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EL HUMANITARIO

NEGOCIO DE

ALQUILAR
Un medicamento se vende en una farmacia después de haber experimentado con él en personas sanas:
para matar el dolor, alguien tiene que sufrir. La medicina occidental progresa, pero sus ensayos se hacen
con gente que suele vivir fuera de los beneficios del Primer Mundo: inmigrantes ilegales, desocupados,
gente que no goza de ningún seguro de salud. Cada año cientos de ellos son voluntarios de estas pruebas.
TU CUERPO
PARA EL PROGRESO
Son los conejillos de Indias de la industria farmacéutica, que es la más rentable del mundo,
y una de las que peor pagan por un experimento que podría dañarlos de por vida. Un reportero argentino
DE LA CIENCIA
que vive en Barcelona alquiló su cuerpo para que probaran con él un calmante del dolor. Allí, en la cama
de un laboratorio, intentó conservar la lucidez para contar todas sus sensaciones al médico,
y para contárselas ahora a todo el mundo. Vender el cuerpo, aunque fuese para un ensayo científico,
siempre da vergüenza. Nadie lo cuenta. Y ninguno de los cinco conejillos de Indias que entrevistó quiso

darle su nombre. Ahora él te da el suyo

un reportaje de leonardo faccio


ilustraciones de eduardo seligra
contratos

E
l ensayo clínico al que voy a someterme tendrá varias pruebas durante un mes,
y por ello me pagarán quinientos euros, unos seiscientos cincuenta dólares. Es
decir, un salario que en Europa no alcanza para alquilar un departamento ubi-
cado en la zona céntrica de cualquiera de sus capitales. El medicamento que
van a probar en mi cuerpo es un calmante del dolor (un analgésico opiáceo) que no
debería entrar en contacto con ningún estimulante del sistema nervioso. Por eso,
además de venir en ayunas, dos días antes no debía tomar té, medicamentos y cosméticos no sólo obtienen más ganancias
café, Coca-Cola ni mate. La doctora M ya me había advertido que la industria automotriz y del petróleo, sino que esta renta-
que participar de voluntario en un ensayo clínico era como bilidad se ha multiplicado en los últimos años hasta superar
someterme a un análisis de sangre, sólo que al revés: en lugar por ocho veces el promedio de ganancias de las demás indus-
de extraerme glóbulos rojos de las venas, me inocularían una trias. Aun así, los ensayos clínicos –el primer paso de este
sustancia para medir las reacciones de mi cuerpo. En ambos negocio– son casi desconocidos en la mayor parte de Europa.
casos los requisitos son los mismos: llegar temprano y en ayu- A veces en Londres los laboratorios farmacéuticos publican
nas. «Ni agua puedes tomar», me dijo la doctora. Así que esta anuncios para conseguir voluntarios en revistas gratuitas para
mañana, mientras me hundo en un sofá en la sala de espera mochileros como TNT MAGAZINE, y en España aparecen en las
del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, siento páginas de avisos clasificados de algunos diarios. Pero casi
como si en vez de saliva tuviese arena en la boca. Seré un cone- siempre es un conejillo de Indias veterano quien busca nuevos
jillo de Indias para la ciencia: si todo sale bien, la sustancia que voluntarios corriendo la voz en las oficinas de asistencia a los
probarán en mi cuerpo se convertirá en un medicamento con la desempleados e inmigrantes. Así ocurre en Barcelona. Y fue
marca de un laboratorio y un precio para venderse en las far- así como, a través de una compatriota argentina, llegué al
macias. Pero ahora tengo ganas de salir de aquí. Peor que Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, donde funciona el labora-
vender tu cuerpo es hacerlo con el estómago vacío. Sin embar- torio de ensayos clínicos más grande de la ciudad.
go, al igual que casi todos los voluntarios que llegan hasta Por fuera este hospital parece un castillo medieval.
aquí, me quedo y obedezco. Marcharme sería como haber Tiene nueve manzanas de terreno, veintisiete pabellones
postulado a un empleo, que te acepten y después faltar a tu conectados por galerías subterráneas, enormes jardines interio-
primer día de trabajo. Al fin y al cabo, ser un conejillo de res y una torre con una cruz de metal en su cúspide. Por den-
Indias en Europa es el remedio más rápido y legal para aliviar tro, los pabellones tienen cúpulas con mosaicos y murales de
los síntomas del desempleo. estilo modernista que son la atracción de cientos de turistas
El metro al que subí esta mañana estaba lleno de albañi- que cada día ingresan –junto a los familiares de los pacientes–
les y obreros con bolsas de plástico en las manos. Todos íba- con cámaras de video y sus mejores caras de maravillarse por
mos a trabajar. Ellos con sus músculos, y yo con mi hígado, mi todo, como si visitaran un museo. La doctora M me había dicho
estómago y mis neuronas. Quizá por eso, por el invisible ano- que la buscara en el pabellón dieciocho, una construcción pre-
nimato de estos órganos, el trabajo de un conejillo de Indias fabricada, fría por dentro. Y aquí estoy, desde las siete de la
humano no se considera un empleo. Está entre los últimos pel- mañana, esperándola al lado de una docena de camas vacías.
daños del escalafón laboral: un infra-subempleo para inmi- Por primera vez voy a conocer por dentro una industria que
grantes ilegales, universitarios, gente que necesita dinero con hasta hace unos días pasaba tan inadvertida como la caja de
urgencia. Pero el primer mandamiento de un conejillo de aspirinas que está en el botiquín de mi baño. En esto radica
Indias es confiar en el científico que está a cargo del experi- mi utilidad de conejillo de Indias: probar cómo actúa una
mento. El segundo es conservar la lucidez para poder contar pastilla en el cuerpo de alguien. Saber por qué se debe tomar
los efectos que pronto empezarás a sentir, como si tuvieras que cada ocho horas y no cada cinco. Medir sus efectos secunda-
describir un paisaje campestre mientras te lanzas de un avión rios. La doctora M todavía no llega. En realidad, aparte de mí,
en pleno vuelo. no hay nadie.
La industria farmacéutica es uno de los negocios más Según el márketing farmacéutico, gracias a los medica-
rentables del mundo. Según la lista FORTUNE 500 de las empre- mentos hoy los europeos viven en promedio treinta años
sas que más dinero mueven en el planeta, los laboratorios de más que a principios del siglo XX. Pero los críticos de los

