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Su padre Félix, sastre de profesión, y su madre, Josefa Díaz, modelos de honradez y

piedad, inculcaron a sus cinco hijos las más puras esencias del vivir cristiano. Ezequiel sintió
desde niño la llamada de Dios a la vida religiosa y misionera. Quería ser misionero en las Islas
Filipinas. Conocía bien las gestas de los agustinos recoletos en aquellas tierras lejanas.
Siguiendo el ejemplo de su hermano mayor, Eustaquio, el 21 de septiembre de 1864 vistió el
hábito religioso en el convento de los agustinos recoletos de Monteagudo, Navarra (España).
Tomó el nombre de Fray Ezequiel de la Virgen de Rosario, nombre con el que le gustaba
llamarse. Un año más tarde, el 22 de septiembre, hacía su profesión religiosa a los pies de la
Virgen del Camino, a la que amaba con singular ternura. En 1866 pasa al teologado de Marcilla,
donde emite la profesión de votos solemnes.

Libro de Visitas Páginas Religiosas


Páginas Genealógicas
San Ezequiel Moreno Díaz Infancia y juventud: Dios elige a los humildes para hacer cosas
grandes. Y humildes fueron los orígenes del que había de ser el restaurador de la Orden de
Agustinos Recoletos en Colombia, Obispo de Pasto y defensor de la Iglesia en los momentos
difíciles que atravesó la nación colombiana a finales del siglo pasado. 3er hijo de un matrimonio
de pobres en bienes de fortuna pero rico en virtudes, nació Ezequiel Moreno 9 abril de 1848,
en Alfaro, provincia de La Rioja, España.
Ecuatorianos y Extranjeros, Fallecidos en Olor de Santidad.

Santos y Beatos Latinoamericanos y de Las


Américas
Hacia tierras de misión: El 4 de octubre de 1869 se embarcaba en Cádiz, junto con 17
religiosos, rumbo a las islas Filipinas, tierra de sus ensueños. El 10 de febrero de 1870 llega a
Manila. Donde el 3 de junio de 1871 fue ordenado sacerdote y destinado a la Isla de Mindoro
para iniciar sus actividades misioneras junto a su hermano Eustaquio. La integridad de su
conducta, su amor por los enfermos y sus insaciables ansias misioneras le ganaron la estima de
los superiores, que pronto le confiaron el delicado encargo de misionero y capellán castrense en
una expedición del gobierno español a la isla de Palawan. Pudo allí desplegar su celo apostólico
en la colonia militar y sus afanes misioneros en sus correrías por la isla. Su intensa actividad y
el paludismo acabaron con su salud y a los nueve meses se vio obligado a volver a Manila. Apenas
convaleciente, fue nombrado párroco de Calapán y vicario provincial de los agustinos recoletos
de la Isla de Mindoro, de 10.000 km2, campo extenso para nuevas correrías e inquietudes
misioneras. De 1876 a 1880 ocupó los cargos de párroco de Las Piñas, y de Santo Tomás de
Batangas, de 1880 a 1885, fue predicador del convento de Manila, párroco de Santa cruz y
administrador de la hacienda de Imus.

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Santo Agustino Recoleto- Patrono de los enfermos de cáncer
El capítulo provincial de 1885 nombra a Fray Ezequiel superior del convento de Monteagudo,
donde se forjan las conciencias de los futuros misioneros. Ninguno mejor que él, misionero
experimentado con aureola de santo, podía suscitar en el corazón de los jóvenes el espíritu
apostólico. En los 15 años de su estancia en Filipinas había dejado en los diversos ministerios un
halo de santidad por su acendrada piedad, su celo apostólico y caridad con los enfermos. Esta
fama de santidad se acrecentará durante los tres años de su priorato en el convento de
Monteagudo.

Agosto 19 ORACIÓN
Te damos gracias, Padre y Señor Nuestro, porque has querido darnos en San
Ezequiel Moreno un acabado modelo de fidelidad al evangelio, un perfecto y
ardiente operario de tu viña y un Pastor según el Corazón de tu Hijo. Te pedimos
por su intercesión, nos concedas vivir con alegría nuestro testimonio cristiano e
imitar sobre todo, su ardiente amor a Ti y su plena disponibilidad al servicio de la
Iglesia y de los hombres Amén
Restaurador de la orden en Colombia
Acabado su mandato de superior de Monteagudo, la Providencia le deparó una excelente
oportunidad para colmar su celo apostólico. Los hermanos de Colombia piden ayuda a España.
Fray Ezequiel se ofrece enseguida como voluntario. Nombrado superior de la expedición de
siete misioneros, parte de España en noviembre de 1888 rumbo a Colombia. Su primer objetivo
será restablecer la observancia religiosa en las comunidades. Está convencido de que sólo los
buenos religiosos pueden ser auténticos misioneros. Sueña con reactivar las misiones de
Casanare, donde los agustinos recoletos de Colombia, habían ejercitado antiguamente su
apostolado. Allí va él, como pionero, a recorrer los poblados esparcidos por la inmensa llanura y
las escarpadas montañas. Sus cartas desde las misiones suscitan el entusiasmo del gobierno y
autoridades eclesiásticas y estimulan el ánimo de los religiosos.

Vicario apostólico de Casanare. Obispo de Pasto. En 1892 fray Ezequiel, conocido por
su celo misionero y por sus virtudes, fue nombrado obispo titular de Pinara y Vicario apostólico
de Casanare. Fue ordenado el 1º de mayo de 1894. Hubiera deseado terminar allí sus días en
medio de privaciones y sufrimientos (como manifestaba en una de sus cartas) pero Dios lo tenía
destinado para una misión más ardua y delicada. En efecto en 1895 fue nombrado Obispo de
Pasto. Al recibir la noticia le vino a la mente la pregunta angustiosa, "¿Nos habremos hecho
indignos de sufrir por Dios nuestro Señor?". En su nueva misión le esperaban situaciones más
dolorosas: humillaciones, desprecios, calumnias, persecuciones y, en algún momento, la
sensación de abandono por parte de algunas autoridades eclesiásticas. Verdadera noche oscura
del espíritu con la cual Dios purifica las almas llamadas a una eminente santidad. Su profunda
vida interior, siempre en tensión hacia Dios, y su amor a la contemplación suscitaron en torno a
sí un grupo de almas selectas a las que, con sabiduría iluminada, dirigió en los caminos de la

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santidad.
Amigo de la verdad y de los hombres hasta el punto de exponer repetidas veces su vida, fue el
blanco preferido de los insultos y persecuciones de cuantos querían herir a la Iglesia. Con
ocasión de las polémicas suscitadas en torno a su persona por su firmeza en la defensa de la fe,
durante su visita ad limina en 1898, presentó su renuncia al Papa León XIII. Lo hizo no por
falta de fortaleza, sino para evitar "conflictos" o "disgustos" a la Santa Sede y para no mermar
la fama "de un hermano en el episcopado". La renuncia no fue admitida y fray Ezequiel tuvo que
volver a su diócesis, donde lo esperaban nuevos ataques y las angustias de una guerra civil.

La última enfermedad y muerte


En 1905 se les manifestó una grave enfermedad - cáncer de nariz - que le iba a ir aumentando
los dolores y el sufrimiento. Los médicos le aconsejaron que viaje a Europa para operarse, y él
se resiste porque "descansa dulcemente en los brazos de Jesús" Las reiteradas súplicas de sus
fieles y las presiones de los sacerdotes y religiosos de la diócesis lo convencieron para viajar a
España, donde llega a principios de 1906. En febrero se somete a una operación muy dolorosa,
en gran parte sin anestesia, que según el cirujano Compaired soportó con "heroísmo de santo y
bienaventurado", operación que se tuvo que repetir en marzo de ese mismo año, sin éxito
alguno. Consciente de que había llegado su fin, decide pasar los últimos días de su vida en su
celda conventual de Monteagudo, para rendir allí al Señor el homenaje de su vida. El 19 de
agosto, tras soportar con fortaleza sobrenatural intensos dolores, con su mirada fija en el
crucifijo, exhaló su último suspiro y entregó su alma al Señor. Sepultado en la Iglesia de la
Virgen del Camino del Convento de Monteagudo, sus restos reposan hoy en una capilla
construida recientemente dentro del recinto de la misma iglesia. Su fama de santidad se
difundió por todas partes y sobre todo en Colombia. Se atribuyeron por su intercesión
innumerables curaciones, especialmente de cáncer. La curación de dos enfermos de cáncer,
atribuida a su intercesión, servirá como milagro para su beatificación y su canonización. Se
diría que habiendo sufrido personalmente las consecuencias de esta terrible enfermedad, tiene
una especial sensibilidad por esa clase de enfermos. Beatificado por Pablo VI el 1º de
Noviembre de 1975 y canonizado en la ciudad de Santo Domingo el 11 de Octubre de 1992 por
Juan Pablo II, ha sido presentado al mundo como ejemplo de pastor y misionero.
La Virgen de Guadalupe y San Ezequiel, unidos en Colima
27-06-2007: Una serie de casualidades hicieron de San Ezequiel Moreno un santo conocido
y querido en Colima, capital de uno de los Estados con mayor índice porcentual de enfermos
de cáncer en México.

