Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
despreocupado por sus hijos. Hacía días que habían dejado de oírse las bulliciosas hordas
departiendo a su espalda, quizás porque el vacío amedrenta, quizás porque la muerte se presiente,
no sabía, pero lo que aquel hombre endurecido si tenía claro es que no quedaba marcado camino
de regreso para ninguno de sus valientes en aquellas extensiones de polvorienta arena que
ocupaban de horizonte a horizonte. Nunca lo hubo, y lo peor es que todos lo sabían ya, porque el
atisbo del mal se filtra como el rocío por las rendijas de la vida. Sin embargo, en un tácito
acuerdo, nadie hablaba de ello, nadie se lamentaba ni oía el soplo singularmente desecado de una
voz de queja a través de los labios del compañero. No restaba agua para mojar tanta saliva como
sería necesaria para lanzar los porqués en el sitio donde habían ido a parar aquel día de Agosto,
el 156 desde que abandonaran las agradables praderas, muy lejos ya en alguna dirección que casi
resultaba fábula o fantasía. El pasado parecía tan enterrado como las piedras en aquella vastedad
uniforme.
Y sin embargo la legión seguía adelante, casi sin vida ya salvo en la sangre aterronada que
aun manaba por cada vena, seguía adelante mirando la cansada espalda de su líder. Era una
comitiva enorme y desesperada, ralentizada tanto como el latido del alma, pero no hay que
engañarse con las apariencias. Las cimitarras estaban empolvadas, las armaduras pesaban mucho
más de lo habitual, las cotas de malla deshilachadas, y sin embargo aquello, simplemente por
inercia, seguía siendo un ejército dispuesto al combate, una unidad autosuficiente capaz de
infringir un daño enorme al enemigo… más ¿a qué enemigo? ¿Dónde estaba? ¿En qué atalaya
apostaba sus vigías y arqueros? No habían llegado a verlo en toda la campaña pese a la sensación
tan iguales a las demás como cualquier otra, el gran hombre se detuvo oteando en direcciones
iguales, indistintas. Levantó su brazo, gritó unas palabras y todos tras él, aquellos centenares de
miles de soldados, cesaron su caminar como una procesión de espectros mientras las voces de los
Miró de nuevo a un lado, miró al otro, mas nada cambiaba por mucho que se buscase.
Hacía días que su montura, la última y más querida, había sido sacrificada para comer, la sangre
para beber, la vida para compartir, así que no tuvo que descabalgar, sino mantenerse a ras de
aquel suelo que hollaba con todos como uno más, evitando la terrible visión de la fosa común
que lo comenzaba a insinuarse como último destino para todos. Simplemente se movió unos
pasos con sus piernas hinchadas de esfuerzo, pero no más que las de cualquiera de sus hombres.
Después habló al soldado que con paso calmo, dispuesto a recibir órdenes, se había acercado a su
diestra.
- Saulo, por la Santa Catedral, ¿dónde estamos? ¿A dónde hemos venido a parar
estos días, sin duda. – miró al horizonte imponente, rojizo a la luz del sol como el suelo
supo mantener la cordura, pero esta vez algo se resentía muy dentro, algo que se
desmoronaba como una torre de naipes al paso plomizo del viento tenue que ulula, que
hastía. No había ya planes, ni arengas, no quedaba solaz para los hombres… sólo destino
por oleadas. Un destino que se les empezó a echar encima el día que contra los augurios de
druídas y sabios se internaron en las tierras prohibidas que lo rodeaban todo desde los
tiempos del Gran Golpe, justo por debajo de las llanuras coronadas por lenguas glaciares
que sepultaban el pasado del mundo en lo que un día se llamó Europa. Hubo una zona
llamada Galia, una Germania, Países bajos… había leído mucho sobre eso ¡Qué lejano
sonaba todo ya! Pensó en lo que su jefe le había pedido, y encontró una respuesta. – Creo
que sólo hay un hombre en toda la legión que sepa responder a esa pregunta, mi señor.
mando mucho más tiempo del que quisiera, pero ya te contará él. Lo haré venir.
De entre los restos harapientos y empolvados de lo que otrora fue una tropa perfecta,
refinada y elegante, cargada de estandartes repujados en plata y oro que yacían tirados, surgió un
hombre viejo, cansado, lleno de arrugas, pero de mirada viva como pocas entre tanta desazón. Se
inclinó ante su jefe y la reverencia fue correspondida con un ademán de éste, sorprendido por su
edad, que le conminó a levantarse. No eran momentos para guardar las formas, y sí de hablar.
Shamal, en comunión con sus hombres, había abandonado ya todo resto de su realeza, quizás
debido también a la gruesa capa de polvo que cubría sus ropajes sudados y maltrechos de señor
único de las tierras conocidas. De hecho se sentía sucio y cansado como cualquiera, y en cierto
modo se daba cuenta de que, en la vecindad de la muerte, no había mucha diferencia entre el
menor de sus hombres y él. Sí, ¿quién es grande ante algo así? Pero sin embargo seguía
existiendo la diferencia, porque sólo al que lo es le corresponde el peso que comporta la toma de
- Dime, Druma, ¿es verdad que tu puedes responder a mis preguntas en estas
jornadas incomprensibles?
- Mi señor, soy viejo de cuerpo, pero mi mente sigue aun joven y vigorosa.
Antes de ser lo que ves fui un hombre ilustrado, y también exploré los secretos mágicos.
- Hablas bien para ser un soldado. ¿Cómo es que permaneces en mis legiones
siendo tan culto y viejo? – el hombre, en un gesto que respondía a la pregunta, se subió una
de sus mangas y dejó ver un tatuaje inconfundible grabado al fuego. Era un círculo sobre el
que se había inscrito un aspa, el emblema de los presidiarios. A veces aún le dolía. Shamal
lo miró sorprendido.
- Hace años cometí una torpeza que llevo mucho queriendo aliviar, y por la que
los jueces de La Orden me condenaron a servicio de armas de por vida. Aquello ya estaría
casi olvidado, de no ser porque cada mañana me encuentro a mí mismo al lado de esta
cimitarra que me posee. Ya casi pesa más que yo, y sin embargo aquí la tengo.
- Pues óyeme bien, viejo. Si hoy me ayudas a ver el modo de salir de aquí
podrás seguir tu vida liberado de toda culpa, fuese cual fuese tu crimen, por el cual no te
preguntaré. Habrás cumplido con tu penitencia salvando muchas vidas. ¿Lo has entendido?
generosidad, pero eso me hace intuir que tus preguntas no serán fáciles.
- Así es.
- Bien, pues para eso me has hecho venir, y yo estoy preparado. Házmelas saber
cuando gustes.
- ¡Saulo!
- ¡Dí, mi señor!
- Que los hombres descansen. La noche caerá pronto, y no parece que vayamos
las dunas. Manda a algunos a supervisar los alrededores y pon vigías en las cumbres. No
tengo ni idea de quién se aventuraría a acercarse hasta aquí, pero más vale no bajar la
guardia.
Al pie de una jaima que se iba levantando por sirvientes avezados ambos hombres se
sentaron. Les fueron tendidas unas alfombras, y sobre ellas cojines mullidos donde reposaron sin
el contacto de la fantasmal arena, casi tan fina y roja cual sangre en aquel crepúsculo hermoso y
raro, uno más entre el variado repertorio con que la naturaleza intentaba deleitarlos cada
atardecer a la manera de la serpiente cobra que hipnotiza a su presa. No, no era un deleite bueno,
cielos… sempiterna soledad de parajes vedados donde incluso los carroñeros habían sido
devorados por el vacío hace tiempo y los escorpiones reducidos a polvo que se respiraba en el
viento para empaño del espíritu. Dicen que el desierto no tiene vida, pero eso es falso. La tiene, y
duele. Es en sí mismo una bestia enorme que poco a poco te mata hasta la desesperación, y está
demasiado secos ya, pero igualmente sanos y nutritivos. Sin duda los mejores que aun quedaban
en aquel ejército perdido en medio de ninguna parte. Los tomó con deleite, sin prisa, de un modo
sabio, sin quemar energía ni para reparar el cuerpo. Estaban muy duros ya, y sin embargo
líquido transparente, más caro que el oro. Hacía días que los vinos y manjares se habían
acabado, y se valoraba cada gota de agua como si fuese diamante. Su voz mientras servía
era oscura, pausada… muy baja y desanimada. Druma escuchaba muy atento, sabedor de
que, por azares del destino, le tocaba tomar parte en cualquiera que fuese el designio de la
tropa. Todos nacemos para algo, y la mayoría de las veces a uno le queda la duda de para
había ido gran parte de su tiempo sin que pudiese realizar ni la más mínima parte de sus
sueños. Siempre luchando, siempre esclavizado por el deber impuesto… siempre fustigado
resultaba importante de nuevo entre tantos hombres, distinto. Aunque carecía ya de ego,
bien muerto con los años como había sido propósito de los jueces, no podía evitar una tensa
sonrisa de ironía. El gran hombre la hablaba, y eso era mucho más de lo esperado en aquel
día tan feo como los demás. Lo oía, sí, y muy atento. – Estoy cansado de luchar, de
perseguir enemigos… de ver morir a mis amigos y consolar esposas a la vuelta. Estoy muy,
muy cansado, y me doy cuenta de que, no sólo una gran parte de mi propósito ha sido un
error, sino de que nuestra misma presencia en estas tierras baldías también lo es. Dime,
¿qué he de hacer para conseguir que todos esos hombres vuelvan a sus casas con sus
mujeres e hijos? No quiero que esta tragedia acabe también sobre mis espaldas, pero me lo
veo venir, y me aterroriza. En mi vida he fabricado más viudas y huérfanos que cualquier
hombres sabios detrás de mí que me ayudan a diario, pero con la inteligencia no somos
capaces de hallar solución a este misterio. ¿Puedes tu con la sabiduría que te atribuyen?