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laboratorios dicen que esto no es exacto, pues el aumento de la Laguna, España. Luego agregó–: Aunque la única forma de
esperanza de vida se debe sobre todo a la disminución de la saber si el fármaco funcionaba era realizando un ensayo como
mortalidad infantil y a las mejores condiciones de seguridad y ése». Ésta es la lógica de todo ensayo clínico: asumir el riesgo
salubridad que hay en casi todos los ámbitos de la vida moder- de poner en peligro la vida de unas cuantas personas con el
na. Más allá de esta polémica, un medicamento en prueba no objetivo de encontrar la curación para muchas. La lógica del
tiene por qué mejorar la salud ni alargar la vida de quien presta conejillo de Indias. La ética del mal menor. Unas semanas des-
su cuerpo para saber si sirve o no: entre otras razones, porque pués, las noticias decían que Wilson y los otros cinco mucha-
quien lo prueba es una persona sana. Un estudio de la revista chos británicos que habían probado el TGN1412 podrían
estadounidense NATURE BIOTECHNOLOGY dice que ocho de cada enfermar de cáncer linfático a causa de esa sustancia. De eso
diez nuevas medicinas fracasan al ser probadas en humanos por me enteré un día antes de decidir si sería o no voluntario del
primera vez. Lo que ese estudio no advierte es que la palabra ensayo dirigido por la doctora M. Y acepté.
«fracaso» significa que el voluntario puede quedar lesionado de
por vida. O morir. Todo ensayo implica la posibilidad de error.
Y en un ensayo clínico, ese
margen de error no es otra Una enfermera apare-
cosa que dejar la puerta
SER VOLUNTARIO EN UN ENSAYO CLÍNICO ES COMO SOMETERTE ce por fin en el pabellón
entreabierta para que se A UN ANÁLISIS DE SANGRE, PERO AL REVÉS: EN VEZ DE EXTRAERTE dieciocho del Hospital de la
asome la muerte. GLÓBULOS ROJOS DE LAS VENAS, TE INOCULAN UNA SUSTANCIA Santa Creu i Sant Pau. Se
Por ahora, mientras PARA MEDIR LAS REACCIONES DE TU CUERPO. ERES UN CONEJILLO acerca y me pregunta:
espero en ayunas a la doc- –Hola. ¿Tú eres el del
DE INDIAS. Y SER UN CONEJILLO DE INDIAS EN EUROPA ES EL REMEDIO
tora M, sólo me estoy Tramadol?
muriendo de hambre. En MÁS RÁPIDO PARA ALIVIAR LOS SÍNTOMAS DEL DESEMPLEO El Tramadol es el
marzo del 2006, a seis jóve- analgésico por el que he
nes británicos los ingresaron casi en estado de coma en la uni- aceptado vender mi cuerpo. Puedo recitarlo de memoria: un
dad de cuidados intensivos del hospital Northwick Park de medicamento que calma el dolor (produce analgesia) al com-
Londres porque habían empezado a convulsionar tras haber binarse con los receptores opiáceos del cerebro. Así que le res-
probado un nuevo medicamento. Aquella sustancia ni siquiera pondo que sí.
tenía nombre: la llamaban TGN1412 y debía servir para fabri- –Entonces empezamos –dice ella.
car una medicina para la artritis y la leucemia. El laboratorio La enfermera es una chica de baja estatura, teñida de
alemán TeGenero y la compañía encargada del estudio, la rubio, y lleva en su mano una jeringa con la aguja ya puesta.
estadounidense Parexel, les habían dado la droga a seis volun- Me explica que durante toda la prueba tendré que llevar los
tarios y, a otros dos, un «placebo», es decir, un producto inocuo cables de un encefalograma en la cabeza, así que lo primero
que no contenía esa sustancia y que suele usarse en este tipo que hará será pegarme esos conectores. Sin embargo, lo pri-
de pruebas por si los voluntarios simulan síntomas que no mero que hace en realidad es poner una canción del dúo
guardan ninguna relación con los esperados. A uno de los que argentino Pimpinela en su radiocasete.
sí habían tomado la droga se le hinchó la cabeza hasta alcan- –Tú eres Tramadol 8LF –agrega sin mirarme, mientras
zar tres veces su tamaño normal. «Parecía el hombre elefante», revisa unos papeles.
protestó su novia ante las cámaras de la BBC. A otro, un joven A partir de este momento soy un código: el voluntario
llamado Ryan Wilson, le colapsó el sistema circulatorio y se le número ocho de los treinta y seis que haremos de conejillos de
empezaron a gangrenar los brazos y las piernas. Indias por la humanitaria lucha contra el dolor. Aun así, me
A Ryan Wilson le tuvieron que amputar los dedos de las preocupa el grosor de la jeringa que la enfermera no ha deja-
manos y los pies. Esto ocurrió en junio del 2006, tres meses do de cargar en su mano derecha. Tiene el diámetro de un
después de haber estado hospitalizado en terapia intensiva. palo de escoba y está llena de un líquido verde.
Los médicos explicaron que la gangrena se había expandido a –Siéntate –dice, y me señala una silla.
tal punto que si no le amputaban los dedos en ese momento, La jeringa ahora apunta a mi cabeza, desde mis espal-
más tarde hubiesen tenido que cortarle las extremidades com- das: el líquido verde no es más que un gel que va cayendo
pletas. «Es dramático lo que sucedió –admitiría después Emilio sobre mi cuero cabelludo para que los cables del encefalogra-
Sanz, profesor de farmacología clínica en la Universidad de ma capten la actividad de mis neuronas. Hay una mezcla de