El presbiterio de la nueva capilla, con la Morenita y San Ezequiel.


Todo comenzó en una de las situaciones más cotidianas para muchas personas en este mundo
cambiante y medio nómada: el cambio del lugar de residencia. La familia Castellot Mondragón
estaba acostumbrada a vivir entre México D.F. y la ciudad de Colima, a unos 800 kilómetros,
capital del estado del mismo nombre. Con el tiempo, decidieron quedarse a vivir en Colima y
dejar la macro urbe capitalina.

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Pero Laura, como se llama la madre de familia, le impuso a Gonzalo, su marido, una condición:
“quiero vivir en una casa que esté cerca de una iglesia, tan cerca como para ir caminando
diariamente a la misa”. Hasta entonces, habían vivido en su casa de Arboledas, pero la iglesia
más cercana quedaba lejos de allí. Después de ver muchos lugares, donde estuvieron a punto de
comprar terrenos, y dadas las dificultades para encontrar algo apropiado cerca de una iglesia,
Gonzalo decidió “negociar”. Y propuso a su mujer: “¿Y si nos quedamos en nuestra casa de
Arboledas y te construyo a cambio una capilla?”. Y así fue como nació la capilla, que fue
bautizada como “Capilla de la Morenita del Tepeyac”, en honor a Juan Pablo II. Se
compraron los terrenos para la iglesia y el arquitecto José Manuel Torres fue el encargado de
proyectarlo. Se trata de una capilla abierta por todas partes, para aprovechar la bondad del
clima del lugar y dejar que la naturaleza forme parte del espacio sagrado. Aquella capilla casi
privada de una familia es hoy una iglesia preciosa, con capacidad para 300 personas. En la
construcción prácticamente ya solo falta una parte del techo para que quede cerrada. El templo
cuenta con capilla para el Santísimo, baptisterio y coro en la parte superior, además de un lugar
destino a nichos con cenizas, que también servirá para financiar su construcción. También se ha
construido una oficina y un departamento para el posible párroco. Junto con la construcción del
templo ha crecido la propia comunidad, que sigue adelante con la construcción y acepta
donativos para terminarla. La capilla se empezó a construir hace seis años, y con el tiempo ha
resultado ser el lazo de unión entre toda la Colonia. La Virgen de Guadalupe ha creado una
familia donde todos se conocen y todos han apoyado de una u otra manera la construcción del
templo. Para ello se han organizado varias veces pequeñas fiestas donde se han vendido tacos y
tamales, se han rifado pasteles y gelatinas, libros, etc.

La familia Castellot Mondragón es bien conocida por los agustinos recoletos de México, dada su
relación durante años con la Parroquia de Nuestra Señora de Czestochowa de Tecamachalco
(México D.F.) a través de la familia Ballín Bernal, que les acercó a la espiritualidad agustino-
recoleta y al amor a sus obras. En una de sus visitas a la familia en Colima, los recoletos
conocieron la obra de la Capilla de la Morenita del Tepeyac y decidieron que ése era un lugar
perfecto para que estuviese presente San Ezequiel Moreno, y así propagar su devoción. Una de
las curiosidades de este asunto es que cuando los recoletos propusieron esto a la familia
Castellot, todavía no tenían conocimiento de una de las realidades que hizo más interesante su
propuesta: Colima es uno de los estados en México con mayor índice porcentual de enfermos
de cáncer entre su población. De hecho, al poco tiempo de haber puesto a San Ezequiel en la
capilla, se celebró la Semana del Cáncer y las voluntarias del Hospital de Oncología pidieron
que se llevara durante esa semana a San Ezequiel Moreno a la capilla del hospital. Así se hizo, y
así se ha conseguido que la población conozca y tenga devoción al santo recoleto. Desde hace un
año, la capilla cuenta con una figura del santo. El problema es que los dos recoletos que la
llevaron confundieron las medidas de la hornacina preparada para el santo alfareño, y aunque se
esperaba una imagen de 130 centímetros llegó una de 30 cm. Ahora se buscan otras opciones
para que el santo tenga una escultura “a su altura”.
Hace unos meses los lugareños observaron lo que para ellos ha sido el primer milagro de San
Ezequiel de Colima: una muchacha que vivía en Estados Unidos y tenía cáncer recibió de un
familiar unos libros y estampas de San Ezequiel. Al poco tiempo estaba curada. Otras personas
han sentido muy de cerca la intercesión del patrono de los enfermos de cáncer en sus diversas
enfermedades.

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La población de la Arboleda asegura que la Capilla de la Morenita del Tepeyac y la llegada de
San Ezequiel Moreno a Colima han sido de los regalos más grandes que han tenido. Hoy se
sienten más unidos con la Orden. “Nada nos hace más honrados que ser el consulado de los
Agustinos Recoletos en Colima”, afirman. Actualmente, dado que la construcción sigue adelante,
San Ezequiel pasa la semana en casa de la familia Castellot Mondragón. Junto a su imagen, unas
reliquias que fueron solemnemente entregadas en una bonita celebración. Y los domingos va de
paseo a la iglesia, donde los fieles le muestran su devoción y cariño.
http://www.agustinosrecoletos.org/noticias_detail.php?
pkeyNoticia=9883&AGUSTISESSION=b030fa336b4e51275cbffe19a69f6274
• La fiesta del patrono de los enfermos de cáncer: Salta, AGO 27 (AICA): Al cumplirse el primer
aniversario de su erección canónica de la parroquia San Ezequiel Moreno, patrono de los enfermos de
cáncer, el arzobispo de Salta, monseñor Mario Cargnello, presidirá el domingo 29, a las 11, la misa que
será precedida por una procesión por las calles del barrio. Entre los festejos está previsto también
un desfile de gauchos y entidades locales, y la salva de bombas.

SAN EZEQUIEL MORENO (1848 - 1906). Su fiesta se celebra el 19 de agosto


Recientemente se ha celebrado los 100 años de la muerte de san Ezequiel
Moreno Díaz, un «obispo molesto», como lo ha titulado don José María
Iraburu, un santo polémico por la claridad y contundencia de sus pastorales. A
orillas del Ebro, en Alfaro, pequeña ciudad agrícola de la Rioja, el modesto
sastre Félix Moreno y su mujer, Josefa Díaz, tuvieron seis hijos, cuatro
mujeres y dos varones. Ezequiel, el segundo varón y cuarto de los hermanos,
nació el 9 de abril de 1848. Era un niño inteligente, sumamente responsable,
sereno y constante. Asistió a la escuela con regularidad. Le encantaba jugar
con sus compañeros al tejo y a la pelota. Pero en las fiestas del pueblo se privaba de las
vaquillas para acompañar a un niño enfermo, despuntaba ya su inmensa caridad. Aficionado al
canto, tenía una excelente voz y se acompañaba bien con la guitarra. Cuentan que siendo
Ezequiel muy pequeño le preguntaron en el convento qué iba a ser de mayor. « i Fraile! »,
contestó. « ¡Tú, fraile! ¡Tan calandrijo!». Pero él, sin inmutarse solucionó el problema. “Me
pondré un sombrero de copa para ser más alto”. El 21 de septiembre de 1864, a sus 16 años,
ingresa en el noviciado para aprender a ser agustino recoleto, como lo era su hermano
Eustaquio, buen violinista, por cierto. Acababa de morir su padre y la familia había quedado en
situación económica muy precaria; pero la madre lo ofrendó generosamente. Un año después,
Ezequiel profesa y hace voto de ir como misionero a Filipinas. En 1869, sin terminar los
estudios, parte para aquellas tierras, donde es ordenado sacerdote. Es un joven de 23 años
lleno de energía espiritual y de ilusión. Su amor al Señor, y la convicción de ser apóstol, van a
constituir de manera absorbente el único motivo de su actividad. Tras unos meses de ministerio
junto a su hermano, es enviado a la expedición que trata de colonizar la siempre difícil isla de
Paragua. El celo de fray Ezequiel se desborda en esta su primera misión, de la que es
responsable. Predica, instruye, construye la capilla... Su labor con los expedicionarios es
heroica. El esfuerzo y las pésimas condiciones le producen la malaria y ha de volver a Manila. Su
disponibilidad y su celo apostólico se manifiestan de mil maneras: como párroco y catequista,
después predicador en Manila, y más tarde administrador de una hacienda, pero siempre
cercano a las gentes sencillas. Los filipinos lo llaman «el santulón», el hombre santo.
Formador de misioneros: En 1885 es nombrado prior del noviciado de Monteagudo (Navarra).
Son tres años de profundo influjo espiritual en los jóvenes.

