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ee me ICC me CM CMS CEM RSE mt ft uy Guerra th nC RT Ca CRYO CCCs Geofrey Jukes ae nc ee eee cis conocedor de la historia y estra- Be CUM He CO ee ice y para el Instituto de Estudios Es- Pee eR me ee EM ceca Cl oe mat CMCC MCL UL EMC M CCU om CMC Ca Internacional CaCO AML CmLaT Oe OR a ee sobre la Primera y lo Segunda Guerras Mun- Cm ee ra ee tannica” sobre temas de guerra naval; ase- sor histérico del “Sunday Times Magazine” ae OR rea eae CM ae ed ee Ce Oe eetce Toes ace em Lr PY aL capitén Sir Basil Liddell Hart Se CeCe LL eet ae eae Pee er eae eee ere ea Cee Cae re eee treet ey Mec een eae eae PO CMe mea rar reams ery tren aerer re Pear ee aera Cary CO ee Cd occ ae cee Prologuista NaC a Vicente Talén eS ey litares. Como corresponsal del di blo”, ha visto los mas importantes sucesos Poi CU eo r ee ee) acne Cie ey eC CEC Oe cL a oe Oe Ce ea Ree Com ed i en are py OP STEM Tet Presentacion Le Me eM mC EL gunda Guerra Mundial, como el de Stalingrado. Y se com- prende, ya que la gran ciudad, asomada sobre las aguas Ue mn RR MCU MECC Po Cu Mmm ell) Coe lc Me ae CMe ey eee cer eC ae mee me Cie tee Poon Scie ma cos ame mci estas Sen ee meer Seca arrest it COC CC cc Cam em od COC UCM EER CRC Cm tom Come a Cr nea em eee eae Tae CC COR ee oem MT CM OMe eM Clea MeL ts am amo OU MC CMC CMe CUC Mme ty hace fuerte mella en los prisioneros germanos y cuando co- mienzan a potenciarse las organizaciones de «oficiales rome COR TCM CTT anni ceeun aie Neireeaco ti Cate en jefe del destruido Sexto Ejército: el mariscal von ov De Mn Ts Cus oU EMSS CUT ECC combatieron algunos de los soviéticos que, en calidad de asesores de! ejército republicano, «hicieron» la guerra de Se a lee eer edt ed POMC Me Mer CMe ae OM at ed Te Sean Cne Curia CESS ee CM omer sara Peart mace hr tas is eee Sal actrees que mandaba uno de los ex combatientes de Guadalajara, SRE Me ee eet iT (od CeCe ce Moi oa SMe MIE) apellidos famosos. Uno era el joven Santiago de Paul Nel- ken, hijo de Margarita Nelken, quien cayé junto a su pieza CCM cece Mt Pe ee Re eae de Dolores Ibarruri, mas conocida por «Pasionaria». Comba- tiente en el sector de la estacién de Kotluban, durante lo DR RT LL Me came OM tg Oe ee Mem MCT ECE Mme cece al poco, en el hospital de campajia. Hoy, sus restos reposan en el timulo de Mamayev, en la plaza de los caidos de Sta- lingrado, junto con cientos de sus compafieros de armas. VICENTE TALON - Stulingrado, Lo batalla decisiva | Geoffrey Jukes . eds ty el Director Editorial: Barrie Pitt Asesor Militar: Sir Basill Linddell Hart Director Artistico: Peter Dunbar Director Grdfico: Robert Hunt Ayundantes de Dibujo: Gibson/Marsh Cubierta: Denis Piper Ayudante de Investigacion: Yvonne Marsh Cartégrafo: Richard Natkiel Dibujos Especiales: John Batchelor Prologuista y Presentador de la Edicién Espafiola: Vicente Talén Las fotografias de este libro han sido seleccionadas especialmente de los archivos siguientes: de izquierda a derecha, pigs, 12-13, Ulistein; 18-19 Suddeutscher Verlag; 22-23 Sado Opera Mundi; 25 Sado Opera Mundi; 26 Sado’ Opera Mundi; 27 Sado Opera Mundi; 29 Sado Opera Mundi; 31 Kystone; 86-17 Sado Opera Mundi; 38-89 Sado Opera Mundi; 42 Sudd_Verlag/Ulistein , 46 Ullstein; 47 Sado Opera Mundi/Sudd, Verlag/Sado Opera Mundi; 48-49 Ullstein; 49 Sado Opera Mundi; 50 Sado Opera Mundi; 52 Sado Opera Mundi; 54 Sado Opera Mundi; 57 Bibliothek fur Zeitgeschichte/Sudd. Verlag; 58-59 Sudd. Verlag /Bibliothek fur Zeitgeschichte; 62 Imperial War Museum; 64 Bibliothek fur Zeitgeschichte/Sado Opera Mundi; 66 Novosti; 68 Sado Opera Mundi /Bibliothek fur Zeitgeschithte; 70 Ullstein; 71 Sudd. Verlag /Sado Opera Mundi; 72-73 WM; 74-75 Sado Opera Mundi /Ullstein; 77 Sado Opera Mundi; 78 VHU Praha; 79 Sado Opera Mundi; 80 Sado Opera Mundi; 81 VHU Praha; 82 Sado Opera Mundi; 88 VHU Praha; 87 Ullstein /Novosti/IWM; 88 VHU Praha; 88-89 VHU Praha; 89 VHU Praha; 91 Sudd. Verlag/ Ullstein; 92 Sado Opera Mundi; 98 Sado Opera Mundi; 94-95 Ulistein; 97 Sado Opera Mundi/ Bundesarchiv ; ibliothek fur ‘Zeitgeschichte/Sado Opera Mundi; 100 Bundesarchiv; 101 Sudd. Verlag; 104-105 Sudd. Verlag; 107 Novosti/IWM/VHU Praha; 110 Sado Opera Mundi; 111 Sado Opera Mundi; 112. Novosti/Sudd. Verlag; 113 Uilstein; 114 TWM; 115 TWM; 116-117 Sudd. Verlag; 118-119 Zennaro; 120 VAU Praha; 121 VHU Praha; 125 Zennaro/VHU Praha; 126-127 Novosti; 128 VHU Praha; 131 Sado Opera Mundi; 188 Bibliothek fur Zeitgeschchte /VHU. Praha; 185 Novosti; 187 Sado Opera Mundi; 189 Novosti; 140 IWM/Sado Opera Mundi; 143 Ullstein; 144 Bibliothek fur Zeitgechichte/UUstein; 145 Ullstein; 146 Ullstein; 147 Zennaro; 148 Ullstein /Novosti; 148-149 VAU Praha; 150-151 Novosti; 153 Novosti/Sudd. Verlag; 156-157 Novosti; 158-159 Sudd. Verlag. Traductor: José Luis Garcia Primera edicién publicada en Estados Unidos, por Ballentine Copyright © Geoffrey Jukes Copyright © en lengua espafiola LIBRERIA EDITORIAL SAN MARTIN Puerta del Sol, 6 Maprip-14 Printed in Spain -Impreso en Espafia GREFOL Depésito Legal: M. 11491-1972 22 40 54 62 84 104 116 130 142 160 “Stalingrado: la batalla decisiva” {Por qué Stalingrado? “Los rusos estan acabados” Yeremenko asume el mando La muerte de una ciudad “Todo alemén debe sentirse como si viviera bajo la amenaza del cafién de un arma rusa” Hitler cambia el equipo ‘ambién tendremos fiesta en nuestra calle” Zhukov hace saltar la trampa “E] Sexto Ejército estaré en su puesto en Pascu: Aniquilamiento Bibliografia Stalingrado, ‘Lo batalla decisiva Introduccion por el Capitan Sir Basil Linddell Hart Stalingrado fue 1a batalla mds prolon- gada de la Segunda Guerra Mundial, y su resultado tuvo una influencia deci- siva sobre el curso de la guerra. Geof- frey Jukes, que se ha distinguido como experto en el Frente Oriental, ha escri- to un relato de esta lucha trascenden- tal_que justifica el titulo. Después del intento de Hitler de in- vadir Rusia en 1941, intento que estu- vo a punto de triunfar, el Ejército ale- mén carecta de la fuerza y los recursos para realizar una nueva ofensiva a la misma escala que la del afio 1941, pero Hitler se resistfa a mantenerse a la de- fensiva mientras consolidaba sus posi- ciones. Por consiguiente, estudié una solucién ofensiva que le permitiera, con recursos limitados, conseguir un éxito de mayor trascendencia. Sin fuerzas ya para atacar a lo largo de todo el frente. concentré sus esfuerzos en la zona del » Sur, con el propésito de capturar el petréleo del Cdéucaso —que ambos con- tendientes necesitaban para garantizar la plena movilidad de sus ejércitos—. Si lo- graba_dominar esos yacimientos, a con- tinuacion podria volverse hacia el Norte sobre la retaguardia de los inmoviliza- dos ejércitos rusos, que cubrian Moscu, © incluso lanzar sus ataques contra las industrias bélicas rusas, que se habian establecido en los Urales. La ofensiva, sin embargo, suponia una accién cuyo resultado era aun més incierto que la del aio anterior, porque, caso de que fuera rechazada, el largo flanco de esta penetracién quedarfa expuesto a contra- golpes en cualquiera de los puntos a lo largo de una distancia superior a mil quinientos kilémetros. Inicialmente, la técnica alemana de la guerra relimpago consiguié un nuevo éxito —era su quinta notable y signifi- cativa victoria desde la conquista de Po- 6 lonia en 1939—. En e] sector Kursk-Jar- kof tuvo lugar un vertiginoso avance, y a continuacién el Primer Ejército Panzer irrumpié, como un torrente, a lo largo del corredor entre los rios Don y Donetz. Surgiendo, a través del Bajo Don, la puerta del Cducaso, en tan sdlo seis semanas, alcanz6 los yacimientos petroli- feros mas occidentales de Maikop. La resistencia rusa se habia desmoro- nado totalmente bajo el impacto de la guerra relampago, y Kleist apenas habia encontrado oposicién en las ultimas fa- ses de su avance, Rusia atravesaba su momento de mayor debilidad. Sélo uno de los reemplazos de sus ejércitos, de reciente formacién, se encontraba listo Para entrar en accién, e incluso ese re- emplazo estaba deficientemente equipa- do, especialmente de artilleria. Afortunadamente para Rusia, Hitler habia dividido sus fuerzas entre el Céu- caso y Stalingrado, sobre el rio Volga, puerta de entrada al Norte y a los Ura. les. Ademés, al ser rechazados los prime- ros ataques efectuados por el Sexto Ejér- cito de yon Paulus contra Stalingrado, a mediados de julio —aunque tfimida- mente—, Hitler, de forma ya continua- da, redujo sus efectivos en el Cducaso para reforzar el ataque divergente contra Stalingrado. Segtin indicaba su nombre, esta era “la ciudad de Stalin”, y, por consiguiente, Hitler no podia tolerar la vejacién de verse desafiado aqui, lo cual terminé por convertirse en una obsesién para él. Desgasté sus fuerzas en el pro- longado esfuerzo que hubo de realizar Para intentar su captura, dejando en el olvido lo que era su objetivo primordial : los vitales suministros de petrdleo del Caucaso. Conforme Kleist avanzaba des- de Maikop hacia los principales yaci- mientos, su ejército tropezé con crecien- te resistencia de las tropas locales, las cuales luchaban por la defensa de sus hogares, mientras que, por otro lado, veia cémo se reducian sus efectivos a fayor de Paulus, en su intento de captura de Stanligrado. En Stanligrado la resistencia rusa se crecié con el repetido castigo de los ata- cantes, mientras que la claridad de los objetivos que se perseguian con los ata- ques simplificd 2] Mando supremo ruso el problema de conjurar la amenaza. Al mismo tiempo la continuada concentra- cién de las fuerzas alemanas contra Sta- lingrado agotaba las reservas del flanco de proteccién, que ya se encontraba bas- tante debilitado al tener que extenderse a lo Jargo de casi seiscientos cincuenta kilémetros, desde Voronezh, sobre el rio Don, hasta el punto donde se aproxima al Volga, en Stalingrado, y desde alli hasta Terek, en el Cducaso. Dandose cuenta de los riesgos, el Estado Mayor alemadn informé a Hitler que seria impo- sible mantener la linea del Don como flanco defensivo durante e] invierno. Pero el aviso fue ignorado por Hitler, obsesionado como estaba con la captura de Stalingrado. La posicién de los defensores rusos en aquel lugar resultaba cada vez mis peli- grosa, desesperada, incluso, conforme se estrechaba el cerco y los alemanes se acercaban al corazén de la ciudad. El momento mas critico se produjo el 14 de octubre, Los rusos se encontraban en- tonces tan aprisionados junto al Volga que carecian de espacio para intentar las tacticas de amortiguacién, cediendo terreno para ganar tiempo. Pero de forma menos visible, algunos factores comen- zaron a actuar en su favor. Las fuertes pérdidas alemanas comenzaban a mellar la moral de los soldados, qae se sentian frustrados, convirtiéndose asf en fruta madura para el contraataque que prepara- ban los rusos, con nuevos ejércitos, con- tra los flancos alemanes, defendidos por las tropas rumanas y aliadas, de inferior clase. La contraofensiva se lanzé el 19 de noviembre. En varios lugares de los flancos se abrieron varias brechas, con el fin de aislar al Sexto Ejército de Paulus. El dia 23, se habia completado el movimien- to envolvente, y mas de un cuarto de millon de soldados alemanes y de fuer- zas aliadas habfan quedado aislados. Hitler no permitfa la retirada, y fueron rechazados varios intentos de liberar a estas fuerzas durante el mes de diciem- bre, Incluso entonces, Hitler se resistfa a permitir que el Sexto Ejército intenta- ra escapar hacia el Oeste antes de que fuera demasiado tarde, y los suministros por aire resultaron inadecuados. Y Megé el fin —el fin de una batalla de mas de seis meses de duracién—, con la rendicién de Paulus y gran parte de los restos de su agotado y hambriento ejército, el 31 de enero, aunque un resto aislado en una bolsa, mds al Norte, mantuvo la resistencia durante dos dias. El libro de Geoffrey Jukes se bene- ficia de sus extensos conocimientos de las fuentes rusas de informacion, espe- cialmente los seis yoltimenes de la His- toria de Great Patriotic War of the USSR, ast como las memorias publica- das de algunos lideres militares. Esa_ historia oficial facilité pruebas més objetivas que los relatos puramente propagandisticos, publicados durante la €poca de guerra y de la posguerra, e inmediatamente después. Corregia la idea exageradamente absurda de la influencia dominante de Stalin sobre la lucha, la cual habia prevalecido anteriormente. Pero deberd tenerse en cuenta que el relato revisado se publicd durante el mandato de Kruschey, y con su apoyo por consiguiente, tiende a realzar, una y otra vez, su influencia en la lucha de Stalingrado, al mismo tiempo que mi- nimiza la de Stalin—. Ademas, la in- fluencia del mariscal Zhukov, que habia quedado relegado a tltimo término du- rante los dias de Stalin, y que comen- zaba a sonar de nuevo después de su muerte, quedé de nuevo sumida en las sombras gracias a Kruschey y sus adu- ladores. Desde el derrocamiento de Krus- chev, se ha reconocido a Zhukov su participacién en el éxito, con la publica- cién, en 1965, de una historia en un volumen que al mismo tiempo que resu- mia los seis volumenes, revisaba consi- derablemente su contenido y conclusio- nes. Ademas, al propio Zhukov se le permitié, 0 mejor dicho, se le alento, Para que publicara sus memorias, las cuales, de forma significativa, contradi- cen muchas de las aseveraciones apare- cidas en el relato de la Batalla de Stalin- grado, obra del mariscal Chuikov. Este largo proceso, que intenta forzar la historia, enfocdndola para fines propa- gandisticos, deberd tenerse en cuenta al estudiar los relatos y declaraciones ba- sados en fuentes rusas. También requie- re cautela al tratar cualesquiera cifras de las fuerzas o las pérdidas que pue- dan aparecer en los mismos, aunque pue- dan parecer mas objetivas que las cifras mds amplias publicadas anteriormente. 