organización se mantiene, decimos que el
respectivo “organismo” está vivo (nótese de que el término “organismo” proviene,
precisamente, de la organización que en él existe).
- cuando por cualquier causa las diversas partes materiales (compuestas a su
vez de partículas más pequeñas, hasta llegar a las más simples, como los átomos u otras
incluso inferiores), pierden el orden en que están relacionadas, el organismo se
“desorganiza” y deja de estar vivo: o sea, muere.
- b) concepto de muerte
- la muerte la constatamos porque el ser vivo ya no puede seguir realizando acciones
de ningún tipo.
- la muerte, pues, consiste en un separarse las partes de un ser vivo, que dejan de
estar relacionadas en un cierto orden, o sea, se desorganizan; y la consecuencia es que el
respectivo organismo pierde la capacidad de actuar y se descompone y termina por
desaparecer: de él sólo quedan partes (en último término, partículas) desorganizadas.
- en otros términos, la muerte de un organismo vivo consiste en la
descomposición o desagregación o definitiva desorganización de los elementos materiales
que lo componían.
- lo anterior nos sugiere la siguiente pregunta fundamental:
- ¿qué sucede con algo que carece de partes materiales coordinadas entre sí
en un compuesto, o sea, que es perfectamente simple?
- la respuesta obvia es que aquello no puede descomponerse:
- se trata precisamente de algo que no es compuesto, sino que es
absolutamente simple, o sea, carente de partes.
- tal cosa no podría descomponerse, ni desorganizarse porque carece de
partes.
- en otros términos, sólo puede morir aquello que está compuesto de
partes materiales organizadas de un modo determinado y susceptibles, por lo tanto, de
desorganizarse y descomponerse.
- consistiendo la muerte precisamente en la desorganización y descomposición,
aquello que no puede desorganizarse ni descomponerse por carecer de partes que se
desorganicen o descompongan, resulta que lo absolutamente simple no puede morir:
- es inmortal.
- lo espiritual es absolutamente simple porque, precisamente, no está compuesto de
partes materiales:
- por lo tanto es inmortal.
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4. La naturaleza del hombre.


- lo visto en el numeral precedente nos ilustra mucho sobre la naturaleza del ser
humano.
- todo ello, sin embargo, podría ser una explicación adecuada para la naturaleza de
un ser que fuera puro espíritu, o espíritu puro.
- pero ¿no es acaso el hombre tan material, como lo revela la simple
observación, como espiritual, como lo muestra la consideración de lo que él es capaz de
conocer?
- ¿no nos obligaría esto a aceptar que el hombre está formado por al menos
dos partes, el cuerpo –material- y el alma –espiritual-?
- veamos dos grandes posturas sobre este punto: la del dualismo por unión
accidental, sostenida por Descartes, y la del dualismo por la unión sustancial, propia de
Aristóteles.
- a) el dualismo por unión accidental:
- Descartes (filósofo francés, 1596-1650) afirmó que hay en el hombre dos partes,
una material –el cuerpo- y otra espiritual –el alma-:
- con semejante afirmación creyó haber solucionado una serie de complejos
problemas relativos a qué es el hombre, pero creó otros peores que no fue capaz de
solucionar:
- concretamente, Descartes debió enfrentar el problema de cómo se
unen o se juntan el alma y el cuerpo para formar la unidad perfecta que es cada sujeto
humano (cada uno de nosotros tiene la íntima conciencia de ser uno solo, de tener un solo
“yo”), y luego de haber propuesto algunas soluciones que resultaron absolutamente
insatisfactorias, debió terminar por confesar que no tenía idea alguna de cómo tal
compuesto de cuerpo y alma podía estar integrado en una sola unidad.
- b) el dualismo por la unión sustancial:
- la solución al problema, o la respuesta adecuada, fue proporcionada ya por
Aristóteles (filósofo griego, 384-323) en el siglo IV antes de Cristo:
- no sólo el hombre, sino toda sustancia material, es lo que es no por la unión
de dos “cosas” que se agregan o suman, sino por la acción de dos principios distintos que
actúan inseparablemente:
- la materia y la forma.
- pero, antes de seguir con la explicación, téngase presente que no se
trata de dos “cosas”, sino de dos “principios explicativos” de una sustancia material
cualquiera.
- Aristóteles explicó su punto de vista a propósito del problema del cambio que uno
advierte en la naturaleza, usando ideas, como la de “forma”, que heredó de filósofos
anteriores (especialmente de Platón):
- porque, en efecto, al observar las cosas materiales de que está compuesta la
naturaleza que nos rodea, advertimos que éstas, en determinadas condiciones, cambian o
mutan, dejando de ser lo que eran para dar lugar a la aparición de otras:
- en otros términos, hay en las cosas de la naturaleza un perpetuo
movimiento.
- tomemos como ejemplo, para entender esto, el caso de un papel que
se quema
- el papel, al quemarse, da origen a algo distinto, que
llamamos ceniza:
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- es debido a que el papel se quema y deja de ser tal


