Noé? *** ¿Influiría el hallazgo en nuestra fe? ¿Existe alguna base sólida para creer que los exploradores hayan encontrado el arca, o que lo harán algún día? Tal vez, pero parece haber más motivos para dudarlo. En primer lugar, recuerde que la Biblia no dice dónde exactamente se detuvo el arca cuando bajaron las aguas del Diluvio. Solo menciona “las montañas de Ararat”. Es normal que los exploradores y quienes especulan sobre el tema concluyan que fue en el pico más elevado de la región. Sin embargo, las Escrituras no especifican que Dios hiciera que el arca se posara en la cima del monte Ararat, que hoy es un lugar frío a más de cinco kilómetros sobre el nivel del mar. Recuerde, después que el arca se detuvo sobre las montañas, Noé y su familia vivieron en ella varios meses (Génesis 8:4, 5). Además, parece poco probable que, tras desembarcar, ellos y todos los animales hayan tenido que bajar de una cima tan alta, como si de alpinistas se tratara. Así que quizás el terreno donde el arca se detuvo era más accesible de lo que se imaginan los exploradores, pero lo suficientemente alto para encajar en la descripción de Génesis 8:4, 5. Y sin importar en qué parte de la región de Ararat se haya posado, ¿no habría desaparecido hace siglos debido al deterioro o al saqueo de sus materiales? Además, son discutibles las afirmaciones que suelen difundirse sobre la importancia religiosa de las exploraciones. El organizador de cierta expedición dijo que encontrar el arca “confirmará la fe de millones de personas [...,] y muchas otras llegarán a tener fe”. En una conferencia de prensa en 2004, él mismo afirmó que hallar el arca sería “el acontecimiento más importante desde la resurrección de Cristo”. Su exploración se canceló más tarde. Y si se encontrara el arca, ¿realmente confirmaría la fe de algunos y haría que otros llegaran a tener fe? La Biblia enseña que la fe auténtica no depende de objetos que se puedan ver y tocar (2 Corintios 5:7). Hay gente tan escéptica que insiste en que necesita pruebas tangibles para poner fe en algunos relatos bíblicos. Pero lo cierto es que ninguna cantidad de pruebas le bastaría. Jesús habló de personas a quienes simplemente no se les podría convencer de las verdades bíblicas aunque vieran a alguien levantarse de entre los muertos (Lucas 16:31). Por otro lado, la fe verdadera no es credulidad; más bien, se basa en pruebas sólidas (Hebreos 11:1). ¿Existen pruebas sólidas que motiven a las personas razonables a poner fe en el relato bíblico del Diluvio? Por supuesto. Jesucristo dijo con claridad: “Noé entró en el arca, y llegó el diluvio” (Lucas 17:26, 27). Esta es la prueba más contundente. ¿Por qué? Antes de venir a la Tierra, Jesús estaba en el cielo (Juan 8:58). De modo que pudo ver la construcción del arca, así como el Diluvio. Ahora bien, ¿qué prueba le suena más convincente a usted? ¿El testimonio de primera mano de Jesús, que demostró ser completamente confiable y probó que era el Hijo de Dios, o la leve posibilidad de que los exploradores encuentren algunos pedazos de madera antigua en la cima congelada de una montaña? Cuando lo vemos desde esta perspectiva, las pruebas de que el arca de Noé sí existió son incuestionables.