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EN MARZO
curiosidad, miedo y repulsión que uno no puede evitar sentir pagaban sólo una guinea por estos animalitos que se llevaban DEL 2006,
ante estas situaciones. Debe ser lo mismo que ha fascinado y de América como mascotas. Desde entonces, a nadie se le ocu-
SEIS BRITÁNICOS
repelido a la humanidad desde los primeros experimentos con rriría pagar más que lo mínimo por un conejillo de Indias. Así
personas: la separación de siameses, los reimplantes de dedos, sea humano. INGRESARON EN LA No hay muchos motivos para convertirte en un cone-
las trepanaciones craneanas. La historia del Doctor Frankenstein –Si tienes dudas, pregunta –dijo esa primera vez la doc- UNIDAD DE CUIDADOS jillo de Indias. En esencia, se podría hablar de dos: porque
y sus variantes son poderosos imanes que nos atraen como una tora M. INTENSIVOS DEL HOSPITAL eres un altruista y crees que tu aporte a la medicina mejora-
luz a las polillas porque representan un desafío a la moral cien- El mismo folleto que hablaba de los riesgos, el seguro NORTHWICK PARK PORQUE HABÍAN rá el mundo (o tu país), o porque estás desesperado por
tífica. Cuando la enfermera levantó la jeringa y apuntó a mi contra «accidentes» y la penalización en caso de abandono del conseguir dinero para sobrevivir. No conozco en persona a
EMPEZADO A CONVULSIONAR TRAS
nuca, tuve ganas de huir. Pero no lo hice. En parte porque ensayo decía que el Tramadol es una sustancia que se vende nadie que entre en la primera categoría. El primer ensayo
confío en los médicos, pero sobre todo porque quería saber desde hace más de dos décadas en unas diez marcas de anal- HABER SIDO CONEJILLO DE INDIAS clínico con humanos que reconoce la historia es el de un
qué vendría después. Quería llegar hasta el final. gésicos. PROBANDO UN NUEVO MEDICAMENTO. médico escocés llamado James Lind, quien en 1746 se
–¿Por qué prueban un medicamento que ya está a la A UNO LE AMPUTARON LOS DEDOS DE LAS embarcó en un buque inglés para encontrar un remedio
venta? contra el escorbuto que aniquilaba a los tripulantes de la
MANOS Y LOS PIES. A OTRO SE LE
–Para hallar nuevas aplicaciones, variar sus dosis. armada británica. A partir de sus experimentos, Lind descu-
A la doctora M la conocí en mayo del 2006, un par de Depende. HINCHÓ LA CABEZA HASTA ALCANZAR brió que la solución era aumentar la dieta de naranjas y
meses antes de llegar a la primera prueba con el Tramadol. Fue –¿Cómo miden el umbral de dolor? TRES VECES SU TAMAÑO NORMAL. limones en alta mar, y así Inglaterra se convirtió en la prime-
una entrevista de trabajo: ella quería saber cuán apto estaba yo La doctora explicó que se hacía con unas descargas de «PARECÍA EL HOMBRE ELEFANTE», ra potencia marítima del planeta. Otro de los altruistas
para formar parte del ensayo, y yo, en qué consistiría todo y rayos láser, similares a las que se emplean en algunas discote- famosos fue el médico peruano Daniel Alcides Carrión,
PROTESTÓ SU NOVIA
cuánto me iban a pagar por eso. Aquel día la doctora me aten- cas, pero más fuertes, causando una sensación de quemazón quien se inyectó el virus de la «fiebre de La Oroya» que a
dió en el laboratorio del hospital, un amplio ambiente con en la piel sin llegar a dañarla. La idea era ir subiendo la inten-
ANTE LAS CÁMARAS fines del siglo XIX mató a cientos de obreros que construían
cajas de cartón en el suelo y posters de paisajes tropicales en sidad de estas descargas hasta que hubiese ingerido el analgé- DE LA BBC ferrocarriles en el Perú. Carrión murió a los veintiocho años
las paredes. La doctora M debe andar por los treinta y pocos, sico y probar así su efectividad en la disminución del dolor. sin haber hallado un antídoto contra esa enfermedad, pero
es alta y muy delgada. Explicó que mi primera tarea consistiría –¿Y por qué lo prueban con gente sana y no con gente dejó un diario en el que describía los síntomas y sirvió para
en someterme a unos análisis completos y evaluar lo que que sufre de verdad? que otros médicos completaran su trabajo. Estas antiguas
llamó mi «umbral de dolor», es decir, qué grado de dolor cor- –Existen cuatro fases de ensayo –dijo la doctora M con historias de heroísmo no se parecen en nada a las que he
poral puede resistir alguien sin necesidad de calmantes. Luego la paciencia propia de un científico– y tú participarás de la pri- encontrado en mi corta vida de conejillo de Indias. Antes