- Mi señor, lo que pides es justo y te honra como persona, mas no se si mis
posibilidades, pero pienso que quizás todo lo que ocurre sea debido al tamaño del enemigo
- Tan sólo que hay cosas que no se pueden lograr. Después de acabar con las
guerras que asolaban nuestro mundo y de tomar el control de naciones enteras para formar
lo que hoy es tu dominio te propusiste ir más allá. Quisiste ser el artífice del mayor bien de
tu tiempo, y para ello te marcaste la meta de acabar con la raíz de los males que asolan al
hombre desde sus comienzos, eso bien lo sabe el pueblo porque siempre has sido
transparente. Sin duda es una tarea que te honra y que habla muy bien de quien eres, mi
señor, pero todo de repente se ha vuelto contra ti y finalmente el ansia por hallar a ese
enemigo te está matando con lentitud. Es una guerra que estás perdiendo en un campo de
batalla que no parece a tu alcance. Tú, aunque sin duda fuerte como un toro, no eres eterno
como la Catedral de Fresas, y ahí radica la gran diferencia. – El jefe pensaba las palabras, y
las conclusiones le llegaban con facilidad. A veces se necesita que alguien te hable claro
- Si…. Es posible. Inicié esta cruzada pese a los consejos de mis sabios porque
pensé que tenía el poder para triunfar donde nadie lo había hecho nunca. Cuando aquel día
partimos rumbo a las arenas blancas jamás pensé en nada que no fuese cambiar el destino
del hombre ¿Mas, cuál es ese enemigo real y qué cara tiene? Sé que está aquí, pero ¿qué
desde el principio, y ha aprendido a adquirir todas las formas. Por eso pervive allende las
eras, y por eso te rodea, mina a tus hombres sin comparecer en batalla y ni tan siquiera le
ves. Vamos por nuestro camino dejando un reguero de cadáveres sin enterrar que la luna
hiela y el sol quema con saña, reduciendo tus efectivos constantemente, pese a lo cual
siguen siendo innumerables, mas no olvides que finitos. En el fondo todos sabemos ahí
nombre por no invocarlo. Me cuesta trabajo creer que no te lo imaginas y que hayas
comparecido en este campo sin tener una idea cierta de aquello que venías a enfrentar, si
me permites decirlo.
- Si, tienes razón, viejo guerrero. Sé quién es ese enemigo. Es el dador del
tiempo, el arquitecto de las horas… pero algo muy dentro de mí se niega a pensar que todo
esto vaya a acabar de un modo tan sucio. En el fondo creo que, si tiene algo de la grandeza
merecido.
- Mi señor, lo que uno se merece o no raras veces tiene que ver con lo que
sesgado, se levantó del suelo y miró alrededor arrogante. Sus hombres estaban por todos
lados, bullían en silencio acomodándose para pasar la fría noche en grupos apilados entre el
traga hasta el eco. Dentro de cada uno de esos pequeños grupos unos a otros se miraban
temerosos, calculando cuantos de ellos amanecerían con vida después de que la extraña
escarcha de media noche hiciera su tarea, como ayer, como al otro.... Jamás había visto
aquella mirada en sus capitanes, y eso lo ofuscaba, porque los había tenido a su lado en
situaciones terribles. Lo que ocurre es que lo difícil nada tiene que ver con lo imposible o
con su apariencia, y en esos momentos todo cambia. Miró sus manos y las vio
eras y ese designio de ironía que nos hiela desde que el reloj de piedra existe y somos
conscientes de su existencia. Buscas hacernos libres y conseguir que por una vez el hombre
supere la cifra final de su reinado temporal, sacarnos de la depresión de una muerte cierta
- Viejo… nos fue concedido conocer esos ciclos por algo. La última vez casi
nos arrasa, pero gracias a La Orden y su inmensa obra hemos aprendido lo que significa la
espera. Ellos fueron los primeros que perpetuaron la existencia de esa fecha, y eso es un
paso de gigante, porque nos permite afrontar la vida de modo muy distinto. De nada sirve
crear imperios que se irán como paja al viento, amigo mío. Mi lucha en la tierra de los
hombres ha acabado porque los he unificado del todo, sin más, pero no fue por ostentar el
mundo, sino por evitar el sufrimiento de estar divididos y sin causa común cuando llegan
que ese reloj eterno que has nombrado llegue a su punto álgido en la oscuridad de la gran
Catedral.
- Cierto es, pero piensa que somos pequeños, mi señor, y quizás no estemos a la
altura de conocer los grandes secretos. ¿Por qué íbamos a estarlo? Sólo hemos alcanzado a
vislumbrar la existencia de los caminos oscuros, pero ello no implica que tengamos el
derecho o el poder de llegar a mirar el rostro de quien los trazó y que se puede ocultar en
- ¡Los secretos nos pertenecen! ¡Hemos pagado con sangre muchas veces ya!
¡Demasiadas! Las escrituras dicen que la última vez perecieron casi seis billones de
personas. ¿Sabes cuanta gente es eso? Solo busco tener la oportunidad de ver una puerta
abierta al final del túnel, nada más, y agarrarme a ella para mirar al otro lado y acabar con
esto. El Ciego lo vio claro en su día y avanzó mucho desvelándonos la existencia de los
ciclos. Ahora hay que seguir y dar el salto definitivo… o perecer intentándolo. Es la gran
a quien mueve los hilos desde que el tiempo es tiempo, el por qué de que las cosas estén
oportunidad tan sólo por tu tamaño como hombre, más no por tu deseo.
- Nada. Tan sólo que quizás no sea tenido en cuenta por quien los escucha,
- En verdad no soy más grande que tu, Druma. Lo que ocurre es que he tomado
determinaciones donde esos otros ni siquiera se detuvieron a pensar, y eso enerva a las
mentes conservadoras. Desde que era pequeño y aprendía las ciencias me di cuenta de que
ese no era el camino, que algo se escapaba, ya que tanto estudio sólo permitía aumentar
muestran inmutables. ¡Pero para sobrevivir hay que llegar a la base de las reglas mismas y
modificarlas a nuestra medida! ¡Eso es imposible con la ciencia porque ella misma está
inmersa en sus principios, construida a su amparo! ¿Es que no lo ves? ¡Necesitamos otro
punto de vista para hacer las cosas, porque el antiguo deja de tener vigor cuando se llega
tan profundo…! Ya hace mucho que fracasó la filosofía, después lo hizo la matemática, la
física… ¡hasta la religión nos deja solos ante el infinito! Nada explica el universo, y en
todas las disciplinas, además, estamos siempre pendientes de un hilo que no sabemos a
donde conduce pese a nuestros esfuerzos. ¿Y sabes? es por ello que opté por esta empresa,
por sorprender, por salirme de cualquier guión escrito y hacer que, por una vez, el escritor
que determina el futuro de nuestras líneas tenga que seguirnos a nosotros en lugar de
nosotros a él. Yo pretendo… hacer algo distinto que él no se espere para así poder cogerlo
- Sí, te entiendo. Y te digo que si en verdad ese ser poderoso está escribiendo en
estos días sin duda se estará fijando en lo que estás haciendo, porque no hubiese pasado por
su mente hacer que su gran rey se fuese con todo su ejército a una muerte segura y
que acabas de decir… y eso no sería bueno para ti. Pero ahora lo puedo entender, sé por
qué lo haces, y no tienes nada que temer, pero por favor, no creas que me volví loco ni me
taches de irresponsable con tus palabras. Soy rey y dirijo un mundo entero. Todo está bien
previsto, incluso mi muerte, no temas por eso. ¡Pero teme en cambio por el fin de la cuenta
larga…! porque entonces con rey o sin rey, con protección o sin ella, todos tus
descendientes, los míos, los de esos hombres… todos sin excepción, millón a millón,
volverán a ser fulminados por el ciclo. Es lo que pretendo evitar entregándome a esta causa.