que aparece esa otra cosa diferente que es la ceniza.
- hay entre la ceniza y el papel algo común que los
vincula:
- si no lo hubiera, tendríamos que decir que el papel ha
sido reducido a la nada absoluta o aniquilado, y que la ceniza ha surgido a continuación de
la nada por un acto de creación:
- pero advertimos que ello no es así:
- la sustancia del papel ha dejado de ser y, en
su lugar, ha surgido una nueva sustancia, la de la ceniza:
- o sea, el cambio sustancial (el cambio
de sustancia) exige que un nuevo sujeto llegue a ser, precisamente por el dejar de ser de
otro sujeto.
- y puesto que vemos que ni el papel se
aniquila ni la ceniza surge de la nada, es decir, como constatamos que la desaparición del
papel y la aparición de la ceniza se integran en la unidad de un cambio físico, nos damos
cuenta de que hay algo en el papel que no desaparece y que hay por lo tanto en la ceniza
algo que existía previamente en el papel:
- dicho en términos generales, el
cambio sustancial supone algo común a los dos términos de la mutación:
- esto nos indica que en las sustancias
de ambos términos de la mutación (el papel y la ceniza) hay algo que es común y hay algo
que es diferente:
- lo común es precisamente
aquello "de lo que" se hace la sustancia nueva, la cual tiene además algo propio que la
diferencia de la sustancia previa:
- pues bien, Arist. denomina
"materia" a lo que es común entre ambas sustancias, y "forma" a lo que es propio de la
sustancia nueva (la ceniza) que ha surgido.
- ahora, lo que este estupendo análisis
hecho por Aristóteles nos revela es que la sustancia de todo ente mutable (es decir, de todo
ente concreto y real de que tenemos conocimiento por los sentidos) es resultado de una
composición de materia y forma:
- pero, para aclarar del todo lo que ha
descubierto Arist., es preciso añadir que materia y forma no son dos entes distintos (no son
dos “cosas” distintas, como pensó Descartes), por cuanto la ceniza es ella misma un solo
ente dotado de unidad, no una sumatoria de dos cosas yuxtapuestas:
- materia y forma no son dos entidades
que se superponen para constituír una sustancia, sino dos “principios entitativos” de la
sustancia del ente mutable o móvil, es decir, dos principios que explican cómo es la
sustancia de éste.
- de aquí deriva Arist. una conclusión fundamental en su
filosofía:
- lo que hace que una sustancia de una especie sea
propiamente diferente de una de otra especie no es la materia, que es el elemento común
entre todas las sustancias, sino la forma, que es propia de cada una.

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- si aplicamos esto al hombre, podemos decir que, siendo éste sustancialmente uno,
hay en él una materia que le es común con todas las demás cosas que existen en la
naturaleza, y una forma que es la que lo diferencia de todas las demás cosas de la naturaleza
y que, como lo hemos visto al hablar del conocimiento de que el hombre es capaz, es
espiritual.
- esta forma espiritual, que por ser espiritual es incorruptible –o sea,
inmortal-, es lo que llamamos el alma.
- resumiendo, entonces, lo visto hasta aquí, podemos decir que el hombre es una
sustancia que no está compuesta de dos partes (una material, el cuerpo, y otra espiritual, el
alma), sino que siendo una sustancia única, hay en él un principio que es material y otro
que es espiritual:
- ambos están íntimamente unidos en una sola unidad sustancial, de modo
que podría decirse que el hombre es un espíritu encarnado, o una carne espiritualizada:
- sobre este tema tendremos que volver más adelante cuando
hablemos de la muerte del hombre.
- lo avanzado en esta clase nos permite ya pasar al tema de la clase siguiente.
Lecturas obligatorias
- García Alonso, Luz. Etica o filosofía moral. México: Editorial Diana, 1986, 3ª Unidad, El
Hombre (pp. 57-65).

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