7 (Por qué Stalingrado? La gran llanura de Europa se extiende desde la costa del canal de la Mancha, a través de los Pafses Bajos. Alemania, Polonia y la Union Soviética, hasta las estribaciones de los Urales. De cuando en cuando, como si fueran a cambiar sus caracterfsticas, se ondula, formando pe- quefias colinas, pero siempre vuelve a su monotona Ilanura. Limitada al Norte por el mar y al Sur —por lo menos hasta Ucrania— por montaiias, ha sido durante siglos el escenario en que, pri- mero, las tribus de Europa, los celtas, teutones y eslavos, después, los fandti- cos de la religin y, finalmente, los mas formales, pero no menos aguerridos ejér- citos de los estados modernos, ha ‘servi- do de escenario a los dramas ensangren- tados en que de forma tan deporable abunda la historia de Europa. Inevitablemente, en ausencia de altu- ras de importancia, las barreras defensi- vas de mayor relieve a lo largo de la Ila- nura son los grandes rios —-el Rhin. el Elba, Oder, Vistula, Bug, Dvina, Dnies- ter, Nieppe, Don, Volga y sus afluen- tes—, que corren de Norte a Sur. Y fue en Ia ribera del mas poderoso de éstos, el Volga, y su casi igual en importancia, el Don, donde tuyo lugar un. gran com- plejo de batallas hist6ricas, conocidas con el nombre de “Stalingrado”. Los hechos ocurrieron a finales de 1942 y principios de 1943. Aqui donde los inmensos tri- gales de Ucrania se desvanecen, cedien- do el paso a los barrancos y torrenteras de la cuenca del Volga, los ejércitos de dos ideologias militantes se enfrentaron en dura lucha, disputéndose el control de una ciudad, que en principio no se consideraba de importancia vital, pero que, a causa del simbolismo de su nom- bre y a la tenacidad de su defensa, legé a dominar los esfuerzos de ambos lados, y precipité hacia la ruina el in- tento nazi de establecer un imperio en el Este. No es que fuera ésta la primera oca- sién en que el Ejército Rojo habfa con- seguido detener el avance alemin. Las fuerzas alemanas, como si fueran una marea irresistible, habfan inundado la Rusia europea en el verano de 1941, re- petiéndose el fendmeno producido sobre la Europa ocicdental el afio anterior, y una divisién tras otra del mal equipado, mal preparado y mal dirigido Ejército Rojo experimentaron el mismo destino de las divisiones polacas, francesas. ho- landesas, belgas, yugoslavas y griegas, viéndose sitiadas primero y capturadas después. Tuvieron que soportar, adems, Ja cruz del barbdrico trato a manos de sus captores, puesto que la Unién So- viética no era uno de los paises signa- tarios de la Convencién de Ginebra, re- ferente al trato de los prisioneros de guerra. Por si fuera poco, los rusos compartian el ultimo lugar, junto con los judfos, en la escala racial de los azis, en la cumbre de la cual figuraba la Herrenvolk: la raza elegida, la ale- El camino hacia Stalingrado: los panzer alemanes en su avance hacia el Don. mana, naturalmente. Por consiguiente, el respeto alemén por la legalidad, que ase- guraba en los mejores casos el correcto trato de las personas en la Europa oc- cidental y en Escandinavia, pero que, en el peor de fos casos, mostraba una ten- dencia a exaltar el cumplimiento de la letra, y no el espiritu, de lz Ley, tenia un sentido completamente distinto en el Este impio. No habia impedimentos juridicos para a aplicacién del nazismo a las masas in defensas de prisioneros rusos, y en los campos de concentracién murieron cien- to de millares de los capturados, Apro- ximadamente, cinco millones y medio de oficiales y soldados del Ejército Rojo fueron capturados en el curso de la guerra, el setenta y cinco por ciento de esta cifra en 1941. Unos cuatro millo- nues de estos hombres habian muerto antes de que concluyera la guerra. El trato a la poblacién civil fue algo mejor, especialmente una vez que el Ejército alemdn hubo continuado su marcha ha- cia el Este, siendo sustituido por la ad- ministracién civil, con su aparato de Gestapo, equipos especiales (de ejecu- cién) y campos de concentracién. E] resultado fue que en las zonas ocupadas se ahogé el entusiasmo que pudieran sentir por el nazismo como una liberacién de los horrores del régimen de Stalin, mientras que en las no ocupa- das se fortalecié la voluntad de resis- tencia, porque, al menos, la severidades draconianas del stalinismo estaban ador- nadas con la promesa de un mejor futu- ro, y ya habfan comenzado a observarse los primeros sintomas en la forma de la revolucién industrial, forjada conforme con los Planes Quinquenales. Stalin les castigaba con ldtigos, y Hitler, con es- corpiones. Ademés, lo tinico que ofrecia el nazismo a los eslavos era el trabajo de peones en las colonias agricolas ale- manas, que debian establecerse en el Este como granero del “Imperio de los Mil Afios”. Aunque fueron muchas las personas que individualmente colaboraron con los alemanes, porque crefan que la victoria alemana era inevitable, 0 a causa del mal trato que habian padecido bajo el comunismo de Stalin, o para alimentar a sus familias 0 deshacerse del yugo ruso (esta dltima consideracién tenia gran importancia entre algunas de las mino- rias no rusas que constituyen mds de la tercera parte de la poblacidn soviética), para la gran mayorfa de los rusos, la dic- tadura casera era el mal menor; y como 10 las pruebas de las atrocidades alemanas fueron habilmente explotadas y dadas a conocer por el Partido Comunista, y se hicieron concesiones para alentar el pa- triotismo y conseguir nuevos adictos a la causa, la resistencia soviética se en- durecié, y la poblacién se agrupé en torno a la figura de Stalin como nunza lo habia hecho anteriormente en tiempos de paz, Por consiguiente, a pesar de las bri- llantes victorias en los campos de bata- lla a lo largo del verano y el otofio de 1941, los alemanes se encontraron con que ‘el Ejército Rojo y el régimen de Stalin continuaban en pie cuando llegé el invierno. De los tres principales ob- jetivos —Leningrado, Moscii y Kiev—, al llegar el invierno no se habian alcan- ido los dos primeros, y lo que era mds amenazador, la direccién de las tro- pas soviéticas, por parte de sus mas altos jefes, mejoraba de forma notable con- forme los veteranos mandos militares stalinistas eran desplazados por hombres mas jdvenes que tenian una visién mas moderna y una mejor preparacién profe- sional en las artes militares. Entre estos nuevos militares, la figura mas notable era, sin duda, la del ex jefe del Estado Mayor, el general del Ejército de Tierra, Georgy Konstantinovich Zhu- kov, y por su decisién y su habilidad para llevar la impronta de su personali- dad a los acontecimientos lIlegé a alcan- zar un primer plano. En octubre de 1941, Stalin le envié a Leningrado, donde, en tres dias de vertiginosa actividad, im- planté el orden y acabé con el caos en la organizacién defensiva, e impuso una solucién que, ejecutada por otros, per- mitié resistir un sitio de mds de nove- cientos dfas. Desde allf fue trasladado urgentemente a Moscti, que se encontra- ba amenazado de una inminente captura, y aqui sus acciones y consejo como co- mandante del Frente Occidental (el Gru- po de Ejército que defendfa la ciudad) y como miembro del Stavka (el Cuar- tel General), no sdlo consiguié rechazar los ataques alemanes contra la capital, sino que, explotando el tiempo y el ago- tamiento alemén, improvisé una contra- ofensiva que obligé a huir a la Wehr- macht, puso al borde de la desintegra- i6n al Grupo Central del Ejército e in- fligié a Alemania la primera gran derrota en tierra de toda la guerra. Después de este golpe, nunca jamds pudo el Ejército El general Georgy Konstantinovich Zhukov. El primer invierno en Rusia sorprendio a los soldados alemanes equipados con ropa de poco abrigo. alemdn montar una ofensiva estratégica a lo largo de todo el frente como en 1941. Pero, finalmente, la ofensiva de Zhu- kov se fue desvaneciendo por falta de recursos, y ambos bandos se tomaron una pausa para recuperar energfas. Los generales alemanes parecieron no haber aprendido la leccién. Podfan justificar la derrota como motivada por las vacila- ciones, en cuanto a sefialar las priorida- des, o al barro del otoiio, a Ja nieve y el hielo del invierno, como si la Iluvia del otofio y la nieve del invierno no hubie- ran cafdo por .igual para los Herrenvolk y los Untermensch (la raza superior y las castas inferiores); como si al enviar a las tropas alemanas a la lucha en un tiempo que congelabe, hasta el punto de solidificar los lubricantes de tal forma, que los vehiculos no podfan moverse, y que no era posible hacer fugeo con las armas, hasta que cada proyectil y cartu- cho hubiera sido limpiado, uno por uno, de la grasa congelada que los hacia de- masiado grandes par la recdmara del ca- fién, todos estos factores, {no represen- taban, acaso, la negacién de un buen 12 mando, del cual eran ellos directamen- te responsables? Si las tropas soviéticas estaban vesti- das adecuadamente para el invierno, mientras que no ocurria asf con las ale- manas, la culpa de esto era de alguien. Es como si Stalin, con su pasién por mantener todo secreto, hubiera conse- guido ocultar no sdlo la potencia de las reservas dei Ejército Rojo, sino también la severidad del invierno ruso; de todos modos, cuando llegara la primavera con su buen tiempo para la lucha, todo seria diferente. No habia sido la buena estra. tegia del mando sovi¢tico la que habia ganado la batalla de Moscu, habia sido “el General Invierno”, con alguna ayuda del Fiihrer; y mientras tanto, las tropas ale- manas habian conseguido alguna util ex- periencia de Ja lucha defensiva, de la cual carecfan debido a que su prepara- cién habia estado siempre orientada al ataque continuado. Tan seguros estaban los generales ale- manes, que no aprendieron la principal leccién de la campafia de invierno —que todo el éxito de la campa en el Este dependia de una completa victoria sobre el-Ejército Rojo antes de que desarrolla- ra la habilidad para hacer frente a las divisiones acorazadas, de rapido despla- zamiento y maniobra, y que la esencia de ello consistfa en vencer a dicho Ejér- cito entes del invierno de 1941 Y ya habia pruebas de que los costosos inten tos sovicticos de mantenerse firmes en su puesto, con las consecuencias inevi- tables de quedar sitiados, habfan sido abandonados bajo Ia influencia de miejo- res ideas, estimuladas por la escasez de hombres, y que cuando los rusos hubie ron asimiiado completamente las leccio- nes del verano (Zhukov, con toda segu- ridad, las habia aprendido, como se de- mostré por el orden desplegado durante la contraofensiva de Moscti, en el curso de la cual prohibié categéricamente los ataques frontales contra los puntos fuertes, utilizando, en cambio, ticticas enyolventes), el Ejército Rojo resultaria més diffcil de capturar y vencer en la siguiente campajia Por su parte, los lideres soviéticos, y Stalin, en particular, sobrestimaron €l significado del cembio del equilibrio es- tratégico, al igual que los alemanes lo subestimaron, y planearon replicar al éxi to de Zhukoy con una ofensiva estratégi- ca a lo largo de todo el frente; y fue el 5 de enero de 1942 cuando se inicié realmente una cadena de decisiones que forjaron de forma inevitable la batalla de Stalingrado, Ese dia, Zhukov fue lla- mado a su cuartel general del Frente Occidental (en Ia jerga militar soviética “Frente” significa un Grupo de Ejérci- to), para. que asistiera a una reunion del Stavka, en el curso de la cual se con- sideraron las futuras operaciones; y aqui Stalin expuso un plan para realizar una ofensiva general a lo largo de todo el frente, entre Leningrado y el Mar Rojo. Zhukov sabia que, aunque los ale- manes habian recibido una fuerte derro- ta en el centro y una menos importante en el Sur, todavia eran un enemigo fuer- te y peligroso, y él defendié la tesis de una fuerte ofensiva, pero limitada tan s6lo al centro, donde el Grupo Central del Ejército alemén se encontraba en gran desorden. Pero Stalin ya habia to- medo la decisiOn, y, al final de la reu- nién, el jefe del Estado Mayor, mariscal Shaposhnikov, dijo a Zhukov “Estaba usted perdiendo el tiempo con la discusién; el Supremo ya habia tomado la decisién. De hecho, ya se han cursado las drdenes...” “Entonces, zpor qué nuestras opiniones?” Lo ignoro, mi querido amigo; lo ig- noro”, dijo Shaposhnikoy mientras lan- zaba un suspiro, El tampoco era parti- dario de la ofensiva general Unos dfas més tarde se lanz6 la ofen- siva pero en ninguno de los sectores te- nia fuerza suficiente para alcanzar el éxito. Fallé en todos los puntos, y en al- gunos fue un completo desastre, desmo- rondndose varios ejércitos y quedando el Ejército Rojo, en general, mas débil para hacer frente al verano. Y lo que era peor, la moral, poco fuerte, del Ejército alemdn quedé restablecida con- forme luchaba sus primeras acciones de- fensivas de gran escala de la guerra, ad- quiriendo una experiencia que no habjan recibido en su preparacién eminentemen- te ofensiva. Por consiguiente, el Ejército Rojo perdié la oportunidda de realizar el avance en el centro, siendo inevitable con esta circunstancia una nueva cam- pafia de verano en territorio soviético. Ambos bandos comenzaron a planear sus ofensivas, y ambas eligieron el sector Sur del frente para realizar sus ataques mds importantes. La lucha durante el invierno habia dado por resultado una linea de frente un tanto irregular: Leningrado estaba cercado, parte de Crimea se encontraba todavia en manos soviéticas, y al Sur de Jarkof existia una gran prominencia en la linea del frente, que se conocia como “el saliente de Barvenkovo”. Por consiguiente, el plan del Stavka con- sistfa en romper el sitio de Leningrado, asi como la liberacién de la fortaleza queria saber 13 sitiada y base naval de Sebastopol, en Crimea, junto con un ataque procedente del saliente de Barvenkovo y del Norte del mismo, el ultimo de los cuales de- berfa ser la pieza central de la ofensiva de verano y tendrfa por objetivo recap- turar Jarkof. Deberian intervenir en el ataque dos Grupos de Ejército —en los frentes del Sudoeste y del Sur—, bajo el mando del mariscal $, M. Timoshenko, un veterano de la Guerra Civil, que ha- bia sido designado Comiszrio del Pueblo para la Defensa después del fracaso de ja guerra de invierno contra Finlandia, y que habfa realizado una inexorable re- organizacién del Ejército Rojo. La ofensiva lanzada desde el saliente de Barvenkovo debfa tomar la forma de un movimiento de pinza por parte del Sexto Ejército (teniente general A. M. Gorodnyansky), que deberia atacar desde el lado Norte del saliente, dirigiéndose hacia Jarkof. Desde la zona de Vol- chansk, al nordeste de la ciudad, el Veintiocho Ejército del teniente general D. I. Ryabishey, con algunos elementos del Veintiuno y Treinta y Ocho ejér- citos, situados en las inmediaciones, se dirigirfan hacia el Sur para reunirse con el Sexto Ejército. Un grupo de combate, mandado por el general de division L. V Bobkin, deberia atacar desde el saliente, con direccion hacia Krasnograd, a fin de proteger la retaguardia del Sexto Ejérci- to, mientras este ultimo se dirigia hacia el Norte. Y, a fin de mantener ocupa- das a las fuerzas alemanas, situadas al Sur del saliente, el Noveno Ejército (del general de divisién F. M. Kharitonov) y el Cincuenta y Siete Bjército del te- niente general K. P. Podlas, deberfan montar pequefias ofensivas, cuya finali- dad era distraer al enemigo. Era posible prever el plan con bastan- te claridad, dada la forma de la linea del frente y la importancia de Jarkof, que era al mismo tiempo la segunda ciudad soviética en importancia en ma- nos de los alemanes, asi como el prin- cipal centro de comunicaciones alema- nas y suministro en el Sur. Esto, sin embargo, no era un factor necesaria- mente fatal que debiera influir en el resultado de la operacién. Muchos otros ataques, realizados con poca imagina- cién, habfan tenido un feliz término al contar con las condiciones adecuadas. E] factor que lo hizo completamente fatal fue el que cuadrara perfectamente en los planos alemanes. El plan de accién de Hitler para el verano era mucho mds ambicioso que el 4 de Stalin, vero antes de que pudiera Hevarse a 12 prdctica, la Wehrmacht te- nia que efectuar algunas operaciones pre- liminares, Habia que eliminar la cabeza de puente soviética en Crimea, y lo mis. mo cabia decir del saliente de Barven- kovo. Por consiguiente, conforme Timo- shenko comenzzba a concentrar fuerzas de zszito en el saliente (entre ellos, 600 carros de combate, que constituian las dos terceras partes de sus fuerzas acora- zadas}, el propio mariscal de campo Fe- dor von Bock, que mandaba el Grupo de Ejército del Sur, concentraba la mayor parte de su Sexto Ejército (coronel-gene- ral Friedrich von Paulus) contra la parte Norte y reunia a su Primer Ejército Panzer (coronel-general_ Ewald yon Kleist) frente 2 la parte Sur de Barken- kovo. En resumen, las mejores armas de Timoshenko, sus carros de combate pe- sados KV-1 y medios T-34, superiores a cualquier carro alem4n, quedaban com- prometidos cl lanzar un golpe al aire contra el ligeramente fortificado frente FINLAND 0K [NoRTHCWEST FRONT] iEALININ FRONT) ~ Kaiti ESTA 7 SOUTH Limite avance aleman y finlandes 5 diciembre 1944 WZZZ, Reconauistado