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Cuidó mucho de la vida litúrgica, del rezo coral de las Horas, de la vida comunitaria aspecto
esencial de la religiosidad agustiniana. Las epidemias del cólera y de viruelas extreman su
atención y delicadeza con los enfermos. Predica en los alrededores, participa en novenas...
Su gran amor a los pobres se califica de <casi exagerado». Hasta quinientas raciones logra dar
dos veces al día a los pobres, gracias en buena parte a las privaciones de sus frailes.
En un mundo nuevo: En agosto de 1888 una nueva llamada: se necesitan voluntarios para
Colombia. «Hace tiempo que me parece que el Señor me llama para esta misión». Con siete
compañeros, en los primeros días de 1889, llegaba el padre Ezequiel a Bogotá. Le esperaba una
labor ardua. Vive en la capital de la república cinco años de intensísima actividad, que brota del
manantial fecundo de su vida espiritual, sin otras miras que los intereses de Cristo (Fl 2,21).
Predica, confiesa, atiende a enfermos incansablemente. Austero e intachable, adquiere fama de
predicador lleno de piedad y de unción.

Casanare: «Una sola alma vale más que la vida del hombre»: Casanare es una tierra casi
inexplorada de 45.000 km2 de extensión, con caudalosos ríos, donde tanto trabajaron y tan
grata y gloriosa memoria dejaron los agustinos recoletos. El padre Ezequiel piensa en aquellas
gentes. En cuanto le es posible recorre las inabarcables planicies acompañado de tres
religiosos. Explora, visita enfermos, administra sacramentos, regula matrimonios. Conservamos
ocho cartas como testimonio de su labor misionera y que ya entonces conmovieron la conciencia
de Colombia y contagiaron su preocupación por tantos infieles. Roma, de acuerdo con el
gobierno, erige el vicariato apostólico y le nombra su pastor. Es una nueva etapa en la vida de
nuestro santo. Allí según su propósito permanecería hasta la muerte. «¡Quién me diera poder
decir al exhalar mi último suspiro en una mala choza, o en arenosa playa, o al pie de un árbol: ya
no quedan infieles en Casanare. No llegaron a dos años los transcurridos en Casanare, pero, con
su estilo personal de total entrega, dejó una huella imperecedera. Una pobre choza le sirve de
palacio episcopal. Cuando no lo impide la guerra, recorre misión, desafiando la lluvia torrencial y
cualquier inclemencia. Como él dirá, <<hago de obispo, de misionero y de sacristán>>. Porque,
«una sola alma vale más que la vida del hombre».

Pasto: Una década de plenitud: En febrero de 1896 llegó a Casanare comunicación oficial de
que monseñor Ezequiel Moreno había sido nombrado obispo de Pasto. De 1896 a 1906, en diez
intensísimos años servirá a sus fieles con todos los medios a su alcance. El nuevo obispo vivió,
como era su costumbre, en máxima sencillez. Comida frugal y, en su alcoba, un jergón de paja.
Se preocupa de los colegios, lucha para que se imparta una formación católica, alienta la llegada
de misioneros, promueve el culto y las devociones, fomenta la construcción de iglesias y
santuarios, escribe y propaga cartas pastorales y desvela los ardides de la propaganda
antirreligiosa. Se convierte en el abanderado y símbolo de la defensa de los valores cristianos
en Colombia.

Una luz en lo alto: Sus cartas pastorales resonaron con fuerza en todo el país. Los liberales
se burlan de su doctrina, la ridiculizan. Todo eso conmueve el alma ardorosa del padre Ezequiel.
Él los desenmascara. En pago lo convertirán en blanco de diatribas y persecuciones. «Ahora
toda la saña de esos periódicos es contra mí>>. Me han puesto y me ponen de vuelta y media.
Números enteros no contienen otra cosa que insultos contra mí. ¡Bendito sea Dios!». Pero el
obispo no claudicará ante la difamación o el insulto.

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Por el contrario, los fieles de la diócesis y otros muchos cristianos, sacerdotes y obispos, le
prestaron adhesiones entusiastas. Lo doloroso fue sufrir la incomprensión y, en ocasiones, la
persecución de algún obispo o las advertencias provenientes de Roma (en concreto, de Mons.
Ragonesi). Para quien la sumisión a la voz de la Iglesia era un postulado básico de vida
espiritual, esto constituyó una tortura íntima. La más lacerante.

Enfermedad y muerte: Quien se asome al interior de la vida de San Ezequiel descubrirá de


inmediato un paisaje poblado de esencias humanas y divinas. Su intensa actividad provenía de
manantial fecundo, fluía de una vida de oración continua. Su identificación con Cristo, su Señor,
había llegado a lo más radical, pudiendo exclamar, arrebatado, que no podía gloriarse sino de la
cruz de Cristo. <<Yo quiero sufrir en Tu compañía, con Tu divina gracia>>. Yo me compadezco de
tus agonías, y te las agradezco con toda mi alma y te amo, Jesús mío, te amo con todo mi
corazón... Yo, Amado de mi alma, para imitarte, abrazo con el más tierno afecto los dolores, las
enfermedades, la pobreza y las humillaciones, y las considero como hermosas partecitas de tu
Cruz». A mediados de 1905 se siente cansado, con una llaga sangrante en el paladar que no se
cierra, aunque intenta llevar una vida normal de trabajo. En octubre el diagnóstico es claro: es
cáncer y hay que operar. Me he puesto en manos de Dios. Él hará su santa voluntad. Hay que
descansar en lo que Él quiera hacer. ¡Qué consolador es todo esto!», exclama. Se le pide venir a
España. En Madrid es operado urgentemente. Es una operación muy dolorosa, que soporta con
paz absoluta. De vez en cuando exclama:
<<Bendito sea Dios. Dios mío, dame resignación para sufrir por Ti>>. En la clínica decían: «Es
un santo». El 29 de marzo, es operado de nuevo. Todo resultó inútil. Ahora su decisión es clara:
<<Me voy a morir a los pies de mi Madre la Virgen del Camino». En Monteagudo elige una celda
austera, con una pequeña tribuna que le permite ver el sagrario y el camarín de la Virgen. Los
dolores son atroces, pero no se le observa un acto de impaciencia ni pierde su dulzura habitual.
Y a las ocho y media del 19 de agosto, a los 58 años, descansa en el Señor. Su fama de santidad
ha pervivido incesante entre los hermanos de religión y en quienes le conocieron personalmente
u oyeron hablar de él. En 1975 es beatificado por Pablo VI y el Papa Juan Pablo II lo canonizó
en Santo Domingo, el 11 de octubre de 1992, en el V Centenario de la evangelización de
América. El santo de la evangelización. El incansable misionero. Un hombre de Dios. Es patrono
de los enfermos de cáncer y su fiesta se celebra el 19 de agosto.
ORACIÓN: Te damos gracias, Padre y señor nuestro, porque has querido darnos en
San Ezequiel Moreno un acabado modelo de fidelidad al evangelio, un perfecto y
ardiente operario de tu viña y un Pastor según el Corazón de tu Hijo. Te pedimos por su
intercesión, nos concedas vivir con alegría nuestro testimonio cristiano e imitar sobre
todo, su ardiente amor a Ti y su plena disponibilidad al servicio de la Iglesia y de los
hombres. Amén.
NOVENA: ORACIÓN PREPARATORIA (para todos los días)
Padre, perdona todas mis culpas; dame fuerza de voluntad para enmendarme y
perseverar en tu amistad. Por la intercesión de San Ezequiel, haz que te sirva mejor en
el cumplimiento fiel de mis obligaciones; concédeme también la gracia especial de... Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Invocación final. San Ezequiel, ruega por nosotros.