me dio un folleto de cuatro páginas que debía asegurarme de mera, que es con voluntarios sanos. Si un enfermo llegara a había un ideal patriótico de por medio: uno se inmolaba por
haber comprendido bien. Lo más importante era que el fárma- reaccionar mal, se le podría agravar su enfermedad. su país, por la salud de sus compatriotas, por un concepto
co se llamaba Tramadol, que el ensayo se dividiría en tres Las siguientes preguntas fueron de ella, antes de hacer- de nación. Ahora se hace, entre otras cosas, para beneficio
pruebas durante un mes, y que cada prueba empezaría a las me firmar el contrato. de las multinacionales de la industria farmacéutica.
siete de la mañana de un día y acabaría a las diez de la maña- –¿Fuma? John Le Carré, el escritor de novelas de misterio, ha
na del día siguiente. Es decir, unas veintisiete horas por sesión, –Sí. escrito una parábola de esta realidad que algunos llaman
más el tiempo que durarían los análisis previos. –¿Cuántos cigarrillos al día? «apartheid farmacéutico». En EL JARDINERO FIEL, una novela que
Los riesgos eran que podía sufrir náuseas, vómitos, irrita- –Unos diez. también se llevó al cine, narra cómo una farmacéutica multina-
ción nerviosa y taquicardia. Si decidía abandonar el ensayo –¿Bebe? ¿Cerveza, vino, licores? grama en la cabeza, y unos anteojos gruesos y oscuros pareci- cional prueba con pacientes de un pueblo de Kenia un medi-
antes de haber completado la tercera prueba, simplemente no Había que especificar una cantidad promedio por sema- dos a los de un soldador. Los cables eran para seguir mis impul- camento cuyos efectos son todavía muy peligrosos como para
cobraría nada. Y si me pasaba algo, sufría un accidente o una na. También con el café, otras bebidas estimulantes, las drogas sos cerebrales mientras recibía las descargas de rayos láser. Las hacer ensayos en países con leyes sanitarias más duras. Es una
lesión, las leyes españolas me amparaban con un seguro de y los antecedentes médicos de mi familia. Era como un test de gafas eran para evitar que los rayos me perforasen un ojo. La historia de ficción, pero el autor dijo en una entrevista que no
hasta ciento ochenta mil euros. El sueldo por ese mes que dura- revista de peluquería, pero de más de diez páginas. doctora tenía una pistola plateada en la mano. Parecía un per- estaba tan lejos de la realidad, ya que había investigado sobre
rían las pruebas sería de quinientos euros. Uno podía pensar Después entré en un consultorio para que me auscultara, sonaje de STAR WARS. la industria farmacéutica antes de escribirla. Quizá Le Carré se
que el trato no estaba mal por dormir tres noches en un hospi- tomara mi peso y mis medidas, una muestra de sangre, otra de Primer disparo. Blanco de la doctora M: mi mano. refería a esto: el ochenta por ciento de esta industria está en
tal con el desayuno incluido. Pero había otra forma de verlo: orina y, por último, para que midiera al fin mi umbral de dolor. –¿Dolor? –preguntó. manos de catorce empresas ubicadas en los cinco países más
quinientos euros por las ciento veinte horas que en total debía En una pared había un gran cartel con una escala del uno al –Cuatro. ricos del mundo, mientras que todos los países del Tercer
pasar allí significaban apenas 4,17 euros la hora. Mucho menos ocho. Del uno al tres eran los dolores más bajos, soportables. Los disparos prosiguieron. Hasta que hubo uno que me Mundo, juntos, no pueden comprar ni el diez por ciento de las
de lo que cobra un peón-albañil-ilegal en España. No era un Cuatro equivalía a un mechón de pelo arrancado de golpe. El hizo saltar. medicinas que se producen en el planeta. El apartheid farma-
trato justo, pero sí muy coherente: el nombre de los conejillos de nivel cinco era como sentir el hincón de una punta que te llega –Perdón –dijo ella–, pero necesito conocer tu umbral de céutico sería, así, que los pobres sirven sobre todo para probar
Indias en inglés es guinea pig, y se dice que los llaman así por- hasta el músculo. El ocho era el máximo grado soportable por dolor. nuevos medicamentos, pero que una vez que estos empiezan
que en los tiempos de las colonias los marineros británicos una persona. La doctora M me colocó unos cables de encefalo- Había sido un ocho, y era insoportable. a venderse, difícilmente pueden comprarlos.