por fuerzas rusas de G diciembre _a_fin_abril_ 1942 La mayor ventaja de Rusia fue la superioridad en la calidad de los vehiculos blindados. La capacidad del 1-34 fue una desagradable sorpresa para los alemanes en las primeras fases de Barbarossa. Después. el KV-1 habia de resultar igualmente eficaz. Medio. Arriba: pease Peso. 32 toneladas. Velocidad: 53 kilometros por hora. Blindaje_ (maximo): 45 milimetros a 60°. Tripulacién: 4. Armamento: un cafién de 76 imetros. Ametralladoras: dos, de 7,62 milimetros. KV-1. Abajo: pete Peso: 52 hella. Velocidad: 35 kilémetros por hora. Blindaje (maximo): 11,2 milimetros, delante. Tripulacién: 5. Armamento: un cafién de 76 milimetros. Ametralladoras: tres, de 7,62 milimetros. oriental del saliente, mientras que la au- téntica amenaza se desarrollaba detrds de ellos con la llamada “Operaci6n Fri- dericus”, consistente en aislar el sa- liente. Ninguno de los dos comandantes te- nia conocimiento de los planes del otre, y si Bock hubiera estado listo para el ataque antes de que los carros fueran lanzados al vacio, su Grupo de Ejército Sur se hubiera encontrado con graves problemas; pero, de hecho, Timoshenko Janz6 su ofensiva el 12 de mayo de 1942, una semana antes de que Bock es- tuviera listo. Al principio, la parte Sur del movimiento pinza de Timoshenko pa- recia ir bien (aunque la parte Norte tuvo dificultades desde el primer momento), y el tinico inconveniente, desde el punto de vista de Timoshenko, fue que sus brigadas acorazadas no encontraban mu- cha oposicién, ,Dénde estaban los ale- manes? Tuyo la respuesta el 17 de mayo, cuan- do regresaron las patrullas de explora- cién, que habfan sido enviadas para esta- blecer la identidad y potencia de las fuerzas alemanas en el flanco Sur. Estas patrullas trafan consigo algunos prisio- neros del Primer Ejército Panzer. Timo- shenko se dio cuenta de que habia caido en una trampa y que cada hora que pa- saba aumentaba el peligro que corrian sus ejércitos. Telefoneé al Stavka y pi- did permiso para reducir el ritmo de la ofensiva, dando tiempo a que sus ejér- citos se reagruparan, para poder hacer frente a la nueva amenaza. Se le negé el permiso, insistiendo en la orden de que era necesario reconquistar Jarkof. La ofensiva soviética habfa tenido su efecto sobre la trnaquilidad de animo de Bock. La “Fridericus” se habfa planeado como una operacién normal de dos pun- tas, con ataques desde el Norte y el Sur, para dejar aislado el saliente. Pero ya no podia llevarse a efecto como se habia pla- neado, porque en la zona Norte, en Ba- lakleya, que era defendida por la 54 Di- vision de Infanteria (una divisién vienesa del antiguo Ejército austriaco), se en- contraba sometida a muy fuerte: presién soviética. No habia seguridad de que pu- dieran defender su posicién, y, desde lue- go, habia que descartar la posibilidad de que se pudiera lanzar una ofensiva desde alli. Con cierta precaucién, Bock se deci- dié a realizar una operacién “Frideri- cus”, pero de una sola punta, realizada unicamente por el Primer Ejército Pan- zer, desde el lado Sur del saliente, pero 16 con apoyo de infanteria del Diecisiete Ejército. Por consiguiente, se agruparon al Sur de Barkenkovo una fuerza forma- da por dos divisiones Panzer, una de ellas motorizada, y ocho divisiones de infanterfa, y desde allf fueron lanzadas a la lucha durante la mafiana del 17 de mayo, un dia antes de la fecha fijada para la “Fridericus” de dos puntas. Al principio hubo algunas dificultades para conseguir avanzar a través de las posi- ciones soviéticas, pero para la tarde del dia 22, la 14 Division Panzer habia llegado a la ribera Sur de la parte Norte del Donetz, en Bayrak, frente a los aus- triacos de la 44 Divisién, que estaban sometidos a gran presién. Se cerré 3a bolsa y en su interior qued6 atrapada la mayor parte de la fuerza de asalto de Timoshenko, porque, aunque el dia 19 habia conseguido el permiso del Stavka para abandonar la ofensiva y habia desta- cado a su segundo, el general Kostenko, para organizar la retirada, Kleist se le haba anticipado. Algunas de las unidades del Ejército Rojo habfan conseguido escapar, luchan- do hacia el Este, pero la mayoria de las fuerzas acorraladas en la bolsa fueron aniquiladas. Quedaron destruidas 29 di- visiones soviéticas y otras muchas su- frieron severo castigo. Tres ejércitos de- ‘Area ocupada fuerzas alemanas 42/26 mayo 1962 <= Ofensiva rusa w=> Contraofensiva alemana 1 Retirada restos de ejérci 17 mayo ecieron del mapa: el Sexto, Noveno ‘Cincuenta y Siete, junto con sus res- Pectivos comandantes, salvindose Kha- " fitonoy y su Cuartel General del Nove- no Bjército, que fueron evacuados por avion en el ultimo momento. Kostenko resulté muerto; habian dejado de exis- | tir Bobkin y su fuerza de csalto, se echarfa mucho de menos al Noveno Ejér- ‘ito, que, bajo el mando de Khsrito- ‘poy, habia conseguido el otofio anterior un historia! formidable en las batallas defensives, en la prolongzda defensa que "se avecinaba; se habian perdido las dos terceras partes de los carros de combate. 'Y esto era sdlo una operacién de lim- pieza; jtodavia no se habia lanzado la principal ofensiva alemana! Muchos de los generales alemanes se habfan opuesto a la invasién de la Unién Soviética, especialmente a la vista de que “tenfan a su espalda a los indomables bri- “tinicos y la posibilidad de que Gran _ Bretafia se convirtiera a su debido tiem- “po en una base de lanzamiento para la " inyasién del Continente, lo que equival- “dria a tener que luchar en dos frentes, idea que les horrorizaba. Como quiera “que el ambicioso plan de 1941, con su ofensiva a Jo largo de todo el frente, no habia dado por resultado ni la prometi- da aniquilacién del Ejército Rojo ni el _ desmoronamiento del régimen de Stalin, los planificadores tenfan que estudiar de- tenidamente los factores militar, politico ¥ econémico de la guerra antes de de- cidir montar su mayor ofensiva con fuer- zas ahora més limitadas. Hitler, también. estaba preocunpado con las realidades politicas y econdmicas, puesto que el fracaso de la “Guerra Relaémpago”, ine- 'Vitablemente, comprometia a Alemania a uma guerra prolongada, en la que tenia que enfrentarse a tres grandes potencias industriales, entre ellas el mayor colo- So: los Estados Unidos. En el verano y el otofio de 1941, el “Tégimen de Stalin habia soportado ya _ conmociones mayores de las que habian ee rocado al régimen de los zares duran- la Primera Guerra Mundial. Aparte “de las razones ya mencionadas, y quizd Mids aparente a Hitler que a sus gene- ales, figuraba el hecho de que la indus- alizacién habfa dado a Stalin los recur- Para la guerra que jamés tuviera nin- gin zar. Gran parte del nuevo gran pode- fo industrial de Rusia —en especial las Brandes acerfas de los Urales, como las ‘de Magnitogorsk— se encontraba fuera aleance de Alemania, dentro de un ito previsible, y la habilidad soviéti- ca para fabricar carros de combate que- daba suplementaria por la maquinaria evacuada de las zonas industriales del Oeste entes de que Ilegaran los alema- nes. Ademis, la produccién aerondutica soviética crecia progresivamente. Por consiguiente, como las tacticas de la Blitzkrieg habian fracasado en 1941, cuanto mds tiempo permaneciera yivo el Gran Oso ruso, mas posibilidades ten- dria de vencer a su oponente, especial- mente chori que contaba con el apoyo de gran parte del poderfa de América. Pero el gran coloso econémico ruso tenfa un muy marcado talén de Aquiles: el petréleo soviético se encontraba prin- cipalmente en el C4ucaso, y desde los yacimientos petroliferos de Maikop, Grozny y Bakti, habia solamente un pu- fiado de rutas, a través de las cuales se podia Hegar a los centros de distri- bucidn y, finalmente, hacer que funcio- naran las ruedas y cadenas del Ejército Rojo, Habia el enlace ferroviario a tra- vés de Rostov. Ademis, existia otro que, en primer lugar, salia de Tikhoretsk y llegaba hasta Stalingrado, y, finalmente, un tercero, que corria a lo largo de la costa occidental del* mar Caspio, desde Baki y Grozny, y de allf hasta Astra- kan, donde conectaba con una linea hasta Rusia central. Por ultimo, la mds importante de todas las rutas, era el po- deroso Volga, a lo largo del cual sur- caban las grandes barcazas de petrdleo saliendo desde Baku. Con la captura de Rostoy quedaba cortada la primera ruta. Con la conquis- ta de Maikop y Grozny, situadas al Nor- te de los’montes Caucaso, quedarfan cor- tadas la segunda y ia tercera ruta. Con sdlo establecer tropas a lo largo de la ribera izquierda del Volga se anularia la cuarta ruta, destruyendo la economia soviética y paralizando el] Ejército sovié- tico, Pero aun mejor, se cruzarfa el Céu- caso y se conquistaria Baki, de forma que el petrdleo soviético servirfa para mover Jas ruedas alemanas y haria po- sible que este pais pudiera soportar una guerra prolongada, sin necesidad de de- pender de los yacimientos petroliferos de Ploesti, en Rumania —vulnerables, como eran, al ataque de los bombarde- tos soviéticos procedentes de Crimea (hasta que se eliminara la cabeza de puente soviética, allf establecida), 0 los aviones britdnicos o americanos de ma- yor radio de accién que volaban desde el Oriente Medio. De por si, estas razones tenfan fuerza” suficiente para que Hitler pusiera todo 7 el énfasis de su campafia de 1942 en el Sur; pero, ademés, habia otras. Alema- nia se encontraba firmemente estableci- da en la parte occidental de la zona in- dustrial de Jarkof, pero la parte orien- tal —con el carbén y el acero de Don- bass— estaba todavia bajo control so- yiético. Una penetracién hacia ¢l Volga permitirfa su penetracidn a través de ella, anexiondndola a los recursos del poderfo militar e industrial de Alemania. Ademis, podian recogerse grandes be- neficios politicos de seguro éxito en el Sur. Setfa posible convencer a Turquia para que abandonara su neutralidad, por- que aunque la politica de su Gobierno era basicamente pro-aliada, existia abun- dante buena voluntad hacia Alemania, buena voluntad que tenfa su origen en el compajierismo de armas de la Prime- ra Guerra Mundial, Al derrotar al sem- piterno enemigo de Turquia, haciendo acto de presencia en la frontera turco- soviética; mds aun, al cortar la ruta de suministro desde América hasta la Unién Soviética, que pasaba por el Irdn, poniendo en peligro asi el control anglo- soviético del pais, Alemania se converti- ria en una potencia del Oriente Medio, capaz, si los turcos aceptaban el juego, de amenazar toda la posicién briténica el ancla del extremo oriental del flanco de la linea de defensa... Stalingrado: ... el lugar ideal para echar en esa parte del mundo al avanzar sobre los yacimientos petroliferos del Golfo Pérsico y sobre el canal de Suez, sor- prendiendo al Octavo Ejército britén por la retaguardia. Estas, naturalmente, eran considera- ciones a largo plazo. A principios de 1942, la tarea con que habfan de enfren- tarse los planificadores militares alema. nes era mds modesta, aunque todavia constitufa un problema formidable, y consistfa en ganar posiciones que le per- mitieran fructificar las brillantes pers- pectivas que ya se agitaban en la ri aunque desordenada imaginacén de Hit- ler, Las fuerzas de Alemania tenfan qu extenderse considerablemente para man- tener la linea de frente existente, des- pués de las pérdidas durante las batallas del invierno. Una penetracién hacia el Sudeste,. contra el Céucaso, significaria que tendrian que extenderse aun mas; las fuerzas enviadas a aquella zona no estarfan disponibles para despliegue en caso de producirse alguna situacién pe- ligrosa en cualquier otro punto del fren- te, ademds, siempre quedarfan expuestas sus lineas de retaguardia a cualquier con- traataque soviético que pudiera tomar la forma de un avance de Norte a Sur, 2 lo largo del Don y hasta Rostov. 2 2 2: . iil Caso de ocurrir esto, se verian aisla- das o tendrfan que replegarse precipita- damente, abandonando Kubin y.el Céu- ¢aso. Por consiguiente, era necesario es- tablecer un flanco en la retaguardia que las protegiera contra este peligro, y la cuestion consistia en elegir el lugar para esta proteccién, teniendo en cuenta que Jas fuerzas de Alemania tenfan que cu- brir una muy amplia zona _y que sus aliados, Rumania, Italia y Hungria, con sus fuerzas, pobremente equipadas, mal entrenadas y con dudoso entusiasmo, ha- brian de participar en la operacién. Una simple ojeada al mapa permite establecer inmediatamente la linea ideal. Al Sur de Voronezh, el mayor centro de comunicaciones, el Don comienza a ser- pentear hacia el Este. Continda en la misma direccién hasta alcanzar el Este de Serafimovich, donde gira hacia el Sur antes de reanudar, finalmente, un curso hacia el Oeste, hasta la desembocadura en el mar de Azov. E] Volga, por otro lado, se dobla hacia el Oeste entre sus desembocadura en Astrakdn y Stalingra- do. Por consiguiente, cualquier linea de- fensiva basada en e] Don deberia de tener delante de sf el rfo hasta un punto al Este de Serafimovich, y de alli ai Volga hay menos de ochenta kilémetros, Solamente a lo largo de este trecho po- drfa atacar el Ejército Rojo, evitando efectuar el cruce, con oposicién, de un rfo importante. De ah{ que el lugar ideal para asentar el extremo oriental del flan- co defensivo fuera el Volga, en la zona de Stalingrado, Aqui el rfo tiene, aproximadamente, kilémetro y medio de anchura. Podria desbaratarse el iréfico sobre el rio me- diante bombarderos aéreos 0 de artille- ria, y cualquier intento soviético de ata- car a través del rio tendria que vencer el obstaculo que presentaba la barrera de agua. No habfa necesidad de conquistar la ciudad; aislada del Norte, accesible tan sdlo por las barcas del rio, que se yerfan sometidas a continuo fuego de artillerfa, pronto estarfa indefensa. Por consiguiente, ne se hicieron pla~ nes especiales para su conquista. Como Kleist confesé después de la guerra, “Al principio, Stalingrado sdlo era para no- sotros un nombre en el mapa”, y la for- ma en que la ciudad fue ganando promi- nencia en e] drama, hasta el punto de aleanzar un primer plano, aparece con claridad en las declaraciones de Hitler, y en las drdenes cursadas conforme avan- zaba el aiio, y los factores politicos, eco- némicos y militares luchaban por la su- premacia en su mente, brillante, pero retorcida. El plan bdsico para el verano, redac- tado durante el invierno anterior por el Alto Mando del Ejército (Oberkormman- do des Heeres), habia anticipado sola- mente una modesta campafia en el Sur. La operacién més importante debia te- ner lugar al Norte, con la captura ae Leningrado y su entrada en contacto con los filandeses. Se rechazé este plan, pero la operacién de Leningrado continué apa- reciendo en todos los proyectos qu: si guieron, y este hecho, a su debido tiem- po, tuvo influencia sobre la lucha muy lejos de alli, en el Volga. El 28 de marzo, el jefe del Estado Ma- yor del Cuartel General, coronel-general Franz Halder, un brillante estratega, insdlito en el sentido de que era un militar no del Estado Mayor prusiino, sino del antiguo ejército bavaro (qui més insdlito aun era el hecho, que Hit- ler desconocfa, que habia sido una figura clave en un golpe frustado para asesi- narle en 1938), present el plan revisado de operaciones para la ofensiva de verano en la conferencia celebrada en el Cuartel General de Hitler (Wolfs-schance, Gua- tida del Lobo), en el corazén de las tris- tes forestas de Prusia Oriental, cerca de Rastenburg. Se la bautizé con la clave Fall Blau (Caso Azul; se habia vuelto al empleo de colores