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DÍA PRIMERO: "Dios nos llama a la perfección a todas horas y desde niños". San
Ezequiel nació y creció en un hogar sencillo, pero cristiano. Allí desarrolló un carácter
cuajado de virtudes cristianas que lo llevó a la perfección. Señor, siembra en tu iglesia
hogares como el suyo; ayúdanos a formar cristianamente a nuestros jóvenes. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DÍA SEGUNDO: "Hagámonos con nuestras virtudes instrumentos aptos de Dios". San
Ezequiel respondió con generosidad a la vocación recibida. Supo ser, siempre y en todo
lugar, instrumento obediente en las manos de Dios. Señor, concédenos cumplir
fielmente, a imitación suya, los deberes del estado a que Tú nos has llamado. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DÍA TERCERO: "Dios me dio un don inapreciable al llamarme a la vida religiosa" Aun
siendo obispo, san Ezequiel vivió siempre como fraile. Fue pobre, casto y obediente,
entregado sin reservas al servicio de la Iglesia. Señor, que nuestros religiosos sean
siempre abundantes y estén, como san Ezequiel, dedicados a tu Reino. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
DÍA CUARTO: Hay que estar desprendido de todo para llevar vida de misionero" San
Ezequiel tenía de los misioneros una idea elevadísima; a gusto se habría cambiado por
ellos. Señor, asiste a nuestros misioneros. Multiplícalos. Que sean como san Ezequiel.
Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DÍA QUINTO: "Sólo en la voluntad divina se puede encontrar el verdadero gozo". La
perfección consiste en cumplir siempre la voluntad de Dios. Fray Ezequiel llegó a ser
santo porque en todo momento intentó seguirla. Señor, haznos aceptar tus planes sin
condiciones. Que, igual que san Ezequiel, seamos así felices. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.
DÍA SEXTO: "Buscad gente que pida mucho al Señor y le fuerce con sus oraciones"
Todos los días, san Ezequiel pasaba varias horas ante el sagrario; de allí brotaba su
ardiente caridad, su celo incansable, su fortaleza y austeridad. Señor, enséñanos a
rezar como él lo hacía. Danos una oración perseverante que fecunde la vida de la
Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DÍA SÉPTIMO: "Amar a María es amar la cosa más bella que todo lo que no es Dios"
San Ezequiel profesó a la Virgen un entrañable amor, como lo demuestran sus escritos
y los recuerdos que nos dejó. Señor, como hiciste con san Ezequiel, aumenta nuestra
devoción a la Madre de tu Hijo y Madre nuestra. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DÍA OCTAVO: "La renta del prelado era el pan, el vestido, y el contento de los
pobres" San Ezequiel consagró toda su vida a servir a los demás. Su caridad con los
pobres, enfermos y necesitados, no tuvo límites. Señor, que su ejemplo nos estimule a
prodigarnos en favor de los necesitados. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DÍA NOVENO: "Si no hubiera sufrimientos, pocos se acordarían de que hay Dios"
Unido a Cristo, san Ezequiel sufrió con dulzura admirable el cáncer de nariz que lo llevó
a la tumba. Que aprendamos a imitar su ejemplo, Señor. Que el sufrimiento nos
purifique y nos acerque a Ti. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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http://www.colegiosanagustin.net/node/504
San Ezequiel Moreno Noticias | General (Pastoral) 11/01/2006

Este año 2006 los agustinos recoletos recordamos a San Ezequiel Moreno,
en el primer centenario de su muerte. Con ese motivo se ha editado un
calendario de bolsillo que se ha entregado a todos los alumnos. A lo largo
del año nos iremos haciendo eco de su persona y de su mensaje en los sucesivos boletines Canta
y Camina. La santidad de Ezequiel, reconocida por el pueblo cristiano, se forjó en la fidelidad a
la Iglesia, en la atención esmerada a los más necesitados, en su deseo incontenible por
extender el Evangelio y en sus virtudes personales. Al final de su vida soportó con entereza y
paz una dolorosa enfermedad (cáncer en el paladar). Esto le ha valido el ser considerado
patrono de los enfermos de cáncer. En este año el colegio ha propuesto el lema 'Comprometidos
con la misión'. Vemos en Ezequiel también un modelo y un estímulo para este compromiso. Él fue
durante bastantes años misionero en Filipinas, en los lugares más difíciles, y también fue el
creador del Vicariato Apostólico de Casanare en Colombia, de donde llegó a ser obispo. Su
deseo, repetidamente expresado, era el entregar del todo, su vida por esas personas,
transmitiéndoles la mayor riqueza: el evangelio. Descarga la biografía en formato PDF.
Reportaje especial sobre San Ezequiel Moreno en Agustinosrecoletos.org
http://www.agustinosrecoletos.org/reportajes/200601/200601_ezequiel.php

Juan Pablo II quiso canonizar a un santo que simbolizara la gigantesca obra de


la evangelización de América. Y eligió a san Ezequiel Moreno. El 11 de octubre
de 1992, víspera del quinto centenario del descubrimiento, en Santo Domingo,
en el marco de las solemnes celebraciones del V Centenario de la
evangelización de América y de la IV Conferencia general del episcopado
Óleo de José María
latinoamericano, ante más de trescientos obispos y miles de fieles, proclamó
Díaz Castán. Convento que Ezequiel “en su vida y en su obra apostólica compendia admirablemente los
de Monteagudo elementos de la efemérides que celebramos. En efecto, en su vida aparecen
(Navarra, España).
España, Filipinas y América Latina como los lugares en que desarrolló su
incansable labor misionera este insigne hijo de la Orden agustina recoleta…. El nuevo santo se
nos presenta ante todo como modelo de evangelizador, cuyo incontenible deseo de anunciar a
Cristo guió todos los pasos de su vida”.

La forja de un santo: San Ezequiel Moreno es hijo de una tierra


generosa, a orillas del Ebro. Alfaro es una población de larga historia, con
una rica vega, con poco más de 4.000 habitantes cuando nació nuestro santo,
dedicado fundamentalmente a la agricultura. Su padre Félix tenía una
pequeña sastrería, su madre Josefa Díaz es ama de casa hacendosa y
sencilla. Fue 3ro de 6 hijos, de los que una niña murió muy pronto. Nació el 9
Diligente sembrador de de abril de 1848 a las 11 de la mañana y fue bautizado al día siguiente en la
la Palabra. Escultura de colegiata de San Miguel.
Alfonso Cabrera.
Parroquia Madre de Dios
de Czestochowa. Su familia se distinguía por su laboriosidad, honradez y piedad. En ese
Naucalpan de Juárez ambiente fue moldeando su espíritu. Era un niño inteligente y muy
(México).
responsable. Su carácter era sereno y constante.

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Recordará a sus 37 años, hablando de su niñez: “A este templo (de las monjas dominicas) me
traía mi padre de la mano y aquí rezábamos y cantábamos el rosario, cuando yo apenas podía
balbucir las palabras”. Asistió a la escuela con regularidad y estudió latín con algunos
sacerdotes. Jugaba con sus compañeros a los juegos tradicionales del tejo y de la pelota. Pero
ya mostraba su generosa caridad privándose de las vaquillas en las fiestas del pueblo por
acompañar a un niño enfermo. Su genio vivaz y decidido lo mostró muy pronto. Era monaguillo de
las dominicas. A la pregunta de la sacristana: — ¿Tú qué piensas ser?, respondió decidido: —Yo,
fraile. Se le objetó: — ¿Tú fraile, tan calandrajo? ¿Para qué te quieren en el convento? La
respuesta fue rápida y sin dudas: — ¡Ya me pondré un sombrero de copa para parecer más alto!
Ezequiel, aún niño, se dejó seducir por Cristo. Imperceptiblemente se abrió a un misterio que
se le ofrecía hecho carne en la vida cristiana de su familia, en las oraciones, en los actos de
culto. Poco a poco se sintió invadido por una llamada cierta, incuestionable. Vivir con Jesús, ser
de los suyos, darlo a conocer se irá convirtiendo en la pasión arrebatadora de su vida.
Poseía una hermosa y expresiva voz de tenor que lo hizo ser cantor en la real colegiata de
Alfaro. Cuando lo oyó el obispo de Tarazona, lo invitó a ingresar en el seminario y le ofreció una
beca. Su madre también le animó, pues había quedado viuda en enero de 1864 y tendría cerca
de sí a su hijo sacerdote. Pero el adolescente Ezequiel mostró su entereza. Había participado a
sus 13 años en la profesión de su hermano Eustaquio en Monteagudo, se sintió muy conmovido y
había tomado la firme decisión de ser misionero en las lejanísimas tierras de Filipinas. Y así lo
hizo: el 21 de setiembre de 1864, a sus 16 años, ingresaba en el noviciado para aprender cómo
ser fraile. Un año intenso de vida de comunidad y retiro en que se va asimilando un estilo de
vida con siglos de experiencia, encauzada por la vida de comunidad. Un año después profesa
vivir en pobreza, castidad y obediencia y jura ir como misionero a Filipinas.
Estudia la filosofía en Monteagudo y al año siguiente, 1866, pasa a Marcilla, donde estudia la
teología durante tres cursos. Ya entonces era tenido por sus compañeros como “el bueno”. El
padre Juan Gascón inculcará en los jóvenes tres devociones que marcarán la vida de fray
Ezequiel: al sagrado Corazón de Jesús, a María Inmaculada y la fidelidad al Papa.
El desafío de Oriente: Filipinas: Pero la revolución de 1868 rompe la
normalidad y pone en peligro la vida religiosa. Los superiores deciden enviar
cuanto antes a Filipinas a dieciocho jóvenes estudiantes. Embarcan en Cádiz
en octubre de 1869 y, tras una navegación de cuatro meses, llegan a Manila,
donde continúa su formación para el sacerdocio. En los ratos de ocio alegra la
convivencia con su guitarra entonando canciones con su expresiva voz. Vive
intensamente la preparación espiritual y es ordenado sacerdote el 2 de junio
Óleo de Juan Barba. de 1871.
Marcilla (Navarra,
España).
Es un joven de 23 años lleno de energía espiritual y de ilusión. Su amor al
Señor y la conciencia de ser su enviado para anunciarlo a todos va a constituir de manera
absorbente el único motivo de su actividad. Es enviado como compañero de su hermano
Eustaquio a Calapán (Mindoro), donde aprende el tagalo, la lengua de los nativos, y la pastoral
para atender a los fieles según la larga tradición de los misioneros. Su hermano es un excelente
maestro y Ezequiel un aprovechado alumno. Apenas siete meses más tarde el superior lo juzga
el misionero más adecuado para acompañar a la expedición que trata de colonizar la siempre
difícil isla de Palawan, nunca dominada hasta entonces a causa de las correrías de los piratas
moros.