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contratos

A mi lado, ahora que estoy a punto de empezar el ence- A él también le pagarán quinientos euros por tres
falograma previo a mi primera dosis de Tramadol, está El dosis. Como ya sabía que le pondrían unos cables en el
Uruguayo. Él no quiere dar su nombre. Dice que es para «no pecho, se lo ha depilado para que al quitarlos la enfermera
preocupar a la familia», que lo imagina con una mejor vida en no le arranque los vellos. El Uruguayo cuenta que en los
España. El Uruguayo se parece a Manu Chao: es muy bajo y fla- ocho meses que vive en España ya ha sido voluntario en tres
quito, con una cara huesuda que le da una edad imprecisa, ensayos. El primero era para medir su tolerancia alcohólica.
entre los veinticinco y los cuarenta años. Para participar como «Tenía que tomar siete cócteles en treinta y cinco minutos,
voluntario en un ensayo clínico no necesitas «tener papeles lega- uno tras otro, a las siete de la mañana y en ayunas», dice.
les» ni mostrar un certificado de antecedentes penales. Una vez También recuerda que los vasos estaban cubiertos por com-
que firmas el contrato te vuelves un código que contiene los pleto, salvo por el tubo a través del cual debía beber, para
resultados de tus análisis y la relación entre tu estatura y tu peso: evitar que el olor del trago pudiese sugestionarlo e influir
sólo aquello que demuestra que eres una persona sana. En en sus reacciones. Después evaluaban sus reflejos ponién-
España, ser un conejillo de dolo a conducir un simu-
Indias es uno de los trabajos lador de automóvil. El
más requeridos por los inmi- EL OCHENTA POR CIENTO DE LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA segundo ensayo consistía
grantes ilegales. Algunos ESTÁ EN MANOS DE CATORCE EMPRESAS, MIENTRAS QUE en medir otra vez su tole-
han convertido los hospita- rancia con el alcohol,
TODOS LOS PAÍSES DEL TERCER MUNDO, JUNTOS,
les en sus centros de trabajo, pero mezclando los cóc-
y el dinero que reciben por NO PUEDEN COMPRAR NI EL DIEZ POR CIENTO DE LAS MEDICINAS teles con un medicamen-
vender sus cuerpos en una QUE SE PRODUCEN EN EL PLANETA. ALGUNOS LLAMAN A ESTO to antialérgico.
especie de salario mínimo. «APARTHEID FARMACÉUTICO»: LOS POBRES SIRVEN PARA PROBAR –Lo importante es
El Uruguayo es uno de ellos. conocer bien la materia: si
NUEVOS MEDICAMENTOS. PERO, UNA VEZ QUE ESTOS EMPIEZAN
Ésta es la cuarta vez que par- el médico no me inspira
ticipa en un ensayo clínico.
A VENDERSE, DIFÍCILMENTE PUEDEN COMPRARLOS confianza, no lo hago. Hay
Cuando se quita la camiseta que tener olfato –dice El
para ponerse el pijama y acostarse en la cama que está al lado Uruguayo apoyando su dedo índice en la nariz. Luego explica
de la mía, veo que tiene el pecho depilado. que de estos ensayos se entera a través de «contactos», que se
–Yo voy a probar ayahuasca –me dice. pasan la voz unos a otros. Él lo llama «estar atento a la oferta».
Estamos por comenzar lo que los médicos llaman el –Una vez me perdí de probar un antidepresivo por el
«período de adaptación»: tendremos que dormir con los cables que pagaban mil doscientos euros, por hacer otro por el que
del encefalograma puestos para que una enfermera evalúe me pagaron ciento ochenta –se queja–. ¿Te das cuenta? Hacer
nuestro sueño. El Uruguayo ocupa el «box tres» y yo el núme- un doblete es la tentación, pero en este laburo no hay que per-
ro cuatro: dos habitaciones minúsculas sin ventanas, insonori- der la credibilidad: si los médicos se dan cuenta, no te vuelven
zadas con paneles de madera y con unas cámaras de video a llamar.
que asoman por encima de nuestras camas. Hace muchos años Los ensayos clínicos tienen un código que sólo cono-
que en España se experimenta con drogas alucinógenas para cen los voluntarios veteranos, y por lo visto El Uruguayo se
probar sus propiedades terapéuticas. La ayahuasca, esa planta ha propuesto enseñármelo como si me contara un cuento
amazónica que en el Perú, Brasil y Bolivia se usa en ceremo- antes de dormir. Dice que en las pruebas en las que participa
nias místicas como una especie de purgante del alma, no está mucha gente hay que evitar estar entre los últimos, porque
aún tan difundida en Europa. Pero algunos doctores intuyen con ellos suelen probar las dosis más altas. Algo parecido me
que algún día tendrá una utilidad médica como la que ahora se había contado un muchacho de Asturias que se gana la vida
da a la marihuana, que ayuda a abrir el apetito de los enfermos como voluntario en Londres. También me dijo que además
de sida, calmar los dolores agudos y evitar los vómitos que de «olfato» había que tener suerte, pues él estaba por presen-
induce la quimioterapia. Así surgió el éxtasis, por ejemplo, esa tarse al ensayo del hospital Northwick Park –el mismo en el
sustancia que hoy se usa como droga juvenil, pero que desde que tuvieron que amputar los dedos a un joven británico–,
1913 se probaba –sin éxito– para quitar el hambre. pero que días antes había aceptado probar un medicamento
–Hacía tiempo que estaba detrás de esta prueba –dice el para la diabetes. Y que por eso se salvó. Al igual que El
Uruguayo. Uruguayo, el chico de Asturias me pidió no mencionar su

