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Raúl Mandrini (1992)

INDIOS Y FRONTERAS EN EL ÁREA PAMPEANA (SIGLOS XVI-XIX). BALANCE


Y PERSPECTIVAS.

1. Introducción

Objetivo del artículo: brindar una síntesis y un balance de las investigaciones más significativas que
abordaron el tema de los cambios y transformaciones operadas entre los indígenas del área pampeana y las
regiones adyacentes (norpatagónica y cordillerana), desde el asentamiento europeo hasta la incorporación
definitiva de esos territorios al estado nacional en la segunda mitad del siglo XIX. El tema implica dos
cuestiones estrechamente vinculadas:
1- La situación de las fronteras, cuya presencia fue fundamental para ambas sociedades.
2- La problemática de la sociedad indígena misma y de los procesos y transformaciones que en ella se
desarrollaron.
Ambas cuestiones son aspectos diferentes de un mismo problema, pero separados por la atomización del
conocimiento positivista: fronteras para los historiadores, sociedad indígena para arqueólogos y etnólogos. En
los últimos años algunas investigaciones han roto esa visión tradicional, apuntando a un enfoque
interdisciplinario, enfoque que muestra las posibilidades y la riqueza de un tema virtualmente ignorado.

2. Fronteras “interiores” y sociedad indígena

El problema de las fronteras indias -“fronteras interiores” como se las llamó- se remonta al inicio del período
colonial, cuando la conquista y colonización demarcaron las áreas y regiones que pasaron al control del
conquistador. Límites que se mantuvieron sin grandes variantes hasta el comienzo del período revolucionario.
Extensas regiones quedaron fuera del control directo de los europeos y los intentos de penetración no
buscaban ocupara el territorio, sino tranquilizar los territorios colonizados ante la amenaza (real o potencial)
de los indígenas, así como asegurar el control de ciertos puntos estratégicos.
Tras el proceso de independencia, el mercado mundial y las políticas librecambistas generaron demandas y
requerimientos que generaron proyectos y empresas de expansión que colocaron a esas tierras bajo el control
de los nuevos estados nacionales, reduciendo y exterminando a la población indígena.
El largo conflicto y las complejas relaciones entre ambas sociedades provocaron profundos cambios en la
sociedad indígena: bases materiales, estructuras sociales y políticas, creencias e ideas, se transformaron por la
situación creada por la presencia europea. Por otro lado, el indio fue una presencia constante y significativa en
la historia argentina de los siglos XVIII y XIX. El comercio fue el eje de esas relaciones, y con él se filtraron
múltiples influencias culturales: hábitos, usos y costumbres pasaban de grupo a grupo. Además, muchos
blancos vivían en las tolderías (delincuentes, mercachifles, cautivos), como también tribus enteras se
establecieron en territorio blanco como aliadas y amigas. Se intercambiaban embajadas y misiones
diplomáticas. Los períodos de paz y guerra alternaban más o menos regularmente a lo largo de la frontera,
conmovida cada tanto por grandes malones. En síntesis: la sociedad blanca y la indígena no constituían
mundos aislados y separados, y el arco fluctuante que describía la línea de fronteras era más bien el
reconocimiento formal de las áreas de control de cada sociedad.
Estos temas no han generado una vasta producción historiográfica, el análisis ha sido parcial e insuficiente.

3. Las perspectivas tradicionales del problema

3.1 La frontera pampeana en la historiografía argentina

Tendencia tradicional que reduce la problemática fronteriza al tema de la “guerra de fronteras”, tras la cual
subyace la oposición entre “civilización” y “barbarie”, oposición en la que esa guerra encontraba su
justificación. En primer lugar es objetable la reducción de la problemática fronteriza a la cuestión militar. La
guerra sólo fue un aspecto de las relaciones. En segundo término, es manifiesta la ausencia de todo intento por
comprender y explicar el funcionamiento de la sociedad indígena, del otro término de la relación. El indio es
sólo “el enemigo”, o descripto a través de juicios de valor fundados en prejuicios y preconceptos. Por último,

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en muchos casos el aparato erudito en que se apoyan suele presentar serias deficiencias. Una visión diferente
surgió en las últimas décadas, en trabajos vinculados a la historia económica y social. Sin embargo, trabajos
científicamente rigurosos reducen el tema de la frontera al de la “ocupación” del territorio, como si éste fuera
un espacio vacío. Tendencia que reaparece en investigaciones sobre la época colonial rioplatense, y el primer
medio siglo independiente. Detrás de estos trabajos repercuten ecos de la vieja polémica en torno a la
concepción “turneriana” de las fronteras. Pero ha faltado la consideración de la frontera concebida no como
límite o separación sino como un área de interrelación entre dos sociedades distintas, área en la que se
operaban procesos económicos, sociales, políticos y culturales específicos.

3.2 El abordaje de la problemática indígena

Los historiadores ignoraron el rico y complejo proceso de cambios y transformaciones sociales que se
desarrollaban más allá de la línea de fortines. Para los que abordan el tema desde la historia social no existen
estudios previos. En la antropología tampoco encuentran muchos aportes. Esto tiene que ver en gran medida
con el peso y la influencia de la Escuela histórico-cultural desde la década del 30 y sus ideas sobre el
poblamiento de América y el origen de las manifestaciones culturales americanas. Para ellos el eje principal
de las investigaciones fue la identificación de las diferentes etnias y de sus niveles culturales. En la región
pampeana tal estudio era posible a través de las fuentes históricas. El punto crucial era saber si el grupo al que
los escritos del siglo XVIII llamaban “pampas” constituía una etnia distinta con identidad racial, lingüística y
cultural propia. Ellos pensaban que sí. Otro grupo sostiene la existencia de una gran unidad lingüística y
cultural en la región pampeano-patagónica. No desconocen las diferencias, pero las atribuyen a procesos
adaptativos o contactos con otras poblaciones. Poco interés pusieron en definir los contenidos culturales de
tales grupos étnicos, reduciéndolos a rótulos a los que se asignaban rasgos culturales predeterminados que
coincidían con los supuestos “ciclos culturales” a los que pretendía asignarlos.
Así, la imagen de un territorio casi vacío ocupado por bandas nómades con una economía basada en el
pastoreo, la caza y fundamentalmente el pillaje, que asolaban las fronteras cometiendo todo tipo de crueldades
y desmanes, tuvo particular éxito, y se concretó en la expresión “el desierto”. Esta imagen falsa muestra la
oposición civilización/barbarie, justificando la empresa militar como una empresa civilizadora.