descubierto entre mis hombres en este día confuso, pero dime una cosa. ¿De verdad,
como sabio que eres, crees eso después de observar cada día el tránsito de las estrellas,
de energía entre los universos… ¿No lo ves? ¿No lo sientes? ¿O es que la proximidad
porque pienso como tu, más deseaba saber si albergas aun dudas. Efectivamente, en
respuesta a tu razonamiento, admito que toda maquinaria precisa de sus leyes, y éstas
tuvieron que ser creadas, no pudieron aparecer por pura magia como a veces se aduce en lo
que no es más que un símbolo de debilidad humana, incapaz de entender la grandeza del
esquema.
de acuerdo con un plan preciso que requiere mucha capacidad y atención. Ese plan tuvo
que ser trazado por alguien… y ese alguien es quien lo modifica sin que lo notemos porque
- Al final, como dices, me he topado con la fe, si, pero muy al contrario de otras
creencias más comunes la iglesia que llevo en mi corazón propugna la libertad del hombre
dentro de la enorme y ordenada casa de ese Dios que no nos deja crecer, al parecer por
miedo a nuestra pubertad, a un posible esplendor que nos permita rivalizar con él. Yo
pienso que… se nos teme Druma, se nos mantiene alejados y pequeños para evitar que nos
hagamos grandes. Como ves hay una gran diferencia con las religiones sumisas y
seguidoras de un sistema tan bien diseñado y metido en nuestra conciencia que no nos deja
ver todo lo genocida y vil que hay detrás. Hacen que no veamos nada de lo que ocurre. ¿No
te das cuenta? ¿No ves que es así? A la libertad de movernos libremente sin ataduras, a la
realización de ocupar el sitio para el que fuimos hechos por la naturaleza es a la que
remedio.
pero no nos dio la eternidad ni nos permitió comer de la fruta de la sabiduría. Es algo
consustancial en todas las religiones, ¿verdad? ¿No es evidente el por qué de esto? ¿O crees
que de verdad iba a permitir que su hijo se encumbrara algún día hasta hacerlo temblar en
sus cimientos? Él nos dio la vida… y una muerte tan cierta como que hay día. – Por un
- Druma… la presencia de los ciclos debe acabar. Detrás de ellos hay una
entidad pensante, y yo la voy a encontrar porque le he lanzado mi reto, y creo que, si fuese
ella, no podría soportar en mi orgullo esa ofensa de alguien tan pequeño. Querrá saber de
- Ojalá sea así y no pequemos de una soberbia tan ínfima que ni se percate de
nuestra presencia.
te he dicho es ni más ni menos que el motor que me mueve, pero he de aceptar ya que ideé
este viaje y lo he desarrollado con vuestra aquiescencia, sin la menor pega, pero ahora me
pesa haberos mezclado y me doy cuenta de que debo salvar vuestra vida y buscar otro
- ¿Quieres regresar?
- Sí.
- Dila pues.
- Podrás. Lo sé. El hecho de que estés aquí hoy debe ser por algo.
- Y ahora dime ¿Y esta abominación? ¿Esta arena que parece harina….? ¿Qué
es?
- Mi señor…. Esa arena… Hay un dicho en los pueblos del sur, de donde yo
provengo. Desde allí hemos visto siempre su color hiriendo el horizonte, y más de uno se
ha aventurado en sus dominios. Se dice “la arena que te lleva no la mueve el viento”, y es
fácil conocer lo que significa. ¿de verdad quieres saber qué es?
verdad, la que se me escapa. – El viejo sintió compasión del gran hombre. Se le acercó y le
habló en voz muy baja, con el deseo de que nadie más oyese lo que iba a decir.
- ¿Polvo?
aquí la muerte. Todo lo que pisamos desde hace días son los restos de un número
inimaginable de civilizaciones enteras que aquí vinieron a perecer. No eres el primero que
intenta cambiar el destino del hombre… y tampoco sabemos si serás el último. – Shamal
abrió los ojos mucho, después respiró muy hondo y terminó por agachar la barbilla. De
repente estaba muy abatido, demasiado para permitir que sus hombres lo viesen, pero era
seguían sin preguntar. – Mi señor, cuando nos internamos en este lugar terrible
abandonamos incluso nuestro mundo… Ya no se dónde estamos, pero sí que es verdad que
- No, mi señor, hay esperanza, eso siempre, seguro. Lo que si es cierto es que
- ¿Y cómo puedo? Has visto igual que yo que nuestros pasos no quedan
marcados, que ese sol extraño cambia todos los días su posición impidiendo trazar un
rumbo… que la noche se ha tragado las estrellas y sólo nos entrega bruma gélida que
mortales, que allí donde no hay nada él ve una salida, un triunfo. Quizás todo esto ocurra
¿No pensarías vencer semejante batalla sin rondar la tragedia, sin entregar almas a cambio,
verdad?
será narrada en parte con espanto debido precisamente al número de almas que ya he
entregado, amigo mío. – Ahora se alzó el viejo, y con reverencia levantó un puñado de
arena blanca que dejó escaparse de su puño cerrado ante los ojos de su jefe poco a poco,
desgranándola como el chorro de un viejo reloj. Volaba y caía ante los ojos de Kamel y los
sirvientes que los miraban atentos sin querer oír nada. Clavó la mirada en los ojos de su
rey.
Era alto y muy delgado, con una barba negra poblada que se notaba desde la distancia. Su
paso parecía decidido, sin duda propio de una persona bien alimentada, y desde luego venía
solo, lo cual podía significar la cercanía de algún lugar fuera ya del maldito desierto, pensó
Kamel Shamal. Sus pasos apenas se marcaban en la arena, que parecía apresurarse a borrar
toda huella. Nada nuevo. Pasó entre los hombres que lo miraban con suma curiosidad.
peligro, dio orden de dejarle pasar. Poco después estaba erguido delante del conquistador y
- Soy un humilde emisario de alguien muy antiguo que puede acercarte a lo que
- ¿Y acaso ese señor no tiene suficientes ojos para mirarme a la cara que utiliza
desea mal alguno para ti ni para los tuyos, y me manda para ofrecerte un camino que espera
sea de tu agrado.
- Puede.
- Y dime, emisario… ¿Tu gran señor del rostro diplomáticamente oculto ofreció
la misma salida antes a alguno de los desgraciados que llegaron aquí antes que yo? – hizo
un ademán hacia las dunas - ¿A los que dejaron aquí su piel y sus huesos? – el hombre
miró, pero sus ojos no delataban sorpresa alguna ni parecían resentirse ante el embate. Era
- No… A todos no. Pero como obviamente deduces, mi señor es muy viejo, y
son muchos los hechos que han pasado por su mirada hasta hoy. No te extrañes de que haya
tenido tantos… encuentros. Audaces, como tu, siempre hubo, y también temerarios,
están en este, pero algunos reposan para siempre entre las arenas. – levantó su dedo índice
y se lo llevó hasta la sien – Tu mente te grita la verdad, aunque no desees oírla. Lo que
quien sirves con tanta veneración ha dedicado su tiempo a no permitir jamás que alguien
pudiese enfrentarlo?
inteligencia crees que alguien tan poderoso sólo se dedica a prestar atención a la
maquinaria humana. Shamal, eres valiente, pero también arrogante. Tu, al igual que los
otros, no tienes la altura suficiente para alcanzar el nivel de los ojos de mi señor. Esa es la
realidad. Y te costará mucho medir lo que acabas de decir sin escucharme antes.
- ¿Un trabajo? Empiezo a pensar que todo esto es un sueño, una locura del
desierto. Tengo ahí detrás 300.000 hombres dispuestos todo, y sólo se le ocurre
puede reducir la cifra de tus hombres a una docena en apenas días y sin esfuerzo alguno. Es
- Desconozco ese poder y no lo quiero. Tan sólo deseo justicia, equilibrar los
hechos del mundo… Necesito hallar el modo de que de alguna manera alguien pare los
crímenes contra el hombre y le restituya sus derechos de vida… Pero está claro que tengo
que volver a pensar el modo, porque aquí, entre estas arenas, estoy en clara desventaja y ya
sólo me mueve el deseo de llevar de vuelta a mis hombres. Si eso es posible, escucharé esa
propuesta.
- A una jornada hay una gran extensión que te llamará mucho la atención. En
ella hay una planta. Es única en todo el mundo. Tiene cualidades extraordinarias, pero para
encontrarla deberás dejar aquí a tus hombres y partir sólo hasta ese sitio especial.
Únicamente allí existe, y aun así no te será fácil entender su naturaleza y significado.
perdonará la vida de todos tus hombres. Contigo ya será otra cosa, pero eso únicamente os
atañe a vosotros. Ese es el trato que he venido a proponerte. – Kamel miró a su ejército,
cansado, agotado, cercano a la muerte - Ninguno de ellos dejará sus huesos en la arena,
volverán todos a sus casas y así la supervivencia de tu reino estará garantizada. Serás un
héroe de leyenda.
- Entonces seguiréis vagando por este desierto algún tiempo más. Desde mañana
mismo aumentaremos el calor, la noche será más fría y el agua desaparecerá de vuestras
reservas. Al mismo tiempo las heladas serán mucho más terribles y en dos lunas todos
estaréis muertos. No lo hagas, guerrero. Nada merece tantas vidas, ni siquiera tu ego.