para los nombres en clave después del fracaso de la gran ex- cepcién “Barbarrosa”), y se proyectaba una ofensiva de dos fases. Era poco comtn el que esta ofensiva se montara desde una linea atrasada ¢ inclinada, y, por consiguiente, las prime. ras fuerzas que iniciarfan el movimiento serfan las situadas en el punto més oc cidental. Estas fuerzas se moverfan con direccién sudeste, a lo largo del Don, desde la zona de Kursk-Jarkof, empujan. do a los ejércitos de Timoshenko lejos del rio y colocandose a su retaguardia, Y entonces, llegado el momento, las fuer- s situadas en el extremo meridional y oriental de la linea se moverfan hacia el Este, partiendo del rio Mius, empu- jando al Frente Soviético Sur ha Norte y el Oeste. Las dos fuerzas se encontrarian al Oeste de Stalingrado, en- yolviendo y borrando por completo a los Frentes Soviéticos del Sur-Oeste y el Sur, haciendo asf que la primera fase de la operacién concluyera satisfactoria- mente, Tan sdlo entonces las fuerzas se moverian hacia el Sur, hacia el Cauca- so y sus yacimientos. Hitler acepté el plan, pero rechaz6 la orden en que se reflejaba dicho plan, insistiendo en redactarla personalmente, Jo cual hizo de forma mds detallada de lo normal (una orden, normalmente, fija ba los objetivos, pero dejaba a los co- mandantes respectivos los detalles para conseguirlos); pero Hitler desconfiaba de sus generales, especialmente desde el desastre del invierno. Por consiguiente, la Orden mimero 41 de 5 de abril de 1942, es un buen re- flejo de la forma de pensar de Hitler en ese momento. En ella decia: “es funda- mentalmente necesario unir todas las fuerzas disponibles para la realizacién de TV PZ ARMY Batumi Ras 1 PZ ARMY ‘So, RS Blindados alemanes =p Infanteria alemana 22 julio 1942 TH Linea frente 28 junio 1342 TZ» = 6 julio 1942 >» 11 julio 1942 18 noviembre 1942 +ONE Pz. CORP: [SOUTH-WEST FRONT @Pallasovka <0 we Tae (Kleist) (TL SEA OF AZOV - ARMY XI ARMY GROUP A a NUG 8 < 2 ati x aeaee ae 8 NQaM. Elbruz ye ee ane MIO NTs Ate Ny Tate, 80 res el frente Sur estaba girando sobre Ros- tov, fallando asf otro intento de aislar a los soviéticos. El Alto Mando, sin embargo, todavia permanecia aferrado a la creencia de que el Ejército Rojo estaba aniquilado, y en este punto, el 23 de julio de 1942, Hitler dio la orden mimero 45. En vista de la situacion, constitufa un documen- to sorprendente. Se habfa abandonado la secuencia ordenada del plan original —primero el Volga y después el Céu- 30 i Se en Sen —_Maykope A Amani 1 PANZER ARMY caso—, y ahora habfa que alcanzar am- bos objetivos simultdneamente. Tampo- co era suficiente bombardear Stalingr2- do —era necesario su conquista—. Y e” cuanto a los yacimientos del Céucaso, 0? era suficiente apoderarse de Maikop ¥ Grozny, a pesar del hecho de que 1a captura de Grozny harfa posible cortat los suministros soviéticos de petréleo PO ferrocarril desde los principales yaci- mientos de Bakti, Era necesario co™ quistar los propios yacimientos, inclus? tentes, situados a alturas superiores ‘a los 3.000 metros, en estrechos desfila- ‘deros, donde un pufiado de defensores in determinacién podian mantener a ra- a toda una divisién. Cuarto Ejército Panzer se movia ‘Masa por los cruces del Don, y a at de que su presencia era necesaria al Norte, hubieron de pasar toda- Seis dias antes de que se modifica- Jas instrucciones. El 29 de julio, consiguié colocar sus primeros s de combate al otro lado del rio; Pronto como lo hubo conseguido, ibi6 instrucciones. Debia dejar tras Si una divisién, para mantener con- to con Kleist, y hacer pasar el resto re el rio Aksay, para conquistar St: Brado desde el Sur. La ciudad habia nzado 2 ser una obsesién en la men- (alemana, Ejercito Rojo se habfa mantenido Htado y con los brazos cruzados a la Peta de que los alemanes decidieran “imo paso, porque, aunque la im- @neia de Stalingrado pudiera fluctuar mentes de Hitler y sus generales, abla duda del valor que tenia para imistica soviética. El nombre signific jutdad de Stalin”, y los nombre Ser mportantes. zAcaso no habia cambiado Hitler e] nombre del acoraza- do de bolsillo Deutschland por los po- sibles efectos que pudiera tener sobre la moral del pueblo, caso de hundirse un barco Iamado “Alemania”? Pero aun mds que eso, en 1920, el propio Stalin hab{a jugado un papel importante al de- rrotar a los ejércitos Blancos del general Denikin en este lugar (que entonces se llamaba Tsaritzyn). En los afios siguientes, la ciudad ha- bia sido elegida como una pieza de ex- posicién de la Union Soviética, y se ha bia convertdo en un gigante industrial, extendéndose a lo largo de treinta kilé- metros sobre la orilla occidental del Volga. La poblacién de Stalingrado al- canzaba los 600.000 habitantes, con sus factorias —tres de las cuales, la aceria el “Octubre Rojo”, la de pertrechos de guerra “Barricadas” y la factorfa de “Tractores Stalingrado”, formaban una larga hilera sobre el rio, en la parte Norte de la ciudad, que con sus “Urba- nizaciones de Obreros”, situadas inme- diatamente a poniente de las mismas, iban a jugar una parte importante en la batalla que se avecinaba. Aunque la ciudad, como un simbolo especial del favor de Stalin, estaba so- brecargada de una arquitectura tipo “tar- ta de boda”, que tanto le agradaba a él, sin embargo era motivo de orgullo para sus habitantes, Tenfa numerosos parques y paseos a lo largo de la ribera del rio, asi como barrancas y torrenteras, que iban a parar al Volga. Existfan igualmen- te, en el centro de la ciudad, muchos signos precursores de un futuro més es- pacioso, al que todos aspiraban. El pro- pio Volga, que aqui tenfa una anchura de casi kilémetro y medio, con numero- sas islitas en su corriente; su ribera oc- cidental era alta y muy inclinada, con voladizos en algunos lugares, y con mu- chas cuevas por debajo de los voladizos. En el interior de la ciudad habfa algu- nas suaves colinas, en una de las cuales se encuentra situado el Mamayev Kur- gan, de mas de 45 metros de altura (“E) Foso de Enterramiento de Mamay”), y desde el que se contempla una excelente vista del centro de la ciudad. Aunque no existian puentes sobre el Volga, ha- bia notables transbordadores de ferroca- rril y transportes por carretera, y el puer- to fluvial, cuya importancia crecié con la cafda de Rostov y sus enlaces ferro- viarios, el 25 de julio. El Ejército Rojo no hubiera abandonado facilmente esta ciudad. Se realizaron una serie de cambios en 31 rimié el Frente Sur-Oeste, y de ejército pasaron a quedar nezh en el Norte, habia sido puesto bajo e] man- del segundo jefe del Estado Mayor, eneral N. F. Vatutin. Por otro ledo, su inmediato Norte, el Frente Bryansk, quedé bajo el mando ro antiguo Rostov. Después de su caida, el 25 de julio, aumento la importancia de Stalingrado para la defensa rusa. mientos refleja kov, porque ambos hombr vido y lo lingrado, conforme codo del Don, deb sorbidas en el nuevo Frente d el r de] Estado May Golikoy, Estos dos a sus 6rdenes en el recien dos ii tantes mds tarde, en conforme Zhuko' parte mas activa en supr 1 nombra n la influencia de Zhu. habfan nido el Frente Su as fuerzas se retiraban rian quedar ab- hacia in grado, que se estaba formando con los ejér: to de reserva del Stavk a FI nuevo Frente quedd oficialmente Wonstituido el 12 de julio, y al principio Eeravo bajo el mando de Timoshenko. Pero pronto quedé claro que tendria ine dejar el puesto, no porque hubiera esgracia a causa de su total el recodo del Don, que se con bastante habilidad y pocas pérdidas, sino porque el nuevo Frente era muy importante para estar ajo el mando de un general que olfa @ fracaso; de todas formas, pertenecia a Jas generaciones més antiguas de coman- Gantes del Ejército Rojo que cedian el paso a hombres instruidos con ideas mis habia reali : modernas, vinculados directamente, bien con el propio Zhukov, o con el antiguo jefe de Zhukoy, el gran mariscal Tukha- chevsky, a quien Stalin habia “purgado” y ejecutado, acusado de conspirar a fa- vor de Alemania y en contra del esta- do soviético. Por consiguiente, el 22 de julio, Timoshenko recibié el nombra- miento para un alto cargo en el impor- tante, pero, por el momento, menos agi- tado sector Noroeste del frente, y su lu- gar fue ocupado por el general V. N. Gordov, que tan sdlo tres dias antes se habfa hecho cargo de la jefatura del Sesenta y Cuatro Ejército, una de las for- serva del Stavka, que Pech ado en el recodo del de ocu- ciones Habla sido despleeado en el te Don, y se encontrabs 2 P siciones. ee Giaco “B” del Ejército habia for- Hf tres subsrupos para el ataque con- Bnad@’jlingrado, asigndndoles las siguien- tes fareas: el Grupo Norte, consisten- teen dos divisiones Panzer, dos motori- fadas y cuatro de infanterfa, deber tiucar el 23 de julio desde la zona de -Perelazovsky, con el objetivo a cc scbre a vo Don, en Kalach, detrés de las fuerzas Sovieticas, desplegadas al Oeste del Don. Ta fuerza central, una divisién Panzer y dos de infanteria, deberfan atacar ¢l 25 de julio, lanzdndose desde la zona Oblivskaya - Verkhne - Aksenovsky, tam- bién hacia Kalach, y mientras estos dos @rupos formaban una barrera frente a las fuerzas sovicticas del recodo del Don, el Sexto Ejército deberia lanzarse desde el Oeste y arrollarlas, dejando asf el camino abierto para llegar al’ Volga. Esta oportunidad deberia ser explotada enionces por un tercer grupo (al Sur), una divisién acorazada, una motorizada y cuatro de infanteria, que deberian ha- ber cruzado el Don, a la altura de Tsi- miyanskay, e] 21 de julio, y establecido lima gran cabeza de puente. Partiendo de alli, deberfan avanzar sobre Stalingrado desde el Sur, mientras que los otros dos Stupos, uma vez terminado su cometido en el recodo del Don, deberfan avanzar hacia el Volga desde ei Oeste y el No- toeste de la ciudad, Para la realizacién de este plan, el Comandante en jefe dei Grupo “B” del Ejercito, el coronel-general Freiherr von Weichs, tenia una fuerza total equivalen- Teeac0 divisiones —aunaue menos de eran aterteteeFas partes de las_mismas lemanas— y mas de 1.200 avio- 23 milimetron. Kilometros por hora. Armamento: dos cafiones de letros. C: ‘arga maxima: 650 nes, superando en numero a [as fuerzas soviéticas estacionadas en el recodo del Don en la prooprcidn de dos a una. Sin embargo, para una operacién defensiva como la que tenfan que luchar los co- mandantes soviéticos, esta proporcién no era desesperadamente desfavorable. Para ellos, la inferioridad mas importante era la del equipo, porque, a causa de las pérdidas sufridas en la ofensiva de Jar- kof, la proporcién en el numero de ca- rros y cafiones era de dos a uno, y de tres a uno en el c1so de aviones. La de- sigualdad se acentuaba aun mis, puesto que casi 300 de los 400 aviones de que disponia la Octava Flota del Ejército del Aire eran tipos anticuados. Los mejores de los nuevos aviones, los cazas Yak-l, os bombarderos ligeros Pe-2 y los exce- lentes Il-2 para ataque contra tierra (los Sturmovik), estaban disponibles en mi- mero muy reducido. Esto significaba que, en la prdactica, jos alemanes tenian, en realidad, una superioridad completa en el aire en toda aquella zona. Del total de sus treinta divisiones, Weichs podfa desplegar unas 20 contra las fuerzas soviéticas en el recodo del Don (casi todas ellas, alemanas y una rumana), a las que podfa afiadir un cver- po més desde principios de agosto, cuan- do e] Octavo Ejército italiano comenzé a Megar para hacerse cargo de su sector sobre el Don, a ambos lados del Veshen- skaya. Las fuerzas soviéticas estaban for- madas por los ejércitos Sesenta y Dos y Sesenta y Cuatro, y contaban con el apo- yo del Primer Ejército Acorazado (que tenia 160 carros) y del Cuarto Ejército Acorazado, que contaba con 80 unidades, mientras que, en el extremo septentrio- nal de recodo, se encontraba el Primer Ejército de Guardias, que no jugaba nin- in papel especifico en la batalla, apar- te de mantener tna cabeza de puente en los ametralladoras de E7,62 milimetros y una (atrés) de 12,7 kilos de bombas. Tripulacién: 2. la parte Sur del rio, en Kremenskaya. Pero todos los ejércitos que habfan ae soportar el peso principai del ataque eran de reciente formacién, y los dos ejé tos de carros estaban formados por nc vatos, ya que su creacién se remontiba tan sélo al 22 de julio. Aparte de algunas pequefias escaramu- zas entre el XIY Cuerpo Panzer y los elementos avanzados del Sesenta y Dos Ejército a lo largo del rio Chir, que produjeron a partir del 17 de julio, no se produjo ninguna accién de impor tancia hasta el 23 de julio, cuando ci divisiones alemanas atacaron el ala de recha del Sesenta y Dos Ejército al Nor- te de Manoylin, mientras que el ta y Cuatro Ejército se encontré someti- do a un ataque en el rio Tsimia. T pués de tres dias de lucha, el Cuerpo Panzer consiguié penetrar en 5: defensas del Sesenta y Dos Ejército y avanz6 sobre Kamensky, en el rio Don. sorprendiendo al Sesenta y Dos en uno de los flancos desde el Norte. E] Primer Ejército Acorazado, que estaba desplegado detrd4s del Sesenta y Dos intenté rechazar a las fuerzas ale- manas atacdndolas desde el Norte y por su retaguardia, mientras que el Cuarto Ejército Acorazado intenté un ataque de frente desde el Norte del saliente alemén, pero como quiera que ambos ejércitos acababan de formarse y como dos estaban formados por una mezcla heterogénea de carros e infanterfa no motorizada, todavia se encontraban par- cialmente equipados y bajo el mando de militares de infanteria carentes de ex periencia para operar con vehiculos blin- dados, era poco probable que sus ata- ques concluyeran felizmente, especial- mente teniendo en cuenta que no esta- ban coordinados en forma alguna, y que recibieron pobre apoyo de artillesia y i ningtin apoyo aéreo, Al mismo tiempo que este ataque mal dirigido se encaminaba hacia su inevitable final, el XXIV Cuerpo Panzer abrfa una brecha, entre el Sesenta y Dos y el Sesenta y Cuatro ejércitos, confor- me se dirigfa hacia Kalach desde el Sur- Oeste, a lo largo de la ribera Oeste del Don. El Stavka comenz6 a dar muestras de inquietud por esta penetracién en el Sur, y e] 28 de julio dio instrucciones a Gordov para que fortaleciera las de- fe al Sur de la zona entre los rios y, sobre el Don, hasta Raygorod, folga. Por consi- guients s i cuenta y Siete Ejército y algunas de su: 37 unidades de reserva a lo largo de la linea en cuestién, y se puso bajo su mando el Cincuenta y Un Ejército, que debia desplegarse al Sur de la curva del Don, desde los lagos Sarpa hasta el pun- to donde la linea del frente se desvane- cia en la estepa de Kalmyk, hacia Ro: tov. Como consecuencia de todo esto, el Frente de Stalingrado tuvo una iongi- tud de 700 kilémetros, y en vista de las dificultades para controlar una !inea del frente de tal longitud, se decidid establecer un nuevc Grupo de Ejército, en el Frente Sudeste, que habria de ha. cerse cargo del sector meridional de la linea de Gordov. Inmediatamente comen- z6 la btisqueda del jefe adecuado para su_mando, Mientras tanto, la situacidn en el fren- te formado por la curva del Don se habia calmado en parte, y aunque ias fuerzas motorizadas alemanas hab{an a} canzado el Don y realizado profundas penetraciones en ambos flancos del Se- senta y Dos Ejército, las inexpertas tro- pas que constitufan la reserva del Stav ka se habian compenetrado bien, y ni el Sexto ni el Cuarto ejércitos Panzer se encontraban en situacién de poder forzar la Iinea del Don, o sitiar al Sessnta y Dos Ejército sin realizar una pausa para reagruparse. La mayoria del Cuarto Pan- zer habia regresado