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¿QUÉ TANTO HEMOS HECHO POR LA EDUCACIÓN?

En la actualidad, la educación primaria en México pasa por un proceso de

transformación, aunque se discute si es profundo o simplemente superficial, esto

se ha visto reflejado en los recientes años, en los que se han hecho muchos

esfuerzos por tratar de integrar un plan de estudios que sustituya al anterior y

proporcione más eficiencia y eficacia en cuanto a la producción de los resultados

en la educación básica del país, con el parámetro de una educación de calidad

enfocada en el desarrollo integral del ser humano. Sin embargo, todo este proceso

de cambio, ha generado ciertos conflictos al momento de trabajar, ya que sin

exagerar, es evidente que en el contexto en el que me desenvuelvo, tanto los

docentes en práctica cómo los que están en formación aún no cuentan con los

elementos suficientes para comprender y trabajar de manera precisa y eficiente

respectivamente los enfoques del nuevo plan de estudios (situación de cierta

forma lógica, ya que es un proceso de cambio que aún no se ha consumado).

En este ambiente de interrogación en el que la mayoría tienen más dudas

que certezas, son pocos los que han tomado en serio el proceso de

transformación, por tal motivo, aún dudo de su funcionalidad general, ya que no

tengo la seguridad de que habrá un verdadero cambio revolucionario y consiente

en el ámbito educativo, en vista de que creo necesario una amplia capacitación

reformadora dirigida a los docentes, para que puedan ser verdaderos instrumentos

productivos y moldeadores de velitas, es decir, de niños y niñas que hay que

encender para que brillen por sí solos. Cabe aclarar que lo que estoy escribiendo
no lo hago con la finalidad de manifestar de manera global la situación de la

educación en la actualidad, si no que con base en las percepciones que tengo

sobre lo visible de la educación en mi entorno inmediato y en las líneas que he

leído de diversas fuentes tanto electrónicas cómo impresas sobre temas de la

actual realidad educativa del país, por lo tanto no tiene tanta amplitud para concluir

de manera consciente ciertos aspectos de la moda del momento: la reforma

educativa.

Hay que dejar de parecer personas “bien-pensantes”, es decir, que sólo se

preocupan por pensar sobre los actos positivos que hay que emprender para tratar

de solucionar los “problemas” que aqueja la realidad social. En contraparte hay

que ponerse a actuar y no hay mejor forma que practicando la docencia, como el

famoso dicho lo expresa: “la práctica hace al maestro”, es por tal motivo, que es

necesario valorar las prácticas docentes como verdaderamente se merecen y

convertirlas en materia de análisis crítico constructivo para poder reflejar de esa

manera la utilidad natural de los procesos de enseñanza y aprendizaje.

La práctica hace al maestro, esta no es una frase vaga, tiene un gran

sentido lógico, pero le hace falta un término: teoría. En esas palabras se expresa

el significado del propósito de las prácticas docentes, las cuales son el

complemento del desarrollo profesional, pero para que se entienda de mejor

manera me atrevo a agregarle el término, para formar un frase lógica pero con un

significado más profundo y complejo: La práctica de la teoría hace al maestro. No

se necesita únicamente la teoría plagada de conocimientos y tampoco solamente


hacer la práctica llena de experiencias, anécdotas, sentimientos, emociones, etc.

Sino que se necesitan ambas, ya que son complementarias y se equilibran entre

sí. Parecería obvio, esto que escribo, pero contiene el propósito, de dar a conocer

que la teoría es algo indispensable que se está perdiendo ya que muchos van a

practicar sin fundamentos y eso no le da el sentido pedagógico que se le debe

imprimir al acto de la docencia, esto que escribo, en lo particular, me predispone a

evaluar si lo que hacemos, lo hacemos bien, ya que considero que para qué

siguen haciendo algo que simplemente perjudica lo que realmente se pretende en

la educación: La liberación.

Necesitamos transformar al país, pero primero tenemos que reenfocar

nuestras actitudes e identificar las responsabilidades que nos corresponde a cada

uno para posteriormente poder orientar tácticamente a otros para que reflexionen

la realidad y decidan si es necesario cambiar. Esta no es solamente mi tarea en

este momento, sino tarea de todos los que están conscientes de dicha realidad.

Por tal motivo, he tratado de dejar de ser bien-pensante para intentar con mucho

esfuerzo de voluntad seguir el camino trazado hacia el destino del éxito, pero no

del éxito individual, sino que del éxito social. La pregunta es: ¿qué tanto hemos

hecho por la educación?, la respuesta ustedes la tienen. La transformación,

sucederá según la valentía y voluntad que demuestren.

José Antonio Santos Castro, 19 de noviembre de 2009.

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