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todo parezca natural, antes de entregar los frascos con orines
los frotan con sus manos. Así los calientan y parece que la
orina acabara de salir de sus cuerpos.

LA DOCTORA M ME
COLOCÓ UNOS CABLES
–Tengo que ponerte veintisiete cables en la cabeza, así
DE ENCEFALOGRAMA que paciencia –dice la enfermera antes de pasar a la habitación
EN LA CABEZA, Y UNOS ANTEOJOS donde empezará mi prueba con el Tramadol.
GRUESOS Y OSCUROS PARECIDOS Es un cuarto pintado completamente de blanco, dividi-
A LOS DE UN SOLDADOR. do en dos por una pared de cristal. De un lado hay pantallas,
teclados y consolas llenas de botones y luces de colores. Del
LOS CABLES ERAN PARA SEGUIR
otro, un sillón de cuero negro donde la enfermera me invita
MIS IMPULSOS CEREBRALES a ponerme cómodo. En cuestión de minutos tengo dos agu-
MIENTRAS RECIBÍA LAS DESCARGAS jas clavadas en mis brazos. A través del tubo conectado al
DE RAYOS LÁSER. LAS GAFAS ERAN izquierdo sentiré el efecto analgésico del Tramadol. Por el
otro me extraerán muestras de sangre cada media hora.
PARA EVITAR QUE LOS RAYOS
Mientras la enfermera me explica todo esto, entra la doctora
ME PERFORASEN UN OJO M. Dice que antes de inyectar el medicamento haremos una
última prueba. Cuando me entrega las gafas de soldador que
ya conozco y la enfermera me apunta con la misma pistola de
rayos láser que usó la doctora hace unos días, entiendo que
se trata de otra medición de mi «umbral de dolor».
–¿Preparados? –pregunta la doctora M.
Apenas me da tiempo de responderle cuando un dolor
agudo me hace contraer una mano.
–¿Dolor?
–Cinco.
El nivel cinco es como sentir el pinchazo de una aguja
que te llega hasta el músculo. La doctora ordena unos cuantos
disparos más, y avisa que pasaremos a otra prueba, la flicker
fusion frequency, en la que me harán observar a oscuras una titi-
lante lucecita roja y presionar un interruptor cada vez que ésta
deje de parpadear. Lo hago unas tres veces hasta que la doctora
M dice que es suficiente y que ahora tendré que quedarme solo,
en la más completa oscuridad y en silencio, muy relajado, sin
hacer nada. Trato de concentrarme para no dormirme, pero el
sueño y el peso de mi cabeza me vencen. Digamos que cabeceo
en horario de trabajo. Me despierto cuando la enfermera y la
doctora M vuelven a encender las luces. Viene otra prueba.
–¿Cómo te sientes? –pregunta la doctora M.
nombre. Parece que vender el cuerpo, así sea para un fin Le digo que bien, pero que tengo frío.
benéfico como son en teoría los ensayos clínicos, siempre –No podemos apagar el aire acondicionado –dice ella–,
produce vergüenza. Antes de quedarnos dormidos, El porque la máquina de rayos se estropearía.
Uruguayo me cuenta otro secreto. Dice que los voluntarios Entonces le pido una manta y me acomodo de nuevo en
que hacen «dobletes» llevan a los análisis los orines de otra el sillón. La enfermera trae una píldora oscura, me pide que la
persona, para que los médicos no detecten las sustancias de tome, y al mismo tiempo la doctora M inyecta un líquido en el
la prueba anterior que aún llevan en la sangre. Y para que tubo que tengo conectado al brazo izquierdo. Una de estas

