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13-14 ¿Se ha encontrado el arca de


Noé? ***
¿Influiría el hallazgo en nuestra fe?
¿Existe alguna base sólida para creer que los
exploradores hayan encontrado el arca, o que lo harán
algún día? Tal vez, pero parece haber más motivos
para dudarlo. En primer lugar, recuerde que la Biblia
no dice dónde exactamente se detuvo el arca cuando
bajaron las aguas del Diluvio. Solo menciona “las
montañas de Ararat”.
Es normal que los exploradores y quienes especulan
sobre el tema concluyan que fue en el pico más elevado
de la región. Sin embargo, las Escrituras no especifican
que Dios hiciera que el arca se posara en la cima del
monte Ararat, que hoy es un lugar frío a más de cinco
kilómetros sobre el nivel del mar. Recuerde, después
que el arca se detuvo sobre las montañas, Noé y su
familia vivieron en ella varios meses (Génesis 8:4, 5).
Además, parece poco probable que, tras desembarcar,
ellos y todos los animales hayan tenido que bajar de
una cima tan alta, como si de alpinistas se tratara. Así
que quizás el terreno donde el arca se detuvo era más
accesible de lo que se imaginan los exploradores, pero
lo suficientemente alto para encajar en la descripción de
Génesis 8:4, 5. Y sin importar en qué parte de la región
de Ararat se haya posado, ¿no habría desaparecido
hace siglos debido al deterioro o al saqueo de sus
materiales?
Además, son discutibles las afirmaciones que suelen
difundirse sobre la importancia religiosa de las
exploraciones. El organizador de cierta expedición dijo
que encontrar el arca “confirmará la fe de millones de
personas [...,] y muchas otras llegarán a tener fe”.
En una conferencia de prensa en 2004, él mismo afirmó
que hallar el arca sería “el acontecimiento más
importante desde la resurrección de Cristo”.
Su exploración se canceló más tarde.
Y si se encontrara el arca, ¿realmente confirmaría la fe
de algunos y haría que otros llegaran a tener fe?
La Biblia enseña que la fe auténtica no depende de
objetos que se puedan ver y tocar (2 Corintios 5:7). Hay
gente tan escéptica que insiste en que necesita pruebas
tangibles para poner fe en algunos relatos bíblicos. Pero
lo cierto es que ninguna cantidad de pruebas le
bastaría. Jesús habló de personas a quienes
simplemente no se les podría convencer de las
verdades bíblicas aunque vieran a alguien levantarse de
entre los muertos (Lucas 16:31).
Por otro lado, la fe verdadera no es credulidad; más
bien, se basa en pruebas sólidas (Hebreos 11:1).
¿Existen pruebas sólidas que motiven a las personas
razonables a poner fe en el relato bíblico del Diluvio?
Por supuesto. Jesucristo dijo con claridad: “Noé entró
en el arca, y llegó el diluvio” (Lucas 17:26, 27). Esta es
la prueba más contundente. ¿Por qué?
Antes de venir a la Tierra, Jesús estaba en el cielo
(Juan 8:58). De modo que pudo ver la construcción del
arca, así como el Diluvio. Ahora bien, ¿qué prueba le
suena más convincente a usted? ¿El testimonio de
primera mano de Jesús, que demostró ser
completamente confiable y probó que era el Hijo de
Dios, o la leve posibilidad de que los exploradores
encuentren algunos pedazos de madera antigua en la
cima congelada de una montaña? Cuando lo vemos
desde esta perspectiva, las pruebas de que el arca de
Noé sí existió son incuestionables.

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