de su inttil expedi- cién de cruce del Don en e! Sur, v el 31 de julio, Hoth lo utilizé para la ofensiva en la zona de Tsimlyanskaya contra el excesivamente desplegado C: cuenta y Un Ejército, que con cinco di- visiones de infanterfa debilitadas inten- taba cubrir un frente de 200 kilémetros, desde Verkhne-Kurmoyarskaya hasta Or- lovskaya. El golpe de Hoth penetré en las de- fensas del Cincuenta y Un Ejército, que tuvo que emprender una rdpida retirada hacia el ferrocarril Tikhoretsk-Krasno: meysk, de forma que, para el 2 ec agos- to, habia alcanzado Kotelnikovo, encon- trandose a sdlo 130 kilémetros de Sta- lingrado, con sdlo unos pequefios obs- tdculos naturales en su camino, siendo les principales los rfos Aksay y Mysh- kova. Se habfan producido varios cambios en el mando del Frente de Stalingrado el general A. I. Lopatin se habfa hecho cargo del Sesenta y Dos Ejército, mien- tras que el comandante en funciones dei Sesenta y Cuatro Ejército, el teniente ge- neral A. I. Chuykov, que habfa entrega- do su ejército al general M, S. Shumi- lov, regreso para informar al cuartel ge- 38 rrido. A continuacién le infor- neral de frente, en Stalingrado, qj Bearcats infor. e la violentamente con Gordov (c beri dades como comandante der ota procedente de Siberia, debfa Merecian poco respeto) y volvid at r el tren en el Decade. senta y Cuatro Ejército para preparay tro de su zona, y también de- informe escrito sobre la retirada a dar bajo su mando, caso de que gunas de las unidades del ejército 9° Metablecer contacto con su Cuar- vés del Chir, cuando todavia estaban orto % descono jo su mando. En la mafiana del 2 q agosto, Shumilov le mandé llamar informé del avance de Hoth, que dy nazaba con flanquear a todo el ejérgf to e incluso podria poner en peligro todk el frente, y el sugirié que fuera al tor Sur y se hiciera cargo de é], Chuykov se sintié muy contento pop no tener que escribir el informe pore Gordov y partio inmediatamente. Al lle. gar al sector Sur descubri. dos divisig. isnt és de varias horas de busqueda, ae la division habia comen- ‘descender del tren el dia ante- ero que cuatro conyoyes habfan Fmetrallados pot ia aviacién ale- ique los supervivientes se encon- n desperdigados. Un poco mis alld, estacién de Chilekov, encontré “varios convoyes de tropas de la ivisign, pero, inesperadamente. i Material rodante ferroviario... ametrallado, y los refuerzos desperdigados. ae 27 aviones alemanes aparecieron y bom- dearon la estacién, produciendo gran- ‘Pérdidas y dejando su radio fuera © accion. Maldiciendo a Gordov por haber asegurado la proteccién aérea Ta division, Chuykov continud agru: a los soldados perdidos, organ olos en unidades y asigndndolos ta- inmediatamente después. esta fuerza improvisada, organi- una defensa a lo largo del Aksay, Patrullas de reconocimiento que Prieron que el grueso de las fuerzas daba un amplio rodeo hacia el _ tVidentemente, con intenciones ar Stalingrado desde el Sur. Las nes soviéticas de infanteria, parte del Cincuenta y Un Ejército, deambulando por la estepa, camino de Stalingrado, para reunirse con su ejército, con cual habian perdido contacto. Lievabam consigo dos regimientos de morteros Ka tyuska, y mostraban huellas de desmora~ lizacién a causa de las tremendas Pet didas que habian sufrido desde el at® que de Hoth. Iban sin radio. Chuykov les mand6, Hevandoles hasta empla7a los detrds ‘del rio Aksay, y colocé de trés de ellos una brigada de infantes © marina para dar una “inyeccién de fort® leza” a su resistencia. Entonces contact al Cuartel General del Frente y comun propias fuerzas que Chuykov tenfa en el Aksay fueron atacadas el 6 de agosto, pero hizo que la infanterfa alemana y rumana retrocediera, y, de hecho, mantu- vo sus posiciones hasta el 17 de agosto, en que recibié érdenes de retirarse de acuerdo con una retirada general de toda la linea. Habia aprendido algunas utiles lecciones en cuanto a la forma de rom- per los ataques alemanes, y las puso en practica posteriormente en momentos mds importantes y en varias fases cru- ciales de la batalla. En el frente principal de la curva del Don la posicién del Ejército Rojo habia empeorado, como resultado del fracaso de los contraataques. El Cincuenta y Dos Ejército habia perdido ia mayoria de sus ocho divisiones de infanteria, que logra- ron escapar, luchando en pequefias uni- dades, pero dejaron gran parte del equi- po detrds de si. Ademds, habria de pasar algun tiempo antes de que pudieran re- organizarse y reequiparse. Por otro lado, habia ganado algunas de las divisiones del Primer Ejército Acorazado, que ha- bia sido disuelto, asf como una division que pertenecia al Cincuenta y Cuatro Ejército, el cual habia sido empujado hacia el Norte, a causa de la penetra- cién alemana entre los dos ejércitos. E) gran puente de Kalach habfa sido captu- rado intacto por el audaz golpe de ma- no de un pequefio grupo de asalto de in- genieros alemanes, y los carros alema- nes podian comenzar a cruzar hasta el itsmo de tierra entre el Don y el Volga. Gordoy habia comenzado mal como co- mandante de Frente, y no habia duda de que no podria mantener las posicio- nes mucho més tiempo. Para el 16 de agosto se habia aban- donado la ultima cabeza de puente, si- tuada en el trecho del Don, que corre de Norte a Sur, entre Kamesnky y Verkhne-Kurmoyarskaya, pero mds al Norte, a lo largo del tramo Oeste-Este del Don, antes de alcanzar la gran cur- va, el Primer y el Veintiun ejércitos de Guardias conservaban las posiciones en varios tramos de la ribera Sur compren- dida entre Kletskaya y Serafimovich, mientras que los rumanos del Tercer Ejército se mantenfan imperturbable- mente a la defensiva. Estas olvidadas ca- bezas de playa, acerca de las cuales na- die parecia preocuparse, ni el Alto Man- do de la Wehrmacht, ni el Cuartel Gene- ral Supremo o el Grupo de Ejército “B”, fueron decisivas cuando el calor y el polyo del mes de agosto cedieron el paso a las nieves de noviembre. 39 Yeremenko dsume Al principio, a Stalin le preocupaba no la necesidad de encontrar un sustitu- to para Gordoy, sino el nombramiento de comandante para el nuevo Frente Sudeste, pero en vista de los ulteriores acontecimientos, originados por la forma insatisfactoria en que Gordov habia he- cho frente a la batalla de la curva del Don, era preciso conceder gran impor- tancia al nombramiento del hombre que habria de hacerse cargo del nuevo Gru- po de Ejército. El 1 de agosto, un macizo general so- viético discutia con su médico en la ha- bitacién de un hospital de Mosct, donde se restablecia de una herida en la pierna, su segunda herida grave en el curso de la contienda. Intentaba convencer al doc- tor que se encontraba en condiciones de volver a su puesto, y después de una aspera discusién sobre los derechos de los médicos y sus pacientes para deci- dir cuéndo un hombre estaba en con- diciones de salir, el doctor, enfurecido, le sometié a una prueba practica para que le demostrara su capacidad para andar sin bastén, Después de media do? cena de pasos, el sudor perlé la frente del general, y su pierna comenzé a em- botarse. “ Basta, basta!” —grité, triunfante, el médico. Ahora esti claro, querido ge- neral, quién est4 equivocado en cuanto al estado de la herida. Todavia tiene que Benguet una cicatrizacién fundamen- tal.” Timidamente, el general confesé que personalmente ya habia comunicado al Stavka que estaba listo para volver al frente. “Peor para usted” —replicé el médi- co. Sin una nota del doctor encargado de usted ni siquiera mirardn su informe”. Al ver fracasar su truco, el general recurrié al sentimentalismo: “Digame, profesor, con la mano en el corazén, si usted sufriera de una heri- 40 a la Defensa proyecta nom- d jefe de uno de ellos. Qué siempre dispuesto a ir a jugar que ustedes consideren 9 enviarme”, respondié el gen nombre era Andrey Ivanovich ©; su rango, coronel-general, reinta y nueve afios. ko era un especialista en re- oblemas dificiles, y gozaba del > le Stalin. Ya se le habian asignado as misiones dificiles en el pasado, e no habia resuelto todas de for- factoria. Pero tenia cierto don. | estrategia y era un sempiterno a quien le guestaban las si- dificiles. Quiza, a veces, su no era excesivo, y mostraba la ‘a. creerse como un hombre pro- Pero la verdad es que la si- ‘no era para pusildnimes, y que habia acusado jamas de este _ Partié inmediatamente para el “del Estado Mayor, a fin de fa- se _personalmente con la situa- ‘el Sur, y volvid al despacho de 3a tarde, Después de conversar Stalin sobre la conveniencia de er un solo frente en la zona (dan descontado que estaria bajo su en lugar de Gordoy), se incline decisién de Stalin, y entonces da como la mia, y se encontrara en g fase actual, {podria usted sentarse tran. quilamente sabiendo que cientos de per- sonas morian de sus heridas mientras esperaban? {Podria usted, sabiendo que sdlo su ayuda, y no la de otra persona, podria salvarles?” El profesor pensé sobre lo que ha. bia escuchado, pero no dio una respues- ta directa. Al final, dijo: 4 “Estd bien. Si usted me da su pala bra de honor de seguir estrictamente el. régimen que le prescriba, no pondré in« conveniente a darle de alta.” ~ El general pasé el resto del dia inten- tando caminar sin bastén, mientras espe- raba una llamada telefénica. Finalmente, se produjo a medianoche. Llamaba la Se- cretaria del Comisario del Pueblo pari el mando del sector Norte de los Defensa. “Hemos examinado su informe, frentes, sefalando que el extenso Venga al Kremlin inmediatamente.” co aleman, a lo largo del Don, seria Dejé el bastén en el antedespacho de vulnerable a un contraataque, lo cual Stalin y caminé con cuidado y seguridad is adecuado a su temperamento hasta la sala de reuniones de la Comi- defensa. Stalin le escuchd, y sin de Estado para la Defensa. Stalin, que estaba terminando una llamada tele-_ fénica, se volvié hacia él, le miré cui- dadosamente a los ojos, y di 3 4 “Bien, se encuentra ya restableci- jo?” “Si, Ya me he recuperado” —dijo el general. Uno de los miembros del Comité ©0- menté su cojera, pero é! hizo un gest0 quiténdole importancia, e insistis en en~ contrarse mucho mejor de lo que em realidad estaba. “Bien”, continué Stalin; entonces le consideramos listo para volver a 188 Fre filas. Ahora mismo usted nos es muy Principio, y con rapidez. Usted ya necesario. Vamos a tratar del asunt0- €Xperiencia en esto; usted estable- En las circunstancias actuales de St” Frente de Bryansk partiendo de lingrado no podemos seguir adelante Si? fen 1941). Por consiguiente, vaya, tomar medidas para fortalecer este MUY dicho, yuele mafiana a Stalingra- importante sector, Se ha decidido div stablezca el Frente Sudeste. dir en dos el recientemente formad? emenko legé a Stalingrado en la Frente de Stalingrado. El Comité del 4 de agosto, en cuyo aero- propuesta merece atencién, pero a cuestién para el futuro; por el ende correctamente”, in, “que esa es la razén que le enviamos a usted al Fren- leste, para frenar y detener al ene- 9, que ataca desde la zona de Kotel- hacia Stalingrado. Es necesario el Frente Sudeste, empezando des- puerto le esperaba un automdvil que ha- bia enviado su “comisario del Consejo Militar”, el hombre responsable de su- pervisar el Departamento Politico del Frente, responsable también de la_in- doctrinacién, propaganda, moral y bien- estar de las tropas, de asegurar la md- xima_colaboracién entre las autoridades del Partido en la localidad, y de conse- guir la colaboracién del Partido y del gobierno en Moscd. Y por si fuera ne- cesario (y discretamente), asegurar que desde el punto de vista politico Yere- menko seguia siendo “fiel’’. El “comisa- rio del Consejo Militar” no era ningun extrafio en e] Sur; era el primer secreta- rio del Partido ucraniano, y ya habia servido, con Timoshenko, en Ja misma cepacidad que ahora le correspondia con Yeremenko. Su rango como comisa- rio era igual al de un teniente general, y era un hombre bajo, rechoncho, con una personalidad extrovertida, que des- pués de la guerra seria muy conocida por todo el mundo, Su nombre era Ni- kita Sergeyevich Kruschchev. Yeremenko tuyo cuatro dias para es- tablecer su Frente Sudeste, y tom6 el mando el 9 de agosto, La linea diviso- ria entre sus responsabilidades y las de Gordov iba directamente desde Kalach y descendia hasta el valle del rio Tsa- ritsa a el Volga, de forma que dividia la ciudad en dos. Su cuartel general se encontraba en una instalacién subterrd- nea, la Tsaritsyn Bunker, que habia construido especialmente a principios del afio. Tan pronto como comenz6 2 orga- nizar su cuartel general, sus reacciones se vieron sometidas a prueba, puesto que el 7 de agosto, los Panzers de Hoth (que Chuykov habja observado, dejando a_un lado Ja linea de ,Aksay durante el 5 y el 6) se acercaron a Stalingrado desde el Sur, penetraron en el flanco izquierdo del Sesenta y Cuatro Bjército y se apro- ximaron a 30 kilémetros de la ciudad. No podia esperar ayuda del Frente de Stalingrado, cuyas fuerzas estaban total- mente entregadas a la lucha, y sus otros ejércitos (Cincuenta y Uno y Cincuenta y Siete) se encontraban muy debilitados. Por ejemplo, el Cincuenta y Uno sélo disponia en aquella zona del equivalen- te a una division completa; los restos de otras dos se encontraban todavia en la linea de Aksay, con Chuykov, demasia- do lejos para poder recurrir a ellas. El pdnico corrié por la ciudad, y fue necesario tomar medidas draconianas pa- ra mantener a la poblacién civil aparta- da de las carreteras que debfan estar li- 4 PZKW IIL Estos servirian como punta de lanza del ataque. Peso: 25,4 toneladas. Velocidad: 45 kilometros por hora. Blindaje (maximo): 50 milimetros. Tripulacion: 5. Armamento: un cafién de 50 milimetros. Ametralladoras: dos de 7,92 milimetros. Arriba: El coronel general Audrey Ivanovich Yeremenko. Abajo: Su comisario politico, el teniente general Nikita Sergeyevich Kruschev. 7.62 mm. Estos cafiones mantendrian a raya el enemigo. Peso: 1.800 kilos. Alcance (techo): 1.500 metros. Municién: proyectiles de 6,5 kilos. 