- Tiene gracia que eso lo diga el emisario de alguien a quien la vida del hombre
le merece la misma estima que un puñado de terrible arena. - Kamel se levantó como
golpeado por una fusta. Estaba colérico, pero supo administrar su ira para no hacerla notar
en exceso ante quien sin duda daría buena cuenta de la conversación a alguien que había
rehuido comparecer. Lo que le estaba sugiriendo aquel hombre resultaba extraño, pero
también lo era la certeza de que los caminos estaban a punto de acabar de una manera que
aguas… mover el norte, plegar las dunas, estirar el cielo, aumentar la lámpara del Sol…?
¿Cegar las estrellas, endulzar los océanos, salar los ríos, emponzoñar el aire? Si, claro que
les faltará alimento ni agua mientras tu estés fuera. Tienes mi palabra, que es la misma de
aquel que me envía. Ahora extiende tu brazo y ten este pergamino. Te ayudará a reconocer
lo que buscas cuando llegue el momento. – Era un trozo enrollado de tejido marrón, muy
viejo y deshilachado lo que le tendía como sacado del viento. El guerrero lo cogió y
planta de la que te hablo verás aparecer signos y caracteres que se tornarán nítidos, como
- Creía que tu señor lo podía todo. ¿Por qué acude a un humano para realizar
esta tarea?
- Porque hay leyes en el mundo de los dioses que no te está concedido conocer,
- Leyes… Si. Supongo que habrá un montón de ellas. Me alegra saber que
- No te alegres por ello, guerrero. Quizás esos límites son los que te han llevado
a esta disquisición.
usurpado el conocimiento de esa planta sin más. ¿Sabes? Empiezo a tener interés por ver lo
- Ya veremos.
- Y así será. Pero ya sabrás a qué me refiero en su momento, porque que yo sepa
en ningún momento te he dicho que esto sería fácil. Y recuerda que debes ir en solitario.
de dar madia vuelta y decir unas últimas palabras mientras hendía su cayado en la arena
con un sonido sordo. No se supo de donde lo había sacado – No debes preocuparte ahora
por seleccionar ruta. Tu tiempo ya viene hacia ti, y será él quien te encuentre. – Después,
llevado por los vientos, desapareció súbitamente ante los ojos de todos. Aun se estaba
disipando el polvo cuando el pergamino se enrolló entre los dedos de kamel Shamal como
- ¡Saulo!
- Mi señor, dime.
- ¿Sólo?
- Lo haré, mi señor, pero… ¿por qué me das esa orden? Ya la harás cumplir tu
esperanza, pero a veces ni siquiera eso era suficiente. Iba bien equipado, pero eso no le
daba mucha ventaja en un lugar tan infame, y se sentía desvanecer con frecuencia, por lo
que paraba cada vez que podía y se mojaba un poco la cara sin desperdiciar más agua de la
que cabe en la palma de la mano. El calor era más intenso cada vez, como si el sol
estuviese guardando lo peor para su viaje. Todo alrededor rielaba, haciendo temblar la
visión y deformando los alrededores, que carecían de interés en sus monótonas extensiones
Sin embargo, cuando intentaba aliviar la fatiga recostado al pie de unas rocas frescas
en medio del mar de fuego halló una luz entre tanta negrura y sus ojos se abrieron de par en
par como si alcanzase a ver un unicornio. Sucedió mientras el sol se ponía y le permitía
mirar la distancia sin ser deslumbrado. Allí vio lo que sin duda era la forma imposible de
un árbol de insólito verdor encaramado en la cresta de la más grande duna que había visto.
Lo primero que pensó es que no podía ser verdad, pero todo en su cabeza le urgía a correr
montaña arriba y desvelar la farsa antes de que su mente conspirase contra sí mismo en un
bucle de resignación, de modo que apuró sus energías y caminó unos eternos minutos hasta
que se acercó a aquel espectáculo que parecía arrancado de un pasado que se le antojaba ya
muy lejano en el tiempo, a pesar de que no hacía mucho que había retozado en los
suntuosos jardines de su palacio. - Debe ser un espejismo que antecede al sufrimiento final
- pensó.
Sí, un árbol verde, grande, frondoso, situado en un lugar donde no había árboles… ni
atisbo de vida. Lo imposible se hizo realidad cuando, desplomado, puso sus manos en la
corteza del tronco y sintió su dureza, la rugosidad característica de un grueso tallo natural,
imperfecto y vivo, tibio. Y la hierba a sus pies… ¡Estaba húmeda! No sabía lo que estaba
distinto, hasta que se imaginó dormido y en pleno trance. Sí, no podía tratarse de otra cosa,
pero…. La naturaleza de los hechos nada tenía que ver con el más allá o la percepción de
¿Dónde estaba ahora su legión? A una jornada de distancia, pero ¿hacia dónde? No
tenía ni idea de cómo había llegado allí, pero recordaba las palabras del emisario cuando le
decía que sería el mismo destino quien lo alcanzase a él y no al revés. Sí, estaba muy
confuso, poco seguro de conservar la cordura, y así, agarrado con ojos llorosos al
magnífico árbol dio gracias a la providencia por concederle el mensaje de que si todo era
Entonces miró al horizonte más allá de lo que se había convertido en última línea.
Hasta entonces todos sus sentidos habían estado dedicados a la contemplación de las
ahora superaba la belleza natural del más hermoso ocaso que jamás había presenciado.
Duna abajo la arena dejaba de serlo y se transformaba en tierra roja, viva, muy fértil y
esponjosa, en la que la hierba aparecía con tupida tersura a medida que iba bajando metros
hacia lo que parecía ser un enorme, un gigantesco y precioso oasis, rodeado de infinidad de
especies vegetales que nunca había visto con anterioridad. Ocupaba toda la distancia hasta
el horizonte, donde un grupo de arco iris permanentes surcaban el aire hacia las alturas
flirteando con una pared brumosa que subía hacia un cielo en el que comenzaban a verse
estrellas que nunca antes habían estado tan luminosas y marcadas de día y del que se
precipitaba una catarata que se desvanecía como una cola de caballo que todo lo regaba. El
lago que ocupaba el centro del magno lugar refulgía con los destellos del prismático telón
de fondo, y la espesura que lo rodeaba prometía solaz, agua, alimento y descanso, todo
Allí pensó en el modo en que el destino a veces juega con los hombres, e
instintivamente sacó el pergamino que un día atrás se había mostrado vacío a sus ojos.
Encontró cambios. En sus márgenes había ahora anotaciones que aun aparecían tenues,
pero que sabía que le indicaban que lo que estaba buscando debía estar entre aquella
milagrosa vegetación. Se preguntó si sería tan real como el árbol, si estaba en un sueño…
pero fue feliz por vez primera en muchos días, y aunque sentía la necesidad imperiosa de
descender y meterse entre las plantas radiantes que estuvieron brillando a la luz de los arco
iris hasta tarde primó su prudencia y se quedó a dormir al pie del cedro. Se encontraba
demasiado agotado y cayó en un sopor profundo, en parte bendecido por la paz de saber
que se hallaba en la buena ruta, puesto que tantas rarezas sólo podían ser la puerta que
Sin embargo fue un sueño extraño, cargado de escenas que no entendía, de criaturas
Sintió asfixia a veces, y un desencanto febril que le dolía, y del que quiso despertar sin ser
capaz de ello. Ni siquiera así encontraba la paz, y el agotamiento le perseguía como un
Amaneció, y se dio cuenta de que todo había sido tan real que conservaba marcas,
escozores…. Los ojos le ardían. Sin duda se había agitado muchísimo a juzgar por el sudor
Ya no había nada.
O eso creyó. Lo que sí estaba claro es que toda aquella suntuosidad verde había
rodando más que saltando, vio que en medio de la nada, alejado de la vista por la distancia,
imposible de ver desde el árbol pero a no más de una veintena de metros desde donde se
encontraba ahora, se erguía una curiosa planta, una flor, con toda probabilidad aquella que
le habían pedido. ¿Qué otra si no? Cualquiera sabe que no hay flores en los desiertos.
Una flor inhiesta en el centro de lo que había sido un espejismo. Por un momento
pensó que aquella cosa había devorado la visión, pero evitó seguir con el razonamiento.
Era pequeña, casi ridícula entre tanta soledad, pero a la vez un misterio enorme en sí
misma por la multitud de preguntas sin respuesta que de ella surgían. Kamel se arrodillo
justo al filo de un profundo acantilado circular que curiosamente la rodeaba a no más de
dos metros de distancia, un pozo extraño, como todo allí. El sol abrasaba.
