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64
de
Catulo
En
el
pelaco
vrtice
un
da
nacidos
pinos,
se
dice
que
por
las
lmpidas
olas
de
Neptuno
nadaron,
del
Fasis
hacia
los
flujos
y
los
confines
eeteos,
cuando
selectos
jvenes,
de
la
argiva
juventud
los
robles,
la
urea
piel
anhelando
arrebatar
de
los
colcos,
5
se
atrevieron
los
vados
salados
a
recorrer
en
rpida
popa,
las
azules
superficies
barriendo
con
palmas
de
abeto.
La
divina
para
ellos,
la
que
retiene
en
las
supremas
ciudades
los
recintos,
ella
misma
hizo,
que
con
leve
soplo
volara,
un
carro,
la
pnea
trama
unciendo
a
la
encorvada
quilla.
10
Ella
a
Anfitrite,
ruda
en
esta
carrera,
la
primera
imbuy,
la
cual,
una
vez
que
con
su
espoln
hendi
la
ventosa
superficie,
y,
volteada
a
remo,
de
espumas
se
encaneci
la
onda,
emergieron
del
candente
torbellino
del
estrecho
sus
rostros
las
ecureas
Nereides,
el
prodigio
admirando.
15
En
aquella
luz,
no
en
otra
,
vieron
a
las
marinas
Ninfas
los
mortales
con
sus
ojos,
desnudado
su
cuerpo,
hasta
las
mamas
sobresaliendo
del
torbellino
cano.
Entonces,
de
Tetis
por
el
amor,
que
Peleo
se
encendi
se
cuenta,
entonces
Tetis
no
despreci,
humanos,
unos
himeneos,
20
entonces,
que
a
Tetis
uncirse
deba
Peleo,
el
Padre
mismo
sinti.
Oh
en
un
tiempo
de
los
siglos
demasiado
anhelados
nacidos,
hroes,
salud
tened,
de
los
dioses
el
linaje,
oh
de
sus
madres
buena
23a
progenie,
salud
tened
de
nue<vo,
de
sus
madres
buenas>
23b
A
vosotros
yo
a
menudo,
con
mi
cancin,
a
vosotros
os
apelar,
y
a
ti,
tan
eximiamente
por
estas
teas
felices
acrecido,
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