43 1ea de frente 21 agosto 1942 inea de frente 31 agosto XIV PZ CORPS (Wietershaim) 22 AGOSTO XIV CUERPO PANZER IRRUMPE A TRAVES DEL PERIMETRO RUSO 62nd ARMY 64th ARMY W PZ ARMY (Hoth) t. Tsatsa i 1 Barmantsak bres para el trdfico mili Después agrupo una fuerza improvisada, compues- ta de carros, cafiones anticarros, morte- ros Katyuska, que fue enviada apresura- damente a enfrentarse con Hoth, en Ab- ganerovo. Durante varios dias una lucha encarnizada siguid al primer encuentro del 9 de agosto, y, finalmente, se detuvo el avance de Hoth y abandoné, por el momento, su intento de penetrar desde el Sur. Por consiguiente, Yeremenko ha- bia pasado satisfactoriarmente su prime- ra prueba, pero todavia le esperaban al- gunas mas duras, empezando por la del dia 10 de agosto, mientras la lucha en Abganerovo se encontraba en su punto Algido. Ese mismo dia se presenté una situa- cién de gravedad en el ala izquierda del Frente de Stalingrado, mmediatamente adyacente al ala derecha de Yeremenko, cuando el Cincuenta y Dos Ejército del general Lopatin, al contraatacar con tres de sus divisiones se encontré con difi- cultades inesperadas. Aunque infligieron fuertes pérdidas a los alemanes, queda- ron sitiados por tres lados y tan solo pudieron escapar después de grandes di- ficultades y graves pérdidas. Se detuvo 44 el avance alemdn sobre la orilla izquier- da del Don, pero la situacién continud siendo critica debido a que la linea na- tural del avance hacia Stalingrado se en- contraba directamente a través de la li- nea de demarcacién entre los frentes de Stalingrado y el Sudeste, con todas las dificultades que llevaban consigo la co- ordinacién de operaciones entre dos co- mandantes de igual rango, especialmente en lo relativo al movimiento de las re- servas, de las cuales carecfa, por el mo- mento, Yeremenko, viéndose obligado, por consiguiente, a apoyarse en las de Gordoy (con quien la mayoria de los altos mandos del Ejército soviético ha- bian tenido siempre dificultades para po- der colaborar y quien, en muchas oca- siones, estaba también carente de reser- vas). Yeremenko informé de las difi- cultades a el Stavka, con el resultado, quiz4, inesperado de que, a iltima hora de la tarde del 13, fue nombrado coman- dante de ambos frentes, quedando Gor- dov como su segundo para el Frente de Stalingrado y Golikov (que anteriormen- te habia luchado en el Frente Bryansk) cumpliendo las obligaciones del mismo cargo, con respecto al Frente Sudeste. Artilleria de cohetes. Las baterias de morteros-cohetes, tipo Katyuska, ayudaron a rechazar el pi Por consiguiente, se convirtié en el co- Mandante supremo en el mismo teatro de lucha, y aunque, con frecuencia, los miembros del Stavka visitaban su Cuar- tel General, él tomaba personalmente cualquier decision répida que se nece- _ Sitara. Pronto se puso a prueba su fa- cultad para tomar decisiones inmediatas, porque Paulus se disponfa a montar la Mayor amenaza hasta ese momento, en Ja forma de un ataque contra la ciudad, Janzado desde el Norte, Oeste y Sur. Hitler se mostraba un tanto inquieto Por el retraso de sus generales en captu- Tar Stalingrado, y Paulus se encontraba deseoso de satisfacer los deseos de su dirigente. Se habia fijado la fecha del 25 de agosto como la fecha tope para la Conquista de la ciudad, y se aproxima- ba ese dia. Por consiguiente, el 19 de agosto, el Cuartel General del Sexto Ejér- Cito dio orden de operaciones para la captura de la ciudad, fijdndose las 04,30 del 23 como la hora del comienzo de la Ofensiva. La primera fase consistfa en una punta de lanza mévil, formada por la 16 y la 3 divisiones Panzer, y la 60 Divisién Motorizada, bajo el man- do del teniente general Hube. Su ob- ietivo era abrir un pasillo a través del corredor entre el Don y el Volga, Partiendo desde cabezas de puente a ambos lados de Vertyachi. Una vez al- €anzado los suburbio Norte de Stalingra- do (Spartakovka, Rynok y Latashinka), se aprestarian a continuar el avance hacia €l Sur, mientras que fuerzas de refresco ~consolidarian y ampliarfan el pasillo cap- turado por las primeras. El Cuarto Ejér- Cito Panzer, entonces caerfa sobre 1a Ciudad desde el Sur, una vez que hubie- jer ataque en Abganerovo. isparaban en andanadas. ra quedado aislada en su lado Norte, y el LI Cuerpo de Ejército del general yon Seydlitz-Kurzbach se dirigiria al Este desde Kalach, manteniendo con- tacto en su flanco Norte con la se- gunda oleada de fuerzas del pasillo de Hube, y teniendo como objetivo descar- gar el golpe contra Stalingrado en el pun- to de reunién de los ejércitos Sesenta y Dos y Sesenta y Cuatro, con el fin de separarlos. A la hora sefialada, la fuerza de Hube emprendié la marcha arrollando las de- fensas soviéticas en virtud de su fuer- za, velocidad y eficacia. Desde varios kildmetros al Sudeste, podfan verse las nubes de humo que se levantaban de Stalingrado conforme la ciudad ardfa bajo el impacto de los ataques de la Cuarta Flota Aérea, que aquel dfa efec- tud 2.000 vuelos como parte de una cam- Pafia de terror, similar a la de Varsovia y Rotterdam, A media tarde, los hom- bres de Hube tenfan ia ciudad a su vista, y conforme se acercaba la noche destruian y atravesaban la improvisada defensa establecida por las mujeres tra- bajadoras de la factoria de “Barricadas”, que servian a los cafiones antiaéreos, y continuaron hasta la orilla occidental alta del Volga, al Norte de Rynok. Alli pasaron la noche, preparéndose para la batalla del dia siguiente, en la cual se- guramente seria conquistada la ciudad. Pero sin que ellos lo supieran, Yere- menko estaba a punto de realizar un acto de comadrona, dando a la luz una fortaleza de lo que era una ciudad muerta. Se habia levantado temprano aquella majfiana ante las noticias del avance ale- 45 Pea me re ee MUU eg Ea ch rc iene a la ciudad. Centro: Uno de los primeros contrata PREPARATIVOS PARA LA BATALLA 1. Los cafiones anticarro marchan hacia el frente. Despliegue de la artilleria ligera twaffe acosa a los defensores. El cuerpo de transmisiones coloca las lineas. . Los poderosos 88... 6. ...y los incansabies Panzer. La cortina de fuego con que se inicia el ataque. Abajo: Los primeros prisioneros. man contra el punto de reunién de los ejércitos acorazados Sesenta y Dos y Cuarto (el Cuarto Acorazado dispo- nfa ahora solamente de infanteria; habia perdido todos sus carros en la batalla de Ja curva del Don); por consiguiente, de madrugada puso sobre aviso al coronel Sarayev, el comandante de la 10 Di- yisién de tropas de la NKVD (Comi: tiado del Pueblo para Asuntos Inter- nos). Fundamentalmente, estas tropas eran fuerzas de seguridad interna, los parientes uniformados de la policia se- creta, y, por consiguiente, no tenfan ar- mamento pesado, tal como artilleria pero a pesar de esto, la defensa del pe- rimetro de la ciudad, de 50 kilémetros de longitud, estaba en sus manos, pues- to que las formaciones del ejército regu- Jar no podian ocuparse de esta tarea A las 08,00 horas, Yeremenko telefo- neo al Cuartel General del Sesenta y Dos Ejército, pidiendo un informe de la situacién. La respuesta no le dejé lugar a dudas de que los alemanes se diri- gian’ directamente hacia la ciudad a toda velocidad. A las 09,00, telefoned el jefe del Estado Mayor de la Oc- tava Flota Aérea, general Seleznev. “Los pilotos, al regresar de los vue- jos de reconocimiento, informan que existe lucha encarnizada en la zona de Malaya Rossoshka. Todo cuanto alli exis: te estd en llamas. Los pilotos observa- ron dos columnas de, aproximadamente, 100 carros cada una, seguidas por den- sas columnas de infanteria, transporta- das en camiones. Se mueven hacia Sta- lingrado. Las cabezas de las columnas atraviesan la linea Malaya Rossoshka. Grandes formaciones de aviones enemi- gos bombardean nuestras fuerzas para dejar libre el camino a las columna alemanas. Yeremenko no perdia el tiempo con pa- labras: “Mi decisién es que salgan inme- diatamente todos los aviones disponibles en el Frente de Stalingrado. Que ases- ten un poderoso golpe a las columnas de carros enemigos e infanteria motoriz: da”. A continuacién telefoned al coman- dante en jefe de las Fuerzas Aéreas del Frente Sudeste, que era el general de divisién T. T. Khryukin, y le dio ins- trucciones para que dirigiera todo el ataque de sus aviones contra tierra sobre la columna de Hube. A continuacién mand6é llamar al jefe de sus fuerzas blindadas, general Shtevnev, y al jefe de Operaciones, general Rukhle. El teleéfono soné de nuevo. Era Krus- Chev. “zQué hay de nuevo?” iNada agradable”’ “Voy al Cuartel General inmediata- mente.” Y el teléfono soné otra vez. Ahora era el comandante del cuerpo antiaéreo, el coronel Raynin, informando que sus de- tectores de sonido en Bolshaya Rossosh- ka habfan captado el ruido de los ca- rros de combate de Hube, Yeremenko le dio instrucciones de estar listo y utili- zat sus cafiones contra los carros y los aviones, puesto que era inminente el bombardeo de la ciudad. Ya habian Iegado Shtevney y Rukhle, y ordené a Shtevnev que agrupara los restos de dos cuerpos de ejército de carros, que iban a ser enviados a reta- guardia para su reorganizacién y re- equipeo. Debian bloquear el avance ale- man para un contraataque (una empresa desesperada, porque entre los dos cuer- pos de ejército no Ilegaban a reunir 50 carros, la mayorfa de ellos anticuados, del tipo T-70). Rukhle fue enviado a pre- parar las érdenes adecuadas. Eran las once, y Kruschev habfa Ile- gado para informar que las organizacio- nes del Partido y las formaciones de obreras estaban listas para unirse a la defensa, y esperaban que se les encomen- daran tareas. Prevalecia en el Cuartel General un ambiente de nerviosismo, y se necesitaba un gran esfuerzo de volun- por parte de Yeremenko para man- tener el semblante pleno de calma, a pe- sar de la frenética actividad que le ro- deaba. El teléfono volvié a sonar. El jefe de Comunicaciones, general de division Korshunov informaba, con tono preocu- pado, que todo un tren de municiones, alimentos y refuerzos habia sido volado por la artillerfa alemana. “Los carros enemigos estin_entrando en Stalingrado, Qué hacemos?” “Cumplir con su obligacién, Manten- ga la calma”, contest6 Yeremenko con brusquedad. Fl coronel Sarayev, de la NKVD, en- tré. “Los carros enemigos se encuentran a unos 15 kilémetros de Stalingrado, y avanzan répidamente hacia la zona Nor- te de la ciudad”, dijo Yeremenko. “Lo sé”, contestd Sarayey en un su- surro. “7Qué medidas ha tomado usted?” “De acuerdo con sus anteriores in: trucciones, he ordenado a los dos regi- mientos que ocupan las defensas al Nor- te y Noroeste, que estén listos para la batalla.” Yeremenko ordend que el regimiento 51 de reserva del suburbio de Minina fuera enviado también a la factoria de “Barri- cadas”, en la zona amenazada Ahora era su segundo en el Frente del Surdeste el teniente general Golikoy, el que Hamaba. La conjura se hacfa cada vez mds clara. El Cuarto Ejército Panzer habfa comenzado 2 atacar desde el Sur a las 07,00 horas; al mediodia habian capturado la estacién de Tinguta y la vfa muerta que existfa en el kilémetro 75: La 38 Divisién de Rifles habfa que- dado parcialmente rodeada, pero en otros lugares los alemanes habian sido recha- zados, y se preparaba un contraataque en Tinguta. “Bien, adelante. Ordene a la 56 Brigada Acorazada de la reserva del Sudeste que se apreste para la accidn inmediata.” Trajeron de comer, pero no habia tiem- po. El segundo jefe dei Estado Mayor estaba en el ieléfono, Llamaba desde Mosc y queria conocer la situacién. Mientras Yeremenko hablaba con él, se le comunicé que el comandante del Se- senta y Dos Ejército, general Lopatin, 52 queria hablarle inmediatamente por te- léfono, “Informa Lopatin. Hasta 250 carros de combate y unos 1.000 camiones de in- fanterfa motorizada, con muy fuerte apo- yo simultdneo aéreo, han eliminado un regimiento de la 87 Divisién de Rifles, asf como el flanco derecho de la 35 Di- visi6n de Rifles al Norte de Malaya Rossoshka.” “Lo sé. Tome medidas para cerrar la brecha y rechace al enemigo desde el perimetro medio. Restaure la situa- cién.” Ahora era el coronel Raynin el que informaba que sus cafiones luchaban con- tra los carros al Este de Orlovka, y ha bifan sufrido algunas prédidas, y el coro- nel Sarayev vino para informar que el 282.° Regimiento de la 10 Divisién del NKVD habia trabado combate con los carros e infanteria motorizada ene- migos al Este de Orlovka. Yeremenko co- menz6 a pasar nota mental del estado de sus reservas; tenia algunas unidades extraordinariamente buenas, que ya ha- bian demostrado su valia, pero no eran muchas —upa brigada de carros, una de jnfanterfa motorizada, poco mds de una de cafiones méviles anticarros y una bri- gada de infanteria, que se encontraba en camino. E] teléfono interrumpié sus pen- gamientos. Esta vez no era un militar, si- no Malyshev, el representante del minis- tro de la Produccién de Carros, en el Co- mité de Defensa de Estado, que hablaba desde la factorfa de “Tractores de Sta- Jingrado”, que era una importante plan- ta de carros de combate. “Desde la factoria podemos ver cémo se lucha en el Norte de la ciudad. Los cafiones antiaéreos disparan contra los carros (estos eran los cafiones servidos por las trabajadoras y que la columna de Hube arrollé a ultimas horas de la tarde), Algunos proyectiies han cafdo en Ja zona de la factoria. Los carros ene- migos avanzan sobre Rynok. Estamos preparando la voladura de los objetivos més importantes.” “No yuelen nada todavia. Defiendan Ja factoria a cualquier precio. Que se apreste a la lucha el destacamento de obreros y mantenga al enemigo fuera de la factorfa. Fuerzas de socorro se en- cuentran en camino.” Malushev entregé el teléfono al gene- tal de divisién Feklenko. “Estoy en la escuela de entrenamiento de carros. Cuento con unos 2.000 hombres y unos 30 carros. He decidido defender la fac- torfa.” “Una decisién correcta. Le nombro comandante del sector. Organice 1a de- fensa de la factorfa con fuerzas de la escuela y los destacamentos de obreros inmediatamente. Dos brigadas caminan hacia la factorfa, una de carros y otra de rifles.” Ahora, el ingeniero jefe del Frente Sudeste, acompafiado de su oficial de suministros, legaron para informar or- Bullosamente de que habian terminado la construccién de un puente de pontones, a través" del Volga, desde la factorfa de tractores, en diez dias, dos menos de los Programados. El puente tenia tres kilé- Metros de longitud. “Muy bien. Den las gracias a los hombres que lo construyeron y a los Oficiales responsables de 12 supervisién, €specialmente al camarada Stepanov, asi como a los otros. Y en cuanto al puente, ordeno su destruccién.” Los dos técnicos cambiaron una mira- da entre si, preguntandose si Yeremenko se habfa vuelto loco. “Si, sf, destriyanlo. E inmediatamen- te.” Y a continuacién les explicd, breve- mente, las razones que lo justificaban. Después salieron para realizar su co- metido. Conforme salian, los especialistas de artillerfa, generales de divisién Degtya- rev y Zubanoy, Iegaron para informar que los alemanes se hallaban muy pr6- ximos a los principales depdsitos de mu- niciones. Se les instruyé que trasladaran la mayor cantidad posible de municio- nes a un lugar seguro. Ahora Ilegaban noticias mejores. El coronel Gorokhov entré para informar de la legada de sus tropas, la 124.* Bri- gada de Rifles, a la ribera opuesta. “Que cruce su brigada con toda ra- pidez y se dirija a la factorfa de tracto- res. Preséntese al comandante Fekleko alli; él le dard instrucciones.” De nuevo Yeremenko intenté tomar su desayuno (eran casi las seis de la tarde), pero de nuevo soné el teléfono. El coro- nel Raynin informé: “Grandes formacio- nes de bombarderos alemanes se aproxi- man a Stalingrado desde el Oeste y el Sudoeste. Estardn sobre la ciudad en tres o cinco minutos, Se ha dado la alarma aérea, as{ como la orden de combate, y los cazas estén despegando.” “Esta bien. Adelante”, dijo Yeremen- ko, con toda la calma posible, mientras su coraz6n comenzaba a latir violenta- mente, y la frente se llenaba de sudor. “Grandes formaciones”, eso queria decir treinta o cuarenta aviones en cada forma- cién; por lo menos cien aviones (de he- cho, la cifra quedaba multiplicada por seis, puesto que muchos de los aviones realizaron varias incursiones). Al mis- mo tiempo que legaron los aviones, la columna de Hube comenzé a atacar ha- cia el Sur, desde Rynok. En primer lu- gar, tuvieron que enfrentarse al fuego de los morteros y de los cafiones anticarros, después, los batallones de cafones anti- carros, armados con rifles anticarros, y, de forma apresurada, tomaron posiciones en el pequefio valle de Sukhaya Mechet- ka, un kilémetro al Norte de la factoria de tractores. Después de unas horas de encarnizada lucha, los carros de Hube se retiraron para repostar, realizar repara- ciones y tomar municiones para el dia siguiente. Mientras esto hacfan, los ago- biados defensores de la factoria de trac- tores recibfan refuerzos. Por fin, Yeremenko pudo tomar su de- sayuno. 