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El celo de fray Ezequiel se desborda en esta su primera misión como responsable. Predica,
instruye, construye la capilla. Su labor con los expedicionarios es heroica, pues en su mayoría
son personas marginadas. Pero no por ello se desanima. Y se abre a la conversión de los nativos
de la isla, intentando llevarlos a poblado y evangelizarlos. El esfuerzo y las pésimas condiciones
le producen la malaria y debe volver a Manila.
Su disponibilidad y su celo apostólico lo van a aprovechar los superiores para los más variadas
encomiendas: en una primera etapa será párroco en Calapán (1873-76), Las Piñas (1876-79) y
Santo Tomás de Batangas (1879-80); después predicador en Manila (1880-82) y más tarde
administrador de la hacienda de Imus (1882-85). Las encomiendas podían ser diversas, pero
siempre será el mismo religioso de profunda vida interior, cercano a las gentes sencillas,
predicador, catequista. Para los filipinos es “el santulón”, como lo llaman, el hombre santo a
quien quieren porque se ven queridos. ¡Cómo disfruta con ellos en las celebraciones litúrgicas,
en las novenas, en las primeras comuniones! Su recuerdo quedará grabado profundamente en
aquellas sencillas gentes.

Forjador de misioneros: Estamos en 1885. Ha cumplido 37 años. Es un


hombre bien curtido en diversos avatares y un religioso ejemplar. Lo han
nombrado prior de Monteagudo, la casa donde se comienza la forja de los
buenos religiosos. Son tres años de profundo influjo espiritual en los jóvenes.
La dignidad y devoción en la liturgia y el culto en general y la observancia de las
leyes comunitarias serán la brújula de su conducta. Siempre ecuánime, amable,
exacto cumplidor, irá moldeando una comunidad fervorosa. Primero el cólera y
Óleo de Francisco al final de su trienio las viruelas pondrán en evidencia su cuidado y delicadeza
Massería. Agustinos
con los religiosos enfermos, visitándolos a cualquier hora, procurando
Recoletos. Roma.
medicinas, poniéndoles enfermeros. Necesita también participar en la vida de
los fieles. Predica en los alrededores, participa en novenas, atiende a las religiosas, goza con las
celebraciones solemnes, como en el centenario de la conversión de san Agustín. Y demuestra,
una vez más su caridad con los necesitados. Continuando con la tradición de la casa, a mediodía
se reparte la comida a los pobres; ahora, en tiempos de gran escasez, logra dar hasta
quinientas raciones dos veces al día, para lo que cuenta con las privaciones de sus frailes y
hasta pide préstamos extraordinarios.
En un mundo nuevo: En agosto de 1888 ha llegado la llamada: se necesitan voluntarios para
Colombia, donde quedan algunos recoletos de edad, supervivientes de las persecuciones contra
los religiosos, y esperan la savia renovadora de España. “Hace algún tiempo que me parece que
el Señor me llama a esta misión”. Y son siete los religiosos de Monteagudo que se suman a su
decisión, lo que indica cómo había ido calando el celo y disponibilidad de su prior.

Salen de Santander contando con las oraciones de muchas comunidades,


especialmente de las monjas agustinas recoletas, a quienes ha insistido
que lo apadrinen. En los primeros días de 1889 llegaba el padre Ezequiel a
Bogotá. Le esperaba una labor ardua. Son pocos, pero cuenta con una
confianza grande en el Señor. Procura organizar la nueva vida de los
Convento de El Desierto de
recoletos. Instala una comunidad en el histórico convento de El Desierto
la Candelaria, Ráquira
(Boyacá, Colombia). de la Candelaria, cuna de la Orden en América, y organiza el noviciado. El
otro centro de actividad será Bogotá.

11
Cinco años va a vivir en la capital de la república, cinco años de intensísima actividad que brota
del manantial fecundo de su vida espiritual. No busca sus intereses, sino los de Cristo (Fl 2, 21).
Y el camino es claro: convivencia amorosa con el Señor en su interior, aliviar a todos los pobres
–enfermos, tristes, necesitados– y contagiar a todos de la fe en un Señor que nos ama. Y él se
siente instrumento de ese delicado amor. Por eso, es reclamado para predicar en todas las
iglesias, para confesar a las comunidades de religiosas, para atender a enfermos, moribundos,
presos. Alienta deseos de mejora, anima incansablemente con generosa y delicada paciencia en
el confesionario. Le reclaman las damas de la alta sociedad y las pobres y sencillas gentes.
Austero e intachable, adquiere fama de predicador lleno de piedad y unción, que se disputan
todos los púlpitos de la ciudad, desde la catedral hasta las capillas de las monjas. Acude a los
campos, dirige ejercicios espirituales. Se prepara con esmero y escribe sus sermones. Con su
voz clara, llena de fervor, habla al corazón. Él mismo expresará bien el norte de su predicación:
—No subo a este púlpito para entreteneros con frases escogidas o con flores de estilo… He
subido a este sitio para dar gloria a Dios y excitaros a que también se la deis vosotros.
Como superior debía guiar a la comunidad recoleta en Colombia. Para ello centró su
preocupación en la vida en comunidad. Todos debían vivir en comunidades de al menos tres o
cuatro religiosos, guiados por las normas de la Orden, con un ideal de convivencia fraterna, de
estímulo para el apostolado. Tuvo que pedir con insistencia a España religiosos que engrosaran
el pequeño número de los ocho primeros. Poco a poco fueron llegando y pudo pensar en nuevas
casas y nuevos trabajos. Se preocupa de cada uno de ellos y de sus necesidades -sobre todo en
los puestos difíciles-, los anima, alaba sus trabajos, los sustituye en algún trabajo difícil. Nunca
reprendía, sino que llamaba la atención con dulzura. Su delicadeza se expresaba aun en su
fórmula de encomendar un trabajo: “Podía, si le parece, encargarse de esto…”.

"Una sola alma vale más que la vida del hombre": Casanare es una extensa tierra llana casi
inexplorada, al noreste de Colombia, de 45.000 km2 de extensión, tierra de muchas aguas y
caudalosos ríos. Allí “donde tanto trabajaron y tan grata y gloriosa memoria dejaron” los
agustinos recoletos. Y el aliento misionero del padre Ezequiel se enciende desde la llegada a
Colombia cada vez que piensa en ellos. En cuanto puede –a los dos años de su llegada, cuando
vienen refuerzos de España- recorre aquellas inabarcables planicies acompañado de tres
religiosos. Como evocara el poeta:
“¡Son Los Llanos, Los Llanos!”, exclamaron los guías. Detuviste el caballo frente a la inmensidad.
“¡Son Los Llanos, Los Llanos!” con fervor repetías, alumbrados tus ojos de interior claridad”.
Explora, visita enfermos, administra sacramentos, regula matrimonios. Relató la exploración en
ocho cartas, que fueron publicadas y que conmovieron la conciencia cívica y religiosa del país.
En varias poblaciones recibieron la visita con cierta frialdad, pero en muchas la acogida fue
cordial y emocionada: “inmensa multitud de fieles nos rodeaba por todas partes, besándonos el
hábito y llorando a grito vivo”.
Hay que abrir una nueva etapa a Casanare. Para él no hay razonamientos ni
prudencias humanas. Cristo reclama una respuesta ante tantos que no le
conocen. “Una sola alma vale más que la vida del hombre”. Escribe cartas que se
publican en la prensa; contagia su preocupación por tantos infieles, divulga las
Fotografiado en
carencias de aquella población, cuestiona a los políticos. El no puede de Bogotá, seguramente
momento quedarse allí, pero deja a tres misioneros. en 1894.