Después se tiró de bruces en el filo del hoyo, la arena se desprendía hacia abajo
liberando unas paredes lisas que profundizaban pasada la cornisa. Miró a la planta sin
pensar de momento en cómo llegar, intentando saber qué motivo había hecho a aquel
vio nada reseñable en ella… tallo, ramitas, hojas irregulares, sin belleza ni poesía alguna, y
una flor incipiente que no parecía ser hermosa en absoluto, semicubierta de arena fina
formada de repugnante polvo de cadáver. Sí, no parecía gran cosa, pero en su base estaba
enraizada a una forma de aspecto cónico que se hundía en la negrura del abismo del que
parecía elevarse, un pozo negro que se tragaba aquello que más abajo se mostraba
regularmente cilíndrico y que se ceñía a las paredes sin fondo hasta donde la vista
alcanzaba ¿Qué era? ¿Qué pasaba allí? ¿Qué se le escapaba? Tocó el borde del pozo y
descubrió una textura fría, metálica… indudablemente artificial. Sí, sin duda una
- ¡Un silo!
Resultaba tan indolente la presencia de algo así entre tanta soledad que espantaba, y
si todo sería tan real como el árbol o volátil como el oasis, y en ello estaba cuando notó el
dibujos y letras, todo menudo y bien plasmado ahora, sin duda un trabajo perfecto de
que representaba, pero desde luego en el centro de todo estaba la cosita que tenía delante,
encaramada a algo que parecía ser la forma puntiaguda. Seguía sin entender nada y
permanecía tirado en la arena mirando los detalles de aquel tallo inútil, pensando y
ordenando sus ideas e intentando discernir la naturaleza del cono enterrado en el agujero de
paredes de metal, cuando percibió la irregularidad de una sombra. No podía ser un ave. No
en aquel lugar. Se giró con poca velocidad debido al cansancio, pero hubiese dado igual,
porque detrás suyo estaba la figura de un hombre negro imponente envuelto en una toga
repujada de oro y pedrería que si hubiese querido hacerle daño hubiese saltado sobre él
como un leopardo cuando más indefenso y cansado estaba. Sí, no le hubiese costado
- ¿Geómetra?
- No te extrañe no haber oído antes esa palabra. Verás… fuimos parte de la más
avanzada élite del conocimiento, pero las circunstancias nos eligieron para el exterminio.
siendo la capacidad de auto protección y supervivencia uno de los logros más finos de la
- Eso es porque no fuimos parte de tu mundo, que sin embargo se volvió tan
importante para mi gente que dedicamos nuestro final casi en exclusiva a él.
- Turpi Naúm…no entiendo nada, estoy muy mareado con tantas rarezas desde
ayer. El árbol… mis sueños… esta flor innatural… No sé qué nueva prueba es esta a la que
- ¿El principio dices?... Pues escucha bien porque te contaré una historia densa
en muy pocas palabras. – el hombre se sentó cerca de Kamel, y éste lo siguió, respiró
hondo antes de seguir hablando. - Al inicio de todo hubo un hombre…. Se llamaba Seldon.
largo de su vida consiguió enlazar una serie de cálculos que de repente lo llevaron a las
puertas de un gran descubrimiento. No uno de esos pequeños, que permiten avanzar unos
exactamente quince millones de años encontró una fórmula final, una razón matemática
oculta en el mismo entramado del éter que tenía un gran poder para cambia las cosas, y en
base al desarrollo de ese concepto surgió una nueva ciencia a la que llamó psicohistoria.
- ¡Naturalmente que no! Es el secreto mejor guardado de todos los tiempos, uno
de los axiomas sobre los que no se debe mover el cosmos, dado que su conocimiento
falsearía nada menos que la existencia de todo cuanto en él hay. En pocas palabras, la
cuenta situaciones políticas, sociales, económicas y multitud de factores más. Lo que queda
es una imagen social, una radiografía estructural de los sucesos con un porcentaje de
acierto superior al 99%. Al principio, extrapolados los datos a una secuencia temporal,
Seldon y su grupo se dieron cuenta de que en ese culmen aparecía referenciado todo el
traducir para los pocos iniciados en esa ciencia. Civilizaciones, guerras, éxitos, fracasos,
personajes notables, periodos álgidos…. Todo quedaba allí como si se hubiese leído de un
libro, sin errores, sin fisuras… incluso lo oculto por el silencio y las políticas que casi todo
lo alteran cuando no lo borran. Crímenes no resueltos, intrigas, traiciones y cosas así. Pero
su sorpresa fue aun mayor cuando fueron conscientes de que no sólo el pasado quedaba
expuesto, sino también el futuro hasta sus más remotas prolongaciones, cosa que sólo se
que poner sólo los nombres, un esquema directo de cómo sucederían las cosas, y
siguiendo pautas políticas alejadas del interés general, decidió hacer caso a los
tentación de usarlo de modo indebido, pero sin que todo se perdiese. Imagina cuanto poder
daría eso a alguien sin escrúpulos, Kamel. Imagínalo. Así. Sencillamente, y sin que casi
nadie supiese nada, todo el que tenia alguna información del asunto fue debidamente
más controlado que puedas imaginar, fue donde la nueva y proscrita ciencia se engrandeció
debía salir nada. Oficialmente todos los sabios que ingresaron en el proyecto de
uniéndose entre sí y debilitando inevitablemente su sangre por los siglos de los siglos,
ajenos a la realidad de una historia que se seguía escribiendo con precisión matemática
respecto a las fórmulas que a diario iban cruzándose entre ellos. Aquel mundo fue
empezó a formar parte de la leyenda hasta ser olvidado por completo. Nadie pasaba por
- El tuyo sólo, como individualidad, no, dado que el ser es impredecible por
naturaleza y su grado de divergencia respecto a las previsiones siempre puede ser del 100%
a simple voluntad, pero sí, como te he dicho, el de cualquier grupo humano superior a 75
grado de divergencia se reduce a una fracción ínfima. Esa es la premisa esencial para que
los algoritmos funcionen, el número de entidades sobre el cual operan, y de ese modo casi
contar más que con unos millones de entidades, porque el cálculo se establece en base al
montante humano global, que para tu información supera ampliamente la cifra crítica en
esta parte de la galaxia a la que pertenecéis. Sólo sois una ínfima fracción de esos 75
billones, pero no únicos, por lo cual, sumando el resto de razas estáis sujetos a las
fórmulas de Seldon, que posteriormente fueron perfeccionadas por otros como Lamar
pequeñas, pero eso sí, siempre y cuando la población objetivo no sepa que está siendo
analizada. Mientras más individuos, mejor, y por ello pudimos predecir con el cien por
ciento de acierto el estado de la bestia llamada humanidad hasta el punto de decirte que no
cometimos un sólo error. No, amigo mío, con vosotros hemos sido infalibles. Desde luego
variaciones en las ecuaciones a los que el futuro se encarga de revelar con posterioridad. Es
como decir que todo está escrito, pero no con letras, sino con números
extraordinarios.
prefijado si las cosas son susceptibles de cambiar a poco que yo mueva mi mano derecha
en lugar de la izquierda? ¿No existía algo llamado efecto mariposa? ¿Cómo es posible que
modificando todas las demás variables de manera radial en su camino, con lo cual en
efecto, si cambias algo, todo cambia, pero lo novedoso que descubrió es que para tu
ciclos, y observa que he dicho máximo. Esto es así porque según la profundidad del cambio
son necesarios más o menos de ellos. Cada ciclo sería lo equivalente a una de esas oleadas
algo en el mundo real como por ejemplo una catástrofe aparentemente aleatoria, una
guerra, una revolución global o similares. Cada vez que vemos algo que afecta a millones
para corregir la desviación anterior infringida por variaciones en las fórmulas originales y
así llegar al mismo fin, con lo cual todo se estabiliza y el futuro lejano permanece
inalterado.
- ¿Y todo eso es en verdad aleatorio? Quiero decir… esos reajustes… ¿no están
orquestados?
su nombre indica, con diferentes propiedades según el eje de simetría alrededor del cual se
mueva. Esto quiere decir que todo ser está sujeto a un eje exactamente simétrico a sus
coetáneos, los elementos que comparten con él espacio y tiempo, y que señala en dirección
al flujo temporal, absolutamente lineal e inalterable en sí, la espina dorsal de las cosas.
Cuando todo está en su correcto devenir, el eje está en una posición no alterada, apuntando
hacia el momento correcto y por tanto sin aportar inestabilidad al sistema, pero cuando los
consiguiente asimetría con el resto de los elementos de su tiempo con los que interactúa,
sus coetáneos, de manera que la geometría del conjunto se destruye y se genera lo que
llamamos la espiral de Strauber, un torbellino formado por esos entes con simetrías
alteradas que crece en proporción hasta sobrepasar la propia masa crítica, el límite para su
cohesión angular. Entonces se colapsa, se deshace y sus elementos se dispersan, pero en esa
dispersión las fuerzas han dirigido de nuevo los ejes erróneos y re ensamblado los
componentes mediante cambios muy bruscos. Todo recupera su estado de equilibrio sin
importar las consecuencias. Esta maravilla siempre sucede antes del vigésimo cuarto ciclo.
- Un cataclismo.