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sustancias, la píldora o el líquido, es un placebo, una sustancia El doctor Berga es vocal de Industria de ese Colegio,
que no me hará nada. Según el protocolo de los ensayos clíni- alguien que conoce bien cómo se mueve el negocio más ren-
cos, este tipo de pruebas se llaman «de doble ciego», es decir table del mundo.
que nadie, ni la doctora ni la enfermera ni yo, podemos saber –Y es comprensible que así sea –agrega–: investigar
cuál es el Tramadol para no influir con nuestro conocimiento una nueva molécula demanda entre diez y doce años, pero
en el resultado. Somos ignorantes intermediarios de la podero- una vez que el medicamento ha entrado en el mercado, la
sa industria farmacéutica. patente caduca en veinte. Entonces los derechos pasan a los
–Si algo malo pasara –explica la doctora M– el único res- gobiernos que convierten esos fármacos en genéricos y bajan
ponsable es el laboratorio que ha encargado el estudio. los beneficios para las empresas. En resumen, las farmacéuti-
Diez minutos después empezamos las pruebas bajo el cas tienen sólo una década para recuperar lo invertido.
efecto del analgésico. La batalla de las farmacéuticas no parece ser tanto
Los rayos láser salen contra las enfermedades
disparados ahora en tandas sino contra el tiempo. Otro
de cuarenta descargas, una UN OBRERO VENDE LA FUERZA DE SUS MÚSCULOS. YO HE VENDIDO médico, uno que ha descu-
tras otra, sin respiro y contra MI HÍGADO, MI ESTÓMAGO Y MIS NEURONAS. QUIZÁ POR ESO, bierto una nueva vacuna
la misma mano. Duelen, contra la tuberculosis, se
POR EL INVISIBLE ANONIMATO DE ESTOS ÓRGANOS,
pero menos que antes. Casi quejaba en una entrevista
no siento, por ejemplo, los EL TRABAJO DE UN CONEJILLO DE INDIAS NO SE CONSIDERA al diario EL PAÍS: «Una
niveles que van del uno al UN EMPLEO. ESTÁ ENTRE LOS ÚLTIMOS PELDAÑOS DEL ESCALAFÓN buena parte de los ensayos
tres. La enfermera me entre- LABORAL: ES UN INFRA-SUBEMPLEO PARA INMIGRANTES ILEGALES, clínicos no tiene por objeto
ga un papel en el que veo probar mejoras terapéuti-
UNIVERSITARIOS, GENTE QUE NECESITA DINERO CON URGENCIA
otra escala del uno al diez: cas, sino introducir un pro-
ésta tiene que ver con mi ducto y fidelizar a los
somnolencia. Tomo un lápiz e intento hacer una marca, pero lo médicos». Este científico, llamado Pere-Joan Cardona, recor-
único que consigo es hacer una raya en medio del papel. daba que la tuberculosis sigue afectando a un tercio de la
Cuando abro los ojos estoy rodeado por tres enferme- población mundial, «pero por una ley que obliga que los fár-
ras. Una me toma el pulso, otra la presión y la tercera obser- macos utilizados en cualquier ensayo clínico se fabriquen en
va una muestra de sangre. Me siento muy relajado, como si un laboratorio, tuve que presentar el proyecto en varios
estuviera soñando. Las tres mujeres están agachadas frente a laboratorios privados y ninguno se interesó por mi propues-
mí y a través de las grietas que hay entre los botones de sus ta». La mayoría de investigadores independientes de esta
delantales puedo ver desde sus sostenes hasta sus ombligos. industria opina lo mismo. Según la ex editora del NEW
Me viene a la mente lo que dijo Joan Manuel Serrat cuando lo ENGLAND JOURNAL OF MEDICINE, Marcia Angell, ocho de cada
operaron de cáncer: «Me encanta estar internado porque las diez «nuevos» medicamentos son variaciones de los que ya
enfermeras me bañan, me dan de comer. Lo que no me gusta existen. Es decir, la pura lógica del mercado aplicada a la
es estar enfermo». Creo que estoy sonriendo. salud: fabricar medicinas para quien puede pagarlas (y no
–Por favor, concéntrese –me pide la doctora M. para quien las necesita). El biólogo alemán Jörg Blech toma
Entonces recuerdo otra información que leí: según el una frase de Aldous Huxley para decirlo así: «La medicina ha
Colegio de Farmacéuticos de Barcelona, hacer un estudio clí- avanzado tanto que ya nadie está sano», pues mientras los
nico cuesta en España entre trescientos y setecientos millones que tienen buenas condiciones de vida son bombardeados
de euros. Jamás había dependido de mí semejante cifra, casi con medicinas lifestyle (reductores de peso, cremas antiedad,
la misma que recaudó la película TITANIC, la más taquillera de potenciadotes sexuales o estimulantes anímicos), más de
la historia. treinta mil personas mueren cada día en el mundo por
«enfermedades no rentables». Parece un desperdicio de
esfuerzos, pero no es así: al que tiene dinero, aunque no
esté enfermo, le venden la idea de que hay nuevos produc-
–Hace años que no aparecen medicinas innovadoras tos para sentirse mejor. Y el que no lo tiene, por más enfer-
que sirvan realmente para curar –dirá días después el doctor mo que esté, si no puede pagar las más básicas de las
Pere Berga, del Colegi de Farmacèutics de Barcelona. medicinas, no accederá a ellas.