12
—Siento que mi corazón desea volver a estas tierras para quedarme en ellas y entregar mi alma
al Señor en el temido Casanare.
Queda prendido allí el ardor de su corazón misionero. A sus religiosos a quienes alienta, mima y
cuida desde Bogotá. Les envía ayudas, les pide que cuiden su salud. En cuanto puede les envía
otros tres compañeros llegados de España.
Promueve un movimiento amplio de colaboración. Sus gestiones dan fruto.
Roma, de acuerdo con el gobierno, erige el vicariato apostólico. Le alcanza
una grave y pesada responsabilidad: el 25 de noviembre de 1893 es
nombrado vicario apostólico de la misión. Lo acepta por obediencia. Nada ni
nadie le detendrá en su misión. Es consagrado obispo el 1 de mayo de 1894
El padre Ezequiel con sus
frailes, el día de su en Bogotá. El mismo día firma una carta a sus fieles de Casanare: a ellos
ordenación episcopal quiere consagrar su vida hasta el fin y sin condición. Allí –según su
(29/4/1894).
propósito- “permanecerá hasta la muerte”.
— ¡Quien me diera, al exhalar mi último suspiro en una mala choza, o en arenosa playa, o al pie
de un árbol, pudiera decir: ya no quedan infieles en Casanare.
Cumple su ideal de comunidad. Establece cuatro centros en que vivirán los dieciséis misioneros
formando comunidades de a cuatro, desde donde evangelizarán. Concibe un amplísimo programa
de cristianización y de desarrollo humano. Para ello buscará toda clase de
apoyos, desde el apoyo del gobierno a la colaboración de instituciones y
particulares. En lo espiritual promueve la predicación y los sacramentos, funda
la asociación del Sagrado Corazón de Jesús como recurso de intensificación
de la piedad. Lleva religiosas que colaboren en lo espiritual y en lo social.
Funda orfanatos, promueve la creación de escuelas. No llegaron a dos años los
transcurridos en Casanare, pero dejó una huella imperecedera con su estilo de El día de su
total entrega personal. Vive en una pobre choza como palacio episcopal, ordenación, en Bogotá
recorre -cuando no lo impide la guerra- su misión, desafía la lluvia torrencial, (29/4/1894).

casi solo, por inmensas llanuras, ríos abundosos. Y organiza el vicariato, escribe folletos de
propaganda, realiza toda la labor burocrática. En las correrías misionales, predica, confiesa,
visita enfermos, arregla matrimonios, escribe las partidas de bautismos y matrimonios. Como él
dirá,

—Hago de obispo, de misionero y de sacristán.


En la inhóspita comarca de Los Llanos de Casanare, inmensos y dilatadísimos
territorios en el oriente colombiano, contagiará de su divina impaciencia a un
grupito de agustinos recoletos, perdiéndose en un eterno cabalgar por las
planicies para cristianizar a aquellos pueblos de Orocué, Támara,
Sabanalarga... ¡Qué ardiente deseo de llegar a todos para que descubran a
Como Vicario
Cristo!
Apostólico de
Casanare, en Ráquira
(Boyacá, Colombia), a
fines de febrero de
1896.

13
Pasto: una década de plenitud: En febrero de 1896 llegó a Casanare comunicación oficial de
que monseñor Ezequiel Moreno había sido nombrado obispo de Pasto. Poco después, en abril,
fue ordenado obispo su sucesor en el vicariato, el padre Nicolás Casas, y en seguida partió el
padre Ezequiel a su nuevo destino, Pasto, a unos 900 kilómetros al sur de Bogotá.
De 1896 a 1906, en diez intensísimos años, ya como obispo de Pasto,
guiará a sus fieles con todos los medios a su alcance. Colombia sufría los
terribles embates de un liberalismo antirreligioso, que con frecuencia
había logrado hacerse con los resortes del poder. El obispo no claudicará
ante la avalancha de la propaganda, la difamación y el insulto. Se
Óleo de Carlos Aguilar Durán.
preocupará por los colegios y la enseñanza católicos, motivará a los
Seminario San Ezequiel padres y a los maestros en su labor educadora; alentará la llegada de
Moreno. Pozos de Santa Ana.
misioneros a las regiones extremas de Tumaco y de Caquetá; promoverá
(San José, Costa Rica).
el culto y las devociones, principalmente al sacramento de la eucaristía,
al Corazón de Jesús y a María; fomentará la construcción de iglesias y santuarios; escribirá y
propagará ediciones de pastorales y folletos para la instrucción de los fieles; desvelará los
ardides de la propaganda antirreligiosa... A pesar de ser obispo de una diócesis de la periferia,
se convierte en el abanderado y símbolo de la defensa de los valores cristianos en Colombia.
La diócesis de Pasto se sitúa al sur de Colombia, en la frontera con Ecuador. Ocupa un
territorio extensísimo, con los mayores contrastes geográficos: el calor húmedo y sofocante
de los extremos, lejanos y atrasados: al este la depresión amazónica con indígenas
semicivilizados, al oeste la costa del Pacífico con grupos de negros; en el centro las alturas de
la cordillera, con poblaciones mejor organizadas, con clima templado y frío, con Pasto a casi
2.600 metros de altitud. Las vías de comunicación eran casi inexistentes: para viajar a la
capital de la nación se necesitaban semanas de camino en lentas cabalgaduras. La diócesis de
Pasto, con unos 460.000 habitantes en una superficie de 160.000 Km2, tenía 46 parroquias,
cada una con su templo, 6 viceparroquias y 56 capillas rurales. Muy poco, poquísimo, para una
extensión tan enorme. Contaba con comunidades de capuchinos y filipenses, y los jesuitas
dirigían el Seminario; los maristas regían un colegio. Contaba, además, con varias
congregaciones femeninas. La sede tenía una digna catedral y un decoroso palacio. El nuevo
obispo buscó, como era su costumbre, la máxima sencillez y en su alcoba puso un jergón de paja.
Desde el primer momento el padre Ezequiel se ganó el corazón de los pastusos, que le fueron
siempre fieles, hasta en los momentos más adversos.
Inmediatamente se dedicó a animar toda actividad que fomentase la vida cristiana. Muy pronto
comienza la visita a todas las parroquias de su extensísima diócesis. Eran largas y extenuantes,
de las que, agotado o enfermo, regresaba tras semanas de actividad por malos caminos,
posadas pésimas, con incontables privaciones. Confesaba varias horas, predicaba por la tarde,
dirigía la catequesis, a veces sentado en el suelo. Todo le parecía poco; y exclamaba: —¡Hoy sí
que he gozado, porque esos pobres morenitos han aprendido lo necesario para salvarse!
Cuando reside en Pasto, visita las parroquias, anima a los curas, atiende a las religiosas,
participa en las celebraciones, escribe pastorales. Introduce la adoración nocturna, fomenta el
mes de mayo dedicado a la santísima Virgen, promueve los días 19 en honor de San José.
Instruye y enciende el fervor con sus homilías e instrucciones con ocasión de retiros o
reuniones. Visita a los enfermos y a los pobres, que fueron siempre su amor predilecto... Esta
vida pastoral ordinaria es lo que se llevó la mayor parte de sus días y de sus fuerzas.

14
Una luz en lo alto: Muy pronto, a pesar de su situación periférica, las cartas pastorales del
obispo de Pasto iban a resonar con fuerza en todo el país y aun fuera de él. Se erguirá como el
debelador de los excesos del liberalismo. Sus orientaciones van a ser faro de conducta de gran
parte del catolicismo colombiano. Más allá de las reflexiones teóricas, él ve que los liberales –y
su sistema doctrinal- van minando los valores más sagrados, que conducen en quienes los siguen
a la indiferencia y al sectarismo antirreligioso. Se burlan de la doctrina cristiana, la ridiculizan.
Todo eso conmueve el alma ardorosa del padre Ezequiel.
Se daba la circunstancia de que el límite sur de la diócesis coincidía
unos 600 kilómetros con la frontera de la república del Ecuador,
donde la Iglesia sufría violenta persecución religiosa del gobierno
liberal del general Eloy Alfaro, quien desencadenó una sistemática
persecución contra la Iglesia: supresión de diócesis y conventos,
destierro de obispos y religiosos extranjeros, asesinato de algunos
Abril de 1898. En compañía de sacerdotes y acoso sistemático por medio de la prensa y de las
monseñor Pedro Schumacher y la leyes. Entre ambas partes de la frontera había una comunicación
comunidad de capuchinos de Pasto,
el día en que se inauguraba la iglesia constante, favorecida por la tradición y la identidad de lengua y
de éstos. cultura.
De Ecuador llegaba ayuda a los revolucionarios liberales de Colombia, de Ecuador llegan armas y
pertrechos para las tropas liberales, de Ecuador llegan libros y panfletos irreligiosos, de
Ecuador llegarán religiosos y hasta obispos perseguidos por el furor antieclesiástico del
gobierno. Acoge a monseñor Schumacher, expulsado de su diócesis de Portoviejo, y lo
defenderá como a hermano querido; acoge a los capuchinos perseguidos, a los que encomendará
muchas de las misiones apostólicas más exigentes; protege y ayuda a la hoy beata madre
Caridad Brader.
Desde el primer momento, el padre Ezequiel desvela en sus escritos y en su predicación las
insidias de quienes bajo el disfraz de la libertad del hombre quieren barrer toda piedad.
Afirma con fuerza la excelencia de la fe cristiana y los beneficios inmensos que ésta trae a los
hombres y a los pueblos. Los liberales se dan cuenta del peligro que para sus tácticas
constituye un obispo que habla con osadía y sin prudencias políticas. Para ellos será el blanco de
todas las diatribas y persecuciones. Los liberales comprendieron en seguida que era urgente
desprestigiar al obispo de Pasto.
—Ahora toda la saña de esos periódicos es contra mí. Me han puesto y me ponen de vuelta y
media. Números enteros no contienen otra cosa que insultos contra mí. ¡Bendito sea Dios!. Por
el contrario, los fieles de la diócesis y otros muchos cristianos prestaron al padre Ezequiel
adhesiones entusiastas. Entre éstas, una de las más significativas fue la del propio arzobispo
ecuatoriano de Quito, que se atrevió a publicar la primera de las pastorales aludidas en su
Boletín oficial. En cuanto a los obispos colombianos, muchos pensaban como el obispo de Pasto,
y la mayoría le apoyó siempre públicamente. Pero ninguno hasta entonces había denunciado las
persecuciones antirreligiosas de los liberales con la claridad y la fuerza con que él lo hacía.
Muy largas e insidiosas fueron las persecuciones que tuvo que sufrir. Pero lo más doloroso fue
sufrir la incomprensión y aun la persecución de algún obispo y las advertencias que llegaron de
Roma. Para quien la sumisión a la voz de la Iglesia era uno de sus principios básicos de vida
espiritual, constituyó una tortura íntima, la más lacerante.