53 La muerte de una ciudad Los incendios causados por los bombar- deros alemanes duraron toda la noche, y al dfa siguiente el sol se levanté sobre un escenario de absoluta destruc Durante dos meses de sol no habfa cafdo una sola gota de Iluvia, y las casas de los suburbios, en gran parte, de madera, habfan ardidd como la yesca, Por con- siguiente, en grandes zonas de los ba- rrios extremos solo quedaban las chime- neas de ladrillo de las casas, como si fue tumbas. En el centro, y en las zo- nas industriales, donde los edificios eran mis sdlidos, la situacién parecia normal a primera vista, pero una inspeccién mas detallada revelaba que, en el inte- rior de los muros, s6io habfa restos amontonados y arrasados de ruinas. Al- gunos depésitos gigantes de petrdleo ha- bfan saltado en el aire como si fueran gigantescos fuegos artificiales, soltando su contenido en forma de corrientes de fuego, que se dirigian al Volga, exten- diéndose alli, todavia ardiendo, sobre su superficie. Los muelles se incendiaron, al igual que muchos de los barcos allf anclados. El sistema telefénico habia de- jado de funcionar, ya que los postes de teléfono de madera habian ardido y de- saparecido, y el asfalto de Jas carreteras y calles igualmente habfa contribuido al holocausto. Los primeros bombardeos ha- Bian dejado sin agua a la ciudad, por consiguiente, los bomberos habfan con- templado, impotentes, cémo disminu' el chorro de sus mangueras primero, has- ta desaparecer por completo después. Debido a la proximidad de sus respec- tivos aerédromos, los bombarderos pu- dieron efectuar varios vuelos cada uno, y durante el dia Stalingrado habja recibi do lo que era equivalente a un ataque de dos mil bombarderos. A la mafiana del 24 la ciudad estaba en ruinas, y mi Hares de sus habitantes habfan muerto. Aunque después de la guerra muchos au- tores alemanes han afirmado que duran- te las incursiones sdlo se habian perse- guido objetivos militares, primordial- mente habfa sido un ataque de terror. Es cierto que el bloqueo de las calles por los edificios derrumbados dificulté el movimiento de las tropas de Yere- menko hasta los sectores amenazados de Ia linea del frente, y es cierto igual- mente que siempre existfa la posibilidad de haber dejado fuera de accién al Puesto de Mando; pero habia muy po- cas fuerzas soviéticas en la zona central de la ciudad, ya que la mayoria de ellas se encontraban desplegadas fuera, en los perimetros de defensa exterior Posteriormente, la experiencia de los aliados occidentales en Casino y Caen, habia de demostrar que la destruccién de grandes edificios puede ayudar a un determinado defensor ai impedir, en cierto grado, el acceso de los atacantes a sus posiciones. El bombardeo aleman de Stalingrado fue un error. El hacer una valoracién retrospectiva de cual hu- biera sido la decisi6n adecuada, una vez que se conocen los resultados, es uno, de los vicios mas perniciosos del histo- riador, Sin embargo, es tentador pregun- tarse cudl habria sido el resultado si la Cuarta Flota Aérea se hubiera utilizado como un instrumento de precisién con- tra las estaticas tropas de la 10 Divi- sién NKVD, los hombres de Feklenko, en los terrenos de la factoria de trac- tores, o los carros de Golikov, que se agrupaban para el contraataque en Tin- guta. Porque la realidad fue que, cuan- do en la mafiana del 24, los alemanes renovaron su ataque en tierra, chocaron contra una resistencia tan dura como la roca. El ver que se les escapara inespe- radamente el premio que tenfan entre las manos, les instig6 a aplicar cada vez mayor fuerza, al extremo de una larga y vulnerable penetracién, sin prestar la menor atencién al peligro a que queda- ba expuesto su flanco Norte a lo largo del Don. Tampoco habia ninguna necesidad vital de actuar asi, puesto que el 23 de agos- to los hombres de Hube habjan alcanza- do los objetivos establecidos en el plan original: establecer una linea desde el Don al Volga, en el lugar donde ambos estaban mds préximos, asi como hacer que Stalingrado y el Volga quedaran bajo su fuego. Ademds, habfan partido el Frente de Stalingrado en dos, y habian cortado sus lineas de ferrocarril, de las que dependian notablemente sus comuni- caciones laterales. Sin embargo, el pasi- Ilo alemdn a través del istmo compren- dido entre el Volga y el Don, era toda- via muy estrecho, y Yeremenko tenfa la esperanza de cortarlo, a fin de restable- cer la integridad de su frente. Cuando los carros y la infanterfa motorizada de Hube atacaron a lo largo de Sukhaya Mechetka, en la mafiana del 24, encon- traron tan fuerte oposicién de los mez- clados refuerzos de Feklenko, compues- tos por unidades tan heterogéneas, como la brigada de infanteria de Gorokhov y los batallones de la milicia de Stalingra- do, que, lejos de realizar ningiin progre- so esa mafiana, fueron rechazados. Por la tarde, tuvieron que soportar un contraata- 55 Vertyachi 24th ARMY 65th ARMY Sta. 57th ARMY 0 10 Miles | Saray SEER Ee 0 15 Kms. en Basargino, 64th ARMY 66th ARMY —'270VK2@ RESISTENCIA ALEMANA CESA EL 2 DE FEBRERO — JAN.21 Mamayey 4%. Kurgan RESISTENCIA ALEMANA CESA EL 31 DE ENERO BeketovkaZ — — Frente a final 17 enero @ Plan de ataque. que y, finalmente, perdieron dos kilé- metros de penetracién, Mientras tanto, los bombarderos con- tinuaban realizando la mayoria de sus ataques, no contra las posiciones sovié- ticas en el vital sector Norte, sino con- tra la zona de la ciudad. Esto no facili- taba en absoluto la tarea de Yeremen- ko o de Krushchev, puesto que se vie- hon obligados a improvisar la evacua- cién de las mujeres, los nifios y los vie- jos a través del Volga. Ademés, el de- sorden y la confusién reinante entre la poblacién civil obligs a Yeremenko a declarar la ley marcial el dia 25; pero cada bomba que caia sobre la ciudad era_una bomba menos dirigida contra la fuerza de Feklenko, al Norte de la factorfa de tractores, y sus hombres sa- caron el maximo partido del respiro que se les daba. Bruscamente detenido en el Norte, el Sexto Ejército intenté ahora penetrar desde el Oeste, Con el amparo de las nieblas de la mafiana, el 25 de agosto un grupo de 25 carros y una divisién de infanterfa cruzé el Don, al Sur de Ru- bezhnoye, y comenz6 a avanzar sobre la zona central de Stalingrado. Su avan- ce fue detenido por un grupo de combate de una brigada de carros (la 169."), y una divisién de infanteria 56 Frente Sexto Ejército noche 9 enero 1943 “7 Frente a final 13 enero Ultimas bolsas alemanas 17 enero-2 feb. (la 35 de Guardias), bajo el mando del segundo de Yeremenko, en el Frente de Stalingrado, el general de division Kova- lenko. El grupo de combate se abrid ca- mino, luchando hasta la parcialmente si- tiada 87 Divisién de Rifles, en Bolshaya Rossoshka, a la que socorrié. Un grupo de 33 soldados de la 87 Divisién de Ri- fles, todos ellos procedentes de Siberia y el Lejano Oriente, al igual que tantos de fos mejores soldados rusos, realizaron una prodigiosa hazafia al mantener su posicién durante dos dfas contra 70 carros ale- manes, que los tenfan sitiados, y de los cuales destruyeron 27 mediante el buen empleo de un arma improvisada, cono- cida en todo el mundo como “céctel Mo- lotov”, pero (debido a su desafortunada asociacién con la invasién soviética de Finlandia, en 1939), que los autores so- véticos describen de forma més prosai- ca como “una botella con una mezcla inflamable”. A pesar del hecho de que la mayorfa de estos hombres nunca ha- bfa entrado en accién anteriormente, su total de bajas fue un herido. Desde lue- go, esto no era de ninguna forma repre- sentativo de las operaciones soviéticas en que, con frecuencia, el numero de bajas era innecesariamente elevado a cau- sa de la naturaleza primitiva de las tdc- empleadas por las pequefias unida- a embestida: Ataque de terror lanzado contra la zona de la ciudad, ~ ‘Abajo: Aumenta la violencia del bombardeo. des. Por otro lado, fue una clara indi- cacién en cuanto a la forma de lucha en que debfa desarrollarse la batalla en el interior de la ciudad Con los alemanes, temporalmente re- chazados, en los alrededores de la ciu- dad, los pensamientos de Yeremenko se tornaron al contraataque, que tanto deseaba. Su objetivo era forzar al XIV Cuerpo de Ejército Panzer a que aban- donara su pasillo a través del Volga, 0, con suerte, destruirlo. ¥ los medios con los que esperaba conseguir este objeti- vo consistian en la destruccién de sus lineas de comunicacién, utilizando los Ejércitos de Gi dias Veintiuno y Pri- mero, en el Norte (una formacién sovié- tica de “Guardias” era aquella que se habia distinguido en la lucha. Recibia mejor clase de equipo, y la paga de sus hombres también era mejor. Sin embar- go no estaba formada con hombres es- pecialmente seleccionados, como las _uni- dades de “Guardias” en otros ejércitos). 1 dia 24, dos divisiones del Vein- tin Ejército habian sometido ya a prue- ba las posiciones alemanas en Serafimo- vich y Kletskaya, y parte del Primero de Guardias habfa atacado en las proxi- midades de Novo-Grigoryevskaya; exten- dié su cabeza de puente en la orilla de- recha del Don, pero las fuerzas emplea- das no eran bastante fuertes para cercar a las fuerzas de Hube. El 25, varias di- visiones del Sesenta y Tres Ejército ata- caron desde la linea de Yelanskaya-Zi- movsky, avanzando sobre el Sur y cap- turando otra cabeza de puente a través del Don, Para entonces, el grupo de com- bate del general Kovalenko habia sido reforzado por dos divisiones mds de ri- fles y algunos carros, y el 26 monté otro contraataque fuera de la zona de Samofalovka, con el objetivo de despla- zat a los alemanes de algunas posicio- nes dominantes, pero el apoyo de la ar- tillerfa fue insuficiente, el ataque estuvo mal coordinado y la Luftwaffe, dema- siado fuerte: por consiguiente, consti- tuy6 un completo fracaso. ‘A continuacién, el general Shtevnev lanz6 un ataque en las proximidades de Gorodishche y Gumrak, con fuerzas del Sesenta y Dos Ejército. Este ataque con- siguié bloquear por algiin tiempo los in- tentos de penetracién desde el noroeste Arriba: Las tropas de la Luftwaffe avanzan a través de los pueblos de las proximidades. Abajo: Vehiculos blindados en las orillas del Volga. 59 de la ciudad, pero de nuevo carecié de la fuerza necesaria para conseguir algo mds. Por tanto, el proyecto que habia contemplado Yeremenko de lanzar un xtaque contra el flanco Norte del Sexto Ejército tuvo que ser abandonado por falta de éxito. Yeremenko no sabria, has- ta después de la guerra, cuando se divul- g6, que el comandante en jefe del XIV Cuerpo del Ejército Panzer, gene- ral von Wietersheim, se habia pueso tan nervioso, en cuanto a la suerte de las columnas de Hube, cercadas en Ia orilla del Volga, y que. a veces, contaban tan s6lo con los suministros lanzados desde el aire, que decidié su retirada, aunque su decision fue reyocada por la del co- mandante en jefe del Grupo de Ejérci- to “B”, coronel general con Weichs. Sin embargo, una nueva amanaza se present6 en el sector Sur. Desde el dia 19 de agosto, el Cuarto Ejército Panzer habia estado intentando penetrar en la parte Sur de las defensas de Tunduto- ve. Sus intentos no habian_tenido éxito y habian sufrido graves pérdi- das, especialmente la 24 Divisién Pan- zer, puesto que las defensas soviéticas sobre el terreno elevado entre Beketov- ka y Krasnoarmeysk, sobre el Volga, eran muy completas, estaban bien proyec- tadas y contaban con varias divisiones del Sesenta y Cuatro Ejército sovictico, con apoyo de carros. Por consiguiente, Hoth habia cancelado el ataque, y mien- tras Yeremenko se ocupaba activamente en lanzar contraataques al Norte y al Nordoeste de Stalingrado, los carros del Cuarto Ejército Panzer y la infanteria motorizada se movian sigilosamente del sector Sur al Sudoeste, reagrupdndose en Abganerovo. Desde alli fueron lanza- dos, la madrugada del dia 29, contra la 126 Divisién de Rifles del Sesenta y Cuatro Ejército, Era intencién de Hoth abrir una brecha en el centro del Sesenta y Cuatro Ejército, y realizar a continuacién un giro a la derecha ha- cia la retaguardia de las posiciones so. viéticas, entre Beketovka y Krasnoar- meysk, evitando asf los puestos fortifi- cados, que inutilmente habia intentado reducir en los ataques frontales, y con- quistando la orilla del Volga ‘y las altu- ras al Sur de Stalingrado, al mismo tiem- po que asislaba el ala izquierda del Se- senta y Cuatro Ejército. El ataque alemin se encontroé con un éxito inesperado. La 24 Divisién Panzer del general yon Hauenschild consiguié atravesar las Iineas soviéticas 60 en Gavrilovka, en parte, gracias al efi- caz apoyo de los cazabombarderos Stuka de la Cuarta Flota Aérea, penetrando hasta las zonas de vanguardia de am- bos ejércitos, el Sesenta y Dos y el Se- senta y Cuatro, De pronto, la situacién cambi6 totalmente. Un intento de aislar el ala izquierda del Sesenta y Cuatro Ejército se convirtié en una posibilidad de aleanzar un premio mucho mayor: el cla derecha@ del Sesenta y Cuatro Ejér- cito y, quizd, también, la totalidad del Sesenta y Dos Ejército. Todo Io que se necesitaba era que el Cuarto Ejército Panzer abandonara su proyectado giro hacia la derecha, y continuara hacia el Norte, mientras que el Sexto Ejército deberia dirigirse hacia el Sur, para reu- nirse ambos. Si la accién tenia éxito, Sta- lingrado caeria en esta ocasién por falta de tropas que pudieran ocuparse de su defensa: pero el Grupo de Ejército “B” tenfa que actuar con rapidez porque Ye- remenko ya habia presentido algo. El general Weich, al frente del Grupo de Ejército “B”, reacciond con rapidez ante la nueva situacién, y al mediodia del 30 de agosto transmitié una orden al Sexto Ejército, en la que decia: “todo depende ahora de que el Sexto Ejército concentre el mayor numero de fuerzas posible... lance un ataque totalmente di- rigido hacia el Sur... destruya las fuer- zas enemigas al Oeste de Stalingrado, en colaboracién con el Cuarto Ejército Panzer...", Al dia siguiente volvié a ins- tarle para que avanzara. “Es importante una répida reunién de ambos ejércitos, a la que debe seguir una penetracién en el centro de la ciudad.” Pero Paulus no avanzaba. Aunque los contraataques de Yeremenko no hubieran tenido el éxito por él esperado, lo mis- mo Wietersheim que Paulus estaban con- vencidos de que el Frente Norte se en- contraba en situacién precaria. Los con- trataques soviéticos no se habfan apaga- do totalmente, y Paulus consideraba que si destacaba sus fuerzas con rapidez para avanzar hacia el Sur, su frente Norte podria desmoronarse. Hasta el 2 de septiembre no cedid la presién sovié- tica contra las fuerzas de Paulus; enton- ces envié sus carros inmediatamente pa- ra que establecieran contacto con las fuerzas de Hoth. El 3 de septiembre, la infanteria de Seydlitz habfa establecido contacto también con las unidades mds avanzadas del Cuarto Ejército Panzer, ha- biéndose realizado una cuidada opera- cién envolyente. Pero sdlo habfa un fa- llo: el Ejército Rojo habia escapado de nuevo. {Qué habia ocurrido? Yeremenko no se habia dado cuenta de que Hoth sdlo pretendfa el ala iz- quierda del Sesenta y Cuatro Ejército, y de forma intuitiva se habia anticivado al cambio del plan de los alemanes, an- tes de que éstos pes2zran en ello. Por tanto, cuando Weichs y Hoth modifica- ron su plan y decidieron sacar provecho del inesperzdo éxito, dirigiéndose al Nor- te, el Cuartel General del Frente de Sta- lingrado febrilmente daba un torrente de 6rdenes que equivalian al abandono del perimetro exterior de las defensas de Stalingrado. El ala derecha del Sesen- ta y Cuatro Ejército comenzé a retirarse durante