- Los grandes hechos si. Sólo los pequeños admiten diferentes variantes, porque
- No. Los números no los ve nadie de otro modo que no sea en su interpretación
lectiva, pero es verdad que engloban todo cuanto ves. Nosotros veíamos el cálculo que
soportaba toda la estructura de la realidad, algo así como cuando miras un andamiaje de
construcción rodeando al edificio. Esos hierros y sus ensamblajes son las ecuaciones
psicohistóricas.
- Está en esos números. Si. Y son inamovibles hagas lo que hagas en lo que
respecta a un fin trascendente dado. El universo entero cabalga hacia algo trascendente que
no se puede cambiar, su propio fin, aquello para lo que de algún modo fue hecho.
- Buena pregunta. Veintitrés ciclos, como te dije, pero eso en el mundo real
puede ser una longitud con muchas medidas. Depende de factores de fuerza externos. Baste
decir que puede ir desde unos minutos hasta varios millones de años, según la energía que
englobe y que requiera para realizarse. Se consume una ingente cantidad en esos estallidos,
a veces la misma o más que hay en el corazón de una supernova si el cambio es muy
grande.
- Turpi Naúm… Antes has sugerido que el Universo fue hecho… ¿Sabéis
pasado tan lejos como pudimos, pero siempre hallamos que nuestra capacidad quedaba en
entredicho al llegar a los estadios iniciales, a los momentos más primitivos, cerca del inicio
- ¿Por qué?
entramado se nos cayó entre los dedos como un puñado de esa arena. Nada valía allí.
Intentamos convertir las ecuaciones en negativas, pero la red algebraica era tan densa que
no supimos hacerlo sin cambiar la fisonomía del esquema, con lo que dejaba de ser
efectivo. Todo lo que demostradamente funcionaba en nuestro lado no era aplicable allí
abajo, de tal forma que algo se nos escapaba una y otra vez. Finalmente abandonamos,
aunque un sector muy específico de la Fundación invirtió siglos en abrir ese camino,
hicisteis con este potencial tan tremendo que teníais entre manos?
pertinaz, sólo siendo consultada por los poderosos más elevados alguna que otra vez en
que acercase su misma existencia a la calle corriente. Fue aislada como una enfermedad, un
virus que amenazaba con sus revelaciones socavar la base misma de la sociedad, que no es
otra que su propia incertidumbre. Sí, el humano necesita de la probabilidad para vivir, de la
sensación de que es dueño de sus actos, y no que todo está impreso en un entramado
matemático que no puede alterar. Si alguien sabe con certeza todo sobre su futuro y lo
constata día a día, sin excepción acaba devorado por su propia psique, y eso obviamente se
puede trasladar al colectivo, que necesita la sensación de que en el fondo es libre, aunque
conocimiento de nuestra existencia hubiesen sido tan graves que todo se hubiese
del caos. Pero en ese anonimato creció y se enraizó, alimentando una biblioteca del futuro
que no dejó de expandirse, una detallada secuencia temporal de las cosas por venir. En
Términus todo estaba organizado, y acabó habiendo niveles para cada época, pasada o
futura, con escaso acceso al conocimiento final para nadie que no fuese de la cúpula
analítica, a la que sólo se ingresaba a través de años de dedicación plena, una vida de
ascetismo matemático en términos cuasi-sectarios. Yo, como te dije, era geómetra, algo así
como un elemento simple de una gruesa cadena, y mi trabajo consistía en desarrollar las
variables que desde arriba me daban para ir encajando sólo algunas de las piezas del vasto
puzzle. Las estudiaba detenidamente de acuerdo con una parte precisa de las fórmulas
secretas que me era revelada (nunca conocíamos el resto) y elevaba mis resultados al sitio
debido, donde alguien más elevado que yo los unía a otros trozos para crear una imagen
matemática precisa del futuro que se estuviese visualizando y que nunca nos era desvelado
a los de abajo. Ya con los datos bien precisados se daba el material a los escribas, gente al
margen del resto, pero también sometidos a una vida férrea, y se procedía a archivar todo lo
donde esperaría pacientemente hasta convertirse en pasado sin que casi nadie la usase para
nada por miedo a destruir el antropocentrismo humano. Una biblioteca escrita en el
- Así que con el fin de preservar el espíritu libre sólo los más grandes de la
organización conocían las líneas maestras de ese devenir y todo quedaba silenciado.
- Correcto. A veces, como te he comentado, algún gobernante del más alto nivel
se acercaba a consultar para asegurar la pureza de sus decisiones, eso era cuanto se hacía
con aquel tesoro, pero nada más, y siempre de manera muy filtrada. No hace falta que te
hable de las implicaciones filosóficas que tiene el hecho de saber todo lo que va a ocurrir,
¿verdad? Habíamos dado nada menos que con las líneas maestras del tiempo y sus
acontecimientos, pero eso no servía para nada más que alimentar páginas y páginas de
certezas que nadie miraba por puro terror a enfrentarse a una obra que era capaz de
empequeñecerlo tanto. Fue todo un logro. Pero cuando más entusiasmados estábamos,
cuando nos creíamos semi-dioses, y habíamos ya olvidado nuestra capacidad para sondear
los orígenes de todos los ejes de simetría surgió un imponderable excepcional, nuestro
segundo desafío.
- ¿Cuál?
vez más del presente de turno y deslizamos a un lado el velo que lo ocultaba para observar
con certeza todo cuanto iba a suceder sin la menor duda. Cotejábamos nuestros cálculos
con la realidad, y no diferían salvo en las cosas menores que te he explicado. Respecto a
este planeta, hallamos periodos de vacío, debido a enormes exterminios que abocaban al
hombre a nuevos inicios, pero superamos siempre la negrura hasta enlazar con épocas
nuevas. Tus antepasados han conocido muchas épocas oscuras, Kamel. Fuimos muy
temerarios en el estudio, impulsados por una sed que crecía y crecía hasta devorarnos, pero
justo cuando lo creíamos todo controlado y bajo un perfecto dominio nos encontramos con
una barrera, un muro infranqueable detrás del cual ya nos fue imposible continuar. Igual
que nos ocurrió abajo, allí arriba las fórmulas no funcionaban tampoco, y no era por
tratarse de un espacio negativo como en la otra dirección ni nada parecido. Todo era
normal en apariencia, pero sin embargo el cálculo se detenía una y otra vez. Al principio
pensamos que se trataba de un error, después llegó la idea del cambio de teorema,
propugnada por Tannhauser y los suyos, que decían que sólo había que cambiar los
único cierto es que no fuimos capaces de traspasar el fenómeno a pesar de intentar burlarlo
por diferentes medios, cada vez más sofisticados matemáticamente hablando. Y fuera lo
que fuese, sucedía exactamente aquí, en este lugar. No sabíamos por qué, pero todos los
caminos del resto del cosmos conducían a este sitio, este planeta azul perdido de las rutas
habituales. Acabamos muy desmoralizados por el revés, puesto que de algún modo
divisábamos el final del tiempo tal como nosotros mismos lo habíamos sintetizado, y no
entendíamos el motivo.
bloqueaba el acceso a más allá de ese día, que se convirtió en la bestia negra de la
Fundación Psicohistórica, el tabú alrededor del cual sólo un puñado de nosotros estudiamos
y estudiamos.
- ese muro estaba situado en el siglo 150.000, contando desde el inicio de los
cálculos.
- Eso es mucho.
- Eso son exactamente 15 millones de años. El tiempo que hace que se inició la
Fundación.
- ¿Lo cual significa…?
- Que el siglo 150.000 es éste. No sé aún por qué, ni de qué modo, pero te
- No. Hasta ahí sí llegamos. Incluso tu presencia estaba predicha. Las cuentas
acaban en este lugar, guerrero. Pero a partir de hoy…. A partir de esta noche ya nada se ha
podido ver. Todos los caminos psicohistóricos terminan en este sitio… dentro de un
nos aportase una pista, salvo un antiguo emplazamiento militar. Soy, como te dije, el
último geómetra, el destinado a observar los cambios. Mi fundación es más vieja que la
mayoría de las cosas, y nos hemos perpetuado para llegar aquí y ahora, porque lo único
- ¿La nada?
- Puede.
Ambos miraron aquella flor menuda sobre la cúspide del cono surgiendo de su
agujero negro en medio de las arenas blancas. No parecía tener el menor interés salvo su
rareza, pero alrededor de ella no sólo se redibujaban las líneas perdidas de un documento
extraño en la mano de un guerrero legendario, sino que desaparecían todas las que
sustentaban el futuro en las ecuaciones del último geómetra de una larga estirpe de
matemáticos desterrados.
- Enigma.
- ¿Qué?
- ¿Cómo lo sabes?
- Sí, seguro que sí. Esa flor es el último misterio. De hecho… ¿Qué hacemos tu
y yo aquí?
- Sólo esperar, guerrero. Esperar que el tiempo nos engulla o nos aclare.
- Yo… No lo sé, no. O quizás sí, pero en el fondo me da miedo saberlo. Sólo es
eso.
ella.
- ¿Por qué no? Teniendo en cuenta que no habrá amanecer, ¿qué puedo temer?