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contratos

Los pobres, como decía el periodista Günter Wallraff en España, quienes hacen estas pruebas miden los riesgos en
(otro alemán), sirven sobre todo para la primera fase del función de las probabilidades «naturales» que tiene una per-
negocio farmacéutico, la de los ensayos clínicos, pues son sona de sufrir un accidente en su vida diaria. Es decir: si un
perfectos como conejillos de Indias: venden sus cuerpos por joven tiene equis riesgo de quedar lesionado, por ejemplo, en
poco dinero, y si les pasa algo, con una póliza de seguro un choque de moto, y el ensayo clínico está por encima de
equivalente a una insignificante fracción de las ganancias del ese riesgo equis, no debería hacerse.
laboratorio es muy probable que sus familias no digan nada. –Se llama riesgo vital –dirá el doctor Ferrer–. ¿Qué pro-
A mediados de los años ochenta, Wallraff se hizo pasar por babilidad tiene un joven sano de que le pase algo en su vida
turco en Alemania y se dio cuenta de que entre los pocos tra- diaria? ¿Una de cada cien mil? Si el riesgo del ensayo es supe-
bajos a los que podía acceder un inmigrante ilegal estaba el rior a esa probabilidad, no se hace.
de voluntario en ensayos clínicos. Él lo llamaba «hacer una Pero luego de pensar un rato admitió:
farmacarrera». Así probó un medicamento para la epilepsia y –Los accidentes suceden por hacer las cosas muy rápi-
un barbitúrico que le hizo sangrar las encías. También descu- do. Y a veces la industria nos exige terminar un ensayo de
brió una especie de psico-bunker donde se hacían experi- fase uno [cuando el medicamento todavía no está en el mer-
mentos con drogas en ambientes claustrofóbicos, y que en cado] en apenas cuatro semanas. Muy poco tiempo.
un hospital cardíaco de Munich se hacían pruebas «a corazón ¿Por qué se hacen con tanta rapidez? Mejor dicho: ¿Por
abierto». Todo esto lo narra en su libro CABEZA DE TURCO, en el qué se permite que se hagan así? Esto no lo dice el doctor
que cuenta que decidió abandonar los ensayos cuando le Ferrer, pero sí los datos de un estudio encargado por la agen-
ofrecieron tomar un medicamento que podía hacerle crecer cia de noticias económicas BLOOMBERG: sólo en Estados
senos de mujer. Unidos, tres de cada cuatro ensayos son supervisados por las
Pero Wallraff era –como yo– un impostor: un periodis- mismas farmacéuticas que encargan los ensayos. Es más, se
ta que se disfraza de alguien que no es para descubrir una sabe que para las elecciones al Congreso del 2002, los candi-
realidad que tampoco es la suya. Éste no es el caso de los datos del Partido Republicano recibieron de esa industria
conejillos de Indias que he conocido: latinoamericanos, euro- unos treinta millones de dólares para financiar su campaña.
peos del Este y africanos que sí necesitan de este trabajo para El resultado es que cada año, según NATURE BIOTECHNOLOGY,
mejorar sus vidas. Como un africano que después de probar enferman unos doce millones de estadounidenses debido a
un medicamento para la esquizofrenia en la clínica los efectos secundarios de ciertas medicinas. De ese total,
Karolinska de Estocolmo fue de inmediato a pedir el permiso unos dos mil simplemente mueren.
de residencia en Suecia. Primero se lo negaron, pero él sabía Ahora ya son las dos de la tarde en punto: llevo vein-
que en ese país existe una ley que otorga la residencia legal tiocho horas sin comer y, aparte de una jaqueca que me
a todo aquel que realice un «aporte a la sociedad». Como él mata, estoy de mal humor. He vendido mi cuerpo, pero con
había arriesgado su salud por la ciencia, las autoridades sue- el hambre no se juega. Llamo a la enfermera y protesto.
cas no tuvieron más remedio que concedérsela. –Por la noche comerás bien –dice.
Me ha traído una bandeja demasiado grande para dos
tostadas, dos rodajas de jamón inglés y dos de queso, más un
vaso de plástico con agua de grifo.
Ahora estoy a punto de acabar la primera prueba del Trato de levantarme para comer mejor, pero descubro
ensayo. Son casi las dos de la tarde y estoy en la sala de repo- que aún llevo puestos los cables del encefalograma. Devoro
so del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. Un ensayo clíni- toda la comida en menos de un minuto y me quedo sentado
co, como cualquier experimento, puede resultar un éxito o en mi sitio, de seguro con cara de fastidio.
fallar, y en mi caso todo parece ir bien hasta ahora. De lo –¿Qué sientes? –me pregunta ella.
contrario no me habrían dejado solo, o al menos eso creo. A –Dolor de cabeza, mal humor.
lo mucho tengo un hambre terrible y dolor de cabeza, que –Normal –dice–. Descansa. En veinte minutos te llama-
quizá sea por no comer. O tal vez se deba a los efectos del remos para una nueva extracción de sangre.
Tramadol: tomar un medicamento cuando estás sano –aun- Ésta fue la primera prueba. A lo largo de ese mes haría
que sea un calmante del dolor– te enferma. Como me expli- dos más. Idénticas.
caría días después el doctor Magí Ferrer, un farmacólogo
miembro de un comité de ética de investigaciones médicas –Reportera asistente: Yamileth Latorre.

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