4. Análisis recientes y perspectivas futuras

4.1 Superación de los límites entre antropología e historia

Quizá el aspecto más importante de los trabajos realizados en los últimos años tenga que ver con la
superación de los límites tradicionales fijados entre la antropología y la historia. Se abre el interés a una
interpretación totalizadora del pasado de esas sociedades. Los historiadores se acercaron a la antropología
buscando conceptos e instrumentos teóricos, al mismo tiempo que se empezó a reivindicar el valor de otras
fuentes como la tradición oral, la información arqueológica y los datos etnográficos. Simultáneamente
antropólogos-etnógrafos y arqueólogos abandonaron la tradición fuertemente ahistórica para interesarse en la
historia de las sociedades estudiadas, buscando explicaciones a los procesos socioculturales analizados, lo que
implicó una revalorización de la cultura escrita.
Trabajo conjunto que empezó a rendir frutos. Ejemplo: descubrimiento de un cementerio indígena en Caepe
Malal, articulación de trabajo arqueológico con trabajo histórico, permitió brindar una imagen más rica de la
sociedad indígena de la región en ese período, además de la confrontación permanente de las hipótesis
obtenidas.

4.2 el cuestionamiento de los conceptos fundamentales

Revisión y cuestionamiento de conceptos y categorías tradicionalmente utilizados. El caso más significativo


quizá se refiere a la utilización del concepto de complejo ecuestre (“horse complex”). La revisión de fuentes
y la obtención de nuevas informaciones permitieron que Miguel Angel Palermo demostrara lo inconveniente
del concepto, dado que se aplicaba a realidades sociales diferentes a aquellas para las cuales había sido
elaborado. Para otras categorías no se ha realizado una crítica tan sistemática: “araucanización”,
“tehuelchización”, definición de etnia y el reconocimiento de los diferentes grupos étnicos de la región.

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Araucanización: proceso largo y complejo, con dos etapas. Incluye la difusión de elementos culturales
originarios de la araucanía chilena y su incorporación por poblaciones pampeanas no araucanas, como el
asentamiento en la región de grupos indígenas originarios de aquella región. Falta una descripción clara del
proceso y una explicación de las causas que facilitaron esos la rápida aceptación de esos elementos por las
poblaciones locales. Hipótesis de Mandrini: aceptación (especialmente de elementos con alto valor simbólico)
tiene que relacionarse con las transformaciones económicas y sociopolíticas que se hacen evidentes en las
pampas a mediados del siglo XVIII.
Problema de la clasificación étnica: aún más difícil de resolver, terminología confusa, mezcla de criterios que
da lugar a una multiplicidad de nombres y apelativos, a veces referidos a pequeñas parcialidades, otras a
extensos grupos étnicos. Mismo término que designa a diferentes grupos, o diferentes nombres al mismo
grupo. Las etnias no son meras “etiquetas”, son realidades históricas, localizadas en tiempo y espacio, y
provistas de contenidos culturales dinámicos.
Reformulación del concepto de frontera: vasto espacio social en el que se desarrollaron procesos históricos
específicos que debemos desentrañar y en los cuales las múltiples y complejas relaciones entre ambas
sociedades ocuparon un lugar central.

4.3 la nueva caracterización de la sociedad indígena

Contraposición a la visión clásica (“el desierto”), región que se caracterizaba por una variedad de pasajes y
ámbitos ecológicos, que distaba mucho de ser una extensa y monótona llanura abierta y plana. Hábitat de una
importante población indígena.
Reformulación y redefinición de las bases materiales de esa sociedad india. El análisis de la economía
indígena puso de manifiesto su complejidad y obligó a dejar de lado la calificación de “depredatoria” que se
le había adjudicado. Abarcaba un amplio espectro de actividades combinadas en diferentes grados y formas,
lo que le daba una excepcional adaptabilidad. Complejo sistema de intercambios que vinculaba a las
diferentes sociedades del mundo indígena, y a éste con la sociedad criolla. Al mismo tiempo, se avanzó en la
caracterización de procesos regionales, especialmente para el siglo XVIII.
También debe abandonarse la arraigada idea del nomadismo de los indígenas pampeanos, población india
asentada en parajes bien determinados donde la presencia de pastos, agua y leña hacia posible su
supervivencia. Alta movilidad, determinada por la circulación de los ganados, no debe confundirse con
nomadismo. A lo sumo en algunos casos, puede hablarse de un seminomadismo estacional.
Estructuras sociales y políticas eran muy complejas. Proceso de diferenciación social, de acumulación de
riqueza, de formación de grandes unidades políticas, de concentración de autoridad en grandes caciques se
operaron entre los siglos XVIII-XIX, aunque el proceso no es del todo conocido.

[Raúl Mandrini, “Indios y fronteras en el área pampeana (siglos XVI-XIX). Balance y perspectivas” en
Anuario IEHS7, Tandil, UNCPBA, 1992, pp. 59-73.]

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