15
Conflicto del Colegio de Tulcán: Junto a la frontera, en Tulcán (Ecuador), regía
un colegio Rosendo Mora, educador irreligioso. Casi todos sus alumnos provenían
de la diócesis de Pasto y ya el obispo anterior había prohibido a sus feligreses,
bajo graves censuras eclesiásticas, llevar a sus hijos a tal colegio. Monseñor
Moreno se vio obligado en conciencia a renovar la prohibición dada por su
Dibujo de René antecesor. Pero Federico González Suárez, obispo de Ibarra, diócesis a la que
Paglinawan, OAR.
pertenecía Tulcán, puso el grito en el cielo acusando en la prensa al padre
Ezequiel de invadir su jurisdicción y llevó hasta Roma sus quejas. El padre Ezequiel prefirió
callar y no dar pábulo a la alegría de los liberales al ver enfrentados a dos obispos. Se limitó a
informar a la Santa Sede. Llega en abril de 1898 la sentencia: «que el obispo de Pasto desista
de su actitud belicosa contra el colegio de Tulcán». El obispo de Pasto, cuando tuvo
conocimiento de la sentencia, la aplicó inmediatamente. Los liberales cantaron triunfo y se
burlaron de los católicos: aquella aprobación vaticana del colegio de Tulcán, decían, era una
aprobación práctica del liberalismo. El clero de Pasto elevó a León XIII una exposición del
asunto, haciendo ver que «estos enemigos declarados del magisterio infalible del Romano
Pontífice, hoy lo invocan irónicamente para hacer creer a los pueblos que el Papa infalible acaba
de autorizar las tantas veces condenadas doctrinas liberales».
No quería crear ningún problema. Y como le correspondía realizar la visita ad limina a Roma,
aprovecharía para renunciar a su sede. Ya en Roma, el 6 de setiembre presentó en la Santa
Sede el documento de su renuncia. Tras una larga investigación, recibe la sentencia, en que se
reconocía su “perfectísimo derecho de mantener la prohibición”. Su regreso a Pasto fue con
arcos de triunfo y cantos, banderas y discursos, a los que tuvo que contestar con una carta
pastoral: —No os figuréis que deseemos ni queramos que esos honores terminen en nuestra
pobre persona. El honor y la gloria son para solo Dios: Soli Deo honor et gloria (Sal 115,1).
Un pacifismo claudicante: Ya desde fines de 1899 pudo verse que la guerra civil iba a
encenderse en Colombia. Tropas ecuatorianas entraban en el sur de Colombia y el gobierno del
Ecuador prestaba su ayuda a las fuerzas colombianas rebeldes impulsadas por el espíritu
liberal y antirreligioso. Por ello el obispo de Pasto publicó sobre el tema varias cartas y
circulares, con el fin de que «se piense a lo católico respecto de la guerra actual». En la
victoria del ejército colombiano sobre los liberales rebeldes y sobre los ecuatorianos cómplices
tuvo buena parte el obispo de Pasto, con sus ardientes escritos, en los que expuso la doctrina
de la Iglesia acerca del liberalismo y las condiciones de la guerra justa. Los liberales
ecuatorianos y colombianos sentían la apremiante necesidad de silenciarlo y apartarlo como
fuese. La Santa Sede inició conversaciones con el Gobierno ecuatoriano. Para no dificultarlas,
se transmitió al padre Ezequiel: «quiere Su Santidad que usted se abstenga de toda publicación
u otros actos cualquiera». De nuevo una lucha de conciencia.
—¿Qué hago yo de obispo de Pasto? Si tuviera dinero, iría de nuevo a Europa, a ver si me
admiten la renuncia, o me rehabilitan de algún modo, porque aquí ¿qué provecho podré hacer?
Los pueblos no saben más que esas cosas que se dicen del obispo y que el papa lo ha hecho
callar, porque los liberales se han quejado de él.
En septiembre el delegado apostólico le hacía llegar una nota en la que le expresaba la
satisfacción del Papa por su obediencia, le reiteraba la orden de seguir callado y le apremiaba a
que silenciase «la campaña que el clero de Pasto ha emprendido contra el Gobierno del
Ecuador». Por su parte, el Gobierno ecuatoriano, en 1903, envió a Bogotá a su vicepresidente
para que gestionara la deposición del obispo de Pasto.

16
Los liberales colombianos, que habiendo perdido en la guerra estaban a punto de ganar en la
paz, comprendieron en seguida que la concordia por ellos propugnada no era posible sin el previo
aplastamiento del obispo de Pasto. Era necesario acabar de una vez con aquellas cartas
pastorales y circulares que suscitaban el entusiasmo de los católicos, y eran publicadas y
reimpresas aquí y allá, con el apoyo de un buen número de obispos.
La prensa liberal, dada la urgencia del caso, se aprestó con toda solicitud al linchamiento de
fray Ezequiel. El obispo Moreno era un fraile ignorante, incapaz de comprender las libertades
modernas, y que para «firmar los mil disparates que publica en sus cartillas pastorales necesita
de mano extraña». El pobre obispo de Pasto pertenece «a esa cáfila de frailes importados de
España y rechazados hoy de allá y de todas las naciones civilizadas».
Por esas fechas, en conspiraciones de Bogotá, se intrigó cuanto se pudo para conseguir la
deposición del obispo de Pasto, llegando a formarse una terna de candidatos a la sustitución. De
Tulcán llegaban amenazas más claras:
—Si no retiran de Pasto al fraile Moreno, ya sabremos nosotros cómo retirarlo.
La eliminación física del padre Ezequiel era una posibilidad que sus enemigos no descartaban. El
padre Julián Moreno vio en una ocasión, al abrir la puerta de la habitación del obispo, al padre
Ezequiel y a un frustrado asesino que, arrodillado y todavía con el cuchillo en la mano, le pedía
perdón.
Una concordia desconcertante: En noviembre de 1904 llega a Bogotá un nuevo delegado
apostólico con la misión de facilitar al presidente de Colombia sus esfuerzos en favor de la paz.
Al menos así se presenta la pretendida “concordia”, un intento de llegar a un consenso.
Monseñor Ragonesi, a las tres semanas de su llegada, envía al obispo de Pasto unas
instrucciones precisas. Según ellas, debe abstenerse de toda intervención en temas de política
y, atendiendo a los deseos del Papa, debe apoyar con todos sus medios, con los demás obispos,
al presidente Reyes.
Así las cosas, un telegrama ambiguo de Roma produce gran confusión en los medios católicos,
pues con él pretenden justificar los liberales la nueva etapa de entreguismo a sus postulados.
Varios obispos lo advierten y lo lamentan. El padre Ezequiel envía un telegrama al presidente de
la república, precisando el sentido de la palabra concordia y asegurándole que en modo alguno el
Papa se reconciliaba con el liberalismo moderno.
El dicho telegrama cayó en Bogotá como una bomba. El gobierno envió un diplomático a Roma
para que obtuviera la deposición del obispo. Monseñor Ragonesi lo llamó y le obligó a escribir
una explicación pública del telegrama. Así lo hizo humilde y pacientemente, aunque sin
contrariar su propia conciencia. En todas estas luchas contó siempre con el apoyo de varios
obispos, y sobre todo con la adhesión entusiasta de su clero y de sus feligreses diocesanos. En
conjunto puede decirse que recibió aún más alabanzas que insultos.
Una mirada al interior: Pero lo más interesante de la vida de cualquier persona, especialmente
de los santos, es asomarse a su interior, percibir el latido íntimo, las fuerzas que motivan sus
acciones. ¡Qué rico panorama de dinamismo humano y divino, divino y humano! Su actividad tan
intensa provenía de manantial fecundo, fluía de una vida de oración continua, que dinamizaba su
actuar. Sabemos, desde luego, que dormía a menudo en el suelo, unas cinco horas, y que
dedicaba diariamente a la oración unas seis horas, distribuidas desde las cinco de la mañana en
diversos momentos del día. Durante la oración, como él mismo atestigua, el Señor le dejaba
normalmente sin consuelos sensibles en el desierto de la aridez:

17
—Es lo ordinario que nuestro buen Dios me tenga amándole sólo con la voluntad, sin que este
corazón sienta lo que la voluntad quiere. ¡Él sea bendito!
Su identificación con Cristo su Señor había llegado a lo más radical, pudiendo exclamar,
arrebatado, que no podía gloriarse de otra cosa que de la cruz de Cristo. Su especial devoción
al Corazón de Jesús -que campeaba en su escudo y que difundió por todos los medios- está en
esta experiencia de amor entregado. Ha llegado a una profunda simbiosis con los sentimientos
de Cristo. Sólo así se explica su deseo de participar en los dolores del Corazón de Cristo, en los
que se produjo la expiación suprema por el pecado del mundo. No puede evitar que cuando
escribe a las personas más cercanas en su vivencia espiritual, aflore en un estallido de pasión
espiritual, como un volcán lleno del fuego que le quema.
—Yo quiero sufrir en tu compañía, con tu divina gracia. Yo me compadezco de tus agonías, y te
las agradezco con toda mi alma y os amo, Jesús mío, os amo con todo mi corazón…
—Yo, Amado de mi alma, para imitaros, abrazo con el más tierno afecto los dolores, las
enfermedades, la pobreza y las humillaciones, y las considero como hermosas partecitas de tu
Cruz. Como vos, oh amor mío, quiero vivir pobre, ultrajado, menospreciado, adolorido, llagado de
pies a cabeza, clavado con Vos en la Cruz. Y si os place, llegar en ella, como Vos, hasta el
extremo de ser abandonado y privado de la sensible asistencia del Padre Celestial.
Comprendemos ahora el atrevimiento sin límites de su acción pastoral, únicamente buscando el
honor de Dios y el bien de los hombres. Y ese enamoramiento de Cristo nos abre al sentido de
su extremada pobreza, miseria casi, en sus ropas personales, escasas, viejas y remendadas;
frugalidad en sus comidas; austeridad absoluta en sus viajes -absteniéndose a veces de visitar
santuarios o familiares, o de acudir a restaurantes, alojándose en conventos pobres, o de
socorrer a sus propios parientes necesitados; privaciones personales máximas para máximas
limosnas a los pobres... Con tal de gozar del amor de Cristo, todo lo demás le parecía nada (Flp
3,8). — ¡Oh Jesús de mi alma! Déjame amarte así, aprisa, aprisa, por si me queda poco tiempo y
por el tiempo que he perdido! ¡Oh, sí, sí, Jesús mío; déjame amarte a montones, no poco a poco;
quiero más, más!.
Enfermedad y muerte: A mediados de 1905 se siente cansado, con una llaga en el paladar que
sangra y que no cierra, aunque él intenta llevar su vida de trabajo. En octubre el diagnóstico es
claro: es cáncer y hay que operar. — Me he puesto en manos de Dios. Él hará su santa voluntad.
Hay que descansar en lo que él quiera hacer. ¡Qué consolador es todo esto!, exclama. Una
comisión del clero le insta a acudir a España. Él les atiende. Llega a Madrid el 10 de febrero de
1906 y, ante el estado del enfermo, sus hermanos recoletos le urgen a operarse allí mismo, sin
ir a Barcelona. A los cuatro días, en el sanatorio del Rosario, el doctor Celestino Compaired lo
opera casi sin anestesia. Es una operación dolorosísima, con cauterizaciones al rojo vivo, con
raspaduras. Todo lo soporta el enfermo con paz absoluta, exclamando de vez en cuando:
—“Bendito sea Dios”, “Dios mío, dadme resignación para sufrir por
vos”. Es un santo, decían en la clínica. De nuevo el 29 de marzo se repite
la operación. Todo resultó inútil. Se agravaba el enfermo, continuaban los
dolores. El cáncer avanzaba inexorable. Ya había perdido un oído y
hablaba con dificultad. Su decisión es clara: Me voy a morir a los pies de
mi madre la Virgen del Camino. Siempre vivió como agustino recoleto,
Con el doctor Compaired y
buscó la compañía de sus hermanos, vistió el hábito. Ahora podía volver a
otras personas, a la entrada
del Sanatorio del Rosario, en su añorada celda conventual, anegado en su vida interior. El 31 de mayo
Madrid, la víspera de la sale en tren rumbo a Monteagudo, adonde llega al día siguiente.
intervención.

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Sus dolores son atroces, pero en todo el tiempo de la enfermedad no se
le observa ni un acto de impaciencia ni perder un momento su dulzura
habitual y su modo de ser. Hasta el 19 de junio pudo levantarse y hasta
pasear por la huerta. Después ya no salió de su celda. Vive ensimismado
En Madrid, después de la
en su oración, más allá de las realidades de este mundo. Mira con ternura operación. Elige una celda
al crucifijo, acaricia alguna estampa de María. Casi el último día de su austera, con una pequeña
tribuna que le permite ver el
vida escribe penosamente un telegrama de agradecimiento al Papa, de sagrario y el camarín de la
quien ha recibido una bendición. Siempre hijo fiel de la Iglesia. Virgen.
El 18 de agosto pasa una noche muy agitada. Hasta que a las seis de la
mañana se sienta en la cama, arregla cuidadosamente las ropas, alisándolas y estirándolas bien.
Queda inmóvil un par de horas, en absoluta tranquilidad. Y a las ocho y media, teniendo 58 años
de edad, descansa en el Señor.
Su fama de santidad ha pervivido intensa tanto entre sus hermanos
religiosos como aún más en el sencillo pueblo cristiano, que no le
olvida. Pocos obispos han alegrado y confortado tanto con sus
acciones a los católicos fieles. En 1910 se abrió el proceso de
Glorificación de san Ezequiel. Óleo
canonización en Tarazona. En 1975 es beatificado por Pablo VI. Y el
de Juan Barba. Monteagudo papa Juan Pablo II lo canoniza en Santo Domingo, el 11 de octubre
(Navarra, España). de 1992, en el V Centenario de la evangelización de América.
http://www.sanperegrino.com.ar/protector.swf

SAN EZEQUIEL MORENO - 1848-1906 - 1. ORACIÓN


• Agustino Recoleto
• Obispo de Pasto, Colombia
• Nacionalidad: española
• Festividad: 19 de agosto
• Fecha beatificación: 1 de noviembre de 1975 por el Papa Pablo VI
• Fecha canonización: 11 de octubre de 1992 por el Papa Juan Pablo II

"¡Jesús de mi alma! ¿Que hago para amarte mucho? Dime, Bien mío, dime…
¿Qué hago? ¿Por que, buen Jesús, por que no obras el prodigio de matarme
de amor hacia ti? ¡Ven, Jesús mío, ven y sacia mi pobre alma! ¡Ven y
andemos juntos por estos montes y valles cantando amor!.... ¡Que yo oiga tu
voz en el ruido de los ríos, de los torrentes, de las cascadas! ¡Que me llame
hacia ti el suave roce de las hojas de los árboles agitadas por el viento!...
¡Que te vea Bien mío en la hermosura de las flores! ¡Que los ardientes rayos
del sol de la costa sean fríos, muy fríos, comparados con los rayos de amor
que me lance tu Corazón! ¡Que las gotas de agua que me han caído y me
caigan sean pedacitos de tu amor que me hagan prorrumpir en otros tantos
actos de ese amor! ¡Que mi sed y mi cansancio y mis privaciones y mis
fatigas, sean.... ¿que amor mío, que han de ser? ¡Ah! Ya lo se y Tú me lo has
inspirado!... ¡que sean suspiros de mi alma enamorada, cariños, amor mío,
ternuras, afectos, rachas huracanadas de amor, pero loco… Jesús mío, amor
loco!... ¡Te lo he pedido tantas veces!... ¿Cuándo, mi Jesús, cuando me oyes?
¡Ah! ¡Te amo de todos modos.... Si, Jesús mío, de todos modos te amo."
(De una carta de San Ezequiel)

http://www.devocionario.com/santos/ezequiel_1.html

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