- No entiendo eso.
- Una vez, en Términus, uno de los viejos maestros me contó una historia. Era
hermosa. Trataba sobre una flor, quizás como esta, y de un hombre perdido, quizás como
vacío. Justo como este. Entonces el hombre se sienta ante la flor y la mira. No era especial
ni hermosa, igual que esta, y su presencia era un completo insulto al sentido común….
Como aquí mismo sucede. Después de largo rato dirimiendo llegó a la conclusión de que
por su propia improbabilidad lo lógico era acabar con aquella aberración para conseguir la
atormentaba. Horizontes muertos en paisajes vacíos… esa era la norma, la excelencia, por
fea que pareciese. Y arrancó la flor. Entonces, después de un gran temblor en el que se
agarró al tallo cortado, todo cuanto era el mundo se desplomó alrededor del hombre, y nada
quedó. Sólo el tallo inhiesto en medio de la nada más terrorífica, desprovisto de su flor fea,
que estaba en la mano del hombre que lloraba. Al arrancar aquella rareza imposible había
acabado con la esperanza, y el futuro dejó de serlo para siempre, yéndose como por un
sumidero. No arranques eso, Kamel. Sea lo que sea es más que una flor. Es tan improbable
donde está situada que de ella depende algo que aun desconocemos.
- No más allá de las tres de la madrugada, la hora donde está la barrera. Pero
- ¿El qué?
- Que hay alguien más muy interesado en ella – dijo señalando con su índice al
- Turpi Naúm… ¿de veras puede ser el último día? ¿No es una fábula?
- ¿Y el cono sobre el que reposa? Esa cosa que emerge del abismo y que ni la
de él.
- ¿Y cómo es eso?
concentraron un poder similar al del sol en un punto de tal modo que lo destruía todo
disgregando hasta las partículas. Era horroroso, y lo peor es que siempre hubo gente
dispuesta a usar esa atrocidad. Para llevar esas armas hasta sus enemigos, tus antepasados
las montaron en la punta de flechas de acero que cabalgaban sobre el fuego, a las que
llamaron missiles que alojaron en agujeros enormes en el suelo, para protegerlos del
enemigo. Eso de ahí abajo es uno, y créeme: no hay nada más letal. Pero no pienses en ello,
sino en la ironía que puede significar que esa florecita inocente esté en la punta de un arma
tan terrible.
- Ya te dije que esto fue hace miles de años una instalación militar. No fuimos
capaces de averiguar mucho más, si bien alcanzamos a ver su procedencia, e incluso el día
en que fue metida en el silo, pero desconozco el motivo por el que el destino la ha
preservado hasta hoy casi intacta. Hay respuestas que sólo serán desveladas el último día.
- ¿Esta noche?
- Eso supongo.
distancia.
- Ya veo. Pues deja que hable yo – respondió Kamel Shamal con los ojos
turbante. Toda su ropa era de color negro, algo muy impropio para el calor extremo, y a
medida que se acercaba se notaba ricamente bordada en hilo de plata. Su caminar era
poderoso, grácil, habituado a las arenas, y sin saber por qué ambos hombres notaron un
- ¿Me buscabas?
- ¿Cómo dices?
que la duda te engañe, porque lo que has oído es real. Soy un assassin, es mi trabajo y
alguien me ha pagado para acabar con tu vida. Es lo que voy a hacer, pero antes espero que
con centenares y pocas veces me he visto en las cercanías de la muerte. Además… ¿por qué
- No puedes, hombre. Nadie podría hacer eso ¿Acaso no has oído hablar de los
assassin?
- Sí, claro que he oído. Vuestro linaje, ese al que dices pertenecer, se remonta a
miles de años. Desde siempre habéis sido el brazo ejecutor de los poderes que mueven el
mundo, haciendo vuestras ruines tareas sin dejar rastros, como una sombra… Se dice que
nunca un guerrero de ningún tiempo o lugar estuvo tan preparado para quitar la vida como
- Así es, rey. Luego debes saber que ya estás muerto. Sólo mi momento de
- No. Cuando acabe contigo podría beber cuanto guste. Tu agua sólo como
gesto de cortesía.
- Puede que sí, pero sin duda habrá razones para ello. Yo no las pregunto.
Kamel le tendió el poco de agua que aún le quedaba. El assassin bebió un par de
descubrió su rostro dejó ver un aspecto de no más de treinta años, muy joven para lo que
ambos esperaban. Tenía incrustados en el hueso de las falanges de sus manos las míticas
púas de platino, dos por cada dedo, su marca distintiva, y con las que solían causar estragos
en el cuerpo a cuerpo, cortando trozos de carne de sus víctimas sin compasión. Se les
aprendizaje, y ya quedaban marcados para siempre, formando parte de una élite como
ninguna.
- Mörter, ¿de dónde vienes? ¿Cómo me has encontrado?
- He oído hablar de ella, pero… siempre creí que se trataba de un mito, una
fantasía. La vieja ciudad de los dioses, la que dicen que pervive más allá de los
- Pues ya te digo que no. No está lejos de aquí, pero no sabrías orientarte en este
- ¿Cómo?
- Que no lo sé. Sólo recuerdo haber salido por las puertas de la ciudad y ya tenía
conocimiento exacto de dónde te encontrabas. Al veros mi única duda era saber cual de los
- ¿Quién te envía?
modo los destinos junto con su grupo de inmortales, y parece ser que hay algo en ti que lo
enerva especialmente.
- ¿Y por qué?
- No lo sé, pero le juré tu muerte hace cinco días cuando compró mis servicios
- No, ni tengo la más remota idea de a lo que te refieres, pero eso ya no debe
- Pues me temo que incluso para ti no será tan sencillo sostener esas palabras.
De repente, mientras el Sol jugaba con el horizonte y sin saber cómo ni por qué el
cielo pareció cambiar de color y los tres hombres sucumbieron a un sopor del que no
pudieron zafarse, pese a que por diferentes motivos pretendían estar en permanente
vigilia.
Nadie supo cuanto se prolongó el sueño, pero lo que sí sucedió es que despertaron
Una bella mujer estaba sentada en la esquina que faltaba para completar la forma
de un cuadrado perfecto del que se habían dibujado en la arena las líneas a la manera de
profundos surcos. Cuando se soltó el pelo todos se admiraron de que en verdad su piel
parecía resplandecer. Sus ojos eran distintos, de un color extraño bajo aquel pelo negro,
y los labios gruesos dejaron salir palabras con suavidad sin darles tiempo a pensar.
- No os preocupéis por nada. Yo os he hecho dormir, pero estáis a salvo de todo,
atrevió a hablar.
- ¡Aclárate, mujer!
- Yo os he convocado.
- ¿Tu?
- Sí, Kamel Shamall. A ti te di una misión para salvar a tus hombres, te hice
llegar un pergamino sin valor que sólo ha servido para distraerte y acercarte a este lugar al
a haber dejado al mundo sin rey para satisfacer tu ansia de conocer las grandes respuestas.
He de decirte que tal como te prometí mediante mi emisario tu ejército está ya a salvo,
camino de casa guiado por mis sirvientes. Sé que eso te gratificará, pero aun tenemos una
cuenta pendiente. Respecto a ese pergamino que llevas en la mano, ya puedes desprenderte
de él, porque ha hecho su función y no hay nada más en su rugosidad que merezca
ególatras que creyó poseer secretos aun inviolados y se deslizó en las sombras de la
matemática, pero sólo hasta donde alguien os dejó sin que os dieseis sin cuenta, porque
desde mi posición conozco y veo todos los caminos. Sin embargo nunca hemos visto lo que
oculta celosamente, porque no se nos han dado los cálculos necesarios para traspasar las
barreras, pero has de saber que hay números que no podéis intuir desde vuestra faceta
humana, los únicos que abren el acceso a las fechas que ya no pudisteis sondear. Debéis
evolucionar mucho aun, como los míos y yo hicimos mucho antes que vosotros. Llegasteis
muy lejos, pero como ves al final os habéis plantado justo donde yo quería, en mi puerta,
un amplio lugar entre los comienzos y este para vosotros desconocido siglo 150.000. En
cuanto a ti, Mörter, nada más puedo decir salvo que tu desprecio por la vida humana es tan
grande que me causas repulsa. Toda una existencia dedicada al arte de matar… eso es
mucho, y te ha permitido conocer las exquisiteces de lo oscuro. Aceptaste acabar con este
rey sin preguntar, y lo hubieses hecho sin dudarlo pese a que es un hombre grande de
verdad que te ha dado a beber su agua. En tu condición actual no mereces vivir, y si estás
aquí es sólo porque sintetizas lo peor del hombre y en ti ejecutaré mi ira hasta que me sacie.
- Hablas con gran dureza, mujer, pero somos tres contra uno y seguro que
consentimiento, y si tan inteligente te crees deberías ya intuir lo que aquí está pasando.
