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SAL
GERARDO A. ALFAROSUNDAY, APRIL 17, 2016190 Reads
se haba colocado como lder de la iglesia, mi deber era decrselo. Aunque le ped
que me contestar y me dijera qu pensaba, no dijo nada. "Mustrame con la
Escritura y los estatutos de la iglesia que estoy equivocado," le dije. Nada me
respondi, pero pareca molesto. Se encontraba sumamente perturbado, pero sin
poder defender lo que crea. Creo que no poda defender lo indefendible. Pero
tampoco quera ceder.
Nunca me dio una respuesta ni contest a varias de las propuestas que otros
hermanos le hicieron para verdaderamente sacar a la iglesia de la crisis. Pronto,
me di cuenta que aquel hombre habra comenzado a cuchichear entre sus
"heroes de batalla," a quienes "Dios les haba ayudado a ganar el pleito con el
pastor anterior," que probablemente yo no era un bautista genuino (!). Hoy,
despus de algn tiempo, ya fuera de aquella iglesia, sigo pensando que hice lo
que deb hacer. Aunque a algunos no les gust, ni les gusta. Creo que Dios nos
pedir cuentas en el Tribunal de Cristo, a todos nosotros, lderes o no, si hemos
tenido la entereza de llamar la atencin a la voluntad de Dios, aunque esto nos
cueste las simpatas de aquellos que no les interesa esto. Los pastores y lderes
que por sus propios intereses--ya sea porque son familiares o amigos de los
involucrados, porque tienen que guardar una reputacin ante la gente, aquellos
cuyo nimo es doble (Santiago), y que no quisieron hacer nada, a esos, Dios les
tiene preparado una "buena" recompensa, sean cristianos o no. La iglesia ha sido
llamada a ser columna y valuarte de lo que es verdadero, de lo bueno y de lo justo
(1 Timo. 3:15). Cuando lo que defendemos es otra cosa--quiz una costumbre o
una tradicin, quiz una manera de hacer las cosas, quiz un edificio, quiz mi
propio trabajo; y cuando lo hacemos paganamente sin que nos importe la
substancia de la fe cristiana, entonces una iglesia ha dejado de serlo. Por fuera
seguir el edificio, por dentro y en realidad, Jess le ha quitado su candelero para
que alumbre! (Apocalipsis 2:5).