la noche del 29 al 30 de agos- to, situdndose en su mayor parte en la linea media de defensa, mientras que dos divisiones (la 29 y la 204) pasaban a formar parte de la reserva del Ejército, y el Sesenta y Dos Ejército comenzé a reti- Tarse a la noche siguiente, tomando posi- ciones en la zona media de defensa. al Norte de! Sesenta y Cuatro. No fue exac- tamente una victoria, sino mas bien un “nuevo Dunkerque”, porque habia sido necesario abandonar “el cordén_sanita- rio” en torno a la ciudad, y los alemanes ejercian ahora presién sobre la ciudad desde todas las direcciones. Pero mediante una mezcla de prema- turo optimismo y especie de vaticinio, Yeremenko habia conseguido salvar el habian constituido un fracaso, en lineas grueso de sus fuerzas, Sus contraataques generales, a excepcién del hecho vital de que habfan mantenido inmovilizadas a las tropas de Paulus los decisivos dias comprendidos entre ei 30 de agosto y el 2 de septiembre; su vaticinio de las intenciones de los alemanes no habia si- do correcto cuando éste se produjo, pe- ro, en efecto, él habia descubierto la Sran oportunidad antes que los propios alemanes; por consiguiente, los ejércitos Sesenta y Dos y Sesenta y Cuatro se sal- varon para continuar la lucha. ¢Pero cudnto tiempo podria durar? En esta ocasién se habjan salvado milagrosamen- te, y la renovada presién alemana en el sector Sur obligé a una retirada inme- diata de las zonas intermedia e interior de defensa, el dia 2 de septiembre. Aqui, por primera vez, los alemanes utilizaron cafiones autopropulsados, y aunque Ye- remenko dice que no alcanzaron los ob- jetivos que persegufan, se apresuré a sefialar que inmediztamente pidié a Sta- lin el envio de algunos de estas unida- des, Era evidente que le preocupaba el efecto de estas armas sobre la moral de Jas tropas, que nunca las habfan visto anteriormente, y cuyo espacio para ma- niobrar era cada dia mds reducido. La ciudad presentaba entonces un as- pecto terrible de destruccién, Prdctica- mente, habia estado sometida a conti- nuos ataques aéreos desde el 23 de agosto, y e] bombardeo del 2 de sep- tiembre fue particularmente duro. Era posible distinguir desde la estepa, a mu- chos kilémetros de distancia, los fuegos de Stalingrado; peor aun desde el pun- to de vista militar, los numerosos trans- bordadores del Volga, que a partir de ese momento eran el unico medio para el envio de suministros a las fuerzas so- viéticas, estaban sometidos a continuos bombardeos de la aviacién y la artille- ria, Por la noche, los alemanes ilumina- ban el rio con bengalas, creando nue- vos problemas al mando soviético, que se habfa visto obligado a abandonar el transporte de transbordadores durante el dia. Pero, afortunadamente, el viento, a veces, arrastraba las bengalas demasia- do lejos, a veces, estaban muy bajas, 0 muy altas, o muy inmediatas, 0 muy lejos, para que su luz pudiera ser utili- zada por los artilleros del Sexto Ejército. Y de una forma u otra, continué legan- do una corriente de municiones, alimen- tos y refuerzos; los ejércitos Sesenta y Dos y Sesenta y Cuatro, practicamente, habian estado en continua accién desde mediados de julio, e inevitablemente es- taban faltos de hombres y equipo a prin- cipios de septiembre. Ademis, la siguien- te fase de la batalla —la lucha en la If- nea interior de defensa— estaba a pun to de comenzar. 61 Todo alemdn debe sentirse como si viviera bajo la menaza del cufion de un arma rusd A partir de este momento seria vago describir la parte Norte del drea de Ye- remenko como “Frente de Stalingrado”, puesto que se hallaba aislado de la ciu- dad, a excepcién del Sesenta y Dos Ejér- cito. Por consiguiente, se colocé a este Ejército bajo la jurisdiccién del Frente Sudeste, a fin de que hubiera un Grupo de Ejército al Norte de la brecha alema- na: el Frente de Stalingrado se exten- dia unos 400 kilémetros, desde Babka, en el Don, hasta Yerzovka, en el Volg con cinco ejércitos (el Primero de Guar dias, Veintiuno, Veinticuatro, Sesenta y Tres y Sesenta y Seis) y uno al Sur, el Frente Sudeste, con cuatro ejércitos (el Sesenta y Dos, en la ciudad, el Sesenta y Cuatro, el Cincuenta y Siete, al Sur, y 4s al Sur, el Cincuenta y Un Ejército, defendiendo e! relativamente tranquilo sector situzdo detras de los lagos de Tsatsa, Ba nantsak y Sarpa, mds abajo de los cuales la linea del frente se des- vanecia en la estepa de Kalmyk, donde ten sdlo penetraba, de cuando en cuzndo, alguna patrulla de los dos bandos. Era, quizd, imposible e imprudente dirigir una operaciéén militar del tal magnitud desde el refugio subterréneo de la gar- ganta de Tsaritsa, a tan pocos kilémetros de distancia de la linea del frente, y, por consiguiente, Yeremenko y Kruschey etravesaron sigilosamente el Volga, se trasladaron unos 40 kilémetros al Norte y volvieron 2 cruzarlo a la orilla Oeste, donde establecieron su cuartel general en el pueblo de Malaya Ivanovka. Una vez allf recibieron a los altos mandos del Stavka, a principios del mes de septiem- bre, representado por el segundo coman- dante supremo (el formidable general Zhukov) y el jefe del Estado Mayor, coronel general Vasilevsky. Hicieron Preguntas, investigaron, visitaron la li- nea del frente ¢ incluso examinaron las cabezas de puente sobre el rio Don, aunque no explicaron a nadie la razén de su interés, ni siquiera a Yeremenko. En realidad, antes de salir de Mosct, Stalin les habia dicho que examinaran la posibilidad de utilizar las cabezas de Puente, como las bases, para una gran contraofensiva, y, naturalmente, guardar el secreto del proyecto. En 1920, las fuerzas Blancas del general Danikin ha- Bian sido derrotadas en este mismo lu- gar gracias a una maniobra similar, y. en §ran parte, ci plan habia sido obra de Stalin. Por consiguiente, comenzaban a agitarse antiguos recuerdos en la mente del jefe rojo conforme examinaba los planes del Estado Mayor y el amplio flanco Norte de Paulus. Pero cuando observé el mapa con la situaci6n de fuerzas, el 2 de sep- tiembre, 1a idea de un gran golpe de mano desapareci6 por un momento de su mente. Para ello se necesitaria tiempo y, conforme parecian estar las cosas, Stalingrado no podria resistir mucho pa- ra hacer los preparativos. Por consiguien- te, envié un mensaje a Zhukov, que se encontraba en Ivanovka: “La situacién en Stalingrado est4 em- peorando. El enemigo se encuentra a unos tres kilémetros de Stalingrado. Stalingrado puede caer hoy o mafiana si el grupo Norte de las fuerzas no le presta ayuda inmediata. Exija a los jefes de las fuerzas desplegadas al Norte y al Nordoeste de Stalingrado que ataquen al enemigo inmediatamente, y que vayan en ayuda de Stalingrado, No se permi- ten demoras. Cualquier demora equivale a un crimen. Lance toda la aviacién en ayuda de Stalingrado. En el propio Sta- lingrado quedan muy pocos aviones. Acuse recibo de estas instrucciones e indique sin demora las medidas toma- das.—J. Stalin.” La palabra “Stalingrado” se repite co- mo un redoble de tambor a lo largo del mensaje. Con frecuencia, los mds altos jefes de Stalin podfan discutir con él. Pero no en esta ocasidén queria accién inmediata con dos ejércitos (Veinticuatro y Sesenta y Seis), que acababan de Iegar a la zona de Samofalovka-Yerzovka-Loz- noye, procedentes de la reserva del Stav- ka. Es cierto que no estaban plenamente adiestrados y que, en su mayor parte, estaban formados de viejos reservistas (todavia se sufrian los efectos de la for- ma prédiga en que se habfan derrocha- do los soldados soviéticos durante 1941 y en las operaciones como la ofensiva de Jarkof, en mayo de 1942), pero lleva- ban poco tiempo en accién y, natural- mente, se encontraban més fuertes que los soldados destacados mas al Sur; por consiguiente, fueron conducidos al ata- que el 5 de septiembre, en un nuevo in- tento de destruir el saliente alemdn entre el Don y el Volga. No tuvieron éxito, pero los alemanes se vieron obligados a desviar parte de su atencién de los esfuerzos dirigidos hacia el Norte para rechazar los ataques, y esto alivié ligeramente la situacién de los ejércitos Sesenta y Dos y Sesenta y Cuatro conforme intentaban organizar al- gun tipo de linea de defensa en torno al perimetro de Stalingrado, La “linea de 63 Arriba: Los tltimos espacios abiertos antes de llegar a la ciudad. ‘Abajo: Panzer desplegados para hacer frente a la amenaza procedente del Norte. defensa interior” sonaba bien, pero en muchos lugares era poco mds que una linea marcada sobre el mapa de Yere- menko, Era necesario hacer todo: ten der cables, colocar minas, cavar trinche- ras y fosos de proteccién, y muchas co- sas mas. Tampoco sobraban los hombres, puesto que muchas de las divisiones de rifles apenas igualaban en ntimero a una compatifa completa; a la 87.* le que- daban 180 hombres, a la 112." le que- daban 150, y la 99." Brigada Acorazad2 no tenia carros, aunque s{ 120 hom- bres. Esta situacién afecté, finalmente, al comandante del Sesenta y Dos Ejército, el general Lopatin. Su pesimismo habia crecido de forma continuada, conforme avanzaba la batalla, 2unque se habia ba- tido con distincién’ hasta entonces. Pero con el Volga a su espalda y con fuerzas enemigas superiores frente a él, su vo- juntad comenzé a debilitarse. Decidio que era imposible mantener Stalingrado y comenzé a retirar sus unidades sin jener instrucciones para ello: lo unico que podia hacerse con él era deponerlo De momento, su jefe de Estado Mayor. el general de division N. I. Krylov, se hizo cargo del mando, Pero resulta tan dificil encontrar un buen jefe de Esta do Mayor como un buen comandante Por consiguiente, ésta era una solucién temporal, y Yeremenko comenz6 a bus- car entre los generales a sus Ordenes. En el Cuartel General del Sesenta y Cuatro Ejército no habia problemas de mando. El general de division N. S. Shumiloy habia estado al frente del ejér- cito desde el 30 de julio. Era un je competente, tranquilo, sin altibajos, no dado a extremos de optimismo o pesi- mismo. Tenia como su segundo al te- niente general Vasily Ivanovich Chu kov, quien precisamente habia sido c madante del Sesenta y Cuatro Ejército cuando formaba parte de la reserva y se agrupaba y entrenaba cerca de Tula, y que igualmente habfa sido su comanda te desde su Hegada a Stalingrado hasta que Shumilov se hizo cargo de la co- mandancia. No era, de ninguna forma, “Iq quinta rueda del automévil”, pero como auiera que el mando del ejército estaba en las muy capaces, manos de Shumilov, era posible prescindir de él y por esa raz6n fue clegido comandante del Sesenta y Dos Ejércite, convirtiéndo- se asi a los ojos del puiblico soviético en la figura destacada de la defensa de Sta- lingrado, Chuykov tenfa entonces cuarenta y dos afios. Habfa sido agregado militar en China, al comienzo de la guerra, y sélo habfa regresado a su pais en 1942. Hasta el mes de julio no habfa entrado en accién, pero desde entonces no le habia faltado experiencia. Era un hom- bre de decision, concienzudo y optimis- ta. Naturalmente, Stalin tenfa que rati car el nombramiento, pero la unica pre- “gunta que hizo a Yeremenko fue: “zLe conoce usted bastante bien?”. Yeremenko contesté que sabfa que Chuykov era un lider en quien uno podia contiar, y Stalin confizms la propuesta de darle el mando del Sesenta y Dos Ejército, del que se hizo cargo el 12 de septiembre. Chuykoy, segiin su propia confesién, habfa estudiado las ticticas alemanas en el campo de batalla durante sus pocas semanas de accién. Aunque admiraba la forma brillante en que coordinaban sus acciones la aviacién, carros e infanter no se sentia impresionado, porque con- sideraba que, con frecuencia, estas tdc- ticas eran lentas y carecfan de determi- nacién. Al hacerse cargo de un ejército que pronto quedarfa aislado a su izquier- ~da y a su derecha, con un amplio rio a sus espaldas, y su inmediato coman- dante a distancia. suficiente par que le fuera imposible supervisar cada una de sus acciones, tendrfa mayor libertad de accién de lo normal en un comandante del ejército sovittico, y, por consiguien- te, son de particular interés sus opinio- nes acerca de la forma en que debia lu- char su ejército. Creia que los métodos alemanes con- seguian principalmente sus éxitos gracias a la excelente coordinacién de elemen- tos —aviones, carros e infanterfa—, que en si no eran de notable calidad. En los combates sobre los rios Don y Aksay habfa observado que los carros de com- bate atacaban hasta que los aviones de la Luftwaffe se encontraban sobre las posiciones soviéticas, y que la infante- ria no se movia hasta que los carros habfan alcanzado sus objetivos. Por con- siguiente, el problema consistia, segun lo vefa, en romper uno de los eslabo- nes de la cadena por cualquier medio; también habfa observado cierta aversién de la infanterfa alemana al combate cuerpo a cuerpo, y observé que abrfan fuego con armas automaticas a distan- cias de unos ochocientos metros. Considerando estos dos factores —de- pendencia de la coordinacién y aversién al combate cuerpo a cuerpo—, Ilegé a la conclusién de que la forma correcta de luchar era mantenerse tan cerca del ene- migo como fuera posible. De esa forma la Luftwaffe se veria imposibiliteda de atacar a las fuerzas soviéticas sin hacer correr peligro a sus propios soldados. Por consiguiente, se romperia el primer eslabén de la cadena, y la infanteria se veria obligada a combatir cuerpo a cuer- po contra un enemigo que no haba sido debilitado por la accién de los bombar- deros ni de los carros. Como expresé posteriormente: “Cada soldado alemdn debe sentirse como si viviera bajo la amenaza de] cafién de un arma rusa’. Crefa que en el interior de la ciudad po- drian aplicar estas tacticas con facilidad, y los alemanes se verian desprovistos de su baza mds fuerte: la Luftwaffe. La tinica forma en que podrian aplicarse era, naturalmente, con la buena disposicién de sus tropas a estas tacticas. La presentacién de Chuykoy a su ejér- cito no tuvo ni buenos auspicios ni debié infundirle esperanzas de que jamas pu- diera llevar sus ideas a la prdctica, Para empezar, nadie sabia a ciencia cierta dénde estaba su propio cuartel general. Yeremenko crefa que se encontraba en el refugio de Tsaritsyn, el mando subte- rrdneo, en el barranco de Tsaritsa, que él mismo habifa ocupado hasta reciente- mente, como comandante del Frente. Pero no era as{. Por consiguiente, Chuy- koy deambulé por la ciudad, maravi- llado al contemplar las improvisadas barricadas en las calles, incapaces de detener a un camién, y mucho menos a un carro de combate. Finalmente, encon- tré un oficial que sabia donde se en- contraba el puesto del mando del Cin- cuenta y Dos Ejército. Llevé a Chuykov hasta el pie de la Mamayev Kurgan, y el nuevo comandante trepé por la colina hasta el escondrijo de Krylov, donde en- contré al jefe del Estado Mayor ha- blando por teléfono y echando una re- primenda al comandante de una forma- cién acorazada, quien, sin érdenes, se habfa retirado a la orilla del Volga, des- de la colina 107,5 (la costumbre sovié- tica era designar las colinas por la altu- ra indicada en los mapas del ejército), colocando asf su cuartel general detras de aquel del ejército. Ciertamente, si se permitfa que con- tinuara ese estado de cosas, seria el fin de los planes de Chuykov, de luchar contra los alemanes cuerpo a cuerpo. Por consiguiente, el desafortunado general al mando de las fuerzas acorazadas fue Ila- mado a la presencia de Chuykov, quien personalmente le dijo que era culpable de cobardia, que cualquier acto similar 65

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