Pero esto no te lo dijeron tus ecuaciones, por eso estás perdido, ¿verdad? Es fuerte tu
dirección. Tuvo la sensación de que un muro de cristal los separaba, y ante eso se dio
cuenta de que en verdad estaba ante alguien de un gran poder. No entendía nada, pleno de
azar hasta ese momento, porque aunque estaba allí, en la encrucijada de los tiempos,
- Para cambiar el rumbo de todo. Los tres representáis cosas que no quiero: Tú,
Kamel Shamal la valentía intrépida, arrogante y temeraria, el arrojo sin cabeza, pies ni
fundamento, ese ansia que ha hecho que personas y pueblos vayan al precipicio
obedeciendo a sus líderes con el placebo del falso deber. No es propio de un hombre que se
preocupa por los suyos, y sí en cambio característico de aquellos que sólo persiguen su
propia grandeza a cualquier precio. Confío en hombres como tu para llevar adelante los
pueblos, pero has fallado, te has corrompido sucumbiendo a ti mismo, y ahora has de
pagarlo porque preciso de otras formas de dirigir en tu tiempo. Es el único modo de que
esta raza tenga una oportunidad. – La bella mujer miraba con ojos compasivos, pero duros
del universo pueden ser entendidos por mentes orgánicas simplemente apilando un grupo
de algo que ordenase los principios, e incluso negándolo. Ni siquiera en mil existencias
habéis sido capaces de discernir la más mínima de las constantes fundamentales en la densa
niebla, pese a lo cual os habéis atrevido a rivalizar con el concepto mismo del constructor
del cosmos. ¿De verdad pensabais llegar tan alto como para mirar a los ojos de mentes
capaces de entender lo que veis? Todo es uno cuando se asciende, Naüm, e incluso mil
cerebros funcionan como uno solo para formar una idea común que desarrollar, del mismo
modo que ves en una colmena. A tu raza le han faltado épocas para llegar a eso, muchas, y
lo peor es que ni siquiera lo habéis presentido. Y tú, Mörter, eres un asesino de la más
profunda caverna moral, el lugar donde reposa lo negro del corazón humano. Representas
la vileza que no deseo y que hay que extirpar a toda costa. Os he traído juntos, en
representación de este universo a mi flor del destino, de la que un día surgió la vida, para
en señal de sumisión, sometido al esplendor creciente de la dama, que cada vez brillaba
más a la vez que misteriosos orbes de color comenzaban a dar vueltas a su alrededor.
negativos.
- No lo oímos antes ¿Qué significa?
de los agujeros de gusano precisó de esa palabra para seguir adelante, porque hubo un
momento en que ya no había más barreras que abatir, por lo que el ansia desapareció.
una expresión conceptual que engloba la necesidad de un objetivo común, por pequeño que
esperanza de lograr algo nuevo que satisfaga el hambre perenne del alma que cada vez más
- Lo que quieres decir es que tu raza llegó tan alto en ese conocimiento que su
- Sí.
- Te entiendo. Es justo lo que ocurre ahora aquí, en este mundo, que se está
años. Dura a veces millones de épocas, y su enseñanza no es secuencial, sino que obedece a
la activación de pautas que van encriptadas en el ADN primordial que los padres creadores
programaron en todos vosotros, e incluso antes en mí, cuando era de carne. Cuando una
raza llega a su siguiente escalón evolutivo, evoluciona. De lo contrario, resiste como sea o
perece, se extingue y todo queda en un intento fallido más dentro de los mil millones de
civilizaciones en evolución que componen ahora mismo el corazón del universo. La vida es
sólo una carrera de relevos en pos de algo que nunca se llega a ver, pero si los pasos se dan
bien, sabemos que alguien al final llegará a la verdad, al fin misterioso de toda esta
pasado al siguiente nivel y os esperan, más sin saber si llegaréis. Todas están ahí porque
han sabido solucionar sus grandes problemas y buscar el modo de acercarse a las estrellas,
olvidando sus diferencias y caminando a bordo de su mente común. Nada ha sido diferente
para ellos, e incluso para nosotros a como lo es para vosotros. Aquí, en este planeta, los
ciclos son vuestro primer examen, vuestra forma de ascender en el escalafón. Sólo
alcanzaréis la tecnología y el espíritu que precisáis para salvaguardaros en esta caja oscura
llena de filos cortantes en cuyo interior os movéis espasmódicamente y que llamáis Tierra.
Las leyes de la vida son iguales en todas partes y a todos los niveles, dado que es el modo
de que sólo los más fuertes sobrevivan y lleguen arriba, donde los demás esperamos para
dar el siguiente salto evolutivo, pero eso habrá de ser en una gran comunidad. Es por ello
por lo que las razas más antiguas, ya liberadas, velamos por las más precoces. Os
necesitamos… pero no de cualquier manera. Hay que hacer las cosas bien.
- No.
de que haréis las cosas de la manera adecuada, y es por ello por lo que induzco los
cambios. Por si no te has dado cuenta, habéis quedado tan marcados y anquilosados por
vuestra epopeya que apenas sois capaces ya de avanzar. El legado no ha pervivido en
- Te entiendo, y es posible que el golpe no haya sido superado del todo, pero
llegaremos al próximo ciclo preparados para resistir. ¡Esta vez sabemos a dónde vamos!
- Los cruces, el deterioro de las especies… todo tiene un final, y esto también.
Se han mezclado y remezclado tantas veces la fantasía y el deseo que el resultado es una
mescolanza de banalidades tópicas que ya ha perdido todo su valor. Por ello tengo mis
- ¡Pobre hombre…! ¿Pero cuando mereció más que vivir sus días a cambio
- Y entonces… ¿cómo crees que habéis gozado de eras para vivirlas desde
el principio? ¿Acaso porque sois espléndidos? Antes erais plenos, sonreíais, amabais y
conseguiríais. Ahora sois rancios, caducos… Estáis a un paso de la nada más absoluta,
somos aun meros humanos. Me gustaría poder convencerte, pero creo que lo tienes claro
- El cambio que voy a inducir consiste en vosotros. Los tres vais a dejar de estar
en este mundo. Sin ti, Kamel, el destino de tu reino seguirá adelante con la enseñanza de
que un rey pleniportenciario pecó de vanidad y acabó perdiéndose en las dudas allá donde
las arenas matan. Tus sucesores no cometerán ese error y avanzarán centrados en el futuro,
sin inmiscuirse en preguntas que aun no han de ser respondidas, todo ello después de ser
guiados de nuevo. Tras el siguiente ciclo veremos si aun tenéis oportunidad para seguir o
por el contrario os perpetuáis hasta perecer, pero yo en eso me lavaré las manos, pues os
compete vuestro destino. En cuanto a ti, Naüm, eres el último de tu raza, y con tu
desaparición me aseguraré de que nada de lo que fuisteis siga perturbando el camino de las
cosas, porque lo que en su tiempo me pareció interesante ya dejó de serlo. Las bibliotecas
en Términus han sido destruidas, por tanto, toda posibilidad de que alguien siga con vuestra
esta fecha no era el fin de las cosas, sino el de la psicohistoria, pero no supisteis
interpretarlo, cegados en la seguridad de que no teníais límite. Ya ves que sí. Y tu, Mörter,
con todas tus víctimas. Todos te verán vencido y tu imagen abatida será la chispa que
prenda el fin de los de tu clan, a los cuales perseguiré en forma de jauría de lobos
reduciéndolos en mis hogueras a cenizas. Sin vosotros, los nuevos reyes, los herederos de
peligrosos para todos salvo para sí mismos y sin el peligro hiriente de matemáticas
orientadas a la desunión más que a la cohesión. Habréis de huir de aquellos números que no
sean para vosotros para así llegar a entender una nueva filosofía que os abrirá las puertas
Los tres hombres miraban a aquella mujer deslumbrante, cada vez más hermosa con
los orbes girando y girando como planetoides a su alrededor. Sí, no había duda. Sin duda
era una diosa. Se acercaban las tres de la madrugada cuando el suelo tembló mientras el
silo se abría. De donde estuvo la flor brotó un haz de luz que subió al firmamento en forma
de columna de fuego abrasadora que describía un arco en el cielo negro. Fue lo último que
vieron antes de que el artefacto se precipitase sobre Sum y redujese a cenizas todo lo que
había significado, liberando para siempre al hombre mediante una nube en forma de hongo
*********************************************************************
- Bueno, realmente termina aquí. Nadie supo ya nada más de aquellos tres
- ¿Y qué significa? – el abuelo tocó el pelo del pequeño mientras pensaba lo que
- Significa muchas cosas, pero la más importante es que a veces alguien viene a
recordarnos que estamos en plena niñez como especie, y que debemos hacernos mayores
para afrontar una nueva etapa en la vida. Para ello hemos de dejar atrás esa infancia, del
ninguna parte sentados en la jaima donde le ofreció sus dátiles. Dondequiera que hubiese
ido sólo esperaba que gozase de la dicha de saber que sus últimas voluntades estaban bien
cubiertas, como había deseado. Se tocó el tatuaje del círculo con el aspa. Hacía tiempo que