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RESUMEN
Palabras Clave
Transformación martensítica. Deformación plástica.
INTRODUCCION
La fase β en aleaciones Cu-Zn-Al es bcc con orden de largo alcance L21 y puede ser
retenida metaestablemente a temperatura ambiente en un amplio rango de composiciones. La
transformación martensítica puede ser inducida por enfriamiento, transformación espontánea,
o por aplicación de tensión mecánica [1]. Para concentración electrónica alrededor de 1.48 la
fase producto es martensita 18R, cuya estructura puede obtenerse de una estructura fct
introduciendo fallas de apilamiento cada tres planos. A partir de un monocristal β, la
transformación espontanea se produce sin cambio de forma por la formación, como máximo,
de 24 variantes de 18R, con igual estructura y diferente orientación cristalográfica. La
transformación comienza a una temperatura Ms y se completa a la temperatura Mf , debajo de
la cual el cristal es puramente martensítico. Al subir la temperatura, la transformación a fase β
comienza a la temperatura As y se completa a la temperatura Af. La temperatura de equilibrio
entre ambas fases Teq se define como el valor medio entre Af y Ms. Por aplicación de tensión
mecánica, tracción o compresión, a temperatura mayor que Af se obtiene un monocristal
martensítico, por la formación de la variante 18R mas favorecida por la tensión. En este caso,
se observa un cambio de forma respecto de la fase β. El monocristal β es recuperado por
descarga retornando a su forma original. Si el monocristal martensítico es enfriado bajo carga
hasta temperatura por debajo de As, queda retenido cuando la tensión es relevada.
Las transformaciones β-18R son influenciadas por la presencia de defectos en la red
cristalina, vacancias, precipitados, dislocaciones [2, 3, 4]. Debido a estos defectos, las
temperaturas y tensiones críticas de transformación y la forma general del proceso de
transformación pueden variar. La deformación plástica de monocristales martensíticos ocurre
por deslizamiento de dislocaciones de superred sobre plano basal, disociadas en cuartetos de
dislocaciones parciales [5, 6]. En este trabajo se analiza el efecto de las dislocaciones,
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METODO EXPERIMENTAL
RESULTADOS
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Jornadas SAM – CONAMET – AAS 2001
40 5
A 0
35 C
-5
30
B -10
Flujo de calor (mW)
Figura 1: Ciclos β-M y M-β obtenidos por calorimetría diferencial para muestras con distintos
grados de deformación en fase martensita:
(A) sin deformación, (B) 4.4%, (C) 6.8%, (D) 9.6%.
340
320
Temperatura (K)
300
280
260
0 2 4 6 8 10
εM (%)
Ms Mf As Af Teq
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t
1.000 Q
r
Q
0.975
Q / Q0
0.950
0.925
0.900
0 2 4 6 8 10
ε M (%)
1.00
∆S / ∆S0
0.95
0.90
0 2 4 6 8 10
ε M (%)
DISCUSION
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Af - As
35
30
Mf As
M
volumen transformado
-30
Mf - Ms
-35
-40
0 2 4 6 8 10
ε M (%)
34 Af - Ms (K)
β As - Mf (K)
Ms Af 33
32
T
31
30
29
28
0 2 4 6 8 10
ε M (%)
Se encuentra que tanto la pendiente como la histéresis de los ciclos aumenta con el
incremento de la deformación plástica. La pendiente del ciclo está relacionada con la
interacción reversible de la interfase con dislocaciones, mientras que la histéresis está
asociada con procesos irreversibles, tales como difusión en la vecindad de la interfase [9, 10].
o deformación plástica alrededor de defectos como por ejemplo precipitados [3]. Los
resultados experimentales indican que las dislocaciones presentes en la red por deformación
plástica de la martensita contribuyen a la operación de procesos tanto reversibles como
irreversibles. La transformación a martensita se produce por la formación de variantes
martensíticas, de las 24 variantes posibles sólo 3 comparten el plano basal con la variante mas
favorecida por tensión, que es aquella que se deformó plásticamente por deslizamiento de
dislocaciones de plano basal. Estas dislocaciones no pertenecerán al plano basal de 20 de las
posibles variantes, lo que produce un incremento en su energía elástica [11]. Del mismo
modo, cuando las dislocaciones de plano basal de 18R son absorbidas por la fase β, aumenta
su energía elástica [11]. Los procesos difusivos, si los hubiere, contribuirían principalmente
cuando el material está en fase β dado que es la que está sometida a temperaturas mayores
durante el ciclado térmico y la presencia de dislocaciones favorecería estos procesos [12]. En
la martensita, y especialmente en aquellas variantes que no comparten plano basal con la
variante deformada, la formación de nuevas dislocaciones o fallas para absorber las
dislocaciones presentes sería un proceso posible, sobre todo teniendo en cuenta que la tensión
de fluencia en martensita es muy baja comparada con la de fase β [13]
El decrecimiento en la entropía de transformación con el incremento de deformación
plástica, Figura 4, podría estar asociado a la cantidad de material transformado. La
deformación plástica de un monocristal martensítico promueve la formación de placas finas
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2.0
1.5
EMD (%)
1.0
0.5
0.0
0 2 4 6 8 10
ε M (%)
Figura 6: Medida del efecto memoria doble (EMD) en las muestras deformadas y cicladas
térmicamente. EMD=0: ausencia de efecto, EMD=4.73: efecto completo.
Esto sugiere que podrían existir placas martensíticas que no contribuirían a la señal
calorimétrica de transformación o que no transformarían a fase beta. Considerando que
∆S/∆S0 en la Figura 4 igual a uno corresponde a la totalidad del material involucrado en la
transformación, un 7% de placas de martensita no transformarían.
CONCLUSIONES
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AGRADECIMIENTOS
Este trabajo ha sido realizado con el financiamiento de la ANPCyT, CONICET, CICPBA y
Secretaría de Ciencia y Técnica-UNCentro.
REFERENCIAS
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